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GEOGRAFÍA ECONÓMICA. 1º AÑO. LOGÍSTICA 2021.

ISTEEC

TRABAJO PRÁCTICO Nº 3. (UNIDAD 3)

PROFESOR JOSÉ LUIS GARRO

APELLIDO Y NOMBRE DEL ALUMNO:

Eje III. Saberes generales:


La sociedad y los espacios geográficos
Saberes específicos

Los ambientes y sus problemáticas: las condiciones naturales del espacio geográfico a estudiar; componentes y
características; ambientes: su conceptualización. Recursos naturales: concepto y clasificación; formas de manejo de
los recursos. La apropiación desigual de los recursos y el deterioro ambiental. Estudios de casos a diferentes escalas
espaciales. Los fenómenos naturales, riesgo y vulnerabilidad social, económica y política. La hipótesis del desarrollo
sustentable para un mundo global.

Cuestionario guía:

1) Definir “ambiente”.
2) ¿Qué es la “educación ambiental”?
3) ¿Qué son los recursos naturales?
4) ¿Cómo se clasifican los Recursos Naturales? Dar ejemplos.
5) ¿Cuáles son y en qué consisten los tipos de manejo de los recursos naturales?
6) ¿Cuál es el origen de los problemas ambientales de Argentina?
7) Describir brevemente los diferentes problemas ambientales argentinos.
8) ¿Cuáles serían las posibles soluciones a los problemas de fondo?
9) Si el 71 % de la superficie terrestre está cubierta de agua, ¿por qué se dice que éste es un recurso cada vez
más escaso?
10 ¿Cómo nos afectan los residuos domiciliarios, cloacales, industriales y mineros? ¿De qué forma podemos
aminorar o revertir esta situación?
11) ¿Qué es la agricultura sustentable?
12) ¿En qué consiste el calentamiento global? ¿Se observa algún signo evidente?
13 ¿Qué son los protocolos ambientales? Dé ejemplos.
14) Explicar el “Protocolo de Kyoto”.
15) ¿Fue firmado por todos los países del Mundo? ¿Cuál fue el papel de China?
16) ¿Qué es la “Cumbre de la Tierra” y qué acuerdos se destacan?
17) ¿Cuáles son los objetivos de la “Cumbre de la Tierra”?
18) Establecer una relación entre “Cambio climático-Fenómenos naturales- Riesgo y Vulnerabilidad.
19) ¿Cuáles son algunas de las lecciones del informe “Enfrentar el riesgo”?
20) Justificar el siguiente término: “La ciudad de Santa Fe es un ejemplo de logros y reconocimientos en
materia de resiliencia urbana”.
21) ¿Qué condiciones hacen que la vulnerabilidad social aumente?
22) ¿Cuáles son las perspectivas para una recuperación inclusiva y sostenible de la crisis sanitaria generada
por el coronavirus?
23) ¿Cuán vulnerable es la provincia de Mendoza?
24) ¿Cómo se define el concepto de “desarrollo sustentable”?
25) ¿De qué manera se puede impulsar el desarrollo sustentable en la globalización?
26) ¿Por qué es importante el consenso político mundial para poder lograr un desarrollo sustentable?

APUNTES UNIDAD Nº 3
El ambiente
+El ambiente puede definirse, en pocas palabras, como “el entorno vital del hombre”. Se trata de un sistema
constituido por elementos físicos, biológicos, económicos, sociales, culturales y estéticos, que interactúan
entre sí, con el individuo y con la comunidad en que vive.

Ya desde mediados del siglo XX se está instalando un debate verdaderamente apasionante y crucial, que
actualmente involucra a toda la humanidad: la aparente dicotomía entre ambiente y desarrollo. Los severos
conflictos ambientales que acontecen desde el auge de la “revolución verde” y el enorme desarrollo
industrial y de las comunicaciones, durante el pasado siglo, han llevado a un profundo replanteo entre los
intereses del ambiente natural y cultural, y los del desarrollo económico de regiones y países.
Con la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (desarrollada en Estocolmo,
Suecia, del 5 al 16 de julio de 1972) comienzan a manifestarse las preocupaciones de la comunidad
internacional en torno a los problemas ecológicos y de desarrollo.
Años después, en 1987, se produce otro hecho importante, pues la Comisión Mundial de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo decide adoptar el documento denominado Nuestro futuro
común (también conocido como Informe Brundtland), que tuvo la virtud de poder sintetizar los grandes
desafíos globales ambientales, introduciendo por primera vez a nivel masivo el concepto de “desarrollo
sustentable”. A éste se lo define como “aquel capaz de satisfacer las necesidades de las generaciones
presentes sin comprometer los recursos necesarios para el desarrollo de las generaciones futuras”.
Es en esta instancia en donde la educación ambiental se hace imprescindible, ante la necesidad de
“humanizar” y “naturalizar” el desarrollo. Esto implica la necesidad de modificar conductas de la población
en general (tanto de los tomadores de decisiones y de quienes conducen las instituciones como del común de
la población) en pos de lograr el anhelado objetivo de preservar y sostener los recursos y bienes naturales y
culturales para las generaciones venideras.
Es importante recalcar que la educación ambiental no es un fin en sí misma, sino que en realidad constituye
un proceso que intenta generar cambios de actitud, así como transformar el modo en que el ser humano se
relaciona con su entorno, tanto con los recursos naturales como culturales. Es por eso que, si bien es
necesario considerar las causas y las consecuencias de los problemas ambientales que nos afectan, no debe
dejar de apuntarse a los cambios de actitud y a la valoración adecuada de recursos, culturas y patrimonios,
de una manera coherente con el concepto del desarrollo sostenible.
La educación ambiental pretende proporcionar conocimientos, pero especialmente resaltar valores
ambientales y promover el desarrollo de actitudes que tiendan a una mejora en la calidad de vida en el marco
del desarrollo sostenible, en articulación con la educación formal y con la no formal.

-Educación Ambiental:
+Aunque es difícil encuadrar la educación ambiental dentro de una definición, dada la diversidad de
planteos y de prácticas concretas bajo tal etiqueta, podemos partir de la propuesta que se ofreció en el
Congreso Internacional de Educación y Formación sobre Medio Ambiente, desarrollado en Moscú en 1987:
“La educación ambiental es un proceso permanente en el cual los individuos y las comunidades adquieren
conciencia de su medio y aprenden los conocimientos, los valores, las destrezas, la experiencia y también la
determinación que los capacite para actuar, individual y colectivamente, en la resolución de los problemas
ambientales presentes y futuros”.
No se sabe con precisión cuándo se empleó por primera vez el término educación ambiental (EA). Ya a fines
de los años ‘60 se utilizaban diferentes términos (“educación para la gestión ambiental”, “educación para el
uso de los recursos” y “educación para la calidad ambiental”, entre otros) para describir la educación
enfocada a los humanos y el ambiente.
Para comprender qué es la EA será conveniente explicar lo que no es. La EA no es un campo de estudio,
como la biología, la química, la ecología o la física. Es un proceso. Para muchas personas éste es un
concepto difícil de comprender, ya que en este caso es posible enseñar conceptos de EA, pero no la EA en sí
misma.
En realidad, el término “educación para el desarrollo sostenible” sería más comprensible, ya que indica
claramente el propósito del esfuerzo educativo: educación sobre el desarrollo sostenible, que es en realidad
la meta de la EA. La educación para el desarrollo sostenible es el resultado de diversos acuerdos
internacionales y nace con el objetivo de responder a una llamada global de trabajar activamente por el
desarrollo sostenible. Originalmente planteada como una educación sobre la sostenibilidad, en la actualidad,
y por la influencia de la Agenda 21 y más recientemente por la Cumbre Mundial sobre Desarrollo
Sostenible, se le ha otorgado un papel que va más allá de la mera difusión de conocimientos. Se entiende
que el desarrollo sostenible es un proceso de gestión adaptativa y de sistemas de pensamiento que precisan
creatividad, flexibilidad y reflexión crítica. A través de grupos de trabajo (diálogo entre agentes implicados
y toma de decisiones) sobre distintas materias, los grupos sociales aprenden por medio de la interacción a
tener en cuenta las diversas opciones y las consecuencias que éstas tendrán en el futuro. Un factor
fundamental de la educación para el desarrollo sostenible es habilitar cauces para la participación pública en
la toma de decisiones (Unesco, 2002).

---RECURSOS NATURALES:
El concepto de recursos naturales ha sido objeto de múltiples intentos de definición, los que difieren según la
óptica de quienes lo juzgan. Las Naciones Unidas los han definido como “todo aquello que encuentra el
hombre en su ambiente natural y que puede en alguna forma utilizar en beneficio propio”. Esta definición,
un tanto amplia, sin embargo contiene tres elementos que son más o menos comunes a todas las definiciones
que se encuentran en diferentes textos:
.El hecho de que son parte o se obtienen a partir del sistema natural.
.Que satisfacen necesidades.
.Que se enfatiza el carácter pasivo de la disponibilidad de recursos naturales, ignorando el proceso activo de
apropiación y transformación de los recursos a través de la aplicación del conocimiento científico y
tecnológico.
Los recursos se definen entonces en función de la capacidad de la naturaleza para satisfacer necesidades
humanas, lo que puede lograrse por utilización directa de elementos que forman parte del sistema natural o
por transformación de algunos de esos elementos en materiales que pueden a su vez utilizarse directamente o
emplearse como materias primas para la producción de otros bienes.
En el primer caso, el hombre usa recursos naturales que simplemente toma o colecta. Algunas de estas
formas de utilización se llevan a cabo inconscientemente: por ejemplo, el aire, que es un elemento esencial;
la energía solar y demás. Otra forma de utilización es consciente: se recogen frutas y alimentos para
satisfacer necesidades. Una situación de este tipo es claramente la de una sociedad primitiva en la cual la
utilización de la naturaleza se llevaba a cabo mediante su simple ocupación. Los procesos de transformación
aquí son mínimos y, por lo general, no conscientes. Otros elementos de la naturaleza (o combinaciones de
ellos) empiezan a ser utilizados cuando se descubren las formas de transformación para aprovechar algunas
de sus propiedades individuales o conjuntas.
El funcionamiento de la sociedad moderna se sustenta en la utilización masiva de los elementos naturales
existentes, en forma directa o a través de complejos procesos de transformación. Esto lleva a establecer una
distinción entre lo que puede considerarse como recursos intrínsecamente naturales y aquellos que,
siguiendo la terminología utilizada en el comercio internacional, se agrupan como productos básicos. Este
último grupo incluye elementos que son esencialmente materias primas, y aquellos otros que incorporan un
proceso de transformación más o menos complejo y que pueden clasificarse como materias procesadas.
Tanto las materias primas como las procesadas tienen como característica común (aparte del hecho de que se
obtienen de la naturaleza) dos aspectos:
. Su importancia radica más en su función de satisfacer ciertas necesidades que en su especificidad como
cosas o elementos.
. Son productos de la capacidad humana, pues en cierto sentido son creados por el hombre a partir de la
naturaleza.

---- CLASIFICACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES:

 Los recursos renovables son aquellos que se reponen naturalmente. Las plantas, los


animales, el agua, el suelo, entre otros, constituyen recursos renovables siempre que
exista una verdadera preocupación por explotarlos en forma tal que se permita su
regeneración natural o inducida. Algunos de estos recursos, como la luz del sol, el aire,
el viento, etc, están disponibles continuamente y sus cantidades no son sensiblemente
afectadas por el consumo humano. El uso por humanos puede agotar a muchos
recursos renovables pero estos puede reponerse, manteniendo así un flujo. Algunos
toman poco tiempo de renovación, como es caso de los cultivos agrícolas, mientras que
otros, como el agua y los bosques, toman un tiempo comparativamente más
prolongado para renovarse. y son susceptibles al agotamiento por el exceso de uso.
Los recursos desde una perspectiva de uso humano se clasifican como renovables sólo
mientras la tasa de reposición o recuperación sea superior a la de la tasa de consumo.
 Los recursos no renovables son recursos que se forman muy lentamente y aquellos
que no se forman naturalmente en el medio ambiente. Los minerales son los recursos
más comunes incluidos en esta categoría. Desde la perspectiva humana, los recursos
no son renovables cuando su tasa de consumo supera la tasa de reposición o
recuperación;un buen ejemplo de esto son los combustibles fósiles, que pertenecen a
esta categoría, ya que su velocidad de formación es extremadamente lenta
(potencialmente millones de años), lo que significa que se consideran no renovables.
Esto implica que al ser utilizados, no puedan ser regenerados. De estos, los minerales
metálicos puede reutilizarse a través de su reciclaje. Pero el carbón y el petróleo no
pueden reciclarse.

Clasificación de los tres tipos de manejo

Modelo de manejo Características


 extraer mucho y rápido
 Esta forma de manejo se sustenta
por el uso masivo y acelerado de
los recursos sin tener en
 Explotacionismo:
 cuenta las leyes naturales que
gobiernan los ecosistemas.
 Busca obtener ganancias en el
corto plazo.

 cuidar el ecosistema
 Mantener a los recursos tal como
están.
 Toma conciencia de las leyes
naturales que gobiernan el
 Conservacionismo:
funcionamiento de los
ecosistemas, considerando los
efectos negativos de la
explotación incontrolada.
 Creación de Parques, Reservas,
etc.
 Ecodesarrollismo:  Combina la Economía con la
Ecología, en busca del equilibrio
 Considera los tiempos naturales,
los tiempos sociales y propone el
uso de los recursos de forma
 controlada para lograr satisfacer
las necesidades actuales sin
comprometer las necesidades
 futuras, incorporándose en esta
explotación la dinámica propia de
cada ecosistema.
 Es la base sobre la que se
construye el “Desarrollo
Sustentable o Sostenible”.

Los problemas ambientales en la República Argentina


Los problemas ambientales de la Argentina tienen su origen en fuerzas extrarregionales, y en factores
internos que se originan básicamente de las modalidades de uso del espacio, del avance de las fronteras
agrícola y urbana, del crecimiento no planificado y de la política de apertura de los mercados. Sin pretender
hacer un análisis exhaustivo de la situación ambiental, daremos algunos ejemplos que demuestran que el
verdadero potencial argentino está desaprovechado y que gran parte de los problemas ambientales pudieron
evitarse o podrían mitigarse.

+Problemas ambientales derivados de las modalidades de uso del espacio


Desde el punto de vista físico, el estilo de desarrollo en la Argentina estuvo controlado por la
preponderancia de la oferta natural, especialmente de maderas de alto valor comercial y suelos agrícolas.
Todo el sistema ferroviario nacional hoy depauperado, asentó sus vías sobre durmientes imputrescibles de
una única especie compartida con el Paraguay y Bolivia, el quebracho colorado santiagueño (Schinopsis
lorentzii). Toda la industria nacional del cuero curtido LAS SINGULARIDADES DEL TERRITORIO
ARGENTINO dependió del tanino, material procesado de otro quebracho colorado, el chaqueño (Schinopsis
balansae), y todo el sistema de alambrado de un país agroexportador dependió de dos o tres árboles nativos,
ñandubay (Prosopis affinis), quebracho y algarrobos. La Argentina tiene sus árboles "emblemáticos", en el
sentido de que produjeron los materiales procesados y las materias primas para la consolidación inicial de
las actividades agroexportadoras. A pesar de ello nuestro país está muy lejos de haber conseguido el
conocimiento y organización de la exportación de semillas que tiene Australia con Eucalyptus. En cuanto a
los suelos agrícolas, la oferta natural surge de la combinación de suelos fértiles y precipitaciones adecuadas
en un tercio de su territorio. En el orden mundial nuestro país ocupa el octavo lugar en cuanto a superficie de
tierras cultivadas (35.750.000 ha); el tercero en cuanto a tierras cultivadas per cápita (1.12 ha) y
decimoquinto en superficie bajo riego. Esto ha influido en la instalación permanente de frentes dinámicos de
avance de la frontera agrícola, con distinta racionalidad a lo largo de nuestra historia, pero siempre con una
tendencia hacia la búsqueda y concentración de poder económico y político en distintos grupos sociales
según el período: oligarquía terrateniente, grupos promilitares, empresa privada nacional, multinacionales.
El crecimiento de la ganadería y la agricultura en las tierras más fértiles de la Argentina, no sólo ha sido
desmesurado en relación con el de otros recursos en el resto del país, sino que ha sido muy degradante, a
causa de la racionalidad economicista subyacente. Actualmente hay más de 9 millones de hectáreas de las
ecorregiones Pampa y Gran Chaco, donde se hace doble cultivo en secano con la más alta tecnificación
(agroquímicos, semilla mejorada, maquinaria) en un modelo sofisticado con un fuerte componente de
insumos importados pero sin incorporar masivamente ni riego suplementario ni fertilización. El proceso
dominante que ha llevado a este estado actual se desencadenó hacia la década de los '60 y ha sido el paso de
la agroganadería en rotaciones de 12 años a la agricultura permanente. Más tarde, se produce el pasaje de
una agricultura predominantemente cerealera a la combinación cereales y oleaginosas con una tendencia
actual a la producción exclusiva de oleaginosas (soja y canola), en dos cultivos al año o tres en dos años. En
el Chaco semiárido las multinacionales están operando desde 1994 con desmonte, habilitación de tierra y
doble cultivo (algodón/soja) bajo riego. Las consecuencias ambientales son pérdida de la biodiversidad
natural por sobreuso o mal uso de plaguicidas, pérdida de fertilidad por uso insuficiente de fertilizantes y
suave y persistente pérdida de suelo, de estructura y de capacidad de retención del agua. En la década de los
'80, el cultivo de la soja, altamente demandante de agroquímicos y agua, se practicaba con un paquete
tecnológico incompleto, sin la fertilización adecuada y sin riego. Actualmente, se está usando riego
suplementario en todos los cultivos pampeanos.
La agricultura de riego produce fenomenales procesos de salinización de lenta reconversión en espacios
dotados de una infraestructura de riego por gravedad de muy alto costo. Las técnicas de riego por goteo y
por aspersión con pivote central son una rareza. Se usan para alfalfares de semilla importada o producciones
de muy alto valor. En la Argentina el tradicional riego por gravedad es la norma. En un suelo con erosión
grave, con pérdida de fertilidad y de estructura por compactación o formación del piso de arado, la
producción de maíz es entre 50 y 40% inferior, la de soja se reduce entre 40 y 30%; en el mercado
inmobiliario un suelo erosionado y de baja fertilidad tiene un precio 20% más bajo que tierras de erosión
leve (Senigagliesi, INTA, 1996, in litt.). Otro recurso valioso de nuestro país ha sido el bosque, el cual ha
sufrido una gran reducción de superficie, de 425.000 km2 antes de la colonia a 280.000 km2 estimados en
1992. La vegetación leñosa, incluyendo bosques, arbustales y estepas arbustivas, que cubría el 61.4% del
territorio, se redujo al 36% en dicho período. A esto cabe agregar que los espacios boscosos remanentes se
encuentran en un estado variable de deterioro. La razón básica de esta situación es el potencial de uso
múltiple de las tierras boscosas. El 65% de las tierras de bosques nativos tienen uso potencial agrícola; 85%
de los bosques nativos tienen uso potencial y actual ganadero. La pérdida de los recursos boscosos ocurrió
por el avance de las explotaciones ganaderas, forestales, agrícolas y silviculturales. La ganadería de monte
se practica desde la colonia, tanto en vacuno como en lanar y caprino. La deforestación con fuego se ha
estado utilizando masivamente en el Chaco y en los bosques andinopatagónicos, para ampliar las tierras para
ganadería. En el Chaco, la quema fue usada en los períodos prehispánicos por las etnias chaqueñas para
concentrar la caza, aumentar la visibilidad, comunicarse, guerrear y limpiar el terreno para los cultivos de
maíz y mandioca. Desde principios del siglo, el manejo del balance sabana/bosque en el Chaco se hace con
el fuego, y más tarde con la tala rasa, con poco o nada de aprovechamiento de los recursos leñosos. En el
Sur, desde hace más de 150 años el bosque austral es sometido a la quema para proteger la lana del ganado
ovino. En Tierra del Fuego, hasta 1985 se quemaban los bosques de lenga (Nothofagus pumilio) para abrir
campo a la ganadería. La ganadería de monte produce daño por ramoneo de los renuevos, descortezamiento
de los árboles de más edad, disminuye el banco de semillas por granivoría en especies con frutos
comestibles, pero especialmente porque los árboles dañados producen menos semilla. El resultado es un
bosque deteriorado, con árboles deformados y de bajo rendimiento y con compactación del suelo por
pisoteo. Todo esto atenta contra las posibilidades de regeneración de un bosque explotable. La explotación
forestal se inició en la región chaqueña desde comienzos de siglo. Inicialmente la tala selectiva de maderas
era con hacha. Hacia el final de la década de los '50, se comenzó la extracción de maderas con motosierra.
La devastadora explotación del Chaco húmedo por La Forestal, desde 1905 hasta 1950, es por todos
conocida. Prácticamente acabó con los quebrachales.
Entre 1946 y 1950, después de 70 años de explotación, se retiran las empresas tanineras inglesas de Santa
Fe; hoy sobreviven tres tanineras en la provincia del Chaco (La Verde, La Escondida y Puerto Tirol) y una
en la de Formosa. En general, la tala selectiva en los bosques naturales se realiza en varias etapas que se
inician con el "desflorado" o primer corte selectivo, en el cual se extraen los mejores árboles de la especie
deseada. Luego se hacen pasadas sucesivas y se extraen los árboles de segunda selección. Cuando se acaba
la especie elegida en primera instancia, se sigue con otras, volviendo a los lugares ya explotados. Por
ejemplo, el quebracho colorado con bajo contenido de tanino (Schinopsis lorentzii) va mutando
gradualmente el valor de los productos que salen de los ecosistemas forestales donde es el árbol dominante;
de rollizo apeado para dar varios durmientes de ferrocarril, se pasa a producir poste de alambrado, luego
leña de gran diámetro y se termina con leña para consumo local en ladrilleras y panaderías. Este sistema
causa un gran deterioro físico, biótico y social. La estructura del bosque se modifica, como así los cursos de
drenaje y los suelos, por la limpieza de las vías de entrada de la maquinaria y salida del producto o la
instalación de aserraderos móviles, llamados "Aserraderos de monte". La calidad biótica disminuye porque
quedan como portasemillas los árboles más viejos y enfermos, efectuándose una selección negativa.
Además, se producen reducciones poblacionales y hasta extinciones locales de aquellas especies vegetales y
animales que pierden el hábitat, o que son usados para la supervivencia de motosierristas y hacheros. Es
común la caza de subsistencia practicada por los obreros de obrajes, los leñadores y los peones de campo,
para la obtención de proteína y venta de cueros y pieles. El deterioro social se manifiesta en un ciclo que
comienza con el incremento poblacional al instalarse una fuente de trabajo, el incremento de su capacidad
adquisitiva y su bienestar como asalariado de un "obraje-aserradero" o una empresa monopólica, la
reducción de salarios y de puestos de trabajo a medida que se va acabando el recurso, hasta que la empresa
es abandonada quedando una población mayor que la inicial pero inferior a la del período de auge y,
además, empobrecida. El caso paradigmático siempre citado es el de la decadencia de Villa Guillermina,
cuartel general de La Forestal S.A. en Santa Fe, pero el Chaco y sus bordes están ocupados por decenas de
aglomeraciones fantasma de ex obrajes. En síntesis, el resultado es la conversión de un bosque productivo en
un peladar; y la transformación de una empresa poderosa en un grupo de lugareños empobrecidos, mientras
los capitales se trasladan a otra región u otra actividad productiva para reanudar este ciclo de auge y
decadencia. La silvicultura también atenta contra los bosques nativos. La plantación de especies de
crecimiento rápido en las tres ecorregiones donde la actividad es más significativa (selva misionera, selva
tucumano-oranense y bosque austral) se hace sobre desmontes, entre ellos de los 4 bosques de coníferas más
o menos homogéneos que poseía la Argentina: el de Podocarpus parlatorei (selva tucumano-oranense); el de
Araucaria angustifolia (selva misionera); y los de Araucaria araucana y Austrocedrus chilensis (bosque
austral). Este proceso de desmontar bosques de coníferas de velocidades de crecimiento variables (primer
corte entre 15 y 20 años en A. angustifolia y 60 años en A.chilensis) es una de las agresiones al patrimonio
genético forestal más salvajes que se han hecho en el país. Se han convertido en plantaciones 120.000 a
130.000 has de la selva misionera; 16.000 a 20.000 has de la selva tucumano-oranense y 20.000 a 35.000
has del bosque austral. La fragmentación del bosque nativo es preocupante. La silvicultura de pasta y papel
tiene un desarrollo tan tecnificado como la agricultura continua. La clonación es una práctica tradicional en
salicáceas y la selección y prueba de ecotipos en coníferas está incorporada masivamente. Las tecnologías
viveristas son extremadamente cuidadosas en cuanto a "proveniencias" de semillas importadas. El vivero ha
incorporado el cultivo de tejidos como excepción y el invernadero como norma en climas fríos (Neuquén y
Chubut). Por otro lado, los sistemas de control de incendios son inadecuados y el explosivo desarrollo de
grandes superficies de coníferas plantadas sin adecuados guardafuegos y sistemas de prevención son el
problema ambiental más grave. El avance de la frontera agrícola también ha sido causal de la fragmentación
y achicamiento de los bosques, especialmente en la Pampa, donde desde la segunda mitad del siglo XIX se
talan y desmontan las pocas formaciones boscosas de la zona, con la extinción local de varias formaciones
leñosas (algarrobales, caldenales, bosques tala-mistol, tipa-pacará y palo blanco-palo amarillo) quedando
fragmentos remanentes en los ecotonos con afloramientos rocosos o pendientes fuertes. El avance de la
frontera agrícola en el Chaco en la década de 1970-80 aceleró el desmonte de grandes extensiones de
bosques y arbustales. Actualmente, ha adquirido la modalidad de inmensas perforaciones de 6 a 12.000
hectáreas desmontadas totalmente en una matriz de quebrachal semiárido, en las que se practica doble
cultivo bajo riego, de muy alto insumo y moderno paquete tecnológico, en Salta, Chaco y Formosa. Además
de la reducción de la superficie boscosa, cabe mencionar la existencia de fragmentos de vegetación
secundaria en diversos estadios de la sucesión y de extensos parches de bosques intervenidos en distintos
grados de deterioro. Las superficies, estados y factibilidad, y costo de recuperación de estos ecosistemas es
desconocida. Sí se conocen algunos de los factores de deterioro, entre los cuales figura el uso múltiple, no
planificado ni controlado de otros recursos del bosque. El 31% de la producción regional de carne, lana, y
cuero, en el NOA y en el NEA, se realiza en ecosistemas de arbustales y bosques que simultáneamente
proveen forraje, productos alimenticios, madera y leña, a tasas de extracción que superan las de reposición
natural. Frecuentemente se practica la recolección destructiva arrancando plantas para la obtención de
productos químicos industriales o medicinales. Existen redes clandestinas de acopio de animales vivos,
pieles y cueros, provenientes de la fauna silvestre, de alto precio en el mercado internacional. El eslabón
central de la red suele ser el almacenero o un funcionario público, con bajo salario pero aceitados contactos.
Si bien la demanda ha bajado, la caza furtiva sigue existiendo a causa de la precariedad de la vida de los
lugareños, y mucha fauna se pierde por la reducción y fragmentación del hábitat. La caza y la captura
furtivas son notables en el periurbano de ciudades del interior, como Sáenz Peña en el Chaco, donde
constituyen fuente de ingresos y alimento de una sociedad empobrecida y deporte para las elites.
Todas las acciones sobre las áreas boscosas han ignorado las múltiples funciones que cumple el bosque,
entre las cuales las más importantes en la Argentina son las de fuente de biodiversidad y regulación de los
regímenes hidrológicos. Las ecorregiones gran Chaco, selva misionera y selva tucumano-oranense alojan
poblaciones de especies tropicales adaptadas a soportar heladas episódicas y estacionalidad térmica
marcada. Los bosques andino patagónicos tienen poblaciones de especies de alto valor maderero y
ornamental. Algunas constituyen ecotipos preciados por los europeos para ser introducidos para el arbolado
de las calles y para forestación; por ejemplo, las calles de Edimburgo y de algunas ciudades de Galicia,
Francia y Alemania, están arboladas con raulí (Nothofagus betuloides), nativa de nuestros bosques. Los
ecosistemas forestales de estas ecorregiones son los administradores absolutos del régimen hídrico de las
numerosas cuencas por su singular posición topográfica. La hidroenergía y el recurso hídrico usados cuenca
abajo dependen de la forestación de las cuencas medias y altas. El bosque cumple, asimismo, el rol de
inmovilizador del sustrato de muy alta erosividad que los sustenta y, en consecuencia, de conservador de la
infraestructura vial, ferroviaria e hidroeléctrica. Si bien la tasa de deforestación (0.14%/año) parece haberse
estabilizado, los desmontes y talas van avanzando sobre terrenos cada vez más marginales,
morfogenéticamente inestables, en ecotonos pedemontanos y faldeos de alta energía, donde el valor del
bosque como protector es muy alto y donde es impensable una recuperación del sistema natural, por el
rápido deterioro de la base geofísica al eliminar la cobertura vegetal. La falta de protección del suelo en la
alta cuenca modifica la dinámica de los torrentes y pone en peligro el mantenimiento del sistema construido.
La falta de una política de manejo sustentable de los bosques, y de mecanismos de control y vigilancia
adecuados, hacen que esta formación vegetal sea considerada un recurso no renovables.

Lo que se invierte en bosques nativos es exclusivamente en costos de extracción; no hay inversiones en


selección y mantenimiento de ejemplares para reproducción, en sanidad ni en aplicación de técnicas
silviculturales que garanticen la perdurabilidad del ecosistema. Esto hace que la explotación forestal salga
barata a las empresas multinacionales y muy costosa al patrimonio y la seguridad nacionales y al bienestar
de la sociedad local y regional. Las acciones localizadas en las distintas regiones se integran complicando la
situación ambiental en nivel nacional. Además, las "catástrofes" naturales se ven acrecentadas por causas
antropogénicas. Por ejemplo, el fenómeno critico de las inundaciones en la llanura chaco-pampeana cobra
una dimensión inusitada por el movimiento de material del suelo, de cumbre a depresión, a causa de la
desprotección del suelo por desmonte y sobrepisoteo de vacuno y caprino en las partes más altas. La pérdida
acelerada de la capacidad de infiltración de los suelos compactados por distintos procesos de formación de
piso de arado, compactación difusa por maquinaria, sobrepisoteo de vacuno y por disminución del espesor
de la capa arable, contribuyen a empeorar la situación. La compactación e impermeabilización en avance
empeoran gradualmente el problema porque, en las zonas donde no hay avenamiento natural, la única salida
del agua acumulada es por evaporación, prolongando su permanencia. En partes de la provincia de Buenos
Aires, del Chaco y Formosa, el avance de la agricultura permanente empeora las condiciones físicas del
suelo e incrementa los riesgos de inundaciones. En la práctica, hay una tendencia creciente a que los efectos
de las inundaciones sean cada vez más catastróficos, porque las cubetas de evaporación se van colmatando,
la capacidad de infiltración disminuye gradualmente y las vías de escurrimiento van perdiendo capacidad de
flujo. Las lluvias excesivas no son manejables, pero los daños antropogénicos podrían minimizarse con un
manejo inteligente, que evitara o mitigara los impactos negativos de las actividades productivas.

+Problemas ambientales derivados del avance de las fronteras urbana y agrícola


La interfase entre tierras manejadas, donde el sistema está motorizado por la energía del combustible, y
los ecosistemas naturales, en los que la fuente de energía es la radiación solar, es lo que tradicionalmente se
llama frontera. Se trata de espacios donde coexisten varios tipos de actividades productivas, desde las
extractivas (caza, pesca, recolección) hasta la agroganadería y la silvicultura. Las categorías tradicionales de
uso de la tierra no bastan para clasificar la extraordinaria diversidad de destinos que tiene la tierra en esta
interfase. La frontera agropecuaria se ubica entre las tierras agrícolo-ganaderas y los ecosistemas naturales
que las rodean. La frontera urbana forma un halo de paisaje periurbano que rodea la tierra urbana
consolidada. En estos sistemas de transición entre lo urbano y lo rural, y entre lo agrícola y lo natural,
quedan fragmentos de los ecosistemas nativos, entremezclados con las celdas antropogénicas, pero se ha
reducido la biodiversidad natural y se han destruido los controles homeostáticos naturales. Los cambios más
dramáticos y más rápidos del paisaje se producen en las fronteras urbana y agropecuaria. El avance de
estas fronteras y la construcción de grandes obras de infraestructura son los responsables del gran
dinamismo de los cambios de uso de la tierra. En esta década la frontera agropecuaria se instaló
exclusivamente en bosques y en humedales, justamente los dos tipos de ecosistemas que suponemos
cumplen complejas funciones de enorme importancia para una producción sostenible. Las fronteras
agropecuaria y urbana como fenómenos sociales tienen puntos en común: en ambos existen normas,
procedimientos y actividades productivas legales e ilegales, en ambas la pobreza es transgresiva a la mayoría
de los pobladores y en ambas hay un frente de avance de cambio de uso de la tierra que debe ser planificado
y controlado si se desea tener éxito en la conservación de la biodiversidad natural y en la implementación de
una agricultura sustentable en el área campesina.
El periurbano es una zona de intensos conflictos de interés entre las actividades productivas primarias y la
urbanización. Es además, el receptor de los desechos de la ciudad y proveedor de materias primas para la
construcción de infraestructura vial, ferroviaria y edilicia. El consumo de leña de sectores rurales y urbanos
de bajos ingresos, así como la enorme demanda de postes y rodrigones para sostener los parrales han
producido devastadoras extracciones con el subsiguiente movimiento de médanos antes fijados por las
leñosas. Los casos más conocidos de médanos que avanzan sobre tierra agrícola están en Cafayate (Salta) y
en Fiambalá y Tinogasta (Catamarca). Los médanos que avanzan sobre tierra de uso pastoril en la Patagonia
subandina, al lado de los lagos, han sido medidos desde 1960 sin que se pudiera implementar en 30 años un
mecanismo eficiente de inmovilización. El sobrerramoneo de caprinos causa la extinción local de especies
subarbustivas. Aun en la ecorregión altoandina, donde hay poco grado de modificación por las condiciones
climáticas, el periurbano está totalmente desertizado por el consumo local de leña y madera. En el
periurbano de Buenos Aires, además, se produce una pérdida acelerada de las mejores tierras agrícolas del
país. Este proceso es alarmante en los últimos tiempos con el desarrollo urbanístico de barrios cerrados en
plena pampa húmeda, sin ninguna evaluación de las consecuencias en el largo plazo.

+Problemas ambientales derivados del crecimiento no planificado


Los efectos del crecimiento no planificado se observan principalmente en las fronteras agrícolas y
urbanas. Son innumerables los ejemplos de reveses ecológicos producidos por la falta de planificación. A
veces cabe preguntarse si se trata de falta de planificación o de un plan perverso, ya que en la mayoría de los
casos se percibe la racionalidad subyacente en toda explotación, de obtener la máxima producción a corto
plazo, aun a costa de la degradación de los recursos a plazos más largos. Sólo daremos algunos ejemplos.
Tal es el caso del desarrollo de la ganadería y agricultura pampeanas, que ya hemos mencionado. La
hegemonía pampeana, impulsada por una serie de circunstancias extrarregionales, produjo profundos
desequilibrios regionales, originando un modelo de dependencia centro-periferia que ejerce una enorme
influencia sobre los tipos de uso de la tierra y el manejo ambiental de las regiones extrapampeanas. Esto se
manifiesta en el avance de la frontera agropecuaria hacia el Norte, como consecuencia de la
agriculturización y de la sojización, con el desmonte de bosque natural y el traspaso acrítico de los paquetes
tecnológicos pampeanos a las ecorregiones tropicales-subtropicales. Al aumentar la superficie dedicada al
doble cultivo en la pampa, la actividad ganadera fue empujada al Chaco y al semiárido pampeano. Desde
1976 en adelante, el Chaco semiárido fue desmontado para recibir crecientes demandas de cría vacuna con y
sin implantación de pasturas. En los '80 había en el Noroeste una frontera agrícola en tierra con posibilidad
de agricultura de secano y otra dominantemente ganadera en el Chaco semiárido cuyo ejemplo clásico fue el
programa Chaco Puede, motorizado por el proceso militar, que avanzó sobre el bosque semiárido.
Si bien el desarrollo económico de la región pampeana obedeció a una planificación cortoplacista y
muchas veces no explícita, la ganaderización del Chaco fue una consecuencia no esperada. Sin embargo, no
puede ignorarse que en un estado que funciona sobre bases científicas habría sido posible generar modelos
de predicción que alertaran sobre los impactos a distancia y a largo plazo de las acciones sobre el
agrosistema productivo pampeano; esto es, sobre su rebote en el Chaco. En los momentos actuales estamos
viviendo otro evento de improvisación, cuyas consecuencias probablemente serán notables en la próxima
generación. Esta es la explotación de los acuíferos no urbanos de la pampa húmeda, la cual se ha acelerado
sin siquiera haber sido evaluados en calidad, existencia y tasa de recarga. Los problemas ambientales de las
ciudades provienen de su crecimiento espontáneo y de los fenómenos de deterioro que tienen lugar en el
periurbano. Los asentamientos precarios en los tributarios cercanos a las urbes (por ejemplo, del río Paraná),
la ocupación de los valles de inundación por basurales ilegales a cielo abierto; la contaminación de
acuíferos, por desechos urbanos y agroquímicos, sin evaluación; la falta de adecuación de las redes cloacales
y de agua potable en ritmo paralelo al de crecimiento de las ciudades, el volcado de aguas servidas sin
tratamiento previo; las montañas de residuos sólidos que taponan los desagües y permiten el rebalse de un
espejo de agua contaminada por grandes superficies, son algunas de las consecuencias del crecimiento no
planificado.

+Problemas de fondo y posibles soluciones


En líneas generales puede verse que ciertos cambios profundos en el uso de la tierra han llevado al fracaso
por una percepción errónea del funcionamiento territorial como unidad integrada. No sólo se han ignorado
las ventajas adaptativas de la heterogeneidad espacial y temporal para la diversificación de la producción,
sino que ha habido falta de previsión y de políticas de manejo tanto sectorial como integrado. La
improvisación ha dejado marcas imborrables en nuestro desarrollo reciente. Los procesos de desarrollo más
relevantes de los últimos 30 años, como la expansión de la frontera agrícola, la agriculturización pampeana,
el pasaje de un sistema agroexportador dominantemente cerealero a otro de cereales y oleaginosas, la
desindustrialización, especialmente en la producción de maquinaria pesada, la entrada de paquetes
tecnológicos de alta complejidad en el sector agrícola, el deterioro de las funciones de organismos del estado
de enorme influencia en la investigación científico-tecnológica, y el control y vigilancia de sectores
productivos clave como INTA, INTI, CNEA, el desmantelamiento de 30 institutos del CONICET de los que
la cuarta parte estudiaba temas directa o indirectamente ligados con el medio ambiente, la desaparición en
1991 del Instituto Forestal Nacional (IFONA), fueron todos procesos no planificados adecuadamente, de
resultados decididamente negativos o inciertos. No se previeron, ni planearon, ni evaluaron los impactos
sociales y ecológicos de la apertura de fronteras agropecuarias en numerosos frentes simultáneamente, lo
que le hizo perder eficacia económica y capacidad de mitigar los problemas ambientales, sociales y
económicos en los que se hallan hoy inmersas las áreas de expansión.
Ante la gran heterogeneidad de nuestro territorio, no es difícil imaginar que los problemas y prioridades
difieren de una región a otra, que existe una amplia variación de situaciones ecológicas y socioeconómicas;
sin embargo, en la práctica estos hechos no se tienen en cuenta. Todo programa de desarrollo vinculado con
la población y enfocado en sus necesidades, debe reflejar la extrema diversidad de condiciones físicas,
bióticas y sociales. No hay un único enfoque exitoso que pueda ser de uso generalizado en varias regiones
del país. Existe un fuerte componente de falta de información, especialmente en lo que se refiere a modelos
de predicción, que permitan identificar las funciones o variables que desencadenarán el cambio ecológico o
socioeconómico ante un impacto ambiental. No hay una política de investigación y desarrollo que permita
estudios de largo plazo acerca de la evolución de los sistemas y, especialmente, de monitoreo y seguimiento
de objetivos móviles, es decir de factores y procesos de evolución rápida vinculados con el uso de la tierra.
Esto impide contar con un menú de respuestas rápidas que frenen o mitiguen los problemas cuando se
inician. La visión estática y sectorial de la naturaleza, mostrada por los organismos públicos de gestión de la
producción y del ambiente, dista de ser la mejor herramienta para una planificación inteligente. El
desconocimiento de la complejidad emergente de los sistemas ambientales, que surge de su estructura
jerárquica y de la interacción entre los niveles jerárquicos, conduce a la improvisación. Por ejemplo, la
agriculturización de la Pampa húmeda y la ganaderización del Chaco fueron metaprocesos originados en el
nivel jerárquico internacional, no sólo desde el ángulo de los mercados europeos demandantes de granos de
alto contenido proteico para la producción de carne en pesebre en Europa, sino desde el ángulo de otro
proceso climático de nivel jerárquico planetario, como fue la persistencia en la llanura chaco-pampeana de
diez años de lluvias superiores a la media; esto es, una oferta hídrica garantizada para obtener, de un mismo
suelo dos cosechas por año o tres cosechas cada dos años.

La planificación global, respetando la heterogeneidad espacial y temporal de la Argentina como región,


permitiría un aprovechamiento más eficaz y sustentable de los recursos y, por sobre todas las cosas, un
equilibrio regional más justo.

Bibliografía
Morello, J.; B. Marchetti; A. Rodríguez y A. Nussbaum. (1997) El ajuste estructural argentino y los cuatro
jinetes del apocalipsis ambiental. Centro de Estudios Avanzados, Oficina de Publicaciones del CBC,
Universidad de Buenos Aires.
Morello, J. (1984). Perfil ecológico de Sudamérica. Ediciones de Cultura Hispánica, Barcelona.
Morello, J. y O. T. Solbrig (Compiladores). (1997) Argentina granero del mundo: ¿hasta cuando?
Orientación Gráfica Editora S.R.L., Buenos Aires.

PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES DE ARGENTINA-AGENTES CONTAMINANTES


AGUA-RESIDUOS-AIRE-SUELOS-DEFORESTACIÓN
La calidad de vida de la población empeora día a día. Muchas son las causas que provocan esta situación
pero, en gran medida, es producto del deterioro en que se encuentra el ambiente. Después de la década del
50, comenzaron a estudiarse medidas para detener ese deterioro en los países desarrollados. Hoy, todo el
mundo sabe que si no se cuida el ambiente, el futuro de las generaciones venideras estará muy
comprometido. Países ricos y pobres padecen los problemas ambientales aunque de diferente forma. Por
otro lado, es seguro que las mejores posibilidades de solucionarlos las tienen los primeros. Estos
problemas ambientales afectan ciudades, áreas rurales, países, regiones y al planeta en general, en distinta
escala.

PRINCIPALES PROBLEMAS AMBIENTALES DE ARGENTINA Y EL MUNDO


La escasez de agua, la degradación de la calidad del aire y los suelos, el crecimiento y disposición de los
residuos y la producción de energías contaminantes son los problemas ambientales más graves que afectarán
a la población en los próximos 10 años. Al menos, ésa es la principal conclusión de un grupo de expertos y
representantes de organizaciones dedicadas al estudio y seguimiento de la cuestión ambiental.
Con el cambio climático como telón de fondo, el paisaje ha comenzado a variar y esos nuevos trazos podrían
ser irreversibles, aún más, podrían agravarse si no se toman medidas con urgencia.
Un informe del Banco Mundial, reafirma la gravedad de la situación. Las conclusiones cruzan variables
políticas, económicas y ambientales e indican que el proceso se ha desatado y la productividad agrícola
empezará a caer en América Latina entre un 12 y un 50 por ciento en las próximas décadas. El deterioro de
los suelos por sobreexplotación y utilización exagerada de agroquímicos es una de las razones. Aquí, un
recorrido por los temas medioambientales que más preocupan.

EL AGUA
El 71 por ciento de la superficie del planeta  está cubierto por agua. Apenas el 2,5 por ciento es agua dulce,
pero no toda puede ser consumida porque más del 70 por ciento de esa agua dulce está congelada en los
polos. Es decir, que con menos del 1 por ciento del total del agua existente hoy se deben satisfacer las
necesidades de 7.000 millones de personas que habitan el planeta. Según cifras de las Naciones Unidas,
en la próxima década, unos 2.700 millones de personas vivirán en zonas con escasez de agua.
La diputada nacional y licenciada en economía Fernanda Reyes agrega que a la alarmante y continua
degradación del agua, hoy se le suma una distribución inequitativa: hay millones de personas sin acceso a
agua segura para sus necesidades elementales. «Se trata de un bien escaso y lamentablemente se lo usa sin
control», y cita el ejemplo de los millones de litros que utiliza la minería a cielo abierto en provincias como
Catamarca o San Juan.
«La expansión irracional y sin control de la frontera agrícola, junto con el efecto de la desertificación,
están provocando la pérdida o modificación del habitat de miles de personas por la degradación de la
biodiversidad con lo que se acentúan los efectos del cambio climático global», explica Reyes.
Por otro lado, el incremento de la duración de los períodos de sequía y lluvias es una de las consecuencias
más perniciosas de los cambios en el clima. Esto representa la mayor preocupación del especialista en
meteorología Osvaldo Canziani, quien preside uno de los grupos de trabajo del Panel de Expertos
sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés). Según menciona se está
gestando una especie de revolución por el recurso hídrico, habida cuenta de que se ha duplicado el consumo
de agua desde principios del siglo XX hasta 1940, y que se ha multiplicado dos veces más a fines del siglo.
Esto está indicando que todos debemos informarnos de qué manera podemos darle una solución posible.

«El agua es un elemento vital que probablemente generará en un futuro no muy lejano negocios de trillones
de dólares. Hoy una botella de agua es un elemento muy valioso para países con escasez, aunque
cualquiera de nosotros puede despreciarla al abrir la canilla y dejarla correr libremente», afirma Canziani,
quien recibió, junto con sus colegas, el Premio Nobel de la Paz 2007.

LOS RESIDUOS
El mal manejo de los desechos afecta a casi todas las ciudades de Argentina y de Latinoamérica. La mayoría
de los grandes ríos y lagos está contaminado por la basura domiciliaria, las cloacas y la actividad industrial o
minera. Por lo menos, en la Argentina, hay más de 2.000 basurales a cielo abierto sin ningún tipo de control.
La directora Ejecutiva de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), María Eugenia Di Paola,
explica que la basura —su tratamiento y disposición— será un problema a resolver en la década que viene.
Di Paola, quien es experta en derecho de los Recursos Naturales e hizo un máster en derecho Ambiental,
expresa que, en primer término, hace falta revertir el modelo de contaminación imperante por uno diferente,
que  dé prioridad a la restauración y prevención. «Esto implica trabajar en la gestión integral de los
residuos que incluyen el reciclado, revalorización y reutilización de los elementos que consumimos».
Para la especialista será notable el impacto de las actividades productivas en el agua, el aire y el suelo.
«Producir la menor contaminación de estos recursos será fundamental para lograr el equilibrio de los
ecosistemas. La clave está en el trabajo que, tanto en el nivel público como privado y ciudadano, pueda
hacerse en las cuencas hídricas y atmosféricas. Hay que garantizar que el agua y la riqueza que encierra la
tierra puedan perdurar y mantener la calidad porque lo que estará en juego es la salud de la población».
EL AIRE Y EL SUELO
La superficie cultivada en América Latina se duplicó en los últimos 10 años. La agricultura intensiva y la
utilización de productos químicos degradó los suelos hasta dejarlos, en algunas zonas como La Pampa o
Santa Fe, inutilizados para cualquier tipo de producción.
Definitivamente, la deforestación indiscriminada cambió el paisaje y, en consecuencia, ha generado
variaciones en las condiciones climáticas y ha restado posibilidades para la oxigenación necesaria. Di Paola
propone cambiar el paradigma de las actividades productivas. «El sector privado debe adaptarse,
integrando en su planificación y forma de trabajo al ambiente y al desarrollo sostenible. En la región, un
ejemplo del desafío que se presenta es el de la agricultura sustentable —rotación de los suelos, evitar los
fertilizantes químicos, proteger y mejorar la calidad del suelo, el aire y el agua para satisfacer las
necesidades actuales y futuras del mundo— frente al avance de la frontera agrícola sin la debida
planificación».

ENERGÍAS CONTAMINANTES
La desaceleración en la utilización de energías contaminantes llevará varios años; los autos y la producción
todavía se sostienen con los combustibles fósiles.
Los equipos técnicos de FARN alertan sobre la inminente escasez del petróleo y sus derivados. Señalan
como alternativa las energías  renovables y apuntan que hace falta una modificación de la matriz energética
mundial. «La dependencia de los combustibles deberá cambiar por dos razones: es un recurso no renovable
y uno de los principales productores de dióxido de carbono», dice Di Paola.

EL CALENTAMIENTO GLOBAL
Canziani señala que la temperatura global seguirá aumentando cada año y a consecuencia de esto, la
Argentina sufrirá cada vez más tormentas fuertes, granizadas y el aumento del nivel del mar. «América del
Sur contribuye al efecto invernadero del mundo con un cinco por ciento, y la mitad de ese porcentaje es a
causa de la deforestación», explica el científico.
Sergio Jellinek, director de Comunicación del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, dice que
«los países y ciudadanos de América Latina, en particular los que viven en condiciones de extrema pobreza,
son altamente vulnerables a los efectos del cambio climático», y cita las principales conclusiones del estudio
que e] organismo acaba de presentar sobre la materia.
En un escenario sin cambios, es decir sin una acción decidida por partí de los gobiernos, el sector privado
y  sociedad civil, los impactos más críticos del cambio climático en América Latina y el Caribe serían lo
siguientes:
* En México, entre 30 por ciento y 85 por ciento de los establecimientos rurales podrían enfrentar la
pérdida total de su productividad económica en 2100.
* Los desastres naturales resultantes de fenómenos climáticos (tormentas, sequías e inundaciones) tendrán
un costo promedio de 0,6 por ciento del PBI en los países afectados.
* Varios glaciares andinos desaparecerán dentro de los próximos 20 años lo que afectará el suministro de
agua de 77 millones de personas en el año 2020.
* El riesgo de dengue, paludismo y otras enfermedades infecciosas aumentaría en algunas zonas.
«Hay que entender que los países industrializados cargan una responsabilidad histórica por las actuales
concentraciones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático. Por lo tanto, un
compromiso concertado que involucre a América Latina debe estar basado en la idea de que una mejor
gestión ambiental debe ir de la mano con el crecimiento económico», expresa Jellinek.

Los desafíos que la humanidad tiene por delante en esta materia posiblemente sean los más grandes del
siglo. Para llegar a buen puerto hace falta un compromiso que involucre no sólo a los Estados, las empresas
y las organizaciones de la sociedad civil. Es la hora de la responsabilidad individual. Reconocerlo nos hará
bien.

Protocolos ambientales: qué son y ejemplos


Liderando la promoción y defensa de diferentes iniciativas para proteger el planeta, los protocolos ambientales
cuentan con la confianza y el compromiso de la comunidad internacional para cumplir con las diferentes obligaciones
ambientales más relevantes. Dentro de dicha comunidad internacional, diversas organizaciones, como las Naciones
Unidas y la Organización Mundial del Comercio, tratan de resolver importantes cuestiones relacionadas con la
diversidad biológica, los productos y desechos químicos, el clima, la atmósfera y en general, la protección y
preservación del medio ambiente.
Qué son los protocolos ambientales
Los protocolos ambientales establecen acuerdos e iniciativas orientadas a la regulación de diferentes problemas
ambientales que afectan tanto a la salud de las personas como a la supervivencia del resto de seres vivos y sus
hábitats. Estos protocolos pueden estar concebidos como acuerdos nacionales e internacionales, con el objetivo de
mejorar las condiciones ambientales de vida de una región concreta o, por el contrario, a nivel mundial.
Todos y cada uno de los diferentes protocolos ambientales que los seres humanos han redactado a lo largo de la
historia cuentan con un respaldo legal, es decir, se basan en la aplicación de diferentes leyes y normativas que
garanticen el correcto cumplimiento de los objetivos que se hayan detallado en cada protocolo.
Así, diversas organizaciones gubernamentales internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y
la Organización Mundial de Comercio (OMC), se encargan de gestionar y revisar el cumplimiento legal y
obligatorio de los protocolos ambientales, por parte de todos los países que han participado y se han comprometido
con los objetivos de dichos protocolos ambientales.
Veamos a continuación algunos ejemplos de los protocolos ambientales más importantes y destacados, siendo muchos
de ellos imprescindibles en el objetivo final de proteger el medio ambiente, los seres vivos y el planeta Tierra en su
conjunto.
Ejemplos de protocolos ambientales
Numerosos y diversos protocolos ambientales han sido establecidos hasta la actualidad, con el propósito de proteger
la vida en la Tierra y garantizar la supervivencia de las generaciones futuras de las diferentes especies que
habitamos el planeta. Entre estos protocolos ambientales destacan:
Protocolo de Kioto sobre el cambio climático
El famoso y mundialmente conocido Protocolo de Kioto es un protocolo ambiental que fue redactado por la
CMNUCC o Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Es un acuerdo realizado entre
varios países o naciones, es decir, que es internacional. Concretamente, 187 países de todo el mundo se
comprometieron a disminuir las emisiones de 6 de los principales GEI o gases de efecto invernadero que provocan
la gran aceleración del calentamiento global: metano (CH4), óxido nitroso (N2O), dióxido de carbono (CO2) y tres
gases industriales fluorados, que son los hidrofluorocarbonos (HFC), los perfluorocarbonos (PFC) y el hexafluoruro
de azufre (SF6). El Protocolo de Kioto fue redactado en la ciudad del mismo nombre (Kioto, Japón) en el año 1990,
aunque no entró en vigor hasta el 2005.
Fueron muchos los países que firmaron el Protocolo de Kyoto el mismo año que se hizo, pero otros se quedaron
pendientes de ratificación y otros quedaron fuera.
Así, este protocolo se enfrentó, desde su inicio, a una serie de desacuerdos que han repercutido en su efectividad. Al
principio, fue ratificado por 156 países, pero después se rechazó por los países más contaminantes del mundo:
Estados Unidos y Australia. Incluso países no tan industrializados, en vías de desarrollo, firmaron en acuerdo, como es
el caso de El Salvador. Éstos no tienen que cumplir un objetivo específico, pero sí comprometerse con cierto control y
con la medición de sus niveles de emisión.
Ya desde su primera firma, en 1997, su entrada en vigor fue complicada. Gran culpa de ello la tuvo Estados Unidos,
un país altamente contaminante, tanto como en más de un 30% a escala mundial, que al principio apoyó el tratado,
pero después su presidente George W. Bush lo rechazó, dando prioridad a la competitividad de las empresas en
detrimento de la ecología. Otros países contaminantes hicieron lo mismo al comienzo, como Canadá, Australia, Nueva
Zelanda y Japón. Tampoco Rusia lo tuvo muy claro, aunque finalmente estampó su firma.
Sin embargo, en 2002, igualmente lo ratificaron Japón, Canadá, Nueva Zelanda, China, India y Brasil (éstos dos
últimos, al ser países en vías de desarrollo, no tienen límites precisos de emisión). En 2004, se dio verde al
compromiso de Kyoto gracias a la firma de Rusia. Además, es necesario indicar que Canadá ratificó en el 2002, pero
abandonó el protocolo el año 2011.
China sí ratificó Kioto, pero en su primer período de vigencia, el que expiró en el 2012, cuando no tenía obligaciones
al ser considerado un país en desarrollo. Ambos países nunca quisieron imposiciones de terceros y han dejado claro
que, si hay alguna política que se deba seguir en la materia, es la que se ajuste a sus intereses, lo que deja en fuera de
juego a la convención de la ONU sobre cambio climático y al esfuerzo de la UE, la única que desde el principio se
tomó en serio el calentamiento global, con compromisos claros y vinculantes.
Así, el 16 de febrero de 2005 fue un día importante para la ecología, al ser el pacto ratificado por 141 países, aunque
no se encontraba entre estas firmas el gran país estadounidense. A estos días, las naciones que siguen el tratado emiten
un total de 62% de los gases totales del Planeta.
Hace 23 años, los principales países industrializados se reunieron en la ciudad japonesa para buscar una
solución conjunta al calentamiento global.

Un día como hoy, pero de 2005, entró en vigor el Protocolo de Kioto, un convenio internacional que tenía como
objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que influyen en el calentamiento global.
A pesar de que el protocolo ha sido sustituido por la Cumbre de Marrakech y el Acuerdo de París, el acuerdo en Kioto
que se firmó en 1997, fue el primer tratado de amplio alcance a nivel mundial para reducir las emisiones de CO2 y
otros gases contaminantes responsables del cambio climático.
Hace 23 años, los principales países industrializados, miembros de la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático (CMNUCC), se reunieron en la ciudad japonesa para buscar una solución conjunta al
calentamiento global.
De esta cumbre nació el Protocolo de Kioto, que se ratificó el 16 de febrero de 2005, y cuyo objetivo era reducir al
menos un 5 por ciento las emisiones contaminantes con respecto a los niveles de 1990.
Sin embargo, entre 1997 y 2009, al Protocolo de Kioto le tocaría recorrer un tortuoso camino que culminaría con su
colapso en 12 años.
Con la ratificación de Rusia, el Protocolo entró en vigor el 16 de febrero de 2005; pero, desde ese mismo momento
comenzaron los asegures, pues el principal escollo para su aplicación fue la resistencia de cuatro países a firmarlo.
Los países que no se adhirieron fueron Kazajistán, Croacia, Australia y Estados Unidos, no obstante que éste último es
el primer generador de CO2 del mundo y, por lo mismo el que más contribuye a la polución.
Sin embargo, a lo largo de los años, el proceso denotó poco interés y un débil compromiso de los países
industrializados, como Estados Unidos, Rusia, y Canadá, que finalmente decidieron no respaldar la prórroga. Lo que
había generado tantas esperanzas se fue desvaneciendo. 
Pese a la nueva conciencia ambiental adquirida desde la firma del Protocolo de Kioto y la reconsideración del medio
ambiente como derecho, las perspectivas sobre el cambio climático no han mejorado, y las consecuencias del mismo
amenazan la supervivencia de naciones enteras.
El 12 diciembre de 2015, en la COP21 de París, las Partes de la CMNUCC alcanzaron un acuerdo histórico para
combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible
con bajas emisiones de carbono. 
El Acuerdo de París se basa en la Convención y, por primera vez, hace que todos los países tengan una causa común
para emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos, con un mayor
apoyo para ayudar a los países en desarrollo a hacerlo. Como tal, traza un nuevo rumbo en el esfuerzo climático
mundial.
El Acuerdo comienza su vigencia después de cinco años donde no hubo mayores avances, pero al mismo tiempo
creció la presión y las expectativas de que los gobiernos se hagan cargo de la crisis.
La pasada cumbre de cambio climático (COP25), realizada en Madrid, luego que Chile no pudo efectuarla tras la crisis
política en ese país suramericano tuvo resultados muy pobres, a pesar de la evidencia científica sobre la urgencia para
tratar de frenar el alza de la temperatura promedio en el planeta.
Fuente: teleSURtv.net 16 de febrero de 2020.

El protocolo de Gotemburgo
La iniciativa internacional llevada a cabo por el Protocolo de Gotemburgo (Alemania) en el año 1999, tenía como
objetivo la reducción de la acidificación y de la eutrofización, así como del ozono presente en la troposfera.
Entró en vigor en el año 2005, convirtiéndose en uno de los protocolos ambientales más destacados enfocado en el
control y la reducción de las emisiones de gases como el dióxido sulfúrico (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx),
compuestos orgánicos volátiles (COV) y amoníaco (NH3); causadas por diferentes actividades antropogénicas, las
cuales conllevan peligrosos efectos nocivos sobre la salud, los ecosistemas naturales, y los cultivos.
Protocolo de Madrid - protección del medio ambiente en la Antártida
Dentro de los protocolos ambientales enfocados en la protección y conservación de una sola región concreta del
planeta, destaca el Protocolo de Madrid. Se trata de un protocolo complementario al previamente firmado Tratado
Antártico, que se centra en ampliar la protección del medio ambiente del continente de la Antártida, con especial
interés en los ecosistemas asociados al continente blanco.
El Protocolo de Madrid se firmó en la capital española en el año 1991, entrando en vigor en 1998 y estando pendiente
de revisión para el futuro 2048. Entre sus principales objetivos destacan la prohibición de toda explotación de los
recursos minerales de la Antártida (excepto para investigaciones científicas), así como la evaluación y seguimiento de
todas y cada una de las diferentes actividades que se lleven a cabo en el continente, entre ellas, el turismo.
 Protocolo de Aarhus (Dinamarca, 1998) relativo a los metales pesados.
 Protocolo de Helsinki (Finlandia, 1985) para la disminución de las emisiones de azufre.
 Protocolo de Montreal (Canadá, 1989) relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono.

Qué es la Cumbre de la Tierra


La Cumbre de la Tierra, formalmente conocida como Conferencias de Naciones Unidas sobre el Medio ambiente y
el Desarrollo (CNUCED), supone un encuentro internacional en el que participan jefes de estado de todos los
países del mundo, con el objetivo de alcanzar acuerdos enfocados hacia un progreso en el ámbito del medio
ambiente, el desarrollo sostenible, el cambio climático, la biodiversidad, la salud, la gestión de residuos, y otros temas
relacionados.
De entre las diferentes Cumbres de la Tierra que han tenido lugar a lo largo del siglo XX, la más destacada fue la
Cumbre de la Tierra celebrada en la ciudad de Río de Janeiro, realizada del 3 al 14 de junio de 1992, también
conocida coloquialmente como "Río-92". En esta conferencia global participaron representantes de 179 países,
incluyendo personas vinculadas a la política, la diplomacia, la ciencia, el periodismo y cerca de 400 ONG's.
Este esfuerzo masivo por encontrar un equilibrio lo más óptimo posible y el menor impacto de las actividades
humanas socio-económicas en relación con el medio ambiente, supuso un gran hito de cara a las relaciones
internacionales y en materia de desarrollo del derecho internacional.
Acuerdos de la Cumbre de la Tierra
Enfocada en cuestiones medioambientales relacionadas directamente con la salud, la contaminación del aire, la gestión
de los residuos, la vivienda, la gestión de los diferentes ecosistemas de los mares y las montañas, así como la gestión
de los recursos hídricos y el saneamiento y potabilización del agua, la gestión de la agricultura y la desertificación; la
Cumbre de la Tierra "Río-92" presentó grandes acuerdos para afrontar estos y más temas relacionados. Entre
dichos acuerdos de la Cumbre de la Tierra destacan:
 Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo: en ella se plantearon posibles soluciones a
diferentes tipos de problemas medio ambientales, entre ellos la reducción de la producción de aquellos productos que
resulten tóxicos y contaminantes para el medio ambiente y la supervivencia de los seres vivos, el aumento del uso de
energías no contaminantes y renovables; fomentar, por parte de los Gobiernos, sistemas eficaces de transporte
público, (reduciendo así las emisiones de CO2 y las contaminaciones atmosférica y acústica), así como concienciar
sobre la importancia del ahorro del agua, teniendo en cuenta la escasez de agua potable que ya sufren muchos países
del mundo.
 Agenda 21: con la propuesta de 21 medidas enfocadas al desarrollo sostenible y la consecuente creación de la
Comisión sobre Desarrollo Sostenible. Aprende más sobre este tema en este otro artículo de EcologíaVerde
sobre Qué es la Agenda 21: resumen y objetivos.
 Convenio sobre Bosques y Principios Forestales: supone una declaración autorizada (sin fuerza jurídica
obligatoria), en la que quedan recogidos una serie de principios con el fin de lograr un consenso mundial respecto a la
ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de cualquier tipo de bosques.
 Propuesta de la Convención Marco sobre el Cambio Climático: con el objetivo de concienciar a la
población mundial de las diferentes problemáticas asociadas al fenómeno del Cambio Climático.
 Convenio sobre la Diversidad Biológica: este importante acuerdo establece diversas medidas para la
conservación de la biodiversidad a escala global, así como para un uso sostenible, justo y equitativo, tanto de los
elementos que la componen, como de los beneficios que resulten de la utilización de sus recursos genéticos.
Objetivos de la Cumbre de la Tierra
La Cumbre de la Tierra "Río-92" invitó a los ciudadanos de cada rincón del planeta a asentar las bases fundamentales
de un mundo enfocado en la prosperidad, la paz y la sustentabilidad. Para ello, se presentaron diferentes objetivos
de la Cumbre de la Tierra y puntos de acción de gran interés e importancia, tales como:
 El compromiso de los Gobiernos de los países participantes en la Cumbre a favor del Desarrollo Sostenible,
garantizando, así, las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer los recursos con que contarán las
generaciones futuras.
 Se estudiaron y analizaron los balances y equilibrios entre las dificultades y los avances surgidos hasta la
fecha, en relación con los temas medioambientales, jurídicos, políticos y sociales establecidos en las anteriores
Cumbres de la Tierra.
 Se propuso como economía modelo aquella economía ecológica centrada tanto en favorecer la sustentabilidad
como en erradicar la pobreza del mundo.

Fenómenos naturales: riesgo y vulnerabilidad


En un contexto marcado por eventos naturales extremos cada vez más intensos y frecuentes, las ciudades
latinoamericanas deben prepararse mejor para garantizar la seguridad de sus habitantes y la sostenibilidad económica.
Para ello, es crucial que las políticas urbanas integren elementos de mitigación y adaptación al cambio climático y
tomen medidas coordinadas e intersectoriales en función de las particularidades de cada ciudad, según el
informe “Enfrentar el riesgo”, publicado por CAF –banco de desarrollo de América Latina- en alianza con el
Observatorio para América Latina de The New School.

El reporte analiza los casos de Manizales (Colombia), La Paz (Bolivia), Cuenca (Ecuador), Cubatão (Brasil), Santa Fe
y Pilar (Argentina), y describe distintas problemáticas y enfoques de abordaje institucional en el manejo de la
resiliencia, para finalmente presentar nueve lecciones y recomendaciones para reducir la exposición a los desastres y
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. 

Según el informe, las amenazas que en el pasado eran estacionales y bastante predecibles (como periodos de sequías y
lluvias) hoy se están volviendo cada vez más impredecibles. Por eso, de cara al futuro, las ciudades latinoamericanas
deberán analizar los patrones históricos de desastres, pero también estarán obligadas a aprender de las experiencias de
otras ciudades para desarrollar soluciones más creativas ante nuevas amenazas. 

“Es necesario diseñar estrategias integrales y modelos de intervención que permitan abordar la gestión de riesgos
desde múltiples niveles de gobierno, con especial énfasis en el ámbito urbano. Entender en mayor profundidad cuál es
el rol de la gestión local e implementar medidas intersectoriales consecuentes, también son elementos fundamentales
para lograr ciudades más resilientes”, explica Julián Suárez Migliozzi, Vicepresidente de Desarrollo Sostenible de
CAF. 

Aunque las lecciones que propone el informe no están concebidas como guías de adaptación para otras  ciudades,
pueden convertirse en referencias para la formulación de políticas públicas de gestión de riesgos.

Estas son las lecciones del informe: 

1. Aprovechar las nuevas tecnologías para la evaluación de riesgos: contar con estudios científicos puede
permitir establecer estándares de seguridad en zonas de riesgo.

2. Multidimensionalidad de la vulnerabilidad y de las respuestas: el desarrollo urbano y territorial se debe


incorporar a la gestión de riesgos. El mapeo de vulnerabilidades puede contribuir a un mayor entendimiento
del riesgo y a identificar las áreas que requieren de particular atención.

3. Fortalecer redes de aprendizaje: las redes de intercambio de experiencias, buenas y malas, entre ciudades
ayudan a tomar decisiones acertadas.

4. Planificar para la incertidumbre: una estrategia de gestión del riesgo debe ser capaz de adaptarse,
acomodando sus requisitos y sus especificaciones a los diferentes casos, circunstancias y actores. La gestión
del riesgo requiere de cooperación y adaptación para asegurar la viabilidad de las estrategias y su
sostenibilidad a lo largo del tiempo.

5. Pensar con originalidad: dado el contexto cada vez más impredecible, las ciudades están recurriendo a
estrategias creativas y poco convencionales para la gestión del riesgo.

6. Los límites ecológicos no obedecen a jurisdicciones administrativas: muchas fuentes de riesgo ambiental


desbordan los límites administrativos urbanos, por lo que las estrategias de gestión de riesgo no deben
enfocarse exclusivamente en lo que sucede dentro de los límites de la ciudad.
7. El uso de sistemas de alerta temprana puede salvar vidas: los sistemas de alerta temprana pueden prevenir
la pérdida de vidas y propiedades si son calibrados para responder a distintos tipos de amenazas y si los
ciudadanos los conocen bien.

8. Las infraestructuras deben modernizarse: la inversión en infraestructura no termina al finalizar su


construcción, sino que se requiere de un constante control de calidad y mantenimiento. Ignorar el estado de la
infraestructura exacerba los riesgos naturales.

9. Se deben involucrar actores dentro y fuera del gobierno: el riesgo no puede ser manejado por una sola
agencia y no debe ser un enfoque basado únicamente en una respuesta sectorial. En cambio, la gestión del
riesgo debe estar integrada en todos los componentes de la administración urbana.

Santa Fe, Argentina: En este caso se muestra cómo capitalizar los logros y reconocimientos internacionales en
materia de resiliencia urbana. Santa Fe ha logrado avances significativos en la gestión del riesgo y la creación de una
ciudad más resiliente. En la última década, su exposición a las inundaciones ha disminuido y los indicadores
relacionados con la pobreza, la desigualdad y el desempleo muestran mejoras en las vulnerabilidades sociales. Estos
avances son el resultado de cambios fundamentales en el marco administrativo e institucional de la ciudad hacia la
reducción del riesgo de desastres. Si bien Santa Fe ha sido una muestra de cómo el desarrollo urbano desigual y no
planificado fomenta las vulnerabilidades y la exposición a los riesgos, con sus prácticas urbanas actuales demuestra
que las ciudades pueden ser las impulsoras de un cambio positivo y que deben desempeñar un papel fundamental para
los objetivos globales de mayor sostenibilidad y resiliencia. El enfoque transversal e integral de Santa Fe para la
gestión de riesgos ha recibido un reconocimiento amplio y positivo: además de la mención de la Oficina de las
Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR ) en 2010, en 2011 recibió el Premio Sasakawa
para la Salud.
Carrizosa, M., Cohen, M., Gutman, M., Leite, F., López, D., Nesprias, J., … Versace, I. (2019). Enfrentar el riesgo.
Nuevas prácticas de resiliencia urbana en América Latina. Caracas: CAF. Retrieved from
http://scioteca.caf.com/handle/123456789/1416

Los desastres naturales y los grupos vulnerables: perspectivas para una recuperación inclusiva y sostenible

de la COVID-19 (coronavirus)

 LOUISE CORD
 MARGARET ARNOLD

Desde la década de 1970, los científicos sociales han estado subrayando que los desastres naturales no tienen nada de
natural. En la obra básica de muchos eruditos y profesionales, como Phil O’Keefe (i) y Anders Wijkman (i), se explica
cómo los fenómenos naturales o peligros pueden desencadenar desastres cuando coinciden con la marginación social,
la pobreza y la fragilidad.
Como estamos observando ahora con el coronavirus (COVID-19), los desastres exponen las desigualdades sociales
existentes en todo el mundo.  Los pueblos indígenas  se encuentran entre los más perjudicados. En Brasil, por ejemplo,
la tasa de mortalidad de estas comunidades es el doble que el promedio nacional en medio de la falta de acceso a los
servicios básicos y los centros de salud. Y se enfrentan a muchas otras desventajas. En las últimas semanas, el Banco
Mundial ha realizado consultas virtuales con líderes indígenas, quienes han manifestado preocupación por la escasez
de ayuda para atender sus necesidades y la falta de acceso a agua potable, saneamiento y equipos de protección
personal, además de las detenciones arbitrarias y el hostigamiento relacionados con las cuarentenas y los toques de
queda.

Los peligros naturales y los eventos climáticos no se detienen durante una crisis sanitaria.  La temporada de huracanes
ha comenzado en los países del Caribe. India acaba de ser golpeada por dos ciclones graves. Kenya enfrenta sequías y
plagas de langostas en algunas zonas, e inundaciones y deslizamientos de tierra en otras. Cuando los países de todo el
mundo se encuentran en diferentes etapas de respuesta a la emergencia de la COVID-19, ¿cómo deberían los
organismos de ayuda y los encargados de formular políticas abordar la recuperación y, al mismo tiempo, hacer frente
al cambio climático? Estas son algunas enseñanzas derivadas de experiencias en la gestión del riesgo de desastres:
Realizar múltiples tareas cuando se trata de abordar el riesgo: Muchos países y comunidades están tratando de
integrar elementos ecológicos en su proceso de recuperación de la COVID-19. Como parte de esto, deberían recibir
apoyo para crear capacidad de gestionar de manera integrada el riesgo de múltiples peligros sobre la base de las
investigaciones climáticas más recientes, para que las comunidades se preparen para el próximo posible desastre en
lugar de reaccionar frente al que acaban de experimentar. La COVID-19 puede ser un importante punto de partida para
hacer participar a las comunidades en los esfuerzos de preparación frente a otros cambios en los vectores de
enfermedades que quizás se deban al cambio climático, además de muchos otros posibles impactos.
Asociarse con las comunidades de manera significativa. Existen innumerables historias de grupos comunitarios de
mujeres , comunidades indígenas y otros asociados locales que lideran el camino para abordar la seguridad alimentaria
relacionada con la COVID-19, distribuir equipos de protección personal y proporcionar apoyo financiero a otros
miembros de la comunidad. Sabemos, como consecuencia de décadas de apoyo a programas de desarrollo impulsado
por la comunidad, que las comunidades tienen una enorme cantidad de conocimiento basado en sus experiencias.
Cuentan con estrategias de gestión del riesgo de eficacia comprobada que pueden orientar enfoques innovadores. Al
abordar el cambio climático, los líderes comunitarios pueden participar no solo en el diseño de estrategias locales, sino
también en la formulación de políticas climáticas nacionales que reflejen los intereses de todos los miembros de la
sociedad.
Tomemos el caso de Kenya, donde el Banco Mundial trabaja con los Gobiernos nacionales y de los condados para
encauzar el financiamiento para iniciativas climáticas y la toma de decisiones hacia las personas a nivel local, de
modo que puedan ayudar a diseñar soluciones que atiendan sus necesidades específicas. Los Gobiernos de los
condados recibirán apoyo para colaborar con las comunidades a medida que evalúan los riesgos climáticos e
identifican soluciones socialmente inclusivas que se adapten a las prioridades locales.
Prestar atención especial al empoderamiento de los grupos más marginados. Por ejemplo, la violencia de género
suele aumentar después de un desastre. Según la ONU , muchos países ya están informando un aumento en los casos
de violencia doméstica y sexual, así como de violencia contra los niños. Las intervenciones de socorro y recuperación
deben abordar estos problemas y encargarse de reducir en vez de reforzar las desigualdades y los riesgos de violencia
existentes.
El empoderamiento de las mujeres es un elemento importante para aumentar la resiliencia. Las mujeres se
enfrentan a mayores niveles de vulnerabilidad ante los peligros naturales y el cambio climático, y con frecuencia son
las que generan resiliencia.  Por eso es importante promover a las mujeres como líderes en la recuperación de la
comunidad. Esto significa crear espacios formales donde grupos de mujeres se puedan organizar para participar en los
esfuerzos de recuperación, así como asignar formalmente recursos y funciones a grupos de mujeres afectadas.
Esta crisis es un momento para centrarse en las causas fundamentales subyacentes de la
vulnerabilidad, especialmente la desigualdad y la exclusión social. La prevención de futuras pandemias requerirá
cambios en cómo diseñamos los edificios para permitir el distanciamiento físico, así como una mejor ventilación y
filtración del aire. Para ayudar a las comunidades a recuperar y fortalecer su resiliencia frente a las pandemias, los
peligros naturales y el cambio climático será necesario abordar los factores sociales, políticos y económicos
preexistentes que aumentan la vulnerabilidad de las personas pobres y marginadas desde el principio. Es crucial
invertir en medidas que ayuden a asegurar que estos grupos se alcanzaron, protegieron y empoderaron adecuadamente.
La vulnerabilidad social, la igualdad y la sensibilidad ante los conflictos se deben integrar sistemáticamente en las
políticas, los sistemas y los procedimientos de los Gobiernos y de las organizaciones en todos los niveles. Este es un
paso esencial para crear mejores comunidades y sociedades.

Mendoza: vulnerabilidad.
Mendoza es territorio vulnerable por sus condiciones naturales: aluviones, lluvias, viento, granizo, terremotos,
volcanes y riesgos antrópicos: destilería, diques, etc. El Desarrollo Humano de la Provincia debe minimizar riesgos,
para sus habitantes, sus bienes e inversiones. La planificación y gestión de riesgos está destinada a desarrollar en
Mendoza estrategias para disminuir la vulnerabilidad y promover acciones de conservación, mitigación y prevención
frente a desastres naturales y antrópicos.
El ICES mediante su participación en el Plan GEMAS (Gestión de Emergencias Mediante Análisis Satelital),
contribuye a la formulación de respuestas en la gestión de riesgo. También se desarrollan aportes para la formulación
de las políticas públicas a través de la realización de talleres y jornadas participativas, seminarios y cursos, que
conforman un ámbito plural e interdisciplinario, a fin de debatir e intercambiar experiencias en la gestión de riesgo de
desastres.
 Además, se trabaja en conjunto con el Programa de Ordenamiento Territorial del Instituto de Ciencias Ambientales
(ICA).

El desarrollo sustentable y la globalización: lo que la lógica de mercado no contó...


Por María Lorena Castellanos
La globalización de los mercados, un proceso percibido como la profundización del sistema capitalista a
nivel mundial y la acentuación de vínculos e interdependencias globales trae consigo potenciales beneficios
(sobre todo gracias al desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación), pero también
potenciales riesgos, particularmente en el medio ambiente. La guerra por ganar un puesto en el mercado ha
motivado a países y a firmas multinacionales y nacionales a no incorporar en el precio del bien el verdadero
costo social y ambiental asociado a las pérdidas de capital natural.
En 1987 el Informe Brundtland definió al desarrollo sustentable como “el desarrollo que responde a
necesidades del presente sin comprometer la capacidad de generaciones futuras a responder las de ellas”.
Este tipo de desarrollo no busca producir más, sino sostener un nivel de producción por más tiempo,
asegurando la cobertura de las necesidades de generaciones futuras. El desarrollo sustentable combina tres
criterios: el económico, el social y el ambiental. El ambiental es considerado como el más importante, pues
incorpora la idea de equidad intergeneracional en el consumo de recursos naturales y servicios ambientales.
El criterio social supone “la consideración de la equidad intra-generacional (entre las generaciones
actuales) asegurando las mismas oportunidades de acceso a elecciones económicas”. Por último, el criterio
económico combina el aspecto cuantitativo del desarrollo, asociado al crecimiento económico, con el
cualitativo asociado al mejoramiento continuo de la calidad de vida.
Los tratados internacionales sobre el tema ambiental no han sido suficientes para frenar el impacto negativo
de la globalización.
Aunque se podría decir que la sociedad mundial tiene cada vez más conciencia sobre la importancia de un
medio ambiente sano, las empresas e incluso ciertos gobiernos aún no.
¿Es el desarrollo sustentable una realidad en el marco de la globalización? ¿La globalización de los
mercados favorece un modelo mundial de desarrollo sustentable? La lógica capitalista ha consistido en
buscar más beneficios en el corto plazo, sin importar los costos sociales y ambientales que ello implica en el
mediano y largo plazo. Sin embargo, hoy el mercado puede ser un espacio potencial para impulsar políticas
de cuidado medioambiental.
*
SÍ SE PUEDE IMPULSAR EL DESARROLLO SUSTENTABLE EN LA GLOBALIZACIÓN
El medio ambiente es un servicio público global. Las consecuencias de la globalización sobre el medio
ambiente han demostrado que las actividades no sostenibles impulsadas en algún lugar del mundo pueden
afectar a otros lugares. Para enfrentar estas externalidades negativas y favorecer el desarrollo sustentable,
hay dos tipos de instrumentos: los económicos (incentivos de mercado) y los de comando y control (leyes,
normas). El éxito de estos instrumentos depende del objetivo de la política de desarrollo sustentable. Hay
cuatro criterios mínimos para diseñar y evaluar el éxito de una política: la eficacia (alcanzar el objetivo
planteado), la eficiencia (alcanzar el objetivo al menor costo posible), la equidad y el aporte al crecimiento
económico. La adopción de uno u otro instrumento dependerá de la importancia que la sociedad y el
gobierno den a esos criterios.
Los instrumentos económicos: ¿son suficientes?
Mientras los instrumentos económicos que promueven un desarrollo sustentable se basan en la noción de la
existencia de niveles “óptimos de contaminación”, los de comando y control tienen una noción de niveles
“aceptables de calidad ambiental”. ¿Qué instrumentos utilizar para que el desarrollo mundial se realice a
base de criterios sostenibles? No es fácil responder esta pregunta, pues:
 difícilmente se puede anticipar las preferencias de generaciones futuras.
 las generaciones actuales de distintas partes del mundo tienen diferentes opiniones respecto al nivel
deseable de calidad ambiental y a la validez del establecimiento de un óptimo de contaminación.
 no es sencillo (quizás imposible) dar un valor monetario a la naturaleza debido, entre otras cosas, a la
imposibilidad de estimar el valor de existencia (intrínseco), el valor de opción (valor de uso para
generaciones futuras) y el valor de legado de la naturaleza (valor para próximas generaciones). El
hecho de que ciertos bienes y servicios ambientales no estén mercantilizados o que se intercambien a
un precio mínimo (caso de conocimientos ancestrales de selvas tropicales) no quiere decir que no
tengan valor. Las farmacéuticas lo saben más que nadie.
La promoción de conciencia ambiental de la sociedad global es un elemento crucial y de suma urgencia,
pero toma tiempo y el medio ambiente no espera. Dado que la mayor parte de actores de la globalización
se maneja según la lógica de mercado, los instrumentos de mercado parecen ser la vía de corto plazo
para frenar el impacto negativo de la globalización sobre el medio ambiente. Pero aplicar solo este tipo
de instrumentos es insuficiente: se requieren también normas y sanciones inscritas en la Ley que
aseguren el cumplimiento de la meta ambiental planteada. En toda política, es necesario equilibrar entre
incentivos, sanciones, capacidad institucional para velar por el cumplimiento (muy débil en varios países
en vías de desarrollo) y costos administrativos de aplicación de uno u otro instrumento. No hay un
instrumento o combinación de instrumentos perfecta ni aplicable a toda situación.
En tal caso, es mejor prevenir...
Hay dos principios que orientan la política ambiental: el principio de “quien contamina paga” (el
contaminador internaliza los costos sociales y ambientales) y el precautorio (prevenir el daño, considerar
la incertidumbre e irreversibilidad del daño).

EL DESARROLLO SUSTENTABLE: UN RETO MUNDIAL QUE NO PUEDE ESPERAR


Conceptualmente, el desarrollo sustentable no es compatible con la globalización, pero hay instrumentos
económicos y de regulación que pueden hacer de la globalización un proceso más favorable al desarrollo
sustentable. El sistema de mercado aún no ha demostrado su capacidad para definir prioridades sociales y
ambientales y asignar eficientemente los recursos a lo largo del tiempo. La lógica de mercado no contó con
el agotamiento progresivo de recursos naturales, ni con la posibilidad de la existencia de límites al
crecimiento. A pesar de que parte del crecimiento mundial se ha logrado a costa de la riqueza natural —
haciendo de la globalización un proceso “no sustentable”—, hoy, en el contexto de la globalización, el
mercado es un espacio potencial para solucionar problemas ambientales. Es justamente de la corriente
ambientalista (más “pro mercado” que los ecologistas) de donde han venido más propuestas viables para
frenar el deterioro ambiental. Aún faltan consensos políticos mundiales para motivar la transición de un
modelo de tipo “productivista, extractivista y rentista” a uno de desarrollo sustentable global. Pero para
regular al mercado mundial, se requiere de instituciones globales que defiendan principios sustentables de
convivencia con la naturaleza.
La solución no viene solo por el lado de la oferta (empresas, por ejemplo), sino también por el lado de la
demanda, es decir, de consumidores que exijan productos más amigables con el ambiente. Es evidente que
las interdependencias entre países no son solo comerciales, son ecológicas y sociales. La organización
planetaria de la producción implica también la administración planetaria de los recursos naturales a lo largo
del tiempo. Como dice el Informe de Desarrollo Humano 2007-2008: “la acción conjunta de países no es
una alternativa, es una obligación”. El planeta no espera.

Profesor José Luis Garro

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