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PARCIAL Nº2.

TEORÍA SOCIOLÓGICA
Unidad VI. Feminismo
El segundo sexo – Simone de Beauvoir
Introducción
Todo ser humano concreto está siempre singularmente situado. Todo ser humano hembra no es
necesariamente una mujer, tiene que participar de esa realidad misteriosa y amenazadora que es
la feminidad. ¿Qué es ser mujer? Un hombre no comienza jamás por presentarse como individuo
de determinado sexo; este representa lo positivo y lo neutro, la mujer aparece como el negativo,
ya que toda determinación le es imputada como limitación, sin reciprocidad. Se entiende que el
hecho de ser hombre no es una singularidad, es la mujer la que está en la sinrazón. La humanidad
es macho, y el hombre define a la mujer no en sí misma, sino con relación a él; no la considera
como un ser autónomo, pues no es otra cosa que lo que el hombre decida que sea; aparece
esencialmente como un ser sexuado, la mujer es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el Sujeto,
él es lo Absoluto; ella es lo Otro.
La reciprocidad de las relaciones. ¿Por qué no ponen en discusión las mujeres la soberanía
masculina? Es planteado como Otro por lo Uno, al plantearse este como Uno. ¿De dónde le viene
a la mujer esta sumisión? La alteridad aparece aquí como un absoluto. Las mujeres no son una
minoría, pero siempre las veremos subordinadas al hombre, aunque su dependencia no es un
resultado de un acontecimiento o de un devenir. Su acción no ha sido jamás sino una agitación
simbólica, y no han obtenido más que lo que los hombres han tenido a bien otorgarles; carecen de
los medios concretos para congregarse en una unidad: no tienen un pasado, historia o religión que
les sea propios, y no tienen tampoco solidaridad de trabajo y de intereses. Lo que caracteriza
fundamentalmente a la mujer es que ella es lo Otro en el corazón de una totalidad cuyos dos
términos son necesarios el uno para el otro.

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