Está en la página 1de 4

El “efecto mariposa” es un concepto que hace referencia a la noción del tiempo a las condiciones

iniciales dentro del marco de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un
determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en
formas completamente diferentes. Sucediendo así que, una pequeña perturbación inicial, mediante un
proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a mediano o corto plazo de
tiempo.
Un ejemplo claro sobre el efecto mariposa es soltar una pelota justo sobre la arista del tejado de una casa
varias veces; pequeñas desviaciones en la posición inicial pueden hacer que la pelota caiga por uno de los
lados del tejado o por el otro, conduciendo a trayectorias de caída y posiciones de reposo final
completamente diferentes. Cambios minúsculos que conducen a resultados totalmente divergentes.
Su nombre proviene de las frases: “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del
mundo” (proverbio chino) o “el aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado
del mundo” así como también “El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo”.
Teoría del caos es la denominación popular de la rama de las matemáticas, la física y otras ciencias que
trata ciertos tipos de sistemas dinámicos muy sensibles a las variaciones en las condiciones iniciales.
Pequeñas variaciones en dichas condiciones iniciales pueden implicar grandes diferencias en el
comportamiento futuro; complicando la predicción a largo plazo. Esto sucede, aunque estos sistemas son en
rigor determinísticos, es decir; su comportamiento puede ser completamente determinado conociendo sus
condiciones iniciales.
“El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Este proverbio chino es el
origen, junto a las investigaciones del matemático y meteorólogo Edward Lorenz, de una de las más
cinematográficas teorías físicas: el efecto mariposa. Según este concepto vinculado a la Teoría del Caos, el
aleteo de un insecto en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York. Pero, en realidad, ¿es
factible que el aleteo de una mariposa en Sri-Lanka pueda provocar un huracán en EE. UU?
En un sistema no determinista, pequeños cambios pueden conducir a consecuencias totalmente
divergentes. Una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, puede generar un
efecto considerable a medio y corto plazo. El movimiento desordenado de los astros, el desplazamiento del
plancton en los mares, el retraso de los aviones, la sincronización de las neuronas; todos son sistemas
caóticos o «dinámicos no lineales».
La teoría del caos y el efecto mariposa viene a explicar que algo tan complejo como el universo (un
sistema caótico flexible) es impredecible. La teoría del caos explica sistemas como la atmósfera o las
condiciones climatológicas que impiden realizar pronósticos del tiempo fiables más allá de tres días y es
particularmente útil para abordar el estudio de los fenómenos sociales, difíciles de resolver en términos de
relaciones lineales causa-efecto.
La idea germen del efecto mariposa es que la secuencia interminable de hechos, aparentemente
desencadenados entre sí, acaban por tener consecuencias completamente impredecibles. Si imaginamos un
universo dividido en dos y en uno de ellos introducimos una variable (por ejemplo, el sutil aleteo de una
mariposa o una variación de cifras en decimales), cada una de las partes de ese universo reaccionará de
forma distinta a los cambios y evolucionará de forma diferente e imprevisible.
Más que el aleteo de una mariposa, algunos investigadores prefieren hacer referencia al experimento del
doble péndulo. Éste son dos péndulos acoplados, es decir un péndulo unido al extremo de otro péndulo.
Cuando se trata de uno solo, el movimiento es bastante simple, pero cuando son dos los que oscilan, se
vuelve impredecible y caótico.
Edward Lorenz, el padre de la teoría del caos, consideró el tiempo atmosférico como un caso de este tipo,
en la medida que nunca se podrán conocer con exactitud las condiciones iniciales. De hecho, en 1963,
2
Lorenz estaba realizando una investigación sobre previsiones climatológicas a través de ecuaciones con
ordenador y decidió repasar algunos de los datos que había obtenido. Mientras se hacía un café (esto es
literal), el ordenador simuló los resultados de dos meses que en nada se parecían a los que ya tenía. ¿De
dónde procedía el error? De un simple redondeo.
Para simplificar las operaciones y porque la impresora no aceptaba más de tres decimales, Lorenz decidió
reducir de seis a tres los decimales de uno de los parámetros con los que calculaba las predicciones (por
ejemplo: de 53,453765 kilómetros por hora, pasó a usar 53,453 kilómetros por hora). El paradigma estaba
claro: una variación mínima inicial puede producir alteraciones a corto y medio plazo.
Lorenz fue el salto de las leyes deterministas de Newton y la aplicación de ecuaciones a las simulaciones
de hoy en día. La astrofísica emplea potentes ordenadores para conocer la evolución del universo a través de
simulaciones que toman en consideración diferentes elementos y patrones, pero siempre hay una
incertidumbre en todos los experimentos. La consecuencia práctica del efecto mariposa es que en sistemas
complejos tales como el estado del tiempo o la bolsa de valores es muy difícil predecir con seguridad, por
eso hablamos de probabilidades.
Los sistemas dinámicos se pueden clasificar básicamente en: Estables, Inestables y Caóticos.
Un sistema estable tiende a lo largo del tiempo a un punto, u órbita, según su dimensión (atractor o
sumidero). Un sistema inestable se escapa de los atractores. Y un sistema caótico manifiesta los dos
comportamientos. Por un lado, existe un atractor por el que el sistema se ve atraído, pero a la vez, hay
“fuerzas” que lo alejan de éste. De esa manera, el sistema permanece confinado en una zona de su espacio
de estados, pero sin tender a un atractor fijo.
Una de las mayores características de un sistema inestable es que tiene una gran dependencia de las
condiciones iniciales. De un sistema del que se conocen sus ecuaciones características, y con unas
condiciones iniciales fijas, se puede conocer exactamente su evolución en el tiempo. Pero en el caso de los
sistemas caóticos, una mínima diferencia en esas condiciones hace que el sistema evolucione de manera
totalmente distinta. Ejemplos de tales sistemas incluyen el Sistema Solar, las placas tectónicas, los fluidos en
régimen turbulento y los crecimientos de población.
El cuerpo humano es un sistema caótico, flexible e impredecible. La medicina no puede predecir la
evolución del cuerpo de determinado individuo. Sin embargo, el cuerpo humano, es resistente a los cambios,
mantiene una forma más o menos parecida durante más de 70 años, a pesar de que ningún átomo de los que
hoy forman nuestro cuerpo era el mismo hace 7 años, y resiste a las enfermedades y condicionantes
externos.
La explicación de que un sistema tan impredecible como el cuerpo humano sea tan estable es que el
sistema siempre es atraído hacia un determinado modelo de conducta; si cambiamos algo en el sistema este
vuelve cuanto antes hacia el atractor extraño. La conducta es impredecible, pero sabemos hacia dónde va a
tender. El caos permite al corazón un abanico de comportamientos que le permiten volver a su ritmo normal
después de un cambio.
Tomemos como referencia la autoorganización de las colonias de hormigas para comprender la
flexibilidad del caos. Si contamos el número de individuos activos, comprobaremos que el número fluctúa
con una periodicidad de unos 25 minutos. Cada cierto tiempo ningún elemento está activo. Ese ciclo de
actividad podría ser sólo un reflejo de sincronización, sin embargo, la actividad individual es totalmente
aperiódica, caótica. Al aumentar el número de individuos aparece un comportamiento colectivo hasta que,
para cierta densidad de hormigas, comienzan a aparecer oscilaciones regulares.
El ejemplo de las hormigas se puede comparar con una red neuronal fluida en la Inteligencia Artificial.
La fluidez en un sistema caótico se manifiesta cuando las conexiones entre elementos cambian con el tiempo
como consecuencia del movimiento al azar o por otras causas.
3
Son varios los ejemplos universales que se han tomado para explicar la teoría del caos: el batir de las alas
de una mariposa, el experimento del doble péndulo o una pelota botando en el quicio de un tejado que
repetirá patrones diferentes. El matemático estadounidense John Bush, del Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT), añadió una respuesta más a la pregunta: ¿cuáles son los ingredientes mínimos para el
caos? Una gota de agua colocada sobre una película jabonosa. La manera en la que rebota la gota de agua
depende de la amplitud –la variación máxima del desplazamiento– y de la frecuencia –el número de
repeticiones– de la vibración. Y estos elementos describen con precisión la trayectoria de la gota hasta que
sucumbe al caos.
La teoría del caos y el efecto mariposa explican desde el comportamiento de la naturaleza y el cuerpo
humano hasta la trayectoria de una gota de agua. Pero la gran pregunta sigue vigente: ¿podría en un sistema
caótico e impredecible el aleteo de una mariposa causar un huracán? Todos nuestros actos y decisiones están
conectados y las posibilidades de interrelación son impredecibles.

El efecto mariposa es una hipótesis más o menos moderna, aunque se remonta a un


proverbio chino que dice "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado
del mundo". Físicos y científicos utilizaron este proverbio para realizar una hipótesis que
tiene que ver con la teoría del caos, pero que la psicología también ha querido adueñarse de
su contenido.
Las pequeñas variaciones, a primera vista inofensivas, pueden provocar un
comportamiento y tener efectos más grandes en el lado opuesto. Lo que viene siendo la
teoría causa-efecto estudiada por tantos filósofos. Así, por ejemplo, podemos tirar una colilla
en medio de un bosque, que al poco tiempo este comenzará a arder y el fuego se extenderá
por los alrededores. También puede ocurrir lo que viene a decir el proverbio antes
mencionado; si una mariposa bate sus alas en Hong Kong, puede provocar un tornado en
Nueva York.
Este estudio se ha convertido en una parte importante de la psicología del
comportamiento. Aquí decimos que nuestros actos tienen efectos en el futuro, tanto nuestro
como de la gente que nos rodea, por lo tanto, de una u otra manera estamos conectados y
depende de nosotros que nuestras decisiones salgan bien o mal.
A pesar de tener la responsabilidad de asumir nuestros actos, este efecto también nos
enseña a vivir, pues en la vida no dejamos de elegir y cada elección tiene unas consecuencias
que tendremos que asumir para poder seguir adelante.
No vale la pena pensar en "¿y si hubiera hecho esto? o ¿y si no hubiera hecho lo otro?".
Lo pasado, pasado está y no va a cambiar por más remordimientos que tengamos dentro. No
vale la pena arrepentirse si en ese momento era lo que querías, pero sí que hay que recordar
4
que nuestros deseos pueden hacerse realidad y por ello hay que tener cuidado con lo que
queremos. Lo único que podemos hacer es volver a elegir, tomando una decisión que cambie
el rumbo de nuestra vida.

También podría gustarte