Está en la página 1de 10

LA MORTIFICACIÓN DEL PECADO.

Mateo 5:29-30 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo
de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo
sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y
échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu
cuerpo sea echado al infierno.
INTRODUCCIÓN
Vamos a retomar nuestra serie sobre el sermón del monte. En nuestro último
sermón, nosotros estudiamos de una manera general los versículos del 27 al 30. En
esta oportunidad nos detendremos en los versículos 29 y 30.
Recordemos que nuestro Señor Jesucristo se ha ocupado en explicar la naturaleza
del pecado en general, y lo describe indicándonos implícitamente como debemos
enfrentarlo. Nuestro Señor quiere que veamos la naturaleza del pecado de tal forma
que lo aborrezcamos y lo desechemos.
Mis hermanos lo que ahora vamos a considerar es ese aspecto del pecado que
lastimosamente a muchos no les gusta estudiar. Se trata de la mortificación del
pecado. Nuestra Confesión de Fe de Londres de 1689, en su Capítulo 13, párrafos 2
y 3 expresa esta realidad en la que el creyente se encuentra, y en la que debe utilizar
esa provisión continua del Espíritu de Cristo para vencer en esta guerra diaria contra
el pecado.
Párrafo 2: «Esta santificación se efectúa en el hombre en su totalidad, aunque es
incompleta en esta vida; todavía quedan algunos remanentes de corrupción en cada
parte,1 de donde surge una continua e irreconciliable guerra: la carne lucha contra
el Espíritu, y el Espíritu contra la carne».
Párrafo 3: «En dicha guerra, aunque la corrupción que aún queda prevalezca mucho
por algún tiempo, la parte regenerada triunfa a través de la continua provisión de
fuerzas por parte del Espíritu santificador de Cristo;2 y así los santos crecen en la
gracia, perfeccionando la santidad en el temor de Dios, prosiguiendo una vida
celestial, en obediencia evangélica a todos los mandatos que Cristo, como Cabeza y
Rey, les ha prescrito en su Palabra».
Entonces vemos como el tema de la mortificación del pecado es algo que nuestra
confesión de fe no excluye, antes bien, entra a considerar de manera importante.
DIVISIÓN
1. ACLARANDO ALGUNOS CONCEPTOS DEL PASAJE
2. LA MORTIFICACIÓN DEL PECADO
3. COMO SE LLEVA A CABO LA MORTIFICACIÓN DEL PECADO

Página 1 de 10
DESARROLLO

1. ACLARANDO ALGUNOS CONCEPTOS DEL PASAJE


Versículos 29-30: Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo
de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo
sea echado al infierno. 30 y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y
échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu
cuerpo sea echado al infierno.
Debemos comenzar por la interpretación de los versículos. ¿Qué significan
exactamente las palabras?: «si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo
de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo
sea echado al infierno»
Aquí nuevamente, el lenguaje de nuestro Señor Jesucristo no debe tomarse o
entenderse en su sentido literal. Una de las reglas al exponer las Escrituras es que
cuando el sentido literal de un versículo está en contra de cualquiera de los
mandamientos de la Ley, entonces sus palabras deben considerarse en sentido
figurado, porque obviamente una parte de la Palabra no debe contradecir a otra.
Ahora, así como el séptimo mandamiento no solo prohibió el acto físico de adulterio,
sino también toda impureza mental, el sexto mandamiento no solo prohibió quitar
la vida, sino que también reprendió cualquier mutilación deliberada de nuestro
propio cuerpo o el de nuestro prójimo. Por lo tanto, ningún hombre puede sin pecado
arrancarse los ojos o cortarse la mano.
Es importante recordar que Nuestro Señor, ha venido insistiendo que no basta con
no cometer el acto en si — es el corazón y las motivaciones del mismo lo que
realmente importan.
De manera que el problema, no es el hecho de tener ojos y manos, porque
precisamente los fariseos llegaban a esta conclusión, tratando de eludir la enseñanza
de Cristo. Por esto el Señor les dice: Muy bien, si ustedes dicen que el problema se
debe a los ojos o a las manos, entonces elimínenlos.
Por supuesto, nuestro Señor estaba hablando de forma metafórica y además los
estaba ridiculizando por la argumentación de ellos. Ya que solo hace mención del
ojo y la mano derecha, es decir con el ojo y la mano izquierda podían seguir
cometiendo los mismos pecados.
Así que, esa nos es la forma de santidad que el Señor quiere, una santidad basada
en el ascetismo que, a la final, la hace depender de nuestras acciones. Pero de
ninguna manera esta enseñanza es bíblica.

Página 2 de 10
Lo que el Señor Jesucristo quería enseñar de alguna manera, era la verdadera
naturaleza del pecado, el peligro terrible que el pecado supone para nosotros, y la
importancia de hacerle frente, de mortificarlo y de repudiarlo.
Por el "ojo" nosotros debemos entender, primero, el ojo del cuerpo, pero no solo
eso, sino cualquier otra cosa que nos guste, otra cosa que nos agrada: el "ojo" es
uno de los miembros más preciados.
La palabra "sácalo y échalo de ti", sino obstaculizar, estorbar, entorpecer: de manera
que la referencia es a cualquier cosa que nos ocasione cometer este pecado, lo que
sea que nos haga tropezar.
Por lo tanto, la figura es fácil de interpretar: Lo que Cristo nos esta diciendo aquí,
es que cualquier cosa en nuestro caminar o en nuestro andar cristiano, que exponga
a nuestra alma al peligro de los deseos pecaminosos o al riesgo de caer en la
impiedad, a toda costa debe ser abandonada.
Debe haber una ruptura intransigente de todo lo que dañe nuestra alma. Sacar el
ojo derecho significa entonces, que debemos restringir rígidamente y gobernar
estrictamente nuestros sentidos y nuestros miembros, negarnos a nosotros mismos,
a pesar de que implica un obstáculo presente, lo cual puede ser: “Dolor personal, el
aborrecimiento de otros, pérdida financiera etc.
En otras palabras, si lo mas preciado que tienes, es causa de pecado, debemos
librarnos de ello. Sin importar cuan valioso o amado sea para usted. Por más valiosa
que nos resulte una cosa, si nos va a hacer tropezar, debemos apartarla de nosotros.
¿Cómo enfrentarnos, entonces, este problema del pecado? Y debo
recordarles mis hermanos que no se trata simplemente de no cometer ciertos actos;
se trata de enfrentarse a la contaminación del pecado en el corazón, esta fuerza que
está dentro de nosotros, esas fuerzas que hay en nuestra misma naturaleza como
consecuencia del pecado. Ese es el problema.
Y ocuparse de ese problema en una forma negativa simplemente no basta mis
hermanos. Nos preocupa el estado del corazón. ¿Cómo debemos resolver este
problema? Nuestro Señor señala en este pasaje una serie de puntos que debemos
observar y asimilar.
El Señor Jesucristo condenó tan intencionadamente los deseos impuros y el ejercicio
de imaginaciones impuras, que es nuestro deber obligarlos a suprimirlos y
rechazarlos, a luchar fervientemente contra ellos, a dominar las lujurias de las que
surgen. Aunque los sentidos y los miembros de nuestros cuerpos son instrumentos
del mal, el pecado mismo procede de la lujuria de nuestros corazones, y si se
someten, si se renuncia a cada objeto idolatrado, no habrá necesidad de azotar, ni
de flagelar y muchos menos de mutilar nuestros cuerpos.

Página 3 de 10
Por otro lado, si no crucificamos la carne con sus afectos y lujurias, el simple
arrancamiento de un ojo o el corte de una mano no beneficiarán en nada al alma.
La raíz del pecado yace mucho más profunda que la parte física: "limpia primero lo
que está dentro de la copa y el plato, para que su exterior también esté limpio
"(Mateo 23:26). Pastor ¿y cómo hacemos eso? Mortifica. Eso nos conecta con
nuestro segundo punto:
2. LA MORTIFICACIÓN DEL PECADO
Versículo 29 otra vez «si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de
ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo
sea echado al infierno»
El apóstol Pablo dicen en Colosenses 3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:
fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es
idolatría; Pablo no está hablando de la mortificación de nuestros "miembros físicos”,
sino de los apetitos y pasiones del alma.
Esto expresa la misma idea que nuestro Señor estaba proponiendo, pero más
precisamente a la subyugación de los apetitos sexuales; la obtención de la victoria
sobre los deseos pecaminosos del corazón mis hermanos, no es fácil, especialmente
en los casos en que tanto la constitución como el hábito se han unido para esclavizar
estos pecados.
Mis hermanos la mortificación de tales lujurias no puede ser atendida sino con los
ejercicios más dolorosos y el sacrificio de lo que se ha deleitado y apreciado. Sin
embargo, aunque sea tan doloroso como arrancarse un ojo, debe hacerse.
Estamos obligados a elegir entre la mortificación y la condenación, y por lo tanto las
corrupciones más fuertes deben ser dominadas y todo lo que está dentro de nosotros
debe someterse a Dios y subordinarse al bien eterno de nuestra alma.
Debemos observar que este es uno de los muchos pasajes de los Evangelios en los
que encontramos al Hijo de Dios haciendo referencia definitiva a un estado futuro.
Nuestro Señor se refería muy a menudo a la resurrección del cuerpo y al infierno en
el cual los malvados serán arrojados.
Nuestro Señor continuamente estaba llamando la atención de los hombres sobre
estas cosas y presionándolas para ser tenidas en consideración de una manera seria
y solemne.
Nuestro Señor no era un lisonjero complaciente con la carne, NO mis hermanos: El
Siempre buscaba la gloria de Dios y no la alabanza de los hombres, ese siempre fue
Su cometido. Y de esta manera ha dejado un ejemplo a seguir por todos los que ha
llamado a ser ciudadanos de Su reino; no para calmar el sueño "hablando con
calma", sino para declarar "la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
Página 4 de 10
impiedad e injusticia de los hombres (Rom. 1:18). ¿y por qué? ¿Por qué debemos
considerar tan seriamente las Palabras de Nuestro Señor? El mismo lo
responde en el versículo 30: …pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros,
y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Aquí Cristo enfatiza el hecho de que las miradas lujuriosas y las desenfrenadas
desilusiones son tan desastrosas y destructivas para el alma que es mejor perder un
ojo que ceder ante este mal y perecer eternamente en él.
Esto, como hemos señalado, responde a la objeción de que el adulterio en el corazón
es algo que ningún hombre puede evitar, que está más allá de su poder resistir las
tentaciones de mirar con ojos ansiosos a una mujer atractiva.
Con razón, Matthew Henry señaló siguiente: "Tales pretensiones apenas serán
superadas por la razón y, por lo tanto, deben ser discutidas con los terrores del
Señor, y entonces aquí se argumentan en contra".
Muy diferente fue el curso seguido por el apóstol Pablo. Cuando se paró ante Félix,
"razonó sobre la justicia, la templanza y el juicio por venir", y se nos dice en (Hechos
24:25) que el gobernador tembló.
Pero ¿qué hay en la predicación moderna, incluso lo que se conoce como
"calvinista"? ¿Qué se predica para hacer temblar a las almas endurecidas
por el pecado? No es de extrañar que nuestra generación en ascenso desafíe a
sus padres con tanto descaro, cuando sus mayores no tienen restricciones por miedo
al más allá.
El apóstol pablo declara en (2 Corintios. 5:11) “Conociendo, pues, el temor del
Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y
espero que también lo sea a vuestras conciencias”, dijo el apóstol Pablo, y también
lo hará todo siervo fiel de Dios hoy.
Versículo 30 y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues
mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado
al infierno.
Esta es la misma exhortación que teníamos en el versículo 29, el mismo argumento
severo y sorprendente para restringirnos del pecado del adulterio. Tampoco se debe
considerar como una multiplicación de palabras innecesaria, porque tales
repeticiones en la Escritura tienen un uso particular, es decir, significan que las cosas
así entregadas son de especial importancia y merecen nuestra más cuidadosa
observancia y obediencia.
De hecho, hay una ligera variación. Como el "ojo “fue una figura de lo que es más
querido más apreciado por nosotros, en este pasaje la "mano" debe entenderse
como lo que es más útil y rentable.
Página 5 de 10
Muchos se han preguntado por qué nuestro Señor no mencionó la muerte final como
la pérdida más severa de los dos; ¡Pero no debemos olvidar que Él no estaba aquí
dirigiéndose a una sociedad de ricos y sabios, sino a la gente común, y para un
hombre trabajador, la pérdida de la mano derecha sería una privación mucho más
grave que la pérdida de un ojo!
Tampoco debe pasarse por alto que Cristo estaba aquí hablando más
específicamente a sus propios discípulos. Y esto puede sorprender a algunos hoy,
¿Cómo que el Señor va advertir de esta forma a sus discípulos, más que a
los impíos?
Comentaba el Pastor Bautista Particular Andrew Fuller: "Es necesario para aquellos
a quienes el Señor sabe ser herederos de la salvación, en ciertas circunstancias, ser
amenazados con la condenación, como un medio para preservarlos de ella."
Mis hermanos pasajes como Hebreos 10: 26-30; están dirigidos a los creyentes!
26 porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento
de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda
expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. 28
El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere
irremisiblemente. 29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare
al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado,
e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? 30 Pues conocemos al que dijo: Mía es la
venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
Por estas exhortaciones, entonces, el Señor Jesús nos enseña que debemos vigilar
estrictamente los sentidos y los miembros de nuestro cuerpo, especialmente el ojo
y la mano, para que no se conviertan en ocasiones de pecar contra Dios:
Eso es exactamente lo mismo que enseña el apostol Pablo en (Rom. 6:13). "ni
tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros
miembros a Dios como instrumentos de justicia”. "Debemos usar nuestra vista en
obediencia a Dios. Como dice el Proverbio 4:25 " Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse
tus párpados hacia lo que tienes delante”.
Es decir, debemos ordenar nuestra vista de acuerdo con la regla de la Palabra de
Dios, porque esa es la forma en que debemos caminar. La necesidad de prestar
atención a esta Regla surge de muchos ejemplos solemnes.
Decía Arthur Pink: Eva está mirando la fruta prohibida, contrario al mandamiento
divino, fue la puerta de ese pecado en su corazón. Cam fue maldecido por mirar la
desnudez de su padre (Génesis 9); La esposa de Lot fue convertida en un pilar de
sal por mirar hacia Sodoma (Génesis 19); Más de cincuenta mil hombres de Bet-

Página 6 de 10
semes fueron asesinados por mirar al arca del Señor en contra de su voluntad
revelada (1 Sam. 6). ¿No nos dicen estos casos claramente que antes de mirar
cualquier cosa debemos hacer una pausa y preguntar si será lo mismo para la gloria
de Dios y nuestro bien?
Una vez más mis hermanos, estas exhortaciones de Cristo nos enseñan claramente
que debemos buscar diligentemente para evitar todas las ocasiones de cada pecado,
aunque eso signifique: dolor para nosotros mismos y nos infrinja una gran pérdida
temporal.
Mis hermanos, el yo debe ser negado a toda costa, debemos mantener una vigilancia
constante sobre el corazón, las primeras manifestaciones de corrupción debemos
suprimirlas, las tentaciones de pecado deben ser eludidas a como dé lugar. Y para
esto mis hermanos debe haber una constante búsqueda de la gracia de Dios.
La tarea a la que el Señor Jesús nos llama aquí es la de la mortificación, La muerte
de nuestros deseos malvados y pecaminosos. Y este es un trabajo muy desagradable
y doloroso. Pero el principio que el Señor nos enseña aquí, es que debemos odiar el
pecado, y hacer todo lo que podamos para destruirlo a costa de lo que sea dentro
de nosotros.
Recuerden cómo lo expresa el Salmista, 'Los que amáis a Jehová, aborreced el mal.'
Debemos esforzarnos en odiar el pecado. En otras palabras, debemos estudiarlo y
entender cómo funciona. Me parece que hemos sido muy negligentes en este
sentido; y en esto estamos en contraposición a esos grandes hombres que llamamos
Puritanos.
Ellos Solían analizar el pecado y denunciarlo, con la consecuencia de que la gente
se reía de ellos y los llamaban especialistas en pecados o legalistas. Que se ría el
mundo si quiere; pero esta es la forma de santificarse.
Estudiemos el pecado; leamos lo que la Biblia dice de él; analicemos los peligros del
pecado; y cuanto más lo hagamos más lo odiaremos y haremos todo lo que podamos
por librarnos de él a costa de lo que sea, y por eliminarlo de nuestra vida.
¿Pastor y como mortificamos el pecado? Eso nos lleva a nuestro ultimo punto:
3. COMO SE LLEVA A CABO LA MORTIFICACIÓN DEL PECADO
He aquí la importancia de la mortificación del pecado. “Si tu mano derecha te es
ocasión de caer, córtala, y échala de ti.” La Mortificación es un gran tema. Si les
interesa deberían leer un libro, La Mortificación del Pecado, del gran puritano, John
Owen.
¿Qué significa ese término? Hay dos opiniones acerca de este tema. Hay un
concepto falso de la mortificación que dice que debemos cortar realmente la mano

Página 7 de 10
y arrojarla lejos. Es el modo de pensar que considera que el pecado radica en el
cuerpo físico, y por lo tanto trata con rigor al cuerpo.
En los primeros tiempos del cristianismo hubo muchos que se cortaron literalmente
las manos, y pensaron que con esto cumplían los mandatos del Sermón del Monte.
Interpretaban estas palabras de nuestro Señor como otros, que estudiaremos luego,
que han tomado la enseñanza del 'volver la otra mejilla' en esa forma literal. Dicen:
'Es la Palabra; ahí está, y hay que cumplirla.' Pero les quedaba todavía el ojo
izquierdo y la mano izquierda, y seguían pecando.
Del mismo modo consideran que el celibato es esencial para la santificación y la
santidad; ambas cosas pertenecen a la misma categoría. Cualquier enseñanza que
nos haga vivir una vida antinatural hermanos no enseña la santidad como el Nuevo
Testamento lo enseña. Pensar así es tener un concepto negativo de la mortificación,
el cual es falso.
¿Cuál es el concepto genuino? Se encuentra en muchos pasajes del Nuevo
Testamento. Tomemos, por ejemplo, Romanos 8:13, donde Pablo dice: “Por qué si
vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de
la carne, viviréis.” Y en 1 Corintios 9:27 lo expresa así: “Golpeo mi cuerpo, y lo pongo
en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a
ser eliminado.”
En Romanos 13:14, dice: “No proveáis para los deseos de la carne”. Esto es lo que
tenemos que hacer. En lugar de un, “Deja que Dios actúe, Él es quien te va a
santificar y tu solo debes permanecer quieto para que el haga su obra”' NO mis
hermanos. La Palabra de Dios nos dice: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros”
Esta es la enseñanza del apóstol. Mortificar por medio del Espíritu las obras del
cuerpo. Someter el cuerpo. Y nuestro Señor dice, “Si tu mano derecha te es ocasión
de pecado, córtala y échala de ti.” Siempre es el mismo principio.
¿Pastor hay cosas que tenemos que hacer?. SI, en primer lugar, nunca debemos
proveer para los deseos de la carne. Esto dice Pablo. Dentro de vosotros hay un
fuego; nunca lo acerquéis aceite, porque de lo contrario se prenderá la llama, y
vendrán los problemas.
No lo alimentéis demasiado; lo cual se puede interpretar así: nunca vean nada que
sepan los puede perjudicar. No vean esos programas de televisión donde todo el
tiempo se muestra contenido inmoral. No la veas; “sáquense el ojo.” No son buenas
para nadie; pero por desgracia, ahí están en la televisión y cada vez más atraen a
los creyentes al pecado.
Si no buscamos a toda costa alejarnos de este tipo de programas en la televisión o
en el internet que suelen ser fuente de tentación, y cada vez le se les dedica más
tiempo y atención, entonces estamos proveyendo para los deseos de la carne,
Página 8 de 10
estamos alimentando la llama, fomentamos lo que sabemos es malo. Mis hermanos,
todo lo que sé que me perjudica, todo lo que me perturba y trastorna o excita, sea
lo que sea, debo evitarlo. Debo poner mi 'cuerpo en servidumbre,' debo 'hacer morir
lo terrenal en mí.' Esto significa; y debemos ser honestos con nosotros mismos.
Por eso en segundo lugar, debemos frenar deliberadamente la carne, y hacer
frente a todas las insinuaciones del mal. En otras palabras, debemos 'vigilar y orar.'
Debemos preocuparnos por lo que dice el apóstol Pablo, 'pongo mi cuerpo en
servidumbre.' Si Pablo necesitaba hacerlo, cuánto más lo necesitaremos nosotros.
Estas son cosas que ustedes y yo tenemos que hacer nosotros mismos. Nadie las
hará por nosotros.
En tercer lugar, debemos meditar en la obra de Cristo, debemos recordar todo el
tiempo el precio que tuvo que pagar por librarnos del pecado. Para el verdadero
cristiano no hay un estímulo ni incentivo más grande en la lucha por 'hacer morir las
obras de la carne' que meditar en la Obra de Su Salvador.
Todo el tiempo se nos recuerda en las Escrituras el objetivo de nuestro Señor al
venir a este mundo y soportar toda la vergüenza y sufrimientos de la muerte en la
cruz fue 'para librarnos del presente siglo malo,' 'para redimirnos de toda iniquidad,'
y para escogerse 'para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.'
El propósito de todo fue que 'fuésemos santos y sin mancha delante de Él.' 'Si su
amor y sufrimientos significan algo para nosotros, nos conducirán inevitablemente
a estar de acuerdo en que ese amor exige a cambio toda mi alma, mi vida y mí todo.
CONCLUSIÓN
Finalmente, estas reflexiones deben habernos conducido a ver la necesidad absoluta
que tenemos del Espíritu Santo. Ustedes y yo tenemos que hacer estas cosas. Sí,
pero necesitamos eL poder y la ayuda que sólo el Espíritu Santo nos puede dar.
Pablo lo expresa así: 'si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne.' Es por el
poder del Espíritu Santo que se nos dará.
Y usted ha recibido el Espíritu Santo si esta en Cristo. Él es quien produce en usted
“el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Si nos damos cuenta de la tarea
que tenemos que realizar, y deseamos realizarla, y nos preocupamos por esta
purificación; si comenzamos con este proceso de mortificación, El Santo Espíritu de
Dios nos dará lo que necesitamos. Esa es la promesa.
Por tanto, no debemos hacer lo que sabemos es malo; actuamos con el poder de Él.
Aquí lo tenemos todo en una sola frase: 'Ocupaos en vuestra salvación con temor y
temblor, porque Dios es el que en nosotros produce así el querer como el hacer, por
su buena voluntad.'

Página 9 de 10
Ambas cosas son absolutamente esenciales. Si sólo tratamos de mortificar la carne,
con nuestras propias fuerzas, produciremos una clase completamente falsa de
santificación que no lo es para nada. Pero si nos damos cuenta del poder y de la
verdadera naturaleza del pecado; entonces caeremos en cuenta de que somos
pobres en espíritu y absolutamente débiles, y pediremos constantemente que se nos
dé el poder que sólo el Espíritu Santo puede comunicarnos. Y con este poder
podremos 'sacarnos el ojo' y 'cortar la mano,' podremos mortificar la carne y
glorificar a Dios en ello.
El Señor bendiga Su palabra y nos Ayude….
Vamos a orar

Página 10 de 10

También podría gustarte