Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DE TIJUANA
“AÑO SACERDOTAL 2009 – 2010“
HORA SANTA SACERDOTAL
La fidelidad de Cristo,
la fidelidad del sacerdote.
1
Icono de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
Todo Icono tiene como trasfondo la gloria Tabórica, pues las imágenes se pintan sobre
la hoja de oro que representa el resplandor del santo rostro de Jesucristo en el Tabor,
nosotros al contemplarlo y leerlo, no hacemos otra cosa que ponernos en presencia del
Transfigurado y llenarnos de estupor como Pedro, Santiago y Juan (Mateo 17, 1‐2).
Este sagrado Icono es la representación de Cristo Pantocrátor (todopoderoso,
omnipotente) y a su vez es Jesucristo Sumo y eterno Sacerdote, “Mediador de la nueva
Alianza” (Hebreos 9, 15).
Porque “Cristo no se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó
quien le había dicho: “Tu eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy”. O como dice otro pasaje
de la Escritura: “Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec” (Hebreos 5, 5‐6).
La representación del Señor Jesús para simbolizar su sacerdocio es con vestiduras
litúrgicas, comunes a los obispos y presbíteros para la celebración eucarística: alba, estola
y casulla, con una característica que es la de tener al centro la imagen de un pelícano que
nos recuerda el hermoso himno eucarístico: “Oh Jesús piadoso pelícano” por lo tanto el
que se nos da como alimento.
El Sacerdocio de Cristo es el punto central, por ello del lado izquierdo (lado de la
epístola antiguamente) se representa la Antigua Alianza con el sacerdote Melquisedes,
como cuando en la Plegaria Eucarística #1, le pide a Dios que, mire con bondad esta
ofrenda y la acepte como la obligación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Al lado derecho (lado del evangelio antiguamente) el santo Cura de Ars (san Juan María
Vianney), representando la nueva Alianza que todos los días ofrece la iglesia “porque nos
haces dignos de servirte en tu presencia” como se ora en la Plegaria Eucarística #2.
Inmediatamente debajo de Cristo está el altar, ya que la carta a los Hebreos también
dice que Cristo es la Víctima, el Sacerdote y el Altar; el ara de la cruz de la que Jesús
pendía, se representa en la casulla, y tiene como base y origen el altar santo en el que se
ofrece el sacrificio de Cristo.
El altar está recubierto con el mantel blanco significando con ello, que está preparado
para el banquete pascual del cual deben participar los miembros de la Iglesia. Ahí está el
pan de vida y el cáliz de eterna salvación, Jesucristo a quien celebramos en la eucaristía y
al cual adoramos en su presencia manifestada en el Santísimo Sacramento del Altar.
2
HORA SANTA PARA “EL AÑO SACERDOTAL“
CON LITURGIA DE LA PALABRA DE DIOS
I. EXPOSICIÓN
1. El ministro con el paño de hombros color blanco trae el Santísimo Sacramento del lugar
de la reserva y lo coloca en la custodia que estará en el altar sobre un mantel blanco y
corporal del mismo color previamente extendido. Se emplean cuatro o seis cirios.
Mientras tanto el pueblo congregado entona el himno eucarístico Pange lingua, u
otro canto adecuado, y el ministro inciensa el Santísimo Sacramento.
II. ADORACIÓN
2. Monición introductoria
El Papa Benedicto XVI ha convocado un “Año Sacerdotal”, para que todos oremos
por los sacerdotes que realizan en medio de nosotros su tarea de hacer presente a Cristo
el Buen Pastor en la comunidad cristiana.
Los sacerdotes elegidos por Cristo, para hacer las veces de Cristo Maestro,
Sacerdote y Pastor, celebran el culto divino. Principalmente celebrando la eucaristía que
nos nutre en la fe, transmiten la Palabra de Dios con alegría y deben vivir de tal manera
que crean lo que leen en la Escritura, enseñen lo que creen y practiquen lo que enseñan.
Por ellos y por la abundancia de vocaciones al presbiterado oremos todos como
Iglesia, Pueblo de Dios.
O bien:
Nos hemos reunido en esta Hora Santa, para orar por los sacerdotes y por las
vocaciones al presbiterado, para que el dueño de la mies envíe suficientes obreros, para
apacentar al rebaño.
Los sacerdotes a la manera de Cristo conducen a la familia cristiana como pastores,
pues Dios Padre, por medio de la unción de Cristo y en el Espíritu Santo, los invita a
enseñar para que presentemos ante Cristo Eucaristía, Pan de Vida, todas estas intenciones
y necesidades.
3
3. Alabanza trinitaria
Celebrante: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que en su designio amoroso
ha querido que su Verbo se hiciera carne
y habitara en medio de nosotros.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.
Celebrante: Bendito sea nuestro Señor Jesucristo,
que por amor nos ha dado la vida divina
y ha querido permanecer en medio de nosotros
en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.
Celebrante: Bendito sea el Espíritu Santo, Consolador,
por cuya acción este Sacramento del Sacrificio de Cristo
es para nuestro bien
el memorial de la Alianza eterna.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.
Breve silencio.
4. Escucha de la Palabra de Dios
A. PRIMERA LECTURA
Fuera del Tiempo Pascual
a) Del libro del Génesis (14, 18‐20)
En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del
Dios altísimo, y bendijo a Abram, diciendo: “Bendito sea Abram de parte del Dios altísimo,
creador de cielos y tierra; y bendito sea el Dios altísimo, que entregó a tus enemigos en
tus manos”.
Y Abram le dio el diezmo de todo lo que había rescatado.
Palabra de Dios.
4
O bien:
b) De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4, 12‐16)
Querido hermano: Que nadie te desprecie por tu juventud.
Procura ser un modelo para los fieles en tu modo de hablar y en tu conducta, en el amor,
en la fe y en la castidad. Mientras llego, preocúpate de leer públicamente la palabra de
Dios, de exhortar a los hermanos y de enseñarles.
No descuides el don que posees. Recuerda que se te confirió cuando, a instancias del
Espíritu, los presbíteros te impusieron las manos. Pon interés en todas estas cosas y
dedícate a ellas, de modo que todos vean tu progreso. Cuida de tu conducta y de tu
enseñanza y sé perseverante, pues obrando así, te salvarás a ti mismo y a los que te
escuchen.
Palabra de Dios.
O bien:
c) Escuchen hermanos la Palabra de Dios tomada de la carta a los Hebreos (5, 1‐10)
Hermanos: Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y está
constituido para intervenir a favor de ellos ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por
los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está
envuelto en debilidades. Por eso, así como debe ofrecer sacrificios por los pecados del
pueblo, debe ofrecerlos también por los suyos propios.
Nadie puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es llamado por Dios, como lo fue
Aarón. De igual manera, Cristo no se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote; se
la otorgó quien le había dicho: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro
pasaje de la Escritura: Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
Precisamente por eso, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, con fuertes
voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A
pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se
convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen y fue
proclamado por Dios sumo sacerdote, como Melquisedec.
Palabra de Dios.
5
O bien:
d) De la primera carta del apóstol san Pedro (4, 7‐ 11)
Queridos hermanos: Vivan con sensatez y en vigilancia para poder orar. Sobre todo,
mantengan en continua actividad el amor mutuo, pues el amor sepulta una multitud de
pecados. Sean hospitalarios los unos con los otros, sin quejas.
Que cada uno, como buen administrador de la gracia multiforme de Dios, emplee para
servir a los demás, los dones recibidos. Quien habla, sea mensajero de las palabras de
Dios; quien se dedica a servir a los demás, que los sirva con la fuerza que Dios le comunica.
De modo que Dios sea glorificado en todo, por medio de Jesucristo, a quien corresponden
la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
En el tiempo Pascual
e) Del libro de los Hechos de los Apóstoles (14, 21‐23)
En aquellos días, volvieron Pablo y Bernabé a Listra, Iconio y Antiquía, y ahí animaban a los
discípulos y los exhortaban a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por
muchas tribulaciones para entrar al Reino de Dios. En cada comunidad designaban
presbíteros, y con oraciones y ayunos los encomendaban al Señor, en quien habían creído.
Palabra de Dios.
O bien:
f) Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan (5, 1‐10)
Yo, Juan, vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono, un libro escrito por
dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi un ángel poderoso, que gritaba con
fuerte voz: “¿quién es digno de abrir el libro y de romper sus sellos?” Pero nadie, ni en el
cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni ver su contenido.
Lloré mucho porque no había nadie digno de abrir el libro y de ver su contenido. Entonces,
uno de los ancianos me dijo: “Ya no llores, porque ha vencido el león de la tribu de Judá, el
descendiente de David, y él va a abrir el libro y sus siete sellos”.
Vi entonces junto al trono, en medio de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, un
Cordero. Estaba de pie, y mostraba las señales de haber sido sacrificado. Tenía siete
cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios, enviados por toda la tierra. Se
acercó y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y al
6
tomarlo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero,
con sus cítaras y sus copas de oro llenas de incienso, que significan las oraciones de los
santos. Y se pusieron a cantar un cántico nuevo, diciendo:
“Tú eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste sacrificado y con tu
sangre compraste para Dios hombres de todas las razas y lenguas, de todos los pueblos y
naciones, y con ellos has constituido un reino de sacerdotes, que servirán a nuestro Dios y
reinarán sobre la tierra”.
Palabra de Dios.
B) INVOCACIONES
Celebrante: En la santa Eucaristía están presentes las “obras maravillosas” que Dios ha
realizado en la historia de la salvación. Mientras contemplamos el misterio, demos gracias
a Dios y proclamemos:
Todos: Te damos gracias, Padre santo.
Te damos gracias, Padre,
por los grandes signos de tu amor,
que se nos revelan en la creación,
en la historia del ser humano
y en la plena revelación de tu Hijo Jesucristo:
Todos: Te damos gracias, Padre santo.
Celebrante: Padre, por la fuerza del Espíritu Santo tu Hijo ha venido a nosotros
encarnándose en el seno purísimo de la Virgen María.
Él ha hecho del mundo su casa,
acogió a los pobres y necesitados,
anunció la paz y la reconciliación a todos,
y se entregó libremente a la muerte de cruz.
Todos: Te damos gracias, Padre santo.
Celebrante: Padre, por amor ha venido,
por amor vivió entre nosotros
con amor se ha donado a Tí
Y en un gesto supremo de amor
se ha sacrificado por nosotros.
Todos: Te damos gracias, Padre santo.
7
Celebrante: En la Última Cena, reunido con sus discípulos,
después de haberles dado el mandamiento nuevo,
signo de la eterna alianza,
nos dejó su Cuerpo y su Sangre
para la remisión de los pecados.
Todos: Te damos gracias, Padre santo.
Celebrante: Te damos gracias, Padre,
por este santísimo signo,
lo acogemos como don de tu misericordia
que nos transforma y que nos da un corazón nuevo,
como gracia de reconciliación
y como signo de comunión.
Todos: Te damos gracias, Padre santo.
C) EVANGELIO
g) + Del santo Evangelio según san Mateo (9, 35‐38)
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las
sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al
ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas,
como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los
trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de las mies que envié trabajadores a
sus campos”.
Palabra del Señor.
O bien:
h) + Del santo Evangelio según san Lucas (10, 1‐9)
En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante,
de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es
mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de las mies que envíe
trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo les envío como corderos en medio de
lobos. No lleven ni dinero ni morral ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el
camino. Cuando entren en una casa digan; ´Que la paz reine en esta casa´. Y si allí hay
gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá.
Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene
derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los
reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ´Ya se acerca a
ustedes el Reino de Dios´”. Palabra del Señor.
8
O bien:
i) + Del santo Evangelio según san Lucas (12, 35‐44)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Estén listos, con la túnica puesta y las
lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor
regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su
señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará
sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los
encuentra en vela, dichosos ellos.
Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría
vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes
estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del Hombre”.
Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?”
El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la
servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con
fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra
cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene”.
Palabra del Señor.
D) PAUSA DE SILENCIO
O bien:
Se puede entonar un canto.
O bien:
Se puede tener una breve homilía o reflexión.
e) Preces
Presidente: Oremos con confianza a Dios nuestro Padre.
Después de cada petición diremos:
R. Te rogamos, óyenos.
Para que no deje de celebrarse la Eucaristía.
Danos muchos y santos sacerdotes.
Roguemos al Señor. R.
9
Para que nuestros oídos escuchen la Palabra divina.
Danos muchos y santos sacerdotes.
Roguemos al Señor. R.
Para que alcancemos el perdón de nuestros pecados.
Danos muchos y santos sacerdotes.
Roguemos al Señor. R.
Para que tengamos quienes oren por nosotros.
Danos muchos y santos sacerdotes.
Roguemos al Señor. R.
Para que las familias cristianas deseen tener hijos sacerdotes.
Danos muchos y santos sacerdotes.
Roguemos al Señor. R.
Para que los jóvenes respondan a la llamada divina.
Danos muchos y santos sacerdotes.
Roguemos al Señor. R.
Para que los aspirantes al sacerdocio perseveren en tu santo servicio.
Danos mucho y santos sacerdotes.
Roguemos al Señor. R.
Presidente: Escucha Padre nuestra insistente oración,
para que en este año sacerdotal,
tus siervos te busquen intensamente,
renueven su entrega generosa
y sean testigos creíbles del Evangelio
que tu Hijo nos trajo,
para alcanzar la vida eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
O bien:
Presidente: Hermanos, oremos a Dios nuestro Padre especialmente en este día por la
santificación de los sacerdotes que sirven con su entrega al pueblo de Dios.
Después de cada petición diremos:
R. Te rogamos, óyenos.
10
1. Para que los fieles cristianos oren por la santificación de sus sacerdotes. Oremos. R.
2. Para que los presbíteros renueven el sacramento que recibieron mediante la unción del
Espíritu Santo. Oremos. R.
3. Para que los presbíteros sean sinceros colaboradores del Orden episcopal. Oremos. R.
4. Para que los presbíteros anuncien a todos la palabra divina. Oremos. R.
5. Para que los presbíteros ejerzan su oficio sagrado en la presidencia de la asamblea
eucarística. Oremos. R.
6. Para que los presbíteros desempeñen con sumo interés el ministerio de la
reconciliación a ellos confiado. Oremos. R.
7. Para que los presbíteros a la manera de Cristo, Pastor y Cabeza, conduzcan a la familia
cristiana a Dios Padre por medio de Cristo en el Espíritu Santo. Oremos. R.
8. Para que los presbíteros enseñen aquello que creen e imiten lo que enseñan. Oremos. R.
Celebrante: Escucha Padre nuestra oración,
santifica a tu pueblo,
renueva a los presbíteros,
danos vocaciones
y muéstranos siempre tu amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
III. BENDICIÓN
a) Incensación
El celebrante hace genuflexión y se canta un himno eucarístico u otro canto apropiado,
mientras se inciensa el Santísimo Sacramento, el himno puede ser el Tantum Ergo.
b) Oración
El celebrante de pie dice Oremos, y dice una de las siguientes oraciones:
Oremos:
A quienes creemos confesamos
que en este sacramento está realmente presente Jesucristo,
quien por redimirnos nació de la Virgen María,
padeció muerte de cruz
11
y resucitó de entre los muertos,
concédenos, Señor, obtener de Él nuestra salvación eterna.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
O bien:
Concédenos, Señor, celebrar dignamente el Cordero Pascual,
muerto por nosotros en la cruz
y oculto en este sacramento,
para que, terminada nuestra peregrinación en la tierra,
podamos contemplarlo cara a cara en la gloria del cielo.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
O bien:
Señor, que en tu Hijo Jesucristo
nos diste el verdadero pan que descendió del cielo,
fortalécenos con este alimento de vida eterna
para que nunca nos apartemos de ti
y podamos resucitar para la gloria en el último día.
Por Cristo nuestro Señor
R. Amén.
O bien:
Ilumínanos, Señor, con la luz de la fe
y enciende nuestros corazones con el fuego del amor,
para que aceptemos que Cristo, nuestro Dios y Señor,
está realmente presente en este sacramento
y lo adoremos verdaderamente, con amor y con fe.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
O bien:
Señor, que este sacramento,
por medio del cual te dignas renovarnos,
nos llene de tu amor
y nos ayude a llegar algún día a la gloria de tu Reino.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
12
O bien:
Dios de poder y de bondad,
que por medio de la muerte y resurrección de Jesucristo
nos redimiste a todos,
prosigue en nosotros la obra de tu amor,
a fin de que el recuerdo constante
del misterio de nuestra salvación,
nos impulse a conseguir plenamente sus frutos.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
c) Bendición
Dicha la oración, el celebrante toma el paño de hombros blanco, toma con él la custodia y
traza con el Santísimo Sacramento el signo de la cruz sobre los fieles, sin decir nada. Se
puede incensar y tocar las campanitas.
d) Aclamación
Luego conviene que se haga la aclamación:
Cristo, Maestro y Salvador nuestro. R.
Cristo, Mesías enviado. R.
Cristo, fuente de la divina sabiduría. R.
Cristo, discípulo y misionero del Padre. R.
Cristo, buena noticia. R.
Cristo, médico de los enfermos. R.
Cristo, palabra de verdad. R.
Cristo, luz de los pueblos. R.
Cristo, pan bajado del cielo. R.
Cristo, muerto y resucitado por nosotros. R.
A ti todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
O bien:
Kyrie, eléison. R.
Christe, eléison. R.
Kyrie, eléison. R.
O bien:
Señor, ten piedad. R.
Cristo, ten piedad. R.
13
Señor, ten piedad. R.
O bien:
Gloria, alabanza y honor
a Ti, oh Cristo redentor,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
O bien:
Honor y gloria a Ti,
Señor Jesús. R.
O bien:
Aleluya, Aleluya, Aleluya. R.
IV. RESERVA
Concluida la bendición, se reserva el Santísimo Sacramento, y el celebrante se retira,
mientras tanto el pueblo puede cantar una aclamación o cualquier canto como por
ejemplo:
1. Laudate Dominum, omnes gentes; 3. Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto.
láudate eum, omnes populi. Sicut erat in principio, et nunc et simper,
et in saecula saeculorum.
2. Quoniam confirmata est super nos Amen. (T.P. Aleluya)
misericordia eius,
et véritas Domino manet in aeternum.
O bien:
O Salutaris Hostia Uni trinoque Domino
Quae caeli panis ostium: sit Sempiterna Gloria,
Bella premunt hostilia, qui vitam sine termino
Da rubor, fer auxilium. nobis donet in patria. Amen
14