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Cuando realizamos un proyecto para cine, televisión o internet es normal que busquemos
feedback en personas de nuestra confianza, amigos o compañeros más o menos
cualificados que nos comenten sus bondades o defectos para mejorarlo. Es algo útil, por
supuesto, pero muchas veces no es suficiente.
Hay varias vías para acceder a que un profesional analice tu proyecto. Por un lado hay
muchos festivales y encuentros audiovisuales que ofertan la posibilidad de presentar tus
proyectos a workshops, talleres y mesas de trabajo. Estos encuentros son muy
interesantes porque además de los profesionales que te tutorizan hay compañeros que te
dan su feedback y te ayudan a que el proyecto crezca. Si podéis presentaros a alguno no lo
dudéis. Suelen tener plazas limitadas y en algunos hay que pagar inscripción. Las otras
opciones pasan por contratar a empresas especializadas en análisis de guiones o a
profesionales independientes, como es mi caso, que realicen ese servicio.
El guionista es el primer beneficiado del análisis de guion. Gracias al feedback objetivo del
consultor puede desarrollar la mejor versión de su proyecto. La visión externa del
profesional te ayuda a detectar los problemas que tiene tu historia, ya sean de estructura,
de conflicto o desarrollo y plantearse su corrección en las reescrituras.
Una de las mayores ventajas de escribir en pareja es tener alguien que haga “de pared” a
tus propuestas. Alguien que juzgue la originalidad y valor de cada avance en el guion y con
quien construir juntos algo que será mejor que lo que cualquiera de los dos hubiera hecho
por separado. Pero cuando uno escribe su propio guion es fácil sentirse solo en el proceso.
Te toca a ti mismo hacer de “pared” de tus ideas y a veces puedes perder la referencia. En
estos casos la ayuda de un analista también se hace fundamental.
Una de las herramientas que se utiliza para comparar guiones es la conocida como tabla
de valoraciones o Script Coverage. Consiste en una sencilla tabla en la que a un lado se
colocan diferentes elementos a valorar, como la premisa, la estructura, los personajes, los
diálogos, el título, los elementos visuales, la originalidad, el desarrollo de temporada si es
una serie, el formato si es un programa de televisión, el potencial viral si es una
webserie…; y en la otra variable de la tabla las puntuaciones o calificaciones, que pueden
ser numéricas o cualitativas desde “baja” a “excelente”.
Los canales televisivos e inversores.
Los canales televisivos y los departamentos de marketing de las empresas también tienen
sus propios filtros para para comparar guiones y proyectos. Para decidir cuál es el mejor
para producir. Reciben cientos de proyectos al año que buscan dinero para ser producidos
y emitidos y los análisis se convierten en una herramienta con la que saber rápidamente
qué proyecto está maduro, cuál necesita más reescrituras, cuál tiene más viabilidad
comercial por su tono, ejecución, originalidad…
1. El concepto.
El analista debe elevarse sobre el proyecto y tener una visión de conjunto que le haga
entender la esencia del concepto que se quiere transmitir con la obra para valorarlo. ¿Se
puede identificar claramente el concepto de la propuesta? ¿O se trata de una idea vaga
que todavía no ha sido formulada hasta generar la estructura de una historia? ¿Hay una
premisa clara que muestra las intenciones del autor y su punto de vista ante el tema
expuesto? Y ese concepto, ¿es interesante? ¿La historia tiene un tema claro que resuene a
una verdad universal?
También hay que valorar el conflicto del guion, ver si es un conflicto que es inherente a la
historia, o se trata más bien de un conflicto artificial. Y no me refiero solo a las películas o
series, si tú creas un reality show también vas a tener que plantearte cuál es el conflicto
que van a tener que resolver los concursantes en el programa: ¿Van a tener que
adelgazar? ¿Luchar por la supervivencia? ¿Aprender a cocinar o a bailar? Tenemos que
tener claro cuál va a ser el conflicto de nuestra historia y valorar si tiene suficiente poder.
También es útil hacer la clásica. Tenemos que preguntarnos si resulta fácil contar la
historia en pocas palabras y de manera que cautive a quien la escuche. Y el consultor debe
analizar o crear la logline si no está para ver si tiene la suficiente fuerza y plantearse si la
historia posee un “gancho” lo suficientemente atractivo como para llegar al gran público.
2. La estructura.
Todos los proyectos tienen que tener una estructura clara y el analista debe
desentrañarla, independientemente de que sea la que el autor haya querido crear. Si es
un guion de largometraje hay que ver si está dividido en tres actos o en alguna otra
estructura que sirva para contar adecuadamente la historia. Si es una serie hay que
ver cuál es la estructura de la serie en su conjunto y la estructura de cada capítulo en
concreto. Si es un programa televisivo se analiza el formato, las secciones y la mecánica
del concurso o reality. La estructura es el cimiento donde se sustenta el proyecto y debe
estar claramente identificada.
En una estructura clásica de tres actos hay que presentar a los personajes principales al
principio y que la historia y sus objetivos estén claros antes de concluya el primer acto.
Después el segundo acto debe sostener el interés del lector y nuestro personaje principal
tiene que enfrentarse a obstáculos cada vez más más difíciles. Hasta que el conflicto
principal se resuelva hacia el final del tercer acto. Hay que resolver también las tramas y
subtramas correctamente y pensar si ese final será satisfactorio para el espectador,
aunque no se trate de un final feliz.
3. Los personajes.
Las historias suelen estar protagonizadas por uno o dos personajes principales y para el
espectador tiene que resultar claro con quién identificarse, a quién querer y por quién
sentir empatía con su lucha. El analista debe comprobar que este protagonista lleve la
acción de la historia y si cambia, crece o se desarrolla en el transcurso del relato. Y no solo
el protagonista, todos los personajes principales deberían tener un objetivo y poner en
riesgo algo en la historia. Y para que el conflicto tenga más valor, el antagonista y el
protagonista deberían tener sus fortalezas equilibradas.
También hay que valorar si el ambiente en el que se desarrollan los personajes es creíble y
si tienen profundidad o son más bien estereotipos. Cada personaje debería producir una
imagen visual suficientemente completa de lo que es. Es posible que no todos los
personajes secundarios que aparecen en la historia estén justificados y puedan fundirse
algunos de ellos en un solo personaje. Muchas veces se crean demasiados personajes
hasta el punto de que no resulta fácil seguirlos a todos ellos.
4. Los diálogos.
Cada personaje tiene que tener una única voz, acorde a su personalidad, contexto y
educación, y debe sonar creíble dentro del ambiente en el que se desarrolla. Un consultor
comprueba si hay una relación entre el modo que hablan los personajes y la manera en
que utilizan su vocabulario. También si el diálogo es creativo e interesante o está más bien
repleto de lugares comunes y clichés. Y hay que vigilar que los diálogos tampoco
descubran demasiado los planes de los personajes.
5. Presentación y formato.
Y por último hay que comprobar que el guion esté escrito de la manera más profesional
posible. Que no tenga errores tipográficos u ortográficos, que esté escrito con un estilo
atractivo, que sea fácil de leer y tenga las especificaciones técnicas solo cuando resulten
necesarias. Y por supuesto que esté en el formato profesional de escritura de guiones. Os
remito al programa en el que hablé del formato estándar de guion por si tenéis alguna
duda.
Cómo escribir en el formato estándar de guion