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Un carisma es un don de Dios para ponerlo al

servicio de otros con la gratuidad y amor con que


se lo ha recibido, el Papa en la Catequesis
Dll, 27/10/2014
Vatican News

(RV).- (Actualizado con texto completo de la catequesis del Papa - con audio)
Hablando sobre los dones con los que el Señor edifica y hace más fecunda a la
Iglesia, en la catequesis del miércoles 1 de octubre de 2014, el Obispo de Roma
dijo que entre estos dones de Dios están los carismas. Y explicó que “un carisma es
más que un talento o una cualidad personal. Es una gracia, un don que Dios da por
medio del Espíritu Santo. No porque alguien sea mejor que los demás, sino para
que lo ponga al servicio de los demás con la misma gratuidad y amor con que lo ha
recibido”.El Sucesor de Pedro puso dos ejemplos. Relato que antes de la
Catequesis recibió a una asociación para minusválidos y dijo que el carisma de
estos hombres y mujeres es el de cuidar a tantos niños inválidos. Y refiriéndose a
la celebración litúrgica de la fecha: santa Teresita del Niño Jesús manifestó: esta
santa que murió a los 24 años quería ser misionera y quería todos los carismas.
Pero cuando fue a la oración sintió: “en el corazón de la Iglesia yo seré el amor”.
Este carisma -dijo el Papa- lo tenemos todos, la capacidad de amar. Pidamos a
santa Teresita esta capacidad de amar tanto a la Iglesia y aceptar los carismas
como hijos de la Iglesia.El Vicario de Cristo invitó a los miles de fieles y peregrinos
del mundo reunidos en la plaza del santuario de san Pedro: “Pregúntese cada uno:
¿Qué carisma me ha dado el Señor? ¿Cómo vivo este carisma? ¿Lo asumo con
generosidad, poniéndolo al servicio de todos, o acaso lo tengo descuidado o quizás
olvidado?”. Y agregó: “Los diversos carismas y dones con los que el Padre colma a
la Iglesia son para crecer en armonía, en la fe y en su amor, como un cuerpo solo,
el Cuerpo de Cristo, donde tenemos necesidad los unos de los otros, y donde cada
don recibido se verifica plenamente al ser compartido con los hermanos. Así
resplandece la belleza y la fuerza sobrenatural de la fe para que juntos podamos
entrar en el corazón del Evangelio y seguir a Jesús”.Para tu Radio, jesuita
Guillermo Ortiz de RADIO VATICANA Texto completo de la catequesis del Papa La
IglesiaLos carismas: diversidad e unidadQueridos hermanos y hermanas ¡buenos
días!Desde el inicio el Señor ha colmado a la Iglesia con los dones de su Espíritu,
haciéndola así siempre viva y fecunda, con los dones del Espíritu Santo. Entre
estos dones, se distinguen algunos que resultan particularmente preciosos para la
edificación y el camino de la comunidad cristiana: se trata de los carismas. En esta
catequesis sobre la Iglesia nos preguntamos: ¿qué es exactamente un carisma?
¿Cómo podemos reconocerlo y recibirlo? Y sobre todo: ¿el hecho que en la Iglesia
haya una diversidad y una multiplicidad de carismas, debe ser visto en sentido
positivo, como una bella cosa o más bien como un problema?En el lenguaje común,
cuando se habla de “carisma” se entiende a menudo un talento, una habilidad
natural. Se dice “esta persona tiene un especial carisma para enseñar”. Es un
talento que tiene. Así, frente a una persona particularmente brillante y cautivante,
se usa decir: ”es una persona carismática”. ¿Qué significa? No sé, pero es
carismática. Y así decimos. No sabemos que decimos pero decimos “es
carismática”. Pero, en la perspectiva cristiana, el carisma es mucho más que una
cualidad personal, que una predisposición con la cual se puede estar dotados: el
carisma es una gracia, un don prodigado por Dios Padre, a través la acción del
Espíritu Santo. Y es un don que es dado a alguien no porque sea más bueno que los

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otros o porque se lo haya merecido: es un regalo que Dios le hace para que, con la
misma gratuidad y el mismo amor, lo pueda poner al servicio de la entera
comunidad, para el bien de todos. Hablando un poco en modo humano, se dice así:
Dios da esta cualidad, este carisma a esta persona pero no para sí misma sino para
que esté al servicio de toda la comunidad. Hoy antes de llegar a la plaza, he
recibido tantos, tantos niños minusválidos, en el aula Pablo VI. Había tantos. Una
asociación que se dedica al cuidado de estos niños. ¿Qué es? Esta asociación, estos
hombres, estas mujeres tienen el carisma de cuidar a los niños discapacitados.
Esto es un carisma. Una cosa importante que debe ser inmediatamente subrayada
es el hecho que uno no puede entender solo si tiene un carisma y cuál. Pero tantas
veces nosotros hemos escuchado personas que dicen “yo tengo esta cualidad, yo sé
cantar muy bien”. Y nadie tiene el coraje de decirle: “¡mejor que estés callado,
porque nos atormentas a todos cuando tú cantas!” ¡Nadie puede decir “yo tengo
este carisma”! Es al interno de la comunidad que brotan y florecen los dones con
los cuales nos colma el Padre; y es en el seno de la comunidad que se aprende a
reconocerlos como un signo de su amor por todos sus hijos. Cada uno de nosotros,
por lo tanto, es justo que se pregunte: “¿hay algún carisma que el Señor ha hecho
nacer en mí, que el Señor ha hecho nacer en mí, en la gracia de su Espíritu, y que
mis hermanos en la comunidad cristiana han reconocido y alentado? ¿Y cómo me
comporto yo con respecto a este don: lo vivo con generosidad, poniéndolo al
servicio de todos o bien lo descuido y termino por olvidarlo? O quizás ¿se
transforma para mí en motivo de orgullo, al punto que me lamento siempre de los
otros y pretendo que en la comunidad se haga a mi modo? Son preguntas que nos
debemos hacer. Si hay un carisma en mí, si este carisma es reconocido por la
Iglesia, y si estoy contento con este carisma o tengo un poco de celos de los
carismas de otros y quiero tener aquel carisma. ¡No! El carisma es un don.
Solamente Dios lo da. La experiencia más bella, sin embargo, es descubrir de
cuántos carismas diferentes y de cuántos dones de su Espíritu el Padre colma a su
Iglesia. Esto no debe ser visto como un motivo de confusión, de malestar: son todos
regalos que Dios hace a la comunidad cristiana, para que pueda crecer armoniosa,
en la fe y en su amor, como un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. El mismo Espíritu
que da esta diferencia de carismas hace la unidad de la Iglesia: ¡el mismo Espíritu!
Ante esta multiplicidad de carismas, nuestro corazón debe abrirse al gozo y
debemos pensar: “¡Qué cosa tan bella! Tantos dones diferentes, porque somos
todos hijos de Dios y todos amados en un modo único”. ¡Ay, entonces, si estos
dones se convierten en motivo de envidia, de división, de celos! Como recuerda el
apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 12, todos los carismas
son importantes ante los ojos de Dios y, al mismo tiempo, ninguno es insustituible.
Esto significa que en la comunidad cristiana nosotros necesitamos los unos de los
otros, y todo don recibido se actúa plenamente cuando es compartido con los
hermanos, por el bien de todos. ¡Esta es la Iglesia! Y cuando la Iglesia, en la
variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse: es la
belleza y la fuerza del sensus fidei, de aquel sentido sobrenatural de la fe, que es
donado por el Espíritu Santo, para que, juntos, todos podamos entrar en el corazón
del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida. Hoy la Iglesia festeja la
memoria de Santa Teresa del Niño Jesús, esta santa que murió a los 24 años y que
amaba tanto a la Iglesia. Quería ser misionera, ¡pero quería tener todos los
carismas! Ella decía: yo quisiera hacer esto, esto y esto…¡quería todos los
carismas! Fue a la oración y sintió que su carisma, era el amor. Y dijo esta bella
frase: ‘en el corazón de la Iglesia yo seré el amor’. Este carisma, lo tenemos todos,
¡la capacidad de amar! Pidamos hoy a Santa Teresa del Niño Jesús, esta capacidad
de amar tanto a la Iglesia ¡de amarla tanto! Y de aceptar todos aquellos carismas,

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con este amor de hijos de la Iglesia, de nuestra Santa Madre Iglesia
jerárquica.Traducción del italiano: María Cecilia Mutual, Griselda Mutual - Radio
VaticanaSaludo del Papa en el aula Pablo VI antes de la Audiencia GeneralEl 60
Aniversario de fundación del Instituto Secular Pequeños Apóstoles de la Caridad
les ha ofrecido la oportunidad de venir aquí a Roma para encontrarse con el
Sucesor de Pedro. Saludo con afecto sobre todo a ustedes queridos niños y
jóvenes, y les digo que estoy muy contento de encontrarlos. ¡Gracias por su
presencia! Saludo a los obispos y a los sacerdotes que los acompañan, a la
Responsable general y a los Dirigentes de la Asociación “Nuestra Familia”, que se
ocupa con tanto cuidado de ustedes y de sus necesidades. El fundador, el Beato
Luigi Monza, intuyó la necesidad de cercanía a las personas con discapacidades,
con competencia y con amor. Que su carisma, sostenido por el venerable Papa
Pablo VI, cuando era arzobispo de Milán, sea un ejemplo para las familias y para
cuantos tienen responsabilidades públicas. De corazón les imparto mi bendición y
les pido que recen por mí. No se olviden, ¿eh? ¿Van a rezar por mí? [...] Seguro,
¿eh? Ahora, todos juntos recémosle a la Virgen: Dios te salve María... Ahora tengo
que ir a la plaza a la audiencia general y creo que ustedes la verán en la pantalla
grande, ¿no? Tengo que ir allí...pero gracias por este saludo, ¡gracias!Traducción
del italiano: Griselda Mutual - Radio VaticanaTexto completo del resumen de la
catequesis del Papa en nuestro idioma: Queridos hermanos y hermanas:Además de
los dones con los que el Señor edifica y hace más fecunda a la Iglesia, están los
carismas. Un carisma es más que un talento o una cualidad personal. Es una
gracia, un don que Dios da por medio del Espíritu Santo. No porque alguien sea
mejor que los demás, sino para que lo ponga al servicio de los demás con la misma
gratuidad y amor con que lo ha recibido.Pregúntese cada uno: ¿Qué carisma me ha
dado el Señor? ¿Cómo vivo este carisma? ¿Lo asumo con generosidad, poniéndolo
al servicio de todos, o acaso lo tengo descuidado o quizás olvidado? Los diversos
carismas y dones con los que el Padre colma a la Iglesia son para crecer en
armonía, en la fe y en su amor, como un cuerpo solo, el Cuerpo de Cristo, donde
tenemos necesidad los unos de los otros, y donde cada don recibido se verifica
plenamente al ser compartido con los hermanos. Así resplandece la belleza y la
fuerza sobrenatural de la fe para que juntos podamos entrar en el corazón del
Evangelio y seguir a Jesús.Saludo a los peregrinos de lengua española, en
particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Costa Rica, El
Salvador, Guatemala, Nicaragua, Ecuador, Paraguay, Colombia, Perú, Chile y otros
países latinoamericanos. Saludo asimismo a Monseñor Javier Echevarría, Prelado
del Opus Dei, así como a los fieles de la Prelatura aquí presentes para dar gracias
a Dios por la beatificación de Monseñor Álvaro del Portillo. Que la intercesión y el
ejemplo del nuevo beato les ayude a responder con generosidad al llamado de Dios
a la santidad y al apostolado en la vida ordinaria, al servicio de la Iglesia y de la
humanidad entera. Muchas gracias y que Dios les bendiga.

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