Está en la página 1de 3

SÓCRATES

1. Sócrates y el arte del diálogo

Suele contraponerse a los sofistas la figura de Sócrates. Éste, perteneció a los círculos
de sofistas al principio, pero se opuso a ellos de manera radical. Adoptó como principio de vida
el precepto inscrito en el templo de Delfos dedicado a Apolo “conócete a tí mismo”. Conócete
a tí mismo, (gnothi seauton) quería decir en griego “no supongas que eres un dios”, o bien
“reconoce tus límites mortales”. La investigación de sí mismo que inició Sócrates le hizo
desterrar todo falso saber y tomar consciencia de su propia ignorancia. Posteriormente el
mismo oráculo de Delfos le declaró el hombre más sabio. Sorprendido fue a interrogar a los
hombres que parecían más sabios y se dio cuenta de que su aparente sabiduría era falsa.
Comprendió entonces que él era el único sabio porque era consciente de su propia ignorancia.

La primera condición de la sabiduría para Sócrates era el reconocimiento de su propia


ignorancia. El saber de los sofistas era para él un falso saber que solo confería presunción y
jactancia. Impedía, además adoptar la actitud adecuada para aprender. Contra los sofistas,
Sócrates, hizo uso de lo que desde entonces se conoce como ironía socrática. Ésta consiste en
conceder desde el principio al adversario su supuesta sabiduría, para a continuación, a través
de una serie de interrogaciones bien dirigidas, poner de manifiesto la falsedad de su saber.

Sócrates negaba tener ninguna doctrina que enseñar (tal vez por eso no dejó nada
escrito). Todo su arte consistía en dirigir preguntas a su interlocutor para poner de manifiesto
su ignorancia. A partir de esta ignorancia podía surgir del propio interlocutor un conocimiento
auténtico. Sócrates continuaba formulando preguntas a su interlocutor hasta lograr en él un
cambio en lo orientación de su mirada, desde el exterior hacia el interior. Entonces lograba
despertar en él el recuerdo de verdades largo tiempo olvidadas. Y era solo así como el
interlocutor obtenía un auténtico conocimiento. En este sentido, Sócrates asemejaba su arte al
de su madre, la comadrona Fenarete. Al igual que las comadronas ayudan en el parto a las
mujeres, éste ayudaba a parir conocimiento. Se denomina mayéutica al arte socrático de
ayudar a dar a luz un saber auténtico.

Si Sócrates daba una importancia absoluta a la búsqueda del conocimiento era porque
no trazaba distinción entre saberes prácticos y saberes simplemente teóricos. El arte del mejor
modo de vivir y el conocimiento verdadero son una y la misma cosa. Por lo tanto,
conocimiento y práctica son lo mismo. Caracterizaremos esta posición de tres formas:

1
SÓCRATES

a) A veces pensamos que sabemos muy bien qué es lo mejor para nosotros pero que
no podemos evitar actuar de otra forma. Sin embargo para Sócrates actuamos siempre
buscando lo mejor para nosotros. Cómo actuamos expresa como realmente pensamos.

b) En palabras de Sócrates “nadie hace mal a sabiendas”. El hombre malvado se


comporta de tal manera porque cree estar haciendo lo mejor para sí. Pero está
profundamente equivocado y ello se demuestra en que acaba convirtiéndose en una persona
infeliz.

c) Solamente el sabio conoce cuál es su propio bien. Y realizándolo llega a ser


verdaderamente feliz.

A esta doctrina se la denomina intelectualismo moral. Ésta supone que para


conducirse del mejor modo en la vida, es necesario conocer previamente en qué consiste el
bien.

El intelectualismo moral es la doctrina opuesta al relativismo moral o el escepticismo


de los sofistas. Para Sócrates no hay múltiples verdades todas ellas igualmente válidas según
los marcos de referencia de los individuos. Hay un solo conocimiento verdadero y quien lo
posee actúa necesariamente de manera consecuente. Ahora bien, solo es posible llegar a este
conocimiento en común, a través del diálogo.

2. Muerte de Sócrates

A pesar de ser un ciudadano ejemplar, Sócrates fue condenado por “corromper a la


juventud” y “enseñar creencias contrarias a la religión oficial”. Tal acusación solo tenía la
finalidad de amedrentarlo y disuadirlo de su tarea educativa y muy posiblemente hubiera
quedado en nada, de haber hecho Sócrates alguna concesión durante el proceso. Sin embargo,
no solo no la hizo sino que se declaró orgulloso de una tarea que según él había recibido por
mandato divino. Por ello fue declarado culpable pero no se le aplicó la pena capital. Se le dio a
elegir entre el destierro o el pago de una multa. Sócrates contestó que no solo no se sentía
obligado al pago de ninguna multa sino que debería ser mantenido con dinero público en el
Perineo durante el resto de su vida en pago del trabajo educativo que había hecho con los
cuidadanos de Atenas. Esto supuso una provocación al tribunal y fue condenado a muerte.

Entre el día de la condena y la ejecución habían de pasar treinta días durante los cuales
Sócrates tenía que estar en prisión. Sus amigos y discípulos organizaron su fuga. Pero Sócrates

2
SÓCRATES

la rechazó. Durante toda su vida había enseñado el respeto a las leyes y a honrar la justicia y
ahora no podía traicionarlas. Sócrates aceptó la condena de muerte que se le impuso.

El juicio de Sócrates fue relatado por Platón en la Apología de Sócrates y los últimos
días del filósofo en el Fedón y el Critón.

También podría gustarte