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LA INVESTIGACION DEL PALEOLITICO

SUPERIOR EN ESPAÑA
por
LUIS PERrCOT

En cierta manera, el Paleolítico constituye el meolio de la Prehistoria. Su


estudio debe tender por una parte a· los más remotos orígenes, tan nebulosos
como apasionantes, y por otra a la etapa final de la época glaciar, en que la
vida del hombre y su cultura se va definiendo ya con rasgos que han de tener
validez para los tiempos siguientes. Nace, pues, con el hombre, y termina cuando
éste se halla ya en la senda que a la vuelta de la esquina, por así decirlo, le
llevará a la vida plenamente histórica, en la que todavía nos encontramos,
acaso también a punto de doblar otra esquina.
La dificultad para investigar esa época se basa no sólo en lo frágil de cual-
quier método que empleemos en la interpretación de los datos que el suelo nos
ofrece, sino, y muy principalmente, en la escasez de los mismos. Todo ello se
acrece en España por diversas razones que es fácil apreciar.
En primer lugar, el estudio del Paleolítico no puede hacerse sin conocimien-
tos geológicos que los prehistoriadores, en su mayoría salidos del campo de las
ciencias históricas, no suelen poseer y de ello tienen plena conciencia. Por su
parte, los naturalistas interesados en nuestra ciencia carecen a veces del sentido
histórico que les permita comprender debidamente los vestigios que la investi-
gación pone en su mano. O bien su interés por la Prehistoria es sólo circuns-
tancial y regresan fácilmente a lo que es para ellos meta principal de sus
estudios. No siempre surge una asociación fecunda y seguida de historiadores
y geólogos, trabajando en equipo.
Esta limitación de la ciencia española se ha hecho con frecuencia patente
en los últimos· años, precisamente a consecuencia de la parte cada día mayor
que las ciencias naturales y las físico-químicas toman en la investigación de aque-
lla remota época. Ya no es únicamente la clasificación de la fauna, o el estudio
de unos huesos humanos, o de la estratigrafía en relación con las sucesivas fases
glaciares. Ahora se trata ya de obtener una curva climática completa con el aná-
lisis de los suelos y con el estudio palinológico, e incluso de obtener una fecha
para diversos elementos del yacimiento por medio del análisis radioactiva o mé-
todo del carbono 14.
Hoyes imprescindible el trabajo de un amplio equipo que rodee y apoye al
arqueólogo, quien ha de interpretar en sentido histórico los datos que la exca-
vación le ofrece.
Dentro del Paleolítico, centramos por diversas razones nuestro estudio en el
Paleolítico Superior, al que seguimos considerando como el momento crucial
en la Historia de la Humanidad y de su cultura. Por desgracia, el número de
estaciones que nos documenten en España esta etapa cultural es reducido, y si
a ello unimos el mal aprovechamiento e incluso destrucción de bastantes de
ellas, será fácil comprender la· relativa pobreza que el estudio de esta época
muestra, aunque al profano pueda parecerle otra cosa.
Sin duda, aunque la totalidad del territorio hispánico estuvo ocupado enton-
ces, la distribución de la población era muy irreglllar. Algunas zonas ofrecían,
XII LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

con sus cuevas, abundantes y excelentes refugios contra el frío y las fieras, a
la par que magníficos cazaderos, mientras otras, que habían sido sede de habi-
tación favorable en etapas cálidas, se veían en la época glaciar poco menos que
abandonadas. Esta distribución irregular se corresponde en buena parte con la
densidad de yacimientos conocidos y en estudio.
Podemos contar con una población que ocupó España durante unos 30000
años y que en su momento óptimo y avanzado pudo alcanzar la cifra de unos
100000 habitantes. Se podría calcular que alrededor de cincuenta millones de
hombres de la raza de Cromagnon vivieron y dejaron sus cuerpos y sus útiles
en el suelo español. En cuanto a sus útiles, que, al revés de lo que ocurre con
los restos óseos, sabemos que están todavía en el suelo esperando al arqueólogo
que ha de descubrirlos, las cifras que alcanzaríamos serían sorprendentes.
El cálculo del profesor Jordá en 1960 sobre los niveles que se conocen en
la zona cantábrica, da el resultado de unos 102 niveles característicos de in-
dustrias bien individualizadas; casi la mitad magdalenienses.
Las razones en que fundamos la afirmación de que el Paleolítico Superior
cons.ituye un momento clave de la Historia Humana y en todo caso es uno de
los más interesantes en la Prehistoria, son los siguientes:
En primer lugar, es totalmente Prehistoria. La Humanidad moderna no
ha aparecido aún. Y sin embargo una serie de hechos lo sitúan en la aurora
de la misma: presencia de razas humanas de tipo moderno con arrinco-
namiento y extinción de las que dieron los lentísimos primeros pasos hacia la
civilización. Invención del arte, escultura, dibujo, y con ello espiritualidad liga-
da a la del hombre moderno. Numerosos inventos de aplicación varia: por ejem-
plo, aguja de coser, anzuelo y arpón, propulsor, arco, aprovechamiento del hue-
so y asta, etc., que indican un ingenio decididamente progresivo. Corona la
larga y pura Prehistoria y prepara, a través de su fase de decadencia, el Epi-
paleolítico, la revolución definitiva, camino de la civilización moderna, el
Neolítico. Estamos aún cerca de su final (unas 400 generaciones nos separan
del mismo) y muchas supersticiones e inventos básicos derivan de él. En al-
gunas comarcas (Canarias por ejemplo) su tipo físico se ha conservado.
La península Ibérica ha desempeñado un gran papel en toda esta serie de
creaciones culturales. Aun apareciendo como una prolongación de las ricas cul-
turas que tienen su centro en la Aquitania y otras regiones francesas, su perso-
nalidad es clara: falta de escultura, aparición de formas de utillaje propias
(sobre todo en el Solutrense), predominio de las formas gravetienses y del
Epigravetiense que sustituye en la mayor parte de la Península '11 Magdale-
niense, posible variante «mediterránea" en el utillaje y arte, como una provin-
cia aparte dentro del Paleolítico superior europeo.
Naturalmente, este papel resulta muy acrecido si aceptamos que el hombre
del Paleolítico pudo cruzar, por lo menos en circunstancias favorables, el corto
trecho de mar que separa las respectivas costas de Europa y Africa entre Gi-
braltar y Ceuta. Entonces, los contactos a través de este puente pudieron pro-
ducir fenómenos históricos y culturales que aún no podemos medir con precisión.
En nuestra ojeada consideramos tres etapas, desiguales en duración, que se
han sucedido a lo largo de un siglo aproximadamente.
La primera va desde los primeros estudios hasta 1914, fecha de aparición
de los primeros trabajos de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y
Prehistóricas de Madrid. La segunda, desde este momento hasta 1936, tras la
excavación de la Cueva del Parpalló y' cuando empezaban a divulgarse sus re-
sultados. Desde 1940 se desarrolla una tercera etapa de gran expansión cientí·
fica que se puede hacer llegar hasta estos últimos años, en los que se va pre-
cisando un panorama de próximo futuro, de mucha mayor intensidad y que
podrá constituir una nueva etapa. El panorama de estos últimos años es sin
duda relativamente confortador. En todo el mundo el estudio del Paleolítico
Superior ha realizado grandes progresos. Grandes descubrimientos en Africa,
Asia occidental y oriental van acompañados de la revelación de un importante
Paleolítico Superior en América, retrotrayendo la fecha del poblamiento del
Nuevo Mundo.
Métodos sensacionales de medición cronológica nos han dado lo que pa-
recía imposible, una cronología bastante precisa para esta etapa. Estudios pali-
LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA XIII

nológicos y climatológicos en general proporcionan la visión del ambiente, de


forma tan certera, o más aún, a cómo podemos obtenerlo para épocas históricas
mucho más cercanas a nosotros. Hace poco se han logrado fechas con el método
del Torio-Uranio para líneas costeras de Alicante y Mallorca que se refieren al
Paleolítico Medio.
Cierto es que sólo empezamos en España a aplicar por nuestra cuenta tales
métodos y que el número de fechas de C.14 para nuestros yacimientos es redu-
cidísimo; pero todo ello está mejorando y cabe pensar que en adelante nuestros
especialistas no habrán de pasar ante sus colegas extranjeros por el complejo
de inferioridad que la pobreza de métodos modernos y de recursos de toda
clase puede producir.
Acaso por este panorama desfavorable y que tiene una serie de causas en
las que no nos vamos a detener ahora, ha habido en los últimos años varios
intentos por parte de investigadores extranjeros de estudiar los períodos de
Iluestro Paleolítico Superior, excavando nuestros yacimientos. Otros han clasifi-
cado el material de nuestros museos. Esto, por lo menos, es un toque de aten-
ción a nuestros especialistas para que no se duerman en el fácil monopolio que
hasta ahora han podido más o menos mantener.

PRIMERA ETAPA. HASTA 1914

Hasta hace cosa de un siglo no puede decirse que preocupe en España el


estudio de las etapas paleolíticas. Admira hoy leer el artículo de divulgación,
muy acertado por cierto, que Gustavo Adolfo Bécquer escribió o la teoría
.,......excelente para su época- del manual de Prehistoria de Sales y Ferrer. 1 Tam-
poco podía faltar la legión de quienes temían los excesos heterodoxos en que
algunos aficionados a la nueva ciencia cayeron. Basta contemplar las dos posi-
ciones que Menéndez Pelayo mostró frente a la Prehistoria a lo largo de su
vida para comprender las tensiones a que aquélla dio lugar. 2
Pero puede decirse que los hallazgos paleolíticos empezaron en España des-
de 1848, en que Casiano de Prado y otros geólogos extrajeron el resto de un
Elephas antiquus del Tejar de las Animas, en San Isidro (Madrid), mientras
en una cantera de Gibraltar aparecía un cráneo que pertenecía a la raza de
Neandertal (bautizada sólo en 1856 por el hallazgo de una bóveda craneal hu-
mana en el valle del Neander, en Alemania). 3 .

Es centenario, pues se publicó en 1868, el libro de Manuel de Góngora


Antigüedades Prehistóricas de Andalucía, donde sin que el autor se dé cuenta
existe alguna sencilla cita de yacimientos paleolíticos y de piezas de sílex de
los mismos. 4
Es bien explicable que, dada la situación de la Península, su remota pre-
historia interesara a los sabios extranjeros. Una serie de ellos, franceses casi
todos, queda unida a la investigación de nuestro Paleolítico. Es Lartet, quien
en abril de 1862 visita con Verneuil y Casiano Prado el yacimiento de San Isi-
dro en las terrazas del Manzanares, descubriendo la primera hacha de mano
reconocida como tal en nuestro país, y que luego explora las cuevas de Came-
ros. s Son los eolitófilos que discuten en el Congreso Internacional de 1880 en
Lisboa el valor de los hallazgos de Ota. 6 Son los innumerables sabios europeos
que deciden que· Altamira no puede ser auténtico. Es un hombre tan eminente
como el profesor Cartailhac, que, si tiene una posición negativa respecto de
Altamira, supo darnos· una obra tan fundamental como Les ages préhistoriques
de l'Espagne et du Portugal (París, 1886), figurando por tanto ·entre los sabios
1. BÉCOUER, G. A.: Obras, Ed. Plaza & Janés, S. A., Barcelona, 1961, p. 643-649.
SALES y FERRER: Prehistoria y origen de la Civilización. Tomo I: Edad Paleolítica.
Sevilla·Madrid, 1880.
2. MENÉNDEZ y PELAYO, M.: Historia de los Heterodoxos españoles, t. I, 2.' Edición,
Madrid, 1911.
3. Sobre Gibraltar, FALCONER, H.: Paleontological memoirs and notes. Londres, 1868.
4. GóNGORA, MANUEL DE: Antigüedades prehistóricas de Andalucía. Madrid, 1868.
5. PÉREZ DE BARRADAS, J.: El descubridor del hombre fósil en España, Don Casiano del
Prado y Val/o. «Investigación y Progreso» (Madrid), n, n.O 1 (1928).
6. Sobre el Congreso de L1Sboa: C. Int. d'Anthrop. et d'Arch. Prehistorique C. R. de
la IX Sesion a Lisbonne 1880. Lisboa, 1884. La comunicación de C. Ribeiro sobre Qtta y la
discusión, p. 81, Y la comunicación de J. F. H. Delgado sobre la cueva de Furninha y la
discusión, p. 207.
XIV LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLíTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

franceses que han actuado en primera fila de la investigación arqueológica de


España. Muchos otros nombres, de franceses especialmente, podríamos añadir
aquí, para el siglo XIX. Destaquemos el de Eduardo Harlé, que figuró como
paleontólogo con frecuencia en el estudio de materiales hispánicos.'
Sería injusto no hacer resaltar la labor de nuestros colegas portugueses en
la investigación paleolítica de los primeros tiempos. Sin duda se hallaban en·
tonces en claro adelanto sobre sus colegas españoles. Carlos Ribeiro, conocido
eolitófilo, Pereira Da Costa, Nery Delgado, Leite de Vasconcellos, Vergilio
Correia, loaquin Fontes, Alves Pereira, ,. P. Tavares, el antropólogo Paula
Oliveira, merecen, entre otros, destacarse.
Entre los españoles de esta primera época, y después de Casiano de Prado,
brilla con extraordinario fulgor el nombre de Juan Vilanova y Piera. Este ex-
celente geólogo estuvo en contacto con la ciencia internacional, figuró en el
Congreso de Antropología y Arqueología Prehistóricas de Lisboa en 1880, don-
de defendió, sin éxito, la autenticidad del arte de Altamira, que su amigo
Sautuola había descubierto en 1879. Ya en 1872 publicó su Origen, naturaleza
y antigüedad del hombre. Su Geología y Protohistoria ibéricas (Madrid, 1893),
en colaboración con Rada y Delgado, constituye un buen tratado para su épo-
ca. En su Geología del país valenciano dio a conocer su descubrimiento de la
cueva del Parpalló. Sin duda se formaron con él muchos discípulos para los
que la Prehistoria se convertiría en tema favorito y que siguieron atendien-
do, sin organización conveniente, los hallazgos del Manzanares. También en
el norte seguían algunos aficionados la rebusca de nuevas estaciones, tras la
publicación por Marcelino de Sautuola de su trabajo Breves apuntes sobre al-
gunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander (Torrelavega, 1880),
Así, el padre Lorenzo Sierra reunía en 1908 los datos sobre la provincia de
Santander, en plena etapa de prospección del arte rupestre, ya reconocida su
autenticidad;' y Gálvez Cañero; en 1912, publicaba una nota sobre las caver-
nas de Vizcaya. En 1892 empiezan las excavaciones en la cueva de Aitzbitarte
(Rentería) por el Conde de Lersundi, Soraluce, E. Rotonda y otros. 10
Paleolitistas de aquella primera hora los hubo también en Cataluña. Suce-
sivamente, el padre Catá, Alsius y Torrent y Bonsoms, exploran las cuevas de
Seriñá, salvando Alsius, con su gran intuición, la mandíbula neandertaloide
de Bañolas. Aún habría que añadir a esa primera época los nombres de dos
naturalistas, el profesor Manuel Cazurro, del Instituto de Gerona, y el geólo-
go Luis Mariano Vidal; ambos estudiaron los vestigios paleolíticos en Ca-
taluña. 1I
Luis Siret, ingeniero belga, que con su hermano Enrique pudo gozar las
primicias de una zona extraordinariamente rica en Arqueología, incluso en
vestigios del Paleolítico Superior, como es la provincia de Almeria y la zona
colindante de Murcia, realizó en ellas descubrimientos sensacionales para di-
cha etapa, aunque hasta mucho después no pudiera darse cuenta de su ver-
dadero carácter."
La actividad principal y muy destacada a comienzos del presente siglo fue
la del estudio del arte rupestre, que se reveló como algo inesperado. En 1902,
el profesor de Toulouse Emilio Cartailhac, a quien ya hemos citado por su

7. HARLÉ, EDOUARD: Les ftrottes d'Aitzbitarte ou Landarbaso, á Renteria pres de Saint


Sebastien. «Bol. R. Ac. de HISt.., LII, Madrid, 1908. - Ensayo de una lista de mamíferos
y aves del Cuaternario conocidos hasta ahora en la Península Ibérica. «Bol. Inst. Geol.
Esp .• (Madrid), XXXII (1911).
8. LORENZO SIERRA, P.: Notas para el mapa paletnográfico de la provincia de San-
tander. «Actas y Memorias. Congr. Naturalistas Españoles», Zara¡¡oza, 1908.
9. GÁLVEZ CAÑERO, A. DE: Nota acerca de las cavernas de VIzcaya . • Boletín Instituto
Geológico de España» (Madrid), XXXIII (1912).
lO. La bibliografía completa sobre el yacimiento de Aitzbitarte puede verse en: BARAN-
DIARÁN, IGNACIO: El paleomesolítico del Pirineo occidental. Bases para una sistematización
del instrumental óseo magdaleniense. Zaragoza, 1967.
11. Sobre estos autores catalanes, CAZURRO, M.: El cuaternario y las estaciones de la
época paleolítica en Cataluña. Memorias de la Real Academia de Ciencias y Artes. Barce-
lona, 1919. - VIDAL, L. M.: Abric Romaní, Estació Agut, etz. «A.LE.C .• , IV (1911-1912), 286.
12. SIRET, LUIS: Classification du Paléolithique dan s le Sud-Est de I'Espagne. XV Con-
gres International d'Anthropologie et d'Archéologie Préhistorique. Portugal, 1930 - París,
1931. - L'Espnr,i1e préhistorique «Revue des Questions Scientifiques». Bruselas, 1893.
LA INVESTIGACiÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA XV

interés por la Prehistoria hispana, tras entonar su «mea culpa»,1J se hacía acom-
pañar por un joven sacerdote, el abate,·Breuil,. para copiar las pinturas de AI-
tamira, reconocidas ya como auténticas. Inmediatamente se iniciaba una fértil
rebusca, tanto en Francia como en España, que producía una rica cosecha de
¡lUeVaS cuevas pintadas. Hermilio Alcalde del Río y el padre Lorenzo Sierra
descubrían importantes estaciones (Castillo, Pasiega, etc.), mientras Breuil y su
gran amigo y colega de Friburgo, Hugo Obermaier, proseguían el estudio de
las va conocidas. 14
Én Asturias, paralelamente, siguen por igual camino, sobre todo, el Conde
de la Vega del Sella y un excelente geólogo, Eduardo Hernál1dez Pacheco,
aunque sus actividades pertenecen mejor al período siguiente.
Tanto Breuil como Obermaier trabajaron bajo el patrocinio del «Institut
de Paleontologie Humaine» de Paris, fundación del Príncipe Alberto de Mó-
naco, gran mecenas de la Ciencia, que había llegado a la Prehistoria impulsado
por los extraordinarios hallazgos realizados en su pequeño principado o en las
cercanías del mismo. Gracias a su apoyo pudiera/! no sólo copiarse las pin-
turas descubiertas, sino extender las prospecciones por otras zonas españolas
e incluso iniciar excavaciones en gran escala por vez primera en España. Des-
de 1910, el rico vestíbulo de la cueva del Castillo, con sus 18 metros de espe-
sor de depósitos, va a revelar con su estratigrafía la serie de industrias que
abarcan con especial intensidad el Paleolítico Superior. Durante varios años,
Santander se convierte ([sí en uno de los grandes centros internacionales para
el ·estudio del Paleolítico, y por dicha cueva pasan en feliz aprendizaje figuras
muy destacadas entre los jóvenes prehistoriadores de entonces, como el barón
Blanc, el americano Mac Curdy, Paul Wernert, Miles Burkit, etc."
En 1903 surge la figura de un aficionado, poco más que un autodidacta, al
que su gran vocación, capacidad artística e incansable espíritu prospector ha-
bían de proporcionar grandes triunfos en el campo de la arqueología hispana.
Nos referimos a Juan Cabré Aguiló, quien en aquella fecha descubre las pin-
turas del abrigo del Calapatá, en Mazaleón, y con ello abre un nuevo y denso
capítulo para nuestra Prehistoria, el del arte rupestre levantino. ,.
Cabré era el protegido de un ilustre prócer que llegó a ser jefe del partido
carlista, el Marqués de Cerralbo. Afincado en el alto Jalón, Cerralbo exploró
esta comarca a fondo, con hallazgos del mayor interés. Entre ellos no faltaron
algunos pertenecientes a la época que estudiamos, de menor importancia que
los de Torralba y Ambrona (cheleo-achelense). 17
En 1907, el párroco Huguet descubría en Cogul (Lérida) , el famoso friso
pintado de la «Roca deis moros», estudiado después por Roca/ort y por Breuil.
El hallazgo impulsó a este último a trasladar el campo de sus exploraciones
a las zonas levantina y meridional de España, donde realizó largas y minucio-
sas prospecciones, durante las cuales visitó gran número de estaciones paleolíti-
cas que nadie había conocido y una larga serie de abrigos con pinturas: Alca-
ñiz, Albarracín, Alpera, Minateda, Vélez Blanco, etc. Descubrimientos suyos
(por lo menos, de su importancia), fueron entonces los de la cueva del Parpalló
en Gandía que sólo el estallido de la primera guerra europea impidió que fue-
ra excavada por él, y la de Ambrosio (Vélez Blanco), cuyo permiso de exca-
vación también consiguió, a la que fue acompañado por Federico de Motos; a

13. CARTAILH4C, EMlLE: Les cavernes ornées de dess;"s. La grotte d'Altamira, Espa-
gne .•Mea culpa> d'un esceptique. «l'Anthropologie., XIII (1902), 348-354.
14. Sobre estos hallazgos, H. ALCALDE DEL Río, H. BREUIL y L. SIERRA: Les cavernes de
la Région Cantabrique (Espagne) (Peintures et gravures murales des cavernes paléolithi-
ques). Mónaco, 1911. . .
15. Sobre la cueva del Castillo, H. OBERMAIER Y H. BREUIL: Fouilles de la grotte du
Castillo (Espagne). XIV Congres International d'Anthropologie et d'Archeologie Prehisto-
rique. Ginebra, 1912. - Fouilles de I'Institut de Paleontologie Humaine a la grotte CastU/o•
• l'Anthropologie. , XXIII (1912), 601-602. - Travaux exécutés en 1912, Castillo. cl'Anthropo-
logie», XXIV (1913), 3-5. -'-- Travaux en Espagne, Feuilles du .Castillo., el Puente Viesgo
(Santander). cl'Anthropologie., XXV (1914), 233-235.
16. CABRIl, JUAN: El arte rupestre en España. Madrid, 1915.
17. AGUILERA y GAMBOA, ENRIQUE DE, MARQU1ls DE CERRALBO: El Alto Jal6n. D~scubri­
mientas arqueol6gicos. Madrid, 1909.
XVI LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLíTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

éste se debe el descubrimiento y estudio de los yacimientos y pinturas de esta


última región."

SEGUNDA ETAPA. DE 1914 A 1936.

Con toda esa compleja actividad por parte de nacionales y extranjeros,ha-


bía madurado el estudio de nuestro Paleolitico. Y así no es extraño que la feliz
conjunción de geólogos y arqueólogos licjlase a la creadú¡¡ en Madr-:d CIl 1911
(con efectividad en 1913), bajo la égida de la Junta de Ampliación de Estudios,
de una Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, cuya labor,
aun no habiendo sido todo lo duradera que cabía esperar, representa la con-
sagración definitiva de la investigación prehistórica en España. Precisamente
para ordenar esta última se había creado en 1911 la Junta Superior de Exca-
vaciones y Antigüedades, cuyo reglamento había permitido la vigilancia de ya-
cimientos y hallazgos arqueológicos de todo género.
Poco después, en 1914, sürgía también en Barcelona un centro de estudios
prehistóricos de ambiciosos propósitos. Nos referimos al Servicio de Investiga-
ciones Arqueológicas que la Diputación creó dentro del marco del «lnstitut
d'Estudis Catalans». Se puso aquél bajo la dirección de un joven profesor uni-
versitario, recién vuelto de sus estudios en Alemanic.l, I'eJro iJOSC;¡ Ci¡¡¡PCfii,
quien el 2 de octubre de 1916 inicia en la Universidad de Barcelona sus ense-
ñanzas que tanta repercusión han tenido en el desarrollo de la arqueología
hispana. Es cierto que la actividad del Servicio atendió más a los yacimientos
postpaleolíticos. Pero la excavación del Cau de les Coges de San Julián de Ra-
mis por Wern.ert y Pallarés, la ayuda a Amador Romaní en sus excavaciones
de Capellades, los estudios de las pinturas rupestres de Tivisa, Vandellós, Beni-
fallet y la Valltorta (Colominas, Durán Sanpere), la excavación de los Caus del
Duc de Torroella de Montgri y de Ullá, por Pallarés y Pericot, pueden refe-
rirse a la época que estudiamos."
En 1922 el profesor Bosch Gimpera publicaba su síntesis de la Prehis-
¿aria peninsular, 20 que luego completó en trabajos sucesivos, coronados por la
obra Etnología de la Península Ibérica (Barcelona, 1932) de la que dio una
versión posterior, La Formación de los Pueblos de España (México, 1945).
Durante muchos años el esquema que Obermaier, para el Paleolítico, y Bosch
Cimpera, para los períodos siguientes, habían establecido, constituyó algo así
como la Ortodoxia. Por lo menos para los científicos extranjeros que confiaban
en aquéllos. Esto produjo una cierta tensión en algunos momentos. Más tar-
de, los nuevos hallazgos y criterios modificaron las conclusiones de nuestros
especialistas y hoy no puede hablarse de posiciones tan rígidas.
Vale la pena examinar con mayor detalle la actuación en el campo de la
investigación paleolítica de los organismos que acabamos de citar. La Junta
Superior de Excavaciones y Antigüedades fue establecida por la ley de 7 de
julio de 1911, con Reglamento de 1 de marzo de 1912. En este último año se
concedieron los primeros permisos para excavaciones. Entre ellos figuran los
referentes a la cueva del Castillo, que se otorgó a Hermilio Alcalde del Río, de
las cuevas de la Pasiega y de Vaile, concedidas al profesor Boule, y la de To-
rralba, al Marqués de Cerra/bo. En el mismo año o en los inmediatos siguientes,
se concedieron entre otros permisos los de la excavación de la cueva de Am-
brosio en V élez Blanco, la cueva del Parpalló en Candía y la cueva de las
Calaveras en Benidoleig, al abate Breuil.
Hasta 1915 no aparecieron las primeras memorias de la Junta, que siguie-
ron publicándose, en número de 136, hasta el año 1935. De aquel número, sólo
ocho están dedicadas a yacimientos preneolíticos. En 1920, P. Wernert y J.
Pérez de Barradas dan cuenta de los yacimientos paleolíticos p.el valle del

18. BREUIL, HENRI, y OBERMAIER, HUGo: Travaux exécutés en 1912, Travaux sur les
peimures rupestres d'Espagne. «1' Anthropologie», XXIV (1913), 5·16. - Travaux en Espa-
gne. «l'Anthropologie», XXV (1914), 235·253.
19. Véanse los artículos publicados en el .Anuari de l'Institut d'Estudis Catalans.,
desde el volumen V correspondiente al año 1914.
20. BoscH GIMPERA, PEDRO: Ensayo de una reconstrucción de la Etnología Prehistó·
rica de la Península Ibérica. Santander, 1922. - Assaig de reconstrucció de l'Etnologia de
Catalunya. Discurs de l'Academia de Bones Lletres de Barcelona, 1922.
LA INVESTIGACiÓN DEL ,PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA XVII

Manzanares. El último de dichos autores publica, en 1921, 1922, 1923 Y 1924,


sendas memorias de sus excavaciones en el Manzanares. En 1922 el padre Car-
bailo da cuenta de las excavaciones en la cueva del Rey (Villanueva, Santan-
der). En 1933, Carballo y Larín publican su memoria sobre la excavación de la
cueva del Pendo. En 1934, Porcar, Obermaier y Breuil dan cuenta de las im-
portantes pinturas de los abrigos de Cueva Remigia, en Ares del Maestre (Cas-
tellón).
En cambio, casi toda la actividad de la Comisión de Investigaciones Pa-
leontológicas y Prehistóricas se concentró en la excavación y publicación de
yacimientos paleolíticos. Así, en 1915, Juan Cabré publica El arte rupestre en
España, en el que intenta una síntesis de cuanto se sabía entonces acerca de
este apasionante tema, por lo que la obra fue muy útil. Al año siguiente
apqrecía la primera edición de una obra fundamental que tuvo gran repercu-
sión en todo el mundo, El hombre fósil, por R. Obermaier. La segunda edición
de esta obra, que fue traducida al inglés, es de 1925. Nos alabábamos entonces
de tener en castellano el mejor manual sobre Paleolítico. A Obermaier se deben
otros excelentes manuales y monografías."
El Conde de la Vega del Sella inicia aquí sus importantes publicaciones con
La cueva del Penicial (Asturias) en 1914. En 1917, defendió la teoría del glacia-
rismo cuaternario por desplazamientos polares. Siguen, en 1916, el estudio sobre
Cueto de la Mina. En 1921, publica El Paleolítico de Cueva Morin (Santander)
y notas. para la climatología cuaternaria. En 1930, Las cuevas de la Riera y
Balmod (Asturias). En 1923; El Asturiense, donde defendió su hipótesis sobre
esta cultura. En 1918, en colaboración con Rugo Obermaier, La Cueva del Buxu
(Asturias). Discípulo de Obermaier, ya en esta primera etapa, fue /. Pérez de
Barradas. Ambos estructuraron la secuencia de las industrias del Manzanares,
estudio que por desgracia la guerra truncó. En varias ocasiones Pérez de Barra-
das insistió en el tema.'2
Como resultado de la labor conjunta de los miembros de la Comisión, que
comprendieron ya entonces el difícil problema de la nomenclatura paleolítica,
apareció en 1916 el trabajo titulado Nomenclatura de voces técnicas y de ins-
trumentos del Paleolítico.
A Paul Wernert se deben varios trabajos publicados por la Comisión, entre
ellos Representaciones de antepasados en el Arte paleolítico (1916), Las pin-
turas rupestres del Barranco de Valltorta (Castellón) en colaboración con Rugo
Obermaier, en 1919.
La labor de Rernández Pacheco ha sido muy activa y definida. Partiendo
del estudio geológico y paleontológico (por ejemplo su estudio con Obermaier
de la mandíbula neandertalense de Bañolas), realizó notables trabajos arqueo-
lógicos, y tuvo clara visión de algunos problemas de nuestra prehistoria. En 1917
publicó los grabados de la Cueva de Penches y en 1919 el arte rupestre de la
cueva· de San Román de Candamo. Aparte su excavación de la cueva de la
Paloma en Soto de las Regueras (Asturias), publicada en 1923, tuvo ocasión
de estudiar algunas de las pinturas levantinas, y ello le llevó en fecha tan
temprana como 1924, a ofrecer en su libro sobre la cueva de la Araña (Bicorp,
Valencia) una hipótesis que entonces parecía completamente heterodoxa, y que
hoy tiene plena validez, estableciendo diversas etapas para dicho arte, que iban
desde el Paleolítico final hasta el Neolítico.
Gran colaborador de Rernández Pacheco y de la Comisión de Investiga-
ciones Paleontológicas y Prehistóricas fue un experto dibujante, al que se deben

21. OBERMAIER, HUGo: El hombre fósil. Madrid, 1916 (2.- edición, 1925). La segunda
edición fue traducida al inglés por la Universidad de Yale en 1925, bajo el título The fossil
man in Spain. - Estudios prehistóricos en la provincia de Granada. _Anuario del Cuerpo
facultativo de Archiveros Bibliotecarios y Arqueólogos>, 1 (1934), 255. - La vida de nues-
tros antepasados cuaternarios en Europa. Madrid, 1926. - (En colaboración con H. BREUlL
Y H. ALcALDE DEL RÍo): La Pasiega iI. Puente Viesgo. Mónaco, 1913. - (Con H. BREUIL y
W. VERNER): La Pileta iI. Benaoján. Mónaco, 1915. - (Con H. BRBUIL): La cueva de Altamira.
'Madrid, 1935. - (Y con GARctA BELLIDO y L. l'ERIcor): El hombre prehistórico y los oríge·
nes de la humanidad (IHE n.O 22343).
22 .. PIlREz DE BARRADAS, J.: Nuevos estudios de prehistoria madrileña. -Archivo de
Prehistoria Madrileña>, IV-VI (1933·1935). - Las problemas del Paleolítico superior madri-
leño. _Investigación y Progreso> (Madrid, VII (1934). - Nuevas investigaciones sobre el
yacimiento de San Isidro. _Archivo Español de Arqueología> (Madrid), XIV (1940-1941).
XVIII LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

muchas copias de arte rupestre, Francisco Benítez Mellado; otros colaborado-


res naturalistas fueron: l. del Pan y O. Cendrero. 23
El título de algunos de los trabajos de Hernández Pacheco (La vida de
nuestros antepasados paleolíticos según los resultados de las excavaciones en la
caverna de la Paloma (Asturias), Madrid, 1923) indica ya la preocupación et-
nológica que, superando-la pura erudición del estudio del utillaje, aparecía en
nuestra ciencia. Es curioso que por aquel tiempo Obermaier se preocupaba
del mismo punto de vista, ya que su discurso de ingreso en la Real Academia
de la Historia se titulaba La vida de nuestros antepasados cuaternarios en
Europa."
Obermaier, al ser nombrado catedrático de Historia Primitiva del Hombre
en la Universidad de Madrid, tuvo ocasión de formar una escuela a la que
pertenecían, además de Pérez de Barradas, Julio Martínez Santa-Olalla, Francisco
Esteve y Martín Almagro. De los últimos hablaremos en el apartado siguiente.
En cuanto a Pérez de Barradas, siguió, hasta el año 1936, publicando tra-
bajos sobre Paleolítico. En los últimos años de esta etapa mantuvo una gran
actividad el Servicio de Investigación Prehistórica del Ayuntamiento de Ma-
drid. Durante los mismos se publicaron varios densos volúmenes, que con-
tienen trabajos, de gran interés, de Pérez de Barradas, el cual desde 1926 insis-
tía en la presencia de industrias norteafricanas (esbaikiense y ateriense) en el
Paleolítico Superior, aunque para Pérez de Barradas eran unas facies del Mus-
teriense del centro de España. 25
También en 1934, Cabré dio a conocer un sensacional descubrimiento, el
de dos cuevas con importantes grabados, las de los Casares y de la Hoz, cerca
de Ribas de Saelices (Guadalajara). 2.
Es evidente que las enseñanzas de estos profesores y el "ambiente de atrac-
ción por la Arqueología se manifiesta en la proliferación de actividades y el
interés cada vez mayor de las entidades provinciales. En este sentido fue de
grandes consecuencias científicas la fundación, en 1927, del Servicio de Investi-
gación Prehistórica por la Diputación Provincial de Valencia. Por la fecha
se ve el paralelismo con la fundación de un centro, de nombre parecido, por
el Ayuntamiento de Madrid. 27 •
El S. l. P. de Valencia se propuso, además de sus varias actividades en el
dominio del Neolítico y de la cultura ibérica, estudiar el Paleolítico Superior
valenciano, del que a través de los trabajos de Breuil se conocía la probabilidad
de que juera interesante. Desde 1928 a 1931 se realizó la excavación del Par-
palló que alteró tantas cosas en el planteamiento del Paleolítico Superior español
y del Mediterráneo en general. La fecha de 1929 es transcendental para nuestra
visión del Paleolítico Superior. 28 En el momento en que el arqueólogo ita-
liano Mocchi" publicaba en Appunti sull capsiano un mapa de España con do-
cenas de estaciones capsienses señaladas en él, perfectamente clasificadas en
varias etapas, mis excavaciones en el Parpalló demostraban que en la zona le-
vantina no había tal capsiense, sino una cultura perfectamente análoga a la

23. HERNÁNDEZ PACHECO. E.: La mandíbula neandertaloide de Bañolas. Madrid. 1915.-


Los grabados de la cueva de Penches. Madrid. 1917. - La caverna de la Peña de Candamo.
Madrid. 1919. - Las pinturas prehistóricas de la cuew< de la Araña (Valencia). Madrid.
1924. - La vida de nuestros antepasados paleolíticos. Madrid. 1932.
24. OBERMAIER. HUGo: La vida de nuestros antepasados cuaternarios .... citado. nota 21.
25. PÉREZ DE BARRADAS. J.: Nuevas civilizaciones del Paleolítico de Madrid . • Butlletí
de l'Associació Catalana d·Antropologia. Etnologia i Prehistoria. (Barcelona). II (1924).
26. CABRIl. J.: Las cuevas de los Casares y de la Hoz . • Archivo Español de Arte y Ar-
queología •• n.O 30 (1934).
27. Del Anuario de Prehistoria Madrileña patrocinado por el Ayuntamiento de Ma-
drid. sólo se publicaron cinco volúmenes hasta el año 1935. El Archivo de Prehistoria Le-
vantina. patrocinado por la Diputación de Valencia. sigue publicándose aún hoy día. con-
tando en su haber once volúmenes.
28. Sobre el Parpalló: LUIS PERICOT: Las excavaciones de la cueva del Parpalló (Gan-
día. provincia de Valencia). en «Investigación y Progreso. (Madrid). 1933. - La cueva del
Parpalló (Gandía). Madrid. 1942. - Parpalló. treinta y cinco años después. (IHE n.o 62805).
- Un cuadrilátero artístico en el Paleolítico Superior: Africa-Romanelli-Perigord-Parpalló.
en cAmpurias>. V. 1943. p. 295-299. - Estudios sobre cuevas paleoliticas valencianas. Cava
del Parpalló. Valencia. 1947.
29. MOCCHI. A.: Una pagina de Preistoria dell'Africa settentrionale (Apunti sul Cap-
siano) . • Riv. I'Universo •• X (1929). 767-802. - Origini Sbaikiane del Solutreano dall'-Acheu-
leano . • Archivo per l'Antropologia e I·Etnologia., IX (1929). 1-4.
LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA XIX

europea, lo que, unido a los resultados que por entonces obtenía en el norte
de Africa el profesor R. Vaufrey,30 relegaba en un abrir y cerrar de ojos el Cap-
siense paleolítico al reino de la fantasía. Todo el panorama del Paleolítico Su-
perior español y del Occidente europeo en general campió así radicalmente. G.
Viñas, M. Jomet, E. Jiménez Navarro, Vidal L6pez, colaboraron entonces con-
migo. Mas al sur, Siret publicaba, a consecuencia de los hallazgos del
Parpalló, su rico material solutrense. 31 En la costa de Málaga, Miguel Such
excavaba desde 1917 la cueva del Hoyo de la Mina. 12
Muy importante era también la actividad de los investigadores vascos pro-
tegidos por sus corporaciones. Entre otros yacimientos explorados por grupo
tan destacado, formado, sobre todo, por el profesor Aranzadi y ,. Miguel de Ba-
randiarán, destaca la cueva de Santimamiñe (Cortezubi, Vizcaya) 33 con pinturas
e industria que constituyen una importante contribución al conocimiento del
Paleolítico cantábrico. Otras cuevas de la región (Ermitia, Lumentxa, Armiña,
Urtiaga, Bolincoba, Bolzola, Berroberria, etc.) fueron descubiertas, en su ma-
yoría por Barandiarán, mientras Telesforo de Aranzadi definía el tipo antropo-
16gico vasco clasificando los vestigios hallados en los yacimientos de esta épo-
ca o posteriores. 34 No faltando numerosos aficionados que hacen de esta zona
una de las de más densa prospección; ni revistas como el «Anuario de Eusko
Folklore» donde publicar .los hallazgos.

TERCERA ETAPA. DESDE 1940.

La interrupción de tantos aspectos de nuestra investigación científica, des-


de 1936 a 1940, ocurrió cuando aparecía la Prehistoria española en un momen-
to de renovación, al incorporarse a la docencia varios jóvenes investigadores.
J!:stos eran los discípulos de los maestros que hemos citado para el período an-
terior. Junto a ellos, más numerosos aún, van incorporándose los discípulo de
aquellos discípulos, es decir, la tercera generación de prehistoriadores profe-
sionales en España, que en los tiempos últimos han dado lugar, a su vez, a la
presencia ya de una cuarta generaci6n.
Métodos y puntos de vista nuevos han variado bastante el panorama del
Paleolítico Superior. La multiplicidad de especialistas y de sus trabajos hace
difícil nuestra labor de síntesis, que intentaremos resumir.
Hemos visto los antecedentes que han llevado al estudio de aquella época
a su estado actual. Sin duda no ha alcanzado la prodigiosa multiplicación de
hallazgos que podemos observar para épocas posteriores. Los descubrimientos
se realizan con ritmo pausado, lo que por otra parte evita que proliferen en
exceso los aficionados, que en este campo pueden producir graves daños. Sin
embargo, no se puede negar que en los últimos tiempos se han realizado bue-
nos avances.

30. VAUFREY, R.: Notes sur le capsien. '¡'Anthropologie., XLIII (1933). - Stratigra·
graphi.e capsienne. • Swiatowit» (Varsovia), XVI (1934·1935); XVII (1936). - L'art rupestre
Nord-Africain. «Archives de I'Institut de Paleontologie Humaine. (París), 1939. - En cola-
boración con E. G. GOBERT: Deux Gisements extremes d'lberomaurusien. d'Anthropologie.,
XLII (1952), 449.
31. SIRET, L.: Classification du Paléolithique ... , ver nota n.o 12. - L'Espagne préhistori-
que, ver nota n.O 12. .
32. SUCR, M.: Avance al estudio de la caverna «Hoyo de la Mina. en Málaga. «Bole-
tín de la Sociedad Malagueña de Ciencias. (Málaga), 1920.
33. Sobre la historia de las investigaciones en el País vasco, v. J. M. DE BARANDIARÁN:
lA Prehistoria en el Pirineo. vasco. Estado actual de su .estudio. Actas 1 Congreso Inter-
nacional de Estudios Pirenaicos. Zaragoza, 1952, p. 6. - E. J. VALLEsP1: Las investigaciones
prehistóricas en la provincia de Alava. «EstudIOS de Arqueolo¡ría Alavesa. (Vitoria), 1
(1966), p. 12. - J. ELOSEGUI: Pequeño ensayo sobre la PrehistOria y la Paleontología del
Cuaternario de Guipúzcoa y sus materiales de estudio . • Ikuska. (Sare), n.O 6·9 (1947·1948),
54. - IGNACIO BARANDIARÁN: El Paleomesolitico del Pirineo occidental. Zaragoza (1967), p. 13.
34. ARANZADI, TELESFORO DE: El pueblo Euskalduna. Estudio de antropología. San Se-
. bastián, 1889. - Cráneos de GuipÚzcoa. .Asociación Española para el Progreso de las
Ciencias •. Congreso de Madrid, 1913. - Cráneos de Vizcaya. «Asociación Española para el
Progreso de las Ciencias •. Congreso de Bilbao. - El tipo y la raza de los vascos. Bilbao,
1919. - Triangulación de la calvarie en cráneos de Vizcaya. «Boletín de la R. S. Esp. de
Cien. Nat.>, XXI (1921). - Síntesis métrica de cráneos vascos. «Sociedad de Estudios
vascos>. San Sebastián, 1922. - Cráneos del cementerio franco de Pamplona. Barcelona,
1922.
xx LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

Por una parte es de notar la continuación de la escuela de Barcelona, man-


tenida por los discípulos del profesor Almagro (1940-1954) y del autor d,e
estas líneas." A los profesores Maluquer, Tarradell, Palol, Arribas, Ripoll, es-
pecialista en el estudio del arte rupestre en sus varios estilos, siguen M. Oliva,
F. Riuró, J. M. Corominas, R. Martín, Ana M. Muñoz, M. Luisa Pericot, entre
otros, limitándonos al campo del Paleolítico Superior. A su lado, ya distingui-
do en la epoca anterior, figura Salvador Vilaseca, de Reus, con magnífica labor
en los yacimientos tarraconenses, entre los que descuella por sus materiales del
Paleolítico Superior el abrigo de Sant Gregori (Falset). J6 No puede señalarse
gran actividad respecto de dicha época si exceptuamos la zona de Bañolas-Se-
riñá en la provincia de Gerona, donde se excavó de nuevo la Bora Gran d'en
Carreras y se estudiaron otros yacimientos antes desconocidos, entre los que
destaca la cueva del Reclau Vi ver, con profusión de niveles. La revisión de la
cueva solutrense del Cau de les Goges, en San Julián de Ramis, no dio resul-
tado, y queda en pie ante las nuevas tendencias el problema de la cronología
de las cuevas del Montgrí. 37
Las actividades de Eduardo Ripoll, desde 1963 director del Museo Arqueo-
lógico de Barcelona, tanto en el estudio del arte rupestre como en excavaciones,
con varios colaboradores entre los que destacan, en el campo que nos ocupa,
R. Batista y M. Llongueras, han sido altamente fructíferas. J8
Por otra parte, la escuela del profesor Obermaier, en Madrid, desaparecido
ya en esta, etapa el sabio maestro germano y apartado de la especialidad que
cultivó con tanto éxito el profesor Pérez de Barradas, quedan algunos elementos
destacados, de los que vamos a hablar.
Julio Martínez Santa·Olalla ha continuado hasta el presente, aunque no con

35. PERICOT, LUIS: La cueva del Parpalló. Madrid, 1942. - El arte rupestre español.
Barcelona, 1950. - España primitiva y romana, en _Historia de España». Editorial Ga-
llach, 2. a edición, vol. 1. Barcelona, 1958. - La España Primitiva. (IHE n.O 174). - Los
primeros españoles. (IHE n.O 192). - Nueva visión del Paleolítico Superior Español }'
sus relaciones con el sur de Francia e Italia. (IHE n.O 1198). - (Con J. MALUQUER DE
MOTES): Materiales prehistóricos de Serinyá, !l, la coLección Bosóms. (v. IHE nú-
mero 1202). - El Solutrense español. (IHE n.O 1922). - El PaI.eo/ítico y Epipaleolítico
en España. (IHE n.o 5790). - Estado actual del problema del Solutrense espa,iol. (IHE
n.O 11713). - Los progresos de la Arqueología prehistórica en España. (IHE n.o 16210). - La
cueva del Parpalló. (IHE n.O 16224). - Necesidad de una revisión de la cronología del
arte rupestre cántabro-aquitano. (IHE n.O 18018). - (Con H. OBERMAlER Y A. GARCÍA BELLI-
DO): El hombre prehistórico y los orígenes de la humanidad. (IHE n.O 22343). - Sobre los
hallazgos del Montgrí. (IHE n.o 27227). - La provincia mediterránea del Paleolítico Supe-
rior. (IHE n.O 29282). - El tipo de muesca levantino. (IHE n.O 46291). - Sobre la industria
arcaica del Montgrí. (IHE n.O 59745). - Parpal/ó, treinta y cinco años después. (IHE n.'
62805). - The Social Lite ot Spanish Paleo/ithic Hunters as Shown by Levantine Art . • Social
Life of Early Man» (Nueva York), 1961, 194-213). - ¿Figuras humanas en las placas de la
cueva del Parpalló? _Homenaje a don José Miguel de Barandiarán». (Bilbao) I (1964),
195-199.
36. VlLASECA, SALVADOR: L'estació taller de silex de Sto Gregori. «Mem. Ac. C. y A. de
Barcelona», XXIII, n.O 21 (1934). - La industria del silex a Catalunya. Estacions taI/ers del
Priorat i extensions. Reus, 1936. - Las puntas de dorso rebajado de los talleres líticos ta-
rraconenses. «Boletín Arqueológico» (Tarragona). 1949. - Sobre las industrias líticas tarra-
conenses de aspecto campiñense. (IHE n.O 2495). - Las industrias del sílex tarraconenses.
(lHE n. 0 30944). - La estación taller de sílex de L'Areny (término de Vilanova de Escorna!-
bou, provincia de Tarragona). (IHE n.O 44774). - (Con J. M.a SOLÉ y J. MONTSERRAT): La
cueva de Vallmajor y sus pinturas rupestres. (IHE n.O 46303). - La extracción y prepara-
ción del sílex en los taI/eres del Priorato. (IHE n.O 59762). - Nuevas observaciones sobre
el Cau d'en Serra. (IHE n.O 62813).
37. Sobre el Montgrí: M. PAl.LARÉS y LL. PERICOT: Els yaciments asturians del Montgrí.
.A.LE.C.», VII (1921-1926), 27-39. - LL. PERICOT: L'Asturia del Montgrí. .Butlletí de l'As-
sociació Catalana d'Antropologia, Etnologia i Prehistoria., I (1923), 206. - Sobre los ha-
llazgos del Montgrí (IHE n.O 27227), y Sobre la industtia arcaica del Montgrí. (IHE n.'
59745). - E. RIPOLL PERELLÓ y H. DE LUMLEY: El Paleolítico Medio en Cataluña . • Ampu-
rias., XXVI-XXVII (1964-1965), 1-70.
38. RIPOLL PERELLÓ, EDUARDO (en colaboración con J. GONZÁLEZ ECHEGARAY): Hallazgos
en la Cueva de la Pasiega (Puente Viesgo, Santander). «Ampurias. (Barcelona), XV-XVI
(1953-1954). 43-65. - Nota acerca de los grabados digitales de ía Cueva Clotilde de Santa
Isabel (Santander) . • Crónica del IV Congreso Arqueológico Nacional>. Burgos, 1955,
Zaragoza, 1957, p. 53-58. - El arte paleolítico español, tesis doctoral leída en 1956 en la
Universidad de Barcelona (inédita). - (En colaboración con el Grupo Edelweis): Revisión
de la Cueva de Penches . • Crónica del IV Congreso Arqueológico Nacional». Burgos, 1955,
LA 'INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO' SUPERIOR EN ESPAÑA XXI

(a intensidad que hubiéramos deseado, los estudios sobre el Manzanares, y, al


frente del Museo Municipal de Prehistoria de Madrid, hoy magníficamente ins-
talado en el Parque de la Fuente del' Berro, ha podido 'reunir. un interesante
niaterial. En 1946 se publicó la segunda edición del Esquema' paleontológico de
la Península Ibérica, que refleja sus puntos de vista, a veces en exceso perso-
nales, sobre 'la materia. Para las industrias madrileñas del Paleolítico Superior
usa la calificaCión de Matritense. En colaboración con arqueólogos franceses, em-
prendió la exploración de la Cueva del Pendo (Santander)."
Francisco Esteve ha realizado una gran labor de prospección, no siempre
acompañada por la publicación de los yacimientos, de los que ha descubierto
un número' mu\' notable en su tierra castellonense.'"
En' cuanto á Martín Almagro, su labor ha sido muy amplia, y 'aun sin pro-
fundizar en él, ha estudiado también temas del Paleolítico. Aparte sus conoci-
dos manuales, citemos su, estudio sobre el Paleolítico y Epipaleolítico españo-
les en el. Tomo 1 de la Historia de España dirigida por Menéndez Pidal, su
estudió sobre el Epipaleolítico en la revista «Ampurias»; su estudio sobre el Per;-
gort;liense hispano, etc. 41
. A 'suvez, del profesor Santa-Olalla han surgido numerosos discípulos.y cola-
boradores, pero en conjunto pocos de ellos' han sido paleo/itistas y aún no total-
iilente dedicados a ese período. Entre ellos recordemos al Marqués de Loriana,"
R.úiz Argilés,' Sáez, Del Val, Del Real, etc.
, De la escuela del profesor Gómez Moreno, poco se puede decir que nos
afecte ahora, excepto si valoramos las obras de este gran maestro, como La No-
vela de España o su discutible Adám y la Prehistoria. 43 Del, notable grupo de
sus discípulos no han salido en realidad estudios sobre el Paleolítico.

Zaragoza; 1957, p. 57·58. - Una nueva ~lteva con pil1/Uras en el Monte del Castillo (Puente
Viesgo, Santander). (IHE n.o 1201). - Un grupo de representaciones enigmáticas de la
Cueva de las Mónedas (Puente Viesgo, Santander). (IHE n.o 8133),.-Huellas de osos y una
representaci6n de este animal en la cueva de las Monedas (Pue.nte Viesgo" Santander),
(IHE n,o 11714), - Nota acerca de algunas nuevas figuras 'rupestres de las cuevas de' El
Castillo y La Pasiega (Puente Veisgo, Santander), (IHE n,o 18019). - Representaciones de
caballos ell la cueva de Las Monedas (Puente, Viesgo, , Santander) (IHE n.O 24209). -,Las
representaciones antropomorfas ell el arte, paleolltico español. (IHE n.o 27225). - (Con
M. ALMAGRO Y A. BELTRÁN): Prehistoria del Bajo Arag6n. (IHE' n.O 30947). --:- El arte rupestre.
(IHE n.o 34332). - Para una cronología relativa de las pinturas del, Levante de España.
(IHE n.O 37331). - Los abrigos pintados de los alrededores de Santolea (Teruel). (IHE
n.o 43274). - Pinturas rupestres de la Gasulla (CasteIl6n). (lHE n.O 53325). - La cronología
relativa del «santuario. de la ctleva de La Pileta y el arte solutrense. (IHE n.O 46292). - Ex-
cavaciones en Cueva de Ambrosio (Vélez Blanco, Almeria). (IHE n.o 44773). - Una pintura
de tipo paleolítico en la Sierra del Montsid (Tarragona) y su posible relaci6n con los oTÍc
genes del, arte levantino. (lHE n.O ,59760). - Solutrense de tipo ibérico en Portugal. (IHE
n.o 62806). - Problemas cronológicos del a,te paleolítico: (IHE n.o 66618). - Para una ero·
nología' relativa del arte levantino español. (IHE. n.O 66630). '
39. Amén de 'otros trabajos publicados por el profesor Julio Martínez Santa Olalla,
véase: Esquema paletnol6gico de la Península Ibérica. Madrid, 1946. "
40. F. ESTEVE ha' realizado numerosas prospecciones y descubrimientos, entre los
que se encuentran varios correspondientes al Paleolítico. ,
41. ALMAGRO, MARTíN: Los problemas del Epipaleolítico y Mesolítico en -España. «Am·
purias., VI (1944), 275-284. - El paleolítico español, cap. lII, del vol. I de la Historia de
España de R. Menéndez Pidal, Madrid, 1947 (reeditado en 1963). - Arte prehist6rico . • Ars
Hispanire., vol. 1, Madrid, 1947. - La cronología del arte levantino de España. (IHE n.o
1203). - Tres nuevos covachos COIl pinturas en la comarca de Albarracín. (IHE n.O 1925).-
Las' pinturas rupestres levantinas. (IHE n,o 4137). - El covacho con pinturas rupestres de
Cógul (Lérida). (IHE n.O 10055). - Origen y formación del Pueblo hispano. (IHE n.O
25416). - Estado actual de la investigaci6n perigordiense: (lHE n.O 27222). - (Con A. BEL-
TRÁN Y E. RIPOLL): Prehistoria del Bajo Arag6n. (IHE n.O 30947).-1':1troducción al estudio
de la prehistoria. (lHE n.O 34323). - Manual de Historia Universal, tomo 1, Prehistoria.
(IHE n.o 36003). --'- Nuevas pinturas rupestres con; una danza fálica en Albarracín. (IHE
n.O 37332). - Las pinturas rupestres cuaternarias 'de la cueva de Maltravieso, en Cdceres.
(lHE n.o 39426). - Cronología del arte rupestre mesolítico. (IHE n.O 58391). - El, problema
de la revisión de la cronología del:arte rupest're cua'ternario. (IHE n.o 59754). - El proble-
'ma de la cronología del arte rupestre levantino español.' (IHE n.O 66630).
',' 42. MAROUÉS DE LORIANA: La cueva de Bolincoba, 'un yacimiento vizcaíno inédito.
-Archivo Español de Arqueología •. (Madrid), no 45 (1941), 494.- Excavaciones arqueológi-
c/lS realizadas en la gruta y covacho de Berroberría, término de Urdax (Navarra) y sus
inmediaciones. «Atlántida., XV (1936-1940), '91-. " , '
43. GóMEZ MORENO, MANUEL: La novela de España. Madrid, 1928. ~ Adam y ,la Pre·
historia. Madrid, 1958.
XXII LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

La zona cantábrica, desde el occidente de Asturias hasta los valles pirenai-


COs del país vasco, continúa siendo de más abundante documentación. Oviedo
cuenta ya con un Museo de gran riqueza para el Paleolítico, en el cual los -años·
de dirección del profesor Francisco lordá han dejado huella indeleble." Algu-
nos yacimientos han venido a sumarse a los ya conocidos: Cuevas de Las Pedro-
ses (El Carmen), con grabados, del solutrense final o magdaleniense y Lloseta
(Ardines) con restos del solutrense final y magdaleniense IlI, estudiadas por
¡ordá en 1956. La covacha de la Peña, en San Román de Candamo, daba según
Hernández Pacheco y Wernert un nivel solutrense cantábrico, y según lordá un
solutrense final seguido de un magdaleniense inferior. Y otros hallazgos han se-
guido más tarde. En nada sustancial ha hecho variar el esquema conocido, pero
sin duda la exploración, con métodos modernos, proporcionará datos mucho más
preciosos que los que ya se poseen sobre el medio y la vida social de esos gru-
pos humanos. También aquí la Diputación Provincial es la que impulsa tales
trabajos; pero, sin duda, el papel de la Universidad será en el futuro mucho
más destacado que ahora. El aspecto que en estos últimos años ha sufrido una
revisión más completa ha sido el que atañe al problema de la cronología de la
cultura asturiense, que el Conde de la Vega del Sella había sistematizado, pero
cuyas conclusiones han sido ahora puestas en duda. lordá y el malogrado geó-
logo Llopis Lladó 4S realizaron estudios que tienden a probar que la industria
asturiense corresponde, tal como su tosco tipo sugería, a un Paleolitico inferior o
medio. El eminente paleontólogo M. Crusafont ha puesto en relación esta in-
dustria con la pebbleculture.'6
En el aspecto del arte rupestre, aparte las mejoras en el acceso e iluminación
de las cuevas, se pueden sumar a las anteriormente conocidas unas pocas cuevas
más. Recientemente se ha dado noticia de una de ellas que parece importante,
la de Ardines, no lejos de Ribadesella. Subsiste la duda sobre la autenticidad
de las pinturas de la Cueva de Lledías."
La provincia de Santander está mejor pertrechada que ninguna otra pro-
vincia de esta zona gracias al cuidado que ha tenido la Diputación Provincial
organizando un magnífico Museo de Prehistoria con su anejo Instituto, bajo la
dirección de M. A. Garda Guinea y l. González Echegaray, cuyos trabajos de
excavación han permitido descubrir nuevas cuevas con niveles ricos, como El
luyo, excavada por el último y lanssens en 1955-56, con magdaleniense inferior.
También se estudió la cueva de la Cullalvera, con pinturas. El hecho de que en
alguna de estas cuevas se hayan podido conservar y medir restos por el método
del C. 14 no hace sino aumentar el interés de esa zona. Como excavaciones de
gran interés, se hallan aquí la cueva del Pendo, en cuyos trabajos, hace unos años,

44. JORDÁ CERDÁ, FRANCISCO: Prehistoria de la Región Cantábrica. Servicio de Inves·


tigaciones arqueológicas. Oviedo, 1957. - La cueva de la Lloseta (Ardines, Ribadesella, As-
turias). Servicio de Investigaciones Arqueológicas. Oviedo, 1958. - Las pinturas rupestres
de Les Pedroses (Asturias). Servicio de Investigaciones Arqueológicas. Oviedo, 1960.-
Sobre técnicas, temas y etapas del arte paleolítico de la región cantábrica . • Zephyrus ••
XV (1964), 5. - Sobre unos huesos grabados magdalenienses.· (lHE n.O 204). - Las formas
microlíticas y geométricas de las estaciones valencianas. (lHE n.O 1204). - La Cueva de
Tres Calabres y el Solutrense en Asturias. (lHE n.O 1923). - El arte rupestre cantábrico.
(IHE n.O 5794). - Gravetiense y epigravetiense en la España mediterránea. (IHE n.O 8128).
- (Con MAGíN BERENGUER): La cueva de Pindal (Asturias). (IHE n.O 8134). - La cueva de
Bricia (Asturias). (IHE n.O 8135). - Sobre la edad solutrense de algunas pinturas de la
Pileta (Málaga). (IHE n.O 10051). - Notas sobre técnica y cronología del arte rupestre pa·
leolítico de España. (IHE n.O 19443). - Anotaciones a los problemas del Epigravetiense es·
pañol. (IHE n.o 24205). - Notas de pintura solutrense. (lHE n.O 24210). - Avance al estudio
de la Cueva de la L/oseta (Ardines, Ribadesella, Asturias). (IHE n.O 27226). - Revisión de
la cronología del Asturiense. (IHE n.O 29284). - El solutrense en España y sus problemas.
(IHE n.O 30954). - Comentarios al arte rupestre de Asturias. (IHE n.o 32665). - El comple·
jo cultural solutrense·magdaleniense en la región cantábrica. (IHE n.O 34330). - Solutrense
de facies ibérica en Portugal. (IHE n.O 57116). - Sobre posibles relaciones del arte levan·
tino español. (lHE n.O 59759). - Notas sobre arte rupestre del Levante español. (IHE
n.O 58377). - El arte rupestre paleolítico de la región cantábrica: nueva secuencia crono-
lógico.cultural. (IHE n.O 66622).
45. LLOPIS LLAGÓ, N.: Los variados estudios de este autor sobre las cuevas de la
región asturiana se encontrarán en la revista eSpeleon •.
46. JORDÁ, F.: Revisión de la cronología del Asturiense. (lHE n.O 29284). - CRUSAFONT
PAIRÓ, M.: ¿Es la industria .asturiense. una evolucionada «pebble culture.? eSpelean.,
XIV (1963), 77-89.
1,7. UmA RIU, J.: La caverna prehistórica de «El Cuetu» Lledias (Asturias) y sus pino
turas rupestres. Madrid, 1944.
ú. INVESTIGACIÓN DEL PALEOLíTICO SUPERIOR EN ESPAÑA XXIII

figuraron destacados arqueólogos franceses como el Dr. Cheynier y el profesor


Leroi-Gourhan y su esposa, la de Otero y la de la Chora."
En cuanto al arte rupestre de esta rica provincia hay que resaltar el arreglo
de las cuevas para faCilitar la visita, lo que a veces ha dado lugar al descubri-
miento de otras. Tal es el caso de las cuevas de las Monedas y de las Chimeneas,
en el monte del Castillo, en Puente Viesgo.·· Puede hablarse de una escuela san-
tanderina, que cuenta con la ventaja de disponer de importantes yacimientos
todavía por excavar.
El país vasco, región de tan acusada tradición para esa etapa, ha ofrecido
también bastantes novedades, notándose en los últimos años la favorable in-
fluencia de la actividad del P. f. Miguel de Barandiarán,so alma de todos los
trabajos que en este campo se realizan en la región y particularmente interesado
en la exploraCi6n paleolítica. Los nombres de las cuevas de Lezetxiki, Gatzarria,
Goikolau, de los yaCimientos de Sopelana y Echauri, entre tantos otros, ya que
hay casi un centenar de estaciones con restos del Paleolítico superior conocidas
en el país vasco, se suman a los ya citados anteriormente. Junto al nombre
de aquel gran impulsor, hay que citar los de E. Nolte, G. Laplace, P. ,. Altuna,
P. f. M. Apellaniz, f. El6segui, A. Aguirre, f. M. Merino, D. F. Medrana, Lola
Echaide, Ana de la auadra Salcedo, M. Laborde, J. Barandiarán, M. Grande, P.
M. R. de Gaona, etc. El descubrimiento en 1962 de la cueva de Altxerri, junto
a Orio, con sus numerosos e importantes grabados y pinturas, demuestra laque
cabe esperar todavía en esta zona." . .
Mientras el Museo de Bilbao no está, evidentemente, por sus instalaciones, a
la altura que sus materiales merecen, el de San Sebastián (Palacio de San Tel-
mo) está bien concebido y ordenado. Lo mismo puede decirse del de Vitoria,
ciudad de grandes intereses culturales. Los estudios sobre esta época continúan
más al este, donde el profesor Maluquer prosigue el estudio del yacimiento de
Berroberria, siendo el museo de Pamplona uno de los mejor dispuestos y más
ricos de toda la zona cantábrica aunque pobre todavía en materiales paleolíticos.S>

48. GONZÁLEZ ECHEGARAY. JOAQuíN: Las caverrulS prehistóricas de Monte Castillo. Bil·
bao, 1962). - (En colaboración con M. A. GARCtA GUINEA y A. REclNES RAMíREZ): Cueva de
la Mora (Santander), .Excavaciones Arqueológicas en España., n.O 26 ·(1963), Y Cueva del
Otero, .Excavaciones Arqueológicas en España., n." 33 (1966). - (En colaboración con
E. RIPOLL): Hallazgos en la cueva de La Pasiega (Puente Viesgo, Santander). (IHE n." 4135).
- Exploración de la caverna .La Cullalvera •. (IHE n." 13181). - Pinturas rupestres en la
cueva de la Cullalvera. (IHE n." 24208). - La cueva de la Mora, un yacimiento paleolitico
en la región de los Picos de Europa. (IHE n.o 25650). - El Magdaleniense III de la costa
cantábrica. (IHE n." 39425). - (En colaboración con M. RUBIO Y M. CARRI6N): Exploración
de la cueva de la Mora. (IHE n.O 47791). - Cueva de las Chimeneas. (IHE n.O 58388). - (En
colaboración con A. CHEYNIER): La Gro/te de Valle. (IHE n." 59753). ..
49. CARBALLO, J.: La caverna de las Monedas y sus interesantes pinturas. Santander,
1953. - Las cuevas pintadas del Monte del. Castillo. Historia de . las investigaciones y últi·
mas descubrimientos. (lHE n.O 7102). - Caverne de «las Monedas» au Monte Castillo
(Puente Viesgo). (IHE n.o 8132). - J. GONZÁLEZ ECHEGARAY: Descubrimiento de una nueva
cueva en la provincia de Santander. (IHE n." 1199). - La .Cueva de las Monedas., nueva
caverna con pinturas rupestres en la provincia de Santander. (IHE n.o 1200). - Les revres
d'art de la grotte de .las Chimeneas •. (IHE n.O 8131). - La caverna de las Chimeneas,
nueva cueva con pinturas rupestres en Santander. (lHE n." 18022). - Cueva de las Chi-
meneas. (IHE n.o 58388). - E. RIPOLL PERELLÓ: Una nueva cueva con pinturas en el Monte
del Castillo (Puente Viesgo, Santander). (IHE n." 1201). - Un grupo de representaciones
enigmáticas de la Cueva de las Monedas (Puente Viesgo, Santander). (IHE n.O 8133).-
Huellas de osos y una repreesntación de este animal en la cueva de las Monedas (Puente
Viesgo, Santander). (IHE n.O 11714). - Representaciones de caballos en la cueva de las
Monedas (Puente Vies'f0' Santander). (IHE n.O 24209).
50. BARANDIARÁN, . M. DE: El hombre prehistórico en el País Vasco. Buenos Aires,
1953. - La prehistoria en el Pirineo Vasco, estado actual de su estudio. (IHE n.o 13175).-
III Campaña de excavaciones en el yacimiento _paleolitico de .Lezetxiki., y 1 Campaña
en el de .Kobatxo. (Garagarza, Mondragón). (IHE n.o 30945). - (En colaboración con D.
FERNÁNDEZ MEDRANO): Exploración en la cueva Lezetxiki en Mondragón (trabajos de 1956).
(IHE n.O 30946). - Excavaciones en Atxeta, Forua (1959). (IHE n.O 36007). - Santimamiñe.
(IHE n.o 58382). - Aitzbitarte. (IHE n.o 58386). - (En colaboración con D. SONNEVILLE
BORDES): Magdalénien final et azilien d'Urtiaga (Guipúzcoa); étude statistique. (IHE n.o
59752). - Excavaciones en la caverna Aitzbitarte IV (trabajos de 1961). (IHE n.o 64516).-
Excavaciones en Aitzbitarte IV (campaña de 1962). (IHE n.o 64517). - Exploraciones en la
cueva de Lezetxiki (campaña de 1962). (IHE n.o 64518).
51. BARANDIARÁN, J. M. DE: La cueva de Altxerri y sus figuras rupestres. (IHE n.o
59755). - En colaboración con otros autores: Problemas de la Prehistoria y de la Etnología
vascas. Pamplona, 1966.
52. MALUQUER DE MOTES, JUAN: La estratigrafía del covacha de Berroberría (Urdax,
Navarra). (IHE n.O 59748).
XXIV LA INVESTIGACiÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

En Valencia, y por parte del Servicio de Investigación Prehistórica de la


Diputación Provincial, tanto bajo la dirección de su fundador Isidro Ballester,
como ,de la de su sucesor y discípulo nuestro, Domingo Fletcher, ha seguido
con gran fuerza la excavación y prospección de yacimientos del Paleolítico su-
perior. 53 Entre ellos pueden considerarse de primera categoría los de las cuevas
de las Mallaetas (Barig) y Barranc Blanc (Rótova) y, muy importante por sus
niveleS' epi paleolíticos, la de la· Cocina en Dos Aguas. En la excavación de las
mismas, colaboraron conmigo E. Pla, f. Alcacer, F. fordá, A. Panyella, V. Pas~
cual, entre otros, no siendo justo olvidar, a pesar de parecer secundario su
puestO, el nombre de Salvador Espí. En los últimos diez años no ha sido reem-
prendida ninguna de las grandes excavaciones que allí realizamos, pero en cam-
bio 110 'ha cesado el estudio de los materiales recogidos y la discusión sobre los
mismos; se preparan varias publicaciones definitivas .. Sin el conoCimiento del
material levantino no se puede hablar del Paleolitico superior español."
En las provincias de Murcia y Almería iniciamos una revisión y exploración
de lugares citados por Siret, u otros autores, sin que tal tarea haya tenido con-
tinuación, que sepamos. Gran importancia ha adquirido la excavación que im-
pulsé de; la Cueva de Ambrosio (V élez Blanco, Almería), dirigida por E.Ripoll,
yacimiento al que dio por vez primera importancia el abate Breuil. Merecen tam-
bién recordarse los descubrimientos de f. Cuadrado Ruiz. 55 ,
En el resto de Andalucía, poca cosa, no siendo indicios, podemos señalar para
la época que nos ocupa. Mientras existen buenos yacimientos musterienses, no
cabe señalar estaciones del Paleolítico superior realmente importantes, salvando
las que contienen pinturas rupestres. Pero me atrevería a pronosticar que aqué-
llas están esperando una rebusca un poco más intensa y sistemática. En este sen-
tido, la labor de algunos museos y el creciente interés de las cátedras univer-
sitarias y de sus departamentos hace concebir esperanzas de que la situación
actual '110 perdure.
La influencia auriñaciense sobre un musteriel1se prolongado, que indicamos
para la Cueva Negra de fátiva, se observa también en la cueva de la Carigüela
de Piñar (Granada), excavada por Spahni, 1954-55, y luego por Pellicer. Como
hecho reciente hay que citar la excavación (en que han intervenido M. Pellicer,
S. Giménez Reyna, Ana de la Quadra Salcedo y F. fordá) de niveles de esta
época en la entrada de la Cueva de Nerja, los indicios no desmentidos de solu-
trense y magdaleniense en la cueva del Higuerón," las perduraciones musterien-
ses posibles en las cuevas de Gibraltar. 57 Sin contar los trabajos de copia reali-
zados por fordá en la cueva de la Pileta, la revisión de otras cuevas malagueñas
con pinturas y el estudio de las señaladas en la cueva de Nerja. De cierta
trascendencia juzgamos el hallazgo en esta última bella cueva, de restos de
individuos de la raza de Cromagnon, por desgracia muy maltrechos en su
conservación.
En las comarcas centrales de España habremos de lamentar que las ricas
terrazas del Manzanares se hayan casi totalmente destruido por el avance ur-
bano de Madrid sin que nada se haya podido hacer para salvar unas secuencias
que acaso hubieran podido aclarar el contenido de la evolución cultural de la

53. Véase la ma~ífica serie de trabajos varios y la revista «Archivo de Prehistoria


Levantina., que publica el Servicio de Investigaciones Prehistóricas de la Diputación Pro·
vincial de Valencia y otros trabajos donde L. Pericot ha descrito las peripecias que la
labor del S. 1. P. ocasionó en diversos momentos.
54. PERICOT, L.: En memoria de Salvador Espí. (IHE n.O 61168). - Parpalló, treinta
y cinco años después. (IHE n.O 62805). - El Abate Breuil y España: algunos recuerdos
personales. (IHE n.O 59558). - ENRIQUE PLA BALLESTER: El Abate Breuil y Valencia. (IHE
n.O 59560).
55. R¡POLL, E.: Excavaciones etl Cueva de Ambrosio (Vélez Blanco, Almería). (IHE
n,O 44773). - CUADRADO Rurz, J.: Algunos yacimientos prehistóricos de la zona Totana-Lorca.
«Crónica del JII Congreso Arqueológico del Sudeste Español» (Murcia), 1947, 56-65.
56. GIMIlNEZ REYNA, SIMEÓN, y LAZA PALACIOS, MANUEL: Informe de las excavaciones en
la Cueva de Higuerón o del Suizo . • Noticiario Arqueológica Hispánico., VI, n.o 1-3 (1964),
~. -
57. WAECHTER, JOHN: Excavations at Gorham's Cave, Gibraltar . • Proceedings of the
Prehistoric Society>, 1951. - The excavation of Gorham's cave and its relation to the pre-
history of Southern Spain. (IHE n.O 3304).
LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR ,EN ESPAÑA XXV

Meseta durante el Paleolítico superior. Pocos episodios más lamentables,'que éste


se habrán' dado' en la historia, de la A rqueología hispana:" ,
En la Universidad de Zaragoza, el profesor Antonio Beltrán, alma de los
congresos, nacionales de Arqueología, ha podido desarrollar una gran tarea for-
mando una escuela que promete mucho en un inmediato futuro. Para la época
que nos ocupa mencionemos su labor,en la revisióri ,del arte levantino'y en el
nuevo estudio, de la cueva de los Casares, sus grabados y yacimiento. La tesis
doctoral de su colaborador Ignacio Barandiaránsobre la industria ósea del Mag-
dalíense y su nomenclatura minuciosamente definida, es una de las ·mejores
aportaciones' al conocimiento de esta época. Otros de los discípulos formados en
esta escuela fueron Vallespí, Pellicer, Navarrete, etc."
En Portugal, naturalmente, hall tenido gran influencia las escuelas españolas
yel contraste de opiniones ha sido constante, pues no, es posible separar dos
áreas distintas en la Península durante aquel/as remotas, épocas.
Como ha ocurrido respecto de las etapas inferiores ene! Manzanares, los
alrededores de Lisboa han sido más remisos en ofrecernos huellas del Paleolítico
superior que del,· inferior y medio. Sin duda ha ocurrido también que las
perduraciones de estas últimas fases han ocupado una buena parte del territorio
cuando habían llegado ya las primeras oleadas de gentes con nuevas técnicas
en el utillaje. .
Esto puede explicar una cierta pobreza en yacimientos del Paleolítico supe-
rior, jlllltocon una evidente falta en diversas zonas de algunas etapas de lo que
é11 Cantabria encontramos. Así, un verdadero Magdaleniense no 'lo hallamos en
Portugal aunque se hayan señalado alguno de sus elementos." El Solutrense
también faltaba hace unos pocos años, pero los hallazgos de Rio Maior, citados
por Heleno, aun sin haberse realizado un estudio a fondo Je 'los mismos, 'se' han
visto por fin completados con los yacimientos de las cuevas de Salemas (Ponte
de Lousa) y de Casa de Moura, en las que con gran sorpresa aparece el solu-
trense que Jordá llamó ibérico, esto es, el propio de la cueva del Parpalló, con
las puntas de aletas y pedúnculo y las de muesca de tipo levantino, con lo que
la industria del Parpalló va cobrando ámbito peninsular o hispánico. 61
Quedaria así una base más o' menos gravetoide para el Paleolítico superior
portugués, lo mismo que ocurre en la mayor parte de España, en la que se in-
sertaría el solutrense, curioso y difícil de explicar, con numerosas perduraciones.
" ' A estas 'últimas atribuiríamos ,las industrias ,«asturoides» que aparecen' en
:distintos lugares del país y sobretodo en las playas del Norte y que con tanto

58. En varios congresos internacionales y nacionales se han aprobado mociones para


detener la destrucción de que están siendo objeto las terrazas del Manzanares. Véase:
'Actas del JI Congreso Nacional de Arqueología, Madrid 1951, Zara~Qza 1952, p: 24; Y Actas
de"la IV Sesión del Congreso Internacional de Ciencias Prehistoricas y Protohistóricas.
Madrid 1954, Zaragoza 1956, p. 25-26. . '
59. BELTRÁN, ANTONIO: Sobre arte rupestre. (IHE n.O 1193). - Las pinturas de .Els
Secans», Mazaleón. (IHE n.o 5800). - Peintures rupestres du levant de «El abrigo de los
recolectores» dans le raviu de «El Mortero» (Alacon, Teruel, Espagne). (IHE n.o 46296).-
(En colaboración con E. VALLESpl): Otro covacllO con pinturas rupestres en .El Mortero>,
de Alacón (Teruel). (lHE n.O 55673). - Breve nota sobre U/1 grabado mpestre en el .Racó
Molero», Barranco de La Casulla (CasteUón de la Plana). (IHE n.O 59761). - (En colabora-
ción con S. GIMÉNEZ REYNA): Nota sobre grabados hechos con los dedos o con barro en la
'cueva de La Pileta. (lHE' n.O 61253). - Avance del estudio del, abrigo con pinturas rupes-
tres esquemáticas del «abrigo alto», de Pinell (Tarragona). (lHE n.O 61272). - (En colabo-
ni.ción con R. ROBERT y 1. VEZIAN): La cueva de Le Portel, en Lonbeus (Ariege). (IHE
n.O 64522).
, • , 60. Entre las numerosas obras referentes al Paleolítico portugués citaremos: H. BREurL
y G. ZBYSZEWSKI:' C01ltribution a l'étude des industries paleolithiques du Portugal et de
leurs rapports avec la geologie du Quaternaire. Lisboa, 1942. - G. ZBYSZEWSKI: La Classifi·
cation ·du Paleolithique ancien et la chronologie du Quaternaire du Portugal. Lisboa,
1942-1943. - Considerations générales sur le Paleo/ithique ancien du Portugal. (IHE n."
·18027). - Le Quaternaire du Portugal. (lHE n.O 43253). '
61. FRANt;A, J. CAMARATE; ROCHE, J., y FERREIRA, O. DE VErGA: Sur l'existence probable
d'un niveau' solutréen dans les' couches de la Crolte du Casa da Moura (Cesareda) . • Comu-
nicac;oes das Servic;ós Geológicos de Portuga¡', XLV (1961). 365-370. - G. ZBYSZEWSKI, ABBÉ
L ROCHE, J. CAMARATE FRANt;A y O. DE' VEIGA FERRElRA: Note preliminaire sur les, niveaux
du'Paléolithique'supérieur,de la grotte de Salemas (Ponte de LOusa) . • C. S. G. de P.', XLV
'(1962), 197-206. --" ABBÉ J. ROCHE, J. CAMARATE FRANt;A, O. DE VEIGA FERRElRA y G. ZBYSZEWSKI:
Le Paléolithique supérieur de la grotte de Salemas (Ponte de' Lousa) . • C. S. G. de P.',
XLVI (1962), 187-207. ~ ABBIl, J. ROCHE: Le Paléolithique .supérieur portugais. BiZan de nos
connaissanceset problemes'. • E. S. P. F .• , LXI (1964), 11-27. - E. RIPOLL PEREu.ó: Solutren-
se de tipo ibérico en Portugal. (IHE n.O 62806).
:U\'I LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

afán estudió el malogrado R. Correa de Serpa Pinto. Deben revisarse con mé-
todos nuevos para aclarar su cronología. Citaríamos como los más preocupados
por los problemas de la época que tratamos, al P. E. lalhay, a Alfonso do Pafo,
Abel Viana, ,. Fontes, V. Correia, Mendes Correa, Camarate Franfa y Veiga
Ferreira. No puede olvidarse la gran labor' de los geólogos, al frente de ellos
G. Sbyszewsky, ni la colaboración del abate Breuil y del abate Rache (exca-
vador de los concheros de Muge)." Los niveles costeros en la región de Lisboa
nos dan las secuencias más completas que por ahora tenemos de las oscilacionés
del litoral peninsular.
Los hallazgos de pinturas en la cueva de Maltravieso (Cáceres) y en la de
Escoural, ya en territorio portugués, ofrecen grandes perspectivas de futuros ha-
llazgos en esta zona."
Sólo con la contemplación de la serie de revistas o publicaciones periódicas
que han ido apareciendo en estos últimos años se alcanza ya una idea del desa-
rrollo que va tomando el estudio de la Prehistoria y sus ciencias afines. Des-
de 1940 publicó la Comisaría General de Excavaciones sus informes y Memo-
rias, así como la serie de «Acta Arqueológica Hispánica», mientras la cátedra
de Historia Primitiva del Hombre, en Madrid, publicaba los «Cuadernos de His-
toria Primitiva».
En los densos volúmenes del «Noticiario Arqueológico Hispano» (siete volú-
menes desde 1952) se contienen bastantes referencias a yacimientos del Paleoli-
tico superior. En la ya larga serie de Memorias de la Inspección General de
Excavaciones Arqueológicas, en número de 58 hasta 1967, hay cinco que se re-
fieren a la misma época. -
Las revistas «Archivo Español de Arqueología», «Ampurias», «Zephyrus»,
«Saitabi», «Caesaraugusta», «Pyrenae», «Anuario de Prehistoria Levantina»,
«Munibe» y otras aún, son exponentes de una madurez evidente. A ellas habría
que agregar las portuguesas «o archeologo portugués» (Lisboa), «Trabalhos da
Sociedade Portuguesa de Antropologia e Etnologia», etcétera."
En el campo de la Geología y Paleontología es imposible olvidar los nom-
bres de algunos meritísimos colegas españoles que han ayudado con sus estudios
dentro de aquellos campos al conocimiento del Paleolítico superior español. Así
Oriol Riba·5 con sus estudios sobre la Geología del valle del Manzanares. A
Luis Solé Sabarís" debemos muy importantes estudios sobre geología cuater-
naria en España, entre ellos varios que tratan de los niveles marinos. No menor
es el interés de los estudios geológicos del malogrado pro/. Noel Llopis Lladó
en especial en la revista «Speleon», por él fundada, esenciales para conocer el
cuaternario de Asturias y, sobre todo, la cuestión del enveiecimiento de la in-
dustria asturiense. 67
Entre los paleontólogos hemos de destacar a Crusafont, a l. Fernández
Vil/alta, a Vía, al P. Emiliano Aguirre, especialista en elefantes cuaterna-
rios, B. Madariaga. La señorita Menéndez Amor, en colaboración con el profe-

62. ROCHE, JEAN: Balance de un siglo de excavaciones en los concheros mesolíticos de


Muge. (IHE n.O 66628) en el que se hallará toda la bibliografía anterior.
63. CALLEJO SERRANO, CARLOS: La cueva prehistórica de Maltravieso junto a Cd-
ceres. (IHE n.O 30956). - MARTÍN ALMAGRO: Las pinturas rupestres cuaternarias de la cueva
de Maltravieso en Cáceres. (IHE n.o 39427). - ABBI! A. GLORY, MAXIME VAULTIER y FARINHA
I>OS SANTOS: La grotte omée d'Escoural (Portugal). «B. S. P. F.», LXII (1965), 110-117.
64. Otras publicaciones portuguesas son: .Arquivo de Beja», .0 Archeo/ogo Portu-
gues., .Revista de Guimaréles., .Comunical¡oes dos Servil¡os Geológicos de Portugaz.,
.Boletim da Sociedade geológica de Portugal •.
65. RIBA, O.: Livret de l'excursion C~. Terrasses du Mantanares el du ¡arama aUJC
environs de Madrid. INQUA. V Congres mternational. (IHE n.O 24201).
66. SOLÉ SABARIS, L.: Livret guide de l'excursion B,. Er,virons de Barcelonne et Mont-
serrat. INQUA. V. Congres International. - Algunes precisions sobre les oscilacions clima-
tiques quaternaries a les co5tes catalanes i balears. «Miscelimea Fontseré», 399-427. - En-
sayo de interpretación del cuaternario barcelonés. .Miscelimea Barcinonensia», 111, 754.
- Le Quaternaire marin des Baléars et ses rapports avec les cotes méditerranéennes de la
Péninsule Ibérique. (IHE n.O 5837).
67. La mayoría de artículos que hacen referencia a este tema pueden verse en los
diversos números de la revista .Speleon», publicada por el Instituto de -Geología de la
Universidad de Oviedo.
LA' INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA XXVII

sor Florschütz o· por su cuenta, ha realizado notables análisis de Palinología.


Estudios de granulometría en las cuevas de Gandía realiza, entre otros, el se-
¡ior I uliá. 68
Complemento obligado del estudio arqueológico a través del utillaje descu-
bierto 8S el aprovechamiento de los materiales antropológicos. Desgraciada-
mente, éstos son escasísimos, lo que hace temer que, de los millones de hombres
de Cromagnon que han vivido en España, sólo una pequeñísima proporción han
dejado SIIS huesos en condiciones de estudio por los antropólogos modernos.
Estos han sido también en número reducido, pero de gran autoridad. Después
de Aranzadi, que con tanto acierto estudió los cráneos hallados en dólmenes y
en cuevas de Vasconia, ha proseguido su escuela en la Universidad de Barce-
lona, personificada en Santiago Alcobé, al que se debe el estudio del cráneo
cromañoide de Parpalló y de los similares de Barranc Blanc (Rótova) ,
así como la revisión de todos los restos paleolíticos, labor en la que colaboró el
malogrado discípulo suyo profesor Miguel Fusté Ara. bste, a su muerte, estaba
reconstruyendo el fragmentado material hallado en la Cueva de Nerja, que com-
prende los restos de varios individuos de la raza de Cromagnon. 69
La aportación extranjera ha proseguido en estos últimos años y tiende a in-
crementarse gracias a la enorme afición a estos temas en todos los países y al
interés de los problemas arqueológicos de la Península Ibérica.
Así podemos referirnos a las campañas de excavación en la Cueva del Pendo
(Santander) que ya citamos. En repetidas ocasiones han visitado nuestros yaci-
mientos y han estudiado nuestros materiales los destacados especialistas franceses
Escalan de Fonton, H. Lumley 70 y G. Laplace 71 También han tomado parte en la
excavación de la cueva de Ambrosio los esposos Bordes y el profesor Tixier. 72
A. Cheynier ha trabajado sobre materiales de la Cueva del Parpalló. No es posi-
ble olvidar el trabajo fundamental de Philip Smith sobre el sotutrense francés 73,
en el que ha de hacerse referencia al español. L. Balout, como ya había hecho el
abate Breuil 74 , ha combatido la idea de .cualquier contacto entre solutrense espa-
¡io/ y ateriense africano. 7S Ya habían hecho lo mismo Antaine, Ruhlmann y otros
autores franceses del Norte de Africa."

68. MENÉNDEZ AMOR, J., Y FLORscHüTz, F.: Contribución al conocimiento de la histo·


ria de la vegetación en España durante el Cuaternario . • Estudios Geológicos., XVII (1961),
83·99. - Análisis polínico de sedimentos tardiglaciares en la cueva del Tol/ (Moyá, Barce·
lona). _Estudios Geológicos,,_ XVIII (1962), 93·95. - Un aspect de la végétacion en Espagne
",éridionale durant la demiere glaciation et I'Holocene. .Geologia en Mijnbouw-, XLI
(1962), 131-134. - J. SERRA RÁFOLS, J. F. DE VILLALTA y J. M. THOMAS: Livret guide des
excursions B 2-BJ, Alentours de BaTcelone et Moia. INQUA. V Congres International, Ma-
drid, Barcelona 1957.
69. ALeOBÉ, SANTIAGO: La cueva del Parpal/ó (Gandía). Madrid, 1942, págs. 273-274_-
Guía para el estudio antropológico de las foblaciones prehistóricas de España. (IHE n.o
7098). - Antropología del Paleolítico en e Norte de Africa y en el Levante español.
(IHE n.O 16223). - Die Neanderthaler Spaniens. (IHE n.O 32657). - MIGUEL FusTÉ ARA:
Parietal neandertalense de Cova Negra (Játiva). (IHE n.O 1914). - Persistencias de tipos
humanos paleolíticos en el neo-enealítico del Levante español. (IHE' n.O 18033). - Morfo-
logía cerebral de un ejemplar neandertalense, procedente de la cueva de Carigüela, en
Piñal' (Granada). (IHE n.O 25647). - Estudio comparativo sobre la rotación de la región
occipital en cráneos de Neandertal y 'Sapiens. (IHE n.O 25648). - Antropología prehistórica
'de la región catalana. (IHE n.o 49121).
10. ESCALON DE FONTON, M.: Du Romanellien en Espagne. San/-Gregori, .Bulletin du
Musée d'Anthropologie Préhistorique de Monaco., n.o 4 (1957), 151-163. - HENRY 'DE LUMLEY
y EDUARDO RIPOLL PERELLÓ: Le remplissage et Z'industrie moustérienne de Z'Abri Romani
(province de BareeZone). (IHE n.O 49135). - E. R¡POLL PERELLÓ y H. DE LUMLEY: El Paleo-
títico Medio en Cataluña. (IHE n.O 62804).
71. LAl'LACE, GEORGES: Recherehés sur l'origine et l'évollltion des complexes leptolithi-
queso París, 1966. - Le Paléolilhique Supérieur de l'Abri Romani. (IHE n.O 49134).
72. SONNEVILLE BORDES, DENISE DE: Le Paléolithique SlIpérieur en Périgord. Burdeos,
1960. - L'Age de la Pierre. (IHE n.O 53317). - FRAN¡;OIS BORDES: Typologie du Paléolithique
Ancien et Moyen. (IHE n.o 49131). - JACQUES TIXlER: Typologie de l'Epipaléolilhique du
Maghreb. París, 1963. - Fiches typologiques Africaines. Epipaléolith.que dll Maghreb.
París, 1966.
73. SMITH, PHILlPH E. L.: Le Solutréen en France. Burdeos, 1966_
74. BREUTL, HENRI: A propos de I'industrie atérienne . • B. S. P. F._, n_O 1-2 (1950), 56-61.
75. BALOUT, LIONEL: Prehistoire de l'Afrique du Nord. París, 1955. -Algérie Préhis-
torique. París, 1958_
76. ANTOINE, M.: Les grandes lignes de la Prehistoire Marocaine. dI CongTes Pan-
africain de Prehistoire._ Argel, 1952. - ARMAND RUHLMANN: La grotte préhistorique de Dar-
es-soltan_ París, 1961. .
XXVIII LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLíTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

Miss Catan Thompson, corno Gordon. Childe y Burkitt, defendieron encam,


bio esta relación. La aceptan también .los autores. norteamericanos que. excavaron
la cueva de Mugharet-el-Aliya (Tánger) 77 y, sobre todo, lo exponen en el re-
ciente trabajo de. B. Howe y otros autores." .Éste es tema que hará todavía co-
rrer . mucha tinta.
, Naturalmente, el arte, tanto el .nórdico como .el levantino, ha sido tema
favorito para multitud de sabios extranjeros. :Así sólo citaremos, por creerlos
más representativos, el. alemán Herbert Kühn ", el suizo Bandi 80 y el italiano
P. Graziosi. 81 El simposio celebrado en 1960, en Burg Wartenstein, bajo el pac
frocinio de la Wenner-Gren Foundation, que reunió. bajo mi presidencia a un
núcleo muy .destacado de especialistas, incluso el abate Breuil, sirvió de pales"
tra para la discusión de los problemas del arte rupestre cántabro-aquitano y
levantino. 82
Debemos hacer constar aquí que España, a través del Instituto de Prehistoria
y Arqu~ología de la Diputación Provincial de Barcelona, ha sido el único país
que' ha dedicado unos volúmenes de homenaje al abate H enri Breuil, gran co-
nocedor de nuestra prehistoria, en el que aportan sus trabajos investigadores
de todo e{ mundo.!3 .. .'
Prueba dél interés' que la Prehistoria despierta incluso entre los no especia-
listas son las obras dedos eminentes pensadores españoles, José Camón Aznar
y.Julio Caro Baroja. El primero, en su denso volumen «Las artes y los pueblos
de. la España primitiva» (Madrid, 1954), intenta una síntesis. personal en la que
hay que concederle numerosos aciertos, sobre todo en lo referente al arte, y en
la que .defiende una nomenclatura española frente a la usada de origen francés.
Así la raza de Neandertal sería la raza calpense y el gravetiense se sustituiría
por el ataviense (= de nuestras abuelos). Julio Caro Baroja ha dado un
matiz etnológico .al estudio de los períodos arqueológicos, aun los más viejos,
en sus obras «Los pueblos.de España» (Barcelona, 1946) y «La España primi,
tiva y romana» (Barcelona, 1957).84
Toda esta loable actividad a partir de 1940 tiene su reflejo en el desarrollo
de los Museos y en la reunión de simposios y congresos para discutir los temas
que la labor de los investigadores plantea. No detallamos lo que hace referencia
a los Museos. Si nos limitamos a los que ofrecen colecciones importantes del
Paleolítico superior, debiéramos citar al Museo Arqueológico Nacional y Museo
Nacional de Historia Natural, en Madrid; el Museo de Prehistoria, de'la Dipu-
taCión de Valencia; el Museo Arqueológico de Barcelona; el Museo de San
Telmo, en Sali Sebastián; el Museo de Prehistoria, de la Diputación de Santan-
der; el Museo de Oviedo; el Museo de Bañolas. En Portugal, el Museo de
Belem, el de los Servicios Geológicos, en Lisboa, y el del Instituto de Antropo-
logía, en la Universidad de Oporto. 85
En cuanto a los Congresos, tras la experiencia de los congresos del sudeste
debidos al entusiasmo y dotes de organización del profesor Antonio Beltrán y al
impulso del almirante don Francisco Basterreche, se convirtieron en Congresos

77. CATON THOMPSON, G.: The aterian tndustry its place and signifiámce in the pa-
lelolithic world. «HarIey Memorial Lectures», 1946. - L. PERICOT: Prehistoria de Marrue-
cos, l. Paleolítico, Tetuán, 1953. - L. PERICOT y M. TARRADELL: Manual de. Prehistoria Afri-
cana, Madrid, 1962, y en otros trabajos y comunicaciones de L. Pericot. - BRUCE, HOWE
y H. L. MOVIS Jr.: A Stone Age Cave site in Tangier, Papers Peabody Museum. XXVIII,
n.O 1 (1947). .
78. HOWE, BRUCE: The Palaeolithic of Tangier, Marocco. Excavations at Cape Ashakar,
1939-1947, Cambridge, Massachusetts, 1967. '. '
79. KUHN, HERBERT: El arte rupestre en Europa. (IHE n.o 18020).
80. BANDI, HANS GEORGE, y MARINGER, JOHANNES: L'Art Préhistorique. (IHE n.O 1916).
81. GRAZIOSI, PAOLO: L'arte dell' Antica Etii della Pietra. (IHE n.O 16219).
. 82.· PERICOT, L., y RrPOLL, E., edits.: Prehistoric Art of the Western Mediterranean and
the Sahara. (IHE n.O 66603), con colaboraciones sobre temas españoles de: P., Bosch
Gimpera, R. Lantier, H. Bandi, P.Graziosi, F. Jordá, E. Ripoll, M. Almagro, C. A. Blanc,
H. Breuil, L. Pericot y J. B. Porcar.
83. RIPOLL PERELLÓ, E., edit.: Miscelánea.en homenaje al Abate. Henri Breuil (1877-9161).
(IHE n.O 59519).. .. ' '. .
. 84. CARO BAROJA .. JULIO: Los pueblos de España. Barcelona, 1946. - La España Primi-
tiva y romana. (IHE n.O 19428). - José CAMÓN AzNAR: Las artes y los pueblos de la España
primitiva. (IHE n.0 ,11670),·· . . ' .
85;. En general se nota. en . nuestros museos la falta de útiles' catálogos, por lo que no
citaremos aquí las pequeñas publicaciones, en las que apenas se habla de: los .. restoS
paleolíticos.
LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA XXIX

Nacionales de Arqueología, que se reúnen cada dos años (1, Almería, 1949;
Il, Madrid, 1951; IlI, Galicia, 1953; IV, Burgos, 1955; V, Zaragoza, 1957; VI,
Oviedo, 1959; VII, Barcelona; 1961; VIII,. Sevilla-Málaga, 1963; IX, Vallado,
lid, 1965; X, Mahón, 1967). Agréguense a ello los cursos· especializados que
. varias veces han tratado de temas de·Paleolítico superior, y los Congresos Inter-
nacionales, el Arqueológico del Marruecos español, en Tetuán, en 1953; el IV
de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas, en Madrid, en 1954; el VI de
INQVA, en Madrid, en 1957; el VI Panafricano de Prehistoria, en Cana-
rias, en 1963. Sin olvidar los simposios monográficos reunidos bajo el im-
pulso y dirección del profesor MaluqUer. El primero se reunió en Pamplona,
eil 1959 (publicado en 1960), y estuvo dedicado a la Prehistoria Peninsular,
desarrollando el tema «El complejo cultural solutrense-magdaleniense en la re-
gió¡¡ cantábrica» el profesor Jordá, y el de «El arte rupestre» el profesor Ripoll.
El segundo, reunido en Barcelona, en 1962 (publicado en 1963), trató de la
Prehistoria catalana, y el tercero también en Barcelona, en 1965, no trató temas
que afecten a nuestro presente trabajo. El cuarto, en Pamplona, en 1965 (pu-
blicado en 1966), dedicado a los problemas de arqueología vasca, contuvo sen-
dos trabajos de. L. Pericot, P. Altuna, M. Luisa Pericot y l. Barandiarán, sobre
aspeCtos del Paleolítico superior.
Recientemente, organizado por el Instituto de Prehistoria y Arqueología de
la Excma. Diputación Provincial de Barcelona, se ha celebrado en dicha ciudad
el Simposio Internacio/lal de arte rupestre ", que ha cortinuado la labor reali-·
zada, en la citada reunión del castillo de Burg Wartenstein.
$ * *
Estas son las actividades «vistas», por decirlo así, en el panorama actual. En
realidad, existe un número de arqueólogos bastante crecido, capaz de llevar· a
cabo una excavación con métodos modernos, que ·han pasado ya por la expe-
riencia de un trabajo al lado de especialistas extranjeros. Entre ellos se incluyen
bastantes jóvenes.
El que en pocos años hayamos podido contar con tres tesis doctorales de
primera calidad, dedicadas a temas de Paleolítico superior, la del profesor Jordá
sobre solutrense ", la del Dr. Ripoll sobre arte rupestre 88 y la del profesor Igna-
cio Barandiarán 89 sobre material óseo magdaleniense, es una prueba de que el
camino de la investigación en este aspecto esencial de nuestro pasado se ofrece
libre y prometedor. .
Dadas las tendencias que hoy reinan en la investigación, con fórmulas ma·
temáticas para expresar diversos índices, representaciones gráficas de frecuencia
de tipos, etc., se hace precisa la unificación de la nomenclatura. De otro modo,
si cada autOr usara su propio sistema, resultaría una gran anarquía en gráficos
y fórmulas o, por lo menos, una complicación que haría desaconsejable el em-
pleo de los sistemas gráficos de representación. .
La unificación de la nomenclatura, que para otras etapas posteriores de la
Prehistoria ha sido empresa relativamente fácil, se ofrece, cuando del Paleolítico
superior se trata, con enormes dificultades. Éstas derivan de las peculiaridades
del trabajo del sílex y, en menor escala, del trabajo del hueso. La fabrica-
ción de útiles de ·sílex es lo más opuesto a la fabricación a máquina de la
industria moderna. Para la primera se dispone de núcleos nunca iguales del
todo y de piedras que tampoco ofrecen siempre iguales condiciones de talla.
De tales núcleos hay que desprender una hoja o una lasca, más o menos inten-
cionada, mediante un golpe que producirá una acción distinta según con qué
se dé y con qué intensidad. Obtenida esta hoja o lasca, hay que darle forma
mediante un retoque que nunca será exactamente igual según la habilidad del
artífice. Ignoramos si tal fabricación se dejaba en manos de especialistas, lo que
parece lógico. Pero al margen de ellos existirían las tallas y retoques de los
86. RIPOLL PERELLÓ. E .• edit: Simposio Internaciot/al de Arte Rupestre, Barcelona 1966,
Barcelona, 1968.
87. JORDÁ, F.: El Solutrense en España. (IHE n.o 30954).
88. RIPOLL. E.: El arte paleolítico español. Tesis doctoral leída en la Universidad de
Barcelona en 1956 (inédita).
89. BARANDIARÁN, 1.: El paleomesolítico del Pirineo Occidental. Bases para ¡¡na sistema-
tización tipológica del instrumental óseo rnagdaleniense. Zaragoza, 1967.
XXX LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

inexpertos, junto al aprovechamiento de lascas y hojas de desecho. Es decir, que


se trata de un material en el que la variabilidad de tipos es inmensa, pues se
pasa insensiblemente de uno a otro, y en el que cabe siempre una forma abe-
rrante o una duda acerca de qué se propuso quien la utiliz6 o incluso de si se
trata realmente de una pieza utilizada (en cuyo caso cabría la observaci6n mi-
crosc6pica como ha realizado Semenov J. 90
En estas condiciones se ve claramente cuán necesario es el acuerdo acerca
de los tipos sobre los que vamos a montar f6rmulas matemáticas y gráficos
cumulativos. Lo que pretendemos es materializar y fijar lo que la observaci6n
de las piezas permite, apreciar matices que con la observaci6n a ojo podrían
pasar inadvertidos. Creemos, pues, que, aun con todas las reservas del caso, toda
esa elaboraci6n estadística y gráfica es conveniente aunque no modifique la
impresi6n directa y general obtenida.
Por estar convencidos de ello, presentamos en 1965, en el Congreso de Va-
lladolid, una propuesta de elaboraci6n de una nomenclatura que fuera aplicable
por los arque610gos españoles. Nombrada una comisi6n de paleolitistas para su
redacci6n, se aprob6 en principio su gesti6n en el siguiente Congreso Nacional
de Arqueología, en 1967, en Mah6n. Siguieron las entrevistas entre los especia-
listas, y en el momento en que escribimos estas líneas, la propuesta redactada
por F. fordá, E. Ripoll y L. Pericot se halla en espera de que la apruebe
el resto de la comisi6n designada (profesores f. M. de Barandiarán, González
Echegaray e Ignacio Barandiarán).
El proyecto que hemos redactado propone la aceptaci6n del sistema de
Mme. Bordes, haciendo en él las rectificaciones que creemos pertinentes. Sobre
todo, creemos que en dicho sistema, de gran mérito, se ha tenido exclusivamente
en cuenta el material francés. Ello imposibilita su aplicaci6n en España si no se
hacen en él las adiciones y retoques pertinentes. Aunque fundamentalmente el
Paleolítico superior español puede ser tomado en cierto sentido, y especialmente
en las comarcas septentrionales, como una provincia o prolongaci6n del foco
francés o aquitano, existen suficientes características peculiares en el nuestro
para que no podamos sentirnos satisfechos con la aplicaci6n de un sistema en
que se olvidan piezas para nosotros esenciales como el microburil, las puntas
solutrenses pedunculadas y de pedúnculo y aletas, la punta solutrense de
factura basta con toscos retoques bifaciales, la punta de escotadura o muesca,
gravetiense, y otras variantes de las puntas solutrenses.
En nuestra propuesta, todas esas adiciones al sistema Bordes se incluyen con
número duplicado. Así se podrán seguir comparando los gráficos cumulativos
de los yacimientos franceses y los españoles. Creemos que en plazo breve podrá
ser aceptada nuestra propuesta y publicada.
Éste es un aspecto importante a tener en cuenta para los futuros estudios.
Pero no el único.
Dejando aparte la minuciosidad con que ahora se excava, hemos de consi-
derar la ayuda extraordinaria que el estudio de los yacimientos de esta época
recibe de las ciencias físico-químicas y naturales. El análisis palinol6gico y el
de las tierras que forman el yacimiento nos da la secuencia climática, con posi-
bilidad de situar la industria en conexi6n con un momento determinado de la
secuencia geol6gica, dentro de las últimas fases del Würm y de los tiempos in-
mediatamente posteriores.
Más aún, los análisis a base de la radiactividad, especialmente el método
del Carbono 14, permiten obtener ya, para esta época, fechas abundantes, las
que, aun sin ser posible otorgarles una confianza ilimitada, constituyen una
buena guía y dan una excelente cronología relativa. Sin contar los mil y un
detalles que nuevas técnicas científicas proporcionan, cada día con mayor pre-
cisi6n y frecuencia. Varias veces hemos afirmado que será posible conocer in-
cluso las flores con que las damas de aquella época adornarían su residencia. 9.

90. SEMENOV, S. A.: Prehistoric Technology. An experimental study of the oldest tools
and artefacts from traces of manufacture and wear. Londres, 1964.
91. En el momento que escribimos estas líneas ha empezado a actuar el Laboratorio
para análisis de C. 14 montado por el Instituto Rocasolano del C. S. 1. C. de Madrid, bajo
la dirección del profesor Gamboa. Creemos que se trata de un verdadero hito en nuestra
investigación.
LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR EN ESPAÑA XXXI

Tampoco hemos de olvidar que la minuciosidad de la excavación, que per-


mite que nada escape a la atención «detectivesca» del arqueólogo, unida a las
tendencias actuales, que insisten en el conocimiento de la vida social yeco-
nómica del primitivo, dando a su cultura un valor que trasciende de la simple
consideración externa del utillaje, obliga a plantearse en forma nueva la vida
de las activas gentes del Paleolítico superior. La Etnología moderna ha modi-
ficado sus puntos de vista sobre lo que representan en realidad diversas formas
sociales y religiosas del primitivo, tales como el totemismo y el matriarcado.
1,I.'ay que buscar, pues, la explicación etnológica de cuanto el arqueólogo des-
cubre, a través de su inserción en la vida social y económica. Y ello, tanto
para la industria como para el arte.
¿Podríamos señalar otras tareas para el futuro inmediato? Aplicar a las co-
lecciones reunidas hace años las normas de clasificación y representación grá-
fica que han sido recientemente elaboradas. La rebusca de elementos datables
cronológicamente por el Carbono 14. La obtención de curvas climáticas lo más
completas posible. El averiguar el sentido de la fase de Chatelperron. La siste-
matización de la base gravetoide de nuestro Paleolítico superior con la relación
entre Gravetiense y Epigravetiense. La extensión en España del Auriñaciense pro-
piamente dicho. Estudio de los indicios del Magdaleniense en España, partiendo
del Magdaletiense pirenaico, y la correlación entre el Magdaletiense I y el 11 del
Parpalló y el M. 111 de la zona cantábrica. Los vestigios asturienses y su posible
correlación con el Aziliense y extensión de este último. En pocas palabras se
resume todo ello en una rebusca de yacimientos a los que se aplicarán métodos
más lentos y seguros, en labor de equipo, y un control riguroso para que tales
yacimientos no puedan ser estropeados por una observación deficiente en manos
de aficionados de buena fe, pero sin suficiente capacidad.
Además, estudio de nuevo de materiales viejos con revisión de sus clasifica-
ciones, para que puedan ser aprovechables ante los actuales puntos de vista, y
publicación de yacimientos inéditos o semiinéditos.
Para el arte, lecturas repetidas de las paredes de nuestras cuevas a fin de
obtener un inventario lo más completo posible. Publicación adecuada en Corpus
accesibles fácilmente y, consecuencia de ello, creación de un Instituto de Arte
rupestre que centralizara copias y fotografías. Rebusca del «eslabón perdido»
que creernos existió entre el arte cántabro-aquitano y el levantino, y que acaso
. exista en la pintura descubierta por E. Ripoll en una cueva del Montsiá.'2
Acaso no fuera idea desacertada, corno ha sugerido el profesor lordá, res-
taurar un centro en que colaborasen prehistoriadores, paleontólogos y geólogos.
Imaginamos, pues, un rápido progreso ante nosotros. Grandes cambios apa-
recerán en nuestros manuales en la parte que. 'ptañe al Paleolítico superior.
Y, sin duda, cada día se verá más claramente que ésta es la primera etapa de
una Humanidad ya en trance de desarrollo en diversas direcciones; si se quiere,
el comienzo del hombre moderno. De alguna manera, el progreso portentoso del
hombre del Paleolítico superior se halla en la base de la civilización que brota
y se desarrolla en el Oriente próximo, y que, a través de la llamada revolución
neolítica, con su explosión económica, social y .política, marca el comienzo de
la sociedad moderna. .
Aún hay otro aspecto, otra tarea, para el paleolitista hispano. Por difícil o
fantasiosa que pueda parecer la empresa, vale la pena realizar el esfuerzo de
tratar de aquilatar hasta qué punto la raíz del. Paleolítico superior importa en
la gestación de España. Cierto que lo más cómodo sería relegar el problema al
saco de lo inaprensible e irrealizable. Nos parecería una cobardía.
Hace años defendimos, con la audacia de la juventud, que se pueden cali-
ficar de primeros españoles (si queréis, primeros hispanos) a los habitantes de
la Península durante el Paleolítico superior." No es de este lugar el que re-
pita la argumentación en favor de tal hipótesis, cuyas dudas y problemas que

92. Une peinture de type paléolithtque sur le litorel méditerranée de Tarragone (Espa-
gne). -Rivista di Scienze Preistoriche., XIX (1964). - Una pintura de tipo paleolítico en la
sierra del Montsiil. (Tarragona), y su posible relación con los orígenes del arte levantino.
(IHE n.o 59760).
93. PERICOT, L.: Los primeros españoles. _Estudios dedicados a Menéndez Pidalo (Ma-
drid), 1953, 579-585.
XXXII LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLíTICO SUPERIOR EN ESPAÑA

suscita, por otra parte, no se me ocultan. Tampoco ignoro que" tal idea" ha de
tener tremendos y numerosos adversarios. Por una parte, cuantos, limitados por
interesantes puntos de vista; no aceptan que pueda hablarse de España y de
españoles hasta la unificación romana, o hasta la altá Edad Media, cuando la
aportación semita daría el matiz esencial a nuestra patria, o incluso hasta el final
de la Edad Media, cuando la disgregada unidad previa de la Península -.:a "la
que ningún científico puede negar el nombre común de Hispania-, sería arti-
ficialmente transformada en un haz de pueblos a los que no quiere reconocerse
una ancestral y común raíz.
Defender mi hipótesis ante tantos y tan eruditos científicos -admirados
amigos, por otra parte- es bien difícil para mí. Sobre todo si se quiere evitar
el caer en un chauvinismo circunstancial y condenado por anticientífico. A pe-
sar de todo ello, yo diría que una de lás metas para los futuros historiadores
del Paleolítico superior español será siempre la 'de fijar, cada veZ con mejor
precisión, cuáles de las raíces de "la España moderna están hincadas en esa
época atrayente y enigmática, oscura y luminosa a la vez, aunque no fuese más
que por su arte, que con expresión poco feliz seguimos llamando Palliolítico
superior. " "

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