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LOS CARISMAS EN LA TRADICIÓN MÍSTICA DE LA IGLESIA

Estados místicos colectivos

Muchas experiencias místicas se transmiten por contagio en un grupo que las


está viviendo

David se refugia de la persecución del rey Saúl junto a Samuel, en la


comunidad de los profetas de Ramá:

“Huyó, pues, David y se puso a salvo, yéndose a donde Samuel, en Ramá, y le


contó cuanto Saúl le había hecho. Después, él y Samuel se fueron a habitar en
las celdas. Avisaron a Saúl: «Mira, David está en las celdas de Ramá.» Mandó
Saúl emisarios para prender a David; vieron éstos la agrupación de los profetas
en trance de profetizar, con Samuel a la cabeza. Vino sobre los emisarios de
Saúl el espíritu de Dios y también ellos se pusieron en trance. Se lo
comunicaron a Saúl y envió nuevos emisarios que también se pusieron en
trance. Saúl volvió a enviar mensajeros por tercera vez y también éstos se
pusieron en trance.

Entonces partió él mismo para Ramá y llegó a la gran cisterna de la era que
está en Seku y preguntó: «¿Dónde están Samuel y David?», y le dijeron:
«Están en las celdas de Ramá.» Se fue de allí a las celdas de Ramá y vino
también sobre él el espíritu de Dios e iba caminando en trance hasta que llegó
a las celdas de Ramá. También él se quitó sus vestidos y se puso en trance
profético ante Samuel, y quedó desnudo en tierra todo aquel día y toda aquella
noche, por lo que se suele decir: «¿Conque también Saúl entre los profetas?»”
(l Sam 19, 18-24)

“Estaba Pedro diciendo estas cosas cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos
los que escuchaban la Palabra. Y los fieles circuncisos que habían venido con
Pedro quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había sido
derramado también sobre los gentiles, pues les oían hablar en lenguas y
glorificar a Dios. Entonces Pedro dijo:«¿Acaso puede alguno negar el agua del
bautismo a éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?» Y mandó
que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se
quedase algunos días.” (Hch 10, 44-48)

Don de lenguas

"Es como si Él entonara por ti el canto: no busques palabras, como si tú


pudieras dar forma a un canto con que Dios se deleite. Canta con júbilo (in
iubilatione). ¿Qué significa cantar con júbilo? Entender sin poder explicar con
palabras lo que se canta en el corazón. Quienes cantan, mientras siegan o
están ocupados en otra actividad, comienzan a expresarse gozosamente con
las palabras de los cantos, pero luego, como invadidos por un gozo que ya no
se puede expresar en palabras, prescinden de las sílabas de las palabras y se
entregan al son del júbilo. El júbilo es un sonido con el cual el corazón quiere
expresar lo que no puede expresarse. Y ¿a quién conviene este júbilo (iubilatio)
sino al Dios inefable? Inefable es lo que no se puede decir, pero, aunque no se

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pueda decir, tampoco se puede callar. Entonces, ¿qué te queda sino cantar
con júbilo, de modo que el corazón se entregue a un gozo sin palabras y la
amplitud del gozo se expanda más allá de los límites de las sílabas?" (SAN
AGUSTÍN, Enarraciones, Salmo 32)

"Algunas veces da unos júbilos y oración extraña, que no sabe entender qué
es. Porque si os hiciere esta merced, le alabéis mucho y sepáis que es cosa
que pasa lo que pongo aquí. Es, a mi parecer, una unión grande de las
potencias, sino que las deja nuestro Señor con libertad para que gocen de este
gozo, y a los sentidos lo mismo, sin entender qué es lo que gozan y cómo lo
gozan. Parece esto algarabía, y cierto que pasa así, que es un gozo tan
excesivo del alma, que no querría gozarle a solas, sino decirlo a todos para
que le ayudasen a alabar a nuestro Señor, que aquí va todo su movimiento.
¡Oh, qué de fiestas haría y qué de muestras, si pudiese, para que todos
entendiesen su gozo!" (STA. TERESA DE ÁVILA, 6 Moradas, cap. 6:10)

"Así mismo, en todas las misas de la semana, aunque no tan visitado de


lágrimas, sentía gran quietud y consuelo durante toda la misa gracias al gusto
de las loqüelas con "interna" devoción, mayor que en otras ocasiones cuando
en alguna parte de la misa tenía lágrimas. Las lágrimas de hoy me parecían
mucho más diferentes que todas las otras anteriores, por venir tan lentas,
internas, suaves, sin estrépito o mociones grandes, que parece que venían tan
de dentro, sin saber explicarlo, y relacionadas con la loqüela interna y externa,
todo moviéndome al amor divino y al don de la loqüela "divinitus conceso", con
tanta armonía interior acerca la loqüela interna, que no se puede explicar. [...]

Lunes. En la misa con muchas lágrimas, y después de ella también. Todas


estas lágrimas eran como las del día anterior, y el gusto de la loqüela interior
parecía o recordaba la loqüela o música celeste, creciendo la devoción y el
afecto con lágrimas al sentir que sentía o aprendía por la acción divina." (Diario
Espiritual de san Ignacio de Loyola, 11 y 12 de mayo de 1544)

Descanso en el Espíritu, una gracia de oración

El objetivo del descanso en el Espíritu es provocar oración de recogimiento y


quietud

Una de las fuentes que iniciaron a santa Teresa en la vía mística fue la obra de
Francisco de Osuna (1492-1540), el cual describe esta forma de oración en su
Tercer Abecedario Espiritual.

"Igualmente, otras veces algunos tienen una manera de recogimiento que es


como un olvido de sí mismos, no sabiendo dónde están, y cuando vuelven al
cabo del rato en sí mismos se preguntan de dónde vienen, qué han hecho, en
qué se han ocupado; pero no pueden acordarse. Este recogimiento también es
muy bueno y propio de adelantados que se les convierte en hábito. Sin embargo,
deben mirar de no irse a cosa que tenga que ver con el vivir terreno ni a asunto
alguno.

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Igualmente, hay otro en el que el alma está dentro, en su cuerpo, como en una
caja muy cerrada, y allí se goza consigo misma con cierto calor espiritual que
siente, desasida de los cinco sentidos como si no los tuviese, y no entiende nada
que se pueda decir, sino que como un niño pequeño goza en el interior de su
pecho con cierto placer, y querría no distraerse ni tener ojos ni oídos ni puerta por
donde salir.

En estos recogimientos no se acalla tanto el entendimiento que esté impedido del


todo, porque siempre queda una centella muy pequeña, solamente bastante para
que esos sepan que tienen algo y que es de Dios, de manera que sosegada y
calladamente parece que el entendimiento está acechando lo que sucede en
otras cosas, como quien no hace nada. Y parece que el alma no querría que
hubiese ni siquiera aquello, sino morirse en el Señor y perderse por allí por Él. Y
llegan momentos o situaciones en los que cesa del todo el entendimiento, como
si el alma no fuese intelectual. Sin embargo, luego vuelve a descubrirse la
centella viva del muy sencillo conocimiento, y es cosa de admirar, porque en
aquel cesar de entender totalmente recibe más gracia. Y desde que vuelve a
revivir y a salir de la niebla se halla con ella sin saber por dónde ni cómo la
recobró; y para que continúe querría volver a mortificarse y volver a no entender
nada, y vuelve, como quien se zambulle en el agua, y consigue de nuevo lo que
deseaba. En estas cosas pasa el tiempo el alma sin sentirlo, y una hora apenas
se hace un soplo; y a veces no sabe cómo ni cómo no se le escapa y resbala del
corazón aquello que sentía, y el modo de recobrarlo es empezar de nuevo a
recogerse muy íntimamente." (FRANCISCO DE OSUNA, Tercer Abecedario
Espiritual, tratado XXl, cap. 7)

Y la propia santa Teresa describe esta experiencia:

"Esta quietud y recogimiento del alma se nota mucho por la satisfacción y paz
que deja, con grandísimo contento y sosiego de las potencias y muy suave
deleite. Le parece al alma, como no ha llegado a más, que ya no le queda más
que desear y que de buena gana diría con san Pedro que fuese ésta su morada
(Mt 17, 4). No osa bullirse ni moverse, pues le parece que se le va a escapar
aquel bien de las manos. Algunas veces no quisiera ni respirar." (STA. TERESA
DE ÁVILA, Vida, cap.15: 1)

En algunas personas y en determinados momentos, este recogimiento se traduce


en forma de desfallecimiento físico. Actualmente, en ciertos ambientes
carismáticos y pentecostales este fenómeno psicoespiritual se denomina
descanso o reposo en el Espíritu. También era conocido por los clásicos, tal
como queda atestiguado en el siguiente fragmento de Francisco de Osuna.

"También hay que advertir a los ejercitados en este asunto que sucede algunas
veces, al entrar el alma en el más verdadero recogimiento, que lleva a la fuerza
tras de sí la cabeza, y parece que se inclina mucho el cuerpo hacia el pecho, y
los miembros pierden en cierto modo la fuerza por el gran recogimiento del alma.
Y sucede también muchas veces que se encuentran tan cansados por algún rato,
que hasta no pueden hacer obedecer a sus miembros, ni levantarse de un sitio;
entonces deben recogerse más y no intentar moverse ni preocuparse del cuerpo
sino dejarlo como olvidado; porque si entonces quieren moverse o mandar a sus

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miembros es un estorbo. Lo cual le ocurrió por ejemplo a un hombre pobre que
ganaba su sustento de cada día con el trabajo, y que era muy favorecido con el
manjar espiritual y muy dado a este santo ejercicio; y un día, que estaba en la
iglesia de esta manera, como tumbado y hasta caído en tierra, se acercaron a él
unas personas que, movidas a la compasión le levantaron del suelo. Y él, cuando
al cabo de un rato volvió en sí, dijo: Dejadme, que me estorbáis como si cogieseis
a un ave las alas y no la dejaseis ir." (FRANCISCO DE OSUNA, Tercer
Abecedario Espiritual, tratado Vl, cap. 4)

“En este estado, el alma es como un niño de pecho sostenido por su madre, a fin
que la leche se deslice hacia su boca sin que él tenga siquiera que mover los
labios. Así es este lugar... nuestro Señor desea que nuestro mundo se satisfaga
con mamar la leche que Su Majestad vierte en nuestras bocas, y que
apetezcamos la dulzura sin siquiera saber que viene del Señor.” (San Francisco
de Sales)

Iluminación purgativa (experiencia de oscuridad)

En los primeros estadios de vida mística se producen experiencias de


oscuridad

“Habéis de notar que en estas moradas primeras aún no llega casi nada la luz
que sale del palacio donde está el Rey; porque, aunque no están oscurecidas y
negras como cuando el alma está en pecado, está oscurecida porque con
tantas cosas malas de culebras y víboras y cosas ponzoñosas que entraron
con él, no le dejan advertir a la luz. Como si uno entrase en una parte adonde
entra mucho sol y llevase tierra en los ojos que casi no los pudiese abrir. Clara
está la pieza, más él no lo goza por el impedimento o cosas de esas fieras y
bestias que le hacen cerrar los ojos para no ver sino a ellas.” Teresa de Jesús,
“Las Moradas” en Obras Completas, Ed. Monte Carmelo, Burgos 1990, p. 808

"Si esta luz divina es siempre luz para el alma, ¿por qué no causa luz en
seguida que la embista, como lo hace después, sino que produce tinieblas y
dolor? Las tinieblas y amarguras que el alma siente cuando la divina luz
embiste no provienen de la luz, sino de la misma alma, y la luz la ilumina para
que las vea. Por tanto, sí que ilumina en seguida esta divina luz, pero con ella
el alma solo puede ver lo que hay en su interior, que son sus tinieblas y
miserias, que por la misericordia de Dios ahora ve, y antes no veía porque no
daba en ella esta luz sobrenatural. Y esta es la causa por la que al principio no
siente sino tinieblas y males; mas después de purgada con el conocimiento y
sentimiento de sus tinieblas y miserias, tendrá ojos para que esta luz le enseñe
los bienes de la luz divina." San Juan de la Cruz, “Noche Oscura”, en Obras
Completas, Ed. Monte Carmelo, p. 554

Visiones y profecías

“El bien o el mal no está en la visión, sino en quien la ve y no se aprovecha con


humildad de ellas; que si esta hay, ningún daño podrá́ hacer, aunque sea
demonio; y si no la hay, aunque sean de Dios, no hará́ provecho. Porque, si lo
que ha de ser para humillarse, viendo que no merece aquella merced, la

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ensoberbece, será́ como la araña que todo lo que come convierte en ponzoña,
o la abeja, que lo convierte en miel” Teresa de Ávila Fundaciones 8,3.

Ejemplos:
-Balaán, un profeta pagano, bendice al pueblo de Israel contraviniendo las
órdenes del rey Balac (Nm 22.23.24)
-Pitonisa de Endor 1Sam 28

El caso de profecías auténticas que no se cumplen

“Y aquí está un grande engaño, porque las revelaciones o locuciones de Dios


no siempre salen como los hombres las entienden o como ellas suenan en sí; y
así no se han de asegurar en ellas ni creerlas a carga cerrada, aunque sepan
que son revelaciones verdaderas en sí. […] La causa de esto es porque, como
Dios es inmenso y profundo, suele llevar sus profecías, locuciones y
revelaciones, otras vías, conceptos y inteligencias muy diferentes de aquel
propósito y modo a que comúnmente se pueden entender de nosotros. […] Los
antiguos no les salían muchas profecías y locuciones de Dios como ellos
esperaban -por entenderlas ellos a su modo de otra manera- muy a la letra.”
San Juan DE LA CRUZ, Subida al Monte Carmelo, cap. 18, 9 - 19, 1.

«Es más preciosa delante de Dios una obra o acto de voluntad hecho en
caridad, que cuantas visiones (y revelaciones) y comunicaciones pueden tener
del cielo, pues éstas ni son mérito ni demérito; y cómo muchas almas, no
teniendo cosas de ésas, están sin comparación mucho más adelante que otras
que tienen muchas.» San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, 2, cap.
22, 19.

Según la doctrina de la gratia gratis data, los dones extraordinarios (profecías,


milagros, curaciones), aunque proceden de la gracia, no actúan en función de
las cualidades personales y morales del individuo que los ejerce, es decir, no
son signo inequívoco de su santidad (Mt 7, 22-23; 1Co 13, 1-2).

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