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LA TRANSFORMACIÓN
DE LOS MODELOS DE CONSUMO Y EL COMPORTAMIENTO DEL CONSUMIDOR. TENDENCIAS
DEL CONSUMO. LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES.
0. INTRODUCCIÓN.
1. PRODUCCIÓN Y CONSUMO.
1.1. Definición de producción.
1.2. Definición de consumo.
1.3. Modos de producción y consumo.
2. LA SOCIEDAD DE CONSUMO.
2.1. Del capitalismo de producción al capitalismo de consumo.
2.2. La sociedad de consumo.
3. LA TRANSFORMACIÓN DE LOS MODELOS DE CONSUMO Y EL COMPORTAMIENTO DEL
CONSUMIDOR.
3.1. Modelo de comportamiento del consumidor.
3.2. Modelos de consumo en España.
4. TENDENCIAS DEL CONSUMO.
5. LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES.
5.1. Política Europea.
5.2. Política Nacional.
6. CONCLUSIONES.
7. BIBLIOGRAFÍA.
0. INTRODUCCIÓN.
Producción y consumo son las caras de una misma moneda ya que la producción depende de la
demanda, y dicha demanda será cuantificada por el consumo realizado. Ambos conceptos los
vamos a diferenciar desde el enfoque del proceso productivo y la satisfacción de las necesidades,
para dar pie a la construcción de la sociedad de consumo en la que nos vemos inmersos.
Dicha sociedad de consumo tiene su origen en la década de los 50-60 del siglo pasado, donde la
estandarización del proceso productivo, la automatización de procesos, el desarrollo del
marketing y la evolución del Estado de Bienestar convierte al consumidor en el rey del mercado.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las necesidades básicas o primarias quedan cubiertas, por lo que
se desarrollan nuevas vías de crecimiento y desarrollo económico teniendo al consumidor y las
clases medias como protagonistas.
En el desarrollo de este tema, hemos tenido en cuenta que, más allá de la consideración económica
del consumo como un momento en la cadena de la actividad económica y un proceso de
intercambio en el mercado basándose en el comportamiento racional, soberano e individual de
los consumidores, el consumo también puede analizarse desde la óptica de las motivaciones y
prácticas sociales como un producto dependiente de los contextos culturales y sociales que influye
en la construcción de la identidad individual. Sin olvidar, que Conviene reflexionar, al haber
triunfado en las últimas décadas, un estilo materialista y egoísta que ha influido en la crisis que,
para algunos, no es solamente de carácter económico sino también una crisis cultural y de valores.
Con el fin de entender el comportamiento del consumidor y la transformación de los modelos de
consumo, vamos a estudiar el modelo simple de comportamiento del consumidor y su posterior
desarrollo que ha experimentado en España, donde Internet y las nuevas Tecnologías de la
Información y Comunicación han transformado la forma en la que consumimos en nuestro país.
Acabaremos el desarrollo del tema con las tendencias de consumo y la protección de los
consumidores a través de la normativa europea, que recoge nuestro país para beneficiarse de la
legislación y protección que ofrece Europa en ese ámbito.
En relación con la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad Educativa
(LOMCE) que modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), los contenidos
que aquí se desarrollan guardan relación con el Bloque 1: Autonomía personal, liderazgo e
innovación y Bloque 2: Proyecto de empresa de la asignatura IAEE de 4º de la ESO, Bloque 3:
Economía personal y Bloque 6: Economía internacional, de la asignatura de 4º de la ESO, con
el Bloque 1: Economía y escasez, la organización de la actividad económica, el Bloque 4:
Macroeconomía y el Bloque 6: El contexto internacional de la Economía , de la asignatura de
1º de Bachillerato de Economía, con el Bloque 5: La función comercial de la empresa en la
asignatura de 2º de Bachillerato de Economía de la Empresa.
De esta forma, se pueden desarrollar conceptos de este tema, en relación con el proyecto de
iniciativa empresarial a la hora de reflejar la necesidad de entender el comportamiento del
consumidor en los estudios de mercado y así integrar el mismo en la función comercial de la
empresa.
1. PRODUCCIÓN Y CONSUMO.
1.1 Definición de producción.
La producción es la transformación de los factores o recursos productivos (tierra, trabajo y
capital) para la elaboración de bienes y servicios, que serán distribuidos para el consumo de los
clientes.
Este proceso se desarrolla a través de la transformación de unas entradas o inputs (como materias
primas, energía, mano de obra, equipos de producción, locales, edificios, etc.) en unas salidas
previstas u outputs que incrementan el valor y la utilidad de los bienes y servicios.
Cualquier proceso de producción consta de tres elementos:
El aprovisionamiento de los factores productivos (inputs): que comprende todo aquello que
precisa la empresa para producir: materias primas, energía, mano de obra, equipos de producción,
locales, tierra, etc.
La tecnología: definida como la suma de los conocimientos, de los medios y los procedimientos
que se destinan a la producción. El nivel de tecnología permite la introducción de nuevos avances
en los sistemas productivos que, a su vez, pueden implicar diferentes métodos organizativos.
Estos avances técnicos permiten mejorar la proporción de factores utilizados, es decir, ser más
eficientes. La forma de conseguir mejoras técnicas es a través de los programas de Investigación,
Desarrollo e innovación (I+D+i)
Los bienes y servicios (outputs): que son el resultado final y objetivo último del proceso de
producción. Dependiendo de qué bienes y qué servicios elaborado se traten, estos pueden ser
destinados para el consumo directo (bienes finales) o para ser incorporados a procesos
productivos (bienes de capital)
De esta forma, vemos que una empresa produce bienes y servicios que son consumidor por
aquellas personas que necesitan dichos productos para satisfacer sus necesidades.
1.2 Definición de consumo.
Del epígrafe anterior, obtenemos una relación indisoluble ya que, para poder producir bienes y
servicios, las empresas tienen que incurrir en el consumo de factores. Es decir, el consumo forma
parte de los inputs de la empresa, pero también de las compras de los bienes servicios fabricados
por las empresas. Sólo que en el estudio de ambos se separa el que cae del lado del mercado de
factores (consumo de las empresas) y el que lo hace del lado del mercado de bienes y servicios
(consumo de las economías domésticas).
Desde un punto de vista macroeconómico, el consumo es el total de bienes y servicios comprados
a las empresas por los consumidores, a excepción de la vivienda. Desde un punto de vista
microeconómico englobaría la compra de los individuos para satisfacer sus necesidades, a partir
de sus gustos y preferencias con el objetivo de mejorar su bienestar. El consumo de los individuos
lo podríamos dividir en tres tipos:
Consumo experimental: aquel que se produce por novedad, curiosidad, o presión externa. Por
ejemplo, cuando probamos un nuevo producto, o un tipo de comida nueva en un restaurante o nos
vestimos con un tipo de prenda diferente a la habitual a nosotros.
Consumo ocasional: cuando se realiza de forma intermitente, para satisfacer necesidades no
permanentes, por ejemplo, ir a una obra de teatro o comprar un CD de música.
Consumo habitual: se trata del consumo de productos básicos como alimentación o un vestido
que satisfacen necesidades cotidianas del individuo.
Desde un enfoque macroeconómico:
Las familias deciden entre consumir o ahorrar de entre la renta de que disponen. El consumo
supone el gasto en bienes y servicios para satisfacer necesidades. El ahorro es la parte de
renta que no se gasta en consumo. EL CONSUMO es el mayor componente del PNB. Dentro del
consumo podemos clasificar tres tipos de bienes: duraderos, como vehículos, no duraderos,
como alimentos, y servicios. Las variables Y, C, y S están interrelacionadas de forma que:
Según Vicent Borrás es necesario tener en cuenta la posición de los individuos en el mercado de
producción para poder entender su forma de consumo: las clases, su posición y sus relaciones en
el mundo de la producción tiene incidencia directa en las prácticas de consumo, reproduciendo y
contribuyendo a las desigualdades de clase. El consumo como práctica social concreta un conjunto
múltiple de fuerzas, como la distribución de las rentas originadas en el proceso de trabajo, la
construcción de necesidades reconocidas por los consumidores, la búsqueda de beneficio
mercantil, el aparato publicitario, la conciencia de los grupos sociales, las instituciones formales e
informales o la imitación social.
La producción para el deseo es la producción característica en el capitalismo avanzado, esto es,
una producción derivada de la creación de necesidades secundarias o aspiraciones individuales
por un aparato comercial y cultural. Creando una dinámica desarraigada de la necesidad que
desarrolla el consumo a través de la explotación intensiva de los deseos. La dinámica actual del
mercado se encuentra orientada a estimular la demanda sustentándola en un sistema de valores
simbólicos sobre añadidos, distorsionando, hasta el propio valor de uso y llevando implícita la
idea de que lo más valioso es lo más novedoso.
Naomi Klein describe el proceso que conduce a la producción de marcas, la publicidad de los
productos se orienta hacia formas de promoción que venden estilos de vida, mitologías y
experiencias, más que el propio producto en sí. Los productos no se crean y difunden sólo para
satisfacer necesidades mayoritarias sino para convertirse en bienes superfluos impensables sin
su capacidad de generan un fuerte efecto de demostración de estatus.
Los patrones de consumo constituyen el mecanismo de inclusión y exclusión del grupo, sobre
todo entre los jóvenes. Estos estilos de vida van ligados a grupos anónimos que desean pertenecer
al grupo para construir su identidad. El consumo no sólo sirve para satisfacer necesidades o
deseos, comunicar o fortalecer distinciones sociales, sino puede servir para crear el sentido de la
identidad personal, teniendo en cuenta que eso depende de los recursos que se poseen y de las
condiciones físicas y psíquicas.
Esa necesidad de distinguirse repercute en los patrones de consumo, mediante la expresión de
las modas como cohesión de grupo hacia dentro y diferenciación hacia fuera. Sólo unos pocos
ejercen la moda, el resto la imita. Cuando ha penetrado en todas partes, pierde su condición de
moda, generando la obsolescencia del producto.
Esto unido a la obsolescencia de la mayor parte de los productos en cuanto a calidad (el producto
después de un tiempo de uso empieza a tener fallas o un mal funcionamiento), función (cuando
sale a la venta un producto más avanzado con nuevas funciones) genera un continuo consumo de
bienes, olvidando en muchas ocasiones, los efectos negativos que estos patrones tienen sobre los
recursos escasos y el medio ambiente.
3. TRANFORMACIÓN DE LOS MODELOS DE CONSUMO Y EL COMPORTAMIENTO DEL
CONSUMIDOR.
- Desde el nacimiento del consumo de masas hasta la recesión económica.
El término “consumo” tiene raíces etimológicas tanto inglesas como francesas. En su forma
original consumir significada: destruir, saquear, someter, acabar o terminar. Es una palabra
formada a partir de un concepto de violencia que hasta el presente siglo tan solo tenía
connotaciones negativas. El consumo de masas no se produce de forma espontánea:
- Creación del consumo de masas.
A finales del siglo XIX los economistas observan que los trabajadores se conformaban con ganar
lo justo y que, en vez de trabajar más horas, preferían disfrutar de su tiempo libre. Esta situación
unida a la ética protestante conducía a la moderación y el ahorro.
Con el tiempo los empresarios consiguieron transformar al americano medio desde una psicología
basada en el ahorro a una basada en el consumo. La empresa de automóviles GENERAL MOTORS
fue una de las primeras en impulsar este cambio de mentalidad al renovar anualmente los
modelos que fabricaban.
También debemos destacar el desarrollo del pensamiento organizativo (como la escuela clásica
del taylorismo) y nuevos procesos productivos (como el fordismo) de cara a conseguir mayor
eficiencia.
El énfasis sobre la producción ligada al consumo permitió que el marketing tomara protagonismo.
Los publicistas pasaron de argumentos de utilidad e información descriptiva de los productos a
reclamos en referencia con el estatus y la diferenciación social. Los hombres y mujeres corrientes
eran invitados a emular a los ricos y a ir a la última moda. El objetivo era convertir a la gente
trabajadora en consumidora: denigrando los productos caseros o pasados de moda. Estas
estrategias se incrementan a partir de los años 20, cuando comienzan a venderse productos antes
inexistentes, por lo que había que convencer al público de que los necesitaban.
Por lo tanto, durante los años 20 se produjo un aumento de la producción, un aumento de los
créditos que había llevado a un incremento del consumo (la compra a plazos), un aumento de la
población ocupada.
- Crack del 29.
Sin embargo, llegó un momento en el que los ingresos de los trabajadores no crecían
suficientemente rápido como para absorber la demanda al no haber incrementos salariales, por
lo que la fuente de ingresos de las empresas se secó y todo ello acompañado de un alza en las
expectativas de beneficios por parte de las compañías productoras derivado en un exceso
especulativo de sus acciones y una espiral credicitaria, dio lugar al crack de 1929, ocasionando la
crisis social más virulenta hasta entonces y que dio comienzo un periodo de 20 años con deflación,
depresión económica y social y de inestabilidad, destacando el aumento de desempleados
(incapaces de comprar) y una política de recortar.
El problema se solucionó recurriendo al crédito, que posteriormente produciría una crisis, debido
a que el aumento de la deuda de las personas, las familias e incluso los Estados y los déficits en
varias economías.
Destacando que el 85% del consumo mundial lo realizaba el 20% de la población del globo,
mientras que otro 20% solo consumía el 1,3%.
- Tras la recesión de los 2000
El crédito se extendió por todo el mundo, incluso a quienes no podían afrontarlo. Los tipos de
interés decaen y se conceden préstamos a personas con bajo nivel de crédito lo que justifica que
al ser su riesgo superior también lo sea el tipo de interés que se aplica al préstamo que se les
concede (hipotecas subprime).
Estos créditos se conceden por la confianza en que la revalorización al alza en el precio de las
propiedades inmobiliarias hipotecadas anularía las consecuencias de los impagos de los créditos,
junto con la facultad de los créditos hipotecarios de ser convertidos en bonos, favoreciendo el
descenso de los tipos de interés.
A partir de 2007, se hizo evidente que muchos no iban a poder pagar sus créditos y que ese crédito
no iba a poder cubrirse con otro, debido al estancamiento y el derrumbe de los precios de los
inmuebles y a que los activos derivados de las operaciones habían alcanzado un volumen
financieramente insostenible.
Esta crisis se constituye como uno de los últimos paradigmas de la globalización. Si bien es
generalmente asumido que la economía pasa por ciclos de expansión y recesión, nunca ante la
crisis había afectado en mayor o menor grado a todas las economías mundiales. Algunas de sus
consecuencias nos empiezan a resultar bastante familiares: colapso crediticio y bancario,
bancarrota de grandes imperios empresariales, destrucción de empleo, descenso de las rentas,
caída de los niveles de consumo, etc.
- Crisis de la COVID-19.
La crisis de la COVID-19 ha cambiado la forma en que nos comportamos como individuos, familias,
comunidades y como sociedad continúa cambiando, afectando a las necesidades de las personas.
Como individuos, hemos experimentado un descenso en la pirámide de Maslow: salud y seguridad
como nuevas prioridades, hemos sufrido una reordenación de la escala de valores (personal,
social, laboral y local). Predomina un autocontrol del gasto y un estado de miedo y de
incertidumbre que puede prolongarse en el tiempo.
En España el pasado mes de enero, el Consejo de Ministros aprobó un decreto que modifica a la
Ley General de Derechos de los Consumidores y Usuarios regulando la figura del consumidor
vulnerable como aquel que en sus relaciones de consumo “se encuentra en una situación de
desventaja, desprotección, indefensión o subordinación frente a las empresas, aunque sea de una
forma temporal, territorial o sectorial debido a sus características, necesidades o circunstancias
personales”
Este decreto dota a las administraciones públicas de un marco jurídico adecuado para acabar con
la indefensión de las personas consumidoras en casos de abuso, fraude, engaño o estafa y ofrece
una mayor protección frente a abusos y fraudes a colectivos como mayores, menores, personas
con bajo nivel de digitalización, con discapacidad funcional, intelectual, cognitiva o sensorial, que
están particularmente expuestos a abusos por técnicas de comercialización agresivas. Esta figura
ya existía en algunos ámbitos, como el energético, y en comunidades como Castilla-La Mancha,
pero ahora será de ámbito estatal.
Las asociaciones de consumidores valoran positivamente una medida pionera que obligará a las
empresas a dar un apoyo adicional en la información que facilitan a los consumidores
considerados vulnerables. Las compañías que presten servicios deberán asegurarse de que estas
personas comprendan correctamente el contenido de los contratos que firman. Además, las
administraciones públicas deberán orientar las políticas de consumo hacia estos colectivos de
mayor vulnerabilidad.
Las campañas informativas o educativas divulgadas por las administraciones deberán prestar
especial atención a sectores que cuenten con mayor proporción de consumidores vulnerables,
como el financiero. Las especificidades de los consumidores vulnerables también tendrán que ser
tenidas en cuenta por parte de las administraciones a la hora de establecer mecanismos para la
resolución de conflictos entre el consumidor vulnerable y las empresas.
El decreto deberá desarrollarse con reglamentos que ayuden a reducir las barreras y garantizar
los derechos de las personas consumidoras vulnerables, entre otros, el etiquetado de productos,
la información previa al contrato y la que debe incluirse en el mismo, la gestión de reclamaciones
y la atención al cliente.