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INFORMES, DEDUCCIONES, JUICIOS

En suma: los distintos sonidos del habla humana tiene significados diferentes. Estudiar
esta coordinación de determinados sonidos con determinado significados es estudiar el
lenguaje. Dicha coordinación permite al hombre “interaccionar” con gran precisión.
Asi, cuando, por ejemplo, decimos a alguien la direccion de una casa que no ha visto,
estamos haciendo algo que ningun animal puede hacer.

LEONARD BLOOMFIELD

Las formas vagas e insignificantes de hablar y el mal uso del leguaje han pasado desde
hace tanto tiempo por misterios de la ciencia, y las palabras duras o mal aplicadas, sin
apenas sentido alguno, tienen, por prescripción, tal derecho a que se las tome por saber
profundo y talento especulativo, que no va a ser facil convencer ni a los que las
pronuncian ni a quienes las escuchan, de que solo son tapaderas de la ignorancia y
estorbos para el verdadero saber.

JOHN LOCKE

El acto simbolico fundamental del intercambio de información, es la relacion de lo que


hemos visto, oido o sentido: “Hay una cuneta a cada lado de la carretera”, “No puede
conseguirse esa herramienta en la ferretería de fulano por $ 8.75”, “No hay pesca por
ese lado de la laguna, pero si por este”. También existen informes de informes: “Las
cataratas más largas del mundo son las de Victoria, en Rhodesia”, “La batalla de Boyacá
se libró el año de 1819”, “Según los periódicos hubo un choque en la carretera de tal o
cual localidad”. Los informes deben atenerse a las siguientes reglas: primera, deben ser
comprobables. Segunda, deben excluir, en lo posible, las deducciones y los juicios.
(Explicaremos mas adelante estas dos palabras).

Posibilidad de comprobación
Los informes deben ser comprobables. Quizá no siempre podamos comprobarlos
personalmente, porque no podemos estudiar las pruebas de cada detalle referido ni
podemos ir a la carretera en cuestión antes de que levante los vehículos que han
chocado. Pero, si convenimos más o menos en el significado de las palabras, en qué es
un metro, un kilómetro o una fanega, etc., y en la medida del tiempo, es poco el peligro
de que no nos entendamos. Aun en el mundo de nuestros días, en que todos discuten
con todos, nos fiamos considerablemente de los informes recíprocos. Preguntamos por
dónde se va a tal sitio a gente totalmente desconocida. Seguimos las direcciones y
señales de la carretera sin sospechar quienes las pusieron allí. Leemos libros de ciencias,
matemáticas, automovilismo, viajes, geografía, la historia del vestido y temas por el
estilo, y siempre suponemos que el autor se ha tomado la molestia de informarnos lo
mejor que pueda. La mayor parte de las veces, no nos equivocamos. Dado el interés que
ponemos en discutir la intención partidista de periódicos, propagandistas y, en general,
de tantas comunicaciones como recibimos, tendemos olvidar que todavía nos queda una
enorme cantidad de información fidedigna, y que las notificaciones deliberadamente
falsas son menos en tiempo de guerra, mas bien excepciones que reglan el deseo de
defenderse. El impulso y necesidad de los seres humanos a establecer un intercambio de
información fidedigna, también los lleva a considerar merecedora de reproche la
información falsa.
El su nivel mas alto, el lenguaje de los informes es el de la ciencia. Queremos significar
con “el nivel más alto” la mayor utilidad general. Protestantes y católicos, obreros y
capitalistas, alemanes del este y del oeste están de acuerdo con los significado de
símbolos como 2x2=4, 100°C, H2O, 3:35 AM, 1940 a. de J.C., 1000k watts, Quercus
agrifolia, etc. Pero se preguntaran: ¿Cómo puede haber acuerdo entre individuos de
ideas distintas, sobre filosofía política, creencias religiosas, ética y la supervivencia de
mí negocio versus la supervivencia del suyo?

Es que las circunstancias obligan a los hombres a ponerse de acuerdo, les guste o no les
guste. Por ejemplo, si hubiese en Colombia maneras diferentes de designar la hora del
día y los meses del año, se haría imposible la vida al tener que elaborar doce calendarios
distintos, doce tipos de relojes y doce horarios para los negocios, los aviones y los
programas de televisión; eso sin referirnos al esfuerzo que se necesitaría para explicar
las diversas nomenclaturas.

Por tanto, el lenguaje de los informes, incluso el más exacto de los informes es un
lenguaje de “mapa”, el cual, al presentarnos descripciones bastante precisas del
“territorio” nos proporciona un buen conocimiento. Quiza sea un lenguaje soso y sin
interés a veces: no suelen leerse las tablas de logaritmos y los directorios telefónicos por
diversión, pero nos son imprescindibles. Muchas veces tenemos que decir las cosas en
nuestra conversación y nuestros escritos corrientes de manera que todos lo entiendan
bien y esten de acuerdo con lo que decimos.

DEDUCIONES

El lector comprenderá que escribiendo informes puede aumentar rápidamente su saber


lingüístico. Es un ejercicio que le proporcionará ejemplos, los suyos propios, de los
principios del lenguaje y de la interpretación que estamos estudiando. Esos informes
deben versar sobre experiencias directas, escenas que el lector ha visto con sus propios
ojos. Reuniones y sucesos sociales en que ha tomado parte, personas a las que conoce
bien. Tienen que poder ser comprobados y aceptados. No podran entrar en el ejercicio
las deducciones y los comentarios.

No es que no sean importantes (porque no solo en la vida diaria sino en la ciencia,


tomamos como informes las deducciones; así, en algunos campos del pensamiento y la
investigación, como la geología, la paleontología y la fisica nuclear, los informes son la
base pero las deducciones (y las deducciones de las deducciones) constituyen el cuerpo
principal de la ciencia. Deducción, en el sentido en que utilizamos nosotros la palabra,
es una afirmación sobre lo desconocido a base de lo conocido (que más bien debería
llamarse inducción, según la nomenclatura dialéctica). Podemos deducir cuál es la
fortuna o posición social de una mujer a juzgar por el género y el corte de su vestido; de
la forma de las ruinas y su estado, podemos deducir el origen del fuego que destruyó el
edificio; de las manos callozas de un hombre, el tiempo de su ocupación o actividad; de
la votación de un senador a favor o en contra de un proyecto de ley sobre armamentos,
su actitud ante la izquierda; de la estructura geológica de la tierra, el paso de un glaciar
prehistorico; del halo de una placa fotográfica sin exponer, que ha estado junto a
materiales radioactivos; del ruido que hace una maquina, el estado de sus bielas. Las
deducciones pueden ser burdas o certeras. Pueden hacerse a base de una copiosa
experiencia anterior, o sin la menor experiencia. Así, las deducciones de un buen
mecánico sobre el estado interior de un motor pueden fundarse en que ha escuchado
atentamente sus ruidos en tanto que las de un aficionado obedeceran a detalles fútiles.
Pero la caracteristica comun a las deducciones es que se refieren a cosas no conocidas
directamente y a base de lo que se había observado.

La eliminación de deducciones en el ejercicio que indicamos de redacción de informes


significa que no deben hacerse conjeturas sobre lo que piensan otras personas. Cuando
decimos: “Estaba enfadado”, no informamos, sino que hacemos una deduccion de
hechos observables como el puñetazo que dio en la mesa, la interjección que soltó y el
directorio telefonico que tiró a la mecanógrafa. En este caso concreto, la deducción
parece certera, pero debe tenerse presente, especialmente a efectos de irse
acostumbrando y adiestrando, que es una deducción.

Expresiones como: “Pensaba mucho en sí mismo”, “tenia miedo a las mujeres”, “era
víctima de un complejo de inferioridad”, “Era muy inteligente”, formuladas a base de
observación social, son tan considerablemente deductivas como las basadas en la lectura
de los periódicos, por ejemplo: “Lo que verdaderamente quiere Estados Unidos es
impulsar un modelo capitalista a nivel mundial”.

Debemos pensar en un carácter deductivo o inferencial, y sustituir esas frases en los


ejercicios que estamos indicando, por otras como: “Rara vez habla con los subordinados
de su fábrica”, “Lo vi en una reunión social, y sólo bailó cuando se lo pidió una
muchacha”, “Nunca solicitó una beca, aunque la habría conseguido fácilmente”, y “El
gobierno de EE UU a través de organismos multilaterales ha condicionado la ayuda
económica a reformas de los modelos económicos que favorezcan el libre mercado”.
Ante hechos como estos, el periódico que suelo leer deduce que lo que EE UU quiere
realmente es implantar un sistema capitalista en el mundo entero. Estoy de acuerdo”.

A pesar de ejercitarnos en evitar las deducciones para solo declarar lo que hemos visto y
experimentado, todos propendemos a equivocarnos porque el proceso de sacar
consecuencias es rápido y casi automático. Cuando vemos un coche que va en zigzag
por la carretera, decimos sin querer: “mira ese conductor borracho”, aunque lo que
vemos son únicamente los movimientos extraños del coche. El que esto escribe vio una
vez a un hombre dejar una propina de un dólar en el mostrador de una cafetería y
marcharse inmediatamente. Mientras pensaba en lo raro de una propina tan generosa en
establecimiento tan modesto, llegó la camarera, cogió el dólar, registró en la caja
noventa centavos y se metió los otros diez en el bolso. Resultaba que me había
equivocado; no se trataba de la propina sino de la cuenta entera.

Esto no quiere decir que nunca debamos hacer deducciones. La incapacidad de hacerlas
constituye un indicio de trastorno mental, así escribe Laura Lee, especialista en curar los
trastornos del habla: “La adulta afásica a la que estaba tratando tenia gran dificultad,
debido a sus lesión cerebral para hacer deducciones sobre la foto que le mostré. Me
explicaba perfectamente lo que ocurría en la escena, pero no era capaz de decir lo que
podría haber ocurrido inmediatamente antes o después de la toma de la foto”; por eso,
no se trata de que no hagamos deducciones, sino de que comprendamos qué son
deducciones.

JUICIOS
También deben excluirse los juicios del ejercicio que recomendamos. Entendemos por
juicio, todas las expresiones de aprobación y desaprobación de los hechos, personas u
objetos que describimos. Por ejemplo: en el informe escrito no podríamos decir: “Era un
coche estupendo” sino algo por el estilo de esto: “Lleva rodando 80.000 kilómetros y no
ha necesitado ni una sola reparación”. Igualmente las afirmaciones como: “Pedro nos
engañó” deben eliminarse y substituirse por algo que pueda comprobarse: “Pedro nos
dijo que no tenia las llaves de su coche, pero, al sacar el pañuelo unos minutos después,
se le cayeron.” Tampoco podríamos decir en un informe: “El senador era testarudo,
cerrado y sin ganas de cooperar”, o “Fue valerosamente fiel a sus principios”. Sino que
debe declararse: “El voto del senador fue el único contrario al proyecto de ley”. Mucha
gente considera como afirmaciones de hecho las siguientes: “Pedro nos engañó”, “Juan
es un ladrón”, “Gonzalo es inteligente”. Sin embargo, en el sentido corriente, eso de que
nos “engañó” se supone, primero, una deducción (que deliberadamente nos expuso
hechos falsos), y segundo, un juicio (que quien lo dice reprueba lo que hizo Pedro,
según sus deducciones). En los otros ejemplos, podríamos cambiar las expresiones por
estas: “Juan fue condenado por robo a dos años de cárcel” y “Gonzalo toca violín, y es
el primero de su clase, y capitán del equipo de debates”. Repárese en que decir que
alguien es un ladrón es declarar una realidad: “ha robado y volverá a robar”, lo cual
tiene más de deducción que de informe. Hasta “ha robado” constituye una deducción (y
al mismo tiempo, un juicio) sobre algo discutible, inclusive para quienes estudiaron las
pruebas del cargo. En cambio, decir que “fue condenado por robo” es formular un
informe comprobable en los archivos del tribunal y de la cárcel.

La posibilidad científica de probar algo estriba en la observación externa de los hechos,


no en la emisión de juicios. Si alguien dice: “Mario es un holgazán” otros replican:
“Así lo creo yo también”, la afirmación no ha sido comprobada. En los tribunales suelen
haber enormes confusiones creadas por los testigos que no distinguen sus juicios
personales de los hechos objetivos en que se basan. Hay preguntas por el estilo de:

TESTIGO: “Ese cochino sinvergüenza, me engañó”


ABOGADO DE LA DEFENSA: ¡Protesto, señoría!
JUEZ: Se admite la protesta (la frase del testigo se elimina del acta); ahora, cuente al
tribunal ¿exactamente qué fue lo que ocurrió?
TESTIGO: “Me engañó ese cochino embustero.”
ABOGADO DE LA DEFENSA: ¡Protesto, señoría!
JUEZ: Se admite la protesta. (De nuevo se elimina el comentario del testigo del acta).
Aténgase el testigo a los hechos escuetos.
TESTIGO: Pero si le estoy diciendo los hechos, Señoría. Ese me engañó.

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