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El poder de las migajas

1. Mateo 15:22 Relata: Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella
región clamaba, diciéndole:!Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es
gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra.
Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da
voces tras nosotros. El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas
pérdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: !
Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los
hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos
comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces
respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como
quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

Aprecia cada pequeño detalle de la gracia de Dios en tu vida y estarás listo para
recibir mucho más.

Sabemos que Jesús hizo diferentes tipos de milagros. Sanó enfermos, resucitó
muertos, calmó las tormentas y multiplicó los panes y los peces, entre otros; y
para todos utilizó diversos métodos. A pesar de ello, hay denominadores comunes:
siempre utilizó Su Palabra y demostró compasión por los necesitados, con
excepción de un caso en el que lo vemos actuar de una forma muy particular, que
incluso parecía indiferente. Lo importante es saber que nuestra fe debe crecer y
acomodarse a lo que Dios hará, ya que obrará como Él quiera y cuando Él quiera,
pero Su bendición está asegurada.

 El milagro que se sale de lo común por la actitud de Jesús es el de la mujer


cananea que le rogó porque liberara a su hija del demonio que la atormentaba. Un
dato importante es que ella no era judía, y en ese tiempo los cananeos y los judíos
no se llevaban bien. Por eso vemos que los discípulos, con desprecio, le piden a
Jesús que la despida. ¿Será posible que el Señor la haya despreciado por su
condición de gentil, es decir, por ser de otro pueblo? Es poco probable, ya que Él
predicaba sobre el amor y la salvación para todos, y lo demostró en varias
ocasiones. Así que podemos descartar esa posibilidad.

Entonces, ¿por qué Jesús se comportó de esa forma? Al leer vemos que al
principio la ignoró; luego le dijo: “No soy enviado sino a los hijos de Israel”; y
cuando ella se postró para insistirle, de nuevo recibió una respuesta negativa, que
incluso podría sonar ofensiva, ya que le dijo: “No está bien tomar el pan de los
hijos y echarlo a los perrillos”. Entonces ocurrió lo extraordinario, ¡ella no se rindió,
no se desanimó por el rechazo! Al contrario, parece que la negativa era como
echar leña al fuego de su terquedad por recibir el milagro para su hija.

Así que de forma muy inteligente, pero a la vez humilde, le respondió a Jesús,
incluso utilizando el mismo ejemplo con el cual la había rechazado. Le dijo: “Pero
aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa. ¡Qué fe tan grande y
poderosa!

 ¿Serías capaz de levantarte del rechazo e insistir valientemente, como ella? ¿Has
llegado a creer de tal forma en el poder de la Palabra de

Dios y en Sus promesas que no importa lo que suceda, peleas por alcanzar tu
bendición? Claro que esta mujer nos enseña a insistir.

Ella es ejemplo de entereza y pasión por obtener lo que anhela y es conforme a la


voluntad del Padre.

Pedía algo justo, algo que provocaría un bien y que sería buen testimonio del
poder de Dios, así que no había razón para que le fuera negado.

Al analizar esta Escritura a la  luz del amor capaz de todo sacrificio como el de
Jesús, solo cabe la posibilidad de que Él buscara llevar la fe de esta mujer al nivel
suficiente para recibir.

No era una lección de persuasión y de cómo podemos convencer a Dios, era una
lección de vida para que comprendamos que obtener milagros implica enfrentar un
proceso que nos lleva a otro nivel, nos perfecciona y prepara para recibir lo que
deseamos.  

 A nadie le gusta que lo ignoren y que lo rechacen. Es más, pasamos la vida


intentando superar esos traumas y el dolor de sentir que no encajamos o que no
nos aceptaron en cierto grupo o situación.

El rechazo afecta nuestra identidad, nos marca y determina nuestra forma de


enfrentar la vida. Por eso era tan importante para el Señor enseñarnos a
manejarlo, y esta mujer fue el ejemplo perfecto para ello. Todos nosotros somos
gentiles, somos extranjeros que recibimos salvación por la gracia de nuestro Señor
Jesucristo.

Si lo ponemos en contexto, somos esos “perrillos” a quienes había que confrontar


para que descubriéramos nuestra nueva identidad como hijos de Dios.

Pero lograrlo requiere humildad, mansedumbre y esa “santa terquedad” que nos
motive a obtener lo que estamos convencidos de que merecemos, por el amor que
nuestro Padre nos tiene.

¡La mujer cananea nos representa a todos! Somos esos extranjeros que claman
por un milagro, quienes necesitamos que Jesús trate con nosotros para que
nuestra fe alcance el nivel necesario para ver Sus maravillas. Quien no insiste,
quien no se esfuerza, no merece recibir lo que pide.

Si de verdad anhelas bendición, ¡lucha por ella! Y no te conformes con el silencio y


la respuesta negativa.
Avanzar hacia el nivel de fe adecuado para recibir implica no desperdiciar
oportunidades, por pequeñas que parezcan. Por ejemplo, si quieres ser un
empresario exitoso, todo empezará poco a poco, o casi de la nada.

Dios no te mandará un millón de soles del cielo, Pero si Dios te abrirá puertas,
esas puestas son las oportunidades que a veces serán te parecerán pequeños, y
tal vez serán pequeñas, pero si tu echas manos de lo pequeño, Dios te hará que
de lo pequeño harán más grandes, todo depende de tu disposición a recibir.
Aunque pienses que lo que recibes son migajas, ¡aprovéchalas!, porque ninguna
bendición es pequeña para Dios. Para crecer en carácter y en fe debemos estar
dispuestos a pelear por las migajas.

Si despreciamos las pequeñas oportunidades, si estamos sentados esperando el


gran momento, significa que aún no tenemos la talla suficiente para que Jesús nos
diga cómo le dijo a la mujer cananea: “Hágase contigo como quieras”.  Si
demostramos ser fieles en lo poco, Él sabrá que estamos listos para recibir en
abundancia. ¡¿Qué esperas?!

Dile que aprecias tanto Su amor y Su sacrificio que estás dispuesto a recoger las
migajas que caen de Su mesa. Cuando te arrodilles dando gracias por lo que has
recibido, tendrás la fe para pedir y para recibir mucho más de lo que has recibido.

 A veces decimos que Dios no nos escucha, que nos ignora, pero Él nos habla a
través de Su Palabra y la menospreciamos en búsqueda de la experiencia
sobrenatural de escuchar Su voz. Tratas el Evangelio como si fuera una migaja
que no vale la pena. ¿Ves cómo todavía es necesario crecer en fe? Toma la Biblia,
allí está tu alimento, el pan de vida; cada versículo es como una migaja poderosa
que te sustenta y te guía.

Recuerda que lo que para unos es desperdicio para otros es un milagro. Cada día
ves la gracia de Dios en tu vida, apréciala, sé agradecido y humilde, así crecerás y
alcanzarás el nivel de fe para ver maravillas sobrenaturales.  Dile al Señor: “Padre,
me rindo a ti para siempre, te entrego mi vida y te pido perdón

por no valorar cuanto he recibido de Tus manos. Sé que aún tienes más para mí y
no descansaré hasta recibir Tus bendiciones sobreabundantes”.

Migagas a nuestro parecer

Mateo 14:15 Cuando anochecía, hizo entrar a sus discípulos, diciendo: El lugar es
desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas
y compren de comer.
16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
18 El les dijo: Traédmelos acá.
19 Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco
panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los
panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.
20 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos,
doce cestas llenas.
21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y
niños.
Mateo 15:33. Entonces sus discípulos le dijeron: De ¿Dónde tenemos nosotros
tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan
grande?
34 Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos
pececillos.
35 Y mandó a la multitud que se recostase en tierra.
36 Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus
discípulos, y los discípulos a la multitud.
37 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos,
siete canastas llenas.
38 Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y
niños.
1 Reyes 17:10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la
puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él
la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que
beba.
11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me
traigas también un bocado de pan en tu mano.
12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un
puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora
recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo
comamos, y nos dejemos morir.

13 Elías le dijo: No tengas temor; vé, haz como has dicho; pero hazme a mí
primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y
después harás para ti y para tu hijo.
14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará,
ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la
faz de la tierra.
15 Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa,
muchos días.
16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a
la palabra que Jehová había dicho por Elías.
Mgajas.  Restos o sobras que se dan a alguien o que alguien aprovecha.
Parte pequeña y menuda del pan, que suele saltar o desmenuzarse al partirlo. 
partícula, fragmento, pedazo, resto, migajón, miga.
Restos de algo que se da a otra persona. Sobras Desperdicios.

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