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Derecho de las sucesiones

Todos, en algún momento de la vida, hemos tenido que afrontar la pérdida de un ser
querido, un familiar, un amigo, etc.; además de la congoja y la tristeza que nos
produce esta situación, también nos genera varios interrogantes ¿qué sucede con
sus bienes?, ¿qué pasa con sus deudas?, ¿quién tiene mejores o más derechos?,
¿puede el fallecido haber dispuesto en vida algo diferente para después de su
muerte? 

Derecho de las sucesiones

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Derecho de las sucesiones

En el video puede observarse como el hecho de la muerte impacta en las


personas. (Minuto 1:01:35 a 1:04:02).

Video 1: Esperando la carroza

Esperando la carroza - REMASTERIZADA (AUDIO ARREGLADO)

Fuente: Emmanuel Gimenez (21 de noviembre de 2014). Esperando la carroza [Archivo de video]. Recuperado de

https://youtu.be/PjzJ7WIOQS8

Situaciones como esta que nos muestra el video, y que todos de alguna u otra forma hemos experimentado,
nos develan con claridad que, así como en vida las personas decidimos sobre nuestros bienes y
pertenencias en general, también la muerte será una causa de esos actos de disposición. Precisamente es
nuestra materia, Derecho Privado VII al que denominamos Derecho Sucesorio o de las Sucesiones, la que
nos posibilitará conocer todas las características, requisitos, condiciones, consecuencias y demás detalles
sobre la transmisión de los bienes después de la muerte.

Definición

Con la denominación “derecho de las sucesiones” o “derecho sucesorio” se hace referencia a la rama del
derecho privado que regula la sucesión a título universal y las adquisiciones a título particular que se originan
con la muerte de una persona.

Es la sección del derecho privado constituida por un conjunto de normas, que regulan el
destino que ha de darse a las relaciones jurídicas de una persona física cuando esta
muere y rige también la creación de relaciones jurídicas nuevas, cuyo surgir está
subordinado a la muerte de dicha persona. (Arias Ramos en Pérez Lasala, 2014, p. 18).

Es necesario señalar que el fenómeno sucesorio no solo tiene un claro interés familiar, sino también social;
es decir, no solo protege al individuo y a la familia, sino que además el Estado resulta beneficiado por el
estímulo que el derecho sucesorio representa para el trabajo y la producción, pues el derecho de propiedad
constituye el presupuesto del derecho de sucesiones, ya que para que este exista tiene que existir la
propiedad privada e individual.

Expondremos a continuación un caso práctico sobre el que trabajaremos los contenidos del módulo. 

María Sandoval casada con Juan Torres y madre de tres hijos, Verónica Torres, Valeria Mujica (quien padece
una enfermedad mental) y Luciano Torres, fallece a la edad de 35 años dejando un testamento ológrafo que
a continuación se transcribe:

“Catamarca 20 de junio de 2016,

Encontrándome en pleno uso de mis facultades mentales yo, María


Sandoval, dispongo que luego de mi muerte mi hija Valeria reciba la
casa quinta de Rodeo que fuera heredada de mi padre Lautaro
Sandoval, espero que en contacto con la naturaleza encuentre la paz
que tanto ansía. Dispongo también que mis restos sean enterrados en
el cementerio municipal y que mi brazalete de plata y oro le sea
entregado a mi amiga inseparable, Cristina Flores”.

Firma: MS

María era titular de cuantiosos bienes y tenía además un giro comercial importante del que solo ella estaba
al tanto sin haber dejado demasiadas especificaciones al respecto. Por otra parte, en vida de su madre,
Valeria había renunciado por escrito a la herencia de su progenitora en los siguientes términos.

“Catamarca 20 de diciembre de 2015, 

Por medio de la presente nota y en presencia de mis dos padres María y Juan renuncio a cualquier herencia
que pudiera dejarme mi madre, María, puesto que yo le pedí que me comprara un auto y ella se negó”

Por su parte y debido a los problemas mentales que padece Valeria, Verónica y Luciano deciden hacer un
pacto y convienen que a la muerte de su madre Verónica va a quedarse con todos los bienes registrables de
la herencia y Luciano con aquellos que no sean registrables (cuadros, joyas, dinero en efectivo) y que
Verónica se va a encargar de cuidar a Valeria, quien no va a recibir bienes. 
Ante esta situación los herederos forzosos de María acuden a consultar un abogado a los efectos de que los
oriente.

Principios que rigen el Derecho Sucesorio

Antes de comenzar cualquier análisis de un caso en particular debemos tener en cuenta que el Código Civil y
Comercial de la Nación se caracteriza por la constitucionalización del derecho privado. Esto implica una
arraigada conexión entre la Constitución Nacional, los tratados internacionales y el derecho privado; todo
ello, con base en los aportes dados por la doctrina y la jurisprudencia. Asimismo, se caracteriza por la
recepción de grandes paradigmas del derecho privado a través de principios que estructuran el resto del
ordenamiento. Tales principios cumplen dos funciones:

como fuente, pues se debe recurrir a ellos a fin de resolver aquellas cuestiones que no tienen
solución en la ley ni en las costumbres;

como elemento de interpretación de la ley.

“Fijan también un límite a su arbitrio, garantizando que la decisión no esté en desacuerdo con el espíritu del
ordenamiento jurídico” (Medina y Miguez de Bruno, 2014, p. 2).

Es decir, debemos tenerlos en cuenta cada vez que nos disponemos a analizar una situación problemática
particular. 

En el derecho sucesorio, debemos tener presentes los principios generales contenidos en el Libro Primero
del Código Civil y Comercial, los principios sucesorios expuestos en el capítulo 1 del título 1 del Libro Quinto y
los principios específicos de las partes generales de las distintas instituciones sucesorias; a modo general,
podemos señalar los siguientes:

Principios Sucesorios
Subrogación en la posición jurídica del causante

La sucesión, en sentido técnico jurídico (sucesión del heredero), implica en principio la subrogación en la
posición jurídica del causante.

Responsabilidad Limitada

La responsabilidad del heredero por el pago de las deudas y cargas de la herencia es limitada, salvo en
determinadas excepciones.

Igualdad real

La igualdad real implica la inclusión de institutos tales como la mejora para el heredero con discapacidad.

Figura 1. Equidad. 
Fuente: [Imagen sin título sobre equidad] (s.f.). Recuperada
dewww.fundagenero.org/index.php?option=com_content&view=article&id=73:la-diferencia-
entre-igualdad-y-equidad&catid=79&Itemid=437

Esta imagen describe el concepto de equidad.

Aceptación y renuncia

La aceptación y renuncia de la herencia tienen sus particularidades dependiendo si la adquisición procede
ipso iure o por aceptación.

Incremento en la Autonomía de la Voluntad



Mayor autonomía de la voluntad del autor de la sucesión: se aumenta la porción disponible y se regula la
mejora a determinados herederos que se encuentran en una situación de vulnerabilidad.

Estructura en el Código Civil y Comercial


de la Nación (CCCN)

Otro punto de partida que no podemos dejar de tener en cuenta es la ubicación de esta especialidad dentro
del CCCN. Manejar este esquema nos va a servir para ubicar de manera más eficiente las normas
relacionadas con el caso en cuestión y poder vincularlas entre sí, en este sentido podemos decir que la
sucesión por causa de muerte se encuentra regulada en el Libro Quinto, bajo el nombre de “Transmisión de
derechos por causa de muerte”, desde el art.2277 al 2531. Este libro está integrado por once títulos, los que
en su mayoría se subdividen en capítulos y algunos de estos últimos, en secciones. De esta manera, el Libro
Quinto presenta la siguiente organización:

Libro Quinto:

Título 1: Sucesiones

Capítulo 1: Disposiciones generales


Capítulo 2: Indignidad

Título 2: Aceptación y renuncia de la herencia


Capítulo 1: Derecho de opción

Capítulo 2: Aceptación de la herencia

Capítulo 3: Renuncia de la herencia

Título 3: Cesión de herencia


Título 4: Petición de herencia


Título 5: Responsabilidad de los herederos y legatarios. Liquidación del pasivo


Título 6: Estado de indivisión


Capítulo 1: Administración extrajudicial

Capítulo 2: Indivisión forzosa


Título 7: Proceso sucesorio

Capítulo 1: Disposiciones generales
Capítulo 2: Investidura de la calidad de heredero
Capítulo 3: Inventario y avalúo
Capítulo 4: Administración judicial de la sucesión
o Sección 1: Designación, derechos y deberes del administrador
o Sección 2: Funciones del administrador
Capítulo 5: Pago de deudas y legados
Capítulo 6: Conclusión de la administración judicial

Título 8: Partición

Capítulo 1: Acción de partición
Capítulo 2: Modos de hacer la partición
Capítulo 3: Colación de donaciones
Capítulo 4: Colación de deudas
Capítulo 5: Efectos de la partición
Capítulo 6: Nulidad y reforma de la partición
Capítulo 7: Partición por los ascendientes
o Sección 1: Disposiciones generales
o Sección 2: Partición por donación
o Sección 3: Partición por testamento

Título 9: Sucesiones intestadas



Capítulo 1: Disposiciones generales
Capítulo 2: Sucesión de los descendientes
Capítulo 3: Sucesión de los ascendientes
Capítulo 4: Sucesión del cónyuge
Capítulo 5: Sucesión de los colaterales
Capítulo 6: Derechos del Estado

Título 10: Porción legítima


Título 11: Proceso sucesorio



Capítulo 1: Disposiciones generales
Capítulo 2: Forma de los testamentos
o Sección 1: Disposiciones generales
o Sección 2: Testamento ológrafo
o Sección 3: Testamento por acto público
Capítulo 3: Inhabilidad para suceder por testamento
Capítulo 4: Institución y sustitución de herederos y legatarios
Capítulo 5: Legados
Capítulo 6: Revocación y caducidad de las disposiciones
Capítulo 7: Albaceas

Sucesión: Definición. Por actos entre


vivos. Por mortis causa
Definición

En el caso planteado ha operado, en principio, una “sucesión” pero este vocablo es técnicamente más
amplio de lo que parece. Con el término sucesión se designan todos aquellos supuestos en que se produce
el cambio o sustitución de un sujeto por otro en la titularidad del derecho sobre el objeto de una relación
jurídica. En tal sentido, la sucesión provoca una modificación subjetiva de la relación jurídica, aunque queda
inalterado —en principio— su contenido y objeto. De esta manera, se produce una trasmisión, pues el
derecho que pertenecía a un sujeto ha pasado a otro. Dicha transmisión puede ser realizada por actos entre
vivos o por mortis causa. Por acto entre vivos, es cuando la transmisión de los derechos y obligaciones
patrimoniales se origina en un acto jurídico manifestado en un negocio válido —compraventa, donación—. La
sucesión mortis causa tiene como presupuesto necesario y determinante la muerte del sujeto a quien se
habrá de suceder y comprende los siguientes elementos:

el difunto, de quien dimana la sucesión; en nuestro ejemplo María Sandoval,

el sucesor llamado por ley o por testamento, que puede ser universal o particular; en nuestro
ejemplo los hijos de María, su esposo y Cristina Flores,

y los derechos y obligaciones del causante que constituyen la herencia.

Pérez Lasala (2014) expresa que “la sucesión en sentido técnico-jurídico no es más que la sucesión
universal mortis causa, es decir, la del heredero y no la del legatario que es un simple adquirente” (p. 17). Por
ello, desagrega la sucesión para referirse a la de tipo universal por oposición a las adquisiciones mortis
causa, que son las particulares. Es decir, para este autor, Cristina no sería en rigor sucesora. Esta es una de
las posiciones doctrinarias; sin embargo, la mayoría de los autores utilizan el término sucesión para referirse
tanto a la universal como a la particular. 

En definitiva, la sucesión puede darse:


La sucesión entre vivos es
aquella en la que la fuente
Entre vivos  de la transmisión es un
acto jurídico realizado por
el titular del derecho.

La sucesión por causa de


muerte, el hecho jurídico
generador de la
Mortis causa
transferencia de los
derechos es la muerte de
su titular.

Sucesión por causa de muerte: universal y


a título particular. Definiciones.
Fundamentos
Como expresáramos con anterioridad, la sucesión mortis causa puede ser universal o particular. La sucesión
por causa de muerte opera por la concurrencia de tres elementos:

apertura de la sucesión;

la vocación del sucesor;

la aceptación.

La sucesión universal supone la subrogación en la posición jurídica del causante, pues el sucesor ocupa el
lugar del difunto en las relaciones jurídicas de las que era titular y que no se extinguieron con su muerte. Es
decir, el sucesor ocupa la posición jurídica del causante en los derechos transmisibles; en consecuencia,
adquiere sus bienes y asume sus deudas. Esta regla general contiene excepciones, pues hay posiciones
jurídicas patrimoniales que no se transmiten al heredero y hay otras que nacen en cabeza de este con
motivo de la muerte del autor de la sucesión.

En tal sentido, el art. 2280 prescribe que “desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los
derechos y acciones de aquel de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por

sucesión y continúan en la posesión de lo que el causante era poseedor” 1

[1] Art. 2280, Ley 26994. (2014). Relativo a la situación de los herederos. Libro Quinto, Título I. Código Civil y

Comercial de la Nación.

Conforme a ello, la sucesión universal presenta dos características: 

El cambio de sujetos no implica la extinción de las relaciones jurídicas existentes en vida del
causante ni la creación de otras nuevas; de esta manera los sucesores universales de María,
sus hijos y su cónyuge, asumen la posición que tenía la causante en estas antes de su muerte.
Se mantienen inalterados los títulos constitutivos de las relaciones jurídicas.

Una consecuencia del principio, que el sucesor asume la posición jurídica del causante, es que en la
adquisición de la herencia no se altera el título por el que es recibida. Esto significa que el heredero sigue
siendo comprador, permutante, etcétera, del derecho que le transfirió el difunto. De esta manera es
indispensable conocer si María, por ejemplo, era locadora de un inmueble. 

En la sucesión universal, se transmite la universalidad o una parte indivisa de la herencia. Así, podemos
distinguir dos aspectos en esta sucesión:

el sustantivo: dado por la sucesión en la posición jurídica del causante, que justifica la
continuación de las relaciones jurídicas del causante con las consecuencias descriptas
precedentemente;

el adquisitivo: que se refiere a que el heredero adquiere la universalidad o parte alícuota de la


herencia.

Por su parte, la sucesión particular procede cuando se transmite un bien particular o un conjunto de bienes
que integran la herencia. El sucesor particular no ocupa la posición del causante, ni responde por las deudas
de este, salvo que no haya bienes suficientes en la herencia, en cuyo caso su responsabilidad se limita al

valor de lo que recibe2; asimismo, responde por ellas en el supuesto que le sean atribuidas como carga del
legado. En este aparatado ubicamos entonces a Cristina Flores. Es importante aclarar que —como dijimos
anteriormente— un sector de la doctrina, al que adhiere Pérez Lasala (2014), sostiene que en la adquisición a
título particular no solo cambia el sujeto de la relación jurídica, sino también “el título constitutivo, que es el
acto que sirve para transmitir el derecho” (p. 400). Es decir, el legatario adquiere el derecho de un acto
diferente del realizado entre el causante y el causahabiente.

[2] Art. 2319, Ley 26.944 (1975/2014). Relativo a la acción contra los legatarios. Libro Quinto, Título V. Código

Civil y Comercial de la Nación.


Sistemas: sucesión en la persona y en los
bienes. Orígenes y consecuencias.
Sistema seguido por el Código Civil y
Comercial de la Nación

Teniendo en cuenta la historia y a los efectos de poder exponer de manera más clara el fundamento de lo
expresado anteriormente, decimos que entre los sistemas sucesorios podemos señalar dos formas básicas
para estructurar la transmisión sucesoria:

Se identifica con el sistema


ROMANO, implica que el
Sucesión en la persona heredero continúa a la
persona del difunto (Borda
1994).

Se identifica con el sistema


GERMÁNICO, se basa en la
Sucesión en las cosas 
sucesión de los bienes
(Borda 1994).

La sucesión en la persona tenía antiguamente un fundamento religioso, pues ante la muerte de un sujeto,
era indispensable que alguien ocupara inmediatamente su lugar para que el culto familiar no se
interrumpiese. Además, era fundamental que alguien ejerciera la autoridad del difunto dentro de la familia.
En los primeros tiempos, los herederos afrontaban esta carga como un deber moral y religioso. Pero cuando
decayó el culto familiar, la repudiación de la herencia o la aceptación con beneficio de inventario se hicieron
comunes. A raíz de ello, diversas leyes se dictaron para remediar la injusta situación del heredero, quien solo
recibía cargas. Cuando fue perdiendo su influencia el sentimiento religioso, la idea de la continuación de la
persona subsistió por una razón de tradición jurídica y también porque así se explicaba cómo las deudas del
causante pasaban a gravitar sobre el heredero.

El sistema romano adquirió un renovado impulso con el aporte de Aubry y Rau. Estos autores sostuvieron que
el patrimonio es un atributo de la personalidad, una universalidad de derecho independiente de los
elementos concretos que lo integran (en Borda, 1994).

No se concibe hoy, por lo tanto, persona sin patrimonio y este no es susceptible de alienación total o parcial.
Por tal razón, no puede concebirse la transmisión del patrimonio a los herederos sino mediante la ficción de
que estos continúan la persona del causante. El sistema romano viene así a dar explicación de la
transmisión de los derechos y deudas. Las consecuencias de este sistema pueden sintetizarse en que

se opera la confusión de patrimonios del causante y del heredero: el heredero responde ultra
vires, es decir, con sus propios bienes si los dejados por el causante no alcanzan a cubrir sus
deudas y los acreedores del causante concurren en igualdad de derecho con los del heredero a
cobrarse sus créditos de la masa de bienes formada después de la transmisión;

el heredero continúa la posesión del causante en el mismo carácter que aquel;


la sucesión debe ser única y estar sujeta a una sola ley, puesto que se trata de la transmisión
de una universalidad indivisible.

Cabe aclarar que la idea de la continuación de la persona es ante todo una ficción. Con relación a la idea
romana, el concepto germano de la transmisión hereditaria era muy distinto. Cuando el jefe de la familia
fallecía, la asamblea de la tribu le entregaba los bienes; el heredero pagaba entonces todas las deudas y se
quedaba con el remanente. Entre sus consecuencias, se destacaba que no había confusión de patrimonio y
que las deudas del difunto no pesaban sobre los bienes del heredero. Es decir, de acuerdo a este sistema, el
heredero sucedía al causante únicamente en sus bienes y debía pagar las deudas hasta tanto aquellos
bienes alcanzaran a cubrirlas, pero para ello no era necesario recurrir a la ficción de la continuación de la
persona. Por lo tanto, en el sistema de la sucesión de los bienes, el heredero no ocupaba el lugar del difunto.

En nuestro derecho, el sistema del Código de Vélez recibió la influencia de Aubry y Rau y siguió su teoría con
todas sus consecuencias. En el artículo 3281, regulaba que la sucesión a título universal era la que tenía por
objeto un ideal, sin consideración a su contenido especial ni a los objetos de esos derechos. En el artículo
3417 establecía el sistema de la continuación de la persona. De todo ello resultaba la confusión del
patrimonio del heredero con el del causante.

El Código Civil y Comercial de la Nación —afirma Pérez Lasala (2014) — ha aceptado, implícitamente, la teoría
de la sucesión en la posición jurídica del causante y, explícitamente, la teoría de la adquisición de la totalidad
o de una parte indivisa de los bienes hereditarios. De este modo, el heredero ocupa la posición jurídica del
causante en las relaciones transmisibles; por lo tanto, se le transmiten los bienes y asume las deudas. Es
decir, hay posiciones jurídicas que pasan del causante al heredero de manera objetivamente idéntica. Son
estas en las que se da realmente la sucesión, porque el heredero ocupa el lugar del autor de la sucesión. Sin
embargo, también hay relaciones jurídicas que no se transmiten al heredero.

Por último, hay posiciones jurídicas que adquiere el heredero que no existían en el causante, pero que nacen
con motivo de su muerte.
El sistema de responsabilidad “ultra vires” que corresponde al sistema romano
significa que

El heredero responde con sus propios bienes si los dejados


por el causante no alcanzan a cubrir sus deudas.

El heredero solo responde con los bienes del causante por


las deudas de la sucesión.

La responsabilidad por deudas continúa luego de la muerte


del heredero.

El heredero responde solo por sus propias deudas

El causante no puede dejar deudas pendientes de pago.

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Sucesión intestada y testamentaria.


Caracterización
Supongamos que los herederos de María se preguntaran, ¿puede la sucesión de una persona ser en parte
testamentaria y en parte deferida por la ley? ¿Cuál sería la respuesta a este interrogante? La respuesta es
que la sucesión mortis causa puede ser legítima (intestada, legal) o testamentaria, según la naturaleza de la
fuente del llamamiento, es decir, según si la sucesión proviene de la ley o de la voluntad del sujeto
expresada en testamento.

Nuestro sistema legal recepta ambas categorías. Así, el art. 2277 del Código establece que “la muerte real o
presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas

llamadas a sucederle por el testamento o por la ley”3.

La sucesión intestada es la deferida por la ley al cónyuge y a los parientes más próximos del causante,
conforme a un determinado orden establecido por la misma ley; la testamentaria, en cambio, responde a la
voluntad del causante manifestada en el testamento.

El art. 2424 del Código, cuando define a los herederos legítimos, prescribe que “las sucesiones intestadas se
defieren a los descendientes del causante, a sus ascendientes, al cónyuge supérstite y a los parientes

colaterales dentro del cuarto grado inclusive, en el orden y según las reglas establecidas en este Código”4

El fundamento de este tipo de sucesión está basado en el respeto a la voluntad presunta del difunto, dado
por el reconocimiento del orden natural de sus afectos y la protección del interés familiar.

Respecto a las sucesiones testamentarias, el art. 2462 establece que “las personas humanas pueden

disponer libremente de sus bienes para después de su muerte, respetando las porciones legítimas (…)”5. Su
fundamento reposa en el respeto a la libre voluntad del causante expresada en su testamento, que en
nuestro ordenamiento jurídico se encuentra limitada en caso de existir legitimarios, pero que alcanza su
plena expresión a falta de estos. 

En consecuencia, los sucesores pueden ser llamados por la ley, por la voluntad del causante o en parte por
la ley y en parte por voluntad del causante. Esta compatibilidad entre ambos tipos de sucesiones ha sido
receptada por el art. 2277, que establece: “Si el testamento dispone solo parcialmente de los bienes, el resto

de la herencia se defiere por la ley (…)” 6 .


La primera hipótesis procede cuando el causante tuviere herederos y no hubiere testado; en este caso, la
sucesión será en su totalidad deferida por la ley. En el segundo supuesto, el testador no tiene legitimarios;
por lo tanto, por medio del testamento, determina quiénes van a sucederlo. Por último, la tercera hipótesis es
aquella en la que el causante, si bien posee legitimarios, dispone libremente de la porción disponible de la
herencia. ¿Será este último el caso de María? 

Nuestro sistema legal contempla la libertad del autor de la sucesión de disponer de su patrimonio, siempre
que respete las porciones legítimas, si existiesen legitimarios.

En definitiva, cuando no hay legitimarios, el causante tiene libertad para distribuir sus bienes como estime
conveniente. Si, en cambio, el causante decide no testar o las disposiciones testamentarias fueren
ineficaces y tiene herederos, la misma ley adjudica su patrimonio a sus parientes y cónyuge en determinado
orden.

[3] Art. 2277, Ley 26.944 (2014). Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la Nación.

[4] Art. 2424, Ley 26.944 (2014). Libro Quinto, Título XI. Código Civil y Comercial de la Nación.

[5] Art. 2462, Ley 26.944 (2014). Libro Quinto, Título XI. Código Civil y Comercial de la Nación. 

[6] Art. 2277, Ley 26.944 (2014). Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la Nación.

De allí la íntima vinculación con el derecho de familia, porque la estructuración de ella repercutirá en el
derecho sucesorio y viceversa. Dentro del llamamiento hecho por la ley, hay que hacer una distinción, a
saber:

Existe un llamamiento imperativo que corresponde a aquellos miembros de la familia a los que
la ley les atribuye una porción de la herencia —legítima— de la que no pueden ser privados;
estos son los legitimarios (ascendientes – descendientes -cónyuge supérstite).

Existe también un llamamiento supletorio que tendrá vigencia a falta de legitimarios y a falta de
herederos instituidos por el causante en su testamento. Los herederos llamados
supletoriamente se denominan legítimos; de allí la posible confusión, ya que se designa
legítimo al heredero llamado a la sucesión por la ley —que constituye el género— y, asimismo,
una especie dentro de ellos recibe el mismo nombre (legitimarios).

Figura 2. Esquema de las posibilidades de llamamiento. 

Fuente: Elaboración propia.

Para clarificar la situación, se indicará cómo funcionan estos llamamientos. En primer lugar, hay que verificar
si existen herederos designados por la ley que tengan un llamamiento imperativo, es decir, que existan
legitimarios, pues de ser así, el causante solo podrá testar sobre la porción disponible. A falta de
legitimarios, el causante podrá designar como heredero a quien quiera y, entonces, se encuadrará dentro de
la sucesión testamentaria. Luego, a falta de legitimarios y testamentarios, volverá a aplicarse el llamamiento
deferido por la ley en forma supletoria y recibirán la herencia los parientes colaterales hasta el cuarto grado.

Respondiendo al interrogante que nos hacíamos con anterioridad, decimos que la sucesión de María es, en
parte, testada y, en parte, deferida por la ley, pues de acuerdo al testamento que se transcribe solo ha
dispuesto de una parte de sus bienes, el resto va a distribuirse entre sus herederos legítimos (sus hijos y su
cónyuge) que además de legítimos (género) podemos decir que son legitimarios porque la ley les reserva
una porción del patrimonio del causante del que este no puede disponer de manera gratuita por acto entre
vivos ni mortis causa.

Complete la siguiente afirmación con las opciones correctas: los sucesores


pueden ser llamados por:

La ley

Un testamento

En parte por la ley y en parte por voluntad del causante

Únicamente por la ley

Únicamente por voluntad del causante

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Pactos sucesorios. Definición. Regulación


legal
En la situación práctica planteada al comienzo, Verónica y Luciano realizan un pacto, pero… ¿qué es un pacto
sucesorio? 

El pacto sucesorio es el contrato cuyo objeto es todo o la parte de una herencia futura y cuyo contenido
concierne a su organización o a un aspecto de esa organización por referirse a disposiciones o
transferencia de derechos sucesorios eventuales, a reglas de distribución de la herencia o a otras
cuestiones sucesorias. 

¿Cómo los regula nuestro ordenamiento jurídico vigente?

El Código Civil y Comercial, manteniendo el régimen del Código de Vélez, no admite la sucesión contractual.
Expresamente, establece en el art. 1010 que 

La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampoco pueden serlo los
derechos eventuales sobre objetos, excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra
disposición legal expresa. Los pactos relativos a una explotación productiva o a
participaciones societarias de cualquier tipo, con miras a la conservación de la unidad de
la gestión empresaria o a la prevención o solución de conflictos, pueden incluir
disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y establecer compensaciones a
favor de otros legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro causante y
su cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los derechos

de terceros 7 .

Lo que se persigue con la excepción prevista en la norma es la protección de una unidad de negocios,
especialmente, la familiar.
Entonces, ¿es válido el pacto entre los hermanos? Con fundamento en lo explicado anteriormente el
convenio no sería válido. 

Una especie dentro de la prohibición genérica receptada por este artículo, corresponde a la imposibilidad de
aceptar o renunciar a la herencia antes de la muerte del autor de la sucesión, aun cuando se hicieran
condicionadas al hecho de la muerte. Así, el art. 2286 establece el “tiempo de la aceptación y la renuncia.

Las herencias futuras no pueden ser aceptadas ni renunciadas”8. Cabe preguntarnos entonces… ¿es válida
la renuncia hecha por Valeria? La respuesta es absolutamente no. 

Maximiliano Flammá (2014) sostiene que, desde un aspecto eminentemente técnico, la prohibición de
aceptar o repudiar una herencia futura es el corolario lógico del principio dispuesto por el art. 2277, pues
antes de la muerte del causante, no hay sucesor mortis causa ni se es titular de derecho alguno que resulte
susceptible de ser aceptado o repudiado.

Encontramos otra especificación con respecto a esta regla en el art. 2302, que regula el momento a partir del

que produce efectos la cesión de herencia9 . No obstante, existen supuestos excepcionales de sucesión
contractual mortis causa. Entre ellos, podemos mencionar:

Partición de bienes por parte del ascendiente: el art. 2411 del Código Civil y Comercial autoriza a la
persona que tiene descendientes a efectuar la partición de sus bienes entre ellos por medio de la
donación o testamento10.

Transmisión de bienes a legitimarios: el art. 2461 prescribe que si por acto entre vivos a título oneroso, el
causante transmite a alguno de los legitimarios la propiedad de algunos de sus bienes bajo reserva de
usufructo, uso, habitación o bajo renta vitalicia, se presume iuris et de iure la gratuidad del acto y la intención
de mejorar al beneficiario. El valor de los bienes debe ser imputado a la porción disponible y el exceso debe

ser colacionado 11 .

Si la donación o el testamento otorgara dispensa o estableciera una cláusula de mejora, el cónyuge y los

descendientes del causante estarían exentos del deber de colacionar el valor de los bienes recibidos12. 

[7] Art. 1010, Ley 26.944 (2014). Libro Tercero, Título II. Código Civil y Comercial de la Nación.
[8] Art. 2286, Ley 26.944 (2014). Libro Quinto, Título II. Código Civil y Comercial de la Nación.

[9] Art. 2302, Ley 26.944 (2014). Libro Quinto, Título III. Código Civil y Comercial de la Nación.

[10] Art. 2411, Ley 26.944 (2014). Libro Quinto, Título VIII. Código Civil y Comercial de la Nación.

[11] Art. 2461, Ley 26.944 (2014). Libro Quinto, Título X. Código Civil y Comercial de la Nación.

[12] Art. 2385, Ley 26.944 (2014). Libro Quinto, Título VIII. Código Civil y Comercial de la Nación.

La contractualización del derecho sucesorio.pdf


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Fuente: Ferrer, F. A. M. (2019). La contractualización del derecho sucesorio. Buenos Aires: Thomson Reuters – La

Ley. AR/DOC/3168/2019 – Argentina.

C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 2

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