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El arbitraje internacional es considerado como el método de resolución

extrajudicial de controversias entre dos o más partes, mediante la actuación de


una o varias personas (árbitro o árbitros), quienes derivan sus poderes del
acuerdo entre las partes, así como del reconocimiento de sus funciones por la ley.
El concepto general sobre el arbitraje como mecanismo dispositivo extrajudicial y
alternativo de resolución de conflictos, en tanto instrumento dispositivo, deriva,
pues, sus funciones de la voluntad de las partes, en este caso, en relación con
asuntos internacionales, en donde la definición de la controversia corre a cargo de
uno o varios árbitros al proferir una sentencia, que en el arbitraje se denomina
laudo.

En el presente, el arbitraje internacional se ha constituido en el método de solución


de conflictos más utilizado a nivel mundial, evidencia resultante de la complejidad
de los negocios transnacionales que, al incrementar su volumen, también
aumentan las probabilidades de controversias, y con ello, la necesidad de una
pronta y cumplida resolución de estas por personas especializadas en estas
materias. En estos tiempos de gran desarrollo de la globalización económica y los
procesos de cooperación e integración en asuntos económicos internacionales, se
configura una nueva realidad de las relaciones internacionales, siendo de gran
importancia el decisivo aporte colectivo de la comunidad internacional desde
mediados del siglo pasado, a través de la Organización de las Naciones Unidas.
Se consagra el arbitraje internacional como un método pacífico de resolución de
conflictos, con lo que desde 1945 se reconoció su fundamento y proyección
supranacional en el nuevo orden mundial surgido al culminar la Segunda Guerra
Mundial.

Su funcionamiento es Normalmente, el proceso arbitral se inicia una vez superada


sin éxito la fase de negociación entre las partes. El proceso arbitral llevado a cabo
por la Cámara de Comercio Internacional (CCI), generalizable, grosso modo, al
resto de organismos de arbitraje internacional, consta de varias fases. Se inicia
con la presentación de la demanda de inicio del proceso arbitral y la notificación a
la parte demandada para, posteriormente, tener lugar la contestación de la
demanda. A continuación se realiza la designación de los árbitros y se
comunica su nombramiento. En estas fases intervienen, además de las partes
interesadas, la Secretaría General de la Corte arbitral, la Corte arbitral y el
Tribunal arbitral (los árbitros). El papel de la Corte arbitral consiste en nombrar al
Tribunal y en supervisar el proceso arbitral, así como determinar la provisión para
gastos del arbitraje (en un monto suficiente para cubrir los honorarios de los
árbitros, así como los gastos administrativos de la CCI). Por su parte, el tribunal
arbitral se encargará de resolver la controversia, mientras que la Secretaría
General de la Corte arbitral recibe escritos y notifica a las partes las decisiones del
Tribunal, una vez aprobadas por la Corte.

Ventajas

Entre las principales ventajas asociadas al arbitraje internacional como mecanismo


para la resolución de conflictos comerciales, y en contraposición con los
Tribunales de Justicia ordinarios, conviene destacar las siguientes:

1. Simplicidad del procedimiento de resolución de disputas.

2. Rapidez (en general se requiere menos tiempo que en los procesos


judiciales).

3. Flexibilidad. Las partes tienen el derecho de elegir entre un árbitro único o


un tribunal arbitral compuesto por varios árbitros, en función de la
complejidad de la controversia. Además, los árbitros cuentan con mayor
libertad en la aplicación de las normas jurídicas que los jueces.

4. Neutralidad. El Tribunal arbitral ha de constituir una posición neutral para la


resolución de las controversias, estando desvinculado de los órganos
judiciales de los países de los que son naturales las partes involucradas.

5. Calidad técnica elevada, ante la posibilidad de nombramiento de árbitros


especialistas en la materia objeto de la disputa (ej: construcción, seguros,
energía, etc. Además, los árbitros suelen tener una mayor disponibilidad de
tiempo para estudiar el caso objeto de litigio, lo que podrá redundar en una
mayor eficacia, así como robustez y respaldo argumental del laudo.

6. Confidencialidad. Las partes pueden optar por la absoluta confidencialidad


de todo el proceso arbitral (frente al principio general de publicidad de los
procesos judiciales).

7. Coste predeterminado, conocido desde el inicio del proceso.


A pesar de las citadas ventajas y el extenso respaldo de convenios que dan
soporte a la ejecución forzosa de los laudos, la realidad y la práctica empresarial
ponen de manifiesto que la existencia de limitaciones en la designación de los
árbitros por motivos de incompatibilidad, así como las dificultades derivadas de la
ejecución del laudo en ciertos países.

Con todo, el arbitraje internacional se ha consolidado como un mecanismo de


resolución extrajudicial de controversias en las operaciones de comercio exterior.

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