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Causas y consecuencias multidimensionales de la deprivación afectiva

Introducción

El presente trabajo se hablara de la deprivación afectiva entre ellos tenemos su


definición y cuales son aquellas causas y consecuencias que se sitúan en el presente
tema entre ellos tomaremos a distintos autores que aportaron en el tema de discusión.

El síndrome de carencia afectiva engloba un conjunto de rasgos relativamente estables


en algunas personas y nacen de la falta de afecto durante la infancia. La niñez es una
etapa en la que todo ser humano es profundamente vulnerable. Lo que sucede en esos
años deja huellas perdurables que se manifiestan generalmente durante toda la vida.

La falta de estímulos afectivos durante la infancia hace que el desarrollo emocional


sufra un bloqueo. El bebé necesita que lo reconozcan a través de caricias, de palabras,
de cuidado y también de contención. Cuando esto no ocurre, se origina una falta y esta
impide que la evolución psicológica siga su rumbo natural.

El síndrome de carencia afectiva se caracteriza principalmente porque existe una


convicción profunda de que no se es amado. También hay una insatisfacción esencial
con uno mismo y un hondo temor a ser abandonado. Estos rasgos se mantienen a lo
largo de la vida, pero se manifiestan de manera diferente en cada edad.

Desarrollo

La teoría ontológica propuesta por Frankl nos explica que existe un paralelismo bio-
psico-socio-espiritual en el que se acentúa la constitución de los seres humanos, por lo
cual aquellas causas del maltrato son presentadas por un lado y según con la definición
de Vargas y Ramírez el maltrato es considerado como situaciones extremas que
afectan al niño y esta se sale de control.

Mientras tanto desde un nivel socio familiar esto es considerado como la manera de
interacción de los miembros de la familia, pues dependiendo las relaciones establecidas
en la familia será la construcción individual de cada integrante familiar.

La deprivación afectiva se produce ante la ausencia sustancial de afecto durante una


temporalidad lo suficientemente larga como para repercutir en la sensación de bienestar
de la persona que la padece. Este puede causar graves problemas en el desarrollo de la
personalidad, especialmente cuando ésta se ha producido en edades más tempranas. El
afecto constituye un valor fundamental para la fortaleza emocional del individuo.

El dar y recibir afecto forma parte de la estabilidad emocional y física tanto de niños,
adolescentes y personas de edad avanzada siendo necesaria en todas las etapas de
nuestra vida. Ya que constantemente nos encontramos con conflictos emocionales que
se nos presentan en la vida, sin embargo, la carencia afectiva puede originar la aparición
de graves trastornos emocionales.
Hablado culturalmente nos explica que el trato inadecuado, la violencia intrafamiliar en
el caso de la deprivación afectiva se encuentran ligadas a distintos modos del ser
humano en el cual se forman actitudes de aprobación hacia el castigo físico, violencia o
al maltrato en distintas maneras y este se tolera en la construcción social.

Cuando a la situación de deprivación afectiva la acompañan malos tratos (en realidad,


los trastornos afectivos, pueden considerarse como una forma más de maltrato infantil,
aunque socialmente no se la quiera ver así) causados por los padres o por las personas
que tienen la custodia del niño, lo más probable es que se desarrolle una personalidad
psicópata, a través de la cual el niño reclama el afecto que necesita, mediante conductas
inadecuadas, estableciéndose incluso, un patrón de conductas contradictorias.

Las carencias o trastornos afectivos pueden ser causados por diversas situaciones
conflictivas que se originan en casa, escuela, amigos. En ocasiones la falta de afecto
procede de la falta de atención de los padres en las primeras etapas infantiles o de un
ambiente familiar deteriorado, con frecuentes disputas de los padres delante de los hijos,
u otros motivos, tales como: los padres severos o moralistas que provocan constantes
crisis o estados continuos de ansiedad o padres muy tolerantes cuyos hijos no están
sujetos a normas o puntos de referencia para un comportamiento correcto, etc. La
privación afectiva se vive, a veces por la relación que se establece con el resto de los
hermanos, cuando el niño se siente relegado a un segundo plano, con la sensación de
que los demás son los preferidos de sus padres. En todos estos casos, su personalidad y
sus relaciones sociales se verán afectadas negativamente.

Otras posibles causas que originan estos trastornos o carencia afectiva o deprivación
afectiva, son: las familias carenciales, desestructuradas o en grave situación de
deterioro, familias que se encuentran incapacitadas temporalmente para atender a sus
hijos, familias incompletas con dificultades; o cuando se produce la ruptura del núcleo
familiar (separación, divorcio) abandono, falta de atención, características culturales de
la familia así como la situación económica, etc. Si algunos de los progenitores poseen
algún trastorno psicopatológico del tipo alcoholismo, drogadicción, el niño puede sufrir
agresiones o malos tratos con lo que el problema se agrava mucho más.

Las conductas problemáticas-conflictivas, en términos generales, aparece en el hogar


familiar motivada por alguna de las causas apuntadas, pero donde suelen manifestarse y
evidenciarse con mayor claridad es en el aula escolar. La institución escolar, aunque
también es causa generadora de tensiones y conflictos en las conductas de sus alumnos,
no es la causa más importante, esta ésta es la institución familiar.

Consecuencias de la deprivación afectiva

La carencia afectiva es un síndrome que puede presentarse de forma cotidiana en


cualquier persona dado que constantemente estamos expuestos a factores que pueden
afectar a recibir o no ese cariño por parte de los demás.
Determinados síntomas pueden ser el indicativo de estar padeciendo un episodio, tales
como:

 Un nivel de confianza bajo.

 Aislamiento social, caracterizándose por dejar a un lado la relación con personas


importantes para la persona que lo padece.

 Presentar un mayor grado de impulsividad que puede derivar en conductas y


reacciones agresivas.

 Capacidad de atención y concentración disminuye.

 Falta de desarrollo de lenguaje y habilidades sociales.

 Dificultad para expresar y gestionar los sentimientos mostrándose fríos ante casi
todas las situaciones.

 A largo plazo, puede llegar a desencadenar episodios de ansiedad

Los trastornos pueden agruparse en dos grandes bloques denominados externalización e


internalización. El primero hace referencia a conductas cuyas consecuencias las sufre el
ambiente: comportamientos agresivos, hiperactivas, delictivas y problemas sexuales. En
el segundo se integran conductas neuróticas, esquizoides y obsesivas cuya primera
víctima es el propio sujeto.

Los sujetos que sufren esta situación desarrollan un perfil de inmadurez que les provoca
alteraciones comportamentales y dificultades de aprendizaje, cuyas características (por
citar solo algunas de ellas) serían entre otras, las siguientes:

Trastornos emocionales, que están relacionados con la inestabilidad social y


psicológica, presentando rasgos tales como: tensión nerviosa, falta de concentración,
irritabilidad o cambios frecuentes de humor. Bajo rendimiento académico, desarrollo
evolutivo inadecuado, desajustes en la personalidad, baja motivación, conducta
inestable, e incluso, a veces antisocial y agresiva, hiperactividad, retraimiento,
inmadurez, que dificultan el establecimiento de relaciones interpersonales

Desconocimiento de uno mismo, lo que induce a emprender empresas imposibles y a no


arriesgarse cuando tiene posibilidad de éxito ya que desconoce su capacidad para actuar
y sus limitaciones. Falta de madurez intelectual, el sujeto inmaduro es incapaz de
procesar la información y desarrollar un aprendizaje significativo con el fin de
enriquecer sus estructuras cognitivas y dar respuestas válidas, coherentes y eficaces

Inestabilidad emocional que se manifiesta en cambios bruscos de estado de ánimo. El


inmaduro es desigual, variable, irregular, sus sentimientos cambian con tanta facilidad
que no se sabe nunca cómo actuar con ellos. Mala percepción de la realidad lo que le
lleva a desarrollar conductas de inadaptación tanto a nivel personal como a nivel social.
Llegando a padecer trastornos psicosomáticos que se manifiestan, por ejemplo, en
seguir “mojando la cama” en adolescentes de más de 16 años de edad, trastornos en el
crecimiento.

Ausencias de proyecto de vida, sobre el amor, el trabajo, la cultura, etc. lo que le lleva a
actuar de forma superficial sin metas, sin modelos, sin valores. Falta de madurez
intelectual, el sujeto inmaduro es incapaz de procesar la información y desarrollar un
aprendizaje significativo con el fin de enriquecer sus estructuras cognitivas y dar
respuestas válidas, coherentes y eficaces.

Socialmente los niños que han sido privados de amor sufren desventajas cuando han de
portarse en grupo, falta de asertividad ante los demás, tienen a ser poco cooperativos y
hostiles, muestran resentimientos con agresividad, son desobedientes y otras formas de
conductas asociales. Su comportamiento social se puede decir que es como si estuviera
buscando llamar la atención de los demás. Suelen volverse dependientes en lugar de
independientes en su conducta.

Todas estas reacciones emocionales y sociales desfavorables afectan de modo negativo


a la personalidad del niño en desarrollo. El rechazo que siente el niño puede hacerle
neurótico o con síntomas psicosomáticos… y llegar a la inadaptación social, a la pre
delincuencia y delincuencia juvenil.

El desarrollo neurótico de la personalidad es un trastorno muy relacionado con la


inseguridad en sí mismo que originan muchas veces las vivencias de privación afectiva,
cuando se acumula de forma continua puede perdurar en la vida adulta en forma de
síndromes neuróticos.

Conclusión

La influencia de la carencia afectiva en la conducta negativista de los niños es un


problema de salud mental relevante, debido fundamentalmente a la creciente
prevalencia por la disfuncionalidad familiar, desencadenando problemas en el desarrollo
social y académico, respecto de la segunda infancia.

La terminología utilizada, tanto por clínicos como por investigadores en este campo es
muy variada: desobediencia, agresividad, conductas desafiantes, problemas de conducta,
conductas disruptivas. Se emplea como terminología técnica para describir a los niños
que cometen ofensas y generalmente cumplen criterios de conducta negativista. Es
importante diferenciar los problemas conductuales de menor severidad e intensidad que
pueden aparecer en la primera infancia y que se pueden considerar evolutivamente
normales.

La influencia de la deprivación afectiva en la conducta negativista y desafiante a


menudo se manifiesta junto a otros trastornos como los trastornos del estado de ánimo,
de ansiedad, de conducta y el trastorno hiperactivo con déficit de atención. Aumentando
la necesidad de un diagnóstico y un tratamiento temprano. Muchos padres dan por
sentado que su hijo ha nacido e incluso son capaces de establecer paralelismo con otros
miembros de su familia: un ejemplo es "ha salido como su abuelo". Todo ello parece
denotar la sensación de impotencia para controlar la conducta de los niños por parte de
los padres, situando el origen del problema en factores externos y no en ellos mismos.
Lo que ignoran es que, habitualmente, conductas como la desobediencia están
constantemente vivenciadas y son aprendidas por influencias que no son ajenas a los
propios padres de familia. Algunas expresiones conductuales como el llorar, gritar,
patalear, son conductas instintivas en el recién nacido. En esta primera etapa dichas
conductas tendrían un valor de supervivencia, ya que el bebé puede controlar la
conducta de su madre en perspectiva para poder satisfacer sus necesidades más vitales
como de alimento, calor, etc., de esta forma, si llora la madre acudirá.

Por lo tanto la deprivación afectiva pone en peligro el desarrollo de las relaciones


saludables con otros y la formación de lazos sociales

Si el niño tiene seguridad, confianza en su cuidador, unas rupturas frecuentes y largas


con esta persona pueden identificarse como amenazas. Mientras tanto en el idioma, el
discurso y la comunicación no verbal son particularmente sensibles a la deprivación
afectiva.

Referencia bibliográfica

Urizar Uribe Maite (2012) Vínculo afectivo y sus trastornos. [Archivo PDF].
http://www.avpap.org/documentos/bilbao2012/DesarrolloAfectivoAVPap.pdf

Escallon García M.C., Moreno Jaramillo R.A.(2015).Comprensión de la deprivación


afectiva a partir del paradigma fenomenológico – existencial. [Archivo PDF].
https://drive.google.com/file/d/1F93jzJbIxW2eaKwJHQOc6JXppFaZIlnI/view

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