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Efecto mariposa: ¿el aleteo de una mariposa en

Sri Lanka pueda provocar un huracán en


EE.UU?
Edward Lorenz, el efecto mariposa y la ciencia ¿Qué hay de verdad y qué es mito? ¿Hay
relación causa-efecto real? ¿Y la teoría del caos?

«El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». Este
proverbio chino es el origen, junto a las investigaciones del matemático y
meteorólogo Edward Lorenz, de una de las más cinematográficas teorías físicas: el
efecto mariposa. Según este concepto vinculado a la Teoría del Caos, el aleteo de un
insecto en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York. Pero, en
realidad, ¿es factible que el aleteo de una mariposa en Sri-Lanka pueda
provocar un huracán en EE.UU?

En un sistema no determinista, pequeños cambios pueden conducir a consecuencias


totalmente divergentes. Una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de
amplificación, puede generar un efecto considerable a medio y corto plazo. El
movimiento desordenado de los astros, el desplazamiento del plancton en los mares,
el retraso de los aviones, la sincronización de las neuronas; todos son sistemas
caóticos o «dinámicos no lineales».

La teoría del caos y el efecto mariposa viene a explicar que algo tan complejo
como el universo (un sistema caótico flexible) es impredecible. La teoría del
caos explica sistemas como la atmósfera o las condiciones climatológicas que
impiden realizar pronósticos del tiempo fiables más allá de tres días y es
particularmente útil para abordar el estudio de los fenómenos sociales, difíciles de
resolver en términos de relaciones lineales causa-efecto.

La idea germen del efecto mariposa es que la secuencia interminable de hechos,


aparentemente desencadenados entre sí, acaban por tener consecuencias
completamente impredecibles. Si imaginamos un universo dividido en dos y en
uno de ellos introducimos una variable (por ejemplo, el sutil aleteo de una mariposa
o una variación de cifras en decimales), cada una de las partes de ese universo
reaccionará de forma distinta a los cambios y evolucionará de forma diferente e
imprevisible.

Más que el aleteo de una mariposa, algunos investigadores prefieren hacer referencia
al experimento del doble péndulo. Éste son dos péndulos acoplados, es decir
un péndulo unido al extremo de otro péndulo. Cuando se trata de uno solo, el
movimiento es bastante simple, pero cuando son dos los que oscilan, se vuelve
impredecible y caótico.
Lorenz y una variación de tres decimales

Edward Lorenz, el padre de la teoría del caos, consideró el tiempo atmosférico como
un caso de este tipo, en la medida que nunca se podrán conocer con exactitud las
condiciones iniciales. De hecho, en 1963, Lorenz estaba realizando una investigación
sobre previsiones climatológicas a través de ecuaciones con ordenador y decidió
repasar algunos de los datos que había obtenido. Mientras se hacía un café (esto es
literal), el ordenador simuló los resultados de dos meses que en nada se parecían a
los que ya tenía. ¿De dónde procedía el error? De un simple redondeo.

Para simplificar las operaciones y porque la impresora no aceptaba más de tres


decimales, Lorenz decidió reducir de seis a tres los decimales de uno de los
parámetros con los que calculaba las predicciones (por ejemplo: de 53,453765
kilómetros por hora, pasó a usar 53,453 kilómetros por hora). El paradigma estaba
claro: una variación mínima inicial puede producir alteraciones a corto y medio
plazo. Lorenz publicó las conclusiones de su descubrimiento en el Journal of the
Atmospheric Sciences bajo el título «Flujo determinista no periódico» en 1963.

Lorenz fue el salto de las leyes deterministas de Newton y la aplicación de ecuaciones


a las simulaciones de hoy en día. La astrofísica emplea potentes ordenadores para
conocer la evolución del universo a través de simulaciones que toman en
consideración diferentes elementos y patrones, pero siempre hay una incertidumbre
en todos los experimentos. La consecuencia práctica del efecto mariposa es que en
sistemas complejos tales como el estado del tiempo o la bolsa de valores es muy
difícil predecir con seguridad, por eso hablamos de probabilidades.

Sistemas caóticos: del cuerpo humano a la inteligencia artificial


El cuerpo humano es un sistema caótico, flexible e impredecible. La medicina no
puede predecir la evolución del cuerpo de determinado individuo. Sin embargo el
cuerpo humano, es resistente a los cambios, mantiene una forma más o menos
parecida durante más de 70 años, a pesar de que ningún átomo de los que hoy
forman nuestro cuerpo era el mismo hace 7 años, y resiste a las enfermedades y
condicionantes externos.

La explicación de que un sistema tan impredecible como el cuerpo humano sea tan
estable es que el sistema siempre es atraído hacia un determinado modelo de
conducta; si cambiamos algo en el sistema este vuelve cuanto antes hacia el atractor
extraño. La conducta es impredecible pero sabemos hacia dónde va a tender. El caos
permite al corazón un abanico de comportamientos que le permiten volver a su
ritmo normal después de un cambio.

Tomemos como referencia la autoorganización de las colonias de hormigas para


comprender la flexibilidad del caos. Si contamos el número de individuos activos,
comprobaremos que el número fluctúa con una periodicidad de unos 25 minutos.
Cada cierto tiempo ningún elemento está activo. Ese ciclo de actividad podría ser
sólo un reflejo de sincronización, sin embargo, la actividad individual es totalmente
aperiódica, caótica. Al aumentar el número de individuos aparece un
comportamiento colectivo hasta que, para cierta densidad de hormigas, comienzan
a aparecer oscilaciones regulares.

El ejemplo de las hormigas se puede comparar con una red neuronal fluida en
la Inteligencia Artificial (IA). La fluidez en un sistema caótico se manifiesta
cuando las conexiones entre elementos cambian con el tiempo como consecuencia
del movimiento al azar o por otras causas.

Los ingredientes de la teoría del caos

Son varios los ejemplos universales que se han tomado para explicar la teoría del
caos: el batir de las alas de una mariposa, el experimento del doble péndulo o una
pelota botando en el quicio de un tejado que repetirá patrones diferentes. El
matemático estadounidense John Bush, del Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT), añadió una respuesta más a la pregunta: ¿cuáles son los
ingredientes mínimos para el caos? Una gota de agua colocada sobre una película
jabonosa. La manera en la que rebota la gota de agua depende de la amplitud –la
variación máxima del desplazamiento– y de la frecuencia –el número de
repeticiones– de la vibración. Y estos elementos describen con precisión la
trayectoria de la gota hasta que sucumbe al caos.

La teoría del caos y el efecto mariposa explican desde el comportamiento de la


naturaleza y el cuerpo humano hasta la trayectoria de una gota de agua. Pero
la gran pregunta sigue vigente: ¿podría en un sistema caótico e impredecible el aleteo
de una mariposa causar un huracán? Todos nuestros actos y decisiones están
conectados y las posibilidades de interrelación son impredecibles.

BIBLIOGRAFIA
https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2017/11/el-efecto-mariposa

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