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Desigualdad en Chile

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A la izquierda, asentamientos informales en Chile, denominados «tomas» o


peyorativamente «poblaciones callampa». A la derecha, sector financiero
de Santiago, denominado irónicamente «Sanhattan», como un fenómeno de
la manhattanización.
La desigualdad en Chile se refiere a la desigualdad económica y social existente
en Chile, que en 2015 obtuvo el cuarto mayor índice de pobreza relativa a
ingresos entre los 35 países de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), después de Israel, Estados Unidos y Turquía.1
Pese al crecimiento económico sostenido del producto interno bruto del país, el
cual fue de un 5 % real anual promedio desde que Chile regresó a la democracia
(es decir, entre 1990 y 2015)2 y a ser una de las economías actualmente más
robustas de América Latina, en 2015 Chile tuvo el mayor coeficiente de Gini entre
los 35 países de la OCDE, seguido por México, Estados Unidos y Turquía, lo que
lo convierte en el país con la distribución de ingresos más desigual de los países
de la OCDE, de acuerdo con este indicador.3

Antecedentes[editar]
En la Elección presidencial de Chile de 1970, con un 36,63 % de los votos, asumió
la presidencia de Chile Salvador Allende, que apoyado por la Unidad Popular,
intentó infructuosamente instaurar un gobierno socialista. El colapso económico de
1973, producido tanto por la escasa gobernabilidad de la presidencia de Allende,
por la oposición de grupos nacionales como Frente Nacionalista Patria y Libertad,
los Chicago Boys y las Fuerzas Armadas de Chile, así como por el sabotaje de
grupos opositores internacionales, en particular el
gobierno estadounidense de Richard Nixon,45 gatillaron el Golpe de Estado de
1973, dando inicio a la dictadura militar liderada por Augusto Pinochet, que se
extendió hasta 1990.
Durante el período de la dictadura militar se modificó drásticamente el modelo
económico del país, permitiéndose desde entonces, a través de diversos
dispositivos legales del sistema tributario, reducir el pago de impuestos. Entre
estos dispositivos destacan el Fondo de Utilidades Tributables, las exenciones de
impuestos al por mayor y la integración de los impuestos que pagan las empresas
(Impuesto de Primera Categoría) con los impuestos que pagan sus propios
dueños (Impuesto Global Complementario). Asimismo, se repelieron
los sindicatos, las mesas de negociación colectiva y el derecho a huelga, y se
cerraron diversas industrias nacionales, admitiéndose los oligopolios comúnmente
de empresas extranjeras, transformando el giro del negocio del país, pasando de
ser una industria productora de sus recursos naturales a partir de sus propias
materias primas, especialmente el cobre, a ser una industria extractora, que vende
las materias primas en bruto.6 Adicionalmente, se facilitaron las condiciones para
que se iniciara un explosivo incremento de colegios y universidades privados, en
desmedro de la educación pública.3
Las bases de este modelo económico impuesto durante la dictadura militar, luego
de la transición a la democracia y hasta la actualidad, prácticamente no han sido
modificadas.6
En la actualidad, los aranceles de las universidades chilenas son los más altos
después de Estados Unidos,7 y su calidad dista de estar entre las mejores del
mundo. Si bien el número de estudiantes de educación superior ha aumentado
considerablemente desde los años 1990, la gran mayoría debe endeudarse con
entidades bancarias para poder estudiar, independientemente de si estudian en
universidades públicas o privadas.3
Por otra parte, los oligopolios abarcan diversos tipo de mercados, incluyendo la
salud. El 90 % del mercado farmacéutico es controlado por tres
farmacias: Farmacias Ahumada, Farmacias Cruz Verde y Salcobrand, las cuales
se han coludido en diversas ocasiones para subir los precios de sus
medicamentos unilateralmente. También se han dado casos de colusión de
precios en los pasajes de las empresas de autobuses y se han cometido abusos
con empresas de telecomunicaciones y con las tarjetas de grandes tiendas, como
es el caso de La Polar. Muchas autoridades con altos cargos políticos son
accionistas o bien poseen conflictos de intereses con empresas relacionadas con
oligopolios, así como con universidades privadas.3
También cabe destacar que si bien Chile es uno de los países de Latinoamérica
con los mayores flujos de inversión extranjera directa (IED), estos se concentran
en su mayoría en los negocios de la industria minera, en adquisiciones de
empresas nacionales y en algunos servicios, estimándose en 2013, de acuerdo
con estudios de la Cepal, que por cada US$ 1 millón de IED en el país solo se
generan 1,8 empleos, uno de los niveles más bajos de América Latina, cuyo
promedio es de 3,0 puestos de trabajo.8
Estadísticas
El Gobierno de Chile, para determinar los niveles de desigualdad social y
económica en el país, utiliza la Encuesta Casen o Encuesta de Caracterización
Socioeconómica Nacional, creada originalmente en 19859 y dependiente de la
Oficina de Planificación Nacional (ODEPLAN), entidad gubernamental que en
1990 se transformó en el Ministerio de Planificación y Cooperación de Chile
(MIDEPLAN), y en 2011 en el actual Ministerio de Desarrollo Social.10 Esta
encuesta se realiza cada dos o tres años. Mediante la metodología tradicional de
medición, se aplicó los años 1985, 1987, 1990, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000,
2003, 2006, 2009 y 2011.9 A partir de la versión de 2013 se decidió cambiar la
metodología de medición, replicándose el año 2015.11
De acuerdo con la Encuesta Casen, desde 1990 hasta 2011, de un 40 % de la
población viviendo en situación de pobreza o pobreza extrema, se ha pasado a
menos del 15 %.12 Además, entre 2005 y 2010 el 1 % de las personas con
mayores ingresos concentró en promedio el 15,1 % de los ingresos totales del
país. El Servicio de Impuestos Internos (SII), entidad responsable de la aplicación
y la fiscalización de impuestos, por su parte, considerando datos sin ajustar,
determinó que ese 15,1 % correspondía en realidad al 21,1 % de los ingresos
totales. Sin embargo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de
Chile en 2013 determinó que en el mismo lapso de tiempo, el porcentaje
correspondía al 32,8 % de los ingresos totales, considerando utilidades retenidas,
o bien al 30,5 %, considerando las ganancias de capital. Esta diferencia de
porcentajes se debe a que la Encuesta Casen, realizada a nivel nacional, no
consigue entrevistar a todos los hogares más adinerados del país, mientras que al
porcentaje del SII es preciso ajustar las cifras considerando además algunos
mecanismos mediante los cuales los más adinerados pueden esconder sus
ingresos reales al sistema tributario.6
El mismo estudio de 2013 muestra que el 0,1 % de los chilenos más adinerados
perciben entre el 17,6 % y el 19,9 % de los ingresos totales del país, y el 0,01 %
percibe entre el 10,1 % y 11,5 % de los ingresos totales. De los veinte países
considerados en el estudio, estas últimas cifras son solo superados por Estados
Unidos.13 Comparativamente, los porcentajes de ingresos percibidos en cada
caso en Suecia —uno de los países socioeconómicamente más igualitarios del
mundo— son, respectivamente, solo el 3,4 % y el 1,4 % del total. De hecho,
mientras que los ingresos a repartir en Chile son solo la mitad que los del país
nórdico, el 1 % de la población chilena percibe ingresos proporcionales casi 3,5
veces más grandes que los del porcentaje más adinerado de los suecos.6El
estudio también concluye que la renta per cápita del 1 % más rico de los chilenos
es 40 veces mayor que el ingreso per cápita del 81 % de la población.14
Adicionalmente, el coeficiente de Gini de Chile se corresponde con los datos
proporcionados con al Encuesta Casen, bajo la cual dicho coeficiente asume un
valor de 0,55. No obstante, utilizando los datos del SII ajustados, el coeficiente
ascendería a 0,63, quedando como uno de los países más desiguales del mundo,
semejante a los del sur de África.6Algo parecido ocurre con el Índice de desarrollo
humano (IDH), donde Chile se sitúa en la categoría de «Muy alto», pero si las
cifras se ajustasen considerando el nivel de desigualdad, retrocedería diez lugares
en el ranking.12
Por otra parte, de acuerdo con la Encuesta Casen 2011, en el otro extremo de la
pequeña población más rica, que gana más que los más ricos de países
como Suiza, se sitúa una amplia clase baja, en donde el 50 % de los trabajadores
gana menos de $250 000 (pesos chilenos), cercanos al salario mínimo del país, al
mismo tiempo que en el 65 % de los hogares el ingreso mensual autónomo por
cada persona es menor a $203 000.6
Consecuencias[editar]
En Chile, la desigualdad económica conlleva desigualdad social y diferencias
educacionales importantes. En efecto, se ha comprobado que los jóvenes
pertenecientes a los estratos más pobres del país obtienen resultados académicos
mucho peores que los jóvenes pertenecientes a los estratos más altos.1315 Un
estudio solicitado a la Universidad de Chile por parte del Ministerio del Trabajo y
Previsión Social, afirmó que estas diferencias comienzan a gestarse en los niños
desde muy temprana edad, antes incluso que inicien su educación primaria,
afectando aspectos de su desarrollo cognitivo. Así, un niño con solo treinta y seis
meses de vida, perteneciente al quintil más pobre del país, obtendría a futuro 110
puntos menos en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) que uno del quintil
más rico. Este estudio, realizado en 2010, verifica la importancia que da
la neurociencia desde los años 1950 a una estimulación apropiada de los niños
durante sus primeros dieciocho meses de vida. Según el psicólogo, activista social
y filántropo chileno Benito Baranda, estas diferencias pueden revertirse en parte
ofreciendo una educación preescolar de calidad y accesible a todos los niños, sin
importar su estrato social, evitando que los jardines infantiles y sala cunas se
conviertan en simples guarderías. A pesar de lo anterior, Baranda también afirma
que nada de esto es realmente posible mientras no disminuya la brecha social, la
cual, de hecho, impide que el 60 % de los niños del primer quintil más pobre al año
2013 reciba educación preescolar.16 A lo anterior, la especialista Verónica Monroy
agrega que el aumento de la escolaridad promedio en los últimos años no ha
ayudado a la disminución de la desigualdad del país.12
Otra de las consecuencias de la desigualdad socioeconómica en Chile es la
segregación residencial, que corresponde a la proliferación de las llamadas
peyorativamente poblaciones callampas, asentamientos informales que se sitúan
en zonas cercanas a sectores más acomodados, originando la aparición
de guetos. Este fenómeno ocurre en distintas regiones del país.16
Adicionalmente, existe en la actualidad un enorme desequilibrio entre lo que debe
pagar cada empresa al Estado en impuestos. Empresas multimillonarias
como Celulosa Arauco, controlada por la sociedad anónima AntarChile,
perteneciente en su mayoría al grupo económico Anacleto Angelini, deben pagar
$38 pesos anuales —alrededor de ¢8 centavos de dólar— en una patente
municipal, mientras que otras empresas no tan grandes como la anterior,
como CMPC, en la misma municipalidad deben pagar 48 millones de pesos —casi
de 96 mil dólares—.17 El mismo caso del pago de patentes irrisorias se repite en
otras grandes empresas de distintos tipos, como por ejemplo las grandes tiendas
Iniciativas contra la desigualdad[editar]

La Movilización estudiantil que se ha extendido entre 2011 y 2013 es una de las


instancias que han surgido para abrir varios debates relacionados con la
desigualdad nacional.
Desde el retorno a la democracia, pese a que ningún gobierno ha cambiado las
bases del modelo económico de la dictadura militar, principal factor de la
desigualdad socioeconómica del país,6 se han creado entidades
gubernamentales, políticas públicas y mecanismos de medición con el fin de
examinar e intentar solucionar en parte los problemas de desigualdad existentes.
El principal mecanismo de medición es la ya mencionada Encuesta Casen, creada
a fines de la dictadura militar. Esta medición ha sido criticada por algunos
especialistas, al estar demasiado enfocada en los ingresos percibidos, dejando de
lado un enfoque multidimensional que incluya otros factores que también
condicionan la pobreza, como lo son los relacionados con la educación y la
residencia.16
Durante el Primer gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) se creó el
programa Chile Crece Contigo y se reformó el sistema de sala cunas.16
Asimismo, en 2009 se implementó el sistema de Subvención Escolar Preferencial,
que otorga recursos adicionales a los colegios municipales y liceos
subvencionados que atienden alumnos en condiciones más vulnerables. Esta
subvención adicional permitió disminuir la creciente brecha entre colegios privados
y municipalizados en los resultados del SIMCE de 2012, a pesar de lo cual los
resultados de los colegios privados siguen estando por sobre el promedio, y los de
colegios subvencionados, bajo el promedio.15
También existen iniciativas externas al Estado. La fundación Hogar de Cristo,
institución chilena de beneficencia pública fundada en 1944 por Alberto Hurtado y
dirigida por los jesuitas,20 ofrece hogar a las personas en estado de indigencia y
entre otras acciones filantrópicas otorga educación preescolar a cinco mil niños.16
La organización no gubernamental Educación 2020, por su parte, se creó en 2008
con la finalidad de buscar el mejoramiento de la calidad y equidad de la educación
primaria y secundaria, dándose para ello un plazo hasta el año 2020.21
Desde mediados de los años 2000, una serie de manifestaciones estudiantiles
masivas y organizadas han surgido buscando una mayor igualdad en el sistema
educativo. Estas movilizaciones comenzaron en 2006 con la revolución de los
pingüinos, siguiendo con las movilizaciones de 2008, y con las realizadas entre los
años 2011 y 2013. Todas ellas se han caracterizado por un amplio uso de
las redes sociales como Twitter y Facebook, en las que la juventud chilena tiene
una amplia participación.3 Las protestas de 2019, también iniciadas por
estudiantes, corresponden manifestaciones más grandes realizadas durante el
último tiempo, aunque estas terminaron involucrando a toda la sociedad, a
diferencia de las anteriores, donde participaban mayoritariamente universitarios.

Salario mínimo en Chile


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Crecimiento del salario
mínimo en Chile entre 19
87 y 2020. (En Dólares de
EE.UU. de 31 de
diciembre de 2016)

En Chile el sueldo mínimo se denomina Ingreso Mínimo Mensual, que es el monto


mensual mínimo de la remuneración por una jornada ordinaria de trabajo (que no
puede exceder de 45 horas semanales). Es fijado por ley por el Congreso
Nacional, sobre la base de una propuesta del gobierno central, acordada con
representantes de los empleadores y los trabajadores. Generalmente, entra en
vigor el 1 de julio de cada año y dura un año. Chile ha ratificado el Convenio 131
sobre fijación de salarios mínimos de la Organización Internacional del Trabajo.
[cita requerida] Calculado en dólares estadounidenses (USD) a 2020, es el más
alto de América del Sur y el segundo de Latinoamérica, siendo superado solo por
el salario mínimo costarricense.
Para los trabajadores de casa particular, es equivalente al 100 % del ingreso
mínimo mensual regular desde el 1 de marzo de 2011. Para los mayores de 65
años y los menores de 18 años, el monto es fijado en la ley, y ha tendido a ser
cercano al 75 % del ingreso mínimo mensual regular desde 2003. El ingreso
mínimo no remuneracional también se fija en la misma ley, y ha tendido a ser
cercano al 65 % del ingreso mínimo mensual regular desde 2003.
Para los trabajadores mayores de 18 años de edad y hasta de 65 años de edad:
La crisis económica en Chile de 1973 fue un fuerte colapso económico generado
tanto por factores exógenos como endógenos que se vivió durante el gobierno
de Salvador Allende. Fue uno de los catalizadores de la crisis política que vivió el
país durante el gobierno de la Unidad Popular y, asimismo, es uno de los aspectos
más relevantes para quienes justifican el Golpe de Estado del 11 de septiembre de
1973. Esta crisis económica se manifestó en una inflación de tres dígitos —
cálculos contemporáneos estiman que esta llegó al 606 %, la más alta en
la historia de Chile.
Causas[editar]

Salvador Allende firma el decreto promulgatorio de la reforma constitucional que


da inicio a la nacionalización del cobre.
Hasta la fecha existen dos vertientes para explicar la crisis económica del
gobierno de Salvador Allende. Unos enfatizan en la poca importancia que dio el
gobierno de la Unidad Popular en la estabilización de la economía,
específicamente en la inflación (IPC) que venía en alza desde el gobierno anterior
y alcanzaba al 36,5 % en 1969, sumado esto a otros factores económicos
externos como la crisis internacional del petróleo.2
En el primer año de gobierno (1970), el gobierno de la época pensó que había una
cierta capacidad instalada ociosa por lo que implementó una política económica de
expansión de la demanda agregada. Siguiendo las ideas económicas imperantes
en la época, se pensaba que un aumento de la demanda agregada haría disminuir
la cantidad de recursos ociosos y no tendría efectos negativos en la economía. La
Demanda Agregada se expandió por medio del aumento en el gasto fiscal y esto
llevó también a un aumento en el déficit fiscal. Como este déficit se financiaba con
emisión de dinero del Banco Central, esto produjo una expansión monetaria. Todo
este plan económico fue realizado por el ministro de Economía Pedro Vuskovic.
En el primer año del Gobierno de la Unidad Popular todas las cifras de crecimiento
resultaron positivas y auspiciosas, generando un clima de euforia en el país. El
plan económico que implementó este ministro se llamó Plan Vuskovic, y fue el
modelo económico que implementó durante todo Gobierno de la Unidad Popular.
Este Plan de manera gruesa planteaba: Estatización de las «áreas claves» de la
economía, Nacionalización de la Gran Minería, ampliación de la Reforma Agraria
(que había sido implementada en el Gobierno anterior), congelación de los precios
de los bienes de primera necesidad y un fuerte aumento en los salarios (al
principio de ese Gobierno este decretó un alza en promedio del 55 % de los
salarios). Este último punto se basaba en la creencia de que las empresas tenían
grandes utilidades, por lo que esto en teoría iba a producir una mejor distribución
del ingreso.
En los días posteriores a la estrecha elección de Salvador Allende
como presidente de Chile el 4 de septiembre de 1970, Henry Kissinger sostuvo
una serie de conversaciones telefónicas urgentes3 sobre «cómo hacerlo» en
Chile. «No permitiremos que Chile se vaya por el desagüe», le dijo Kissinger en
una de esas llamadas al director de la CIA, Richard Helms, quien le respondió
«estoy contigo».
El 15 de septiembre, durante una reunión de quince minutos en la Casa Blanca a
la que asistió Kissinger, el presidente Nixon instruyó al director de la CIA, Richard
Helms, de que la elección de Allende era inaceptable, ordenando a la agencia
actuar con su ya conocida frase «haremos chillar a la economía chilena», como lo
registró Helms en sus apuntes.4
El primer intento importante de llevar a cabo una serie de reformas para cambiar el
sistema fue de parte de Eduardo Frei Montalva y la Democracia Cristiana durante
su sextenio (1964-1970), con medidas como la reforma agraria, la chilenización
del cobre, reducción de la inflación, y otras, que apuntaban a una tercera vía, entre
el capitalismo y el comunismo. Programa que fue conocido como la «Revolución
en libertad».5
Otras de sus causas fue el boicot económico promovido por la oposición para
desestabilizar al gobierno,6caracterizado por el cierre de empresas, los paros de
transportistas, la destrucción y ocultamiento de productos para generar
desabastecimiento entre la población, entre otros.7 Así como el embargo
económico impuesto por los Estados Unidos, cortando las líneas de crédito,
bloqueando las cuentas de Chile en EE. UU. y presionando a las instituciones
financieras para no invertir en Chile, como represalia por la nacionalización del
cobre.7 Según el académico francés Christian Delois a raíz de la presión de
Estados Unidos, de los 270 millones de dólares destinados a Chile en 1972, solo
recibió 32.8
Obligado a buscar fuentes alternativas de comercio y finanzas, Chile obtuvo
compromisos de la Unión Soviética para invertir unos $ 400 millones en Chile en
los próximos seis años. Pese a esto, el gobierno de Allende estaba decepcionado
de haber recibido mucha menos ayuda económica de la Unión Soviética de lo que
esperaba. El comercio entre los dos países no aumentó significativamente y los
créditos se vincularon principalmente a la compra de equipos soviéticos. Además,
los créditos de Rusia fueron mucho menores que los proporcionados por China y
los países de Europa del Este. Cuando Allende visitó la Unión Soviética a fines de
1972 en busca de más ayuda y líneas de crédito adicionales, fue rechazado.9
Las declaraciones del General de la KGB Nikolái Leonov, exjefe Adjunto de la
Primera Dirección Principal del Comité de Seguridad del Estado de la KGB,
establecen que la Unión Soviética apoyó al gobierno de Allende económica,
política y militarmente.10 Leonov declaró en una entrevista en el Centro de
Estudios Públicos (CEP) que el apoyo económico soviético incluyó más de $100
millones en crédito, tres barcos de pesca (que distribuyeron 17.000 toneladas de
pescado congelado a la población), fábricas (como ayuda después del Terremoto
de Illapel de 1971), 3.100 tractores, 74.000 toneladas de trigo y más de un millón
de latas de leche condensada.10 El historiador Christopher Andrew afirma,
basándose en las notas escritas a mano del presunto archivero de la KGB Vasili
Mitrojin, de que Allende estaba conectado a la KGB.11 Sin embargo, la creencia
de que Allende era un agente de la KGB no es universal.
Déficit fiscal y pérdida de reservas en Chile[editar]
El déficit del sector público pasó del -1,4% del Producto Interno Bruto (PIB) en
1970 hasta llegar al -22,9% en el año 1973 .12
Este fuerte aumento en el déficit Fiscal por parte del Gobierno de la Unidad
Popular (UP) se explica por el plan económico que se implementó, este se
llamaba el Plan Vuskovic. Este tenía una fuerte inspiración en las ideas
keynesianas de la época. [cita requerida]El diagnóstico de ese plan se basaba en
la premisa de que en la economía había una cierta cantidad de recursos ociosos,
por lo que una política económica que aumentara la demanda agregada llevaría a
la utilización de esos recursos, sin costos importantes para la economía.
Se discutían otras posibles explicaciones para esta. Incluso algunos economistas
de le época pensaban que está en algunos casos hasta podía ser beneficiosa para
que exista crecimiento económico. Sin embargo, en nuestros tiempos la opinión
casi unánime entre los economistas es que hay una fuerte relación entre la
inflación y la emisión de dinero, más allá del aumento de la demanda de este.
En Chile su Banco Central era una repartición de Gobierno (de hecho lo fue hasta
que entró en vigencia la Constitución de 1980) y financiaba los déficit
presupuestarios de este. El fuerte aumento en el déficit fiscal, durante ese
gobierno, llevó también a un fuerte aumento en el dinero circulante. Como la
inflación depende de la cantidad de dinero, el fuerte aumento de este último hizo
crecer la inflación a números de 3 dígitos, a pesar de que los precios de los bienes
básicos eran fijados por el Gobierno Central.
Durante ese gobierno la autoridad decidió fijar los precios a niveles bajo el nivel de
equilibrio -porque el gobierno de la época quería que la gente con menos recursos
pudiese comprar los bienes más esenciales a un bajo precio, siguiendo lo
planteado en el Plan Vuskovic- la fuerte expansión monetaria llevó a un exceso de
demanda (en inglés esto se llama Shortage) de los bienes que tenían precios
fijados. Esto, junto al acaparamiento que se dio como forma de resguardarse ante
la inflación, produjo un desabastecimiento generalizado de estos bienes. En esas
épocas era común ver filas de personas, de cientos de metros, esperando para
comprar un solo kilo de pan u otros bienes básicos.
El fuerte aumento en la cantidad de dinero, debido al alto déficit fiscal, y además
las trabas económicas que impuso Estados Unidos al país, junto al casi cierre de
la economía al comercio internacional (la economía se llenó de trabas arancelarios
y no arancelarias para importar, estatización de muchas empresas exportadoras,
controles cambiarios...) llevó también a una fuerte caída en las reservas
Internacionales del Banco Central de Chile.
Todo lo anterior fue agudizado por un paro casi total de los camioneros, lo cual fue
el epílogo de ese Gobierno.

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