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Mijaíl M. Bajtín, "El héroe y la actitud del autor hacia el héroe en la obra de Dostoievski", en
Problemas de la poética de Dostoievski, trad. Tatiana Bubnova, México, Fondo de Cultura
Económica, 2003, pp. 73-76.
(73)A Dostoievski le interesa el héroe no como un fenómeno de la realidad que posea rasgos típico
sociales y caracterológicamente individuales, definidos y firmes, ni como una imagen determinada,
compuesta de atributos objetivos con un sentido unitario que en su conjunto contestarían la
pregunta "¿quién es?" No; el héroe le interesa en tanto que es un punto de vista particular sobre
el mundo y sobre sí mismo, como una posición plena de sentido y que aflore la actitud del hombre
hacia sí mismos hacia la realidad circundante. A Dostoievski no le importa qué es lo que el héroe
representa para el mundo, sino, ante todo, qué es lo que representa el mundo para él y qué es lo
que viene a ser para sí mismo.
(74)Éste es un punto muy importante y fundamental de la percepción del héroe. El héroe como
punto de vista, como mirada sobre el mundo y sobre sí mismo requiere métodos muy especiales
de representación y caracterización. Y aquello que debe ser representado y caracterizado no es un
determinado modo de ser ni es su imagen firme, sino que viene a ser el último recuento de su
conciencia y autoconciencia y, al fin y al cabo, su última palabra acerca de su persona y de su
mundo.
Por consiguiente, los elementos que componen su imagen no son rasgos de la realidad, tanto de sí
mismo como de su entorno cotidiano, sino el significado de estos rasgos para él, para su
autoconciencia. Todas las cualidades estables y objetivas del héroe, su tipicidad sociológica y
caracterológica, su habitus, su mundo interior y hasta su misma apariencia, es decir, todo aquello
que suele servirle al autor para la creación de una imagen estable y definida del héroe (el "quién
es"), todo ello viene a ser para Dostoievski el objeto de la reflexión del mismo héroe, el objeto de
su autoconciencia y la misma función de esta autoconciencia es el objeto de la visión y
representación del autor. Mientras que de una forma ordinaria la autoconciencia del héroe
aparece sólo como un elemento de su realidad, un solo rasgo de su imagen total, aquí, por el
contrario, toda la realidad llega a ser elemento de su autoconciencia. El autor no deja para sí
mismo, es decir, en su único horizonte, ni una sola definición importante, ni una sola señal, ni un
solo rasgo del héroe; nos introduce en su horizonte, nos arroja al crisol de su autoconciencia.
Dentro del horizonte del autor, mientras tantoesta autoconciencia permanece pura en su
totalidad como objeto de visión y representación.
(76) Dostoievski realizó una especie de pequeña revolución, al estilo de Copérnico, al convertir el
momento de dela definición propia del héroe en aquello que había sido la definición conclusiva y
cerrada del autor. El mundo de Gógol, el mundo de El capote, de La nariz, de La avenida Nevski,
del Diario de un loco, en cuanto al contenido sigue siendo el mismo de las primeras obras de
Dostoievski, de Pobres gentes y El doble. Pero este material, que por su contenido es idéntico al de
Gógol, en Dostoievski se distribuye de manera diferente en la estructura de su obra. Aquello que
antes hacía el autor, ahora lo hace el héroe, vislumbrando a su persona desde todos los puntos de
vista posibles, y el autor ya no ilumina la realidad del héroe sino su autoconciencia como realidad
del segundo orden. La dominante de la visión artística se desplazó, y el mundo entero llegó a tener
una apariencia nueva, mientras que Dostoievski no aportó un material neuvo que no fuera de tipo
básicamente gogoliano