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TEMA 35. PRODUCCIÓN Y CONSUMO. LA SOCIEDAD DE CONSUMO.

LA TRANSFORMACIÓN
DE LOS MODELOS DE CONSUMO Y EL COMPORTAMIENTO DEL CONSUMIDOR. TENDENCIAS
DEL CONSUMO. LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES.
0. INTRODUCCIÓN.
1. PRODUCCIÓN Y CONSUMO.
1.1. Definición de producción.
1.2. Definición de consumo.
1.3. Modos de producción y consumo.
2. LA SOCIEDAD DE CONSUMO.
2.1. Del capitalismo de producción al capitalismo de consumo.
2.2. La sociedad de consumo.
3. LA TRANSFORMACIÓN DE LOS MODELOS DE CONSUMO Y EL COMPORTAMIENTO DEL
CONSUMIDOR.
3.1. Modelo de comportamiento del consumidor.
3.2. Modelos de consumo en España.
4. TENDENCIAS DEL CONSUMO.
5. LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES.
5.1. Política Europea.
5.2. Política Nacional.
6. CONCLUSIONES.
7. BIBLIOGRAFÍA.
0. INTRODUCCIÓN.
Producción y consumo son las caras de una misma moneda ya que la producción depende de la
demanda, y dicha demanda será cuantificada por el consumo realizado. Ambos conceptos los
vamos a diferenciar desde el enfoque del proceso productivo y la satisfacción de las necesidades,
para dar pie a la construcción de la sociedad de consumo en la que nos vemos inmersos.
Dicha sociedad de consumo tiene su origen en la década de los 50-60 del siglo pasado, donde la
estandarización del proceso productivo, la automatización de procesos, el desarrollo del
marketing y la evolución del Estado de Bienestar convierte al consumidor en el rey del mercado.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las necesidades básicas o primarias quedan cubiertas, por lo que
se desarrollan nuevas vías de crecimiento y desarrollo económico teniendo al consumidor y las
clases medias como protagonistas.
En el desarrollo de este tema, hemos tenido en cuenta que, más allá de la consideración económica
del consumo como un momento en la cadena de la actividad económica y un proceso de
intercambio en el mercado basándose en el comportamiento racional, soberano e individual de
los consumidores, el consumo también puede analizarse desde la óptica de las motivaciones y
prácticas sociales como un producto dependiente de los contextos culturales y sociales que influye
en la construcción de la identidad individual. Sin olvidar, que Conviene reflexionar, al haber
triunfado en las últimas décadas, un estilo materialista y egoísta que ha influido en la crisis que,
para algunos, no es solamente de carácter económico sino también una crisis cultural y de valores.
Con el fin de entender el comportamiento del consumidor y la transformación de los modelos de
consumo, vamos a estudiar el modelo simple de comportamiento del consumidor y su posterior
desarrollo que ha experimentado en España, donde Internet y las nuevas Tecnologías de la
Información y Comunicación han transformado la forma en la que consumimos en nuestro país.
Acabaremos el desarrollo del tema con las tendencias de consumo y la protección de los
consumidores a través de la normativa europea, que recoge nuestro país para beneficiarse de la
legislación y protección que ofrece Europa en ese ámbito.
En relación con la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad Educativa
(LOMCE) que modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), los contenidos
que aquí se desarrollan guardan relación con el Bloque 1: Autonomía personal, liderazgo e
innovación y Bloque 2: Proyecto de empresa de la asignatura IAEE de 4º de la ESO, Bloque 3:
Economía personal y Bloque 6: Economía internacional, de la asignatura de 4º de la ESO, con
el Bloque 1: Economía y escasez, la organización de la actividad económica, el Bloque 4:
Macroeconomía y el Bloque 6: El contexto internacional de la Economía , de la asignatura de
1º de Bachillerato de Economía, con el Bloque 5: La función comercial de la empresa en la
asignatura de 2º de Bachillerato de Economía de la Empresa.
De esta forma, se pueden desarrollar conceptos de este tema, en relación con el proyecto de
iniciativa empresarial a la hora de reflejar la necesidad de entender el comportamiento del
consumidor en los estudios de mercado y así integrar el mismo en la función comercial de la
empresa.
1. PRODUCCIÓN Y CONSUMO.
1.1 Definición de producción.
La producción es la transformación de los factores o recursos productivos (tierra, trabajo y
capital) para la elaboración de bienes y servicios, que serán distribuidos para el consumo de los
clientes.
Este proceso se desarrolla a través de la transformación de unas entradas o inputs (como materias
primas, energía, mano de obra, equipos de producción, locales, edificios, etc.) en unas salidas
previstas u outputs que incrementan el valor y la utilidad de los bienes y servicios.
Cualquier proceso de producción consta de tres elementos:
El aprovisionamiento de los factores productivos (inputs): que comprende todo aquello que
precisa la empresa para producir: materias primas, energía, mano de obra, equipos de producción,
locales, tierra, etc.
La tecnología: definida como la suma de los conocimientos, de los medios y los procedimientos
que se destinan a la producción. El nivel de tecnología permite la introducción de nuevos avances
en los sistemas productivos que, a su vez, pueden implicar diferentes métodos organizativos.
Estos avances técnicos permiten mejorar la proporción de factores utilizados, es decir, ser más
eficientes. La forma de conseguir mejoras técnicas es a través de los programas de Investigación,
Desarrollo e innovación (I+D+i)
Los bienes y servicios (outputs): que son el resultado final y objetivo último del proceso de
producción. Dependiendo de qué bienes y qué servicios elaborado se traten, estos pueden ser
destinados para el consumo directo (bienes finales) o para ser incorporados a procesos
productivos (bienes de capital)
De esta forma, vemos que una empresa produce bienes y servicios que son consumidor por
aquellas personas que necesitan dichos productos para satisfacer sus necesidades.
1.2 Definición de consumo.
Del epígrafe anterior, obtenemos una relación indisoluble ya que, para poder producir bienes y
servicios, las empresas tienen que incurrir en el consumo de factores. Es decir, el consumo forma
parte de los inputs de la empresa, pero también de las compras de los bienes servicios fabricados
por las empresas. Sólo que en el estudio de ambos se separa el que cae del lado del mercado de
factores (consumo de las empresas) y el que lo hace del lado del mercado de bienes y servicios
(consumo de las economías domésticas).
Desde un punto de vista macroeconómico, el consumo es el total de bienes y servicios comprados
a las empresas por los consumidores, a excepción de la vivienda. Desde un punto de vista
microeconómico englobaría la compra de los individuos para satisfacer sus necesidades, a partir
de sus gustos y preferencias con el objetivo de mejorar su bienestar. El consumo de los individuos
lo podríamos dividir en tres tipos:
Consumo experimental: aquel que se produce por novedad, curiosidad, o presión externa. Por
ejemplo, cuando probamos un nuevo producto, o un tipo de comida nueva en un restaurante o nos
vestimos con un tipo de prenda diferente a la habitual a nosotros.
Consumo ocasional: cuando se realiza de forma intermitente, para satisfacer necesidades no
permanentes, por ejemplo, ir a una obra de teatro o comprar un CD de música.
Consumo habitual: se trata del consumo de productos básicos como alimentación o un vestido
que satisfacen necesidades cotidianas del individuo.
Desde un enfoque macroeconómico:
Las familias deciden entre consumir o ahorrar de entre la renta de que disponen. El consumo
supone el gasto en bienes y servicios para satisfacer necesidades. El ahorro es la parte de
renta que no se gasta en consumo. EL CONSUMO es el mayor componente del PNB. Dentro del
consumo podemos clasificar tres tipos de bienes: duraderos, como vehículos, no duraderos,
como alimentos, y servicios. Las variables Y, C, y S están interrelacionadas de forma que:

1) El ahorro es la parte de la renta que no se consume S = Y – C.


2) A mayor renta mayor consumo y se supone que mayor ahorro.
Por otra parte, tenemos los conceptos de:
- Renta personal: la renta obtenida por persona.
- Renta personal disponible: la personal menos impuestos y beneficios retenidos más
transferencias recibidas del SP.
- Ahorro personal: Renta disponible menos gastos de consumo personal.
La renta personal se forma con: salarios, intereses, alquileres, dividendos, transferencias
recibidas y se quitan los gastos por consumo de bienes y servicios y queda el ahorro personal. La
tasa de ahorro es el cociente entre el ahorro personal y la renta disponible. Las personas de renta
alta ahorran más, tanto en términos absolutos como en términos relativos (tasa de ahorro). Las
personas muy pobres tienen desahorran en ocasiones, obligados a endeudarse para gastar lo
necesario. La función de consumo es la relación entre el nivel de consumo y la renta
disponible. Los determinantes del consumo son: la renta disponible de cada año, la tendencia de
la renta a l/p, y la riqueza.
Si no tenemos en cuenta el sector exterior, ni el ahorro tenemos que la renta del sistema es el
valor de mercado de todos los bienes y servicios producidos durante un periodo de tiempo
y el total de las rentas ganadas a lo largo del periodo de tiempo.
1.3 Modos de producción y de consumo.
Esta separación entre producción y consumo no tiene sentido, hemos de entender que dividir
ambos conceptos significa crear una realidad artificial, ya que uno sin el otro, no se entienden.
Ambos son unidades de contrarios.
Sin embargo, esta diferenciación nos permite trabajar la distinción sobre modos de producción y
consumo: respuesta a cómo fabrican las empresas, mientras que el segundo da respuesta a qué
compran, demandan, necesitan los consumidores para satisfacer sus necesidades.
Todo acto de consumo y todo acto de producción tiene lugar dentro de un proceso social de
consumo, bien sea individual o comunitariamente desarrollado y socialmente mediado. Por tanto,
toda producción es generadora de valores para el consumo y la interacción existente entre
producción y consumo (mediada por el procedimiento de la distribución) tiene como finalidad la
supervivencia del grupo humano mediante su reproducción física y social.
2. LA SOCIEDAD DE CONSUMO.
En épocas pasadas, el trabajo desempeñaba el eje central de los individuos y de su identidad.
Actualmente, podemos catalogar como “sociedad de consumo” porque el consumo se presenta
como la actividad social cuantitativa y cualitativamente central en el contexto histórico.
En este sentido, resulta innegable la importancia del consumo como un elemento distintivo de las
sociedades avanzadas contemporáneas, no sólo porque a él se dedican gran parte de nuestros
recursos económicos, temporales y emocionales, sino porque en él se crean y estructuran nuestras
identidades y formas de expresión relacionales. Y en especial, hay que destacar el aumento del
consumo de mercancías no necesarias para la supervivencia.
2.1 Del capitalismo de producción al capitalismo de consumo.
El concepto de sociedad de consumo está ligado al de economía de mercado y, por ende, al
concepto de capitalismo, entendiendo por economía de mercado aquella que encuentra el
equilibrio entre oferta y demanda a través de la libre circulación de capitales, productos y
personas, sin intervención estatal.
Como señala Daniel Bell, el consumo de masas “que comienza en la década de 1920 fue posible
por la revolución en la tecnología, principalmente la aplicación de la energía eléctrica a las tareas
del hogar y por tres innovaciones sociales: la producción masiva en serie, el desarrollo del
marketing y la expansión de las compras a plazos
Históricamente, podríamos señalar dos momentos para la transformación de la sociedad
capitalista industrial en una sociedad de consumo de masas:
A finales del siglo XIX, tuvo lugar la unificación de Italia y la de Alemania que contribuyó al
crecimiento mercantil, industrial y científico técnico, y, por otro lado, tuvo lugar el Gobierno
proletario originado por la Comuna de París, de corta vida, pero que permitió el desarrollo de
legislaciones que hicieron subir los salarios, con la conciencia de que la demanda interna permitía
el crecimiento del beneficio.
Como reacción a la Gran Depresión de 1929, se fueron desarrollando políticas basadas en las
teorías de John Maynard Keynes (1883 – 1946) que promovieron un aumento constante de la
demanda de los consumidores privados a partir de la intervención del Gobierno mediante
instrumentos de política fiscal y que se generalizaron en el mundo capitalista en la década de los
años 50 y 60 del siglo pasado.
No obstante, además de estos fenómenos históricos, ambos con un claro trasfondo económico,
debemos incluir el desarrollo del pensamiento organizativo, como la Escuela Clásica del
Taylorismo, así como nuevos procesos productivos, como el fordismo, de cara a conseguir mayor
eficiencia. tanto unos como otros, unido a la evolución del marketing, han ido moldeando la
sociedad del consumo tal como hoy la conocemos.
A partir de la Segunda Guerra mundial, las condiciones técnicas de la producción en masa varían
sensiblemente por la introducción de principios de automatización del proceso y de robótica en
la cadena de montaje. La cadena de montaje introducida por favor hace posible ahora la
introducción de máquinas y herramientas especializadas.
Esta evolución, así como el desarrollo del Estado del Bienestar, crean la democracia competitiva
de partidos políticos, introducen el crecimiento económico como desarrollo de toda sociedad, se
fijan el pleno empleo como objetivo macroeconómico, facilita la aparición de grandes
corporaciones y la institucionalización de los conflictos, permitiendo estructurar y desarrollar los
ejes que Alonso (2005) reconoce como sociedad opulenta de los años 70 dentro de los países
centrales de la economía occidental.
A partir de este momento el consumidor se convierte en el rey del mercado donde el consumidor
neoclásico (ser racional y ordenado en sus decisiones de inversión y consumo) deja camino a un
consumidor opulento y voraz, controlado por las grandes corporaciones desde el punto de vista
de su culpa comportamiento o capaz de inducirlo y así capturarlo en su red comercial a través del
marketing.
Hoy en día el marketing nos parece esencial en una organización y hasta familiar en nuestro
entorno social, pero no siempre fue así. Hasta mediados del siglo pasado, las empresas tendían a
centrarse en los problemas de producción sin prestar atención al mercado. A partir de entonces
los mercados se caracterizaron por un entorno cambiante (mayor poder de compra de los
consumidores y mayor competencia, tal y como hemos visto). Esto trajo como consecuencia la
necesidad creciente por parte de la empresa de estudiar el mercado y entender mejor a sus
clientes. Como resultado de esta evolución de la función comercial las empresas han ido
reorientando su estrategia a partir de 4 enfoques:
- Enfoque del producto: fabricar calidad, pero no tiene en cuenta la evolución del mercado.
este enfoque se puede mantener en mercados donde hay poca competencia.
- Enfoque de ventas: la empresa trata de vender lo que produce porque considera que
puede estimular al consumidor a través de la publicidad, agresividad comercial, mercados
en expansión.
- Enfoque del marketing: estudia al consumidor para diseñar y elaborar productos
adaptados a él, busca necesidades para satisfacerlas, evoluciona hacia la fidelización
basándose en el marketing de relaciones.
- Enfoque del marketing social: surge como necesidad de estudiar si la satisfacción de los
deseos de los consumidores es compatible con intereses de consumidores sociedad y
beneficio de la empresa, de una manera ética.
De esta forma, la sociedad de consumo como hoy la conocemos viene determinada por la suma de
una serie de factores tanto directos (Sociedad y Empresa) como indirectos (Estado)
Evidentemente, nuestra sociedad de consumo ha cambiado y madurado. Actualmente, nos
encontramos con un consumidor responsable, interesado en la seguridad, en la simplicidad, en
los efectos de la compra sobre la salud, en la buena relación calidad precio, en la información y en
el aprendizaje de los códigos ya muy complejos de los mercados de productos.
Se trata de un consumidor que no podemos estudiar de forma aislada, ya que, el proceso de
consumo se encuentra insertado en todos los mecanismos de funcionamiento del mundo:
bienestar, educación, salud y consumo, son facetas de la ciudadanía misma en todas sus
decisiones.

2.2 La sociedad de consumo.

Según Vicent Borrás es necesario tener en cuenta la posición de los individuos en el mercado de
producción para poder entender su forma de consumo: las clases, su posición y sus relaciones en
el mundo de la producción tiene incidencia directa en las prácticas de consumo, reproduciendo y
contribuyendo a las desigualdades de clase. El consumo como práctica social concreta un conjunto
múltiple de fuerzas, como la distribución de las rentas originadas en el proceso de trabajo, la
construcción de necesidades reconocidas por los consumidores, la búsqueda de beneficio
mercantil, el aparato publicitario, la conciencia de los grupos sociales, las instituciones formales e
informales o la imitación social.
La producción para el deseo es la producción característica en el capitalismo avanzado, esto es,
una producción derivada de la creación de necesidades secundarias o aspiraciones individuales
por un aparato comercial y cultural. Creando una dinámica desarraigada de la necesidad que
desarrolla el consumo a través de la explotación intensiva de los deseos. La dinámica actual del
mercado se encuentra orientada a estimular la demanda sustentándola en un sistema de valores
simbólicos sobre añadidos, distorsionando, hasta el propio valor de uso y llevando implícita la
idea de que lo más valioso es lo más novedoso.
Naomi Klein describe el proceso que conduce a la producción de marcas, la publicidad de los
productos se orienta hacia formas de promoción que venden estilos de vida, mitologías y
experiencias, más que el propio producto en sí. Los productos no se crean y difunden sólo para
satisfacer necesidades mayoritarias sino para convertirse en bienes superfluos impensables sin
su capacidad de generan un fuerte efecto de demostración de estatus.
Los patrones de consumo constituyen el mecanismo de inclusión y exclusión del grupo, sobre
todo entre los jóvenes. Estos estilos de vida van ligados a grupos anónimos que desean pertenecer
al grupo para construir su identidad. El consumo no sólo sirve para satisfacer necesidades o
deseos, comunicar o fortalecer distinciones sociales, sino puede servir para crear el sentido de la
identidad personal, teniendo en cuenta que eso depende de los recursos que se poseen y de las
condiciones físicas y psíquicas.
Esa necesidad de distinguirse repercute en los patrones de consumo, mediante la expresión de
las modas como cohesión de grupo hacia dentro y diferenciación hacia fuera. Sólo unos pocos
ejercen la moda, el resto la imita. Cuando ha penetrado en todas partes, pierde su condición de
moda, generando la obsolescencia del producto.

Esto unido a la obsolescencia de la mayor parte de los productos en cuanto a calidad (el producto
después de un tiempo de uso empieza a tener fallas o un mal funcionamiento), función (cuando
sale a la venta un producto más avanzado con nuevas funciones) genera un continuo consumo de
bienes, olvidando en muchas ocasiones, los efectos negativos que estos patrones tienen sobre los
recursos escasos y el medio ambiente.
3. TRANFORMACIÓN DE LOS MODELOS DE CONSUMO Y EL COMPORTAMIENTO DEL
CONSUMIDOR.
- Desde el nacimiento del consumo de masas hasta la recesión económica.
El término “consumo” tiene raíces etimológicas tanto inglesas como francesas. En su forma
original consumir significada: destruir, saquear, someter, acabar o terminar. Es una palabra
formada a partir de un concepto de violencia que hasta el presente siglo tan solo tenía
connotaciones negativas. El consumo de masas no se produce de forma espontánea:
- Creación del consumo de masas.
A finales del siglo XIX los economistas observan que los trabajadores se conformaban con ganar
lo justo y que, en vez de trabajar más horas, preferían disfrutar de su tiempo libre. Esta situación
unida a la ética protestante conducía a la moderación y el ahorro.
Con el tiempo los empresarios consiguieron transformar al americano medio desde una psicología
basada en el ahorro a una basada en el consumo. La empresa de automóviles GENERAL MOTORS
fue una de las primeras en impulsar este cambio de mentalidad al renovar anualmente los
modelos que fabricaban.
También debemos destacar el desarrollo del pensamiento organizativo (como la escuela clásica
del taylorismo) y nuevos procesos productivos (como el fordismo) de cara a conseguir mayor
eficiencia.
El énfasis sobre la producción ligada al consumo permitió que el marketing tomara protagonismo.
Los publicistas pasaron de argumentos de utilidad e información descriptiva de los productos a
reclamos en referencia con el estatus y la diferenciación social. Los hombres y mujeres corrientes
eran invitados a emular a los ricos y a ir a la última moda. El objetivo era convertir a la gente
trabajadora en consumidora: denigrando los productos caseros o pasados de moda. Estas
estrategias se incrementan a partir de los años 20, cuando comienzan a venderse productos antes
inexistentes, por lo que había que convencer al público de que los necesitaban.
Por lo tanto, durante los años 20 se produjo un aumento de la producción, un aumento de los
créditos que había llevado a un incremento del consumo (la compra a plazos), un aumento de la
población ocupada.
- Crack del 29.
Sin embargo, llegó un momento en el que los ingresos de los trabajadores no crecían
suficientemente rápido como para absorber la demanda al no haber incrementos salariales, por
lo que la fuente de ingresos de las empresas se secó y todo ello acompañado de un alza en las
expectativas de beneficios por parte de las compañías productoras derivado en un exceso
especulativo de sus acciones y una espiral credicitaria, dio lugar al crack de 1929, ocasionando la
crisis social más virulenta hasta entonces y que dio comienzo un periodo de 20 años con deflación,
depresión económica y social y de inestabilidad, destacando el aumento de desempleados
(incapaces de comprar) y una política de recortar.

- Fomento de la demanda (1950-1979)


A partir de 1933, bajo el gobierno de Roosevelt, se implementaron medidas keynesianas de
fomento de la demanda. John Maynard Keynes planteó que en función de la dinámica capitalista
tan solo era factible una salida: el incremento de la demanda mediante la participación del Estado.
El consumo público era imprescindible para ocupar todos los factores productivos y la ocupación
plena era la única forma de garantizar un aumento continuado del PIB.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Japón, EE. UU. y muchos países sudamericanos pusieron en
marcha muchas políticas económicas en las que la intervención del Estado resultaba fundamental,
tanto a través del consumo público como interviniendo de forma directa en las decisiones
económicas. Se consiguió el pleno empleo, la masa salarias comenzó a crecer y financiado por un
crédito fluido, el consumo privado aumentó y las inversiones productivas se expandieron. Se puso
en marcha en modelo de protección social financiado por políticas fiscales redistributivas,
constituyéndose progresivamente una amplia clase media.
Las condiciones técnicas de la producción en masa varían sensiblemente por la producción de
procesos de automatización del proceso y de robótica en la cadena de montaje. La cadena de
montaje introducida por Ford hace posible ahora la introducción de máquinas y herramientas
especializadas.

- Énfasis en la oferta (1979-1995)


Posteriormente se produce un periodo de énfasis en la oferta, es decir, en las empresas, el capital
debía tener todas las facilidades. El pleno empleo de los factores productivos en general y del
trabajo en particular dejo de ser un objetivo, al perseguir reducir al mínimo la inflación.
Nació el término globalización significando la eliminación de las fronteras a fin de que los
factores productivos puedan moverse sin obstáculos y la minimización de las fronteras y la
intervención estatal como trabas a la oferta que son.
Durante la época de los 80 la globalización se extiende por todo el mundo con el objetivo principal
de tener costes menores en la producción de bienes y servicios.
A diferencia del modelo de demanda (1950-1979) en el que el pleno empleo y salarios en alza eran
sinónimo de capacidad de consumo crecientes, los beneficios empresariales en aumento y
recaudaciones fiscales pujantes a fin de que el Estado consumiese y contribuyese al crecimiento
económico.
Con el modelo de oferta (1979-1995) el desempleo debía ser el conveniente para que la inflación
fuese reducida y los salarios bajos para que los costes también lo fuesen. En un escenario como
éste, el consumo se vería reducido, al igual que los beneficios empresariales, pero eso podía
obviarse con menores costes que comportarían menores precios de venta, lo que supondría que
los bienes pudiesen ser adquiridos con salarios reducidos, acompañado de un aumento de la
productividad obtenido a través de la automatización de los procesos y la mejora organizativa.

- Uso intensivo de las Tecnologías de la comunicación (a partir de 1995)


A finales de los años 80, el crecimiento económico había quedado desvinculado de la evolución
del empleo del factor trabajo.

A partir de 1995 la situación dio un vuelco con el comienzo de la masificación de Internet y el


inicio del uso intensivo de las TIC acelerando el proceso comenzado en la década de los 80: la
menor capacidad de consumo debido al peso de unos salarios que cada vez crecían menos y que
eran percibidos por una población ocupada cada vez menor, en relación, al PIB generado, debido
a un aumento de la productividad.
A finales de los 80 explotó la burbuja especulativa en Japón y en EE. UU. a las consecuencias de las
políticas económicas de Reagan se unieron los efectos de la especulación financiera e inmobiliaria
y las primeras guerras del Golfo, que afectó negativamente a la confianza de los consumidores
estadounidenses y, por ende, al resto del mundo.

El problema se solucionó recurriendo al crédito, que posteriormente produciría una crisis, debido
a que el aumento de la deuda de las personas, las familias e incluso los Estados y los déficits en
varias economías.
Destacando que el 85% del consumo mundial lo realizaba el 20% de la población del globo,
mientras que otro 20% solo consumía el 1,3%.
- Tras la recesión de los 2000
El crédito se extendió por todo el mundo, incluso a quienes no podían afrontarlo. Los tipos de
interés decaen y se conceden préstamos a personas con bajo nivel de crédito lo que justifica que
al ser su riesgo superior también lo sea el tipo de interés que se aplica al préstamo que se les
concede (hipotecas subprime).
Estos créditos se conceden por la confianza en que la revalorización al alza en el precio de las
propiedades inmobiliarias hipotecadas anularía las consecuencias de los impagos de los créditos,
junto con la facultad de los créditos hipotecarios de ser convertidos en bonos, favoreciendo el
descenso de los tipos de interés.
A partir de 2007, se hizo evidente que muchos no iban a poder pagar sus créditos y que ese crédito
no iba a poder cubrirse con otro, debido al estancamiento y el derrumbe de los precios de los
inmuebles y a que los activos derivados de las operaciones habían alcanzado un volumen
financieramente insostenible.
Esta crisis se constituye como uno de los últimos paradigmas de la globalización. Si bien es
generalmente asumido que la economía pasa por ciclos de expansión y recesión, nunca ante la
crisis había afectado en mayor o menor grado a todas las economías mundiales. Algunas de sus
consecuencias nos empiezan a resultar bastante familiares: colapso crediticio y bancario,
bancarrota de grandes imperios empresariales, destrucción de empleo, descenso de las rentas,
caída de los niveles de consumo, etc.
- Crisis de la COVID-19.
La crisis de la COVID-19 ha cambiado la forma en que nos comportamos como individuos, familias,
comunidades y como sociedad continúa cambiando, afectando a las necesidades de las personas.
Como individuos, hemos experimentado un descenso en la pirámide de Maslow: salud y seguridad
como nuevas prioridades, hemos sufrido una reordenación de la escala de valores (personal,
social, laboral y local). Predomina un autocontrol del gasto y un estado de miedo y de
incertidumbre que puede prolongarse en el tiempo.

Por lo que respecta al comportamiento de los distintos componentes de demanda, el consumo


privado experimentaría, en todos los escenarios, un descenso muy acusado este año, como
consecuencia del impacto negativo de la caída del empleo sobre las rentas laborales (que en parte
se verá paliado en términos de la renta disponible de los hogares por las transferencias públicas)
y del aumento del ahorro por motivo precautorio. La reducción del consumo será particularmente
pronunciada en lo que respecta a los bienes duraderos y, dentro del período de confinamiento, a
los servicios relacionados con la hostelería y la restauración.
4. TENDENCIAS EN EL CONSUMO.
El estudio del comportamiento del consumidor y el conocimiento de sus necesidades es una
cuestión fundamental y un punto de partida inicial sobre el que poder implementar con eficiencia
las diferentes acciones de marketing emprendidas por las empresas. La expresión
comportamiento de compra del consumidor designa a aquella parte del comportamiento de las
personas asociado a la toma de decisiones a lo largo del proceso de adquisición de un producto,
con tal de satisfacer sus necesidades.
este comportamiento de compra es complejo, ya que, existen muchas variables que influyen en el
mismo, cambia con el ciclo de vida del producto y varía según el tipo de productos, por el hecho
de que no todos los productos tienen el mismo interés ni representan el mismo riesgo para el
consumidor.
El modelo de comportamiento simple, a partir del cual podremos ir desarrollando la teoría de
este epígrafe, contempla que el consumidor es estimulado de manera externa a través del
marketing y de las propias fuerzas del entorno que le rodea. Todos estos estímulos pasan por la
caja negra del comprador condicionando e incluyendo en su proceso de compra.
Estímulos y condicionantes pueden ser tanto internos como externos. Dentro de los
condicionantes externos, nos encontramos:
- Estímulos de marketing: consisten en acciones emprendidas por la empresa con tal de
incidir en el consumidor motivando la compra de sus productos.
- Estímulos del entorno: formados por las principales fuerzas y acontecimientos del
macroentorno del consumidor, tales como la economía, la tecnología, la política, la
sociedad y la cultura, la demografía o la legislación.
En relación con los condicionantes internos, las decisiones de compra de los consumidores se
encuentran incluidas, en gran medida, por factores que pertenecen al propio mundo del
comprador. Estos factores pueden clasificarse en: culturales, sociales, personales y psicológicos.
En los factores culturales encontramos la cultura la subcultura y las clases sociales:
- La cultura es el determinante fundamental de los deseos y del comportamiento de las
personas. Se define como el conjunto de valores, ideas, actitudes y símbolos que adoptan
los individuos para comunicarse, interpretar e interactuar como miembros de una
sociedad. Esta cultura determina los valores básicos que influyen en el comportamiento
del consumidor.
Dentro de los factores culturales, podemos hablar de subcultura donde distinguimos 4 tipos que
reflejan distintas referencias culturales específicas, actitudes y estilos: la nacionalidad, los grupos
religiosos, los grupos raciales y las zonas geográficas.
- Las clases sociales como divisiones de la sociedad, relativamente homogéneas y
permanentes, jerárquicamente ordenadas y cuyos miembros comparten valores, intereses
y comportamientos similares.
Los factores sociales engloban a los grupos de referencia, a la familia y a los roles de referencia
que pueden asumir los consumidores.
Los grupos de referencia son todos los grupos que tienen influencia directa o indirecta sobre
las actitudes o comportamientos de una persona. Aquellos que tienen una influencia directa se
denominan grupos de pertenencia, que pueden ser primarios (familia, amigos, vecinos,
compañeros de trabajo) y secundarios (religiosos). También existen los grupos de aspiración,
a los cuales una persona no pertenece, pero le gustaría pertenecer y los grupos disociativos,
cuyos valores o comportamientos rechaza la persona.
En relación con la familia se puede distinguir dos tipos de familia a lo largo del ciclo de vida del
consumidor. La familia de orientación, formada por los padres, de la que cada uno adquiere una
orientación hacia la religión, la política y la economía, y la familia de procreación, formada por
el cónyuge y los hijos. Este último del tipo de familia constituye la organización de consumo más
importante en nuestra sociedad.
Las personas a lo largo de su vida participan en varios grupos donde su posición personal se saca
clasifica en roles y estatus. Este rol es el conjunto de actividades que se espera que una persona
lleve cabo, en relación con la gente que le rodea y que lleva consigo un estatus que refleja la
consideración que la sociedad le concede.
- Los factores personales tienen que ver con la edad, la fase del ciclo de vida donde se
encuentre la persona, la ocupación, las circunstancias económicas, el estilo de vida, la
personalidad y el autoconcepto que cada uno tiene de sí.
- Los factores psicológicos muestran el comportamiento viene condicionado por la
motivación, la percepción y las actitudes.
Los psicólogos han desarrollado distintas teorías sobre la motivación humana entre las que
destacan la teoría de motivación de Freud, quién asume que las verdaderas fuerzas psicológicas
que conforman el comportamiento del consumidor son inconscientes en gran medida y la teoría
de la motivación de Maslow. Maslow indica que las necesidades humanas están ordenadas
jerárquicamente, en orden de urgencia para la supervivencia. Estas teorías ayudan a los
especialistas en marketing a comprender cómo los distintos productos encajan dentro de los
planes, objetivos y vidas de los consumidores potenciales.
- La percepción se define como el proceso por el cual un individuo selecciona, organiza e
interpreta las entradas de información para crear una imagen del mundo llena de
significado. Esta percepción depende de los estímulos físicos, de la relación de los
estímulos con el entorno y de las características de los individuos.
- Las actitudes: se pueden definir como predisposiciones estables para responder
favorablemente desfavorablemente hacia una marca o producto. El motivo fundamental
de las implicaciones de las actitudes sobre el marketing se fundamenta en que son razones
primarias de comportamiento, por lo que son esenciales para comprender cómo los
consumidores compran sus productos.
Una vez que se han tenido en cuenta los condicionantes que pueden influir o provocar la decisión
de compra de los consumidores debemos tener en cuenta que todo el proceso de decisión de
compra sigue el siguiente esquema: reconocimiento de la necesidad, búsqueda de información,
evaluación de alternativas, decisión de compra y comportamiento post-compra.
Presentamos los condicionantes y el proceso de decisión de compra, aunque no todos los procesos
de compra siguen los esquemas anteriores, ya que estos dependen del producto comprado.
Podemos mencionar 4 tipos de comportamientos de compra:
Podemos citar a Kotler (1996) quien afirma que el proceso de decisión varía teniendo en cuenta
el nivel de conocimiento del producto de la persona que compra y el nivel de diferencias entre
marcas (en orden de importancia) y nos da a conocer los siguientes tipos de comportamiento de
compra:
- Comportamiento complejo: existe en el momento en que el consumidor está altamente
implicado en un proceso de compra y tiene conciencia de la existencia de grandes brechas
entre marcas. Por lo general ocurre ante una compra que requiere una fuerte inversión,
por lo que este tipo de comportamiento no es muy común. El consumidor pasa por tres
etapas, primero se desarrollan las creencias hacia el producto, después las actitudes y por
último se da la elección pensada.
- Comportamiento de búsqueda variada: En esta compra el consumidor no está muy
implicado, pero percibe diferencias significativas entre las marcas. El consumidor evalúa
la marca del producto al consumirla; en estos casos el cambio de marcas suele producirse
por la búsqueda de variedad más que por la insatisfacción.
- Comportamiento reductor de disonancia: Mucha implicación del consumidor, pero
escasas diferencias entre las marcas. Al elegir lo hará de manera rápida, ya que todas son
iguales. Una vez realizada la compra estará alerta a toda aquella información que refuerce
su conducta y va a evadir todo aquello que pueda provocarle disonancia.
- Comportamiento habitual: Así se comporta el consumidor en situaciones de baja
implicación y poca diferencia entre marcas. Ocurre en habitual, ante productos de bajo
precio y compra frecuente. En este caso no vemos la secuencia
creencias/actitud/conducta. Influye la publicidad y que tan familiar nos resulta la marca.
4.1 Modelos de consumo en España.
De la evolución de las pautas de consumo en las últimas décadas, que ha discurrido en paralelo al
desarrollo social y económico experimentado por nuestro país, cabe destacar una serie de
tendencias o manifestaciones comunes que, lejos de conformar un único modelo de consumo
propio de esta época, ponen de relieve precisamente la diversidad y complejidad alcanzada por
los hábitos de consumo y los perfiles de consumidores, de manera que resulta más adecuado
hablar de modelos de consumo.
En relación con la transformación de los hábitos de consumo, encontramos que estos se han visto
transformados por la globalización, permitiendo más opciones a la hora de adquirir un producto,
pero aumentando la necesidad de una mayor coordinación por parte de organismos y autoridades
para supervisar la seguridad, salubridad y trazabilidad de los productos vendidos. Además, el
consumo, presenta ahora más que nunca, un aspecto individual y fragmentado debido a la
capacidad de las empresas para personalizar la compra y con ello, mejorar las experiencias de
compra de los usuarios.
Los consumidores han orientado sus compras según determinadas preocupaciones en torno a
cuestiones éticas, sociales y problemas ambientales. En este sentido, la proliferación de mensajes
alusivos a comercio justo, consumo responsable o consumo sostenible, con diferente grado de
adecuación a la realidad, puede generar confusión entre los consumidores, que no siempre
cuentan con dispositivos de información clara que les garanticen efectivamente el ejercicio de su
opción. en la actualidad, existen una gran cantidad de instrumentos de adhesión voluntaria para
acreditar el cumplimiento de estos criterios, como códigos de conducta, normas de gestión y
certificación, no siempre conocidos ni fáciles de interpretar por los consumidores.
La característica fundamental del gasto en consumo de los hogares españoles reside en el
importante peso de la partida correspondiente a la vivienda, según la encuesta de presupuestos
familiares elaborada por el INE, que explica que es más de 1/4 del gasto en consumo. le sigue en
importancia la rúbrica de transportes, que supera el gasto en alimentación, tercer gasto de
consumo. estas 3 partidas: vivienda, transportes y alimentación junto al gasto dedicado al vestido,
conforman el total de gastos que cubren las necesidades básicas de los hogares españoles, que
absorben el 71,4% del presupuesto de las familias. es decir, en este aspecto no podemos decir que
haya existido un cambio de tendencia respecto a lo que se consumía y lo que ahora se consume.
Las tecnologías de la información y la comunicación constituyen, sin lugar a duda, una estructura
que favorece a la aparición de nuevas formas de consumo, dando importancia a la rapidez
comodidad y versatilidad en el acceso a la información sobre productos y servicios, así como en la
propia adquisición de estos, frente a otros valores tradicionales.
Las medidas de información, formación y educación han permitido a lo largo de este periodo que
la sociedad se fuera familiarizando con métodos de financiación y medios de pago, de los cuales
internet necesita para poder desarrollarse y así permitir un nuevo modelo de consumo basado en
el comercio electrónico que va comiendo terreno sobre el comercio tradicional.
Es decir, el modelo de consumo en España no está cambiando en base a lo que se compra sino a
cómo se compra. en el siguiente epígrafe vamos a estudiar más detenidamente las tendencias
actuales de consumo en España publicadas por el Observatorio de Cetelem 2020, teniendo en
cuenta la influencia del contexto de la COVID-19.
4.2 Tendencias en el consumo.
Los últimos estudios de consumo están revelando que los consumidores actuales son mucho más
complejos que antes y ello motiva una gran variedad de bienes y servicios a nuestra disposición.
se ha producido en los últimos años cambios en nuestro estilo de vida, existen nuevas estructuras
familiares o nuevos modelos o roles a seguir, que incitan a la gente a tratar de sentirse únicos a
pesar de vivir en un mundo globalizado.
Los nuevos hábitos de consumo están surgiendo por nuevas características y hábitos de vida de
los individuos, entre los que podemos destacar:
- Falta de tiempo de muchos consumidores: aumenta la demanda de alimentos
preparados que combinan rapidez, comodidad y salud. igualmente surgen muchos
sistemas de información a través de televisión y móvil que persiguen facilitar la búsqueda
de información por parte de los consumidores en cualquier momento y lugar.
- Preocupación por la salud: el consumidor actual está mucho más preocupado por la
salud tanto física como mental que hace unos años, destacando el consumo de productos
light, con valores añadidos, por ejemplo, la reducción del colesterol o de alimentos reales
es decir no procesados (realfooding)
- Necesidad de mayor protección, el aumento de inseguridad y desconfianza o los delitos
informáticos están provocando que una gran parte de la sociedad demande formas de
protegerse del entorno
- Necesidad de personalizarlo todo, debido a que cada vez son más los consumidores que
quieren contrarrestar el efecto de la globalización que considera a todos los consumidores
como una masa común.
- Consumo de nuevas tecnologías en relación con las videoconsolas, teléfonos móviles,
ordenadores y tabletas, están creando un nuevo tipo de consumidores que necesitan las
tecnologías para vivir conectado con el mundo globalizado.
- Respeto al medio ambiente: cada vez se busca más productos ecológicos y respetuosos
con el medio ambiente.
- Cuidado del hogar: al estar menos tiempo en casa, cada vez valoramos más el confort en
la estancia en nuestras casas donde podamos disfrutar al máximo de nuestro tiempo libre,
por lo cual la inversión en decoración ha aumentado.
3.4 Influencia de la COVID-19 en el consumo de España.
A partir del informe del consumo en España en 2020 elaborado por el Observatorio Cetelem, se
puede extraer una serie de conclusiones acerca del actual modelo de consumo en España, incluido
por el contexto de la pandemia de la COVID-19. Se analizan puntos clave del consumo general
como la variación en el número de consumidores por sectores, la intención de compra, el gasto
medio, los canales de compra, etc.
Los productos adquiridos por los consumidores españoles en los últimos 12 meses han sido los
relacionados con el deporte, los electrodomésticos y tecnología, los dispositivos móviles y los
viajes. los sectores que muestran crecimiento respecto a 2019 son: deportes, muebles y
complementos, gaming, reformas del hogar y elementos de descanso. la variación más importante
la encontramos en el sector viajes donde el porcentaje de consumidores ha descendido en 15
significativos puntos porcentuales a raíz de la COVID-19.
Solo 3 de los 10 sectores analizados disminuyen sus intenciones de compra de cara a los próximos
12 meses los viajes los dispositivos móviles y los elementos de descanso.
El 28% de los encuestados afirma que la temporada de confinamiento a causa de la COVID-19 ha
cambiado su mentalidad a la hora de comprar online.
Aumenta el porcentaje de consumidores en sectores como deporte, muebles y complementos,
bicis y gaming. por el contrario, la contratación del servicio desde el sector viajes ha caído 15
puntos porcentuales respecto a 2019.
El mayor porcentaje de intención de compra es en el sector deportes.
Se han producido grandes descensos en el gasto medio en todos los sectores excepto cocina,
deporte y reformas del hogar.
Las tiendas online son las favoritas para comprar en todos los sectores excepto en mueble, donde
la gran superficie especializada es el canal preferido. En todos los sectores, el aumento de la tienda
online va de 11 a 21 puntos porcentuales. Alimentación moda y ocio son los 3 sectores con mayor
porcentaje de compra online durante la temporada de confinamiento y además destacan por su
pretensión se continuidad de compra online tras la temporada de confinamiento.
El porcentaje de encuestados que prefiere hacer sus compras en comercios o tiendas de barrio ha
crecido: la cercanía el trato con los vendedores y la confianza son las 3 principales razones por las
que los consumidores eligen este tipo de tienda
5. LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDORES.
5.1 Política Europea.
La política de los consumidores de la Unión Europea tiene 4 objetivos fundamentales: protegerlos
contra los productos inseguros, garantizar que se basan en información clara, exacta y coherente
al decidir cómo gastar su dinero; darles acceso a vías rápidas y eficaces de solución de litigios con
los comerciantes y garantizar que estos respeten sus derechos; adaptar los derechos de los
consumidores a los cambios económicos y sociales.
Y con ellos, vela por que los consumidores tengan determinados derechos y les garantiza un alto
nivel de protección y apoyo en toda la Unión Europea. Esta política establece:
- Un conjunto de normas aplicables a todos los productos y servicios de consumo vendidos
en toda la Unión Europea, independientemente de que se venda en una tienda física o por
internet.
- Condiciones de competencia equitativas para las empresas y la prohibición de las
prácticas comerciales desleales
- El acceso a mecanismos de resolución de conflictos rápidos, fáciles y a bajo coste.
- La reducción de los riesgos de seguridad en toda Europa gracias a una cooperación más
eficaz y a la vigilancia del mercado.
- La información, el asesoramiento y el apoyo sobre cuestiones relativas a los consumidores.
- Protección de los consumidores vulnerables, como los niños.
la política europea de los consumidores funciona como una asociación entre la Unión Europea
(UE), sus países miembros y sus ciudadanos. Se basa en dos principios fundamentales del tratado
de funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), por un lado, proteger la salud, la seguridad e
intereses económico y, por otro lado, velar por cualquier cambio introducido en el mercado que
pueda afectar al consumidor.
La legislación de la Unión Europea ofrece a todos los consumidores que viven en la Unión Europea
un nivel mínimo de protección con independencia de su país de origen y de la legislación nacional
aplicable. La manera en que se ofrece esta protección puede variar en función del Estado miembro
de la Unión Europea de que se trate: cuando los países incorporan una directiva de la Unión
Europea a su ordenamiento jurídico y contexto nacional, a menudo pueden decidir ir más allá de
los requisitos mínimos establecidos por la Unión. Algunos de los principales actos legislativos
sobre los consumidores están plenamente armonizados; Por ejemplo, la legislación sobre las
prácticas comerciales desleales o sobre los derechos fundamentales de los consumidores coma
como el derecho a desistir de un contrato a distancia en un plazo de 14 días a partir de la entrega
del producto o de la prestación del servicio.
La Unión Europea colabora con las autoridades nacionales para asegurarse de que la legislación
se aplique y se haga cumplir adecuadamente; Los comerciantes que no respeten la legislación
aplicable son sancionados.
Para ello, la Unión Europea a través de la Comisión Europea, propone la legislación aplicable y a
los expertos, y las autoridades nacionales debaten estas propuestas. El Parlamento Europeo y el
Consejo, donde están representados los Estados miembros, deciden conjuntamente sobre ellas.
Los Estados miembros de la Unión Europea aplican la legislación de la Unión Europea y se
aseguran de que las autoridades, los productores y las empresas respetan las normas.
Las organizaciones de consumidores hablan en nombre de los consumidores, e escala nacional y
de la Unión Europea. La industria y las empresas deben ajustarse a las normas de la Unión Europea
a lo largo de los procesos de producción transformación y distribución. Las agencias
independientes y los comités científicos proporcionan asesoramiento científico y evalúan el riesgo
de los alimentos y los piensos, las condiciones sanitarias de los animales, los medicamentos y las
posibles amenazas para la salud.
5.2 Políticas nacionales.
El artículo 51 de la Constitución de 27 de diciembre de 1978 establece que los poderes
públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, protegiendo mediante
procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses económicos de los mismo.
Asimismo, promoverán su información y educación, fomentarán sus organizaciones y las oirán en
las cuestiones que puedan afectarles.
En España la protección de los consumidores queda plasmada en la Ley General para la Defensa
de los Consumidores y Usuarios y por las normas de protección del consumidor promulgadas por
las Comunidades Autónomas.
- Considera consumidores y usuarios los que adquieren, utilizan o disfrutan como
destinatarios finales, bienes muebles o inmuebles, productos, servicios, actividades o
funciones, cualquiera que sea su naturaleza pública o privada, individual o colectiva de
quieres los producen, facilitan, suministra o expiden.
- En el artículo 2, muestra cuales son los derechos de los consumidores:
1) Protección contra los riesgos a la salud o seguridad: Se reglamentará sobre la
definición, la clasificación de los productos, las condiciones y requisitos de las
instalaciones y del personal implicado en todos los eslabones del proceso productivo.
Los poderes públicos harán campañas de control de calidad e inspecciones en relación con
los productos y servicios de uso generalizado, los que reflejan mayor incidencia en los
estudios estadísticos y epidemiológicos, los quesean objeto de reclamaciones o quejas, de
las que se deduzcan situaciones de indefensión o subordinación
2) Protección de sus legítimos intereses económicos y sociales.
3) Derecho a la información correcta.
4) Derecho a la educación y formación: El sistema educativo debe incorporar contenidos
en materia de consumo adecuados a la formación de los alumnos: Consumo responsable,
Economía circular
5) Derecho de representación, consulta y participación: Las asociaciones de
consumidores son organismos, generalmente no gubernamentales, dedicados a defender
los intereses y derechos de los individuos como consumidores. Se rigen por el art. 51
comentando anteriormente y tienen como principal objetivo la protección de libre
mercado y de los derechos de los consumidores.
Se centran en: La prevención que pueda poner en peligro sus derechos, la información de
los consumidores sobre temas que les puedan afectar y la defensa de estos, ante posibles
temas que puedan surgir.
En España existen muchas asociaciones de consumidores, algunas especializadas en
sectores y otras con carácter general. Algunas de ellas actúan a nivel nacional, otras a nivel
local. Los servicios que ofrecen también varían, algunas sólo informan otras también
asesoran jurídicamente. Algunas de la más conocidas son:
- Organización de Consumidores y Usuarios (OCU): ofrece apoyo y asesoramiento sobre
todo tipo de servicios.
- Asociación General de Consumidores (ASGECO)
- Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (ADICAE)
- Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOOP)
- La Unión de Consumidores de España (UCE)
- El Centro Europeo del Consumidor (CEC): oficina pública de información para todos los
consumidores de cualquier país de la UE.
- FACUA

En España el pasado mes de enero, el Consejo de Ministros aprobó un decreto que modifica a la
Ley General de Derechos de los Consumidores y Usuarios regulando la figura del consumidor
vulnerable como aquel que en sus relaciones de consumo “se encuentra en una situación de
desventaja, desprotección, indefensión o subordinación frente a las empresas, aunque sea de una
forma temporal, territorial o sectorial debido a sus características, necesidades o circunstancias
personales”

Este decreto dota a las administraciones públicas de un marco jurídico adecuado para acabar con
la indefensión de las personas consumidoras en casos de abuso, fraude, engaño o estafa y ofrece
una mayor protección frente a abusos y fraudes a colectivos como mayores, menores, personas
con bajo nivel de digitalización, con discapacidad funcional, intelectual, cognitiva o sensorial, que
están particularmente expuestos a abusos por técnicas de comercialización agresivas. Esta figura
ya existía en algunos ámbitos, como el energético, y en comunidades como Castilla-La Mancha,
pero ahora será de ámbito estatal.

Las asociaciones de consumidores valoran positivamente una medida pionera que obligará a las
empresas a dar un apoyo adicional en la información que facilitan a los consumidores
considerados vulnerables. Las compañías que presten servicios deberán asegurarse de que estas
personas comprendan correctamente el contenido de los contratos que firman. Además, las
administraciones públicas deberán orientar las políticas de consumo hacia estos colectivos de
mayor vulnerabilidad.

Las campañas informativas o educativas divulgadas por las administraciones deberán prestar
especial atención a sectores que cuenten con mayor proporción de consumidores vulnerables,
como el financiero. Las especificidades de los consumidores vulnerables también tendrán que ser
tenidas en cuenta por parte de las administraciones a la hora de establecer mecanismos para la
resolución de conflictos entre el consumidor vulnerable y las empresas.

El decreto deberá desarrollarse con reglamentos que ayuden a reducir las barreras y garantizar
los derechos de las personas consumidoras vulnerables, entre otros, el etiquetado de productos,
la información previa al contrato y la que debe incluirse en el mismo, la gestión de reclamaciones
y la atención al cliente.

La medida es una de las reivindicaciones históricas de las asociaciones de consumidores.


“La Nueva Agenda del Consumidor de la Comisión Europea para el periodo 2020-2025 pedía a los
miembros de la UE aprobar esta figura, pero la mayoría de los países todavía no lo han hecho, así
que esta norma sitúa a España a la vanguardia de la protección de los consumidores a nivel
europeo. El hecho de que se recoja en la ley ya supone el marco de una protección reforzada”,
añade.
6. CONCLUSIONES.
El problema es que el desarrollo de la economía ha implicado un crecimiento continuo de las
necesidades y los deseos fomentados por el binomio producción-consumo.
A pesar de la existencia de enormes zonas de pobreza, la civilización occidental, con el apoyo de
estrategias publicitarias fomenta un hiperconsumo, bajo el amparo de una obsolescencia rápida.
Provocando despilfarros y causando degradación, contaminación y escasez de los recursos
naturales. El modelo de consumo tiene que proteger y promover las capacidades y el
funcionamiento que componen el bienestar personal.
La necesidad de plantear restricciones, que acompaña a toda crisis económica, puede ayudar a
frenar esta dinámica, y nosotros desde las aulas podemos ayudar a que nuestros alumnos:
- Tomen consciencia de las insatisfacciones que conducen a la búsqueda de satisfacción
material.
- Se rebelen contra la incitación al consumo por parte de productores y publicistas
- Educándoles como consumidores que exijan una calidad en los productos que compran y
exigiendo garantías de que lo que se compra no es fruto de la explotación de trabajadores
- Promoviendo la vuelta al comercio de proximidad y de temporada.
- Fomentando modos de producción y consumo armónicos con el medio ambiente, que no
se base en un sistema de lineal sino circular, generalizando el reciclaje y la reutilización.
“El crecimiento del planeta ha estado basado en la creencia de que gastar de todo, sin límite, era
posible e incluso necesario: en el mundo rico, malgastando, en el mundo pobre, sin aportar nada
a cambio. Fue posible porque ese Estado de bienestar nos hizo creer que, con nuestras creaciones,
nuestra tecnología y nuestra ingeniería financiera sería posible compensar cualquier
desequilibrio. Pero cuando la deuda se hace insostenible y la capacidad de absorber bienes de
consumo se agota nuestro sistema encara crisis”
7. BIBLIOGRAFÍA.
Cortina, Adela (2002) Por una ética del consumo Taurus, Madrid.
Klein, Naomi (2002) No logo. El poder de las marcas. Paidós. Barcelona.
Niño Becerra, Santiago (2010) El crash de 2010. Toda la verdad sobre la crisis. Random House
Mandadori. Barcelona.
Veblen, Thorstein (2002) Teoría de la clase ociosa. Fondo de Cultura Económica. Madrid

Galbraith, John Kenneth (2004) La sociedad opulenta. Barcelona. Ariel


Las posibilidades de disfrute final de consumo dependen de la naturaleza y la forma de llevar a
cabo la producción, la distribución y el intercambio. Sin producción no hay consumo. Pero sin
consumo, tampoco habrá producción. El consumo también genera producción porque el producto
sólo tiene sentido si se consume y el consumo expresa la necesidad de una nueva producción.
El proceso de consumo forma parte del modo en que una sociedad se organiza y procura la
satisfacción de las necesidades económicas de sus miembros. Las características de este proceso,
tal como se presentan ahora mismo en las sociedades industriales avanzadas, es el resultado del
desarrollo económico del industrialismo: la innovación tecnológica, la industrialización y la
separación institucional de la producción y el consumo.
En la economía preindustrial, básicamente agrícola, la producción y el consumo formaba una
unidad. El modelo artesanal representa el punto de transición hacia la economía de mercado, pero
todavía no implica la separación institucional entre la producción y el consumo. En este modelo,
la producción es de encargo, hay un contacto personal entre el productor y el consumidor y los
productos fabricados son limitados en número e individualizados.
Con el industrialismo la producción se confía en instituciones especializadas y se dirige a un
mercado personal y anónimo. Esta especialización de las instituciones productivas, junto con las
innovaciones tecnológicas permite multiplicar el número de objetos producidos que además son
objetos estandarizados y homogéneos.
La producción sigue sus propias leyes de crecimiento bajo la lógica de la racionalidad económica
que se traduce en productividad y ampliación de los mercados.
Bajo estos presupuestos y en tanto que el consumo estaba escasamente diversificado, el
consumidor y su comportamiento tenían poca relevancia desde el punto de vista económico, Pero
una vez que la industrialización humo madurado y se orientó hacia la fabricación masiva de bienes
de consumo, comenzaron ciertos problemas en el acoplamiento entre la producción y el consumo
y la conducta del consumidor empezó a ser tomada en consideración.
La teoría económica de la demanda y el marketing surgen de esta nueva situación en la que
desemboca la sociedad industrial como una sociedad de abundancia o sociedad de consumo de
masas.

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