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PSU durante el estallido social

Los días 6 y 7 de enero de 2020 se rindió -parcialmente- la PSU, la prueba de


ingreso a la educación superior, hecho que no ha estado exento de controversias,
especialmente en medio del estallido social que vive el país y nos hace preguntarnos
respecto a la pertinencia de dar una prueba que ya se encuentra cuestionada en un ambiente
de tensión como el actual, en que la educación es uno de los temas que más preocupa a los
chilenos(1). En medio del contexto sociopolítico, en más de 64 establecimientos no pudo
rendirse la prueba, y el día 7 de enero se debió suspender la de historia y geografía debido a
filtraciones en la red.
Por lo anterior, queremos analizar algunas aristas alrededor de esta prueba:

1.- Un año más de aplicación de la prueba de selección: Es importante preguntarse cual es


la pertinencia de la ya cuestionada PSU. En un país que ha realizado demandas concretas
por una mejor educación gratuita y de calidad, la PSU ha tendido a develar año tras año que
las diferencias socioeconómicas sí marcan diferencias al momento de elegir una carrera y
determinar el futuro profesional de los jóvenes, confirmando que a mayor inversión en
educación mayor rendimiento en la prueba y, por lo tanto, mayor acceso a las universidades
más prestigiosas del país, frente a alumnos de estratos socioeconómicos más bajos que
deben estudiar en universidades privadas adquiriendo una deuda prácticamente de por vida
y con carreras que están sobresaturadas en el mercado.
2.- Condiciones de aplicación de la PSU: En el actual momento país, donde, insistimos, la
educación está altamente cuestionada; donde se habla de una educación con nuevos
instrumentos de evaluación basados en los principios de la evaluación auténtica, con el
modelo constructivista como piedra fundante a partir de la cual se construyen las bases
curriculares chilenas desde el año 2010 en adelante, cabe al menos preguntarse
nuevamente, si la PSU ¿es el instrumento adecuado? Pregunta que se vuelve más pertinente
cuando queremos centrar el análisis desde, según el discurso de las bases curriculares, en el
estudiante sujeto activo en los procesos de aprendizaje con capacidad de critica, proactivo y
capaz de tomar decisiones, discurso que contrastado con la realidad se ve lejano.
Por otra parte, entendiendo que el proceso de ingreso a las universidades tiene calendarios
fijos, pero que el año escolar en la práctica terminó en octubre (y en algunos colegios antes)
podemos preguntarnos: ¿estaban las condiciones para darla?; ¿era posible/necesario que,
desde el Mineduc y el DEMRE, se propusieran alternativas?; ¿cuál es la presión a la que
están sometidos los jóvenes cuando los establecimientos se encuentran prácticamente
ocupados por carabineros?; ¿por que no se ha escuchado a los jóvenes, que desde hace una
década, desde distintos foros e instituciones vienen advirtiendo las inequidades que se
manifiestan en este instrumento de selección universitaria?
Por lo tanto ¿hubo condiciones óptimas para el rendimiento de una prueba que de por sí ya
es estresante?; ¿cómo va a afectar estas situaciones a los jóvenes? Y sobretodo ¿qué país
queremos construir y qué mensaje le estamos entregando a los jóvenes? Si bien desde el
CRUCH se ha establecido un plan de contingencia, entendemos que para quienes no dieron
la PSU ¿qué pasa con aquellos que si la dieron pero en condiciones muy desfavorables?
¿con cambios de sedes a última hora, con vigilancia antidisturbios, etc?
3.- TICs y PSU: Las tecnologías de la información y comunicación no son nuevas y hay
que asumir que mientras la información esté en la red es falible, en este sentido, es
necesario tomar todas las precauciones para poder garantizar que la prueba no se filtre. Es
inconcebible que un material que tiene un impacto tan alto en la vida de los jóvenes y sus
familias sea tan vulnerable y, en este sentido ¿se tomaron las medidas adecuadas?

Sabemos que el contexto actual dista de ser sencillo, pero creemos que esto abre
espacios para que reflexionemos respecto de lo que queremos en educación. La tendencia
es hacia la evaluación auténtica, hacia la formación de ciudadanos por sobre individuos que
deben rendir; hacia el trabajo colaborativo para la resolución de problemas; hacia una
sociedad en que todos los actores están llamados a participar y dar sus visiones de manera
de conocer la diversidad y ponernos de acuerdo en un nuevo pacto social.
Los problemas y situaciones que se han manifestado no son posibles de solucionar
por equipos de expertos cuya visión tecnocrática les da una perspectiva parcial de la
realidad cuando lo que necesitamos es una visión integral, que se puede obtener a partir de
equipos en donde estén representadas todas las sensibilidades políticas e interdisciplinarias,
considerando la experiencia docente. Una mirada integral e integradora es la única manera
de asegurar que las soluciones sean reales y eficaces.

(1) Según la Consulta Ciudadana Municipal.

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