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ELECTROGRAFÍA, XEROGRAFÍA E INFOGRAFÍA

Electrografía, xerografía e infografía


Víctor M. Ortega Esparza

RESUMEN. En el campo de las artes visuales, las palabras electrografía, xerografía, infografía y
gráfica digital se usan indistintamente para nombrar algunas obras producidas con tecnologías
electrolumínicas y computarizadas. Con el fin de aclarar las diferencias de cada uno de estos
términos, se propone una clasificación de este tipo de productos artísticos y se realiza un breve
análisis de las cualidades técnicas que los distinguen. Asimismo se presenta un sucinto pano-
rama histórico de los orígenes y el desarrollo de la electrografía, la xerografía y la infografía o
gráfica digital.

LOS MEDIOS GRÁFICOS TRADICIONALES tienen siempre una matriz física, por ejemplo
la madera, en el caso de la xilografía; la piedra, en el caso de la litografía; el metal, en el
caso de la calcografía, o la película fotosensible en el caso de la fotografía. Con la foto-
copiadora, primero, y luego con los sistemas electrónicos de reproducción de imágenes
en manos de los artistas, el concepto de matriz gráfica se ha modificado sustancialmente.
Desde los años sesenta hasta el día de hoy han aparecido una gran cantidad de herra-
mientas electrónicas y digitales que permiten la reproducción de imágenes visuales
sobre un número igualmente grande de soportes. A este tipo de imágenes se les conoce
con el nombre genérico de electrografías, cuya matriz puede ser material, como es el
caso de la placa electrostática de las xerografías, o inmaterial como la matriz infográfica
de la gráfica digital.
En el caso de la matriz infográfica, su naturaleza cambia radicalmente. Mientras
que en los otros medios gráficos la matriz determina en gran medida los formatos,
los materiales y las características físicas de los soportes de la imagen impresa, en el
caso de la gráfica digital la matriz contiene una imagen latente que es susceptible de
ser reproducida virtualmente sobre un monitor electrónico, o físicamente por medio
de un plotter de gran formato, una impresora láser o de inyección de tinta y sobre
una gran diversidad de materiales, de papel o sintéticos, blandos o rígidos, así como
en una amplia gama de escalas.
Estas diferencias técnicas no son triviales, ya que la flexibilidad de los medios
digitales repercuten también en la estética, en los lenguajes y en las propuestas
conceptuales de la obra artística. Conviene pues analizar las características de estos

ANUARIO 2001 • UAM-X • MÉXICO • 2002 • PP. 229-236 229


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nuevos medios para distinguir mejor sus aportes estéticos y artísticos. Por esta razón
propongo una clasificación de estos productos (cuadro 1) y presento un breve análisis
de las peculiaridades técnicas de cada uno de ellos.

Antecedentes

Para denominar a las imágenes artísticas producidas por medios eléctricos, electro-
lumínicos, electromecánicos o electrónicos y aquellas provenientes de las compu-tadoras
y sus periféricos se usan hoy día indistintamente electrografía, infografía o gráfica digital.
Con estos términos se abarca una amplia gama de productos gráficos como los derivados
del fax, las cámaras digitales, las impresoras láser y de inyección de tinta, así como las
derivadas de las máquinas heliográficas y de la fotocopiadora, en cuyo caso se les conoce
como xerografías. José Ramón Alcalá, director del Museo Internacional de Electrografía,
ubicado en Castilla, La Mancha, España, define como electrográficas a todas aquellas
obras artísticas realizadas mediante el uso —total o parcial— de fotocopiadoras, faxes,
ordenadores [computadoras], videos y, en general, de sistemas digitales de generación,
manipulación, impresión o reproducción de imágenes (como plotteres, impresoras,
cámaras fotográficas electrónicas, etcétera), sistemas multimedia, así como aquellos
sistemas de transferencia que transforman las imágenes realizadas mediante los
procedimientos y las tecnologías citados (Alcalá, 2001a).
Por varias razones es conveniente diferenciar las imágenes digitales de las xerográficas,
pues aunque ambas se originan gracias a los mismos fenómenos físicos —la luz y la
electricidad— las imágenes digitales tienen características propias que habría que
tomar en cuenta, no sólo por razones semánticas y metodológicas, sino también por
razones estéticas y artísticas. Por ello prefiero clasificar las obras electrográficas en dos
grandes grupos: la xerografía y la infografía o gráfica digital.

Electrografía

El primer antecedente de la palabra electrografía data de 1905, cuando el inventor


Augusto Righi define como electrorradiografías a las imágenes impresas que obtiene
con uno de sus inventos. Luego, en 1920, Paul Seleny, descubridor del celenio
amorfo como material fotoconductor, realiza una serie de imágenes reveladas y fijadas
a las que llama electrografías.
En el campo del arte, el grabador alemán Rupert Rosenkranz usa por primera
vez en 1967 la palabra electrografía. Rosenkranz titula con ese nombre un grabado
calcográfico suyo, debido a que había “utilizado las propiedades termoplásticas del

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tóner... para llevar a la plancha calcográfica una imagen de origen fotográfico o


electrofotográfico y preservar así la acción del ácido en la mordida” (Alcalá, 2001b).
En 1980 el término electrografía se utiliza para designar al conjunto de obras —que
se venían haciendo desde los años cincuenta y sesenta— a las que se les llamaba
copigrafías, fotocopias de arte, reprografías, xerografías o copy-art. El francés Christian
Rigan fue quien desde la revista B à T lanzó el término electrografía al mundo de la
crítica de arte (véase Campal, 2001). Hoy día ese término incluye también las obras
gráficas producidas por computadoras y sus periféricos, e incluso imágenes originadas
por el video digital y los nuevos procedimientos multimedia.

Xerografía

La xerografía, a diferencia de la gráfica digital, es un método de reproducción analógico,


es decir, tiene como punto de partida un original cuya imagen es trasladada —por
métodos electrostáticos en este caso— a otra superficie. Grosso modo el procedimiento
consiste en: primero, iluminar fuertemente un original, las zonas blancas reflejan la
luz, las negras la absorben, mientras que las grises la reflejan o la absorben dependiendo
del grado de saturación de negro de cada una. Enseguida, por medio de lentes, esta
luz reflejada se enfoca sobre una superficie intermedia que tiene la propiedad de
aislar las zonas no tocadas por la luz activándolas con cargas eléctricas, entonces la
superficie activada forma una imagen latente que atrae hacia ella el tóner —tinta seca
de la fotocopiadora con una carga eléctrica opuesta a la de la placa— para formar así
una imagen visible. Finalmente, la imagen visible de la placa, es decir, la que está
formada en la placa con granos diminutos de tinta, es transferida al papel sobre el
cual se fija a base de presión y calor.
En 1938, el abogado y químico Chester F. Carlson patentó la máquina fotocopiadora
cuyas primeras versiones comerciales aparecieron a finales de los años cincuenta (véase
Historia de Xerox, 2001). Casi inmediatamente los artistas se acercaron al nuevo medio
y comenzaron a experimentar con él. Los artistas del movimiento pop, cuyo pleno auge
se encuentra en los años sesenta, se valieron de la xerografía para realizar algunas de sus
obras, ya que este medio coincidía plenamente con sus postulados básicos. Entre otros
aspectos, el arte pop buscaba exaltar las imágenes más banales y cotidianas, lo mismo
que ponderar como nunca antes los medios de producción y reproducción despreciados
hasta entonces por el arte oficial.
Más tarde aparecen tendencias específicas que exploran la xerografía no sólo como
medio para expresar estilos o movimientos pictóricos, sino con el afán de explorar sus
propios lenguajes y posibilidades estéticas. Surgen así propuestas que han merecido
un nombre propio como el copy-body (figura 1), el fax-art, la heliografía, los blueprints,

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la electrorradiografía y el cop-motion (véase Museo Internacional de Electrografía,


1991). La artista norteamericana Sonia Landy Sheridan se interesa por la exploración
sistemática de este nuevo medio y funda a principios de los años sesenta el Depar-
tamento de Sistemas Generativos en el Art Institut of Chicago. En ese departamento
y desde esa época se experimenta con lo más avanzado de la tecnología xerográfica y
posteriormente se integran tecnologías digitales (figura 2).
Las distintas técnicas de la xerografía se pueden clasificar en erosiones del signo
gráfico, reentintados, procesos directos, procesos cromáticos, aplicaciones técnicas
de grabado y estampación, collages y técnicas mixtas, transferencias y telecreación o
fax-art (véase Museo Internacional de Electrografía, 1991).

Gráfica digital

La gráfica digital, también conocida como infografía, se distingue de la xerografía


justamente por no basarse en procedimientos analógicos de generación y reproducción
de imágenes, sino, como su nombre lo indica, en procesos de naturaleza digital, es
decir, se analiza la imagen digitalmente y se traduce a un sistema de códigos binarios.
La gráfica digital no requiere necesariamente de un original para ser transformado o
reproducido como en el caso de la xerografía. Se pueden construir imágenes direc-
tamente en la computadora mediante interfaces hardware y software y, una vez
construidas, es posible imprimirlas en diversos tipos de impresoras y materiales.
También se pueden introducir imágenes de otros medios, mediante scanners que
pueden digitalizarlas en distintas resoluciones dejándolas listas para ser manipuladas
e impresas por medios computarizados.
Los productos de la gráfica digital pueden ser objetuales o no, es decir, la imagen
puede existir sólo como información digital en la máquina. De esa manera se ve la
imagen en el monitor como una imagen virtual, inmaterial, o bien se puede imprimir
en un soporte material por medio de algún periférico de salida con lo que adquiere
formatos y dimensiones concretas como en la gráfica tradicional. La producción
sobre medios materiales es muy amplia e incluye a la fotografía digital. Dominan en
este campo las obras de tipo pictoricista (figura 3) y las realistas efectistas (figura 4).
Las obras infográficas objetualistas se pueden clasificar en simulaciones realismo-
efectistas, pictoricismos informalistas, geometristas, expresionistas, derivaciones y
aplicaciones fotográficas, así como grafismos, dibujos y grabados (véase Ortega, 2001).
Ejemplos de las manifestaciones no objetuales son el net-art, el multimedia interactivo
y la realidad virtual.
Podemos ver obras, tanto xerográficas como de gráfica digital, presentadas de
manera autónoma, o también como parte o referente de manifestaciones artísticas

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más complejas, como las instalaciones, los performances (figura 5) y otras formas
conceptuales que incluyen procesos electrográficos en su producción.
Las obras electrográficas tienen en común, entre otros aspectos, las cualidades
que distinguen a los llamados medios gráficos, ya sean estos tecnologizados o
tradicionales, es decir, el ser imágenes bidimensionales susceptibles de ser reproducidas
por medios diversos, desde mecánicos y químicos, como el caso del grabado tradicional,
hasta electrostáticos y digitales, como es el caso de la xerografía y la infografía.

Electrografía artística


↓ ↓
Xerografía (copy-art) Gráfica digital
(infografía; computer-art)
• Erosiones del signo gráfico
• Reentintados Soporte material Soperte inmaterial
• Procesos directos (objetual) (no objetual)
(heliografías, blueprints…)
• Electrorradiografías • Simulaciones • Net-art
• Procesos cromáticos realismo-efectistas • Multimedia interactivo
• Aplicaciones técnicas de grabado • Pictoricismos • Realidad virtual
y estampación informalistas
• Collages y técnicas mixtas • Pictoricismos
Ambos
• Transferencias geometristas
• Telecreación (fax-art) • Pictoricismos soportes
expresionista
• Derivaciones y • Fotografía digital
aplicaciones fotográficas • Imágenes
• Grafismos, digitalizadas
dibujos y grabados


Instalaciones; performances y otras formas de
manifestaciones artístico visuales no objetualistas
que utilizan procesos electrográficos

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Figura 1 Figura 2
Jacques Fivel, Sonia L. Sheridan,
S/T, 430X630, 1980 (xerografía) Streching weeds in time, 1977

Figura 3
Arthur Schmidt,
Digitales bild B-786, 1991

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Figura 4
Andy Kopra,
Fire, 1988

Figura 5
Jürgen O. Olbrich,
Photo Copy Rock‘n Roll, 1984 (performance)

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Bibliografía

Alcalá, José Ramón (2001a), Ars & Machina, “Electrografía artística en la colección del
MIDE, Gráficas eléctricas en el arte de la segunda mitad del siglo XX”, consultado el 18
de junio de 2001 en http//www.uclm.es/mide.
Alcalá, José Ramón (2001b), “Exposición de los fondos permanentes de obra del MIDE”,
consultado el 18 de junio de 2001 en http//www.uclm.es/mide.
Campal, José Luis (2001), “Unas escuetas notas sobre electrografía y copy-art”, consultado
el 18 de junio en http//www.abaforum.es/merzmail/electrografía.htm#inicio.
Hall, Phill (1998), “Brief History of Computer Graphics”, consultado el 21 de junio de
1998 en http://www.netwwworks.com/98etc/1jan/vision/index.htm.
Historia de Xerox (2001), (n.d.), consultado el 22 de junio de 2001, en http//www.cmpress.com.ar/
prensa/histxrx.htm.
Marchán-Fiz, Simón (1994), Del arte objetual al arte de concepto, Akal, Madrid.
Museo Internacional de Electrografía (1991), Electrografías, Universidad de Castilla, La
Mancha, España.
Ortega Esparza, Víctor M. (2001), “Análisis de algunas tendencias dominantes en los
usos artísticos de la gráfica digital dentro del festival Ars Electronica (1987-1994)”, en
Memoria de la XI Semana de la Investigación Científica de la UAM-Xochimilco (en prensa).

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