Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen
Introducción
1.1
1. La imitación requiere modelarse en términos cognitivos. Lejos de ser una noción meramente
conductual, el fenómeno de la imitación puede definirse de manera específica y útil sólo si se
detectan sus correlatos mentales.
1.2
Entendemos por proceso cognitivo, un proceso (una secuencia de operaciones, tal como razonar,
tomar decisiones, etc.) con representaciones simbólicas (como por ejemplo, objetivos y creencias).
Un proceso cognitivo social se cumple en base a representaciones mentales sociales (por ejemplo,
razonamiento social significa razonar sobre creencias sociales). Finalmente, una representación
mental social se refiere a otro agente y posiblemente uno o más de sus estados mentales (para
una exposición de estas nociones, ver Conte y Castelfranchi 1995, y Conte 1999).
1.3
Hay una diferencia fundamental entre la aproximación a la cognición social adoptada en este
trabajo y otras concepciones más clásicas de la cognición social (por ejemplo, Bandura, 1986 o
Berkowitz, 1984). En estas versiones muy conocidas, un modelo cognitivo social reúne factores
internos (cognitivos) y externos (sociales) de acción. En la versión presentada aquí, un modelo
cognitivo social origina un subconjunto de factores cognitivos, o sea representaciones sociales
(representaciones acerca de otros agentes y sus mentes) y las operaciones cumplidas en base a
ellas.
1.4
1.5
El aprendizaje social resulta de uno u otro de una cantidad de fenómenos sociales, siendo los más
importantes la facilitación y la imitación sociales (Figura 22).
1.6
En este trabajo se definirá una noción general de aprendizaje social; los procesos más importantes
que son responsables de él, como la facilitación y la imitación sociales, se analizarán en términos
de los procesos mentales sociales que requieran.
1.7
El resto del trabajo se organizará como sigue. En la próxima sección, donde se analizarán algunas
de las definiciones clásicas del aprendizaje social, se mostrará la falta de un tratamiento
sistemático y consistente de estas nociones. En las secciones siguientes, se introduce una noción
general de aprendizaje social; los dos procesos que llevan a él, la facilitación y la imitación sociales,
serán definidos como pasos diferentes en un continuum de complejidad cognitiva. En la sección
final, se discutirá la utilidad del presente enfoque.
1.8
El análisis presentado en este trabajo, se basa en un modelo cognitivo de acción social (cf. Conte y
Castelfranchi 1995; para una síntesis, ver Conte 1999). El modelo de agente al que se aludirá a lo
largo del trabajo es un modelo cognitivo, dotado de propiedades mentales para perseguir
objetivos e intenciones, y para la acción basada en el conocimiento. Por lo tanto, se emplearán
también algunas nociones tomadas del estudio formal de los estados mentales.
1.9
Definiciones clásicas
2.1
Se ha observado (Laland & Odling-Smee, 1999) que el término aprendizaje social describe un
“bolsón” de fenómenos heterogéneos con una variedad de funciones. Todavía se espera un
tratamiento sistemático de estas nociones.
2.2
2.3
En esta teoría aparentemente simple y elegante, la imitación está basada todavía en el mecanismo
del refuerzo. ¿Qué ocurre con la imitación de modelos sociales inconsciente de su papel y, por lo
tanto, incapaces de aplicar premio o castigo?
2.4
4. C se considera semejante a M;
5. la conducta C debe ser una conducta nueva, aún no organizada de esa precisa manera en el
repertorio del organismo.
2.5
Según este modelo, la imitación ocurre cuando una determinada conducta se considera que es
semejante o está modelada sobre otra que es señalada como un objetivo dado. En otras palabras,
a un agente determinado se lo asume como modelo por varias razones, a veces convergentes (al
observar las consecuencias de esa conducta en la supervivencia del objetivo, al suponer que el
objetivo es un modelo social, al obtener la aprobación del objetivo, etc.). ¿Cómo dar cuenta de tal
intuición de una manera explícita y sistemática? ¿Qué implica en términos mentales, qué
propiedades cognitivas, representaciones, etc., se requieren para esta noción de imitación?
2.6
a. Una noción nuclear claramente definida de aprendizaje social, que dé cuenta no solamente
de (i) procesos basados en la emulación, sino también de (ii) otros procesos (como por ejemplo, el
aprendizaje social puramente instrumental); y (iii) que no esté basado sólo en las leyes de
refuerzo.
En este trabajo, se realiza un intento por cumplir con tales requisitos. Más que una teoría
abarcadora, se ofrece en lo que sigue un modelo preliminar para un fenómeno complejo, que lleva
de la observación de los otros y sus conductas, a la adquisición/transmisión de estas conductas y
las creencias que se les asocian.
3.1
Uno de los aspectos más importantes de la vida e inteligencia sociales es la difusión de las
representaciones mentales (por ejemplo, las creencias) entre los agentes. Aquí se dirá que hay
transmisión de representaciones mentales a través de las conductas, cuando una conducta
determinada se “interpreta” como basada en creencias, objetivos, etc. (aún cuando sean muy
simples), los que pueden o no coincidir con aquellos del agente observado. Diremos que los
estados mentales que llevan a la misma conducta son equifuncionales. Un aspecto crucial de este
enfoque de la transimisión de la conducta está en el papel que juegan los estados mentales
equifuncionales. Se podría argumentar que los estados mentales son irrelevantes en un modelo de
transmisión de la conducta, puesto que lo importante son los papeles que cumplen, no su
contenido. En verdad, se puede suponer que si una conducta se difunde en una población, los
estados mentales subyacentes deben haber sido por lo menos equifuncionales, si no idénticos, y
esto es todo lo que puede decirse sobre ellos. Más adelante se discute este enfoque mediante un
argumento analítico fundamental: es necesaria una teoría de los procesos mentales para
entender/predecir los fenómenos sociales en que intervienen sistemas mentalmente complejos,
tales como los humanos. Veamos con algún detalle por qué.
3.2
a. Una teoría de la transmisión cultural debe dar cuenta no sólo de los resultados del proceso,
sino también del proceso mismo, y un modelo del proceso de transmisión cultural implica un
modelo de los estados mentales involucrados. Las instituciones democráticas (resultado objetivo)
tienden a difundirse a nivel mundial. El problema es cómo y por qué ocurre esto, ya sea bajo los
efectos de necesidades económicas (mercado libre) o gracias (también) a la ampliación de las
expectativas y demandas (proceso mental) para el reconocimiento de los derechos humanos.
b. Los procesos mentales que son equifuncionales en cuanto a efectos de corto plazo de la
transmisión de la conducta pueden tener efectos de mediano o largo plazo diferentes. El acceso a
Internet se difunde gracias a diferentes procesos mentales, por ejemplo, porque se espera que
reduzca los costos de intercambio, o porque se espera que favorezca la cooperación. Ambos tipos
de procesos mentales podrían haber promovido la difusión de Internet, pero sólo la última
interpretación favorecerá al final la difusión de un uso “participativo” o comunitario de Internet
(por ejemplo, las redes cívicas).
c. Para predecir o dar cuenta de la estabilidad de elementos culturales o conductuales
específicos, es necesario investigar cuáles son las razones o interpretaciones subyacentes.
Supongamos que, durante el día, un auto que viene por el lado opuesto de la calle prende las luces
al aproximarse a usted. Si usted lo interpreta como un saludo, las posibilidades de que usted
reproduzca la misma conducta mientras el auto se va aproximando, probablemente no sean muy
altas. Pero si usted encuentra que hay un control automático de velocidad situado algunos metros
más adelante, las posibilidades de que usted reinterprete la conducta del automovilista anterior
como una convención (por ejemplo, conductores que se informan mutuamente sobre los
controles de velocidad) aumenta. Consecuentemente, las posibilidades de que usted adopte la
misma conducta con otros automovilistas, aumenta.
d. Un modelo de los procesos mentales que implica la transmisión cultural es fundamental para
permitir que los sistemas artificiales aprendan de otros (naturales or artificiales; esto es
particularmente importante en las infosociedades, que son estructuralmente sistemas multiagente
híbridos). ¿Qué propiedades deben tener los sistemas de agentes en un contexto como el e-
comercio para ser capaces de aceptar leyes o convenciones sociales útiles (por ejemplo, respetar
la privacidad o la decencia)? ¿Qué mecanismos capacitarán a los agentes para evitar o resistir las
influencias sociales inútiles o indeseables (por ejemplo, no estafar si ello produce una pérdida de
reputación en su cliente) en el control y selección de las fuentes externas de información? Estos
son los nuevos desafíos para el desarrollo de las sociedades de la información. Por supuesto, se
pueden implementar reglas y convenciones como simple montaje, o sea, como restricciones para
la acción. Pero en tal caso, ¿cómo salvaguardar la autonomía y la flexibilidad de los sistemas, si la
autonomía es, como usualmente alegan los científicos que estudian los sistemas de agentes, una
propiedad útil para un sistema artificial? ¿Cómo capacitarlos para violar normas sociales y
convenciones en todas las circunstancias en que la violación esté autorizada (por ejemplo, para
cumplir con normas más importantes pero incompatibles)?
4.1
4.2
Ambos grupos de teorías fracasan en realidad en captar la diferencia entre contagio y otros
procesos de propagación. Las teorías de aprendizaje social no dan cuenta de tal diferencia; las
teorías de la descarga social la reducen a una diferencia estrictamente conductual: una conducta
que se difunde por contagio ya está en el propio repertorio, mientras que una conducta aprendida
no le pertenece todavía. Este enfoque ya fue criticado en la sección 24. Más aún, a veces se alude
al contagio social en el sentido más amplio de propagación social (Reber 1995; Marshall 1994). Por
ejemplo, no está claro qué se entiende por “contagio suicida” (cf., por ejemplo, Phillips 1974). La
difusión del suicidio es un fenómeno muy complejo, que puede deberse a varios mecanismos,
incluído el contagio, pero sin reducirse sólo a ello. La teoría del efecto cebo (priming) (Berkowitz
1973, Berkowitz 1984, Berkowitz 1986) emplea una explicación social cognitiva para los
fenómenos de contagio. El cebo consiste en una exhibición temporaria (estadísticamente
significativa pero no autoconsciente) de conducta que se produce a causa de los “pensamientos”
activados por aquél que es observado. Tal “descarga” temporaria de conducta bajo influencia
social no debe clasificarse como aprendizaje sino, más bien, como descarga social. En realidad,
esta teoría es en parte conductual y en parte cognitiva. El último segmento en el proceso de la
hipótesis de Berkovitz, que va desde un pensamiento activado hasta una descarga conductual, es
cognitivo. Pero el primer segmento no lo es: no hay “transmisión” de representaciones de un
agente a otro, sino una reactivación de las mismas representaciones bajo los efectos de una
percepción dada (algo semejante al efecto “chaparrón de la fiesta” en la Lista A al final de este
trabajo).
4.3
La conducta puede difundirse también a través de procesos sociales cognitivos (ver la Lista B en el
Apéndice), mediados por los objetivos y creencias sociales de los agentes, y por su competencia
social (por ejemplo, su habilidad de razonamiento social). La diferencia esencial entre la Lista A y la
Lista B está en el papel que juegan los procesos mentales de los agentes en la difusión de una
conducta dada. A diferencia de la Lista A, la Lista B contiene algunos ejemplos interesantes de
aprendizaje social. Lo que se requiere es una noción de aprendizaje social que dé cuenta de los
ejemplos en la Lista B, pero que excluya los que aparecen en la Lista A.
Aprendizaje social
5.1
5.2
Como se ha anunciado en la introducción, el aprendizaje social se considera aquí como un proceso
de aprendizaje causado o favorecido por los agentes ubicados en un entorno común y que se
observan el uno al otro. En este sentido, el otro no sólo está siendo percibido como criterio de
comparación y autoevaluación, sino también como una fuente más neutral de información, que
puede ayudar o acelerar algunas formas de aprendizaje instrumental. Además, el aprendizaje
social está visto aquí como un fenómeno de múltiples niveles, y se lo define de manera gradual
comenzando por una noción elemental. En un sentido mínimo, aprendizaje social es el fenómeno
mediante el cual un agente determinado (el agente aprendiente/learning agent) actualiza su
propia base de datos de conocimientos (añadiendo o removiendo de ella determinada
información, o modificando una representación existente) al percibir los efectos positivos o
negativos de los eventos experimentados o producidos activamente por otro agente sobre un
estado del mundo que el agente aprendiente tiene como objetivo.
Los ejemplos que se presentan en la siguiente sección, contribuirán a clarificar esta definición.
Facilitación social
5.3
Aquí se adopta una perspectiva general5 de la facilitación social, que permite incluir la noción de
copiado de área o de objetos (local or stimulus enhancement), como lo sugiere la literatura
etológica animal (para una revisión, ver Heyes & Galef 1996). Para los etólogos, “…el copiado de
objeto [o de área] se refiere a un proceso en el cual un animal dirige la atención de otro animal a
un lugar (u objeto) en el entorno” (Laland & Odling-Smee 1999: 5).
5.4
Más frecuentemente, en algunas especies (incluidos los humanos), la adquisición por un agente,
de una determinada pieza de información sobre el entorno, puede estar causada por otro agente,
aunque ello no necesariamente implique la propagación de tal información desde la mente de este
último agente a la del primero. Considérese el caso de un agente determinado, que se refugia de
la lluvia bajo un árbol y lo alcanza un rayo. Un observador accidental aprenderá algo nuevo de su
compañero, a saber, “nunca te detengas bajo un árbol cuando llueve”. En tal caso, un agente
aprende algo del otro sin que la conducta de éste se haya propagado. El ejemplo muestra que la
facilitación social está cerca de un tipo aún más elemental de aprendizaje: el observador podría
inferir el mismo efecto letal con la sola observación del árbol alcanzado por el rayo. Sin embargo,
como lo muestra la literatura etológica, el aprendizaje se copia mediante la observación de los
efectos de acciones o eventos externos sobre los conespecíficos. Lo que le ocurra a un
conespecífico me concernirá (se espera que me concierna) más que lo que le ocurra a un árbol.
Este punto merece más aclaración. No solamente el resultado del proceso (alcanzado por un rayo)
está ligado a la producción del proceso de aprendizaje (no te detengas bajo un árbol cuando
llueve), sino también el proceso (la entidad observada) lleva a interpretar el resultado como algo
importante para uno mismo.
5.5
5.6
Hay distintos tipos de fenómenos de facilitación social, según el papel que juega el agente de la
información (que se denominará “F”, la Fuente) en el proceso de aprendizaje del Observador (“O”)
en sus representaciones. En la facilitación social, F puede operar como un
a. Indicador o "señalador": F actúa de manera que aumenten las posibilidades de que O perciba
un evento determinado, lo cual dispara el proceso de aprendizaje de O. Esto es esencialmente lo
que los etólogos denominan copiado de área (local enhancement). Por ejemplo, corriendo tras F,
O6 descubre una nueva región que antes no había visto. Aquí, F no tiene necesidad de transmitir
sus propias creencias a O (F podría simplemente estar escapando de O en una dirección
desconocida). A su vez, O no adquiere una nueva pieza de conocimiento por la reconstrucción de
los estados mentales de F, ni por la observación de los efectos de un evento dado en el destino de
F. F es una mera causa accidental en el descubrimiento de O. F actúa como una especie de
señalador o marcador. Aquí, O aprende una nueva sección del mapa del mundo.
5.7
Imitación
5.8
5.9
En esta sección, se analiza otro paso del proceso de aprendizaje social, a saber, la imitación.
Imitación se define aquí como un fenómeno de aprendizaje social en el cual el agente aprendiente
es guiado por dos objetivos sociales que conciernen a F (objetivo social se define como aquel
objetivo que tiene en cuenta los estados mentales de otro agente; cf. Conte 1999):
a. Conocer lo que hace F, cómo se conduce, qué aspecto tiene, etc., con el fin de descubrir los
estándares, las reglas, o simplemente los medios para lograr sus propios objetivos. El objetivo
social de O es un medio para alcanzar otro objetivo. Este último puede ser específico o genérico.
Por ejemplo, O puede no saber cómo usar los cubiertos de plata en un restaurante lujoso. Y mira
alrededor para ver qué hacen los demás con ellos.
b. Adoptar los objetivos y/u otros estados mentales de F y posiblemente las conductas
consiguientes, mientras O crea que F es un modelo apropiado o adaptable en un determinado
dominio. En el tratamiento formal de los estados mentales, un objetivo relativo (Cohen &
Levesque 1990) para una creencia dada es un objetivo persistente pero condicionado, es decir, un
objetivo que se persigue en tanto y en cuanto no se lo considere no factible ni ya logrado
(persistente) a menos que la creencia asociada a él sea revisada o retirada (condicionado). En el
caso de la imitación, el objetivo es relativo a la creencia social de O: O imitará a otro agente en la
medida en que crea que es útil y conveniente hacerlo, o sea en la medida en que el otro muestre
una conducta, presencia, estilo, apropiados o adaptables, bajo determinadas circunstancias.
La imitación es una conducta guiada por el objetivo de que un agente dado (O) se asemeje o actúe
de modo semejante a otro agente M (por Modelo), siempre y cuando M sea (percibido como) un
modelo apropiado bajo una determinada circunstancia.
5.10
La principal diferencia entre la facilitación social y la imitación es que en el primer caso, O tiene
creencias sociales acerca de F, de donde obtiene nueva información relevante. En la imitación, en
cambio, O persigue una cantidad de objetivos sociales respecto de M, relacionados a su creencia
de que M es un buen modelo. Estos objetivos sugieren en realidad interesantes criterios
operativos para un modelo de imitación. Si un sistema está gobernado por un objetivo relativo a
una creencia dada (Cohen & Levesque 1990), el sistema tendrá que comprobar el valor de verdad
de su creencia actual -en el caso de la imitación, monitoreará reiteradamente a (a) M y sus
acciones, (b) la bondad de M en cuanto modelo (o sea, si es adaptable o exitoso). El objetivo
relativizado es persistente pero condicionado: en este caso, O persistirá en la imitación mientras
crea que M es un buen modelo.
5.11
La definición anterior podría suscitar una cantidad de preguntas importantes: ¿qué tipos de
objetivos implica la imitación? ¿Qué significa que O esté guiada por un conjunto de objetivos
sociales? ¿Con qué alcance puede usarse esta noción de la imitación, y a qué sistemas se la puede
referir? Más explícitamente, ¿qué habilidad mental (o complejidad) requiere un sistema para
poder exhibir y para que se le pueda atribuir, este tipo de conducta? ¿Cuál es la relación entre la
cuarta cláusula (que la conducta C esté destinada a ser semejante a M) de Mitchell (1987) y la
definición que se presenta aquí?
5.12
Es una cuestión difícil, que no hallará respuesta concluyente aquí. La conducta dirigida por
objetivos (ver Plotkin 1994, alineado con la definición Piagetiana) incluye la conducta gobernada
por objetivos (cf.Conte & Castelfranchi 1995: 8). Una conducta gobernada por objetivos es aquella
que el proceso evolutivo selecciona para lograr un efecto dado, y la que sin este efecto se
representa necesariamente como un objetivo explícito en la mente del agente ejecutor. En
consecuencia, algunas especies pueden haber seleccionado la imitación en cuanto monitoreo por
un agente, de otros agentes dados (por ejemplo, los padres) con el objeto de asemejarse a ellos o
actuar como ellos en la medida en que son (percibidos como) buenos modelos bajo determinadas
circunstancias. ¿Qué es un buen modelo en términos evolutivos? ¿Cómo pueden los “buenos”
modelos llegar a transmitirse biológicamente sin comprometer en el juego una suerte de
evolución Lamarckiana? Es una cuestión difícil que la literatura etológica puede ayudar a
responder. En el caso de muchas especies, todo conespecífico se selecciona como un buen modelo
(léase, mejor que un no conespecífico) al menos relativamente a determinados tipos de conducta
(por ejemplo, las reglas de la alimentación). En el caso de otras, y en otros contextos
comportamentales, son los adultos los que se seleccionan como “buenos” modelos (como cuando
los chimpancés bebé imitan a los adultos en la recolección de termitas usando estrategias de
acecho), o más específicamente, los adultos son los “primeros-percibidos” (fijación). En tal análisis,
la adopción de las preferencias alimentarias de los conespecíficos puede atribuirse a la imitación si
se cumple un conjunto de criterios operativos. Definir estos criterios, que corresponden a los
objetivos relativizados mencionados más arriba, está más allá del alcance del presente modelo. Sin
embargo, la noción de objetivo relativizado puede contribuir a formularlos. Una conducta
gobernada por un objetivo relativizado es una conducta persistente pero condicionada a
determinada creencia (en que M es un buen modelo). La imitación de (a) diferentes conjuntos de
modelos (como conespecíficos vs. padres) en diferentes dominios (preferencias alimentarias vs.
heurística de resolución de problemas) es un criterio necesario pero insuficiente. Para comprobar
la persistencia condicionada, probablemente se debería (b) comprobar si el animal monitorea de
manera persistente su modelo (como por ejemplo, en la fijación), (c) comprobar si su imitación
está condicionada al éxito del modelo (como abandonar una dieta aprendida de un conespecífico
que muere).
a. Saber qué hacer: en muchas circunstancias (sociales), los agentes pueden ignorar los
procedimientos, las reglas, los planes, eficientes o más convenientes, para lograr sus objetivos.
Algunas veces, hasta pueden ignorar qué objetivos pueden alcanzarse, o qué actividades son
factibles o seguras, etc. Por ejemplo, durante un paseo en una ciudad desconocida, sigo la
corriente principal de peatones simplemente porque no sé adónde ir, qué vecindario es
suficientemente seguro, etc.
b. Cumplir con estándares y normas sociales. Ello está muy cerca de la facilitación social en el
sentido de que O observa a los otros inferir información sobre el mundo a partir de sus conductas.
Pero lo característico de la imitación es que O tiene interés no sólo en descubrir lo que son las
normas, sino también en ver cómo los otros reaccionan ante ellas, en qué medida las tienen en
cuenta, cuáles se aplican y cuáles, en cambio, se ignoran. De esta manera, O aprende tanto
información relevante sobre el mundo (social), como conductas (sociales) relevantes.
c. Cumplir determinados papeles. A veces la imitation está prescripta. Por ejemplo, los padres
son modelos que los niños deben seguir (lo cual tiene precursores biológicos evidentes, tales como
la fijación).
e. Evitar la resolución de problemas complejos o los riesgos. A veces estoy demasiado indecisa
respecto de las consecuencias de una conducta dada, y antes que asumir el costo de una
experiencia directa, decido ampararme bajo algún otro. Por ejemplo, si estoy sola, puedo
detenerme en el borde de un barranco, pero también puedo arriesgarme a seguir a alguien que
decida continuar.
f. Reducir la distancia social. A veces, la gente imita a otros para satisfacerlos, reduciendo de
esta manera las diferencias sociales dentro del grupo. En estos casos, el objetivo de O de adoptar
los objetivos, preferencias y conductas de M, no está relativizado a su creencia de que M sea un
modelo apropiado, sino más bien a su creencia de que M persiste en la posesión de estos
objetivos, preferencias, etc. En su forma más extrema, esto lleva a que O siga a M en todo lo que
haga.
g. Compartir la responsabilidad, el compromiso, etc. y sus costos. En la teoría del impacto social,
un factor crucial de la explicación de la intervención de los espectadores en las emergencias es,
precisamente, la existencia de otros espectadores. En realidad, cuantos más sean, y cuanto menos
cohesivo sea el grupo, menos eficiente u oportuna será la intervención de los espectadores en las
emergencias. ¿Por qué? Como lo han explicado de modo convincente Latané and Darley (1970), la
gente quiere compartir con otros la responsabilidad de ambas decisiones implicadas (definir o no
el episodio como emergencia, e intervenir o no). Nadie quiere encontrarse en una posición
“vulnerable”, aislado. En consecuencia, cada uno controla qué hacen y cómo reaccionan los otros.
Por supuesto que esto genera un cuello de botella: cada uno espera que el otro mueva primero, lo
que ninguno desea hacer.
5.14
En términos generales, la imitación aparece como una resolución de problemas y planificación por
un atajo. O minimiza los costos7 que debería de otro modo invertir en estas actividades,
aceptando los resultados de otros. Desde luego que aquí se visualiza una negociación: por un lado,
O reduce sus propios costos; por el otro, podría aumentarlos siguiendo conductas de otros que
luego podrían mostrarse inútiles o riesgosas. En realidad, imitación implica delegación y al final,
confianza: O delega implícitamente sobre otros (parte de) la tarea que debería realizar. En cierta
medida, debe confiar en M. Como consecuencia, la imitación lleva a otro tipo, intrínsecamente
social, de resolución de problemas y razonamiento: ¿en quién confiar, y respecto de qué? ¿Cómo
decir cuándo alguien es digno de confianza o fidedigno, cómo decir que su conducta es adaptable
y que por lo tanto es razonable seguirla? Para decirlo de otro modo, ¿cuándo se perciben a sí
mismos los agentes como adecuados para la resolución de problemas y cuándo prefieren, en
cambio, delegarlos en otros?
A quién imitar
5.15
Esta cuestión se relaciona estrechamente con el papel de la confianza: O imita a M cuando confía
en M. ¿Pero en qué medida debe confiar en M, en cuanto a qué competencias o características?
5.16
En primer término, la imitación puede tener un blanco más o menos específico, porque la
confianza es relativa a contextos y dominios de competencia específicos: ciertamente acudiré a
Yang para el uso de los palillos chinos, pero si tuviese una opinión no muy buena de su dominio del
inglés, me abstendría de imitarlo en tal contexto. Además, la imitación puede ser individualizada o
no: puedo decidir acudir a mi amiga Jenny, más que a John, porque considerándolo bien, confío en
su competencia, sus capacidades para la resolución de problemas, etc., más de lo que confío en las
de John. Por otro lado, puedo querer recurrir a cualquier colega que haya obtenido una promoción
en los dos últimos años.
5.17
Otra dimensión importante, que está relacionada con la confianza pero que difiere de ella, es el
objetivo de la imitación: un joven puede sentirse más inclinado a encontrar modelos en su propio
grupo de edad que en otros. Aquí, el objetivo no es la resolución de problemas, sino la reducción
de la distancia social de uno respecto de un determinado grupo social. Por lo tanto, el blanco de la
imitación es cualquier agente que sea un buen representante, un ejemplar típico de ese grupo.
Obviamente, la confianza está en los prototipos que han de poseer las características que son
esenciales para la categoría de referencia.
5.18
Finalmente, la imitación puede estar basada en frecuencias observables: en muchos casos, cuanto
más frecuente es una conducta dada, tanto más es blanco de imitación. Ello responde al menos a
tres razones:
a. cuanto más frecuente es una conducta dada, tanto más se la percibe como racional, en el
sentido de independiente de preferencias subjetivas, idiosincráticas y distorsiones
b. cuanto más frecuente es una conducta dada, tanto más se la percibe como aquella que ha
probado ser la más apta (seleccionada por su éxito)
c. cuanto más frecuente es una conducta dada, tanto más se la percibe como prescripta, o
incluso obligatoria.
…e imitar qué
5.19
A diferencia del enfoque clásico de la imitación como una noción estrictamente conductual, la
imitación se considera aquí como un caso especial de conducta social inteligente, en la que el
Observador intenta o está destinado (para usar la frase de Mitchell) a asemejarse a un Modelo
dado, adoptando de M
b. Estados internos, incluyendo los mentales, como creencias, valores, preferencias (piénsese en
las preferencias alimentarias de las ratas), objetivos, heurísticas prácticas (piénsese en el lavado de
la batata por los macacos japoneses, Heyes & Galef 1996). Los estados internos no deben
confundirse con las conductas internas, es decir, las acciones y operaciones mentales8 , aunque
éstas pueden ser también blancos de la imitación.
c. Habilidades; considérese el conocido ejemplo de Goodall (1964) de las habilidades necesarias
para la recolección de termitas usando estrategias de acecho adquiridas por los bebés de
chimpancé en la imitación de los adultos.
d. Estándares y criterios externos, que se infieren para (i) informarse de la conducta de M, (ii)
reflejarse en la conducta de M, y (iii) dominarla. Las cosas que se imitan son (ya sea aprendidas
cognitivamente o seleccionadas a través de la evolución biológica) relevantes para la adaptación
de los agentes. Tales supuestos de relevancia son esenciales si la imitación (1) es posible y (2)
combina eficencia con eficacia.
Cómo imitar
5.20
El proceso mental requerido por la imitación es variable y va de la reacción ciega de un patito que
sigue al primer objeto que se mueve en su campo perceptual (puede ocurrir que sea un etólogo y
no su madre) hasta un conjunto mucho más complejo de operaciones y representaciones
mentales.
5.21
En el caso de la fijación, las propiedades mentales requeridas por la imitación son más bien
pobres, puesto que las dificultades han sido controladas de alguna manera en el nivel evolutivo
más que en el nivel individual. En otras palabras, el mecanismo no está basado en las
representaciones mentales del agente individual, ni está permitido por su capacidad de
razonamiento. Antes bien, durante la evolución de la especie el proceso evolutivo ha seleccionado
gradualmente un esquema sensorio-motor que permite al animal individual responder
adaptativamente algunas cuestiones cruciales para su propia supervivencia.
5.22
a. Creencias sociales, es decir, (i) información sobre M, su estatus social , sus estados mentales,
etc.; (ii) información sobre la credibilidad, confiabilidad, expertez, etc., de M. Imitar implica confiar
en M (o en un conjunto de agentes, posiblemente coincidente con el entorno social global) en
cuanto fuente de información sobre la conducta adaptativa (para un análisis de la confianza, ver
Castelfranchi & Falcone 1998). Sin embargo, la medida en que la confianza estimula la imitación es
variable.
b. Razonamiento social, es decir, la capacidad para inferir los objetivos, creencias, valores, etc.,
de M, a partir de sus conductas o su apariencia.
c. Objetivos sociales relativizados, es decir, tanto el objetivo de adquirir información sobre M
como el de ser semejante a él, siempre y cuando se lo considere un modelo conveniente.
6.1
Dado que la imitación puede desplegarse incluso sobre la base de esquemas integrados y
comportamiento reactivo, ¿cuál es el uso de un modelo cognitivo como el que se presenta en este
trabajo? Esta cuestión es aún más central si uno no sólo se propone describir la imitación en
organismos naturales, sino también implementarla en los sistemas artificiales. Si hay un modo de
obtener el mismo resultado con mecanismos de baja complejidad (como rutinas y reglas de
producción), ¿por qué molestarse con mecanismos cognitivos de alta complejidad?
6.2
Hay algunas respuestas a esta cuestión, tanto en el nivel científico como en el de las aplicaciones
de sistemas de agente y multiagente.
6.3
Aún no está claro qué puede aprenderse a partir de mecanismos simples, en qué medida el
aprendizaje social puede alcanzarse con eficacia gracias a los mecanismos más simples del nivel
del agente.
6.4
6.5
Más aún, los ingredientes cognitivos nos permiten dar cuenta de manera más adecuada y
completa de diferentes formas de aprendizaje social, como la facilitación social y la imitación. En
realidad, una definición de bajo nivel de la imitación como un fenómeno meramente conductual
no aprovecha la evidencia etológica de que sólo los animales como los simios y los delfines
exhiben imitación, mientras que los demás sólo exhiben tipos más simples -o ninguno- de
aprendizaje social, tales como la facilitación social. ¿Por qué tendría que ser así si la imitación
estuviese basada esencialmente en mecanismos como la coincidencia entre imágenes cinestésicas
e imágenes visuales, suficientemente elementales o simples como para que los realicen los
miembros de las especies de nivel inferior?
6.6
6.7
Las aplicaciones tecnológicas en el campo de los agentes requieren modelos más sofisticados de
competencias interactivas y sociales (para un desarrollo de este argumento, ver Conte 1999). En
particular, los científicos que estudian los sistemas de agente están de acuerdo ampliamente en la
necesidad de mejorar la capacidad de los agentes para aprender el uno del otro. Los intentos para
implementar esta capacidad se basan muchas veces en sistemas clasificadores, agentes
adaptables, etc. Surgen aquí dos clases de cuestiones:
a. ¿Cuán lejos se puede llegar con el modelo conductual de aprendizaje permitido por las
soluciones corrientes, como los sistemas clasificadores; por otro lado, cuáles son las ventajas de
implementar el aprendizaje social inteligente para las aplicaciones de los sistemas de agente?
b. Más importante aún, ¿qué propiedades se necesitan en el nivel del agente para implementar
el aprendizaje social inteligente?
6.9
Los Sistemas Clasificadores de Aprendizaje por Refuerzo Evolutivo (Holland 1992), permiten la
adquisición de creencias (sociales) nuevas, y la emergencia de nuevas estrategias y agentes.
Mientras que estos sistemas implementan realmente el aprendizaje y los mecanismos que suscita,
y han permitido estudiar la emergencia y difusión de fenómenos sociales interesantes, aún no nos
permitieron implementar:
6.10
Para poder cumplir con las tareas listadas más arriba, los agentes necesitan:
a. adquirir representationes mentales sociales , o sea, creencias, objetivos e intenciones
sociales, inluyendo el objetivo y la capacidad de imitar a otros
b. atribuir rasgos externos e internos a los otros, y actualizar o instanciar modelos de otros
c. razonar sobre creencias sociales, generando por lo tanto nuevas creencias y tenerlas en
cuenta al actuar e imitar
f. decidir si imitar, resolviendo potenciales objetivos conflictivos, respecto de cuál imitar y cuál
no imitar, de acuerdo con algún criterio
g. adoptar criterios externos para la imitación selectiva (por ejemplo, deseabilidad social)
h. decidir qué agentes imitar, instanciando modelos sociales para los ejemplares existentes.
Síntesis
7.1
7.2
Se ha proporcionado tanto una noción central del aprendizaje social como algunas nociones
específicas relativas a los principales procesos que llevan a él -la facilitación social y la imitación-,
nociones que permitieron enfatizar las similitudes y diferencias entre esos procesos. Este análisis
muestra dos importantes características:
b. Más que basar el aprendizaje social en el refuerzo social, se han investigado propiedades y
mecanismos sociales y cognitivos, que darían cuenta tanto de las similitudes como de las
especificidades de los dos fenómenos en cuestión.
7.3
Finalmente, se ha examinado la utilidad del enfoque presentado aquí, tanto en el nivel científico
como en el de las aplicaciones de los sistemas de agentes.
Agradecimientos
Los autores desean agradecer a los participantes en el taller de AISB '00 sobre “Comenzando
desde la Sociedad” (“Starting from Society”) por sus provechosos comentarios sobre el borrador
del trabajo presentado aquí, al igual que a los revisores anónimos de JASSS por sus valiosas
sugerencias. Este trabajo ha sido subvencionado en parte por el EC Fifth Framework Project
“FIRMA” y en parte por el EC Fifth Framework Project “HALFEBIITE”.
Notas
1 Otro fenómeno importante es el control social, por medio del cual los agentes influyen unos
sobre otros para cumplir con las normas intragrupales.
4 Además, las teorías de la descarga social parecen estar basadas en un supuesto poco
comprobado, el de que la conducta que no se ejecuta se inhibite o restringe, y que el contagio
social permite la descarga de lo restringido.
5 Los psicólogos sociales (ver por ejemplo Zajonc 1965) se refieren a una noción más restrictiva de
la facilitación social, que se considera como el impacto del contexto social sobre la calidad del
rendimiento de uno. Gracias a tal impacto, un agente dado rinde de modo diferente (mejor en
tareas simples y peor en tareas complejas) cuando está expuesto a otros desarrollando la misma
conducta. Nuevamente, de acuerdo con esta definición, la facilitación social se basa en la
emulación y los procesos de comparación social.
6 En el resto de este trabajo, se harán referencias explícitas a los agentes humanos para hacerle
más fácil al lector la comprensión de la referencia de los pronombres (O será un agente femenino,
y F será un agente masculino). Sin embargo, algunos de los procesos analizados pueden ocurrir
entre organismos no humanos e incluso entre sistemas no naturales [Las características del texto
harían forzado en castellano mantener siempre esta diferencia. Se la implementó cuando la
sintaxis lo requería].
7 La ocurrencia de una estrategia minimizadora de costos no indica que se esté proponiendo aquí
un enfoque RAT (Rational Action Theory) [Teoría de la Acción Racional] del modelo de agente. La
acción cognitiva difiere de la acción racional aún cuando pueda ser, y a menudo sea,
autocomprometida [self interested]. La principal diferencia está en los factores internos que dan
cuenta de la acción. RAT modela a los agentes en términos cuantitativos, preferencias ordenadas y
función de utilidad consecuente. La ciencia cognitiva modela la acción en términos cualitativos,
representaciones simbólicas y reglas.
8 Hay que señalar que un estado mental no debe considerarse como una acción realizada en el
cerebro (por ejemplo, la excitación de la amígdala; estamos en deuda con uno de los revisores
anónimos de un borrador anterior del trabajo por este ejemplo). Una acción mental se considera
aquí como una acción realizada sobre representaciones internas. Por supuesto, pueden inducirse
estados mentales mediante acciones no mentales. Por ejemplo, mediante la ingesta de drogas
pueden inducirse ansiedad o miedo. Sin embargo, la influencia, en este sentido, bajo ningún
concepto es cognitiva, sino un mero efecto objetivo.
9 Estos son cognitivos, no porque se rotulen como tales, sino porque requieren ingredientes y
competencias cognitivos. Ingredientes cognitivos son representaciones simbólicas. Competencias
cognitivas son las capacidades (reglas, en términos computationales) para manipularlas. Para
programar un sistema que imite a otros en el sentido propuesto aquí, se lo debe alimentar con
datos representados simbólicamente y con las reglas para actualizarlos mediante nuevos datos
adquiridos razonando sobre las mentes de otros.
10 Este nombre se tomó siguiendo el ejemplo que da Searle (1995) sobre la veloz huida de los
participantes en una fiesta al aire libre ante la primera evidencia del comienzo de un chaparrón.
Referencias
BANDURA A. (1986) Social Foundations of Thought and Action: A Social Cognitive Theory.
Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.
BERKOWITZ L. (1973) “Words and symbols as stimuli to aggressive responses”, en Knutson J (ed.),
Control of aggression: Implications from Basic Research, 113-143. Chicago: Aldine-Atherton.
BERKOWITZ L. (1984) Some effects of thoughts on anti- and prosocial influence of media events: A
cognitive neoassociationist analysis. Psychological Bulletin, 95, 410-427.
FREEDMAN J. L. and Perlick D. (1979) Crowding, contagion and laughter. Journal of Experimental
Psychology, 15:295-303, 1979.
GALEF B. G. Jr. (1996) “Social enhancement of food preferences in Norway rats: A brief review”. In
Social Learning in Animals: the Roots of Culture. Heyes C. M. y Galef B. G. jr. (eds), New York:
Academic Press, 49-64.
GOODALL J. (1964) Tool using and aimed throwing in a community of free living chimpanzees.
Nature, 201, 1264-1266, 1964.
HEYES C. M. y Galef B. G. jr. (1966) (eds.) Social Learning in Animals: the Roots of Culture. New
York: Academic Press.
HEYES C. M. (1995) Imitation and flattery: A reply to Byrne and Tomasello. Animal Behaviour 50,
1421-24, 1995.
HINDE R. A. y Fisher J. (1951) Further observations on the opening of milk bottles by birds. British
Birds, 44, 393-396, 1951.
HOLLAND J. 1992. Adaptation in Natural and Artificial Systems. University of Michigan Press, Ann
Arbor, MI.
LALAND K. N. y Odling-Smee J. (1999) The Evolution of the Meme. Paper presented at the
Conference “Can Memes Account for Culture?”, Cambridge, UK, 4-5 June, 1999.
LATANÉ B. y Darley J. M. (1970) The unresponsive bystander: Why doesn't he help? New York:
Appleton.
MARSDEN P. (1998) Memetics and Social Contagion: Two Sides of the Same Coin? Journal of
Memetics - Evolutionary Models of Information Transmission, 2, 1998.
(http://www.cpm.mmu.ac.uk/jom-emit/1998/vol2/marsden_p.html )
PHILLIPS D. P. (1982) “The impact of fictional television stories on U.S. adult fatalities: New
evidence on the effect of the mass media on violence”. American Journal of Sociology, 87:1340-
1359, 1982.
PHILLIPS D. P. (1983) “The impact of mass media violence on U.S. homicides”. American
Sociological Review, 48:560-568, 1983.
PLOTKIN H. (1994) Darwin Machines and the Nature of Knowledge. London: Penguin.
REBER A. S. (1995) The Penguin Dictionary of Psychology (2a. ed.). London: Penguin.
VISALBERGHI E. y Fragaszy D. (1999) “Do monkeys ape?” Ten years after. Paper presented at the
Workshop on “Imitation in Animals and Artifacts”.
Apéndice
Lista A
Lista B
Efecto “apagón”, o restricción del espacio de las posibles acciones. Aquí, no opera ninguna
competencia social, sino una alta regularidad, o convergencia, en la conducta (social) de los
agentes debido a algún evento central extraordinario. Los agentes que experimentan este efecto,
no ejercen influencia mutua. Aún así, convergen hacia la misma conducta (como ocurrió con la
explosión de la tasa de nacimientos nueve meses después del apagón real) gracias a una severa
restricción de las acciones factibles.
La influencia del modelo social. La propagación de la anorexia mental de las jóvenes en las
sociedades occidentales se ha considerado a menudo como consecuencia de su exposición a la
insalubre estética estándar del “tipo delgado”. Por supuesto, esto no da cuenta del éxito de la
reproducción intrínseca del estándar estético en cuestión (que es un efecto memético), sino que
da cuenta de la amplitud del fenómeno: las jóvenes están fuerte y ampliamente influenciadas por
él porque las modelos y las top girls son flacas. (Esto pertenece a la misma categoría de
fenómenos observados por Phillips 1982, 1983 en sus estudios sobre el impacto de los medios en
la violencia social).
Efecto “dominó” conductual. Con este tipo de efecto, entramos en una subárea de fenómenos
más interesante, como la transmisión (y posiblemente convergencia) debido al efecto no mental
de la conducta mutua de los agentes. Considérese el caso en que, en ámbitos sociales o públicos
(por ejemplo, un restaurante repleto11), usted está obligado a levantar su voz, ya que de otro
modo sus amigos serían incapaces de escucharlo. Aquí, los agentes no se forman ninguna
representación de los otros ni de su conducta. Simplemente, levantan su voz para que sea audible,
causando por lo tanto el correspondiente continuo aumento de ruido12.
Conformidad orientada a la élite. En este caso, los agentes están gobernados por su objetivo de
mostrar el mismo gusto y preferencias que los mostrados por otros, importantes. Exhibirán gustos
y estándares dados, en la medida en que crean que son compartidos por sus modelos. Es
interesante que esto sea complementario al efecto Simmel, mostrado por agentes que se
consideran a sí mismos como “élites”: éstos tienen el objetivo de mantener las preferencias
mientras sean compartidas sólo por sus iguales. En cuanto otros convergen hacia estas
preferencias, para que se los perciba como pertenecientes a la élite, los agentes de ésta las
abandonarán y se volverán hacia otras, más selectas; y el proceso se reinicializa.
El efecto testigo (o de impacto social). La famosa teoría del impacto social (Latané & Darley, 1970)
da cuenta de una variante interesante del efecto de la posición vulnerable en grupos de agentes
ante una emergencia. Para evitar una posición aislada y por lo tanto, una ”posición vulnerable”,
cada espectador espera que otro haga la primera movida y brinde ayuda a la víctima. En
consecuencia, nadie brindará la ayuda requerida.
Participación emocional. Considérese el caso de la empatía (cf. Hoffman 1975). En este fenómeno,
la emoción se difunde gracias a un proceso mental específico. Un mendigo muestra desamparo y
aún desesperación porque está desamparado (él cree algo así como “Qué terrible: Estoy
desamparado”). El transeúnte empático se sentirá triste si cree “Qué terrible: Está desamparado”.
Sin embargo, gracias al mecanismo empático (bastante misterioso, en verdad, en ausencia de
alguna fuente biológica de solidaridad), el transeúnte comparte (en cierta medida y por un corto
tiempo) la emoción o sentimiento expresado por el mendigo. Aquí, ocurre algo nuevo: el
transeúnte percibe el estado emocional del mendigo e infiere su estado (social) más general: la
empatía está basada, de hecho, en atribuciones especificadas. La gente no comparte los
sentimientos de aquellos que percibe como responsables de sus desventuras. Sólo bajo
determinadas atribuciones, llega a compartir los sentimientos de la víctima. La participación
emocional está causada por lo tanto por un proceso inferencial, mediante un razonamiento
aplicado a las condiciones mentales y objetivas de la víctima. Sin embargo, todavía no se da la
imitación.