Está en la página 1de 1

Una falacia es un razonamiento que nos impide llegar a la verdad, puesto que maquillan

la evidencias, las pruebas, o las evitan. Sin embargo, nos ayudan a ayudar debates y a dejarnos,
en una discusión, con una razón superior a la de nuestro oponente. Ahora, en un debate, poco
importa si tienes la razón o no, lo que importa es cómo vendas lo que estás contando y que ésta
tenga apariencia de verdad. Nos ayuda a salir airosos de situaciones en las que estamos basando
una idea en nuestra opinión pero que parezca que lo estamos basando en hechos reales, de
verdad.

Usar falacias no te convierte en un mentiroso, de hecho, todos y todas usamos falacias


constantemente. En muchas ocasiones, recurrimos a falacias cuando vemos que nuestros
argumentos basados en hechos no están convenciendo o cuando no tenemos los datos de los
hechos a mano o no los recordamos pero estamos seguros de ellos. Al final, una falacia es un
rodeo dentro de la argumentación, y no nos permite acceder a la verdad como sí lo hace un
argumento basado en hechos, pero nos permite persuadir de forma más efectiva. Hay que dejar
de lado la objetividad, por ello no es la mejor técnica dentro de una argumentación o una
discusión. Pero como las usamos tanto socialmente, es importante que las aprendamos para
evitarlas cuando estemos en una discusión. La falacia puede parecer, en muchas ocasiones más
verdadero que la propia verdad, pero los hechos son los únicos que pueden hablarnos de la
verdad, y por eso tenemos que remitirnos a ellos para basar nuestros argumentos (aunque nos
lleve más tiempo). También vamos a aprender cómo rebatirlas, porque aunque una falacia sea
muy persuasiva, cuando hacemos evidente que el contrincante se está basando en falacias se le
resta mucha más credibilidad que con cualquier otro argumento, porque el público ve que le está
intentando engañar.

Las falacias más utilizadas son:

- FALACIA AD HOMINEM (OFENSIVO): ataques personales, a la personalidad, al


físico o a la biografía de otra persona para restarle credibilidad. Esto pone al público en
una predisposición negativa hacia el otro y los argumentos del otro, cuando puede ser
que éste sea el que tenga razón. Por ejemplo: No tienes razón porque eres un mentiroso.
- FALACIA DE EQUIVALENCIA FALSA: esta la usamos muchísimo y es de las más
sutiles. Es la falacia del todo o nada, del “o estás conmigo o contra mí”.
- FALACIA ANECDÓTICA: “Fumar no es malo porque la abuela de la vecina de mi tía
fumaba dos paquetes al día y vivió hasta los 105 años”.

También podría gustarte