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Antecedentes[editar]
En la Elección presidencial de Chile de 1970, con un 36,63 % de los votos, asumió
la presidencia de Chile Salvador Allende, que apoyado por la Unidad Popular,
intentó infructuosamente instaurar un gobierno socialista. El colapso económico de
1973, producido tanto por la escasa gobernabilidad de la presidencia de Allende,
por la oposición de grupos nacionales como Frente Nacionalista Patria y Libertad,
los Chicago Boys y las Fuerzas Armadas de Chile, así como por el sabotaje de
grupos opositores internacionales, en particular el
gobierno estadounidense de Richard Nixon,45 gatillaron el Golpe de Estado de
1973, dando inicio a la dictadura militar liderada por Augusto Pinochet, que se
extendió hasta 1990.
Durante el período de la dictadura militar se modificó drásticamente el modelo
económico del país, permitiéndose desde entonces, a través de diversos
dispositivos legales del sistema tributario, reducir el pago de impuestos. Entre
estos dispositivos destacan el Fondo de Utilidades Tributables, las exenciones de
impuestos al por mayor y la integración de los impuestos que pagan las empresas
(Impuesto de Primera Categoría) con los impuestos que pagan sus propios
dueños (Impuesto Global Complementario). Asimismo, se repelieron
los sindicatos, las mesas de negociación colectiva y el derecho a huelga, y se
cerraron diversas industrias nacionales, admitiéndose los oligopolios comúnmente
de empresas extranjeras, transformando el giro del negocio del país, pasando de
ser una industria productora de sus recursos naturales a partir de sus propias
materias primas, especialmente el cobre, a ser una industria extractora, que vende
las materias primas en bruto.6 Adicionalmente, se facilitaron las condiciones para
que se iniciara un explosivo incremento de colegios y universidades privados, en
desmedro de la educación pública.3
Las bases de este modelo económico impuesto durante la dictadura militar, luego
de la transición a la democracia y hasta la actualidad, prácticamente no han sido
modificadas.6
En la actualidad, los aranceles de las universidades chilenas son los más altos
después de Estados Unidos,7 y su calidad dista de estar entre las mejores del
mundo. Si bien el número de estudiantes de educación superior ha aumentado
considerablemente desde los años 1990, la gran mayoría debe endeudarse con
entidades bancarias para poder estudiar, independientemente de si estudian en
universidades públicas o privadas.3
Por otra parte, los oligopolios abarcan diversos tipo de mercados, incluyendo la
salud. El 90 % del mercado farmacéutico es controlado por tres
farmacias: Farmacias Ahumada, Farmacias Cruz Verde y Salcobrand, las cuales
se han coludido en diversas ocasiones para subir los precios de sus
medicamentos unilateralmente. También se han dado casos de colusión de
precios en los pasajes de las empresas de autobuses y se han cometido abusos
con empresas de telecomunicaciones y con las tarjetas de grandes tiendas, como
es el caso de La Polar. Muchas autoridades con altos cargos políticos son
accionistas o bien poseen conflictos de intereses con empresas relacionadas con
oligopolios, así como con universidades privadas.3
También cabe destacar que si bien Chile es uno de los países de Latinoamérica
con los mayores flujos de inversión extranjera directa (IED), estos se concentran
en su mayoría en los negocios de la industria minera, en adquisiciones de
empresas nacionales y en algunos servicios, estimándose en 2013, de acuerdo
con estudios de la Cepal, que por cada US$ 1 millón de IED en el país solo se
generan 1,8 empleos, uno de los niveles más bajos de América Latina, cuyo
promedio es de 3,0 puestos de trabajo.8
Estadísticas
El Gobierno de Chile, para determinar los niveles de desigualdad social y
económica en el país, utiliza la Encuesta Casen o Encuesta de Caracterización
Socioeconómica Nacional, creada originalmente en 19859 y dependiente de la
Oficina de Planificación Nacional (ODEPLAN), entidad gubernamental que en
1990 se transformó en el Ministerio de Planificación y Cooperación de Chile
(MIDEPLAN), y en 2011 en el actual Ministerio de Desarrollo Social.10 Esta
encuesta se realiza cada dos o tres años. Mediante la metodología tradicional de
medición, se aplicó los años 1985, 1987, 1990, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000,
2003, 2006, 2009 y 2011.9 A partir de la versión de 2013 se decidió cambiar la
metodología de medición, replicándose el año 2015.11
De acuerdo con la Encuesta Casen, desde 1990 hasta 2011, de un 40 % de la
población viviendo en situación de pobreza o pobreza extrema, se ha pasado a
menos del 15 %.12 Además, entre 2005 y 2010 el 1 % de las personas con
mayores ingresos concentró en promedio el 15,1 % de los ingresos totales del
país. El Servicio de Impuestos Internos (SII), entidad responsable de la aplicación
y la fiscalización de impuestos, por su parte, considerando datos sin ajustar,
determinó que ese 15,1 % correspondía en realidad al 21,1 % de los ingresos
totales. Sin embargo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de
Chile en 2013 determinó que en el mismo lapso de tiempo, el porcentaje
correspondía al 32,8 % de los ingresos totales, considerando utilidades retenidas,
o bien al 30,5 %, considerando las ganancias de capital. Esta diferencia de
porcentajes se debe a que la Encuesta Casen, realizada a nivel nacional, no
consigue entrevistar a todos los hogares más adinerados del país, mientras que al
porcentaje del SII es preciso ajustar las cifras considerando además algunos
mecanismos mediante los cuales los más adinerados pueden esconder sus
ingresos reales al sistema tributario.6
El mismo estudio de 2013 muestra que el 0,1 % de los chilenos más adinerados
perciben entre el 17,6 % y el 19,9 % de los ingresos totales del país, y el 0,01 %
percibe entre el 10,1 % y 11,5 % de los ingresos totales. De los veinte países
considerados en el estudio, estas últimas cifras son solo superados por Estados
Unidos.13 Comparativamente, los porcentajes de ingresos percibidos en cada
caso en Suecia —uno de los países socioeconómicamente más igualitarios del
mundo— son, respectivamente, solo el 3,4 % y el 1,4 % del total. De hecho,
mientras que los ingresos a repartir en Chile son solo la mitad que los del país
nórdico, el 1 % de la población chilena percibe ingresos proporcionales casi 3,5
veces más grandes que los del porcentaje más adinerado de los suecos.6El
estudio también concluye que la renta per cápita del 1 % más rico de los chilenos
es 40 veces mayor que el ingreso per cápita del 81 % de la población.14
Adicionalmente, el coeficiente de Gini de Chile se corresponde con los datos
proporcionados con al Encuesta Casen, bajo la cual dicho coeficiente asume un
valor de 0,55. No obstante, utilizando los datos del SII ajustados, el coeficiente
ascendería a 0,63, quedando como uno de los países más desiguales del mundo,
semejante a los del sur de África.6Algo parecido ocurre con el Índice de desarrollo
humano (IDH), donde Chile se sitúa en la categoría de «Muy alto», pero si las
cifras se ajustasen considerando el nivel de desigualdad, retrocedería diez lugares
en el ranking.12
Por otra parte, de acuerdo con la Encuesta Casen 2011, en el otro extremo de la
pequeña población más rica, que gana más que los más ricos de países
como Suiza, se sitúa una amplia clase baja, en donde el 50 % de los trabajadores
gana menos de $250 000 (pesos chilenos), cercanos al salario mínimo del país, al
mismo tiempo que en el 65 % de los hogares el ingreso mensual autónomo por
cada persona es menor a $203 000.6
Consecuencias[editar]
En Chile, la desigualdad económica conlleva desigualdad social y diferencias
educacionales importantes. En efecto, se ha comprobado que los jóvenes
pertenecientes a los estratos más pobres del país obtienen resultados académicos
mucho peores que los jóvenes pertenecientes a los estratos más altos.1315 Un
estudio solicitado a la Universidad de Chile por parte del Ministerio del Trabajo y
Previsión Social, afirmó que estas diferencias comienzan a gestarse en los niños
desde muy temprana edad, antes incluso que inicien su educación primaria,
afectando aspectos de su desarrollo cognitivo. Así, un niño con solo treinta y seis
meses de vida, perteneciente al quintil más pobre del país, obtendría a futuro 110
puntos menos en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) que uno del quintil
más rico. Este estudio, realizado en 2010, verifica la importancia que da
la neurociencia desde los años 1950 a una estimulación apropiada de los niños
durante sus primeros dieciocho meses de vida. Según el psicólogo, activista social
y filántropo chileno Benito Baranda, estas diferencias pueden revertirse en parte
ofreciendo una educación preescolar de calidad y accesible a todos los niños, sin
importar su estrato social, evitando que los jardines infantiles y sala cunas se
conviertan en simples guarderías. A pesar de lo anterior, Baranda también afirma
que nada de esto es realmente posible mientras no disminuya la brecha social, la
cual, de hecho, impide que el 60 % de los niños del primer quintil más pobre al año
2013 reciba educación preescolar.16 A lo anterior, la especialista Verónica Monroy
agrega que el aumento de la escolaridad promedio en los últimos años no ha
ayudado a la disminución de la desigualdad del país.12
Otra de las consecuencias de la desigualdad socioeconómica en Chile es la
segregación residencial, que corresponde a la proliferación de las llamadas
peyorativamente poblaciones callampas, asentamientos informales que se sitúan
en zonas cercanas a sectores más acomodados, originando la aparición
de guetos. Este fenómeno ocurre en distintas regiones del país.16
Adicionalmente, existe en la actualidad un enorme desequilibrio entre lo que debe
pagar cada empresa al Estado en impuestos. Empresas multimillonarias
como Celulosa Arauco, controlada por la sociedad anónima AntarChile,
perteneciente en su mayoría al grupo económico Anacleto Angelini, deben pagar
$38 pesos anuales —alrededor de ¢8 centavos de dólar— en una patente
municipal, mientras que otras empresas no tan grandes como la anterior,
como CMPC, en la misma municipalidad deben pagar 48 millones de pesos —casi
de 96 mil dólares—.17 El mismo caso del pago de patentes irrisorias se repite en
otras grandes empresas de distintos tipos, como por ejemplo las grandes tiendas
Iniciativas contra la desigualdad[editar]
Crecimiento del salario
mínimo en Chile entre 19
87 y 2020. (En Dólares de
EE.UU. de 31 de
diciembre de 2016)