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LINEAS GUIAS
DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL
VENEZOLANA
PARA TRATAR
LOS CASOS DE
ABUSOS DE MENORES
POR PARTE DE CLERIGOS.

1
INTRODUCCION
2
Tarea fundamental de la jerarquía eclesiástica es la atención pastoral de todo el
pueblo de Dios. Esta tarea es realizada especialmente por los ministros
ordenados, cada cual según sus propias responsabilidades y competencias. En la
realización de su misión pastoral los Obispos, Presbíteros y Diáconos están
llamados a atender, con particular devoción, a los más pequeños, pobres y
excluidos que son los más vulnerables de la sociedad.

Si bien, por un especialísimo don del Espíritu, los ministros ordenados están
configurados a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y reciben la fuerza del
“Espíritu de Santidad”, no dejan de estar sometidos a las tentaciones del mal. Por
eso, si por una parte se hace necesaria una acción preventiva, por medio de una
constante formación espiritual y cercano acompañamiento, también a veces se
hace necesaria una intervención correctiva, basada en la caridad y la justicia, en
favor tanto del ministro ordenado mismo como de los files

En ocasiones, se dan situaciones dolorosas de clérigos que, por inmadurez, por


descuido espiritual, por perversión, o por otras causas no justificables
escandalizan por sus inmorales acciones con menores de edad o personas
discapacitadas. Por ello, la Iglesia Universal enfrenta decididamente esta
situación para que quienes así actúan no sólo asuman su responsabilidad, sino se
conviertan de su mala actuación. Esto requiere también una atención paternal y
sanadora hacia las víctimas de estos clérigos.

En el marco de la caridad de Cristo que urge a todos los creyentes, la Iglesia, por
su parte Madre y Maestra, dedica una especial atención también a menores que
han sido víctimas de escándalos y abuso por parte de clérigos. Lo hace desde la
plena conciencia de que ha de atender a los que sufren y hacer respetar la
integridad del ministerio de los clérigos, llamados en todo momento a actuar en
nombre de Cristo y ser modelos para toda la grey y para la humanidad.

Haciéndose eco de las normativas de la Sede Apostólica para estos tristes y


dolorosos casos, la Conferencia Episcopal Venezolana presenta “LINEAS GUIA
DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA PARA TRATAR LOS CASOS
DE ABUSOS DE MENORES POR PARTE DE CLERIGOS”. Con ello se hace eco
de los criterios de responsabilidad y transparencia expresados por los Romanos
Pontífices. Ha sido un trabajo preparado diligentemente por la Comisión
Episcopal de Doctrina, Fe y Ecumenismo Así, no sólo se aclaran conceptos y
se definen competencias, sino que también se busca uniformar la praxis de la
Iglesia Católica en Venezuela esta materia. Además, se expresa en ellos, la
disposición de la Iglesia para cooperar con la sociedad y las autoridades del
Estado ante el problema de los abusos sexuales contra menores.

Estas LÍNEAS GUIA constan de tres grandes partes: Una primera presenta las
normas y directrices a seguir en el caso de abusos de menores por parte de
clérigos de acuerdo a la normativa vigente sobre esta materia por parte de la
Sede Apostólica. La segunda parte transcribe la normativa vigente sobre esta

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materia por parte de la Sede Apostólica. La tercera parte, presenta algunos
elementos de las leyes venezolanas que tratan el asunto.

Esperamos que estas LINEAS GUIA sean un instrumento de servicio y que nos
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permita, a la vez, animar a nuestros clérigos a llevar una vida digna, de acuerdo
al Evangelio de Jesucristo, a quien han sido configurados por el Sacramento del
Orden Sacerdotal.

CARACAS, DICIEMBRE DE 2013.

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DIRECTIVAS DE LOS OBISPOS DE VENEZUELA PARA ATENDER
LOS CASOS DE ACUSACIÓN CONTRA CLERIGOS POR ABUSO
SEXUAL A MENORES.
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a) Notas introductorias:

1. Se entiende por abuso sexual contra un menor por parte de un clérigo "el
delito contra el sexto mandamiento del Decálogo cometido por un
clérigo con un menor de dieciocho años" (Motu Proprio
“Sacramentorum Sanctitatis Tutela [SST], art. 6.). El abuso sexual
contra un menor incluye todo comportamiento pecaminoso, sea verbal o
corporal, de carácter sexual en el que esté involucrado un menor. Para que
se configure el delito basta un solo acto inmoral.
2. Por eso, se debe tener en cuenta lo que estipula el mismo Motu Proprio:

1º El delito contra el sexto mandamiento del Decálogo cometido


por un clérigo con un menor de 18 años. En este número se
equipara al menor la persona que habitualmente tiene un uso
imperfecto de la razón;

2º La adquisición, retención o divulgación, con un fin libidinoso, de


imágenes pornográficas de menores, de edad inferior a 14 años por
parte de un clérigo en cualquier forma y con cualquier instrumento.

3. Es necesario y prudente darle el tratamiento justo a todos y cada uno de


los casos que se presenten, de tal manera que siempre prevalezcan la
verdad y la justicia.
4. La persona que denuncia debe ser tratada con respeto. En los casos
en los que el abuso sexual esté relacionado con un delito contra la
dignidad del sacramento de la Penitencia (Sst, art.4), el
denunciante tiene el derecho de exigir que su nombre no sea
comunicado al sacerdote denunciado (SST, art. 24) (Carta Circular
del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del 3 de
mayo 2011).
5. La prescripción para el caso de los delitos por abusos sexuales contra
menores es a partir de veinte años, luego de haber cumplido la víctima los
18 años de edad.
6. El Superior Eclesiástico que debe atender la denuncia, ha de tener en
cuenta todo lo que la legislación venezolana dice al respecto. De igual
manera, no se opondrá ni evitará que los padres y representantes, así
como el mismo agraviado puedan acudir a las instancias jurisdiccionales
respectivas de acuerdo a la legislación venezolana.
7. El Superior Eclesiástico, debidamente acompañado por sus asesores y por
expertos, debe asegurar a las víctimas el acompañamiento espiritual y el
ofrecimiento de las terapias que requiera.
8. Las víctimas tienen el derecho de reparación por los daños causados por
parte del culpable.
9. La primera acción que se debe es de carácter preventivo. Esta implica:

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una toma de conciencia al respecto. La Formación Permanente es un
ámbito particularmente apropiado para ello. Se la debe aprovechar para
aprender cada día la adecuada manera de tratar y considerar al menor de
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a) Advertir seriamente a todos los clérigos sobre la gravedad de este asunto.
b) Por medio de charlas, cursos y otros instrumentos, estudiar el tema para

edad, evitando el miedo o desconfianza hacia ellos, que podría tener como
consecuencia el alejamiento infructuoso y anormal. Es necesario que en los
encuentros de presbiterio se estudien las normas eclesiásticas y civiles
para entender y asumir las responsabilidades en la atención a menores
que han sufrido abusos sexuales por parte de clérigos y laicos.
c) En el caso de las Casas de Formación y Seminarios, así como con aquellos
candidatos a ingresar en las mismas, además de hablar claramente al
respecto, hacer el seguimiento necesario para detectar, si fuera el caso,
posibles desviaciones en quienes allí se preparan para el servicio del
pueblo de Dios. Para ello, el recurso a los tests psicológicos, de acuerdo a
las directrices de la Iglesia, puede ser de una gran ayuda. La Comisión
Episcopal de Clero Vocaciones y Seminarios elaborará y presentará un plan
de formación en este campo.
d) Quienes presenten desequilibrios especialmente de orden afectivo que le
impidan asumir libre, consciente y responsablemente el don del celibato
eclesiástico no podrán ser admitidos en ningún seminario ni casa de
formación. Si el problema se detecta durante el período de formación, se
declarará al candidato no idóneo para el ejercicio del ministerio y se le
impedirá el acceso a las órdenes sagradas.

10.Los Obispos y Superiores Mayores, auxiliados por personas competentes


realizarán el continuo y personalizado acompañamiento de todos los
clérigos a ellos encomendados. Este acompañamiento forma parte
primordial de su tarea pastoral.
11.Se debe recomendar la máxima prudencia y un trato digno y justo a los
menores y adolescentes por parte de todos los clérigos. Para ello, es
necesario evitar todas aquellas situaciones que puedan poner en peligro
dicho trato o pueda prestarse a comentarios malsanos por parte de la
gente:

a) Cada Obispo Diocesano, así como cada Superior Mayor, elaborará algunas
directrices al respecto, para que sean cumplidas en su jurisdicción.
b) Dentro de esas normas, se debe tener en cuenta:
 Evitar todo tipo de conductas que puedan crear comentarios
negativos por parte de personas sensatas.
 Los clérigos no deberán introducir menores de edad en sus
habitaciones particulares, como tampoco deben pasar sus días libres
solos con ellos.
 Ningún menor de edad, a menos que esté acompañado de sus
padres o representantes, deberá pasar la noche en la casa del
sacerdote
 Ningún menor de edad deberá vivir en la casa del clérigo, a no ser
que sea un familiar del mismo, debidamente autorizado. Si hay

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motivos serios para que ello suceda, además de la autorización del

o Superior Mayor, quien pondrá las condiciones para ello.


En el caso de un clérigo que, por razones familiares, deba hacerse
responsable de un menor, deberá tener la autorización escrita de
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padre o representante se requiere la autorización escrita del Obispo

sus padres, de la autoridad civil competente y del Ordinario.

12.Para los Colegios y Seminarios con régimen de Internado, dentro de las


Normas de Convivencia (Reglamentos) debe especificarse las directrices
que rijan la materia.
13.En el caso de Retiros, convivencias y paseos, los clérigos deberán hacerse
acompañar por personas adultas y, si es posible, por algunos padres o
representantes de los niños y adolescentes que asistan.
14.Los clérigos deben ejercitar la modestia en el trato con las personas y
evitar conductas imprudentes que puedan ser malinterpretadas o causar
escándalo, como pueden ser ciertas las expresiones de afecto que implican
contando físico.
15.Los clérigos tienen el deber pastoral de vigilar también el trato de personas
de la comunidad hacia los niños y adolescentes, haciendo posible un trato
justo, respetuoso y sano.
16.El clérigo que considere, con motivos serios, que uno de sus hermanos
clérigos pueda estar involucrado en algún comportamiento inapropiado, o
pueda estar en peligro de estarlo, dentro del marco y la responsabilidad
que le impone la fraternidad sacramental debe primero hablar con él; en
caso de que no haya un cambio de actitud, deberá hacerlo del
conocimiento del Superior Eclesiástico respectivo.

b) Recepción de la acusación.

17.La noticia de un delito de abuso sexual contra menores por parte de un


clérigo la recibe normalmente el Ordinario (Obispo o Superior Mayor en el
caso de los religiosos) quien deberá verificar la veracidad de la misma y
que no sea infundada. Si la noticia es verosímil dará los pasos
subsiguientes, de acuerdo a lo que se establece a continuación.
18.En el caso de que sea verosímil la acusación el Ordinario deberá realizar
una Investigación Previa, de acuerdo a lo que establece el Derecho
Canónico. Al terminar la Investigación Previa, las actas deberán ser
remitidas a la Congregación para la Doctrina de la Fe
19.Es necesario distinguir entre la Investigación Previa y el proceso
administrativo o el proceso judicial que pueda seguir. La Investigación
previa tiene como finalidad establecer los elementos suficientes para la
instauración de uno de dichos procesos y deberá realizarse con cautela y
prontitud. El Obispo designará un delegado y un notario
20.Cuando se presente un alegato de acusación por parte de un menor o sus
padres y representantes contra un clérigo, el Superior Eclesiástico del
mismo se avocará personalmente al caso. De comprobarse la verosimilitud
de la acusación, como se indicó anteriormente, se iniciará la Investigación
Preliminar.

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21.También debe informarse acerca de los derechos del acusado y sobre su
posible rehabilitación en el caso de que fuera acusado falsamente. 7
22.Se debe tener en consideración lo que indica la normativa de la Iglesia: la
persona que denuncia debe ser tratada con respeto. En los casos en
los que el abuso sexual esté relacionado con un delito contra la
dignidad del sacramento de la Penitencia (Sst, art.4), el
denunciante tiene el derecho de exigir que su nombre no sea
comunicado al sacerdote denunciado (SST, art. 24)
23.En ningún caso se debe minimizar cualquier tipo de acusación:

a) de ser verosímil, deberá seguirse el debido proceso para establecer las


responsabilidades y sanciones canónicas.
b) De ser falsa, deberá exigirse la reparación de la fama, sobre todo si el
caso se ha hecho público.
c) la investigación sobre las acusaciones debe ser realizada con el
debido respeto del principio de la confidencialidad y la buena
fama de las personas (Carta del Prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe).

24.Es conveniente que quien reciba e inicie el debido proceso sea el mismo
Superior Eclesiástico del Clérigo. En especial, las primeras entrevistas,
tanto con el agraviado, como con el agraviante, deberán ser realizadas por
el Superior Eclesiástico.
25.El Superior Eclesiástico debe garantizarle al agraviado y a sus padres y
representantes que el asunto comienza a estudiarse de manera seria. De
igual manera, deberá advertirles claramente que ha de comprobarse la
veracidad de la denuncia.
26.En lo posible, la denuncia deberá ser presentada por escrito, asegurándose
al agraviado que se guardará secreto de lo que ella contenga.
27.Seguidamente, el Superior Eclesiástico convocará al acusado para
comunicarle el tenor de la acusación que se ha presentado contra él.

a) Es conveniente que el Superior Eclesiástico se haga acompañar de uno


o dos sacerdotes testigos en este momento.
b) Si el clérigo acepta el tenor de la acusación, se dará el paso
subsiguiente, es decir la realización de la Investigación preliminar.
c) Si el clérigo no acepta el tenor de la acusación, tiene el derecho de
demostrar la falsedad de la misma. En el caso de que se demuestre la
veracidad de la misma, se dará el paso subsiguiente.
d) En caso de no aceptar la acusación, el clérigo presentará sus alegatos
por escrito y promoverá algunos testigos que puedan dar su testimonio
al respecto. Todo esto se hará por escrito, debidamente certificado por
el Notario de la Curia o de la Congregación.
e) En caso de que se compruebe que es falsa la acusación, el Superior
Eclesiástico se lo comunicará al agraviado y a sus padres o
representantes. Si la acusación hubiera sido pública, deberán hacer
reparación pública a favor de la fama del clérigo.

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f) En caso de que resulte verídica la acusación, sea porque el clérigo lo
reconozca o se demuestre documentalmente, el Superior Eclesiástico da
los siguientes pasos:
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1) Comunica al agraviado y sus padres o representantes
que se está iniciando el debido proceso canónico.
2) Comunica al agraviado y sus padres o representantes
que se hará la debida comunicación a la Congregación
para la Doctrina de la Fe.
3) Por ningún motivo, impedirá que el agraviado y sus
padres o representantes realicen recurso a las
autoridades civiles competentes, de acuerdo a lo que
establece la legislación venezolana. Téngase en cuenta
lo que la Congregación para la Doctrina de la Fe ha
señalado en la Guía para el estudio de los casos de este
tipo: Debe seguirse siempre el derecho civil en
materia de información de los delitos a las
autoridades competentes.
4) Le prohibirá al clérigo indiciado cualquier tipo de
contacto con el menor agraviado y sus padres y
representantes.
 5) Si el caso lo amerita podrá ser suspendido de sus tareas
pastorales mientras dure el respectivo proceso y se obtenga la
sentencia definitiva. De ser así, se le recomendará al clérigo que se
dedique en este tiempo a la oración y reflexión. Así lo sugiere la
Guía elaborada al respecto por la Congregación para la Doctrina de
la Fe: Durante la etapa preliminar y hasta que el caso se
concluya, el obispo puede imponer medidas cautelares para
salvaguardar a la comunidad, incluidas las víctimas. De
hecho, el obispo local siempre tiene el poder de proteger a
los niños mediante la restricción de las actividades de
cualquier sacerdote de su diócesis. Esto forma parte de su
autoridad ordinaria, que le lleva a tomar cualquier medida
necesaria para asegurar que no se haga daño a los niños, y
este poder puede ser ejercido a discreción del obispo antes,
durante y después de cualquier procedimiento canónico.

28.Junto con las actas de la Investigación Preliminar, el Ordinario enviará a la


Congregación para la Doctrina de la Fe, su “votum” y una síntesis del
hecho (que no sustituye las actas mencionadas), con los datos personales
del acusado y el currículum del mismo, así como la especificación de cada
acusación, la síntesis de las respuestas del acusado, la indicación de las
medidas cautelares tomadas hacia el acusado y las noticias sobre
eventuales procesos ante la autoridad civil, la indicación sobre el posible
escándalo causado y el sostenimiento económico del clérigo.
29.Las presentes directivas y acciones se realizarán en el caso de clérigos con
manejo de material pornográfico que involucre a menores de 14 años, de
acuerdo a las normas establecidas: La adquisición, retención o

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divulgación, con un fin libidinoso, de imágenes pornográficas de
menores, de edad inferior a 14 años por parte de un clérigo en
cualquier forma y con cualquier instrumento.
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c) Transmisión a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

30.Luego de haberse recibido la denuncia y haberse la Investigación


Preliminar, el Superior Eclesiástico transmite su informe (en el cual debe
incluir necesariamente su propio Votum u opinión sobre el caso y posible
solución) a la Congregación para la Doctrina de la Fe, de acuerdo a lo
establecido en la Guía propuesta por dicha congregación: La diócesis
local investiga todas las denuncias de abuso sexual de un menor
por parte de un clérigo. Si la acusación es verosímil el caso se
remite a la CDF. El obispo local transmite toda la información
necesaria a la CDF y expresa su opinión sobre los procedimientos
que hay que seguir y las medidas que se han de adoptar a corto y a
largo plazo.
31.La Congregación para la Doctrina de la Fe comunicará al Superior
Eclesiástico el procedimiento a seguir luego de haber estudiado el Informe
enviado por el Superior Eclesiástico.

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ANEXO 1

NORMATIVA DE LA SEDE APOSTOLICA:


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NORMAS GENERALES PARA ENFRENTAR TODOS LOS TIPOS
DE “DELICTA GRAVIORA” EN LA IGLESIA.

Primera Parte

NORMAS SUSTANCIALES

Art. 1

§1. La Congregación para la Doctrina de la Fe, a tenor del art. 52 de la


Constitución Apostólica Pastor Bonus, juzga los delitos contra la fe y los delitos
más graves cometidos contra la moral o en la celebración de los sacramentos y,
en caso necesario, procede a declarar o imponer sanciones canónicas a tenor del
derecho, tanto común como propio, sin perjuicio de la competencia de la
Penitenciaría Apostólica y sin perjuicio de lo que se prescribe en la Agendi ratio in
doctrinarum examine.

§ 2. En los delitos de los que se trata en el § 1, por mandato del Romano


Pontífice, la Congregación para la Doctrina de la Fe tiene el derecho de juzgar a
los Padres Cardenales, a los Patriarcas, a los legados de la Sede Apostólica, a los
Obispos y, asimismo, a las otras personas físicas de que se trata en el can. 1405
§ 3 del Código de Derecho Canónico y en el can. 1061 del Código de Cánones de
las Iglesias Orientales.

§ 3. La Congregación para la Doctrina de la Fe juzga los delitos reservados de los


que se trata en el § 1 a tenor de los siguientes artículos.

Art. 2

§ 1. Los delitos contra la fe, de los que se trata en el art. 1, son herejía, cisma y
apostasía, a tenor de los cann. 751 y 1364 del Código de Derecho Canónico y de
los cann. 1436 y 1437 del Código de Cánones de las Iglesias Orientales.

§ 2. En los casos de que se trata en el § 1, a tenor del derecho, compete al


Ordinario o al Jerarca remitir, en caso necesario, la excomunión latae sententiae,
y realizar el proceso judicial de primera instancia o actuar por decreto extra
judicial sin perjuicio del derecho de apelar o de presentar recurso a la
Congregación para la Doctrina de la Fe.

Art. 3

§ 1. Los delitos más graves contra la santidad del augustísimo Sacrificio y


sacramento de la Eucaristía reservados al juicio de la Congregación para la

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Doctrina de la Fe son:

1º Llevarse o retener con una finalidad sacrílega, o profanar las especies


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consagradas, de que se trata en el can. 1367 del Código de Derecho Canónico y
en el can. 1442 del Código de Cánones de las Iglesias Orientales;

2º Atentar la acción litúrgica del Sacrificio Eucarístico, de que se trata en el can.


1378 § 2 n.1 del Código de Derecho Canónico;

3º La simulación de la acción litúrgica del Sacrificio Eucarístico de la que se trata


en el can. 1379 del Código de Derecho Canónico y en el can. 1443 del Código de
Cánones de las Iglesias Orientales;

4º La concelebración del Sacrificio Eucarístico prohibida por el can. 908 del


Código de Derecho Canónico y por el can. 702 del Código de Cánones de las
Iglesias Orientales, de la que se trata en el can. 1365 del Código de Derecho
Canónico y en el can. 1440 del Código de Cánones de las Iglesias Orientales, con
ministros de las comunidades eclesiales que no tienen la sucesión apostólica y no
reconocen la dignidad sacramental de la ordenación sacerdotal.

§ 2. Está reservado también a la Congregación para la Doctrina de la Fe el delito


que consiste en la consagración con una finalidad sacrílega de una sola materia o
de ambas en la celebración eucarística o fuera de ella. Quien cometa este delito
sea castigado según la gravedad del crimen, sin excluir la dimisión o deposición.

Art. 4

§ 1. Los delitos más graves contra la santidad del Sacramento de la Penitencia


reservados al juicio de la Congregación para la Doctrina de la Fe son:

1º La absolución del cómplice en un pecado contra el sexto mandamiento del


Decálogo del que se trata en el can. 1378 § 1 del Código de Derecho Canónico y
en el can. 1457 del Código de Cánones de las Iglesias Orientales;

2º La atentada absolución sacramental o la escucha prohibida de la confesión de


las que se trata en el can. 1378 § 2, 2º Código de Derecho Canónico;

3º La simulación de la absolución sacramental de la que se trata en el can. 1379


del Código de Derecho Canónico y en el can. 1443 Código de Cánones de las
Iglesias Orientales;

4º La solicitación a un pecado contra el sexto mandamiento del Decálogo durante


la confesión o con ocasión o con pretexto de ella, de la que se trata en el can.
1387 del Código de Derecho Canónico y en el can. 1458 del Código de Cánones
de las Iglesias Orientales, si tal solicitación se dirige a pecar con el mismo
confesor;

5º La violación directa e indirecta del sigilo sacramental, de la que se trata en el


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Cánones de las Iglesias Orientales.

§ 2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el § 1 n.5, se reserva también a la


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can. 1388 § 1 del Código de Derecho Canónico y en el 1456 § 1 del Código de

Congregación para la Doctrina de la Fe el delito más grave consistente en la


grabación hecha con cualquier medio técnico, o en la divulgación con malicia en
los medios de comunicación social, de las cosas dichas por el confesor o por el
penitente en la confesión sacramental verdadera o fingida. Quien comete este
delito debe ser castigado según la gravedad del crimen, sin excluir la dimisión o
la deposición, si es un clérigo.

Art. 5

A la Congregación para la Doctrina de la Fe se reserva también el delito más


grave de la atentada ordenación sagrada de una mujer:

1º Quedando a salvo cuanto prescrito por el can. 1378 del Código de Derecho
Canónico, cualquiera que atente conferir el orden sagrado a una mujer, así como
la mujer que atente recibir el orden sagrado, incurre en la excomunión latae
sententiae reservada a la Sede Apostólica;

2º Si quien atentase conferir el orden sagrado a una mujer o la mujer que


atentase recibir el orden sagrado fuese un fiel cristiano sujeto al Código de
Cánones de las Iglesias Orientales, sin perjuicio de lo que se prescribe en el can.
1443 de dicho Código, sea castigado con la excomunión mayor, cuya remisión se
reserva también a la Sede Apostólica;

3º Si el reo es un clérigo, puede ser castigado con la dimisión o la deposición.

Art. 6

§ 1. Los delitos más graves contra la moral, reservados al juicio de la


Congregación para la Doctrina de la Fe, son:

1º El delito contra el sexto mandamiento del Decálogo cometido por un clérigo


con un menor de 18 años. En este número se equipara al menor la persona que
habitualmente tiene un uso imperfecto de la razón;

2º La adquisición, retención o divulgación, con un fin libidinoso, de imágenes


pornográficas de menores, de edad inferior a 14 años por parte de un clérigo en
cualquier forma y con cualquier instrumento.

§ 2. El clérigo que comete los delitos de los que se trata en el § 1 debe ser
castigado según la gravedad del crimen, sin excluir la dimisión o la deposición.

Art. 7

§ 1. Sin perjuicio del derecho de la Congregación para la Doctrina de la Fe de


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13
derogar la prescripción para casos singulares la acción criminal relativa a los
delitos reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe se extingue por
prescripción en 20 años.

§ 2. La prescripción inicia a tenor del can. 1362 § 2 del Código de Derecho


Canónico y del can. 1152 § 3 del Código de Cánones de las Iglesias Orientales.
Sin embargo, en el delito del que se trata en el art. 6 § 1 n. 1, la prescripción
comienza a correr desde el día en que el menor cumple 18 años.

Segunda Parte

NORMAS PROCESALES

Título I
Constitución y competencia del tribunal

Art. 8

§ 1. La Congregación para la Doctrina de la Fe es el supremo tribunal apostólico


para la Iglesia latina, así como también para las Iglesias Orientales Católicas,
para juzgar los delitos definidos en los artículos precedentes.

§ 2. Este Supremo Tribunal juzga también otros delitos, de los cuales el reo es
acusado por el Promotor de Justicia, en razón de la conexión de las personas y de
la complicidad.

§ 3. Las sentencias de este Supremo Tribunal, emitidas en los límites de su


propia competencia, no son sujetas a la aprobación del Sumo Pontífice.

Art. 9

§ 1. Los jueces de este supremo tribunal son, por derecho propio, los Padres de
la Congregación para la Doctrina de la Fe.

§ 2. Preside el colegio de los Padres, como primero entre iguales, el Prefecto de la


Congregación y, en caso de que el cargo de Perfecto esté vacante o el mismo
prefecto esté impedido, su oficio lo cumple el Secretario de la Congregación.

§ 3. Es competencia del Prefecto de la Congregación nombrar también otros


jueces estables o delegados.

Art. 10

Es necesario que los jueces nombrados sean sacerdotes de edad madura, con
doctorado en derecho canónico, de buenas costumbres y de reconocida prudencia
y experiencia jurídica, aun en el caso de que ejerciten contemporáneamente el

13
oficio de juez o de consultor de otro dicasterio de la curia romana.

Art. 11
14
Para presenta y sostener la acusación se constituye un promotor de justicia que
debe ser sacerdote, con doctorado en derecho canónico, de buenas costumbres y
de reconocida prudencia y experiencia jurídica, que cumpla su oficio en todos los
grados del juicio.

Art. 12

Para el cargo de notario y de canciller se pueden designar tanto sacerdotes


oficiales de esta Congregación como externos.

Art. 13

Funge de Abogado y Procurador un sacerdote, doctorado en derecho canónico,


aprobado por el Presidente del colegio.

Art. 14

En los otros tribunales, sin embargo, para las causas de las que tratan las
presentes normas, pueden desempeñar válidamente los oficios de Juez, Promotor
de Justicia, Notario y Patrono solamente sacerdotes.

Art. 15

Sin perjuicio de lo prescrito por el can. 1421 del Código de Derecho Canónico y
por el can. 1087 del Código de Cánones de las Iglesias Orientales, la
Congregación para la Doctrina de la Fe puede conceder la dispensa del requisito
del sacerdocio y también del requisito del doctorado en derecho canónico.

Art. 16

Cada vez que el Ordinario o el Jerarca reciba una noticia al menos verosímil de un
delito más grave hecha la investigación previa, preséntela a la Congregación de la
Doctrina de la Fe, la cual, si no avoca a sí misma la causa por circunstancias
particulares, ordenará al Ordinario o al Jerarca proceder ulteriormente, sin
perjuicio, en su caso, del derecho de apelar contra la sentencia de primer grado
sólo al Supremo Tribunal de la misma Congregación.

Art. 17

Si el caso se lleva directamente a la Congregación sin haberse realizado la


investigación previa, los preliminares del proceso, que por derecho común
competen al ordinario o al Jerarca, pueden ser realizados por la misma

14
Congregación.

Art. 18
15
La Congregación para la Doctrina de la Fe, en los casos legítimamente
presentados a ella, puede sanar los actos, salvando el derecho a la defensa, si
fueron violadas leyes meramente procesales por parte de Tribunales inferiores
que actúan por mandato de la misma Congregación o según el art. 16.

Art. 19

Sin perjuicio del derecho del Ordinario o del Jerarca de imponer cuanto se
establece en el can. 1722 del Código de Derecho Canónico o en el can. 1473 del
Código de Cánones de las Iglesias Orientales, desde el inicio de la investigación
previa, también el Presidente de turno del Tribunal a instancia del Promotor de
Justicia, posee la misma potestad bajo las mismas condiciones determinadas en
dichos cánones.

Art. 20

El Supremo Tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe juzga en


segunda instancia:

1º Las causas juzgadas en primera instancia por los Tribunales inferiores;

2º Las causas definidas en primera instancia por el mismo Supremo Tribunal


Apostólico.

Título II

El orden judicial

Art. 21

§ 1. Los delitos más graves reservados a la Congregación para la Doctrina de la


Fe se persiguen en un proceso judicial.

§ 2. No obstante, la Congregación para la Doctrina de la Fe puede:

1º en ciertos casos, de oficio o a instancia del Ordinario o del Jerarca, decidir que
se proceda por decreto extrajudicial del que trata el can. 1720 del Código de
Derecho Canónico y el can. 1486 del Código de Cánones de las Iglesias
Orientales; esto, sin embargo, con la mente de que las penas expiatorias
perpetuas sean irrogadas solamente con mandato de la Congregación para la
Doctrina de la Fe.

2º presentar directamente casos gravísimos a la decisión del Sumo Pontífice en

15
16
vista de la dimisión del estado clerical o la deposición junto con la dispensa de la
ley del celibato, siempre que conste de modo manifiesto la comisión del delito y
después de que se haya dado al reo la facultad de defenderse.

Art. 22

El Prefecto constituya un Turno de tres o de cinco jueces para juzgar una causa.

Art. 23

Si, en grado de apelación, el Promotor de Justicia presenta una acusación


específicamente diversa, este Supremo Tribunal puede, como en la primera
instancia, admitirla y juzgarla.

Art. 24

§ 1. En las causas por los delitos de los que se trata en el art. 4 § 1, el Tribunal
no puede dar a conocer el nombre del denunciante ni al acusado ni a su Patrono
si el denunciante no ha dado expresamente su consentimiento.

§ 2. El mismo Tribunal debe evaluar con particular atención la credibilidad del


denunciante.

§ 3. Sin embargo es necesario advertir que debe evitarse absolutamente


cualquier peligro de violación del sigilo sacramental.

Art. 25

Si surge una cuestión incidental, defina el Colegio la cosa por decreto con la
máxima prontitud.

Art. 26

§ 1. Sin perjuicio del derecho de apelar a este Supremo Tribunal, terminada de


cualquier forma la instancia en otro Tribunal, todos los actos de la causa sean
cuanto antes trasmitidos de oficio a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

§ 2. Para el Promotor de Justicia de la Congregación, el derecho de impugnar una


sentencia comienza a partir del día en que la sentencia de primera instancia es
dada a conocer al mismo Promotor.

Art. 27

Contra los actos administrativos singulares emanados o aprobados por la


Congregación para la Doctrina de la Fe en los casos de delitos reservados, se
admite el recurso, presentado en un plazo perentorio de sesenta días útiles, a la
Congregación Ordinaria del mismo Dicasterio, o Feria IV, la cual juzga la

16
el art. 123 de la Constitución Apostólica Pastor Bonus.

Art. 28
17
sustancia y la legitimidad, eliminado cualquier recurso ulterior del que se trata en

Se tiene cosa juzgada:

1º si la sentencia ha sido emanada en segunda instancia;

2º si la apelación contra la sentencia no ha sido interpuesta dentro del plazo de


un mes;

3º si, en grado de apelación, la instancia caducó o se renunció a ella;

4º si fue emanada una sentencia a tenor del art. 20.

Art. 29

§ 1. Las costas judiciales sean pagadas según lo establezca la sentencia.

§ 2. Si el reo no puede pagar las costas, éstas sean pagadas por el Ordinario o
Jerarca de la causa.

Art. 30

§ 1. Las causas de este género están sujetas al secreto pontificio.

§ 2. Quien viola el secreto o, por dolo o negligencia grave, provoca otro daño al
acusado o a los testigos, a instancia de la parte afectada o de oficio, sea
castigado por el Turno Superior con una pena adecuada.

Art. 31

En estas causas junto a las prescripciones de estas normas, a las cuales están
obligados todos los tribunales de la Iglesia latina y de las Iglesias Orientales
Católicas, se deben aplicar también los cánones sobre los delitos y las penas, y
sobre el proceso penal de uno y de otro Código.

17
ANEXO 2

Guía para comprender los procedimientos fundamentales de la


Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF)
18
cuando se trata de las acusaciones de abusos sexuales

La legislación que se debe aplicar es el motu proprio «Sacramentorum sanctitatis


tutela» de 30 de abril de 2001, junto con el Código de derecho canónico de 1983.
Esta es una guía introductoria que puede ser útil a los laicos y no canonistas.

A. Procedimiento previo

La diócesis local investiga todas las denuncias de abuso sexual de un menor por
parte de un clérigo.

Si la acusación es verosímil el caso se remite a la CDF. El obispo local transmite


toda la información necesaria a la CDF y expresa su opinión sobre los
procedimientos que hay que seguir y las medidas que se han de adoptar a corto y
a largo plazo.

Debe seguirse siempre el derecho civil en materia de información de los delitos a


las autoridades competentes.

Durante la etapa preliminar y hasta que el caso se concluya, el obispo puede


imponer medidas cautelares para salvaguardar a la comunidad, incluidas las
víctimas. De hecho, el obispo local siempre tiene el poder de proteger a los niños
mediante la restricción de las actividades de cualquier sacerdote de su diócesis.
Esto forma parte de su autoridad ordinaria, que le lleva a tomar cualquier medida
necesaria para asegurar que no se haga daño a los niños, y este poder puede ser
ejercido a discreción del obispo antes, durante y después de cualquier
procedimiento canónico.

B. Procedimientos autorizados por la CDF

La CDF estudia el caso presentado por el obispo local y, cuando sea necesario,
también pide información complementaria.

La CDF tiene una serie de opciones:

1. Procesos penales

La CDF puede autorizar al obispo local a incoar un proceso penal judicial ante un
tribunal local de la Iglesia. Todo recurso en estos casos se presentará a un
tribunal de la CDF.

La CDF puede autorizar al obispo local a incoar un proceso penal administrativo


ante un delegado del obispo local con la asistencia de dos asesores. El sacerdote
acusado está llamado a responder a las acusaciones y a revisar las pruebas. El
18
19
acusado tiene derecho a presentar recurso a la CDF contra el decreto que lo
condene a una pena canónica. La decisión de los cardenales miembros de la CDF
es definitiva.

En caso de que el clérigo sea juzgado culpable, los dos procesos —el judicial y el
administrativo penal— pueden condenarlo a una serie de penas canónicas, la más
grave de las cuales es la expulsión del estado clerical. La cuestión de los daños
también se puede tratar directamente durante estos procedimientos.

2. Casos referidos directamente al Santo Padre

En casos muy graves, en los que el proceso penal civil haya declarado al clérigo
culpable de abuso sexual de menores, o cuando las pruebas son abrumadoras, la
CDF puede optar por llevar el caso directamente al Santo Padre con la petición de
que el Papa promulgue con un decreto «ex officio» la expulsión del estado
clerical. No hay recurso canónico contra esa decisión pontificia.

La CDF también presenta al Santo Padre solicitudes de sacerdotes acusados que,


habiendo reconocido sus delitos, piden la dispensa de la obligación del sacerdocio
y desean volver al estado laical. El Santo Padre concede estas peticiones por el
bien de la Iglesia («pro bono Ecclesiae»).

3. Medidas disciplinarias

En los casos en que el sacerdote acusado haya admitido sus delitos y haya
aceptado vivir una vida de oración y penitencia, la CDF autoriza al obispo local a
emitir un decreto que prohíba o restrinja el ministerio público de dicho sacerdote.
Esos decretos se imponen a través de un precepto penal que implica una pena
canónica en caso de violación de las condiciones del decreto, sin excluir la
expulsión del estado clerical. Contra esos decretos es posible el recurso
administrativo ante la CDF. La decisión de la CDF es definitiva.

C. Revisión del «motu proprio»

Desde hace algún tiempo la CDF ha emprendido una revisión de algunos de los
artículos del motu proprio Sacramentorum sanctitatis tutela, con el fin de
actualizar dicho motu proprio de 2001 a la luz de las facultades especiales
concedidas a la CDF por los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Las
modificaciones propuestas, que se están examinando, no cambiarán los
procedimientos antes mencionados.

ANEXO 3.

19
CARTA CIRCULAR DEL PREFECTO DE LA CONGREGACION PARA LA
DOCTRINA DE LA FE EN ORDEN A LA PREPARACION DE LAS
“LINEAS GUIAS” DE PARTE DE LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES.
20
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

CARTA CIRCULAR

Subsidio para las Conferencias Episcopales en la preparación de


Líneas Guía para tratar los casos de abuso sexual de menores por
parte del clero

Entre las importantes responsabilidades del Obispo diocesano para asegurar el


bien común de los fieles y, especialmente, la protección de los niños y de los
jóvenes, está el deber de dar una respuesta adecuada a los eventuales casos
de abuso sexual de menores cometidos en su Diócesis por parte del clero.
Dicha respuesta conlleva instituir procedimientos adecuados tanto para asistir
a las víctimas de tales abusos como para la formación de la comunidad
eclesial en vista de la protección de los menores. En ella se deberá
implementar la aplicación del derecho canónico en la materia y, al mismo
tiempo, se deberán tener en cuenta las disposiciones de las leyes civiles.

I. Aspectos generales

a) Las víctimas del abuso sexual

La Iglesia, en la persona del Obispo o de un delegado suyo, debe estar


dispuesta a escuchar a las víctimas y a sus familiares y a esforzarse en
asistirles espiritual y psicológicamente. El Santo Padre Benedicto XVI, en
el curso de sus viajes apostólicos, ha sido particularmente ejemplar con
su disponibilidad a encontrarse y a escuchar a las víctimas de abusos
sexuales. En ocasión de estos encuentros, el Santo Padre ha querido
dirigirse a ellas con palabras de compasión y de apoyo, como en la Carta
Pastoral a los católicos de Irlanda (n.6): “Habéis sufrido inmensamente y
me apesadumbra tanto. Sé que nada puede borrar el mal que habéis
soportado. Vuestra confianza ha sido traicionada y violada vuestra
dignidad”.

i.) La protección de los menores

En algunas naciones se han comenzado, en el ámbito eclesial, programas


educativos de prevención para propiciar “ambientes seguros” para los
menores. Tales programas buscan ayudar a los padres, a los agentes de
pastoral y a los empleados escolares a reconocer indicios de abuso sexual
y a adoptar medidas adecuadas. Estos programas a menudo han sido
reconocidos como modelos en el esfuerzo por eliminar los casos de abuso
sexual de menores en la sociedad actual.

20
ii.) La formación de futuros sacerdotes y religiosos
21
En el año 2002, Juan Pablo II dijo: “no hay sitio en el sacerdocio o en la
vida religiosa para los que dañen a los jóvenes” (cf. Discurso a los
Cardenales Americanos, 23 de abril de 2002, n. 3). Estas palabras
evocan la específica responsabilidad de los Obispos, de los Superiores
Mayores y de aquellos que son responsables de la formación de los
futuros sacerdotes y religiosos. Las indicaciones que aporta la
Exhortación Pastores dabo vobis, así como las instrucciones de los
competentes Dicasterios de la Santa Sede, adquieren todavía mayor
importancia en vista de un correcto discernimiento vocacional y de la
formación humana y espiritual de los candidatos. En particular, debe
buscarse que éstos aprecien la castidad, el celibato y las
responsabilidades del clérigo relativas a la paternidad espiritual. En la
formación debe asegurarse que los candidatos aprecien y conozcan la
disciplina de la Iglesia sobre el tema. Otras indicaciones específicas
podrán ser añadidas en los planes formativos de los Seminarios y casas
de formación por medio de las respectivas Ratio Institutionis sacerdotalis
de cada nación, Instituto de Vida consagrada o Sociedad de Vida
apostólica.

Se debe dar particular atención al necesario intercambio de información


sobre los candidatos al sacerdocio o a la vida religiosa que se trasladan
de un seminario a otro, de una Diócesis a otra, o de un Instituto religioso
a una Diócesis.

d) El acompañamiento a los sacerdotes

1. El Obispo tiene obligación de tratar a sus sacerdotes como padre y


hermano. Debe cuidar también con especial atención la formación
permanente del clero, particularmente en los primeros años después de
la ordenación, valorizando la importancia de la oración y de la fraternidad
sacerdotal. Los presbíteros deben ser advertidos del daño causado por un
sacerdote a una víctima de abuso sexual, de su responsabilidad ante la
normativa canónica y la civil y de los posibles indicios para reconocer
posibles abusos sexuales de menores cometidos por cualquier persona.

2. Al recibir las denuncias de posibles casos de abuso sexual de menores,


los Obispos deberán asegurar que sean tratados según la disciplina
canónica y civil, respetando los derechos de todas las partes.

3. El sacerdote acusado goza de la presunción de inocencia, hasta prueba


contraria. No obstante, el Obispo en cualquier momento puede limitar de
modo cautelar el ejercicio de su ministerio, en espera que las acusaciones
sean clarificadas. Si fuera el caso, se hará todo lo necesario para
restablecer la buena fama del sacerdote que haya sido acusado
injustamente.

21
e) La cooperación con la autoridad civil
22
El abuso sexual de menores no es sólo un delito canónico, sino también
un crimen perseguido por la autoridad civil. Si bien las relaciones con la
autoridad civil difieran en los diversos países, es importante cooperar en
el ámbito de las respectivas competencias. En particular, sin prejuicio del
foro interno o sacramental, siempre se siguen las prescripciones de las
leyes civiles en lo referente a remitir los delitos a las legítimas
autoridades. Naturalmente, esta colaboración no se refiere sólo a los
casos de abuso sexual cometido por clérigos, sino también a aquellos
casos de abuso en los que estuviera implicado el personal religioso o laico
que coopera en las estructuras eclesiásticas.

II. Breve exposición de la legislación canónica en vigor


con relación al delito de abuso sexual de menores cometido por
un clérigo:

El 30 de abril de 2001 Juan Pablo II promulgó el motu proprio


Sacramentorum sanctitatis tutela [SST], en el que el abuso sexual de un
menor de 18 años cometido por un clérigo ha sido añadido al elenco de
los delicta graviora reservados a la Congregación para la Doctrina de la
Fe (CDF). La prescripción para este delito se estableció en 10 años a
partir del cumplimiento del 18º año de edad de la víctima. La normativa
del motu proprio es válida para clérigos latinos y orientales, ya sean del
clero diocesano, ya del clero religioso.

En el 2003, el entonces Prefecto de la CDF, el Cardenal Ratzinger, obtuvo


de Juan Pablo II la concesión de algunas prerrogativas especiales para
ofrecer mayor flexibilidad en los procedimientos penales para los delicta
graviora, entre las cuales, la aplicación del proceso penal administrativo y
la petición de la dimisión ex officio en los casos más graves. Estas
prerrogativas fueron integradas en la revisión del motu proprio aprobada
por el Santo Padre Benedicto XVI el 21 de mayo de 2010. En las nuevas
normas, la prescripción es de 20 años, que en el caso de abuso de
menores se calcula desde el momento en el que la víctima haya cumplido
los 18 años de edad. La CDF puede eventualmente derogar la
prescripción para casos particulares. Asimismo, queda especificado como
delito canónico la adquisición, posesión o divulgación de material pedo-
pornográfico.

La responsabilidad para tratar los casos de abuso sexual de menores


compete en primer lugar a los Obispos o a los Superiores Mayores. Si la
acusación es verosímil, el Obispo, el Superior Mayor o un delegado suyo
deben iniciar una investigación previa como indica el CIC, can. 1717; el
CCEO, can. 1468 y el SST, art. 16.

Si la acusación se considera verosímil, el caso debe ser enviado a la CDF.


Una vez estudiado el caso, la CDF indicará al Obispo o al Superior Mayor

22
sean tomadas las medidas apropiadas para garantizar los
procedimientos justos en relación con los sacerdotes acusados,
respetando su derecho fundamental de defensa, y para que sea
23
los ulteriores pasos a cumplir. Mientras tanto, la CDF ayudará a que

tutelado el bien de la Iglesia, incluido el bien de las víctimas. Es útil


recordar que normalmente la imposición de una pena perpetúa,
como la dimissio del estado clerical, requiere un proceso judicial.
Según el Derecho Canónico (cf. CIC can. 1342) el Ordinario propio
no puede decretar penas perpetuas por medio de un decreto
extrajudicial. Para ello debe dirigirse a la CDF, a la cual
corresponderá en este caso tanto el juicio definitivo sobre la
culpabilidad y la eventual idoneidad del clérigo para el ministerio
como la imposición de la pena perpetua (Sst, Art. 21, §2).

Las medidas canónicas para un sacerdote que es encontrado


culpable del abuso sexual de un menor son generalmente de dos
tipos: 1) Medidas que restringen el ejercicio público del ministerio
de modo completo o al menos excluyendo el contacto con menores.
Tales medidas pueden ser declaradas por un precepto penal; 2)
penas eclesiásticas, siendo la más grave la dimissio del estado
clerical.

En algunos casos, cuándo lo pide el mismo sacerdote, puede


concederse pro bono Ecclesiae la dispensa de las obligaciones
inherentes al estado clerical, incluido el celibato.

La investigación previa y todo el proceso deben realizarse con el


debido respeto a la confidencialidad de las personas implicadas y la
debida atención a su reputación.

A no ser que haya graves razones en contra, antes de transmitir el


caso a la CDF el clérigo acusado debe ser informado de la
acusación presentada, para darle la oportunidad de responder a
ella. La prudencia del Obispo o del Superior Mayor decidirá cuál
será la información que se podrá comunicar al acusado durante la
investigación previa.

Es deber del Obispo o del Superior Mayor determinar cuáles


medidas cautelares de las previstas en el CIC can. 1722 y en el
CCEO can. 1473 deben ser impuestas para salvaguardar el bien
común. Según el Sst art. 19, tales medidas pueden ser impuestas
una vez iniciada la investigación preliminar.

23
aprobación de la Santa Sede, quisiera establecer normas 24
Asimismo, se recuerda que si una Conferencia Episcopal, con la

específicas, tal normativa deberá ser entendida como complemento


a la legislación universal y no como sustitución de ésta. Por tanto,
la normativa particular debe estar en armonía con el CIC / CCEO y
además con el motu proprio Sacramentorum sanctitatis tutela (30
de abril de 2001) con la actualización del 21 de mayo de 2010. En
el supuesto de que la Conferencia Episcopal decidiese establecer
normas vinculantes será necesario pedir la recognitio a los
competentes Dicasterios de la Curia Romana.

III. Indicaciones a los Ordinarios sobre el modo de proceder

Las Líneas Guía preparadas por la Conferencia Episcopal deberán


ofrecer orientaciones a los Obispos diocesanos y a los Superiores
Mayores en caso de que reciban la noticia de presuntos abusos
sexuales de menores cometidos por clérigos presentes en el
territorio de su jurisdicción. Dichas Líneas Guía deberán tener en
cuenta las siguientes observaciones:

a.) El “concepto de abuso sexual de menores” debe coincidir con la


definición del Motu proprio Sst art. 6 (“el delito contra el sexto
mandamiento del Decálogo cometido por un clérigo con un menor
de dieciocho años”), así como con la praxis interpretativa y la
jurisprudencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
teniendo en cuenta la leyes civiles del Estado;

b.) la persona que denuncia debe ser tratada con respeto. En los
casos en los que el abuso sexual esté relacionado con un delito
contra la dignidad del sacramento de la Penitencia (Sst, art.4), el
denunciante tiene el derecho de exigir que su nombre no sea
comunicado al sacerdote denunciado (SST, art. 24);

c.) las autoridades eclesiásticas deben esforzarse para poder


ofrecer a las víctimas asistencia espiritual y psicológica;

d.) la investigación sobre las acusaciones debe ser realizada con el


debido respeto del principio de la confidencialidad y la buena fama
de las personas;

e.) a no ser que haya graves razones en contra, ya desde la fase


de la investigación previa, el clérigo acusado debe ser informado de
las acusaciones, dándole la oportunidad de responder a las
mismas;

24
25
f.) los organismos de consulta para la vigilancia y el discernimiento
de los casos particulares previstos en algunos lugares no deben
sustituir el discernimiento y la potestas regiminis de cada Obispo;

g.) las Líneas Guía deben tener en cuenta la legislación del Estado
en el que la Conferencia Episcopal se encuentra, en particular en lo
que se refiere a la eventual obligación de dar aviso a las
autoridades civiles;

h.) en cualquier momento del procedimiento disciplinar o penal se


debe asegurar al clérigo acusado una justa y digna sustentación;

i.) se debe excluir la readmisión de un clérigo al ejercicio público de


su ministerio si éste puede suponer un peligro para los menores o
existe riesgo de escándalo para la comunidad.

Conclusión

Las Líneas Guía preparadas por las Conferencias Episcopales


buscan proteger a los menores y ayudar a las víctimas a encontrar
apoyo y reconciliación. Deberán también indicar que la
responsabilidad para tratar los casos de delitos de abuso sexual de
menores por parte de clérigos, corresponde en primer lugar al
Obispo Diocesano. Ellas servirán para dar unidad a la praxis de una
misma Conferencia Episcopal ayudando a armonizar mejor los
esfuerzos de cada Obispo para proteger a los menores.

Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 3


de mayo de 2011.

William Card. Levada Prefecto

+ Luis F. Ladaria, s.j. Arzobispo Tit. De Thibica

Secretario.

25
ANEXO 4:

LO QUE DICE LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA SOBRE EL ABUSO


SEXUAL A MENORES.
26
A) Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente
[LOPNA]:

Artículo 2
Definición de niño, niña y adolescente
Se entiende por niño o niña toda persona con menos de doce años de edad. Se
entiende por adolescente toda persona con doce años o más y menos de
dieciocho años de edad.
Si existieren dudas acerca de sí una persona es niño o adolescente, niña o
adolescente, se le presumirá niño o niña, hasta prueba en contrario. Si existieren
dudas acerca de sí una persona es adolescente o mayor de dieciocho años, se le
presumirá adolescente, hasta prueba en contrario.

Artículo 4
Obligaciones generales del Estado
El Estado tiene la obligación indeclinable de tomar todas las medidas
administrativas, legislativas, judiciales, y de cualquier otra índole que sean
necesarias y apropiadas para asegurar que todos los niños y adolescentes
disfruten plena y efectivamente de sus derechos y garantías.
Artículo 4-A.
Principio de Corresponsabilidad
El Estado, las familias y la sociedad son corresponsables en la defensa y garantía
de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, por lo que asegurarán con
prioridad absoluta, su protección integral, para lo cual tomarán en cuenta su
interés superior, en las decisiones y acciones que les conciernan.

Artículo 10
Niños, niñas y adolescentes sujetos de derecho
Todos los niños, niñas y adolescentes son sujetos de derecho; en consecuencia,
gozan de todos los derechos y garantías consagrados en favor de las personas en
el ordenamiento jurídico, especialmente aquellos consagrados en la Convención
sobre los Derechos del Niño.

Artículo 12
Naturaleza de los derechos y garantías de los niños, niñas y adolescentes
Los derechos y garantías de los niños, niñas y adolescentes reconocidos y
consagrados en esta Ley son inherentes a la persona humana, en consecuencia
son:
a) De orden público;
b) Intransigibles;
c) Irrenunciables;
d) Interdependientes entre sí;
e) Indivisibles.
26
Artículo 32
Derecho a la integridad personal.
27
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la integridad personal.
Este derecho comprende la integridad física, síquica y moral.
Parágrafo Primero. Los niños, niñas y adolescentes no pueden ser sometidos a
torturas, ni a otras penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Parágrafo Segundo El Estado, las familias y la sociedad deben proteger a todos
los niños, niñas y adolescentes contra cualquier forma de explotación, maltrato,
torturas, abusos o negligencias que afecten su integridad personal. El Estado
debe garantizar programas gratuitos de asistencia y atención integral a los niños,
niñas y adolescentes que hayan sufrido lesiones a su integridad personal.

Artículo 33
Derecho a ser protegidos y protegidas contra abuso y explotación sexual.
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a ser protegidos y
protegidas contra cualquier forma de abuso y explotación sexual. El Estado debe
garantizar programas permanentes y gratuitos de asistencia y atención integral a
los niños, niñas y adolescentes que hayan sido víctimas de abuso o explotación
sexual.

Artículo 65
Derecho al honor, reputación, propia imagen, vida privada e intimidad familiar.
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho al honor, reputación y
propia imagen. Asimismo tienen derecho a la vida privada e intimidad de la vida
familiar. Estos derechos no pueden ser objeto de injerencias arbitrarias o ilegales.
Parágrafo Primero. Se prohíbe exponer o divulgar, a través de cualquier medio, la
imagen de los niños, niñas y adolescentes contra su voluntad o la de su padre,
madre, representantes o responsables. Asimismo, se prohíbe exponer o divulgar
datos, imágenes o informaciones, a través de cualquier medio, que lesionen el
honor o la reputación de los niños, niñas y adolescentes o que constituyan
injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada o intimidad familiar.
Parágrafo Segundo. Está prohibido exponer o divulgar, por cualquier medio,
datos, informaciones o imágenes que permitan identificar, directa o
indirectamente, a los niños, niñas y adolescentes que hayan sido sujetos activos
o pasivos de hechos punibles, salvo autorización judicial fundada en razones de
seguridad u orden público

Artículo 80
Derecho a opinar y a ser oído y oída. Todos los niños, niñas y adolescentes tienen
derecho a:
a) Expresar libremente su opinión en los asuntos en que tengan interés.
b) Que sus opiniones sean tomadas en cuenta en función de su desarrollo.
Este derecho se extiende a todos los ámbitos en que se desenvuelven los niños,
niñas y adolescentes, entre ellos: al ámbito estatal, familiar, comunitario, social,
escolar, científico, cultural, deportivo y recreacional.
Parágrafo Primero. Se garantiza a todos los niños, niñas y adolescentes el
ejercicio personal y directo de este derecho, especialmente en todo

27
interés superior.
28
procedimiento administrativo o judicial que conduzca a una decisión que afecte
sus derechos, garantías e intereses, sin más límites que los derivados de su

Parágrafo Segundo. En los procedimientos administrativos o judiciales, la


comparecencia del niño, niña o adolescente se realizará de la forma más
adecuada a su situación personal y desarrollo. En los casos de niños, niñas y
adolescentes con necesidades especiales o discapacidad se debe garantizar la
asistencia de personas que, por su profesión o relación especial de confianza,
puedan transmitir objetivamente su opinión.
Parágrafo Tercero. Cuando el ejercicio personal de este derecho no resulte
conveniente al interés superior del niño, niña o adolescente, éste se ejercerá por
medio de su padre, madre, representantes o responsables, siempre que no sean
parte interesada ni tengan intereses contrapuestos a los del niño, niña o
adolescente, o a través de otras personas que, por su profesión o relación
especial de confianza puedan transmitir objetivamente su opinión.

Artículo 86
Derecho a defender sus derechos.
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a defender sus derechos por
sí mismos. Se debe garantizar a todos los niños y adolescentes el ejercicio
personal y directo de este derecho, ante cualquier persona, instancia, entidad u
organismo.

Artículo 87
Derecho a la justicia.
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho de acudir ante un tribunal
competente, independiente e imparcial, para la defensa de sus derechos e
intereses y a que éste decida sobre su petición dentro de los lapsos legales.
Todos los y las adolescentes tienen plena capacidad de ejercer directa y
personalmente este derecho. Para el ejercicio de este derecho, el Estado
garantiza asistencia y representación jurídica gratuita a los niños, niñas y
adolescentes que carezcan de medios económicos suficientes.

Artículo 88
Derecho a la defensa y al debido proceso.
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la defensa en todo estado
y grado de cualquier proceso administrativo o judicial. Asimismo, tienen derecho
al debido proceso, en los términos consagrados en esta Ley y el ordenamiento
jurídico.

Artículo 91
Deber y derecho de denunciar amenazas y violaciones de los derechos y
garantías de los niños, niñas y adolescentes. Todas las personas tienen derecho
de denunciar ante las autoridades competentes los casos de amenazas o
violaciones a los derechos o garantías de los niños, niñas y adolescentes. Los
trabajadores y las trabajadoras de los servicios y centros de salud, de las
escuelas, planteles e institutos de educación, de las entidades de atención y de
las defensorías de niños, niñas y adolescentes, tienen el deber de denunciar los

28
casos de amenaza o violación de derechos y garantías de los niños, niñas y
29
adolescentes de que tengan conocimiento, mientras prestan tales servicios. Antes
de proceder a la denuncia, estas personas deben comunicar toda la información
que tengan a su disposición sobre el caso al padre, la madre, representantes o
responsables, salvo cuando sean éstos los que amenacen o violen los derechos a
la vida, integridad y salud del niño, niña o adolescente. En estos casos, el padre y
la madre deben ser informados o informadas en las cuarenta y ocho horas
siguientes a la denuncia.

Artículo 121
Responsabilidad.
El Estado y la sociedad son responsables por la formulación; ejecución y control
de las políticas de protección de niños, niñas y adolescentes, de conformidad con
esta Ley.

Artículo 170
Atribuciones del Ministerio Público
Son atribuciones del o de la Fiscal Especial para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, además de aquellas establecidas en su Ley Orgánica:
a) Intentar las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva la
responsabilidad civil, administrativa o disciplinaria de las personas o instituciones
que, por acción u omisión, violen o amenacen derechos individuales, colectivos o
difusos de niños, niñas y adolescentes.
b) Ejercer la acción judicial de protección.
c) Intentar las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva la responsabilidad
penal de las personas que incurran en hechos punibles contra niños, niñas y
adolescentes.
d) Defender el interés de niños, niñas y adolescentes en procedimientos judiciales
o administrativos.
e) Interponer la acción de privación de la Patria Potestad, de oficio o a solicitud
del hijo o hija a partir de los doce años, de los ascendientes y de los demás
parientes del hijo o hija dentro del cuarto grado en cualquier línea, de la persona
que ejerza la Responsabilidad de Crianza y del Consejo de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes.
f) Promover acuerdos judiciales y extrajudiciales en interés de niños, niñas y
adolescentes.
g) Las demás que le señale la ley.

Artículo 170-A
Atribuciones de la Defensoría del Pueblo
Son atribuciones del Defensor o de la Defensora del Pueblo para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes, además de aquellas establecidas en su Ley Orgánica
para los defensores delegados y defensoras delegadas:
a) Promover, divulgar y ejecutar actividades educativas y de investigación para la
difusión y efectiva protección de los derechos humanos de niños, niñas y
adolescentes.
b) Impulsar la participación ciudadana para velar por los derechos y garantías de
niños, niñas y adolescentes.

29
30
c) Iniciar y proseguir de oficio o a petición de interesado o interesada cualquier
investigación conducente al esclarecimiento de los asuntos de su competencia, de
conformidad con la ley.
d) Promover acuerdos judiciales y extrajudiciales en interés de niños, niñas y
adolescentes.
e) Inspeccionar las entidades de atención, programas de protección, las defensorías
y a los defensores o defensoras de niños, niñas y adolescentes e instar a las
autoridades competentes para que impongan las medidas a que hubiere lugar.
f) Velar por el adecuado funcionamiento de los demás integrantes del Sistema Rector
Nacional para la Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes.
g) Ejercer la acción de amparo, de hábeas corpus, de hábeas data y para la
aplicación de medidas de protección ante los consejos de protección de niños, niñas
y adolescentes y los recursos judiciales contra actos de efectos particulares en
beneficio de niños, niñas y adolescentes.
h) Ejercer la acción judicial de protección.
i) Solicitar ante el órgano competente la aplicación de los correctivos y sanciones a
que hubiere lugar por la violación de los derechos y garantías de niños, niñas y
adolescentes.
j) Inspeccionar y velar por los derechos humanos de los adolescentes privados de su
libertad en programas y centros de privación de libertad y semi-libertad.
k) Supervisar a los consejos de protección de niños, niñas y adolescentes a los fines
de garantizar el ejercicio efectivo de los derechos de los niños, niñas y adolescentes,
así como el seguimiento a los procedimientos contemplados en esta ley.
l) Las demás que señale la ley o que le sean delegadas por el Defensor o Defensora
del Pueblo.

Artículo 170-B
Atribuciones de la Defensa Pública
Son atribuciones del Defensor Público o de la Defensora Pública Especial para la
Protección de Niños, Niñas y del Adolescente, además de aquellas establecidas en
su Ley Orgánica:
a) Brindar asesoría jurídica gratuita a niños, niñas, adolescentes y demás
interesados o interesadas.
b) Brindar asistencia y representación técnica gratuita a niños, niñas, adolescentes y
demás interesados o interesadas, en cualquier procedimiento judicial o
administrativo, para la defensa de sus derechos, garantías e intereses individuales,
colectivos o difusos.
c) Realizar gratuitamente los demás servicios propios de la abogacía en interés de
niños, niñas y adolescentes.
d) Promover acuerdos judiciales y extrajudiciales en interés de niños, niñas y
adolescentes.
e) Las demás que señale la ley.
En ejercicio de su representación, los defensores públicos y defensoras públicas
especiales para la protección de niños, niñas y adolescentes no pueden convenir en
la demanda, desistir, transigir, comprometer en árbitros, solicitar la decisión según la
equidad, hacer posturas en remates, recibir cantidades de dinero y disponer del

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partes.

Artículo 214
31
derecho en litigio. En estos casos sólo podrán actuar mediante asistencia de las

Competencia y procedimiento
La jurisdicción penal ordinaria es competente para imponer las sanciones penales,
siguiendo el procedimiento penal ordinario. El Tribunal de Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes es competente para imponer las sanciones previstas en la Sección
Segunda de este Capítulo, siguiendo el procedimiento previsto en el Capítulo XII de
este Título.

Artículo 215
Legitimación
Están legitimadas para iniciar y sostener el procedimiento para la aplicación de
sanciones civiles las personas y entidades a que se refiere el Artículo 291 de esta
Ley.

Artículo 216
Acción pública
Se declaran de acción pública todos los hechos punibles cuyas víctimas sean niños,
niñas o adolescentes. No son aplicables las instituciones del nudo hecho y antejuicio
de mérito, salvo las disposiciones constitucionales.

Artículo 217
Agravante
Constituye circunstancia agravante de todo hecho punible, a los efectos del cálculo
de la pena, que la víctima sea niño, niña o adolescente. Quedan excluidos de esta
disposición el autor o la autora o los autores o las autoras del hecho punible que
sean: niño o niños, niña o niñas, adolescente o adolescentes.

Artículo 218
Aplicación preferente
Cuando una ley establezca sanciones más severas a las previstas como infracciones
en esta Ley, se aplicará aquella con preferencia a las aquí contenidas.

Artículo 219
Comisión por omisión
Quien esté en situación de garante de un niño, niña o adolescente por virtud de la
ley, de un contrato o de un riesgo por él creado, responde por el resultado
correspondiente a un delito de comisión.

Artículo 259
Abuso sexual a niños y niñas.
Quien realice actos sexuales con un niño o niña, o participe en ellos, será penado o
penada con prisión de dos a seis años. Si el acto sexual implica penetración genital o
anal, mediante acto carnal, manual o la introducción de objetos; o penetración oral
aún con instrumentos que simulen objetos sexuales la prisión será de quince a veinte
31
32
años. Si el o la culpable ejerce sobre la víctima autoridad, Responsabilidad de
Crianza o vigilancia, la pena se aumentará de un cuarto a un tercio. Si el autor es un
hombre mayor de edad y la víctima es una niña, o en la causa concurren víctimas de
ambos sexos, conocerán los Tribunales Especiales previstos en la Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia conforme el
procedimiento en ésta establecido.

Artículo 260
Abuso sexual a adolescentes.
Quien realice actos sexuales con adolescente, contra su consentimiento, o participe
en ellos, será penado o penada conforme el Artículo anterior.

Artículo 275
Omisión de denuncia.
Quien estando obligado u obligada por ley a denunciar un hecho del que haya sido
víctima un niño, niña o adolescente, no lo hiciere inmediatamente, será penado o
penada con prisión de tres meses a un año.

Artículo 285
Obligatoriedad de la denuncia penal.
Comprobado en sede administrativa que existen indicios de maltrato o abuso en
perjuicio de un niño, niña o adolescente, la denuncia penal debe ser presentada en
forma inmediata. No se admitirá acción contra el denunciante o la denunciante que
actúe en protección de tales niños, niñas o adolescentes, salvo casos de mala fe.

Artículo 286
Forma de actuación.
En el curso de los procedimientos administrativos a que se refiere este Capítulo, las
personas interesadas pueden presentar sus denuncias, opiniones, alegatos o
recursos en forma escrita u oral. El órgano administrativo que conozca del proceso
dejará constancia de estos hechos en el registro a que se refiere el Artículo 287 esta
Ley, así como en el expediente del caso. Si se ha utilizado la forma oral, el órgano
administrativo debe, además, efectuar una precisa y sucinta relación de lo declarado
por la persona de que se trate y dejar
Constancia de tal declaración en el correspondiente registro y expediente.

B) Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida


libre de violencia.

Fuero
Artículo 11. En todos los delitos previstos en esta Ley no se reconocerá fuero
especial, salvo los expresamente contenidos en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y leyes de la República.

32
Violencia Sexual
33
Artículo 43. Quien mediante el empleo de violencias o amenazas constriña a una
mujer a acceder a un contacto sexual no deseado que comprenda penetración por
vía vaginal, anal u oral, aun mediante la introducción de objetos de cualquier clase
por alguna de estas vías, será sancionado con prisión de diez a quince años. Si el
autor del delito es el cónyuge, concubino, ex cónyuge, ex concubino, persona con
quien la víctima mantiene o mantuvo relación de afectividad, aun sin convivencia, la
pena se incrementará de un cuarto a un tercio. El mismo incremento de pena se
aplicará en los supuestos que el autor sea el ascendiente, descendiente, pariente
colateral, consanguíneo o afín de la víctima. Si el hecho se ejecuta en perjuicio de
una niña o adolescente, la pena será de quince a veinte años de prisión.
Si la víctima resultare ser una niña o adolescente, hija de la mujer con quien el autor
mantiene una relación en condición de cónyuge, concubino, ex cónyuge, ex
concubino, persona con quien mantiene o mantuvo relación de afectividad, aún sin
convivencia, la pena se incrementará de un cuarto a un tercio.

Acto carnal con víctima especialmente vulnerable


Artículo 44. Incurre en el delito previsto en el artículo anterior y será sancionado con
pena de quince a veinte años de prisión, quien ejecute el acto carnal, aun sin
violencias o amenazas, en los siguientes supuestos:
1. En perjuicio de mujer vulnerable, en razón de su edad o en todo caso con edad
inferior a trece años.
2. Cuando el autor se haya prevalido de su relación de superioridad o parentesco con
la víctima, cuya edad sea inferior a los dieciséis años.
3. En el caso que la víctima se encuentre detenida o condenada y haya sido confiada
a la custodia del agresor.
4. Cuando se tratare de una víctima con discapacidad física o mental o haya sido
privada de la capacidad de discernir por el suministro de fármacos o sustancias
psicotrópicas.

Actos lascivos
Artículo 45. Quien mediante el empleo de violencias o amenazas y sin la intención
de cometer el delito a que se refiere el artículo 43, constriña a una mujer a acceder a
un contacto sexual no deseado, afectando su derecho a decidir libremente su
sexualidad, será sancionado con prisión de uno a cinco años. Si el hecho se ejecuta
en perjuicio de una niña o adolescente, la pena será de dos a seis años de prisión.
En la misma pena incurrirá quien ejecute los actos lascivos en perjuicio de la niña o
adolescente, aun sin violencias ni amenazas, prevaliéndose de su relación de autoridad o
parentesco.

CAPÍTULO VII
DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
Indemnización
Artículo 61. Todos los hechos de violencia previstos en esta Ley acarrearán el
pago de una indemnización por parte del agresor a las mujeres víctimas de
violencia o a sus herederos y herederas en caso de que la mujer haya fallecido
como resultado de esos delitos, el monto de dicha indemnización habrá de ser

33
obligación del agresor de pagar el tratamiento médico o psicológico que
necesitare la víctima.

Indemnización por acoso sexual


34
fijado por el órgano jurisdiccional especializado competente, sin perjuicio de la

Artículo 63. Quien resultare responsable de acoso sexual deberá indemnizar a la


mujer víctima de violencia en los términos siguientes:
1. Por una suma igual al doble del monto de los daños que el acto haya causado
a la persona acosada en su acceso al empleo o posición que aspire, ascenso o
desempeño de sus actividades.
2. Por una suma no menor de cien (100 U.T.) ni mayor de quinientas unidades
tributarias (500 U.T.), en aquellos casos en que no se puedan determinar daños
pecuniarios. Cuando la indemnización no pudiere ser satisfecha por el condenado
motivado por estado de insolvencia debidamente acreditada, el tribunal de
ejecución competente podrá hacer la conversión en trabajo comunitario a razón
de un día de trabajo por cada unidad tributaria.

C) Código orgánico procesal penal [COPP].

Sección segunda
De la Denuncia

Artículo 285. Facultades. Cualquier persona que tenga conocimiento de la


comisión de un hecho punible puede denunciarlo ante un fiscal del Ministerio
Público o un órgano de policía de investigaciones penales.

Artículo 287. Obligación de denunciar. La denuncia es obligatoria:

1. En los particulares, cuando se trate de casos en que la omisión de ella sea


sancionable, según disposición del Código Penal o de alguna ley especial;

2. En los funcionarios públicos, cuando en el desempeño de su empleo se


impusieren de algún hecho punible de acción pública;

3. En los médicos cirujanos y demás profesionales de la salud, cuando por


envenenamiento, heridas u otra clase de lesiones, abortos o suposición de parto,
han sido llamados a prestar o prestaron los auxilios de su arte o ciencia. En
cualquiera de estos casos, darán parte a la autoridad.

Artículo 288. Excepciones. La obligación establecida en el artículo anterior no


corresponde:

1. Al cónyuge, a los ascendientes y descendientes consanguíneos, afines o por


adopción, hasta el segundo grado, inclusive, del pariente partícipe en los hechos;

2. Al tutor respecto de su pupilo y viceversa.

34
Artículo 289. Derecho a no denunciar por motivos profesionales. No están
obligados a formular la denuncia a la que se refiere el artículo 285: 35
1. Los abogados, respecto de las instrucciones y explicaciones que reciban de sus
clientes;

2. Los ministros de cualquier culto, respecto de las noticias que se les hayan
revelado en el ejercicio de las funciones de su ministerio realizadas bajo secreto;

3. Los médicos cirujanos y demás profesionales de la salud, a quienes una


disposición especial de la ley releve de dicha obligación.

Artículo 290. Imputación pública. Quien hubiere sido imputado públicamente


por otra persona de haber participado en la comisión de un hecho punible, tendrá
el derecho de acudir ante el Ministerio Público y solicitarle que se investigue la
imputación de que ha sido objeto.

LAUS DEO

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