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AKAL TEXTOS
Maqueta y diseño de cubierca: RAG

Foco de porcada: «Acueducto de Maro, erja (Málaga). Fondo gráfico IAPl-1».

Reservados codos los derechos. de acuerdo a lo dispuesro

en el are. TO del código penal, podrán ser casrigados con penas de mulra
y privación de liberrad quienes sin la preceptiva autorización
reproduzcan. plagien. distribuyan o comuniquen públicamenre,
en codo o en parce. una obra lireraria, arústica o ciencífica,
ñ1•cia en cualquier tipo de soporre.

La a:lici6o de cs:e libro lu concado con la colaboración del lnsriruro de Parrimo nio C ultural de España
Di..'"CCOO:l General de Bdlas :\n:cs y Bienes Culrurales del Minisrerio de C ulrura).

O M.uia :\ngdcs Querol. 201 O

e Ediaoncs Akal, s. A., 2010

Sector Foresta, 1
28760 Tres Cancos
Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-3 108-6

Dep ósito legal: M-24.488-20 10

Impreso en Gráficas Rogar S. A.

Navalcarnero (Madrid)
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María Ángeles Querol L11~0)
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Manual de
Gestión del
Patrimonio
Cultural

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)
·....· ..:.;.... ·'.
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 Para empezar:
preguntas
¿Es /.o mismo Patrimonio Cultural que Patrimonio Hirtórico?
Pero, ¿qué es realmente erte Patrimonio? ¿Por qué no se sigue fúr-
mando Patrimonio Histórico-Artístico, como antes? ¿Acmo no son
las obrm de arte? ¿No es igual llamado Patrimonio Nacional? ¿Es
verdad que existe tm patrimonio que se Llama «inmaterial»? Y si es
tan inmaterial ¿cómo existe? Y, sobre todo, ¿cómo se puede prote-
ger?¿ Y para qué sirve el Patrimonio Cultural si es que sirve para
algo?¿Quién /.o protege, el Ministerio de Cultura o lm Comunida-
des Autónomas? Y la gente, la sociedad, ¿puede pnJteger/.o también?
¿Ycómo? ¿Cuál es la diferencia entre Patrimonio Culturaly Patri-
monio Natural?¿ Tienen algo que ver uno con otro? Pero ¿cuántns
leyes hay sobre esto?¿Es que no nos basta con una? Además, ¿se usan
para algo ertm leyes? ¿Qué hace la UNESCO, aparte de declarar a
los sitios como Patrimonio de la Humanidad? Es decir que, ade-
mds de las leyes nacionales, ¿hay otrm que son internacionales?
¿Cómo se organizan las administraciones para gestionar el Patri-
monio Cultural? ¿En qué consiste esa gestión? ¿Es verdad que fo
primero es conocer lo que se tiene y cómo se encuentra?¿ Y cómo se
llega a ese conocimiento? ¿Qué es eso de BIC? ¿Es que no era un bo-
llgrafo? ¿Qué significa ser un BIC? ¿Tiene algo que ver el urbanis-
mo con la gestión del Patrimonio Cultural?¿ Y también el medio
ambiente y sus pofíticm de protección? ¿Qué es una Evaluación de
Impacto Ambiemal y cómo protege los bienes culturales inmue-
bles? ¿Cómo se paga todo esto? Y si yo tengo uno de esos BIC, ¿no
puedo hacer lo que quiera con mi propiedad? ¿No? ¿Cuáles son mis
obligaciones?¿ Y qué me pasa si no las cumplo?¿ Tiene derechos ese
Patrimonio Cultural? ¿Tenemos obligaciones frente a él? Y si no las
conocemos, ¿cómo vamos a cumplirlas? ¿Me pueden llevar a la cár-
cel si hago algo contra el Patrimonio Cultural?¿ Y ponerme mul-
tas? ¿Cómo que no puedo utilizar mi detector de metales en nú
campo sin permiso? ¡Si soy detectoaficionada y eso es un deporte y
ademds el campo es mío! ¿Que no puedo llevanne a Francia el dor-
mitorio de mi bisabuela sin autorización delgobierno? ¿Pero no es-
tamos en la Unión Europea, donde no hayftonterns? ¿Qué hay que
hacer si me encuentro por c11S11alidad un resto arqueológico? ¿No
me lo puedo quedar, si me gusta?¿ Y no lo puedo vender? Y todo
elfo, ¿dónde se aprende? ¿Aparece en los textos escolares? ¿Se explica
En este librcv.••..,,.•:AIR.~!ó
rodas estas pre·~•eJrA!l~~9'1"l
a escribirlo m
52 perso nas,
programas o rl**•fi:•
~o q~e resu lJll!•i•
éste resulta una
consecuenci var, como es mi
caso, más de una décad a ocupándome de im-
partir una asignatura optativa del primer ci-
clo de la carrera de Histo ria de la UCM, ciru-
lada exactamente igual que este manual:
«Gestión del Pacrimo nio Cultural», asignatu-
ra que sigue incluida como optativa en el
nuevo grado de HisLOria de esta m isma uni-
versidad. Su contenido responde -algo au-
mentado, desde luego, porque en un cuatri-
mestre corco apenas se puede profundi1..ar en
cualquier materia- a lo que he venido expli-
cando estos años y lo que me pregunto ahora
es qué voy a explicar una vez esté publica-
do el libro ... Tal vez pueda por fin emplear
mi tiempo lectivo en prácticas, trabajos y dis-
cusiones, es decir, esa parce «moderna» de la
enseñanza universitaria en la que el Espacio
Europeo de Educació n Superior está tan
comprometido.
El primer aviso necesario es algo que voy a
repetir con frecuencia a lo largo de este ma-
nual: aquí no se va a hablar de Historia del
6 1 Manual de Gestión del Patrimonio Cultural
en Primaria y Secundaria?¿O se estudia sóla en el Bachillerato o
en las carreras? Para conocer bim wdo esto, ¿debo estudiar Dere-
cho? ¿Lo voy a aprender si estudio HistQria o HistQria del Arte?¿ Y
si luego hago un postgrado?¿Por qui hay tantas películas en las que
se roban las museos y se destruyen lasyacimientos arqueológfros? ¿Es
que está eso de moda? Lo que hace Indiana Jones, ¿es proteger el
Patrimonio Cultural, o todo la contrario? ¿Qué es un Parque Ar-
queológi,co? ¿Y qué es un Museo de sitio?¿ Y un Centro de Interpre-
tación?¿ Tienen algo que ver las huesos de dinosaurios con el Patri-
monio Cultural? ¿El Patrimonio monumental es lo mismo que el
arquitectónico? ¿Se pueden volver a comtruir los edificios viejos y
arruinados? ¿Se utiliza para ella el mismo estila antiguo o se dise-
ña en plan moderno?¿Qué es eso de la reversibilidad? ¿Es que des-
pués de haber recomtruido un edificio se puede volver atrds y des-
hacer lo hecho? ¿Qué es un jardín Histórico? Y, ¿cómo se protege
una ciudad antigua? ¿En qué comisten y cómo se ponen en prdcti-
ca los Planes Especiales de las ciudades históricas? ¿Es respomable
de eso el Ayuntamiento? ¿Hay alguna diferencia entre la Arqueola-
gfa de Salvamento y la Arqueolagía Preventiva? ¿No hay que exca-
var todos los yacimientos antes de que las carreteras o cualquier
obra les pase por encima? Qµiero ser arqueóloga, ¿qué tengo que es-
tudiar y dónde? ¿Cómo que, ademds de las culturas antiguas, ten-
go que estudiar Planeamiento, Administración y hasta Fotografia
Aérea? ¿Que hay que hacer encuestas a la gente mayor de los dm-
bitos rurales? ¿Eso no tiene que ver con el Patrimonio etnolótico?
Por cierto, ¿es lo mismo Patrimonio etnológico que etnogrdftco o
antropológi,co? ¿Dónde se estudia todo esto? ¿Cómo se puede prote-
ger y comervar algo como una fiesta o una romería, que estd vivo
y por lo tanto estd siempre cambiando, aunque sea sólo un poco?
¿Qµé ha hecho la UNESCO por el Patrimonio inmaterial?¿ Y qué
dicen las normas y las administraciones españolas al respecto? Las
fabricas antiguas y las mdquinas viejas, ¿son el llamado Patrimo-
nio industrial? ¿Qué se puede hacer con todos esos hierros oxidados?
¿Y con las antiguas mdquinas de tren, barcos o aviones? ¿Hay que
guardarlos todos?¿ Y los viejos laboratorios, que hasta pueden ser pe-
ligrosos? ¿Qué es el Patrimonio documental? ¿Es lo mismo que el
bibliogrdflco? ¿Mis e:xdmenes de la Facultad son Patrimonio docu-
mental? ¿Cómo es posible que se guarden todos los papeles que pro-
ducen las administraciones públicas? ¿Dónde se meten?¿ Y todos los
libros que se publican, incluso hoy?¡ Yo creía que eran sólo los libros
antiguos!¿ Qµé es el Depósito Legaly el ISBN?¿ Qué tienen que ver
con el Patrimonio Cultural? ¿Cómo se estructura y cómo fonciona
una Dirección General de Patrimonio Cultural de una comuni-
dad autónoma? ¿Cómo puedo entrar a trabajar allí?¿ Tienen algu-
na competencia en esto los ayuntamientos? ¿Cudl es el papel del
Ministerio de Cultura? ¿No es el respomable de todo? ¿Puedo hacer
un museo en mi propia casa y abrirlo al público? ¿Qué es necesa-
rio para que exista un museo? ¿Hay museos privados? ¿En qué se
diferencian de los públicos?¿Qué organismos son los responsables de
los museos? ¿Cómo puedo hacer oposiciones para entrar a trabajar
en un museo? ¿Qµé foturo tienen esos grandes museos llenos de
Arte, ni de Restauración, ni de Arqueología,
ni de Arquitectura, ni de Antropología, más
que de forma tangencial; aquí vamos a cen-
trarnos en cómo se gestionan los bienes cultu-
rales objeto de esas disciplinas, es decir, en los
trabajos que tanto las administraciones como
la sociedad acometen para conseguir que se docu-
menten, se protejan y se den a conocer tales
bienes.
Porque «gestionar» es un verbo muy co-
mún que significa tan sólo llevar a cabo un
proyecto. En nuestro caso, el proyecto está
claro: conseguir que los elementos que hemos
heredado del pasado y que hemos «parrimo-
nializado», sean muebles, inmuebles o inma-
teriales, sobrevivan al menos a nuestras gene-
raciones para que tengan un futuro (y esto no
es una tarea fácil, ya lo veremos). Las adminis-
traciones públicas se han pertrechado de roda
una batería de mecanismos para conseguirlo,
y aquí vamos a explicarlos, subrayando en
todo momento el papel - que, aunque escaso,
es fundamental-, en ese proyecto, de la socie-
dad en general.
Atravesamos un momento de la historia
social occidental muy interesante: las realida-
des que ahora llamamos con cierta tranquili-
dad «interculturalidad», «globalización», etc.,
están incidiendo de una forma evidente en la
modificación de los viejos conceptos clásicos
de monumentalidad, arre, belleza, originali-
dad o incluso autenticidad. El decidido apoyo
de la UNESCO al llamado «Patrimonio Cul-
tural inmaterial» es una buena prueba de ello;
pero nuestras administraciones, que son jóve-
nes -acaban de cumplir el cuarto de siglo-, es-
tán sólo en parte preparadas para esos cambios
y los esfuerzos que han de hacer prometen un
futuro próximo lleno de novedades, de ideas y
de iniciativas.
Por lo que respecta a lo escrito por mí en
este libro, he intentado en todo momento res-
petar la recomendación del arr. 14.1 1 de la
Ley 3/2007 para la Igualdad Efectiva de Muje-
res y Hombres sobre el uso de un lenguaje no
sexista. Por eso protagonizan este libro no los
bienes culturales ni los hombres ni las mujeres,
sino las personas. A ellas, y sobre todo a las
más jóvenes, las nuevas generaciones, va dedi-
cado (lo cual es muy normal: se trata de un
manual universitario).

aburridas vitrinas? ¿Qué diferencias reales hay entre un gran mu-
seo nacional y uno pequeño, ÚJcal? Y ¿qué es un archivo? ¿los ha)
también públicos y privados? ¿Qué tienen que ver con el Pammo-
nio Cultural ÚJs archivos privados? ¿La biblioteca de mi barrio es
Patrimonio Cultural? ¿Qué es y cómo fanciona un consorcio de
una ciudad antigua?¿ Y una fandación cultural? ¿Sirve para dar-
le dinero a Cultura? ¿O para hacer ÚJ que Cultura no hace? ¿Hay
muchas fandaciones de este tipo en España? ¿Qué han hecho? ¿Pue-
do fandar mi propia asociación cultural? Y ¿cómo ÚJ hago? ¿Qué
son y en qué consisten unos estatutos? ¿Qué diferencia hay entre
una asociación cultural y el voluntariado? ¿Dónde puedo enterar-
me de si esas fandaciones y asociaciones hacen ÚJ que realmente de-
ben hacer? ¿Hay en España Institutos especializados en la Gestión
del Patrimonio Cultural? ¿Qué hacen y quépublican? ¿Cómo pue-
do trabajar en ellos? ¿Es posible investigar en la Gestión del Patri-
monio Cultural? ¿Existen proyectos de investigación de I+D sobre
este tema? ¿Hace algo el CSIC respecto al Patrimonio Cultural?¿~
a haber en elfaturo un grado de Gestión del Patrimonio Cultural?
Y si no, ¿dónde podréformarme para dedicarme a esto? ¿Es que va
a acabar alguna vez esta lista de preguntas y podré aprobar esta
asignatura? ¿Qué es y qué hace la UNESCO en el tema de la Ges-
tión del Patrimonio Cultural? ¿Qué es !COMOS? Y ¿qué es IC-
CROM? ¿Para qué sirven todos esos organismos? ¿Qué hacen exac-
tamente y cómo puedo saberw? ¿Es ÚJ mismo la UNESCO y el
Consejo de Europa? ¿No es este último ÚJ mismo que la Unión Eu-
ropea? ¿En qué se diferencia? ¿Qué ha hecho el Consejo de Europa
por el Patrimonio Cultural? ¿Se utilizan para algo las recomenda-
ciones, las cartas y ÚJs convenios? ¿Son iguales que las leyes? ¿Qué
piensa una persona inmigrante del Patrimonio Cultural de este
país? ¿Es que piensa algo.o ÚJ usa de alguna manera? ¿Cómo pue-
de sentirse orgulwsa de ÚJ que no es de su tradición ni de su cultu-
ra? ¿Es verdad que el Patrimonio Cultural ha sido utilizado .fre-
cuentemente como arma nacionalista? ¿Y eso, cómo ha sido? ¿Se
hace todavía? ¿Por qué, en cuanto hay una guerra, se destruyen los
museos, los archivos o las bibliotecas?¿España es superior a otros paí-
ses porque tiene mucho Patrimonio Cultural? ¿O porque tiene mds
monumentos declarados Patrimonio Mundial? ¿Por qué a mí me
fastidia que venga la gente extranjera y se lleve nuestro Patrimonio
Culturaly, sin embargo, cuando viajo a otrospaíses, me vengo car-
gada de objetos típicos de allí y no me parece mal?¿ Y quépasa en
este libro, que todo está en femenino? ¿Es que acaso habla de per-
sonas y de gentes y no de hombres y mujeres? ¿Es bueno el turismo
para el Patrimonio Cultural? ¿Por qué se cierran algunos fugares a
ÚJs que todo el mundo tiene derecho a ir, como las Cuevas de Alta-
mira? ¿Cudles son las salidas profesionales relacionadas con la Ges-
tión del Patrimonio Cultural? Si me aprendo este libro de memo-
ria, ¿podré sacar alguna oposición? ¿Qué hacen, concretamente, las
personas que trabajan en esto? ¿Se aburren, repiten todos ÚJs días ÚJ
mismo? ¿Qué se puede hacer para que la sociedad conozca sus de-
rechos y sus deberes respecto al Patrimonio Cultural? ¿Q.µéfaturo /.e
espera a todo esto? O, en definitiva, ¿quéfaturo nos espera?
Para empezar: preguntas 1 7
Aunque quisiera haber resultado lo más
simple y didáctica posible, el contexto de la
gestión de los bienes culturales en nuestro país
es muy complejo y está repleco de normas, de
siglas y de conceptos que no son de uso común
para el alumnado de las áreas de H umani-
dades. Por eso recomiendo paciencia: esto no
es una novela sino, sobre todo, pretende ser un
libro de consulta.
Lo he dividido en cinco secciones, ordena-
das de forma que, para una comprensión ade-
cuada, habría que leerlas y medi tarlas en ese
orden: primero saber de q ué estamos hablan-
do; luego cómo se gestiona; después qué tipos
de Patrimo nio Cultural existen; a continua-
ción cuáles son los organismos o instituciones
que lo manejan, y por último, qué piensa, ha
hecho, hace o puede hacer la sociedad con es-
tos bienes.
Dentro de cada una de las secciones los ca-
pítulos sólo presentan un orden «necesario» en
las dos primeras (conceptos y gestión); en las
otras no, de manera que pueden leerse desorde-
nadamente o podrían haberse ordenado de otra
forma, es irrelevante. En casi todos los capítu-
los he intentado explicar, al final, cómo se pue-
de llegar a trabajar profesionalmente en esa área
determinada, porque, al estar dedicado este li-
bro a las nuevas generaciones, sin la menor
duda esa cuestión les interesará. Y aunque pue-
da parecer que hablo mucho de «oposiciones»,
recalco desde ya que en este campo lo más im-
portante son dos palabras que empiezan por la
misma letra: información e imaginación.
La bibliografía citada se incluye al final del
libro y no es numerosa. Sobre todo porque se
trata de un tema no demasiado tratado, a ex-
cepción, tal ve:z, de los museos, aunque en lo
relativo a su gestión tampoco hay tanto. Se po-
drá observar que muchas de mis fuentes están
publicadas en un mismo sitio: la revista PH
Boletfn del IAPH, que desde 1992 viene sien-
do prácticamente la única que aborda todos
los temas posibles sobre el Patrimonio Cultu-
ral y sobre su gestión.
Y si alguna de mis preguntas os queda sin
respuesta eras la lectura de este libro, no du-
déis en matricularos en mi asignatura para
planteármela de nuevo; o bien escribidme.
Tendré mucho gusto en intentar ayudaros a
entrar en materia ... y a permanecer en ella.
SECCIÓN 1

Conceptos
 1 1 Qué es el
Patrimonio Cultural
Definición
El Patrimonio C ultural es el conjunto de bienes mue-
bles, inmuebles e inmateriales que hemos heredado
del pasado y que hemos decidido que merece la pena
proteger como parre de nuestras sefias de identidad
social e histórica.
Esos «bienes» so n el resultado de la obra humana.
Por eso, para nombrarlos, utilizamos los adjetivos «cul-
tural» o «histórico». Un tejón, un hormiguero o una
familia de ratones almizcleros sin duda podrían llegar
a considerarse como «patrimonio» (al fin y al cabo, los
hemos heredado del pasado, para bien o para mal),
El yacimiento de Atapuerca,
Burgos, con stt complqa eshwtigrafía.
Foto f 01-ge Mol"ll/es.
pero n u nca serían «culturales», porque no son obra
humana, sino de la naturaleza. Y aquí vamos a hablar
de obras humanas.
Es cierto que a muchos bienes de la naturaleza (a los
que denominamos <<Patrimonio Natural») les hemos
dado w1 «tratam iento cultural», tal vez porque los seres
humanos no sabemos dar ningún otro cipo de trata-
miento y todo lo que hacemos es «culcura>>; pero eso no
los convierte, a ellos mismos, los bienes de la narurale-
za, en «culrurales».
Hecha esca importante aclaración, volvamos a fi-
jarnos en la definición ofrecida en la primera frase
para señalar que en ella existen una serie de palabras
clave que se han de analizar. Las rres primeras, «mue-
bles», «inmuebles» e «inmateriales», se convertirán en
la base sobre la que va a pivotar el contenido de esce
libro. Como es bien sabido, un bien mueble es aq uel
que puede ser trasladado, es decir, cuya vida o conser-
vación no está ligada al suelo. El mejor ejemplo, en el
contexto que nos interesa, sería un cuadro de Goya,
pero can1bién un abanico, o una antigua máquina de
coser.
Los bienes inmuebles sí que están ligados al suelo,
viven en él y no pueden ser trasladados; en realidad,
aunque una tecnología moderna y costosa lo permitie-
ra, el bien perdería con ello su naturaleza contexrual,
el paisaje humanizado al que da forma y que le da ra-
zón. En esca ocasión, y siguiendo con lo nuestro, el
ejemplo propuesto es una iglesia.
Por su parce, los bienes de carácter inmaterial, como
su propio nombre indica, son escurrid izos, frágiles e
invisibles (a pesar de ello intentaremos verlos en el ca-
pítulo 13) y tienen que ver con canciones, bailes, sis-
temas de comunicación, modos de hacer, técnicas, ri-
tuales o fiestas. Un ejemplo que repetiremos: el
tradicional so nido de las campanas, que constituye en
sí mismo un lenguaje con el que se transmitían men-
sajes concretos a la población en una época anterior a
los móviles.
La segunda parte de la definición dice: «que hemos
heredado del pasado». Aquí vamos a parcir de la idea
de que ese pasado no tiene que ser remoto, pero sí ha
de ser «pasado», es decir, los objetos o bienes materia-
les a los que hace referencia esre libro ya no se fabrican
y están fuera de la circulación ind ustrial; en cuanm a
los inmateriales, también vienen ex.istiendo desde hace
tiempo, aunque estén en continuo ca mbio. Al haber-
los «heredado» -y ése es el significado real de la palabra
«patrimonio», algo heredado del pad re, o incluso de la
madre-, tiene que haber al menos una generación en-
tre quienes lo hicieron o lo inventaron y quienes aho-
ra vivimos. Por supuesto, encontraremos excepciones,
pero sólo serán cales.
Sobre lo que sí conviene reflexionar es que lo que
«hemos heredado del pasado» es también el propio pa-
sado, es decir, las decisiones que se comaron en su mo-
mento sobre lo que se co nservaría o no, sobre lo que se
destruida o no. En este sentido, el Patrimonio C ultu-
ral actual - lo que nos queda- es el resul tado de una se-
rie de constantes cambios, construcciones y destruc-
ciones, la mayoría de ellos inconscientes respecto al
daño que pudieran hacer a lo que ahora consideraría-
mos elementos patrimoniales, que se han producido a
lo la rgo de nuestra historia.
Por ejemplo: en 1936, cuando en España se inicia
la última guerra civil, las normas sobre el Patrimonio
C ultu ral -que entonces se denominaba «Tesoro artís-
tico de la nació n»- y la idea proteccionista del Occi-
dente europeo -establecida en la Carca d e Atenas, de
193 1 (véase capítulo 3)- ya existían. Los co nventos,
iglesias, ed ificios monumentales y cascos históricos
que se destruyeron formaban parce de ese «Tesoro».
Luego, cuando codo acabó, ya eran menos. Y, por su-
puesto, lo mismo había ocurrido en las guerras ante-
riores.
Así, lo que hemos heredado es mucho, pero, des-
de luego, es muy poco si lo comparamos co n lo que
virtualmente podría existir aún si la idea proteccio-
nista y los mecanismos de gestión del presente se re-
montaran, por ejemplo, a hace dos siglos. Es evidente
que la propia h istoria, el propio pasado, se ha com-

portad o de una fo rma d estructora, a veces incl uso sal-
vaje, con los elementos patrimoniales. Por eso, el Patri-
monio C ultural .actual puede considera rse y t ratarse
como un superv1v1em e.
Ap arece después la pan e siguiente de la defini-
ció n: «hemos decidido que merece la pena proteger».
Alude al h ech o de que no todo lo que nos rodea, por
bello o antiguo que pued a parecernos, es au to mática-
mente Patrimonio Cul tural. Los bienes se convie n en
en Patri monio gracias a una vol untad social, a un ver-
dadero acto de amo r procedente d e una im ritución ,
de un gobierno, de una asociació n o de una persona,
hacia u n objeto o un co njun to de objetos, hacia un
edi ficio o un pueblo, hacia una tradición; nos gusta,
n os hace sentir orguUo c ul cural o histó rico, nos dife-
rencia, nos define o contribuye a ello, nos e nriquece,
n os procu ra felicidad .. . Por codas o po r alguna de esas
razo nes, proponem os que se considere Patrimonio
C ulcural, que se declare o se inventaríe corno cal y que
como tal se proteja, que los mecanism os de gestión es-
t ablecidos por nuestros gobiernos se pongan en prácti-
ca con él o con ellos, para que las generaciones fu turas
puedan también disfrutarlos. Para ello, los parrimonia-
lizarnos.
Máquina de coser, Museo Cnsn Milil,
Bt11-celo11a. Foto Belén R. Nuere.
Qué es el Patrimonio Cultural l 13
Por último está ese asumo de las «señas de identi-
dad social e histórica», bastante discu tible en un mun-
d o precendidamence global, de cuyos problemas éticos
hablaremos al final del libro, en la sección V . Se erara
tamb ién de una cualidad que ha sido utilizada como
mocivo nacionalista, más o men os exagerado, en mu-
chas ocasiones, sobre codo en los ciclos históricos con
mayor incidencia de este ripo de pensamiento políci-
co, corno el actual. La identificación étnica a través de
objetos o de ritos, es decir, mediam e elementos cultu-
rales materiales o no, presenta la mayoría de los pro-
blemas que se derivan de tratar algo cambiante y móvil
como si fuera fijo e inmutable. Nuestras costumbres,
nuestra relación con el medio am b iente, nuestra ma-
nera de construir casas o chozos, catedrales o ermitas,
no ha sido «siempre asÍ». Fue de este modo en la Edad
del Bronce, o en el Medioevo, o tal vez en la época de
los Reyes Católicos, pero siempre estuvo cambiando,
nunca, como cualquier otro elemento de la cultura
humana, dejó de m overse: se erara d e u n proceso, no
de una escena. Y el co ncepto de Patrimo nio C ultural,
en el mundo occidencal actual, lo suele tratar como lo
segund o y como tal intenta fosilizad o, lo cual no de-
ja de causar problemas. Los veremos mejor más ad e-
lame.
Caracteres básicos
D e la definición que acabarnos de desmen uzar se des-
prende una característica prop ia de todo b ien cultu-
ral: su razón de ser es social. Con otras palabras: o sus
valo res pueden ser disfrutados p or roda la sociedad, o
dejan de tener sentido como Patrimonio Cultural. Esta
cualidad resulta cambién un foco de p roblemas si re-
cordamos que el Derecho del mundo medi terráneo en
el que vivimos, heredero del romano, presenta com o
pun to de arranque el princip io d e la prop iedad p riva-
da. H acer compatible esa p ropiedad con la prerroga-
t iva d e la soc iedad a acceder y disfrutar de ese bien n o
es, evidentemente, fácil.
Además, como veremos después, los más rele-
vantes de estos bienes patrimo niales, cua ndo h an
sido declarados Bienes d e Interés C ult u ral (BIC),
pasan a estar sometidos a la necesidad de autoriza-
ción administrativa p ara casi cualquier cosa q ue se
q uiera h acer co n ellos: comp rarlos o venderlos, res-
taura rlos o adecuarlos, mo dificarlos, ere. Por su par-
re, los bienes arqueológicos - declarados o no- suben
u n grado más en su razó n de ser social: se co nside-
ran «de d ominio público» (véase cuadro 1.1 ), se ex-
 CUADRO 1.1
¿Qué es el «Dominio Público»?

En el Derecho español, los bienes de «dominio público»,

o «demaniales», son aquellos cuya titularidad correspon-
de a las administraciones públicas. Se destinan a usos ge-
Iglesia de San Gabriel nerales, como una playa, o un parque, o un río; o a un
Loja (Granada). Fon- servicio público, como una escuela, un museo, etcétera.
do gráfico IAPH. Por lo que respecta al Patrimonio Cultura.! , eI «dominio
público» afecta al Patrimonio arqueológico - que no pue-
de ser de titularidad privada, es de toda la sociedad- y al
llamado «Patrimonio Nacional», conjunto de bienes
afectados al uso de la Corona. Además, los bienes cultu-
rales declarados BIC, sean de propiedad pública o priva-
da, están sujetes a una limitación en su uso. Esa limita-
ción obliga a la propiedad a solicitar permiso y llegar a
acuerdos con Cultura anee cualquier obra, modificación,
venca, etc., que se desee hacer con el bien declarado.

cluyen, por lo tanto, del tráfico jurídico privado y

necesitan, igual que los BIC, au to rización adminis-
trativa para casi todo.
El segundo de los caracteres básicos del Patrimo-
nio Cultural es su naturaleza «no regenerable», lo que
quiere decir que su destrucción es irreversible. Se
comprende m ejor esta cualidad - o este problema- si
comparamos, por ejemplo, un inmueble del Patrimo-
nio Cultural como un yacimiento arqueológico, con
un bien medioambiental, co mo un bosque. Es evi-
dente que la destrucción tanto de uno como de otro
es una pérdida lamentable. Pero en el segundo caso es
posible que, con los debidos cuidados, en 300 años el
bosq ue vuelva a existir. El yacimiento arqueológico,
por mucho que se riegue, no volverá a crecer. Y no
puede reconstruirse, porque su razón de ser es la es-
'.
tratigrafía y ésta no se construye. Su destrucción no
tiene vuelta atrás.
\ ¿Qué significa esto realmente? Pues que los meca-
nismos de protección que las administraciones han
diseñado y utilizan para la salvaguarda de los bienes
culturales han de basarse más en la planificación y la
prevención que en las puniciones de los hechos con-
sumados. En definitiva, por lo que hay que luchar, en
lo que hay que educar a la ciudadanía, es por conse-
guir que el daño o el expolio no se produzca, m ás que
incidir en poner una multa o llevar a la cárcel al indi-
\ viduo que lo ha causado. En el campo del Patrimonio
\

\

Cultural, co mo en tantos otros, m ás vale prevenir que
curar, educa r que castigar.
La tercera de las características que aquí voy a
com entar afecta a muchos de los bienes c ulturales,
aunque no a rodos: en un gran número -sobre todo
los arqueológicos- pertenecen a contextos sociales
olvid ados, por lo q ue pueden resultar difíciles de
comprender y necesitan un tratamie nto didáct ico
específico. Así, las personas especializadas en Ar-
queología pueden llegar, por ejemplo, a la conclu-
sión de que un dolmen es un enterram iento colec-
tivo - o sea, un cementerio tipo fosa común- d e la
época neolítica o de la Edad del Bronce. Pero para
cualquier visitante sin educación arqueológica eso
no es evidente, p orque en nuestro mundo actual los
cementerios son muy difere ntes. H ay que explicarlo
d e forma didáctica y co mprensible, lo que no es ne-
cesario, al m enos en principio, c uando se t ra ta de vi-
Qué es el Patrimonio Cultu ral l 15
sirar un bien cultural que, aunque sea antiguo, sigue
teniendo el mismo uso en la actualidad, como pue-
de ser el caso de una iglesia catedral; o se perpetúa
en el tiempo una equivalencia entre la forma y la
función , como ocu rre con un teatro romano o una
ci udad medieval.
Esta necesidad de una didáctica especial abre, por
u n lado, un amplio camino para la creación de p ues-
tos de trabajo; pero, por otro, coloca a las personas
que la practican en una situación casi siempre difícil.
Porque hay que contar historias, hay que relatar algo
que pueda atraer a la gente en general, que esa gente
pueda comprender. No basta con en umerar o descri-
bir los objetos, sino que hay que hablar de su signifi-
cado social, hay que «interpretar», y eso nos introduce
en un campo teórico Lleno de espinas, responsabilida-
des y dudas, al que dedicaremos varios espacios en
este lib ro.
16 1 Conceptos
El expolio del
Patrimonio español
durante la invasión
napoleónica
La invasión de España por las tropas napoleónicas
supuso, desde un punto de vista cultural, el saqueo más
importante del Patrimonio español durante el siglo x1x.
Este momento coincide con una falta de regulación j u-
rídica y con la escasa conciencia ciudadana de su va-
lor. La expedición de Napoleón a Egipto fue un aconte-
cimiento significativo tanto desde una perspectiva
militar como cultural. Se ponen de moda las antigüeda-
des egipcias en toda Europa y los incipientes museos
serán uno de los medios de difusión de la cultura egip-
cia.
Las campañas de Napoleón en Europa seguirán el
modelo empleado en Egipto, consistente en un único pro-
yecto con dos objetivos principales: la conquista militar
de los territorios y el expolio sistemático de los bienes
culturales de cada uno de los países conquistados. En
consecuencia, una de las reacciones más fuertes ante
el imperialismo napoleónico será la aparición de los na-
cionalismos, puesto que el rechazo al invasor condujo a
que los países agredidos buscaran sus propias raíces y
quisieran conocer mejor su pasado.
Una de las primeras decisiones que se tomaron en Es-
paña después de su ocupación por las tropas napoleó-
nicas fue la supresión, el 18 de agosto de 1809, de todas
las órdenes religiosas, con el fin de crear en Madrid un
museo que albergara las obras artísticas de los conven-
tos, como quedó establecido mediante el Decreto de 20
de diciembre de 1809. El propio Decreto contemplaba la
formación de una segunda colección para exponerla en
el Museo Napoleón de París. Además de las obras pro-
cedentes de los conventos se sumarían otras que perte-
necían a las colecciones reales. La expedición militar de
José 1 a Andalucía, en 181 O, tenía también un objetivo cul-
tural, dado que el Decreto de 11 de febrero de 1810 or-
denaba reunir en las estancias del Alcázar de Sevilla los
cuadros de los grandes pintores españoles que se en-
contraban en dicha ciudad.
José 1nombró a Fréderic Quillet conservador del museo
que se pretendía fundar en Madrid. Quillet se dedicó a di-
versas actividades artísticas, algunas de ellas no muy le-
gales, llegando a ser acusado de comerciar con marchan-
tes ingleses y franceses. Las pinturas expoliadas se
fueron depositando en el convento dominico de El Rosa-
rio, que no reunía las condiciones adecuadas para la con-
servación de las obras. Para sede del museo se pensó en
el palacio de Buenavista, que también estaba destinado a
albergar obras procedentes del Buen Retiro y del Palacio
de la Casa de Campo. De hecho, el expolio de las obras
artísticas afectó prácticamente a todos los conventos de
Madrid: San Francisco el Grande, Santo Tomás, El Salva-
dor y El Escorial (Colorado 2008 y 2008a), por citar sola-
mente algunos de ellos. Como consecuencia del expolio,
los conventos quedaron abandonados y fueron objeto de
todo tipo de actos vandálicos y de robos realizados por
cualquier persona, nacional o extranjera.
Podemos afirmar que no sólo se dio el expolio «ofi-
cial", cuyas obras estaban destinadas al museo de Ma-
drid o de París, sino también el saqueo orquestado por
parte de los mariscales, siendo uno de los más desta-
cados Soult, quien intentó comprar, con métodos poco
ortodoxos, obras de pintores españoles y, en especial,
de Murillo. De hecho, llegó a sacar de nuestro país más
de cien pinturas, entre las que destacaban quince fir-
madas por el mismo Murillo. Otros generales, como Mu-
ral, se orientaban más hacia las pinturas italianas y fla-
mencas. Lo mismo podríamos decir de otros muchos
cargos del ejército e, incluso, de los simples soldados,
uniéndose a todos ellos los funcionarios regios, los
marchantes y los diplomáticos extranjeros. Se tiene
constancia de que la colección de monedas de la Penín-
sula Ibérica, de época antigua y medieval, que había reu-
nido el P. Florez, desapareció durante el saqueo del
Convento de San Felipe el Real de Madrid.
Aunque siempre ha sido tema de interés el saqueo de
los bienes muebles, debido a que salieron de España y al-
gunos no pudieron recuperarse jamás, hemos de afirmar
que no tuvieron tanta resonancia los bienes inmuebles,
objeto también de un importante vandalismo y destruc-
ción. Algunos edificios históricos se utilizaron como cuar-
tel , como sucedió con el convento de Santo Tomás y con
el edificio diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva,
actual Museo del Prado, llegando incluso a quitarle a este
último toda la cubierta del tejado, dejándolo totalmente
desprotegido. En Toledo sufrió un gran expolio el conven-
to de San Juan de los Reyes, quedando prácticamente

destruido por un incendio, mientras que la Sinagoga de
Santa María la Blanca de Toledo y San Isidoro de León
fueron utilizados como establos. Otro de los edificios que
se vio muy afectado por la invasión fue el monasterio de
El Escorial, en el que se llegaron a quemar muchas de las
estructuras de madera, al tiempo que se saquearon nu-
merosos objetos litúrgicos. Además, entre las decisiones
que tomó José 1, se encontraron las reformas urbanísticas
que realizó en las Plazas de Oriente, San Miguel y Santa
Ana y que obligaron a derribar algunos de los conventos
más significativos de Madrid.
Durante esta época, el comercio de obras de arte ad-
quirió unas dimensiones tan importantes en España, con
el fin de exportarlas al extranjero, que el mismo José 1 pu-
blicó un Decreto el 4 de agosto de 1810, prohibiendo que
las obras de arte salieran del país, aunque resultó infruc-
tuoso, porque eran muchas las que ya habían sido envia-
das al extranjero. Será Fernando VII quien, a su vuelta a
Qué es el Patrimonio Cultural l 17
España, ordene la devolución de las obras de arte, estu-
vieran en España o en el extranjero, a sus lugares de pro-
cedencia, lo que no impidió que un número significativo de
ellas se perdieran definitivamente. Para llevar a cabo dicha
tarea se nombró a la Academia de la Historia para que se
hiciera cargo del inventario de las obras y de buscar a sus
propietarios originarios. Con la firma del Tratado de París,
el 30 de mayo de 1814, Francia se ve obligada a devolver
las obras de arte que habían sido confiscadas por las tro-
pas francesas. El rey Luis XVIII decretó su devolución,
pero serán muchas las dificultades que se encuentren
para llevarla a cabo y el mismo Vivant Denont, director del
Museo del Louvre, hará todo lo posible para que se retra-
sase.
Los franceses estaban convencidos de que Francia
debía custodiar las mejores obras del arte europeo por-
que sólo ella estaba en condiciones de darlas a cono-
cer, sacándolas a la luz, dado que ya habían permane-
cido en la oscuridad y en el olvido demasiado tiempo en
sus países de procedencia. Razón de más para, de una
forma harto sutil , justificar lo que podemos considerar
un auténtico robo de obras españolas que, finalmente,
se fueron dispersando por diferentes museos europeos
y americanos. El mismo Fernando VII cedió, de forma
excesivamente desinteresada, gran parte de la colec-
ción formada por Wellington.
Sea como fuere, era evidente que los países europeos
sentían una gran admiración y ten ían sumo interés por
las obras de arte que custodiaban los conventos y pala-
cios españoles y eso influyó en el gran trasiego que ex-
perimentaron dichas obras. Pero también sirvió para que
la ciudadanía española despertara de la modorra cultu-
ral en que se encontraba y comenzara a valorar su Patri-
monio Histórico hasta el punto de sentir la necesidad de
crear un museo público. Muchas fueron las obras expo-
liadas por los franceses y ya poco se podía hacer por re-
cuperarlas en su totalidad. Pero surgió un nuevo espíritu
que animó a emprender un camino cargado de ilusión y
de futuro. Así se aprenden las lecciones de la historia y
así se comienza a admirar, conservar y proteger el Patri-
monio Cultural, que es de todo el mundo y que todas las
personas estamos llamadas a guardar y difundir como el
más preciado tesoro, del que hemos de ser fieles depo-
sitarias y diligentes divulgadoras.
FRANCISCA HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ
Profesora Titular del Departamento de Prehistoria.
Universidad Complutense de Madrid.
18 1 Conceptos
¿Para qué sirve el Patrimonio Cultural?
Podemos imagi nar muchas respuestas a esca pregunta:
para construir la historia, para tener pruebas de un pa-
sado -más o menos heroico-, para dar raíces y consis-
tencia a una determinada sociedad, para elevar el ni-
vel cultural de las personas, para sentir y generar
orgullo -claro, en los casos heroicos- , para conservar
el medio en el que se encuentra el bien, para atraer vi-
sitan ces y con ello crear puestos de trabajo y riqueza,
para ... (a ñádase aquí codo aquello positivo que pueda
llegar a imaginarse) .
Claro está que la respuesta también puede ir por
otros caminos. Alguien podría d ecir: los bienes cultu-
rales no si.r ven para nada, son un conjunto d e cosas
viejas, arruinadas y costosas, y mejor sería derri barlas
y construir en su lugar viviendas sociales a bajo cos-
co. A quienes piensen así, les recomiendo leer esre li-
bro; cal vez les ayude a cambiar de idea. O ral vez les
ayude a afianzarla, nunca se sabe.
Lo que sí es cierro es que la historia de Europa, o
del mundo occidental en general -nuestro o rgulloso
1<primer mundo»-, está muy unida al desarrollo del
concepco de Patrimonio Cultural como seña d e iden-
tidad histórica. Hoy día es uno de los acriburos que
«dan personalidad» a cada uno de los países de una
Europa que nunca será global en este aspecto, muy en
especial en su parte mediterránea, cuna de las cultu-
ras madre de las nuestras actuales. De hecho, si ana-
lizamos a fondo el texto del Tratado de Maastrich c,
que en 1992 dio marco legal a la Unión Europea, ve-
remos que se rechaza la uniformidad cultural y, por el
Expolio del Hospital de la Armada Britá11fra.
Isla del Rey, Mahón. Foto Servicio de
Patri111011io Histórico del Co11sell l11s11la1· de Me11ora1.

contrario, se defiende el derecho y la libertad respec-
to a las rradiciones culrurales de cada pueblo.
En realidad, si buscamos una urilidad realmente
prácrica a los bienes culrurales, hemos de pensar en
el desarrollo rurístico. Nuestro país ha sido duranre
muchos años un foco de arracción por el clima y las
playas; ahora, desde hace al menos dos décadas, ese
tipo de turismo, por lo general de bajo rendimiento
económico, se está diversificando, y se ofrecen alter-
nacivas q ue rienen que ver con el disfrure de los bie-
nes naturales y culrurales, normalmente combina-
dos. Enclaves con una economía deprimida y con
población escasa y envejecida pueden convertirse en
lugares turísricos en los que la oferta se centre en la
paz, el aire puro, la visira a un yacimiento prehistó-
rico abierro al público y la subida a una montaña en
cuya cima hay una vieja ermita. Así, los elementos
supervivientes de nuestro Patrimonio Cultural han
comenzado a revalorizarse, a mirarse con unas espe-
ranzas distintas a las que antes se sentían ante un
conjunto de piedras viejas y arruinadas; este fenóme-
no, que puede llegar a ser peligroso (lo anal izaremos
en el capírulo 25), es también una luz de esperanza
para el futuro de los propios bienes.
¿Quién protege el Patrimonio Cultural?
Nuestros monumentos, nuestras costumbres tradicio-
nales, nuesrros yacimientos arqueológicos o nuestros
molinos de viento tienen una característica común: no
rienen voz propia. Para reclamar sus derechos, luchar
por su supervivencia o manifestar sus deseos de darse
a conocer, la única voz que pueden urilizar es la de las
personas. Nosotras, por lo canto, quienes formamos la
sociedad y vivimos en ella, somos la voz del Parrimonio
Culrural.
De acuerdo con esto, la ún ica respuesra correcra a
la pregunta que pone título a este aparrado debería
ser: roda la sociedad, toda la gente es quien prorege el
Patrimonio C ulrural.
Pero, al menos hasra ahora, no es una respuesta
ajustada a la realidad. Una gran parte de la ciudada-
nía puede desarrollar en nuestro tiempo toda una vida
profesional, normal e incluso variada, sin llegar a te-
ner nunca la conciencia de que en su entorno hay
elementos culturales que han de ser protegidos y
considerados Parrimonio Cultural o Histórico. Ape-
nas lo aprende, como veremos, en la escuela; tampo-
co lo va a encontrar en el entorno familiar ni en la
TV, salvo excepciones. Es probable que confunda el
Qué es el Patrimonio Cultural 1 19
Parrimonio Nacional con el Patrimonio Histórico y
que no sepa que, desde 1985, un BIC es algo más
que un bolígrafo ...
Por supuesto, es cierto, y lo analizaremos en este
libro, que poco a poco la sociedad civil comienza a
desempeñar cierto papel en la gestión y protección de
los bienes culturales. En este campo, las fundaciones
y las asociaciones culturales (capítulo 20) son piezas
clave, llamadas a tener mucho futuro; pero por ahora
no dejan de ser excepciones.
Otra respuesta correcra sería: rodas las administra-
ciones públicas (cuadro 1.2). Pero tampoco se ajusta
a la realidad. Como iremos analizando a lo largo de
este libro, muchas administraciones aparentemente
ajenas a los bienes culturales los gesrionan, los mane-
jan e incluso pueden destruirlos. Me refiero a Obras
Públicas, a Urbanismo, a Medio Ambiente ... Poco a
poco, esca situación esrá cambiando y tendrá que ha-
cerlo mucho más en el fururo si queremos que nues-
tros protagonistas supervivientes -los bienes culrura-
les- sigan siéndolo.
CUADRO 1.2
Art. 46 de la Constitución Española
Los poderes públicos garantizarán la conservación y promo-
verán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural
y artístico de los puebÚJs de España y de los bienes que lo in-
tegran, cualquiera que sea su régimen jurídicoy su titulari-
dad. La Ley penal sancionará los atentados contra estepa-
trimonio.
Por lo canto, la única respuesta aj ustada a la reali-
dad, en la actualidad, es: las administraciones compe-
tentes en materia de Cultura -Consejerías y Ministe-
rio- son las que gestionan y protegen el Patrim onio
Cultural. Una gran pane de esa protección -también
lo veremos- tiene que ver con la difusión, con lo que
se consigue enlazar con la ciudadanía e incluso con
las orras administraciones, y así se cumplen, al menos
un poco, las en apariencia utópicas premisas iniciales
de este aparrado.
¿Qué bienes del Patrimonio Cultural son compe-
tencia del Ministerio de Cultura y cuáles lo son de las
Comunidades Autónomas? Como iremos viendo a lo
largo de este libro, esa cuestión está clara desde la
Consrirución de 1978, la publicación de la Ley de Pa-
20 1 Conceptos
rrimonio Histórico Español de 1985 y de la senten-
cia del Tribunal Constitucional al respecto, en 1991;
el Ministerio de Cultura tiene competencias sobre un
grupo de bienes muy concreto: los archivos, bibliote-
cas y museos estatales (en su mayoría denominados
«nacionales») y los bienes históricos del Patrimonio
Nacional (conjunto de elementos afectados al uso de
la Casa Real española, pero de dominio público, co-
mo antes se señaló). Por su parte, las Comunidades
Autónomas tienen competencias plenas sob re los bie-
nes del Patrimonio Cultural que están situados en sus
propios territorios, salvo en los concretos casos ame-
nores.
Cómo nace y evoluciona el concepto
de Patrimonio Cultural
El nacimiento del concepto de Patrimonio Cultural, tal
como lo entendemos hoy, es una construcción social
del siglo XX, pero fue gestado, como tantos otros fenó-
menos, en las revoluciones y movimientos del siglo XIX,
a su vez basados en el devenir histórico del XVIII. Como
podemos leer en el recuadro que acompaña a este capí-
tulo la G uerra de Independencia tuvo mucho que ver
en ello, impulsando, al menos entre las clases pudientes
y cultas, ese sentimiento de propiedad y de orgullo que
constituye uno de los pilares de la idea social de los bie-
nes culturales.
Es evidente que la presencia y la acción de la Igle-
sia católica ha modelado nuestro pasado desde cual-
quier punto de vista, y también, por supuesto, desde
el Patrimonio Cultural. La Iglesia y la monarquía son
los dos puntales sobre los que se asienta la riqueza ar-
tística y arquitectónica de Europa, y el papel de am-
bas instituciones ha sido clave para su conservación ...
y también para su destrucción. La acumulación de bie-
nes muebles e inmuebles - todos ellos, por supuesto,
basados en aspectos inmateriales de carácter ritual-
de la Iglesia chocó en el siglo XlX con una sociedad
que iniciaba su andadura laica, lo que produjo, a tra-
vés sobre todo de las desamortizaciones, un interés
por la conservación de los bienes artísticos y arquitec-
tónicos que quedaban sin dueña.
Así nacen los museos en España. Y también la for-
mulación de un concepto de Patrimonio Cultural
- que, evidentemente, entonces no se llamaba así-
centrado en los aspectos artísticos y arquitectónicos:
los monumentos y las obras de arte, bastante ajenos
en general a la vida cotidiana de las personas norma-
les, se convirtieron en las bases sobre las que se asen-
tó esta primera idea sobre el Patrimonio Cultural,
permaneciendo así durante mucho tiempo.
Por esa razón, no nos extrañará ver cómo las pri-
meras normas y documentos nacionales e internacio-
nales sobre la protección de los bienes culturales se
centran en la arquitectura y en los bienes muebles de
carácter artístico. El Patrimonio Arqueológico ingre-
sa en ese concepto sobre todo a través de sus elemen-
tos más monumentales, los restos de la época roma-
na, o bien de los más «artísticos», como las esculturas
o las bellas cerámicas ibéricas. En todo caso, se trata
de una idea occidental y elitista, que enfatiza la rique-
za y grandiosidad, los llamados «Tesoros de la na-
ción», aquello de lo que cualquier persona, aunque
no lo comprenda y no sepa qué significa histórica-
mente, puede sentirse orgullosa.
Hasta la segunda mitad del siglo XX no se asienta el
segundo paso en esta historia: la noción de contexto.
Es una idea muy relacionada con la arqueología, para
la que el lugar que ocupa y la función que desempeña
el objeto antiguo comienza a tener incluso más impor-
tancia que su valor o su belleza, ya que sirve para expli-
car el pasado mucho mejor que esto último. En docu-
mentos internacionales como la propia Carta de
Venecia, de la UNESCO, 1964 (véase capítulo 22), se
hace hincapié en que no es sólo el monumento aislado
el que hay que proteger, sino también el ambiente ur-
bano o paisajístico que lo rodea; y que no son sólo las
grandes obras las que hay que tutelar, sino también
aquellas más modestas que hayan adquirido, con el
tiempo, un significado cultural.
En España, estas nuevas ideas se fijan en la ge-
neración de normas y de administraciones que sur-
gen con el Estado democrático, ya en el último ter-
cio del siglo XX. Y es este fragmento de la historia,
el último, el que más modifica y altera el concepto
que aquí estamos tratando: se incorporan poco a
poco los bienes de carácter etnológico, tanto los
materi ales como los inmateriales -q ue, por cierto,
siempre han estado juntos; es una moda actual, que
veremos en este libro, lo que parece estar separán-
dolos- , y se asienta, sobre todo a partir de la Carta
de Florencia, del año 2000, la idea patrimonial de
los paisajes.
Como se puede ver, hemos pasado de una obra de
arte aislada a un paisaje, de un monumento grandio-
so a un espacio cultural que cada día se vive, se usa y
se transforma ... Ahora tenemos un concepto más glo-
bal, mucho más amplio y como consecuencia tam-
bién m ás difícil de conocer y de proteger. Al mismo
tiempo se ha visto modificado nuestro «orgullo». An-
res era local, provinciano, patriota; ahora, aunque
también lo siga siendo a veces, es más global, mun-
dial, «de la h umanidad». Y sobre rodo para determi-
nadas partes d el mundo, como la nuestra, enriqueci-
da continuamente con aportaciones fo ráneas, cierra
de inmigració n, los mo nu mentos, las arces, las pro-
ducciones o las músicas de muchas ou as cierras son
también «nuestras» ...
Existen en nuestro enrom o un buen número de
obras que detallan las circunstancias de esta historia,
los hitos que la empujaron y fo rmaron y los resultados
que se obtuvieron, una historia repleta de avatares que
demuestra muy bien la idea, ya expuesta aquí, de que
los bienes que han llegado hasta nuestros días son ver-
daderos supervivientes. Para cualquier persona que de-
see ahondar en este interesanúsimo rema es recomenda-
ble la lectura de Muñoz Cosme (1989); de Ordieres
(1995); de Campillo (1998); de Prars (1 997); de Ba-
ilare y Tresserras (2001); de Hcrnández (2002); de
H ernández i Man í et al. (2005); de Tugores y Planas
(2006); de Macarrón (2008); o, la hace poco traduci-
da, de Choay (2007).
También de reciente publicación es un análisis his-
tórico que se rem o nta al siglo xvrn, de lectura muy
ilustrativa (Quirosa 2008).
Como se señaló en las primeras frases de este ca-
pítulo, existe una clara o posición entre los bienes cul-
turales (producto de manos y mentes humanas) y los
bienes naturales (producto de la naturaleza) . En
nuestra vieja, poblada e historiada península poca
cosa habrá «natural», sin intervención de mano hu-
mana, y, sin embargo, an1bos conceptos aparecen se-
parados en la normativa, en las administraciones y,
sobre todo, en la idea social. Veremos a lo largo de
este libro algunos intentos de coo rd inación, sobre
todo por parte de la U nión Europea, en cuyo seno
aparecen juntos ... Pero la verdad es q ue, aunque al-
guna de las obras que eraran del Patrimonio Cultural
incluyan en él al natural o med io ambiente (por
ejemplo, H ernández i Marcí et al. 2005, pp. 82-89),
la situación de separació n - incluso académica- es casi
coral. Por esa razón, entre otras, en este libro no se ha-
blará de los fósiles, ni de los bosques, ni de las cigüe-
ñas . .. Aunque todos ellos estén ahí, adornando, ro-
deand o o sobrevolando los bienes culturales de los
que trataremos.
 2 1 La palabra «Patrimonio»
y sus múltiples
apellidos y usos
¿Patrimonio Cultural o Histórico?
La palabra «Patrimonio», primera parte de nuestro dúo
protagonista, no es en absoluto unívoca. Si vamos a un
diccionario cualquiera, veremos que se trata de los «bie-
nes o hacienda que una persona ha heredado de sus as-
cendientes», o bien de los «bienes propios adqu iridos
por cualquier título» (Casares 1984). Estas definiciones
nos Uevan al mundo de lo fiscal y de las declaraciones a
la Hacienda pública, y nos alejan bastante de lo que
aquí nos interesa. Por esa razón, cuando hablamos de
los bienes culturales, resulta necesario colocar, detrás de
«Patrimonio», algún adjetivo clarificador. H oy por hoy,
el más utilizado por las administraciones responsables
españolas es el de «Culcural», una razón, no la única,
por la que lo hemos elegido para este libro; pero aten-
ción: muy de cerca en cuanto a incidencia en el empleo
admin istrativo, se encuentra el adjetivo «Histórico». ¿Se
trata, acaso, de dos realidades o conjuntos patrimonia-
les distintos?
La respuesta a esta pregunta depende del lugar o
contexto desde el que la planteemos. En el ambiente
académico o universitario, nada más lejos que imagi-
nar la posibilidad de que la culcura y la historia sean si-
nónimas. La culrura, por su parre, es un término de
significado complejo que reúne todas las manifestacio-
nes o producciones creativas del ser humano, tanto las
de ayer como las de hoy, tanto las más bellas, artísticas
y valoradas, como las más básicas. H istoria, sin embar-
go, es un concepto más restringido: por un lado se re-
fiere al conocimiento del pasado y, por otro, a los he-
chos o los acontecimientos de ese pasado, gracias a los
que podemos construirlo y explicarlo. Como se puede
ver, y de acuerdo con esto, el adjetivo «Cultural» debe-
ría comprender muchos más bienes que «Histórico•>,
porque se trata de un concepto más amplio y más abar-
cador.
Pero en el ambiente administrativo -y la Gestión
del Patrimonio Cultural es ante todo adm inistrativa,
ya lo anunciamos en el capítulo anterior- el uso real
d e ambos adjetivos nos demuestra que sí se conside-
ran sinónimos.
Veámoslo: cuando, en 1985, se publicó la primera
ley de las 18 vigentes en la actualidad sobre los bienes
cul turales, la Ley de Patrimonio Histórico Español
(en adelante LPHE), se aprobó con el adjetivo «His-
tórico» tras una decisión discutida por el equipo de
personas que la redactaron. En aquellos momentos, la
tradición francesa apoyaba el uso de «Histórico» y la
italiana el de «Cultural», mientras que la ley españo-
la anterior, la Ley de 1933, se había denominado «de
Patrimonio Histórico-Artístico». Una vez se decidió
eliminar el adjetivo «Artístico» en la nueva norma, por
considerar que se trataba de un término demasiado
subjetivo y cambiante - modas, precios, mercados,
etc.-, la discusión se centró en las tradiciones france-
sa e ital iana, no en el significado real de ambos térmi-
nos. Y se eligió la francesa.
A partir de 1990, como analizaremos con más deta-
lle en el capítulo siguiente, las Comunidades Autóno-
mas (CCAA en adelante) iniciaron la publicación de
sus respectivas normas sobre este tema. La primera en
hacerlo fue Castilla-La Mancha, que utilizó el adjetivo
«Histórico», como la estatal; pero la segunda, la del País
Vasco, ya cambió a «Cultural». Las razones aparecieron
en el preámbulo de esta ley: se pretendía abarcar algo
más que sólo lo histórico. Sin embargo, cuando se ana-
liza el contenido de esa norma, puede verse que los bie-
nes que se tratan son los mismos que en las otras dos:
los inmuebles, los muebles y, desde luego tangencial-
meme, los inmateriales.
Las leyes posteriores fueron utilizando de forma
casi alternativa un adjetivo o el otro, llegando a un ver-
dadero empate técnico cuando en 1999 Extremadura
24 1 Conceptos
publicó la suya, a la que denominó «Histórico y C ul-
tural» sin que apenas pudiera comprenderse la razón o
la diferencia (explicaré este punto en el capítulo 13).
Otra excepción ha sido La Rioja, que utilizó para de-
nominar a la suya nada menos que tres adjetivos: «His-
tórico, Cultural y Artístico». En estos momentos, con
todas las normas de las CCAA publicadas, e incluso al-
guna, como Andalucía, ya en una segunda edición,
gana por mayoría el adjetivo «Cultural» (véase cuadro
3.5).
Pero son casi iguales: tratan de lo mismo, preten-
den idénticos objetivos y no hacen distinciones, por
mucho que lo anuncien en sus preámbulos, por lo que
no hay más remedio que llegar a la conclusió n, como
antes dije, de que, desde el punto de vista administra-
tivo y legal, «Cultural» e «Histórico» se utilizan como
sinónimos. Lo que esto quiere decir, en realidad, y
para lo que nos interesa en este libro, es que, si busca-
mos corrección, debemos utilizar el adjetivo propio de
la norma de la Com un idad Autónoma en la que este-
mos trabajando, sabiendo que con ello conseguiremos
al menos demostrar n uestro conocimiento.
Y si estamos tratando del conjunto de los bienes
culturales, como en este libro, podemos usar la liber-
tad de elegir, y hablar de «Patrimonio Cultural», de
«Patrimonio Histórico» o incluso de «Patrimonio
Histórico o Cultural». Todo ello es correcto. Lo que
no lo es, o al menos no me lo parece, porque conduce
a un equívoco, es utilizar la palabra «Patrimo nio» en
soledad, ya que enseguida nos preguntarán: ¿qué Pa-
trimonio?
Patrimonio Cultural frente a Patrimonio
Natural
Como es bien conocido, el Patrimonio Natural o Me-
dioambiental está de moda: los riesgos climáticos a los
que nos ha llevado un uso indiscriminado y nada sos-
tenido de los elementos de la naturaleza han colocado
a este cipo de bienes en una pri mera e interesante lí-
nea en la sociedad occidental; por eso, no va a ser muy
necesario definir qué son, aunq ue sí hay que distin-
guirlos con claridad de los culturales o históricos.
Así, por un lado, tenemos el Patrimonio C ultural,
concebido como el conjunto de bienes que han sido
creados por los grupos human os a lo largo de su his-
toria, que han sobrevivido y que deseam os proteger;
y, por o tro lado, tenemos un Patrimonio Nacural de-
finido como el conjunto de bienes medioambientales
que no han sido cread os, alterados ni man ipulados
por la mano humana, sino que son producto de la na-
turaleza.
Son, por lo tanto, dos tipos de Patrimonio distin-
tos, en nuestro país tienen legislacio nes diferentes, las
administraciones que los gestio nan son diversas, la
educación e info rmación que la ciudadanía recibe so-
bre ambos es muy desigual y, por supuesto, la inciden-
cia social que ambos tienen está a años luz de distan-
cia: m uy fuerte para el Patrimonio Natural, mucho
menos para el Cultural.
La frontera o línea de separación es la mano hu-
m ana, la actividad creadora de las perso nas: millones
de manos arando campos, enterrando cuerpos, esta-
bleciendo límites, construyendo ciudades, carreteras y
vías, reconduciendo ríos, talando bosques y celebran-
do fiestas... durante miles de años. ¿Puede quedar
algo verdaderamente «natural» en nuestros viejos y
poblados territorios?
Además, los elementos inmuebles del Patrimonio
Cultural, edificados y manipulados por la sociedad,
viven sobre el suelo tanto como un bosque o una
peña, tienen su paisaje y también forman paisaje, ur-
bano o no. Así las cosas, hay que preguntarse si tiene
sentido la insistente separación de las iniciativas de
protección para ambos tipos de bienes que se da en
nuestras administraciones. Tal vez ha llegado ya la
hora de unificar esfuerzos, de hablar de un «Patrimonio
 La paJabra • Patrimonio., y sus múltiples apellidos y usos 1 25
Integral» en el que lo cultural y lo natural formen un
rodo, se gestionen unidos, se protejan en conjunto y
se valoren de igual modo (Querol 1995; Moure 2000;
véase una opinión contraria en Legui na y Baquedano
[eds.] 2000, p. 54).
Por lo q ue respecta al Patrimonio Natural o Medio-
ambiemal, del que apenas volveremos a hablar en este
libro, tiene una tradición de conservación en nuestro
país tan antigua como la que afecta a los bienes cultu-
rales. La primera ley protectora data de 1916, con la
que se inicia la creación de los conocidos Parques Na-
turales. En 1975 comjenza la orientación más moder-
na, con la «Ley de Espacios naturales protegidos», en la
que se diseñaban cuatro cipos o clases de espacios na-
turales: los Parques Nacionales, las Reservas de im erés
ciendfico, los Parajes de interés nacional y los ya exis-
tentes Parques Naturales. Esta norma fue sustituida en
1989 por la de «Conservación de los Espacios Natura-
les, Flora y Fauna silvestre», modificada en 1997 y am-
bas tecienremenre derogadas por la aprobación de la
Ley de Patrimo nio Natural y Biodiversidad de 2007,
que es el texto equivalente a la LPHE en su referencia
a la naturaleza, y en la que el adjetivo «cultural» apare-
ce sólo en el conrexro de los recursos asociados a la di-
versidad biológica y geológica.
Como ha ocurrido para el Patrimonio C ultural, las
CCAA han ido publicando sus propias normas, llan1a-
das por lo general «Medioambientales» y ligadas al de-
sarrollo de las Evaluaciones de Impacro Ambiental que
analizaremos, por su importancia para la protección de
los bienes culrurales inmuebles, en el capítulo 6. En
ellas, excepcionalmente, aparecen alusiones a los bienes
culturales; pero se trata de ejemplos aislados. Como
an tes señalé, son dos mundos administrativa, legal y
socialmente distintos, aunque sin duda es ésta una di-
cotomía especialmente dañina para todos esos bienes
culrurales caracterizados por situarse en zonas no urba-
nas, en medio de parajes «naturales» o, simplemente,
aislados. Me refiero sobre todo a los inmuebles arqueo-
lógicos, a muchos de los etnológicos y a algunos de
26 1 Conceptos
El Patrimonio
Nacional como
administración
cultural
Como dice la Ley 23/1982, de 16 de junio, del Patri-
monio Nacional, éste está constituido por aquellos bie-
nes que son titularidad del Estado y que están afecta-
dos al uso y servicio del rey y su familia para el
ejercicio de la representación que les atribuyen la
Constitución y las leyes. Por consiguiente, integran el
Patrimonio Nacional los bienes inmuebles y muebles
de los que se sirve la Casa Real , con independencia
de que tengan o no carácter histórico; es administrado
por un Consejo de Administración nombrado en Con-
sejo de Ministros.
Sus antecedentes vienen de muy lejos. Hasta 1865
no había una distinción clara entre los bienes del Es-
tado adscritos a la Corona y los bienes particulares de
los Reyes. La Ley de 12 de mayo de 1865 aclaró su
delimitación jurídica y reguló el Patrimonio de la Coro-
na como conjunto de bienes que administraba ésta
con autonomía del gobierno. Tras proclamarse la Re-
pública se dictó la Ley de 22 de marzo de 1932, que
creó el Patrimonio de la República y destinó los bienes
del antiguo Patrimonio de la Corona «principalmente a
fines de carácter científico, artístico, sanitario, docen-
te, social y de turismo», aunque también seguían es-
tando al servicio del presidente de la República. Con
la dictadura franquista, la Ley de 7 de marzo de 1940
creó el Patrimonio Nacional, que volvió a estar al ser-
vicio primordial del jefe del Estado. Ya en la democra-
cia, la citada Ley 23/1982, de 16 de junio, puso este
Patrimonio al servicio de la Jefatura del Estado de la
monarquía parlamentaria, pero también previó, como
veremos a continuación, el uso de esos bienes con fi-
nes culturales.
El Consejo de Administración de Patrimonio Na-
cional es una administración cultural porque administra
bienes culturales. La Ley de 1982 señala los bienes
que lo integran: el Palacio Real de Oriente, en Madrid;
el Palacio Real y la Casita del Labrador, en Aranjuez;
el Palacio Real de San Lorenzo de El Escorial ; los Pa-
lacios Reales de La Granja y Riofrío; el Palacio de El
Pardo; el Palacio de la Zarzuela; el Palacio de la Almu-
daina, en Palma de Mallorca; el Monasterio de San Je-
rónimo de Yuste; más los bienes muebles contenidos
en los reales palacios. Están, además, los Reales Pa-
tronatos: los Conventos de la Encarnación y de las
Descalzas, en Madrid; la Real Basílica de Atocha, en
Madrid; el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial;
el Monasterio de Las Huelgas, en Burgos; y el Conven-
to de Santa Clara en Tordesillas, como los más rele-
vantes.
La propia Ley de 1982 señala la vocación de estos
bienes para ser usados con fines culturales, científicos
y docentes, y además establece que a todos aquellos
que posean valor histórico les será de aplicación la le-
gislación sobre Patrimonio Histórico; esto ocurriría así
incluso aunque la Ley de 1982 no lo dijera, ya que los
inmuebles más representativos del Patrimonio Nacional,
así como muchos de sus bienes muebles, forman par-
te indiscutible del Patrimonio Histórico Español según
lo define la LPHE, y la mayoría han sido declarados
SIC.
Esto se ve corroborado por otra previsión de la Ley
de 1982, que ordenó constituir una comisión de tres
expertos encargada de emitir dictamen sobre el Inven-
tario de bienes y derechos de la entidad, y uno de
esos tres expertos era precisamente quien ocupara la
Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de
Cultura.
El Reglamento de la Ley de 1982, aprobado por
Real Decreto 494/1987, corrobora la dimensión cultu-
ral de los bienes del Patrimonio Nacional y, entre otras
cuestiones, detalla el contenido del Inventario General
de Bienes y Derechos que integran el Patrimonio Na-
cional , siendo uno de sus epígrafes los muebles de ca-
rácter histórico o valor histórico, con los datos que ha-
bían de contener o su reproducción fotográfica. Esta
norma agregó la previsión de que las entidades cultu-
rales, científicas y docentes podrán solicitar del Conse-
jo de Administración el uso temporal de estos bienes y
atribuyó a este órgano la facultad de aprobar progra-
mas de difusión de sus valores históricos y artísticos, y
la de proponer a las entidades culturales, científicas y
docentes el uso de dichos bienes de forma compatible
con sus fines. El Reglamento reguló también con deta-
lle los contratos de depósito de bienes históricos y el
régimen de visitas públicas con el mismo principio de
 La palaora " Patrimonio,, y sus múltiples apellidos y usos 1 27
gratuidad que contempla la legislación del Patrimonio
Histórico.
Por último, en la estructura orgánica del Consejo de
Administración, el Reglamento incorporó una Secreta-
ría de Patrimonio Histórico encargada del manteni-
miento de los inmuebles, del inventario, conservación y
restauración de los bienes, del cuidado de los museos,
del desarrollo de los programas culturales y de la admi-
nistración y conservación del archivo histórico-docu-
mental. Lógicamente, ello tiene reflejo en su relación de
puestos de trabajo, que desde finales de la década de
los ochenta del siglo pasado dispone de funcionarios
de los Cuerpos Facultativos de Archiveros, Biblioteca-
rios y Arqueólogos, y de Conservadores de Museos.
En conclusión, tanto por la naturaleza de los bienes
que administra como por las previsiones de conserva-
ción que la ley y el reglamento encomiendan a su Conse-
jo de Administración, el Patrimonio Nacional constituye, al
menos desde la Segunda República, una de las adminis-
traciones culturales más sólidas y potentes de España.
JAVIER GARCÍA FERNÁNDEZ
Catedrático de Derecho Constitucional.
Universidad Complutense de Madrid.
28 1 Conceptos
los monumentales. Ninguna de las medidas de protec-
ción que se tomen para esos bienes debe plantearse de
forma independiente respecto a las que se tomen sobre
su entorno, y viceversa.
La solución para este secular divorcio no es fácil,
pero, en todo caso, está basada en la palabra «coopera-
ción», cooperación entre las instituciones encargad as
en nuestros gobiernos de la gestió n del Patrimonio
C ulcural y del medio ambiente, de manera que en los
inventarios ambos tipos figuraran juntos - ni un Espa-
cio Natural sin su Patrimonio Cultural y viceversa-,
que las declaraciones de los distintos niveles de protec-
ción se unificaran y que los program as de difusión,
como las rutas turísticas, las visitas guiadas o las publi-
caciones, comemplaran ambos fenómenos. Resulta
cuando menos sorprendente saber, por ejemplo, que
una asociación excursionista organiza un paseo para la
observación de cigüeñas y que la carretera por la que se
cami na es una vía romana, pero ese detalle no se cono-
ce ni se mira, porque los ojos sólo se dirigen al cielo .. .
El Patrimonio Nacional
No me voy a extender mucho en este apartado porque
en el recuad ro que acompaña a este capítulo (recuadro
2) se explica con precisión qué es este singular Patri-
monio; pero sí quiero dejar claro que el adjetivo «Na-
Castillo de Tabemas, Almería. Fondo gráfico IAPH.
 La palabra uPatrimonio" y sus múltiples apellidos y usos l 29

CUADRO 2.1

TIPOS DE PATRIMONIO
Conjunco de bienes heredados
del pasado, que deseamos proteger.
(«Patrimonio lncegral»)

1 Patrimonio Natural 1 ¡Patrimonio Culcurall

o Medioambiencal o Histórico

Patrimonio
1

Patrimonio
1

Patrimonio
1

Patrimonio
/
1
Patrimonio
industrial
1

Patrimonio Patrimonio
1

1
Patrimonio

Patrimonio
Nacional

1
Patrimonio
1

museo~ráfico,
Mqui rectón ico arqueológico ernológico inmaterial ciémifico arrfstico documemal bibliográfico lingü seico,
y técnico ere.

cio nal» no es en absoluto adecuado para nombrarlo y
produce muchas confusiones. D e hecho, la gente lo
confunde con el Patrimonio C ultural o Histórico, y
resulta difícil explicar que se trata sólo de una parte de
d. de una parre pequeña, aunque vistosa, que hasta
hace un siglo era propiedad p<uticular de la Casa Real
española y que ahora es d e domin io público y está ges-
a onada por la Administración General del Estado (en
adelante, AGE).
Como es lógico, modificar este adjetivo es muy di-
ncil. au nque sólo sea por el peso de la historia y la tra-
dición. El Patrimonio Nacional se rige por una Ley pro-
pu. la 23/ 1982, de carácter administrativo, que fue
modificada por la 44/ 1995 para añadir el tratamiento
.ie los bienes naturales o medioambientales que, como
E. Pardo, también son Patrimonio Nacional.
Los Patrimonios específicos o especiales
\: 'mo ya vimos, los bienes que compo nen el Pat ri-
::ionio Cultural pueden ser de carácter mueble, in-
-r.ueble o inmaterial, aunque se trata de tres entida-
.:~ que van casi siempre unidas. Por ejemplo, en un
-:iuseo, es Patrimonio Cultural el conjunto de bienes
~uebles qu e se co nservan y exponen en su interior,
:-ero también lo es el edificio - bien inmueble- que
alberga. Lo mismo ocurre con una biblioteca, con
-n archivo o co n una catedral. Por su parte, los bie-
nes inmateriales ocupan una posición d iferente y mi-
noritaria, ya que en su mayoría, las coscumbres, mo-
dos de hacer, técn icas o incluso sonidos del pasado se
han perdido irremisibleme nte, al no haber sido do-
cumentados antes de su desaparición. Por esa razó n,
el Patrimonio inmaterial aparecerá ligado, sobre
todo, a los bienes m ás modernos, como son el Patri-
monio etnológico y el industrial, aunque también
existen valores inmateriales conocidos en monumen-
tos cuyo uso original aún continúa, como pueda ser
un convento.
En definitiva, no existe una separación clara entre
esas tres entidades que componen el Patrimonio Cul-
tural; tal vez por esa razón, la d ivisión entre «tipos es-
pecíficos» del Patrimonio Cultural, uti lizada en nues-
tro país en todos los ámbitos - legal, administrativo,
educativo, etc.- está basada sobre todo en las especia-
lidades profesionales que lo tratan: Arquitectura, Ar-
queología, Antropología o Etnografía, Historia del
Arte, Archivística, Biblioteconomía, Museología, et-
cétera. A eUas se deben los múltiples apellidos que se
colocan tras la palabra «Patrimonio» en el contexto de
su gestión (véase cuadro 2. 1) .
Todas estas especialidades so n carreras universita-
rias o grados y postgrados d iferentes, algunas de ellas
de larga tradición, como la Arquitectura; otras m ás
recienres, como la Historia del Arte, la Antropología,
la Archivísrica o la Biblioceconomía. Y, por último,
otras que acaban de nacer o están naciendo ahora,
30 1 Conceptos

como la Arqueología o la Museología. En el cuadro
2.2 podemos ver las distintas profesiones o estudios
ligados al tratamiento de los Pacrimonios específicos,
así como un ejemplo concreto de cada uno de los ci-
pos; en la sección III de este libro los analizaremos
por separado.
La división por profesiones, desde luego muy an-
tigua, es realmente práctica por un lado, pero por otro
produce confusiones frecuentes cuando se trata de se-
parar de forma radical un cipo de Patrimonio de otro.
Pongamos un ejemplo: un molino de viento casi
derruido y casi enterrado, que conserva en su interior
la maquinaria de moler, oxidada e inservible. Sin
duda es Patrimonio arquitectónico -es una construc-
ción, o lo que de ella queda-; es también Patrimonio
arqueológico - la metodología arqueológica de exca-
vación y estratigrafía vendrá muy bien para descubrir
su historia constructiva y utilitaria-; es Patrimonio
industrial por la maquinaria empleada, ya obsoleta; y,
por supuesto, es Patrimonio etnológico porque repre-
senta una tradición perdida, la de moler el cereal con
la fuerza del viento.
¿Cómo lo tratamos? ¿Dónde lo metemos? En
estos casos hay que elegir un punto de vista predo-
minante - para un molino de viento, seda, lógica-
mente, el Patrimonio etnológico- y, en el momen-
to de su documentación o investigación, plantearla
de un modo interdisciplinar, en el que las otras
profesiones, Arqueología y Arquitectura, pudieran
colaborar.
Orras fronteras son aún más difíciles de estable-
cer, sobre todo aquellas que tienen algo que ver con
el facto r tiempo, como ocurre con el Patrimonio ar-
queológico. En las normas más antiguas la delimita-
ción temporal estaba clara: todo aquello que tuviera
más de 250 años era de carácter arqueológico, se en-
contrara donde se encontrara y se estudiara como se
estudiara. Las arbitrariedades de tal decis ión hicie-
ron que la normativa moderna huyera de la delimi-
tación cronológica y se basara en la metodología
empleada para su estudio: como veremos en el capí-
tulo 11 , lo que define y diferencia al Patrimonio ar-
queológico en la modernidad es su posibilidad de
«ser estudiado con metodología arqueológica», sien-
do esca metodología una ciencia destinada a descu-
brir, analizar e interpretar los elementos o restos del
pasado: la Arqueología.
Pero ocurre que con mucha frecuencia los ele-
mentos del pasado, incluso de un pasado tan lejano
como el romano, nunca han estado oculcos ni ente-
rrados, ni ha hecho falca «descubrirlos», porque esraban
ahí. En el caso, por ejemplo, del acueducto romano de
Segovia, ¿es Patrimonio arqueológico o es Patrimonio
arquitectónico?
Podría argumentarse que da igual, que en codo caso
es Patrimonio Culrural y como tal será tratado; pero no
es así. La atribución a un tipo o a otro de Patrimonio
Cultural, como analizaremos en la sección 2 de este li-
bro, significa mucho, desde el tipo o categoría de BIC
con el que se declara, en el caso de hacerse, hasta las

CUADRO 2.2

1 TIPOS DE PATRlMONIO CULTURAL 1 PROFESIONES QUE LO TRATAN EJEMPLOS

Patrimonio arquitectónico - - - - -Ar.quitecrura - - - - - - - - - -La muralla de Ávila

Patrimonio arqueológico Arqueología - -- - -- - - --La cueva de Altamira
Patrimonio etnológico Antropología - - - - - - - -- -Las «pirámides• de Canarias
Patrimonio inmaterial Antropología La música tradicional
Patrimonio industrial - - - - - --Ingeniería, Ciencias, Arqueología --Una antigua cenera! eléccrica
Patrimonio arcístico - - - - - - -Historia del Arre - - - - - - - -Un cuadro de Velázquez
Patrimonio documencal ------Archivística o Documencación ---Un acta notarial de 1830
Patrimonio bibliográfico Biblioteconomía Un libro, una película
Patrimonio museográfico Hisrora, Museología, Historia del Arre - El Museo del Prado
 La pa¡abra • Patrimonio .. y sus múltiples apellidos y usos 1 31
condiciones concretas para intervenir en él o sus posi-
bilidades de apertura al público o difusión.
Terminamos este capículo recordando que ex.isre
una tendencia, en la actualidad, a diversificar enor-
memente los discinros adjetivos que se colocan de-
trás de la palabra «Patrimonio». En algunas de las
normas, co mo veremos, se habla de «Patrimonio lin-
güístico» para hacer referencia a los discincos siste-
mas regio nales de uso de la lengua, o bien del «Parri-
An1ed11cto de Maro, Nerja (Mrílaga).
Fondo gráfico IAPH.
monio literario» para al udi r a los si rios, pa1sa¡es o
construcciones en los que se situó la acción de algu-
na creación literaria impo rranre, como los famosos
Pazos de Ulloa, en Galicia. Enconrraremos también
«Pauimonio naval», «Patrimonio aeronáutico», «Pa-
trimonio ferroviario», «Patrimonio sanitario» y otros
muchos del mismo carácter que son especialidades
del Parrimonio industrial, científico y técnico, como
veremos en el capítulo 14.
3 1 La legislación sobre
el Patrimonio Cultural

La importancia de la legislación
Es frecuente en nuestra sociedad enfrentarse a proble-
mas relacionados con el cumplimiento de ciertas
obligaciones cívicas, que hay que solventar ensefian-
do el Boletín Oficial en el que tal obligación aparece;
con esto lo que q uiero es recordar que en nuestro
mundo mediterráneo no existe casi nada obligatorio
que no haya sido publicado oficialmente bajo la for-
ma de norma. De ahí la gran importancia de la norma-
tiva para el establecimiento de los principios destina-
dos a asegurar el cumplimiento de la función social de
los bienes culcurales, tema sobre el que, corno veremos
en los próximos capítulos, la ciudadanía no recibe la
suficiente información, al menos durante su educa-
ción básica.
En nuestra parre de Europa, la meridional, uno
de los caracteres d istintivos es la abundancia -y la ne-
cesidad- de normativa para que la ciudadanía asuma
y cumpla sus deberes y para que las administraciones
ejerzan sus competencias y responsabilidades, lo q ue
no ocurre de igual forma en la zona septentrional, en
la que las iniciativas de la sociedad civil suelen ir in-
cl uso por delante de las de los gobiernos. Corno con-
secuencia de esta situación, que es desde luego m uy
antigua, el número de leyes, reales decretos, decretos,
órdenes, reglamentos, etc., que conforman la no rma-
tiva sobre Patrimo nio Cultural es muy abundante .. .
Y también imprescindible, ya que se trata de las he-
rramientas de gestión que permiten defender los de-
rechos y asegurar los deberes de la ciudadanía.
Debernos siempre recordar, corno muy bien indi-
can Piara y Rioja (2005 p. 184), que el régimen jurídi-
co de los bienes del Patrimonio Culcural limita los de-
rechos individuales, y que esta limitación que se le
impone a las personas particulares, propietarias o posee-
doras del bien, tiene que venir avalada por la relevancia
34 1 Conceptos
CUADR03.l
1 NORMATIVA SOBRE PATRIMONIO CULTURAL
Documentos
Internacionales
-----
1 1
~ 1
Convenios,
C arcas y
Convenciones
Recomendaciones
y Direccrices
de lo que se pretende proteger, tiene que estar justifica-
da y motivada, porque se traca de un acto administrati-
vo.
Para adentrarnos en un mundo realmente com-
plejo, conviene hacer un recuento de cuáles son las
normas que una persona que desee estar al tanto de la
situación legal completa de los bienes culturales de-
bería co nocer. El listado aparece en el cuad ro 3.1 , di-
vidido en dos grandes grupos: la normativa interna-
cional y la nacional o interna. A continuación vamos
a explicarlas por separado, incluyendo una breve intro-
ducción histórica en cada caso.
La normativa internacional
Comencemos por dejar claras dos premisas. En pri-
mer lugar, que existen, en el ámbito internacional,
tres centros emisores: uno realmente internacional, la
UNESCO , y dos europeos: la Unión Europea (UE) y
el Consejo de Europa. Y, en segundo lugar, que hay
tres tipos de documentos:
l. Las Cartas o Recomendaciones. Se rrata de tex-
tos aprobados y editados por la UN ESCO o el Con-
sejo de Europa, destinados a aconsejar a los distintos
gobiernos las medidas que se deberían romar para la
protección de algún tipo de bien o de codos en su con-
junto; no se trata de normas en su senrido esrricro, los
distintos países no las firmarán oficialmente y no las
1
Normaciva
Interna
Normas Normas
Conscicución y Específicas Seccoriales que
D ecretos de sobre Pacrimonio afeccan al
Transferencias Culcural Pacrimonio
o Hiscórico Cultural
1
LPHE 16/85, Ley de Pacrimonio Nacional,
17 Leyes de las Comunidades Aucónomas
1
publicarán en sus Boletines Oficiales, pero han teni-
do y tienen una gran influencia en la redacción de las
leyes propiamente dichas de los distintos Estados.
2. Los Convenios o Convenciones - palabras de
significado sinónimo; depende de la traducción- . Son
textos igualmente editados por la UNESCO o el
Consejo de Europa, que nacen con vocación de con-
vertirse en normas para todos los países que se adhie-
ran a ellos por instrumento legal, lo publiquen en sus
propios boletines y los consideren, por lo canco, como
leyes propias.
3. Las Directivas Comunicarías. Son las normas
aprobadas por el Parlamento Europeo y que obligan a
su cumplimiento a todos los países de la Unión; entre
ellos, y desde 1986, España.
Por lo que respecta a la historia, las características
y los documentos más importantes de cada uno de
los tres centros emisores, en este capítulo sólo vamos
a presentar lo relativo a la UE -que no es mucho-, ya
que a los otros dos, la UNESCO y el Consejo de Eu-
ropa, dada su enorme relevancia para la gestión de los
bienes culturales, les dedicaremos los capítulos 22 y
23 respectivamente.
Una pequeña historia
La preocupación por el estado de conservación de los
bienes monumentales de carácter histórico, acentuada
 La legislación sobre el Patrimonio Cultural 1 35

cómo no, continúan siendo puramente occidentales.

Se fu ndan as{ la UNESCO , en 1946, y el Consejo de
Europa, en 1949.

La Unión Europea

Aunque sólo sea como ejercicio recordatorio, hemos de

remitirnos al muy antiguo Tratado de Roma, de 1957,
germen de la actual UE, para tener presente que codo
este proyecto en el que estamos inmersas las personas
que vivimos en esta parte del mundo tiene un origen
fw1damentalmente, o incluso exclusivamente, econó-
mico. Esto quiere decir que, a pesar de una serie de
cambios producidos al menos en la última década, las
iniciativas de la UE en cuanto a conservación o protec-
ción del Patrimonio Cultural no han sido muchas ni
tan significativas como las de las ceras dos organizacio-
nes que acabamos de citar (véase, a este respecto, el ar-
tículo de Caravaca et al 1997).
La actual UE, antes denominada Comunidad
Euro pea, y cuya sede está en Bruselas, se crea a raíz
por la acción fuertemente destructiva de las dos gran-
des guerras europeas del siglo XX - tan grandes que se
llamaron «mundiales»-, es la base sobre la que se edifi-
ca la organización, al menos por escrito, del pensamien- CUADRO 3.2
to occidental sobre el Patrimonio Cultural. Principales aportaciones
Se trata de un trabajo, por lo tanto, impulsado y de la Carta de Atenas (1931)
elaborado por profesionales de la arquitectura. En el
contexto del precedente de la UNESCO, la Sociedad Abandono de las reconstrucciones o reconsticuciones
de Naciones -evidentemente, fracasada en la Segunda completas que se venían haciendo, priorizando la con-
Guerra Mundial-, un grupo de personas expertas en servación por encima de la restauración, pero aceptando
arquitectu ra histórica, entre ellas el español Torres la utilización de materiales nuevos, como el hormigón,
Balbás, se reunió en Grecia para redactar la famosa siempre que fueran reconocibles incluso a simple vista.
·Carca de Atenas», de 193 1. Son can sólo d iez artfcu-
los referidos prácticamente codos a los grandes monu- Consideración del monumento no como un eme aisla-
mencos arquitectónicos. Sus principales aportaciones do de su medio, sino juntamente con su entorno.
podemos verlas en el cuadro 3.2 (Ordieres 1995, pp.
154-155; Ballart y Tresserras 2001, pp. 55-56). Mu-
Defensa del uso o utilización de los monumentos para ase-
chas de estas ideas fueron recogidas por la Ley espa-
gurar su conservación.
ñola de 1933, que más adelante veremos.
Pero el gran movimiento internacional -y no sólo
respecto al Patrimonio Cultural, como es evidente- Necesidad de elaborar inventarios nacionales y archivos
ruvo lugar en nuestra parte del mundo después de la documentales sobre los monumentos.
Segu nda Guerra Mundial. Las atrocidades de las gran-
des guerras logran romper la perfecta y utópica línea Necesidad de fomentar la educación sobre los bienes
del progreso trazada por el Occidente; se toma con- históricos y su difusión.
ciencia de nuestro poder de destrucción, y entre una
algarabía de crisis científicas de mayor o menor cala- Llamada de atención sobre la inevitable cooperación in-
do, se decide por fin la ansiada unión internacional tcrnacional ante los peligros de las guerras modernas.
para el cumplimiento de unos derechos humanos que,
36 1 Conceptos
del Tratado de Maasrricht, en 1992. En este último
hay un artículo, el 128, en el que se incluyen por
primera vez temas sobre Patrimo nio C ultural: ne-
cesidad de una educación, búsqu eda de un a iden-
tidad común con respeto a la diversidad de las cul-
turas . ..
Antes de 1992, la Comunidad Europea desarro-
lló un programa de Medio Ambiente -en este con-
cepto, para Europa, está incluido el Patrimonio
Culrural; las consecuencias de esta lógica unión se-
rán analizadas en varias ocasiones a lo largo de este
libro- que comprendía una serie de acciones, cen-
tradas en proyectos destinados a promover el cono-
cimiento sobre la protección del Patrimonio Cultural
y las causas del dafio am biental sobre los mo nu men-
tos, o a crear pautas para la gestió n adecuada del Pa-
tri monio Cultural y su defensa ante el turismo de
masas. Ya en los ochenta se abo rdan proyectos de
conservación o proyectos piloto como los de Atenas,
Lisboa, Coimbra, etc., así como actividades de for-
mació n y especialización en conservación y restaura-
ción.
Después de Maastricht se inician los Programas
Marco (para más información respecto a estos pro-
gramas, véase Bailare y Tresserras 2001 , pp. 94-98).
En el momento actual nos encontramos en el Sépti-
mo Programa Marco (2007-201 3), que se ha ti rulado
«Construir la Europa del conocimiento». Se centra en
el apoyo a la in vestigación y se desa rrolla en torno a
cuatro progran1as específicos. Uno de ellos se deno-
mina «Cooperación» e incluye nueve campos temáti-
cos, de los que tanto en Medio Ambiente como en

Humanidades podría enconrrarse el Parrimonio Cul-
tural. Los otros programas se denominan «Ideas»,
«Perso nas» y «Capacidades». Las posibilidades están
abiertas.
Lo que sí hay que señalar es que los programas de
la UE han manifestado mucha preocupación por el
turismo y por el desarrollo de las zo nas menos favo-
recidas de Europa, con ayudas financieras de acuerdo
con los Marcos Comunitarios de Apoyo (los MCA);
algunos de esos programas, como el RAFAEL o el
CULTURA 2000, han sido específicos para el Patri-
monio Cultural.
También se ha ocupado la UE del control del co-
mercio y la exportación de los bienes culturales mue-
bles, tema que, por su especificidad, trataremos en el
capítulo 7.
La legislación sobre el Patrimonio Cultural 1 37
La normativa española
Desde el siglo XIII
En nuestro país, el primer monarca preocupado por la
conservación de los bienes culturales - en su caso, so-
bre todo, artísticos y arqui tectón icos- es Alfo nso X el
Sabio, que reinó durante el siglo XJ ll, en plena época
de la Reconquista, y que dedicó gran parte de su vida
a redactar normas, recogidas en las célebres «Partidas».
En su «Fuero Real» se preocupa por el estado de los
bienes de la más rica de las instituciones de nuestro
país, la Iglesia católica, prohibiendo a los obispos y
abades vender cualquier objeto de sus iglesias, orde-
nando que ningún cristiano, ni judío, ni cualquier otro,
38 1 Conceptos
La Ley de Patrimonio
Histórico Español de
1985: significado en
la evolución del
derecho español de
los bienes históricos
En el Preámbulo de la LPHE puede leerse:
«Su necesidad [la promulgación de una nueva ley en
la materia] fue sentida, en primer término, a causa de la
dispersión normativa que, a lo largo del medio siglo
transcurrido desde la entrada en vigor de la venerable
Ley [la Ley de 13 de mayo de 1933, del Patrimonio His-
tórico-Artístico], ha producido en nuestro ordenamiento
jurídico multitud de fórmulas con que quisieron afrontar-
se situaciones concretas, en aquel momento no previs-
tas e inexistentes. Deriva asimismo esta obligación de la
creciente preocupación sobre esta materia por parte de
la comunidad internacional y de sus organismos repre-
sentativos, la cual ha generado nuevos criterios para la
protección y enriquecimiento de los bienes históricos y
culturales, que se han traducido en Convenciones y Re-
comendaciones, que España ha suscrito y observa, pero
a las que su legislación interna no se ha adaptado. La re-
visión legal queda, por último, impuesta por una nueva
distribución de competencias entre el Estado y las Co-
munidades Autónomas que, en relación a tales bienes,
emana de la Constitución y de los Estatutos de Autono-
mía. La presente Ley es dictada, en consecuencia, en
virtud de normas contenidas en los apartados 1 y 2 del
artículo 149 de nuestra Constitución, que para el legisla-
dor y la Administración estatal suponen tanto un manda-
to como un título competencia!».
Dispersión normativa, creciente protagonismo de los
organismos internacionales y reparto competencia! en-
tre el Estado y las Comunidades Autónomas, pues, son
los motivos que están en la base de la renovación del
ordenamiento español de los bienes históricos, según
la dicción consagrada por la (aludida en el Preámbulo
LPHE) Ley de 13 de mayo de 1933, dictada para la de-
tensa, conservación y acrecentamiento del Patrimonio
Histórico Artístico Nacional. Unos motivos que explican
la promulgación de la LPHE, debida a la iniciativa del
entonces ministro de Cultura Javier Solana; una ley que
se erige, así, en punto de llegada y, por supuesto, de
partida del nuevo ordenamiento del ahora signado
como Patrimonio Histórico.
La LPHE es la culminación de una evolución norma-
tiva que, en el siglo xx, con el hito señero de la Ley del
33, fecha su partida de nacimiento en la Ley de 7 de ju-
lio de 1911 , de Excavaciones y Antigüedades, prosigue
con la Ley de 4 de marzo de 1915, de Monumentos Ar-
quitectónicos Artísticos, y alcanza una singular altura
con el Decreto-ley de 9 de agosto de 1926 (normas to-
das ellas derogadas por la LPHE). Su encaje constitu-
cional, en el orden material , ha de buscarse en el artí-
culo 46 de la Constitución de 1978, cuyo enunciado
aparece en el cuadro 1.2 de este libro.
La superación de la dispersión normativa arriba alu-
dida, y que aduce el preámbulo LPHE como una de las
razones que están en la base de su dictado, pasó por
derogar el conjunto de textos normativos, legales y re-
glamentarios, vigentes en la fecha de su promulgación
y su sustitución por un verdadero «Código» del Patri-
monio Histórico Español (sintagma que, ahora, ocupa
el lugar del tradicional «Patrimonio Histórico Artístico
Nacional»), que, en la línea de la concepción italiana de
los bienes culturales, consagra «Una nueva definición
de Patrimonio Histórico y amplía notablemente su ex-
tensión» (Preámbulo, IV), al comprender «los bienes
muebles e inmuebles que lo constituyen, el Patrimonio
Arqueológico y el etnográfico, los Museos, Archivos y
Bibliotecas de titularidad estatal , as í como el Patrimonio
Documental y Bibliográfico»; buscando, en suma, «ase-
gurar la protección y fomentar la cultura material debi-
da a la acción del hombre en sentido amplio, y concibe
aquélla como un conjunto de bienes que en sí mismos
han de ser apreciados, sin establecer limitaciones deri-
vadas de su propiedad, uso, antigüedad o valor econó-
mico» (Preámbulo, IV), en consonancia, por tanto, con
la caracterización del Patrimonio Histórico Español
como «principal testigo de la contribución histórica de
los españoles a la civilización universal y de su capaci-
dad creativa contemporánea,, (Preámbulo, 1).
Y, junto a la superación de la dispersión normativa, y la
incorporación al derecho interno de las propuestas y re-
comendaciones de los organismos internacionales com-
petentes en la materia, la revisión de la legislación histó-

rica demandaba la atención a los criterios de reparto
competencia! entre el Estado y las Comunidades Autó-
nomas. Unos criterios que, en lo sustancial, se despren-
den de dos textos, los recogidos en los artículos
148.1.16ª y 149.1.28ª de la Constitución. Preceptos que,
respectivamente, asignan a la competencia de las Co-
munidades Autónomas, según lo dispuesto en sus Esta-
tutos de Autonomía, el «patrimonio monumental de inte-
rés de la Comunidad Autónoma», en tanto que como
competencia del Estado se consigna la «defensa del pa-
trimonio cultural, archivístico y monumental español con-
tra la exportación y la expoliación; museos, bibliotecas y
archivos de titularidad estatal, sin perjuicio de su gestión
por parte de las Comunidades Autónomas».
Pues bien, el entendimiento que la LPHE plasmó del
ámbito competencia! del Estado puede sintetizarse así:
a) el Estado devenía competente para dictar una ley ge-
neral en materia de Patrimonio Histórico; una ley que,
sin perjuicio de su desarrollo o complemento por las
Comunidades Autónomas, diseñara el régimen jurídico,
en sus trazos básicos o definitorios, de dicho Patrimo-
nio; b) el grueso de las competencias ejecutivas se en-
tregaba a las Comunidades Autónomas, salvo que la
intervención de la Administración del Estado fuera re-
querida de modo expreso por la propia LPHE o resulta-
ra necesaria para la defensa frente a la exportación y la
expoliación, o se tratara de bienes adscritos a servicios
públicos gestionados por la Administración del Estado
o que formen parte del Patrimonio Nacional.
Uno de los supuestos en que la LPHE reclamaba la
intervención (ejecutiva) de la Administración del Esta-
do era, justamente, a la hora de proceder a la declara-
«ose comprar o tomar en peños ornamentos o joyas de
la iglesia».
Su obsesión por la salvaguarda y el buen uso de
los bienes que hoy llamamos culturales llegó al pun-
to de prohibir encerrar a los personajes nobles junco
con sus objetos de valor. En un alarde de moderno
pragmatismo, da tres razones para esca prohibición:
la primera es porque tales riquezas de nada si rven a
los muertos ni en este mundo ni en el ouo; la segun-
da porque cal costumbre hace daño a los vivos, que
las pierden; y la tercera porque existen «Ornes malos»
que por codicia desencierran a los muertos para ro-
barles.
La legislación sobre el Patrimonio Cultural 1 39
ción de Bien de Interés Cultural, la más importante de
las categorías de protección previstas en la LPHE, en
la medida en que, sin perjuicio de la incoación y trami-
tación de los oportunos expedientes por las Comunida-
des Autónomas, aquella declaración debía efectuarse
por Real Decreto del Gobierno de la Nación. Compe-
tencia que la Sentencia del Tribunal Constitucional
17/ 1991 restringió notablemente, al constreñir tal po-
testad de declaración a dos supuestos: cuando se tra-
tara de bienes del Patrimonio Histórico Español adscritos
a servicios públicos gestionados por la Administración
del Estado o integrantes del Patrimonio Nacional, de
suerte que en todos los demás casos las Comunida-
des Autónomas, en virtud de lo dispuesto en sus Esta-
tutos de Autonomía, quedaban apoderadas no sólo
para iniciar e instruir los procedimientos de declaración
sino también para dictar las oportunas resoluciones o
declaraciones.
El referido pronunciamiento constitucional abrió, así,
paso en materia de Patrimonio Histórico al más amplio
ejercicio de las potestades legislativas autonómicas.
Unas potestades que, sin perjuicio de las competencias
del Estado sobre exportación y expoliación, así como so-
bre museos, archivos y bibliotecas de titularidad estatal,
han encontrado su traducción en el dictado por las Co-
munidades Autónomas de las correspondientes leyes en
materia de Patrimonio Histórico o Cultural.
JUAN MANUEL ALEGRE ÁVILA
Catedrático de Derecho Administrativo
de la Universidad de Cantabria.
Ex Letrado del Tribunal Constitucional.
Por lo que respecta a los inmuebles, Alfonso X tuvo
muy claro que mandar cercar las ciudades, las villas y
los castillos, con buenos muros y buenas torres, «las
hace ser más honradas y más nobles y más apuestas»,
que no deben consuuirse edificios a menos de quince
meuos de distancia de cualquiera de estos muros o de
cualquier iglesia y que todo propietario de su casa ha
de mantenerla en buen estado, «de guisa que no se de-
rribe por culpa o por pereza» (Hernández 2002) .
Está claro que ninguna ley moderna de Patrimonio
Cultural ha perdido de vista tales principios, aunque tal
vez nir\:,auna de ellas ha llegado a presentarlos de una fo r-
ma ran humanamente razonable.
40 1 Conceptos
En codas las casas reales de O ccidente es posible
comprobar esta preocupación por los monumentos y
las obras artísticas o «tesoros de la nación». A tal extre-
mo que, por ejemplo, en el siglo XVII, el rey de Sue-
cia dicta una proclama según la cual codos los objetos
antiguos pasan a ser propiedad de la Corona; lo mis-
mo hizo Carlos de Borbón, rey de Nápoles - luego
nuestro Carlos III-, cuando en 1738 declaró propie-
dad de la Corona los yacimientos arqueológicos de
Pompeya y Herculano, en Italia.
Pero será sólo en el inicio del siglo XIX cuando el pro-
ceso de conservación de monumentos y bienes artísticos
comience a institucionalizarse. En 1803 Carlos IV esta-
blece la obligación de comunicar cualquier descubri-
miento arqueológico, encomendando a la Real Acade-
mia de la Historia su inventariado y su conservación. En
las décadas centrales del siglo XIX, al mismo tiempo que
se llevan a cabo las desamortizaciones a la Iglesia católi-
ca, se crean las Comisiones de Monumentos históricos y
artísticos: elites intelectuales locales - provinciales- que
se encargan de inventariar y proteger los bienes, con ma-
yor o menor éxito, y que constituyen los embriones de
los actuales museos provinciales de España, como anali-
zaremos en el capítulo 17.
A finales del siglo XIX las corrientes populistas
obligan a los gobiernos occidentales a contar con la
sociedad para la protección de los bienes. Así, en Es-
paña se crea la Dirección General de Bellas Artes -en
el entonces M inisterio de Instrucción Pública- en
1900, y en ese co ntexto se aprueban una serie de nor-
mas de carácter proteccion ista: la Ley de 1911 sobre
excavaciones arqueológicas y la de 1915 para la con-
servación de monumentos arquitectónicos declarados
como rales.
En 19 19 la primera Constitución europea que asume
la protección de los monumentos como una norma es
 La legislación sobre el Patrimonio Cultural 1 41

la de Alemania. España lo hará en la Constitución re-

publicana de 1932, en la que se atribuye al Estado
el deber de conservar el Patrimonio Histórico del
país (art. 45: La riqueza histórica del país está bajo la
salvaguarda del Estado, sea quien fi1ere su dueño ).
C ristaliza así una d e las características que hoy
conforman nuestro contexto: la estatalización o admi-
nisrrativación de los bienes culturales, en cuya gestión
y responsabilidades se deja muy poco espacio para la
sociedad civil, asumiéndolas casi en su totalidad las
administraciones públicas.
Para profundizar en las características de esta historia
se pueden leer todos los libros que recomendé, como bá-
sicos, en el capítulo l , pero quiero destacar las páginas
iniciales del capítulo firmado por Beatriz Santamarina
en el Libro de H ernández i Martí et al. (2005).
CUADRO 3.3
Características principales de la Ley de 1933
Define el Patrimonio con una base cronológica: los bie-
nes muebles e inmuebles de interés artístico, arqueoló-
gico, paleomológico o histórico, con más de 100 años de
anrigüedad. H ay excepciones para bienes más modernos
e incluso de autoras/es vivas/os.
Los bienes con más de 100 años, con ese interés, no se
podrán exportar sin permiso.
Esrablece como máximo grado de declaración la de Mo-
numenro Histórico-Artístico y Conjunro Histórico-Ar-
tístico, junto con Paraje Pinroresco.

Se prohíbe la restauración en estilo, y si hay adiciones,

El antecedente de la actualidad: deberán ser reconocibles.
la Ley de 1933 sobre defensa,
conservación y acrecentamiento del Patrimonio
Histórico-Artístico Nacional

Se trata de un texto legal que desarrolla el artículo an-

tes mencionado de la Constitució n republicana. Y se
trata también d e una ley que perduró una gran parre
del siglo XX, pues hasta la publicación de la LPHE de
1985 estuvo vigente, es decir, más de medio siglo; su
reglamento se aprobó en 1936. A su cumplimiento o
a su olvido se debe gran parte de la situación actual de
los bienes culturales de nuestro país. Sus característi-
cas principales pueden verse en el cuad ro 3.3. La bi-
bliografía especializada siempre ha insistido en la bon-
dad de esta ley, cuyo principal aspecto negativo residió,
al parecer, en su falta de aplicación real.

Las normas nacionales vigentes sobre Patrimonio

Cultm·al.. . o que le afectan

1. La Constitución (y los Decretos d e Transferencias

a Las CCAA en materia de Cultura).
El artículo 46 de la Constitució n española es de
gran importancia como punto de arranque de este
apartado (véase cuadro 1.2). A parti r de ahí, el desa-
rrollo de esta norma básica no alude apenas a la ges-
ción del Patrimonio Cultural, au nque, d esde luego, lo
nombra mucho y de forma muy variada (Prieto de
Pedro 1992). Lo que sí es realmente importante y
tendrá una gran trascendencia es el apartado que se re-
fie re a las transferencias de competen cias a las CCAA,
42 1 Conceptos
los arts. 148 y 149, según los cuales las CCAA po-
drán asumir las competencias en lo que respecta al
Patrimonio de su interés; la AGE se reserva la defensa
contra la exportación y la expoliación, así como la ti-
tularidad de los archivos, bibliotecas y museos de su
propiedad, aunque se transfiera su gestión.
Estos artículos han sido siempre tratados con cier-
ta manga an.cha: la Cultura es un tema en el que la
convergencia o la concurrencia se da en todas las admi-
nistraciones - locales, autonómicas y estatales-, como
se considera que debe ser, pero el hecho es que las com-
p etencias en materia de Patrimonio Cultural fueron
asumidas por las CCAA casi en su totalidad, con la sal-
vedad de los escasos archivos, museos y bibliotecas, de
El castillo de Frías, Burgos. Foto Beléll R. Nuere.
titularidad estatal y de gesuon también estatal, así
como los bienes del Patrimonio Nacional.
En los Decretos de Transferencias en materia de
Cultura, que se iniciaron en 1978 (Cataluña, País Vas-
co) y acabaron en 1985 (Castilla-La Mancha), se reco-
ge esta responsabilidad. La Constitución también indi-
ca que las CCAA tendrán capacidad para legislar sobre
ello, cosa que harán a lo largo de las siguientes décadas.
2. La Ley de Patrimonio Histórico Español,
16/85 (LPHE) (y su reglamento de 1986) .
Se trata de la primera norma moderna espafiola so-
bre este tema, en la línea de la francesa y de la italiana,
ambas de los afios setenta. La primera redacción de
 La legislación sobre el Patrimonio Cultural 1 43

ClJADRO 3.-.
Características principales de la LPHE

l. Amplía el contenido del Parrimonio Histórico incluyendo los bienes culturales materiales que no son «ardsticos» ni
«valiosos• en el sentido económico del término, así como también bienes no físicos, como las danzas, músicas y cos-
rumbres (lo que años después se denominará «Patrimonio Culrural Inmaterial», véase capítulo 13).

2. Defiende la protección de todos esos bienes por encima de cualquier facror jurídico al que estén sometidos; es de-
cir, con independencia del carácter de la propiedad. Así, son Parrimonio Histórico los bienes de la Iglesia, los panicu-
lares o los de propiedad pública, los que se encuencran en el interior de un museo e incluso aquellos que aú n no han
sido descubienos.

3. Establece eres categorías para los bienes muebles y dos para los inmuebles, que se corresponden con diferentes grados de
protección. El máximo nivel es el de Bien de lnrerés Cu.lrural (BIC), que exige una declaración y su inclusión en el Regis-
tro de Bienes de Interés Cultural; el grado medio, que sólo afecta a los muebles, necesita rambién una declaración y para
él se crea el Inventario General de Bienes Muebles; por último, el tercer nivel se aplica a los bienes incegrantes del Patrimo-
nio Histórico por el simple hecho de serlo. El mecanismo de protección básico para todos ellos es la elaboración de los Pla-
nes Nacionales (véase capítulo 16).

4. Define cinco tipos de Parrimonios especiales en su rratamienco o específicos: el arqueológico, el ernográfico, el do-
cumencal y bibliográfico y el de los museos (todos serán rrarados en la sección 111 de esce libro).

5. Con el fin de coordinar la política culrural de las adminiscraciones implicadas, crea el Consejo de Patrimonio Histó-
rico, que se reúne un mínimo de dos veces al año, con representación de los/las responsables de Patrimonio H istóri-
co o C ultural de las CCAA y bajo la presidencia de la Dirección General de Bellas Arres del Ministerio de Culrura
(véase capítulo 16).

1 6. Elabora una tipología de bienes inmuebles que pueden ser declarados BIC: Monumentos, Jardines, Conjuntos y
Sirios Históricos, y Zonas Arqueológicas (véase capítulo 5).

7. Amplía y tipifica las in fracciones administrativas (véase capftulo 7).

esta Ley correspo nde al gobierno de la UCD; la segun-
da y d efini tiva, al primer gobierno del PSOE. Entre
u na versió n y otra hay ciertas diferencias, en especial en
el propio título, que conservaba el de 1933 en el pri-
mer proyecto y que, en el segundo, se vio transforma-
do, s in demasiada discusión, como vimos en el capítu-
lo p reced ente, mediante el adjetivo «Históri~o•.
La LPHE ha sido criticada con frecuencia por ser
o intentar ser demasiado intervencionista y adminis-
rrarivisca, no dejando much o espacio para la posibili-
dad d e que la sociedad civil desempeñe algún papel
en la tutela de los bienes culturales (véase capítulo
20). Sus características principales pueden leerse en el
cuadro 3.4.
Esca Ley, como rodas, necesitaba con urgencia un Re-
glamento, es decir, un desarrollo destinado a establecer
los m ecanismos para po nerla en práctica. Se publicó uno
en 1986, denominado «parcial» y, desde luego, incom-
plero. La ausencia tal ve-z m ás importante fue la de una
regulación general de intervenciones en los bienes del Pa-
trimonio C ultural, que estableciera unos mínimos obli-
gatorios para codos ellos, se encontrasen donde se encon-
trasen (Querol y Martíne-z Díaz 1996, pp. 11 1-11 5).
Pocas semanas después de la publicació n d e la
LPHE, eres CCAA presentaron recursos anee el Tribu-
nal Consticucional. Cataluña, Pais Vasco y Gaücia pro-
tescaron por lo que creían una invasión de las compe-
cencias que canco la Consti tución como los Decretos de
44 1 Conceptos
Transferencias les habían otorgado; refutaron sobre
rodo el hecho d e que la D eclaración de Bienes de Inte-
rés C ultural tuviera que ser realizada por Real O ecrero,
es decir, por la AGE.
La respuesta a esros recursos no se publicó hasta
1991. Tal sentencia del Tribunal Constitucional (STC)
les dio la razón a las CCAA en cuanro a la posibilid ad
de declarar ellas mismas, mediante D ecretos, sus pro-
pios BIC. Como consecuencia de esta tardanza, entre
1985 y 1990 hubo u-es CCAA q ue no enviaron a la
AGE las propuestas d e declaración de BIC , en señal de
protesta, mientras que las restantes sí lo hicieron. A
partir de 199 1, cada CA declarará sus propios BIC.
Las tres CCAA mencionadas habfan protestado
asimismo por otras cuestiones: la d ifusión internacio-
nal que también reclamaban, el hecho de que la AGE
pudiera intervenir cuando una CA no cumpliera sus
obligaciones en la lucha contra el expolio de los bie-
nes culturales, la imposibilidad aparente de ejercer
competencias plenas, idénticas y simultáneas sobre
los mismos bienes, el cobro de algunas tasas . ..
La STC 91 no modificó, al menos en apariencia,
más que el asunto de las declaraciones de BIC que ya he-
mos visto, pero supuso una gran ampliación en las posi-
bilidades de «concurrencia» de competencias entre la
AGE y las CCAA; por ejemplo, la difüsión internacional
de los conocimientos sobre los bienes del Patrimonio
Cultural dejó de ser competencia exclusiva de la AGE;
las CCAA también podrán desarrollarla, siempre que no
comprometan política o económicamente a la AGE.
A lo largo de la última década ha surgido un cierro
movimiento a favo r de modificar la Ley 16/85, que, en
opinión de personas especialistas sobre rodo en el mundo
del derecho, se ha quedado an ticuada. La primera vez que
se publicó esta idea lite en el año 2000, cuando 48 exper-
tas/os en diversas áreas del Patrimonio C ultural se reunie-
ron en la sede del PSOE en Madrid para discutir y redac-
tar una serie de documentos que se hicieron públicos en
fo rma de libro (Leguina y Baquedano [eds.] 2000).
El grupo de juristas que participó en este trabajo
estableció una serie d e siete razones por las que la
LPH E d ebería ser modificada o, en su caso, sustitui-
da por una n ueva norma. Paso a comentarlas porque,
como en la actualid ad ese proyecto de reforma aún
no se ha llevado a cabo, au nque se está en ello, todas
siguen teniendo vigencia:
- El fenóm eno jurídico d e entrada en vigor de las
normas sobre Patrimonio C ultural o Histó rico de las
CCAA obliga, sin duda, a la AGE a replantearse y
perfilar sus obligaciones en este ámbito.
- Algo similar ocurre con el desarrollo de las com-
petencias de las administraciones locales, o poder mu-
nicipal, respecto a la protección y promoción de los
bienes culturales.
- El tratamiento actual de algunas especialidades
del Patrimonio Cultural, como el Patrimonio indus-
trial o el Patrimonio inmaterial, que no se contemplan
de manera directa en la LPHE.
- Todo lo relacionado con el urbanismo, es decir, la
articulación entre las legislaciones del suelo y del Patrimo-
nio C ultural, cuyo desarrollo resulta también necesario.
- Algunos detalles relacionados con la lucha
contra el expolio, como la p rohibición o la regula-
ció n de la tenencia y uso de d etectores d e metales
(véase capítulo 7) .
- Otros que tienen que ver con las infracciones y
las sanciones, el tratamiento fiscal de la propiedad y
el comercio de bienes culturales, que en los años pos-
teriores a la entrad a de España en la UE han sufrido
füertes modificaciones que la LPHE no refleja.
- Coordinació n entre la legislación de Patrimonio
C ultural y la d e Medio Ambiente. En la década de los
ochenta, se optó por una clara separación entre am-
bos, establecida en la Ley de Conservación de los Es-
pacios Natural es, Flora y Fauna silvestres, de 1989.
En el momento actual, con esa norma derogada por
la «Ley de la Biodiversidad» de 2007, la separación,
sorprendentemente, es aún mayor (véase capítulo 6) .
El grupo d e expertas/os señaló también la existen-
cia d e una gravísima falta de coordinación entre las
CCAA y la AGE (op. cit. 33), falta cuya resolución
beneficiaría, sin duda, al propio Patrimonio C ultural.
O tros detalles y características de esta importante
norma aparecen en el recuadro que acompaña a este
capítulo.
3. La Ley del Patrimonio Nacional
Como ya vimos, el Patri monio Nacio nal es el con-
junto de bienes muebles e inmuebles afectados al uso
de la Corona española, que en su mayoría son de ca-
rácter histórico. Su Ley, desarrollando la organización
de su ad ministración, es la 23/82, parcialmente modi-
ficada por la 44/95, y tanto sus principios como su
historia han sido expuestos en el capítulo anterior (véa-
se especialmente el recuadro 2) .
4. Las normas sobre patrimonio cultural o his-
tórico de las CCAA
En el cuadro 3.5 aparece el listado actual. Apro-
vecho la ocasión - ante la sorpresa que sin duda asa]-
 La legislación sobre el Patrimonio Cultural 1 45

ta a quienes se den cuenta de lo larga que es la lista-

CUADRO 3.5
para recordar que la manera formal y correcta de lla-
mar a una ley o a cualquier otro tipo de norma es Leyes vigentes en España
exactamente la que aparece en cada uno de los ren- sobre Patrimonio Cultural o Histórico
glones de este cuadro. El número que antecede a la
fecha de aprobación es el número de orden corres- Ley 16/85 del Patrimonio Histórico Español
pondiente a la cantidad de leyes (o la norma que sea)
aprobadas ese año por el Parlamento de esa Comu- Ley 4/ 1990 de Pauimon io Histórico de Castilla
nidad o por la AGE. Así, por ejemplo, la «Ley La Mancha
16/85 ... » significa que ésa fue la número 16 de las
aprobadas ese año por el Parlamento. Ley 7 / J 990 de Patrimonio Cultural Vasco
Está claro que los cambios futuros vendrán dados
por la reelaboración y la publicación de normas que Ley 9/1993 del Patrimonio Cultural Catalán
sustituyan a las anteriores, ya que, en el año 2007, el
proceso de publicación de leyes propias terminó Ley 8/1995 del Patrimonio Cultural de Galicia
cuando Murcia, que fue la última Comunidad en ha-
cerlo, publicó la suya; ese mismo año se publicó la
Leyes 4/ 1998, 7/2004 y 5/2007 de Parrimonio Culrural
primera puesta al día de una norma antigua: la de
Valenciano
Andalucía. Y en el momento actual, como ya dije, se
trabaja en la modificación de la propia LPHE.
Lo primero que destaca es un asunto ya comenta- Ley 10/1998 de Patrimonio Histórico de la Comunidad
do: la variedad en los adjetivos utilizados, repitiéndo- de Madrid
se en diez ocasiones «culrural», en seis «histórico»,
una vez se unen «histórico y cultural» y otra vez se reú- Ley 1111998 de Patrimonio Cultural de Cantabria
nen «cultural, histórico y artístico» . Como ya analiza-
mos en el capítulo anterior, esa variedad no significa Ley 1211 998 del Patrimonio Histórico de las
nada en la práctica, ya que todas ellas tratan de lo Illes Balears
mismo.
Otra cuestión interesante es su división cronoló- Ley 3/ 1999 del Patrimonio C ultural Aragonés
gica: existe una primera generación, desde la de Cas-
tilla-La Mancha de 1990 hasta la de Galicia de 1995, Leyes 4/1999 y 11/2002 de Patrimonio H istórico de
grupo en el que hasta hace bien poco se incluía la de Canarias
Patrimonio Histórico de Andalucía de 1991, recien-
temente sustituida, como acabo de indicar. Esta pri- Ley 2/ 1999 de Patrimonio Histórico y C ultural
mera generación se caracteriza por su diversidad: de Extremadura
prácticamente ninguna de ellas deja de aportar algo
nuevo, tanto en terminología como en mecanismos Ley 1/200 l del Principado de Asturias de Patrimonio
de protección, de declaració n o de tratan1iento de los Cultural
bienes.
A partir de 1998 comienza una segunda genera-
Ley 12/2002 de Patrimonio Cultural de Castilla y León
ción, en la que, en general, los textos son más unifor-
mes. La terminología de BIC, por ejemplo, se man-
ciene sin alteración, como veremos en el capítulo 5 y Ley 7/2004 de Patrimonio Cultural, Histórico
en práctican1ente todas ellas aparecen las iniciativas y Artístico de La Rioja
que la primera generación había planteado y que aho-
ra se amplían y detallan, como, por ejemplo, el artí- Ley 14/2005 de Patrimonio C ultural de Navarra
culo destinado a la Educación sobre el Patrimonio
Culrural o Histórico, o bien el tratam iento de las Ley 4/2007 de Patrimonio Cultural de la Región de Murcia
Evaluaciones de Impacto Ambiental.
La tercera generación, la más reciente, se inicia Ley 14/ 2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía
en 2001 con Asturias y termina realmente con la de
46 1 Conceptos
Murcia de 2007; la siguiente Ley, la de Andalucía
también de 2007, iniciaría una cuarta generación
compuesta por la reelaboración de las normas ya an-
ticuadas; pero como hasta el momento la única pu-
blicada es ésta, la incluimos en este último grupo. Se
caracterizan en general, salvo la excepción de Casti-
lla y León, por ser más cortas y concisas, abando-
nándose algunas iniciativas que normas anteriores
habían recogido y que tal vez se habían demostrado
inútiles.
También en esta última generación habría que
incluir las dos correcciones o añadidos real izados
por la Comun idad Valenciana a su norma de 1998
en los años 2004 y 2007, así como la publicada para
la Comunidad de las Islas Canarias en 2002 (Ley
11 /2002 de modificación de la Ley 4/ 1999 de Patri-
monio Histórico de Canarias) . Existen otras correc-
ciones o modificaciones que, por su escasa entidad,
no merece la pena señalar.
De modo general se observa una semejanza gran-
de en cuanto a la estructura de todas ellas, que se re-
pite de forma casi invariable: tras el preámbulo o in-
troducción, los títulos dedicados a los conceptos
generales y la organización administrativa. Después la
parte en la que se presentan los distintos grados de
protección, su registro y sus respectivos regímenes.
Más o menos hacia el Título V aparecen los Patrimo-
nios específicos, casi siempre el arqueológico, el etno-
gráfico y/o industrial, el documental y bibliográfico y,
según los casos, el apartado dedicado a museos.
Por último, el título sobre el fomento o la divul-
gación, para terminar con el desarrollo de los regíme-
nes sancionadores.
Es evidente que su estudio detallado ofrece una in-
teresante secuencia en la que se van añadiendo nuevos
conceptos, ampliando, por ejemplo, las variedades de
BIC, conectando más la protección de los bienes con
las leyes del suelo o el urban ismo, desarrollando figu-
ras específicas para la protección de los lugares en los
que se sospecha la existencia de restos arqueológicos,
incluso duplicando la figura intermedia de invencaria-
do / catalogado, etcétera.
Muchas de estas características y, sobre todo, de
estas aportacio nes, serán explicadas, en los contex-
tos aprop iados, en los siguientes capítulos de este
libro.
Evidentemente, dentro de este aparrado hay q ue
tener en cuenta todas las leyes so bre tipos específi-
cos de Patrimonio Cultural que muchas CCAA
han ido publicando, fundamentalmente las refe-
ridas a Museos, Archivos, Bibliotecas, Patrimonio
documental o incluso, en el caso de Castilla- La Man-
cha, Parques Arqueológicos. También las iremos
viendo.
5. Otras normas sectoriales
Los bienes muebles y los inmuebles tienen muy
distintas posibilidades de gestión y de protección:
mientras que los muebles, por su naturaleza, se
ajustan más en su gestión a los contenidos de las
normas sobre Patrimonio Cultural en general, o es-
pecíficamente sobre Museos, Arch ivos o Bibliote-
cas, la tutela de los inmuebles es más compleja. Para
empezar, está conectada a la política del suelo, ya
que tales bienes «viven» sobre el suelo y forman par-
re de los paisajes. Por esta razón, rodas las normas
que, de un modo u otro, mean o tratan el suelo
afectan a los bienes culturales inmuebles y, lo que es
mejor, pueden ser utilizadas para su gestión. Entra-
rían aquí, por lo tanto, las Leyes del Suelo, de Ur-
banismo o de Planificación territorial , de estos tres
modos denominadas; también las leyes sobre carre-
teras, sobre costas o sobre medio ambiente -muy en
especial, las que desarrollan las evaluaciones am-
bientales.
Orco apartado estaría compuesto por las nor-
mas que regulan el turismo, ya que los bienes cul-
turales, sobre todo los más espectaculares, son des-
tinos turísticos cada vez más preciados (véase
capítulo 25).
Los mecanismos de ges tión del Patrimonio Cul-
tural, que anal izaremos en la siguiente sección de
este libro, se apoyan frecuentemente en estas nor-
mas sectoriales, muy en especial en las de Planea-
miento y Medio Ambiente. Por otro lado, estas le-
yes han ido modificando su contenido en las
úl timas décadas, de modo que la conservación y la
protección del Patrimonio C ultural comienza a apa-
recer como uno de sus objetivos. El mejor ejemplo
que podemos poner es la última Ley del Suelo de la
Región de Murcia, de 2007, en cuyo artículo 1 pue-
de leerse:
La presente Ley tiene por objeto la regulación de la
ordenación del territorio y de la actividad urbanística
de la Región de Murcia para garantizar, en el ámbito de
un desarrollo sostenible, el derecho a disfrutar de un me-
dio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona
y la protección de la naturaleza, el derecho a disfrutar
de una vivienda digna y adecuada y la protección del
patrimonio cultural.
Por su parre, la avalancha de normativas sobre
protección medioambiental, que se inició con el in-
 La legislación sobre el Patrimonio Cultural 1 47

:~
greso de España en la UE, en 1986, convierte a este
rema en uno de los más complejamente regulados de
nuestro entorno y permite que los bienes culturales
inmuebles puedan beneficiarse de muchas iniciativas ·; , ·/ ·.1 ¡,;~
de protección medioam biental dispuestas en estas r
.,.t. •
~,

normas.
A este respecro, hay que volver a señalar que en la .....
'
,
...
UE, en el apartado de Medio Ambiente, se encuen-
tran canro las normas sobre la protección de la natu-
raleza como las que tienen por objero la conservación
del Patrimonio Cultural. Esa unión, no muy conoci-
da ni tampoco esperada en nuestro país, hizo su apa-
rición cuando, en 1986, España asumió una de las
principales direccivas de la UE (entonces Comunidad
Europea) : la directiva sobre Evaluación de Impacro
Ambiental, que hoy supone una de las esperanzas de
protección, frente al avance de las obras públicas y
privadas, de bienes culturales tan ocultos y sorpresi-
vos como los arqueológicos o, en buena medida, los
ernológicos.
Dada la importancia de esros dos grupos normati-
vos, el del Suelo y el del Medio Ambiente, los analiza-
remos en el contexro de los mecanismos de gestión
planificadora del Patrimonio Cultural, concretamente
en el capítulo 6.

Recapitulación: unos mismos bienes,

un trato diferente

~n análisis algo más profundo de los numerosos tex-

tos legales vigentes en nuestro Estado respecto a la
gesción y la consideración del Patrimonio C ultural
:JOS coloca en una situación crítica algo problemática:
en algunos casos da la sensación de que los bienes cul-
rurales son «culpables» de haber nacido o de vivir en
una región o en otra, ya que dependiendo de su situa-
ción geográfica van a recibir un tratamiento m ejor o
peor, más apurado o más superficial.
En algunos casos he podido encontrar especia-
;iscas q ue han llamado la atención sobre este espi-
noso asunto, com o Mingore (2004) respecto a los
bienes del Patrimonio etnológico, que, como vere-
mos en el capítulo 12, reciben tratamienros legales
muy diversos.
lógicamente, habría que intentar establecer y
cumplir algo así como un «Artículo Primero de la
Constitución del Patrimonio Cultural», en que se es-
pecificara que rodos los bienes culturales han de reci-
bir un tratamiento similar con independencia de su
lugar de origen o de residencia. Pero nada de eso exis-
te y la puesta en práctica de esta «igualdad» depende
de cada una de las personas y de las administraciones
que nos empeñamos en esta moderna utopía de la
protección.
Otra cuestión en la que el autor citado también
ha profundizado es la sensación que deja la lectura
de las normas sobre Patrimonio Cultural - y más aún
la de las normas sectoriales que no se denominan así
pero que lo tratan, como veremos más adelante en
las del Suelo o de Medio Ambiente- cuando se ob-
serva la multiplicación y variedad de adjetivos que
acompañan a la palabra «Patrimo nio», como si se es-
tuviera intentando definir algo que no está suficien-
temente perfilado (op. cit. 11 0), como si no se tuvie-
ra una idea demasiado clara sobre la naturaleza de
ese tipo particular de Patrimonio. Esto también lo
veremos en muchos de los ejemplos desarrollados en
este libro.
Mo11nsterio de Sa11 Lorenzo de El Escorial, Madrid.
Foto P. La P11e11te 1950.
 ,
SECCION 11

La Gestión del
Patrimonio Cultural
y sus mecanismos
 4 Qué es la Gestión del
1
Patrimonio Cultural
Introducción
Es el conjunto de actividades destinadas a la p rotec-
ción y difusión de los bienes del Patrimonio C ultural;
la mayoría de ellas son llevadas a cabo por distintas
administraciones públ icas.
En cualquier diccionario se pued e leer que «ges-
tionar» es en realidad realizar las diligencias pertinen-
tes para el logro de un propósito. D e esta defini ció n
se desprende q ue se gestiona tal propósito para lograr
su cumplim ie nto, pero que a veces es posible que no
se logre y no por ello no se ha gestionado -tal vez se
haya gestionado mal.
El «propósito» de nu estra empresa es el de prote-
ger, conservar en su caso y d ifundir los bienes cultu-
rales para que puedan ejercer la función social por la
que se definen y para que puedan ser transmitidos a
las generacio nes futu ras. Las diligencias pertinentes
CUADR0 4.l
CONOCER
PLANIFICAR
CONTROLAR
DIF UN DIR
para ello son muchas e incumben a toda la sociedad,
muy en especial a todas las administraciones públicas
(recuérdese el are. 46 de la Constitució n, cuadro 1.2)
y más concretamente a las administraciones de C ul-
tura. A lo largo de los últimos cien años, la sociedad
española se ha venido dotando de una gran cantidad
de mecanismos que le permiten poner en p ráctica ta-
les di ligencias. Se trata de los mecanismos de la Ges-
tión del Patrimonio C ultural, en los que, con el fin de
facilitar su explicación, vamos a separar cuatro accio-
nes principales: conocer, planificar, controlar y d ifu n-
dir (cuadro 4. 1).
1. Conocer: en muchas ocasiones se ha escrito
que sólo se puede proteger aq uello que se co noce.
Evidentemente, el conocimiento d e lo que se tiene,
de su escado de conservación, d e sus ca racteres ju-
rídicos d e propiedad, etc., va a ser un punto d e par-
Unidad de Gestión
de la Documenración
52 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

tida imprescindible para el diseño de cualquier po-

lítica de Gestión del Patrimonio Cultural. En el Es-
tado español, nuestras CCAA parten del principio
de q ue tienen muchos elementos que podría n llegar
a pertenecer al Patrimonio C ultural, tanto muebles
como inmuebles e incluso inmateriales, pero es
mu y posible que, al menos en algunos casos, no se-
pan realmente qué es lo que tienen, ya que existen
algu nos tipos de Patrimonio que son huidizos,
como los bienes arqueológicos, qu e suelen estar en-
terrados, o los bienes etnográficos, que a veces es-
tán socialmente ocul tos, o los propios inmateriales,
qu e no se ven, as{ como los muebles que se encuen-
tran en manos de particulares y que no han sido de-
clarados ...
La o bsesión po r los inventarios de bienes históri-
cos atraviesa los siglos XIX y XX, repitiéndose iniciati-
vas de forma cíclica (para ilustrar esta historia véase,
p. e., Jimeno et al. 1993), y llega a nuestros días en
un estado no demasiado satisfactorio. Las CCAA,
cuando iniciaron el desempeño de sus competencias
en esta materia de la gestión de los bienes culturales,
invirtieron mucho esfuerzo, por lo general, además
de tiempo y dinero, para conseguir conocer docu-
m enradamente sus bienes. En todos los casos, se do-
taron de una serie de herramientas burocráticas para
establecer sistemas de protección de distintas catego-
rías para los bienes: BIC, inventariados, catalogados
o simplemente integrantes, de mayor a menor im-
VISITA portancia, detallando en sus no rmas las implicacio-
nes en cada caso. Profundizaremos en estos temas en

GUIADA el capítulo 5.

2. Planificar: las actividades de la gestión plani-

A ficadora son, sin duda, las más numerosas y variadas,

y se podrían definir como todas aquellas que se des-
tinan a programar lo que en el futuro se va a hacer

ÚBEDA con los bienes culturales. Así, cuando un grupo de

personas, por ejemplo, de una Comunidad Autóno-
ma, se reúne para tomar la decisión de publicar una
rooos Los DIAS nueva norma al respecto o modificar otra, se está pla-
nificando; lo mismo ocurre cuando otro grupo de
PLAZA ....... personas discute sobre qué terrenos ha de atravesar
una futura vía de tren o una carretera ... Teniendo el
DEL AYUNTAMIENTO TLF. 953 79 34 22 lógico cuidado de que no dañe los suelos, con una
protección especial debida a cuestiones patrimonia-
les. También se planifica cuando se decide la atribu-
ción financiera anual a los departamentos de Cultu-
ra, o cuando el Ministerio de Educación ap rueba la
existencia de un Grado en Gestión del Patrimonio
Cul tural, etcétera.
 Esce grupo de accividades es especialmence propio
las administraciones públicas, bien sean de Cultu-
bien de otros departamentos como Medio Am-
ce, Urbanismo o Educación. La sociedad civil tie-
muy poco espacio, ninguno en la práctica, en esca
a pecialidad, a la que le dedicaremos el capículo 6,
pero que cambién estará presente en las demás seccio-
de esce libro, porque, por ejemplo, cuando se ex-
pLque qué es y para qué sirve un museo, un archivo,
ei consorcio de una ciudad histórica, hablarem os,
en codo momento, de labores de planificación.
3. Controlar: las numerosas normativas presenta-
en el capítulo 3 establecen una larga serie de obli-
nes tanto para las personas propietarias de algún
bien culrural, como para aquellas que viven en uno
cual es bascante frecuente en nuestras ciudades- o
n quienes pretenden comerciar con ellos. También
desarrollan listas de acciones inapropiadas, a las que
en general se denomina «expolio» o «expoliación», fal-
tas o delitos cuya ejecución será penalizada de algún
modo.
Como es lógico, para que codas estas condicio nes
se cum plan, es necesaria una gran cantidad de gente
trabajando en las actividades de control: inspeccio-
nes, seguimiento de denuncias, concesión de aucori-
zaciones para distintos asuntos, formación de perso-
nal especializado, p. e. en la policía, y un largo etc.
Casi codos estos contextos son tamb ién admi nistra-
tivos; no obstante, la sociedad civil puede desempe-
ñar un importante papel, ya que, como veremos, la
denuncia anee un acto de daño, destrozo o expolio
de bienes culturales puede iniciarla cualquier perso-
na de la ciudadanía, con independencia de que tra-
baje o no en alguna administración pública. Basta
que renga voluntad y conocimiento para ello.
54 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
«La Asociación
Española de
Gestores/as de
Patrimonio Cultural»
La Asociación Española de Gestores/as de Patrimonio
Cultural (AEGPC) es una entidad cultural independiente
y sin ánimo de lucro, integrada por un colectivo multidis-
ciplinar de profesionales de la gestión del Patrimonio Cul-
tural. Surge en 1997, a partir de una iniciativa del alum-
nado de la 1 Promoción del máster de Gestión de
Patrimonio Cultural de la Universidad Complutense de
Madrid, a la que se sumaron diferentes personalidades
del mundo académico y cultural de toda España y alum-
nos/as o ex alumnos/as de los postgrados de gestión cul-
tural. Sus estatutos permiten la incorporación a aquellas
personas que tengan formación académica de postgra-
do o una acreditada experiencia en el campo de la ges-
tión cultural, aunque existe la figura de socio/a en ínterin
para quienes, no cumpliendo en ese momento los requi-
sitos, están realizando algún postgrado.
La intención de la AEGPC es colaborar en la conserva-
ción, difusión y engrandecimiento del Patrimonio Cultural,
fomentando su gestión con criterios profesionales, refor-
zando la figura profesional del gestor y la gestora cultural
y, en cierta manera, abriendo nuevas vías de empleo,
consolidando la profesión y, consecuentemente, la forma-
ción en este campo.
Los fines fundacionales de la AEGPC son:
- Promover y apoyar actividades e iniciativas que re-
dunden en beneficio del Patrimonio Cultural español,
así como de su conservación, difusión y disfrute.
- Dar a conocer la profesión de Gestor/a de Patrimo-
nio Cultural, divulgando sus principios y favore-
ciendo iniciativas encaminadas a promover la ges-
tión profesional de dicho Patrimonio.
- Apoyar la labor de los/las profesionales de la gestión
de Patrimonio Cultural en instituciones, fundaciones,
empresas y organismos culturales públicos y priva-
dos, estimulando la mutua colaboración.
- Establecer y mantener canales de comunicación
entre los socios y socias, asesorarles en el ámbito
profesional y promover actividades dirigidas a su
formación continua.
- Promover los contactos y fomentar la colaboración
con otras entidades y organismos nacionales e in-
ternacionales de fines similares.
- Emprender cualesquiera otras actividades que favo-
rezcan la consecución de los fines arriba citados y,
en especial, del primero.
Dentro de sus fines fundacionales, la AEGPC tiene
tres líneas de actuación fundamentales: investigación,
difusión y publicaciones; a ellas hay que añadir las de
formación y debate.
En el campo de la investigación,
las actividades realizadas han sido las
siguientes:
- Elaboración de bases de datos, directorio de agen-
tes y entidades del sector.
- Elaboración del Directorio de Patrimonio Histórico.
Un .. Quién es Quién .. en el Patrimonio español.
- Creación de la Comisión Paritaria de Investigación
en Gestión de la Calidad para empresas y proyec-
tos culturales.
- Recopilación de bibliografía básica sobre Patri-
monio Cultural.
- Creación del Código Deontológico del Gestor/a de
Patrimonio Cultural.
- Participación en las reuniones de trabajo para la ela-
boración del Plan Estratégico de Cultura de Andalucía.
Difusión y publicaciones:
- Revista Areté Documenta.
- Boletines electrónicos mensuales: Areté Digital y
Redipac Digital.
- Página web www.aegpc.org.
 Qué es la Gestión del Patrimonio Cultu ral 1 55

Formación y debate:

- Desde el año 2001 la AEGPC diseña, implanta y di-

rige anualmente el Programa Formativo de Becas de
Excelencia en Conservación del Patrimonio Cultural.
- Foro Cultural ARETÉ de reflexión sobre la situación
de la cultura y las tendencias que operan en la misma.
- En el año 2001 se creó la Red Iberoamericana
para la Gestión de Patrimonio Cultural (REDIPAC),
espacio de encuentro virtual para el intercambio
de ideas y para la reflexión y el debate de proble-
mas comunes al sector de Patrimonio Cultural.
- Participación en el 1, 11 y 111 Salón de Patrimonio
Cultural.
- Participación en diferentes mesas de trabajo en
Encuentros de Asociaciones de Gestores/as Cul-
turales y de Profesionales del sector.
- Visitas profesionales y técnicas a distintos organis-
mos, entidades o eventos culturales.
- Comisión paritaria de investigación y trabajo de la
AEC (Asociación Española para la Calidad) y la
AEGPC para elaborar, en un futuro no muy lejano,
un Plan de Calidad que pueda ser implantado en
las empresas del Patrimonio Cultural.
- La AEGPC llevó a cabo con gran éxito el 1 Congre-
so Iberoamericano de Patrimonio Cultural, en Ma-
drid, los días 29, 30 de noviembre y 1 de diciembre
de 2001 , participando asimismo en su 11 Edición, en
el mismo lugar, durante el año 2003.
- En el año 2003, la AEG PC llevó a cabo el 1 Con-
greso de Gestores de Patrimonio Cultural
- En los últimos años ha participado en las reuniones formativos realizados de forma independiente o en co-
de trabajo del Comité AEN/CTN 41 /SC 10 «Cons- laboración con otras instituciones (IAPH, UCM .. .), con
trucción con tierra» y ha organizado la 11 Conferencia la participación de profesionales de reconocido presti-
General REDIPAC. gio en la materia tratada.
- Además, ha llevado a cabo el 1y el 11 Seminario de
Patrimonio Inmaterial, este último realizado en no- J UNTA DIRECTIVA ASOCIACIÓN E SPAÑOLA DE
viembre de 2007. GESTORES DE PATRIMONIO CULTURAL (AEGPC)
Edificio B , Mas Ferré, Campus de Somosaguas.
La AEGPC ha apostado desde su creación por el re- Universidad Complutense de Madrid.
C1Claje continuo de los y las profesionales del sector, aegpc@wanadoo.es
oor lo que ha venido desarrollando diversos programas www.aegpc.org
56 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
A estas actividades, sobre tod o a las que se relacio-
nan directamente con la lucha contra el expolio, les
dedjcaremos el capítulo 7.
4. Difundir: podría suponerse que la gestión di-
fusora es mi preferida, porque me dedico a ella, pero
su importancia no es mayor que la de los tres grupos
anteriores; d e hecho, depende de ellos, ya que una ac-
tividad que no parte de un conocimiento d e lo que se
tiene, que no se planifica y no se controla, no puede
d espués d ifundirse debidamente.
La gestión difusora reúne todas las labores relaciona-
das con la «entrega» a la sociedad de los bienes patrimo-
niales, desde la publicación de una guía sobre un yaci-
miento arqueológico abierto al público, hasta la propia
acción de dotar a ese yacimiento de una infraestructura
 Qué es la Gestión del Patrimonio Cultural 1 57

didáctica para su visita pública. Las actividades que en-
cran, por lo tanto, en este apartado son numerosísirnas,
y a su explicación dedicaremos el capítulo 8 .
Las cuatro acciones en las que hemos d ividido la
Gestión del Patrimonio Cultural están conectadas
enrre sí; el orden razonable sería: primero conocer,
luego planificar, después ejecutar con control y por
último difundir. Aunque a veces se difunden también
las labores de inventariado, o de planificación, o de
conrrol, o simplem ente se llevan a cabo difusiones sin
que estén con ectadas con las otras dos áreas. En todo
caso, y al menos dentro de las administraciones pú-
"1licas, todos estos trabajos deben estar coo rdinados
iorzosamente, y ya que de cada uno de ellos lo que
queda al fi nal es un documento - propuesta, norma,
declaración, mapa, inventario, multa, acta, exp edien-
;e, informe, memoria, etc.-, debería existir en cada
..:í.minisrración responsable -en las 18- una «Unidad
de Gestión de la Documentación» que facili tara los
:rahajos de coordinación (véase cuadro 4. 1).
Gestión frente a Intervención
repasarnos cada una de las labores que hemos es-
~o enumerando a modo d e ejemplos en los cuatro
grupos o áreas de la Gestión del Patrimonio C ultural,
nos daremos cuenta de que ninguna de ellas incide
direcramenre en los bienes culturales, es decir, que
no los toca, ni los manipula, n i los altera físicamen-
te. La gestión, por lo ranro, no tiene que ver de for-
ma directa con esos trabajos que sí tocan y alteran -a
veces en gran med ida- y que estamos acostumbradas
a ver, las personas que vivimos en Occidenre, en
nuestros monumentos, en nuestros ca mpos y en los
talleres especializados. Me refiero a la rehabilitación
de los edificios patrimoniales, a la restauració n de
obras de arre como pinturas, escul turas, textiles anti-
guos, cerámicas, etc., o bien a las prospecciones y ex-
cavaciones arqueológicas, tan frecuentes en nuestro
entorno. Todas esas labores que sí alteran y manipu-
lan, mejor o peor, los propios bienes, son interven-
ciones, y para el desarrollo de este libro conviene dis-
tinguir co n claridad entre ambas, la gestió n y la
intervención.
En el cuadro 4 .2 hemos resumido la definición y
propuesto algunos ejemplos de cada una, con el fin
de que el público lecto r no pierda de vista esta dis-
tinción. Porque en este libro no vamos a hablar de
cómo se restaura, o de cómo se rehabilita, o de cómo
se excava un yacimiento arqueológico o se estudia
un poblado tradicional montañés. Todo eso debe ser

CUADR04.2
Gestión, Intervención y ejemplos

Ddi.n.ición de Gestión del Patrimonio Cultural: «El conjunto de actividades, en su mayoría realizadas por distintas
~isrraciones públicas, destinadas a la protección y difusión de los bienes culturales».

:qanplos:
- Diseñar el contenido de una ficha de Inventario para el Patrimonio etnológico.
- Dar una conferencia sobre los peligros que conlleva el uso no autorizado de los detectores de metales.
- Organizar una exposición sobre el Patrimonio industrial de una región.
- Tomar decisiones sobre el reparto de las subvenciones relacionadas con algún rema de conservación del Patri-
monio Cultural.

Ddinición de Intervención en el Patrimonio Cultural: «Cualquier actividad que modifique o altere un bien cultural
Jd>le, inmueble o inmaterial».

Ecnplos:
- Una excavación arqueológica.
- La restauración de un cuadro del siglo XVII.
- La rehabilitación de un edificio patrimonial.
- La prohibición de realizar una actividad tradicional, por considerar que conlleva peligro para la población.
58 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecan ismos

ll_J -
_ .'.l- ·- -
 Qué es la Gestión del Patrimonio Cultural 1 59

CUADRO -l.3
Tipos de intervenciones en el Patrimonio C ultural (Querol y Manínez Díaz 1996)

Intervenciones de preservación
Las que tienen por finalidad impedir el deterioro o degradación de los bienes.
y mantenimiento

Intervenciones
Las encaminadas a recuperar la materia, la fo rma y la función del bien.
de restauración

Exclusivas o sistemáticas: no motivadas más que por la

Las que tienen por intención investigadora: investigación pura.
ln tervenciones finalidad principal el
de investigación aumento del conoci-
miento histórico. Preventivas o auxiliares: provocadas por un proyecto o
realización de obra: investigación aplicada.
1

Intervenciones de emergencia Las que no han podido ser planificadas porque se deben a incidencias no previstas.

:ononado, q ué duda cabe -es decir, debe ser con o-
do. planificado, controlado y difundido-, pero
restau rar, excavar, etc., no son «gestión», sino «inter-
Tenció n».
Claro q ue, como siem pre, la separación entre estos
cipos de actividades no es radical. A veces encon-
a2.-nos una relación tan directa y evidente entre una y
0C2 q ue no parece existir un lugar en el que colocar
wiea que las separe; pero, de modo general, no ocu-
Por su parte, las intervenciones en el Patrimon io
Cclrural están en la actualidad sujetas, como vere-
' lo largo de los siguientes capítulos, a u na bue-
.:.ancidad de cond icio nes. Po r supuesto, deben es-
- •ucorizadas por el d epartam en to o consejería de
:ura co rrespondiente - la propia de la comuni -
en la que se encuentre el b ien- y en esa autori-
:x, n constarán coda una serie de requisitos que
-, de cumplir quien real ice la interven ción o di-
... equipo que la ejecuta. D e codo esto tendrá
d.u buena cuenta, por escrito, e n info rmes y
rias finales que serán co nservados en la «Un i-
.. ae G estió n de la Documentación » para su uso
cnor.
H•v que recordar también q ue las recomenda-
m ternacionales de las que hablamos en el ca-
3 y en las que p ro fundizaremos en los capftu-
:~ y 13, así como m uchas de las normas y los
de investigació n y d ifus ión de carácter na-
defienden el p ri ncip io de mínima interven-
ció n como el preferido en codos los casos, asumien-
do que cualqu iera de ellas, por c uidadosa que sea y
es tudiada que es té, puede causar modificaciones, o
incluso daños irreversibles, en el bien cultural inter-
venido .
En el cuadro 4.3 aparecen los d istintos ti pos de
intervencion es en el Patrim onio C ultural, desde la
más simple hasta la más compleja; el ú lti mo tipo, las
emergencias, es el menos recomendable, ya que no
ha podido ser plan ificado, difícilmente podrá ser
co ntrolado y en pocos casos sus resultados darán lu-
gar a una difusión dign a. Adem ás, existe una propor-
ción clara en tre el número de em ergencias a las q ue
ha de enfrentarse una admin istración d e Patrimonio
C ultural, y la bondad o inadecuació n de su gestión ;
es decir, a menor número de emergencias, mejor ges-
tió n, y viceversa. Es cierto que los accidentes natura-
les y otros pocos eventos incontrolables p uede n pro-
ducir situacio nes inesperadas, pero en nuestro
ento rno se trata de algo excepcional. Y es cierro tam-
b ién que no es razonable den ominar «em ergen cia» o
«urgencia» a una interven ción derivada, por ejem plo,
de una obra o movimiento de tierras que se ven ía
planificando o preparando desde hada tiempo. No
se trata de em ergencia n i urgencia, sino d e mala ges-
tión .
En el mundo de los b ienes cultu rales muebles las
intervenciones más numerosas son las d e manteni-
miento y las de restauración; en muy pocos casos se
producen las de investigación -es decir, las que tie-
60 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

. -

Burguillos del Cerro, Badajoz.

Foto Aniceto Delgado.
 Qué es la Gestión del Patrimonio Cultural J 61

nen como propósito inicial el conocimiento; es

evidente que cualquier restauración, p. e. de un
cuadro, debe llevar en sí misma una labor de in-
vestigación aplicada.
En cuanto al concexro de los inmuebles, la si-
tuación es distinta. Algunos de el.los, como los ya-
cimientos arqueológicos, prácticamente sólo son
intervenidos cuando son investigados o difuncü-
dos, como veremos en el capítulo 11 . Además, hay
intervenciones en inmuebles, sobre rodo en mo-
numentos, que unen la labor de restauración o re-
habilitación con la investigación histórica, puesto
que en los resultados de esta última se basa la pri-
mera.

La or9anización administrativa para la

Gestion del Patrimonio Cultural
Para llevar a cabo las actividades de Gestión del
Patrimonio C ultural, desde el momento en que se
inició el reparto de competencias y responsabilida-
des entre las CCAA y la AGE, los 18 gobiernos
implicados se han ido dotando de departamentos
y secciones específicas, unas más complejas que
otras. Todo esto ha supuesto una verdadera revo-
lución: jamás hubo en nuestra historia, y apenas
hay todavía, cuerpos de la administración especia-
lizados en la gestión de los bienes culturales que
no fue ran los de archivos, bibliotecas y museos.
Por otro lado, el único modelo conocido era el
que durante tres cuartos de siglo, al menos desde
la creación de la Dirección General de Bellas Artes
en el año 1900, venía practicando la AGE, y fue a
ésta por lo tanto, con sus características y sus ca-
rencias, a la que las CCAA imitaron.
A lo largo de los años siguientes se han ido
produciendo m uchos cambios; incluso hay
CCM que han creado cuerpos específicos,
como Andalucía, Galicia, Castilla-La Mancha,
Cataluña o Castilla y León.
Además, las posibilidades de «gestionar>>el Pa-
trimonio Cultural fuera de las adminisrraciones
públicas se van multiplicando, a tal punto que in-
duso existe una Asociación de Gestoras/es del Pa-
trimonio Cultural, a la que está dedicado el recua-
dro que acompaña a este capítulo introductorio.
En definitiva, en el momento actual la CÜver-
sificación es enorme, tanta que merece un trata-
miento especial: a codo ello le dedicaremos el ca-
pítulo 16.
 1
• c Ít : ;
 5 I Conocer
Conocer: una especialidad de la Gestión
del Patrimonio Cultural
E.s evidente que nuestro país pertenece a esa parte del
mundo en la que los b ienes culturales o históricos
so n muy abundantes. Nuestra península fue poblada
por los grupos humanos hace más o menos un mi-
llón de años, y a partir de ahí no ha parad o su pro-
ducción de obras: desde Atapuerca o Alcamira hasta
los altos hornos del norte en el siglo XIX, desde la de-
corada cerámica prehistórica d e Ciempozuelos hasta
las cuernas grabadas po r los pasto res meseteños
preindustriales.
Miles y m iles de obras muebles e inmueb les, de
modificaciones del paisaje, de inventos inmateriales,
que nacieron, viviero n y después cayero n en el olvi-
do, siguiendo el ciclo de cualquier ser. Los avarares de
!Os tiempos conservaron algunos y arruinaron, ente-
rraron o derribaron otros; hasta nosotras ha llegado
un número aleo, pero nunca lograremos saber qué
porcentaje representa sobre la totalidad. Su supervi-
\eDCia, como ya hemos señalado en este libro, es un
::úlagro, y como tal debemos asumirla. N uestras ge-
neraciones, desde al menos el primer tercio del siglo
• tomaro n la decisión de hacer lo posible po r co n-
.avarlos o protegerloos de algún modo, y en eso es-
:.unos.
Pero para ello, lógicamente, hem os de saber cuá-
.cs son, dónde están, en qué estado se encuen tran,
qwén los posee, cómo se usan, en qué tipo de suelo
.e sitúan, qué riesgos corren a corto y medio plazo
-porque el largo, quién lo sabe-, qué pasado han te-
nKl.o y qué futuro pueden te ner ... Por esa razón , a
ota parce de la Gestión del Patrimonio C ultural, la
nrnera, la deno mino «Conocen>.
E.se co nocimiento, pu nro de partida de toda acci-
idad de gestión , permitirá en primer lugar jerarqui-
zar los bienes según su importancia o relevancia, co n
el fin de tomar decisiones sobre el grado de protec-
ció n que ha d e atribuírseles. Esta labor de «selección»,
absolu ta mente imprescindible porque no se puede
proteger todo ni investigar todo ni abrirlo codo al pú-
blico, constituye un aparcado muy poco trabajado en
el campo d e la gestión patrimonial. Como veremos
en el capítulo 11 , d onde más se está desarrollando es
en el contexto del Patrimonio arqueológico, sobre
codo porque es ahí donde las decisio nes sobre la con-
servació n, la destrucció n con o sin investigación pre-
via o bien la reserva (sin tocar) del bien suelen correr
más prisa y movilizar más economía anre la presió n
de las obras públicas y privadas. Bailan y Tresserras
(2005, pp. 17-22) presentan un interesame ensayo
sobre este tema.
Por lo tanto, la primera función de esta selección
es dividir entre los b ienes que van a ser o son ya Pa-
trimonio C ul tu ral, es decir, están o van a ser patrimo-
nializados, y aquellos que no lo van a ser todavía o tal
vez nunca lo sean. Comprender que no todo lo que
nos rodea es Patrimonio, que no toda manifestación
cultural lo es, adm inistrativamente hablando, supone
una coma de conciencia algo difícil. Pero es así: con-
fundir culcura con Patrimonio C ultural es bastante
común, pero n o es operativo. Conocer lo que hay sir-
ve para tomar decisiones al respecto.
Todo aquello que se desea patrimonializar d eberá
ser inscrito o declarado de acuerdo con determinados
grados o categorías. D esde la LPHE estos grados se
expresan mediante actos administrativos concreros y
son dos: los denomi nados Bien es de lncerés C ultural
o BIC, máxima posibilidad de protección , y los In-
ventariados o Catal ogados, categoría media que, en
algunas CCAA, com o luego verem os, presenta varia-
ciones imporcantes, en el fo ndo y en la forma, respec-
to al modelo inicial.
64 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
Una vez realizada la selección -o, mejor, iniciada,
porque estamos hablando de un área de la gestión
que no tiene término, ya que continuamente están
apareciendo, y por desgracia también desaparecien-
do, bienes cuyo inventario ha de efectuarse y cuya
declaración ha de decidirse-, la administración res-
ponsable podrá poner en práctica los modelos pre-
viamente diseñados para su tratamiento, para la pla-
nificación de sus intervenciones y de su difusión,
para autorizar o no su traslado o su exportación, su
cambio de uso o su rehabili tación.
Las D irecciones Generales de Patrimonio C ul-
tural o Histórico, lugares en los que se desarrollan
la mayoría de las labores de gestión que aquí es ta-
mos examinando, han creado toda una serie de me-
canismos para conocer lo que tienen: conscientes
de las dificultades eco nómicas y de pe rsonal que
existen para la continua puesta al día de los inven-
tarios, organizan cam pañas específicas o programas
para ello, en colabo ración muchas veces con uni-
versidades y otros centros de investigación; firman
convenios con determ inadas instituciones, destina-
dos a facilitar estas labores; y discuten y trabajan
sobre los distintos modelos de fichas, bases de da-
tos o programas informáticos para facilitar su ma-
nejo (véase, p. e.; el SIPHA de Andalucía en La-
drón de G uevara 1996; o el Convenio firmado
entre el Ministerio de Cultura y la Consejería co-
rrespondiente de la Comunidad Valenciana, en el
año 2004, para el uso, por parte de esta última, del
sistema DOMUS, aplicación informática para los
fondos de los museos).
Los inventarios y catálogos:
una vieja obsesión
Estas dos entidades, inventarios y catálogos, han pa-
sado durante los dos últimos siglos por varios signifi-
cados. Las discusiones en cuanto a qué es cada uno,
en qué se diferencian y para qué sirven han sido mu-
chas y pueden verse en cualqu ier publicación sobre el
tema (p. e. en Cuadernos del IAPHVI). Durante al-
gunos años se manruvo la idea de que el inventario
era un trabajo menor, en realidad un listado de bie-
nes u objecos, mientras que el catálogo suponía una
mayor profundidad en la documentación del bien.
Luego, cuando las normas sobre Urbanismo fueron
extendiéndose en codo el terricorio peninsular, el «ca-
tálogo» pasó a tener un significado más relacionado
con los bienes inm uebles, mientras que el «inventa-
rio», de un modo u otro, pasó a identificarse con los
muebles.
Esta última es, en realidad, la tendencia dominante
en el momenco accual. Pero no es general: existen mu-
chos inventarios, como veremos, que incluyen muebles,
inmuebles e incluso inmateriales.
Lo que sí parece fundamental es dividir tanto in-
ventarios como catálogos en dos apartados, según su
uso o la intencionalidad de su uso:
1. Las listas o relaciones de bienes, con más o me-
nos documentación, destinadas a su conocimienco, a
su investigación e incluso a su difusión. Todavía no
han sido patrimonializados, aunque podrán pasar a
estarlo en el futuro.
2. Los inventarios y catálogos destinados a ges-
tionar el Patrimonio Cultural, es decir, a su protec-
ción. Se trata de accos administrativos, con incoa-
ción y resolución de expedientes, cuyos resultados
finales aparecen en los Boletines Oficiales (declara-
ciones de BIC e introducciones en el Inventario) o
bien en las herramientas de planeamiento o Catálo-
gos urbanísticos: éstos son los bienes pacrimoniali-
zados, los que componen realmente el Patrimonio
C ultural.
La úni ca forma que encuentro de separar gráfi-
camente unos y otros es utilizar la minúscula pa ra
el primer grupo, y la mayúscula para el segundo.
Podrán existir, por lo tanto, «inventarios de Patri-
monio Cultural» que equivalen a listados de bienes
de un tipo u otro, con más o menos docu mema-
ción, destinados a su conocimiento. Y también
«Bienes culturales Inventariados», es decir, aquellos
que han sido objeco de un acco administrativo, que
han sido publicados en el Boletín Oficial e inclui-
dos en un Registro oficial. Ostentan, por lo tanro,
un tipo específico de protección. Como puede ver-
se, la frontera entre un grupo y otro puede llegar a
ser algo tan aparentemente simple, pero tan impor-
tante en nuestro mundo, como su publicación en
una revista oficial.
Es en el siglo XIX cuando se inicia la toma de
conciencia sobre la necesidad de conocer el Patri-
monio Culrural que se tiene para, en su caso, pro-
tegerlo. Así, en 1802 se publica una Real Cédula
según la cual se deben comunicar a la Rea l Acade-
mia de la Historia los hallazgos de antigüedades, y
es dicha institución la que ha de inspeccionarlas e
in ventaria rlas. Años más tarde, ya en 1844, se crea-
ron las Comisio nes Provinciales de Monumen-

ros, a las qu e se les encargó formar catálogos, con
descri pciones y dibujos, de todos los edi ficios,
mon umentos y antig üedades existentes en las pro-
vincias, que mereciesen de algún modo ser conser-
vados.
Cuando comienza el siglo XX aparece la prim era
medida legal encam inada a conseguir un catálogo
completo del Patrimo nio Cultural: el Real Decreto
de 1 de junio de 1900, que ordena La catalogación
;ompleta y ordenada de las riquezas históricas de La na-
•"1Ón; luego, en 190 2, se inicia la formación de un
Inventario General de Monumentos Hist6rico-Artfs-
cicos y otro, separado, para cada provincia. El resul-
tado de rodas estas iniciativas no fue positivo: la de-
sigualdad de criterios fue el mayor de sus problemas
-. además, aunque se prometió su publicación, en la
mavoría de los casos no se llevó a cabo (Morales
!996).
En 19 15, con la pro mulgación de la Ley de Con-
avación de Monumentos Histórico-Arrísricos, se
lOlcia la práctica de un nuevo mecanismo de protec-
aón: la inclusión de los bienes, m ediame un acto ad-
::mnistrarivo, en un Cacilogo (con mayúscula), mien-
cz que el término «inventario» seguía aplicándose a
confección de las fi chas o las listas sin significado
:JCministrarivo de protección. En 1922 se o rdena la
~ isión del Catálogo, y en 1926 se reco noce oficial-
~ce la ineficacia de codo lo precedeme, volviéndo-
a comenzar de nuevo.
A parcir de la Ley de 1933 queda clara la d iferen-
CDClÓn entre Catálogos, específicos para los mo nu-
c:itncos, e Inventarios, propios para los bienes mue-
o «artísticos» y, por supuesto, esta norma
blicana insiste en la necesidad de su elaboración,
pero carnpoco esta vez las iniciativas tuvieron el pre-
t:nd.ido éxito. Un n uevo imenco de fo rmal izar el In-
wio General se produjo en 1961 , con la creació n
un Servicio específico para su realización y ges-
La documentación emanada de este Servicio fue
ba.se que heredó la España de las CCAA, a partir de
:::>csde esa fecha hasta hoy, el trabajo de lnven-
::.Jdo y Declaración de bienes culturales ha alcanza-
.m ritmo como n unca lo había hecho, sin duda
,,¡ mul tiplicació n de centros respo nsables y de
~ especializado. Si antes se hablaba de un Re-
General, ahora hemos de tener en cuenta al
18, y además los caminos que han seguido las
,\ no han sido semejantes; revisando en cada
los instrumentos de registro que se crean, se
"a que existen tres modelos:
Conocer l 65
1. CCAA que establecen dos instrumentos, uno
para incluir los BIC y el otro para los bienes Declara-
dos o Inventariados en el grado medio de protección.
A este modelo dual se aj ustan, además de la LPH E,
nueve CCAA: CastiUa-La Mancha, Pais Vasco, Cata-
luña, Madrid, Baleares, Exrremadura, Astu rias, Cas-
tilla y León y Andalucía. En algunos casos, estos dos
registros presentan algunas variaciones; ocurre así en
Baleares, donde los Consejos Insulares tienen asumi-
das competencias en estos remas, por lo q ue existen
en realidad cuatro Registros de BIC y cuatro Catálo-
gos, tres insulares y uno general, en cada caso.
O tra excepción es Andalucía, que, en su norma de
2007, crea el Catálogo General de Patrimon io His-
tó rico Andaluz, en el que se incluirán los BIC, los
bienes de catalogación general y los bienes muebles
incluidos en el Inventario General de la AGE. Pero,
además, constituye el Inventario de Bienes Reco-
nocidos del Patrimonio Histórico Andaluz, só lo para
inmuebles y espacios, con el fin de facilitar su identi-
ficación como integrantes (arr. 13).
2. Un solo Registro en el cual se integran codos los
tipos de bienes Declarados, Catalogados o Inven-
tariados. En este modelo se incluyen Galicia, Valen-
cia, Cantabria, La Rioja y Navarra. En el caso de la
Comunidad Valenciana, el «inventario General de
Patrimonio Cultural» está d ividido en ci nco seccio-
nes: BIC, Bienes inmuebles de relevancia local, Bie-
nes muebles invem ariados, Bienes del Patrimonio do-
cumental, bibliográfico y aud iovisual inventariados, y
Bienes inmateriales inventariados (arrs. 32 y 33).
3. Más de dos instrumentos o unidades oficiales
de registro. En este caso sólo están Aragón y Cana-
rias. La primera ciene tres: el Registro Arago nés de
BIC, el Catálogo de Patrimo nio Cultural Aragonés y
el Inventario de Patrimonio C ultural Aragonés (ares.
23, 26 y 27); en cuanto a Canarias, crea nada menos
que seis unidad es: el Registro de BIC, el Inventario
de Bienes Muebles, los Catálogos arquitectónicos
municipales, las Carras arqueológicas municipales, las
Carras etnográficas municipales y las Cartas paleon-
tológicas municipales. Asimismo, codo ello integrará
el «Centro de Documenración del Patri monio Histó-
rico», do nde se recopilarán y mantendrán actualiza-
dos en sopo rtes info rmáticos y que estará abierto tan-
to a la admin istración como a la investigación, así
como a particulares que acrediten un interés legítimo
(ares. 15 y 16).
En codas las normas aparece la atribución de las
competencias sobre estos registros a las D irecciones
66 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

CUADRO 5.1
Niveles y figuras de Declaración I Protección en las 18 normas vigentes sobre Patrimonio Cultural

Figuras d e protección para los bienes culturales

Sin declaración Niveles medios N ivel m áximo

Bienes de Interés
LPHE Bienes integrantes Bienes Inventariados (sólo muebles)
Cultural (BIC)

Castilla- Bienes de Interés

Bienes integrantes Bienes Inventariados (sólo muebles)
La Mancha Cultural (BIC)

País Vasco Bienes integrantes Bienes Inventariados Bienes Calificados

Bienes muebles cara/o-

Cataluña Bienes no inventariados Bienes integrantes gatÍQs y Bienes inmue- Bienes Culturales
de Interés Nacional
bles de Interés Local

Bienes Bienes de Interés

Galicia Bienes integrantes
Inventariados
Bienes Catalogados C ultural (BIC)

Comunidad Bienes de relevancia local (muebles e inmue- Bienes de Interés

Bienes no inventariados
Valenciana bles) y de relevancia patrimonial (muebles) Cultural (BIC)

Bienes de Interés
M adrid Bienes integrantes Bienes Inventariados
C ultural (BIC)

Bienes de Interés
Illes Balears Bienes integrantes Bienes Catalogados
C ultural (BIC)

Bienes Culturales
Bienes Bienes de Interés
Cantabria Bienes integrantes Catalogados
Inventariados C ultural (BIC)
o de Interés Local

Bienes Bienes de Interés

Aragón Bienes integrantes Bienes Catalogados
1nvenrnriados Cultural (BIC)

Bienes Muebles Inventariados y Bienes de l nrerés

Canarias Bienes integrantes
Bienes Inmuebles Catalogados Cultural (BIC)

Bienes de Interés
Extremad u.ca Bienes integrantes Bienes Inventariados
Cultural (BIC)

Bienes Bienes
Bienes de Interés
Asturias Bienes integrantes Catalogados 1nventariados
Cultural (BIC)
(urbanísticos) (Muebles e inmuebles)

Bienes de Interés
Castilla y León Bienes integrantes Bienes Inventariados
Cultu ral (BIC)
1
Bienes culturales Bienes culturales de Bienes de Interés
La Rioja Bienes integrantes
inventariables interés regional Cultural (BIC)
1
 Conocer l 67

CUADRO 5.1
Niveles y figuras de Declaración I Protección en las 18 normas vigentes sobre Patrimonio Cultural

Figuras de protección para los bienes culturales

Sin declaración Niveles medios Nivel máximo

Bienes de Bienes de Interés

Navarra Bienes integrantes relevancia local Bienes inventariados
Cultural (BIC)
(inmuebles)

Región de Bienes de Interés

Bienes integrantes Bienes inventariados Bienes catalogados
Murcia C ultural (BIC)
Bienes Bienes
Bienes reconocidos muebles de catalo- Bienes de Interés
Andalucía Bienes no inventariados
como integrantes inventa- gación Cultural (BIC)
riados general

Generales de Patrimonio Cultural o Histórico de las
Consejerías de Cultura o similares. También en todas
~ dice que el registro será de carácter público, por lo
:amo accesible a cualquier persona, salvo en Los casos en
1 que el acceso deba ser restringido en razón de /.a pro-
;,ección de Los bienes o de Los datos específicos de Los bienes
a.e riml.aridad privada que requieran del consentimiento
~:propietario (art. 25.2 de la Ley de Navarra).
Asimismo, se establece que las demás administra-
\:Anes, otras instituciones e incluso paniculares, tie-
cen el deber de colaborar en la actualización de los
~ rros .
- :\ pesar de toda esta multiplicación de iniciativas,
-. que reconocer que aún existe mucho trabajo de in-
rario (con minúscula y con mayúscula) por hacer;
::..5t.aca la ya tradicional situación de «desconocido» del
-'!l·unto de bienes muebles e inmuebles pertenecien-
a la Iglesia católica. En uno de los recuadros que
~pañan a este capítulo puede conocerse un caso
<:L:lCJ'eto de este singular contexto (recuadro 5).
sólo para bienes muebles, al que se denominó «Inven-
tariado», y además se incluyeron una serie de medidas
de protección, desde luego básicas, para todos aque-
llos bienes que, sin estar declarados BIC ni Inventaria-
dos, integraran el Patrimonio C ultural.
Se creó así el modelo de los tres niveles de protec-
ción que se ha venido utilizando en nuestras regiones
desde aquel momento y que las CCAA han respeta-
do, al menos en parte. En el cuadro 5.1 pueden ver-
se tres columnas: los bienes no registrados, con una
protección muy básica, que aparecen en la columna
de la izquierda; los de grado medio, que se denomi-
nan Inventariados o Catalogados - o invencariables,
o integrantes, etc.- y que por lo general incluyen
m uebles, inmuebles e inmateriales; y los más rele-
vantes, o BIC -salvo alteraciones terminológicas que
lu~go v~remos-, para los que se plantean mayores
exigencias.
Los eres niveles o grados presentan algunas excep-
ciones. A continuació n vamos a analizar cada uno de
ellos:

grados o categorías de declaración 1. Bienes no registrados

- do se publicó la LPHE, en 1985, las antiguas de-
cinaciones de «Monumento histórico-artístico» o
Conjunto histórico-artístico» dieron paso a una
.-a termi nología que no sólo prescinde del adjetivo
c~::isáco», sino que además unifica bajo el nombre de
de Interés Cultural, o BIC, la figura de máxima
ción. Se estableció asimismo un segundo nivel,
Se trata de los muebles, inmuebles e inmateriales
que no han sido objeto de ninguna Declaració n o
Inventariado; por lo tanto, en principio, son bienes
desconocidos al menos desde el punto de vista de la
administración. No cabe duda de que se trata del
grupo menos consistente, ya que, ¿cómo saber si un
objeto, una costumbre, un edifi cio o un paisaje es un
bien integrante del Patrimonio Cultural si no está es-
68 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
criro en ningún papel oficial? ¿Cómo se pueden re-
clamar sus derechos si el bien no tiene ninguna enti-
dad jurídica?
Algunas CCAA, como Cacaluña, incluyen lista-
dos de condiciones para esros bienes, pasando así a
formar parre de un primer nivel de protección, que
en esce caso se denomina «integrantes»; otras, como
La Rioja, insisten en la necesidad de introducir los
bienes del Patrimonio Cultural en algún cipo de ln-
vencario o Catálogo, para protegerlo. En general, se
alude a ellos de manera tangencial, asumiéndose la
inviabilidad de su protección y, como consecuencia,
impulsando su registro. Así y codo, la normativa es-
pañola está atravesada por la idea de que, por el solo
hecho de integrar el Patrimonio Cultural, los bienes
tienen ciertos derechos. Incluso existe una conocida
sentencia del Tribunal Constitucional, de 17 de sep-
tiembre de 1998, que establece: ... /,a protección penal
se dispensa respecto de /.os (bienes} que, con calificación
formal o sin ella, integran el ámbito objetivo del Patri-
monio Histórico Español conforme éste es configurado
por la LPHE de 1985.
2. Bienes inventariados, catalogados, etcétera
Ésta es la categoría intermedia, la más com pleja y
controvertida, en la que las CCAA han venido intro-
duciendo un buen número de modificaciones a par-
tir del modelo de la LPHE. Esta Ley general no in-
cluyó los inmuebles, lo que para algunas personas
expertas supuso un error o incluso un olvido. Es muy
probable que, como se ha señalado en alguna oca-
sión, se esperara que fueran los catálogos urbanísticos
de los municipios los que recogieran los bienes in-
muebles de carácter histórico, no can relevantes como
para ser declarados BIC, para que fueran protegidos
desde el propio planeamiento.
La primera Ley publicada tras la general, la de
Cascilla-La Mancha, repitió el esquema de la LPHE,
pero a parcir de la siguiente, la del País Vasco, rodas
las CCAA incluyeron canco muebles como inmuebles
en esta categoría; e incluso, en casi codos los casos, los
inmateriales.
Las denominaciones oscilan entre «Inventariado»
y «Cacalogado», y hay varias CCAA que util izan am-
bos adjetivos, incluso como dos categorías distintas
-el caso de Galicia, Cantabria, Aragón o La Rioja-, o
bien para referirse a muebles o a inmuebles -el caso
de Canarias-. Por ejemplo, la Ley de La Rioja define
el grado de protección «Invencariable» como todos
aquel/.os elementos muebles, inmuebles o inmateriales
que, aun sin reunir /.os val.ores excepcionales o especiales
que los hagan merecedores de ser incluidos en alguna de
las categorías superiores de,;rotección, merezcan ser de-
fendidos, conservados y difundidos ... (are. 20).
Algunas CCAA, como Cataluiía, han dejado en
manos de la administración local las declaraciones de
inmuebles de nivel intermedio, que en esce caso se
denominan Bienes de Interés Local. La experiencia nos
indica que, cuando significan trabas para la concesión
de licencias o cargas para quienes habitan el munici-
pio, cales declaraciones no se suelen llevar a cabo.
Respecto a los Inventarios de bienes muebles, a la
pregunta de qué objeros deben constar en ellos, sobre
codo desde los ámbitos particulares y comerciales, la
LPHE lo dejó bien claro: quienes posean bienes mue-
bles con un valor y unas características determinadas
tienen la obligación de comunicar a la administración
competente la existencia de estos objetos anees de
proceder a su venta o transmisión, y de igual modo
habían de obrar quienes se dedicaran al comercio de
antigüedades; en el Reglamento de 1986 y su poste-
rior modificación en 1994 (RD 64/94) se especifica
con detalle cuáles son esas características y valores,
desde los 90.000 € cuando se trate de obras pictóri-
cas y escultóricas de menos de cien años de antigüe-
dad, hasta los 6.000 €para los objetos arqueológicos
o los 2.400 €para los etnográficos. En el cuadro 5.2
puede verse la relación completa.
En las normas de las CCM no aparecen estos lis-
tados de valores económicos; en algunos casos, como
en la de Aragón (are. 49) o Navarra (are. 50), se anun-
cia la publicación de un reglamento para fijar el valor
de los bienes muebles que han de ser inventariados,
pero cales reglamentos no han sido publicados, por lo
que hay que suponer que se rigen por la norma esta-
ca!. Incluso hay casos, como el de Cantabria, en don-
de sf se ha publicado un Decreto específico para or-
denar el Registro, Catálogo e Inventario (Decreto
22/2001) y, sin embargo, no se alude al valor mate-
rial mínimo que han de tener los bienes muebles para
ser incluidos en el Inventario.
3. BIC, Calificados o BCINC
En lo que respecta a la categoría máxima, reserva-
da para los bienes más relevantes o importantes, en
codos los casos se refiere canco a muebles como a in-
muebles -y, en la mayoría de las normas, también a
inmateriales- y a la generalizada denominación de
BIC sólo se le oponen dos excepciones: País Vasco y
Cataluña.
El País Vasco plantea un sistema de catego-
rías de declaración algo distinto, como se analizará

CUADRO 5.2
Valor de los bienes muebles cuya transacción b.a
de ser comunicada a Cultura, para su Inventario
Bienes que formen parte del Parrimonjo Histórico Es-
pañol, cuyo valor económico sea igual o superior
a las cantidades que a continuación se indican:
90.000 euros cuando se trate de obras pictóricas y es-
cultóricas de menos de cien años de antigüedad.
12.000 euros en los casos de obras pictóricas de cien o más
años de antigüedad.
12.000 euros cuando se trate de colecciones o conj un-
tos de objetos artísticos, cul turales y antigüedades.
42.000 euros cuando se trate de obras escultóricas, relie-
ves y bajorrelieves con cien o más años de antigüedad.
42.000 euros en los casos de colecciones de dibujos, gra-
hados, libros, documentos e instrumentos musicales.
42.000 euros cuando se trate de mobiliario.
30.000 euros en los casos de alfombras, tapices y tej idos
históricos.
18.000 euros cuando se trate de dibujos, grabados, li-
bros impresos o manuscritos y documentos uni tarios
en cualquier soporte.
9.000 euros en los casos de instrumentos musicales uni-
tarios de carácter histórico.
9.000 euros en los casos de cerámica, porcelana y cristal
1 antiguos.
6.000 euros cuando se trate de objetos arqueológicos.
2.400 euros en los casos de objetos etnográficos.
más adelante; en c uanto a Catalu ña, en su Ley d e
1993 se modifica tan sólo la denominación d e los
bienes de m áxima categoría, a los que denomina
Bien es C ulcurales de Interés Nacio nal de Catalu ña
(BCINC) .
Conocer l 69
Consecuencias de las declaraciones
Es evidente que las denominacio nes en sí importan
poco, aunque ya sólo por cuestiones de organiza-
ción y de representación del Estado español en ám-
bi cos internacio nales hubiera sido conveniente res-
petar lo establecido en la LPHE, con la salvedad d e
añadir los b ie nes inmuebles en la categoría inter-
media. Lo verdaderamente importante es lo q ue
significa en la realidad esa d eclaració n o ese grado
para la protección efectiva del b ie n. Vamos a anali-
zarlo:
1. Condiciones para todos los bienes, ya sean
No Registrados, Integrantes, Inventariados, Cata-
logados o Declarados
Las normas establecen algunas medid as cautela-
res p ara su conservación y su cusrodia, así como para
facilitar su acceso a la ciudadanía; la más in teresanre
sin duda, al me nos para los inmuebles, es la posibili-
dad de suspender obras o intervenciones, así como
cambios de uso , si se observa que puedan dañarlos.
Se trata de una medida especialmente aprop iada para
el Patrimonio a rqueológico, que puede aparecer
inesperadamente durante una ob ra o m ovimiento d e
tierras, incluso aunque la adm in istració n haya reali-
zado las labores apropiadas de la política preventiva
(véase capítulo 11).
Se ordena, además, que los bienes m uebles con
más de 100 años y un determinado valor, aunque no
estén declarados ni inventariados, necesiten autoriza-
ció n expresa de C ultura para ser exportados (véase ca-
pítulo 6) .
2. Condiciones para todos aquellos bienes que
presentan algún tipo de Declaración o Inscrip-
ción, de grado máximo o de grado medio
La mayoría d e las medidas establecidas po r las
normas se refieren a los bienes inmuebles: para su
conservación, su consolidación y su mejora. Sólo po-
drán eliminarse parres del inmueble en cuestión
cuando sea indispensable y, en todo caso, se docu-
mentará. Se evitarán las construcciones miméticas o
reconstrucciones y, en el caso de llevarlas a cabo, se-
rán reconocibles a simple vista (capítulo 10).
Los usos a los que se destinen estos inmuebles es-
tarán subordinados a que no se pongan en peligro de
deterioro, de fo rma que cualquier cambio de uso
debe ser comunicado a C ultura. En todo caso, si el
bien se deteriora, la administración facili tará el acce-
so a préstamos especiales para su rehabilitación, o, si
70 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
se tratara de un bien mueble, permitirá su depósito
temporal en lugares públicos.
Respecto a estos últimos, los bienes muebles con
algún tipo de Inscripción o D eclaración no podrán
ser vendidos sin que se comunique a Cultura, para
que ésta pueda ejercer el derecho de tanteo (véase ca-
pítulo 7).
3. Condiciones para los bienes declarados BIC
o figuras similares
La consecuencia principal es que estos bienes, los
más relevantes y protegidos, pasan a estar sometidos
a una serie de condiciones: no se podrá intervenir en
ellos, ni tampoco venderlos, etc., sin pedir permiso o
comunicárselo a C ultura; además, son inexporrables,
lgksia Catedral de la S1111t11 Cruz
(casco histórico de Cádiz). Fondo grrífico IAPH.

~ n independencia de que sean de propiedad pública
de propiedad privada.
La siguience consecuencia importante tiene que ver
_ n el planeamiento o la política urbanística, por lo que
o afecta a los bienes inmuebles: desde el momento en
~J: se in icie el expediente de declaración de BIC, se
;penden las Ücencias municipales que le afecten -de
!::..u.-lcación, de parcelación o de demolición- . A comí-
- ....ación, el ayuntamiento en el que se encuencre el bien
:s::.l o bligado a redactar y aprobar un Plan Especial o
~quier o tra figura de Planeamiento, donde se inclu-
"L'l las exigencias de su protección (respecto a la natu-
-:t.eza de los Planes Especiales o de las demás figuras de
::-...mea.miento, véase capítulo 6 y capítulo 10).
...\demás, quien es ostenten la propiedad de alguno
::..: escos bienes declarados BIC tienen la obligación
...::. iacilitar la inspección de Cultura, así como la in-
:::mgación y la visita pública, aunque estas dos ülti-
;::..as cuestiones pueden estar sujetas a limitaciones
j?.:Udas con la adm inistrac ión.
O uo efecro de la declaració n de BIC, esta vez sólo
-'"' los bienes muebles - los inmuebles no se pueden
::i:-·~:mar porque no se pueden mover, dad a su nacu-
¡;¡¡aa- , es que se convierten en inexportab les. Sólo
,pc..:irán sal ir del Estado español temporalmente y con
debidas garantías de conservación y seguros.
En general, para es ros elementos con el máximo
- .d de protección existe un rratamienro fiscal privi-
..::p4dO y su conservación podrá ser subvencionada
_ ~ preferencia respecto a orro cipo d e bienes.
...\ lo largo de las d écadas en las que esta figura de
c:...e..uma protección se ha venido utilizando se ha podi-
observar cómo, en real idad, es la única declaración
:i ~ verdadera incidencia social, con independencia de
~ en muchos pueblos puedan todavía verse, en las
::¡.--;eteras de emrada, carteles anunciando que se trata
:1! Conju ntos Histórico-Arcfsricos», al escila de 1933.
- : lo canco, si realmente se desea proteger un bien
-~le, inmueble o inmaterial , parece que haya que
~lo BIC; y aun así, como veremos algunos casos
2 J largo de este libro, tal declaración no lo convierte
-=. :.ndesrructible, siendo muy numerosos los bienes in-
-~les co n esa máxima categoría que, de forma orde-
.::;.a.:.¡ o no, han sido destruidos y eliminados, especial-
-:.i:nre los bienes arqueológicos (véase capítulo 11).
:~o existe, por lo tanto, en nuestro país una figura
~ Declaración que convierta a determinados bienes
~:urales en «intocables»? La respuesta es negativa.
·Ata hay intocable, porque las normas son siempre in-
~recables y las decisiones modificables; en todo caso,
que reconocer que si, además de BIC, el bien en
Conocer l 71
cuestión está declarado por la UNESCO «del Patrimo-
nio Mundial o de la Humanidad», la dificultad de des-
truirlo pasa a ser máxima (véase capítulo 22).
Los tipos de BIC
El acto administrativo de declaración de BIC, o figura
similar, exige la elección de alguno de los cipos o «cate-
gorías» establecidos por las normas al respecto. La
LPHE definió seis: una para los bienes muebles y cinco
para los inmuebles. A estos últimos los denominó Mo-
numentos, Conj untos, Jardines o Sitios, todos ellos con
el adjetivo «histórico» y, además, Zona Arqueológica. Y
los definió del modo que puede leerse en el cuadro 5.3 .
CUADR05.3
Definiciones de los tipos o categorías de BIC
inmuebles en la LPHE (art. 15)
Monumentos Históricos: Bienes inmuebles que cons-
tituyen realizaciones arquitectónicas o de ingeniería, u
obras de escultura colosal, siempre que tengan interés
histórico, artístico, científico o social.
Conjuntos Históricos: Agrupación de bienes inmue-
bles que forman una unidad de asentamiento, continua
o dispersa, condicionada por una estructura física repre-
sentativa de la evolución de una comunidad humana
por ser testimonio de su cultura o constitui r un valor de
uso y disfrute para la colectividad.
Jardines Históricos: Espacios delimitados, producros de
la ordenación por el hombre de elementos naturales, a
veces complementados con estructuras de fábrica, y esti-
mados de interés en función de su origen o pasado his-
tórico o de sus valores estéticos, sensoriales o botánicos.
Sitios Históricos: Lugares o parajes naturales vinculados
a acontecimientos o recuerdos del pasado, a tradiciones
populares, creaciones cultu rales o de la natu raleza y a
obras humanas, que posean valor histórico, etnológico,
paleontológico o antropológico.
Zonas Arqueológicas: Lugares o parajes naturales don-
de existen bienes muebles o inmuebles susceptibles de
ser estudiados con merodología arqueológica, hayan sido
o no extraídos y tanro si se encuentran en la superficie,
en el subsuelo o bajo las aguas terriroriales españolas.
72 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

CUADRO 5.4
"'

Tipos o categorías de BIC

Castilla Andalucía Comunidad

LPHE Cataluña Galicia Madrid
La Manclia (1991) Valenciana
Monumento H istórico Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí
Jardín Histórico Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí
Conjunto Histórico Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí
,Sicio o Lugar Histórico Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí
Zona Arqueológica Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí
Bienes muebles Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí
Zona, Lugar, Sitio o Conjunto
~e interés etnográfico o etnológico, Sí Sí Sí Sí
~ Paisaje Cultural

Zona Paleontológica Sí Sí Sí
Hechos Culturales o BB inmateriales Sí Sí
Parque Cultural o Paisaje C ultural Sí
Ruca Cultural

Lugar Natural

Parque Arqueológico

Espacio de Protección Arqueológica

!Vía C ultural
Lugar de Interés lndusrrial

Zona Patrimonial

Las CCAA, en sus sucesivas normas, han respeta-
do, salvo en el caso del País Vasco, esca estructura y
estas denominaciones, tipos o categorías, y han ido
añadiendo otras, según puede verse en el cuadro 5.4.
Antes de presentar las definiciones de las nuevas fi-
guras, cosa que haremos por estricto orden de apari-
ción, vamos a analizar el caso específico de la norma
v~ca, .que al tera tanto la estructura como las deno-
mmactones.
En ella, que recordemos es de 1990, se establece
la existencia de dos categorías de bienes, los «Califica-
dos>>, con la máxima protección, y los «Inventaria-
dos», con el grado medio. Ambas categorías podrán
clasificarse en alguno de los siguientes tres tipos: Mo-
numento - para bienes individuales, muebles o no-,
Conjun to monumental-para agrupaciones de bienes
muebles o inmuebles con unidad cultural- y Espacio
cultural, definido como: Lugares, actividades, creacio-
nes, creencias, tradiciones o acontecimientos del pasado
vinculados a formas relevantes de la expresión de la cul-
tura y modos de vida del pueblo vasco. Como podemos
ver, se trata de una definición que integra el Patrimo-
nio inmaterial; es, por lo tanto, la primera norma es-
pañola que considera la posibilidad de declarar, con
cualquier categoría, este tipo de bienes (véase capítu-
lo 13). Aparte de esto, lo realmente diferente de la
 Conocer l 73

CUADRO 5.4

Tipos o categorías de BIC

1
Extre- Castilla ~daluda
Baleares Cantabria Aragón Canarias Asturias La Rioja Navarra Murcia
madura y León (2007)

Sí Sí Sí Sí Sf Sí Sí Sí SI Sf SI
SI Sí Sí Sf SI Sí Sí Sí Sí Sí Sí
' Sí Sí Sí Sí Sf Sr Sí Sí Sí Sí SI
l SI Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí SI Sí
1 Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí SI
1
Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sf
r

SI Sí Sf Sf Sf Sí Sí Sf SI
¡
1 Sí Sí Sí Sí Sí Sí
r Sí Sí Sí Sí Sí SI Sf Sí
r Sí Sí
1
Sí
r Sí
r Sf
1
Sí
1
Sí Sí Sí
( Sí
1
Sí

norma vasca, por lo que respecta a la estructura bási-
....a de sus Declarnciones, es que los tipos o categorías
~1o numento», «Conjunto» y «Espacio» se utilizan
:.roro para los bienes de máxima protección, que en
u1S demás CCAA se llaman BIC o similares, como
p-.ua los bienes p rotegidos/declarados con el grado
;nedio.
Hemos incluido ta mbién, tanto en el cuadro 5.4
~orno en el listado de definicio nes (cuadro 5 .5), la
~tigua Ley de Andalucía, la d e 1991 , aunque ya no
ncé vigente, pues aportó una nueva figura de BIC,
denominada «Lugar de Interés Etnológico», que ha
.do recogida por la nu eva no rma, de 2007. Así
ocupará su lugar cronológico, ya que la mayoría de
las CCAA que publicaron después sus leyes, la co-
piaron.
En algunos casos, co mo ocurre en la norma de
Cantabri a, se añaden a este listado los «Museos»,
«Archivos» y «Bibliotecas». Pero, como anees indi-
qué, la existencia de numerosos cipos de BIC, que a
veces se denominan «categorías», sólo tiene sentido
si las consecuencias de las d eclaraciones son d istin-
tas. Y por lo general no es así: salvo los casos de los
Conjuntos Históricos, que en prácticamente rodas
las normas disfrutan de mecanismos concretos de
protecció n, dado lo específico y difícil de su natura-
 74 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

CUADRO 5.5
Tipos o categorías de BIC añadidos por las normas de las CCAA

Lugar de Interés Etnológico: La primera vez que aparece en una norma, como acabamos de ver, es en la ya deroga-
da de Andalucía de 199 1; en ella se definió como: Aquelws parajes, espacios, comtmcciones o imtala.ciones vinmlados a
formas tÚ vida, cu/tura, actividatÚs y modos tÚ producción propios tÚÍ pueb/,o andaluz, que merezcan ser preservados por
su relevante vaÚJr etnológico (are. 26 de la Ley de 2007).
Las CCAA que publicaron sus normas en los años posteriores, salvo la Comunidad Valenciana y Asturias, copiaron
este concepto, aunque lo denominaron de distintas formas: Lugar, Sitio, Zona o Conjun to de interés etnológico o et-
nográfico, o incluso Paisaje Cultural en el caso de Navarra, ya que en la definición que su Ley establece para esca fi-
gura (arr. 15.e) la identifica con el Lugar de Interés Etnológico. Veremos codo esto con más detalle en el capítulo 12.
Zona Paleontológica: Se traca de una figura algo controvertida, ya que, en esencia, no forma parce del Patrimonio
Culcural y sí del Patrimonio Natural.
No obstante, y debido probablemente a la ausencia de una cobertu ra legal efectiva, Cataluña incluyó en su norma de
1993 esca figura, definiéndola como: Lugar donde hay vestigios fosiiizados que comtituyen una unidad coherente y con en-
tidad propia, aunque cada uno individua/mente no tenga valores relevantes (are. 7.2.g). A parcir de esta iniciativa, las nor-
mas de Galicia, Madrid, Baleares, Aragón, Canarias, Exrremadura, La Rioja y Murcia la incl uyeron, aunque variando
bastante en su definición, mientras que Valencia, Cantabria, Asturias, Castilla y León, Navarra y Andalucía en nin-
guna de sus dos versiones lo hicieron. Volveremos sobre este cerna en el capítulo 9.
Bienes inmateriales: La pri mera que establece la posibilidad de su declaración como una figura de BIC es en el País
Vasco en 1990, pese a que los denominara de otra forma. Por su parce, Galicia los nombra en su are. 8. 1 como una
clasificación o tipo de BIC, pero no los define. La siguiente Ley que se publica, la de la Comunidad Valenciana de
1998, sí que los define como tipo específico de BIC y con esa denominación de inmateriales: ActividatÚs, conocimien-
tos, usos y técnicas representativas de la. cu/tura tradicionai valenciana (are. 26.1.D). A parcir de esa norma, la incluyen
todas salvo Asturias y Andalucía.
;
Parque Cultural o Paisaje Cultural: Se inicia la historia de esta figura de BIC con la Ley de la Com unidad Valen-
ciana de 1998, donde se define como: El espacio que contiene elementos significativos del Patrimonio Cultural integrados
en un medio foico relevante por sus valores paisajísticos y ecológicos (are. 26.1.A.g). Luego sólo será repetida por Canta-
bria y La Rioja, denominándola en ambos casos «Paisaje Cultural», pero con definiciones prácticamente semejantes.
En codo caso, la ausencia de tradición en la definición de esca figura queda patente en el hecho, antes indicado, de
que Navarra la incluye dándole otro significado: el de Lugar de Interés Etnológico.
Ruta Cultural: Figura sólo presente en la norma de Cantabria, de 1998, que la define como: Estructuras formadas por
una sucesión tÚ paisajes, Lugares, estructuras, construcciones e infraestructuras ligadas a un itinerario tÚ carácter cultural
(are. 49.5.e}. Aunque tiene ciertas semejanzas con la Vía Cultural, parece que existen suficientes diferencias en ere sus
defin iciones, según veremos después, como para que las separemos.
Lugar Natural: También sólo propia de Cantabria, con una definición mucho más cercana al Patrimonio Natural que
al Cultural: Aquei paraje natural que por sus características geológicas o biológicas y por su relación con el Patrimonio Cul-
tural se comitÚre conveniente proteger y no tenga la. comideración tÚ Parque Natural o Nacional (are. 49.7).
Parque Arqueológico: Se trata de un concepto ampliamente tratado en la bibliografía sobre bienes culturales desde
que en 1987 el Ministerio de Cultura iniciara el Plan Nacional del mismo nombre (Querol 1993a); incluso existe una
Ley específicamente dedicada a este cipo de bienes, la de Castilla-La Mancha de 2001. Por su carácter eminentemen-
te museológico, los Parques Arqueológicos serán explicados en el capítulo 17.
Como figura, categoría o cipo de BIC tan sólo aparece en la norma de Excremadura, con una definición realmente es-
tricta: Restos arqueoMgicos sometidos a visitas púbiicas (are. 6.1.h).
Espacio de protección arqueológica: También aportación de la Ley extremeña, ninguna otra lo recoge, aunque casi
todas nombran y tratan este tipo de figura, pese a no constituir un cipo o categoría de BIC. Por su interés en la ges-
tión del Patrimonio arqueológico la trataremos en el capítulo 11 .
La definición es asimismo estricta: Lugar donde se presume la. existencia de restos arqueológicos (are. 6.1.i).
 Conocer l 75

CUADRO 5.5
Tipos o categorías de BIC añadidos por las normas de las CCAA

1 Vía Cultural: Definida por primera va en 2001 por la norma del Principado de Asturias como: Vías de comunicación
tk significaM valor cultural, ya se trate de caminos de peregrinación, antiguas vías romanas, cañadas y vías de trashumancia,
.:aminos de herradura, vías férreas o de otra naturakza (arr. 11 . I .f). Posceriormente sólo fue recogida por las normas de
Castilla y León y Navarra, ambas Comunidades implicadas en la conservación del Camino de Sanciago.
Lagar de Interés Industrial: Se erara de una de las dos nuevas figu ras de BIC introducidas por la reciente Ley de An-
dalucía y, por ahora, la única dedicada específicamente al Pacrimonio lnduscrial (capículo 14). Se define como: Para-
·~. espacios, construcciones o instalaciones vinculados a modos de extracción, producción, comercialización, transporte o
~uipamiento que merezcan ser preservados por su relevante valor industrial, técnico o científico (are. 26.7).
1.ona Patrimonial: Ésca es la ocra figura nueva de la Ley andal uza de 2007. Se define como: Territorios o espacios que cons-
;uuyen un conjunto patrimonial, diverso y complementario, integrado por bienes diacrónicos representativos de la evolución hu-
rrrwna, que posean un valor de uso y disfrute para la colectividadJI en su caso, valores paisajísticos y ambientales (art. 26.8).
1

.~{véase capítulo 10), no suelen enconuarse o tras
riginalidades; luego hemos de concluir que el único
objetivo de tal diversidad de nomenclaturas es poner
:den.
El procedimiento de introducción de los
bien es en los inventarios o catálogos
úi algunos casos, como en el Reglamento de la
LPHE de 1986, se incluye la publicación de una fi-
c;ia básica de Inventario, cuestión esta muy debati-
.:.¿ porque nunca se sabe con certeza qué caracterís-
~cis, de entre la inmensa posibilidad de ellas, so n las
.::iporranres y por tanto las que deben figurar en esa
:::ha, sobre todo de cara al futuro; pero, por lo gene-
n-. en las normas se especifica poco sobre el trata-
;::.ieoro documental que se le ha de dar a los bienes
?I<l ser declarados en alguna de las categorías inter-
= edias.
:\ sí, p. e., la no rma del Principado de Asturias le
~-&ca a este procedimiento el are. 24: incoación, no-
Liicación a personas interesadas, requerimiento de un
i.:llorme favorable del Consejo de Patrimonio Cultu-
;-.1 y de alguna institución consultiva, siendo el plazo
?'1Ia resolverse de 16 meses. Un aspecto muy intere-
sance se refiere a los bienes inm uebles, respecto a los
.:t!a.les, cuando la situación así Lo requiera, su inclusión
n el Inventario ird unida al establecimiento de una
:c-'fa de protección en que las intervenciones sujetas a La
'fCtsión de Licencias o autorizaciones por parte de los
.,,•mismos públicos estén sometidas a condiciones espe-
a.;ks relacionadas con la comervación del bien (art.
24.3). Para term inar se indica que ha de notificarse la
resolución a las personas interesadas y a los ayunta-
mientos en los casos de bienes inmuebles, y que será
publicada en el Boletín Oficial del Principado de As-
turias y en el BOE.
Pero no existe, al menos en esta norma, ninguna
anotación sobre los caracteres que han de incl ui rse en
la ficha del Inventario para cada bien; en m uchos ca-
sos se al ude a la fu tura existencia de un reglan1ento
que desarro lle con más detalle el procedimiento.
Como ejemplo de uno de esos reglamentos poste-
riormente publicados, vamos a analizar el de la
Comunidad de Madrid (Decreto 5112003, por el que
se aprueba el Reglamento de organización y fu ncio-
namiento del Inventario de Bienes Culturales de la
Comunidad de Madrid). En este documento, des-
pués de establecer una larga lista de cond iciones de
carácter administrativo, se explica que la primera ins-
cripción del bien comprenderá el número de hoja in-
fo rmática abierta para él, en el que, como míni mo,
constarán:
a. Datos sobre el bien objeto de la inscripción: de-
nominación, descripción, datos históricos, bibliografía
y fuentes documentales, estado de conservación, uso si
se trata de un inmueble, localización y deli mi tación.
b. Datos administrativos que consten en el respec-
tivo expediente de inclusión en el Inventario: núme-
ro de expediente, incoación, instrucción y trám ites,
resolución, notificació n y comunicaciones.
c. Documentos gráficos: fotografías y planos.
d. Situación jurídica: titulares propietarias/os, po-
seedores/as y titulares de derechos reales.
 76 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

universidades implicadas en el proyecto y el Centro de

Cálculo de la Universidad de Málaga, lográndose con-
El Inventario de formar la primera aplicación de Patrimonio mueble en
Andalucía. Al mismo tiempo, se estudian y analizan los
Bienes Muebles criterios y metodología de trabajo del Ministerio de Cul-
tura, los distintos modelos de datos existentes en la
de la Iglesia católica Consejería de Cultura y los utilizados en catálogos e in-
ventarios de otros países, como Italia o Francia. Fruto
en Andalucía de ello fueron: la elaboración de nuevos criterios y me-
todología de trabajo; los primeros pasos dados en la
(1989-2008) creación y la utilización de un lenguaje común, lo que
sería unos años más tarde el Tesauro de Patrimonio
Histórico de Andalucía; el establecimiento de unos lími-
Este proyecto se inicia en la Comunidad andaluza en tes cronológicos, hoy superados, para las distintas tipo-
el año 1989, concretamente en la diócesis de Granada. logías patrimoniales; la determinación de incorporar en
Dos años más tarde, se incorporan las de Cádiz, Cór-
doba, Asidonia-Jerez de la Frontera y Málaga. Los equi-
pos de trabajo eran contratados a través de las univer-
sidades andaluzas. Éstas recibían distintas
subvenciones del Ministerio de Cultura y de la Conseje-
ría de Cultura de la Junta de Andalucía y las universi-
dades proponían a los directores de los equipos de in-
ventario. Hoy se contrata directamente a personas
físicas, siendo responsabilidad directa de la administra-
ción autonómica.
Entre 1989 y 1993 se desarrolla la que se puede
considerar como primera fase del proyecto, en la que

•
~
los criterios y la metodología de trabajo seguidos eran
los dictaminados por el Ministerio de Cultura, siendo el
Servicio de Protección de la Dirección General de Bie-
nes Culturales de la Junta de Andalucía el encargado
de coordinar y realizar su seguimiento. La información
textual se recogía en un modelo de ficha en papel y
una fotografía con su negativo como documentación
gráfica. Se puede decir que el ciclo de trabajo acababa
ahí, con la entrega de las diferentes copias por parte
de los equipos y su almacenamiento en los archivos
del Ministerio de Cultura y de la Consejería de Cultura
de la Junta de Andalucía.
A finales de 1993, la Dirección General de Bienes
Culturales (DGBC) encarga al Instituto Andaluz del Pa-
trimonio Histórico (IAPH) el seguimiento y validación
del Inventario de Bienes Muebles de la Iglesia católica.
Se inicia aquí una segunda etapa, en la que la primera
medida adoptada por el IAPH fue el diseño y desarrollo
de una aplicación informática para la catalogación del
Patrimonio mueble andaluz, Catálogo. Para ello, cola-
boran estrechamente el IAPH, la DGBC, las distintas
 Conocer 177

el inventario tipologías que legalmente

eran concebidas como inmuebles (pin-
Niño jeslÍs donnido (a11ó11imo mulaluz 1551-1600).
turas murales, azulejería , yeserías,
Convento de Smzjosé de Las TnY?sas, Sevilla. Fondo gráfico IAPH.
etc.); la conformación de un equipo de
trabajo acorde con las distintas tareas
que se habían de realizar en el inventa-
rio; y el establecimiento de un ciclo de
revisión del material por parte del Cen-
tro de Documentación del IAPH y pos-
terior corrección por los equipos de in-
ventario.
En 1995 se incorpora al proyecto la
diócesis de Sevilla y tras la firma del
nuevo convenio entre la Junta de Anda-
lucía y la Iglesia católica, en 2003, se
añadieron las de Almería, Guadix, Jaén
y Huelva. En 1998 se inicia la tercera
etapa y actual del proyecto, con el dise-
ño y desarrollo de Bienes Muebles, una
nueva aplicación informática que incor-
poraba software más avanzado (Visual
Basic y Access-97), con modelos de
datos más completos y que no sólo per-
mitía asociar la imagen a la base de datos, sino que ilus- la Iglesia católica andaluza. Cada uno de ellos cuenta
:raba cada uno de los registros textuales, en cada uno con una imagen, ya sea en soporte analógico o digital.
de los modelos de informes de salida. Tanto quienes investigan como quienes desean usar de
Actualmente son doce los equipos de inventario que alguna manera estos datos pueden, a través del Servi-
:rabajan en Andalucía, dirigidos por una persona espe- cio de Información del IAPH, solicitar la información,
cializada en Historia del Arte y formados por especialis- existiendo tres niveles distintos en función del perfil del
:as en fotografía, informática y restauración. Los distin- usuario/a. También hay que decir que en estos momen-
:os trabajos se entregan en archivos informáticos y las tos se culmina un proyecto cultural denominado Patri-
-nágenes digitales en formato TIF y JPG. Precisamente, monio Mueble barroco de Andalucía, que será accesi-
en cuanto a la documentación gráfica se refiere, se han ble desde la web del IAPH, y que presentará parte del
óo produciendo numerosos avances desde aquellas imá- Patrimonio barroco inventariado hasta la fecha en An-
genes en papel que se entregaban entre los años 1989 dalucía.
y 1993. Hubo un paso intermedio, con la realización de Como conclusión a estas breves líneas de presenta-
imágenes analógicas (diapositivas 35 mm) y su corres- ción de este proyecto, se puede decir que el Inventario
oondiente digitalización, hasta que en 2005 se dio el de Bienes Muebles de la Iglesia católica está cum-
paso definitivo a la imagen digital. En este sentido, el pliendo con lo que se podrían considerar sus dos obje-
Centro de Documentación del IAPH, a través de su De- tivos principales: ser un instrumento de protección del
partamento de Técnicas de Documentación Gráfica y Patrimonio mueble andaluz conservado en las institu-
Cartografía, ha procurado en sus cursos de formación a ciones eclesiásticas y ser un instrumento de conoci-
IOS fotógrafos y fotógrafas de los equipos de inventario miento de ese Patrimonio, posibilitando y facilitando su
marcar las características técnicas necesarias para la acceso a la investigación y a la ciudadanía en general.
captura de las imágenes digitales.
Hoy están incorporados en el Sistema de lnforma- JUAN ANTONIO ARENILLAS
oon del Patrimonio Mueble de Andalucía en torno a Centro de Documentación del Instituto Andaluz
60 000 registros correspondientes a bienes muebles de del Patrimonio Histórico (IAPH).
 78 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
CUADRO 5.6
Ficha General del Inventario de Arquitectura po-
polar de producción y transformación
(Plata 1996)
l. Identificación del edificio o conjunto:
1.1 . Oficial, 1.2. Local y 1.3. Tipología
2. Localización y vías de acceso:
2. 1. Dirección
2.2. Aldea I Localidad I Municipio
2.3. Accesos desde la carretera principal
2.4. Carrografía (Coordenadas, altitud y número de
hoja 1: 50000)
3. C ronología:
3.1 . Fecha de construcción
3.2. Fecha de las transformaciones más significativas
4. Tipología funcional:
4. 1. Co nstrucciones relacionadas con la agricultura
4.2. Relacionadas con la ganadería
4.3. Relacionadas con la pesca, caza y recolección
4.4. Con la minería
4.5. Con talleres y oficios artesanos
4.6. Con el aprovechamiento y la transformación de
energías naturales. En todos los casos hay que
especificar tipología y uso
5. Estado general acrual:
5. 1. Edificios e instalaciones
5.2. Uso actual principal y usos secundarios,
en su caso
5.3. Bienes Muebles
'!I
6. Datos administrativos: número de expediente, !neo-
ación y Declaración, Inclusión en el PGOU, situa-
ción jurídica, Propiedad y Usuario
7. Documentación:
7. 1. Fotografías
1
7.2. Croquis
7.3. Documentación ya existente
8. Autor/a de la ficha
9. Fecha
Como se puede o bservar, la cantidad y la calidad
de los datos exigidos para una ficha de Inventario
-co n mayúscula- es muy inferior a la que sería nece-
saria para que esa ficha sirviera también como d ocu-
mento para la investigació n.
Con el o bjetivo de aclarar esto, he incluido en el
cuadro 5.6 el contenido básico d e una ficha de inven-
tario (co n minúscula; es d ecir, para investigació n o
documentación) d e bienes etnográficos utilizad a en
Andalucía, dentro de u n proyecto destinado al cono-
cimiento e inventario d e los bienes etnográficos de
esa Comunidad. La ficha, denom inada «Ficha Gene-
ral» y co nsiderada de utilidad para identificar el bien ,
localizarlo, situarlo cronológicamenre y determinar
su tipología, fue publicada por Pla ta García en 1996
y va acompañada por o tra, mucho más d etal lada, de-
nominada «Ficha Extensa». E n rodo caso, creo que
ésta es suficiente para comprender la difere ncia entre
el conte nido d e una ficha administraciva y el de una
fic ha para la invescigación.
Evidentem ente, seda de desear que los contenidos
de las fichas administrativas y de investigació n fue ran
más similares; de esta forma, la posibilidad de apro-
vecharse mutuamente sería más utilizada que en el
momento actual.
El procedimiento de declaración de BIC
Hasta 199 1, como ya se ha sefialado, las CCAA en-
viaban las propuestas de declaración de BIC a la AGE
y ésta las publicaba en el BOE; de este modo, se faci-
litaba la existencia de un control d e los d atos que per-
mitía, enrre otras cosas, estudios de conjunto y repre-
sentaciones internacionales. Pero a partir de esa fech a
son las CCAA las que declaran sus propios BIC y los
publican en sus Boletines O ficiales, aunque en la ma-
yoría de las normas sobre el Patrimo nio C ultural se
sefiala la obligatoriedad de publicarlo también en el
BOE, sin duda por las cuestiones antes ind icadas (p.
e., la norma de La Rioja, arr. 14.2).
Los procedimientos establecidos para las declara-
ciones de BIC se ajustan a un modelo repetiti vo: in-
coación o inicio del expediente; notificación a las per-
sonas interesadas y al Ayuntamiento correspo ndiente;
periodos de in fo rmación pública ...
Un aspecto muy interesan te es que, desde el mo-
mento de su incoació n, funcio nará p ara el bien cul-
tural el mismo régimen de protecció n que si ya se
tratara de un BIC, de modo que, si es un inmueble,

s.e cancelarán las licencias de obra o remodelación.
La declaración definitiva requerirá informe favorable
de las instituciones consultivas establecidas en cada
norma.
Por lo que respecta al contenido de los expedien-
res de declaración de BIC, deberán incluir la descrip-
ción completa y detallada del bien, así como la deli-
mitación razonada de su entorno de protección, la
Conocer! 79
determinación de los usos compatibles con su conser-
vación, el régimen urbanístico de protección pro-
puesto y un informe también detallado de su estado
de conservación. El apartado más interesante es el
que se refiere a la necesidad de una serie de instruc-
ciones particulares o de criterios básicos para las in-
tervenciones que se puedan producir en el bien. Al-
gunas normas recientes incluyen en sus anexos el
80 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
CUADRO 5.7
Expediente de declaraci6n de Bien de Interés Cultural y de Bienes Inventariados (Castilla y Le6n)
Bienes inmuebles
l. Datos sobre el bien
1. Denominación: a. Principal, b. Accesoria
2. Descripción: a. Inmueble: parres integrantes,
pertenencias y accesorios, b. Bienes muebles
3 . Localización: a. Provincia, b. Localidad ,
c. M un icipio
JI. Daros histórico-artísticos
1. Época
2. Autor
3. Estilo
4 . Otros daros
III. Delimitación del entorno
1. Categorías: a. Monumento, b. Jardín Histórico,
c. Conjunto Histórico, d. Sirio Histórico, e.
Zona Arqueológica, f. Conjunto Etnológico,
g. V ía Histórica
2. Situación: a. Aislada respecto al casco urbano,
b. Exenta, c. Integrada en el casco urbano,
d. Integrada dentro de un Conjunto Histórico,
e. Preexistencia de recinto
3. Ubicación: a. Ámbito rural, b. Ámbiro urbano
4 . Relevancia: a. Integrada, b. Dominante
Somera definición de los anteriores aparrados.
5. Factores que se han de tener en cuenta para la
delimitación del enromo: a. Elementos disrorsio-
nantes: - Ocultan el bien - Perturban su con-
remplación - Nreran su carácter y significación -
Incompatibilidad de uso. b. Planeamienro exis-
rente en el municipio: - Plan Especial - Delimi-
ración del suelo - Normas subsidiarias - Plan
General - Otros. c. Protección fís ica: - Control
del mal estado de edificaciones próximas - La or-
denación - Control de usos - Protección de es-
pacios relacionados históricamente con el bien -
Control de la edificación. d. Prorección y valora-
ción estética: - Identificación del bien - Integra-
ción del bien en el paisaje - Valoración de pers-
pectivas estéticas consolidadas histórica o
colectivamente. e. D efinición de objetivos.
f. D elimitación física del enromo: - Límite norte
- Límite oeste - Límite sur - Límite este
IV. Estado de conservación
Criterios básicos de conservación
V. Restauraciones realizadas
VI. Uso
Compatibilidad de uso
VII. Situación jurídica
1. T itular del derecho de propiedad: a. No mbre y
apellidos o razón social, b. Domicilio
2. Usuarios: a. Nombres y apellidos o razón social,
b. Domicilio
VIII. Daros administrativos
l. Número de Expediente
2. Incoación: a. Fecha del Acuerdo de incoación,
b. Fecha de notificación del Acuerdo de incoa-
ción , c. Fecha de publicación del Acuerdo de in-
coación en el «B.O.C. y l. » y en el «B.O.E. »,
d. Fecha de comunicació n del Acuerdo de incoa-
ción al Registro de Bienes de Interés Cultural de
Castilla y León, e. Fecha de comunicació n del
Acuerdo de incoació n al Registro General de
Bienes de Imerés Cultural del Estado
3. lnsriruciones consultivas que han emitido infor me:
a. Fecha de petición del informe, b. Fecha de
emisión del informe
4. Trámite de información pública
5. Trámite de audiencia a los imeresados
6. Acuerdo de declaración~ a. Fecha de la propuesta
de Acuerdo de declaración, b. Fecha del Acuerdo
de declaración, c. Fecha de notificación del Acuer-
do de declaración, d. Fecha de publicación del
Acuerdo de declaración en el «B.O.C. y l.»
y en el «B.O.E..., e. Fecha de comunicación del
Acuerdo de declaración al Registro de Bienes de
Interés Cultural de Castilla y León, f. Fecha de co-
municación del Acuerdo de declaración al Registro
General de Bienes de Interés Cultural del Estado
IX. D ocumentos gráficos
a Forografías: diapositivas en color (mín imo 12 por
cada bien), fo rmaro digital medio 6 x 6, b. Plano
de situació n, planta y alzados
 Conocer l 81

listado de variables que hay que cener en cuenca en

un expediente de declaración. En el cuad ro 5.7 pode- CUADRO 5.8
mos ver el de Castilla y León. Capítulos de los que consta el Expediente
Evidentemente, se traca de un trabajo admi nistra- de Declaración de BIC de la Iglesia
tivo complejo y lenco, para el que son necesarias mu- de Santiago de Arlós, Asturias
chas horas de dedicación; cal vez por esa razón, existen (BOPA 7-7-2006)
en nuestras admi nistraciones numerosos expedientes
que fueron incoados en su momento y que no llega- l. Daros sobre el bien objeto de la declaración: Deno-
ron al acto definitivo de declaración. Respecto a este minación y Localización.
re ma, normas como la de Asturias o la de La Rioja es-
tablecen plazos de 12 o 20 meses, pasados los cuales el 11. Resumen hisrórico-arrlsrico del bien.
expedienre caduca, y el bien no pod rá volver a ser in-
coado hasta 2 o 3 años después.
111. Enromo de protección (descripción literal, sobre la
A modo de ejemplo, vamos a comentar aquí la
base del carasrro).
declaración de BIC realizada por el Principado de As-
turias en el año 2006, de la iglesia de Santiago de Ar-
lós, en el Co ncejo de Llanera. Se trata de un Decre- IV. Daros administrativos: expediente, fechas, insriru-
to, el número 74 de ese año, de 29 d e junio, por el ciones consultadas, Ayuntamiento oído y acuerdo favo-
rabie fi nal.
que esa iglesia se declara Bien de !nterés Cultural, con
/11 categoría de Monumento.
En primer lugar, aparecen siete párrafos incroduc-
rorios, en los que se habla de las características forma-
les, arquitectón icas y artísticas, en las que se basa su. zan el 19,3 por 100 del rotal; le sigue Andalucía con
Declaración como BIC; además, se cuenta cómo se el 18 por 100 y Cataluña con el 14,1 por 100. Los
ha llevado a cabo el trám ite de D eclaración, los info r- porcenrajes más bajos, como es lógico -aunque esca
mes que se han sucedid o, los plazos d e alegación, etc. lógica no funcionó para los más altos-, corresponden
Tras enun ciar su propia Declaración, se incluyen dos a las CCM más pequeñas: La Rioja o Navarra.
anexos, uno titulado «Ex tracto del expediente de de- Por lo que respecta a los tipos o categorías de BIC,
claración como BIC», dividido en los cap fmlos que al rratarse de daros d e la AGE tan sólo se especifica n
pueden verse en el cuadro 5.8; el otro anexo es, sim- los ci nco tipos clásicos: el que mayor número alcan-
plemente, un plano con la del imitación del enromo za, de nuevo exageradamente, es el de Monumenro,
de protección, que ha sido previamente definido con con 13.480, lo que supon e un 86 por 1OO. Muy por
detalle (cuad ro 5.9). debajo están las Zonas Arqueológicas, 946, con un 6
por 100; los Co njuntos Histó ricos, 860, un 5,5 por
100; los Sirios Históricos, 222, un 1,4 por 100; y por
¿Cuántos BIC hay en España? último los Jardines Históricos, de los que se contabi-
lizan 90, lo que supone el 0,6 por 100.
La única fuence publicada en nuestro país es la com- Como podemos ver claramente, de rodas estas ci-
puesta por los Anuarios Estadísticos del Ministerio de fras que, recordemos, aunque parezcan exactas so n
C ultura, a los que se puede acceder por interner. Las sólo aproximativas, lo que más llama la atención es,
cifras son sólo aproximativas por variadas razones: en primer lugar, el al tísimo porcentaje de las Islas Ba-
CCAA que no envían com unicación de Declaración, leares, teniendo sobre codo en cuenta que se erara de
uso de denominaciones diferentes a las de la AGE, una Comu nidad de pequeño tamaño. Otra cuestión
etc. Por esa razón aquí tan sólo van1os a analizar los llamativa es el elevado número de declaraciones de
nú meros torales, sin incidir en detalles. Monumenros.
El montante coral de BIC inmuebles en España, Anibos ex tremos tienen una explicación de carác-
en el año 2007 era de 15.598, de los que 13.5 15 ya es- ter histórico. Respecto a lo segu ndo, hemos de recor-
taban declarados y el resto, tan sólo incoados - es de- dar que entre 1933 y 1985, d urante, por lo tanto,
cir, iniciado su expediente de d eclaración-. D e entre más de med io siglo, las figuras o tipos de declaració n
las CCAA, el porcentaje más aleo, de forma incluso es- máxima eran «Monumentos histórico-artísticos» y
pectacular, corresponde a las Islas Baleares, que alean- «Conjuntos histórico-artísticos». Dentro del último
 82 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
'
....
tipo entraban prácticamente sólo las ciudades, y
todo lo demás, desde un yacimiento arqueológico a
una escultura, desde una catedral a un palacio, era
«Monumento». Tras la aprobación de la LPHE, las
antiguas declaraciones pasaron a ser consideradas
BIC, pero no se volvieron a declarar, por lo que no
cambió la nomenclatura. De ahí la elevada cifra de
«monumentos».
En cuanto al caso de las Islas Baleares, la explica-
ción es igualmente histórica (véase Gornés 2008). En
1966 el gobierno franquista dictó un Decreto, el
2563/1966, por el que se declaraban «Monumentos
histórico-artísticos» todas las construcciones megalí-
ticas, las cuevas y otros restos prehistóricos y pro-
. tohistóricos de Mallorca y Menorca. Se trató de una
iniciativa aislada, que no se produjo de fo rma similar
en ninguna otra región o provincia. Sólo en la isla de
Menorca, el número de «Monumentos» declarados
Iglesia de Santiago de Arlós,
Asturias. Foto jorge Camino.
por este Decreto alcanzó casi los 700. Y si nos dete-
nemos a pensar que tal cantidad de «Monumentos»
pueden no caber en una isla tan pequefia, hemos de
recordar que, por ejemplo, en un conj unto de cuevas
prehistóricas, cada una de ellas fue declarada por se-
parado y que en algunos talayots o construcciones
megalíticas complejas se declaró por separado la valla,
la entrada, un monte, una raula, etcétera.
Es interesante resaltar que en el mismo Decreto
todos esos monumentos quedaban bajo la protección
del Estado, que impediría su destrucción y la altera-
ción de su carácter. Además, la propiedad del terreno
donde se encontraban tenía prohibida la realización
de obras sin autorización del Ministerio, y el cuidado
de los Monumentos y de su m arco urbano o rural - lo
que ahora llamamos entorno- se encomendaba a los
ayuntamientos respectivos, los cuales serían directa-
mente responsables de su vigilancia y su conservación.
 Conocer l 83

CUADRO 5.9
Declaración como BIC de la Iglesia románica de Santiago de Arlós, Asturias
(BOPA nº 156, pp. 13585-13586), con delimitación de su entorno

111. Entorno de protección. Descripción literal, sobre la base del catastro de rústica de Llanera,
ES 0828-64-18

; -2 Desde el vércice NE del acceso E, al vércice SE del mismo acceso.

~- 3 Por el margen SE del camino, hasra el cruce con la carretera LL-2.

-~-4 Por el margen S de la parcela 490 y 491, hasra el vértice límite con la parcela 494 .

..-5 Por el margen E, hacia la carretera LL-2, 494 y 498, hasta el vércice límite con la parcela 511.

"--6 Línea límite de propiedad que separa las parcelas 498 y 497 de las parcelas 511, 509 y 508 .

.,_ - Límite de propiedad que separa las parcelas 497 y 500 de las parcelas 144 y 143.

- - Límite de propiedad de la parcela 501 con las parcelas 143 y 502.

-9 Lím ite de propiedad enrre las parcelas 507 y 503-506.

-1 O Siguiendo el camino que cruza la parcela 505, hasta el extremo del lím ite de propiedad enrre las parcelas 505 y 1.

l -11 Límite E de la parcela 505, hasta la carretera Posada de Llanera-Avares.

11- 12 Margen N de la carretera Posada de Llanera-Avares con la parcela 505.

 84 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
Menorca,
una «isla BIC»
Actualmente, en la isla de Menorca contamos con
1.490 Bienes de Interés Cultural (B IC), de los cua-
les el 93,9 por 100 corresponden a yacimientos ar-
queológicos. Teniendo en cuenta que la isla tiene
704 km 2 , la media sale a algo más de dos BIC por
km 2 .
El origen de este elevado número de BIC debemos
situarlo en la aprobación del Decreto 2563/1966, por el
que se declaraban Monumentos Histórico-Artísticos to-
dos los monumentos megalíticos, cuevas prehistóricas
y otros restos prehistóricos y protohistóricos de las Is-
las de Mallorca y Menorca, cualesquiera que fuera su
estado y situación. El mismo decreto autorizaba al Mi-
nisterio de Educación y Ciencia a la realización y apro-
bación del correspondiente Inventario, así como de las
Instrucciones para la Defensa de los Sitios Arqueológi-
cos y Científicos.
El inventario, para el caso de Menorca, incorporaba
617 yacimientos arqueológicos terrestres y subacuáti-
1,
1 cos, que pasaron, automáticamente, a ser considera-
1 dos Monumentos Histórico-Artísticos; se estableció,
1
además, que todos ellos, así como aquellos que ha-
llándose actualmente ocultos o siendo irreconocibles,
aparezcan en el futuro, se considerarían con la misma
categoría y debían ser salvaguardados por el Estado
conforme a la legislación vigente.
Gracias a la disposición adicional primera de la
LPHE, todos los bienes anteriormente mencionados
pasaron a tener la condición de BIC. A su vez, la ma-
terialización de los Registros de BIC tanto del Ministe-
rio de Cultura como de la Comunidad Autónoma se
hizo en función del mencionado inventario, asignando
a todos los bienes la misma categoría de BIC, Monu-
mento, sin adecuarse en la mayor parte a los nuevos
tipos definidos por la Ley mencionada y, asímismo, sin
que se siguiera el procedimiento de notificación a las
personas interesadas (audiencia, información pública,
etcétera).
A finales de los años ochenta y principios de los no-
venta del siglo pasado, la Consellería de Cultura del
Gobierno Balear procedió a la actualización de las
Cartas Arqueológicas Municipales, por lo que cuando
en 1999 se constituyó el Registro de Bienes de Interés
Cultural del Consell Insular de Menorca -que detenta
las competencias directas en Patrimonio Histórico des-
de 1994- se incorporaron al registro insular los nuevos
yacimientos descubiertos hasta la fecha con el mismo
procedimiento anterior.
Ello ha provocado errores como la duplicidad de
bienes con códigos distintos entre Registros del Mi-
nisterio, de la Comunidad Autónoma y del Consell In-
sular, que algunas zonas arqueológicas comprendan
a más de uno de los BIC registrados por la CAIB y por
el Ministerio, o que las bases del Ministerio de Cultu-
ra contengan errores, duplicidades, omisiones, etcé-
tera.
En 2003 se dejaron de incorporar directamente los
nuevos hallazgos, a tenor de un informe jurídico que
ponía en duda la validez del Decreto 2563/1966, al
anteponer como norma superior las leyes de Patrimo-
nio Histórico Español y la balear. A partir de este mo-
mento, todas las incorporaciones de BIC al Registro
insular se acometen mediante el procedimiento que
estipula la Ley 12/1998 del Patrimonio Histórico de las
Islas Baleares.
La incorporación automática en los registros de BIC
implica que no tengan delimitado su entorno de protec-
ción, puesto que cuando fueron declarados Monumen-
tos Histórico-Artísticos no lo tenían; pero añadir los en-
tornos es un procedimiento lento y costoso, con las
mismas fases de un expediente de declaración de un
nuevo SIC, por lo que tan sólo tenemos 28 entornos de
protección delimitados definitivamente. Cabe destacar
que estos procedimientos han provocado la dualidad
en los registros de la CAIB y del Ministerio, puesto que,
por poner un ejemplo, el poblado de Son Catlar se
mantiene en el registro como Monumento y se incorpo-
ra como Zona Arqueológica delimitada. Cualquiera de
los dos códigos puede ser válido, ya que se trata del
mismo inmueble.
Entre los años 1999 y 2001 se formó el catálogo de
bienes del Patrimonio Histórico de Menorca, a partir de
la aplicación informática creada por el Servicio de
Informática Local (SILME) , empezándose por los bie-

- es declarados BIC para materializar así el Registro in-
$.Jfar. Se creó con et objetivo de ser una buena herra-
- enta de gestión, una buena base para la protección,
-o sólo para et Consell, sino también para los ayunta-
.., entos, directamente afectados por ta responsabili-
::iad de colaborar en la protección.
El catálogo se basa en dos conceptos esenciales:
'.lentificación y localización de los bienes, mediante
_, sistema alfanumérico de códigos que designa un
~_,m ero a cada bien localizado en una misma finca y
_., sistema de coordenadas UTM (x,y) dbf, que per-
~ te enlazar con el SIG . La revisión y corrección de
sstas coordenadas se sigue efectuando en la actua-
dad a través del trabajo diario del Servicio de Patri-
..,onio Histórico de ta isla, pues se considera que
esta tarea es fundamental para ta protección de los
=i enes.
Teniendo estos dos campos que garantizan que
: bien no pueda confundirse con ningún otro, hay
;::os aspectos más que determinan su catalogación:
a tipología o definición del bien y tas referencias a
k:>s catálogos y/o inventarios anteriores. Por su-
:;t.1esto, cada bien tiene toda la información de ta
::Je se pueda disponer: descripción, cronología, bi-
:: 1ografía, fotografías , planos, estado de conserva-
c ón. propuestas de actuación, códigos de tos regis-
·,os de la Comunidad Autónoma y del Ministerio,
Etcétera.
En la actualidad, el Patrimonio Histórico forma parte
oel SIG del Consell Insular de Menorca, un instrumen-
:o que pueden consultar también otras áreas o depar-
:amentos, como el de Ordenación del Territorio o de
\~ed io Ambiente, por citar aquellos estrechamente
v nculados a la gestión. De momento, a este visor en el
~u e puede verse la ortofoto de ta isla a escala 1: 5000
solo puede accederse desde tos servicios técnicos del
Consell, pero en breve también podrá ser consultado
on line.
Esta cuestión ha sido especialmente deliberada en
e Servicio, puesto que consideramos muy delicado el
asunto de facilitar según qué datos. La red también
:>ermite el anonimato de quien efectúa ta consulta y
..,o siempre quien efectúa la consulta quiere proteger
n tiene simplemente interés cultu ral o científico. Nos
·eferimos especialmente al Patrimonio arqueológico.
_Cómo protegerlo del posible expolio si hay que ex-
Conocer J 85
plicitar su localización para que el personal técnico
que trabaja autorizando proyectos y dando licencias,
por ejemplo, lo tenga en cuenta? ¿Cómo evitar que
un yacimiento inédito pueda ser descubierto por un
expoliador/a si se da su localización, incluso con
UTM?
Hasta hace muy poco tiempo no hemos tenido que
decidir et sistema de consu lta, o, dicho de otra ma-
nera, el alcance de la información que se facilitará.
Nuestra propuesta para iniciar el cam ino se concreta
en que el visor permitirá ver todos los campos de in-
formación disponibles si se trata de bienes del Patri-
monio etnológico, arquitectónico y militar. Si se trata
de bienes paleontológicos y arqueológicos sólo po-
drá verse el código y número del yacimiento, pero no
el resto de información. Con ello se pretende poner
al alcance de quienes consultan el hecho de que en
aquel lugar existe un bien que hay que proteger. Si ..
se necesitan más datos, cuestión esta poco proba-
ble, puesto que todas las intervenciones que puedan
afectar al Patrimonio arqueológico necesitan la auto-
rización previa del Consell, no queda otro remedio
que conectar con el Servicio o recurrir al catálogo
municipal. Y, por otro lado, pensando en el posible
expoliador/a, que siempre tiene sus recursos, no es
lo mismo buscar un hipogeo de la Edad del Bronce
con restos de ajuar, que un yacimiento, sin más.
En cuanto a tos bienes arqueológicos subacuáticos,
de los cuales poseemos ya una importante documen-
tación elaborada en los últimos años con la ayuda de
la asociación privada «Amics del Museo de Menorca»,
hemos optado por no incluirlos en el visor, por lo que
permanecen totalmente ocultos a la vista de quienes
no sean miembros del Servicio de Patrimonio Históri-
co. A pesar de que algunos ayuntamientos gestionan ta
concesión de fondeos de embarcaciones, creemos
que si es difícil proteger los yacimientos terrestres, mu-
cho más lo es hacerlo con los subacuáticos. Descono-
cemos las repercusiones que tendrá esta opción, pero
confiamos en que la experiencia nos mostrará las pau-
tas que deban corregirse o mejorar en el futuro.
J. SIMÓN G ORNÉS H ACHERO Y
JOANA M. G UAL C ERDÓ
Servei de Patrimoni HistOric del
Consell Insular de Menorca.
86 I La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
Tal vez por todo eso, muchas de las personas que
trabajamos en Patrimonio Cultural denominamos a
la bellísima isla de Menorca la «isla BIC». Entre ellas,
el autor y la autora del recuadro anterior, en el que
explican con más detalle lo referente a este aspecto
en la isla.
Las Cartas Municipales
Como veremos sob re todo en el capítulo 16, los
ayuntamientos o corporaciones municipales tienen
escasas competencias directas en la gestió n y la tutela
del Patrimonio Cultural; pero los bienes culturales
inmuebles se sitúan, como también veremos en el
próximo capítulo, sobre el suelo - no podría ser de
otra manera- y ese «suelo» es el «tesoro» de los ayun-
tamientos, ya que ellos son los entes competentes
para su ordenación o planeamiento, para tomar las
decisiones sobre construir o no, sobre preservar o no,
sobre dar licencias de obra o no ... Decisiones que, por
supuesto, afectan a esos bienes culturales que, a veces
evidentes y a veces no tanto, «viven» o «descansan» en
ese suelo.

Por esca razón en primer lugar, así como también
?Or el atractivo turístico de los bienes patrimoniales,
q ue obliga a los ayuntamientos a ver en ellos «pro-
ductos» de alta rentabilidad, poco a poco estas insri-
rucio nes locales están siendo requeridas para contri-
l:mir en mayor grado a su tutela.
Uno de los campos, en el contexro de esre capítu-
lo. en los que m ás se nota esta derivación es en las lla-
madas «Cartas municipales de Patrimonio Cultural»,
~ue en algunos casos, como ocurre en Canarias, pue-
2en ser y son arqueo lógicas, etnológicas, paleoncoló-
g:icas, monumentales, etc. Las más conocidas y exten-
cidas son las «Cartas Arqueológicas municipales», en
:ea.lidad capítulos de la «Carta Arqueológica» de cada
Com unidad Autónoma.
Existe una gran cantidad de publicaciones sobre
::sras últimas, que han constituido y constituyen el
?UflCO de partida para lo que en el capítulo 11 presen-
'2rt:mos como «Arqueología Preventiva»; en la mayo-
= de los casos se traca de iniciativas de las Direccio-
~es Generales de Patrimonio Cultural o Histórico,
.::asi siempre llevadas a la práctica por equipos finan-
.:iados y controlados por ellas; sólo excepcionalmente
::risren «Servicios municipales de Arqueología» que se
:icargan de forma directa d e estos trabajos.
Las Carras Arqueológicas Municipales se han lla-
=iado también «Cartas de Riesgo» en la Comunidad
mdaluza y sus objetivos básicos, según Rodríguez de
Guzmán y González Campos (2002), aparecen en el
~._adro 5 .10.
Por lo que respecta a las áreas urbanas, la merodolo-
?4 de las Cartas Arqueológicas parece más compleja, ya
•~-e. en principio, todo el suelo está construido; sin em-
~-go, algunas experiencias internacionales nos enseñan
~ es posible investigar la profundidad de los sótanos,
llllS solares sin vaciar, las antiguas excavaciones arqueo-
::gicas y sus resultados, etc., y con todo ello diseñar ma-
.::ZS. que en Francia o Bélgica se denominan <~chivos
=ci sudo» (Querol 1993), los cuales indiquen el poten-
=.. de conocimiento arqueológico de una ciudad.
. Cómo se puede trabajar en «conocer»
Cl Patrimonio Cultural?
:O: principio, en codos los lugares en los que se reali-
:l! ..nvesrigación sobre las ciencias humanas. Así, por
~plo, dentro de una universidad, en un grado de
~ria o de Historia del Arte, se puede conseguir
- Proyecto de Investigación de I + O sobre, por
~plo, la historia de los Inventarios sobre el Paui-
Conocer l 87
monio Histórico de la Iglesia católica, o bien sobre la
redacción de los distintos tipos de fichas para los ca-
tálogos o inventarios ...
O en los Departamentos de Geografía, investi-
gando sistemas de información geográfica (S IG) apli-
cables a los bienes culturales inmuebles ...
La segunda área de trabajo es la Administración de
Cultura de las CCAA o de la AGE, o incluso de los
ayuntamientos, en el caso de que tengan unidades espe-
cializadas -escasas, pero existentes-. En estos centros
rodo lo aquí explicado se podrá poner en práctica, ade-
más de inventarse nuevos mecanismos o perfeccionar
los anteriores. Como de costumbre, se trata de un mun-
do abierto, lleno de expectativas y posibilidades, que re-
quiere sólo tres cosas: imaginación, trabajo... y suerte.
CUADRO 5.10
Objetivos básicos de las Cartas
Arqueológicas Municipales
(Rodríguez de Guzmán y González Campos 2002)
l. Conseguir un sistema abierco, que pueda ser conti-
nuamente actualizado.
2. Dar cabida a todo tipo de metodologías, no sólo a
la arqueológica.
3. La unidad de referencia ha de ser siempre el yaci-
miento completo o territorio.
4. Delimitar los ámbitos que serán objeto de tutela.
5. A partir de un primer nivel de conocimientos, pro-
poner distintas investigaciones para contin uar avanzan-
do en ese conocimiento.
6. Conocer el estado de conservación de los sitios ar-
queológicos para elaborar distintas propuestas.
7. Identificar y analizar los riesgos o impactos a los que
tales bienes puedan estar sometidos.
8. Establecer propuestas para corregir los impactos ne-
garivos desde el planeamiento (Arqueología Preventi-
va).
9. Proponer vías de difusión (publicaciones, exposicio-
nes) y de puesta en valor (mediante proyectos de mu-
sealización).
 Claus_tro de San Gregorio de Vallndolid.
Foto Angel Luis de Sousa. Fototeca IPCE.
 6 1 Planificar
Inrroducci6n: planificar para prevenir
-u vez se conoce lo que se tiene, o al menos se sospe-
~·a que el conocimiento total es can quimérico
:no la verdad única, la actividad de gestión ha de
~uarse en las labores de planificación. En muchos
. nos encontramos con que se planifica - por ejem-
se redacta y aprueba una norma- sin tener una
•· clara de cuántos so n los bienes que se han de pro-
~r y cómo se encuentran ; lo único que está siempre
..:b;,., es que son numerosos y que tienen problemas.
Las actividades de la gestión planificadora son mu-
~ ,. variadas; si revisáramos las que se pueden estar
..ndo a cabo en cualquiera d e las Direcciones Ge-
~.oles de Patrimonio C ultural de nuestras CCAA,
.!riamos imaginar las siguientes:
- Planificación normativa o redacción y aproba-
,., de normas. Las normas, como ya vimos, son h e-
i;:n...., ,emas de gestión, y los centros en los que el Parri-
..iO C ultural se gestiona las necesitan. La sociedad
a::- me n.
- Planificación financiera: programación de los
· anuales en los diversos capítulos.
- Coordi nación y cooperación con la adm inisrra-
medioa mbiencal para controlar las propuestas y
--...iones de las Evaluaciones de Impacto Ambien-
Dtratégico.
- Coordinación con Planeamiento o Urbanismo
-,¡ pro teger los bie nes inmuebles en los Planes
~rales o Territoriales y sus modificaciones.
- C oordinación con los ayuntamienros para la
q:t-... 1Ón de los Planes urbanísticos y la redacción y
-Nción de los Planes Especiales o figuras simila-
:-..aa los BIC y otros bienes protegidos.
- Planificación de las interven ciones de ma nteni-
• . de restauración y de investigación. Estudio
d e cada caso y redacció n de las condiciones específi-
cas para cada autorizació n.
- Planificación de los trabajos de difusión: apoyo
a la investigación sobre conservación, arqueológica,
arquiceccónica, etnográfica, etcétera.
- Otro largo etcétera.
Para llegar a comprender el alcance y la namrale-
za de codas estas actividades, es necesario conocer una
serie de cuestiones básicas, rodas ellas imporrantes
para nu estro contexto. En este capítul o voy a cencrar
mi explicación en tres áreas, por supuesto conectadas
entre sí:
1. El Planeamiento Territorial y la protección d e
los bienes culturales inmuebles. Este apartado se divi-
dirá, a su vez, en dos secciones: Urbanismo, por un
lado, y Evaluacio nes ambientales, por otro.
2. La planificación de las obligaciones de la pro-
piedad de los bienes culcurales.
3. La planifi cación financiera .
La Ordenaci6n territorial y la protecci6n
de los bienes culturales inmuel>les:
un mundo en crecimiento
Introducción
Los bienes inmuebles, como se d ijo al principio ele
este libro, «viven» en el suelo. Están fijados a él co mo
los árboles y, si se arrancan, mueren. Como primera
consecuencia de este factor, todo lo que se decida ha-
cer con el suelo podrá afectarles. Si se toma la deter-
minació n de destinar un territorio conc reto a la ins-
talación, por ejemplo, de un a estación de energía
90 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

Mapa tÚ concentración tÚ yacimientos megalíticos

de Andalucía. !Lustración tomada tÚ Fernández-
o 15 30 60 90 120
Cncho ec al. 2008 p. 25. Megalitos

solar, se está afectando a todo lo que en ese territorio
vive o ha vivido hasta ese momento: el paisaje, la flo-
ra y la fauna, el hábitat, la población humana, los cul-
tivos, la circulación del agua ... Así como los edificios,
ambientes culturales, instalaciones o yacimientos ar-
queológicos que formen parte del Patrimonio Cultu-
ral y que también «viven» ahí.
La toma de conciencia sobre la necesidad de prote-
ger los bienes culturales inmuebles ame el avance de las
obras públicas o privadas aparece por primera vez en
1968, en la «Recomendación sobre la Conservación de
los Bienes Culturales que la Ejecución de Obras Públi-
cas o Privadas pueda poner en Peligro», un documen-
to de la UNESCO que, desde la perspectiva de la ac-
tualidad, resulta realmente excepcional para su fecha.
Esta Recomendación asume ya la importancia
que comienza a tener el desarrollo de la industria, de
las infraestructuras y de las ciudades, y cómo este de-
sarrollo amenaza a los bienes culturales, sobre todo a
los menos visibles y por lo tanto, más frágiles, los ar-
queológicos. Lógicamente, como no podía ser menos
en un Occidente que ya se define como capitalista, el
documento que estamos analizando asume también
que no es posible renunciar al desarrollo, luego la so-
lución es «armonizar». ¿Y cómo se consigue? Pues
mediante la planificación.
Para comenzar, como de costumbre, hay que rea-
lizar inventarios jerarquizados, bien para conservar,
bien para salvar, concepto este último en el que, en
aquel momento, se incluía el traslado, incluso de bie-
nes inmuebles. En todo caso, las disposiciones que se
tomen han de ser correctivas o preventivas. La priori-
dad es la conservación in situ (es decir, en su lugar
original); en el caso de necesidad de traslado o des-
trucción, hay que realizar antes un estudio detenido
y un registro completo. Los documentos resultantes
han de publicarse.
En cuanto a los traslados, la nueva situación debe
ser similar a la original; los objetos muebles han de
conservarse y exponerse. Un dato muy interesante es
que esta Recomendación propone que en el presu-
puesco de las construcciones públicas o privadas figu-
ren los gascos necesarios para conservar o salvar los
bienes culturales que tales obras pongan en peligro.
 Pla nificar 1 91

CUADRO 6.1
Principales puntos de la «Recomendaci6n sobre la conservaci6n de los bienes culturales
que la ejecuci6n de obras públicas o privadas pueda poner en peligro» (UNESCO 1968)

Punto 21: C uando se realicen estudios preliminares sobre proyectos de construcción en una localidad de incerés cul-
tural reconocido, o en la cual es probable que se encuentren objetos de valor arqueológico o histórico, convendría que
anees de ro marse una decisió n se elaboraran diversas variantes de cales proyectos, a escala regional o urbana. La elec-
ción entre esas variantes debería basarse en un análisis comparativo de codos los elementos, a fin de escoger la solu-
ció n más ventajosa, canco desde el punto de visea económico como en lo que arañe a la conservación o salvación de
los bienes cul turales.
Punto 23: Las medidas encaminadas a conservar o salvar los bienes culturales deberían tomarse con la suficiente an-
ticipación a las obras públicas o privadas. En las zonas importantes desde el punto de visea arqueológico o cultu ral en
las cuales haya monumentos importantes, cales como ciudades, pueblos, lugares o barrios de valo r histórico, que de-
berían estar protegidos por la legislación de codos los países, roda nueva construcción debería esrar sujeta a excavacio-
nes arqueológicas preliminares obligatorias. En caso necesario, debería aplazarse la construcció n para dar tiempo a que
se comen las medidas destinadas a conservar o salvar los bienes culturales de que se erare.
Punto 24: Deberían protegerse, mediance su clasificación en zonas o su registro, los yacimientos arqueológicos impor-
ranres, teniendo en cuenta los lugares prehistóricos, puesto q ue son difíciles de reconocer, los barrios históricos de las zo-
nas urbanas o rurales urbanizadas, los conjuncos rradicionales, los vesrigios emológicos de culturas prerériras y otros bie-
nes culrurales inmuebles que de orro modo pudieran correr peligro como consecuencia de obras públicas o privadas:
a. Las reservas arqueológicas deberían ser incluidas en zonas, o registradas, y, en su caso, dar lugar a adquisiciones in-
mobiliarias para permiti r las excavaciones profundas o la conservació n de los vestigios descubiertos.
b. Los barrios históricos de los centros urbanos o rurales y los conjuntos tradicionales deberían quedar registrados
como zonas de interés y, para proteger el marco circundante y su carácter, deberían dictarse disposiciones adecua-
das que permitieran , po r ejemplo, dererminar y decidir en qué medida pod rían ser refo rmados los edificios de im-
portancia histórica o arrísrica y la índole y el esrilo de las nuevas construcciones. La conservación de los monu men-
tos debería ser una co ndició n esencial en cualquier plan de urbanización , especialmence si se erara de ciudades o
distritos históricos. Deberían dictarse disposiciones análogas relativas a los alrededores y al marco circundante de
los mo num entos y de los lugares registrados, con objeto de conservar el conjunto de que forman parre. Deberían
permitirse modificaciones de las reglas y normas relativas a las nuevas construcciones, que podrían quedar en sus-
penso cuando se rracase de edificaciones en una zona de interés histó rico. D ebería prohibi rse la publicidad comer-
cial po r medio de carteles y anuncios luminosos, aunque pod ría autorizarse a los establecimientos comerciales a dar-
se a conocer por medio de muestras presentadas de manera razonable.

Esca idea será recogida por la LPHE, al menos en par-
re, con el establecimiento del 1 por 100 cultural de la
obra pública, que más adelante veremos.
Para la puesta en práctica de estas m edidas se re-
comienda la existencia d e servicios específicos y orga-
nismos consultivos y d e coordinació n, cuya composi-
ción co ncreta incluso se aconseja, con representación
de todas las parces implicadas, incluidas las empresas
co nsrrucroras.
Son varios los puntos de esca Recomendación que
llaman la atención . En el cuadro 6.1 se han recopila-
do los eres de mayor interés. Las ideas que aquí se ex-
presan serán después desarrolladas por las políticas
preventivas practicadas por nuestras administraciones
públicas frente a los bienes culturales.
A pesar de esca llamada de atención can tempra-
na, no fue adoptada una verdadera actitud positiva
frente al problema en nuestro país hasta fechas mu-
cho más recientes. Así, las políticas de gestión del Pa-
trimonio C ultural relacionadas con el Planeamiento
u Ordenación territorial han estado dirigidas, en .la
práct ica, por las iniciativas de la UE.
C omo ya he apuntado en varias ocasiones, en la
UE están unidos, en el concepto «medio ambience»,
canco los bienes naturales como los culturales, lo que
no ha ocurrido hasta ahora en nuestras adm inistra-
ciones, produciendo a menudo situaciones contradic-
torias. Así, cada vez que la UE aprueba una Directiva
que afecta a la conservación o la defensa del med io
ambiente, los bienes culturales inmuebles pueden -y
92 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
CUADR06.2
Tipos de Suelo con sw definiciones. Ejemplos:
Según la Ley del Suelo
de la Comunidad de Madrid, 2001
l. Suelo urbano: forman parre de la trama urbana, están
urbanizados, ocupados o no por edificación o construcción
o aptos para ello (ares. 13 y 14).
2. Suelo urbanizable: aquellos que no son ni urbanos ni de
protecció n. Podrán ser sectorizados -se prevé su urbaniza-
ción, ya están divididos- o no sectorizados (ares. 13 y 15).
3. Suelo no urbanizable de protección: aquellos que están
sometidos a algún régimen especial de protección en razón
de sus valores paisajísticos, históricos, culturales, etc., o bien
por sus valores agrícolas, forestales, ganaderos o de riquezas
naturales (ares. 13 y 16).
deben- aprovecharse de ella para, as1m1smo, prote-
gerse. Pero como los bienes no tienen capacidad hu-
mana para hacerlo - no tienen «voz propia»-, quienes
lo han de aprovechar para protegerlos son las institu-
ciones responsables de su tutela ... y la sociedad.
Por otra parte, los bienes inmuebles más afectados
po r este cipo de planificación han venido siendo tra-
dicionalmente los arqueológicos; cal vez porque a na-
die se le ha de ocurrir seleccionar para futuros polígo-
nos industriales, por ejemplo, un terreno en el que se
encuentre una catedral o un monasterio imporrance,
pero sí es posible -en realidad es difícilmente evita-
ble- planificar esos polígonos sin conocer el conteni-
do del subsuelo en Patrimonio arqueológico y afec-
tándole por lo canto.
El protagonismo de los bienes arqueológicos es,
pues, fundamental en este capítulo, y en él puede ob-
servarse una clara evolución sobre todo en los últimos
veinte años. Los documentos internacionales sobre
bienes arqueológicos comenzaron a referirse a este
tema al menos en 1989, cuando el Consejo de Euro-
pa publicó la «Recomendación relativa a la protec-
ción y puesta en valor del Patrimonio arqueológico
en el contexro de las operaciones urbanísticas de ám-
bito urbano y rural». Dos años después, el ICAHM
(!COMOS, véase capítulo 22) redacta la «Carta para
Según la Ley de Ordenación Territorial
y Régimen Urbanístico del Suelo
de Cantabria, 200 1
l. Suelo urbano: terrenos ya transformados, con acceso
rodado, suministros, etc. Puede ser consolidado y no con-
solidado (ares. 92, 95 y 96).
2. Suelo urbanizable: aquellos que pueden ser o bjeto de
transformació n por ser idóneos para atender las necesida-
des urbanísticas. Pueden ser delimitados y residuales
(ares. 92, 103 y 104).
3. Suelo rústico: terrenos preservados de la construcción
y del desarrollo urbanístico. Pueden ser de especial pro-
tecció n, por sus valores históricos, culturales, agrícolas,
etc., o bien de protección ordinaria, por otras razones
(ares. 92, 108 y 109).
la Gestión del Patrimonio Arqueológico», en la que se
vuelve a insistir en la necesidad de cooperación entre
urbanism o y protección de los bienes culturales, esta-
bleciendo que rodo programa o plan urbanístico debe
intentar reduci r al mínimo las repercusiones negati-
vas sobre estos bienes del pasado, tan frágiles. Insisti-
remos en este tema en el capítulo 11 .
¿Qué es el Planeamiento territorial?
El Planeamiento urbano y rural, o territorial, igual-
mente denominado Planificación o Urbanismo, ro-
das ellas denominaciones válidas en sus distintas es-
pecialidades, consiste en tomar decisiones sobre el
uso del suelo, y es en el suelo, encima o debajo de él,
donde se encuentran los bienes inmuebles cuya pro-
tección es nuestro objetivo.
Quien las roma son las administraciones respon-
sables -consejerías de urbanismo y ayuntamientos- y
como el suelo es un bien limitado y caro, y en las zo-
nas más pobladas realmente muy limitado y muy
caro, las decisiones están siempre conectadas con la
economía, el desarrollo más o menos sostenible y el
ejercicio del poder. En ese contexto, el Patrimonio
Culrural apenas ocupa un lugar, por lo que las admi-

CUADRO 6.3
1 Tipos de Planes Urbanísticos. Ejemplos:
Según la Ley del Suelo y Ordenación Territorial de
Extremadura, 2001
,,l
l . P lanes Territoriales: para la definición de los ciernen-
básicos de un área geográfica deeerminada, nunca infe-
- r a un eérmino municipal (are. 54).
1
!. Planes Generales Municipales: definen la ordenación
maníseica de cada eérm ino municipal en su cocalidad
69).
.ui:.
1
,,
3. Planes de Desarrollo:
3.1. Planes Parciales de Ordenación: para la ordena-
ción decallada de seccores complecos de suelo urbaniza-
ble que no se hubiera escablecido en los Planes Genera-
tes (are. 7 1).
3.2. Planes Especiales de Ordenación: para el desa-
rrollo, complemenco o mejora de los Planes Generales,
bien para crear o ampliar suelos doeacionales, proeeger
paisajes y medios nacurales, o adoptar medidas para la
mejor conservación de inmuebles culcu rales (are. 72).
3.3. Estudios de Detalle: para establecer o reajusear
.ilineaciones, rasances, volúmenes, eec., en cada manza-
na o unidad urbana equivalence (are. 73) .
11
"Lltrac iones responsables de C ultUia tienen que ejer-
_,ra.r su imaginación para dorarse con instrumentos
~ales q ue les permitan -a menudo casi a la fuerza-
.:uegrar la protección de los bienes culturales como
_no más de los facro res que se han de tener en cuen-
:.i cuando se toman esas decisiones sobre los usos del
uelo.
El Planeamienco u Ordenación territorial basa sus
;racricas en las Leyes del Suelo. En principio, una
~- del Suelo -o terminologías equivalentes- es un
nsrru menco legal concebido para proteger el suelo de
.... exploración; para distribuir las cargas entre la ciu-
.:adanía y para proteger los espacios públicos, el me-
.1.10 ambiente ... y el Patrimonio Cultural.
Para ello, cada una de esas leyes distingue entre
a.ríos cipos de suelo y varios cipos de planes. Los
nombres y las definiciones de cada uno aparecen en
.ilgunos ejemplos, en los cuadros 6 .2 y 6.3.
Planificar 1 93
•
Según el Decreto Legislativo de Ley de Urbanismo
de Galicia, 2005
l. Planes Directores Urbanísticos: establecen las direc-
erices sobre el desarrollo urbaníscico y las medidas de pro-
eección (are. 56).
2. Planes de Ordenación Urbanística Municipal: son el
inscrumenco de ordenación incegral del eerricorio y pue-
den abarcar uno o más eérminos municipales. Clasifican
el suelo (are. 57).
3. Planes Parciales Urbanísticos: desarrollan el Planea-
mienco general, con deealles por secrores (are. 65).
4. Planes Especiales Urbanísticos: se pueden redacear para
la ordenación de recincos y conjuncos artísticos... (arr. 67).
5. Planes de Mejora Urbana: en suelo urbano consolida-
do o no, sirven para completar, rehabilitar, reformar, re-
modelar, eec. (are. 68).
6. Catálogos de bienes protegidos y ordenanzas muni-
cipales: con los bienes que sea necesario proceger de
acuerdo con las caeegorías establecidas por la legislación
seccorial (are. 69).
Para un bien inmueble de carácter patrimonial,
Inventariado, D eclarado o simplemente Inregranre, la
decisión que la admi nisrración coma sobre el uso del
suelo en el que se cncuenrra es fuJ1damenral: si le coca
vivi r en un suelo proregido -por ejemplo, por razones
medioambiencales- es muy posible que se co nserve; si
le toca un suelo urba.11izable, sus posibilidades se redu-
cen enormemente. Por esa razón , para una plani fica-
ción verdaderamente preventiva, la siruación ideal se-
ría que rodos los bienes culrurales conocidos o incluso
sospechados tuvieran un traramienro concrero en el
Planeamiento, bien co nsiderándose con el grado má-
ximo de protección -además de declarados BIC , si-
tuados en suelos no urbanizables con protección espe-
cial-, bien como áreas con algún cipo de prevención
en caso de proyecto de obra o movimienco de tierras.
Llevar a cabo esre o bjetivo, en apariencia simple, es
mucho más difícil de lo que puede parecer, a pesar de
94 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
que en casi todas las normas de Patrimonio Cultural,
como luego veremos, aparece mencionada esta necesi-
dad y que lo mismo ocurre con las normas sobre Suelo
que se han emitido en los últimos años. Sólo excepcio-
nalmente existen publicaciones destinadas a investigar
hasta qué punto los instrumentos de Ordenación terri-
torial han servido o están sirviendo para la protección
de los bienes culturales inmuebles. Una de esas excep-
ciones es la reciente obra de Fernánde-z-Cacho (2008),
centrada en la protección de los bienes arqueológicos de
la Comunidad de Andalucía. Sus conclusiones no son
muy optimistas: la gran mayoría de los instrumentos de
Ordenación del suelo establecidos por esa Comunidad
Autónoma no tienen en cuenta de forma clara y decidi-
da los bienes arqueológicos, conocidos o sospechados.
El Planeamiento en las Leyes de Patrimonio
Cultural
Por lo que respecta a los documentos internacionales,
como antes vimos, la importancia del Planeamiento
para la protección de los bienes culturales inmuebles
se menciona desde la década de los ochenta respecto a
los bienes arqueológicos. Así ocurre en el «Convenio
para la Protección del Patrimonio Arqueológico» fir-
mado en La Valetta, Malta, en 1992, y al que España
no se ha adherido oficialmente. En su artículo 5.1 se
insiste en la participación de los arqueólogos en las polí-
ticas de ordenación, en las diversas fases de los programas
de ordenación territorial; asegurar La colaboración siste-
mática entre arqueólogos, urbanistas y planificadores
para poder modificar los planes y disponer de tiempo y de
medios suficientes para el estudio y La publicación.
Bastante antes de esta fecha, ya en 1985, la LPHE
establece una conexión entre Planeamiento territorial
y protección de los bienes culturales inmuebles más
importantes en general - no sólo de los arqueológi-
cos- cuando obliga a los ayuntamientos a redactar un
Plan Especial u otra figura de protección recogida por
la Ley del Suelo para la Ordenación de los territorios,
inmediatamente después de la declaración como BIC
de cualquier bien inmueble.
Esta idea se repite, como es lógico, en la normati-
va sobre Patrimonio Cultural de las CCM, pero, en
todo caso, se trata de los BIC, es decir, de los inmue-
bles más señeros y conservados -salvo excepciones- .
Para el diseño de una política preventiva más comple-
ta es necesario que el uso del Planeamiento como he-
rramienta de protección se extienda también a los si-
rios incluidos en el Inventario o Catalogados - nivel
medio de protección, corno se vio en el capítulo an-
terior-, así como a los lugares o terrenos en los que se
sospecha la existencia de bienes arqueológicos (por-
que si no son arqueológicos no se sospecha: se ven).
Un punto positivo lo marcó ya Castilla-La Man-
cha (1990), cuando indicó, en sus arts. 20 y 21, que
la documentación procedente de las Cartas Arqueoló-
gicas debería incorporarse en los planes urbanísticos.
Ese mismo año, la norma del País Vasco dice en su art.
44.2 que los Planes de Ordenación Urbana deberán
proteger los yacimientos arqueológicos inscritos en su
catálogo de bienes; pero son las leyes de Patrimonio
Cultural de segunda generación, que inician su publi-
cación en 1998, las que más claro tienen este punto.
Así, la de la Comunidad Valenciana insiste en que los
ayuntamientos deberán incluir en sus Catálogos de
bienes y espacios protegidos todas las figuras de pro-
tección arqueológica establecidas por la Ley (art. 58).
Salvo excepciones, el resto de las normas sobre Pa-
trimonio Cultural está en la misma línea. A veces en-
contramos intentos de ir más allá de lo arqueológico,
como los casos de Canarias y de Madrid; Canarias es-
tablece en su art. 59 que la administración pública
responsable de la formulación del Planeamiento terri-
torial y urbanístico general solicitará al Cabildo Insu-
lar correspondiente la relación de los bienes arqueo-
lógicos, paleontológicos o etnográficos que deban ser
objeto de protección urbanística, estableciéndose las
determinaciones necesarias para garantizar la preser-
vación del lugar y su entorno.
Por su parte, la Ley de la Comunidad de Madrid,
con una intención de protección aún más amplia, es-
tablece en su art. 31 que La Consejería de Educación y
Cultura emitirá informe preceptivo que será determi-
nante de La resolución, antes de La aprobación provisio-
nal de todos los instrumentos de planeamiento, respecto
del régimen aplicable a los bienes que constituyen el ob-
j eto de La presente Ley. Es ese informe preceptivo u
obligatorio el que permitirá proteger de forma ade-
cuada los bienes culturales.
Un reciente trabajo de Martínez de Carvajal
(2008) nos explica la relación que existe entre el Pla-
neamiento territorial y la nueva Ley de Patrimonio
Histórico de Andalucía, publicada, como vimos, en
el año 2007. Su lectura es muy recomendable.
El Patrimonio Cultural en las Leyes del Suelo
La historia de la normativa sobre el Urbanismo en
nuestro país es bastante larga y además ha sido obje-

de numerosas publicaciones. En el momento ac-
'. las CCM pueden, igual que ocurre en Patrimo-
Culru ral, aprobar sus propias normas, y así lo han
~o; existe además, como marco, una reciente Ley
~cal de Suelo (Ley 8/2007) que presenta una refe-
_cia clara al Patrimonio Cultural cuando, en su art.
_ establece que procurará en particular La eficacia de
medidas de conservación y mejora de La naturaleza,
- -lora y La fauna y de La protección del patrimonio cut-
~ y del paisaje. Luego, el art. 5, recordando los de-
de la ciudadanía, dice que el primero es Respe-
- ) contribuir a preservar el medio ambiente, el
pzmmonio histórico y elpaisaje natural y urbano ... Por
Planificar 1 95
úlcimo, el Patrimonio Cultural aparece en el contex-
to del destino de los suelos públicos: Viviendas socia-
les u otros usos de interés social, siempre de carácter ur-
banístico o de protección o mejora de los espacios
naturales o de Los bienes inmuebles del Patrimonio Cul-
tural (art. 34).
Las leyes de las CCM sobre el suelo o la Ordena-
ción urbana presentan una cierta monotonía en fe-
chas y contenidos: práccicamente todas han publica-
do sus normas vigentes sobre este tema en la última
década, y en casi codas las al usiones al Patrimonio
Cultural aparecen en los mismos contextos. Para de-
sarrollar el siguiente ejemplo, he seleccionado al azar
Vistfl mJrer1 desde el norte del yacimiellfo Casa Momero
(Vicdll'flro, lvladrid) durante /;1 J" campt11ít1 de exct1/111cio-
11es arqueológicas. H flcin el sur se observa el desbroce reali-
zndo para la ejecución de 111 M50. Autor: Visión Aérea S.L.
Foto CS/C.
96 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
varias CCAA: Cantabria (Ley 2/2001 de Ordenación
Territorial y régimen urbanístico del suelo), Madrid
(Ley 9/2001 del Suelo), Gal icia (Ley 9/2002 de Or-
denación Urbanística y Protección del Medio Rural),
Comunidad Valenciana (tiene dos que interesan : Ley
4/2004 de Ordenación del Territorio y protecció n del
paisaje, y Ley 10/2004 de Suelo no urbanizable), An-
dalucía (Ley 7/2002 de O rdenación Urbanística) y
Murcia (D ecreto Legislativo 112005, por el que se
aprueba el texto refundido de la Ley del Suelo). He
añadido la antes m encionada de la AGE.
En esas siete normas podemos ver que las cuestio-
nes más interesantes respecto al tratamiento dado al
Patrimonio Cultural prácticamente se repiten. El tér-
mino o concepto que nos interesa aparece en el preám-
bulo o en los primeros artículos como uno de los ob-
jetivos de la norma: La conservación del Patrimonio
Cultural en Cantabria (art. 3), la protección, rehabili-
tación y mejora del medio ambiente urbano y rural, así
como el patrimonio histórico-artístico, cultural y arqui-
tectónico en la de Madrid (art. 3), la conservación y
puesta en valor del patrimonio cultural en la primera
valenciana (art. 2), y la preciosa redacción, ya presen-
tada en este libro, del art. 1 de la de Murcia: La pre-
sente ley tiene por objeto la regulación de la ordenación
del territorio y de la actividad urbanística en la Región
de Murcia para garantizar, en el dmbito del desarrollo
sostenible, el derecho a disfrutar de un medio ambiente
adecuado para el desarrollo de la persona y la protección
de la naturaleza, el derecho a disfrutar de una vivienda
digna y adecuada y la protección del patrimonio cultu-
ral. Las otras dos, Galicia y Andalucía, incluyen ese
objetivo en su preámbulo.
El segundo contexto en el que aparecen los bienes
culturales y su protección es en los artículos que se re-
fieren a los Planes Generales de O rdenación Urbana
o Planes Territoriales y a su contenido; en ellos se pue-
den incluir las medidas de protección del medio am-
biente, conservación de la naturaleza y del Patrimonio
Cultural. . ., según dice la Ley de Cantabria (ar t. 44);
en la de Madrid se establece que en estos Planes Ge-
nerales se incluirá la catalogación de los bienes cultu-
rales inmuebles con sus medidas de protección de
conformidad con la política de conservación del Patri-
monio Cultural (art. 43); una redacció n parecida ofre-
ce Galicia en su art. 6 1: los Planes Generales de O r-
denación Urbana (PGOU) deberán contener el
catálogo de los elementos que por sus valores naturales o
culturales, o por su relación con el dominio público, ha-
yan de ser conservados o recuperados, con las medidas de
protección que procedan.
Algo similar ocurre cuando estas normas abordan
la naturaleza y el contenido de los Planes Especiales.
Así, en Cantabria éstos deben incluir la protección
del subsuelo, en especial el que afecte a estructuras y ya-
cimientos arqueológicos (art. 59). En la norma de Ma-
d rid está claro que las funciones de estos Planes Espe-
CUADRO 6.4
Definiciones de suelos con el máximo
grado de protección. Ejemplos:
Cantabria (Ley 2/2001): «Suelo rústico de especial
protección»: terrenos en los que concurra alguna de una
serie de circunstancias, entre las que se encuentra estar
sometido a algún régimen especial de protección en ra-
zón de sus valores paisajísticos, históricos, arqueológicos,
etc. (arr. 108).
Madrid (Ley 9/2001): «Suelo no urbanizable de pro-
rección»: se incluye la posibilidad de que esa declaración
se deba a algú,n régimen especial de protección incompati-
ble con su transformación de acuerdo con el planeamiento
regional territorial o la legislación sectorial, en razón de sus
valores paisajísticos, históricos, arqueológicos, etc. (are. 16).
Galicia (Ley 9/2002): «Suelo rústico»: codos aquellos que
van a ser preservados de los procesos de desarrollo urbanís-
rico y, en codo caso, los terrenos sometidos a un régimen es-
pecífico de protección incompatible con su urbanización, de
conformidad con la normativa reguladora de (entre otros) el
Patrimonio Cultural (are. 15).
Comunidad Valenciana (Ley 10/2004): «Suelo no ur-
banizable protegido»: los que alberguen bienes incluidos
en el Inventario General del Patrimonio Cultural Valen-
ciano (art. 4. 1.c).
Andalucía (Ley 7/2002): «Suelo no urbanizabie»: entre
otros, se incluirán aq uellos que sean objeto de algún ré-
gimen especial de protección (are. 46).
Murcia (DL 1/2005): «Suelo no urbanizable de protec-
ción específica»: aquellos terrenos que estén sujetos a al-
gún régimen específi co de protección, en razón de sus
valores paisajísticos, históricos, arqueol.ógicos, científicos,
ambientales o culturales (are. 65).

::.;.a.:es, entre otras, son la conservación, protección y re-
,zfiración del patrimonio histórico-artístico, cultural,
- •inístico y arquitectónico, de conformidad, en su
con la legislación del patrimonio histórico (are.
- . Galicia, en la misma lfnea, establece que el obje-
., de los Planes Especiales de protección es preser-
..,. el medio ambiente, las aguas continentales, el lito-
~ .-osrero, los espacios naturales, las dreas forestales, los
. ·cios productivos, las vías de comunicación, los pai-
-~ de interés, el patrimonio cultural y otros valores de
...:n-és (are. 69); redacción semejante encontramos en
;.;)da1ucía: los Planes Especiales presentan varias fina-
- des, entre ellas la de Conservar, proteger y mejorar
"'ledio urbano y, con cardcter especial, el patrimonio
r..ulor o expresivo de valores urbanísticos, arquitectó-
:-?S, históricos o culturales (are. 14). La de Murcia lo
~e en su are. 109: uno de sus objetivos será la or-
~ón y protección de conjuntos históricos, zonas ar-
..n1lógicas o dreas declaradas B!C.
Po r último, un cuarto contexto en el que aparece
~rorecció n d e los bienes culturales de manera des-
~da es en la defi nición y finalidades de los tipos de
~o co n mayor grado de protección. Distintas defi-
c:.aones de este inreresanre tipo de suelo aparecen en
d ~dro 6.4.
En alguna de estas normas (Madrid, are. 31, y Ga-
~. arr. 85) se introduce un aviso importante para
?rorecció n de los bienes culturales: en los procedi-
c¡~ntos para la aprobación de cualquier Planeamien-
nuevo o reforma del anterior, es necesario incluir
¡;.;u serie de informes; entre ellos, uno de la Conseje-
- competente en Patrimonio C ultural, que será vin-
-!._anre. Esto supone un lazo de colaboración forzosa
a:rre Urbanismo y Patrimonio C ultural, exactamen-
•• lo que se necesita en este contexto que estamos
~!Zando.
Como puede verse, por lo tanto, las bases están da-
~ tanto las normas de Patrimonio C ultural como
· de Suelo y Ordenació n territorial están preparadas
'""'L-a que la cooperación mutua renga el éxito deseado:
?rorección de los bienes culturales inmuebles.
¿Por qué, entonces, nuestras nuevas carreteras,
_escras vías de trenes rápidos y nuestras urbanizacio-
c:ies y polígonos industriales destruyen tantos bienes
__,rurales, sobre todo de carácter arqueológico y et-
t:. .ogico? La respuesta a esta pregunta podría ser: tal
~ porque no se ha realizado antes un estudio de lo
-:.-e hay, para ver qué puede verse afectado y prote-
~o. Y precisamente para eso existe otra estrategia
~ ia O rdenación territorial: la Evaluación de Impac-
ro Ambiental (EIA). Vcámosla.
Planificar 1 97
La Evaluación de Impacto Ambiental (EIA)
Definición
En esencia, se trata de un trabajo previo a la
aprobación de cualquier planeanliento, programa o
proyecto de obra que afecre al suelo. Tal trabajo se
realiza co n el objetivo de prevenir los posibles daños
que pueda provocar en el medio ambiente - incluido
el Patrimonio C ultural- y su equilibrio.
Ese objetivo se puede cumplir de dos maneras: o
bien no llevando a cabo el plan, proyecto o programa
previsto, o bien modificándolo de forma que los
daños se reduzcan al mínimo (lo que se denom ina
«corrección de impactos»).
Hay que destacar ante todo que se trata de u n rema
de gran importancia para la protección de ambos
Patrimonios, tanto el Natural como el Cultural, y, por
supuesto, de primera magnitud para la puesta en
práctica de la gestión planificadora o preventiva del
Patrimonio C ultural inmueble. Por primera vez en
nuestras regiones existe la posibilidad, por escrito y en
forma de norma, de que una obra pública o privada,
uno de esos movimientos de tierras que afectan al
paisaje y a los bienes que viven en él, sean orgánicos o
construidos por los grupos humanos, pueda perder la
batalla frente a los restos del pasado o las obras de la
natu raleza. En real idad, podríamos decir que hasta
ahora esa «batalla>i ni siquiera había existido y que
nadie, nunca, se había planteado la posibilidad, al
menos oficialmente, de que una especie vegetal, un
cipo de golondrina o un yacimiento arqueológico
pudiera llegar a tener la importancia suficiente como
para motivar la paralización de una colonia de chalés,
la modificación del trazado de una carretera o la
desviación del espacio d estinado a un nuevo polígono
industrial. Po rque la palabra «progreso», a cuya sombra
se han venido colocando rodas esas construcciones, ha
sido sagrada durante más de dos siglos. Sólo ahora
empezamos a darnos cuenta de lo que eso significa
para nuestro planeta; sólo ahora nos planteamos la
posibilidad de sustituirla por la de «equilibrio».
lntroditcción histórica
Las EIA surgieron en los Estados Unidos, en los años
sesenta, de la mano del creciente interés social por la
conservación medioambiental.
-
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11
Ya en la década de los ochenta, varios países de Eu-
ropa comienzan a poner en práctica esta estrategia, al
mismo tiempo que va creciendo la preocupación por el
medio ambiente y su deterioro. Luego, la UE asume el
procedimiento en una de sus Directivas, y cuando Es-
paña ingresa en ella, en 1986, se ve obligada a introdu-
cirla en su ordenamiento y a cumplirla (para mayor in-
fo rmación sobre cómo esta idea ha ido modificándose
en la UE, véase Maránez Camacho 2002).
Y como en el concepto de «Medio ambiente» usado
en la UE se incluye el Patrimonio Cultural, los bienes
patrimoniales inmuebles se ven enormemente benefi-
ciados, en sus posibilidades de conservación, por este
conjunto normacivo. De hecho, hoy se considera que
las EIA son una de las herramientas fundamentales para
la gestión planificadora del Patrimonio Cultural.
En Europa una de las iniciativas pioneras, ligada a
los estudios previos medioambientales para la protec-
ción de los bienes arqueológicos, fue la construcción del
gran gaseoducto de Dinamarca, realizado entre 1980 y
1987, con una cobertura de 13.000 kilómetros.
Desde el primer momento se celebraron conver-
saciones y se tomaron acuerdos entre las Sociedades
de Gas Natu ral y el Servicio Estatal de Antigüedades,
fijándose un procedimiento simple: las primeras en-
tregaron al segundo las plantas preliminares del reco-
rrido del gaseoducto, y este último, basándose en la
Carta Arqueológica nacional, situó, sobre una banda
de 700 m de ancho, a lo largo de codo el trazado, los
yacimientos conocidos. Los declarados con máxima
categoría tuvieron que ser respetados, mientras q ue
los simplemente inventariados requirieron una pro-
funda intervenció n anees de iniciarse los trabajos.
Además, los equipos de Arqueología llevaron a
cabo un trabajo de prospecció n sistemática, localizan-
do restos superficiales y levantando pasillos de 2 m de
 Planificar 1 99

.o::;ctiura con el fin de localizar los sitios, que, una vez climáticos, el paisaje y los bienes materiales, incluido el
c::::.:xmuados, se evaluaron y, en función del resultado, patrimonio histórico-artístico y el arqueológico. Esta
__en se volvió a modificar el trazado, para respetar- confusión term inológica, tan común incluso en los
º bien se excavaron sistemáticamente. textos legales, como estamos y seguiremos viendo,
Las ventajas de este procedimiento se dejaron ver queda superada en el RD de 1988, donde aparece
onmediato: las empresas evitaban demoras en sus como Patrimonio Histórico Español, en una redac-
:::;i.s y los equipos de Arqueología consiguieron in- ción más elaborada que la anterior (véase cuadro 6.5) .
-f!d.I en buenas condiciones en cuanto a tiempo y De la lectura de ambos textos hay que resaltar el he-
:mnomía. Esta última dependió de las Sociedades cho de que el Patrimonio Cultural o Histórico no
Gas Natural, y la investigación fue llevada a cabo vuelve a aparecer en ningún otro momenro, igual que
,.. una cuarentena de museos locales habilitados no aparece el aire o el agua: todo ello es «m edio am-
efectuar las excavaciones en su sector. Las inter- biente».
·ones se realizaron en 1.686 puntos; de entre
· un total de 250 fueron considerados lo suficien-
i:c:::eme significativos como para causar una modifi-
CIOÓn del trazado o para realizar en ellos excavacio- CUADR06.5
El costo total del trabajo arqueológico, La EIA en el Reglamento de 1988 (art. 6)
cado bajo el título «La excavación más larga de
:.;:a.marca», sólo supuso el 1 por 100 de la construc- La Evaluación de Impacto Ambiental debe comprender, al
::J del gaseoducto.
menos, la estimación de los efectos sobre la población humana,
Con todo esto, Dinamarca consiguió disfrutar de la fauna, la flora, la vegetación, la gea, el suelo, el agua, el aire,
~majas energéticas del gas natural y, al mismo el clima, el paisaje y la estructura y fanción de los ecosistemas
cc::ipo, obtener un enorme incremento del conoci- presentes en el drea previsiblemente afectada. Asimismo debe
~to de su pasado y de su propio Patrimonio ar- comprender la estimación de la incidencia que el proyecto,
~lógico (Querol 1993) . obra o actividad tiene sobre los elementos que componen el Pa-
En España la imbricación entre las normativas so- trimonio Histórico Español sobre las relaciones sociales y las
- Pau imonio Cultural y las medioambientales está condiciones de sosiego público, tales como ruidos, vibraciones,
~da en las disposiciones sobre EIA tanto estata- olores y emisiones luminosas, y la de cualquier otra incidencia
oomo de las CCAA. Con el fin de llegar a com- ambiental derivada de su ejecución.
~er todo esto de la manera más clara posible, va-
a profundizar en cuatro puntos: la historia
_;:nativa de la EIA en España; las fases en las que se
e una ElA; sus diferentes tipos o variedades; y, Desde 1989 las CCAA comienzan a publicar sus
último, el papel de las administraciones de Patri- propias normas sobre EIA -la primera en hacerlo es
aio Cultural en este tema. la Comunidad Valenciana, con su Ley 2/ 1989 de Im-
pacto Ambiental- , al mismo tiempo que comienzan
a diversificarse tanto el Órgano Ambiental, que aun-
d:swria legislati.va de la EIA en España que siempre esté situado en las Consejerías de Medio
Ambienre puede ser una Agencia, una Comisión
o antes se señaló, nunca se había puesto en prác- mixta o una Dirección General, como los tipos de
nada semejante en nuestro país hasta que se pro- obras en los que la ElA se exige (véase a este respecto
iO su ingreso en la UE. En 1986 la AGE publicó el San Sebastián y García Rodríguez 2001), e incluso
~ Decreto Legislativo 1308/1986 de Evaluación de los niveles de evaluación según la amplitud o impor-
~a:o Ambiental y solicitó una demora de dos años tancia de esas obras.
¡::¡.-2 ponerlo en práctica. Dos años después publicó el En torno al año 2000, la UE se replantea el valor
-.:;¡. Decreto 113111988, por el que se aprobaba el de la EIA de acuerdo con la práctica de más de una
~~ento para la ejecución del RD anterior. década, e inicia su reconversión a un nivel más am-
En el art. 2 del primero aparece de forma clara el plio, apareciendo así la Evaluación Ambiental Estra-
P.=imonio Cultural: Evaluación de los efectos previsi- tégica o EAE, que pretende aplicar los conceptos am-
directos e indirectos del proyecto sobre la población, bientales a la fase previa de los proyectos, para poder
;;z :.Zuna, la flora, el suelo, el aire, el agua, los factores detectar impacros y establecer correcciones que ya en
100 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
La gestión del
impacto sobre un
paisaje cultural:
el caso de la Sierra
de O Suído
Desde 1996, el Laboratorio de Patrimonio (LaPa)
viene colaborando con la empresa de promoción eóli-
ca Eurovento, S.L. en la gestión del impacto sobre el
Patrimonio Cultural que genera la construcción de par-
ques eólicos. Esta colaboración, entre otros trabajos,
nos ha servido para poner a punto metodologías y téc-
nicas de gestión del impacto, optimizando la relación
entre la producción de conocimiento y su transferencia
y transmisión al entorno. Un ejemplo ilustrativo de esta
integración de las diferentes dimensiones de la investi-
gación, y sus ventajas de cara a la protección y la con-
servación activa del patrimonio, es el que se viene de-
sarrollando en la Sierra de O Suído desde el año 2001.
La Sierra de O Suído
Esta sierra, que sirve de límite provincial entre Ponte-
vedra y Ourense, es un espacio agreste, con altitudes
que rondan los 1.000 m y un alto índice de pluviosidad
que favorece la abundancia de cursos de agua y de ve-
getación en las zonas más elevadas.
Hace cincuenta años la población comenzó a emigrar
de forma masiva a Latinoamérica, iniciando un proceso
de despoblamiento que se mantiene en la actualidad,
aunque ahora como migración interna a las ciudades
próximas. Hasta entonces, el paisaje de la sierra se ca-
racterizaba por una organización espacial orientada a la
explotación de la ganadería extensiva, de cuya actividad
y formas de vida asociadas se conservan numerosos
restos de cultura material, así como el testimonio de los
mayores que todavía viven en sus proximidades, por lo
que su patrimonio etnográfico es muy significativo.
Además, la sierra alberga restos arqueológicos de di-
ferentes periodos históricos: abrigos con industria lítica
asociada (probablemente, asentamientos de cazado-
res-recolectores), túmulos funerarios de las primeras
sociedades campesinas del Neolítico y grabados ru-
pestres de diversas épocas.
Todos estos bienes, que, conjuntamente con los usos
tradicionales del espacio y las formas de vida que en él
han tenido lugar, conforman un auténtico paisaje cultu-
ral (evolutivo y orgánicamente desarrollado, según los
criterios de la UNESCO), pudieron ser sistemáticamen-
te estudiados y gestionados por el LaPa gracias a la
evaluación de impacto del proyecto eólico.
Evaluación de impacto y protección del
Patrimonio Cultural
La voluntad de Eurovento de diseñar un proyecto com-
patible con el Patrimonio Cultural se puso de manifies-
to desde el principio, ya que nos fue encomendada una
evaluación preliminar a partir de la documentación exis-
tente, tanto en el Inventario de Yacimientos Arqueo-
lógicos de Galicia como en los distintos planeamientos
urbanísticos de los ayuntamientos implicados. A este
informe se sumó una primera prospección superficial
extensiva, previa a la evaluación. Como resultado de
estas actuaciones se documentaron seis túmulos, seis
conjuntos de materiales y ocho posibles abrigos, así
como ocho chozos (refugios de pastores, uno de los
elementos característicos de este paisaje) y dos foxos
de lobo (trampas), entre otros elementos etnográficos de
interés.
Entre 2003 y 2004 fue realizado el Estudio de Im-
pacto Arqueológico, en el marco de la EIA del proyec-
to. Previamente, dicho proyecto se había desgajado en
dos parques distintos, el de Bidueiros y el de Fontea-
via, siendo el segundo el que presentaba mayor inte-
rés patrimonial.
La prospección intensiva propició, en Fonteavia, la
documentación de cinco nuevos túmulos (más los tres
que ya estaban inventariados aquí), así como la confir-
mación del carácter arqueológico (con el hallazgo de
material lítico) de dos de los abrigos previamente docu-
mentados, y la identificación de dos conjuntos de gra-
bados rupestres de cazoletas.
Al mismo tiempo, se amplió y completó el inventario de
bienes etnográficos (chozos, sesteiros -áreas de refugio
para el ganado-, cortellos -áreas reservadas para el res-
guardo de las crías-, foxos de lobo, etc.) y se realizó una
encuesta etnográfica para documentar las característi-
cas del modo de vida tradicional, vinculado a la explota-

:x>11 extensiva de los recursos ganaderos.
También en esta fase se introdujeron en el proyecto las
-.oc.fJficaciones necesarias (aunque el trabajo previo ha-
::;.¡a evitado todos los impactos críticos) para aminorar el
"""'pacto sobre los bienes. Se definieron áreas de exclu-
5IOl'l genéricas en torno a ellos (donde no pueden tener
...gar acciones relacionadas con la obra constructiva, y de
:lrlensiones variables: 50 m para los elementos arqueo-
OQICOS y 25 m para los etnográficos), a fin de garantizar
s... orotección durante la posterior ejecución del proyecto.
=stas áreas de exclusión, entre otras medidas (señali-
~es, balizados, controles de remoción de tierras ...),
-..e<on recogidas en la Declaración de Impacto Ambiental,
::u:ilicada a comienzos de 2005.
Corrección de impacto, difusión y
revalorización del Patrimonio Cultural
Desde abril de 2005 hasta 2007 tuvieron lugar las
x ras de construcción del parque eólico, en las que
- _.oc un control y seguimiento arqueológicos exhausti-
.'JS Además de garantizar la protección de los bienes,
!CS trabajos de corrección posibilitaron la documenta-
Planificar J 10 1
ción de cuatro nuevos elementos etnográficos.
Al final, el objetivo principal se había cumplido: nin-
gún elemento patrimonial había sido afectado por la
ejecución del proyecto. Sin embargo, la implantación de
un proyecto de estas características en un paisaje tan
singular tiene un claro impacto visual y perceptual. Esta
circunstancia, subsanable puntualmente (evitando dis-
torsiones o interrupciones muy concretas), es difícil de
corregir si consideramos la zona en su conjunto.
Por ello, a iniciativa de Eurovento y como medida com-
pensatoria de carácter general, se proyectó un plan de re-
cuperación y consolidación de elementos etnográficos, a
la vez que un plan de dinamización sociocultural (que to-
davía está en su fase inicial). El primero consiste en la rea-
lización de labores de roza y limpieza, de estudios de so-
lidez arquitectónica y de consolidación, acondicionando
los accesos a los bienes seleccionados y garantizando su
preservación ante las visitas. En el plan de dinamización
se contempla el diseño de rutas, cartelería y sinaléctica, y
la elaboración de material didáctico de apoyo.
Los estudios llevados a cabo en la Sierra de O Suí-
do reportaron, como se ha visto, una valiosa informa-
ción arqueológica, etnográfica y antropológica, decisi-
va para poder caracterizarlo como paisaje cultural. Y,
aunque la publicación de los resultados obtenidos no
es un requisito administrativo, sí considerábamos ne-
cesaria su difusión, de modo que ya se ha iniciado (Ba-
llesteros 2004, y Ballesteros et al. 2005). Ambos artí-
culos recogen aspectos relacionados con los estudios
realizados, pero todavía queda trabajo por hacer, y
mucha información por transmitir, tanto a los medios
especializados como a las comunidades locales, de
forma que ese conocimiento adquirido a través de ellas
revierta en su propio beneficio mediante su conversión
en un recurso para la sostenibilidad de la zona.
En definitiva, el caso expuesto puede ser un buen
ejemplo de que una Arqueología preventiva bien apli-
cada, con la colaboración de la empresa promotora, no
sólo garantiza la preservación del Patrimonio Cultural,
sino que posibilita su recuperación y revalorización, es-
pecialmente apropiada en zonas envejecidas y con un
acusado proceso de despoblamiento.
DAVID BARREIRO
Laboratorio de Patrimonio (LaPa).
Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC).
102 I La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

CUADR06.6

FASES DE UNA EAE (planes y programas)

- Estudio de la versión preliminar del plan o programa.

1. Informe de - Descripción y evaluación de los posibles efectos, con alternativas razonadas, incluida
sostenibilidad la "º "·
ambiental - Para ello: estudios, consultas a las Adm in istraciones Públicas efectuadas (entre ellas

!
la de Patrimonio Culrural) y al público interesado.

- Análisis y evalución de la calidad de codo el proceso anterior.

2. Memoria ambiental
- Determinaciones finales sobre la propuesta del plan o programa.

+
3. Propuesta del plan
- El órgano promotor realizará la propuesta teniendo en cuenta codo lo anterior.
o programa

fase de proyecto resultan casi imposibles; es decir,
pretende superar los impactos más generales pero más
difíciles de variar cuando ya se han proyectado las
obras (San Sebascián y García Rodríguez op. cit.).
España sólo asume oficialmente las exigencias úl-
timas de la UE con la Ley 9/2006 sobre evaluación de
los efectos de determinados planes y program as en el
medio ambiente. En ella se introdujeron importantes
cambios, tanto para cumplir con las premisas euro-
peas como para racionalizar el proceso de evaluación.
Poco después, en 2008, ante la dispersión norma-
tiva que de nuevo comienza a darse, se publica el Real
Decreto legislativo 1/2008, por el que se aprueba el
texto refundido de la Ley de Evaluación de Impacto
Ambiental de Proyectos. Esca refundición se limita,
como puede observarse, a la EIA de proyectos y no
incluye la de planes y programas, que sigue siendo re-
gulada por la Ley de 2006. Deroga además el primer
RO que se publicó sobre EIA, el de 1986, así como
sus modificaciones posteriores.
Existen en la actualidad (marzo de 2008), por lo
canco, dos principales fuentes normativas estatales: la
Ley 9/2006 para la evaluación de planes y programas,
en realidad la verdadera EAE, y el RO de 2008, que
desarrolla las EIA en los proyectos.
En la primera, de 2006, el Patrimonio Cultural
aparece en el art. 9, dedicado al alcance del info rme
de sostenibilidad ambiental, en el que se obliga al Ó r-
gano Ambiental a consultar con las administraciones
públicas afectadas, es decir, aquellas que tienen com-
petencias específicas en las materias de biodiversidad,
población, salud humana, fauna, flora, cierra, agua,
aire, facto res climáticos, bienes materiales, patrimo-
nio cultural incluido el patrimonio histórico, paisaje, la
ordenación del terrirorio y el urbanismo.
Luego sólo volverá a aparecer en los anexos. En el
primero, que habla del contenido m ínimo del infor-
me que acabamos de citar, el punto f) dice: Los pro-
bables efectos significativos en el medio ambiente, in-
cluidos aspectos como la biodiversidad, la población, la
salud humana, la fauna, la flora, la tierra, el agua, el
aire, los factores climdticos, los bienes materiales, el pa-
trimonio cultural incluido el patrimonio histórico, el
paisaje y la interrelación entre estos factores. En el se-
gundo, sobre los criterios para determinar los efectos
sobre el medio ambiente, se establece que hay que es-
tudiar las características de los efectos y del área posi-
blemente afectada, considerando en particular, entre
varios otros daros, el valor y la vulnerabilidad del área
a causa de Las características naturales especiales o el
patrimonio cultural.
En la segunda, de 2008, el Patrimonio Cultural
aparece en dos ocasiones: en primer lugar, en el are. 3:
La evaluación de impacto ambiental identificard, des-
cribird y evaluard de forma apropiada, en función de
cada caso particular y de conformidad con esta ley, los
efectos directos e indirectos de un proyecto sobre los si-
guientes factores:
 Planificar 1 103

CUADR06.7

FASES DE UNA EIA (proyectos)

- D escripción del proyecto y sus incidencias en el medio.

- Alternativas, justificación de la elección adoptada.
- Evaluación de los efectos previsibles.
l. Esrudio de lA
- Medidas previstas y programa de vigilan cia.
- Información Pública; consulta con Adminisrraciones afectadas (entre ellas la de Pa-
trimonio Cultu ral) y personas interesadas.

- T iras el esrudio de lo anterior, el órgano ambiental formulará una DIA con las con-
2. Declaración diciones que deben seguirse.
de lA (DIA)
- Será publicada en los Boletines Oficiales.

a El ser humano, la fauna y la flora.
o El suelo, el agua, el aire, el clima y el paisaje.
... Los bienes materiales y el patrimonio cultural.
d La interacción entre los factores mencionados an-
tJa" rmente.
Luego, en el art. 7, cuando establece el contenido
~o del estud io de impacto ambiental, dice en su
. •nad o c): Evaluación de los efectos previsibles direc-
indirectos del proyecto sobre la población, la flora,
- ::~na. el suelo, el aire, el agua, los factores climáticos,
pu.saje y los bienes materiales, incluido el patrimonio
rico artístico y el arqueológico. Asimismo se atende-
..z la interacción entre todos estos facto res.
Las diferencias enrre una EIA y una EAE son im-
-anres: por lo general, la EIA sólo se aplica a los
-ceros una vez que están definidos, y lo que se
es corregir los impactos; la EAE sube un pelda-
-nás: el estudio se realiza en un momento anterior
"'ropio proyecto, en la fase de planificación, por lo
ru capacidad de generar alternativas es mucho
-or; incluso es posible en la EAE la «alternativa
• es decir, la no real ización del programa o plan.
.\demás, para comprender la diferencia del espíri-
~ la EAE respecto al de la EIA o, al menos, al uso
¡;:ocnco que de ella se ha hecho, hay que tener en
.ra la vocación integradora del medio ambiente
-:::ro de los planes y programas, es decir, no se trata
~ao que está fuera y que hay que corregir, sino de
pun to de partida, de algo de lo que forma parte;
por eso la EAE es única y revolucionaria, y por eso las
CCAA han de modificar, primero, sus normativas, e
inmediatamente después sus intenciones y su filosofía.
«Para que esto sea una realidad, no cabe duda de que
nuestras administraciones deberán realizar un gran es-
fueri.o para adaptar su mentalidad a esta apuesta de fu-
turo, compartir ciertas parcelas de poder tradicional-
mente asignadas a otros órganos, y estar preparadas
para el cambio cultural que supondrá la plena aplica-
ción de este instrumento» (Martfnez Camacho 2002).
Las fases de un trabajo de EAE y EIA
En el cuadro 6.6 pueden verse, simplificadas, por su-
puesto, las fases en las que se divide una EAE de pla-
nes y programas, de acuerdo con la Ley de 2006. Es
importante destacar el hecho de que la administra-
ción de Patrimonio Cultural riene un papel impor-
tante, como afectada, desde la primera fase, ya que ha
de ser consultada. Está en su mano, por lo tanto, evi-
tar que el plan o programa dañe los bienes culturales
que deban ser protegidos; para ello, y como ya hemos
visto en el capítulo anterior, tiene que saber cuáles
son y en qué estado se encuentran, asf como haber to-
mado decisiones sobre su conservación.
Lo mismo ocurre con las fases en las que se divi-
de, en esencia, una EIA de proyectos de acuerdo con
la Ley de 2008 (cuadro 6.7). Cuando el plan, progra-
104 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
ma o proyecto afecta o puede afectar a bienes eviden-
tes y conocidos, las determinaciones suelen estar más
claras que cuando los bienes afectados no so n eviden-
tes ni conocidos -muchos de los arqueológicos y et-
nológicos-, ni tampoco han sido evaluados previa-
mente. Por esta razón, las Direcciones Generales de
Patrimo nio C ultural de las CCAA suelen aprovechar
esos trabajos de EAE y EIA para poner al día las Car-
tas, los Inventarios y los Catálogos, e incluso para de-
limitar w nas en las que, aunque no sea evidente, se
sospeche fundadamente la existencia de bienes.
Como se trata de una especialidad de la gestión del
Patrimonio arqueológico, lo veremos con más detalle
en el capítulo 11.
Los distintos tipos de evaluaciones ambientales
La práctica de las EIA en los últimos viente afios, así
como la publicación de sucesivas no rmas al respec-
to por parce de las CCAA, ha provocado una multi-
plicación de tipos o niveles de evaluaciones en fun-
ción de la categoría o alca nce del plan, proyecto o
programa.
La EAE ocupa el puesto más aleo en esta escala,
es el nivel superior. Se realiza cuando se pretende
abordar algún plan o programa de gran amplitud,
como la planificación territorial de un municipio o
un programa de centrales térmicas, así como un
plan director de carreteras, por ejemplo. En nuestro
país hay muy poca experiencia aún en este tema,
dadas las recientes fechas de las normas que lo esta-
blecen.
El segundo nivel está compuesto por las EIA de
proyectos, el expediente básico o bligatorio; hay que
realizarlas para una larga serie de tipos de proyectos
que aparecen recogidos en los Anexos 1 y IT de la Ley
de 2008, y a la que las CCAA pueden añadi r casos en
sus respectivas normas.
El tercer nivel, o evaluación simplificada o in-
forme, se destina sobre codo a ampliaciones de pro-
yectos incluidos en el tipo anterio r, o simplemente
a aquellos que tienen una menor envergadura. El
procedimiento suele ser más rápido y con menos
detalles.
Por último, el cuarto nivel, llamado eval uación
básica o calificación, está pensado para cierras activi-
dades de ámbito muy local, de índole comercial en su
mayoría, y no consiste, por lo general, más que en la
obtención de un permiso municipal (San Sebastián y
G arcía Rodríguez 2001).
El papel de las administraciones de Patrimonio
Cultural en las evaluaciones ambientales
Como hemos estado revisando, en La normativa so-
bre EAE o EIA aparece siempre una alusión clara al
Patrimonio Cultural, que se considera una parte más
del medio ambiente. Pero esa unión no es «real» en
nuestro país. Tradicionalmente, ambos tipos de pa-
trimonios, el cultural y el natural, son objeto de nor-
mativa d istinta, «viven» en distintos departamentos
de la administración pública y, sobre todo, tienen
una incidencia social muy diferente: fuerte y pujan-
te para los bienes de la naturaleza, y no tanto para los
culturales.
Como prueba de lo que acabo de escribir, basta una
pequefia revisión a las dos normas más importantes,
además de las que acabamos de ver de las Evaluaciones
Ambientales, sobre medio ambiente, publicadas en los
últimos años: la Ley 26/2007 de Responsabilidad
Medioambiental, y la Ley 42/2007 del Patrimonio Na-
tural y de la Biodiversidad.
En ningu na de las dos, interesantísimas ambas
para la supervivencia de nuestro m edio ambiente,
aparece nada que tenga que ver con el Patrimonio
Cultural ni con bien cultural alguno. Es otro mundo.
Y, por supuesto, encontramos normas de las CCAA
sobre protección ambiental, o incluso sobre EIA, que
no citan el Patrimonio C ultural ni se refieren a él en
ninguno de sus apartados, como es el caso de la 7/94
de protección am biental de A ndalucía, o la norma
1195 de protección med ioambiental de la Región de
Murcia.
Sin duda conscientes de tal extremo, así como del
hecho de que existen variados casos de obras o mo-
vimientos de tierras que no están sometidos a eval ua-
ció n ambiental de ningún tipo, pero que, no obstan-
te, pueden alterar y destruir bienes culturales tan
frágiles y oculcos como los arqueológicos, las CCAA
han ido introduciendo en sus normas sobre Patrimo-
nio Cultu ral o Histórico toda una serie de mecanis-
mos destinados a hacer posible la práctica de evalua-
cio nes ambientales de carácter cultural, incluso en
aquellos casos en los que la EAE o la EIA no se rea-
licen.
Por supuesto, no aparece este tem a en la LPHE,
porque fue aprobada un año antes de que España in-
gresara en la UE, po r lo que no pudo recoger en su
enunciado la norma de Evaluación de Im pacto Am-
biental de 1986, ni su Reglamento de 1988. Eviden-
temente, ésta es una de las principales causas por las
que este texto legal ha quedado desfasado.

La primera en considerar este aspecto fue la del
:-.w Vasco en 1990. Establece en su art. 13 que en la
~miració n de EIA que puedan afectar directa o in-
.:.....-ecramente a bienes culturales Calificados o Inven-
;:¿.-ia_dos, la administración co mpetente recabará los
-:Ormes necesarios para incluir en la D eclaración de
..=:.pacto Ambiental las consideraciones o condiciones
'"'!SU! tan tes.
Caraluña alude al tema tan sólo en el contexto del
-=imonio arqueológico, aunque en la práctica la
~ón resulta mucho más amplia, y Galicia, una de
Co munidades con más experiencia en este tema,
z=püa sus previsiones a todos los elementos cultura-
lb .· a todas las evaluaciones, obligando a incluir en
DlA las consideraciones o condiciones resultantes
mforme emitido por la Consejería de C ultura
.....-~ 32.3).
Por su parte, Cantabria presenta un completísimo
C1:2II1Íento legal de este tema, que se repite en dos tí-
.::::A:S distintos (art. 46 en el Título III y arr. 93 en el
- En el cuadro 6.8 se reproduce, por su interés, el
:::::tero de ellos.
:.Uego, el art. 93, dentro del contexto del Patri-
nio arqueológico, indica que todo proyecto sorne-
CUADRO 6.8
Tratamiento de la EIA en la Ley
de Patrimonio Histórico de Cantabria
Art. 46. Impacto o efecto ambiental
l. :.a Consejería de Cultura y Deporte habrá de ser in-
'"=Dada de los planes, programas y proyectos, tanto pú-
como privados, que por su incidencia sobre el re-
no puedan implicar riesgos de desrrucción o
ataioro del Parrimonio Cultural de Cantabria. Entre
habrán de ser incluidas rodas las figuras relativas al
pb:xamiento urbanístico.
- ~na vez informada, la Consejería de Cultura y De-
;:chabrá de establecer aquellas medidas protectoras y
oras que considere necesarias para la protección
Patrimonio Cultural de Cantabria.
Ea la tramitación de rodas las Evaluaciones de lmpacro
:.=!ICllral, el órgano administrativo competente en mate-
dc medio ambiente solicitará informe de la Consejería de
y Depone e incluirá en la declaración ambiental las
co::E:51Ckraciones y condiciones resultantes de dicho informe.
Planificar l 105
tido a EIA deberá incluir un informe arqueológico,
cuya realización necesitará un p ermiso de la Conseje-
ría de Cult ura, cumpliendo la normativa vigen te en
materia de actuaciones arqueológicas y obligando a la
arqueóloga/o que realice ese informe a encregar una
copia a C ultura .
Canarias, además d e hacer una acertada referen-
cia al tema en general en su art. 51, añade o tro artí-
culo, el 65, sobre la protección cautelar de los yaci-
mientos, en el que se indica que toda promotora
pública o privada de obras o actuaciones que afecten
a la superficie de un yacimiento arqueológico reco-
nocido como tal en un instrumento de planeamien-
to urbanístico, aunque no haya sido declarado BIC,
deberá aportar un estudio d etallado d e impacto eco-
lógico relativo a la incidencia de la obra o actuación
sobre los valores arqueológicos del área implicada, y
sin tal estudio no se le concederá licencia ni autori-
zación alguna. Con esta aclaración, incluso los pro-
yectos d e obra que por cualquier razón no estén so-
metidos a Evaluación de Impacto Ambiental o n o
incluyan en ella a los bienes arqueológicos, tendrán
que realizar este trabajo de prevención.
Por su parre, la Comunidad de Madrid publicó en
2002 su Ley de Evaluación Ambiental (Ley 2/2002);
en ella se establecen una serie de tres acciones en las
que hay que realizar el estudio ambiental: los plan es
o programas, los proyectos y las actividades. Sus defi-
niciones pued en verse en el cuadro 6 .9 .
Una vez definidos esos eres tipos, se establecen
para ellos distintas formas d e estudios ambientales.
El p rimero sería el And!isis ambienta!: procedi-
miento que in cluye el conj unto de estudios e in-
formes técnicos que permiten estimar los efectos
d e un plan o programa sobre el m edio a mbie nte,
con el fin de preveni r, evitar y corregir dichos
efectos.
Luego está el Estudio de incidencia ambiental:
documento técnico que se integra en el p lan o pro-
grama y forma p arte de él, en el que se identifican ,
d escrib en y evalúan d e manera apropiada las rep er-
cusiones ambientales de la aplicació n d el p lan o
programa, incluyendo todas las fases en que se de-
sarrolle el mismo, así como las distintas alternati-
vas razonables que ten gan en cuen ta los objetivos y
el ámbito de aplicación geográfico del p lan o p ro-
grama.
Otro tipo es el Informe de and!isis ambiental: re-
solución del órgano ambiental que po ne fin al pro-
cedimiento de análisis ambiental de planes y progra-
mas, en la que se determina, respecto a los efectos
106 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
CUADRO 6.9
Acciones para las que hay que realizar
el Estudio Ambiental (Ley 2/2002 de la
Comunidad de Madrid, art. 2)
Plan o Programa: conj unto de documentos elaborados
por las administraciones públicas que establecen un
marco para posteriores decisiones de autorización, fijan-
do fines y objetivos y determinando prioridades de la
acción pública, de forma que posibilite la armonización
de las decisiones referidas al espacio económico y la pro-
tección del medio ambiente.
Proyecto: documento técnico previo a la ejecución de
una construcción, instalación, obra o cualquier otra ac-
tividad, que la define o condiciona de modo necesario,
panicularmente en lo que se refiere a la localización y
explotación, así como a cualquier otra intervención so-
bre el medio ambiente, incluidas las destinadas a la uti-
lización de los recursos naturales.
Actividad: explotación de una industria, establecimien-
to, instalación o, en general, cualquier actuación, sus-
ceptible de afectar de forma significativa al medio am-
biente.
ambientales previsibles, las condiciones d e d iseño,
ejecución, explotación y vigilancia amb iental que de-
ben establecerse en el plan o programa para la ade-
cuada protecció n del medio ambiente y los recursos
naturales.
Después se define la Evaluación de Impacto Am-
biental: procedimiento que incluye el conjunto de es-
tudios e informes técnicos y de consultas que permiten
estimar los efectos que la ejecución de un determinado
proyecto o actividad causa sobre el m edio ambiente,
con el fin de prevenir, evitar y corregir dichos efec-
tos.
Y por último el Estudio de Impacto Ambiental: do-
cumento técnico que debe presentar la titular o pro-
motora de un proyecto o actividad para identificar,
describir y valorar d e m anera apropiada, y en función
d e las particularidades de cad a caso concreto, los efec-
tos previsibles que la realización del proyecto o activi-
dad, incluyendo todas sus fases (construcción, funcio-
namiento y clausura o desmantelamiento), producirá
sobre los distintos aspectos ambien tales.
En el cuadro 6 .1O se presenta, en resumen, la re-
lación entre todos estos documentos.
Así pues, en esta norma cabe esperar que se cite el
Patrimonio Cultural, o al menos los bienes arqueoló-
gicos, en dos ocasio nes: una cuando se desarrollen las
características del primer tipo, es decir, del Análisis
ambiental o Estudio de incidencia ambiental, y otra
cuando se desarrollen las características del segundo,
es decir, la EIA o Estudio de IA.
La primera ocasión aparece en el are. 16, d edica-
do al Contenido del Estudio de la incidencia ambien-
tal, y entre otros muchos puntos, el h) dice que hay
que tener en cuenta aspectos como la biodiversidad,
la población, la salud humana, la fa una, la flora, la
tierra, el agua, el aire, los factores climáticos, los bie-
nes materiales, el patrimo nio cultural, el paisaje y la
interrelació n entre estos aspectos.
La segunda aparece en el art. 28, d edicado al
Contenido de la EIA. También en su punto h) dice
que deberán identificarse y valorarse las alteracio-
nes ... sobre el medio ambiente o sobre los bienes ma-
teriales, incluido el patrimonio histórico, artístico y
arqueológico.
No hay más remedio que comentar algo sobre
esta diversa y poco razonable terminología, que nos
demuestra de nuevo la distancia real existente entre
quienes han aprobado o redactado esta no rma, que se
mueven en el mundo de la naturaleza (y de la econo-
mía), y el otro mundo, el del Patrimonio Histórico
(así denominado oficialmente en Madrid desde
1998).
Esta Ley de Madrid también incluye un Anexo, el
séptimo, en el que uno de los criterios que pueden
CUADR06.10
Rdación entre las distintas acciones
y documentos, según la Ley 2/2002
de la Comunidad de Madrid
Para planes Para proyectos
o programas o actividades
Análisis ambiental Evaluación de Impacto
Ambiental
Esrndio de incidencia Esrndio de Impacto
ambiental con Info rme Ambiental
de Análisis ambiental

er un riesgo amb iental es el daño al Patrimonio
:ural.
~mo pued e suponerse, después de esta pequefia
.on sobre las EIA y las EAE, la tramitación de los
cdim ientos puede llegar a convertirse en un ver-
calvario de complejidad, con pérdida de tiem-
por lo tanto, d e d inero. Basándose en la expe-
d e los últimos años, algunas CCAA han
ecido fórmu las concretas para facilitarlo. Un
plo es la Comunidad Valenciana, que no sólo se
Planificar l 107
basa en lo establecido al respecto en su Ley d e Patri-
monio C ult ural de 1998, sino también en una O rden
de la Consellería de Territorio y Vivienda, de 2005,
que regula el contenido mínimo de los Estudios de
IA, y que ex.ige la incorporación al expediente final de
un info rme de la Dirección General de Patrimonio
C ultural .
Con el fi n ya mencionado de facilitar el procedi-
miento, éste se divide en dos áreas: la relacionada con
el Parrimonio paleontológico y la que riene que ver
108 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
con el resco de los bienes patrimoniales -arqueo-
lógicos, etnológicos y arqui tectónicos- para cuya lo-
calización y estudio es necesaria la realización de un
trabajo de prospecció n debidamente aucorizado y
condicio nado. A la vista de los resultados de escos dos
trabajos, Cultura emitirá dos informes que serán te-
nidos en cuenta, junco co n los d emás, para llegar por
fin a las conclusiones defin itivas sobre el proyecto.
D e este repaso por la compleja legalidad vigente al
respecco, y de la experiencia acumulada por casos
concretos en los últimos afios, se puede concluir que
resulta bastante interesante que todas las posibilida-
des d e protección de los bienes culturales -y no sólo
de los arqueológicos- q ue estas normativas de EIA
ofrecen sean aprovechadas en profundidad en nues-
tras regiones.
Como ocurre siempre, el problema fundam ental
de estas d isposicio nes no es sólo su redacción, sino su
cumplim iento. Para ello, sería necesario al menos el
seguimiento estricco de las siguientes cuatro condi-
ciones:
1. U na estrecha y efectiva cooperación entre los
d epartam entos de C ult ura y los organismos ambien-
tales, sean cuales sean en cada CA o en la AG E.
2. La exigencia, por parte de los ayuntamientos y
corporaciones municipales, d e que sus bienes cultura-
les sean realmente protegidos.
3. La voluntad política - lo que incluye educación
y esfuerzo- de que codo esco se lleve efectivam ente a
cabo.
4. Un cambio en la actitud social: las EIA y EAE
son «buenas» para la sociedad po rque están prote-
giendo n uestro medio ambiente y nuestro Patrimo-
nio C ultural. Están p rotegiendo nuestros derechos
como ciudadanas y ciudadanos del mundo occiden-
tal «civilizado». De ninguna manera pueden ser vistos
como algo amenazante o incluso negativo, «que va a
coartar econom ías, ralentizar obras» o «d ejarnos sin
ese necesario nuevo túnel».
Las obligaciones de la propiedad de los
bienes cií.lturales
Uno de los sistemas m ás clásicos de planificació n
para la protecció n d el Patrimonio C ultural es esta-
blecer límites a la p ro piedad d e los bienes culturales,
lími tes y o bligaciones que serán mayores cuanco
más elevado sea el grado de declaración del bien en
cuestión.
Como m1c10 , hay que reco rdar que el espíritu
de las no rmas sobre Patrimonio C ultural d el siglo
XX establece la protección de los bienes con inde-
pendencia de su estacuco jurídico de propiedad, es
decir, pertenezcan a q uien pertenezcan, sea a algu-
na iglesia, sea a una persona panicular o emp resa
privada, sea a una administración públi ca. En codos
los casos, las administracio nes com petentes tienen
la responsabilidad de su tu tela, es decir, d e hacer lo
posible para que esos bienes se conserven o se p ro-
tejan y se conozcan. Unir escos dos principios, el
derecho a la propiedad privada y el ejercicio de una
respo nsabilidad de tutela, sobre los mismos bienes,
no es una tarea fácil. Las administracio nes han es-
tablecido para ello una serie de obligacio nes, que ya
aparecen en la LPHE y que, en resumen, so n las si-
guientes.
Para la propiedad privada
Las personas que posean algún bien del Patrimonio
C ultural están obligadas a man tenerlo, cuscodiarlo y
darle un uso compatible con su co nservación; si se
trata de bienes muebles Inventariad os, han d e permi-
tir inspecciones y estudios d e inves tigació n, prestar-
los para exposiciones temporales no más de un mes
por afio y comunicar, para que sea anotado en la fi-
cha del Inventario, cualquier cambio de sit uación ju-
rídica del bien; para proced er a su exportación se ne-
cesita una autorización, incl uso aunque el bien no
esté Inventariado, siempre q ue renga más d e 50 o
100 afios y alcance un d eterminado valor (véase ca-
pítulo 7 ).
Si se trata de BIC, no se pueden exportar de nin-
guna manera; además de permiti r la inspección e in-
vestigación, si son inmuebles han de estar abiercos al
público al menos cuatro días al mes, y si son m uebles,
pueden acordar su depósico en u n lugar apropiado
para su exhibición, un period o máximo de cinco me-
ses cada dos afios; por último, no se puede realizar
ninguna obra o intervenció n en esos bienes sin tener
previamente una autorizació n d e la ad m inistración
competente.
Para la propiedad pública
El art. 20 de la LPHE establece una serie d e obliga-
ciones para los ayuntamientos que, por su carácter es-
pecífico, analizaremos en los capítulos 10 y 16.

:.as normas de las CCAA han desarrollado escasa-
te lo establecido a este respecto por la LPHE; ex-
~ional mente d estaca alguna que añade a los debe-
...lgunos derechos, como es el caso de la de Navarra:
;; are. 5 1 se refiere al derecho d e las perso nas
Planificar ¡109
particulares titulares de bienes muebles incl uidos en
el Registro, tanto a recibir asistencia técnica por par-
re de C ultura como a solicitar subvenciones y otras
medidas económicas que puedan establecerse al res-
pecto.
11 O 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

La planificación de la financiación obra pública y apareció por primera vez en la LPHE

Los distintos departamentos (consejerías o min isterio)
reciben cada año una parre del presupuesto general
para el desar rollo de sus trabajos, dividido en capítu-
los. Es frecuente oír que «Cultura no tiene d inero» o
incluso comprobar, en documentos que son públicos,
que realmente esros departamentos son los menos fa-
vorecidos en los repartos anuales; no obstante, me
gustaría subrayar el hecho d e que esta característica no
es innata ni viene del cielo, sino que es una decisi6n
tomada por los gobiernos elegidos democráticamente
en nuestras regiones.
Esa decisión, por supuesro, puede modificarse.
En el Estado español existe una fuente d e finan-
ciación para el Patrimonio Cultural además del re-
parto ya citado: se llama el 1 por 100 cultural de la
de 1985. En ella se estableció que en el presupuesto
de cada obra pública, financiada total o parcial men-
te p or el Estado, o bien de pa rticulares en vi.rcud de
concesión administrativa y sin la participación fi-
nanciera del Estado, se inclui ría una partida equiva-
lente al menos al 1 por 100 con d esti no a financiar
trabajos d e conservación o enriquecimie nto del Pa-
trimon io Cultural o d e fomento de la creatividad ar-
tística, co n preferencia en la propia obra o en su en-
torno (are. 68.1 ); luego, en el Reglamento de 1986
se ordena que cada organismo público responsable
de la obra manifieste en el proyecto cuál será la vía
que quiera seguir para el cumpli miento de este pun-
to: o b ien ingresar la partida en el Ministerio d e C ul-
tura, o bien utilizarla directamente en el Patrimonio
Cultural.

CUADR06.ll
Procedimiento para el empleo del uno por ciento cultural
de la obra pública, por el Ministerio de Cultura

Las solicitudes de financiación de proyectos con

Para su concesión, la Comisión tiene
cargo al uno por ciento cultural deberán cumplir
una serie de criterios de priorización
unos requisitos

- Cofinan ciación con otras adminisuaciones.

l. Deben destinarse a trabajos de conservación, resraura-
- Que la inversión se realice en el encorno de la obra pú-
ción, rehabilitación, consolidación; a trabajos de enrique-
blica.
cimienco del PHE (adquisición de bienes, exposiciones,
- Que las actuaciones propuestas se correspondan con las
publicaciones), o a la adquisición de obra de aucores vivos
establecidas en alguno de los programas de actuación fi-
o encargos a éstos para que realicen sus obras; no se des-
jados en los Convenios bilaterales encre Cultu ra )' los
tinará a construcciones de nueva planta, incluso aunque
Ministerios inversores.
se destinen a obras culturales, con la excepción de edifi-
- Equil ibrio territorial por CCAA.
cios para archivos, bibliotecas o museos públicos.
- Estado de conservación del in mueble.
1 - - - - - - - -- - -- -- - -- -- -----; - Actuaciones incegrales (naturales)' culturales).
- Para establecer estas prioridades, serán oídas las CCAA.
2. Sólo se invertirá en inmuebles incoados o declarados
BIC o figuras similares de las CCAA.

3. Las inversiones deberán efectuarse en bienes de titula-

ridad públ ica o cedidos para uso público por un plazo mí-
nimo de 50 años; pero hay dos excepciones:
- Que exista un Plan Nacional (p. e., el de Catedrales
o el de Monasterios).
- Que sean bienes del Patrimonio Mundial de la
UNESCO.
1

D urante décadas, las vías seguidas en la aplica-
"º y el uso de ese 1 por 100 cultural han sido m uy
L"tadas; tanro es así, q ue en el año 2004 se publi-
... un RO en que se creaba una Com isió n Intermi-
- ;:erial para coordinar su gestión. Es una Comi-
n del M inisterio de C ulmra presid ida por la
- 'lisera o minis tro y co n rep resentantes de los mi-
- :erios de Fo mento, Medi o Ambiente, Vivienda y
e ru ra.
Esca Comisión acordó un procedimiento q ue fue
~licado en el BOE en feb rero de 2005. En el cua-
-- 6. l l se puede ver un resumen.
En el momento actual, el límite eco nómico es de
: O12, 1O€ po r debajo del cual no se contempla la
nación del l por 100.
:\demás de escas dos fuentes - la ordinaria y la del
:ior 100-, el Patrimonio Cultural cuenta con el me-
~o y el Facrocinio.
¿Qué es e mecenazgo? Se trata de una aportación
=uista, es decir, sin ánimo de lucro, que realiza una
iX"<Ona o entidad pública o privada, y que se desti-
- actividades culturales, sociales, docentes o cien-
==as. En la Roma clásica, donde surgió este con-
'• y en el Renacimiento italiano, esta actividad
trópica floreció, de modo q ue pocas personas ar-
~ conseguían sobrevivir sin contar con ella. En la
5:..d ~1odema sería la Iglesia católica, junto a la Co-
o la nobleza, las encargadas de seguir esta este-
"\ finales del siglo XX toma ou o rumbo, surgien-
:Undacio nes al amparo de algun as empresas que
.erten en programas culturales y científicos (véase
'Ulo 20).
Por su parce, el patrocinio, aun siendo lo mismo
e ?rincipio, sí que busca una contrapartida, casi
a::clpre una mejora de la imagen, publicidad, au-
.ro de prestigio, etcétera.
-\robas actividades han de ser aprovechadas por la
ó n del Patr imo nio Cultural, sobre todo por las
-+'resa.5 culturales, relacionadas o no con el turismo,
u:: diseñan y ofrecen proyecros o programas de era-
- emo, puesta en valor, documentación, exposicio-
.ll:S. ('{C. , de bienes culturales, a estas entidades o per-
. posiblemente interesadas en una inversión,
filam rópica, bien no tanto.
En el año 2002 la AGE publicó la Ley 49/2002
r~men fiscal de las entidades sin fines lucrativos
ae los incentivos fiscales al m ecenazgo, que susti-
2 la ya «antigua» Ley del Mecenazgo de 1994.
ciase establecen los requisitos y las condiciones
la existencia de entidades si n fines lucrativos,
ante todo ·e n q ue el destino de las rentas o
Planificar 1 111
beneficios obtenidos se dediq ue a actividades de in-
terés general.
«Los titulares de bienes declarados BIC cuentan
con una serie de apoyos fiscales que se materializan en
la exención o posibilidad de determ inadas deduccio-
nes en el pago de impuestos: el Impuesto sobre Bie-
nes Inmuebles, el Impuesto sobre el Patrimonio, el
Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, el Impues-
to sobre la Renta de las Personas Físicas, el Im puesto
sobre Sociedades .. . son algunos ejemplos de tributos
en los que se ha tenido en cuenta el valor cul cural de
ciertos bienes para otorgar a sus tinJares un régi men
fiscal más suave, aunque ello no sign ifique que en Es-
paña el tratamiento tributario de la propiedad cultu-
ral sea el adecuado para su conservación» (Yáñez
2002, pp. 15-16).
En codo caso, las dos últimas décadas han visto
-y aú n q ueda mucho po r ver- una im po rtante mo-
difi cació n en el tratamiento concep tual q ue la so-
ciedad hace de los bienes culturales, q ue de piedras
viejas están pasando a se r recursos, productos y, en
definitiva, a insertarse en el m undo de la economía
capitalista que nos caracteriza. Este cambio de
mentalidad se plantea y se p ractica a través de m úl-
tiples camin os y posibilidades, m uchos de ellos
descri tos con porm enor en la obra de Campillo
(1998, pp. 101- 153). Los an al izaremos en el capí-
tulo 25 .
¿.,,Cómo trabajar en la planificación del
l'atrimonio Cultural?
Sim plemente, trabajando en su gestión. En cual-
q uiera de los centros en los que esros bienes se ges-
tionan, principalmente las Direcciones Generales
de Patrimonio Histó ri co o C ultu ral de las CCAA,
el trabajo principal que se realiza tiene q ue ver con
la planificación y sus actividades derivadas. No
existe especial idad en cuanto al aprend izaje. Se
puede estudiar Histo ria, H istoria del Arte, Geogra-
fía, Derecho o incl uso Ciencias Políticas y de la Ad-
ministració n; y tal vez cualquier otra cosa. H ay
másters y postgrad os o cursos que desarrollan los
mecanismos del Planeamiento territorial u O rdena-
ción urbana, pero en ningún caso, q ue yo conozca,
se centran en los bienes culturales. En éste, com o
en otros tantos campos de la Gestió n del Patrimo-
nio Cultural, hay que poner en funcionamiento la
imaginación para situarse ahí do nde se desea, pro-
fesionalmente, estar.
- - ---
 1 Controlar
E. expolio: una lucha sµi fin
!l...2 principal gestión controladora a la que se enfren-
a:: .as administraciones responsables del Patrimonio
Cwrural es la lucha contra el expolio. Evidentemen-
- como hemos visto, hay que conocer lo que se rie-
planificar las acciones de gestión e intervención y
miés djfundir los resultados d e uno u otro modo;
~ roda esa vía aparentemente perfecta entre un
y un fin se vería interrumpida si, entre tanto,
bienes que se están gestio nando son destruidos,
:2dos o llevados a o tro país ilegalmente; en defini-
si so n expoliados.
Por esa razón, las labores relacionadas con la lucha
a:imra el expolio no ocupan el tercer lugar ni el prirne-
.:.ermo del ciclo de la gestión; han de estar presentes
c:i -:odo momento y, al menos en algunas adminisrracio-
se instalan en un área específica con personal espe-
~o.
Pero, ¿qué es o có mo se define el expolio o expolia-
~ En el artículo 4 de la LPHE figura como toda ac-
" omisión que ponga en peligro de pérdida o destruc-
rodns o alguna de las partes que integran el
onio Histórico... Luego se afiade que, si no se evi-
~idamente cualquiera de estas acciones u omisio-
dañi nas para los bienes culturales, la AGE puede
~venir llamando la atención a la Comunidad Autó-
~ correspondiente.
-\J ig ual que, co mo ya h emos visto, t res CCAA
- · esra ron, tras la publicación de la LPHE, por la
....4.r.lció n de BIC, tambié n lo hicie ron ame esta
ció n, tan amplia, de la expoliació n, y ante
posibilidad de interven ción por parre de la
,;:: Pero en este caso la modjficación fue míni-
en la Sentencia del Tribunal Conscirucional de
:. que también vi mos antes, se establece el ex-
co mo una de las áreas «concurrentes», es de-
cir, e n las que rodas las administraciones, locales,
autonómicas y estatales, tienen competencias. Para
co nseguir este complejo objetivo, el Real Decreto
64/ 1994 añade un capítulo, el III, al Tírulo TII del
Reglamen to de 1986, con el art. 57 bis, en el que
se especifica todo el procedimiento. Puede leerse en
el c uadro 7 .1 .
D e la d efi nición de la LPHE, que, por cierto, no
repiten las normas de las CCAA, se desprende la exis-
tencia de dos tipos de expolio:
- El cometido por acción, es decir, por una persona
o grupo que realiza de forma rurecta un dafio a un bien.
El mejor ejemplo: una excavación arqueológica sin la
autorización necesaria. Otro ejemplo más aparente: de-
rribar un lienzo de muralla con una excavadora - por-
que con una piqueta resulta muy trabajoso-. Y otro
muy propio del cine: robar un cuadro en un museo.
- El expolio cometido por omisión, es decir,
cuando una persona u organismo responsable de la
conservación o difusión de un bien cultural no cum-
ple con esca responsabilidad. Como en nuestro país,
según vamos viendo, la responsabilidad sobre la tute-
la de esros bienes recae directamente en las adminis-
traciones de Cultura de las CCAA y d e la AGE, son
ellas, al men os en principio, qui enes pueden cometer
este tipo de expolio, aunque también podrían hacer-
lo los ayuntamientos ... Los ejemplos son muchos,
pero por citar alguno cercano a los temas tratados en
el capítulo anterior, podríamos hablar de la no consi-
deracjón de los bienes culturales inmuebles en u na
actividad de EIA o de EAE.
Por razones obvias, el tipo d e expolio persegilldo y
multado en las normas es el primero; para el segundo,
cal vez el único camino sea la denominada <<acción pú-
bljca,,, es decir, la posibilidad que ofrece la propia
114 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

CUADR07.1
Procedimiento estatal de intervención en caso de expolio del Patrimonio Cultural
(RD 64/1994, art. 57 bis)

l. Toda denuncia o información que el Miniscerio de Culrura reciba acerca de un bien que reúna las circunscancias
seiialadas en el ardculo 4 de la Ley 16/1985 puede ser crasladada urgentemente a cualesquiera de las inscituciones
consulcivas de la Adminiscración General del Escado sobre Pacrimonio Hiscórico Espaiiol.
2. Sin perjuicio de lo dispuesco en el aparcado 5 de esce arcículo, obcenida información suficiente para encender que
un bien escá siendo expoliado o se encuencra en peligro de serlo, el Miniscerio de C ultura, de oficio o a propuesca
de cualquier persona física o jurídica, y olda la Comunidad Aucónoma, puede declarar por Orden miniscerial la si-
tuación en que se encuentra el bien citado y las medidas conducentes a evicar la expoliación.
3. La ejecución de las medidas declaradas en la Orden ministerial corresponde al cirular del bien o, subsidiariamence, a
la Administración compecence, a la que se requerirá a tales efeccos.
a. Cuando las medidas debieran ser adoptadas por el ticular, en caso de incumplimienco de éste serán puestas en
práctica por la Administración compecence a cosca de aquél.
b. C uando la Ad miniscración competence desatendiera el requerimiento a que se refiere el aparcado 3.a) del presen-
te articulo, la Administración General del Escado, a cravés del Miniscerio de Cultura y con la colaboración de los
demás departamentos que sea precisa, puede ejecutar por sí misma las medidas declaradas, incluso cautelarmente.
4.
a. Si la expoliación no pudiera presumiblemente evicarse encreranco se dicta la Orden miniscerial, el Miniscro de
Cultura podrá interesar del órgano compecence de la Com un idad Autónoma la adopción con urgencia de las me-
d idas co nducentes a evitar la expoliación, expresando plazo concreto.
b. Desacendido el requerimiento, el Miniscro de Cultura podrá ejecutar las medidas urgentes con la colaboración
de los emes públicos compecences. De todo ello se dará cuenta a la Comisión de la Comunidad Europea.
s.
a. El procedimiento anteriormente expuesto escá sometido a los principios administracivos de celeridad y efi-
cacia, debiendo analizarse en cad a caso concreto si de la intervención de la Admin istració n General del Es-
tado se deducen o pueden deducirse consecuencias posicivas inmediatas y efectivas para la real p rotección
del bien.
b. La intervención de la Admin istración General del Estado no se producirá cuando la Comunidad Autónoma haya
adoptado o esté adoptando las medidas de protección previscas en la Ley 16/1985 o en su propia legislación, y
el Miniscerio de Culcura escime que son adecuadas y suficientes para la recuperación del bien.

LPHE y las normas de las CCAA de que cualquier
persona que observe peligro de destrucción o deterioro de
un bien del PH deberá, en el menor tiempo posible, po-
nerlo en conocimiento de la Administración ... Cuidan-
do, eso sí, de que la administración en cuyo conoci-
miento lo pone no sea exactam ente la misma que está
incidiendo en ese expolio por omisión.
Las iniciativas de lucha contra el expolio están cla-
ramente expresadas en las normas: éstas enumeran
una serie de obligaciones que hay que cumplir y una
serie de acciones que no se deben realizar de ningún
modo o que no se deben realizar sin la autorización
correspondiente. A continuación se establecen los ti-
pos de sanciones que se podrán imponer en los dis-
tintos casos de infracciones.
Por ejemplo:
- La ley afirma que no se puede exportar un BIC.
- Alguien se lleva fuera del territorio del Estado
español un BIC.
- Quien sea que pueda apercibirse de ello, se
apercibe y lo denuncia.
- La administración recupera (en su caso) el bien r
pone una multa a la persona expoliadora. En esta
ocasión, y de acuerdo con la LPHE, la multa
puede llegar al máximo permitido.

Otro ejemplo:
- Las leyes afirman que no se pueden hacer pros-
pecciones arqueológicas sin autorización.
- Alguien, con un detector de metales y sin auto-
ri~ción alguna, sale al campo a «buscan>yaci-
m ientos.
- Q uien sea que pueda apercibirse de ello, se
apercibe y lo denuncia.
- La administración impone una multa a la perso-
na responsable. En este caso, y de acuerdo con la
LPHE, la multa no puede pasar del grado medio.
Parece evidente que, de estos dos ejemplos, así como
.:!e otros muchos que podríamos poner, se deduce la im-
"'lórtancia que tiene el hecho de que alguien «Se dé cuen-
~ o «Se aperciba» de que se ha realizado un daño a un
-.ien del Patrimonio C ultural. Pero ¿dónde están esas
Controlar 1 115
personas que no sólo saben qué es y no es un bien cul-
rural, si está o no declarado BIC, si un BIC es in expor-
table o no lo es, si salir al campo a detectar yacimientos
arqueológicos es un «deporte» ilícito si no se tiene auto-
rización ... sino que además saben que pueden poner
denuncias y qué consecuencias pueden tener éstas?
La respuesta a tan larga pregunta no es fácil ni tam-
poco es muy positiva: la «VOZ» del Patrimonio C ultural
tendría que ser la ciudadanía; pero para que así fuera,
las personas deberían estar educadas desde la infancia
en esta tarea, cosa que, como veremos en el próximo ca-
pítulo, está muy lejos de ser cierra al menos entre las ge-
neraciones que ya saben escribir y podrían denunciar.
¿Quién nos queda, entonces? El personal de las
propias administraciones, las asociaciones culturales
-aún escasas, las veremos en el cap ítulo 20-- y los gru-
pos especializados en la persecución de esros delitos en
los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Sin duda
116 I La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

CUADRO 7.2
1ipos de in&acciones en la Ley de Patrimonio Cultural de C.antabria

A) Leves (art. 129):

a. La obstrucción de la capacidad de la Administración de inspección sobre los Bienes del Patrimonio Cultural de
Cantabria.
b. Impedimento u obstrucción del acceso de los investigadores a los Bienes Declarados de.Interés Cultural, de Inte-
rés Local o Inventariados.
c. El otorgamiento de licencias municipales sin la autorización preceptiva de la Consejería de Cultura y Deporte
para obras en Bienes Inventariados, incluido su entorno, esté éste delimitado o no.
d. El incumplimiento de la suspensión de obras acordada por la Consejería de Cultura y Deporte, tenga o no ca-
rácter provisional.
e. La realización de cualquier intervención en un bien inventariado sin la preceptiva autorización de la Consejería
de Cultura y Deporte.
f. No permitir la visita pública en las condiciones previamente establecidas.
g. El incumplimiento de la obligación de comunicar los actos jurídicos o los traslados que afecten a los Bienes de
Interés Cultural o incluidos en el Catálogo de Bienes de Interés Local de Cantabria. La infracción se considera-
rá grave si, como consecuencia de la falra de medidas de seguridad suficientes durante el traslado, se produjeran
daños en el objeto protegido.
h. Colocar, sin autorización, en las fachadas o cubiertas de los Bienes de Interés Cultural, rótulos, señales, símbo-
los, cerram ientos o rejas.
i. No exhibir el rótulo obligatorio en las obras que se realicen en los Conjuntos Históricos.
j. Realizar intervenciones autorizadas en un yacimiento arqueológico sin adoptar las medidas de protección o
condicionantes establecidos en la autorización. Si la falca de medidas de protección diera lugar a daños irre-
versibles en los bienes arqueológicos, la infracción se considerará grave o muy grave, según la índole de los
daños.
k. No cumplir las órdenes de ejecución de obras de conservación en bienes declarados, catalogados o inventaria-
dos, cuando haya precedido requerimiento de la Admi nistración. En caso de que, como consecuencia de la omi-
sión o dilación en el cumplimiento, se produjeran daños en el bien objeto de dichas órdenes, se considerará
como infracción grave o muy grave, según la índole de los daños, sin perj uicio de la obligación de proceder a
su reparación.
l. Hacer objero de tráfico los objetos o colecciones de materiales arqueológicos que se posean por cualquier concepto.
m. No poner en conocimiento de la Consejería de Culrura y Deporte, en los términos fijados en lo relativo a los
artículos correspondientes, la transmisión onerosa de la propiedad o de cualquier derecho real sobre bienes de-
clarados de Interés Cultural o de Interés Local.
n. No comunicar a la autoridad competente los objetos o colecciones de materiales arqueológicos que se posean
por cualquier concepto o no entregarlos en los casos previstos en esta Ley.
o. La realización de actividades arqueológicas o espeleológicas sin la preceptiva autorización de la Consejería de
Cultura y Deporte, o las realizadas contraviniendo los términos en que fue concedida ésta.
B) Graves (art. 130):
a. El incumplimiento del deber de conservación y protección por parte de los propietarios o poseedores de Bienes
Declarados de Interés C ultural o de Interés Local, especialmente cuando el infractor haya sido advertido de los
efectos de su incumplimiento.
b. La inobservancia del deber de llevar el libro de registro a que están obligados todos los particulares que se dedi-
quen al comercio de bienes muebles, así como la omisión o inexactitud de daros que deben constar en el mis-
mo.
c. La retención ilícita o el depósito indebido de bienes muebles objeto de protección en esta Ley.
d. La separación no autorizada de bienes muebles vi nculados a bienes inmuebles Declarados de Interés Cultural o
de Interés Local.
e. El incumplim iento de las obligaciones de comunicación del descubrimiento de restos arqueológicos y de la en-
trega de los bienes hallados.
f. La realización de cualquier intervención de un Bien Declarado o Cacalogado sin la preceptiva autorización, o
incumpliendo las condiciones de su otorgamiento señaladas por la Consejería de Cultura y Deporte.
 Controlar 1 11 7

CUADRO 7.2
Tipos de infracciones en la Ley de Patrimonio Cultural de Cantabria

g. El incumplimiento de la suspensión de obras con motivo del descubrimiento de restos arqueológicos y de las
suspensiones de obras acordadas por la Consejería de C ulrura y Deporte.
h. El ororgamiento de licencias municipales sin la autorización preceptiva de la Consejería de Culrura y Depone,
para obras en Bienes de Interés C ulrural o Bienes Cu lrurales de Interés Local declarados o incoados, incluido su
enro m o, o aquellas otorgadas que contraviniesen lo especificado en los planes especiales de protección y el in-
cumplimiento de lo escablecido en el aparcado referente a la concesión de licencias por los Ayunramienros que
rengan planes especiales.
i. La realización de actividades arqueológicas o espeleológicas sin la preceptiva aurorización de la Consejería de
Cultura y Depone, o las realizadas conrcaviniendo los términos en que fue conced ida ésta.
j. La utilizació n de derecrores de metales o apararos de tecnología similar en actuaciones arqueológicas ilícitas o
no expresamente aurorizadas por la Consejería de Cultura y Depone.
k. No poner en conocimiento de la Consejería de Culcura y Depone la realización de subastas que afecten a los
bienes integrantes del Patrimonio Cultural de Cantabria, salvo los Bienes Declarados de Interés C ulrural.
J. No acatar las órdenes de suspensión de obras, o usos no autorizados, en el plazo señalado para ello.
m . No co municar a la auroridad competente los objeros o colecciones de materiales arqueológicos que se posean
por cualquier concepro, o no entregarlos en los casos previsros en esta Ley, así como hacerlos objero de tráfi co.
n. Ejecucar cualquier cipo de manipulación mecánica o de contacro sobre grabados o pi n curas rupescres que cause
daños a los grafismos o a su soporte nacural, o removerlos de sus emplazamientos originales.
o. La reiteración continuada en cualesquiera de las infracciones consideradas como leves.
C Muy graves (art. 131):
a. El derribo o la reconstrucción roca! o parcial de inmuebles declarados Bienes de Interés Culrural o Bienes de In-
terés Local sin la preceptiva autorización.
b. La descrucción de Bienes Muebles Declarados de Interés C ultural o Bienes de Interés Local.
c. Todas aquellas acciones u omisiones que conlleven la pérdida, destrucción o deterioro irreparable de los Bienes
Declarados de Interés C ulrural o Bienes de Interés Local.
d . La reiteració n continuada en cualesquiera de las infracciones consideradas como graves .

.,. personas, y son bastantes, pero no suficientes. Al
'--:unonio C ulrural le falca aún una «fuerza social»
~ ~lo podrá conseguir, en el futuro, con un cambio
educación, en la información y en la considera-
-: política. Habrá que avanzar poco a poco.
Los tipos de infracciones:
-ía administrativa
materia de Patrimonio Cultural, como en ramas
.:ct2.l existen dos vías para penalizar las actividades
::.15: la vía administrativa, cuando lo q ue se come-
sc denomina «infracción» y su resultado final es la
s1ción de sanciones -como las de tráfico-, y las
i-e cursan por vía penal, cuando lo que se come-
sc denom ina «delito o falta», y cuyo resultado final
enomina «penas» y p ueden incluir la prisión. El
.p10 legal non bis in idem no permite ambas vías
mo tiempo por los mismos hechos.
Para las actividades ilícitas contra el Patrimonio
Cultural, a pesar del ya citado contenido del are. 46 de
la Constitución española, en donde se señala que la
Ley Penal sancionará los delitos contra este patrimonio,
la vía preferente es la administrativa; por esa razón en
casi tod as las leyes vigentes sobre Patrimonio C ultural
o H istórico -en realidad, en todas menos en la de
Castilla-La Mancha, que se remite a la estatal- apare-
ce una ripificación de infracciones y de sanciones.
Por su parte, la LPHE dedica su Tírulo IX a este
tema. Comienza por establecer que, si el daño causado
es valorable económicamente, la multa deberá llegar al
cuádruplo de ese valor. Si no lo es -lo que ocurre con
más frecuencia-, existen eres categorías de multas, ca-
tegorías que todas las CCAA repiten en sus normas, a
veces con diferencias curiosas. Como ejemplo, hemos
incluido la tipificación que realiza la norma de Canta-
bria, de 1998. que puede verse en el cuad ro 7.2.
Las leyes de las CCAA han ido añadiendo algunos
detalles a este modelo: en algunos casos, las multas que
118 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
se establecen en las diferentes leyes para una m isma in-
fracción son distintas. Así, por ejemplo, en el País Vas-
co, no depositar los hallazgos arqueológicos casuales en
el plazo previsto es sancionado con la multa mayor; en
la propia norma de Cantabria que acabamos de ver, la
misma infracción puede ser de carácter leve o grave
(apartados Ao y Bi).
En otras ocasiones, la cuantía fijada en las multas se
modifica, aunque a veces de forma inesperada. Así, por
ejemplo, Cataluña divide, como de costumbre, las falcas
en leves, graves y muy graves. Las primeras serán multa-
das con tm máximo de 6.000 € , las segw1das encre 6.000
y 210.000 €y las terceras entre 2 10.000 y 900.000 €.
Las leyes de la segunda generación suben estas cuan-
tías. Así, la de la Comunidad de Madrid pena las leves
con entre 6.000 y 60.000 € , las graves entre 60.000 y
300.000 €y las muy graves entre 300.000 y 1.200.000
€. Lo mismo exactamente hacen Aragón y Extremadu-
ra. En mros casos, la falca muy grave se queda en
600.000 € , lo que ocurre en Cantabria. C anarias, por
su parce, en la modificación de su Ley, publicada en el
año 2002 establece que las leves llegarán hasta 3 .000,
las graves hasta 150.000 y las muy graves hasta 600.000
€.No hay más remedio que asumir que en algunos te-
rritorios del Estado espafiol sale más «barato» expoliar
Patrimonio Cultural que en otros.
La Ley de Cataluña dedica su are. 69 a una figura
original: multas coercitivas anre cualquier incumpl i-
mien to solucionable. No se rrara estrictamente de un
tipo de sanción, sino de un rnedjo de ejecución forzosa
similar al «apremio». El límite se establece en 600 €. Se
pueden repetir los requerimientos, pero no superar el
plazo fijado en el primero. Si pasado el plazo no se so-
luciona, se procederá a la sanción definitiva. Pero este
ripo de multas sólo podrían imponerse en casos muy
concreros, en los que los propios bienes expoliados pu-
lieran «esperar» a que transcurrieran codos esos plazos.
En los demás casos, casi codos, cuando por fin transcu-
rran, del bien no quedará nada o casi nada.
Además de lo relacionado con la cuantía de las mul-
tas, que parece obedecer a ignores caprichos m ás que a
las verdaderas «necesidades» de los bienes culturales, las
normas introducen a veces otras cuestiones de m ayor
interés. Así, en lo que respecta a la «responsabilidad» de
los delitos, Cataluña la atribuye a una jerarquizada serie
de personas que aparecen en el cuadro 7.3.
Existen asimismo características que pueden au-
mentar o disminuir la c uanda de las multas: circuns-
tancias atenuantes o agravantes, importancia de los
bienes afectados, magnitud del daño, grado de malicia
co ncurrente, etcétera.
La vía penal
El Código Penal aprobado en 199 5 incluye en su li-
bro II, Título XVI (De los delitos relativos a la ordena-
ción del territorio y la protección del patrimonio histó-
rico y del medio ambiente), el capírulo II (De los delitos
contra el patrimonio histórico). Son los ardculos 323 y
324. Y es la primera vez que este Patrimonio se trata,
de una manera tan evidente, en la historia del dere-
cho penal español.
En estos dos artículos se sancionan los daños cau-
sados por dolo o imprudencia grave a los bienes d e va-
lor histórico, artístico, científico, cultural o monumental,
así como en los yacimientos arqueológicos. Además, se fa-
culta a las juezas y jueces para ordenar a cargo del au-
ror o aurora del daño la adopción de medidas encami -
nadas a restaurar, en lo posible, el bien dañado.
Aparee de este capítulo específico, exjscen otros ar-
tículos en nuestro Córugo Penal que pueden ser utiliza-
dos en la lucha contra el expolio o destrucción del Pa-
trimonio C ultural. Así, la pena se agrava en los casos de
hurto (are. 235) o robo (are. 241) cuando el objetivo
son bienes cultLLrales. Hay otros artículos de aplicación
más ruscurible, como el 319, que establece penas para
las construcciones no autorizadas en lugares declarados
de valor h istórico, o el 253, referido a la apropiación in-
debida de cosa perdida o de dueño desconocido, cuya pena
se agrava también si recae sobre objetes de valor histó-
rico, pero que no es aplicable a los objetes arqueológi-
CUADR0 7.3
Responsabilidad de los delitos contra d Patrimonio
Cultural en la Ley de Cataluña (art. 72)
l. Son responsables de las infracciones de esca Ley, ade-
más de las personas que tienen la responsabilidad directa:
a. Los promotores, por lo que respecra a la realizació n
de obras.
b. El director de las obras, por lo que respecra al incum-
plimiento de la orden de suspenderlas.
c. Los que de acuerdo con el Código Penal rienen la
consideración de autores, cómplices o encubrido-
res, por lo que respecra a la realización de incerven-
ciones arqueológicas no autorizadas.
2. Son también responsables de las infracciones de esca
Ley los que, conociendo el incumplimiento de las obli-
gaciones que ésra esrablece, obcienen un beneficio de las
mismas.
 -. ya que su «dueña» es conocida: son de dominio pú-
..!CO, luego son de la Administración pública. Recien-
.:meme se ha publicado un interesante artículo que es-
~a y valora la aplicación de esta vía a la protección
.:d Patrimonio Cultural (Renart 2008).
Los cuerpos especializados
'.)esde el punto de vista de la cooperación internacio-
::.l.L. existe la INTERPOL, organización fundada a
-mcipios del siglo XX y destinada a facilitar la persecu-
..Á)n de los delitos internacionales a través de la coope-
z.:ión. En cada país miembro, y España lo es, existe
-=ia Brigada especial que, en caso de desaparición del
territorio del Estado correspondiente de un bien cultu-
ral, alerta a la INTERPOL y comunica las característi-
cas del bien o los bienes desaparecidos. Ésta, a su vez,
se lo comunica a los otros Estados miembros, de modo
que la INTERPOL no es una policía supranacional,
sino un sistema centralizado de comunicaciones. Las
noticias sobre robos de obras de arte se hacen llegar a
galerisras, casas de subasta, anticuarias/os, museos y ser-
vicios aduaneros del pafs; también se publican en revis-
tas especializadas. En la actualidad existe una base de
daros, Art Loss Register, que desde 1991 ha sido artífi-
ce de la recuperación de más de 900 bienes. A pesar de
todo, la propia INTERPOL asume que sólo el 8 por
l 00 de los bienes cuya desaparición se les comunica lo-
gran recuperarse (Magán 2001 , p. 98).
120 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
La venta de obras
de arte en subasta
y la protección del
Patrimonio Cultural
La venta en subasta de obras y objetos artísticos es
un medio importante para el control de las transaccio·
nes de bienes culturales. Al ser un acto público y con
edición de catálogo, el objeto que se va a subastar pue-
de ser localizado, conocido y estudiado con anteriori·
dad a su venta. Esto permite su control y, en su caso,
su adquisición para el Patrimonio estatal.
Si el objeto que se va a subastar ya está declara-
do SIC, la sala de subastas (y en su caso el anticua-
rio) debe comunicar a Cultura su próxima venta, an-
tes de su inclusión en catálogo. Así lo establece el
art. 20 de la Ley de Patrimonio Histórico de la Comu-
nidad de Madrid: Los propietarios o titulares de dere-
chos reales sobre los bienes mencionados en el
apartado 1 notificarán a la Consejería de Educación
y Cultura su propósito de transmisión de los bienes o
derechos, indicando el precio y condiciones de la
transmisión. La misma obligación tendrán las perso-
nas físicas y jurídicas que se dediquen habitualmen-
te al comercio de dichos bienes. Los subastadores
habrán de notificar fehacientemente, con un plazo de
antelación de dos meses, y en cualquier caso con
carácter previo a la edición de los catálogos, las su-
bastas públicas en las que pretenda enajenarse
cualquier bien integrante del Patrimonio Histórico de
la Comunidad de Madrid.
En los demás casos la sala de subastas envía el ca-
tálogo de cada venta al Ministerio de Cultura, a la Con·
sejería de Cultura de la Comunidad Autónoma corres-
pondiente y a la Brigada Especial de protección del
Patrimonio de la Policía Nacional. De esta manera nin·
gún objeto de la subasta será vendido si esta transac-
ción es ilegal. Cultura controla por una parte, la Comu-
':!Cad Autónoma detecta si algo puede ser de su inte-
:s , la Brigada Especial de Patrimonio Cultural puede
--:>edir la venta en el caso de que algún objeto proce-
:..::. de un expolio, sea producto de un robo o no pueda
:- .endido por cualquier otra cuestión legal.
_os anticuarios y tasadores de obras de arte, y en
soecial las casas de subastas, en el desarrollo de su
..:or tienen habitualmente acceso a colecciones, ca-
sas particulares, testamentarias, etc., y de este modo
:::.:-ocen y estudian obras que, si no fuera por esto,
OE'""'lanecerfan desconocidas en unos casos e ilocali-
.z3jas en otros. Hay muchas pinturas y objetos artísti-
......s oue figuran en catálogos de obras de un artista o
""1entarios y testamentarías, pero cuyo paradero
...al es desconocido, y que, gracias a las subastas,
·ecuperan y pueden ser estudiados.
~.óemás del envío del catálogo a las entidades men-
--.adas, la sala de subastas debe mantener un Libro-
stro, legalizado por la Dirección General de Patri-
-o Cultural, en el que es obligatorio inscribir en
::a subasta los lotes que sean requeridos por la Con-
e• a de Cultura, con notificación escrita. Mediante
: bro se pueden localizar estos lotes en caso de
"ecesarios (exposiciones culturales, museos, anto-
. cas. etc.), o porque se quiera ejercitar el derecho
- :anteo en transacciones onerosas.
=." "umerosas ocasiones el Estado ha ejercido el de- Retrato de cnbnllero, de L. Crmznch.
-a:-o de tanteo o retracto, comprando en subasta, al Museo del Pmdo. Foto Ansore11t1.
:ca de adjudicación del último postor, objetos desti-
"'3Xl5 a diferentes museos e instituciones. El art. 20 de
e _e-, 10/1998 de la Comunidad de Madrid establece
:a Comunidad, a través de la Consejerfa de Educa-
Cultura, podrá ejercer el derecho de tanteo sobre co Pacheco, la ejecutoria de nobleza de D. Pedro López
·-asmisiones onerosas de la propiedad o cualquier de Berástegui, miniada por este artista y que lleva su fir-
.::E;ct10 real de disfrute sobre bienes de interés cu/tu- ma y la fecha 1595.
o sobre los bienes incluidos en el inventario. El Ayun- Entre las compras realizadas por el Estado en su-
.e,,to correspondiente podrá ejercer, subsidiaria- basta, ejerciendo su derecho, se puede mencionar
:::er·e. el mismo derecho. la pintura al óleo sobre lienzo, de 45 x 77 cm , reali-
- - determinadas piezas, como objetos de marfil, zada por Jenaro Pérez de Villaamil, Vista del Pala-
: o hueso, que debido a la protección especial de cio Real de Madrid. Fue comprada para el Museo
:s materiales, no pueden ser vendidos a no ser que Municipal de Madrid. Otro ejemplo sería un Retrato
a.-· güedad mayor de cien años sea demostrable, o de caballero, firmado por Lucas Cranach , que se en-
_ ·::ngan el certificado «CITES» que se obtiene en el cuentra en el Museo del Prado de Madrid . Ambos
.-. erio de Industria y Comercio o en el de Economía ejemplos aparecen en las fotografías que acompa-
-~enda. ñan a este texto.
=.- .a venta en subasta, como ya hemos comentado,
:a" descubierto piezas de gran interés cultural; un PALOMA DíAZ DE AGUILAR.
:-:o de ello es la primera pieza firmada de Francis- A NSORENA, S. A .
122 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
CUADRO 7.4
Tip<?logías delictivas contra
el Patrimonio Cultural según la circular 881/97
de la Dirección General de la Policía
- Serán objeto de investigación todas aquellas agresio-
nes contra muebles o inmuebles de inrerés artístico, his-
tórico, arqueológico, documenral, bibliográfico o emo-
gráfico, independienremente de su antigüedad.
- Robo, hurto, esrafa, apropiaciones indebidas, daños,
exportaciones ilícitas, delitos contra la propiedad inre-
lecrual , expolios y daños en yacimientos arqueológicos.
CUADRO 7.S
Protocolo que se ha de seguir en caso de sustracción
de un bien cultural (Magán 2001, pp. 111)
l. Denuncia del hecho delictivo (robo, hurto, apropia-
ción indebida).
2. Inspección ocular por la Unidad Orgánica de Policía
Judicial.
3. Mensaje al Grupo de PH de la Unidad Central O pera-
nva.
4. Nota Informaciva dirigida a la Unidad de Policía Judi-
cial de la Zona, a la Jefatura de Servicios y Delincuencia y
a la Unidad Cenera! Operativa, con inclusión de fotografí-
as de las obras desaparecidas.
5. Difusión de la/s fotografía/s a otros C uerpos Policía-
les, INTERPOL, Asociaciones de Amicuarios y revistas
especializadas.
Pero la INTERPO L trabaja sólo en el ámbito del
robo; no lo hace frente a las exportaciones ilícitas,
para lo que se podría utilizar EUROPOL, una ofici-
na europea de coordinación de policías creada en
1995; si bien entre sus finalidades no se encuentra la
persecución de delitos contra bienes culturales.
En España, el Reglamento parcial de la LPHE de
1986 creó un Grupo de investigación en la Policía Na-
cional para la protección del PHE, que luego, en la
modificación de ese Reglamento, publicada en 1994,
se convirtió en dos: el Grupo de investigación para la
protección del PHE, adscrito al Servicio Central de la
Policía judicial, y el Grupo de Patrimonio de la Unidad
central operativa del servicio de la Policía judicial de la
Guardia Civil, actuando ambos grupos dentro de sus
respectivos ámbitos de competencia, en colaboración
directa con las administraciones de Cultura. Tanto
este D epartamento como Interior se comprometen a
facilitar la formación necesaria a sus miembros.
Así pues, son competentes en la lucha contra el
expolio tanto el C uerpo Nacional de Policía como la
Guardia C ivil, y ambos tienen órganos especializados
en este tema, sobre todo en la investigación de los ro-
bos de bienes artísticos. Además, existen unidades es-
p ecíficas de las policías autonómicas dedicadas a esto,
como es el caso de la Brigada de Patrimonio de los
Mossos d'Esquadra, que funciona en Cataluña d esde
1994.
Por lo que respecta al Cuerpo Nacional de Policía,
la Brigada especial cuenta con un/a delegado/a funcio-
nario/a en cada Jefatura Superior de Policía, que man-
tiene relaciones con las Consejerías de Cultura y que in-
forma sobre los robos; además, en 1992 se creó una
oficina de enlace con sede en el Ministerio d e Cultura.
De entre los documentos emitidos respecto al expo-
lio del Parrimonio C ultural por este organismo, desta-
ca una circular d e 1997 en la que se definen los objeti-
vos, la estructura y las funciones de las unidades de la
Policía Judicial. En ella se enumeran además una serie
de tipos de agresiones a los bienes culturales que han de
ser perseguidas, y que pueden verse en el cuadro 7.4.
La Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía
cuenta con dos Grupos Operativos, uno especializa-
d o en el expolio arqueológico, las exportaciones ilega-
les y la propiedad intelectual, y otro centrado en la
vía penal. Tie ne también una oficina de enlace y un
gabinete técnico, creado para la emisión de informes
p ericiales y valoraciones.
Por su parte, dentro de la Unidad Central OperatiYa
de la Guardia Civil existe un Grupo de Patrimonio H is-
tórico, con la finalidad principal de investigar los delitos
a los que no alcancen, por su complejidad o porque ex-
cedan de su ámbito, las Unidades Territoriales.
Ambos órganos, Policía y G uardia C ivil, mantie-
nen un fluido intercambio de información y trabajar.
bajo el principio del apoyo mutuo. Comparten adem~
una Base de Datos de Señalamientos Nacionales en l.
que figuran órdenes d e búsqueda y localización de per-
sonas, vehículos y objetos, entre los que se pueden in-
cluir los bienes culturales.

De acuerdo con todo esto, en caso de suscracción
un bien cultural, el proced imiento que se ha de se-
r obedece a un determinado protocolo que se pue-
"er en el cuadro 7.5.
Y también de acuerdo con codo esto, lo que pare-
,,.... claro es que estos cuerpos y organizaciones, tanro
·cmacionales como nacio nales, rienen una especiali-
' casi absolura en la persecución de robos de obras
arre, dejando arrás la lucha contra el expolio gene-
el caso de los yacimientos arqueológicos expolia-
es paradigmático, ya que el protocolo de esros
~rpos no puede seguirse, al no existir datos concre-
fo rografías inclusive, de los elementos robados,
::::rortados o vendidos de forma ilícita.
[\'identemente, luchar contra el expolio o la des-
-~ción de bienes culturales en principio desconoci-
no inventariados, no fotografiados y ni siquiera
~ -isros, como muchos arqueológicos y ecnográfi-
que además se encuentra n perdidos en los cam-
exige una movilidad y unas condiciones que sólo
..,en los cuerpos especializados en la vigilancia me-
Controla r 1 123
dioambiental. En esta ocasión, como en tantas otras
a lo largo de este libro, es necesario recordar las ven-
tajas de la unificación de las iniciativas de protección,
conservación y difusión de an1bos tipos de bienes, los
culturales y los naturales.
Por todo lo que acabamos de decir, SEPRONA, el
Servicio de Protección de la Naturaleza, creado en
1988, está teniendo mucho que ver con la vigilancia
de los yacimientos arqueológicos, sobre todo po r su
discribució n territorial. Es excepcional su labor en
Andalucía (Magán 2001 , an exo II).
Comercio y exportación de los bienes del
Patrimonio Cwtwal
Se trata de otra de las áreas especializadas de la ges-
tió n controladora de Jos bienes culturales. E n princi-
pio, el comercio y la exportación de estos bienes, sin
el debido permiso o autorización, no son líciros. Pero
esca realidad tiene sus limitaciones y sus excepciones:
124 1 La Gestión del Patrimonio Cu ltural y sus mecanismos
La tasación
de los bienes
culturales muebles
Nuestro Patrimonio Cultural está constituido por bie-
nes de diversa índole: edificios, restos arqueológicos,
jardines, pinturas, muebles, fotografías, etc.; todos po-
seen una característica común: su importancia históri-
ca y artística, que los convierte en referencia y testigo
de nuestra cultura. En este sentido, nuestra obligación
es conservarlo, estudiarlo y transmitirlo, ya que consti-
tuye la esencia de nuestra sociedad.
Con esta colaboración quiero transmitir mi experien-
cia profesional como tasadora independiente de pintu-
ra, muebles y artes decorativas en ámbitos muy diver-
sos: fundaciones, museos, administraciones públicas,
colecciones privadas o clientes particulares.
¿Para qué sirve una tasación? Como punto de parti-
da voy a resumir cuáles son, habitualmente, las razo-
nes por las que se encarga una tasación:
- El asesoramiento en cuanto a la posible conside-
ración de una obra de arte como BIC o para ser in-
cluida en el Inventario General de Bienes Muebles.
- La contratación de un seguro para un patrimonio
concreto, realizar una mudanza, un préstamo de
una obra para una exposición, etcétera.
- El reparto de una herencia, litigios testamentarios,
etcétera.
- El cumplimiento de los requisitos legales de la Ley
de Fundaciones en lo que se refiere a las aporta-
ciones no dinerarias de la dotación fundacional.
- El conocimiento del valor de los activos que se van
a traspasar en un grupo de empresas o bancos.
- El pago de impuestos por medio de la dación de
obras de arte.
- El estudio de la evolución del valor de las inver-
siones en obras de arte.
¿Quién encarga una tasación? De la enumeración de
los motivos por los que se encarga una tasación pode-
mos deducir quiénes son los que demandan nuestra
colaboración: los seguros, las empresas, los bancos,
las fundaciones, los coleccionistas particulares e insti-
tucionales, los abogados, etcétera.
Primero catalogamos: la labor profesional como tasa-
dor de obras de arte debe estar respaldada por una for-
mación sólida en Historia del Arte y de las artes deco-
rativas, así como por un profundo conocimiento del
mercado del arte, de sus movimientos y de los agentes
que actúan en él.
La valoración de obras de arte se basa en un mé-
todo y en unos criterios perfectamente definidos: para
poder determinar el valor de algo tenemos que saber
qué es; por tanto, el punto de partida del trabajo de un
tasador es el examen de la obra para su cataloga-
ción.
Catalogar consiste en reconocer e identificar la obra
situándola en su época, estilo, en una escuela, etc.,
definiendo las características físicas y técnicas que
nos permitirán llegar a tener el conocimiento más am-
plio posible sobre dicho objeto. En este sentido, es im-
portante asesorar a los propietarios sobre la conside-
ración de sus bienes como de un notable valor
histórico o artístico, a los efectos de ser incluidos en el
Inventario General de Bienes Muebles o para obtener
la calificación de BIC.
A través del examen de la obra conoceremos la técni-
ca, analizaremos la firma, las marcas o estampillas y re-
cogeremos datos como inscripciones o etiquetas; ade-
más, debemos contrastar toda la documentación y
bibliografía relativas a la obra, incluyendo los datos en la
ficha de catalogación. Actualmente contamos con el
apoyo de las ciencias auxiliares, que en muchos casos
ayudan a establecer una datación o a tener un mayor
conocimiento de la técnica empleada: la estratigrafía de
pigmentos, que analiza desde la preparación del sopor-
te hasta las diferentes capas de pigmentos que compo-
nen la masa pictórica; la luz ultravioleta, que nos permi-
te analizar si hay retoques, repintes o restauraciones;
los rayos X con los que vemos el dibujo subyacente, los
arrepentimientos, las correcciones o el borrado de obras
anteriores .
... Y luego tasamos: una vez catalogado el objeto pa-
samos a la siguiente fase, que es la tasación; para ello,
compararemos los bienes objeto de estudio con otros
de similares características recientemente vendidos o
que se estén ofreciendo en el mercado, haciendo un
análisis comparativo y realizando los correspondientes
ajustes. Se tendrán en cuenta todas las variables que
afecten al precio, así como el estado de conservación
 Controlar 1 125

:e las obras. Los factores fundamentales que determi- ciación del arte. Así, en los años noventa la pintu-
-.an el valor son: ra más apreciada era la del siglo x1x, en concreto,
los impresionistas y, actualmente, los precios más
- Autor: el pintor o escultor es el factor determinante caros se pagan por las vanguardias.
del valor de una obra y, por tanto, su autenticidad es - Procedencia: una buena procedencia da un mayor
la clave para conocer su valor. Para evaluar la im- valor a una pieza; entendemos por buena proceden-
portancia del autor se tienen en consideración los cia importantes colecciones en las que estas obras
aspectos más relevantes de su currículum, entre están perfectamente catalogadas, documentadas y
otros: formación, número e importancia de las expo- conservadas.
siciones individuales y colectivas, premios. ámbito - Singularidad: se entienden por singulares aquellas
geográfico de todo ello, publicaciones en las que se obras especialmente destacadas en la producción
recoge su obra, bibliografía relativa al autor y su de un pintor o escultor, por ser escasas en el mer-
obra, presencia en museos, instituciones y coleccio- cado, por ser producto de un encargo concreto o
nes; coherencia y proyección de su trayectoria pro- por la dificultad de su ejecución, lo que las convier-
fesional, etcétera. te en obras emblemáticas.
- Época del artista: los artistas evolucionan en su ca-
rrera artística y el valor de la obra puede variar en Para concluir: por último, y como base de cualqu ier
función de sus diferentes épocas de producción. labor profesional, debe estar el rigor, la objetividad y la
- Tema: hay temas más representativos que otros de honestidad, fundamentales para desarrollar cualquier
un mismo artista y, objetivamente, hay temas más trabajo.
demandados por el mercado que otros; en este
sentido, los retratos alcanzan menor precio en el M.ª TERESA ELóSEGUI PARRELLA
mercado, ya que, normalmente, tienen interés sólo Directora de Trine!, S. L.
para el comitente o la institución que lo encarga. Licenciada en Historia del Arte. Perito judicial.
- Técnica y soporte: la técnica y los materiales elegi-
dos por el artista para plasmar su obra determinan
el atractivo estético, la perdurabilidad de la obra,
así como su expresividad y el grado de dificultad.
En general, para un mismo autor, el óleo y el acríli- Brasero de la Primera Edad del Hierro.
Castro celtibérico de El Ceremeño (Gua-
co son preferidos al dibujo y a la acuarela; y, en la
dalajara). Foto M." Luisa Cerdeño.
escultura, materiales como el hierro o el acero se
prefieren a la piedra, el mármol o la terracota.
- Estado de conservación: como argumento previo,
el mantenimiento en condiciones óptimas es lo más
recomendable, cosa que no siempre se consigue,
si tenemos en cuenta la cantidad de factores exter-
nos que afectan al mantenimiento de una obra de
arte (grado de humedad, polución, traslados, etc.).
Evidentemente, cuanto mejor sea la conservación,
mayor será el valor, pero, además, será determi-
nante en las esculturas; y en otras obras (pintura,
muebles) es muy importante que, si han sufrido
restauraciones, éstas sean reversibles, estén docu-
mentadas y realizadas con el máximo respeto al
original y siguiendo un criterio de conservación.
- Tendencia y modas: el mercado del arte está suje-
to a las tendencias artísticas. El gusto evoluciona
de acuerdo con las modas que influyen en la apre-
126 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos

1. Los bienes declarados BTC y los bienes arqueo-
lógicos son inexportables. No es razonable pedir auto-
rización, porque no se concederá, dada su condición;
sus salidas del terri torio d el Estado español sólo se
producen provisio nalmente, por ejemplo para exposi-
ciones, y por supuesto con todo tipo de medidas de
prorección, autorizaciones, segu ros, etcétera.
2. Comerciar con los bienes anteriormente cita-
dos escá sujeto a la necesidad d e autorización o comu-
nicación a las administraciones de C ultura.
3. Los bienes inventariados o incluidos en los grados
medios de protección necesitan autorización para ser ex-
portados, y su transacción comercial en el interior ha de
ser comunicada a Cultura. Las razones las veremos luego.
4. Los bienes patrimoniales muebles con más de
100 años (o de 50 en su caso), y con unos determina-
d os valores (véase cuadro 7.6), aunque no hayan sido
inventariados ni declarados, necesitan una autoriza-
ción para ser exportados.
Con todas escas medidas lo que se pretende es, en
primer lugar, evitar el empobrecimiento de nuestro Pa-
trimonio C ultural mueble anee los d eseos acaparadores
de los grandes coleccionistas de Arce o Arqueología,

CUADRO 7.6
Resumen dd Anexo del Reglamento de 1992 y sw modificaciones,
relativo a la exportación de Bienes Culturales y para la restitución

GRUPO A; Objetos sin atribución económica:

- Objeros arqueológicos con más de 100 años de ancigüedad, procedences de excavaciones, descubrimiencos, yaci-
miencos o colecciones.
- Objetos procedences de desmembración de monumencos históricos con más de 100 años de antigüedad.
- Incunables y manuscritos, incluidos mapas y parriruras, sueltos o en colecciones, con más de 50 años y que no
percen=n a sus autores/as.
- Archivos de codo cipo, cualquiera que sea su soporte, que incluyan elemencos con más de 50 años de ancigüedad.

GRUPO B: Objetos con valor superior a 15.000 euros:

- Mosaicos no arqueológicos y dibujos hechos coralmence a mano, sobre cualquier soporce, con más de SO años de
ancigüedad y que no pertenezcan a sus aucores/as.
- Grabados, escampas, serigraflas, licografías y carreles originales, junco con sus matrices, con más de 50 años de an-
tigüedad y que no percen=n a sus aucores/as.
- Focografías, pelfculas y sus negativos respectivos, con más de 50 años y que no perren=n a sus autores/as.
- Mapas impresos con más de 100 años de antigüedad.

GRUPO C: Objecos con valor superior a S0.000 euros:

- Escamas y esculruras originales y copias obtenidas por igual procedimienco que el original, con más de 50 años y
que no percenezcan a sus autores/as.
- Libros de más de 100 años, sueltos o en colecciones.
- Colecciones y especímenes procedences de colecciones de zoologla, botánica, mineralogía o anaromla, de elevado
valor y escasos.
- Colecciones que rengan incerés histórico, paleoncológico, etnográfico o numismático, de elevado valor y escasas.
- Medios de transporte de más de 75 años de antigüedad.
- Otras ancigüedades, encre SO y 100 años de antigüedad: juguetes, juegos, objecos de vidrio, piezas de orfebrería,
muebles y objecos de moblaje, instrumencos de óptica, focografía o cinemacografla, instrumencos de música, re-
lojes, trabajos en madera, cerámica, tapices, alfombras, papel pincado y armas.

GRUPO D: Con valor superior a 150.000 euros:

- Cuadros y pincuras hechos coralmence a mano sobre cualquier cipo de soporte y de cualquier material, con más
de 50 años de antigüedad y que no sean propiedad de sus autores 'as.

5e encuentran sobre todo en EEUU y Japón. Por
lado, las administracio nes pretenden también
-rrolar lo existente -es decir, cumplir el primer pro-
m de la gestión, el de conocer-, pues muy a menu-
~ descubre la existencia de bienes culturales dignos
::irorección en el curso de transacciones comerciales.
·En este a veces complejo contexco, co nviene sepa-
- - por lo tanto, los dos tipos de actividades, por un
la exportación o salida del terricorio del Estado
:.Wol, que tiene su propia hiscoria, y, por otro lado,
~omerc io interior.
~ exportación de los bienes culturales y el
creado único europeo
u o.portación, en nuestro contexco, está defmida
la salida del territorio español de cualquiera de los
que integran el PHE (LPHE, art. 5.1). A esa de-
'1
oon se le añadió en 1994: incluidas aquellas salidas
:nigan por destino los paises de la Unión Europea
111/86 mod. are. 45.1). La exportación puede
e carácter definitivo, p. e. para su venta, o tempo-
?· e. para una exposición.
El análisis del régimen de exportación definitiva al
= están sometidos los bienes culturales nos demues-
;;ue existe un buen número de ellos que son, por
-ución, inexportables: los declarados BIC, los con-
dos inexportables por sus características y todos
::dios afectados por el régimen de dominio pttblico,
~1r, los bienes arqueológicos que sean propiedad
adm inistraciones públicas, esto es, codos menos
Controlar 1 127
algunos casos excepcionales procedentes de coleccio-
nes o de intervenciones arqueológicas aurorizadas con
anterioridad a la publicación de la LPHE.
Otro importante grupo de bienes, como los incluidos
en el Inventario General y también los que tengan más
de 100 años y no sean de dominio público, pueden ser ex-
portados de forma definitiva siempre que hayan obteni-
do una autorización de la administración competente.
Toda esca normativa remonta su historia a los años
treinta de este siglo, cuando la Constitución de 1931
estableció que el Estado podría prohibir la exportación
de la riqueza artística e histórica del pais (para ampliar
conocimientos sobre la historia, bibliografía y caracte-
rísticas de escas decisiones, véase Renart García 200 1).
A pesar de esta antigüedad, que convierte a Espa-
ña en pionera del tema al menos en Europa, la expor-
tación ilícita de bienes culturales no ha dejado de pro-
ducirse en ningún momento. Cientos de elementos de
nuestro Patrimonio C ultural -y del Patrimonio C ul-
tural de cantos otros paises, sobre todo d e los del área
mediterránea- han salido ilegalmente de nuestras
fronteras y hoy están expuestos en los más importan-
tes museos del mundo ... O recluidos en las más ocul-
tas colecciones privadas.
En 197 0 la UNESCO editó una Convención,
«Sobre las medidas que se han de adoptar para prohi-
bir e impedir la exportación, importación y transfe-
rencia de propiedad ilícita de bienes culturales», que
pasó a ser norma en nuestro país, tras su adhesión ofi-
cial por parce de España en 1985. En este interesante
documento, antecedente de los similares de la UE,
mucho más recientes, se definen los bienes culturales
como los muebles e inmuebles de gran importancia en
el Patrimonio Cultural de cada país, tales como las obras
de arte y de arquitectura, los manuscritos, los libros y
otros bienes de interés artístico, histórico o arqueológico,
los documentos etnológicos, los espécimen-tipos de la flo-
ra y de la fauna, las colecciones científicas y fas coleccio-
nes importantes de libros y archivos, e incluso los archi-
vos musicales (are. 1). Luego se recomiendan una serie
de medidas: inventarios, creación de organismos de
protección de los bienes culturales en cada país, firma
de acuerdos bilaterales y mulcilacerales, colaboración
internacional para el descubrimiento de las operacio-
nes ilícitas, restitución de los bienes exportados ilícita-
mente, publicidad en caso de desaparición de un bien
cultural, garanáa de los derechos del adquiriente de
buena fe y, por supuesco, acción educativa.
Esca Convención de 1970 fue posteriormente revi-
sada y acrualizada en el 11Convenio de UNIDROIT so-
bre los bienes culrurales robados o exportados ilícita-
128 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
mente», un cexco resulcame de la cooperación entre
UNESCO y el lnscicuco lncernacional para la Unifica-
ción del Derecho Privado (UNIDROIT), firmado en
Roma en 1995. Se cenera en los protocolos y exigen-
cias para la rescicución o devolución de los objecos ro-
bados, incluyéndose entre ellos los arqueológicos pro-
cedentes de excavaciones no aucorizadas. España no ha
firmado oficialmente esra Convención, aunque sin
duda su conrenido es ran inreresame o más, porque
esrá más accualizado, que el de la de 1970.
Aun con esros precedenres, la exporcación ilícira
de bienes culcurales, sobre codo de las rradicionales
«obras de arte», es un fenómeno coridiano y repetido
en nuescro mundo. Así las cosas, la eliminación de las
fronteras de Europa a parcir de 1993 inrrodujo un
contexto nuevo y peligroso en este campo; analizarlo
ha de comenzar por el propio Tratado de Roma de
1957, que establecía la existencia de la libre circula-
ción de personas, mercancías y capitales en el inrerior de
Europa; pero también asumía, en su are. 36, que cada
país debería disponer de sus propios sistemas de pro-
tección del Patrimonio Cultural.
CUADR0 7.7
Patrimonio que vuela
«Las medidas de seguridad, su inscripción en el catálogo
de Bienes de Interés Culrural , las dificulrades para vender
obras importantes y la restrictiva Ley de Patrimonio de
1985 no parecen diques suficientes para detener esre tra-
siego de "obras humanas que contienen un valor de civi-
lización'', según la definición de un experto italiano en
arre expoliado. En 2004, fueron sustraídos de la iglesia de
Quinranilla de las Viñas (Burgos) dos sillares de piedra
del siglo VII que pesaban 130 kilos cada uno. Hace diez
años se vendió en una subasta de Londres un yelmo etrus-
co del siglo V antes de Cristo que había aparecido en Ca-
taluña. Incluso una valiente juez condenó al supuesto ex-
portador ilegal, pero el yelmo, por el que pagaron la
ridícula cifra de 130.000 euros, se quedó en una colec-
ción norccamericana. Nadie sabe cómo salió de España
Santa Verónica con el velo, de El Greco, conocido como El
Caturfo por haber perrenecido a la colección de María
Luisa Carurla, pero la cuestión es que en 1986 Thomas
Short lo vendió por 6.000 euros y en el 2000 un mar-
chante japonés se lo ofreció a un anticuario madrileño
por siece millones de euros».
riempodehoy.com, 10/4/2006, p. 82
La desaparición de las fronteras en el interior de la
UE, a parcir del Trarado de Maastricht, modificó la si-
tuación. Antes de esa fecha, 1 de enero de 1993, sabía-
mos que siemp re había existido un mercado ilegal de
bienes culturales de codo cipo, desde importantes cua-
dros a pequeños, y no por ello menos imporcanres,
bronces arqueológicos; pero también sabíamos que se
tracaba de una actividad perseguida por la ley, para lo
que existían puestos de control en las aduanas, pues-
tos anee los que la persona que pretendía sacar el bien
cultural del país -al menos del nuestro- tenía que pre-
sentar una autorización, emitida por la administra-
ción compecente.
Pero desde 1993 las líneas de separación adminis-
crativa y geográfica entre los países de la UE se atravie-
san con el simple aviso de un cartel en la carrerera. Si
nuestro coche va cargado, por ejemplo, de objetos artís-
ticos robados en un museo, con destino a los grandes
compradores del norce de Europa, es muy posible que
no enconcremos a nadie que se dé cuenca, en primer lu-
gar, y luego lo impida. Si la situación económica y pa-
trimonial de los países de la UE fuera equilibrada, el
problema que analizamos cal vez no se plantearía. Pero
ocurre lo concrario: los países mediterráneos son muy
ricos en Patrimonio Cultural, pero el porcencaje de pre-
supuesto que destinan a su procección es escaso. Por el
contrario, los países nórdicos, y sobre todo el Reino
Unido, no gozan de la presencia en sus territorios de un
Patrimonio tan amplio, pero sí invierten grandes canti-
dades de dinero en él. Y, sobre todo, abundan en perso-
nas ricas y ansiosas de comprar y de exporcar.
Ante este problema, comenzaron a funcionar va-
rias comisiones internacionales específicas desde
1989, impulsadas por el Estado español. Uno de los
resultados de estas comisiones fue el «Reglamento de
1992 relativo a la exporcación de Bienes C ulturales»,
según el cual se establecen unas normas homogéneas
a codos los Estados miembros para garantizar el con-
trol uniforme de la salida de bienes culturales por las
fronteras exteriores de la UE. Se publicó un listado
con los objetos considerados «bienes culturales» a
efectos de su exportación, listado cuyo extracto pode-
mos ver en el cuadro 7.6. (Para ampliar conocimien-
tos sob re este tema, véase Alegre Ávila 2007).
Por lo que respecta al movimiento de los bienes
culturales en el incerior de la UE, España, junto a otros
países como Francia, Porcugal, Grecia e Italia, no estu-
vo de acuerdo, en principio, en admitir una circulación
complecamence libre para algunos bienes y mercancías.
Gracias a la propuesta de estos países, se consiguió la
publicación en España del Real Decrero sobre Restric-

aones a la circulación de cienos bienes y mercancías,
-e comenzó su vigencia precisam ente d 1 de enero de
"l3. En la práctica esto significa que la salida de Es-
4.lia de cualqu ier bien valioso con cien o más años de
cigüedad, así como de aquellos que fo rman parce del
- entario General o los que han sido declarados BIC
-"1!ll cuyo caso la salida sólo podrá ser temporal-, nece-
-' una autorización de la Junta de Calificación, Valo-
.-ción y Exportación del Ministerio de Cultura, igual
.;.e, como vimos, ya ocurría ames d e la aprobación de
normativa eu ropea. Y significa, por lo tanto, que
...ra los bienes culturales sí h ay fronteras.
Por supuesto, y a pesar de estas prohibiciones, se
<lucen salidas o exportaciones ilícitas. Para luchar
m ra ellas, se han publicado algunos documentos:
En el BOE del 24 de diciembre de 1994, transpo-
.endo una Directiva europea, se publicó la Ley 36/94
áva a la «Restitución de bienes culturales que hayan
Jo de forma ilegal del territorio de un Estado miem-
- de la Unión Europea>>. Estos Estados están legiti-
r::J.ios para ejercer una acción de demanda de rescitu-
n anee personas poseedoras o tenedoras. El juez o
r...cz.a ordenará la devolución del bien al territorio del
_:.do que lo requiera siempre que quede probado tan-
que se trata en realidad de un bien patrimonial como
ha salido ilegalmente de su Estado de origen.
Para los efectos de esta Ley se consideran bienes
-~urales codos aquellos que estén C lasificados, In-
_-cariados o D eclarados de acuerdo con las norma-
.is de cada país, o que fo rmen parce de coleccion es
licas y q ue además correspondan a alguna de las
egorías d e bienes que se establecen, y que podemos
- en el cuadro 7 .6.
Por lo que respecta a la penalización de las exporta-
'les ilícitas, sea a países de la UE o a través de las lla-
~ «fronteras exteriores», se considerará «Delito de
aabando» cuando el valor de lo exportado supere
18.000 euros y será «l1úracción» cuando el valor sea
~r de esa cantidad, de acuerdo con la Ley Orgáni-
.2 1995 de Represión del Contrabando.
De todo esto se deduce que la protección efectiva
as bienes culturales, cara a su restitución, en el
d e que sean exportados ilícitamente, pasa por la
alización d e su Inventario. Todo aquello que no
~ In ventariado o Registrado oficialmente o d e lo
en definitiva, no conste su existencia y sus carac-
rncas en un documento, no podrá ser protegido
- esca normativa.
Como ya he señalado, el movimiento internacio-
de bienes c ulturales es, a pesar de todo esto, enor-
·· lo es canto que no resulta extrafio encontrar no-
Controla r 1 129
ricias de prensa q ue se refieren a ello con cierra perple-
jidad. Un ejemplo puede verse en el cuadro 7.7.
El comercio interior
En los pocos casos en los que el comercio de bienes cul-
curales pueda llevarse a cabo de forma lícita, se regirá por
la normativa específica para él. La LPHE establece que
todas las personas que deseen enajenar un bien declarado
BIC o incluido en el Inventario, habtán de notificarlo a
la administración competente con el fin de que ésta pue-
da ejercer los derechos de canteo y retracto (art. 38) (véa-
se cuadro 7 .8 para el significado de estos términos). Por
su parce, en el Reglamento de 1986 se establece que las
personas o entidades que ejerzan habirualmente el co-
mercio de bienes muebles integrantes del Patrimonio
Histórico deberán formalizar, ame el órgano competente,
un libro de registro de las transacciones que efectúen de
bienes situados en una concreta escala de valores econó-
micos que ya pudimos ver en el capítulo 5 (cuadro 5.2).
Por lo que respecta al caso concreto de los bienes
muebles del Patrimonio arqueológico, es posible pre-
guntarse cómo, escando prohibido o siendo ilícito, lo
vemos casi cada día, o al menos lo sospechamos, tan-
to en mercadillos populares como en tiendas de anti-
güedades. En realidad, esca actividad comercial puede
darse, legalmente, al menos en dos casos:
- Cuando se trata de bienes arqueológicos proce-
dentes d e excavaciones autorizadas con anterioridad a
1985. Esto es así porque la legislación anterio r conce-
día a las personas autorizadas la posibilidad de quedar-
se con los materiales obtenidos en el curso d e las exca-
vaciones arqueológicas, con una serie de condiciones.
- Cuando se erara de bienes arqueológicos que no
proceden de excavaciones, prospecciones o hallazgos.
CUADR0 7.8
Tanteo: Derecho que una persona o insricució n ciene de
adquirir una cosa con preferencia a ocra com pradora y
al mismo precio que ella.
Retracto: Derecho que una persona o insrirución riene
de recuperar una cosa vend ida a ocra por el canco de su
precio.
130 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
Esta última suposición es aún más rara que la primera
y lo único que incluye son los bienes objeto de trans-
misión hereditaria.
Fuera de estos dos casos, las demás situaciones se
consideran ilícitas y están sancionadas por la nor-
mativa.
El tema de los derechos de tanteo y retracto y el del
comercio de bienes muebles so n recurrentes en la nor-
mativa sobre Patrimonio Cultural de las CCAA La
única que se remite a la estatal es Castilla-La Mancha,
mientras que las demás repiten los mismos extremos
con ligeras variaciones.
Estas últimas se centran, sobre todo, en la consi-
deración d e los bienes cuya enajenación hay que co-
municar o de los que hay que llevar un libro-registro
en el caso de ocuparse normalmente de su compra
venta. En la mayoría de los casos se traca de los bie-
nes culturales declarados BIC y de los Inventariados
o Catalogados, con excepciones en ambas d ireccio-
nes: sólo BIC en el caso de la Ley de Murcia (2007,
ares. 11 y 48), o integrantes en el caso d e La Rioja
(2004, ares. 27 y 34). Excepcionalmente aparece al-
gu na aportación original, como en Cantabria (1998,
arr. 43), en cuya ley se establece la necesidad no de
una comunicación, sino de una autorización para las
transacciones de bienes Declarados, Inventariados y
además, de codos los que rengan más de 200 años.
Puede verse una acertada crítica a esta decisión en
Alegre Ávila 2002.
Los hallazgos casuales
Se trata de una figura legal que afecta casi exclusiva-
mente al Patrimonio arqueológico, ya que se supone
que el resto de los elementos del Patrimonio C ultu-
ral, como una iglesia, una ciudad, una estatua o un
molino, no se van a encontrar nunca «por casuali-
dad», ya que son evidentes.
El que no es evidente, o al menos suele no serlo,
es el Patrimonio arqueológico. Una de sus caracterís-
ticas principales, como profundizaremos en el capítu-
lo 11, es que para su estudio hay q ue utilizar técnicas
de búsqueda, estratigrafía y excavación, es decir, hay
que sacarlo a la luz, o, dicho con una palabra más
concreta aún, descubrirlo.
Pues bien, este descubrimiento es posible realizarlo
sin voluntad, por azar, en el curso de un trabajo en el
campo, o de un movimiento natural de tierras. ¿Qué
ocurre entonces? Las normas dejan muy claro este
tema, que se basa en la declaración de «dominio púbü-
co» de todos los bienes arqueológicos descubiertos por
azar o mediante excavaciones arqueológicas.
Estas normas repiten lo básico: rodo lo encontra-
do por casualidad, con valor arqueológico o histórico,
pertenece a las administraciones públicas. Quien lo
descubra, ha de comunicarlo de inmediaro -en plazos
que van desde 24 a 48 horas, según la Comunidad- a
la autoridad competente, que romará las medidas
oportunas. Si cumple este requisito y no daña el bien
ni su contexro, esa persona tendrá derecho a un «pre-
mio» consistente en el 50 por 100 del valor del bien
hallado, en casación legal.
Prácticamente el único detalle variable en las nor-
mas es la decisión sobre lo que se debe hacer con lo en-
contrado en el momento del haUazgo, si extraerlo o de-
jarlo donde se ha encontrado. Entre las leyes de la
primera generación, la LPHE y Galicia no se ocupan de
la cuestión, pero el País Vasco y Cataluña sí lo hacen. El
País Vasco decide que los bienes hallados se mantengan
en el si rio donde se encuentren, a no ser que corran pe-
ligro; Cataluña complica un poco más esa cuestión, es-
tableciendo que si esos bienes han de removerse para su
extracción, permanezcan donde se encontraron, al igual
que si se trata de hallazgos subacuáticos. Esta última
opción es copiada por las normas de Madrid, Valencia,
Baleares y Murcia. La primera, en la que no se habla de
hallazgos subacuáticos, la recogen las Comunidades de
Canarias, CastiUa y León, La Rioja y Navarra. El resro
no alude a este extremo.
Hay que detenerse a analizar la impo rtancia de
este punto, al que parece que las normas han tratado,
como a veces vemos que suced e, d e forma capricho-
sa. Como ya se ha explicado y volverá a hacerse en el
capítulo 11, el Patrimonio arqueológico se caracteri-
za por la importancia fundamental de su contexto. Si
éste se remueve o se destroza, sea al hacer un agujero
tras el pitido d e un detector de metales, sea al hacer-
lo tras haber encontrado «algo» por casualidad, se
rompe la identidad histórica del yacimiento y sus po-
sibilidades explicativas. Por esa razón es muy conve-
niente que las CCAA asuman y apliquen la idea pu-
blicada legalmente po r primera vez por la norma d el
País Vasco en 1990 y, por supuesto, lo mismo ocurre
con los hallazgos subacuáticos.
Otra cuestión controvertida es si el hal1azgo casual y
el premio en cuestión se refieren a bienes muebles o a in-
muebles; es evidente que la tasación de un inmueble,
por ejemplo de una ciudad o villa romanas, elevaría
enormemente la cantidad que la administración tendría
que ¡Ja¡,,oar en concepto de premio por hallazgo, por lo
que algunas CCM han establecido en sus normas que

~ sólo se pagará este premio ante el descubrimiento de
.enes muebles. La primera en hacerlo fue Galicia, en
- . Le siguieron Cantabria, Baleares, Extremadura,
Rioja y Navarra. El resto no especifica nada al respec-
pero cuando desarrollan este tema, en su mayoría ha-
·n de «objetos», por lo que cabe pensar que se están re-
-.endo a elementos muebles.
En rodo caso, también hay que detenerse a analizar
~njunto normativo sobre los hallazgos casuales. En
opinión, la ciudadanía debería tener la educación
-·~onial suficiente como para sentirse orgullosa de
cr:amtrar un bien arqueológico y saber qué hacer en ese
- m ento, sin necesidad o esperanza de premio meráli-
~ auno. Es evidente que mi postura es idealista y utó-
ca. pero la propia historia de esta normativa y su apli-
o.:wn en las CCAA, desde luego muy pobre -en muy
a>s casos se ha producido el pago de un premio por
~o, y todos ellos han resultado bastante controver-
}' dudosos-, nos está indicando que habría, al me-
q ue intentar el otro camino, el idealista.
Controlar l 131
La legislación y consideración del Tesoro
Aunque se trata de un tema que en escasas ocasiones
se nombra en los círculos en los que se debate sobre
el Patrimonio Cultural, en nuestro país existe una tra-
dición sobre la concepción del tesoro -y la búsqueda
del mismo- que muchas veces, si no todas, bordea las
fronteras de lo q ue se considera lícito.
En nuestro vigente Código Civil, y como heren-
cia de los siglos pasados , hay tres artículos que se re-
fieren a este tema y que dicen lo siguiente:
Are. 350: El propietario del terreno es dueño de su su-
perficie y de lo que está debajo de ella, y puede hacer en él
las obras, plantaciones y excavaciones que le convengan,
salvas las servidumbres, y con sujeción a lo dispuesto en las
leyes sobre Minas y Aguas y en los reglamentos de la policía.
Art. 3 51: El tesoro oculto pertenece al dueño del terre-
no en que se hallare. Sin embargo, cuando foere hecho el
descubrimiento en propiedad ajena, o del Estado, y por
Molino ruinoso en Medellín (Badajoz).
Foto Aniceto Delgado.
132 I La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
casualidad, la mitad se aplicard al descubridor. Si los efec-
tos descubiertos faeren interesantes para las ciencias o las
artes, podrd el Estado adquirirlos por su justo precio, que
se distribuird en conformidad a lo declarado.
A rt. 352: Se entiende por tesoro, para los efectos de la
ley, el depósito oculto e ignorado de dinero, alhajas u otros
objetos preciosos, cuya legítima pertenencia no conste.
H emos de recordar aquí que el are. 44 de la LPHE
excluye los bienes que forman el Patrimonio Históri-
co de la aplicación del artículo 351. H echa esa impor-
tante salvedad, nos encontramos ante dos posibilida-
des totalmen te distintas:
l. Hallazgo de un bien valioso y sin posibilidad de
probar su legítima pertenencia, que además no es un
bien del Patrimonio C ultural. En ese caso - francamen-
te excepcional- quien lo ha descubierto puede quedár-
selo; tan sólo tiene la obligación de repartirlo a medias
con la propiedad del terreno.
2. H allazgo de un bien valioso y sin posibilidad de
probar su legítima pertenencia, que sí es parte del Pa-
trimonio C ultural. En este caso pueden darse, a su vez,
varias posibilidades:
2. 1 Que se haya producido el hallazgo por azar o
casualidad, de manera que se le aplica la norma-
tiva de Hallazgo Casual: como acabamos de ver,
si se cumplen una serie d e condiciones, quien lo
ha hallado tiene derecho a un p remio en metá-
lico consistente en la mitad del valor de lo ha-
llado en tasación legal; como mucho, ha de re-
partir ese premio con la propiedad del terreno.
2.2 Q ue el hallazgo no se haya producido por azar,
sino como resultado de una búsqueda intencio-
nada, con o sin detector, y sin la autorización pre-
ceptiva del D epartamento de Cultura. En este
caso se trata de una actividad ilícita penada por las
normas. El objeto hallado pasa a la administra-
ción pública y quien lo ha hallado es multado/a.
2.3 Q ue el hallazgo no se haya p roducido por
azar, sino como consecuencia de una b úsque-
da intencio nada, en una prospección o exca-
vació n arqueológica legalmente autorizada.
En estos casos, muy frecuentes, como es lógi-
co, lo hallado pertenece a la administración
pública y no se trata de algo ilícito.
Como podemos ver, lo que define la diferencia, lo
importante, es si el bien hallado fo rma parte o no del Pa-
trimonio Cultural, en concreto, del arqueológico. En la
práctica, tal diferenciación es muy difícil de hacer, ya que
no parece que pueda existir tesoro alguno -es decir, obje-
to precioso oculto y sin dueño- que no sea Patrimonio
arqueológico, con independencia de su antiguedad, de su
valor o de su contexto de hallazgo. C reo sinceramente
que el tiempo de los cofres de los piratas -<J_Ue, por cier-
to, también serían Patrimonio arqueológico- ya pasó .. .
Aparatos para el expolio: los detectores
de metales
El expolio del Patrimonio arqueológico constituye
una verdadera especialidad, tanto en su estudio como
en su gestión y, por supuesto, en su ejecución. Una
publicación reciente que recoge muchos de sus aspec-
tos corresponde a la Junta de Andalucía 2 006.
Pues bien, los aparatos más conocidos y discutidos
como autores de muchos de estos expolias son los de-
tectores d e metales. En nuestro país, su tenencia y uso
no están regulados. En 1981 se produjo un debate en
el Consejo de Europa sobre este tema, plasmado en la
recomendación 921, «Relativa a los d etectores de me-
tales», en la que se llama la atención sobre el daño que
pued en hacer estos instrumentos en los contextos ar-
queológicos; luego, en 1992, se insiste en la «Conven-
ció n de La Valetta», que ordena d e forma expresa la
to ma de medidas para su control.
¿A qué se debe tanto temor al uso de estos aparatos?
Pues se debe a la naturaleza especial del Patrimonio ar-
queológico, para el que lo que realmente vale no son los
objetos aislados, por bellos, elaborados o antiguos que
sean, sino los contextos; es decir, el lugar estratigráfico
que cada bien ocupa es el que perm ite deducir a partir
de él cuestiones arqueológicas; es el que permite, en de-
fi nitiva, convertir a ese objeto y lo que le rodea en his-
toria, mediante la ciencia llamada Arqueología.
Teniendo eso en cuenta, no hay más remedio que
recordar que una excavació n arqueológica es una tarea
delicada, lema y costosa, que nada tiene que ver con el
apresurado sacar del suelo el objeto valioso, propio de
quien realiza una labor de saqueo: el uso no autorizado
de detectores de metales para hallar objetos arq ueo-
lógicos. Es un uso que destroza los con textos y, por lo
tanto, destruye el Patrimonio arqueológico más allá del
hurto concreto de una o más piezas metálicas antiguas.
La historia del uso de estos aparatos, sus caracte-
rísticas y sus consecuencias ha sido muy bien expues-
ta en los artículos al respecto de Rodríguez Temi ño,
muy en especial en 2000 y 2003.
La prospección arqueológica con detectores de me-
tales es, simplemente, un tipo de prospección arqueo-

~ Como tal, necesita autorización de la Dirección
GOeral de Patrimonio C ultural o Histórico de la Co-
::....:nidad Autónoma donde se encuentre el sitio. Reali-
i:.;,;:.¡ sin esa autorización es ilícito y está p enado, como
'.lemas visto, tanto por la via adm inistrativa como por
:oenal, en su caso.
Pero el empleo de estos aparatos «para buscar tesa-
se ha hecho tan popular en buena parte del mundo
~~~- en especial en América- que es aún posible que
a::,;;o genre que no sepa que, en esta Europa, las cosas
;on así, que los bienes arqueológicos son de dominio
... co y que la tutela y responsabilidad sobre el cum-
-nienro de ese dominio la ejercen las administraciones
- ulrura. Y aunque lo sepa, el lucro puede llegar a ser
:=:"On ante - aunque en muy pocos casos- y, al fin y al
-..- <el campo es de todo el mundo», de modo que se
.:za el detector aún a riesgo de denw1cia o multa.
La primera Comunidad Autónoma que publicó w1a
r-:13. al respecto fue la de Castilla y León, que en 1994
:-rohibió expresamente, estableciendo también que
::...oles comerciaban o distribuían estos aparatos ten-
on que exhibir en sus establecimienros copias del
:::kcrero en cuestión; pero el reciente Reglamento de
rección del Patrimonio Cultural de Castilla y León
t:crero 37/2007) lo deroga expresamente, incluyendo
'1'.usiones al uso de estos aparatos en su articulado so-
~ mcervenciones en el Patrimonio arqueológico: así,
..... arr. 106.2 establece que el uso de detectores de me-
::oSo en yacimientos declarados, inventariados o inscri-
es una prospección arqueológica y como tal debe ser
rizada. En el punto siguiente añade que los usuarios
!I: :::stos aparatos, sin autorización, deberán parar en su
.a:-idad cuando encuentren restos arqueológicos, y po-
!X'-1 en conocimiento de la autoridad competente.
:..a drástica reducción de condiciones para el uso de
aparatos en Castilla y León es difícil de explicar, ya
la progresión normal de las Leyes de Patrimonio
rural o Histórico ha sido precisamenre la contraria.
:-..mas de la segunda generación ya han establecido la
'?lbición total o casi total del uso de los detectores
permiso. La primera fue la de Madrid, que en su art.
- ;irohíbe su uso, así como el de otros instrumentos si-
~' en el ámbito de los bienes inregranres, declara-
., no, salvo autorización específica. Una redacción
c:ieiante incluye la norma de Baleares: en su are. 25 es-
:L.; ece su prohibición en los bienes integrantes del Pa-
=i=ionio Histórico, salvo autorización expresa.
Tanro en un caso como en otro, «el ámbito de los
~es integrantes» o «los bienes integrantes» pueden lle-
..: .i confusión. Porque, ¿cuáles son? ¿Están o deben es-
¡:¡;- señalizados? ¿Y si se trata de yacimientos arqueológi-
Controlar 1 133
cos desconocidos, cómo saber si son o si eran inregran-
tes o no?Tal vez por lo resbaladiw de esas preguntas, hay
Comunidades que han optado por una decisión más
drástica, prohibiendo su uso de forma radical.
Es lo que hace Cantabria, que en su art. 78.2 los
prohíbe fuera de las actuaciones arqueológicas legal-
menre autorizad as; y lo mismo Extremad ura, donde la
utilización de detectores de metales, para cualquier
cosa, está sujeta a autorización administrativa (arr. 56).
Esta última postura, más evidenre, puede parecernos
mejor; pero no deja de tener sus problemas. ¿Conocen
las empresas vendedoras y distribuidoras de estos ap ara-
tos, normalmente de procedencia japonesa, el conteni-
do de estos arúculos? ¿Qué incidencia tiene sobre sus
ventas? ¿Los conocen quienes editan y leen las revistas de
«Detectoa6ción» que existen en nuestras regiones?
En mi opinión, España y sus CCAA deberían d otar-
se de un reglamento de tenencia y uso de detectores de
metales similar al que existe para las armas. En él se de-
jarían claros cuáles son los destinos permitidos para esos
aparatos, aunque se reduzcan, en la práctica, a cuestio-
nes tan básicas como detectar las cañerías de agua en las
paredes, suelos o techos de las viviendas.
tCómo trabajar en el control del
l'atrimonio Cultural?
Se trata, sin duda, de una de las áreas de la gestión de este
Patrimonio más especializadas. Por supuesto, el contexto
profesional más adecuado es el del derecho, y los puestos
de trabajo más razonables se situarían en dos ámbitos:
l. Las administraciones de Patrimonio C ultu ral o
Histórico, fundamenralmente la AGE, que se oc upa
de este tipo de temas, entre los que se incluye una
gama amplia de actividades, desde la concesión d e las
autorizaciones de comercio o de exportación, en su
caso, hasta la coordinación con los C uerpos especia-
lizados de Seguridad.
2. Los Cuerpos de Seguridad de los que hemos ha-
blado, en sus Brigadas o Grupos esped6cos, muy espe-
cialmente, en el caso de personas con formación en
Historia o H istoria del Arte, en sus equipos técnicos.
En ambos mundos, por tratarse de la adm inistra-
ción públ ica, se entraría bien por oposición, b ien por
concurso.
Otra manera de trabajar profesionalmente en este
cam po es a rravés de la educación y la difusión. Lo ve-
remos en el próximo capítulo.
134 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
Un caso concreto de
expolio arqueológico
Se comenta aquí una sentencia de 11 de diciembre
de 2001, de la Audiencia Provincial de Badajoz, en la
que se analiza una acción expoliadora consistente en
un delito de daños contra bienes del Patrimonio Histó-
rico Español y en la que se tratan tres cuestiones im-
portantes: la necesaria capacitación profesional para
realizar actuaciones sobre bienes arqueológicos; la
irrelevancia de que los bienes sean propios o ajenos
para saber si se ha producido un delito de daños; y la
dificultad para «ponerle precio» al deterioro que, con
ciertas acciones (también omisiones), se les causa a
los bienes arqueológicos (u precio» que puede ser ne-
cesario para exigir una compensación o para determi-
nar el castigo que se ha de imponer a los culpables).
Resumiendo los hechos que a lo largo del juicio se
consiguieron probar, sabemos que los acusados mani-
pularon (retallaron, retocaron) una cabeza retrato fe-
menina romana de mármol, original, y que posterior-
mente la vendieron a la Asociación de Amigos del
Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, que a su
vez la donó a los fondos del Museo. Más allá de los di-
ferentes problemas que pueden plantear estas sucesi-
vas transmisiones, lo cierto es que en la sentencia no
se especifica de dónde «salieron» originariamente las
piezas, por lo que no podemos afirmar si procedían de
un yacimiento, habían sido adquiridas hacía tiempo o
se encontraron en alguna otra situación. Tal como se
explica a continuación, en este caso sólo se enjuicia a
los acusados por «las transformaciones» que hicieron
sobre la cabeza de mármol femenina.
A lo largo del pleito, los acusados intentaron defender
la idea de que la llamada por ellos «intervención» (reto-
que) sobre la cabeza de mármol se produjo para devolver
la pieza a su estado originario, sin haberle causado daño
alguno. Es decir, los acusados mantenían que la actua-
ción realizada sobre la pieza romana había contribuido a
resaltar sus rasgos faciales y de peinado, que el paso del
tiempo había difuminado. Sin embargo, y en este aspec-
to hay acuerdo entre los expertos en Patrimonio Histórico,
son necesarios ciertos conocimientos profesionales para
realizar cualquiera de las labores que pueden encuadrar-
se en la metodología restauradora; dicho de otra forma,
que para realizar determinadas tareas, es necesaria una
formación previa en restauración; además, retocar o reta-
llar una cabeza romana de mármol no coincide con nin-
guna tarea propia de la restauración ni de la arqueología.
En la sentencia no se ha admitido la argumentación de
los acusados y, por el contrario, se ha mantenido su fal-
ta de profesionalidad y los daños que ello ha ocasionado
a la pieza. Literalmente, en la sentencia se afirma que el
concepto de restauración mantenido por los acusados
(que carecen de título alguno que permita tenerlos por
profesionales en materia de restauración arqueológica)
«Choca de plano con la realidad de la investigación ar-
queológica. La pieza .. . quizá pueda, en el mercado de
obras de arte, tener más valor de venta tras haber sido
retallada; sin embargo, en cuanto a su valor como parte
del patrimonio histórico, precisamente, se pierde por ha-
berse llevado a cabo sobre la misma una intervención
que altera su configuración romana original, aunque la
misma, evidentemente, estuviera afectada por el paso
del tiempo. O lo que es lo mismo .. ., el retallado es un
atentado contra la pieza y da lugar a otra distinta, per-
diendo así todo su valor histórico y provocando el daño
que precisamente trata de evitar el tipo penal y es que,
en arqueología, quizá deba recordarse que lo importan-
te no es tanto que la pieza luzca como lo hacía hace si-
glos, sino permitir directamente el estudio de un objeto
de procedencia, en este caso romana, directamente y sin
alteraciones posteriores ... ".
Queda claro, por tanto, que las intervenciones sobre
bienes arqueológicos hechas por quienes carecen de
conocimientos profesionales para ello son un atentado
contra su integridad.
Por otra parte, los acusados también alegaron duran-
te el pleito que como eran propietarios de la cabeza ro-
mana faltaba el elemento de la ajenidad (ser de otro)
para poder entender que eran culpables de un delito.
Los acusados mantuvieron que al ser suya la pieza te-
nían derecho a hacer alteraciones sobre ella sin que
eso pudiera ser considerado un delito. Sin embargo, en
la sentencia se dice que «debe recordarse que en este
caso en particular lo que se protegen son todos y cada
uno de los bienes que integran nuestro patrimonio his-
tórico, respecto del cual, al margen de su propiedad, re-
sulta prohibida la realización de aquellas conductas que
puedan suponer un daño por imperativo legal (artículo 36
de la LPHE) estando sujetos a un régimen jurídico dis-
tinto al del resto de bienes muebles o inmuebles sus-
 Controlar 1 135

:ept1bles de titularidad o posesión

::nvada.. . Por tanto, se coloca la tu-
2 a de los bienes históricos (ar-
:Jeológicos, en este caso) por en-
: 'Tla de la propiedad de los
~ smos, teniendo en cuenta, ade-
~as , que en este caso se desco-
""OOe la procedencia de la cabeza
-ocnana.
Otro de los temas fundamentales
:ue resuelve la sentencia es el de
a dificultad existente para valorar
os daños en bienes arqueológicos.
Je esta forma, y aunque entiende
:ue el valor de las piezas es incal-
:utable, se afirma que, conforme a
"'IUestro derecho penal, hay que in-
:entar dicha valoración, por más
::ve ccdifícilmente se puede estable-
:er un valor crematístico a una figu-
-a procedente de Roma o Grecia ...
~ este supuesto, el criterio de va-
oración es el propio valor de venta
Je la pieza que le atribuyó uno de
os acusados y que pagó la Asocia-
:::aon compradora.
La sentencia termina imponiendo
a os acusados la pena de un mes
un día de arresto, la suspensión
Ja todo cargo público y derecho de
su'ragio pasivo durante el tiempo
:Je la condena y el pago de las cos-
:as del juicio. Además, se obliga a
::1.1e se informe a la administración
sobre los objetos que se encontra-
"OO en poder de los acusados (la
::abeza y otras piezas arqueológi-
:::as), para que el organismo com-
:ietente pueda adoptar las medidas
ooortunas respecto a su destino.

A NA YÁÑEZ
Profesora de Derecho
Administrativo.
Universidad Complutense
de Madrid.
 Difundir
....2razón del Patrimonio Cultural:
difusión
"'lO ya analizamos al principio de este libro, la razón
.er de los bienes culturales es la posibilidad de que
...:iedad disfrute de ellos, los conozca y los valore.
.gua! que se trate de un gran museo o una peque-
,blioteca, una vía romana o una perdida cueva con
de pinturas paleolíticas. Todo debe ser conocido
fru tado por la gente, por toda la gente; de lo con-
~ '· no tendrían ningt'.in sentido los esfuerzos que rea-
,., las administraciones para proteger unos bienes
~ por pertenecer al pasado, carecen muy a menudo
, ·msideración social.
• ahí reside una contradicción importante: ¿cómo
- sociedad a conocer, amar y valorar un conjunto
elementos que le son, al menos en principio, aje-
Con otras palabras, ¿cómo podemos esperar que
;rupo de genre, entre la conservación de un bien
:ural y la construcción de otra autopista, elija lo
::nmero, cuando está ed ucada en un conrexto capita-
-. ~ «desarrollado» que no le ha enseñado las posi-
- \'entajas de esa «Otra» elección?
Para aclarar de algt'.in modo las respuestas posibles
.u preguntas y, sobre todo, para planrearnos el fu-
en este capítulo vamos a analizar las dos grandes
por las que llegan a la sociedad las noticias -posi-
4.) y negativas- sobre los bienes culturales y su ges-
~- La primera es la que Llamamos «educación formal
·eglada», es decir, ese conjunto de enseñanzas cuyo
.:-..i.imienro conduce a la obtención de un título ofi-
.:i:, primaria, secundaria, bachillerato, formación pro-
'lnal, grados y postgrados. Las dos iniciales son
1gatorias, el resto no. Analizaremos qué es lo que se
<eña respecto a la Gestión del Patrimonio C ultural en
currículos actuales para comprender qué puede lle-
o:;¡ · a hacer co n los bienes patrimoniales la genre que
actualmente se está educando y que en el futuro tendrá
en sus manos .. . su futuro.
La segunda vía se denomina normalmente «educa-
ción no formal o difusión»; también podemos llamar-
la «divulgación». Se trata de todas esas in iciativas,
enormemenre numerosas en una época como la nues-
tra, nombrada por quienes saben leer y leen - sólo una
parce del mundo- «la era de la comunicación», que
ponen en contacto datos con personas: internet, cine,
televisión, novelas, ensayos, libros de viajes, manuales
y monografías, revistas, periódicos, cómics, museos y
exposiciones, rutas turísticas, visitas guiadas, parques
arqueológicos o temáticos, juegos de ordenador. .. et-
cétera.
En esta segunda vía, felizmente libre y tan amplia
que sólo podremos presentarla de forma superficial,
la sociedad puede perderse si no maneja previamente
conceptos adecuados sobre los bienes cul turales y su
gestión. Así, un ejemplo claro lo constituyen los bie-
nes arqueológicos -una parte del Patrimonio Cultu-
ral- y las ideas que la gente normal -es decir, quienes
no han estudiado Arqueología en las universidades-
tiene sobre su naruraleza y su tratamiento. La ciencia
a la que llamamos Arqueología, que mediante el estu-
dio de los restos del pasado co nstruye la Historia, ha
de sobrevivir día a día a los ataques traicioneros y ven-
tajosos de Indiana Jones, Lara Crofr, tenebrosas mo-
mias revividas y decenas de personajes si mila res.
Avenrura, poder, exotismo, robo, descontextualiza-
ción, des trozos sin límites, esoterismo y látigos cons-
tituyen un conjunto de atributos que nada tienen que
ver con la ciencia arqueológica moderna, pero q ue si n
embargo, para la genre no académica, resultan mu-
cho más atractivos, inreresantes e incluso «verídicos»
que la labor a burrida y poco vistosa de un equipo de
Arqueología en un laboratorio de clasificación, por
ejemplo, d e cerámicas.
138 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
La difusión del Patrimonio C ultural y de sus me-
canismos de protección, cal vez la parce más impor-
tante y desde luego la más social de su gestión, ha de
pasar, por lo tanto, por un proceso en dos tiempos:
primero en la infancia, en la educación obligatoria,
hay que introduci r mensajes de aprecio, de orgullo,
de belleza, de utilidad, hay que explicar qué so n los
bienes que forman parce del Patrimonio Cultural,
qué es un BIC además de un bolígrafo y dónde están
las administraciones responsables; hay que enseñar
que cualquier ciudad ana o ciudadano puede poner
una denuncia si observa dafio a algún bien cultural,
que también cualquiera p uede proponer a la adminis-
tración responsable que declare, inventaríe o catalo-
gue un bien para protegerlo. Que no hace falta ser
persona experta n i en Derecho ni en Historia del Arce
para ello . . .
Luego, con ese bagaje inicial, el enfrentamiento a los
medios masivos de difusión se producirá de una forma
más crítica: será posible no confundir películas de aven-
turas con realidades cotidianas, incluso cal vez no haya
que creerse codo lo que dicen los periódicos ...
Antes de meternos d e lleno en el tema que nos ocu-
pa, es necesario dejar clara una cuestión que puede
causar cierra confusión: la dife rencia real entre <<Difu-
sión del Patrimonio Cultu ral» y «Difusión de la Ges-
tión del Patrimonio C ultural». Por ejemplo, cuando al-
guien acude a una conferencia sobre la pintura d e
Goya en el Museo del Prado, sin duda está asistiendo
a un acro de difusión del Patrimonio C ultural, porque
esas pinturas lo son, claro está; pero en esa conferencia
muy probablemente no se va a hablar de la «gestión pa-
trimonial» de esos bienes: sus grados de declaración, las
condiciones impuescas para intervenir en ellos, sus po-
sibles exportaciones o ventas ... Esca segunda parte, de
la que hablamos en este libro, supone un cipo de difu-
sión bastante especial, que no es frecuente encontrar
en conferencias, cursos o investigaciones sobre bienes
que fo rman parre del Patrimonio Cultural.
En el cuadro 8.1 se definen esos dos cipos básicos
de difusió n, según su orientación, poniendo ejemplos
concretos de cada uno.
Y otro aviso: los dos tipos de difusió n son necesa-
rios. H ay que conocer la naturaleza y las caracceríscicas
de los bienes culturales para poder apreciarlos y disfru-
tarlos, por supuesro; y al mismo tiempo hay que saber
qué puede hacer la sociedad para protegerlos y qué es
lo que hacen las administraciones públicas al respecro.
Lo ideal sería que los dos tipos de difusión fueran jun-
ros, pero esto se da en muy pocas ocasiones, aunque la
situación va cambiando poco a poco. Es también otra
CUADRO 8.1
1ipos de difusión del Patrimonio Cultural
según su orientación
a. Difusión de los bienes del Patrimonio Cultural: cual-
quier actividad que ponga en contacto a la sociedad con
los bienes culturales y sus caracteres históricos y arásticos.
Ejemplos:
- un libro sobre historia del arre barroco en España
- un fo lleto sobre los caracteres artísticos de un edifi-
cio histórico
- el Museo Arqueológico Nacional
b . Difusión de los mecanismos de Gestión del Patrimonio
Cultural: cualquier actividad que informe a la sociedad
sobre la naturaleza y la práctica de los procedimientos
empleados por las administraciones públicas y, en su caso,
por la propia sociedad para el conocimiento y la protec-
ción de esos bienes.
Ejemplos:
- este libro
- una conferencia sobre la lucha contra el expolio de
los bienes culturales
- una exposición sobre los efectos de la sobreexplota-
ción en las cuevas de arte rupestre
de esas áreas en las que las nuevas generaciones tendrán
mucho por hacer.
La educaci6n/difusi6n en las normas sobre
Patrimonio Cultural
En las normas y recomendaciones internacionales, la ne-
cesidad de una educación apropiada frente a la protec-
ción de los bienes culrurales es recurrente. Fue asumido
hace ya varias décadas que la educación es uno de los
mejores caminos para evitar el expolio y que los bienes
sólo serán respetados si se conocen debidamente y se va-
loran en su dimensión histórica. Así, el «Convenio euro-
peo para la protección del Patrimonio Arqueológico» de
1969, que Espafia firmó oficialmente en 1975, obliga a
cada uno de los países firmantes a llevar a cabo un pro-
grama educativo con el fin de suscitar y desarrollar en la
opinión pública el conocimienro y el respeto por los bie-
nes del pasado (Querol y Martínez Díaz 1996, p. 337).
De las leyes vigentes españolas sobre Patrimonio
Culrural, la primera en incluir esca idea de forma cla-

CUADRO 8.2
Tcno de la Ley de Patrimonio Cultural de la Co-
mmúdad Valenciana sobre la educación (art. 88)
L J Generalitat, reconociendo el aprecio general hacia el
onio cultural como base imprescindible de toda po-
- -·de protección y fomento del mismo, Lo promoverá me-
~ las adecuadas campañas públicas de divulgación y
:.uión.
_ :.-i Consellería de Cultura, Educación y Ciencia inclui-
t"'I los planes de estudio de los distintos niveles del siste-
raucntivo obligatorio el conocimiento del patrimonio
~ri1Í valenciano.
.> J Generalitat promoverá la enseñanza especializada y la
r:mgaáón en las materias relativas a la conservación y en-
'-«lmiento delpatrimonio culturaly establecerá los medios
;.iboración adecuados a dicho fin con las universidades y
rn.rros de formación e investigación especializados, públi-
privados.
- ~lecerd asimismo las medidas necesarias para asegurar
.os fimcionarios de todas las administraciones públicas de
- :;...,,unidad Valenciana reciban la formación específica so-
,':"'tlrección del patrimonio cultural adecuada a la natura/e-
- tite rus fimciones.
-;¡¡-_e Cataluña, en 1993: en ella se obliga al gobierno
:r .i Generalirat a introducir en los currículos de los
,_;=:-em es niveles del sistema educativo reglado obli-
:;...a... :io el conocimiento del Patrimonio Cultural cata-
an. 65) . Algo semejante hace Galicia, en 1995,
- una Disposición Adicional en la que dice que el
-ocimiento del Patrimonio C ultural será valorado
..::-:.:ro del sistema educativo obligatorio, en sus dife-
-~es niveles.
Po r lo general, y salvo excepciones, las normas de
- ..egunda generación, es decir, aquellas que se ini-
-'--: en 1998, tratan este tema d e una forma más ro-
-.ii. Co mo ejemplo, el co ntenido del Art. 88 d e la
~ de la Comunidad Valenciana, o el 89 de la d e
~::ares , que son idénticos (véase cuadro 8.2, en
_ -:de se reproduce el texto valenciano).
Estos textos tienen en cuenta todas las categorías
.oles de personas a las que el conocimiento o la
Difundir 1 139
educación deben ir dirigidos, d esd e la infancia hasta
el ámbito académico, pasando por el funcionariado
en general, no sólo aquel que d esempeña su labor en
las Consejerías de C ulrura; puede verse tamb ién
cómo en este artículo aparecen los dos tipos de difu-
sión de los que aquí estamos hablando: referente a los
estudiantes, el conocimiento d e los bienes; referente a
los especialistas y funcionariado, el conocimiento de los
sistemas de protección de esos bienes.
Una consecuencia de todas estas buenas y claras
intenciones es la modificación que en la últi ma déca-
da se ha producido en los currículos de la enseñanza
obligatoria, que a continuación vamos a analizar.
La educación formal
Primaria
H asta hace poco menos de diez años, en los currícu-
los de Primaria no aparecía la expresió n Patrim onio
Cultural o equivalente; pero después de la última
gran reforma educativa (la LOE de 2002) la situa-
ción comenzó a modificarse. Se presenta, aunque
tímidamente, dentro del área de Conocimiento del
Medio Natural, Social y C ultural, donde se habla
del respeto por el Patrimonio Cultural y Natural y
el interés por su mantenimiento. Esta idea general la
recogen algunas CCAA en las normativas en las q ue
establecen los estudios de Primaria.
Por ejemplo, en La Rioja, el Decreto 26/2007 il1clu-
ye entre los objetivos de la educación primaria conocer el
Patrimonio Cultural de España, participar en su conserva-
ci6n y mejora y respetar y valorar como un bien enriquece-
dor para todos los españoles su diversidad lingüística y cul-
tural. Más adelante, en el anexo dedicado a la materia de
Conocimiento del Medio, insiste en que el conocimien-
to de las manifestaciones culturales, la valoración de su
diversidad y el reconocimiento de aquellas que forman
parte del Patrimonio C ultural contribuyen específica-
mente a la competencia artística y cultural. También
aparece nombrado el Patrimonio Cultural en el contex-
to de la Educación Artística, cuyo objetivo, entre otros,
es el de contribuir a desarrollar la capacidad d e conocer
y valorar las diferentes manifestaciones artísticas del Pa-
trimonio C ultural propio y de otros pueblos; y, por úl-
timo, en el área de Historia, ya del tercer ciclo de Prima-
ria, en la que se incluye la necesidad de conocer, valorar
y respetar las manifestaciones culturales y artísticas más
relevantes del Parrimonio Histórico y Cultural .
140 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
El Parque
Arqueológico de
Carranque, Toledo
El Parque Arqueológico de Carranque se encuentra en
la localidad del mismo nombre, en la provincia de Toledo,
a 45 km de Madrid y Toledo; fue descubierto en 1986,
pero sólo se abrió al público en el año 2003. Mientras tan-
to, las excavaciones sistemáticas pusieron al descubierto
una serie de restos arqueológicos de finales del siglo 1v,
relacionados con Teodosio 1 el Grande, entre los que des-
tacan el Edificio A: Basílica; el Edificio B: Ninfeo (mauso-
leo); y el Edificio C: la Casa de Materno, con sus más de
900 metros cuadrados de mosaico, sobresaliendo entre
ellos los cuatro con escenas mitológicas (el mosaico de
Océano, Muerte de Adonis y mosaico de Materno y el de
Aquiles y Briseida).
Paralelamente se trabajó en su puesta en valor (res-
tauraciones), en la creación de las infraestructuras que
permitieran la visita (accesos, aparcamiento, pasare-
las ... ) y en la construcción del Centro de Interpreta-
ción, en el cual, a través de las piezas encontradas du-
rante las excavaciones arqueológicas, maquetas y
reconstrucciones virtuales, se pueden conocer las cos-
tumbres cotidianas, religiosas y funerarias de distintas
épocas. Como complemento a la visita, el Parque
cuenta con una proyección en la que no sólo se expli-
ca lo que se va a ver o se ha visto, sino que además,
a través de reconstrucciones virtuales, se puede ob-
servar cómo eran los edificios.
La importancia del Parque Arqueológico va más allá
de la conservación y disfrute de unos restos del pasa-
do: es un promotor de cultura y riqueza.
Por lo que respecta a la transmisión de cultura, el ob-
jetivo del Parque, ya conseguido, a tenor del número de
visitantes recibidos y su progresivo aumento, es acer-
car al público en general el modo de vida de la socie-
dad romana en ese momento. Asimismo, el Parque, de-
bido a la demanda del público, ha ido ampliando sus
actividades: en el mes de mayo se celebran las jorna-
das «Carranque, la Huella Romana», en las que duran-
te diez días hay funciones de teatro, conciertos, confe-
rencias, etc. Durante el resto del año se llevan a cabo
talleres de mosaico, de pintura romana o de cocina,
además de un taller de arqueología que da a conocer
la naturaleza de los trabajos arqueológicos. Asimismo,
en el Centro de Interpretación, como complemento a
las vitrinas, existen unas hojas de sala en las que se
tratan, de forma clara y sencilla, temas de la vida coti-
diana como el aseo o los ritos funerarios.
En cuanto a la economía, el Parque se ha convertido
en un promotor de riqueza para el entorno. Así, gracias a
él, se han creado puestos de trabajo directamente relacio-
nados con el sitio, tanto personal fijo (informadores cultu-
rales, tienda, vigilantes, etc.) como personal de apoyo
(monitores de talleres, informadores, etc.), además de ar-
tesanos que venden sus productos en la tienda.
También se han creado puestos de trabajo indirec-
tos; así, en el pueblo se han abierto tres casas rura-
les, una oficina de turismo comarcal , un hotel y varios
restaurantes. Pero, además, la influencia del Parque
va más allá: la misma población de Carranque lo apo-
ya cada vez más, viéndolo como algo de lo que pue-
den sentirse orgullosos. Comienzan a decorar las fa-
chadas con mosaicos e incluso a ponerles a sus
negocios nombres romanos, como la «Peluquería lm-
perium ...
Quizá el Parque Arqueológico de Carranque puede
servir como ejemplo de que la puesta en valor de un
yacimiento arqueológico, a través de una buena ges-
tión y de un buen proyecto, con unos objetivos claros,
es una manera acertada de combinar el disfrute social
actual con la conservación de los restos del pasado.
B ELÉN P ATÓN
Directora técnica.
Otros datos de interés:
N.º de visitantes: 200.000 en cinco años.
Cómo se llega:
Carretera Madrid - Toledo, A-42 ,
AP 41 salida a Carranque.
Horarios:
Del 15 de abril al 30 de septiembre, de 10:00 horas
a 21 :00 horas.
Del 1 de octubre al 14 de abril, de 10:00 horas a
18:00 horas.
Abierto de martes a domingo.
Lunes cerrado, excepto festivos.

Servicios:
ISitas guiadas (2 horas).
:)tras servicios.
~lete r ía , área de descanso y comida.
': tos de contacto:
:>arque Arqueológico. Telf.: 925592014
=>agina web: www.patrimoniohistoricoclm.es
O'icina de Información Turística Comarcal.
- elf.: 925544240 web: www.turismocarranque.com
Difundir l 141
Otro ejemplo podría ser el D ecreto 56/2007 del
Principado de Asturias sobre esca misma educación
primaria, entre cuyos objetivos se encuentra el de co-
nocer y valorar los rasgos básicos del Patrimonio Cultu-
ral Histórico y Artístico de Asturias, participar en su
conservación y mejora y respetar la diversidad lingüísti-
ca y cultural como derecho de los pueblos e individuos,
desarrollando actitudes de interés y respeto hacia el ejer-
cicio de este derecho.
Como se puede observar, y con independencia de la
diversidad terminológica, la enseñanza del Patrimon io
Cultural, especialmente dirigida al proceso de valora-
ción de los bienes más llamativos y artísticos, está per-
fectamente enlazada con el respeto por las demás culru-
ras y manifestaciones, en el ámbito de la creación de
una ciudadanía respetuosa con «la diferencia». Un mag-
nífico papel para los bienes culturales.
Secundaria
También se comprueba un cam bio a lo largo de esta
última década. Ya en 1994, en el ámbito de la LOG-
SE de 1990, ley anterior a la actual, se incluyó la po-
sibilidad de una materia optativa de la ESO titulada
«Conservación y Recuperación del Patrimonio Cultu-
ral», cuyos planeamientos y objetivos iban principal-
mente dirigidos al Patrimonio etnológico, es decir, a
las manifestaciones y cosrumbres populares o tradicio-
nales, no al Patrimonio Cultural en general (Q uerol y
Martínez Díaz 1996, p. 34 1).
En la LOE de 2002 la palabra «Patrimonio» tan
sólo aparece una vez, en el art. 22, cuando establece
los objetivos de la enseñanza secundar ia y la lista de
capacidades que hay que desarrollar en esta etapa. Una
de ellas es conocer los aspectos bdsicos de la cultura y la
historia y respetar el Patrimonio artístico y cultural.
Pero esta situación de escasez se va co rrigiendo
poco a poco. Así, en el Decrero 1631 /2006, por el
que se establecen las enseñanzas mínimas de la
ESO , la buscada expresión figura nada men os que
33 veces y en m uy diferentes contextos: por supues-
ro, entre los objetivos generales de la ESO, do nde
aparece con los adjetivos «artístico y cultural», como
en la LOE, pero también en el listado de competen-
cias bás icas: Contribuir a la conservación del Patri-
monio cultural y artístico tanto de la propia Comuni-
dad como de otras Comunidades; en la materia de
Ciencias Sociales, Geografía e Hisroria: Valorar y
respetar el Patrimonio Natural, H istórico, Cultural y
142 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
1
!.L
- 1
Artístico, asumiendo la responsabilidad que supone su
conservación y apreciándolo como recurso para el enri-
quecimiento individual y colectivo; así como en el
contexto de otras materias: Educación plástica y vi-
sual, Música e incluso Historia y C ultura de las Re-
ligiones.
La puesta en práctica de todas estas intenciones,
desde luego bien encaminadas, no es por ahora todo lo
apropiada que podrá llegar a ser en el futuro. Cada Co-
munidad Autónoma, e incluso cada Instituto de Ense-
ñanza Secundaria, asume un compromiso y una idea
diferente al respecto. Como ejemplos, considerensé los
siguenres:
- El D ecreto 8712002 de la Consejería de Educa-
ción de la Comunidad de Extremadura, por el que se
establece el currículo de la ESO, incluye una asignatu-
ra optativa titulada «Cultura Extremeña»; la propia
Consejería apoya la publicación de varios textos sobre
el contenido de tal materia, que se reduce exclusiva-
mente al Patrimonio etnológico: artes y costumbre"S
populares, arresanías, etcétera.
- En Andalucía algunos IES, d entro del Depar-
tamento de C iencias Sociales, Geografía e Historia
incluyen una materia optativa para 4. 0 d e ESO y 2. 0 de
Bachillerato, titulada «Patrimonio C ultural de Anda-
lucía». Analizando los programas propuestos o publi-
cados en las memorias, se observa que se trata de una
H istoria del Arte aplicada a la propia Andalucía -.:,
incluso a la ciudad en la que se encuentra ese IES-
mezclada con algo de arquitectura popular, gastrono-
mía Y urbanismo.
_: En el curso 2001/2002 el IES asturiano J.]. Cal-
vo:'-. ligue! ofreció como asignatura optativa para 4.0 de:
ESO "Conservación y recuperación del Patrimonio
Culrural .. , esta vez un título aj ustado a la propuesta de:

.... _QE. El programa y las prácticas se cen traron en la
•ración de un catálogo de codos los vestigios de ar-
logía industrial del término municipal corre,spon-
- En el IES Francés de Aranda (Teruel) el mismo
::>crarramento ofrece una asignatura cuyo título tam-
se ajusta al propuesto por la LOE. Estudiando
_ ntenido se observa una enorme mezcolanza, en
ue prima lo tradicional: labores agrícolas y gana-
..1.) canciones y danzas populares, flora y fauna au-
- .... nas, balnearios, cuevas naturales, registros ar-
iogicos ...
Cuál es la razón de tal amalgama d e términos,
.::epros, ideas y contenidos? ¿Dónde se enseña, por
:.meo, la verdadera naturaleza del Patrimonio C ul-
o&. en su sentido más amplio -y único, al menos en
- dente- y sus mecan ism os d e protección?
:..a respuesta tiene mucho que ver co n la crono-
~ las perso nas q ue han escri ro esos p rogram as,
- 'lan imaginado esos contenidos, que han incl ui-
~ terminología, p ro bablemente no han tenido
on de aprender, en sus estudios, qué es el Parri-
i:::=:uo C ultural y cuáles son sus mecanismos de ges-
'" es incluso factible que no hayan tenido acceso
... '-uno de los libros, tod os ellos bastante recientes,
_ - tratan ese tema en nuestro país. Pertenecen a
generació n que no fue educada d e la manera en
~e ahora se intenta educar a la ciudadanía. H a-
de pasar varias generaciones, d esde luego no
una, para q ue los errores se corrijan, las termi-
='as se unifiquen y los programas se ho moge-
- n.
Scepcionalmente, a veces se publican estud ios
-:: la enseñanza del Patrimonio C ultural en la
Es el caso de C uenca y Estepa (2003), de la
- ersidad de Huelva, que anal izan el contenido de
oros de texro de una serie de importantes ediro-
:::;¡:.o Las conclusiones a las que Llegan no son muy
- •-as: la mayo ría de los ejemplos patrimoniales
~ explican en estos libros pertenecen a la histo-
.&.•uigua y son de carácter artístico, en u na línea,
·encemente, clásica. Además, anotan, no se fo-
~=.a.n las acritudes intervencionistas en defensa d el
h:rirno nio (op. cit. p. 98) .
~llerato
.... c-.:xlerno bachillerato, con sólo dos años de dura-
presenta varias modalidades; entre ellas, la de
Difundi r J 143
«Artes» y la de «Humanidades y Ciencias Sociales» in-
cluyen una asignatura de Historia del Arte. En ella está
contemplado el Patrimonio Cultural en su d imensión
más artística, como demuestran los currículos estable-
cidos por las CCAA al respecto. Así, por ejemplo, el
Principad o de Asturias, en su D ecrero 70/2002, inclu-
ye en su preámbulo la necesidad d e profundizar en el
conocimiento y valoración del patrimonio natural cultu-
ral, lingüístico, histórico e industrial del Principado de
Asturias. . . Luego, entre los objetivos y las capacidades
que se han d e desarrollar, se señala la d e conocer, valo-
rar y respetar el patrimonio natural cultural, histórico y
lingüístico de la humanidad;¡ fundamentalmente, el del
Estado español y el del Principado de Asturias, para par-
ticipar de forma cooperativa y solidaria en su desarrollo y
mejora.
Una redacción semejante encontramos en el De-
creto 169/1997 de la Comunidad Foral de Navarra,
publicado con la misma finalidad. En él, la asignatura
de Historia del Arte contribuye a ... la valoración del
patrimonio artístico y cultural, y entre sus objetivos hay
dos que tratan el tema, el 5: Conocer, disfrutar y valo-
rar el patrimonio artístico, contribuyendo de forma acti-
va a su conservación y rechazando los comportamientos
que Lo deterioren o mermen; y el 8: Conocer y apreciar el
patrimonio artístico de Navarra como parte integrante de
nuestro pasado histórico.
La modificación que habría que hacer, por lo tan-
to, en las enseñanzas de bachilleraro seda, al menos,
doble: por un lado, unificar terminologías y co ncepros;
por ocro, incluir la materia de Patrimonio C ul tu ral y su
gestión también en la asignatura de Hisroria.
Formación profesional
E n las liscas oficiales de cursos de FP can sólo he en-
contrado uno que podría acercarse de algún modo al
tratamiento del Patrimonio Cultural: «Trabajos fores-
tales y conservación d el medio natural». Pero su con-
tenid o es estrictamente «natural», sin q ue aparezca
conexión alguna con los bienes cul turales. Por o tro
lad o se encuentran las «escuelas taller», algunas de las
cuales tienen q ue ver con la restauració n de los mate-
riales artísticos o con la museografía; una d e las más
conocidas es la Escuela Taller de Patrimo nio de la
Fundación de Santa María la Real (Aguilar de Cam-
poo, Palencia). Se trata de programas de fo rmació n
para personas desempleadas, que pretenden proveer-
las de los instrumentos necesarios para su inserción
en la vida laboral.
144 1 La Gestión del Patri monio Cultural y sus mecanismos
En todo caso, estas escuelas, en lo que se refiere
al Patrimonio Cultural, parecen tener bastante m ás
importancia en cuanto a formación de la juventud y
creación de empleo en países de América Latina. Y
eso a pesar de que, según palabras d e Fernández Sa-
linas, «el patrimonio se conecta con todos los conte-
nidos transversales fundamentales en la formación
(derechos humanos, paz, incerculturalidad, respeto a
lo diferente ... ) y se incorpora sin dificultad a la tarea
de la educación de valores fundan1entales y de pro-
cedim ientos innovadores, versátiles y d e la compleji-
dad que requiere cada estado del proceso formativo»
(2003, p. 289) .
Grados y postgrados
La educación superior en España, al igual que en el
resto de los países d e la UE, escá sufriendo en estos
años una fuerte remodelació n, al adaptarse al Espa-
cio Europeo de Educación Superior (EEES) . Los
cambios que comienzan a producirse son muchos,
al gunos profundos y otros no canco, por lo que todo
lo que aqu í se diga no puede ser m ás que provisio-
nal. Lo importante, en lo que nos ocupa, es decir, en
la enseñanza especializad a en la gestión del Patrimo-
nio C ult ural, es lo que está por venir, porque hasra
ahora apenas ha habido oportunidades para d esarro-
llarla.
En codo caso, en este libro hay un capítulo, el 2 1,
d edicado a los institutos y las universidades, y será en
ese contexto en el que se explique - o se intente expli-
car- todo este singular movimiento.
La educación no formal,
informal o difusión
Existen muchas definiciones de «d ifusión», pero
todo el mundo entiende que se trata de la acción de
poner algo a disposición del público , de introducir-
lo en las vías por las que la sociedad lo conoce. Mar-
tín (2007) la define como << una gestió n cultural me-
diadora entre el patrimonio y la socied ad; uno de los
tres pilares en los que se sustenta la gestión del pacri-
mon.io, y su misió n es establecer el necesario víncu-
lo entre éste y la sociedad». Para esce mismo autor, la
difusión implica una serie de acciones: la puesta en
valo r, la interpretación, el uso p úblico y la inco rpo-
ración de los bienes culcurales a las est rategias turís-
ticas y de desarrollo local.
La repetida y criticada expresión «pues ta en va-
lor», un galicismo difícil d e superar, significa en rea-
lidad la uni ón d e la interpretación y la presenta-
ción; es decir, un bien cultural se co noce primero, se
incerp rera después y po r último se presenta al pú bli-
co. Ese seda el ciclo completo de la «puesta en va-
lor». Es frecuente encontrar bibliografía en la que la
«puesta en valor» se susticuye por la «presentación•.
y como para presentar algo antes ha d e haber sido
investigado e interpretado, personalmente no me
parece mal.
Pero codo lo que llamamos «puesta en valor» o
«presentación» es en realidad una difusión especial i-
zada: parce de los bienes culturales o naturales y se
ce nt ra en ellos. Lo que ocurre es que la mayoría de
las iniciativas de difusión que colocan a los bienes
culturales a disposición cognitiva de la sociedad no
es tán pensadas para ellos, no son «especial izadas~.
Así, por ejemplo, programas de 1V, novelas, revistas.
películas, juegos de ordenador, ere., en los que el
fo ndo o la trama tiene algo que ver co n los bienes
culturales (p. e., la película La trampa, o por supues-
to la serie de Indiana Jones), pero que de ninguna
man era están pensadas «para» difundi r esos bienes.
Estos medios, indirectos y no pensados, tienen mu-
cho más peso que los otros en la difusió n del Pat ri-
monio C ultural, d e modo que habrá mucha gente
que sólo acceda cotidianamente a los bienes cultura-
les a través de ellos.
Por su parce, la «interpretació n» es una especialidad
que ha sido muy tratad a en los últi mos años. Baste
como ejemplo el famoso libro de T ilden que la Asocia-
ción para la Interpretación del Patrimonio ha editado
recientemente en español (2007). De él se pueden re-
sal tar los seis principios o sentencias que aparecen en el
cuadro 8.3.
En definitiva, sabemos que las vías que pueden
ser utilizadas para la difusión son muy numerosas y
parece que puedan serlo cada día más; pero no he-
mos de o lvid ar que codas esas vías están condiciona-
das por la capacidad de comprensión del suj eto re-
ceptor, es decir, por el nivel de educación o fo rmación
que tienen las personas a las q ue la difusión va d iri-
gida.
Entre los bienes culturales y el público puede dar-
se una comunicación directa, sin intermediación.
como en la clásica visica a una pinacoteca o a un mo-
numenco; también puede ser ineludible un vehículo
intermedio, lo que denominamos guía, carcelería o
cualquier otro sistema de comunicación complemen-
taria. Esto suele ser más necesario cuanto más alejado

CUADR08.3
Los seis principios de la interpretación
(Tilden 2007)
_alquier interpretación que de alguna forma no re-
,e lo que se muestra o describe con algo que se ha-
~-: la personalidad o en la experiencia del visitante,
• ~tér il.
- -' in fo rmación, tal cual, no es interpretación. La in-
~-eraci ó n es revelación basada en la información,
..::ue son cosas completamente diferentes. Sin embar-
- ida interpretación incluye información.
.).. _ 1merpretación es un arte que combina otras muchas
- _ sin importar que los materiales que se presenten sean
:i...-lcos, históricos o arquitectónicos. Cualquier arre se
.:e enseñar.
:. obje¡ivo de la inrerpretación no es la instrucción, sino
-- ,·ocación.
5- ___,_ imerpreración debe intentar presentar un todo en
-~ de una parre, y debe estar dirigida al ser hu mano
..i conjunto, no a un aspecto concreto.
;;.. . ,. imerpretación dirigida a los niños, digamos hasta
: 2 años, no debe ser una parte de la presentación a
.dulros, sino que debe seguir un enfoque básicamen-
.:..:erente. Para obtener el máximo provecho, necesi-
... • un programa específico.
- ..:esrra cultura cotidiana se encuentre el bien que
~.l."TlOS difundir.
_o n el fin de organizar algo este inmenso mun-
::e d ividido los tipos de difusió n en dos grandes
.;:.:es: aquella en la que se utiliza el propio bien de
-era directa, y la que no lo hace. Además, he de
_ ~dar de nuevo la distinción que se hizo en el pri-
- _- apa rtado de este capítulo, entre la difusión de
.:.uacteres histó ricos y artísticos o culturales de los
- ::· y la difusión sob re los mecanismos de gestió n
-~ ?ara su protecció n se uti lizan o se pueden utili -
- cuadro 8. 1); como ya apunté, esta última apenas
_ ;:iresente en los medios normales, cuando lo ideal,
.:·Je ambas orientaciones de la difusión vayan
- -as.
Difundir l 145
1. Difusión con el uso directo de los bienes
Se subdivide, a su vez, en tres formas: difusión en el
propio sitio, difusión o presentació n en el m useo, o en
ambos a la vez; a esta últim a posibilidad, de gran éxi-
to en las últimas décad as, se la d enomina de variadas
formas, aunque las más comunes son «Museo de sitio»
o bien «Parque Arqueológico».
Museos y exposiciones
Se trata del más clásico d e los procedimientos de
difusión de los bienes culturales, y a su definición y
caracteres le dedicaremos el capítulo 17.
Sitios visitables
Es ocra de las iniciativas clásicas. En nuestro en tor-
no es muy normal pasar un fin d e seman a, o parte de
él, visitando una ciudad o un sitio famoso por sus ca-
racteres patrimoniales, como Segovia, Toledo, G ranada,
Córdoba y un largo etc. Algu nas de estas iniciativas po-
drán verse en el capítulo 10; además, desde la década de
los noventa, la puesta en valor de sitios ames ignorados,
como muchos yacim ientos arqueológicos de caracterís-
ticas más o menos espectaculares, se ha convertido en
un recurso turístico y didáctico de cierta importancia
en muchas regiones. H an surgido así las Aulas Arqueo-
lógicas de Castilla y León, los Parques Arqueológicos de
Castilla-La Mancha y otras CCM, la Red d e yacimien-
tos visirables de Galicia o la d e espacios culturales en
Andalucía, y un largo etcétera del que también hablare-
mos en el capítulo dedicado a los museos .
Visitas a Lugares de trabajo o investigación
Cada vez con más frecuencia se abren las puertas de
los talleres, laboratorios, campos o sirios en los que se
está realizando alguna obra d e rehabilitación o algún
trabajo de investigación documental, como la arqueo-
lógica, sobre los bienes culturales. Con una finalidad
muy didáctica y casi siempre en el contexto escolar, es-
cas visitas gozan de cierto aprecio entre la gente más jo-
ven, ya que consiguen ponerla en contacto con áreas
de trabajo real, no sólo ver el producto term inado. Res-
ponden a los interrogantes sobre el modo de trabajar,
pero las in iciativas de este tipo no son fáciles, ya que las
visitas no pueden ser multitudinarias, por un lado, y el
trabajo de los talleres o sitios se ha de interrumpi r, la
mayoría de las Yeces, para dar cabida a q uienes los vi-
si can, y atenderles.
146 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
Entre la hostelería
y la museografía:
los «castiUos»
No conozco muchos ejemplos entre los centenares
de edificios fortificados que denominamos «castillos»
en los que se haya encontrado el adecuado equilibrio
entre el respeto a sus valores históricos y morfológicos
y su uso como recurso turístico.
En mi opinión, los poderes públicos han tendido a ha-
cer una aplicación restrictiva de la legislación, pero sin
arbitrar simultáneamente fórmulas imaginativas que fa-
vorecieran una correcta reutilización de estos edificios
y estimularan las inversiones de uno y otro sector. Mu-
chos de ellos siguen deteriorándose por falta de inter-
venciones o porque las realizadas no se mantienen y, lo
que es peor, no se les da uso. El sector público no pue-
de afrontar esta tarea solo. En todo caso, puede finan-
ciarla en buena medida cuando se trate de realizar las
grandes inversiones iniciales necesarias para restaurar
y adaptar estas construcciones (mediante subvencio-
nes, créditos oficiales y otras fórmulas similares cuan-
do se trate de bienes de titularidad privada), pero luego
debería potenciar que sea el sector privado el que asu-
ma la carga que supone mantenerlas y darles vida (me-
diante concesiones y contratos de gestión cuando se tra-
te de bienes de titularidad pública).
Lo primero que hay que recordar es que práctica-
mente ninguna fortificación ha llegado a nuestros días
en un estado que permita hacer uso de ella sin realizar
antes una intervención arquitectónica de envergadura
y, por tanto, muy costosa. El grado de destrucción ha
podido ser mayor o menor en función de las circuns-
tancias de su abandono. Simplemente, dejaron de ser
útiles porque perdieron su función. Sólo muy reciente-
mente hemos tomado conciencia de la necesidad de
conservar las cosas «inútiles» del pasado, al conside-
rarlas una herencia que estamos obligados a respetar
como depositarios de la memoria colectiva; y aún más
recientemente hemos añadido a esa necesidad de
conservación la de darles un nuevo uso más allá de
sus valores paisajísticos o evocadores, por aquello de
la rentabilidad social y económica.
Uno de los problemas, a la hora de plantear ciertos
tipos de reutilización, es la morfología de estos edifi-
cios. Me centraré en tres de las variantes más recien-
tes: ciertos palacetes rurales de los siglos xv11 al x1x,
los fuertes modernos y los castillos señoriales bajo-
medievales.
Los palacetes citados sólo incluyen algunos elemen-
tos de aspecto defensivo en su exterior. Son a todas lu-
ces verdaderas residencias aristocráticas, con las co-
modidades y la ampliación de espacios que les son
propios. Los hay por todo el territorio peninsular, con
concentraciones notables en Extremadura y Galicia.
Su uso en hostelería depende del tamaño del edificio,
pero por lo general es muy v iable. Los hay convertidos
en hoteles y los hay que simplemente sirven de con-
texto para banquetes contratados a empresas exter-
nas de catering. Así sucede en los castillos de Viñue-
las o de Aldovea (Torrejón de Ardoz). en Madrid, por
ejemplo. Otro de los posibles usos de estos palacetes
es el de salas de exposiciones. Tal es el caso del Mu-
seo del Vidrio en los palacios del Marqués de Valderas
(Alcorcón) , o el del Castillo de Bendinat en Calviá (Ma-
llorca).
Los fuertes modernos se corresponden con un núme-
ro limitado de fortificaciones, distribuidas por las fronteras
marítimas y terrestres. Por su resistencia y solidez, estas
construcciones se han conservado mejor que los castillos
medievales y ofrecen más posibilidades, aunque por sus
dimensiones resultan costosas de mantener. A la hora de
la verdad, las cámaras del interior de los baluartes no son
tan amplias como cabría pensar y resultan espacios poco
«amables», además de estar desconectados entre sí.
Queda, por tanto, descartado su uso en hostelería y en
muchos otros servicios. No ha sido raro, en cambio, su
empleo como espacio expositivo y museográfico, como
vemos en Ibiza (Museo Arqueológico), Palma (Es Ba-
luart), A Coruña (Museo Arqueológico de San Antón) y en
algunos museos militares. Lo normal, de todas formas, es
que se aprovechen los edificios destinados al acuartela-
miento, no sujetos a las necesidades defensivas, como se
ha hecho en la ciudadela de Pamplona, el Museo Militar
de Montjuich, en Barcelona, o el fuerte de San Diego, en
Cádiz.
Analicemos, finalmente, qué ha sucedido o está suce-
diendo con las fortificaciones señoriales bajomedieva-
les, aquellas que en el imaginario colectivo identificamos
más estrechamente con los «castillos». Algunos, aun-
que ruinosos, aún están en manos de las viejas familias

:.--s:ocráticas a las que pertenecieron siempre, pero en
~e-eral el siglo x1x representa una ruptura bastante ge-
-eralizada de la continuidad en la transmisión de estos
enes : las desamortizaciones afectan también a las
::r.x>iedades nobiliarias y los bienes de las órdenes mi-
~'eS pasan a la Corona (y por tanto, con el tiempo, al
:en nio público). Nuestros campos quedaron plagados
:e castillos que a nadie importaban, sin un propietario
::::nocido, medio arruinados, pero, por su propia fortale-
::a. resistentes a caer y desaparecer. Es el paisaje que
tXJOS hemos conocido, que han cantado los poetas ro-
-cnticos o lamentado los pesimistas del 98.
=n los años sesenta, el Ministerio de Información y Tu-
""S".lO puso en marcha dos proyectos cuyo fin era revalo-
-:::ar los castillos por medio de su uso.
3 primero fue la realización de una serie de subas-
:::s mediante las cuales se pretendía devolver a la pro-
- eoad privada buena parte de los castillos que habían
e.o cayendo en manos públicas. Como es lógico, se
'?!dieron aquellos mejor con servados. Por ejemplo,
es de Batres (Madrid) y Escalona (Toledo). Sus propie-
:z-.os los reformaron a su gusto, con mayor o menor
EOerto, pero sin ningún control público. Otros castillos,
~ cambio, no obtuvieron muchas ventajas de esta
::-ansmisión, bien porque después sus nuevos dueños
se desinteresaron por habitarlos, bien porque directa-
- ente su interés estaba puesto en el suelo con el que
se vendían y no en el inmueble.
3 otro gran proyecto fue la puesta en marcha de la red
::e oaradores, la cual afectó a otros tipos de bienes inmue-
:e;., en especial a monasterios y conventos desamortiza-
:xis. Estas intervenciones, con sus aparatosas modificacio-
-es de la morfología original, nos hablan con claridad de la
~d de reciclar los castillos al servicio de la hostelería.
.entras que los conventos, con sus grandes crujías y su
:isribución en celdas, permiten hasta cierto punto compa-
:biizar el respeto hacia el inmueble con su nuevo uso (véa-
se el convento de San Vicente, en Plasencia), las fortifica-
:iones señoriales no son tan grandes ni tienen esa
::ismbución. Eso ha hecho que la mayoría de los paradores
::.tjados en castillos lo hayan sido gracias al adosamiento
:e nuevas estructuras o a la modificación de las originales,
XY lo general buscando de nuevo un cierto mimetismo en-
=-c lo antiguo (normalmente reconstruido) y lo nuevo. Pién-
5e5e, por ejemplo, en los paradores de Ciudad Rodrigo,
!.arcón, Jarandilla u Oropesa.
Hoy, quiero creer, adaptaciones como las realizadas
:n los paradores no serían posibles gracias a la legisla-
Difundir l 147
ción vigente, ni por parte de la iniciativa pública ni de la
privada. De hecho, conozco algunos casos en los que
no se han autorizado intervenciones masivas de este
tipo. El problema es buscar una alternativa. Un hotel que
se limitara a ocupar los volúmenes originales no sólo
tendría problemas funcionales (por no hablar de la difi-
cultad de aplicar la normativa de accesibilidad y seguri-
dad en locales públicos), sino que seguramente, para
ser rentable, tendría que dar un servicio tan exclusivo
que no estaría al alcance de la mayor parte de los bolsi-
llos. Quizá otros negocios de hostelería serían más via-
bles, aunque todos tendrían que afrontar exigencias le-
gales que tenderían a desanimar a los inversores.
Una salida cada vez más frecuente, como ya hemos
visto para otros tipos, es la de convertir el edificio en
museo o sala de exposiciones, como sucede con el Mu-
seo de Dibujo de Larrés (Huesca), o el Museo del Vino
en Peñafiel (Valladolid), a veces combinada con un cen-
tro de iniciativas e incluso con puntos de comercializa-
ción de productos, o centros de artesanía y de promo-
ción de tradiciones locales. No se puede, ni debe,
esperar que este tipo de soluciones dependan de la ini-
ciativa privada, pero sí, como sucede en la mayoría de
estos casos, mediante una combinación de dinero pú-
blico (normalmente municipal) y aportaciones privadas
a través del patrocinio, donaciones o depósitos (colec-
ciones particulares y cesiones de artistas y artesanos),
trabajo voluntario (talleres artesanales), etcétera. Se
trata, pues, de hacer confluir intereses.
Y no debemos descartar la posibilidad, como decía
al principio, de hacer rentable con imaginación la sim-
ple conversión del edificio en museo de sí mismo, con
el máximo grado de respeto hacia su historia y sus va-
lores, sin introducir otros usos poco compatibles (¿está
justificado que realicemos una «Obra nueva » cuyo vo-
lumen, por ejemplo, suponga un 70 por 100 del total
sobre los vestigios de la «Vieja», llegando incluso a en-
mascarar lo poco que nos ha quedado de la obra origi-
nal?). Quizás a partir de una inversión pública inicial ,
pero sin desestimar una gestión privada posterior. Y no
todas las formas de gestión privada pasan por la ges-
tión empresarial, como demuestran algunas iniciativas
vinculadas al asociacionismo. Es posible que ahí se
halle el camino que hemos de seguir.
FERNANDO SÁEZ LARA
Conservador del Museo de Artes Decorativas.
Especialista en fortificaciones.
148 I La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
En todo caso, hay que tener siempre en cuenta
que lo que se escá visitando, de lo que se está apren-
diendo, es un grupo de profesio nales en el ejercicio
de su labor, de manera q ue el respeco hacia estas per-
sonas y lo que hacen debe ser tan evidente y claro
como el que tendría el mismo grupo al visitar un
hospital o asistir a una operación quirúrgica.
En los últimos años este tipo de iniciativa ha co-
menzado a hacerse valer, demostrando en algunas oca-
siones que incluso puede servir para aumentar los in-
gresos del sitio que se visita. En uno de los recuadros
que acompañan a este capítulo podemos conocer un
ejemplo singular: la Catedral de Santa María de la ciu-
dad de Vitoria, «abierta por obras».
2. Difusión realizada sin el uso directo de los bienes
En este grupo se encuencra una buena parte de la
educación no formal o difusió n: las publicaciones
-especializadas, de divulgació n científica, la literatu-
ra, los periódicos- y las imágenes - cine, vídeos, TV.
Publicaciones
Aunque en la actualidad existen muchos sistemas de
comunicación, el clásico de la letra impresa sigue sien-
do el más utilizado para la difusión del Patrimonio Cul-
tural. Bajo esta forma aparecen en el mercado muchos
cipos de publicaciones, di rigidas a distincos públicos y
con diversos objetivos. En las últimas décadas, la divul-
gación ha pasado a apoyarse más en la imagen, mien-
tras que la difusión ciencífica discurre por caminos más
clásicos.
Sea cual sea el cipo de soporte, lo importante es sa-
ber a q uién va dirigido y qué es lo que se desea difun-
dir. Ambos aspectos escán conectados con la necesidad
de una planificación a la que ya hemos aludido en ca-
pítulos anteriores.
Obras especializadas
Las más clásicas son las denominadas «monogra-
fías», no rmal mence editadas en concextos académi-
cos, que publican los resultados de proyectos de in-
vestigación sobre bienes concretos. Suele tratarse de
la denominada «liceracura gris» por el color dominan-
te de sus portadas, o cal vez por la ausencia de colo res
en su incerior. .. Pero también algunas de escas mono-
grafías han sido bellamence editadas, muy en especial
las financiadas por los gobiernos de las CCAA o de
las ciudades. Su intención divulgad ora es muy limita-
da, ya q ue pocas personas de nuestras tierras tienen
los conocimientos o la paciencia suficientes como
para leerlas al detalle, a no ser que se hayan propues-
to realizar una tesis d octoral o trabajo de curso para
los que tal lectura sea obligatoria.
O tro grupo lo componen las revistas especializa-
das, editadas por los departam entos universitarios y
los ceneros de investigación; en los últimos años han
comenzado a incluir artículos sobre Patrimonio Cul-
tural desde el punto de vista patrimonial, aunque son
siempre escasos. Como ejemplo, la revista Complu-
tum, del Departam enco de Prehistoria de la UCM .
dedicó en 1996 la mitad de uno de sus volúmenes
«extra» a este tema, primando, como es lógico por el
concexto, el Patrimonio arqueológico (Querol y Cha-
pa [eds.] 1996) .
O tro ejemplo, en este caso excepcional, es la pu-
blicació n anual, desde 1997, de las Actas de los Cur-
sos de Verano sobre Patrimonio Histórico, organiza-
dos po r el Prof. Iglesias G il en la ciudad de Rei nosa.
Cancabria. En los 10 volúmenes que hasta aho ra han
visto la luz pueden leerse, con la ventaja de la inme-
diatez, trabajos y opiniones sobre una gran variedad
de temas, aquellos sobre los que han versado los cur-
sos; muchos corresponden al contexto de los museos:
su financiació n, su función, su valor como centros de
documentació n, los problemas de las ampliaciones.
etc. También se han rrarado en varias ocasiones los
conjuntos o ceneros históricos, la arqueología y el Pa-
trimonio arq ueológico, variadas cuestiones de restau-
ración de muebles e inmuebles y el impacto de las
n uevas tecnologías y materiales en las intervenciones
en bienes culturales. Así pues, la excepcio nalidad de
esta iniciativa es doble: no sólo se organizan estos cur-
sos cada año, sino que además se publican sus resul-
tados, puntualmente, al año siguiente.
También en obras especializadas se incluirían los
textos escolares y los manuales universitarios. Los tex-
tos escolares, por su parte, y como vimos antes, en
consonancia con los objetivos de la educación regla-
da, van incluyendo poco a poco nociones sob re Patri-
monio Cultural, aunque mucho más -o práctica-
mence sólo- centrado en la difusió n de los caracteres
arrísticos o histó ricos de los bienes, que en sus aspec-
tos patrimoniales. La mayoría de los cursos de Secun-
daria y Bachillerato realizan «salidas» a museos y a si-
rios patrimoniales, y casi siempre se habla de esos
lugares en sus libros de texto. Resulta muy interesan-
te el estudio de los discursos sociales o de los m ensa-
jes más o menos subliminales que esos textos presen-
 Difundir 1 149

CUADRO 8.4
Temas tratados por la revista «Patrimonio Cultural y Derecho» (Artículos y NotaS 1997-2008)

JDaS jurídicos .................................................... ................................................................................. ....... ...... 23

e-.. coria y concepco d e Pacrirnonio C ulcural ................................... ............. ...................................... ................ 16
..:nmonio arqueológico .................................................................... ................................................................ 14
4Irimonio Culcural de o eros países ............................................ ............................................................. .......... 14
'Tlmonio induscrial ................ ..................................................................................................... ................. ... 14
.urimonio arquicecrónico ................................................................................................................................. 1 1
-ucuarios, colecciones, comercio ...................... ................................................................................................. 8
~os, bibliocecas o archivos ........................................................................................................... ...... ............ 6
.urim o nio Cu lcural y ordenación cerri corial ........................................................................ ................................ 5
.urimon io documencal ....................................................................................................................................... 4
!..lminiscració n .......................................................................................................................... .......................... 4
IF..;ndaciones y voluncariado ...................................................................................... .... ....................................... 3
...tnmonio ecno lógico o inmacerial ...................................................................................................................... 3
e ~csáo n es policiales .................................................................................................................. .......................... 2
.urimonio bibliográfico ...................................................................................................................................... 1
- ..Jl.Smo y Pacrirnonio C ulrural ............................................................................................................................ 1
IEi :rnación en Pacrimonio C ulcural ............................................................................................ ....... ................... 1

- Jcilizando para ello los bienes del Parrimonio
"-- .ira!, los cuales suelen apelar a la grandeza, heroís-
diferencia y superioridad (veremos esre tema con
deralle en el capítulo 24).
En cuanto a los manuales universitarios, cada vez
.rn edirando más sobre el Patrimonio C ultural, y
~ la mayoría de ellos han sido citados o lo van a
- lo largo de este libro, puede consultarse la lista
.Jográ.fica para comprobarlo.
'Jbras de divulgación científica
'....a expresión divulgar significa, según el dicciona-
'>Dner al alcance del público una cosa. Por lo tanto,
..2 - · ulgación efectiva de los bienes culturales es aque-
que consigue llegar a colmar con eficacia las expec-
....- ·as de cualquier nivel de comprensión.
Exisren también las revistas especializadas, aun-
-~ son muy escasas las referidas al Patrimonio Cul-
--:a.l en general. Un ejemplo es la titulada Patrimonio
.,,mf y Derecho, publicada por la asociación His-
::q.,1a ostra (véase recuadro sobre esta asociación en
•. ¡mulo 20). En el año 2008 vio la luz su número
d e manera que ya es posible realizar un pequeño
- ..... 1sis sobre los remas que trata con más o menos
du idad. En el cuadro 8.4 vemos que, además de los
estrictamente jurídicos, que, como es natural, so n los
más numerosos, esta revista ha tratado de ofrecer una
gama muy amplia de tem as, incluyendo en todos o
casi todos los números algún trabajo sobre la sirna-
ción del Patrimonio C ultural en otros países, fu nda-
mentalmente los latinoamericanos. Otros asuntos
muy tratados son el Patrimonio industrial, el arqueo-
lógico y el monumental o arquitectónico. La ventaja
mayor de esta revista es su inmediatez, es decir, el es-
caso espacio temporal entre la redacción del rrabajo y
su publicación; la desventaja, al menos desde los
mundos ajenos al derecho, su abuso del lenguaje y de
la forma d e escribir y de presentar propia de juristas.
La iniciativa más espectacular por lo q ue respecta
a la d ivulgación científica del Patrimonio C ultu ral es,
d esde principios de los años noventa, el Boletín del
Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, ahora de-
nominado PH Boletín del !APH. Lo analizaremos en
el contexto del estudio de la instit ució n que lo edita,
en el capírulo 21.
Este mismo Instituto edita además las series «Cua-
dernos» y «Cuadernos técnicos», ediciones monográfi-
cas sobre temas patrimoniales de los que, en el contex-
to d e este capítulo, hay que destacar el número VII de
los C uadernos, dedicado precisamente a la «Difusión
del Patrimonio Histórico».
150 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
Las vi viendas d t::\ sig\o V\\\ a.n .e.
Tamb ién el Instituto de Patrimonio Cultural de
Espa ña, del Ministerio de Cultura, inició hace po-
cos años la edición de una revista propia, denomi-
nada Bienes Culturales, con un carácter mucho más
monográfico que la anterior y que en la actualidad
ha sido sustituida por otra. La analizarem os en el ca-
pítulo 2 1.
En el campo de la historia, existe hoy un elevado
núm ero de revistas de divulgación histórica, dada la
corriente de afición que nuestra sociedad atraviesa cí-
clicamente. En un ejercicio concreto, solicité un d ía
(09/03/2008) en un quiosco todas las revistas de his-
toria o de historia del arte que estuvieran a la venta en
ese m omento, y conseguí nada menos que media do-
Yacimiento Arq ueológico de Ooña Blanca
cena, dos de ellas acompañadas de vídeos monográfi-
cos. Resultó curioso comprobar cómo en casi rodas se
repetían algunos temas, sin duda novedad o moda.
En rres casos - H istoria y Vida, La Aventura de la His-
toria e Historia de Iberia Vieja- se hablaba mucho
más de personas, a través de biografías, descripción
detallada de casos, etc., que de objetos o monumen-
tos; las fotografías carecían de protagonismo y las ex-
presiones «Patrimonio Cultural o Histórico» o «Bien
de Interés Cultural» no aparecían ni, en principio, te-
nían lugar en el que aparecer.
La dedicada a la historia del arte, titulada Descubrir
el Elrie, consagraba la mayoría de sus páginas a expre-
siones artísticas contemporáneas, incluyendo arquitec-

hgurines, y au nque se extendía en algunos casos
aposiciones de bienes patrimoniales y en museos,
~ refería a ellos desde el punto de vista que busca-
en ningún momento.
!.... conocida revista Historia, de Nacional Geo-
,.........~c. como de costumbre, resultaba excepcional
u cuidada impresión fotográfica. Todo lo que
-~ia en esas fotografías eran monumentos, obras
~cas o arqueológicas, y codo ello, d e la parte del
-do de la que provenga, es Patrimonio C ultural.
en las otras revistas, la moda de la Edad Me-
iJ.Stificaba su aparición insistente, pero lo curioso
~ue, aunque todo sea Patrim onio Cultural, jamás
::.a.ble de ello. Es como si el público lo supiera,
si se diera por supuesto, o bien como si ese tipo
-.iormación no resultara interesante.
~ única excepción, y desde luego muy tímida, la
nrramos en la revista Clío, en la que, entre Hi-
::c:. .a Biblia y Ana Bolena, aparece un aviso a coda
~a según el cual se han puesto a la venta reales de
:io. del siglo XVI II , procedentes de un pecio espa-
=n aguas mexicanas. Tras ofrecer codo tipo d e ex-
c1o nes sobre su descubrimiento, su procedencia,
se avisa con claridad de su legalidad, citando la
...: :6/85 e insistiendo en las «muchas gestiones que
,__.._ sido necesarias» para poder poner a la venta este
unto.
\fás adelante, hablando del «Capricho» de Gau-
en Cantabria, se pued e leer que tal edificio está
..:;c.:.;.arado «monumento hiscoricoarcístico», en pala-
..,, cexcuales.
Esce pequeño ejercicio p ráctico nos d emuestra lo
..:: ~-a sospechábamos: la divulgación científica de
aspectos patrimoniales d e los bienes culturales es
-~.:il y está poco valorad a, tanto por la propia socie-
,__ como por el mundo académico. Es una cosa más
-= habrá que modificar si queremos realmente que
oienes culturales rengan un futuro.
Creaciones literarias y cómics
Desde hace muchos años, al menos desde media-
- ; del siglo XIX, co n la eclosión del Romanticismo,
?asado más o menos remoro ha servido de inspi-
•,¡.:1ón para una buena can tidad y una diversa cali-
~¿ de relatos litera rios. En realidad, tamo cantidad
:no calidad nos lleva n a dividirlas en dos grupos;
?rimero, más numeroso, podría denominarse de
- .·.·:ón histórica e incluye los productos de la imagi-
- _¡.:ió n humana con poco o nulo apoyo científico.
- segundo, mucho más elitista, estaría formado por
Difundir l 151
las deno minadas novelas históricas, que recrean el
pasado histó rico con relativamente buenas dosis d e
c1enc1a.
Por supuesto, el primer grupo es el que más inci-
dencia ha tenido en la formación de la idea que la so-
ciedad acrual tiene sobre la hiscoria. Un somero análisis
de sus características nos indica, al menos, los siguien-
tes puntos:
- El pasado que novelan tiene escasas coinciden-
cias con el pasado que la ciencia histórica reconstru-
ye. Y esas coincidencias suelen centrarse en los ele-
mentos más misteriosos y extravagantes.
- En su mayoría sirven para recalcar o propagar
posturas filosóficas o políticas del presente mediante
el truco de hacerlas aparecer tan antiguas y arraigadas
que difícilmente se distinguen de la naturaleza - por
lo que, como es lógico, a pocas lectoras o leccores se
les pued e ocurrir que sean modificables.
- El lenguaje que se usa en ellas no es inocente ni
inocuo, al igual que no lo es el lenguaje en general;
transmiten mensajes que sólo con gran dificultad pue-
den despegarse de las situaciones presentes: sexismo,
desigualdades sociales, crueldad, agresividad, lucha por
el poder, triunfo del más fuerce, sobrevaloración de la
economía, etcétera.
- A escas novelas de ficción hjstórica les debemos en
gran parte la idea que la sociedad tiene del pasado: una
serie de micos, a veces ilógicos, tan arraigados como el
de la caza o el control del fuego en la Prehistoria remo-
ta, la convivencia de humanos con monstruos, la nece-
sidad de una incesante lucha contra la naturaleza, la
oposición entre ésta y la cultura, etc., que la ciencia his-
tórica actual no ha conseguido desbancar en absoluto
-y podríamos preguntarnos también en qué medida se
lo ha propuesto.
El mundo d e los cómics es algo aparte; nuestras
generaciones se han educado leyendo a Astérix,
aprendiendo que los menhires son grandes piedras
puntiagudas que nadie sabe para qué sirven, pero
que Obélix transporta sin dificultad a su espalda y
que los soldados romanos y sus famosas legiones son
mantequilla para los mágicos galos, mucho más
fuerces y mucho más listos que sus conquistadores.
Pero también hemos aprendido ahí cuál es el diseño
de un campamenco romano, la forma y técnica de
fabricación d e una empalizada o de un foso, los ele-
mentos de las armaduras, los juegos públicos, la bu-
rocracia romana, las relaciones entre el ro mano y
otros pueblos ...
152 1 La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
En este campo de los cómics, la escuela franco/bel-
ga ha sido la que hasta ahora ha llevado las riendas y,
gracias a este tipo de divulgación -que, por supuesto,
no está realizada por profesionales de la historia-, fa-
raones, emperadores, ciudades amiguas y costumbres
del pasado son conocidos y famil iares para mucha
geme. Ojalá eso sirviera para comprender también la
necesidad de proteger lo que nos queda de los bienes
histó ricos.
Tratamiento p eriodístico de los bienes culturales
En los periódicos, de forma general, las noticias
sobre el Patrimo nio Cultural no pasan por el menor
filtro científico, sino q ue se transmiten cal cual llegan
o se redactan o traducen, sin que las personas res-
ponsables se detengan por lo general a pensar en la
veracidad o en la lógica. El público masivo, que no
cuenta con argumentos que le permitan una acritud
crítica, se limita a creer todo lo que lee sobre este
rema.
Una de los principales puntos críticos es la ter-
minología empleada; es muy normal encontrar en
los perió dicos expresiones propias de épocas pasa-
das, como «Teso ros artísticos» o «Patrimonio His-
CUADRO 8.5
Ejemplos de terminologías inapropiadas
en los peri6dicos
l. (Concexro: «Un paseo virtual por Acapuerca»): <<... un
proyecto pionero en el mundo, que comprende la recrea-
ción de monumentos significativos del patrimonio anís-
rico y cultural español...» (elmundo.es, 22-3-2006).
2. (Concexro: «Rehabilicación del patrimo nio histórico
y culcural»): «... El Teacro Romano de Carcagena cons-
cicuye uno de los proyeccos más emblemáticos desarro-
liados po r la Fundación Cajamurcia dencro de su labor
de recuperación del patrimonio hiscórico-artfscico» (El
Nuevo Lunes, 8- 14 de mayo de 2006, p. 6).
3. (Concexro: «Dos anciguos puences hallados en la M-30
no dilatarán los plazos de obra»):« ... acusó al alcalde de ser
faraón de día, encerrando 4.000 millones en la obra de la
M-30, y Acila de noche, cargándose el patrimonio hiscóri-
co-artístico» (ABC, 24-5-2006, p. Madrid 47).
ró rico-Arríscico», o bien la casi sistemática confu-
sión entre «Patrimonio N acional» y «Patrimonio
Cultural>> (pueden verse algunos ejemplos en el
cuadro 8.5). También a veces encontramos en los
medios masivos de difusión rexcos que defienden a
quienes, en realidad, han com etido una falta o de-
liro de expolio contra los bienes culturales, muy es-
pecialmente los arqueológicos. Otro curioso factor
es la roma de partido a favor de cues tiones que son
necesariamente dañinas para el Patrimonio Cul cu-
ral y Nacural, como sucede cuando un gobierno
pres ume de «haber evitado la Evaluación de Im pac-
to Am biental» de determinado proyecro de ob ras.
cuestió n esta que, como hemos visto en los capítu-
los precedentes, es bastante ilógica: la EIA es una
especialidad del Planeamiento dirigida a proteger
los bienes culturales y naturales - que son nuestros.
no ajenos- de los ataques, peligros y destrucciones
de las obras públicas y privadas. La EIA es una he-
rramienta de protección social, es absurdo que un
gobierno la evite, como si fuera un enemigo, y ade-
más se jacte de ello.
Las publicaciones de trabajos sobre estos aspecto~
no son abundantes; hay que destacar las que profundi-
zan en las relaciones entre el Patrimonio arqueológico o
la propia Arqueología y los med ios de comw1icación.
enrre las que se encuenrran interesantes ejemplos de
todo lo aqui dicho. Así puede comprobarse en Lavín er
al. 1996; Ruiz Zapatero y Mansilla 1999; y Rodríguez
Temiño 2007.
Imágenes
En nuestro mundo actual la difusión a través de
las imágenes tiene un impacto social mucho mayor
que la realizada por la letra impresa. Las imágenes
más populares son las que se transmiten por televi-
sión, por lo que cenemos que ser conscientes de las
posibilidades de este medio para conseguir una ade-
cuada difusión del Patrimonio Cultural, posibilida-
des que, al menos hasta ahora, no han sido aprove-
chadas en absoluto.
Los programas más positivos a este respecto suelen
proceder de países como EEUU o Dinamarca; en
cambio, en nuestro país el tratamiento del Patrimonio
Cultural y de sus mecanismos de gestión no es siem-
pre el más adecuado, en la mayoría de los casos por
desconocimiento.
Esto nos lleva a situaciones extremas de las que
podríamos poner muchos ejemplos. Es una realidad
muy amplia y muy conocida por el mundo profesio-

. aunque por lo general muy poco contestada: la
<:Stión del Patrimonio Cultural no se trata en los me-
s de comunicación de masas -hoy día y en primer
?I• la televisión- y cuando se trata, su orientación
es ~ dudosa como politizada, asumiendo tal vez que
información ha de ser ecuánime y olvidando, por
ramo, que no se trata de una cuestión de fe o de
~ncias, sino de un campo en el que la frontera en-
e lo lícito y lo ilícito está establecida por la ley, con
Difundir l 153
independencia de que ésta se conozca o, en su caso,
se cumpla.
Además del mundo de la televisión, han tenido
gran incidencia en las generaciones del siglo XX las
imágenes rransmitidas a través del cine. Desde los
primeros momentos de su historia, el pasado clásico
y esplendo roso sirvió de marco para la puesta en es-
cena de multitud de películas, hasta el punto de lle-
gar a fo rmar un género específico. Una interesante re-
154 I La Gestión del Patri monio Cultural y sus mecanismos
visión de todo lo q ue ha supuesto el cine para la en-
señanza y la idea de la historia puede leerse en Pla
Valls 2007 en Monterde et al. 2001; o bien en Ro-
senstone 1997. Pero en ni ngún caso, que conozca-
mos, las historias contadas tienen algo que ver direc-
tamente con la gestión de los bienes culturales; es
decir, las y los protagonistas no son personas gestoras
preocupadas por la declaración como BIC de un in-
mueble o por evitar el expolio del Patrimonio arqueo-
lógico, sino que son aventureras, pseudo arqueólogas,
como el inmortal Indiana, o atrevidísimas ladronas
de museos, como la protagonista de La trampa. Están
exactamente al otro lado de este libro. Una verdadera
pena.
Otro importante mundo de imágenes lo compo-
nen los juegos de ordenador. Sus objetivos, como es
evidente, no suelen ser la didáctica de las ciencias pa-
crimoniales ni históricas, pero sí es cierto que muchos
de ellos, aunque por detrás esté siempre la «destruc-
ción del enemigo» como motivo, basan su contexto o
se desarrollan en ambientes históricos. Una de las se-
ries más conocidas, y también didácticas, es la titula-
da «Age of Empires», con tres volúmenes. En el I se
puede recrear la historia de civilizaciones como la de
Roma o la de Egipto; en el II, la vida de importantes
figuras históri cas, como Moctezuma o Juana de Arco;
y en el III se puede vivir la colonización de América
del Norte o la Revolución francesa. Existen además
otros juegos de carácter histórico, como «Empire
Earth», que trata toda la historia, hasta la Segunda
G uerra Mundial, así como otros más especializados,
como «Dinasry Warriors», sobre la historia china, o
«Assasins creed», sobre la de las cruzadas y el Tem-
ple ... Pero, ¿qué hay en estos juegos de Patrimonio
Cultural o, más aún, de Gestión del Patrimonio C ul-
tural?
Otras actividades de difusión
Adem ás de todo lo revisado hasta ahora en este ca-
pítulo, existe un buen número de iniciativas que se
dirigen o bien a la comunidad científica -congre-
sos, conferencias ... - o bien al público en general,
como las actividades o rganizadas por asociacio nes
culturales .
Cualquier persona que se acerque, por un camino o
por otro, al mundo de los bienes culturales se sorpren-
derá tal va.. de la enorme cantidad de congresos, jorna-
das, seminarios, reuniones, mesas redondas, simposios,
etc., que se organizan en nuestras tierras en torno a
ellos. Se trata de actos que han demostrado su utilidad
para la difusión científica, aunque se reducen a círculos
de especialistas, sin que tengan mucha incidencia social
por lo general.
Algo bastante parecido ocurre con las conferen-
cias, celebradas en su mayoría en los reductos univer-
sitarios o de investigación y con una asistencia casi
siempre minoritaria. Tal vez haya que destacar, en esce
apartado, el papel de las asociaciones culturales, que
analizaremos en el capítulo 20.
En los centros culturales, en los museos e incluso
en las bibliotecas y los archivos, las iniciativas didácti-
cas o de difusión sobre el Patrimonio Cultural en ge-
neral o sobre alguno de sus elementos son cada día más
abundantes e imaginativas. Como ejemplo, vamos a
exponer el denominado «Proyecto Balanguera: cono-
cer para proteger», una iniciativa del Museo de Mallor-
ca cuyo objetivo principal es redescubrir, valorar y res-
petar los bienes patrimoniales de la Comunidad, muy
especialmente los de la propia isla de Mallorca.
El «truco» empleado para ello es el de la «adop-
ción», por parte de un colegio, una clase o un grupo.
de una pieza de los fondos del Museo que sea repre-
sentativa de algún hecho histórico, monumento o
tiempo. Ese vínculo intelectual e incluso afectivo que
las personas jóvenes establecen con la pieza les hace
asumir un sentimiento de responsabilidad hacia ella.
hacia su conservación y la de la historia que represen-
ta (http://weib.caib.es/).
Otro ejemplo, en una dirección bastante distinra
- estamos en el mundo de la diversidad-, podría ser
IBERTUR-Red de Patrimonio, Turismo y Desarrollo
Sostenible, una red destinada al intercambio de cono-
cimientos y de experiencias, así como a la coopera-
ción para la mejora de la gestión del Patrimonio Cul-
tural y de la profesionalidad de las personas que la
realizan. Otro de sus objetivos es el de sensibilizar a la
sociedad respecto a la importancia del Patrimonio, de
su investigación y de su puesta en valor. La red, que
carece de ánimo de lucro, está fo rmada por profesio-
nales, personal técnko y científico del ámbito de la
gestión del Patrimonio Cultural, especialmente vin-
culado a las actividades turísticas (www.gestioncultu-
ral.org/ iberrur) .
¿_Cómo trabajar en la enseñanza del
l'atrimonio Cultural y su Gestión?
Aquí no hay más remedio que volver a resaltar la dife-
rencia que existe entre la difusión o la enseñanza de los

.::;::¡c¡eres históricos y ardsticos de los bienes cultura-
~ ta difusión o la enseñanza de sus mecanismos de
~n. Se trata de dos mundos muy separados en la
a:I:-.lildad.
:S primero existe: el profesorado de la mayoría de
.....--eas universitarias de Humanidades «enseña» bie-
rulrurales, ya se trate de asignaruras sobre histo-
.:id arte barroco, sobre arqueología clásica o sobre
;la de la Revolución francesa.
E1 segundo no: la Gestión del Patrimonio Culrural
o un «área de conocimiento» universitario, y las
_ ~curas que la tratan s_on escasas, proceden de dis-
- Departamentos y Areas y presentan una distri-
n realmente caprichosa. Lo veremos mejor en el
'Llo 21.
:O mismo podemos decir de las enseñanzas obli-
aas y del bachillerato: por supuesto, muchas de
:-ersonas que trabajan en esas áreas, enseñando
==ianidades o Sociales, o incluso Conocimiento
fedio, «tratan» de una forma u otra con los bie-
rulcurales -y, por supuesto, con los naturales-.
- ...4 mayoría de las ocasiones, si no en todas, se en-
-, la belleza, el valor histórico, las características
-neas y el aprecio que hay que tener ante un mo-
~ro, un cuadro o incluso un yacimiento arqueo-
=,.:o. Pero también en la mayoría de las ocasiones
ispecros patrimoniales, los mecanismos de ges-
- la responsabilidad de la protección de todos
oienes son temas que no se tratan.
Por lo tanto, a la pregunta que encabeza este
:<ado, la respuesta es realmente simple: se uaba-
.. !n esro dedicándose a la enseñanza de las Huma-
.:.des y modificando muy ligeramente lo que se
- ~ña. Adem ás del monumento, expliquemos
...... " se protege; además del cuadro artístico, esa
• an te la que podemos sentir orgullo, enseñemos
es son las administraciones responsables de su
- do y qué hacen o deben hacer al respecto. Ade-
c:::;__ de visitar un yacimiento arqueológico mientras
=s<:á excavando y explicar a qué época pertenece y
_:: significan esos muros, esas estructuras y esas ce-
~cas, contemos que esos bienes son propiedades
~¡icas, q ue son, por lo tanto, de todas las perso-
que las administraciones se cuidan mucho de
- aucorizaciones a los equipos más preparados y
a illlponerles una buena cantidad de condiciones
.....-.. que esos bienes nuestros lo sigan siendo. No es
t...<.= difícil.
::..as publicaciones sobre el tema de la enseñanza de
- ~tión del Patrimonio Cultural son muy escasas,
c:ique a veces podemos encontrar algunas sorpren-
Difundir l 155
dentes por lo apropiadas. Es el caso, por ejemplo, de
Ortega Morales (2003), que se propone, en su traba-
jo con el alumnado de Magisterio, los cinco objetivos
que pueden verse en el cuadro 8.6.
Por lo que respecta a la enseñanza especializada,
a nivel universitario, las publicaciones resultan aún
más escasas. Un ejemplo excepcional es Garcerán
(200 1).
Pero, como muy bien indica la página web de la
Asociación de Gestoras y Gestores del Patrimonio
Cultural, «esta tensión entre la explotación de nues-
tro Patrimonio como recurso económico, por un
lado, y nuestra responsabilidad moral hacia su preser-
vación para el futuro, por otro, es sólo uno de entre
una multitud de temas preocupantes y susceptibles
de debate social que se podrían citar. Y ello lleva a la
conclusión de que la confluencia de tantos y tan
complejos aspectos sobre el hecho cultural de nuestro
Patrimonio, lejos de todo criterio volunrarisra o ama-
teur, hace imprescindible una gestión profesionaliza-
da del mismo». Son palabras que, lógicamente, se
pueden aplicar a esta área concreta de la gestión que
acabamos de explicar, la difusión. Sin duda, en el fu-
turo, y no muy lejano, existirá la Gestión del Patri-
monio C ultural como materia específica en las escue-
las, institutos y universidades, se creará un nuevo
perfil profesional y nuevos puestos de trabajo, y quie-
nes estáis leyendo este libro tendréis la oportunidad
de desempeñarlos.
CUADRO 8.6
Objetivos propuestos para la formación
en Magisterio por Ortega 2003, p. 53.
Crear actitudes y procedimientos de respeto y estjmula-
ción hacia la exposición, ya sea temporal o permanente.
Conocer, cuidar y conservar las manifestaciones anísti-
cas como un bien cultural e histórico.
Adquirir posiciones críticas frente a todo cipo de Patri-
momo.
Dorar de una instrumentación para que haga viable la en-
señanza-aprendizaje del Patrimonio en el aula.
Valorar la creación artística mediante el análisis y refle-
xión sobre la misma.
156 J La Gestión del Patrimonio Cultural y sus mecanismos
Por un modelo
de conocimiento
socialmente
distribuido:
«abierto por obras»
en Vitoria-Gasteiz
Si tuviéramos que elegir un modelo teórico para expli-
car las claves que han sustentado la restauración integral
de la Catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz, optarí-
amos, sin duda por el «modo 2» de producción del cono-
cimiento -presentado en la década de los noventa por
autores como M. Gibbons y M. Nowotny, entre otros- y
nos decantaríamos también por las perspectivas CTS,
que -a partir de los años setenta- vienen proponiendo
una nueva visión de la actividad científica contextualiza-
da como proceso social. Los aspectos más novedosos
de estos enfoques derivan de una concepción de la cien-
cia y de la tecnología en la que, además de los habitua-
les rasgos de naturaleza epistémica o técnica, se enfati-
zan otros tipos de valores de carácter moral, religioso,
político o económico. Seleccionaremos algunos de los
rasgos principales de dichas propuestas sobre la investi-
gación científica para ejemplificarlas, brevemente, en la
praxis llevada a cabo en la experiencia vitoriana.
1. Génesis. A diferencia del modelo tradicional de in-
vestigación que organiza su agenda a partir de los inte-
reses curriculares del científico o de las priori-
dades surgidas de una estructura disciplinar,
el «modo 2» propone una nueva manera de
hacer ciencia en la que son los intereses vin-
culados con el contexto de aplicación los que
orientan y articulan la propia agenda investi-
gadora. En nuestro caso, el punto de partida
fue un requerimiento ciudadano: la Catedral
Vieja de Vitoria-Gasteiz padecía graves pro-
blemas de sustentación y equilibrio de sus fá-
bricas, mostrando un cuadro de deformacio-
nes y lesiones de fábrica tan anormalmente profundo
que, ante el riesgo serio de grave colapso, se cerró al
culto y se dio inicio a un concurso público para la adju-
dicación de su proceso de estudio y restauración.
2. Naturaleza. En el «modo 2», los equipos participantes
no son disciplinares, sino transdisciplinares, en la medida
en la que la investigación se articula en torno a proyectos
de conocimiento próximos a su contexto de uso, tras diag-
nosticar los problemas existentes y consensuar los objeti-
vos tendentes a su solución. Y así fue en el caso de la ca-
tedral. Desde un primer momento (a partir, sobre todo, del
vaciado sistemático de los libros de fábrica) se tuvo la sos-
pecha de que el edificio había padecido -de manera cró-
nica- graves patologías estructurales, con fuertes defor-
maciones de sus miembros y múltiples agrietamientos en
sus fábricas y de que este problema estructural había im-
puesto la ejecución de sucesivas obras de consolidación,
cuyo efecto no fue precisamente la congelación de los mo-
vimientos, sino, muchas veces, su reactivación o su trasla-
ción. De todo ello se deducía que el conocimiento exhaus-
tivo de la historia de la vieja catedral iba a constituir una de
las claves del diagnóstico y que dicho conocimiento reque-
ría la participación de múltiples disciplinas bajo una estra-
tegia que no podía ser sino transdisciplinar.
3. Estructura. El modo tradicional de conocimiento
acostumbra a generar organizaciones homogéneas, je-
rárquicas y permanentes. La universidad actual es un
claro ejemplo de ello. El «modo 2», por el contrario, fa-
vorece el desarrollo de estructuras horizontales, hetero-
géneas y transitorias, en las que los límites entre el co-
nocimiento «básico» y el «aplicado» quedan diluidos.
Éste es uno de los puntos más delicados, pero, a la vez,
más importantes e irrenunciables. Los proyectos habi-
tuales descansan frecuentemente sobre presupuestos
de tipo «tylorista» que organizan la investigación en
:::r-
...a~mentos separados por estrechas fronteras dis-
.:z:. - c..·es. Frente a ello, en la catedral de Santa María se
e :.:-:'lciado una organización dinámica y flexible que
- : -::ie responder con agilidad a los imprevistos de un
:::> ~ ::i de aplicación complejo. La urgente respuesta
::x:.: - -oo que dar, por ejemplo, al descubrimiento de im-
::o-~es asientos diferenciales en las cimentaciones
:e :s 01lares obligó a reorganizar la agenda de las in-
'?"'C!Ones, priorizando las investigaciones arqueoló-
::s '.lel subsuelo y potenciando la creación de un equi-
:e ;¡eólogos, químicos e ingenieros, entre otros, que
~ gara la aplicación y comportamiento a largo plazo
::E :.s morteros hidráulicos de cal en la consolidación
=--=- Jral de las fábricas históricas. Y podrían multipli-
--=--= -os ejemplos en este mismo sentido.
- :>;fusión y socialización. Asumiendo que el conocí-
~:: a entífico no es en sí mismo sino una construcción
s::cc.. a difusión de los resultados debe producirse, siem-
::r: :i..e sea posible, desde el propio inicio del proceso de bargo, quienes creen verdaderamente en ello, como de·
::r:o...c::oón. El eslogan «abierto por obras", en este senti- muestra la escasez de estudios serios que midan el «Va-
:x. -o es únicamente un acierto publicitario, sino, sobre lor>• real del Patrimonio. El método más empleado en este
ro.: ..na declaración de principios sobre la responsabili- sentido, aunque resulte insuficiente, es el modelo input-
.:a: social de la investigación científica. Renunciando des- output, que reconoce y describe de forma detallada las
E .r comienzo al conocimiento por el conocimiento, pron- relaciones que se producen entre los diferentes sectores
- :.= JIO prioridad al compromiso que surge del contexto de y agentes económicos de un territorio y permite estudiar
_ caoón: en definitiva, a un nuevo «contrato social» que en qué medida un impulso exógeno (como la demanda
.E --x>dificando y ampliando los objetivos iniciales, un con- de los bienes y servicios prestados por un elemento pa-
::: social que exige flexibilidad (adecuación casi diaria del trimonial) genera renta y empleo. El Estudio de Impacto
::se.. -so y recorridos a las circunstancias específicas de las Económico y Estratégico que la Fundación Catedral San-
:.r:r::s de restauración), que requiere la presencia de nue- ta María encargó a la empresa K Consulting concluía que
-:s actores (gestores, guías, especialistas en comunica- por cada euro «gastado» en la catedral, habían revertido
Y ! que reclama finalmente la superación del tradicional al territorio alavés 3,5 euros -derivados tanto de la propia
-:r-:>I de calidad -juicios de revisión de los iguales- y su restauración como de su proceso de difusión y socializa-
..sn.ición por un nuevo sistema de evaluación socialmen- ción- en forma de impuestos, salarios, empleos directos
"'= -as amplio y, sobre todo, más democrático. e indirectos, desplazamientos, pernoctaciones, hostele-
5. eficiencia. Frente al modelo teórico internalista que ría, congresos, valor de la imagen en términos de publici-
- -=-; a la intromisión de valores externos en la evaluación dad, etc. Cuando corrijamos la perversión de nuestro len-
:.:; a actividad científica y defiende la naturaleza teleoló- guaje cotidiano, que acepta con naturalidad que en
;::i-...c de la ciencia, la perspectiva externalista prefiere infraestructuras viarias se «invierte», mientras en Cultura
;.-:r<Jer también a otros valores de naturaleza básica- se «gasta», y demostremos que también la cultura cons-
-~.,te social, política y económica. Nos fijaremos -por ser tituye un ámbito en el que merece la pena invertir, habre-
- ~"!Os habitual-en estos últimos. Nadie pone en duda en mos dado un paso de gigante hacia el tratamiento soste-
.: actualidad el papel decisivo que en la cohesión social y nible de nuestro Patrimonio.
?"" el crecimiento económico de los territorios desempe-
=.: el Patrimonio Cultural o, mejor incluso, los Paisajes AGUSTÍN A ZKÁRATE
:_ w rales. Tanto es así que su consideración como «re- Catedrático de Arqueología.
::_-so .. constituye un argumento que se ha incorporado Universidad del País Vasco/
: al lenguaje políticamente correcto. Son pocos, sin em- Euskal Herriko Unibertsitateko
 ,
SECCION 111

Los tipos de
Patrimonio Cultural
9 ! Introducción
a los tipos de
Patrimonio Cultural
undo muy diverso
a se explicó en el primer capítulo de este li-
dea que la modernidad occidenral manriene
'."lacrimonio C ultural o Histórico es muy am-
" 1c:bn~ "1~h~" rnn~a ..nye.J::i. ..n t¡e.~<~JP..Ofa..,npr..
"lo. a mediados del siglo XX. D entro de él se in-
~ri materiales tan distantes crono lógica y cultu-
- c:nre como una piedra rallada de pedernal, de
paleolírica, o una instalación de altos hornos
glo XIX. Es difícil imaginar a algu ien que reúna
ocimienros profundos sobre rodos los tipos de
que el Patrimo nio C ultural inregra, aunque,
estamos viendo, los procedimientos o mecanis-
de protección son prácticamenre comunes, por
e rnlvemos a insistir en la n ecesidad de separar,
~nos en la teoría, dos tipos de acciones:
i Gestión: aunque existan especialistas, una sola
a puede llegar a conocer todos o casi todos los
msmos de gestión, aplicarlos e incluso investigar
ellos. Estas personas son, en realidad, las «ges-
del Patrimonio Cultural».
l. Investigación, con o sin intervención, aunque
.&!mente con ella. Aquí sí que es necesaria la espe-
..:...d académica, porque cada tipo de bienes requiere,
u conocimiento profw1do, una formación distin-
más ilustrativos ejemplos de esto tienen que ver
ei intrusismo profesional: una persona con título
:\r1 uirectuia interviniendo en el Patrimonio arqueo-
º alguien con formación académica en H istoria
i'\n:e firmando un proyecto de reh abilitación de un
- .,. el mundo real, lo cierto es que, al no existir el
e>licenciatura d e «Gestión del Patrimonio C ui-
la mayoría de las veces son personas especializa-
das en alguno de los tipos de Patrimonio las que lo ges-
tionan. Por ejemplo, es relativamente comú n que un
miembro del profesorado de las Escudas de Arqui-
tectura sea requerido por el gobierno de su Comunidad
para desempeñar funciones de gestión sobre el Patri-
mooio Jl r.oy irectóuico _o monumental. p incluso sobre
todo el Patrimonio C ultural, como director/a general
del área. En todos los casos, conviene que se rodee de
especialistas que pued an cubrir, con su conocimiento,
las áreas del Patrin1on.io C ultural que esa persona no
controla de manera directa. Todo esto lo veremos con
más der.alle en el capítulo 16.
La división básica: muebles, inmuebles
e inmateriales
Lo que diferencia realmente, dentro del Patrimonio
Cultural, a los bienes, es su naturaleza de muebles, in-
muebles o inmateriales. Para cada uno de estos grupos,
sobre todo para los dos primeros, ya que el tercero es
muy nuevo en su integración en las normas y los trata-
mientos de gestión, los mecanismos de protección son
en parre distintos, los problemas que plantean son dife-
rentes y la especialidad de quienes participan en sus so-
luciones, también.
Como ya hemos definido, y es bien conocido, los
bienes muebles son aquellos que pueden ser trasladados
o r.rasporrados de un lugar a otro sin perder por ello su
identidad de bien cultural. Esca fuculcad de traslado es lo
que los conviene en «entidades individuales» que por lo
general pueden pasar desapercibidas, por ejemplo, en el
interior de una maleta o bolso, dando pie a una cierra fa-
cilidad para su exportación ilícita -es decir, sin autoriza-
ción administrativa especifica- . De modo general los
bienes muebles se identifican con el Patrimonio artísti-
co, aunque esto está lejos de la realidad: no sólo pueden
162 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
considerarse artísticos muchos -la m ayoría- de los bie-
nes inmuebles, sino que existen multitud de bienes
muebles que, al menos en principio, no serían califica-
dos de «artísticos», ni por sus aspectos formales ni por
sus caracteres funcionales. Después lo veremos.
Por su parte, los bienes inmuebles forman un
mundo aparte. Como ya se dijo, estos bien es «viven»
en el suelo, están enraizados en él y son inamovibles.
Además, en ese suelo desem peñan un papel definidor
y contextual, ya que dan un sentido a lo que les ro-
dea -su entorno- y, a su vez, lo que les rodea impri-
me una personalidad propia al mismo bien. Pense-
mos, por eje mplo, en una muralla medieval que
circ unvala un casco histórico: no sólo no se p uede
«mover» de su sitio o trasladar; es que, en el caso de
que se hiciera, la muralla dejaría d e ser esa muralla, y
el casco histórico de su interior perdería el fun damen-
to de su personalidad.
Muchos de los mecanismos de la gestión analizad()
antes se aplican exclusivamente a los bienes inmuebles.
en principio, todos los relacionados con el control y ll5'..
del suelo, lo que incluye las EIA y EAE (véase capítw
6) . También los derivados de la puesta en práctica de 10'
Plan es Especiales de protección , las obligaciones que se
establecen para la propiedad de los BIC inmuebles, la
pliegos de condiciones para las intervenciones en ellos.
etc. De hecho, si pudiéramos considerar como un todo
a las actividades de gestión del Patrimonio Culrural que
realiza una determinada Comunidad Autónoma, más
del 70 por 100 se referiría a los bienes inmuebles, el 2Q
por 100 a los bienes muebles y lo que queda -casi nada.
al menos por ahora- a los inmateriales.

El Patrimonio inmaterial es un gran desconocido.
analizaremos con m ás detalles en el capítulo 13,
.:o. co mo su propio nombre indica, es difuso, a ve-
~· rancasmal y nunca observable de manera direcca.
• mecanismos de gestión que las CCAA se han ido
enca ndo y practicando a lo largo de los últimos
__ decenios no le sirven o apenas le sirven. En ellos
•e puede <Úncerveni rn; no se pueden «rescaurar»; su
- nservación» es siempre d udosa, y el papel que real -
~nre la sociedad «quiere» desempeñar en ellos es
·discutible y aún está por definir.
La uni6n básica: muebles, inmuebles
t inmateriales
endo nuestra premisa del revés, hemos de hablar
-.. de eres conjuntos de bienes culrurales, los mue-
:s.. lo inmuebles y los inmateriales, que forman una
-,111.l' a veces inevitable unión.
El ~ejor de los ejempl os es el Patrimonio inmue-
- que sólo en casos excepcionales se encuentra sepa-
J islado de los bienes muebles. Pensemos en un
:meneo arqueológico: en principio vive en el sue-
~n d subsuelo, es inmueble, por lo canco, y de for-
nd1~cucible, ya que no se puede rrasladar -se tras-
- 111 las piedras, incluso las cierras, pero nunca el
yJcimienco con coda su naturaleza estracigráfl-
in embargo, cuando se realiza en él una excava-
.uqueológica, ciem os o miles d e fragmen tos de
"'-:.1cJ~. de piedras calladas, de elemencos muebles,
__ ;'iniciva, van a salir de él, van a ser siglados, escu-
e incl uso a veces restaurados, van a depositarse
museo y, por lo canco, van a ser tratados como
-- on: bienes muebles. Al final del proceso que-
,, cosas: por un lado, si es que queda algo, los
-!reos constructivos del yacimiento -pared es,
ci mientos o el propio suelo-, que no pudieron
• Jncados o trasladados y que ahí siguen, ya des-
despojados; por otro lado, los bienes muebles
•epararon -que ni siquiera pueden ser «todos»,
":-' la totalidad es una falacia- y se ingresaron en
_,eo correspondiente. Siempre serán «del yaci-
- ·de .. . », pero ya no están en él. Han perdido su
·c\rualidad.
~-asladémonos ahora a un edificio histórico, como
;ie ia, por ejemp lo. Su interior está replero de bie-
1uebles: cuadros, bancales, tarimas, lámparas de
:1po. algún «botafumeiro»... Supongamos que se
, -1.:Jlizar una intervención arquitectónica integral, y
-!,ulca necesario «despojar» la iglesia de rodo su
lntroducc1on a los tipos de Patrimonio Cultural 1 163
contenido. Los cuadros, los bancos, las lámparas .. .
rodo lo que es eran porcable o mueble, aunque su ra-
zón de ser haya sido desde su nacimienro esa iglesia, se
separan de ella. se desconcexrualizan también y pasarán
cal vez a un museo episcopal, tal vez a un almacén; in-
cluso cal vez se vendan ... Y recordemos, además, que
el sentido concexcual de esa iglesia y de esos elemencos
muebles era la formalización de un ri tual religioso, es
decir, de un bien cultural inmaterial.
Viajemos ahora con la imaginación hasta un case-
río agrícola y ganadero del siglo XIX. Está repleco de
elementos muebles que le son consusta nciales: abreva-
deros, separaderos de establos, cochiqueras, recipien-
tes, maqu inaria ... Muchos de esos elemencos nos in-
forman sobre antiguos modos de hacer - Patrimonio
inmaterial-: modos de ordeñar, de aprovechar o reuti-
lizar la paja como desgrasa.nce para la cerámica diaria,
de cocer la grasa animal sobrante para hacer jabón, de
separar las fibras de lino para trenzar cuerdas ...
Pero el caserío está abandonado y la construcción
de una carretera va a destruirlo. La administración
coma la decisión de aprovechar los bienes muebles que
se consideren realmente inceresances - pocos; la mayo-
ría son viejos, inservibles e irreconocibles- y destruir
el restO, junco co n los propios edificios del compl ejo.
Cuando los escasos elementos muebles que se salvan
llegan al museo, están desconcexcuali7..ados, han perdi-
do su historia, su peso como Patrimonio C ultu ral y el
potencial explicativo de usos y costumbres ancestrales
que antes, e n su medio, tenían .
Escas eres historias imaginadas, pero reales y coti-
dianas en nuestro mundo occidental y civilizado , creo
que pued en servir para comprender la trabazón prác-
ticamente necesaria entre muebles, inmuebles e inma-
teriales, de forma que, codos en unión, sirvan para ex-
plicar, comprender, o admirar en su caso, nuestro
pasado e n el presente. En conjunto, son o pueden ser
verdaderamente Pacrimonio Culrural. Por separado,
muchas veces can sólo son «cosas sueltas» .
Y con estas historias lo que pretendo es establecer la
prioridad de conservar «en su sitio» - a veces leeremos
la expresión latina in situ, propia de la Geología- los bie-
nes inmuebles, junto con «SUS» muebles, y ambos dan-
do cabida a los posibles inmateriales, ran huidiws.
Así, aunq ue en los siguiences capítulos de esca sec-
ción vean1os los distintos cipos de Pauimonio C ultural,
por sus especialidades, por separado, no debernos per-
der de vista -y lo recordaré a menudo- nuestra difícil
prioridad: si eÍ concexro es lo que hace comprensible y
completo aJ Patrimonio Cultural, p rotejamos el contex-
to y protejamos los bienes en ese concexro.
164 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
El Patrimonio
paleontológico
Los fósiles son evidencias, patentes, tangibles, im-
presas en las rocas, de los procesos biológicos del
pasado. En palabras de Emiliano Aguirre, son vesti-
gios de actos orgánicos pretéritos. Los fósiles consti-
tuyen los documentos más sólidos para conocer el pa-
sado de la naturaleza a lo largo de sus más de 3.500
millones de años (Ma) de historia. Al conjunto de fósi-
les y yacimientos paleontológicos contenido en los
cuerpos rocosos se lo puede denominar Registro pa-
leontológico; es uno de los componentes del Registro
geológico, y constituye el Patrimonio paleontológico.
Las colecciones paleontológicas formadas tienen
como objetivo concreto la investigación de la evolu-
ción de la vida dentro del marco de la historia de la
Tierra, aunque también forman parte de los museos y
exposiciones, adquiriendo, por tanto, un valor patrimo-
nial, como parte de la actividad humana desarrollada
en el curso del desarrollo histórico.
Desde un punto de vista científico, el Patrimonio pa-
leontológico no puede considerarse parte del Patrimo-
nio Cultural o Histórico, pues no es consecuencia de
la actividad humana. Por lo tanto, se relaciona más es-
trechamente, o formaría parte, del Patrimonio Natural.
De hecho, existe una relación estrecha con la geo-
logía y la biología, tanto conceptual como académica.
Por una parte, por ser indisociable del registro geoló-
gico de la Tierra, y por otra por ser la única evidencia
sólida de los procesos biológicos del pasado (Morales
1996, 2000).
Si esto es así, ¿por qué existe un conflicto entre pa-
leontología y arqueología, cuando se consideran des-
de un punto de vista patrimonial? En primer lugar, por-
que nunca hay límites netos entre las ciencias; de
hecho, existe un estrecho vínculo entre la arqueología
y la paleontología, que se produce en aquellos yaci-
mientos que contienen alguna evidencia de actividad
humana, es decir, que junto a organismos fosilizados,
existen elementos fabricados o modificados por la ac-
tividad antrópica. En sentido estricto, estos yacimien-
tos son tanto arqueológicos como paleontológicos,
comparten valores propios del Patrimonio Natural y del
Histórico. Desde un punto de vista temporal (escala
geológica), son relativamente recientes; dependiendo
del área geográfica en la que se encuentren pueden
llegar a tener una antigüedad cercana a los 2,5 millo-
nes de años, mínima porción de un registro paleonto-
lógico, que se extiende hasta los 3.500 millones de
años.
Sin embargo, existe una característica especial en
estos yacimientos que, sin estar generalmente especi-
ficada, conviene tener en cuenta, si queremos com-
prender la extraña situación del Patrimonio paleontoló-
gico cuando cohabita con el Patrimonio arqueológico:
desde un punto de vista de reconocimiento científico y
social, la paleontología humana está altamente valora-
da. Los fósiles humanos poseen una valoración increí-
blemente alta en relación a cualquier otro tipo de fósi-
les, o, lo que es lo mismo, descubrir un nuevo homínido
fósil alcanza una repercusión científica y social tan ex-
traordinaria, que normalmente empalidece al resto de
los hallazgos asociados, sean paleontológicos o arqueo-
lógicos. Este hecho debe producir un cierto desasosie-
go en los arqueólogos (y los paleontólogos dedicados a
otros grupos de fósiles) que, estudiando estos mismos
yacimientos, son oscurecidos por hallazgos ajenos a su
investigación.
Si tenemos en cuenta la escasa tradición paleonto-
lógica española, cuando se compara con la arqueoló-
gica, no es de extrañar que administrativamente siem-
pre hayan prevalecido los puntos de vista arqueológicos
sobre los paleontológicos. Los equipos legisladores
han trabajado desde la óptica arqueológica, sin pen-
sar si lo que estaban legislando se ajustaba o no a la
realidad científica internacional. No voy a seguir por
este camino, sólo pido al público lector que piense
cómo se sentiría una persona arqueóloga, digamos
que especialista en el mundo romano, si en su permi-
so de excavación le denominasen paleontólogo/a, o
que como condición le impusiesen a un/a paleontólo-
go/a (no importa de qué especialidad) para desarro-
llar su investigación.
Por lo que respecta a la legislación, la presencia
de evidencias de actividad humana en determinados
yacimientos paleontológicos ha sido una de las razo-
nes por las que la paleontología ha sido considerada
(al menos parcialmente) como parte del Patrimonio
Histórico, por su relación con el origen y evolución de
la humanidad; por ejemplo, en la LPHE, la discusión
se deriva de la interpretación de dos artículos: el 1.2,

-·egran el Patrimonio Histórico Español los inmue-
.;s y objetos muebles de interés artístico, histórico,
eontológico, arqueológico, etnográfico, científico o
co... " y el art. 40, que señala explícitamente:
=o'lTlan parte, asimismo, de este patrimonio, los
":..,entos geológicos y paleontológicos relaciona-
s con la historia del hombre y sus orígenes y an-
cedentes».
....na interpretación restrictiva del artículo 40 aparen-
-ente dejaría fuera del PHE a todos los yacimientos
- eontológicos españoles anteriores al Pleistoceno, y
- t>lemente a aquellos con más de 1.100.000 años
-;;¡;ación aproximada de los primeros fósiles huma-
!":05 procedentes de los yacimientos de Atapuerca),
="rnentación defendida por profesionales de ambas
scolinas (arqueología y paleontología). Frente a
';a opinión estarían quienes, basándose en el art. 1 ,
~·pretan que el término ccinterés paleontológico» in-
e a la paleontología en toda su amplitud.
- !lemás, el art. 40, al incluir orígenes y anteceden-
:>1.Jede interpretarse en el sentido de que la propia
Patri111011io paleo11tológico.
Foto Jorge Momles.
Introducción a los tipos de Patrimonio Cultural 1 165
evolución de los primates, de los mamíferos o de los
primeros vestigios fósiles del Precámbrico se relacio-
nan con los orígenes del ser humano. Lo que, siendo
aparentemente admisible, es contrario al sentido co-
mún y a la práctica científica moderna. Puesto que por
este camino el Big Bang o el estudio de las fosas oceá-
nicas profundas también podrían relacionarse con el
origen humano, y así llegaríamos a denominar arqueó-
logo/a a toda persona que investigue en el planeta
Tierra. Esta visión es demasiado bíblica como para
que pueda considerarse con seriedad.
Como conclusión, parece claro que los paleontólo-
gos/as saben lo que son los fósiles y los yacimientos
paleontológicos. Existe al respecto un cuerpo docu-
mental formado, con más de 200 años de historia y
compuesto por una ingente cantidad de publicaciones
y colecciones científicas mayoritariamente formadas
con propósitos de investigación.
No obstante, los fósiles reúnen ciertas característi-
cas que escapan al dominio de la investigación. Por
ejemplo, son objetos ornamentales que inducen al co-
leccionismo, o suscitan la curiosidad de personas no
profesionales; frecuentemente van asociados a recur-
sos minerales y, por lo tanto, padecen un grave peligro
de destrucción; incluso forman minerales y rocas,
como petróleo, carbón, diatomitas y multitud de rocas
ornamentales. Pueden ser descubiertos o destruidos
en el curso de obras públicas y privadas; a esto hay
que añadir su valor educativo y museístico.
Todas estas características extraen a fósiles y yací·
mientas del puro dominio de la investigación, situándo-
los en un escenario diferente, lo que ha favorecido que,
en la práctica, el marco jurídico utilizado para la regula-
ción del Patrimonio paleontológico sea el de las leyes
de Patrimonio Histórico o Cultural. Consecuentemente,
muchas CCAA lo han regulado dentro de sus propias
leyes de Patrimonio Histórico, caso, entre otras, de la
Comunidad de Madrid.
Este hecho, en sí mismo, no es ni negativo ni po-
sitivo. Sin embargo, no hay duda de que ha creado
una cierta desazón en amplios sectores del colectivo
profesional paleontológico, que rara vez encuentran
en las administraciones autonómicas interlocuto-
res/as que conozcan a fondo los problemas de su
ciencia.
J ORGE M ORALES
Paleontólogo. CSIC.
166 I Los tipos de Patrimonio Cultural
Los tipos de Patrimonio Cultural
por su especialidad o los
«patrimonios específicos»
Los siguientes capítulos van a tratar de cada uno de los
tipos de Patrimonio C ultural que las normas y las ad-
ministraciones responsables han venido separando en
sus procedimientos de tutela y, más que nada, en su de-
finición. Como se dij o al principio de este manual, la
verdadera separación emre uno y otro reside en la espe-
cialidad prefereme de las personas que los manejan.
Separaremos en primer lugar el Patrimon io arqui-
tectónico o monumemal (capítulo 10), centrándonos
en el análisis del tratamiento de los Conjuntos Histó-
ricos, los bienes culturales de más difícil protección
porque son complejos y están vivos - si no lo están, o
so n Patrimonio arqueológico o son un desastre-. En
él, la profesión predominante es la de la Arquitectura,
como es lógico.
Abordaremos luego el Patrimonio arqueológico
(capítulo 11), el más original según las normas y, des-
de luego, según la realidad, además de ser mi especiali-
dad. En este capítulo quiero centrarme en la presenta-
ción y defensa de la llamada «Arqueología Preventiva»,
destinada a conservar yacimientos, no a excavarlos. Por
supuesto, la profesión de las personas que en él inter-
vienen e incluso que lo gestionan es la Arqueología,
una especialidad de la Historia que al menos hasta este
momento se estudia en el contexto de esta última titu-
lación académica, pero que atraviesa un momento his-
tórico de esperanza, cuyas razones pueden verse en el
recuadro 15, el último de este libro.
En tercer lugar, el capítulo 12 se dedicará al Patrimo-
nio etnológico. Es uno de los grandes olvidados del Pa-
trimonio C ultural, tanto por parte de la sociedad como,
sobre todo, por parte de las propias administraciones res-
ponsables. Las dificultades de su protección están imbri-
cadas en el hecho de que la propia sociedad que lo ha vi-
vido, a menudo no lo valora, por considerarlo lo opuesto
a la «civilización moderna». ¿Cómo intentar conservar o
valorar nada en este contexto de desprecio?¿Tan sólo uti-
lizando su atractivo turístico, es decir, la mirada de «la
otra persona>>? La especialidad de quienes lo tratan y lo
gestionan tampoco está muy definida. En principio ha
de ser la llamada Antropología cultural, pero en nuestras
universidades esa especialidad ha estado siempre más co-
nectada al estudio de los aspectos sociales que a la mate-
rialidad de los bienes. En la mayoría de las administracio-
nes de C ultura es la propia Arqueología la que se ocupa,
en un caso de intrusismo profesional bastante evidente,
de estos bienes; o no se ocupa nadie.
En el capítulo 13 an alizaremos una especialidac
del Patrimonio etnológico, lo que la UNESCO h_
denomi nado - y el Esrado españ ol también, al firma:
oficialmente el Convenio de 2003 que veremos- «Pa-
trimonio Cultural Inmaterial». De sus especificidade>
ya hemos hablado en esta introducción.
Dedicaremos el siguiente capítulo, el 14, al Patri-
monio industrial, junto con el científico y el técnico
que aparecen unidos a veces en la literatura, o bien se-
parados, de forma indistinta. Hay publicaciones sobrt:
ellos y sus definiciones, sobre su naturaleza y sus pos:-
bles problemas de conservación, pero las adm inistra-
ciones de Cultura de las CCAA los han tenido mu·
poco en cuenta, al menos hasta ahora. La especialidac
de las personas que se dedican a él está más cerca de L
Ingeniería, la Química o la Física, que de las áreas d.:
Humanidades, y tal vez p or eso tengan una emidac
menos administrativizada que el resto del Patrimoni_
Cultural, con una interesante intervención en él de L:
sociedad civil, que también veremos.
Por último, nos centraremos en la pareja compues-
ta por los Patrimonios documental y bibliográfico (c..-
pítulo 15), ese m undo de papel al que en los último
años se han añadido muchos otros materiales, ma.o
modernos e incógnitos en cuanto a sus capacidade;
futuras de conservación, que están ligados a las p rofe-
siones de la archivística y de la biblioteconomía.
Fuera nos quedan algunos otros Patrimonios espe-
cíficos que a veces aparecen en las normas. Por supu~
to el «artístico», del que ahora hablaré, al igual que de..
«paleontológico» y el «paisajístico», pero tambie:-
otros, como el «lingüístico», que por su carácter de in-
material veremos en el capítulo 13, o las muchas varie-
dades del Patrimo nio industrial.
Un tratamiento aparte merece el denominado Paui-
monio sumergido o subacuático (véase Álvarez Gon-
zález 2008), que siempre es de carácter arqueológico
pero al que no se le pueden aplicar los mecanismos de
gestión basados en el Planeamiento territorial, como .:.
los demás bienes inmuebles, porque no «vive» en el sue-
lo, sino debajo del agua. Las dificultades de su gesciór:
son evidentes, y a ellas va dedicado el recuadro 16.
El Patrimonio «artístico» o «mueble»
Es el objetivo de la profesión de la Historia del Arte :
el segundo gran protagonista durante el siglo XIX ~
gran parte del siglo XX de la formación del concepto de
Patrimonio Cultural, como vimos en el capítulo :
Pero el equipo de personas q ue tomaron la decisión de

•. ..:ir el adjetivo «artístico» en la denominación de
=-:E argumentó que cualquier elemento del Patri-
C ulrural o Histórico puede ser artístico, y que
.:::-ende de cuestiones tan poco seguras como la
~ d precio, los gustos de la sociedad o el punto de
Lomo ames se apunró, a veces se identifican el
...,onio mueble» y el «Patrimonio artístico», pero
~ nsistir en lo inadecuado de esa identificación: en
. - _10 de los tipos específicos de Patrimonio C ulrn-
-= analizaremos a lo largo de esta sección, apare-
'.'ltenes de carácter mueble junto a los inmuebles
· detrás de casi todos ellos, los inmateriales). Así,
_ :::nplo, habrá Patrimonio arqueológico de carác-
- _eble y Patrimonio arqueológico de carácter in-
e. Patrimonio industrial mueble y Patrimonio
-:ial inmueble, etcétera.
- otro lado, en cada uno de los tipos de Patrimo-
._.rural aparecerán bienes muebles e inmuebles que
-:;..-; ser o no ser, según gustos y actitudes, «artísti-
~u variabilidad es la principal responsable de que
.a. en paridad, un tipo determinado de Patrimo-
...J tural Llamado «artístico», aunque, como ya se ha
...::::;.do también, para muchas personas los cuadros
_ ~ colgados en los museos o en las colecciones
- __ ares, y que son antiguos o valiosos, forman un
- Jnio especial, al que llaman «a.rústico».
-,isto en que esa identificación está lejos de la rea-
;:.; cierto que el Patrimonio mueble, en general (y
...rego los cuadros y las esculturas valiosas), presen-
·emas especiales de protección que cierren que ver
. :'Xio con lo explicado en el capítulo 7: exponacio-
:omercio. Además, serán declarados BIC o Inven-
...: s ~· estarán sujetos a coda una serie de condiciones
-::ervenir en ellos, por ejemplo, restaurándolos.
:xico más. La gestión de estos bienes m uebles de
::-e: artístico resulca bastante más simple que la
·.ene que ver, por ejemplo, con la de un Conj un-
..-: >rnrico o ciudad antigua, en la que hay bienes
~.es e inmuebles, algunos artísticos y otros no
·; además hay gente.
= lo tanto, no dedicaré un capítulo específico a
::nes muebles porque en todos los capítulos d e
;)ro se hablará de ellos, al igual que se hablará de
-:nuebles (y se intentará hacerlo también de los in-
:::"lales) , sean o no sean de carácter artístico.
Patrimonio paleontológico: un intruso
-::-"CO voy a dedicar ningún capítulo a los bie-
a.leontológicos, po rque, en m i opinió n, no
Introducción a los tipos de Patrimonio Cultural l 167
pertenecen al Patrimonio C ul tural y no forman
parte de él. Ya lo expliqué con ocasión de comentar
la figura de BIC denomi nada «Zo na Paleontológi-
ca», introducida en la lista de tipos o categorías d e
BIC por la Comunidad Catalana en 1993 y repeti-
da en ocho CCAA más. Su d efinición como lugar
donde hay vestigios fosilizados que constituyen una
unidad coherente y con entidad propia, aunque cada
uno individualmente no tenga valores relevantes (art.
7.2.g de la norma catalana) nos está indicando que
no se trata de bienes producto de la mano h umana
-mano cuya presencia define al Patrimonio Cultu-
ral y lo distingue del Natural-, sino q ue son pro-
ducto d e la naturaleza, con ind ependencia d e qu e la
sociedad les dé importancia y los valore o no (véa-
se, p. e., Querol 1995 y 2003). Porque no estamos
hablando de resros orgánicos presentes en yaci-
miemos arqueológicos, que siempre serían Patri-
mo nio arqueológico, sino de restos ajenos a la acti-
vidad humana en el pasado.
En ocasiones se argumenra la ausencia d e una co-
bertura legal efectiva para estos bienes naturales, pero
entonces también existe esa ausencia para los bienes
geológicos, y es evidente que el camino para sol ucio-
nar estos problemas no pasa por «incluir por piedad»
alguno d e estos fósiles entre el Patrimonio Culm ral
- normalmente dentro del arqueológico.
En algunas CCAA, como Madrid o Andalucía,
ante la queja de los equ ipos de Arqueología que se
veían forzados a ocuparse también de los fósiles aje-
nos a la H istoria d e la h u manidad, en otro caso de
intrusismo profesional evidente, se han creado comi-
siones específicas compuestas por personas expertas
en Paleon tología - que estud ian Biología o G eología,
titulaciones d el mundo de las ciencias, alejadas de la
H istoria y de la Arqueología-, pa ra que se ocupen, al
menos mínimamente, de informar los proyectos so-
bre esta especialidad científica.
Tampoco este cami no parece el más adecuado: lo
que deberían hacer las personas que se ded ican profe-
sionalmente a la Paleontología, tanto desde el punto
de vista d e la investigación como de la difusión, es
unirse para exigir a los departamentos de medio am-
biente el desarrollo de estructuras administrativas ca-
paces de gestionar estos bienes, de forma similar a
como los de Cultura gestionan los culturales.
Con el fin de aclarar algo más este aspecto y, so-
bre todo, de dar paso a alguna opinión no id éntica a
la mía, he invitado a un pa.leo ntólogo para que escri-
ba u no de los recuadros que acompañan a este capí-
mlo, explicando su posmra.
168 I Los tipos de Patrimonio Cultural
El paisaje como
Patrimonio Cultural
Durante los últimos decenios, en España se ha pro-
ducido un notable incremento de las intervenciones en
el territorio. La renovación de las infraestructuras ener-
géticas y de transporte, la extensión de los cultivos in-
tensivos y los polígonos industriales y el vertiginoso rit-
mo de construcción de viviendas de primera y segunda
residencia han sido los principales protagonistas de
este proceso.
Lejos de ser algo ajeno a la gestión del Patrimonio
Cultural, la alteración de muchas áreas del territorio es-
pañol, fundamentalmente (pero no sólo) costero ha in-
cidido en gran medida en el estado de conservación de
gran cantidad de bienes culturales y naturales. En al-
gunas ocasiones se han producido daños en los pro-
pios bienes y, en otros casos, en su entorno.
Bien es sabido que, en la actualidad, el valor de mu-
chos bienes del Patrimonio Cultural no se considera
circunscrito a su propia materialidad, sino también a la
red de conexiones territoriales que les caracteriza y da
sentido. No puede entenderse la función de una torre
de vigilancia costera si está embutida en una urbaniza-
ción residencial que impide disfrutar de su conexión vi-
sual y, en origen, funcional con otras torres. Una es-
tructura megalítica prehistórica pierde gran parte de su
valor y posibilidad de disfrute lúdico, estético y cultural
si queda aislada del resto de estructuras similares que
conformaron una necrópolis neolítica. La evolución ha-
cia nuevas formas de explotación del medio no debie-
ra acabar en menos de una generación con activida-
des y saberes tradicionales que no sólo han conformado
paisajes centenarios, sino que lo han hecho respetan-
do el equilibrio medioambiental.
La reacción ante esta situación se ha producido con
cierto retraso, pero la conciencia de que se hacía nece-
sario preservar la calidad del paisaje como parte del
Patrimonio de la sociedad ha llevado al Estado español
a ratificar el Convenio Europeo del Paisaje (CEP), que
entró en vigor en España el 1 de marzo de 2008.
Según el CEP, las actuaciones tendentes a garanti-
zar la calidad paisajística han de aplicarse a todo el te-
rritorio y no sólo a aquellos lugares considerados ex-
cepcionales por sus valores culturales y naturales. Por
ello, las administraciones de Cultura están avanzando
progresivamente en dos líneas de actuación funda-
mentales: por un lado, en la identificación, caracteriza-
ción y gestión de los paisajes culturales (o lo que po-
drían denominarse paisajes de interés cultural) y, por
otro, en la definición de criterios para la preservación
de los valores culturales del paisaje, sea éste rural o
urbano y esté o no degradado.
Algunas CCAA empezaron a incorporar figu ras de
protección en sus legislaciones sobre el Patrimonio
Cultural con anterioridad a la ratificación del CEP, inclu-
yendo áreas territoriales amplias que destacan por la
conjunción de valores culturales y naturales.
En esta línea, en la Ley 14/2007, de 26 de noviembre,
del Patrimonio Histórico de Andalucía (LPHA) se ha in-
cluido la figura de protección de ..zona Patrimonial». Se-
gún su definición, no se puede establecer la correspon-
dencia entre Paisaje Cultural y Zona Patrimonial, ya que
los valores paisajísticos y ambientales no son precepti-
vos en esta última. También pueden existir Paisajes Cul-
turales que no destaquen por integrar un conjunto de
«bienes diacrónicos representativos de la evolución hu-
mana», sino que se hayan conformado por el uso soste-
nible de los recursos del territorio, como son los paisajes
de dehesa; o por el cultivo de determinados productos.
como, por ejemplo, el esparto o la caña de azúcar. No
obstante, esta nueva figura de protección está llamada a
ser el instrumento a través del cual se apliquen en los
próximos años, desde la administración cultural andalu-
za, los criterios establecidos por el CEP.
La LPHA incorpora también medidas para paliar los
efectos de la contaminación visual provocada por ins-
talaciones relacionadas con la energía y las telecomu-
nicaciones, que inciden negativamente en la contem-
plación de los BIC y, por lo tanto, en el mantenimiento
de sus valores, incluidos los paisajísticos.
A pesar de que, como ya se ha comentado, en la Ley
no se incluye como figura de protección el Paisaje Cul-
tural , en Andalucía sí que se han desarrollado diversas
iniciativas pioneras tendentes al establecimiento de cri-
terios de actuación en la materia. Entre ellas destaca la
creación por parte de la Consejería de Cultura, a través
del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, del Labo-
ratorio del Paisaje Cultural, encargado de desarrollar el
Programa de Paisaje Cultural. Las líneas estratégicas
básicas de este programa se han trazado en base al tra-
tamiento que el Plan de Ordenación del Territorio de An-

cwcia (POTA} propone para la gestión del paisaje y las
::omendaciones de organismos internacionales: iden-
cac1ón y caracterización, criterios de actuación y fo-
~to de los Paisajes Culturales.
...a Guía del Paisaje Cultural de la Ensenada de Bolo-
es un buen ejemplo de análisis, diagnóstico y pro-
..:stas de actuación en uno de los paisajes más singu-
:-es de Andalucía desde el punto de vista preferente de
gestión cultural. La Gula es producto del trabajo reali-
z:aoo en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico por
amplio equipo de profesionales de la arquitectura, ar-
et.e<>logía, economía, historia del arte, antropología y
o;eografía, y es accesible a través de su portal web.
S análisis paisajístico realizado en este proyecto, de-
S?"mllado con fondos europeos (Programa Cultura 2000}
:;e la Consejería de Cultura, se articula en torno a tres
- es fundamentales: el territorio desde un punto de vista
-ieográfico; las percepciones que de dicho territorio tiene
::>oblación local, visitante, las instituciones, los artistas,
ese y las actividades antrópicas que se han desarrolla-
a:: en él a lo largo del tiempo. Los recursos culturales
..edan contextualizados como producto de procesos
oricos y actividades socio-económicas. Por primera
ez es el territorio el protagonista, proyectado en lo que
¡;rcría denominarse Paisaje de Interés Cultural.
.Jna de las principales aportaciones de la Gula es la
rcusión de un apartado de Proyectos, en el que se pro-
::ren diferentes acciones para armonizar el manteni-
~o de los valores paisajísticos de la Ensenada con la
dad de vida de sus habitantes. Los proyectos se agru-
...a~ en categorías: recu rsos
o.. ·urales, protección y mejora
ó:- medio físico, modernización
oc- nfraestructuras, planifica-
territorial, adecuación de
· . idades relacionadas con el
~ la tierra y el turismo y co-
r:iercio. Conscientes de que los
agentes implicados en la pues-
ta en marcha de estas acciones
ser' múltiples, en cada uno de
bs proyectos se apuntan los
.;: lo estarían más directa-
P:"ente (Ayuntamiento, colecti-
os !ocales, Consejerías de la
-~ de Andalucía, Mancomu-
oad de Municipios, Conjunto
"Queológico, etcétera).
Introducción a los tipos de Pat rimonio Cultu ral 1 169
El IAPH, con la financiación del Instituto de Patrimonio
Cultural de España, ha puesto en marcha algunas de las
acciones propuestas en la Guía y que dependían funda-
mentalmente del ámbito de las competencias de la Con-
sejería de Cultura. Durante el año 2008 se inició la eje-
cución del Proyecto de Actuaciones Paisajísticas en la
Ensenada de Bolonia que había de abordar la realiza-
ción total o parcial de tres proyectos definidos en él: la
red de itinerarios culturales, el plan de acciones en el
Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia y la adecuación
paisajística del borde costero de la Ensenada. Con este
proyecto, que contaba con un presupuesto cercano a los
cuatro millones de euros, se pretendía integrar el Patri-
monio Cultural y Natural, incorporando el primero en la
red de senderos que el Parque Natural del Estrecho (del
que la Ensenada de Bolonia forma parte} oferta a sus vi-
sitantes. Del mismo modo, se mejorará la museografía
del Conjunto Arqueológico y su conexión con la playa de
Bolonia, borde este de la ciudad romana.
El Patrimonio Territorial, concepto bajo el que se integra
en el POTA el Patrimonio Cultural, Natural y Paisajístico,
es vulnerable y su tutela hoy es imprescindible para garan-
tizar la calidad de vida del mañana. En los próximos años
se incrementarán las iniciativas para su preservación des-
de diversas administraciones públicas y, entre ellas, las
competentes en la gestión del Patrimonio Cultural.
SILVIA FERNÁNOEZ-CACHO
Arqueóloga.
Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
170 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Urna relicario barroca. Fototeca IPCE.
El Patrimonio paisajístico: las
zonas patrimoniales
Como hemos visto en algunos casos, y sir:
duda seguiremos haciéndolo a lo largo dt
este libro, el acercamiento entre el Patrimo-
nio Cultural y el Patrimonio Natural va pro-
duciéndose poco a poco en n uestra norma-
tiva y en nuestras administraciones - si bier.
no en nuestra sociedad, lamentablemente-
Con ocasión de una serie de problemas jun-
dicos sobre la ap licación del concepto de
«medio ambiente» a la práctica urbanística
el Tribunal Constitucional dictó una Sen-
tencia (STC 102/1995) en la que, al anali-
zar el significado de la palabra clave, se esta-
blecía que consiste en eL conjunto at
circunstancias flsicas, culturales, económicas.'
sociales que rodean a Las personas, ofreciéndo-
les un conjunto de posibilidades para hacer s:.
vida. Es evidente que en esa acertada defi ni-
ción se incluyen los bienes culturales, que
son «circunstancias» fís icas, por supuesro
pero también económicas y, sobre todo, so-
ciales, además de culturales.
Y aunque esta idea es la que defiendo
como ya he explicado, hay q ue esperar bas-
tantes años para que aparezca en nuestro
contexto algún tipo de Patrimonio que uni-
fique realmente lo natural y lo culcural. Se
trata del denominado «Patrimonio paisajís-
tico». Su concepción y definición es bastan-
te moderna (véase, a este respecto, Agudo
Go nzález 2007). Se gestó en el Consejo de
Europa, preocupado por el fuerte aumento
del ritmo de transformación de los territo-
rios provocado por las actuales técnicas agn-
colas y las obras públicas. Los grupos de per-
sonas expertas redactaron un Convenio
bastante escueto y lo publicaron en la ci u-
dad de Florencia, en el año 2000. El preám-
bulo de este Convenio, como ejemplo de'.
espíritu que mueve, en este contexto, a.
Consejo de Europa, se incluye en uno de los
cuadros que acompañan al capítulo dedica-
do a esta institución europea, el capítulo 23
En él, se define el paisaje como cualquier
parte del territorio tal como La percibe Lapo-
blación, cuyo cardcter sea eL resultado de La ac-
ción y La interacción de factores naturales y/o
humanos (art. l.a) .

:: :denremente, el propósito de esre Convenio es
-- :ecció n de esos paisajes, entendiendo por ral las
cS encaminadas a conservar y mantener los aspec-
p:rficativos o característicos de un paisaje, justifi-
?Or su valor patrimonial derivado de su configu-
naumzl y/o la acción humana (an. l.d).
:.:i concreto, lo que se pretende es reconocerlos
.:amente, es decir, idencificarlos, caracteriza rlos
___ararlos, e integrarlos en las políticas de ordena-
•erri rorial (las que ya analizamos en el capítulo
:. , defi nitiva, patrimonializarlos.
.:.. Convenio, además d e comprometerse a la co-
- -:ación y a la asistencia mutua entre los países eu-
- ;. crea el «Premio paisaje europeo», que se otor-
_._ • .: las autoridades locales que hayan adoptado una
z o medidas para proteger, gestionar y ordenar su
, que hayan resultado de una eficacia duradera y
" ;ervir de ejemplo (a rr. 11 . 1).
.!..Jemás, como es recu rrente y ya lo hemos visto en
orras ocasiones, se confía en la educación y la
-3.::ión para que la ciudadanía adquiera la sensibi-
~ •uflciente como para apoyar la puesta en práctica
_ :e Convenio.
'.ere a ños d espués de su publicación, el 6 de no-
- ::m de 2007, el Estado español lo ratificó o ficial-
- -:e. Se rrata de una fecha d emasiado reciente
- para poder analizar ya los resultados de la pues-
--: práctica de este Convenio, pero es interesante
~:-robar cómo la Ley del Patrimonio Natural y la
O.:.\"ersidad, aprobad a también en 2007, incluye
-= sus figu ras de protección la de «Paisaje proregi-
al que define de acuerdo con el Convenio euro-
an. 34. 1).
- r lo que respecta a las normas de Patrimo nio
~..;ral , ames incluso d e la redacción del Convenio
'.lJJSaje culrural, la Ley de la Comu nidad Valen-
.;. defi nió una figura de BIC como «Parque C ul-
arc. 26.1 .A.g), que vimos en el capítulo 5 y
:'.'11 realidad se refiere a lo que ahora se llama Pai-
- C ultural. El mismo año 1998, Canrabria incluye
_ norma esre concepro y, años después, La Rioj a
....:;. lo mismo. En todo caso, se nora la ausencia de
•.: ..::ió n en la definició n y uso de esra figura cuando
-:'.'r\"amos có mo la norma de Navarra la incluye cn-
:>s tipos o catego rfas d e BIC, pero dándole el sig-
.::ado de «Lugar de Interés Etnológico».
:..i única Ley aprobada co n posterioridad a la fir-
- o pañola d e este Convenio -en realidad m uy poco
::-ués, demasiado poco- fue la de Andalucía (26 de
embre), que, en efecto, incluye entre sus noveda-
- .a creación de una nueva figura o tipo de BIC, que
Introducción a los tipos de Patrimonio Cultural j 171
ya comem am os en el capítulo 5, y que se denomina
Zona Patrimonial. Defin ida como territorios o espacios
que comrin~yen un conjunto patrimonial, diverso y com-
plemenrario, integrado por bienes diacrónicos representa-
tivos de la evolución humana, que posean un valar de
uso y disfrute para la colectividad y, en su caso, valores
paisaj ísticos y ambientales (an. 26.8), enlaza realmente
con el concepto de paisaje que el Convenio de Floren-
cia establece y por esa razón he incl uido en esre capf-
rulo un texto especialmente dedicado a la práctica an-
da] uza de esta figu ra (recuadro 15).
En los últimos m eses, la página web del Instituto
de Patrimonio C ultural de España (véase capfrulo 21 )
ha añadido, entre sus Planes Nacionales (véase capí-
tulo 16), el proyecto de Plan N acional de Paisajes
C ulrurales, consciente de que la complejidad de esta
figura, tanto e n sus componenres como en las perso-
nas interesadas o partícipes, hace necesaria la aplica-
ció n de un modelo de gestión específico, que ya ha
demostrado sus venrajas en otras ocasiones, como ve-
remos a lo largo de este libro.
Otros patrimonios culturales
ExcepcionaJm enre nos encontramos con que alguna
norma, o algún trabajo sobre Patrimonio, nos expli-
can la existencia d e un tipo d e Patrimonio C ultural
distinto a los aquí enumerados. H ay varios ejemplos
y tal vez el más in teresante sea el denominado «Patri-
monio lingüístico», una modalidad muy especial de
Patrimonio inmaterial que será analizada en el capí-
tulo correspondiente (el 13). Ocro ejemplo pod rfa ser
el llamado «Patrimon io l.iterario» por la norma de
Galicia, que, aunque no está definido, se refiere a los
lugares, con o sin edificios o restos man ufacru rados,
en los q ue se desarrolla alguna ficción literaria de im-
portancia, como es el caso de los Pazos de Ulloa, de
Emilia Pardo Bazán. Como es lógico, no existe nin-
gún cipo d e mecanismo de protección o de gestión
específico para unos bienes que, en definitiva, son ar-
quitectónicos o monumentales .
Por último, otro caso es la diversidad de adjetivos
que se vienen utilizando para designar distintas espe-
cialidades del Patrimonio industrial: naval, aeronáu-
tico, ferroviario , fa rmacéutico, etc. Evidentemente, es
correcro denominar Patrimonio naval al co njunto de
elementos del Patrimonio industrial que tienen que
ver con la náutica, pero al no existir iniciativas de ges-
tión específicas para este ripo de bienes, no parece
oportuno dedicarles un tratamiento especial.
172 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
La protección
del Patrimonio
cultural
sumergido
Los bienes culturales que se encuentran bajo el
agua ofrecen, en su conjunto, una información distinta
e inexistente en los yacimientos arqueológicos terres-
tres, ligada al comercio y a la comunicación marítimo-
fluvial, a la comprensión de los mecanismos y repercu-
siones de ese comercio en el territorio, a las rutas de
navegación, a los puertos, los fondeaderos, y a ciuda-
des, monumentos o incluso cuevas sumergidos por
inundación.
El estudio de este Patrimonio Cultural Subacuático
(en adelante PCS) comenzó en torno a 1950 en Fran-
cia e Italia, cuando las técnicas de buceo permitieron
plantear proyectos de investigación en vez de la simple
recuperación de objetos que se venía practicando has-
ta entonces.
En España, buena parte de las exploraciones eran
llevadas a cabo por particulares y clubes submarinis-
tas, hasta que en los años setenta comenzaron las
actividades institucionales con los Patronatos de Ex-
cavaciones de Arqueología Submarina, generalmen-
te en torno a museos arqueológicos. El de Tarrago-
na, el de Gerona y el de Cartagena son los que
tuvieron más actividad. En los dos últimos casos fue-
ron el germen de centros específicos para la gestión
del PCS. Así se creó en 1980 el Museo de Arqueolo-
gía Marítima y Centro Nacional de Investigaciones
Arqueológicas Submarinas de Cartagena (ARQUA),
dependiendo del Ministerio de Cultura. Con posterio-
ridad se crea el Centro de Arqueología Subacuática
de Cataluña (CASC) en 1992, el mismo año en el
que comenzó a funcionar el Centro Andaluz de Ar-
queología Subacuática (CAAS), y en 1997 el Centro
de Arqueología Subacuática de la Comunidad Valen-
ciana (CASCV).
Además, existen en otras CCAA, como Cantabria,
País Vasco, Galicia o Baleares, grupos de trabajo que
desarrollan su actividad en torno al inventario del PCS.
Para la defensa y conservación de este Patrimonio
contamos con el conj unto de normas sobre Patrimo-
nio Cultural o Histórico, en las que se incluyen las
aguas interiores, el mar territorial y la plataforma con-
tinental (véase el significado de estos términos en
Querol y Martínez 1996, pp. 416-418) y en las que la
protección de los bienes culturales sumergidos se
ajusta a los mismos requerimientos que afectan a los
yacimientos arqueológicos terrestres: autorizaciones
administrativas para intervenir en ellos y una serie de
mecanismos de conservación relacionados con la
normativa urbanística, de imposible aplicación a los
terrenos en los que se encuentra el PCS, los fondos
marinos, para los que no funcionan los planeamien-
tos municipales. Por lo tanto, ninguna de estas nor-
mas crea una herramienta específica para la defensa
del PCS.
Por lo que respecta a los documentos internaciona-
les, el Convenio de La Valetta de 1992 apoya la crea-
ción de instituciones especializadas, con medios técni-
cos adecuados y personal formado en la gestión de
estos singulares bienes, que consiste sobre todo en la
elaboración de los inventarios y el perfeccionamiento
de los sistemas de investigación.
De acuerdo con esta idea, los centros que antes
mencioné están dotados de una plantilla de personal
experto en arqueología, náutica y buceo, así como
de la infraestructura necesaria. Su función es gestio-
nar el PCS de sus costas y aguas interiores, y para
ello centran sus intervenciones en la elaboración del
Inventario de yacimientos arqueológicos y las cartas
de riesgo, así como en el control de las obras públi-
cas en el litoral y en las tareas de conservación y di-
fusión .
Pero en los años noventa el alarmante incremento
del expolio en el PCS por parte de grupos aventureros
y de empresas con fines comerciales provocó la pues-
ta en marcha por parte de la UNESCO de un docu-
mento jurídico publicado en París en el año 2001, de-
nominado Convención de la UNESCO sobre la
Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. Ocho
años después, una vez conseguido que 20 países, en-
tre ellos España, lo ratificase, entra en vigor en enero
de 2009.
Este documento, siguiendo las tendencias de la
moderna Arq ueología Preventiva (véase capítulo
11 ), considera como la opción prioritaria la conser-
vación in situ del PCS, prefiriendo métodos de ex-
 Introducción a los tipos de Patrimonio Cultural 1 173

ración no destructivos a la recuperación de los En definitiva, la recuperación no científica de los

e:os. bienes culturales sumergidos, realizada por grupos o
:stablece que cualquier actividad relativa al PCS de- empresas carentes de metodología arqueológica,
ª ser autorizada y se garantizará su recuperación y para destinarlos al comercio, estaba dilapidando la in-
-ecto tratamiento; en ningún caso se permitirá la ex- formación histórica que estos pecios contenían, y la
::.ación comercial de esos bienes. comu nidad científica internacional ha reaccionado por
: contenido de este documento también está enca- fin ante ello con la publicación de este interesante do·
,_.......ado a promover que el público valore y conozca cumento.
ior la importancia de este tipo de Patrimonio Cultu-
a la formación en arqueología subacuática, a la BELÉN MARTÍNEZ DíAZ
ferencia de tecnología y al intercambio de infor- Directora General de Archivos,
-.aoón entre los distintos países. Museos y Bibliotecas.
: texto de la UNESCO no entra en un tema delica- Área de las Artes. Ayuntamiento de Madrid.
que suele acabar en los tri-
o.."é!les: el de la propiedad de
bien cultural sumergido en
::>uta entre el Estado del pa-
be 'On {dueño original del barco
...nd1do) y el Estado ribereño
--::-..el en cuyas costas se en-
..;entra). Sí articula un mecanis-
- w especial para los casos de
.::11es situados en los fondos
-.annos fuera de los límites de
...risdicción nacional, basado
- un procedimiento de notifi-
-c ones, consultas y coor-
-ación, destacando como figu-
~ arbitral al/a la director/a
_e...,eral de la UNESCO.
.\demás de estas medidas,
:s·e documento internacional
resoonsabiliza a las autoridades
i'O'"'lpetentes de asegurar la via-
'dad de la ejecución de los
-O'¡"ectos a través de un plan de
-anciación, un calendario, me-
ooología y técnicas especiales,
.s.-s:emas de registro, composi-
-on y calificación de los equi-
-os, funciones de sus integran-
es trabajos de restauración
Ul"lto de los objetos como del ya-
...,,ento, seguridad, respeto al
redio ambiente, elaboración de Patri111011io Subac11ático.
-4t>rmes, depósito de materiales Foto Belé11 Mnrtínez Díaz.
archivos y un programa de pu-
- icaciones.
 1O 1 El Patrimonio
arquitectónico
-esentaci6n: el poder monumental
la Arquitectura
:10 ya hemos visto en los capítulos de la sección
_,era de este libro, el concepto de Patrimonio C ul-
-:::n: de la modernidad tiene mucho que ver con la
-:.d y las iniciativas de las personas especialistas en
~tecrura d e la Europa occid ental. Fueron ellas las
·ornaro n conciencia de la necesidad de u ni rse
ororeger de algún modo los monumentos y las
des h istóricas, ante los avances destructores de
-nología de la guerra. Organizadas y reunidas en
redac taron y aprobaron la famosa «Carta de
. que au nque margi nalmente se refiera a otros
de Patrimonio, como esculturas o yacimientos
1ogicos, centra sus iniciarivas en la conserva-
d.e los edificios.
que recordar que cuando se redacta este docu-
la Arquitectura occidental atraviesa uno d e sus
ros más vivos por lo que respecta a cambios teó-
..,rofu ndos. Por esos mismos años se inician los
:: esos Internacionales d e Arquitectura Moderna y
,·imiento apoya el abandono de lo tradicional y
la necesidad de funcionalidad -de moderni-
- r-ara las ciudades. Es en este contexro, aparente-
'10CO propicio, en el que se discute y se gesra la
de Atenas, cuyas principales aportaciones vimos
-e. ~pírulo 3. Es evidente que la más importante
s.e erara del primer docun1ento que plantea la
:;-aaón internacional co mo necesaria para la pro-
- de los monumentos.
el co ntexto legal españo l, la Carra de Atenas
:'arri monio Histórico -ex is re otra «Carra de
de 1933, dedicada al Urbanismo- tie ne una
-·luencia. Así, en la Ley de Patrimonio Histó-
-~tico, p recisamente de 1933, se incluye el
que casi copia el texto del documento inter-
nacional, estableciendo q ue se proscribe todo intento
de reconstrucción de monumentos, procurándose por to-
dos los medios de la técnica su conservación y consolida-
ción, limitándose a restaurar lo que foera absolutamen-
te indispensable y dejando siempre reconocibles las
adiciones.
Es curioso comprobar cómo dos años antes, en
1931, el gobierno español aprobó un Decreto por el
que 73 1 b ienes inmuebles de todo tipo - mo nasrerios,
murallas, p alacios, iglesias, ere.- fueron declarados
«Monumentos hisrórico-artísticos» - la figura antece-
dente de los actuales BlC-. En opinión d e García
Fernández (2007), se trata d e una de las iniciativas
más llamativas y más eficaces para la conservación de
bienes culturales que se han aprobado en España, ya
que en un país como el nuestro, en el que no había ni
un centenar de inmuebles declarados, «ese Decreto
lanzó un mensaje político de gran trascendencia, a sa-
ber, el co mpromiso del nuevo régimen por proteger
efectivamente los testimonios materiales d e la cultura
española, lo que comportaba, a su vez, una declara-
ció n de unidad e integración política, al señalar que
todas las provincias españolas poseían testimon ios de
esa cultura».
Pocos años desp ués, la Segunda G uerra Mun-
dial -en Europa- y la Guerra Civil -en España- os-
curecen las buenas ideas y destruyen muchos mo-
numen ros y ciudades; tras ellas, otro movimiento
muy relacionado con la Arquitectura es la creación
del !COMOS, dentro de la UNESCO (véase capí-
tulo 22), que se propone la actualización de la Car-
ca de Arenas aproban do la denominada «Carra de
Venecia», de 1964, que analizaremos en el contex-
to del capitulo cirado. Veremos también en el capí-
tul o 23 las aportaciones del Co nsejo de Europa a la
prorección del Parrimonio monumental o arquirec-
tónico.
176 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Tampoco hemos de olvidar que una importantí-
sima parte de nuestro Patrimonio Cultural de carác-
ter arqui tectónico ha pertenecido y pertenece a la
Iglesia católica. Y más que una cuestión de perte-
nencia jurídica, lo que si n duda es importante, se
erara de un asunto de carácter cultural: esos edifi-
cios, catedrales, iglesias, abadías, monasterios y con-
ventos fo rman parre de nuestra hisroria, de nuestro
entorno y de nuestros paisajes y como cales los he-
mos de ver, por encima de nuestra acti tud religiosa
concreta.
Además, a pesar de las variadas ocasiones en las
que, con motivo de guerras, revuelcas y persecucio-
nes, este Patrimonio ha sido expoliado, hay que reco-
Arco romano de Medinaceli (Sori11).
Foto fosé Sm1cho Roik1. Fototeca IPCE.
nacer que se conserva en una situación no demasiado
desesperanzadora, por muchos casos concretos nega-
tivos que pudiéramos señalar.
La relativa buena conservación de estos bienes
que no sólo son de carácter inmueble -como es bier.
sabido, el Patrimonio artístico mueble de la Iglesia
católica es aún numerosísimo-, se debe tanto al cek
conservador de los propios eclesiásticos/as, como a L
actitud reverencial del pueblo hacia ellos -porque sor.
sus imágenes, sus patronas, sus santos-y a la inciden-
cia, desde mediados del siglo XIX al menos, de los po-
deres públicos, que, conscientes del valor singular dt'.
esta herencia, han contribuido en mayor o meno·
medida a su mantenimiento.

u miciariva más conocida por lo que respecta a
-- mo es el denominado «Plan Nacional de Cate-
que, por tratarse de un proyecto de la AGE,
~emos en el capítulo 16, en el que se explica el
~e los gobiernos en la gestión del Patrimonio
- sup uesto, la mayoría de esos monumentos ecle-
- fo rman parte de los conjuntos urbanos o ciu-
::sras últimas son desde hace décadas las prorago-
principales del Patrimonio monumenral, de
.:::? que cuando analicemos las nuevas generaciones
-nias las vamos a encontrar, bajo la denominación
n1unro Histórico», tratadas hasta la saciedad.
n el fin de ordenar de una forma más o menos
enre la enorme cantidad de datos que se pue-
- anejar para aprender y comprender la gestión
...::nm onio monumental o arquitectónico, he or-
·,fo esre capírulo en varios aparrados. En pri-
gar analizaré la terminología y el tratamiento
~ae en España se le aplica a este tipo, nunca
x rfi lado, de Patrimonio Cultural; luego me
-~e en las discutidas, aunque antiguas, decisio-
• :nadas en nuestro país respecto a los criterios
~ res tauración. En la tercera y cuarta parte ana-
....,os el tratamiento dado a dos de las figuras
..,; de él: los Jardines Históricos, grandes olvida-
e nuestro Patrimonio Cultural, y los Conjuntos
1cos, con los que, como ya anuncié, ocurre
co ntrano.
!:.. quinto aparrado se dedicará a analizar el meca-
de gestión más importante y más desarrollado
=sros bienes inmuebles: los Planes Especiales. Aca-
s revisando algunos ejemplos concretos.
~ología y tratamiento del Patrimonio
_ ·tectónico: no sólo otra cuestión de
ras
_onrexrn que estamos analizando y al que le de-
~ •S este capítulo, el uso de distintos adjetivos
.::ompañar a la palabra «Patrimonio» también es
-...... (véase capítulo 2). Se utiliza «monumental»,
_,recró nico» o «construido» como sinónimos o
- como recursos literarios, aunque la normati-
- ~añola el que utiliza siempre, sin excepción, es el
~onu mental».
obstante, asumiendo una posición crítica, hay
~onocer que no es un adjetivo muy apropiado.
empezar, tiene unas connotaciones clásicas rela-
....ua5 con el poder, la grandiosidad y la nobleza,
El Patrimonio arquitectónico l 177
ideas estas hoy día bastante criticadas por lo que res-
pecta a la consideración social y popular del Patrimo-
nio Cultural (véase sección V de este libro). Por otro
lado, aunque el objetivo de la protección de los prime-
ros documentos internacionales fue el «monumento»
en sí, poco a poco ese objetivo ha ido ampliándose, in-
troduciendo primero el contexto -en la Carra de Vene-
cia- y mucho más tarde el Paisaje -en la de Florencia
de 2000. Hoy día, cuando la globalidad afecta incluso
a la idea profunda de Patrimonio Cultural, no se con-
cibe la protección de un elemento aislado, por muy
monumental que sea, si no se tiene en cuenta lo que le
rodea, sea naturaleza, un núcleo urbano o, simplemen-
te, gente.
Dentro de este Patrimonio Cultural las normas
definen una serie de tipos o categorías de BIC que,
como vimos en el capítulo 5 (especialmente el cuadro
5.3), se repiten en las 18 normas vigentes. Se trata de
los Monumentos, los Jardines y los Conjunros, los
tres con el adjetivo «Histórico» detrás. Son los únicos
indiscutiblemente «arquitectónicos», ya que en otros
casos, como, por ejemplo, las Zonas Arqueológicas o
los Sirios Históricos, la presencia de inmuebles cons-
truidos es posible, pero no necesaria, mientras que en
es tos tres sí lo es.
La definición de Monumento, una realización de
la Arquitectura o de la Ingeniería, o bien obras de es-
cultura colosal, nos recoloca en ese ámbito del que
antes hablé, clásico y majestuoso, muy alejado por lo
general de la vida cotidiana de la gente corriente; lo
contrario ocu rre co n la de Conjunto, definición cuyo
protagonista indiscutible es el ser humano, ya que
siempre aparece en ella la alusión a las unidades de
asen tamiento, continuas o dispersas, representativas
de la evolución de una comunidad humana, con un
valor de uso y disfrute para la colectividad (LPHE,
arr. 15.3).
En cuanto a un Jardín Histórico, es el producto
de la ordenación, por parre de las personas, de ele-
menws de la naturaleza, a veces complementados con
estructuras de fábrica. Pero las tengan o no, un jardín
es una obra de Arquitectura cuya materia p rima es ve-
getal.
El tratamiento legal de todo esre Patrimonio mo-
numental es complejo; hemos de recordar, según se ex-
plicó en el capírulo 6, que la LPHE supuso una ruptu-
ra importante con la normativa anterior, al intentar
coordinar, de alguna manera, la protección de los bie-
nes culturales inmuebles con las políticas de urbanis-
mo. Esra coordinación se basó en la necesidad de ela-
borar un Plan Especial o cualquier otra figura de
178 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
CUADRO 10.1
Contenido del art. 24 de la LPHE,
sobre «la ruina»
1. Si a pesar de lo dispuesco en el artículo 36, llegara a
incoarse expediente de ruina de algún inmueble afectado
por expediente de declaración de BIC, la Administración
competente para la ejecución de esta Ley estará legitima-
da para intervenir como interesada en dicho expediente,
debiéndole ser notificada la aperrura y las resoluciones
que en el mismo se adopten.
2. En ningún caso podrá procederse a la demolición de
un inmueble sin previa firmeza de la declaración de rui-
na y autorización de la Adminisrración competente, que
no la concederá sin informe favorable de al menos dos
de las instituciones consultivas a las que se refiere el ar-
tículo 3.
3. Si existiera urgencia y peügro inminente, la entidad que
hubiera incoado expediente de ruina deberá ordenar las me-
didas necesarias para evitar daños a las personas. Las obras
que por razón de fuerza mayor hubieran de realizarse no da-
rán lugar a actos de demolición que no sean esrricrarnenre
necesarios para la conservación del inmueble y requerirán
en todo caso la autorización prevista en el arrículo 16. l , de-
biéndose prever, además, en su caso, la reposición de los ele-
memos retirados.
protección del Planeamierno territorial, para todo bien
inmueble declarado BIC. El problema se plantea, en
principio, para la protección de los bienes culturales
inmuebles que, sin alcanzar la relevancia suficiente
com o para ser declarados BIC, forman parte también
del Patrimonio C ultural.
Por supuesto, se pensó en la inclusión de estos bie-
nes en los Catálogos Urbanísticos, pero este extremo
vuelve a aparecer en la LPHE referido sólo a los BIC e
incl uso, en este caso, a un tipo determinado de BIC:
precisamente los C onjuntos Históricos.
Otro problema señalado durante estos años de
aplicación d e la LPH E ha sido el relativo a la consi-
d eración de «ruina». En la Ley anterior, la de 1933 ,
no existía la posibilidad de q ue un inmueble declara-
do con la máxima categoría (entonces Monumento o
Conjunto Histórico-Artístico; hoy BIC) pudiera ser
declarado, legalm ente, en situación de ruina. Sin em-
bargo, la LPHE, en su are. 24, sí lo admite (véase el
contenido de este artículo en el cuadro 10. 1); en l
publicación editada por Leguina y Baquedano e:;
2000, el equipo jurista determinó una serie de pun-
tos que la LPHE, a este respecto de la ruina, debem
prever expresam ente, comenzando por su inaplica-
ción a los inmuebles BIC, pasando por la proh ibició::-
absoluta de demoliciones, sin excepciones, y tem u-
nando por el hecho de que esta regulación de la rui-
na debería extenderse no sólo a los bienes declarado:
BIC, sino a todos los integrantes o catalogados por k
legislación urbanística (op. cit. 45).
Estos puntos han sido seguidos, al menos en par-
te, por las normas de las CCAA. Así, por ejemplo, e::.
la más reciente, la de Andalucía de 2007, las dispoS1-
cio nes se refieren a todos los b ienes inscritos en el G -
tálogo General, sea cual sea su grado de protecció~
(art. 37); además, estos bienes catalogados no podrár:
ser demolidos (are. 38). Las excepciones deberán se
autorizadas por la Consejería de C ultura en todos lo
casos. En otras normas, sin embargo, lo establecido
para las declaraciones de ruina y las demoliciones afec-
ta sólo a los BIC (p. e., la Ley de Murcia de 2007, arrs..
35 y 36) .
En realidad, en estas cuestiones de relaciones en-
tre urbanismo y Patrimon io Cultural, teniendo er:
cuenta que las competencias sobre lo primero son di:
los ayuntam ientos y las de lo segundo de las conseje-
rías d e Cultura d e las CCAA, lo que debe exisr:i:
siempre es una serie de acuerdos entre ambos poderes
para la redacción, gestión y ejecución del planea-
miento; en definitiva, coordinación.
La restauración del Patrimonio
arquitectónico: criterios
Se trata de un campo muy discutido y de larga historia.
al menos desde que en la segunda m itad del siglo XIX.
como auge final del Rom anticismo, surgieran las dos
escuelas clásicas sobre la restauración arquitectónica:
la inglesa, o de la ruina por la ruina, y la fran cesa, re-
construcrora (véase, p. e., Muñoz Cosm e 1989; O r-
dieres 1995; o Macarrón 2008, entre otras).
Aunque en España h ubo representantes de los dos
bandos, la opción final tiene much o que ver con la
aportación a es,te respecto del italiano Camilo Boiro
(1 836-1914). El planteó los och o puntos que apare-
cen en el cuadro 10.2 y que fueron presentados en e'.
III C ongreso de Arquitectos e Ingen ieros Civiles de
Roma, en 1883 (Capitel 1988, pp. 31-32). En reali-
dad, esta relación se ha considerado frecuentemente

..a primera «Carta del Restauro», y ha servido
~ ?iración para la publicación de la normativa y
aocumentos internacionales más modernos.
..... ? ro blema que se desprende de este contexto es
· se puede plantear con una simple pregunta:
"lacemos con los edificios viejos y mal conser-
Hay tres opciones: renovarlos, destruyéndolos
·1 b ien lo que queda al final no tiene por qué
_...!:se al original, o a veces sí, un poco... Otra op-
~ restaurarlos en estilo, es decir, respetar su
.ogía e intentar que lo nuevo se note lo menos
e. La tercera opción es antigua: dejarlos como
que crezca la hiedra sobre las piedras, que se va-
.::erruyendo más y más con el paso de los años,
.:: respete, en definitiva, su muerte natural. Por
_=sro, existe la posibilidad de derruirlos y edificar
_ 1ugar chalés adosados, pero ésa, en nuestra par-
_.___i.: utopía, ni siquiera la tenemos en cuenta. Lo
hem os de tener presente cuando nos acercamos
:: singular mundo es que, salvo verdaderas excep-
o o muy arqueológicas, o muy ruinosas o testi-
CUADRO 10.2
«Los ocho puntos de Boito»
• :Jiferencia de estilo entre lo antiguo y nuevo.
- • :::>iferencia de materiales en sus fábricas.
j. Supresión de molduras y decoración en las parres
<IS.
::..Xposición de las parres materiales que hayan sido
- ¿nadas en un lugar contiguo al monumento res-
:-ado.
incisión de la fecha de la actuación o de un signo
··encional en la parre nueva.
Epígrafe descriptivo de la actuación fijado al mo-
= enro.
- Descripción y forografías de las diversas fases de los
..-~ajos depositadas en el propio monumento o en un
~-ar público próximo. (Condición sustituible por la
licación.)
~o roriedad visual de las acciones realizadas.
El Patrimonio arquitectónico 1 179
moniales, el Patrimonio construido es siempre Patri-
monio reconstruido.
La LPHE optó por una decisión bastante drásti-
ca: en su are. 39 dice, para empezar, que ningún BIC
-mueble o inmueble; para este caso, es lo mismo-
podrá ser intervenido sin una autorización expresa, y
q ue cualquier actuación tendrá que ir dirigida a su
conservación, consolidación o rehabilitación, evitan-
do los intenros de reconstrucción salvo cuando se uti-
licen panes originales probadas. Si se añade material
indispensable para su estabilidad y mantenimiento,
ha de ser reconocible, evitando las confusiones mi-
méticas .
Estas frases, muy similares a las que aparecían ya
en la Ley de 1933, consiguen que siga consagrado en
nuestro país un principio clásico, denominado «anas-
tilosis» (en griego, levantamiento de columna). Con-
siste en que un bien cultural sólo podrá ser recons-
truido cuando se utilicen sus propias partes caídas o
derribadas. En los documentos nacionales e interna-
cionales de restauración de todo el siglo XX, este p rin-
cipio se repite una y otra vez. Incluso en uno de los
últimos, la llamada «Carta de C racovia», del año
2000, del ICOMOS, se dice con claridad que han de
evitarse las reconstrucciones de partes enteras, al esti-
lo del edificio. Incluso aunque el edificio haya sido
destruido por una guerra o un terremoro, la recons-
trucción sólo es aceptable si hay excepcionales motivos
sociales o culturales que estén relacionados con la iden-
tidad de toda la comunidad (art. 4).
La LPHE recogió también, en ese mismo artículo
39, otro principio, el de la discriminación moderna
de añadidos, que asimismo había sido tenido en
cuenta por la Ley de 1933, aunque con las palabras
«reconocimiento de añadidos», y q ue luego se había
repetido en la «Carta del Restauro», italiana, de 1972.
Lo que dice es que, cuando no haya más rem edio que
añadir algo nuevo - por estabilidad o uso-, la diferen-
cia entre lo original y lo añadido debe quedar clara-
mente marcada.
Por último, un tercer caballo de batalla en la restau-
ración arquitectónica ha sido y sigue siendo la posibi-
lidad de eliminar construcciones que «estorben» la vi-
sión del original o que correspondan a una época poco
valorada cultural o políticamente. En nuestro país te-
nemos muchísimos ejemplos de estas eliminaciones .
Sin ir muy lejos, algunas de nuestras ciudades amura-
lladas, como la de Avila, tenían construcciones adosa-
das de casas medievales, como fue normal en aquellos
tiempos. Se derri baron hace pocas décad as para que la
muralla pudiera verse, limpia, en todo su perímetro ...
180 J Los tipos de Patrimonio Cultural
La LPHE dice que, si no hay más remedio que elimi-
narlos - lo cual puede ser siempre discutible-, al menos
han de documentarse antes.
Los cri terios seguidos por la LPHE han sido reco-
gidos de forma casi íntegra por las normas de las
CCAA, que sólo excepcionalmente añaden alguna ini-
ciativa. Así, la Ley catalana de 1993 abre más la puer-
ta a la posibilidad de autorizar elementos, técnicas y ma-
teriales contempordneos para la mejor adaptación del
bien a su uso... Idea que será repetida después por mu-
chas otras CCAA. Destacamos la de la Comunidad Va-
lenciana, que en su arr. 38d) establece que podrán au-
torizarse, siempre que exista alguna pervivencia de
elementos originales o conocimiento documental suficien-
te de lo perdido, las recomtrucciones totales o parciales del
bien, detalle que recordaremos luego, cuando se expli-
que el caso del teatro romano de Sagunto al final de
este capítulo.
La «reversibilidad», un asunto asimismo bascance
discutido, aparece por primera vez también en la nor-
ma valenciana (art. 38d): cuando no haya más reme-
dio que reconstruir, además de identificarse clara-
mente lo nuevo o añadido, ha de ser reversible...
respetar Los principios de la reversibilidad. La mism-
idea la recoge Cantabria (are. 53f), añadiendo que la:.
técnicas y los materiales nuevos, además de ser rever-
sibles, deben ser adecuados a las condiciones climaro-
lógicas y a la escala del proyecto, y estar avalados por
la experiencia y por anteriores utilizaciones en las que
cales intervenciones hayan demostrado no representar
ningún peligro para el bien intervenido. La palabra
«reversibilidaci» no volverá a aparecer hasta la recien-
te norma de Andalucía, de 2007 (arr. 20.3), dentro
de un contexto similar al de Cantabria.
Otra idea que se va integrando poco a poco en las
normas es la del tratamiento especial q ue hay que dar
 El Patrimonio arquitectónico l 181

CUADRO 10.3
Contenido del art. 38 de la Ley de Castilla y León de 2002,
sobre los criterios de intervención en los bienes inmuebles

...úquier intervención en un inmueble declarado Bien de Incerés Culrural escará encami nada a su conservació n y me-
Je acuerdo con los siguientes crirerios:
z... -.e procurará el máximo esrudio y óprimo conocimiento del bien para mejor adecuar la intervención propuesta.
'e respetarán la memoria hisrórica y las caracceríscicas esenciales del bien, sin perjuicio de que pueda aucorizarse el
de elementos, cécnicas y materiales acruales para la mejor ad apración del bien a su uso y para destacar decer-
..i.so
mi nados elementos o épocas.
conservarán las características volumétricas y espaciales defi nidoras del inmueble, así como las aporraciones de
.fütinras épocas. En caso de que excepcionalmente se aucorice alguna su presión, ésta quedará debidamente docu-
'llenrada.
~ "<." evicarán los intentos de reconscrucción, salvo en los casos en los que la exiscencia de suficientes elementos ori-
ginales así lo permita. No podrán realizarse reconsrrucciones miméricas que falseen su aucenticidad hisrórica.
uando sea indispensable para la esrabilidad y el mamenimienco del inmueble la ad ición de materiales, ésta ha-
"rá de ser reconocible y sin discord ancia esrética o funciona l con el resto del inmueble.

_ Er lo referente al enromo de protección de un bien inmueble, al volumen, a la ripología, a la morfología y al croma-

las incervenciones no podrán alterar los valores arquirectónicos y paisajísticos que definan el propio bien .

.:n· rno de los BIC inmuebles. Aparece en la Ley
&.cares (art. 4 1), cuando prohíbe la colocación de
--entos o instalaciones que ... impliquen perjuicio
comemplación y el disftute ambiental del entor-
~-e mismo año la norma madrileña d edica un
......_.,.~do especial a los entornos, el arr. 32.2: El volu-
.z ripología, la morfología y el cromatismo de las
nciones en los entornos de protección de los bienes
•les de interés cultural no podrán alterar el carác-
C!'"' .:rquirectónico y paisajístico del área ni perturbar la
-::....:11.:,,ición del bien. En los entornos de los inmuebles
·r.1dos bienes de interés cultural se prohibe cual-
~ novimiento de tierras que conlleve una alteración
~ le la geomorfología y la topografla del territorio y
rer vertido de basura, escombros o desechos.
::..'l este comexto de los criterios d e intervención
' bienes inmuebles -o en todos ellos sin distin-
co mo hace la Ley de Andalucía-, enco ntramos
-os ejemplos de redacción clara y term inanre
tecrura detenida merece la pena. Es el caso de la
:"'la de Castilla y León, cuyo contenido del an. 38
...Jmos en el cuad ro 10.3.
Hasra qué punro se ponen en prácrica, en reali-
--'- rodas estas indicaciones legales? En principio los
emas al respecro, desde luego existentes siem-
• no habían salido a la palestra, o al menos no lo
habían hecho en gran medida, hasta que una Senten-
cia sobre el Teatro Romano de Sagunto, del Tribunal
Supremo, en el año 2000, mvo que reconocer que la
li bertad de las p ro pias adminisrraciones para esrable-
cer sus cri terios técnicos está limirada por la norma
(López Bravo 2001). La historia y consecuencias de
esre caso las veremos al final de este capítulo, como
ejemplo concreto.
En el conrexro de la profesión arquirectónica, en
la especialidad de restauración, este tema es objero de
reflexión, discusión y publicaciones con cierta fre-
cuencia, aunque ral vez no con roda la que sería de
desear. Es muy in reresante la lecrura de la obra titula-
da La restauración objetiva, publicada por el arquitec-
ro caralá.n Anroni González en 1999.
En los últimos años se ha comenzado a hablar y a
pracricar la denominada «d es-resrauración», es decir,
el derribo o eliminación de las aportaciones arquitec-
tónicas realizadas por la restauració n en orras épocas,
ahora no seguidas o no apreciadas. En España ha sido
muy comentado el caso del Palacio de San Telmo, en
Sevilla, pero las discusiones y comenrarios acerca de
este tema están consiguiendo poner de manifiesro la
hererogeneidad resulrance del enfoque interdisciplinar
desde el que se aborda el Patrimonio arquirecrónico
(Gómez Villa 2007).
182 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Los Jardines Históricos
Una parre bastante original, y desde luego bastante
olvidada, del Patrimonio arquitectónico está com-
puesta por los Jardines Históricos. En el capítulo 5
vimos cómo se llamaba así a un tipo específico de
BIC inmueble, definido por la LPHE como espacios
delimitados, productos de la ordenación por el hombre
de elementos naturales, a veces complementado con es-
tructuras de fabrica, y estimado de interés en función de
su origen o pasado histórico o de sus valores estéticos,
sensoriales o botdnicos. Como ocurre con los Monu-
mentos, los Sitios y las Zonas Arqueológicas, todas
las CCAA - con la salvedad ya explicada del País Vas-
co- van a repetir el modelo de estas cuatro categorí-
as o tipos de BIC, añadiéndole otros por lo general,
como también vimos. Pero esto no significa, para los
Jardines Histó ricos, prácticamente nada más que ser
citados.
Históricamente, los jardines han estado vinculados
a la arquitectura monumental, como espacios destina-
dos al ocio, que rodeaban a las grandes residencias o se-
des. Eso significa que son más abundantes en las regio-
nes en las que se ha concentrado más, históricamente,
el poder político y económico, como en el caso de Ma-
drid, donde son bastante numerosas estas arquitecturas
vegetales. Además del Jardín Botánico, destacan los
jardines del Palacio del Pardo y los de El Capricho, en
Alameda de Osuna. A partir del siglo XIX se inicia el ge-
neral izado movimiento desde lo privado a lo público,
y muchos de estos jardines irán pasando poco a poco a
parques públicos.
En España, los primeros jardines que se declararon
«Monumento» fueron los del Alcázar de Sevilla, en
193 1. Poco después, en la Ley de Patrimonio Histó-
rico-Acústico de 1933, se creó el «Patronato de Jardines
Artísticos y Parajes Pintorescos de España», dependien-
te de la D irección General de Bellas Artes. Aunque se
ampliaría y reorganizaría en 1941, su labor no dejó de
ser voluntariosa y discontinua, imerrumpiéndose en los
primeros años ocl1enta, con el traspaso de las compe-
tencias en materia de Patrimonio Cultural a las CCAA
(Tejedor 1999).
En el contexto internacional vemos cómo en el
seno del Consejo, de Europa se aprobó, en 1975, la
«Declaración de .Amsterdam», llamada también «Car-
ta del Patrimonio Arquitectónico». En ella se hacía
mención expresa de los Parques y Jardines Históricos,
como sitios que constituyen el entorno tradicional de
los grupos humanos, pero hasta 1981 no se dio un
paso importante dirigido a su definición y procec-
ción. Fue ese año cuando la Asamblea General del
ICOMOS aprobó la llamada «Carra de Florencia de
los Jardines Históricos», en la que éstos se definen
como una composición arquitectónica y vegetal que
desde el punto de visea de la historia o del arte tiene
un interés público. Como cal, los considera Monu-
mentos y, por lo tanto, los integra en el Patri monio
monumental o arquitectónico. Eso abrió la posibili-
dad de que las normativas de los distintos países lo
trataran como cal. Así lo hizo España en la LPHE de
1?85 y lo han recogido y repetido las otras 17 ler~
vigentes.
La mayo ría de los 25 artículos de la mencionad.a
Carta de Flo rencia presentan un gran interés. En mu-
chos de ellos se insiste en la unidad inseparable que
forman los elementos arquitectónicos y los vegetales
En el cuadro 10.4 puede leerse una selección de lo
artículos de esca Carca.
Por su parte, la Unión Europea decidió que 199:
fuera el año de los Jardines Históricos, efeméride que
se aprovechó para impulsar una serie de proyeccos
organizar una exposición itinerante.
Pero la verdad es que, en nuestro país, aunque lo
Jardines Históricos sean una figura de BIC arquicecto-
nico y, por lo tanto, se encuentren definidos en ese
contexto de máxima protección, no hay más remedio
que reconocer que están muy poco tratados como Pa-
trimonio Cultural. Tan sólo en el art. 19 de la LPHE
cobran cierro protagonismo, individualmente conside-
rados o formando parte de un Conjunto Histórico: de
acuerdo con este artículo, quienes sean titulares de Jar-
dines H istóricos tienen la obligación de obtener una
autorización del organismo competente en Cultura
para realizar obras de cualquier cipo y colocar rótulos.
señales o símbolos. Añade después similar prohibición
para coda clase de cables, antenas y conducciones apa-
rentes. Es decir, lo mismo que para cualquier BIC in-
mueble.
Las normas sobre Patrimonio Cultural o Histórico
de las CCAA apenas nombran a los Jardines Históri-
cos. Por ejemplo, la de Galicia, en su are. 48, después
de haber hablado de los Planes Especiales de los Con-
juntos Históricos, establece que Los jardines históricos)
las zonas paleontológicas podrdn ordenarse mediante fa.,
figuras de planeamiento previstas en el apartado ante-
rior. La Ley de Castilla y León de 2002 tiene un artí-
culo, el 41, dedicado a las «Prohibiciones en monu-
mentos y jard ines históricos», en el que se refiere a la
instalación de publicidad, cables, antenas, conduccio-
nes aparentes, alteraciones de volumen, de tipología.
morfología o cromatismo de estos bienes inmuebles.
 El Patrimonio arquitectónico j 183

..;o salvo esto, realmente escaso, no existen meca-
específicos para su protección o su considera-
kgal. Es curioso que se dé esta circunstancia a pe-
o: q ue la larga etapa de dominio árabe en nuestra
- ula, con la importancia que para esa cultura tie-
espacios verdes, podría haber tenido como re-
una opción muy diversa. Además, los jardines
arabe apenas existen en nuestras regiones, dán-
.:nas importancia a producciones más clásicas: los
enáscas de estilo italiano, los barrocos franceses o
~jíscicos ingleses.
~v poca conciencia social de su valor, por lo que
~ación de recursos o programas es muy peque-
s proyectos de restauración iniciados suelen es-
-.¡, enfocados, al marginar aspectos arquiteccóni-
..:.e, co njunto. Es muy probable que la razón
::>al de esca marginación sea su carácter interme-
-:-rre bien mueble e inmueble. En realidad, se tra-
Oc: un «inmueble que está cambiando conti nua-
.:! (V igil Escalera 1994).
[ - España, el Jardín Histórico cal vez más cono-
::s el Jardín Bo tánico de Madrid, cuya historia
se remonta al reinado de Fernando V1, en pleno si-
glo XVIII , que mandó construir uno cerca del río
Manzanares. Carlos III ordenó su traslado al Paseo
del Prado, en donde se inauguró en 178 1. El proyec-
to fue realizado por dos arquitectos muy activos en
la época: Sabatini y Juan de Villanueva. Su extensión
y forma iniciales han sufrido muchas mermas y re-
modelaciones a lo largo del tiempo, canto para la
construcción de edificios cómo el actual Ministerio
de Agricul tura, como por cuestio nes naturales, como
el ciclón de 1886, que arrancó más de 500 árboles de
gran valor.
El papel más conocido de este Jardín es el de re-
colector de especímenes de codas parces del mundo
- en vivo y en láminas d ibujadas-, en expediciones a
América y al Pacífico, siempre bajo el apoyo real .
Además, desde su creación se han venido impartien-
do enseñanzas de Botánica; ya en el siglo XX, pasa a
depender del CSIC en 1939 y en 1942 es declarado
Monumento Histó rico-Artístico, la denominación
de la época para los actuales BIC. Sólo en las últimas
décadas el Jardín Botánico ha sido restaurado y en la

CUADRO 10.4
Selección de artículos de la Carta de Horencia de Jardines Históricos

" no unido a un edificio, del cual forme un complemento inseparable, el jardín histórico no puede desligarse de
--opio entorno urbano o rural, arcificial o natural .

....i-rotección de los jardines históricos exige que estén identificados e inventariados. Precisa intervenciones diferen-
.2 saber: de mantenimiento, de conservación y de restauración. En cienos casos, es recomendable la recuperación.
• .illtenticidad de un jardín histórico es tanto una cuestión de diseño y proporción de sus partes como de su compo·
n ornamental, o de la elección de los vegetales y materiales inorgánicos que lo constituyen .

.udín histórico debe ser conservado en un entorno apropiado. Toda modificación del medio físico que ponga en
gro el equilibrio ecológico debe ser proscrita. Estas reglas se refieren al conjunto de la infraestructura, canco exter-
.:omo interna (canalización, sistemas de riego, caminos, estacionamiencos, tapias, dispositivos de vigilancia, acrac-
oes para el visitante, etcétera) .

AnicuJo 24
cudín histórico es uno de los elementos del patrimonio cuya supervivencia, en razón de su naturaleza, exige mayo-
cuidados continuos por medio de personas cualificadas. Conviene que una enseñanza apropiada asegure la forma-
- de estas personas, ya se trate de historiadores, arquitectos, paisajisras, jardineros o botánicos.
184 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
actualidad es un sitio muy visitado, a la alcura de los
mejores Jardines Históricos del mundo, y no sólo
por sus valores botánicos, sino también por su arqui-
tectura.
Los Conjuntos Históricos
D e la inmensa cantidad de bienes que podrían co nsi-
derarse «arqu itectónicos» o «construidos», entre los
que se incluirían muchos pertenecientes a patrimo-
nios específicos, como el arqueológico, el etnológico
o el industrial, las unidades que han conseguido, a lo
largo del siglo XX, una mayo r individualización y un
tratamiento legal y social más desarrollado han sido
las ciudades, fundamentalmente lo que conocemos
como ciudades históricas, cenuos históricos o, cuan-
do están declaradas BIC, Conjuntos Históricos (con
mayúsculas).
La razó n de este d esarrollo legal y administrativo
es la gente, la finalidad principal -y única- del Pa-
trimonio C ultural y d e su gestión. Veamos: en nues-
tro mundo occidental existe una clara tend encia a
«vivir siempre en el mismo sirio», es decir, que las
ci udades, por antiguas o incl uso inapropiadas que
sean ya para la vida humana acrual, no se abando-
nan, sino que se transforman , se reconstruyen y se
reedifican. En los tiempos antiguos y en determina-
dos lugares geográficos, escas reco nstrucciones die-
ron lugar a los «Tell» o montículos artificiales, a ve-
ces de gran altura, compuestos por las edificaciones
superpuestas, unas sobre las ruinas de la anterior.
Los sucesivos cambios sociales y económicos han
ido configurando distintas ciudades en una misma
unidad, pero la aceleración producida durante el si-
glo XX, en cuanto a número de perso nas y en cuan-
to a nuevas técnicas co nstructivas, hace que la per-
vivencia de los centros histó ricos esté claramente
amenazada. Las causas son varias, pero hay que des-
tacar dos: la presión del secror inmobiliario y la de-
gradación física de unos edificios que no reciben in-
ve rsiones suficientes para su conservación, en
muchas ocasiones porque sus propietarias/os lo que
d esean es acelerar su ruina (Leguina y Baqu edano
[eds.] 2000, p. 1.04).
En Espafía esca tendencia hacia las ciudades de
siempre es tan grande que, por ejemplo, cuando se ini-
ció la descentralización, se crearon las CCAA y se ruvo
que decidir cuál sería la capital de cada una, las únicas
dos Comunidades que no eligieron para ello capitales
de provincia, Galicia y Extremadura, instalaron sus se-
des administrativas en ciudades históricas -Santiago
Mérida-, tan históricas que hoy son ambas Patrimon.
Mundial.
Así las cosas, es fácil comprender por qué la figu-
ra de BIC más compleja en su definición y, sobre
todo, en su tratamiento, es la de Conjunto Históric
(CH en adelante). Es también el ámbito en el qi;. ..
más trabaja la Arquitectura, junto con su especiali-
dad, el Urbanismo. De hecho, las ciudades hisrória..
son las responsables principales de que el Parrimom
C ultural haya pasado de estar concebido como ur
conjunto de elementos de valor histórico, ardscicc
etcétera que deben ser protegidos, a convertirse en U!'
factor clave para dinamizar y potenciar el desarroL
d e los territorios y de las propias ciudades (Martíne..
Yáñez 2007).
Un C H es una agrupación de construcciones <k
carácter histórico o cultural. Es, por lo tanto, una ciu-
dad, pero también una aldea, un caserío o un comple-
jo agrícola. Las d ificultades de gestión y Las caracreru--
ticas especiales de las ciudades han provocado que ....
mayoría de las personas que escriben, investigan o en-
señan sobre C H estén pensando en ciudades, no e'"
caseríos ni en complejos agrícolas. Además, fue en c.
contexto d e La fuerte destrucción provocada por la..
guerras mundiales en los ámbitos urbanos, sobre tod
de Inglaterra y de Alemania, en el que se gestaron lo.
primeros documentos normativos respecto a la pro-
tección d e estos sirios.
En efecto, después de la segunda gran guerra, 1
ONU crea, en 1945, la UNESCO (véase capíru.
22) y uno de los documentos más importantes que
publica, ya en 1972, es el famoso «Convenio para L
Protección del Patrimonio Mundial», en el que se de-
finen los CH como grupos de construcciones aisladas
reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en t
paisaje Ús dé un valor universal excepcional desde e.
punto de vista de La historia, el arte o la ciencia. Es en-
dente que, por tratarse de centros urbanos, el Urba-
nismo ha de desempeñar un impo rtante papel en S\.
ord enación y su protección, cuestión que es recono-
cida y enunciada en 1976, en la llamada Conferenc1.
de Nairobi o «Recomendación relativa a la Salvaguar-
da de los Conjuntos Históricos o Tradicionales y S\.
Función en la Vida Contemporánea», también de L
UNESCO.
El Consejo de Europa, como veremos en el cap1-
rulo 23 , ha dedicado la mayoría de sus esfuerzos so-
bre el Patrimonio C ultural al arqu itectónico, d..
modo que incluso el departamento correspondiencc
se denominó así, (<de Patrimonio arquitectónico
 El Patrimonio arquitectónico 1 185

nales de los ochenta En 1975 se aprobó en su utiliza una rerminología y una escrucrura diferenres a las
Carra Europea del Parrimo nio arquirecróni - de las demás, les Uama «Conjunros Monumemales•1 y
años después la denominada «Carra de Gra- los define de forma muy escueta como roda agrupación
·a.mbién sobre esre ripo específico de Parrimo- de bienes muebles o inmuebles que conforman una uni-
:.ilcada oficialmente por España en 1989. En dad cultural. Evidentemenre, aquí entra casi codo el Pa-
se .Jefi nen los CH: Agrupaciones de construcciones trimonio inmueble, incluyendo un yacimiento arqueo-
rurales notables por su interés histórico, ar- lógico o un conjunto de chozas.
. artístico, científico, social o técnico, dotadas «Evolución d e una comunidad humana» o « USO y
1l1erencia suficiente para ser objeto de una de- disfrute para la colectividad» son expresiones que se
•1 ropogrdfica. repiten en las normas de M adrid en 1998, Aragón y
~ '1ormariva española ha desarrollado amplia- Canarias en 1999. Una definición original ofrece la
e;ra figura; de hecho, es la más rrarada, como Ley de las Islas Baleares de 1998, que se refiere a C H
<..aregoría co ncrera de BIC, en cada norma (Bas- como agrupación homogénea de construcciones urbanas
01. o rurales, continua o dispersa, que se distingue por su in-
~ 11icia su historia en el Real Decreto Ley de terés histórico, artístico, arquitectónico, arqueológico, his-
~uando se hablaba por primera vez de las edifi- tórico industrial, social, científico o técnico, con coheren-
o conjuntos de ellas, sitios y lugares de reconoci- cia suficiente para constituir una unidad susceptible de
1/iar be!Leza, cuya protección y conservación sea delimitación, aunque cada una de las partes individual-
.; para mantener el aspecto típico, artístico y pin- mente no tenga valor relevante (art. 6.2). Otra cierta
. .zmcterístico de España. Luego se reconocía la originalidad enconrramos en la más reciente de las
dad de que el gobierno declarara ciudades o normas, la de Andalucía de 2007, que defi ne C H
e nteros -no sólo mo numentos aislados- como las agrupaciones de construcciones urbanas o rura-
,. . a ne del «Tesoro Nacional», expresión esta con les junto con los accidentes geográficos que las conforman,
~ se conocía entonces el Patrimonio C ultural. relevantes por su interés histórico, arqueológico, palean-
> desp ués, la Ley de 1933 establece dos ripos
para la figura de máxima protección, lo que
mamos BIC: los Monumentos y los Conjun-
• 'rórico-Artísticos. Muchos pueblos y ciudades
declarados bajo esta ú lti ma figu ra, de modo
..:luso hoy es posible encontrar en la carretera, a
-rada d e alguno de ellos, un carrel anunciando
traca de un «Conjunto H isrórico-Arrfstico»,
por supuesto, ajeno a las «novedades» termino-
concepruales de los úlrimos 25 años.
- lo que respecta a las n ormas vigentes, en la
"t. hay dos versiones o definiciones de C H , ambas
idas en el are. 15.3: La agrupación de inmuebles
-man una unidad de asentamiento, continua o
.i, condicionada por una estructttra jlsica represen-
de la evolución de una comunidad humana por
·monio de su cultura o constituir un valor de uso
'te para la colectividad; y la frase siguienre, que
J.e más a sus relaciones o inserción en un espacio
_-.i.fico y poblacional: Cualquier núcleo individua-
de inmuebles comprendido en una unidad supe-
población que reúna estas mismas características
;,.1 ser claramente delimitado.
]ardí11 del Castillo de Fontanm:
.....J.Sdefiniciones que las normas de las CCAA ofre- Palacio de los Ribera, Bomos (Cddiz) .
..:ie los C H suelen copiar las de la LPHE, pero hay Fondo gríÍ,fico /APH.
;..15 excepciones de más o menos inrerés. Así, el País

... en 1990, que, como ya se explicó en el capítulo 3,

186 1 Los tipos de Patrimonio Cultural

dentro de su categoría, a problemáticas patrimoniales

que abarcan a territorios o ciudades completas, pero
Las ciudades existen instrumentos específicos, con un alto grado de
detalle, que están dirigidos a la ciudad histórica, como
históricas. son los planes especiales de protección y reforma in-
terior.
El planeamiento Estos planes son instrumentos urbanísticos dota-
dos de una gran flexibilidad y pueden definir patrones
especial de intervención detallados y adaptados a cada caso.
Están sujetos al marco urbanístico general definido
de protección por los planes generales de ordenación urbana, que
son los que delimitan aquellas áreas de la ciudad sus-
ceptibles de ser desarrolladas a través de un plan es-
1. Introducción pecial.
La declaración como BIC de Conjuntos Históricos,
La definición de políticas y estrategias que conciernen Sitios Históricos o Zonas Arqueológicas implica nece-
a la ciudad histórica puede hacerse a través de planes sariamente la redacción de planeamiento especial de
de cualquier rango o escala. La planificación territorial acuerdo con la LPHE (art. 20), que transfiere esa com-
y los planes generales de ordenación deben atender, petencia de forma específica a los ayuntamientos. En

J:r::Cbca los planes especiales se suelen desarrollar
- - de convenios entre las administraciones loca-
-egionales para facilitar el proceso de convergen-
""a::ia la futura gestión del plan.
2 .ey contiene determinaciones de mucho calado,
- se refieren al mantenimiento de la estructura urba-
arquitectónica, el catálogo de las edificaciones,
es::z:ios libres y componentes naturales asociados, la
.-...oón de áreas de rehabilitación integrada para la
ración residencial de las actividades económi-
:ompatibles, la definición de criterios para la con-
c:o~nn·n de fachadas, cubiertas e instalaciones empla-
.:::JC.a:S en ellas y otros aspectos de interés para el
~lo de la planificación.
. a rice de contenidos de un Plan Especial
~ Especial debe contemplar desde su inicio la po-
....;.___r.ad de ser gestionado por la administración local co-
'225CO d ente con la colaboración de organismos públi-
:::s :e rango regional o nacional y la participación de la
::::c:Danía y de los sectores de la iniciativa privada direc-
:e implicados en la revitalización económica y so-
:ie la ciudad histórica. Desde este punto de vista, es
9llente partir de un esquema de trabajo como el
se apunta en estas notas contrastadas con la expe-
':l!"Oa del Plan Especial de Reforma Interior y Catálogo
:-ea Centro de Granada, aprobado en 2002.
2s mportante tener en cuenta que la unidad básica
ll""lomlación es la parcela catastral, que permite pa-
:e :Orma automática al siguiente nivel, la manzana,
:ando entre ambas que los datos se identifiquen y
..:sal en la planificación y los estudios estadísticos,
-ea.'1do en la formulación de indicadores de segui-
::.o del plan.
- ~nos programas que se pueden desarrollar son
s;iguientes:
ra urbana
=--no e interpretación de la trama urbana. Definición de
aementos de interés patrimonial que influyen en la or-
::=-cación de la ciudad. Identificación de las áreas mor-
:;:cas que pueden distinguirse a través de la evolución
;r::a (barrios, ejes de desarrollo, grandes proyectos
~... ), ya que clarifican la formulación de propuestas
a organización del catálogo y la definición de inter-
e:m ies en las edificaciones y espacios públicos.
El Patrimonio arquitectónico ¡ 187
Catálogo integral
Debe abarcar varias escalas que estén bien articula-
das entre ellas:
- Paisaje histórico urbano, incluyendo la lectura de
espacios de interés (plazas, jardines, ejes y tramas de
implantación de la ciudad).
- Edificaciones y elementos de interés asociados
a ellas.
- Mobiliario urbano.
El catálogo debe realizarse en soporte informático,
con aplicaciones fáciles de ejecutar que permitan la crea-
ción de bancos de datos accesibles a la administración,
ciudadanía, personal investigador, entidades privadas y
para su difusión por la red. Debe servir también, en co-
nexión con la Inspección Técnica de las Edificaciones,
para establecer el listado de edificios catalogados con
deberes de conservación y mantenimiento y los que se
encuentran en riesgo.
Es imprescindible especificar en el catálogo las con-
diciones de conservación y las actuaciones recomen-
dadas para la revitalización del inmueble o espacio.
Asimismo, son fundamentales Jos datos sobre el uso
actual y compatible, la posibilidad de insertarlo en ac-
tividades económicas acordes con la ciudad histórica :
comercio, turismo, industria cultural, hostelería, talle-
res no contaminantes y otros.
Arqueología urbana
Este programa debe articular un procedimiento para la
actuación arqueológica en la obra nueva y en la rehabi-
litación de los inmuebles. El proceso ha de estar regla-
do en lo que se refiere a la tramitación del expediente de
intervención, superficie y entidad de la actuación, desa-
rrollo de Jos trabajos, medidas de protección y conserva-
ción, participación de profesionales de Ja arqueología y
otros agentes y publicidad de los resultados.
Igualmente, debe especificar aquellos procedimien-
tos que permitan intervenciones sistemáticas en el es-
pacio urbano para el conocimiento de Ja ciudad y la po-
sible incorporación del Patrimonio arqueológico a Ja
estructura urbana.
Debe producir una Carta Arqueológica de la ciudad
histórica, cuyo proyecto y desarrollo se incorpore al
plan especial.
 Estudio del color y texturas de la ciudad histórica
1 la escala cromática.
Cada ciudad sedimenta los colores de su arquitectura,
de sus envolventes, en un proceso evolutivo lento que a
1
1
veces alcanza un grado de excelencia y equilibrio nota-
bles. Un plan especial de protección debe ser receptivo a
la materialidad de la ciudad, a la forma en la que se ma-
nifiesta, siendo convenientes los estudios del color y de
los acabados que orienten los trabajos de nueva planta y
de rehabilitación:
- Investigación del color en la ciudad : pigmentos,
proporciones, aditivos, color en masa en revocos y es-
tucos, veladu ras, con analítica de capas pictóricas y de
morteros.
- Distribución y estratificación del color en la ciudad.
- Creación de una Carta del Color, Materiales y
Texturas que sirva como documento técnico de refe-
rencia, en la que consten los procedimientos y propor-
ciones de los materiales que componen cada color
principal y las variaciones que pueden introducirse er
- Recomendaciones de uso, ya que se trata de edu-
car en la experimentación del color, antes que im¡:xr
nerlo de forma rígida.
- Apoyo técnico a las industrias de la zona o región de-
dicadas a los pigmentos, cales y morteros compuestos.
Normativa
Es el aspecto más complejo de un plan especial, ya
que debe abordar las pautas de rehabilitación y reno-
vación urbanas para mantener, sin inmovilizar, el equi-
librio de las edificaciones y espacios. Los aspectos que
debe abordar son:
- El lleno y el vacío. Con una importancia decisiva res-
pecto a la ocupación, manteniendo la proporción y fun-
ción de los vacíos de escala doméstica, como los patios.
y dando prioridad a la conservación de los vacíos estra-

. como huertos, jardines sin clasificar, espacios de
'10 ocupados, plazas y espacios públicos.
- ...a npología arquitectónica. El plan especial debe
=· un análisis de los tipos arquitectónicos: casa de
e::r'OS. casa patio, casa unifamiliar aislada, casa de
aloque abierto, etc.; su distribución por la ciudad y
::::Y'<nbución a la formación de la misma, para evitar
::e'":llda de riqueza espacial del entramado urbano.
- ...a composición de fachadas y la arquitectura con-
'IC:-""tX>lánea. Trabajo minucioso de reconocimiento de
-a.".edad compositiva de la ciudad , estableciendo un
<-;p formal de aplicación lógica basado en la traza y
::roporciones, no en la formalidad decorativa, para
=- as nuevas arquitecturas puedan plantear opcio-
a, ernativas. Inclusión de una ordenanza para ar-
::;;.:;ecruras que no se atengan a la norma, con una tra-
--=000 muy rigurosa previa a la licencia.
- Jefinición de áreas de rehabilitación integrada. Es
-s:rumento eficaz que conecta de forma excelente
,.,.,,... .a gestión y permite arbitrar criterios especiales de
.-ención.
- r dades económicas. Funcionalidad y uso de
udad histórica
:~ión de los factores que inciden en el desarrollo
-::-.a.!"10 y propician su cambio: demanda ciudadana de
·..z.: :abilidad y vivienda digna en la ciudad antigua,
~gonis mo del turismo, aumento del intercambio co-
~al. movilidad del capital urbano, implantación de
t?;OCtos, necesidad de equipamientos y crecimiento
· .a movilidad, con mayores exigencias para el trans-
~.e público.
:Jetección de los procesos de deterioro, como el
;a.:a:idono de actividades, la emigración de la pobla-
- autóctona, la degradación de zonas completas de
Ck.ldad histórica, la ruina incontrolada, el cierre de
-<:QOCiOS.
~'ltici pación en los procesos de cambio para produ-
- :>lanificación en la que pueda apoyarse de manera
"3:10nal el desarrollo posterior de la ciudad:
- Articulación entre los poderes públicos y las de-
-andas ciudadanas a través de instrumentos de parti-
::;ación real en las decisiones.
- Mejora de la comunicación a través de interne!.
- Publicidad y transparencia para informar de la evo-
w00n del suelo y las edificaciones de carácter público,
El Patrimonio arquitectónico l 189
los usos y sus transformaciones, los cambios en los
grandes indicadores urbanos.
- Reequipamiento de la ciudad actuando sobre inmue-
bles fuera de uso, en estado de abandono o con una
ocupación deficiente.
- Participación de los sectores privados en activida-
des diversas: nueva residencia, industria cultural, hote-
les, oficinas, comercios, negocios, etcétera.
- Preparación de una información accesible a los
sectores de interés para recuperar el uso de edificios
antiguos para actividades diversas.
- Programas de rehabilitación blanda a cargo de los
ocupantes de las viviendas existentes para moderni-
zarlas y hacerlas confortables.
- Programas de vivienda alternativa para la reocu-
pación de la ciudad histórica.
- Articulación del turismo para complementar la fun-
cionalidad urbana. Estudios de capacidad de acogida.
Relación sostenible entre el turismo y los hitos patri-
moniales o ambientales del lugar.
- Instauración de nuevos patrones para accesibili-
dad y transporte público, facilitando la conexión con
toda la ciudad.
- Enriquecimiento del organigrama municipal con
unidades de gestión capaces de afrontar el desarrollo
de los programas.
Es conveniente, desde la etapa de información, es-
tructurar los programas que sean apropiados al casco
histórico en el que se interviene, ya que pueden con-
vertirse, al final del proceso, en las líneas de desarro-
llo y gestión del propio plan, estableciendo una cone-
xión permanente entre conocimiento y acción.
Cada caso requiere un enfoque adaptado a su pro-
blemática, a sus demandas, a la razón de ser como
fragmento altamente representativo del conjunto urba-
no. Por esta razón, el primer paso para emprender la re-
dacción de un plan especial de un casco histórico es
acrecentar el pensamiento sobre toda la ciudad, for-
mando un equipo disciplinar muy abierto, que sepa co-
nectar con lo que se ha dicho y escrito sobre la misma,
recabando nuevas opiniones y aportaciones. En defini-
tiva, crear un plan de base ancha, bien argumentado
respecto a las necesidades de la población y con unos
mecanismos de gestión que lo hagan factible.
PEDRO S AL MERÓN E SCOBAR
Arquitecto.
190 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
toú5gico, artístico, etnológico, industrial científico, social
o técnico, con coherencia suficiente para constituir uni-
dades susceptibles de clara delimitación (are. 26.2). La
verdad es que un análisis detallado de esta definición
nos coloca en una situación prácticamente inviable,
porque, ¿cómo es posible la existencia de una agrupa-
ción de construcciones urbanas o rurales con interés
paleontológico? Como de costumbre, cada vcr. que
aparece el adjetivo «paleontológico», la situación se
complica (véase capítulo 9).
Aparte de la defi nición de los C H , lo verdadera-
mente importante son los mecanismos de protección
que se establecen para ellos, y sólo para ellos, meca-
nismos que componen la verdadera diferencia entre
estos bienes corales y los otros, por lo general más in-
dividualizados; la base de esta diferencia reside en
que, aunque se establezca en principio que la declara-
ción como BIC de cualquier bien inmueble ha de ir
seguida de la aprobación de un Plan Especial o de
cualquier ocra figura de planeamiento destinada a su
protección, en muchas de estas normas estos Planes
Especiales sólo se desarrollan o especifican para los
casos de los CH.
La primera en dar este tratamiento diferenciado es
la propia LPHE, que dedica sus arts. 17 y 21 exclusi-
vamente a este tipo de BIC. En el primero amplía la
definición, estableciendo que, cuando se declare un
CH , deberán considerarse también sus relaciones con
el área territorial a la que pertenece, así cómo los ac-
cidentes geográficos y parajes naturales que confor-
man su entorno.
Más adelante, después de haber establecido que
su declaración, al igual que la de un Sitio Histórico
o una Zona Arqueológica (otros dos tipos de BIC),
supone para el municipio en el que se encuentra la
obligación de redactar un Plan Especial, tema que
luego veremos, dedica a los CH el art. 2 1, en el que
se explica cómo se realiza rá su Planeamiento: catalo-
gando los elementos unitarios que lo forman, tanto
los inmuebles edificados como los espacios libres,
junto con los componentes naturales q ue lo acom-
pañan, y definiendo los tipos de intervención posi-
ble. H ay que separar entre elementos singulares, a
los que se les dará una protección integral, y el res-
to, estableciéndose para cada uno un nivel adecuado
de protección.
Las remodelaciones urbanas serán excepcionales
en los CH , y siempre para mejorar o evitar usos degra-
dantes. También son excepcionales las sustituciones
de inmuebles y, en todo caso, se mantendrán las al ine-
aciones urbanas existentes.
Las leyes de Patrimonio Cultural o Histórico de la.
CCAA se dividen, a este respecto, en dos grupos. Po·
un lado, aquellas que no tratan a los CH de forma sin-
gular, sino que plantean para ellos el mismo tratamien-
to que para los demás inmuebles BIC (Cataluña, Ma-
drid, Asturias, Navarra y Andalucía) o bien el mism
que para algunos de ellos: Zonas Arqueológicas, Sitio
Históricos y Monumentos para Castilla y León, y Sitio:
Históricos, Zonas Arqueológicas y Paleontológicas
Lugares de Interés Etnográfico en la Ley de la Regio:::
Murciana.
El segundo grupo está compuesco por la.
CCAA que tratan de forma especial a los CH, de-
dicándoles varios artículos o incluso a veces algu n.
secció n. Prácticamente en todos los casos se desa-
rrolla el Planeamiento Especial de estos CH, espe-
cificando su contenido (Galicia, Valencia, Balea-
res, Cantabria, Aragón, Canarias, Excremadura
La Rioja).
De este último grupo, la Ley que más amplia-
mente trata a los C H es la de Canarias. Le dedic..
toda una sección, con siete artículos (del 29 al 35
Comienza declarando que la protección ha de se:
integral y q ue habrá de aprobarse un Plan Especia..
con un co ntenido básico. Las demoliciones de le
ed ificios catalogados sólo se permitirán cuando es-
tén declarados oficialmente en estado de ruina
procurándose aun en esos casos el mantenimienc..,
de la fachada y de los elementos arqui tectó nicos re-
levantes.
Tanto esta norma canaria como la de Aragón es-
tablecen, además, una serie de criterios que han de
respetar las intervenciones en los CH: mantener L
estructura urbana y arquitectónica; soterrar las im-
talaciones eléctricas, telefónicas, etc., situar las ame-
nas o pantallas receptoras en lugares en los que n
se perjudique la imagen y conseguir que los anun-
cios, rótulos publicitarios y señalización en gener2.
sean armónicos con el C onjunto (Aragó n, are. 43
Canarias, además de todo esto, se refiere a la ilumi-
nación, que se colocará de modo q ue no se perciba;-
los focos desde el nivel de la calle; también a las ca-
lles y callejones empedrados, que mantendrán s...
pavimento original y, si se repone, deberá utilizarse
un material similar.
Como puede verse, sin d uda las normas se har
dotado, en su mayoría, de variados mecanismos par.
la protección de las ciudades antiguas más impor-
tantes, las que se declaran BIC; pero, como es lógJ-
co, nos gustaría saber, de los casi 1.000 CH que ha·
en España, cuántos tienen ya aprobado y en march.
 El Patrimonio arquitectónico l 191

n Especial. Algunas bases de datos publicadas ción Terrirorial destinada a proteger los bienes cultu-
erras CCAA nos permiten acercarn os un poco rales inmuebles tiene que conseguir hacer compati-
.- -~idad. Así, por ejem plo, Andalucía alcanza la bles el desarrollo y la protección. Con palabras de M .
.:.: 137 declaraciones de Conjuntos Históricos, Luisa Cerrillos, en este em peño de compatibilidad
..... q ue 124 son ciudades y el resto corresponde a -<<no pueden seguir existiendo los buenos y los malos;
apologías, com o yacimientos arqueológicos existe el derecho de una comunidad al Patrimonio
i-e declararon Conjuntos Histórico-Artísticos Cultural, a sus señas de identidad y a un desarrollo
de 1985 o bien barrios de ciudades, como el inteligente y sostenido. Por lo tanto, tan nocivo es el
.:d barrio obrero de Rei na Victoria de H uelva, q ue destruye y esqui lma el Patrimonio, como el que
-ado C H en el año 2002. De esta cifra, 77 si- lo condena al falseamiento, la inanición o la inmovi-
c enen algún tipo de Planeamiento de protec- lidad» (2001, p. 72).
.:!e los que 43 son Planes Especiales. Eso supo-
.-= 31 por100.
~-e rodas fo rmas, y ante la ausencia de trabajos Los Planes Especiales de los BIC inmuebles
- .:i~ expliquen para qué está sirviendo todo este
::o. he de recomendar que cada persona intere- Cuando se declara BIC un bien inmueble, como ya se
::i la protección de una ciudad -de su ciudad- ha visto, el Ayuntamiento del que depende tiene la
~•e con el Ayuntamienro para comprobarlo. obligación de redactar, aprobar y poner en funciona-
- este respecto, nunca podemos dejar de tener miento algún tipo de planeamiento protector, muy en
-;e que una ciudad, con independencia de que especial los Planes Especiales.
i::..l5 o menos histórica, tiene unas protagonistas ¿Qué es un Plan Especial? Es uno de los variados ti-
~es: las personas. Por eso, cualquier O rdena- pos de planes que una Ley del Suelo (véase capítulo 6)

CUADRO 10.5
Contenido mínimo de cualquier Plan Urbanístico que afecte a Conjuntos Históricos,
·os Históricos, Lugares de Interés Etnológico, Lugares de Interés Industrial y Zonas Patrimoniales
(art. 31 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía de 2007)

- •plicación de las prescripciones contenidas en las instrucciones particulares, si las hubiere.

~ determinaciones relativas al mantenimienco de la estructura cerricorial y urbana.

- catalogación exhaustiva de sus elementos unitarios, tanto inmuebles edificados como espacios libres interiores
a-:nores u otras estructuras significativas, así como de sus componentes naturales. Para cada elemento se fijará un
~ecuado de protección.

denrificación de los elementos discordantes con los valores del bien, y establecerá las medidas correccoras
:...;idas.

dete rminaciones para el mantenimiento de los usos tradicionales y las actividades económicas compatibles,
oniendo, en su caso, medidas de intervención para la revitalización del bien protegido.

L...l... prescripciones para la conservación de las características generales del ambiente, con una normativa de control
contaminación visual o perceptiva.

:iormaciva específica para la protección del Patrimonio arqueológico en el ámbico territorial afectado, que in-
.a zonificación y las cautelas arqueológicas correspondientes.

~ determinaciones en materia de accesibilidad necesarias para la conservación de los valores protegidos.

192 1 Los tipos de Patrimonio Cultural

incluye para la puesta en práctica del urbanismo, es de-
cir, para el control del uso del suelo. Su estructura y
contenido está fijado por muchas de estas normas,
aunque nunca referidos a la totalidad de los bienes in-
muebles BIC, sino tan sólo, como acabamos de ver,
cuando se refieren a los CH o cuando se aplican a una
serie de tipos. Así, la LPHE, en su art. 20, estableció
esta obligación municipal can sólo cuando se tratase de
CH, Sitios Históricos o Zonas Arqueológicas, y mu-
chas otras normas han seguido un camino parecido.
Un buen ejemplo puede ser Andalucía, que en su
nueva Ley de 2007 dedica el are. 31 al contenido de
protección de los planes (cuadro 10.5). Hay que des-
tacar que Andalucía le ha dado la vuelta a la cuestión.
En codas las demás normas se habla desde la pers~
tiva del Patrimonio Cultural y su gestión, miencr:
que en la norma andaluza el punto de vista elegí
sin duda a propósico, es el de Urbanismo. Así, se d.
que los planes urbanísticos que afecten a Conjum
Históricos, Sitios Históricos, Lugares de Interés E;
nológico o Industrial y Zonas Patrimoniales deber-=
contener como mínimo ocho puntos entre los ql....
podemos destacar la propuesta, en su caso, de mee..
das de intervención para la revitalización del bi~
protegido. Se añaden después otros dos puntos que
refieren tan sólo a los Conjuntos Históricos, con _
que volvemos a comprobar la enorme imponanc_
que el Planeamiento tiene para la protecció n de ._

CUADRO 10.6
Criterios para la redacción de un Plan Especial de protección de un Conjunto Histórico,
según la Ley de Patrimonio Cultural de La Rioja, art. 52

a. Normas sobre la estructura urbana histórica, de los espacios libres pt'.iblicos y de los edificados, de las alineaciones
y rasantes y de la parcelación, enumerando las eventuales reformas que puedan servir a la conservación, recupera-
ción o mejora del Conjunto Histórico y su entorno.
11

b. Normas sobre la tipología ed ificaroria tradicional en el Conjunto Histórico y su enromo, d iferenciando los dis-
tintos niveles de protección de acuerdo con lo que reglamentariamente se establezca y los usos de los espacios libres.
regulando a ral fin el régimen de los usos caracreríscicos, compatibles y prohibidos. La alteración de los usos sólo se
justifica por una mejor conservación o adecuación de las edificaciones y de los espacios libres, pudiendo establecerse
un orden de usos permitidos o excluidos.

c. Escablecimiento de los niveles de protección de los edificios y de los espacios libres, utilizando las categorías pre-
viseas en el planeamiento, de conformidad con la legislación urbanística y de ordenación del rerrirorio de La Rioja.

d. Inclusión de determinaciones para una protección más eficaz de las edificaciones catalogadas, para la nueva edi-
ficación y para la conservación o mejora de los espacios pt'.iblicos. Dichas normas deberán regular codos los ele-
meneos que sean susceptibles de superponerse a la edificación y a los espacios pt'.iblicos.

e. Fijación de determinaciones para una protección más adecuada del patrimonio arqueológico y paleontológico en el
ámbico del Plan, que incluirá el deber de verificación de la existencia de rescos de la nacurale-lll mencionada en cualquier
remoción del cerceno donde exista o se presuma la existencia de dichos restos, en los términos previstos en esca Ley.

f. Establecimiento de un programa para la redacción y ejecución de los planes de mejora encaminados a la rehabili-
ración del Conjunto Hiscórico o de áreas concretas de la edificación, y a la mejor adecuación de los espacios urba-
nos, de las infraestructuras y redes de servicios e instalaciones públicas y privadas a las exigencias hisrórico-ambien-
cales. Con esa finalidad se tendrán en cuenca, principalmente, las previsiones contenidas en los aparcados sexto y
séptimo del artículo 43 de esta Ley. Además, se contemplarán las posibles áreas de rehabilitación integrada que per-
miran la recuperación del área residencial y de las actividades económicas adecuadas.
•
g. Inclusión de los criterios relativos a la conservación de fachadas y cubiertas e instalaciones sobre las mismas.
 El Patrimonio arquitectónico 1 193

~.:es antiguas. Por supuesro, hay que esperar que
;ma Ley del Suelo de Andalucía recoja o inclu-
..=-?líe esos ocho punros.
-:;o ejemplo, pero esta vez desde la perspectiva del
-:;onio Cultural, es la Ley de La Rioja, que dedica
- .:;2 al Contenido del Plan Especial de Protección
CH -tan sólo- y que se redactará teniendo en
-... -iete criterios (cuadro 10.6).
_:a claro que, para un C H, un Plan Especial su-
• .tl menos en principio, la protección de rodos
_ementos que lo componen; a veces se ha criti-
:. hecho de que tal protección sea de carácter
geneo, cuando en realidad existe una marcada
diferencia de interés y de valor entre los distintos
bienes. Uno de los roles más difíciles de un Plan Es-
pecial es precisamente separar entre lo que hay que
conservar y proteger y lo que no, cuestiones estas que
no se refieren sólo a un edificio, a una calle o a una
plaza concreta, sino también a valores m enos tangi-
bles, como las alineaciones, las alturas, la fo rma de
los tejados, etc. Respecco al subsuelo, es imprescindi-
ble tener a punto los llamados «Mapas de los Archi-
vos del Suelo», en los que se marquen tres niveles: el
subsuelo aún existente, el subsuelo conocido y los
caracteres jurídicos de propiedad de cada uno (Que-
rol 1993).

CUADRO 10.7
Plan Especial de Protección del casco histórico de Alcalá de Henares.
Catálogo complementario de elementos unitarios, edificios y espacios de interés histórico

2.2. Parcelas
- Jardines y huertas con protección global
~ ria y directrices - Espacios de parcelas con protección parcial
Introducción 2.3. Parcelas
a. 1. 1. Naturaleza - Espacios de protección integral
b. l.2. Ámbito - Espacios de protección estructural
c. 1.3. Antecedentes - Espacios de protección amb iental
d. 1.4. Carácter 2.4. Zonas urbanas diferenciadas
e. 1.5. Modificación - Origen histórico
·: Descripción y Justificación - Ordenación
2. 1. Método y Contenido - Gestión
2.2. Criterios de Valoración 2.5. Áreas de respeto y visualización
2.3. Catálogo Urbanístico. Relación y descripción - Áreas de respeto Gl , G2 y G3
de elementos - Puntos de vista y visualización que se han de
proteger
~mario de elementos Planos complementarios de identificación
Bienes de Interés C ulrural O. No menclatura de Manzanas Catastrales
l. l. Monumentos 1. Situaciones particulares de la Edificación Espe-
1.2. Entornos y espacios püblicos de protección cialmente Protegida
monumental 2. Sistema de Espacios Públicos y Agrupaciones de
~ Otros bienes inmuebles de interés histórico Edificios, de Protección Prioritaria
2.1. Edificios 3. Zonas Urbanas de Origen Histórico, O rdenación
- Edi ficios y elementos singulares de protec- y Gestión Diferenciadas
ción integral 4. Delimitación de Ámbitos de Protección, Respeto
- Edificios singulares con protección estructural y Tratamiento Diferencial
- Edificios residenciales con protección esrrucrural 5. Delimitación del Ámbito de Protección y Zonas
- Edificios residenciales con protección am- de Respeto G 1 y G2
biental 6. Enromo - Relaciones Visuales y Paisaj ísticas
194 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
La enseñanza
de la Arquitectura
para la
restauración
Entiendo la restauración como un acto o un con-
junto de actos, dirigidos a conservar y/o devolver a
una construcción (arquitectónica) que se considera
valiosa aquellos aspectos o valores fundamentales
para su propia esencia, que han podido desaparecer
o haberse dañado con el paso del tiempo; son as-
pectos o valores artísticos, de historicidad , simbóli-
cos, documentales, afectivos, etc. Este acto o con-
junto de actos necesita un conocimiento o juicio de
valor previo de· la construcción y de su estado de
conservación.
Para poder plantear cualquier restauración arqui-
tectónica el primer paso, antes que nada, es la ela-
boración de una declaración de principios, de unos
criterios básicos que deberán sentar las bases para
la posterior intervención en la construcción. Han de
estar basados en el conocimiento de las actitudes
que se han tenido, en este aspecto, a lo largo de la
historia, en la que ha desempeñando un importante
papel el concepto de tiempo -bien cíclico, bien como
una flecha, en una dirección- y el concepto de obra
de arte -bien como un todo o como una suma de las
partes.
El transcurso del tiempo produce deterioro en la con-
sistencia material de los elementos que constituyen
nuestro Patrimonio (tangible). Ese deterioro podría dis-
minuir los valores artísticos o funcionales del bien,
pero al mismo tiempo podría hacer que aumentaran
otros valores, como los históricos o los documentales,
al tiempo que dota a la construcción de una serie de
superposiciones que constituyen las páginas de su his-
toria.
Por tanto, lo primero que se debería conocer es esa
construcción o conjunto: su definición material y artís-
tica, la historia de su creación y las circunstancias que
la rodearon, su relación con el lugar y el tiempo en el
que se construyó, así como con otros lugares y épo-
cas .. . En Arquitectura esto se denomina «Tipologías
arquitectónicas históricas».
Además, hay que conocer los sistemas construcL-
vos correspondientes, que constituyen el soporte ma-
terial de los elementos arquitectónicos. Es deci r, lene·
al menos unas nociones sobre tipologías construct -
vas, en relación con las citadas tipologías arquitectó-
nicas.
Y si esas construcciones o edificios se han ido or·
ganizando en el territorio hasta formar conjuntos, po-
blaciones, unas veces más o menos espontáneas
otras resultado de un estricto planeamiento, tam biér
habrá que conocer el urbanismo histórico y su evolu·
ción, así como la ordenación del territorio y del pa -
saje.
Pasando al conocimiento concreto de los citados
elementos arquitectónicos y su estado, se debería
contar con algunas técnicas de apoyo para la búsque-
da documental, archivística, etc., así como para la or-
denación de los datos que se obtengan. Es tambiér
importante poseer nociones sobre arqueología, espe-
cialmente como conocimiento material.
Asimismo, será de gran importancia el manejo de las
leyes y normas que a lo largo de la historia se han ocu-
pado de los restos del pasado, hasta llegar a la actua-
lidad. Otra importante fuente de saberes está formada
por los libros de viajes y otras obras literarias que per-
miten el conocimiento del estado antiguo de los bienes
que se han de tratar, incluso como antecedentes de in-
ventarios y catálogos.
Para el conocimiento específico del elemento arqui-
tectónico, en concreto para el conocimiento de su geo-
metría, de su planimetría, habrá que tener nociones
sobre levantamientos de planos y las técnicas para
ello, así como sobre fotogrametría, topografía y técni-
cas de expresión gráfica.
Habrá que conocer los sistemas constructivos, ele-
mentos y materiales que conforman el edificio, ta
como nos llega, con sus superposiciones y añadidos.
con su evolución. También conocimientos sobre la me-
cánica y estabilidad de las fábricas antiguas. El entor-
no, tanto físico como social, legal y administrativo, será
de capital importancia.
Conocido el edificio o elemento, hay que analizar su
estado de conservación y determinar sus daños: los re-
lacionados con su estabilidad, con el agua -por filtra-
ción, aguas ascendentes .. .- , con el confort. .. Y también
con los problemas de lectura del edificio, de su proceso.
 El Patrimonio arquitectónico 1 195

:r:endiéndolo siempre como

;j!! l'
s...-na de partes.
.:cesitaremos de las técnicas
2Q... miento de movimientos, y
-:is daños, y conocer su evo-
, oara determinar las causas
=s.::s daños y realizar un diag-
c:o adecuado. Para ello tam-
~€Cesitaremos conocer téc-
:;i;;as :ie ensayo, tanto destructivo
e "Q destructivo.
_ a arquitecto/a que vaya a
~r11 r en temas de patrimonio
·-:-a conocer un amplio reper-
- :e respuestas y soluciones,
:..:.:: as figuras de planeamien-
:::e protección y sus niveles,
79anismos que se ocupan de
--:ela ...tanto privados como
_..:: cos, a los catálogos de solu-
'"-e5 para los daños.
-:riorá que conocer aspectos
--omicos y financieros relativos
- a la redacción de proyectos
.-o a su gestión, así como a la
~ de obra, además de la
.....c4cación de tiempo y dinero.
- ..:-o.én se deberán conocer los
-as de contratación, adjudica-
~ permisos, agentes intervi-
.;:-~. así como la normativa so-
= seguridad y normativa técnica.
:00 todo ello se deberá llegar a
:- ección de las soluciones más
ar.::ecuadas de entre las posibles.
-.=-=más, entendiendo que el pro-
~ de obra podría ser visitable
se debería dar a conocer, el/la 1
- - ·ola arquitecto/a debería co-
-ccer los procesos de divulga-
:r
1
SUSANA MORA
ALONSO-MUÑOYERRO
Profesora Titu lar
de Arquitectura.
Escuela Técnica Superior
de Arquitectura (UPM).
196 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Según la LPHE, en su an. 20, todo Plan Espe-
cial o medida urbanística elegida para la protección
de un BIC, debe reunir una serie de tres requisicos:
el primero es establecer el o rden prioritario de ins-
talació n de los usos públicos en los edificios y espa-
cios apeos para ello. En segundo lugar, contemplará
las áreas de rehabili tación incegrada para recu perar
la habitabilidad y las actividades económicas ade-
cuadas. Por último, deberá contener los criterios re-
lacionados con la conservación de fachadas y cu-
biertas.
Así, en los Planes Especiales hay que comenzar
por identificar los elementos individuales de interés,
catalogándolos de acuerdo con distintos grados. Para
hacerlo se utilizan unas fichas más o menos comple-
jas. En el cuadro 10.7 se presenta una de ellas, aplica-
CUADRO 10.8
Plano de Toledo, de Busquets 2000, p. 181
·-·-
FI=----
da al Conjunto Histórico de Alcalá de H enares y F·
blicada por Ferrán (1998) .
Este mismo autor intenta responder a una p·
gunta que aparece en cualquier foro: ¿acaso no
puede conscruir nada nuevo o de estilo nuevo en
CH ? Y la verdad es que su respuesta resulta tan c--
tradictoria como la realidad que vemos cada día _
nuestras protegidas y legisladas ciudades antigt-
Para él (op. cit. p. 54), la nueva edificación ha
plantearse con una absoluta libertad de estilo, pc-
escrictamente sujeta a los límites del aprovec.::_
miento, con discreción para no dominar sobre
existente, con respeto por una serie de reglas P-
evitar los conflictos de escala y los cambios tipol~
cos, y con coherencia con las líneas geométricas -
las edificaciones vecinas, con el o rden de facha._
Tiií.Ll'

pro porción y número de huecos o vanos ...
• .do lo cual, la «absoluta libertad» con la que
-0 este comentario no parece que exista por
__-u parre.
ejemplos concretos, publicados, de Planes
_.._._........es para los Conjuntos Históricos nos de-
-an que se trata de documentos complejos.
.:e esos ejemplos lo tenemos en la ciudad de
---:ena, cuyo Plan Especial del casco histórico se
definitivamente en el año 2005. El Plan es
- un to de documentos que se inicia con una
:u justificativa y explicativa, aludiendo a las
~ urbanísticas generales y particulares que le
~ e incluyendo, en este caso, 361 fichas. En
-.... :Jta de ellas aparece el nombre del lugar (man-
edificio, muralla, p. e.), la enumeración de los
tos de interés con com entarios, la situación
.:on una fotografía, plano de situación, pro-
-- de actuación, precisiones normativas y enu-
. o de las piezas y elementos negativos, todo
!-::: una sola hoja.
:\ .:oncinuación, el primer Anexo con los «Planos
- rmación», que en este caso son 26, con títulos
Delimitación del ámbito de actuación», «Usos
.:onrexto territorial y urbano existentes», «Equi-
ros y servicios públicos», «Prospecciones arqueo-
en parcelas>>, etcétera.
~ último, un segundo Anexo con los «Planos de
~Óm>, en este caso 12, con átulos como «Inter-
nes programadas», «Sistema de aparcamientos»,
- en arqueológico», «Propuestas de urbanización»,
~ métricos, arquitectónicos y arqueológicos, incluidas
'""'>:ro ejemplo importante es el Plan Especial del
Histórico de Toledo, que establece todo tipo
~ros : usos, autorizaciones, publicidad, tendí-
~ redes, zonificación, sistema de espacios públi-
.::aracreres constructivos y tipológicos del casco
neo, al ineaciones y alturas, sótanos - con espe-
cuidado del Patrimonio arqueológico-, coefi-
:::s de edificabilidad, protección especial de los
_ ;rales, vías públicas, tráfico y circulación, apar-
..enros, etc. La mayoría de estas ordenanzas tie-
.:;ue ver con el Patrimonio C ultural o Histórico,
~ rodo las que se incluyen en el T ítulo V del
- que son específicas para su protección y puesta
2.lor.
"'ara rodo ello, el instrumento principal es el Catá-
- de bienes, con los sectores monumentales prin-
~ y complementarios y sus programas de actua-
También se establecen una serie de condiciones
::=::...-u.lares de conservación de la edificación, así como
El Patrimonio arquitectónico l 197
una zona de protección del entorno de la ciudad anti-
gua. En el cuadro 10.8 puede verse uno de los múlti-
ples mapas que acompañan a este detallado Plan Espe-
cial (Busquets 2000) .
Toda esta complejidad, en la que podemos sumer-
girnos un poco más con la lectura del recuadro 17 que
acompaña a este capítulo, está indicando la necesidad
de la existencia de una oficina o centro específico para
coordinar y poner en práctica el Plan Especial de la
ciudad; por esa razón, entre otras, algunas han elegido
el sistema de «Consorcios» que se analizará en el capí-
tulo 20.
El caso del Teatro de Sagunto:
una intervención muy smgular
Se trata del primer Monumento declarado como tal
en España. Se hizo en 1869 y su tutela fue asignada a
la Real Academia de la Historia; sin embargo, poca
atención se le prestó durante buena parte del siglo XX.
A mediados, se le adosó un Museo Arqueológico y las
construcciones de la ciudad de Sagunto se le fueron
acercando. Además, en esa misma época comenzó a
utilizarse como lugar de representación, construyén-
dose una plataforma de hormigón sobre lo que queda-
ba de la escena. Para que el público se pudiera sentar,
se fueron parcheando las gradas, que perdieron así su
forma inicial.
A principios de la década de los años ochenta del
pasado siglo comenzaron a realizarse estudios fotogra-
excavaciones, que marcaron el comienzo de una nue-
va etapa para el Teatro. En 1986 los arquitectos Gras-
si y Portaceli, invitados por la Generalitat Valenciana,
bajo gobierno socialista, redactaron un proyecto de
restitución integral destinado a posibilitar el disfrute
cultural del Teatro, proyecto que fue aprobado de
acuerdo con la no rmativa vigente e iniciado a finales
de los ochenta.
Las originales características constructivas de este
Teatro romano del siglo 1 de nuestra era, transforma-
do en el siglo III, están muy bien estudiadas y descri-
tas por Aranegui (2004).
Antes de que terminara la obra de restitución o re-
construcción, ames, desde luego, de que el Teatro se
inaugurara en su nueva función, un diputado del Par-
tido Popular presentó una impugnación basándose en
el contenido del art. 39 de la LPHE que antes anali-
zamos. El Tribunal Superior de Justicia de la Comuni-
dad Valenciana decidió que había que derribar todo lo
198 J Los tipos de Patrimonio Cultural

nuevo y volver a dejarlo como estaba. Es bastante p ro-
bable que los miembros de este Tribunal, y de los de-
m ás que siguieron por el mismo camino, no puedan
contestar a preguntas del tipo: ¿Como qué antes?
¿Como antes de los años cincuenta, sin la plataforma
d e horm igón , sin el museo anejo, sin las graderías res-
tauradas para poder senrarse la gente? ¿Como en el si-
glo 1 o com o en el siglo 111? ¿Como la ruina que era a
principios del siglo XX?
Muchos años después, tras muchas sente ncias,
discusiones, mesas redondas, opiniones viscera les o
científicas, etapas con n u merosas no ticias e n los pe-
riódicos y otras que no tanto, ere., a fin ales del año
2007 la última d e las instanc ias posibles, el Tribunal
Suprem o, di ctó sente nc ia en el m is m o sentido que
antes lo había hecho el Tribunal Superior de Just i-
cia de la Co munidad Valenciana, es d ecir, o rdenan-
do que el Teatro v uelva a su situació n «original» y
ruinosa, y se levanre lo cons truido en los oche n·
La encargada d e tal obra, desd e luego un alto co-
para volver a una ruin a, ha de ser la Generalitat \
lenciana.
La reacció n pública no se hizo esperar; el misr
mes de enero de 2008 un grupo de personalidac.
del espectáculo y d e la arquitectura fi rmaron un n:
n ifiesto en contra d e la «revers ió n» d e las ob ras c.
Teatro, acusándola d e «ataque a la independencia
la libertad del mundo de la cultura». Algunas d e .
frases que contiene este manifiesto son de leen.·
muy inte resante, sobre todo para quienes, como .
mi caso, están en contra del despi lfarro económic
social que significaría un a vuelca atrás en princi¡-
imposible, porque ni siquie ra existe u n «atrás» c0
creto.
Así, podemos leer: «Una obra ardsrica puede gus;_
o no, pero llevarla a los tribunales de justicia sienta _

CUADRO 10.9
«Los expertos rechazan la reversión
del teatro romano de Sagunto»
El País, ed. Madrid, 15 de mayo de 2008, p. 49

Tras casi 20 años de polémica, el Parrido Popular se postuló ayer, por primera vez, a favor de las obras de rehabil ·
ración del rearro romano de Sagunto. Lo hizo a través de una comisión de expertos, creada por la Consejería de Cu.·
tura con el rero de buscar una solución al conAicro sobre la reforma del teatro, que había llegado a su máximo grad
de tensión. Ocurrió cuando el Tribunal Supremo refrendó, hace seis meses, la sentencia del Tribunal Superior de Ju.,-
ticia de la Comunidad Valenciana, que obligaba a revenir las obras realizadas hace 17 años por los arquitecros Gra..-
y Porraceli. Aquella intervención, impulsada por los socialistas, fue contestada con virulencia desde el Partido Popi:.·
lar, hasta el punro de que el abogado Juan Marco Molinés, mil itante del PP, la recurrió ante los tribunales. Y esros aca-
baron dándole la razón.
Pero el impacto que podría causar en el teatro una reversión de las obras ha podi do más. La comis ión inrer-
disciplinar concluyó ayer sus trabajos con un dictamen en el que soli cita «la inejecución de senrencia utilizan-
do los mecanismos legales existenres». Dicha sol icitud la hará efectiva la Generalirat valenciana en los próx.-
mos días.
El dictamen basa su petición en cuestiones técnicas para conclui r que la reversión producirla «necesariamente· .• I
demolición de elemenros «esenciales en la ti pología del teatro». Además, la sustitución de elemenros, como ordena ,_
sentencia, «impediría el uso social y cultural» del coliseo saguntino. Por úlrimo, el rexro elaborado por la comisión d.
experros encuentra un resquicio legal: en el momento de la rehabili tación, la Ley de Patrimonio Histórico Españo
reguladora de ese tipo de acruaciones, «prohibía las reconstrucciones», pero una ley auronómica posterior, apl icable er
la actualidad, las permite «bajo cierras condiciones y garantías·..

Paco Gisberr, Valenc1.


.:aeme preocupante que afecta a la libertad de la
.:.cbe gozar la cultura. La confrontación política no
invadir el espacio creativo, que debe a toda cos-
~rvar su autonomía. La creación arcística debe
~ecer al margen de la batalla política porque, en
..umrario, resulta herida de muerte» (www.cons-
::ica. com).
idenremente, es cierto que la rehabilitación del
de Sagunro se ha utilizado como arma política
"O misma he defendido muchas veces que la po-
"l.a de estar al servicio del Patrimonio Cultural y
e Patrimonio C ultural al servicio de la política;
.;.:,umo también la eno rme dificultad de este rucio-
.ore mdo cuando la mayoría de la gente que in-
_,.,e en todas estas diatribas - incluidos los persona-
;;c, espectáculo, con todos mis respetos y salvo
lOnes- no sabe nada o casi nada sobre la esencia,
~dad, la historia y la consideración profunda del
""'Onio Culrural.
como la historia continúa y la vida nos demues-
-~cancemente la gran dificultad, o incluso la im-
...idad, de dar marcha atrás, en el periódico El
~ción Madrid, del 15 de mayo de 2008, apare-
nocicia titulada «Los expertos rechazan la rever-
.id teatro romano de Sagunto». Por su interés y
::ualidad -podría ser la última palabra acerca del
~e empleado en esto durante 17 años-, la he re-
ciclo en un cuadro adj unto (cuad ro 10.9).
m o se trabaja en esto?
- ~-onrexto del Patrimonio arquitectónico o monu-
. como en el de cualquier otro cipo de Patrimo-
:.:..iirural, hay que volver a insistir en la necesidad de
4 dos tipos de especialidades profesionales. Por
-..ure, la de las personas que realizan y ejecutan pro-
de intervención, que en el caso del Patrimonio
.......,..__.=..ónico son siempre de rehabilitación, de rescau-
~ o de mantenimiento (no existen aquí, o son ex-
nales, las intervenciones motivadas tan sólo por
ocseos de investigar y conocer, como ocurre en el Pa-
- ruo arqueológico).
r orra parte, la de quienes trabajan en la gestión
-:as inrervencio nes, es decir, en la gestión concre-
csi:e cipo de Patrimonio C ultural. Como ya he-
i..sro, no existe accualmenre ningún grado uni-
::Mio denominado así, por lo que, tanto en un
.:orno en el otro, la formación apropiada es la ca-
cle Arquitectura. Claro que, en el primer caso,
~ necesaria (los proyectos deben estar firmados
El Patrimonio arquitectónico 1 199
por unía arquirecco/a), mienrras que en el segundo,
como ya hemos visco en otras ocasiones, la gestión
puede estar dirigida por una persona con una forma-
ción distinta, p. e., en Derecho, en Historia o en
Ciencias de la Administración .
Pero la presencia de personas con formación en Ar-
quirecru ra que trabajan en las adminisrraciones públi-
cas gestionando Patrimonio arquitectónico (o codo el
Parrin1onio Culrural) es llamativa. En España la mayo-
ría de quienes ocupan las Direcciones Generales de Pa-
trimonio Cultural o Histórico de las CCAA son arqui-
tectas/os .
¿Acaso se estudian estos temas, el de la interven-
ción y el de la gestió n, en las carreras de Arquitec-
tura? Si analizamos los contenidos curriculares de
estas carreras, la respuesta es: en las pocas ocasiones
en las que aparece la cuestión, la enseñanza se cen-
era en los procesos de intervención, nunca en los de
gestió n.
Hablando, por lo tamo, de la primera, y por lo
que respecta a las licenciaturas tradicionales, en algu-
nos casos y en algunas épocas ha existido la especiali-
dad de Restauración arquitectónica, por ejemplo, en
la Universidad Politécnica de Madrid. Y en cuanro a
los nuevos grados, una somera revisión de las univer-
sidades públicas o privadas que ya los tienen en mar-
cha nos demuestra que la situación no ha cambiado
mucho. Así, por ejemplo, en la Un iversidad Politéc-
nica de Cartagena, en la que el nuevo grado de Arqui-
tectura se inició en el curso 2008-2009, las asignatu-
ras que hablaban de Patrimo nio arquitectónico eran
varias: «Teoría de la arquitectura y del Patrimonio ar-
quitectónico», «Proyectos de conservación del Patri-
m onio arquitectónico» (las dos obligatorias), o bien
«Teoría de la Conservación del Patrimonio arquitec-
tónico», «Técnicas de intervención en el Patrimonio
arquitectónico» o «Representación del Patrimonio ar-
quitectónico» (las tres optativas).
Frente a esta aparente riqueza de enseñanza en el
tema, encontramos universidades, como la Europea de
Madrid, en la que existe una sola asignatura, titulada
«Intervención en el Patrimonio arquitectónico espa-
ñol», y optativa, o bien la Universidad de Zaragoza, en
cuyo nuevo grado de Arquitectura no aparece ninguna
sobre la materia en cuestión.
Por mi parte, le he pedido a una profesora de Ar-
quirecrura, especializada en restauración, que escriba
el recuad ro que aparece en esre mismo capítulo (re-
cuadro 18), sobre la enseñanza que ha de recibir al-
guien que desee dedicarse profesionalmente a este
complicado y atractivo tema.
 1 El Patrimonio
1

arqueológico

:e es el Patrimonio arqueológico? ciencia de carácter histórico, es decir, su finalidad es

""""' - ;mas españolas consideran como tal esa parte del
~nio Cultural para cuyo conocimiento se requie-
' -:iemdología arqueológica (cuadro 11.1 ). Por lo
.o que hay que saber es qué es esa «metodología
..ci ogica»; si se le puede aplicar a un objeto o sitio,
ero o sitio es Patrimonio arqueológico, de lo con-
- '10.
_., punto de partida que no hay que olvidar
·o inrentamos entender esta definición es que
..-l!'::odología arqueológica o «Arqueología» es una
la de contribuir a la construcción de la Historia. Eso
significa que, para empezar, cualquier bien que per-
tenezca al Patrimonio arqueológico ha de tener inte-
rés histórico; con otras palabras, ha de poder estar
integrad o dentro de un proyecto de investigación
histórica .
La lectura detenida de las tres definiciones que he
incluido en el cuadro 11.1 nos indica que la clave
«con metodología arqueológica» que se utiliza en las
normas españolas es sustituida por la idea de «exca-
vaciones y descubrimientos» en la del Consejo de

CUADRO 11.1
Algunas definiciones de Patrimonio arqueológico en los textos legales

e Convenio para la protección del Patrimonio Arqueológico» del Consejo de Europa (La Valena 1992). Arr. 1.2:
1ertigios, bienes y otras huel!.as de /,a existencia de /,a humanidad en el pasado cuya conservación y estudio permita re-
.srruir su historia y su rel.ación con el medio ambiente; cuyos principales medios de información estén constituidos por
c._..n·aciones o descubrimientos, así como por otros métodos de investigación aplicables a /,a humanidad y a su entorno.

- '1 Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid (1998). Arr. 39:

-JgT"an el Patrimonio arqueológico de !.a Comunidad de Madrid los bienes muebles e inmuebles de carácter cultural e
wJrico, para cuyo estudio es preciso utilizar metodología arqueológica. También lo integran el territorio o paisaje habi-
~ por el hombre en época histórica y prehistórica y los elementos geológicos y paleontológicos relacionados con el ser hu-
.vio y con sus orígenes y antecedentes.

..l Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía (2007). Arr. 47. 1:

::; mzan parte del Patrimonio arqueológico los bienes muebles o inmuebles de interés histórico, susceptibles de ser estudia-
con metodología arqueológica, hayan sido o no extraídos y tanto si se encuentran en /,a superficie o en el subsuelo, en
- aguas interiores, en el mar territorial o en !.a p!.ataforma continemal. Asimismo, forman parte de este Patrimonio los
..mzentos geológicos y paleontológicos rel.acionados con la historia de la humanidad y sus orígenes y antecedentes.
202 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Mi trabajo
como gestor
del Patrimonio
arqueológico
Actualmente desempeño funciones como arqueólogo
en la Dirección General de Bienes Culturales, en un
puesto que está totalmente relacionado con la gestión
del Patrimonio arqueológico. Concretamente, llevo a
cabo tareas para los departamentos de Investigación
del Patrimonio Histórico y para la Red de Espacios
Culturales de Andalucía (RECA). Ambas funciones es-
tán inspiradas en criterios de prevención, ya que la pro-
tección es la piedra angular en todo el ejercicio de la tu-
tela de los bienes que integran el Patrimonio Histórico.
Mi trabajo se podría articular en dos niveles. El prime-
ro estaría muy relacionado con el reconocimiento de los
yacimientos arqueológicos, si bien esta función especí-
fica, gestión de los inventarios, en sentido estricto, es lle-
vada a cabo en el Servicio de Protección por otros com-
pañeros. En dicho Servicio se impulsa la realización de
inventarios, al igual que desde el Instituto Andaluz del
Patrimonio Histórico se gestiona la base de datos SIP-
HA (Sistema de Información del Patrimonio Histórico de
Andalucía).
Por mi parte, estoy integrado en un equipo de cuatro
personas que gestiona, impulsa, supervisa y coordina la
redacción de Cartas Arqueológicas, o Cartas de Riesgo,
del Patrimonio arqueológico de Andalucía. Estos docu-
mentos, cuya redacción debe partir de la existencia de
inventarios fiables, con yacimientos arqueológicos «Ca-
racterizados», con indicadores objetivos tanto de sus lí-
mites como de su estado de conservación, tienen una
clara vocación preventiva. Por una parte, se redactan en
colaboración con los ayuntamientos o mancomunidades
de municipios, con lo que, desde un primer momento, se
les implica en la gestión y protección de su Patrimonio
arqueológico. En las Cartas Arqueológicas, se identifica
a los yacimientos arqueológicos, se les caracteriza, se
analizan y detectan sus factores de riesgo o de deterio-
ro, se proponen soluciones para corregir esas situacio-
nes, así como figuras de protección adecuadas, tanto ju-
rídicas, en el ámbito de la legislación del Patrimonio His-
tórico, como desde los ámbitos de las legislaciones de
suelo y de medio ambiente.
Una vez que son recibidos, por parte de los ayunta-
mientos, los documentos definitivos, y tras un buen nú-
mero de reuniones de seguimiento, en las que hemos
participado, codo a codo, con los miembros del equipo
redactor y con los representantes de urbanismo de
municipio afectado, una copia del documento comple-
to queda en manos de la Delegación Provincial de Cul-
tura de la provincia correspondiente. Este documento
que no tiene capacidad normativa, sí tiene, sin embar-
go, una clara vocación urbanística, con lo que «inspira-
rá», desde el punto de vista patrimonial, la revisiór
más inmediata del planeamiento vigente o, en su caso
del planeamiento de nueva formulación de dicho muni-
cipio. Y, mientras se aprueba definitivamente el planea-
miento que incorpora la información y las propuestas
de la Carta Arqueológica, ¿cómo se le puede sacar
rendimiento a este trabajo? Pues bien, la Carta Arqueo-
lógica en poder de la administración cultural es utiliza-
da como «documento de diagnóstico» para todos los
dictámenes, informes vinculantes, resoluciones, etc.
que deba evacuar dicha delegación provincial en e
ejercicio de sus competencias, ante otras administra-
ciones sectoriales como las medioambientales y las ur-
banísticas. Ya que tanto en los expedientes de evalua-
ción ambiental, como en los expedientes urbanísticos
vinculados a licencias en suelo no urbanizable, modr>-
caciones puntuales del planeamiento, entre otras, te-
nemos voz mediante nuestra presencia en órganos
como la Comisión Provincial de Urbanismo o la Comt-
sión Provincial lnterdepartamental de Medio Ambiente
No es necesario indicar que, en el seno de la prop.a
Consejería de Cultura, la Carta Arqueológica es utiliza-
da como documento orientador de criterios que se ha;
de establecer, cuando, en el ejercicio de sus propias
competencias, cualquier expediente de obra está suje-
to a resolución de la propia administración cultural, por
llevarse a efecto en un conjunto histórico, en un bier
inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórl-
co Andaluz o en el de Bienes Reconocidos, entre otras
circunstancias previstas en la legislación.
Con la elaboración de estas cartas se pretende, entre
otros objetivos, sacar del «mercado del suelo» los yaci-
mientos arqueológicos que realmente lo son, para preser-
varlos de cualquier actuación futura, ya fuera ésta pública
o privada, con lo que se garantizaría su preservación. Por

- : :larte, se pretende, indirectamente, reducir el núme-
:.e ntervenciones arqueológicas y, dentro de éstas,
esoecialmente el número de excavaciones; para ello,
s.Sos urbanos consolidados, el criterio que se va im-
&1do en las Cartas Arqueológicas es el de no autori-
-..igún aprovechamiento bajo rasante en las zonas ur-
:-:as establecidas sobre yacimientos arqueológicos.
;:--os conscientes, no obstante, de que, incluso limitan-
:s:e aprovechamiento, en ocasiones, con la simple ci-
:aaón superficial de las nuevas construcciones, se
o..orá un impacto erosivo sobre las unidades estrati-
- cas superiores del yacimiento, por lo que, en estos
~ sí estará justificada la intervención arqueológica;
s. deberá ser igualmente de carácter superficial y li-
GSe a documentar los bienes arqueológicos y los con-
%:s que pudieran ser alterados y destruidos.
-=-a.-aJelamente, estamos redactando desde el Servicio
estigación y Difusión del Patrimonio Histórico toda
.-. ::iatería de disposiciones para que las intervenciones
El Patrimonio arqueológico 1 203
que, finalmente y de forma justificada, deban realizarse,
se desarrollen con unos niveles de calidad adecuados,
generando una documentación realmente útil para el
mejor conocimiento histórico del sitio intervenido.
La otra faceta de mi trabajo tiene menos que ver con
la función preventiva y más con la gestión de los yaci-
mientos como recurso cultural, social y económico. Pero
me parece interesante recordar que, para que un yaci-
miento pueda ser investigado, consolidado, vallado, res-
taurado y abierto al uso público, lo primero que tiene que
ocurrir es que esté garantizado el que una línea de tren
de alta velocidad no lo divida en dos, o que una granja
de pollos o una gasolinera no se establezca sobre sus
vestigios, o que una cantera no lo destruya total o par-
cialmente. De ahí la enorme importancia de la Arqueo-
logía Preventiva.
JOSÉ CASTIÑEIRA
Arqueólogo. Junta de Andalucía .
204 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Europa - una Recomendación qu e España no h a fir-
mado oficialmente- . Pero se trata de «ideas sinóni-
mas>>, ya que en realidad , cuando los eq uipos espa-
ñoles redactaron esa d efinición en la LPH E - que
luego copiaron las normas de las CCM-, estaban
pen sando precisamente en eso: en excavaciones y en
descubrim ientos.
También se repite de forma sistemática en nuestras
definiciones de Patrimonio arqueológico la extensión
de este concepta a los bienes que se encuentran bajo
las aguas, que van a tener el mismo tratamienro legal
que los que están en o bajo la tierra por lo que resp ec-
ta a las autorizaciones necesarias para estudiarlos, aun-
que no lo tengan, porque no resulta posible, en cuan-
ta a los mecanismos d e protección/declaración que las
administraciones emplean (véase recuadro 16).
Son, por lo tanto, unos bienes culturales bastante
especiales. Para em pezar, no están vivos, poco tien en
que ver con la sociedad actual, no están en uso ni de
ellos se conserva memoria, o es escasa. El tiempo los ha
ocultado, enterrado, sumergido, de modo que, en su
mayoría, han de ser «descubiertos» para ser estudiados.
C laro que hay excepciones: a veces los bienes arqueo-
lógicos no están ocultos ni hay que descubrirlos, por-
que se ven de lejos. Por ejemplo, los restos de una ci u-
dad romana a medio enterrar. ..
Pero en su mayoría no ocurre asf: su búsqueda, des-
cubrimiento y excavación se real izan d e una forma es-
pecial, basada en la observación y el registro d e los ob-
jetos en sus contextos geológicos o depositacionales, y
esa «forma especial» se aprende estudiando Arqueolo-
gía. Por lo tanto, la Arqueología «hace» al Patrimonio
Arqueológico.
¿Qué es la Arqueología? En el mundo occidental
actual es una ciencia que reconstruye el pasado me-
diante el estudio de sus restos. Da igual si el pasado
es remoto o cercano; siempre que exista por un lado
interés histórico, y, por otro, restos, la Arqueología
puede funcionar como ciencia constructora de la His-
roria. En nuestro entorno presente, esta ciencia se ha
hecho muy compleja, tanto desde el punta d e vista
teórico como desde el práctico, con la utilización de
muy distintas técnicas arqueométricas en el trata-
mienro d e los restos (véase, p. e., Renfrew y Bahn
1993); por esa razón, las universidades españolas es-
tán aprovechando la adaptació n al EEES para am-
pliar la reducida oferta docente que existe hasta ho~·
respecto a esta ciencia, diseñando grados y postgrados
especializados (véase capítulo 21).
En definitiva, el Patrimonio arqueológico es el con-
junto de bienes muebles e inmuebles del Patrimonio
Cultural para cuya búsqueda, estudio, conocimiem
investigación se utiliza la metodología arqueológica.;:-,
sada sobre todo en las prospecciones, los descubrimic-
tos, la estratigrafía y las excavaciones. Además, se ITT
de unos bienes que ya no tienen uso en la sociedad -
tual; pertenecen a grupos humanos antiguos, que los:.
bricaron, los utilizaron y luego los abandonaron. :-'
eso, en muchos casos, son basuras; claro que en oc-
son palacios.
Por lo que respecta a lo que en este libro inrerc...
es decir, a la gestión de estos bienes culturales, su p~
pia naturaleza esp ecial es la que le da una serie de ~
racterísticas de las que resalta tres:
1. Todos los bienes arqueológicos procedentes ~
excavaciones aurorizadas y de hallazgos casuales. _
com o todos los que aún no han sido descubierr.
son bienes de dominio público; como ya se expli~
esta significa que son bienes excluidos d el tráfico _
rídico privado. Su titularidad es de las adm inistrac.
nes públicas, que tienen sobre ellos la responsab ilic..;._
de su tutela, para conseguir q ue real mente cump;~
con su función y destino de «públicos». Da igual q_
se encuentren en terrenos d e propiedad privada; _,-
todo caso son bienes públicos, «pertenecen» a roda
sociedad.
2. Como co nsecuencia principal de lo anteri
los bienes del Patrimonio arqueológico están incli.:..;.
más «adminisrrativizad os» que los dem ás, q ue, co r.:
hemos visto, ya lo están bastante. Cualqu ier intervc:- -
ción en el Patrimonio arqueológico, esté o n o Dec'.~­
rado o Inventariado, ha de ser aurorizada por la a.:-
ministración competente, que impo nd rá una lar~­
serie de condiciones. Los tipos de intervenciones qL
han de ser aurorizadas han ido sufrien do con el tier:-.-
po un aumento en número y variedad, asf como tar::-
bién las condiciones establecidas (Q uerol y Mart ín~­
D íaz 1996, pp. 225-242).
3. Por su condición de «ocultos», los bienes arquec-
lógicos han de ser objeto de un tipo de gestión mucl:
más basado en la planificación y la prevención que le
demás , que son evidentes. Por ejemplo, a nadie se ..
ocurriría diseñar una nueva carretera q ue atravesa..'-
una catedral; pero a cualquiera se le puede ocurrir tr.<-
zarla por un terreno lleno de yacimientos arqueológ:-
cos enterrados, que no se ven, y que lógicamente sería:
destruidos; pero aunque estos yacimientos son s::-
duda numerosos en nuestras tierras, no son infinitas.
por esta razón ha surgido y se está desarrollando la fü.-
mada Arqueología Preven tiva (en adelante APre), q i.::
luego anal izaremos.
 El Patrimonio arqueológico 1 205

CUADRO 11.2
Figuras específicas de protección para d Patrimonio arqueológico

Arqueológica
Caregorfa de BIC inmueble especial para el Pacrimonio arqueológico. Puede ser un solo yacimiento o varios
~ misma zona. Su caracrerfstica principal es su relevancia o importancia, suficiente como para ser preservados.

~ o espacio de Prevención Arqueológica

- __--a admi niscrativa destinada a la protección de los lugares en los que se sospecha fundadamenre la existencia de rcsros
•lógicos. En la Comunidad de Exrremadura es un ripo de BIC; en otras, son bienes lnvenrariados o Catalogados, es
- pertenecientes a la categoría media de prorección {véase capfrulo 5); y por úlrimo, en ocras, no se especifica cuál es
-ttgoría.

de Reserva arqueológica
--~ adminisrrariva que aparece en la Ley de Parrimonio cultural de la Comunidad Valenciana como parre de una
\rqueológica que se reserva o protege para futuras investigaciones.

es Arqueológicos
.enro o conjunto de yacimientos dedarados BIC, que se abren al público con un importante tracamiento didác-
desarrolladas infraestrucruras. Es un tipo de BIC específico en la norma de Excremadura; la Comunidad de Cas-
La .\lancha ciene una Ley de Parques Arqueológicos de 200 1.

~ -.1 condición de ocultos es rambién la responsa-
e ,J existencia de un número de figu ras de pro-
:c:::xn. específicas para estos bienes, mayor que para
o: ...-ualquier orro ripo.
~do a este punto, creo necesario dejar clara la
ion de «yacimiento arqueológico» con el fin de
-uündirlos con otras expresiones similares utiliza-
• las normas. La más básica y simple de todas es
- ::s: .ugar en el que se encuentran, en cualquier po-
restos de actividad o de presencia humanas
:::srudio con determinadas metodologías permite
:rucciones de interés h istórico y social».
'.::.r el cuadro 11.2 pueden verse los términos, con
....e:lnicio nes, empleados por las administraciones
e-,cablecer distimos grados de protección d e los
- entos arqueológicos.
!'dación entre el planeamiento y la
ccción del Patrimonio arqueológico
, relación casi can larga como la que existe en-
aq ...d y los CH que vimos en el capítulo anterior.
~ los documentos internacionales no aparece sino
a tardía: una alusión directa la encontrarnos en
:u para la gestión del Patrimonio Arqueológico»
del !COMOS, en 1990, cuando se afirma que las polí-
ticas de protección del Patrimonio arqueológico deben
estar sistemáticamente integradas con las de desarrollo
y planificación del suelo; luego, es en el «Convenio para
la Protección del Patrimonio Arqueológico» del Conse-
jo de Europa de 1992, al que España no se ha adherido
ollcialmence, donde se desarrolla este aparrado de for-
ma especial, estableciendo la necesidad de participación
de los arqueólogos en las políticas de ordenación, en las di-
versas fases de los programas de ordenación territorial· ase-
gurar la colaboración sistemática entre argueólogos, urba-
nistas y planificadores para poder modificar los planes y
disponer de tiempo y de medios suficientes para el estudio
y la. publicación {are. 5.1).
in embargo, en la propia normativa española apa-
rece bastante antes. En primer lugar, la ya comentada
decisión de la LPHE según la cual la incoación o de-
claración de un bien inmueble como BIC obliga al
Ayuncarnienco en el que se encuentre a la redacción y
aprobación de un Plan Especial o de cualquier otra fi-
gura propia del Planeamiento territorial, destinada a su
protección. Por lo que respecta a las Zonas Arqueo-
lógicas BIC, esca disposición es desigualmente cumpli-
da egún las regiones. Por lo general, lo que se hace es
incluir en los Planes Generales o cualquier orra figura
de Planeamiento a los yacimientos arqueológicos de-
206 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
clarados, inventariados o sólo sospechados, con medi-
das concretas de protección (cuadro 11 .3). Por supues-
to, existen también Planes Especiales para yacimientos
arqueológicos, pero son escasos, sobre todo en compa-
ración con los elaborados para Conjuntos Históricos.
Como ejemplo, podemos mencionar la Ley de
Asturias, en la que se establece un sistema básico de
protección incluso para los inmuebles arqueológicos
que no estén inventariados ni declarados BIC, q ue se
incluyen bajo la denominación de «Catalogados» y
que deberán ser introducidos en los Catálogos urba-
nísticos de los ayuntamientos, en los que aparecerán
diferenciados de los que han sido incluidos allí po r
razones distin tas.
Esta catalogación definirá los tipos de intervención
posible, los plazos para esas intervenciones, en su caso,
y el nivel de protección. Además, el Ayuntamiento tie-
ne que enviar los Catálogos urbanísticos a Cultura tras
su aprobación inicial, y C ultura dispone de un mes
para emitir un informe al respecto.
H asta llegar a esta situación, en la que al menos en
apariencia existe una fuerte imbricación entre los me-
canismos de protección de los bienes culturales arqueo-
lógicos inmuebles y los sistemas de urbanismo, han pa-
sado muchos años, variadas experiencias (precisamente
sobre Asturias, es de destacar el trabajo pionero de Ca-
mino 1995), muchas recomendaciones y sobre rodo
un tenaz empeño de quienes trabajan en las adminis-
traciones públicas, en la gestión de los elementos ar-
queológicos, para que todo esto sea una realidad y sir-
va, realmente, para algo.
Además de en los textos normativos, la relación
necesaria entre Planeamienro territorial y protección
de los yacimientos arqueológicos ha sido recogida a
veces en publicaciones científicas procedentes tanto
del m undo del Urbanismo como del de la Arqueolo-
gía. Hay dos ejemplos interesantes de este último, y
ambos de Andalucía.
En primer lugar, un artículo de Rodríguez de Guz-
mán (2005), para la que incluir los yacimientos arqueo-
lógicos en un documento de planificación ha sido a
menudo una mera formalidad y en muchos casos no ha
servido para nada; la aurora propone una serie de me-
didas concretas sobre el conocimiento de los ámbitos
patrimoniales que existen en un territorio, la claridad
de ideas respecto a lo que se desea hacer con ellos -es-
tableciendo prioridades y hablando de Zonas de Reser-
va- y las estrategias posibles para poner en práctica esos
objetivos, entre otras, un programa económico y finan-
ciero adecuado a los fines planteados, tema este que, se-
gún ella, ha sido muy poco tratado.
Otro trabajo es m ás reciente y ya lo cité en el ca-
pítulo dedicado a la planificación. Se traca de la obr~
de Fernández-Cacho (2008). En esca ocasión nos sor-
prende comprobar la gran cantidad de iniciativas ck
Ordenación terrirorial, a rodas las escalas, que ~
puesto en práctica la Comunidad de Andalucía en la..
últimas décadas; claro que también es sorprendenre :.._
conclusión a la que esta aurora llega: los yacimienr0:
arqueológicos (que ella denomina Unidades Terri-
toriales Arqueológicas) apenas han sido tenidos ez
cuenca como objeto de protección o de valoracio"
por esos sistemas de ordenación. En consecuencia, er
esta obra también vamos a encon trar una buena can-
tidad de propuestas interesantes no sólo para Andalu-
cía, sino para cualquier región.
Breve historia de la Gestión del Patrimonio
arqueológico
Cuando se publicó la LPHE y finalizó el proceso de
transferencias de competencias en materia de C ultu-
ra a las CCAA, es cuando comenzó la verdadera ges-
tión del Patrimonio arqueológico -en realidad, e=
rodo el Patrimonio Cultural-. ¿Qué se hacía ames?
Para empezar, sólo existía una administración com-
petente encargada de aurorizar, financiar y publicar L
investigaciones arqueológicas de campo, realizadas ¡xr
profesorado universitario, personal de museos o miem-
bros del CSIC, con casi total independencia de las ne-
cesidades patrimoniales de los bienes culturales, de 1
peligros en los que el desarrollo urbano o las obras pu-
blicas cada vez más numerosas les colocaban y con ur-
muy escasa incidencia social.
Si, excepcionalmente, una obra o movimiento a..
cierras ponía al descubierto algún resto arqueológicr
monumental o muy signilicativo, era el personal de 1
Museos Provinciales el encargado de (<rescatarlos
siempre <leerás de las máquinas y en una actividad de-
nominada con propiedad «urgencias arqueológicas..
Por supuesto, la Arqueología estaba lejos de ser una ac-
tividad empresarial; tampoco se reconocía, socialmente
como una profesión, sino como una afición a la qt..e
cualquier persona -sobre todo si era rica- tenía accesc
En 1985 se produce una conjunción de cambios:
las administraciones competentes pasan a ser 18; au-
menta el número de puestos de t rabajo relacionadOI
con la gestión del Patrimonio Cultural en general, la..
obras públicas y los movimientos de tierras se multipli-
can y, al mismo tiempo, nuevas y más numerosas ge-
neraciones de personas formadas en Arqueología ~
 El Patrimonio arqueológico 1 207

CUADRO 11.3
Consideración de los yacimientos arqueológicos, declarados o no
en el Planeamiento territorial, en las normas de Patrimonio Cultural o Histórico de las CCAA
(las que no figuran, no establecen nada específico)

-La Mancha (ares. 20 y 21)

_ documenració n procedenre de las Cartas Arqueológicas debería incorporarse en los planes urbaníscicos.
ºasco (are. 44.2)
Planes de Ordenación Urbana deberán proceger los yacimienros arqueológicos inscricos.
anidad Valenciana (are. 58)
-'.)'U ntamienros deberán incluir en sus Catálogos de Bienes y Espacios procegidos codas las fi guras de protección
L-:.irológica escablecidas po r la Ley.
C1--u1<>í. dad de Madrid (are. 31)

.:-~es de la aprobación provisional de codos los instrumenros de planeamienro, C ultura emicirá informe preceptivo.
ria (are. 94. 1)
Planes Urbanísticos o cerricoriales deberán tener en cuenca canco el Patrimo nio arqueológico conocido como el
~ nocido o presunto.
c-..rias (are. 59. 1)
\dminiscració n Pública responsable de la form ulación del planeamienro cerricorial y urbanístico general solici-
-.. al Cabildo insular correspondienre la relació n de los bienes arqueológicos, paleontológicos o ernogrificos que
~ ser objeto de la protección urbanística, estableciéndose las determinaciones necesarias para garantizar la pre-
SC""<2ción del lugar y su enromo.
o'.=-.'-"U.iol.> ( art. 62. 2)

s espacios afectados por la existencia de bienes inregrances del Patrimo nio arqueológico y a los Espacios Arqueo-
s definidos en el artículo 65 de esca Ley se les dispensará desde el planeamienro la máxima protección que la
-~áva urbanística permita.
y León (are. 54)
Los inscrumencos de planeamiento urbanístico que se aprueben, modifiquen o revisen con poscerioridad a la en-
trada en vigor de esca Ley deberán incluir un catálogo de los bienes inregranres del Patrimonio arqueológico afec-
t;¡tfos y las normas necesarias para su protecció n.
_ Pua la redacción de dicho cacálogo y normas, los promotores del planeamiento realizarán las prospecciones y escu-
6-0s necesarios, facilitando la Administración de la Comunidad de Castilla y León los datos de los que disponga.
Los lugares en que se encuentren bienes arqueológicos se clasificarán como suelo rústico con procección cultural
en su caso, con la categoría que corresponda de conformidad con el artículo 16.2 de la Ley 511999, de 8 de
.il>ril , de Urbanismo de Castilla y León.
• ja (are. 56.2)
planes urbaníscicos o cerritoriales deberán cener en cuenca canco el Pacrimonio arqueológico o paleontológico co-
o, co mo el desconocido o presunco.
ura are. 57.4)
;:wenrario Arqueológico de Navarra deberá ser cenido en cuenca en la elaboració n de los inscrumencos de ordena-
., territorial, planeamienro urbanístico, así como en las evaluaciones ambienrales de planes y programas y en aque-
proyectos que se sometan a evaluación de impacto an1bienral.
ucía (are. 30)
Lt Ul.SCTÍpción de bienes inmuebles en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz llevará aparejada la
gación de adecuar el planeamienro urbanístico a las necesidades de protección de cales bienes en el plazo de dos
co n aprobación definitiva de la innovación si fuese necesaria, desde la publicación de la inscripción.
208 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
las titulaciones de H istoria, que de once universidades
que la ofrecen pasan en estos años a ser más de trein-
ta- se asocian y se colegian para promover la conside-
ración profesional de la práctica arqueológica.
Otro detalle importante es que las normas sobre
Patrimonio Cultural de las CCAA comienzan a publi-
carse desde 1990 y ya la p rimera de ellas, la de Casti-
lla-La Mancha, aporta una interesante novedad: la em-
presa promotora de las obras está obligada a financiar
la elaboració n de u n estudio sobre el valor arqueológi-
co del solar en el que se vayan a realizar, siempre que
se sospeche la existencia en él de restos. Ese estudio será
previo al ocorgamiento de la licencia de obra y, a la vis-
ta del mismo, la Administración de Cultura establece-
rá las condiciones para la licencia.
Prácticamente codas las leyes que se publicarán des-
pués desarrollarán en mayor o menor medida esta línea,
apareciendo incluso una nueva figu ra de protección,
denominada «Zona de servidumbre arqueológica» en
Andalucía, o «Espacio de protección arqueológica» en
otras CCAA: son lugares en los que por evidencias ma-
teriales, por antecedentes históricos o por otros indicios, se
presuma la existencia en ellas de restos arqueoúJgicos (Ca-
talufia, art. 49. 1); por supuesto, en esas zonas es nece-
sario realizar un estudio arqueológico (se p ueden ver sus
componentes mínimos, según el País Vasco, en el cua-
dro 11.4) antes de que cualquier obra se inicie, y la res-
ponsabilidad económica de este estudio es de la empre-
sa promocora. Después, a la vista del resultado de este
estudio, C ultura tomará decisiones sobre la actuación
posterior.
Lo que en esos momentos no se pudo ver es que
toda esta interesante iniciativa servía de poco si la ad-
ministración de C ultura no poseía además capacidad
para modificar los planeamientos, parar las obras, evi-
tarlas o, simplemente, para indemnizar la pérdida de
edificabilidad que resulta de la preservación en su si-
tio de un yacimiento. Poco a poco se va comprendien-
do que la protección del suelo en el que está el yaci-
miento que se desea conservar tiene que ir muy por
delante de la aprobación de los proyectos de obra.
En ese contexto de cambios, España ingresó en la
UE en 1986, lo que provocó, como hemos analizado en
el capítulo 6, la puesta en práctica de las EIA, en cuyas
ejecuciones los equipos de Arqueología son contratados
para prospectar los terrenos afectados y, en su caso, rea-
lizar las excavaciones «de salvamento» antes de que la
obra arrase los yacimientos. Y aunque las CCAA acele-
ran la confección de inventarios y cartas arqueológicas
o «Cartas de riesgo» (véase capítulo 5) para conocer lo
que tienen e incluso lo que sospechan, el ritmo de ere-
cimiento de la obra pública y privada resulta dema:-
do fuerte como para ir por delante. Cada vez más C(f-
pos se contratan, cada vez más yacimientos se dese-~
yen, por suerte muchos de ellos previa excavación. L.
almacenes de los museos se llenan; apenas hay tiem.
ni presupuesto pa.ra que los materiales se restauren ~
expongan o se publiquen, salvo excepciones.
La adquisición de todos estos compromisos obl:-
a las administraciones a dotarse de un personal numi..
roso y especializado, creando cuerpos específicos .._
Andalucía o Galicia) o la figura de la arqueóloga/o:..
rritorial o provincial, y abriendo así el proceso d e m~
tiplicación de puestos de trabajo para personas esp.
cializadas en Arqueología que, por primera vez e
nuestra historia de forma casi masiva, van a trabajar e-
la gestión del Patrimonio arqueológico y, al menos a.
gunas de ellas, también en la intervención.
Otro de los pu ntos básicos para la comprensión c...
todo este proceso es el desarrollo de la actividad arque:(.
lógica empresarial, conectado con cuestiones mur c.r
versas. Además de la proliferación de universidadc..
que ofrecían la titulación de Historia, a la que ant:=
aludí, se pudo observar cómo en otros países europet.
había nacido y se había desarrollado la Arqueolog--
CUADRO 11.4 1
Contenido mínimo del Estudio Arqueológico
de las Zonas de Presunción Arqueológica {Decre-
to 234/1996 del País Vasco)
A) Para Zonas que no necesiten sondeos:
a. Identificación clara, con límites.
b. Descripción de la w na y del entorno con los usos
actuales afectados por el proyecto de obra.
c. Contexto histórico e intervenciones anteriores.
d. D escripción y análisis de las estructuras emergentes.
e. Inventario, descripción y clasificación de los restos
superficiales.
f. Programa del trabajo realizado.
g. Valoración final con posibles incidencias del
proyecto de obra y propuestas.
B) Para Zonas en las que sean necesarios sondeos.
A los puntos anteriores, hay que añadir:
h. Localización de los sondeos.
i. Técn icas utilizadas.
j. Inventario y fichas de los materiales recuperados.
1 k. Planimetrías y material gráfico.

.L.ia. la financiación privada de las excavaciones ar-
ogicas y los códigos éticos de una profesión que,
-;:nos en España, nunca había existido.
'< iniciaron por aquellos años una serie de movi-
!:Z:":OS laborales con la formalización, en 1984, de la
.....ación Profesional de Arqueólogos de España
_ ~ , en cuyos estatutos la finalidad primera es la de
~ el reconocimiento de la Arqueología como una
~ ...:.ad profesional especializada; a ésta, de carácter na-
~- le seguirán varias asociaciones, o bien secciones de
:...cvlogía en los Colegios profesionales de la Enseñan-
- ~ las diferentes CCM, cuyos caminos confluyeron
- _ lño 2002, con la aprobación de un Código Deon-
?:ú común del que luego hablaremos.
·'""º para la primera iniciativa asociacionista,
• :espo nsabilidad recayó sobre profesorado univer-
~ el resto de este movimiento se nutrió de la Ar-
~ogía empresarial y se desgajó tempranamente d e
..;:..,,·ersidad. Eso no ha tenido, al menos en princi-
.:menas consecuencias para las relaciones entre
colectivos, empresas y universidades. Las últi-
.:.os d écadas han visto y sufrido muchos casos de
-ancia mutua, de descrédito y, por supuesto, de
:::::-:.ierencia más o menos desleal, con las administra-
º de C ultura como aparentes m ediadoras.
:'.x:o a poco estas relaciones t ripartitas, a las que ya
· aludido en otras ocasiones (Querol y Martfnez
: 996, pp. 49-62), van encajando entre sf, obliga-
;nen udo por Lma realidad evidente: en el mo mento
. la Arqueología que se realiza en nuestras regio-
>bligatoriamente tutelada por las administra-
de C ultura, está, en el 90 por 100 de los casos,
ada por la gestión preventiva del Patrimonio ar-
vgico y, además, es tan numerosa en interven cio-
;:.ie ni todas las universidades wüdas podrían cu-
. servicios profesionales demandados. Así pues,
- ~<enc ia de los tres colectivos -administraciones,
--esas y universidades- es absolutamente necesaria
~ _ruco camino razonable posible es el que pasa por
'"'!lprensión mutua y la coop eración.
. .nmq ue los puntos que acabamos de esbozar fueron
...nes en un principio, lo cieno es que cada CCM
su andadura en la asunción y puesta en práctica de
..... mpetencias arqueológicas de una forma original; el
mod elo previo era el central; no se contaba con
n.al especializado ni con experiencia en este tipo de
~ Resulta muy dificil acceder a la historia y a los re-
de cada administración, porque en muy pocos
se han realizado trabajos de investigación sobre este
':z::=... véase, p. e., Castillo Mena 2006), aunque, desde
4, CTUf1as, como Madrid o Andalucía, han sido ob-
El Patrimonio arqueológico 1 209
jeto de publicaciones; pero un análisis de la situación ac-
rual nos muestra una serie de realidades, veinte largos
años después del inicio de todos estos cambios, que po-
dríamos concretar en los siguientes puntos:
- El número de puestos de trabajo relacionados con
la Arqueología ha aumentado espectacularmente, como
nunca en nuestra historia: el profesorado de las nuevas
universidades, las gestoras y gestores d e las numerosas
administraciones responsables y, sobre todo, el crecien-
te número de empresas y autónomas/os.
- Las intervenciones arqueológicas motivadas por
los estrictos deseos de ampliar conocimientos históri-
cos, o «sistemáticas» o «programadas», se han reduci-
do mucho; este dato, lógicamente, recibe muchas crí-
ticas por parte del estamento universitario, que en
pocos casos comprende sus razones.
- Las motivadas por la necesidad de proteger los yaci-
mientos ante las obras y los movimientos de tierra -que
en casi todas las CCM continúan llamándose «urgen-
cias» aunque no lo sean, pues obedecen siempre a una pla-
nificación- se han multiplicado de una forma impresio-
nante. Sólo en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, y
por citar datos publicados, se han realizado 277 interven-
ciones -excavaciones y prospecciones, canto en Arqueolo-
gía como en Paleontología- en el año 2002 y 408 en el
año 2003 (Castillo Mena 2007, p. 163). Y hay que su-
brayar que el aumento del número de excavaciones, sin
que al mismo tiempo aumenten las publicaciones y, con
ellas, el conocimiento histórico, no es precisamente posi-
tivo para la conservación del Patrimonio arqueológico,
sino todo lo contrario. Ya hace más de una década que
Rodríguez Temiño anunciaba: «Empieza a ser hora de
cambiar la máxima de "conocimiento por destrucción",
por «cuanto menos se excave, mejor>>(1998, p. 306) .
- Este aumento exponen cial de actuaciones ar-
queológicas de cam po está ligado al desarrollo de los
mecanismos preventivos de los que las administracio-
nes se doraron, a los que antes se hizo referencia; pero
también tiene que ver con la implantación de una es-
p ecial forma d e concebir la gestión del Patrimonio ar-
queológico, en la que no cabe casi otra posibilidad
m ás que la documentación mediante la excavación de
los yacimientos que, indefectiblemente, van a ser des-
truidos por las obras o los m ovimientos d e tierras.
Este tipo de actuaciones ha sido denominado a me-
nudo «Arqueología de Salvamento», o incluso «Ar-
queología Preventiva de salvamento». A veces, como
en el ejemplo de C riado et al. (1995), se h a teo rizado
sobre esca necesidad de destrucción para obtener, a
cambio de ella, conocimiento.
2 10 1 Los tipos de Patrimonio Cultural

Los primeros trabajos:

Numancia y vascoiberismo
Más de 200 años
El debate sobre la primitiva unidad lingüística de Espa-
de investigación ña marcará los primeros trabajos «arqueológicos,,, rea-
lizados por Juan Bautista Erro y Azpiroz en 1803.
arqueológica quien pretendía descubrir restos con inscripciones.
que permitieran relacionar la lengua de los antiguos
en Numancia numantinos con la vasca.
 El Patrimonio a rqueológico 1 211

::.. Saavedra y la Real Academia de la Historia
==-ardo Saavedra, ingeniero de caminos, fue enviado
.a administración a Seria. Su trabajo le puso en con-
a:-:. con la vía romana (XXVII del Itinerario de Antoni-
::Je. atravesando esta zona del Alto Duero, comu-
-:: :;a la antigua Caesaraugusta (Zaragoza) con
• _ ca (Astorga) . La Academia ya había confirmado,
- 99, la ubicación de Numancia en el cerro de La
: a de Garray, pero será Saavedra quien aporte los
it'?--entes científicos necesarios, practicando excava-
r-as en 1853 (unos 5.000m2 ) y exponiendo sus des-
--...,·entos en una Memoria, premiada y publicada en
- oor la RAH, en la que abogaba por la continuidad
:e -.:s trabajos, entre 1861 y 1867. Estas excavaciones
::aron el sistema de zanjas (unos 15.000 m2), afec-
.::o a nueve manzanas, relacionadas con la ciudad
:e :::oca romana. Se proponía también la adquisición
:e :.s terrenos para proteger las ruinas (AAVV 1912;
- =."az y Cardito 2000). Pero la huida a Francia de Isa-
en 1868, y el cambio de gobierno impidieron tan-
ia :ontinuidad como la adquisición.
lten : Numancia, los campamentos
:.anos y el cerco de Escipión
dad soriana la encabezó Gómez Santacruz), contribu-
yendo a ello el envío por Schulten de los materiales de la
excavación a Alemania. De esta manera, se fue generan-
do una corriente de opinión, cada vez más fuerte, que
fue utilizada por los senadores sorianos para introducir
en los presupuestos del Estado de 1906, la partida nece-
saria para la adquisición de terrenos, gastos de excava-
ción y el nombramiento de una Comisión de Excavacio-
nes, con el fin de descubrir toda la planta de la ciudad.
De esta manera, Schulten quedó excluido de Numan-
cia, aunque, gracias a la protección recibida por parte de
Saavedra, pudo llevar a cabo sus trabajos de excava-
ción, entre 1906 y 1912, en los campamentos romanos
de la Atalaya de Renieblas y en los del Cerco de Esci-
pión, en el entorno de Numancia, inseparables de la his-
toria y de la investigación de esta ciudad .
La Comisión de Excavaciones de Numancia
La Comisión realizó sus trabajos entre 1906 y 1924, apor-
tando la imagen del trazado que actualmente se conoce
de la ciudad. Estas excavaciones alcanzaron tanta popu-
laridad que fueron descritas con todo detalle técnico, por

_ - es11gador alemán A. Schulten llegó a España, en

,-5 en compañía del arqueólogo Koenen, centrando
-: cavaciones en la zona sur de la ciudad y presen-
z:cose desde el primer día como el descubridor de la
.:a ciudad: «Bajo la ciudad romana yacía una ciu-
- -.as antigua, ibérica, destruida por el fuego: ¡Había-
- _ :-ricontrado Numancia! ... Excavó un grupo de ca-
: separando tres niveles: el superior, romano; el
=---edio, ibero-romano; y el inferior, relacionado con
vaad antigua, del 133 a.c. Pudo diferenciar gran
::a:-.: oe su recinto murado, con torres cuadradas, en su
:~ ental (unos 150 m), y otro tramo, en el borde oc-
er:a con dos puertas: una al occidente, defendida
., oastión triangular, y otra al suroeste (Schulten
- - :>p. 12-17).
:__:.s excavaciones alemanas coincidieron con la inau-
~ por el rey Alfonso XIII de un monumento, cons-
'X ::ior R. Benito Aceña, beneficiándose de su proyec-
:iero también se vieron afectadas por el ambiente
:e O?':idad nacional que envolvió este acontecimiento,
_...oendose una reacción «contra la excavación por
Imagen trndicio1111/ de N111111111cin:
:.- eros en Numancia .. (la defensa de la intelectuali- Casa de los «peristilos» o de las colum11ns.
Foto Alfredo jimeuo.
Pérez Galdós, en su libro «El caballero Encantado". Se
descubrieron unas 6 ha, dando a conocer unas diecinue-
ve calles y veinte manzanas, que permiten concretar su
trazado y organización. Pronto, los problemas de conser-
vación de tan amplia superficie serán puestos de mani-
fiesto por Mélida (1922 y 1924), indicando que la debili-
dad de las ruinas era la causa de que «la Comisión
decidiera cubrir con tierra los hondos huecos que la ex-
tracción de la misma abrió entre los muros romanos, de-
jando más visible la parte superior». La falta de presu-
puesto y de una buena gestión para hacer frente a este
problema ha condicionado la conservación adecuada de
este yacimiento para el futuro (Jimeno 2000).
La información proporcionada por los textos clásicos
guió esta investigación, asumiendo que los restos corres-
pondían a dos ciudades, una más antigua, celtibérica,
que no podía ser otra que la heroica Numancia, sepulta-
da por un "sudario" de incendio y destrucción, y sobre eUa
otra de época romana, atribuida a Augusto, acomodada.
en gran medida, al trazado de la anterior y manteniendo,
en parte, las características indígenas (Mélida 1922). La
evolución tipológica de las cerámicas, elaborada porTara-
cena sin el apoyo de comprobaciones estratigráficas, fue
el punto de referencia para establecer la ordenación cro-
nológica.
La preocupación estratigráfica
y los sondeos de F. Wattenberg
El peso que tuvo Numancia en el adoctrinamiento poh·
tico, a lo largo del régimen de Franco, no se concretó er>
ningún proyecto de actuación integral. De esta manera
el yacimiento entró en una fase de progresivo abando-
no. El único intento de actuación por la Dirección Gene-
ral de Bellas Artes, pensando en la conmemoración de
XXI Centenario de la Epopeya Numantina (AAW
1972), no se llegó a completar en sus aspectos esen-
ciales. En este plan se contemplaba la realización de
unos cortes estratigráficos, encomendados a F. Watten-
berg (1963 y 1965), que revisaron los trabajos anterio-

= relacionando los tres niveles de incendio con otros
-·os momentos históricos o conflictos bélicos (133
: entre el 133 y el 75 a.c. y entre el 75 y el 29 a.C.),
~ando las cerámicas con un esquema opuesto al
~eado por Taracena e hipotecando la atribución cul-
-a de las ciudades superpuestas, realizada por la Co-
s.oo de Excavaciones.
• Zozaya: el poblamiento medieval y la
l'\sformación del Museo Numantino
~ 1969 se incorporaba al Museo Numantino Juan Zo-
.... a 1970), el primer arqueólogo que se hacía cargo de
e centro, desde el traslado de Taracena en 1936. La
:stigación y los trabajos arqueológicos volvieron a
-""'.ancia durante los años 1970 y 1971 , centrando sus
<estigaciones sobre el poblamiento medieval. A su
_ se llevaba a cabo la organización y transformación
- '.luseo Numantino en Museo Provincial, aunque las
~las testamentarias, establecidas por D. Ramón
~10 Aceña (su mecenas), impidieron suprimir el nom-
= Numantino».
descentralización política y los trabajos
-:u ales
~ .,ueva realidad de la España democrática y deseen-
. :zada conllevó el traspaso de competencias a la
-.a de Castilla y León, a partir de 1985, lo que unido
:-erto despertar del turismo cultural , propició el am-
c-.e necesario para intervenir en Numancia y apro-
on Plan Director (1994) que tiene como misión coor-
"aI el conjunto de actuaciones, teniendo en cuenta
_e ia investigación es la base de conocimiento esen-
., a la que se supeditan las demás. Una de las apor-
:::-ones más significativas, en el campo de la investi-
f"o3000, ha sido la excavación y publicación de la
-ec·ópolis celtibérica, buscada por los arqueólogos a
.argo del siglo xx, que ha aportado importantes da-
- ritual funerario, concepto de riqueza, dieta alimen-
-:a artesanado, diferencia de género y demografía)
- e la población de la ciudad celtibérica destruida
-::· Escipión. A su vez, los trabajos en la ciudad se han
..E:'"':rado en la reinterpretación de las estructuras ar-
---ec1ónicas, superposición de ciudades y la excava-
,, de una nueva manzana, que está representando
- salto cualitativo para el conocimiento de la ciudad
• ......eno et al. 2005).
El Patrimonio arqueológico 1 213
El Plan Director ha ordenado el itinerario de visita, ha-
ciendo más comprensible el yacimiento a través de la re-
construcción de algunos tramos de muralla y casas; ha
propiciado el apoyo social y fomentado la participación
activa de la sociedad inmediata: instalación de un Aula
Arqueológica en las antiguas escuelas de Garray sobre
«El Cerco de Numancia» (gestionada por el Ayunta-
miento), incorporación de la sociedad al programa de di-
fusión del patrimonio numantino, a través de la Asocia-
ción Cultural Celtibérica Tierraquemada y de la Escuela
Arqueológica (en colaboración con la Cátedra Interna-
cional Alfonso VIII , de la Diputación de Soria), dirigida a
los niños y niñas, donde se les pone en contacto con la
investigación arqueológica y los modos de vida celtibé-
ricos (Jimeno 2000; Jimeno et al. 2000).
Estas actuaciones han contribuido a proporcionar otra
visión diferente de los restos arqueológicos y a revalori-
zar la ruina, haciéndola comprensible. De esta manera,
junto al valor simbólico de Numancia, la mejor compren-
sión del yacimiento aparece ahora valorada, al cumplir
con el objetivo fundamental de la investigación arqueo-
lógica de proporcionar a la sociedad un mayor y mejor
conocimiento del pasado. Así, Numancia, integrada en
el conjunto de posibilidades de atracción de su zona, se
ha convertido en elemento de desarrollo, ganando en
valoración y aprecio social, como lo demuestra el núme-
ro de visitantes.
Se está trabajando ahora en la construcción de un fu-
turo Centro de Interpretación que proporcione un espa-
cio digno para acoger a los casi 70.000 visitantes anua-
les y que disponga de talleres para los más de 400
alumnos/as de la Escuela Arqueológica; así como la
puesta en valor de los campamentos y el cerco romano
para ampliar esta dimensión histórica del patrimonio nu-
mantino, impulsando no sólo la visión celtibérica desde
Numancia, sino también la perspectiva de la ciudad des-
de las instalaciones romanas (campamentos y cerco).
Todo ello conllevará el establecimiento de una figura de
gestión acorde con los tiempos actuales, que permita
articular la competencia pública con la iniciativa privada,
manteniendo de forma equilibrada y digna patrimonio y
turismo, para generar los fondos necesarios que revier-
tan en su conservación, mejora constante y renovación
de conocimientos, a través de la investigación.
A LFREOO J IMENO MARTINEZ
Universidad Complutense de Madrid .
Plan Director de Numancia.
 214 I Los tipos de Patrimonio Cultural
Tras considerar los argumentos anteriores, creo
que la gestión del Patrimonio arqueológico que ha
venido realizándose y perfeccionándose en nuestras
regiones en los últimos afios, consistente, como he-
mos visto, en aumentar el número de excavaciones
para «salvar» los yacimientos anees de su destrucció n
por alguna obra, ha de dar un paso adelante y mo-
difica r tanto sus objetivos como sus estrategias y
procedimientos. D e acuerdo con Marcínez Díaz
(2007), hay que definir esca nueva fase de la ges-
tión arqueológica, la Arqueología Preventiva (APre),
como el conjunto de actividades destinadas a evitar
o a minimizar el daño de la obra pública o privada
en el Patrimonio arqueológico. Son actuaciones pu-
ramente administrativas en principio, pero en las
que también están implicadas empresas (constructo-
ras y arqueológicas) y, por supuesto, debe es tar invo-
lucrada coda la sociedad, destinataria al fin de este
esfuerzo; su histo ria prácticamente comienza ahora
y tanto su presente como su futuro se apoyan, qué
1
duda cabe, en la experiencia adquirida durante la
etapa anterior.
11
Arqueolowa frente a Patrimonio
arqueológico
Las relaciones entre la arqueología y el Patrimonio ar-
queológico no han sido muy investigadas, salvo ex-
cepciones (véase, p. e., Barreiro 2006); asf, por un
lado, tenemos una ciencia, la Arqueología, que, como
cualquier otra, se practica; y por o tro tenemos unos
restos del pasado, los yacimientos, que simplemente
existen y han de esperar a q ue la ciencia - la Arqueo-
logía- los convierta en identidades histó ricas med ian-
te el conocimiento - mayor o menor- que de su aná-
lisis y estudio obtenga.
Durante prácticamente toda la historia de la cien-
cia arqueológica, al menos desde final del siglo XIX, su
objetivo fundamental ha sido la excavación de nuevos
yacimientos para con ello aumentar tanto el conoci-
m iento histórico como la riqueza de los museos y co-
lecciones. Pero en los últimos treinta años la situación
ha cambiad o: por un lado, la sociedad - las adminis-
traciones competentes en particular- se ha dado
cuenca de que el Patrimo nio arqueológico no es infi-
ni to, aunque sea numeroso; y, por otro, también ha
comprendido que su conservación se ve muy amena-
zada por los enormes movimientos de tierra que las
actuales obras provocan, sobre codo las de gran enver-
gadura.
La gestió n de las CCAA ha consistido durante c..
tas décadas en conseguir que, antes de que la obra P-
blica o privada se realice, se excave para, al men
«salvar» el conocimiento que esos yacimientos pod......
ofrecer; pero la experiencia ha situado a las persoc_
responsables tanto de su gestión como de su investig:..
ció n ante un dilema: si se excava un yacimiento.
destruye; si no se excava, no se obtiene informacio.-
y, además, de todas formas se destruye, porque la oh~
se realiza. ¿Qué hacer?
La respuesta es la APre. Con ella se consiguen
menos dos cosas:
l. Que los yacimientos arqueológicos se conSC""
v_en y las futuras generaciones tengan algo que imC'
ngar.
2. Que las estrategias de investigación arqueoló-""
ca puedan planrearse teniendo delante un conjur-
de yacimientos existentes, conservados y conocid
no siguiendo irremisiblemente lo impuesto por
obra pública o privad a.
Esca nueva postura ha modificado mucho, y
hará más en el futuro, tanto a la propia ciencia arque"
lógica como el cipo de trabajo que las personas re..
ponsables del Patrimonio arqueológico han de rea..
zar, centrado en la identificación, valoración
conservación de los yacimientos que puedan cor.-::=
peligro de destrucció n (véase, p. e., C riado er
2000). También está influyendo en los mecanisrc
de protección que las administraciones responsab ~
emplean y, por supuesto, esca nueva situación esbc
un ambiente distinto para las relaciones entre la Arque"
logia y el Patrimonio arqueológico; un ambiente al q_
tienen mucho que aportar las nuevas titulaciones ur
versitarias, el desarrollo de la profesionalidad en la .-.:
queología y la experiencia de quienes gestionan esce 1...
fícil y singular Patrimonio.
La gestión del Patrimonio arqueológico e~
la actualidad: la Arqueología Preventiva
Para presentar y desarrollar esta nueva especialidad ~
la gestión arqueológica me baso, además de en r.
propias ideas y propuestas, en los trabajos de Mar:.
nez Díaz (2007) y Martínez Díaz y Castillo Mez-
(2007).
El objetivo de evitar el im pacto de las obm
movimientos de tierras en los yacimientos arqueo.
gicos, reservándolos in tactos para el futuro, no

e cum plir contando tan sólo con los mecanis-
.:stab lecidos en las normas d e Patrimonio C ul-
Histórico y con la experiencia adqu irida por
.:a..:..ministraciones d e C ultura. Se trata de un reto
porque a nadie se le oculta el desigual peso,
_...aneo a consideración social, entre la conserva-
de un yacimiento o la construcción de otra au-
po r ejemplo; para escoger el camino que hace
~oas iniciativas compatibles hay que contar, pri-
con la sociedad y, luego, con otras administra-
-es ajenas>> a las d e C ultura, sobre todo aquellas
.;¡s que dependen las obras y los planeamientos,
nan de trabajar en esta lfnea; convendría tam-
una norma - o varias- que respaldase este tipo
:;estión.
El Patrimonio arqueológico J 215
Dentro del concepto de APre que aquí defende-
mos han de entrar las labores de documentación y
aprovechamiento -para la historia y para la sociedad-
de aquellos restos que, por imperativos sociales, eco-
nómicos y muy a menudo políticos, han d e ser des-
truidos por las obras. Como es lógico, el objetivo
principal de la moderna APre es co nseguir que el nú-
mero de los restos «conservados» sea mucho mayor
que el número de los «excavados» y que los unos su-
mados a los otros alcancen una cantidad d efinitiva-
mente superior a los «d estruidos sin documentación
previa». Por supuesto, la decisión entre conservar o
no consen·ar debería ajustarse a criterios arqueológi-
cos o históricos, no a imposiciones de las obras públi-
cas o privadas.
216 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
E n el contexto de la APre que vamos ahora a de-
sarrollar se utilizan una serie de términos propios cu-
yas definiciones aparecen en el cuadro 11.5.
El gran reto que se plantean las administraciones
competentes es doble: por un lado, hay que llegar a
conocer y evaluar el Patrimonio arqueológico anees de
que se planifique el suelo en el que se encuentra; sólo
así se podrá evitar la intervención e introducir en el
planeamiento, en el momento oporcuno, su conserva-
ción o su investigación y puesta en valor. Por otro
lado, la propia sociedad, a través de la educación y de
la información, ha de asumir una actitud positiva
frente a la conservación de los restos del pasado, y no
ver en ella una carga impuesta, sino un valor añadido.
Los mecanismos necesarios para la puesta en prác-
tica de la APre son complejos y exceden por comple-
to la tradicional formación que recibe el alumnado en
las materias denominadas «Arqueología» impartidas
hasta hoy en las universidades, que también, por su-
puesto, han de modificar sus presupuestos para situar-
se a la altura de los tiempos. Con el fin de hacer com-
prender al público lector la naturaleza de esta nueva
APre, voy a dividir las siguientes páginas en una serie
de apartados. En primer lugar, explicaré su definición
y su estado actual en España y en otros países; luego
abordaré sus esrracegias y procedimientos, para termi-
nar con una llamada a la esperanza.
El concepto de Arqueología Preventiva
Como antes anuncié, la APre es el conjunto de activi-
dades destinadas a evitar o a minimizar el daño de la
obra pública o privada en el Patrimonio arqueológico.
La mayoría de esas actividades tienen su punto de ini-
cio en las adm inistraciones - no sólo de Cultura-, pero
luego han de intervenir otras instancias, sobre todo las
y los profesionales de la Arqueología.
Esta nueva APre parte de un principio ya enun-
ciado -los restos arqueológicos no son infinitos ni
son renovables- , así como de la evidencia de que la
excavación de un yacimiento, por muy metódica que
sea, supone su destrucción -al menos en gran medi-
da- . Nuestra generación no se puede permitir el lujo
de continuar destruyendo restos arqueológicos, por
muchos conocimientos históricos que esta «destruc-
ción» nos aporte. Ya no podemos basarnos en la
«importancia» de un yacimiento para justificar su
excavación/destrucción. Ahora hemos de usar esa
«importancia>> para argumentar a favor de su conser-
vación íntegra; si no lo hacemos así, las futuras gene-
raciones disfrutarán tal vez de «mucho conocimiem
histórico», pero no tendrán Patrimonio arqueológic
ni posibilidades de practicar la ciencia arqueológica.
En definitiva, lo que pretende la nueva APre ~
defender la conservación frente a la intervención. _
integración del Patrimonio arqueológico frente a _
«liberación de solares>>, todo ello con la finalidad c.
permitir que los restos del pasado tengan un fut uro
al revés, que el futuro pueda gozar de un pasac
Nuestra única opción es la de poder decidir qué h...
cer con un yacimiento arqueológico antes de que
obra imponga su desmantelamiento o destruccio:-
Así le daremos la vuelta al centro de decisión y las~
pervivencia del Patrimonio arqueológico no deper--
derá de las empresas de construcción o de los plan=.
urbanísticos, sino de los lugares en los que se gesci
na este singular tipo de Patrimonio (Marcínez D~
2007).
La idea de desarroUar este concepto de APre no ~
nueva; se viene gestando en varios países occidenra.~
desde hace al menos dos décadas -el célebre mant-
de Renfrew y Bahn se refiere a ella en la página 494 -
la edición española de 1993-, pero en fechas reci~
ces, ya en este milenio, ha comenzado a cobrar auge~
consonancia con el eco internacional de otros mo
miemos destinados a la preservación de los recurs.
naturales; las llamadas de atención hacia la necesic.....
de excavar menos y conservar más se remontan .:-
nuestro ámbito a los inicios de los noventa (p. ._
Moure 1991 , p. 18; 1994, p. 52), fechas en las q-
también salen a la luz los primeros trabajos del eq1.-
po gallego de «Arqueología del paisaje», que siemr
la ha tenido muy en cuenta (p. e., C riado 1996. -
15); Belén Martínez Díaz y yo misma, en nuescro
bro de 1996, también incidíamos en ello (p. 222 .
Ya en la década de 2000, la nueva APre y su coma
to comienza a ser objeto de publicaciones por parte...._
mundo profesional de la Arqueología, como pone _
manifiesto la obra de Ramos y Osuna (2001) sobre
trabajos realizados antes de la construcción de un cra=--
de autovía en Andaluda, o algunas alusiones recogi._
en las Actas de las distintas «Jornadas de Arqueolog;...
celebradas periódicamente por muchas CCAA. Pero -
se crata, desde luego, de un tema ni muy publicado
muy debatido; en los congresos y jornadas al uso.
tema cenual continúa siendo el resultado de las excr
ciones «de urgencia» o «de salvamento». Así, por eje""
plo, en una de las últimas Jornadas de Arqueología. _,
de CastiUa-La Mancha, en marzo de 2007, ninguna
municación se refería a esta nueva orientación de lag""'
tión preventiva.
 El Patrimonio arqueológico 1 217

CUADRO 11.5
Terminología propia de la Arqueología Preventiva

ui:z.ación de yacimientos
mediance el cual se le arribuye a cada yacimiento una nora de valoración en función de una serie de arribu-
~e. previamente, han de especificarse. Se descina a escablecer para ellos los distintos sisremas de protección, por
~- es una acrividad viral para el Parrimonio arqueológico.

de Reserva
_ -<:, o cupados por yacimientos conocidos, co n una máxima valoración e importancia, que se declaran BlC y se
..:ucen en el Planeamienco corno «Suelos procegidos». El objerivo es convercirlos en intocables, como lo son los
~~~ '.'\acurales.

de Cautela
ocu padas por yacimiencos menos conocidos, de menor irnporcancia, o por aquellos cuya exiscencia ran sólo
::>echa. Han de inventariarse (grado medio de protección) e inrroducirse en el Planearnienco como suelos con
-4ram ienco especial, en los que antes de aprobar cualq uier proyecco de obra o movimienco de cierras que les
• .,. han de realizarse rrabajos arqueológicos descinados a perfil ar sus caracreres y cornar decisiones sobre su con-
-ion, su excavación o su desrrucción.

logia Preventiva de primera fase o de planeamiento

., aquí los trabajos predicrivos (elaboració n de canas arq ueológicas, consulra de bibl iografía y mapas anciguos,
.:· afías aéreas, encuescas enrre la población, ecc.) , junco con las labores de prospección de campo y de jerarquiza-
de ~·ac imi en cos realizados con ocasión de la red acción de un PGOU o cualquier ocro cipo de Planeam ienro o
·icación de Planeamien ro. Su objerivo es esrablecer en el los suelos con Zonas de Reserva y Áreas de Caurela .

..rología Preventiva de segunda fase o de proyectos

os de prospección y, en su caso, sondeos arqueológicos, que se han de realizar en Áreas de Caurela anees de la
- '"lación de cualquier proyecco de obra o movimiento de cierras que pueda afeccarles. Su objecivo es fijar la ex-
n e imporcancia de los yacimientos para proponer bien su conversión en Zonas de Reserva, bien su incegra-
bien su desrrucción co n o si n excavació n previa.

~ción arqueológica
"'410 consiscence en cornar las medidas necesarias para que las obras que han de realizarse forzosame nce integren,
~rerar, los yacimientos arqueológicos seleccionados como Zonas de Reserva. Esca incegración puede darse, en
.ipio, de rres formas:
P.LSando los yacimientos a formar parce de la red general como un equipamienro culcural.
_ Haciendo coincidi r los yacimientos con las zo nas verdes o los espacios públicos del proyecto de consrrucció n.
' C onservándolos sin cocar en el subsuelo de los edificios.

Yaciones propias de la Arqueología Preventiva

~ de ser excepcionales, canco en su número (el objetivo de la APre o exca,·ar lo menos posible) como en su ejecu-
- con clara conciencia de que can sólo quedará del yacimiento. para el fucuro. la documencació n y los maceriales
• de él se extraigan.
218 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
La Arqueología Preventiva hoy
Un somero repaso al contenido de la normativa inter-
nacional sobre Arqueología o Patrimonio arqueoló-
gico nos demuestra cómo casi todos esos documentos,
sobre todo los más recientes, tienen que ver en mayor
o menor medida con el concepto de APre que aquí de-
fendemos; sin embargo, ninguno de ellos tiene a la
APre como su objetivo principal; sus puntos de con-
tacto son la insistencia en la necesidad de crear «Zo-
nas de Reserva» -idea que aparece ya en los años cin-
cuenta, pero que se desarrolla muy especialmente en
el Convenio de La Valetta, de 1992-, la repetida ne-
cesidad de contar con Inventarios o Cartas Arqueoló-
gicas y las relaciones entre el Ordenamiento territorial
y la protección de los bienes arqueológicos inmuebles
que antes vimos.
La abundante legislación sobre Patrimonio Histó-
rico o C ultural de nuestro país presenta pocos casos en
los que aparezca con claridad la necesidad de reservar
o conservar yacimientos sin tocar. Puede hablarse de
dos excepciones: la Comunidad Valenciana, en cuya
Ley de 1998 se incluye una figura de declaración ori-
ginal: la «Zona de Reserva arqueológica», como una
parte no excavada de un yacimiento declarado BIC; y
la Ley de Castilla y León de 2002, que en su art. 55.4
habla de que en la autorización de excavaciones arqueo-
lógicas se establecerán zonas de reserva que permitan
realizar estudios posteriores. En el reciente Reglamen-
to de esta óltima norma (Decreto 3/2007) se desarro-
lla este concepto, presente como exigencia incluso en
las excavaciones no motivadas por obras, denomina-
das «de investigación».
Una revisión de la situación de la APre en otros paí-
ses de la UE nos demuestra que, en general, es muy se-
mejante a la nuestra. Así, por ejemplo, Francia podría
parecernos un verdadero paraíso para la APre, ya que
incluso cuenta con una institución específica, el Insti-
tuto Nacional de Investigación de Arqueología Preven-
tiva, y varias leyes con ese título; sin embargo, lo que
se enseña, se mantiene y se practica en Francia está
mucho más cerca de la «Arqueología de Salvamento»,
como antes la definimos, que del concepto más mo-
derno de APre que aquí defendemos.
Tal vez el país más interesante, por lo que respecta a
la moderna APre, sea Suecia. Desde mediados del siglo
XX, en su normativa ya se especifica que quien proyec-
te o ejecute obras ha de velar en todo lo posible por evi-
tar o limitar los daños causados al Patrimonio Cultural.
Así, antes de la aprobación de cualquier proyecto que
afecte al subsuelo tiene que realizarse un trabajo de in-
formación sobre la existencia de vestigios. Los ya....
miemos arqueológicos de Suecia se consideran pror~
dos con independencia de si están o no Declarado;
Inventariados -como ocurre en nuestro país, aunq~
veces no lo parezca- , y todo el sistema está pens:u
para evitar los hallazgos casuales y, por lo tanto, las e:.
cavaciones de salvamento; cuando estas últimas, in~
tablemente, hayan de prod ucirse, serán también ~
vencionadas por la empresa promotora. En cuanto a -
autoridades competentes, los 23 Lan o territorios cue::
tan con Servicios de Arqueología y, además, los orgar.-
mos responsables del Planeamiento territorial ~
obligados a tener en cuenta las cautelas arqueológic:..
para elaborar los documentos de urbanismo.
Tanto estos detalles como la existencia de un cwc...
do y pensado procedimiento que se inicia con una a.-
sulta a la Carta Arqueológica, continuamente mance::-
da al día, nos hace llegar a la conclusión de que en Sue....
existe realmente una APre que se ajusta, en mayor ora.
nor medida, al modelo que aquí se presenta.
Las estrategias de la Arqueología
Preventiva
Como se trata, ante todo, de prever el daño que i;.:;,;
obra o plan puede hacerle a un yacimiento, con la
nalidad de evitarlo, está claro que uno de los pUL;
importantes que se han de tener en cuenta en el pr-
ceso es el momento - del plan, de la obra o del pro'=...
to- en el que las estrategias han de introducirse F
tener éxito; en las óltimas décadas la Arqueología E..-
presarial suele intervenir en un momento de la o..-
en el que ya está programada y diseñada, ya es algo ~
sitivo y evidente, existe un proyecto aprobado e in;:_
so, en muchos casos, la obra ya está adjudicada
empresa responsable lo que q uiere, por todos los ~
dios posibles, es deshacerse cuanto antes del «prob-
ma arqueológico». La «mejor» y más rápida fo rma -
hacerlo es financiar una excavación. Y punto. ln.r::..
diatamente después, la obra puede ejecutarse.
Para que esto deje de ocurrir, la APre ha de esi:
zarse por actuar en un momento realmente pre"
mucho antes de la aprobació n de cualquier proy~=
de obra o de planeam iento, de manera que pueda p-
poner la creación de Reservas y el establecimiemo -
Áreas de Cautela (véase cuadro 11 .5). Respecto al _
de esta expresión - «Áreas de Cautela»- , hay que r~
dar que la Comunidad de Navarra denomina «A.-=--.
arqueológicas de Cautela» a los lugares en los que
sospecha fundadamente la existencia de restos arqt:.:.

an. 61 ), sin que rengan mucho que ver, al
~n p rincipio, con lo que aquí escamos propo-
........ .>dminisrraciones que gescionan el suelo son, fun-
:.i-ffienre, la de Urbanismo y la de Medio Am-
.i.'11bas cienen que imbricarse de algun a fo rma con
...~ de la APre, y como las relacion es encre las ad-
-.;.:10nes horiw ncales -ministerios entre sí, o bien
-.-:as e ncre sí- no suelen ser demasiado fluidas, la
.i ha de partir, al menos en principio, de Cultu ra,
.;.. iin y al cabo, la responsable de la rucela de los
:..Jcurales cuya prevención nos interesa.
::10. además, en codo este proceso es fundame n-
- ..¡x-1de sus procagonisras, las personas que reali-
.abores arqueológicas, so n cuarro los concexcos
_.ijos: C ulcura, Planeanüenco o Urban ismo, Me-
- -:)lente y empresas arqueológicas. Vamos a con-
....,_ n a analizar la funció n de cada una de ellas en
..:;:roa APre.
!k.:uk la administración de Cultura
? Uesca en práctica de una verdadera A.Pre estas
- •rraciones han de comenzar por conseguir que
::ormas esté claramence expresada la necesidad
__ .:ualquier EAE o EIA, cualqu ier nuevo Planea-
- o cualquier plan, programa o proyecco que co-
_..rere el suelo deba concar con un informe favo-
Como anees señalamos, esca exigen cia se da ya
- _.:nas CCAA, como en el caso de Madrid; y en
• orno en Cascilla y León, goza de un imporran-
-. ..:1ence desarrollo normacivo.
-:.'.\:1samente ese informe preceptivo es la ocasión
--.uegia concreta por parte de Cultura- para inrro-
• .is condiciones que darán como resultado una
~.-idencemence, para tener éxito, sus relaciones
~ ocras administraciones implicadas en el proceso
-~a.miento y Medio Ambiente- han de ser fluidas.
- J \·ez conseguido este primer paso, C ultura ha
--ar en concacco di recco con el equipo de Arqueo-
.;:ue, bajo la fi nanciación de la promocora del
-un a conscruccora, una administración, ere.-,
-~alizar el crabajo exigido: una prospección y la
~.:ión de lo enconcrado con vistas a su procección
.: :;:remes grados. C ulrura le pedirá a esce equ ipo
~malice un Proyecco cuyas caracceríscicas rníni-
;: co m unica rá y, una vez presentado , le ocorgará,
_ .:aso, la precepciva aurorización de actuación ar-
•gica. Tras su realización, el equipo encregará sus
. _-.iones a Cultura, que las es tudiará y comará las
El Patrimonio arqueológico 1 219
decisiones oporrunas. El resulrado final será enviado a
la promocora, para que lo renga en cuenta en la si-
gu ience fase del plan o proyecco; posceriormence, C ul-
wra ha de realizar el seguimienro del cumplimienro
de los acuerdos ado ptados.
Ayuda mucho a que codo esce proceso se lleve a
cabo en el menor ciempo posible, con menores costos
y con el mayor éxico, que CuJtura Lenga las Carcas Ar-
queológicas o Inventarios puescos a punco, los yaci-
mienros más importantes ya Declarados o lnvenraria-
dos y su personal cécnico fo rmado en codo esce crabajo;
orra cuestión básica es concar con sistemas de valoriza-
ción y jerarquización de yacimienros que permiran ar-
gumencar a favor o en concra d e su conservación. Aun-
que los propios equipos de Arqueología encargados de
realizar los trabajos de prospección -el procedimienco
principal de la A.Pre- deban entregar en sus informes
finales una valoración de lo enconrrado, ha de ser la
administración de Parrimonio arqueológico la respon-
sable de las decisiones finales, que dependerán de cues-
tiones muy variadas: porencial informativo, singuJari-
dad o significarividad en el concexco general, estado de
conservación o grado porencial de deterioro, inversión
científica necesaria para su exploración, nivel de pro-
tección jurídica, etc. Sobre este rema existe muy poca
bibliografía e investigación -que sin duda están desti-
nadas a aumentar en el fururo- (véase, p. e., Barreiro
et al. 1999 o Ramos y O suna 2001), pero lo cierto es
que C ulrura ha d e man ejar argumenros convincenres si
qu iere «ganar la baralla» de la conservación de los yaci-
mienros arqueológicos que considere más imporranres
y con más posibilidades de futuro .
2. Desde la administración de Urbanismo
Para un yacimienro arqueológico, la decisión que la
administración roma sobre el uso del suelo en el que
se encuentra es fundamenral: si le toca vivir en un
suelo proregido - por ejemplo, por razones med ioam -
biencales- es muy posible que se conserve; si le toca
un suelo urbanizable, sus posibilidades se red ucen
enormemenre. Por esa razón, para la APre que aquí
defendemos, la siwación ideal sería que los yacimien-
tos conocidos, declarados de mayor importancia
(BIC) y co n posibil idades fururas de investigación y
de aperrura al público, se situaran en suelos protegi-
dos especialmenre, como «Reservas», de m anera que
ningún proyecco de obra o d e movimienco d e cierras
les pudieran afectar. Y que los menos importantes y
los no confirmados se situaran en suelos con una
 220 1 Los tipos de Patrimonio Cultural

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b r e . -... - ... ( udod de lq.t

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 El Patrimonio arqueológico 1 221

«Caurela • especial, consisrente en que, antes de pro-

yecrar sobre ellos algú n tipo de obra, se realice un
profundo trabajo de prospección arq ueológica desti-
nado a seleccionar aquellos que debe n ser protegidos
y conservados y aquellos otros q ue, por su menor im-
porcancia, pueden ser destruidos tras una documen-
tación arqueológica que, por lo menos, rescate lo que
pueden significar para el conocimiento histó rico.
Así, la moderna APre ha de hacer uso de los me-
canismos que ofrecen las normas de planeam iento, y
que ya anal izamos en el capfrulo 6, aunque siempre
en com binación y coordinación con las adm inistra-
ciones de Cultura.

3. Desde la administración de Medio Ambiente

E n este contexto, lo más importante, como ya hemos

señalado, es la no rmativa y la práctica de las Evalua-
ciones de Impacto Ambiental (EIA y EAE) , cuyas ca-
racterísticas e historia ya anal izamos tan1bién en el ca-
pítu lo 6.
El estudio de sus aplicaciones prácticas a la APre en
estas últimas décadas nos Lleva directamente a la Comu-
nidad de Galicia, donde desde inicios de los noventa, el
equipo dirigido por F. C riado, denominado de «Arqueo-
logía del Paisaje», no sólo la ha practicado, sino que ade-
más ha publicado sus resultados. Son muchas las refe-
rencias que podríamos citar, como González et al 1995;
Barreiro et al 1999; Criado et aL. 2000; Ayán et aL.
200 1, etc. En uno de los recuadros que acompañan al
capírulo 6 (recuadro 7), uno de estos especialistas galle-
gos relata un caso singular de EIA.
Además del equipo gallego, la EIA ha sido uri liza-
da para la APre en numerosos casos, con ideas más o
menos preventivas; el problema fundan1ental es que
sus resultados - no de carácter histó rico/ arqueológico,
que eso es otro problema, sino de carácter patrimonial
o de gestión- apenas han sido publicados: M uñoz Vi-
cente (1997), Llavori (1998) o Millán y Osuna (2001 )
son verdaderas excepciones, algunas tan sobresalientes
como la última ci tada, porque se trata de u n libro.
Sabemos que en las CCAA las EIA se han venido
u tilizando para poner en práctica un tipo especial de
«medidas correctoras»: las excavacio nes arqueológicas
de los yacimientos afectados, es d ecir, lo que antes lla-
mamos Arqueología de Salvamento»; no podemos
llegar a conocer cuán to se ha excavado ni cuánto se
ha preservado. porque los resultados d e todo este pro-
ceso de gesrión no suelen p ubl icarse, como hemos
visco, pero lo que sí sabemos es que se excava muchí-
222 J Los tipos de Patrimonio Cultural
simo, más que nunca, y que por lo tanto, se destruye
mucho Patrimonio arqueológico.
La EIA sigue siendo una promesa de futuro para la
APre. Hace falta modificar la actitud de las administra-
ciones de Culcura, de los organismos medioambienta-
les y de quienes practican la Arqueología y la Gestión,
para conseguir que esta importante herramienta sirva
para lo que tiene que servir, es decir, para preservar, sin
excavar, los yacimientos arqueológicos con vistas a un
futuro.
4. Desde la propia Arqueología
En el momento actual de nuestra historia, la Arqueo-
logía ha dejado de ser un reducto de la investigación
universitaria y se ha convertido en un amplio campo
en el que, al menos, es posible distinguir tres grupos de
personas: quienes la ensenan, quienes la gestionan y
quienes la practican. Los tres interesan a la nueva APre,
que en primer lugar tiene que ser «ensenada» en las
universidades, luego ha de ser «gestionada» en las ad-
ministraciones responsables y por fi n ha de ser «practi-
cada» por los equipos de Arqueología, sean empresas,
autónomas/os o grupos de investigación académica.
El primer apartado, las universidades, atraviesa un
momento realmente prometedor: después de varios
intentos de incluir entre las titulaciones académicas
oficiales una titulada «Arqueología» (véase, p. e., Que-
rol 2Ó05a), el proceso de adecuación al EEES está
permitiendo la puesta en práctica de postgrados o
másteres sobre esta materia y en un futuro próximo la
situación será parecida a la de otros países europeos
-sobre todo nórdicos-: grados de Arqueología gene-
ral que se podrán cursar al menos en las grandes uni-
versidades, y postgrados de especialidades arqueológi-
cas, entre los que tal vez se encuentre alguno de APre
(véase capítulo 21) .
Es cierto que para conseguir esa situación -hoy
mucho más real que hace una década- no sólo hay
que luchar por ello, sino además ir modificando, poco
a poco, la base profunda del pensamiento a rqueológi-
co entre el profesorado, heredero de una Arqueología
cuya actuación por excelencia es la excavación (un
ejemplo de esta tendencia puede verse en el recuadro
20 que, sobre el yacimiento de Numancia, acompaña
a este capítulo). Introducir en la enseñanza normal de
la Arqueología la gestión p reventiva, con concepros
como «Zonas de Reserva», «Cautelas arqueológicas»,
«Planeamiento urbano» o «EIA», o armar proyecros de
investigación interdisciplinares sobre los alcances de la
prospección p reventiva, puede parecer algo lejanL
tal vez inalcanzable, pero estoy segura de que la re.;_
dad, una vez más, se irá imponiendo.
El segundo grupo, las personas -cada vez más nur.
rosas- dedicadas en las administraciones de Cultura .;.
gestión del Patrimonio arqueológico y, por lo tanro . .;
puesta en práctica de los procedimientos de la APre.
el más difícil de historiar, porque casi nada se ha pll:'
cado sobre él, sus problemas y sus avances. Sabemos e_
durante los años ochenta y noventa se fueron crear._
algunos cuerpos específicos, como los de Consef\""a-
res/as de Patrimonio Histórico de Andalucía ,. -
Galicia, así como los bien conocidos «Arqueólog~
territoriales o provinciales» en Cataluña, Castilla y L:-
o Castilla-La Mancha. De h echo, en 1987 y 1988 el ~
nisterio de Cultura organizó sendas reuniones de _
ros/as especialistas, entonces incipientes, destinack
compartir experiencias, ideas y soluciones a los mue.-
problemas que se presentaban. Pero estas reuniones ~
jaron de realizarse y, aunque sabemos de algunos o¡:-
intentos de puesta en común, nunca se han public.:...
sus resultados. Los únicos documentos en los que po.....
mos basar una aproximación a esta importante reaL..:_
son, por un lado, las convocatorias de oposiciones a _
tos cuerpos o cargos específicos de las administracio:- _
en cuyos contenidos podemos rastrear la existencié..
no, de la APre, al menos como proyecto, y que vere::-
al final de este capítulo; y, por otro, la normativa ~
Patrimonio Histórico o Cultural, a veces muy deraL......
en sus procedimientos.
Un buen ejemplo es el Decreto 3/2007 de Cas~
y León, que bajo el título «Reglamento para la Pro:~.
ción del Patrimonio Cultural» desarrolla la Ley de ~ .
trimonio Cultural de esta Comunidad, del año 2C _
En él, las actividades arqueológicas se dividen en :::-.
tipos: de investigación, preventivas y urgentes. T°'-
ellas han de tener en cuenta «Reservas» arqueológic¿,
además se establecen con pormenores los conteni._
de las estimaciones de las incidencias que los proyec:
obras o actividades puedan tener sobre los bienes ~
queológicos en el contexto de la EIA (art. 80) y e:-
del Planeamiento (arts. 90-91-93). Se dedica desp-·
un título (el IV) al Patrimonio arqueológico, d a:; -
cando las actividades arqueológicas preventivas «ar.::
diendo a la causa que motiva la solicitud de auror_
ción» (arr. 107.2). Tanto los requisitos estableci.:
para estas últimas, como para la presentación de
proyecros y las memorias, aparecen detallados, en ~­
línea muy comprometida con el concepto que aqu1 ._
fe ndemos de APre. Todo ello nos está indicando
existencia, por d etrás de un documento legal co:::-

~ un consistente grupo de personas gestoras del
~- nio arqueológico, con una amplia y profunda
~cía, que se están ocupando de solventar los
...---.-~_.,.,, técnicos y administrativos de la APre, y que
;-ubiicación de este Reglamento, se están dotan-
:&'. ~ buena herramienta para ello.
-e documento puede servir de ejemplo también
=-.::..., cam bio que la gestión del Patrimonio ar-
-cico está sufriendo en estos momentos; y, des-
- -=-. resulta curioso comprobar que ha sido ima-
- ,. redactado por las mismas personas que han
.:.., una formación, normalmente bastante clási-
~ ws facultades de Historia, pero que se han te-
-lue enfrentar a unas responsabilidades hasta
-xos años muy inesperadas, desarrollando la
;ació n, la lógica y, sobre rodo, el deseo de ser-
S roy convencida de que el presente y el furu-
:e ..J :\Pre reside de forma muy directa en este co-
\" por ello confío en él y en su fuerza para
rrrar la necesidad del cambio que aquí se de-
-~·· seguir adelante con él. En otro de los recua-
.:;;_ie acompañan a este capítulo (recuadro 19) ,
~estas personas g:sror_as del Patrimonio arqueo-
cuenta sus expen enc1as.
- úl timo, hablaré de quienes practican la APre
~1do los proyectos elaborados de acuerdo con las
·10nes que les imponen las administraciones de
~--a.. casi siempre bajo la financiación de quienes
_.:ra_n las obras o los planes y probablemente muy
:x:-iudo preguntándose para qué sirve todo eso y
no les habrán enseñado a hacerlo mejor en sus
~vas universidades.
~trata de las empresas de Arqueología o el perso-
~ao de alta como autónomo que se presenta a los
~--sos, que se colegia o se asocia o, simplemente,
;::ue se les asignan los trabajos de APre. Su histo-
-- nuestras regiones es ya larga, pero nunca han
a constituir un colectivo homogéneo, salvo
--.....:o en 2002 aprobaron un «Código deo ntológico
-;oresional de la Arqueología», fruto de la colabo-
- de d iscintas secciones de Arqueología de los co-
oficiales de la enseñanza, así como de algunas
-io nes de arqueólogos/as. Se trata de un texto
~:l inrernet aparece como código propio de cual-
~-... de las Secciones o Asociaciones de Arqueología,
que parece que, realmente, ha conseguido una
-e aceptación.
-...111que también hablaremos de este Código en la
n V de este libro, por lo que respecta a la APre,
-i'.:alldo los 43 artículos de los que consta, observa-
que no aparece tal expresión, ya que las protago-
El Patrimonio arqueológico 1 223
nistas principales de todo el texto son las excavacio-
nes. o obstante, algunos aparcados tienen que ver,
aunque de forma bastante indirecta, con la idea que
aquí defendemos. Pueden verse en el cuad ro 11.6.
Este colectivo es también un protagonista principal
del desarrollo de la APre. Sus presupuestos tendrán que
ir can1biando poco a poco, de manera que el reino de la
excavación vaya siendo sustituido por el de la prospec-
ción, y ese objetivo prioritario de documentar antes de
la destrucción de un sitio vaya cediendo el lugar al de
protegerlo, sin tocarlo o apenas tocarlo, para el futuro.
CUADRO 11.6
Artículos del Código Deontológico
de la Arqueología que se pueden relacionar
con la Arqueología Preventiva
Art. 40.c: «El/la arqueólogo/a responsable de la interven-
ción deberá informar con prontitud sobre los hallazgos rea-
fizados durante su intervención, sobre las implicaciones que
conlleva, las medidas correctorasy preventivas propuestas, etc.,
y de manera especial cuando la relevancia de los hallazgos
pudiera condicionar la modificación del proyecto, al impli-
car la conservación in siru de los restos. De este modo, el
promotor o la administración competente podrá planificar
y valorar la viabilidad del proyecto> >.
Art. 41.d.: "··· los responsables de las obras... deberán pre-
servar los restos que, por sus valores propios, de acuerdo con
los criterios de la comunidad científica, deben ser conserva-
dos in situ. Buscar la mejor manera de integrarlos en el
plan final de la obra, conciliando los posibles usos previstos
con la revalorización y acceso al público del patrimonio».
Los procedimientos de la APre
Como he afirmado en el apartado anterior, la respon-
sabilidad principal de la puesta en práctica de los diver-
sos procedimientos de la APre recae en las administra-
ciones de Culrura; pero di fícilmente podrán hacerlo
con éxito si no cuentan con la cooperación de las de
Urbanismo v Medio Ambiente.
Esta pr:icrica a la que me refiero se concreta en
dos cipos de procedimientos: los relacionados directa-
224 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
mente con el Planeamiento, en cuyos documentos se
insertan «Zonas d e Reserva» y <IÁreas de Cautela» -a
los que llamamos procedimientos de Primera Fase- , y
los que tienen que ver con los proyectos de obra, a los
que denominamos de Segunda Fase, en los que se en-
cuentran los sondeos, las integraciones y, en su caso,
las excavaciones.
l . De Primera Fase
C uando un Ayuntamiento decide realizar un nuevo
Planeamiento o modificar el que ya existe, está obliga-
do a una serie de trabajos y consultas previas, destacan-
do dos: una EAE o EIA y un informe, preceptivo casi
siempre, de la Dirección General de Patrimonio Cul-
tural de su CCAA.
Tamo por un camino como por el otro, el Ayun-
tamiento interesado deberá contactar con C ultura, soli-
citándole un informe. En el caso de que Cultura ya lo
tuviera hecho -Carras Arqueológicas al día; Zonas de
Reserva y Áreas de Cautela ya decididas y marcadas- , se
lo enviaría directamenre. Pero no suele ser así, de modo
que lo que Cultura hace es comunicarle al Ayunta-
miento que ha de con tratar a un equipo de Arqueolo-
gía -entra aquí en juego la Arqueología Empresarial-
para que realice el rrabajo de prospección y valoración
de acuerdo con una serie de condiciones.
Ese equipo solicitará autorización a C ultura para rea-
lizar tal intervención, y Cultura repetirá las condicio-
nes, entre las que suele encontrarse la de la entrega de
datos en fichas predeterminadas con el fin de corregir o
aumentar la Carta Arqueológica de la Comunidad.
Estos trabajos de Primera Fase no incluyen sondeos;
se trata de un trabajo que, en su mayoría, se realiza sin
salir al campo, mediante el estudio de bibliografía, ma-
pas antiguos, fotografías aéreas, análisis de los resulta-
dos de trabajos arqueológicos anteriores, etc. Poste-
riormente se realizará, en su caso, una prospección
superficial en la que se tienen que aprovechar al máxi-
mo los daros previos y que, de acuerdo con normativas
como la ya citada de Casrilla y León (Decreto 3/2007),
incluye también una encuesta entre la población.
El resultado será un listado de yacimientos localiza-
dos y de zonas en las que se sospeche fundadamenre su
existencia, codo ello situado sobre la carrografía, deli-
mitado y descriro, así como valorado, junco a una
«propuesta de ordenación» o recomendación sobre las
d istintas formas de protección, que, en principio, serán
al menos dos: las zonas en las que existen resros arqueo-
lógicos evidentes, con valor relevante, para las que se
propone la creación de «Reservas», declaración de B
y consideración de «Suelo de protección» en el Pw
miento; y aquellas en las que exisren resros no can re.
vantes o en las que se sospecha su existencia, para
que se recomienda la creación de <IÁreas de Caurela
el Planeamiento, en las que conste que, si en el fun,_
se plantea algún tipo de consrrucción en ellas, de
ir precedida de la aprobación del proyecro de un era..
jo de APre de Segunda Fase.
2. De Segunda Fase
Están directamente relacionadas con los proyecro:
obra o de movimienro de tierras, y por supuesto _
se producen en los sirios ya considerados «Zona:; -
Reserva» con planeamiento de protección espec1~
declaración de BIC.
Anees de la aprobación del proyecto, canco en _
EIA como fuera de ella, la entidad inreresada en la o....,..,
ha de contratar a un equipo de Arqueología -vud'.
aparecer la Arqueología Empresarial- para realizar ...::...
serie de estudios destinados a evaluar definitivamd"'
la existencia e importancia de los restos. Se erara _
prospecciones que suelen incluir sondeos, ya que es -
cesaría una eval uación más concreta de sus caracreru
cas, extensión, etc. El trabajo, como siempre, estará
CUADRO 11.7
Ejemplo de APre en un nuevo PGOU
l. El Ayuncamienco responsable comunica a la admillll.
rración de Cultura que va a realizar un nuevo PGOC.
2. C ultura esrablece las condiciones.
3. Se realiza el trabajo arqueológico (financiado por
Ayuncamiento inceresado) de acuerdo con esas condiáir
nes: prospección, descripción y jerarquización de yaa-
mienros y con las propuestas de medidas protectoras.
4. Culrura esrudia este informe, lo corrige o no, y enn.
el resultado al Ayuntamiento para que lo integre en e
PGOU.
5. Culrura realiza una labor de seguimiento para com-
probar que tal integración se efectúa.
l

·-o y condicionado por C ulcura, y su finalidad es
e.e ..:onseguir que el proyecco de obra afecte lo me-
·ible a los rescos arqueológicos, por lo que éstos
;dJ.rán en eres grupos:
-\quellos que, eras los trabajos d e prospección,
- ·1deren de gran relevancia y, por lo canto, dig-
~ >er declarados BIC, Zon as de Reserva y Suelos
-=;idos; si la sociedad considera que la obra pro-
~ no p uede dejar d e hacerse -cosa que conside-
.__ en codos los casos; nuescra sociedad no escá
~ para la reserva, sino para la destrucción-,
c:i -:!Cesario escudiar discincas fo rmas d e integración
Reserva Arqueológica en las zonas verdes o de
~ienco del nuevo barrio que se desea cons-
en los laterales de la nueva obra de vía, o en
os del nuevo edificio, etcétera.
_ -\quellos yacimientos cuya importancia no es tan-
::;:r:;o para impedir la obra, pero respecto a los cuales
:.;:;-:;sidera oportuno proceder a su documentación ar-
.;.gica -es decir, excavación- con el fin de «salvar»,
~. su valor para la historia. En estos casos, los
· de Arqueología Empresarial deberán presentar
'l::i>.!Zar un adecuado proyecto de excavación.
3 -\quellos que no son impo rtantes, y en los que
ca necesaria ni siquiera una documentación pre-
:-~diéndose pasar direccamence a su descrucción.
~po no ha sido co nsiderado hasca ahora po r las
~ administraciones, dándose por supuesto que
CUADRO 11.8
Conclusiones principales respecto a la APre
( 11 ella se inicia una nueva era en la gestión del Pa-
.:;nio arqueológico.
... principio fundamencal es no excavar, no destru ir,
~e una nueva fo rmación en la especialidad arqueo-
~ con gran imporrancia de los sistemas no destruc-
. desarrollo de las metodologías de prospección y de
_.¡Arqueología Preventiva ha de concar en todo mo-
con la administración de Patrimonio Cultural, ya
:ila es el respaldo necesario para todo el proceso.
El Patrimonio arqueológico 1 225
por el solo hecho de ser «arqueológicos» han de ser
excavados/docum encados; sospechamos, sin embar-
go, que en un fucuro próximo esto no podrá seguir
siendo así, sobre codo por el aleo precio que para la
sociedad tienen los trabajos de excavación, precio por
que el que se suele recibir muy poca o nul a informa-
ción histórica. En todo caso, es algo sobre lo que hay
que medicar.
Esros discimos grupos de yacimientos o de áreas
arqueológicas se denominan de distincas formas según
la CCM de la que se crace; por ejemplo, en Madrid
se den ominan, coincidiendo más o menos, zonas A, B
y C, aunque nuestro grupo 3, como acabamos de se-
ñalar, nunca aparece en las normas.
Es evidente que la utilización combinada d e los
dos cipos de procedimienros, de Primera y d e Segun-
da Fase, dará como resul tado no sólo un conocimien-
to bastante exhaustivo -aunque nunca definitivo- del
p otencial arqueológico de nu estros suelos, sino tam-
bién, y sobre codo, una protección d estinada a evitar
o a min imizar los d años que las obras y los m ovi-
mientos de tierra producen en los yacimiento; es de-
cir, el resultado será, realmente, una APre, así como
un notable descenso en el número de excavacion es/ des-
trucciones.
En el cuadro 11.7 puede leerse un ejemplo (ideal)
de APre en un nuevo Plan General de Ordenación Ur-
bana. Y en el cuadro 11.8 las conclusion es que quiero
subrayar respecto a la APre que aquí he explicado .
La Arqueología Urbana
Es una especialidad de la APre que se lleva a cabo en
las ciudades. Su naturaleza, problemas e historia han
sido p erfectam ente expuestos en una completa obra
(Rodríguez Temiño 2004), por lo que me remito a
ella y aquí can sólo quiero subrayar los cuacro aspec-
tos que aparecen en el cuadro 11.9.
De entre ellos, el d e co nseguir que el objetivo de la
investigación sea la propia ciudad en su conjunto re-
sulta m ucho más difícil de lo que se pueda imaginar.
En la mayoría de las ocasiones no existe un «Proyecto
marco» de investigación de historia d e la ciudad , que
sería el que fijaría tanto los planteamientos teóricos
como los sistemas de registro, y lo que ocurre es que
cada solar, excavado por equipos de Arqueología dis-
tintos, ucili.za sus propios sistemas y plamean1iencos
sin tener en cuenca, casi nunca, lo que hace o ha he-
cho el de al lado.
226 I Los tipos de Patrimonio Cultural
Ésta es la razón, o al menos una de ellas, por la que
el conocimiento de la historia de la ciudad no avanza, o
lo hace en una escala muy pequeña, cuando nunca en
nuestras ciudades se ha «excavado arqueológicamente»
canto como ahora. Y también es una de las razones por
las que he de insistir en la necesidad de que descienda
el número de excavaciones, reduciendo, como el propio
Rodríguez Temiño ya apuntó en su obra, el número de
incidencias. Es evidente que dentro de una ciudad es
mucho más difícil que en las wnas rurales, pero no es
imposible y ya hay experiencias diversas al respecto:
desde conseguir que no se excaven plantas para aparca-
mientos a cambio de una altura más, hasta la apertura
al público de los bajos o sótanos de los edificios, como
museos o sitios visitables.
Las compÜcaciones que supone el hecho de tratarse
en la mayoría de los casos de solares que han de ser
construidos, el papel que han de desempeñar las empre-
sas constructoras y la actitud de las administraciones,
tanto la municipal como la autonómica, respecto a
cómo intervenir o dejar de hacerlo y, sobre todo, a
quién ha de pagar la intervención, pueden seguirse en
un reciente artículo de Bermúdez Sánchez (2008).
Por lo que respecta al último de los aspectos que
aparecen en el cuadro 11.9, creo sinceramente que se
trata de algo fundamental y bastante poco trabajado.
Hoy día, cuando nos invade la globalización en for-
ma de edificios idénticos estemos en la parre del
mundo en la que estemos, co nseguir que un conjun-
to urbano posea una personalidad propia -o la siga
CUADRO 11.9
La Arqueología Urbana
- Es una especialidad de la APre que se realiza en las ciu-
dades.
- Su finalidad es el conocimiento de la historia de la
ci udad.
- El objeávo de la investigación es la propia ciudad en su
conjunto, como un solo yacimiento, no uno cada solar.
- Uno de sus principales logros es conseguir que los res-
tos arqueológicos (la historia de la ciudad) sirvan para de-
fi nir o perfilar la personalidad de la ciudad, tomando par-
te acá va en su diseño.
poseyendo, en caso de tenerla ya- es algo por lo qu..
se pagarían fortunas en muchas regiones. En nuesrn.
ciudades, normalmente tan viejas, existen restos a;-
queológicos que nos hablan de los trazados viarios. ~
espacios, de construcciones que so n distintas y pr.r
pias y que, aunque no podamos reconstruirlas ~
tampoco ponerlas en valor -es muy caro y muy d.:-
cil hacerlo en un contexto urbano-, podrían ser'
para inspirar los nuevos diseños de la ciudad.
Así serían ellas mismas y serían distintas. Así mt-
recería la pena vivir en ellas o ir a verlas.
La sociedad frente a los restos
arqueológicos, o (para ~ué sirve la
Arqueología Preventiva.
Como analizaremos en la sección V de este libro, el p_...
rismo «barato» de sol y playa está evolucionando e=
nuestro país hacia un movimiento de personas m-
«culto» -y también más caro y con mayores rené...-
mientos-. En ese cambio, tan necesario, han de C:-
sempeñar un importante papel n uestros sitios narw-..,..
les y culturales. Los muchos programas de «yacimiemr
visitables» que las CCAA están poniendo en funcion;;-
miento demuestran por sí solos lo que estamos cüci=-
do. Ahora bien, ¿qué yacimientos van a poder conn :::-
tirse en visirables, si se han destruido ante el avance c.:
las obras públicas o privadas y los movimientos de Oc
rra? La respuesta a esta pregunta podría ser el pri=
punto, y desde luego el más importante, de los muchc
que hemos de incluir en la «lista de utilidades» de -
moderna APre.
El segundo está directamente conectado con la po-
lítica de investigación científica. Como antes dije, !-
yacimientos arqueológicos son abundantes, pero r.-
infinitos y, desde luego, no todos son iguales desde e:.
punto de vista de su importancia para el conocimie::r
to del pasado. Así, hay regiones en las q ue abundan Ir
restos, por ejemplo, de la época romana, pero no k
neolíticos o los de época árabe. O bien existen territo-
rios en los que la transformación del paisaje en el pasé--
do se conoce de forma intermitente, con lagunas qu
han de ser cubiertas con nuevas investigaciones. ES4.
ejemplos están destinados a demostrar la necesidad e:
cüseñar una serie de políticas de investigación históric.
que tan sólo pueden plantearse y ejecutarse cuanc
existen toda una serie de yacimientos conservados y si:
riesgos, entre los que se puede elegir uno o más por ~
importancia histórica. Hasta ahora, la práctica de ...
«Arqueología de Salvamento» hace que sean las obra,

c:as - y las privadas- las que «mandan» en la inves-
=~·=•m, de forma que ni pueden diseñarse políticas
• das, ni tampoco resulta posible plantear pro-
. a largo plazo, de tipo regional o en redes.
=s evidente que la nueva APre que aquí defende-
:ia de ir acompañada de una fuerte apuesta por la
.s-¡; dlrzacióm>de los bienes arqueológicos, tanto de los
C'-ados como de los excavados. La gente en gene-
r: puede permanecer ajena, como hasta ahora, a la
~ arqueológica y a la importancia económica,
-o sólo histórica, de los restos. Las CCM han co-
-::z::::z:ado a exponer en internet los Informes y las Me-
:.is de las intervenciones, y esto tiene una doble
.c::...-a: por una parte está bien, porque el público pue-
~se de lo que se ha hecho; pero, por otra par-
pobreza de los planteamientos y de los resultados
::mchos de esos documentos demuestran puede
- .a una situación negativa, la de preguntarse si
desfuerzo, si toda la destrucción que significan
ia.:::avaciones «de salvamento», sirve «tan sólo» para
rt>r rodas estas razones, volvemos a insistir en que
a:"".o fu turo de la APre no está sólo en manos de las
-usrraciones de Cultura, sino que muchas otras
:.c::::::z::ici, sobre todo las educativas, como las univer-
están implicadas en él.
ce final: hacia el futuro
libro de Martínez Díaz y mío, de 1996, sobre la
:i del Patrimonio Arqueológico en España, in-
;;;:;..:=.os una última frase que se refería al futuro, el cual
~os en las manos de las nuevas generaciones
~ p. 374) . Son esas generaciones precisamente las
;.aora están trabajando en la gestión de los bienes
lógicos y comprendiendo la necesidad de asu-
mucho que se ha aprendido hasta ahora y el
adelante que es necesario dar en este momento, si
~os realmente que los restos del pasado puedan
- de un futuro. Un futuro protegido y ordenado,
- d que se podrán elaborar proyectos de investiga-
.;irerd iscipljnares y sobre el que se podrán diseñar
,-.,mi,..,,~ de Patrimonio adecuadas y equilibradas.
Durante estos años ha habido muchos cambios, so-
rdo de carácter legal, con la introducción en varias
nuevas normas de las CCM sobre Patrimonio
- =al o Histórico de artículos que ya están recogien-
ugar de la APre, como las de Canarias (art. 59) o el
~ento de Castilla y León de 2007.
-ero quedan aún muchos cambios por proponer y
~. Como resumen de lo que se ha venido ex-
El Patrimonio arqueológico 1 227
plicando en este capítulo, han de centrarse en cuatro
ideas clave:
1. Sustituir la vieja - y presente- idea de que el im-
pacto negativo y destructivo de una obra en un yaci-
miento arq ueológico «Se corrige» excavándolo, por esta
otra: la verdadera corrección del impacto consiste en
modificar la obra para conseguir que ésta no afecte al
bien o lo haga de forma mínjma; y, sobre todo, plani-
ficar el suelo de forma que no existan los impactos o
éstos sean muy escasos y pensados.
2. Trabajar en coordinación las tres administraciones
implicadas -Cultura, Planeamiento y Medio Ambien-
te-, todas ellas con conocimiento de causa y con una
misma finalidad: que la conservación de los yacimientos
sea compatible con un desarrollo equilibrado.
3. Redirigir la Arqueología Empresarial, hasta aho-
ra centrada en las excavaciones «de salvamento» hacia
una labor que consista, fundamentalmente, en las
prospecciones de Primera y de Segunda Fase, en la va-
loración razonada de los yacimientos descubiertos y
en la elaboración de propuestas de Reservas, Cautelas
e Integraciones a las administraciones implicadas.
4. Conseguir - por diferentes caminos, no todos di-
fíciles- que la propia sociedad conozca y acepte el reto
que supone la moderna APre, y de esta forma tome par-
tido por la conservación antes que por la destrucción.
La práctica arqueoló_gica:
dónde se aprende, como se ejerce
Estudiar Arqueología, formarse en esa especialidad,
está convirtiéndose por fin en una posibilidad real en
nuestro país. Esto lo veremos con más detalle en el
capítulo 2 1, en el contexto de las universidades.
Por lo que respecta al ejercicio profesional, debe-
mos recordar que, hoy día, la Arqueología se puede
ejercer desde distintos frentes:
1. Arqueología profesional: grupos de personas
que forman una empresa, o personas individuales da-
das de alta como autó nomas, que se ponen al servicio
de la Arqueología Preventiva - o de Salvamento- pro-
movida por los gobiernos de las CCM. Estas perso-
nas trabajarán de manera «liberal», pudiendo elegir la
fo rma y el fondo de sus contratos, asociándose para
proteger sus derechos, negociando convenios labora-
les y aprobando códigos éticos que garanticen la ido-
neidad de la profesión. Veremos esto último con más
detalle en la sección V de este libro.
228 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Historia
arqueológica
de la Vega
Baja, Toledo
La controvertida y ya muy conocida historia del yaci-
miento arqueológico de la Vega Baja, en Toledo, se ini-
cia en la legislatura municipal 1995-1999, cuando el
Ayuntamiento llega a un acuerdo con el Ministerio de
Defensa para la cesión de los terrenos de la Fábrica de
Armas (Vega Baja) con el fin de albergar uno de los
campus de la Universidad de Castilla-La Mancha. Al
mismo tiempo, el Ayuntamiento, gobernado por el Par-
tido Popular, y la Junta de Comunidades, gobernada
por el Partido Socialista, acuerdan urbanizar el resto
de la Vega Baja, con lo que se da vía libre al proyecto
de construcción de 1.300 viviendas de protección ofi-
cial y un centro comercial.
A partir de esa fecha , la empresa municipal Vega
Baja, responsable de dicho proyecto, empieza a tra-
mitar los permisos necesarios para su ejecución. En
Toledo, ciudad que cuenta con un plan de actuación
especial para su Conjunto Histórico, cualquier pro-
yecto de arquitectura debe incluir un estudio arqueo-
lógico previo a la concesión de la licencia municipal
de obra , al amparo del artículo 21 de la Ley de Patri-
monio Histórico de Castilla-La Mancha. Por este mo-
tivo, en 2001 se ejecutaron, financiados por el promo-
tor de las obras, 242 sondeos arqueológicos, dando
positivo el 95 por 100 de los mismos: se trataba de un
yacimiento de enormes dimensiones, de época visi-
goda.
A pesar de ello, la empresa municipal Vega Baja, a
instancias del Ayuntamiento y con el beneplácito de
la Junta de Comunidades, deciden, años después,
plantear una excavación arqueológica en toda el
área, ahora con un nuevo objetivo: evaluar tanto la
potencia como la importancia y el estado de conser-
vación de los restos, para integrarlos en el proyecto
de urbanización.
En noviembre de 2004 comienza la excavación sis-
temática de todas las parcelas y viales de Vega Baja,
bajo un protocolo de actuación común, diseñado por a
Dirección General de Patrimonio de la Junta de Comi..-
nidades, con el fin de articular la gran cantidad de equ ~
pos que empiezan a trabajar en esa zona. Al depende·
económicamente estos equipos tanto de la empresa
municipal como de promotores privados, se va a pro-
ducir una atomización de las direcciones arqueológ-
cas, sometiendo a los equipos a presiones tanto oe
uno como de otro lado.
La evidente contradicción entre la existencia de L. -
importante yacimiento y la urbanización y construc-
ción de los terrenos comenzó a reflejarse en los me-
dios de comunicación, alimentados por las op i ni o n~
en contra del proyecto de diferentes sectores sociales
como fundaciones, Reales Academias de la Historia
las Artes e, incluso, la UNESCO, que veía cómo ura
de sus ciudades Patrimonio de la Humanidad se do-
blegaba ante la presión del ladrillo. A partir de es:e
momento, se empezó a cuestionar cada decisión qu:
tomaba la Dirección General de Patrimonio de la Jur-
ta de Comunidades sobre el yacimiento y la metodo-
logía empleada, así como a airear las presuntas pre-
siones que los promotores ejercían sobre los equipos
de Arqueología.
En julio de 2006 el proyecto de urbanización fL.E
paralizado por el presidente de la Junta de ComL.·
nidades, una decisión con la que no contaban ni e
Ayuntamiento ni los promotores que habían invertioc
ya en la Vega Baja. Esta paralización supuso el fina
de los trabajos arqueológicos en curso, así como a
indemnización económica o mediante la permuta oe
terrenos, a todas las partes implicadas, por parte o:
la Junta de Comunidades.
En la actualidad, Ayuntamiento y Junta, ahora de
mismo signo, han mostrado empeño en corregir los
errores del pasado y recuperar la unidad perdida er
estos años. Desde 2007 se viene interviniendo en una
de las parcelas del yacimiento con un equipo de
Arqueología supervisado directamente por la Junta de
Comunidades. En un intento de normalizar la situaciór
se está habilitando un museo de sitio en donde pode-
contemplar los materiales aparecidos, se ha organiza-
do una jornada técnica en la que fueron invitados los
equipos que habían participado en las excavaciones )
en octubre de 2008, el yacimiento abrió sus puertas a
público.
No obstante, el futuro de Vega Baja sigue estandc
en el aire. Para empezar, la declaración de Bien de In·

:=·es Cultural, hecha recientemente, no abar-
::a a totalidad del yacimiento y sólo protege
c. '1li1ad de su superficie. En la zona declara-
:.:. Bien de Interés Cultural, la empresa públi-
:c: - oletum Visigodo, sustituta de la empresa
---'!.1cipal Vega Baja, continúa trabajando con
.:. 'ltención de diseñar un mapa de riesgo
::a:a concretar futuras intervenciones urba-
- s:icas, así como la creación de un Parque
--:weológico similar a los que actualmente
:s;; encuentran en funcionamiento repartidos
;r.r Castilla-La Mancha.
Queda mucho camino por recorrer. Falta
=..sañar un proyecto de intervención que re-
=:."Ozca, valore e integre lo realizado hasta
~ "3cha con las futuras excavaciones. Falta
- :;eger, o actuar sobre, los restos excava-
o:s desde 2001 , a la intemperie desde el
_-e 2005. Además, se debe diseñar un plan
.:.: cflfusión sostenido del yacimiento para
....;; a cl udadanía comprenda por fin qué es
- =Je ha pasado o está pasando en Vega
=.aa y cómo el interés principal es la preser-
-:.aoo del Patrimonio arqueológico y no nin-
- otro. Las instituciones han de aclarar
- .-a a ser el futuro de la zona no declara-
3 1C, junto a otras cuestiones: cómo se
e-:sa compaginar la existencia de estos
~os con las necesidades de expansión de
:: .Jdad , el futuro de actuaciones urbanísti-
O!S :>tanteadas en el entorno del Circo Ro-
:io. también BIC y límite oriental de Vega
~.:. que lleva abandonado a su suerte des-
..; a década de los ochenta del pasado si -
- etcétera.
~ que está claro es que seguimos estan-
:::-:e una amplia superficie de terreno con
':::s:o5 arqueológicos, en medio de una ciu-
r:a:: en expansión. La política, la economía y
::-ensa siguen siendo un cóctel explosivo
_:ie Vega Baja no se va a librar tan fácil-
~..:; en los próximos años se verá si, al
-emos comprendido que nuestro futuro
~ por el respeto y la recuperación de
~o pasado.
ARTURO Ru1z TABOADA
Arqueólogo.
El Patrimonio arqueológico 1 229
2. Gestión adntinistrativa del Patrimonio arqueológico:
puestos de la administración pública especializados en las di-
versas áreas de la gestión que se explicaron en la sección Il .
Para el desempeño de estos trabajos existen dos vías de acceso:
bien a través de oposiciones a los C uerpos Generales de la Ad-
ministración, )' una vez en su interior optar a Servicios de AJ:-
queología, o bien concursando cuando la administración sa-
que a concurso plazas con perfiles que interesen. Algunas
CCAA han creado puestos administrativos especializados en
gestión arqueológica; así, las de Castilla-La Manch a, Cataluña,
Castilla y León o Galicia, entre otras. En esta última se trata
de una «escala», la de Arqueólogos, dentro del Cuerpo Facul-
tativo Superior de la Xunta, grupo A. Y, por supuesto, existe el
clásico Cuerpo Facultativo de Conservadores/as de Museos del
que hablaré en el capítulo 17.
3. Docencia e investigación: acceso a los dist intos cuer-
pos de profesorado universitario o de funcionariado del
CSIC , a través de los caminos tradicionales, optando, eso sí,
a los relacionados con la Arqueología.
Además de estos tres frentes, bastante repetidos en las pu-
blicaciones (véase, p. e., Querol y Maránez 1996; Querol
2000b, etc.), la persona con formación arqueológica puede
optar también por constituir empresas de servicios culturales
de todo tipo; de apoyo en exposiciones o en puesta en valor de
sitios; de didáctica para la educación primaria y la ESO; pue-
de postularse para ser arqueóloga/o en un ayuntamiento o en
una empresa de Impacto Ambiental, y un largo etc., que de-
pende, sobre todo, de la imaginación y de las ganas.
Un ejercicio interesante, en el contexto que se está explican-
do, es el de analizar las convocatorias de oposiciones que ai1w1-
cian las CCM para puestos de gestión arqueológica, con el fin,
sobre todo, de comprobar qué tipo de educación/información
se solicita y si está o no conectada con la APre. Como ejemplo
reciente podemos ver la convocatoria de la Comunidad Foral
de Navarra para la provisión de un p uesto de arqueóloga/o al
servicio de la Administración (Resolución 742/2006 de 27 de
marzo, B.O. de N avarra n. 0 44 de 2006). Reúne 103 temas, de
los que al menos ocl10 podríai1 referirse a la APre, aunque esta
expresión no aparece en ningún momento. Destacamos el
tema ocho de la parte N, dedicado a «La conservación del Pa-
trimonio arqueológico in situ en los grandes proyectos cons-
tructivos en medio rural y urbai10», o el 1Oy el 11 de la misma
parte, que contemplan el Patrimonio ai·queológico en las obras,
sus afecciones y sus controles. Se trata, sin duda, de una apro-
ximación importante a lo que nos interesa, y hay que destacar
que, por supuesto, este tipo de temas no aparecían hace una dé-
cada en temarios de origen o finalidad semejante.
En defin itiva, )' com o de costumbre -o tal vez más que
nunca-: el futuro esrá abierto y es esperanzador.
 ESPACIOS URBANOS

EN EL
OCCIDENTE MEDITERRÁNEO
(S. VI-VIII)
 2 El Patrimonio
1
etnológico
:re el ser y el no ser
""'Ología es el estudio d e las culruras; por lo tanto,
Parrimonio etnológico» es lo mismo que decir
monio C ultural». O , con otras palabras, todo el
-ionio C ulrural es o debería ser «etnológico». Así
\·olvemos a encontrarnos aquí en un contexto
ilence y dudoso, que para el mundo académico
-\nrropología o la Etnología es cuestión discutida
-eáda a investigación, pero no lo es canco para las
rustraciones públicas, que lo asumen como las ma-
~ciones tradicionales o populares, materiales e in-
~.ales, y no se plantean más cuestiones, pasando
....cima de los muchos problemas teóricos que con-
' et uso y significado de términos como «tradicio-
·ease a este respecto Carretero 1999, p. 103).
.... que sí podemos decir es que esce cipo de Patri-
o específico es el más «vivo» de todos y que, por
a.·uo, es el más vulnerable, el que se encuentra en
-u,·or peligro de desaparición. Además de esta ca-
'15tica, que lo coloca continuamente al borde de
~rnció n -de hecho, a cada momento desaparece
del Patrimonio etnológico-, hay que añadirle
.:ual idad de difícil comprensión: como está vivo,
na estado hasta hace muy poco, nunca ha dejado
-odificarse, ya que se trata de productos y exp re-
~ culturales y la culrura siempre escá cambiando,
que la pregunta básica sería: ¿qué es lo que hay
:>roceger o documentar como parte d el Patrimo-
Culcural? ¿Ese objeto o esa tradició n como era
como es hoy o como será mañana?
....a d ualidad cambio-continuo/ pel igro de desapari-
- es una característica propia del Patrimonio etnoló-
demro del conjunto de los bienes culturales, com-
- da al menos en cierta medida con el Patrimonio
- ~umencal; pero, por ejemplo, el Patrimonio arqueo-
- ·o que anees vimos ya está fosilizado, dejó de «cam-
biar>>socialmente hace tiempo, por lo que no nos cene-
mos que plancear esce tipo de preguntas. Eso ocurre
también con el Patrimonio bibliográfico, el documen-
tal, el industrial en su mayoría, etcétera.
Esa dualidad supone, as{ mismo, la razón por la que
las personas especialistas en Antropología, grado en el
que se estudia la naturaleza de la cultura, critiquen con
frecuencia las medidas cornadas por las adminiscraciones
compecences y el contenido de los textos legales publica-
dos. La razón es siempre la misma: cualquier norma o
recomendación tiende considerar a los elementos cultu-
rales, ramo materiales como inmateriales, como fijos, in-
móviles e inmutables -como el Patrimonio arqueológi-
co, en definitiva-, mientras que los bienes etnológicos
están vivos o semi-vivos Oo que significa que al menos
existe alguien que guarda memoria de él o de ellos); en
todo caso, se esrán moviendo, están cambiando.
También es característica propia, aunque no úni-
ca, de este tipo de Patrimonio que muchos d e sus bie-
nes no tengan identidad física o material, sino que
consistan en modos de hacer, sonidos, bailes, técnicas
o procedimientos de carácter «tradicional»; son, por lo
canco, «inmateriales». Por esa razón, como veremos en
el p róximo capítulo, la UNESCO denomina a estos
bienes «Patrimonio C ultural Inmacerial», y en nues-
tras normas suelen incluirse como una parte del Patri-
monio etnológico, o, mejor dicho, ~<dentro» del Pa-
trimonio etnológico.
Y ocra cuestión que no podemos dejar de lado es
el uso que la historia occidental d e los últimos siglos
ha hecho de los bienes culturales d e carácter tradicio-
nal o ecnológico, empleándolos como una de las prin-
cipales armas ideológicas de defensa de los nacionalis-
mos, cualquiera que sea la naturaleza de estos últimos.
Y aunque. como veremos mejor en el capítulo 24,
codo el Pacrimonio Cultural o Histórico puede servir
y ha servido. de hecho, para este uso, la cercanía y la
232 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
«vida» propia del Patrimonio etnológico lo ha hecho
mucho más vulnerable.
Las irregularidades termi nológicas en esca ocasión
son dobles. En primer lugar, hay que recordar que para
mucha gente ajena al mundo de la gestión de los bienes
culturales, y por supuesto para personas procedentes del
ámbito de la Antropología, el «Patrimonio Cultural»
es exclusivamente el Patrimonio etnológico o incluso
exclusivamente, Patrimonio inmaterial, como veremos
en el siguiente capítulo; es decir, lo popular y tradicio-
nal, de ninguna manera las catedrales, los cuadros de
Goya o los dólmenes (lo cual constituiría el Patrimonio
Histórico o Artístico, el más clásico y el más «noble>>).
Esta limi tación del concepto de Patrimonio Culrural es
antigua y puede verse incluso en documentos legales
como el que analizábamos, en el capítulo 8, por el que
se introducía en la ESO la posibilidad de una asignatu-
ra optativa titulada «Protección del Patrimon io Cultu-
ral» y que se refería tan sólo a este tipo de bienes.
Otra cuestión es el uso, aparentemente indiscrimi-
nado, de los adjetivos «emográfico» y «etnológicm>,
que para las normas y las ad ministraciones se utilizan
como sinónimos y que para la ciencia antropológica no
lo son. La «Etnología» -como toda palabra con esta ter-
minación- es una ciencia, la que estudia las culturas,
mientras que la «Etnografía» es el conjunto de procedi-
mientos que se utilizan para su estudio. En otras pala-
bras, Etnología es la cien cia y Etnografía es la técnica.
¿Cuál es la expresión, por lo tamo, más adecuada para
hacer referencia a este tipo de Patrimonio? Parece más
razonable utilizar «etnológico», por tratarse de un tér-
mino que abarca lo etnográfico, igual que utilizamos
sin problemas «arqueológico». Para profundizar más
en este cerna, bastante complejo, se recomienda la lec-
tura de Agudo Tarrico 2005.
A todo esto hay que añadirle otro asunto: la profe-
sión antropológica no escá de acuerdo en que realmen-
te sea necesaria una incervención desde la administra-
ción cultural para La «conservación» o documentación
de los bienes emológicos. La «intervención» ha sido el
mecanismo empleado por las normas de todo el siglo XX
para perpetuar -restaurar, rehabilitar- los valores artís-
ticos propios de la burguesía occidental, y también los
regionalismos o nacional ismos creados por esa misma
burguesía, en el siglo XIX, como símbolos de identidad:
lengua, artes populares, fiescas, rituales, etcétera.
En contraposición, este inicio de siglo esrá sirvien-
do para el despegue, gracias sobre codo a la cuestión
del Patrimonio inmaterial, que analizaremos en el
próximo capítulo, de un concepto de Patrimo nio que
ya no está centrado en elementos puramenre materia-
les, sobre todo arquitectónicos, sino que pasa a cons
derar la cultura y los elementos culturales de forrn...
global y dinámica, viva y vivida por los miembros c....
la comunidad; para su comprensión impo rta prime:
la propia sociedad, luego el objeto, la costumbre o -
acción, y a continuación su contexto territorial y tao-
bién el devenir histórico ligado a ese territorio (Piara
Rioja 2005). Veremos este tema con mayor profuna.-
dad en la sección V de este libro.
El Patrimonio etnol6gico en la normativa
española
Este cipo de bienes culturales h a sido recogido pocas \~­
ces por las primeras normas españolas. En el Decte""
Ley de 1926 sobre «la riqueza artística>>, el Patrimon..
etnológico se nombra en relación a lo típico y «pintoro-
CO». Luego, la Ley de 1933 no lo menciona, y sólo \'UO-
ve a aparecer cuando en 1961 se publica un Decrero r
el que se crea el Servicio Nacional de Información aro.
cica, arqueológica y etnológica, dependiente de la D im.
ció n General de Bellas Artes del Ministerio de Edu.....
ción; un Servicio, como vimos en el capítulo '
especialmente encargado de la confección de los im--a:.
tarios y catálogos.
En 1973 se publica un Real Decreto (el 449) segi...::
el cual rodas las consrrucciones conocidas como «hórreo
o «cabazos» de Asturias y Galicia, con una antigüedad c...
más de 100 años, serán consideradas «Patrimonio H;.....
tórico-Artístico» y protegidas: Las personas propietar-
no podrán can1biarlas de lugar, ni realizar obras en o _
sin autorización de Cultura. Esto supone un gran ava::
ce para unos bienes de los que incluso se dudaba su r--
ruraleza de muebles o inmuebles.
El Pacrimonio etnológico o emográfico no volve-:
a aparecer hasta la LPHE, que lo denomina «emogr..
fico», lo que será copiado por la mayoría de las n ·-
mas de las CCM. Esca Ley de 1985 le dedjca todo ...:-
TfruJo, el VI, con dos artículos.
En el are. 46 se define como los bienes muebl.es e •
muebl.esy /,os conocimientos y actividades que son o han ,
expresión rel.evante de la cultura tradicional del pueblo -
pañol en sus aspectos material.es, social.es y espiritual.es.
Si analizamos detenidamente esta definición ,·e:-:
rnos que aparecen en ella los bienes que en el mome::
co actual se denominan «inmateriales» y que aqw
nombran como «conocimientos y actividades»; car;:;
b ién podemos ver esa extraña y difícil cualidad de es
tipo de Patrimonio Cultural, cuya esencia se concre""_
en la expresión «son o han sido». Eso quiere de-.::.

~.mente que se está hablando de unos bienes en
ligro, justo en la frontera del ser o del existir.
• sup uesto, la palabra clave es «tradicional», por-
·raca de esa parte de la culcura, normalmente li-
modos de vida no industrializados, con una
• rabazón religiosa y conservadora, que en el si-
decidió considerarse «tradicional» en el sentido
..ota a las nuevas formas, industriales y capital i-
De acuerdo con esa idea de fondo, el Parrimo-
et: ')lógico aparece como algo propio de los grupos
de las «clases populares», mientras que el otro
'•mio, el monum ental y arquitectónico, se liga
... 1lidad a la vida urbana y a las «clases dirigentes»
Rioja 2005, p. 188).
11. 47 de la LPH E especifica la naturaleza de es-
<:'10. Considera inmuebles aquellas edificaciones e
·ones cuyo modelo constitutivo sea expresión de co-
7/fOSadquiridos, arraigados y transmitidos consue-
.1mente y cuya factura se ajusta, en su conjunto o
zmte, a una clase, tipo o forma arquitectónicas
os mzdicionalmente por las comunidades o grupos
,,_ Es una definición compleja, muy buscada y
da, porque se trata de una idea difícil de ex:pre-
ro en ella también prima, como clave, la palabra
onal».
ego. e ntre los bienes muebles, incluye codos
' objetos que constituyen la manifestación o el
ro de actividades laborales, estiticas y liidicas pro-
.-unlquier grupo humano, arraigadas y transmi-
•zsuetudinariamente.
~e significa esta repetida palabra, «consuetudina-
- ce»? Pues es otra forma de decir «tradicionalmen-
_nque también puede significar «corrientemente»,
'!lente>>o «acosrumbradan1ente>>. Como en ambas
ora palabra aparece detrás de «transmitidas», lo
et realidad quiere decir es que las costun1bres de las
trata son enseñadas de forma cotidiana o fu.miliar,
t"orma reglada.
E. cercer grupo, los bienes que ahora denominamos
·eriales, está constituido por aquellos conocimien-
• ·~widades que procedan de modelos o técnicas uti-
por una determinada comunidad. En este caso la
- ..:ión es menos apropiada, ya que una comunidad
.!'C::r'linada puede utilizar modelos o técnicas que su-
·.m conocimientos n uevos, no tradicionales. En
...LSo, lo «tradicional» es en sí mismo un concepto
.. rible, ya que cabría preguntarse, para empezar,
") ciempo hace falta pa ra que una costumbre cual-
r.o llegue a ser tradicional y, sobre todo, cuánto y
ha cambiado esa «tradición» a lo largo de ese
') .
El Patrimonio e tnológico 1 233
Por lo que ropecra a las figuras de BlC, existe una
en la LPHE. el llamado «Sitio Histórico», cuya defini-
ción, como vimos en el capítulo 5, podría incluir los bie-
nes inmuebles de carácter ernográ6co.
La LPHE deja la puerca ab ierta a sistemas de pro-
tección específicos para este tipo de bienes culturales,
aunque no los desarrolla. H abrá que esperar va ri os
años a que las normas d e las CCAA, algunas de ellas
al menos, comiencen a hacerlo.
Terminología
La actirud de las distintas CCAA respecto al Patrimonio
ecnográfico o ecnológico es muy variada, sobre todo des-
de el punto de visea terminológico (para un análisis en
profundidad , véase el capírulo 3 del libro de Prats 1997,
o bien el artículo de Mingore 2004 o el ya citado de
Agudo Torrico 2005). Para empezar, se utifüan estos dos
adjelivos de fo rma indistinta o sinónima, a menudo
mezclados con el Patrimonio industrial o incluso con el
arqueológico.
Un buen ejemplo es la norma de 1990 de Casrilla-
La Mancha, que dedica el Título Il al «Patrimo nio ar-
queológico y ernográfico», y dentro de este título, el ca-
pítulo 1 se centra en el arqueológico y el capírulo 2 en
el «arqueológico-industrial y ernológico». Decide la in-
coación como BIC de todos los molinos de viento y ro-
das las manifestaciones de arqui tectura popular, como
silos, bombos, ventas y arquitectura negra, con más de
100 años. Luego promete que todo ello se estudiará.
Esta variació n terminológica con creta no se repe-
tirá en ninguna otra norma, pero veremos muchas
otras curiosas uniones.
Así, la Ley gallega, de 1995, une los bienes indus-
criales con los etnográficos, y habla de bienes inmue-
bles de carácter industrial, que son emográflcos y
consti tuyen restos físicos del pasado tecnológico, pro-
ductivo o industrial gallego. Adem ás, siempre que sean
susceptibles de ser estudiados con metod.ología arqueo-
Mgica, les será de aplicación lo dispuesto para el Patri-
monio arqueológico.
Otro caso lo constituyen las fórmulas de inclusión o
consideración del Patrimon io emológico en la Comuni-
dad de Madrid, en cuya norma de 1998 no aparece nin-
gún capículo o rítulo dedicado al Patrimonio etnológi-
co, pero lo incluye, en un artículo específico, junto con
el Patrimonio industrial y dentro del capírulo dedicado
al Parrimonio arqueológico. Canarias, en l999, en otro
arranque de originalidad, dedica el capírulo II al Patri-
monio paleoncológico y ernográfico.
234 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Por su parte, la norma de Castilla y León, de
2002, consagra el Título IV al Patrimonio etnológico
y lingüístico. Otra novedad, aunque esta vez bastan-
te más armoniosa.
Diferente desarrollo
Otra característica del conjunto de normas de las
CCM sobre Patrimonio Cultural o Histórico es la gran
diferencia entre unas y otras en cuanto al desarrollo
dado al Patrimonio emológico. Algunas, como acaba-
mos de ver, no le dedican más que un arrículo; otras, sin
embargo, lo tratan especialmente. Es el caso de Canta-
bria, Canarias, Aragón y Asturias.
La Ley de Cantabria, de 1998, dedica el capítulo
JI al «Patrimonio etnográfico», con 3 largos artículos:
- Art. 96: Sobre el concepto: Espacios, bienes ma-
teriales, conocimientos y actividades expresivos de la cul-
tura y de Los modos de vida que, a través deL tiempo, han
sido y son característicos de las gentes de Cantabria.
- Art. 97: Sobre la definición. Se definen los Espa-
cios de Interés Etnográfico {lugares y su entorno), los
bienes inmuebles (construcciones) y los muebles (obje-
tos). Se incluyen también los bienes ligados a la activi-
dad productiva, tecnológica o industrial de Cantabria
(que no son denominados Patrimonio industrial nj in-
material), y se establece que cuando tengan que ser in-
vestigados con metodología arqueológica se les aplicarán
las normas del Patrimonio arqueológico.
Adem ás, define conocimientos, prácticas y saberes,
transmitidos consuecudinariameme y que forman par-
te del acervo cultural de la región particularmente las
fiestas populares, las manifestaciones folclóricas, la
música tradicional y folk y el vestuario h istórico.
- Art. 98: Sobre los deberes: desarrolla largamente el
deber de protección y conservación por parte de la ad-
ministración, con varias anotaciones interesantes. Así,
por ejemplo, insiste en el especial cuidado necesario
para la conservación de los «artefactos preindustriales»,
y también de los bienes ilustrativos del proceso indus-
trializador, con especial referencia a los medios de trans-
porte; asimismo, se protegerán especialmente las casas
de concejo, escuelas, fuentes, puentes y camillos ...
También es destacable el d esarrollo que le dedica
a este Patrimo nio la norma de las Islas Canarias, de
1999, creando para él un instrumento de invenrario ,
la «Carra etnográfica murucipal». Establece djez apar-
cados para definir su composición: construcciones,
obras de ingeniería, herramientas y objetos, oficios
habilidades, folclore, silbo gomero, juegos y fiesu..
deportes, toponimia y documentación gráfica.
Por lo que respecta a su protección, si se erara de bie-
nes materiales se hará mediante su declaración corr-
BIC; si son inmateriales, mediante su documentación
registro.
Tiene también esta Ley un artículo, el 75, dedicado.
los «Parques Etnográficos», definidos como espacios que.
debido a la existencia de elementos sigillficativos del ~
trimoruo etnográfico inmueble, previamente declarad
BIC, son utilizados para la visita pública, con fines dic!A-
ticos y culturales, en armo1úa con su conservación y ;;..
integración en el entorno.
Por su parce, Aragón, en el mismo año, le da un cn-
tamien to bastante detallado al Patrimonio ecnográfia.
al que dedica, junto con el industrial, el título IV
Para definir estos bienes, los divide en tres apartadO'
a. Los lugares, los inmuebles y las instalaciones ua-
lizados consuetudinariamence en Aragón, cuyas carac-
terísticas arqwtectónicas sean representativas de 1
fo rmas tradicionales.
b. Los bienes muebles que constituyen una maru-
fescación de las tradiciones culturales aragonesas o de
actividades socioeconóm icas tradicionales.
c. Las actividades y conocirojencos que consrituyar
formas relevantes y expresión de la cultura y modos de
vida crarucionales y propios del pueblo aragon és.
También Asturias, en su norma de 2001, dedica lar-
gos y detallados artículos al Patrimoruo etnográfico
D estaca la definición que de él presenta: expresiones re-
levantes de las culturas y formas de vida tradicionales de
las gentes asturianas; lugares con manifes taciones, vincu-
lados a tradiciones populares, construcciones, bien~
muebles e inmuebles ligados a accividades productivas
preindustriales y procoindustriales, a las técnicas de caz.a
y pesca y a las actividades artesanales tradicionales, a co-
nocirillemos y oficios artesanos, mobiliario y ajuar do-
méstico, juegos, deportes, música, fiestas, bailes, refra-
nes, relatos, canciones y poemas.
Luego establece una serie de «principios de protec-
ción», entre los que destaca la necesidad de que la ini-
ciativa forme parte de una acción global dirigida a la
protección del medio, unificándose con la protección
de los espacios naturales y del urbanismo, y con las po-
líticas de desarrollo rural. También es necesario apoyar
la rransm isión a las nuevas generaciones de los conoci-
mientos y las técnicas tradicionales, siempre con respe-
ro y dignidad, teniendo en cuenta las variedades cornac-

"'nales y apoyando la investigación y el conoci-
je la lengua asmriana y de la gallego-asturiana.
- <up uesto, también podemos encontrar Leyes
-monio C ultural o Histórico que no incluyen
....,onio etnológico. Es el caso de la de Catalu-
93 ; pero esa Comunidad, en ese mismo año,
una ley específica titulada «De fomento y
--· Jn de la cultura popular y tradicional y d el
nismo cultural», creando en ella el Centro
-ioció n de la cultura popular y tradicional ca-
e! Consejo de la cultura popular y tradicio-
- ó rgan o consultivo. Se trata de un texto legal
:.:resanre, que enriende p or culwra popular y
'.1al el conjunto de manifestaciones de la me-
la vida colectivas de Cataluña, tanto pasad as
~~ese nres, tanto materi ales como inmateriales.
___ e n ella el Patrimon io etnológico (art. 5),
_;:-,m por los b ienes inmuebles, los muebles y
11 C-S prediales de Calafi (Ferrerías). Foto Archivo
,,,.,.,,onio Histórico del Consell Insular de Menorca.
- .
El Patrimonio etnológico 1 235
los in materiales. Las medidas establecidas se basan en
la protección y el fomen to de todo lo que aún se
mantenga vivo en la comunidad, así como en el estu-
dio y documenración de lo que ya haya desaparecido .
Algo semejante ocurre en las Islas Baleares, en don-
de, además de incluirse este Patrimonio en su norma
de 1998, en un pequeño T ítulo IV específico, existe
otra norma, de 2003, de «C ult ura popular y tradicio-
nal», muy ligada también al concepto de «identidad
cultural» y a su desarrollo. La capacidad de adaptación
de esta cultura popular ha sido muy bien comentada
por M ingote 2004.
Tampoco la d e la Comunidad Valenciana, de 1998,
habla ni del Patrimonio ernológico ni del industrial,
pero sí dedica varios artículos al Patrimonio inmaterial
- lo veremos en el próximo capítulo.
Por lo que respecta a las últimas cuatro normas
aprobadas (La Rioja, Navarra, Murcia y Andalucía)
236 1 Los tipos de Patrimonio Cultural

CUADRO 12.1
Bienes especialmente indicados para formar parte del Patrimonio Etnográfico de La Rioja
(Ley 7/2004, art. 63.2)

a. Los pueblos deshabirados que en el pasado formaron parre del mapa poblacional de La Rioja, o los lugares que con
servan man ifestaciones de significativo interés histórico de la relación tradicional entre el medio fís ico y las comun
dades humanas que los han habirado.
b. Las construccio nes e instalaciones que manifiestan de forma norable las técnicas constructivas, formas y tipos u-..
dicionales de las distintas zonas de La Rioja, en especial, con relació n a la cultura del vino.
c. Las bodegas, construcciones semiexcavadas o cualesquiera otras destinadas a labores vinícolas y agropecuarias.
d. Los lugares vinculados a tradiciones populares, riros y leyendas especialmente significativos, así como las manifo-
taciones de la tradición o ral relacionadas con los mismos.
e. Las herramientas y utensilios empleados en las actividades artesa nales tradicionales, así como los conocim ientos tév
nicos, prácticas profesionales y tradiciones ligadas a los oficios tradicionales.
f. Los elementos representativos del mobiliario y el ajuar doméstico tradicionales, y del vestido y el calzado.
g. Los juegos, los deportes, la música, el folclore, los bailes, las fiestas tradicionales y las conmemoraciones popularo
con sus correspondientes instrumentos, útiles y complemenros.
h. Los relaros, leyendas, canciones, poemas y otras manifestaciones culturales ligadas a la transm isió n oral.
i . Las actividades, creaciones, conocimientos y prácticas tradicionales o consuetudinarias.
j. La toponimia tradicional de términos rústicos y urbanos y las peculiaridades lingülsticas del castellano hablado tt
La Rioja.
k. Las vías pecuarias y caminos pasroriles que son el eje central de la cultura trashumante de La Rioja y Cameros, a.1
como toda la red viaria tradicional y sus construcciones anexas, como puentes, hiros, mojones, ventas y posadas de es-
pecial valor histórico.

hay que destacar la primera, que dedica todo un Títu-
lo, el N, al Patrimonio etnográfico, con una defini-
ción bastante más compleja que en los demás casos y
con varias o riginalidades. U na de ellas es la inclusión
de un listado de 11 tipos de bienes que destacan entre
los que <<pueden integrar» este Patrimonio. Los pode-
mos ver en el cuadro 12.1 .
Además, La Rioja establece, entre las medidas de
protección previstas, la promoción por parte de los po-
deres públicos de estudios completos de la arquitectura
tradicional y su inclusión en los catálogos urbanísticos
municipales. Las mismas entidades locales podrán ex-
propiar estos elementos protegidos cuando se produzca
ruina o abandono, y cederlos a personas físicas o jurídi-
cas, o instituciones, que se comprometan a garantizar la
co nservación de sus valores. Si se tratara de BIC o de
Bienes de Interés Regional - la categoría intermedia de
esta Comunidad-, tal competencia la ejercerá la Con-
sejería de C ultura.
Como última aportación interesante, La Rioja
asume que se promoverán y apoyarán las actuaciones
de cooperación entre los sectores público )' privado
con el fin de crear centros de investigación y musé:'
etnográficos.
Tipos de BIC específicos para
el Patrimonio etnológico
Como ya se anunció en el capítulo 5, la figura de BI
específica para el Patrimonio etnológico fue definida
establecida por la antigua norma andaluza, en 1991, ca.-
el nombre de «Lugar de Interés Etnológico». En aqüe.
momento se defmió como aquelws parajes, espacios, co11.r
trucciones o instal.aciones vinculados a formas de vida, cu -
tura, actividadesy modos de producci6n propios del puebi
andaluz, que merezcan ser preservados por su relevante 1.;-
wr etnológico. En la nueva norma, la de 2007, esta def,..
nición y denominación se repite en el art. 26.
Si volvemos a mirar el cuadro 5.4, recordarem•
que las CCAA que publicaron sus normas en los añ•
siguientes, copiaron casi rodas este concepto asignán-
doles nombres distintos (que podemos ver, junto co
sus definiciones, en el cuadro 12.2).
 El Patrimonio etnológico 1 237

CUADRO 12.2
Denominaciones y definiciones de los BIC inmuebles etnológicos o etnográficos

~
ucía: Lugares de lnrerés Ernológico
((}s parajes, espacios, construcciones o instalaciones vinculados n formns de vida, cultura, actividades y modos de pro-
11 propios del pueblo andnluz, que merezcan ser preservados por su relevante valor etnológico.
uña: Zona de lnrerés Ernológico
.auo de vestigios que pueden incluir intervenciones en el paisaje natural, edificios e instalaciones, que contienen en
o elementos constitutivos del patrimonio etnológico de Cataluiía.
~ Lugar de Inrerés Emográfico
paraje natttral, conjunto de construcciones o instalaciones vinculados a formas de vida, cultura y actividades tm-
1.iles del pueblo gallego.
·d: Lugar de Inrerés Ernográfico
·r.zje natttral susceptible de delimitación espacial o conjunto de construcciones o instalaciones vinculados a formas de
.1dtum, costumbres, acontecimientos históricos y actividades tradicionales significativos del pueblo madrileño o de los
rt!s que, dentro del ámbito territorial de la Comunidad de Madrid, merezcan ser preservados por su interés etnológico.

ria: Lugares de lnrerés Emográfico

. paraje natural, conjunto de construcciones o instalaciones vinculados a formas de vida, culturas y actividades tra-
•1ales. En ocasiones, sólo son los entornos materiales de prácticas y creencias intangibles.
E:...eares: Lugar de Inrerés Ernológico
ro paraje natural con construcciones o instalaciones vinculadas a formas de vida, rnltura y actividades tradiciona-
.' p ueblo de las !!Les Balears que merecen ser preservados por su valor etnológico.
~n: Lugar de lnrerés Ernográfico
.'paraje natural, conjunto de construcciones o instalaciones vinculados a formas de vida, cultura y actividades tra-
11ales del pueblo aragonés, aunque no posean particulares valores estéticos ni históricos propios.
"as: Sirio Ernológico
·r que contiene bienes muebles o inmuebles representativos de Los valores propios de La cultura tradicional o popula1:
Ecremadura: Lugares de Inrerés Ernológico
<'spacios naturales, construcciones o instalaciones industriales vinculados a formas de vida, rnltum y actividades tra-
11ales del pueblo extremeño, tales como antiguos almacenes, fábricas, elementos distintivos como chimeneas, silos,
;res, molinos.
· a y Le6n: Conjunro Emológico
.ye o territorio transformado por la acción humana, así como Los conjuntos de inmuebles, agrupados o dispersos, e ins-
·101zes vinculados 11 formas de vida tradicional.
Rioja: Lugar de Inrerés Ernográfico
.i;e natural, conjunto de construcciones o instalaciones vinculadas a formas de vida, cultura y actividades tradicionales
por su valor de relación entre la naturaleza y Las actividades humanas, expresen características rnlturales de La Rioja.
~a: Paisaje Culrural
.i_¡e natural Lugar de Interés Etnológico, conjunto de construcciones e instalaciones vinculadas a formas de vida, cu!-
.;)' actividades tradicionales del pueblo navarro.
m:rcia: Lugar de lnrerés Ernográfico
:1el paraje natural, conjunto de construcciones o instalaciones vinculada; a formas de vida, cultura y actividades pro-
., de la Región de Murcia.
238 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Recuperación
y difusión del
Caserío lgartubeiti,
del siglo xv1
(Gipuzkoa)
Las subvenciones al mantenimiento de edificios de in-
terés etnográfico, además de no suponer suficiente con-
tribución a la protección patrimonial, favorecen, a la vez
y de forma irreversible, la desaparición de elementos
muchas veces definitorios de la arquitectura tradicional.
En este sentido, la Diputación Foral de Gipuzkoa, con la
intención de evitar esta destrucción de muestras del pa-
sado, creó en 1986 un ambicioso programa para la ...
vestigación, protección, recuperación y difusión de la~
quitectura tradicional juntamente con las muestras de ¿
vida cotidiana que la rodea. Para ello, se planteó la fosr-
lización en el tiempo de ciertos edificios como expone--
tes históricos del Patrimonio arquitectónico.
Ante la imposibilidad física y ética de llevar a ca.oc
este proyecto en un edificio en activo, pues no sería rc-
cional pretender la congelación ambiental y de los ~
dos operativos de un complejo productivo y de hab ;a-
ción como es un caserío, se optó por musealiza-
edificios ya en desuso, para lo cual se planteó su ao-
quisición como fórmula más pragmática.
Con este objeto, se estableció un repertorio de ea.·
cios emblemáticos de los siglos xv1, xvu y xv111, en sus me--
delos rural y urbano, sin olvidar la vivienda obrera, fabr _
pesquera, con la intención de detener su degradación. Sé
comenzó por la recuperación de una vivienda rural del
a la que siguieron en el tiempo un ejemplo de vivierlCé
obrera fabril y otro de vivienda urbana del mismo siglo.
 El Patrimonio etnológico 1 239

::iara ello, se eligió el Caserío lgartubeiti, pues en él
~an ciertas circunstancias que lo convertían en
_-e de los elementos más interesantes para ser con-
i;e-mdo y transmitido a las generaciones futuras, en-
-: as que pueden citarse la siguientes:
- 3 edificio básicamente constaba de una construc-
croncal del xv1, construida totalmente en madera y
ii:""'::Xiada en el xv11, por razones de bondad económica
~ ucció n del maíz en la alimentación.
- 3 caserío conservaba casi completa la estructura de
-a:iera original y una cantidad importante de evidencias
;a: 5tl prensa original de viga para la obtención de sidra.
- Corría en su momento un peligro inminente de de-
;z;arición.
- Vada la fragilidad del objeto, se planteó un proyecto
;¿ ~ción debidamente estructurado, cumpliendo una
-oortante premisa: la dirección de obra no residiría,
::::rio suele ser habitual, en un arquitecto exclusivamen-
sno que la ostentaría la promoción, es decir, la Dipu-
tiODrl a través del Servicio de Patrimonio Cultural y un
10.llDO multidisciplinar compuesto por personas expertas
:r arqueología, historia, museología y arquitectura, en
.:;¡¿ldad de condiciones frente a la toma de decisiones.
:>ara la redacción de dicho proyecto se planteó una serie
.;¡:. ..., nimos estructurados en las siguientes fases:
denciada la teoría de la pervivencia de los usos de un
mismo solar a lo largo del tiempo. Se trata de un impor-
tante avance para la interpretación del tipo de hábitat en
el País Vasco en la Edad Media.
Quizá el aspecto de mayor interés y singularidad del
Caserío era la prensa de sidra que en el siglo xv1era co-
mún en los caseríos de la Comunidad, sobre todo en Gi-
puzkoa y Bizkaia. Se trataba de una prensa de viga mó-
vil de tradición romana, de hasta una decena de metros
de longitud, emplazada en la primera planta y encajada
de tal forma que su estructura sustentante soportaba a
la vez la cubierta del caserío. Un gran eje vertical, tam-
bién de madera, transmitía el movimiento desde la plan-
ta baja. La simbiosis de la prensa y el edificio era tal que
si quitásemos la prensa este último se derrumbaría.
Este ejemplo de casa-máquina constituye el único caso
conocido en el mundo.
Ante tantos testimonios genuinos de los albores de
la arquitectura rural, se estimó necesario que gozasen
de una presencia ambiental, rodeados de factores en
principio triviales, como las texturas, color, olor, luz,
etc. Por ello no era coherente distorsionar este ambien-
te con la instalación de una tecnología de difusión, por
lo que se optó por la creación de un Centro de Inter-
pretación externo al edificio.
Las fases más importantes en la restauración del
edificio fueron :

- Estudio documental sobre la biografía y los

C'.'0005 de vida de los/las habitantes del case-
~ {lesde su construcción hasta nuestros días.
- Compilación previa de los escasos restos de
;::::osas de viga del País Vasco· e investigación
:e ienómeno.
- Excavación arqueológica del interior del
:;:serio y alrededores.
- Lectura de alzados murarios y estructura-
=s del edificio.

_a intervención arqueológica previa había de-

ax> al descubierto, en el eje de crujía del case-
c. un espacio gótico de habitación denominado
tndo de cabaña», desconocido hasta el mo-
--ento en Gipuzkoa. Aunque desde hace años
se ~enía la sospecha de que muchos caseríos
-edievales debían estar bajo los edificios actua-
es. no se había podido probar esta hipótesis
<:Sta el momento. Con este hallazgo queda evi-
240 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
- Previamente al desmontado de la estructura, se
procedió al siglado de las piezas de madera del edifi-
cio para su correcta reconstrucción.
- Desmontaje de la estructura del edificio; registro e
investigación de los detalles constructivos y del orden
de construcción inicial del mismo.
- Reconstrucción, restauración de los elementos en
mal estado de la estructura.
- Recreación de los detalles constructivos desapa-
recidos de los siglos xv1 y xv11, no buscando una inter-
vención mimética, sino intentando favorecer la futura
interpretación y siendo coherentes con las últimas ten-
dencias sobre la intervención en el Patrimonio cons-
tru ido.
-Construcción de un Centro de Interpretación para
la difusión de la información.
El objetivo de la difusión es proponer un acerca-
miento a la historia y evolución de los caseríos vascos
y a los modos de vida de las gentes que los habitaror>.
utilizando como recursos el propio Caserío lgartuber.
y el Centro de Interpretación de 600m2 que se ha cons-
truido al efecto.
En el propio caserío se están dinamizando actuacicr
nes diversas en torno a la vida cotidiana de la época
en las que se personifican auténticos personajes que
vivieron en el mismo ataviados a la usanza, que inte-
ractúan con el público en faenas hogareñas de la épo-
ca. Entre ellas, está teniendo un importante reconoci-
miento la semana dedicada al presado de 2.000 Kg de
manzana para la obtención de sidra, en la que intervie-
nen personas vinculadas a faenas similares en otros
lugares como Navarra. La afluencia para este acto
atrae a 2.000 de las 7.000 personas que se registrar>
como visitantes, a lo largo del año.
MANU IZAGUIRRE
Técnico de Cultura. Diputación Foral de Gipuzkoa.
 El Patrimonio etnológico 1 241

Lo.> excepciones son la Comunidad Valenciana, que
hemos visco no incluye este tipo de Patrimonio
·10rma, y la de Asturias, para la que, dentro del
categoría denominado Conjunto Histórico, el
emos estudiado en el capítulo 1O, incluye /.os lu-
pa rajes de interés etnogrdfico derivado de la rela-
-..u/icionaf entre el medio natural y la poblacwn ....
: que señalar que, e n ocasiones, las fig uras o ti-
i.:.c BIC inmuebles definidos por las normas de las
"\ incl uyen el adjetivo «tradicional» entre los
~ valo res que puede tener un monumento, o
'l1u nro, o incluso un paisaje, para ser declarado.
o..1emás de esta figura, tipo o catego ría de BIC,
.J.S no rmas incluyen oua para los bienes inmate-
a.nalizaremos este caso en el siguiente cap ítu lo.
r supuesto, no debemos olvidar que la LPHE de-
Jllo de sus cipos de BIC, el «Sitio Histórico», in-
..,do la posibilidad de que estuviera vi nculado a las
·-iones populares» (art. 15; véase cuadro 5.3), de
que tanto esta Ley general como las de las
·-..:'\ que utilizan esca denominación declaran con
~ bienes inmuebles emológicos; pero no se trata
· tipo específico para ellos y por esa razón no los
'lSiderado aquí.
_., ninguna de las leyes se establecen condiciones es-
-:c::.;..es para la protección de estos tipos de BIC, que se-
-arados exactamente igual, al menos en principio,
restantes inmuebles. Eso sf, como ya vimos en el
~o 10, hay muchos mecanismos de pro tecció n que
can a los Conjuntos Históricos e incluso a los Mo-
enros, Jardines y Zonas Arqueológicas, pero apenas
hemos enconrrado ninguna alusión, en esros contextos,
a los inmuebles de carácter emológico. Una excepción es
la norma de La Rioja, que incluye una Disposición tran-
sitoria con una duración de 10 años desde la publica-
ción de la Ley, que se aprobó en el año 200 1, por lo que
no le queda mucho. En ella se establece una protección
preventiva de determinados bienes que, genéricamente,
pasarán a ser considerados «de interés regional», la cate-
goría intermedia de esca Comunidad. El criterio para la
selección de estos bienes es el cronológico y, como po-
demos ver en la lista que aparece en el cuadro 12.3, mu-
chos de ellos son de carácter etnográfico.
La realidad de la protección
del Patrimonio etnológico
La toma d e conciencia del peligro inminen te en el
que se encuentran prácticamente todas las mani fes ta-
cio nes, materiales e inmateriales, d e este Patrimo nio
específico ha sido evidenciada en varias ocasiones.
D estacamos el capítulo dedicado al Patrimo nio ar-
queológico y etnológico d el libro editado por Legui-
na y Baquedano , en el año 2000, en cuya redacció n
colaboraro n casi cincuenta especialistas reunidas/os
por el PSOE de Madrid. En él se realiza un lúcido
análisis d e las razones, fundamentalmente políticas y
económicas, destacando el ingreso de España en la
UE, que han acabado de transformar a los grupos
«rradicionales»: «Las indemnizaciones por reducció n
d e la cabafia ganadera se han traducido en el abando-

CUADRO 12.3
Disposición transitoria segunda de la Ley de La Rioja:
dcclaración preventiva, como .,Bienes de Interés Regional.., durante 1O afios desde la aprobación de la Ley,
de los siguientes bienes, con independencia de su cicularidad y su estado de conservación

..,¡s edificaciones, construcciones y, en general, los inmuebles con más de doscientos años de antigüedad .
..as iglesias, ermi tas y cementerios, construidos con más de cien ro cincuenta años de antigüedad.
c. "7"eacros, mercados, plazas de toros, fuentes y lavaderos representativos de los usos para los que fueron edificados,
más de 100 años de antigüedad.
Las consuucciones tradicionales rurales, los conjuntos de abrigos de pasrores y ganado con cubierta de piedra y
puentes, molinos, ingen ios hidráulicos de carácter cradicional, y obras singulares de infraescrucrura, ingeniería y
..meccura, con más de doscientos años de antigüedad.
c. Bodegas de vino con más de cien años de antigüedad.
E ..os muebles de carácter ecnológico, arcíscico, musical o representativos de la forma de vida o de producción singu-
- de la población de la Comunidad Autónoma de La Rioja, que cuenten con más de doscientos años de ancigüedad.
242 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
no de ésta y de otras actividades tradicionales deriva-
das de ella. De manera vertigi nosa, todo lo que rodea-
ba al agricultor, al ganad ero, al pescador, se ha visto
reducido a la situación de endemismo científico» (op.
cit. p. 65).
Muchos otros trabajos llaman la atención sobre el
grado d e d esconocimien to que se tiene d e lo que se
está destruyendo, que en breve plazo tendrá que ser
estudiado con metodología arqueológica si se quiere
documentar (Agudo Torrico 1999, p. 186).
En Andalucía existe ya u n buen número d e bienes
etnológicos inventariados y d eclarados, sobre codo de
carácter arquitectónico, como «Lugares de Interés Et-
nológico»: la Huerta Noble d e la Redondela, en
H uelva; las C hancas de Conil y Barbare; la Factoría
de Matagorda de Puerto Real, Cádiz; la fábrica d e vi-
drio d e la Trinidad y los Corrales de la Encarnación y
Jimios en Sevilla; la Huerta de Pegalajar y la fábrica
de Harinas d e Fuerte del Rey en Jaén ... Más 145 ele-
mentos relacionados con la cultura del agua y 63 con
la del viento (Plata y Rioja 2005, p. 193).
Según estas mismas autoras, en la actualidad se están
realizando en Andalucía in ventarios de Patrimonio
etnológico en casi rodas las p rovincias, impulsados
por especialistas contratadas/os en las Delegaciones Pro-
vi nciales. D estacan el d e bodegas de Cádiz y Huelva,
molinos mareales del litoral, danzas rituales de Huel-
va, norias, aceñas y molinos del Guadalquivir y el
G uadajoz, así como caserías de Olivar de Montoso,
en Córdoba, ermitas y hornacinas del Valle del Río
Almanzora y actividades relacionad as con la pesca de
Levante en Almería, haciendas en Sevilla, etc. (op. cit.
p. 194).
En la Comunidad Valenciana, el último añadido a
la Ley de Patrimonio C ultural, publicado en el año
2007, incluía una Disposición Adicional por la que una
serie de bienes genéricos pasaban a ser considerados «de
interés regional», una categoría intermedia de protec-
ción utilizada por esta Comunidad. En ese listado se in-
cluían algunos bienes de carácter etnológico, como los
molinos de viento (unos 40 en la región), las barracas
de la Huerta (unas 20) o los pozos de nieve (que son
casi 500). Evidentemente, se traca de una Disposición
que está resultando de utilidad para la protección de es-
tos bienes, algunos de ellos, como los pozos de nieve, si-
tuados en lugares de difícil acceso y más difícil tutela.
Son también de gran interés las iniciativas de protec-
ción del Patrimonio etnológico llevadas a cabo, desde
principios de los años ochenta del siglo pasado, en la
Comunidad catalana. En un sugestivo artículo de Calvo
Calvo (2003) pueden verse con cierto detalle.
El conocimiento de las cantidades de BIC dec_
dos de carácter etnológico queda restringido por -
razón terminológica: en los Índices del M inisteri..,
Cultura se utilizan las categorías de BIC de la LP:-..:.
en la que no figuraba ninguna con el término «em
gico» o ~<etnográfico» en su título. Es muy probable_
los BlC inmuebles declarados por las CCAA como
nológicos» o «etnográficos» se hayan asimilado al -
«Sitio Histórico», que, como hemos visco en su de:-
ción (capítulo 5), incluye la expresión «tradiciones -
pulares». En todo caso, en el Anuario de 2007, can
un 1,4 por 100 de los BIC inmuebles son «Sitios i--:
tóricos», con una cifra que alcanza los 222 y que apc.
va creciendo durante los años considerados.
Su distribución por CCAA es tan irregular -el ~
Vasco no tiene ninguno, lo que significa can sólo ... .r:
la tipología de la AGE no le sirve, o bien que no se~ ~
munica con ella- q ue la Comunidad de La Rio1~
más pequeña, es la que más tiene (4 1) junco con
narias, con el mismo número que Aragón con 22 -
el resto, los números son realmente demasiado b-.
como para ser verídicos.
Entre el aprecio y el desprecio
Si realizamos un breve paseo por las páginas web
muchos ayuntamientos, nos encontraremos con la
presa de que el Patrimonio etnológico aparece; o, al r
nos, aparece la Etnografía, a veces en los listados de... -
ciaciones culturales dedicadas al folclore, la música '
dan zas tradicionales - por ejemplo, en el Ayuncamic-
de Vigo hay nada menos que diecisiete de este cip- -
otras veces bajo las fórmulas de programas de di~ -
de apoyo a trabajos de recuperación o de elogio ~
algún personaje local aficionado a cales temas.
Más excepcionalmente, el Patrimonio emol<>r
se trata en las d iputaciones, como en la de Salaman...-
en la que desde hace pocos años se otorga el Prer:-
«Ángel Carril» para trabajos de tema etnográfico.
sos especiales son las tres provincias o territorios lru- -
ricos del País Vasco, que asumieron competencias •
la gestión del Patrimonio C ultural hace años -lo ,.e--
mos e_n el capítulo 16- y en las que existen, en c...:o:
una, Areas de Etnografía dentro del Servicio de Pa::-
monio C ul tu ral. Así, por ejemplo, las fu nciones de
de Bizkaia pueden verse en el cuad ro 12.4.
Todo esto y muchas iniciativas más, que aqu1 -
expongo, nos podría indicar la existencia de u n me
miento popular, de una acción decidida hacia la p;-
cección de este Patri monio, pero no debemos dejar:'
 El Patrimonio etnológico 1 243

CUADRO 12."l
El Área de Etnografía del Servicio de Patrimonio Histórico tiene la competencia en materia
de conservación, mejora e investigación del Pacrimonio Culcural, contribuyendo al conocimienco
~teninüento de los bienes materiales e inmateriales en que se manifiesta la cultura cradicional de Bizkaia

aes
- "..>csorar a paniculares, asociaciones e instituciones sobre el Patrimo nio Culcural de Bizka ia.
-ecopilar, catalogar y esrudiar tradiciones, oficios, fiestas y ocras manifesracio nes culcurales.
- "'-:oreger, conservar y difundir los objecos, edificios, parajes, conocimiencos, cradiciones y formas de vida que for-
~ parre del pacrimonio culcural vizcaíno.
~armar de planes urbanísticos, obras de infraescrucmras y rehabilitaciones que afecten al patrimonio etnográfico.
- ..iblicar las invescigaciones arqueológicas y etnográficas a rravés de la Revisca Kobie o realizando exposiciones y
.Jos de conferencias.
- Colaborar con el Museo Vasco-Euskal Museoa.

~ por las apariencias. En su mayoría, esos mo-
.ros, asociaciones e iniciativas están conectados
.;;.s ñestas populares, los bailes y la música, es de-
, elementos inmateriales de cuya gestión rraca-
en el siguience capítulo. Por lo que respecta al
-¡onio e rnográfico material, la situación es muy
-:a: de forma general, la ciudadanía no quiere se-
•Íendo en chozas, ni ir a por agua a la fuente, ni
i r el campo con azada ... Lo cual es coralmente
Por eso, no quiero acabar este cap ítulo sin in-
&! público lector a medirar acerca de una cuestión
;.a ~· co ntradictoria, sobre la que muchas oa as
:ias ya han llamado la atención (véase, p.e., Agu-
- rrico 2005, p. 208). Es algo que afecta mucho al
.;:ionio etnológico, canco en su versión material
nmacerial, y le afecta sobre codo porque produ-
::cto estupo r entre las personas que trabajamos «a
~o», es decir, que pretendemos proteger el Patri-
:.;o C ultural por en cima de cualquier oposición . . .
_so socia l. ¿Incluso social? ¿Cómo vamos a prote-
J l elemento que la propia sociedad que lo vive o
~ - \ivido hasra hace poco desprecia?
~, mi caso particular, tuve la ocasión de vivir una
::oi:·:u~ncia con una señora de edad, en un pueblo de la
- portuguesa. Yo estaba fotografiando una fuente
=:c...""Jonal amenazada por la conscrucción de un edifi-
~-on la idea de llamar la atenció n sobre el hech o a la
iL..=.aiscració n de Cultura. Esca señora me saludó y me
:.lmÓ qué hada. Le respondí sobre mi intención de
·::ger aquella fuente como parce importante del pa-
del pueblo. Ella me respondió : «¿Importante? No
\-miendo a por agua a esca fuente mi madre se fas-
la espald a ... Si q uiere ver y fotografiar algo impor-
- -~. le ense ño la grifería nueva que han puesto en mi
cocina. Eso sí que es gloria bendira, que se abre y sale
coda el agua que quiero ... ».
¿Qué esraba yo haciendo allí? Nunca me he senti-
do más «al ocro lado» y más incoherente en mi aabajo.
¿No dicen las normas y he reperid o mil veces yo mis-
ma que el Parrimonio C ultural lo es ran sólo porque
la sociedad así lo q uiere? ¿Quién era «la sociedad», yo
con mis urópicas intenciones, o aquella señora, la es-
palda dolorida d e su madre, su experiencia y su ado-
ración por los grifos?
Entre las in iciativas admin istrativas actuales para
la prorección de estos bienes etnológicos, hay much as
relacio nadas con su «valorizació n•>, con las acciones
desti nadas a que las propias comunidades que viven
esas tradicio nes o las han vivido hasta hace poco, las
aprecien y, por lo ranco, trabajen para conservarlas.
Pero cuando esos objeros y esos modos de hacer supo-
nen una vida esforzada, incluso una verdadera esclavi-
rud o tortura para los grupos sociales cuya obligación
consistía en eso -precisamente, en el caso de las mu-
jeres, ir a por agua a la fuente-, la intención devalo-
rización, más que difícil, nos puede llegar a parecer
inútil. Tal vez, si se co nsigue d e algún modo que el ru-
rismo se interese por la visita a esros lugares y se co n-
viertan así en una esperanza económica, algo pueda
mejorar. Pero ya no será lo mismo, evidentemente.
Quedan aquí escas palabras que invi ran a la refle-
xión.
Dónde se aprende, cómo se ejerce
Por lo que respecta a la enseñanza, existen algunas
un iversidades en las que hay m arerias de «Etno logía»,
244 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
ligadas al área de conocimiento de Prehistoria, en otro
alarde de consecuencias históricas poco comprensibles
en el momento actual.
Pero como es lógico y ya se ha explicado, el grado
o licenciatura donde hay que aprender Patrimonio et-
nológico, tanto en sus aspectos materiales como inma-
teriales -en realidad, los dos juntos-, es el de Antropo-
logía. En nuestras universidades públicas, hasta ahora,
no existía como licenciatura independiente, sino como
un segundo ciclo. En el momento actual, muchas uni-
versidades han convenido ya este segundo ciclo en gra-
do, con 4 años de duración. Es el caso, por ejemplo, de
la Universidad Autónoma de Barcelona, en la que se
denomina «Grado en Antropología social y cultural».
La revisión de las asignaturas de las que consta nos de-
muestra que no existe ninguna que se dedique a la en-
señanza de los mecanismos de gestión del Patrimonio
etnológico, pero siempre es posible que en el temario
de algunas materias estos temas se ofrezcan. Por su par-
re, la UCM, con un grado de idéntico título, ofrece
una asignatura titulada «Antropología patrimonial», en
la que parecen posibles... muchas cosas. Lo curioso es
que hasta ahora, en las ya casi antiguas licenciaturas,
esto sí ocurría en muchos casos. Algunos ejemplos son:
- La UCM: en la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociología se ha venido impartiendo un segundo ciclo
titulado «Antropología Social y Cultural» en el que se
incluía una materia optativa, de 5 créditos, llamada
«Patrimonio Cultural».
- La Universidad de Sevilla: la optativa se deno-
mina «Patrimonio etnológico y museología».
- La Universidad Miguel Hernández de Elche: su
optativa se denominaba «Patrimonio Cultural y Mu-
seología».
- La Universidad de Extremadura, en su Campus
de Cáceres, tenía una optativa titulada «Patrimonio
antropológico y Museología».
- La Universidad Rovira i Virgili de Tarragona:
en este caso la asignatura se denominaba «Patrimonio
etnológico y nueva museología».
Por otro lado, hay que subrayar el hecho de que las
modificaciones que está sufriendo en el momento ac-
tual el propio concepto de Patrimonio Cultural, al in-
cluir claramente en él tanto los bienes inmateriales
(véase capítulo 4) como los grandes espacios o «Paisa-
jes Culturales» (véase capítulo 9), afectan muy de cer-
ca a la especialidad científica de la Antropología. En
palabras de Palenzuela (2000, pp. 88-89), el objeto de
estudio de la Antropología social es «la cultura en su
doble realidad material e ideacional ... entendida como
conjunto de técnicas, conocimientos, saberes, valores,
representaciones, símbolos, micos y ritos acumulados y
transmitidos por un grupo humano a través de un pro-
ceso histórico compartido normalmente sobre un mis-
mo territorio». Y todo eso se lleva a cabo en un marco
espacial concreto, una parte o porción de la naturaleza
que ahora llamamos «Paisaje Cultural».
En todo caso, en muchas ocasiones se ha dejado oír
la voz de que la enseñanza que las universidades impar-
ten sobre Antropología está encaminada a la propia
docencia y a la investigación, pero no hacia la gestión
de los bienes etnológicos materiales o inmateriales (p. e..
Cifuentes y López Gómez 2002), opinión que podría
seguir vigente si nos fijamos en el contenido de algu-
nos nuevos grados, como el que antes se comentó de la
Autónoma de Barcelona. También se ha señalado que
las personas con formación antropológica están poco
interesadas en trabajar en temas relacionados con el Pa-
trimonio Cultural (p. e., Prats 1997, pp. 96-97) . Evi-
dentemente, pueden tener razón, pero hay que recor-
dar que eso mismo ocurre en muchas otras disciplinas:
Arqueología o Arquitectura podrían ser dos buenos
ejemplos.
Como antes se dijo, en un futuro próximo esta si-
tuación ha de cambiar. Así es que hay que tener espe-
ranza: el esfuerzo, el trabajo y la experiencia de tantas
personas como estamos metidas en estos proyectos
habrá de dar sus frutos, tarde o temprano.
La proliferación de cursos de postgrado, de la que
he hablado en otras ocasiones, afecta también, por su-
puesto, a la enseñanza de la Antropología. Como es
habitual, si te interesa esta opción especializada, has
de informarte a fondo antes de seleccionarla, así como
tener bien claras tus preferencias. Así, por ejemplo,
existe en la Universidad pontificia de Salamanca un
máster o experto en Antropología social y Patrimonio
Cultural. El título es muy atractivo, pero solicitando
información más detallada se observa que los dos iti-
nerarios que ofrece son «Antropología y Religión» y
«Patrimonio Cultural de la Iglesia».
En el mundo de la investigación, el CSIC, cuya es-
tructura y especialidades se analizarán en el capítulo
21, tiene un «Instituto de la Lengua Española» en el
que trabajan personas con especialidades antropológi-
cas, y que edita, desde los años cuarenta, la Revista de
dialectología y Tradiciones Populares, que va por el nú-
mero 63. Pero en sus índices no he encontrado nin-
gún artículo que incluya la palabra «Patrimonio».
De acuerdo con codo esto, es fácil comprender
por qué trabajar con el Patrimonio etnológico en

cualquiera de sus aspectos de investigación o de ges-
tión no es fácil. Para empezar, apenas existen, como
hemos visto en los apartados anteriores, cuadros ad-
ministrativos especializados en estos bienes -junto
con los inmateriales, por supuesto-. La mayoría de
.as veces se trata de una «coletilla» afiadida a las ini-
ciativas de inventario, protección, etc., del Patrimonio
arqueológico, suponiendo que las personas con for-
mació n arqueológica - que ya de por sí es bien escasa,
al menos hasta ahora- gozarán también de los cono-
cimientos ap ropiados para ocuparse de la gestión de
los bienes etnológicos. La ausencia de personas con
fo rmación antropológica entre los grupos que gestio-
nan o incluso que intervienen en el Patrimonio etno-
lógico es, cuanto menos, sorprendente. Es evidente
que a la hora d e definir qué es realmente este tipo de
Pacrimonio y, sobre todo, cuáles son sus mecanismos
de gestión, su papel parecería imprescindible; a este
respecto, para reflexionar sobre cuáles pueden ser los
trabajos que una persona ha d e realizar en la gestión
de los bienes etnológicos, es conveniente leer la obra
de Plata (1999).
La única CCAA que ha creado una carrera admi-
nistrativa especializada en Patrimonio etnológico es
Andalucía. En efecto, en el Cuerpo Superior Facul-
tativo se creó en 1990 la opción Conservadores/as
del Patrimonio Histórico, a su vez dividida en cinco
especialidades o subopcion es: Patrimonio arqueoló-
gico, Patrimonio arquitectónico, Restauración de Bie-
El Patrimonio etnológico 1 245
nes Muebles, Patrimonio artístico y Patrimonio et-
nográfico. Aunque muchos de los temas y ejercicios
son comunes, es precisamente ahí donde alguien con
esca formación y esta vocación tiene la oportunidad
no sólo de luci r sus conocimientos, sino también de
abrirse la puerta hacia un trabajo profesional especia-
lizado.
Por supuesto, también hay CCAA que, sin haber
creado Cuerpos específicos o carreras administrativas
especializadas, cuentan con personal técnico en Etno-
logía, normalmente con contratos laborales o incluso
como funcionariado en Cuerpos Generales. Es el caso,
por ejemplo, de la Comunidad Valencian a, que fue la
primera en contratar a una de escas personas, en el afio
1988; en 1992 se doró de una segunda plaza.
Es evidente, por lo canto, que el número de plazas
cubiertas en la especialidad de Patrimonio etnológico
material o inmaterial es muy bajo, pero el futuro está
abierto, ya que los trabajos específicos que se pueden
realizar son muchos, variados e interesan tes: los mis-
mos que componen la gestión de cualquier otro cipo
de Patrimonio, pero dentro de la especialidad de la Et-
nología, en la que, desde para realizar un informe so-
bre un proyecto de intervención en un bien, hasta
para hacer el seguimiento de los planes anuales de in-
vestigación, pasando por la redacción de las fichas de
inventario o la coordinació n de la Comisión de Etno-
logía, es necesario un conocimiento específico sobre la
materia (Plata y Rioja 2002, p. 48).
Cortijo de Casa Viñas de Santa Isabel,
jerez de la Frontera (Cádiz). Fondo gráfico /APH
 13 1 El Patrimonio
Cultural inmaterial
., , ~
...:itro ducc10n: ¿que esr
Lo que ahora denominamos ya· con cierta soltura
.:rimonio inmaterial es en realidad la aportación a
~-! tema del siglo XXI. Cualquier persona con forma-
n antropológica diría que siempre ha estado ahí y
...e nunca ha dejado de formar parte del Patrimonio
~cural y sobre todo del etnológico, el que acabamos
wr en el capítulo anterior, pero lo cierto es que la
....: pción por parte de la UNESCO, en el año 2003,
..:r :.a «Convención para la Salvaguarda del Patrimonio
-.'.cural Inmaterial», y la posterior firma oficial de Es-
.&."la en el 2006, además, por supuesto, de su aparen-
- originalidad, lo ha colocado en primera línea.
Como fácilmente puede imaginarse, el Patrimonio
-...:naterial está formado por la parce no física de las
r-&iiciones d e los pueblos: expresiones culturales
-:no los idiomas, la música, ceremonias, ritos, fiestas,
-...J.Deras d e hacer, actitudes de socialización, tradicio-
-.cs orales y un largo etcétera.
Por lo tanto, no son los vestidos tradicionales,
-o la forma de hacerlos y la manera de ponérselos .. .
~,to con ellos).
~o son las cedmicas populares, sino el proceso
~-nico que da lugar a ellas . .. (j unto con ellas) .
~o son las campanas ni el campanario ni la iglesia,
-.o el sonido que emiten cuando se tañen y lo que
püfica ese sonido para el pueblo que lo conoce ...
-Ilto con las campan as, el campanario y la iglesia;
~isamente a este tema se dedica uno de los recua-
..:..-os que acompañan a este capítulo (recuadro 24).
Lo primero que llama la atención del Patrimonio
:...-:naterial es la dificultad en contestar a las preguntas:
~orno se protege?, ¿cómo se conserva? Se trata de tra-
..:;.;:iones no físicas ligadas a determinadas maneras de
i r, y no hay nada que cambie más, hoy día, que las
o:::aneras de vivir, sobre todo cuando son tradicionales,
antiguas, y todavía no han sucumbido al capitalismo
o desarrollismo que nos caracteriza hace décadas ...
pero están a punto de hacerlo. ¿Quién reconoce hoy el
significado de determinado toque de campanas si te-
nemos la TV o los móviles para enterarnos enseguida
de lo que pasa?
¿Es que acaso van a obligar las administraciones a
las gentes de los pueblos a seguir comunicándose de esa
manera? Las dificultades inherentes a la protección de
este Patrimonio inmaterial han sido tratadas en diver-
sos artículos desde hace años, en realidad mucho antes
de la iniciativa de la UNESCO y de la moda actual que
atraviesan estos huidizos bienes culturales (p. e., Rioja
1996). Es evidente que ni las personas antropólogas ni
las administraciones se van a dedicar a imponer a la so-
ciedad que siga haciendo determi.nadas cosas de la mis-
ma manera. Entre otras cuestiones, sería inútil, ya que
ni siquiera pagando lo conseguirían: las manifestacio-
nes culturales tienen como norma y característica el
cambio continuo. Son, en realidad, seres vivos, y como
tales nacen, crecen cambiando cada día y acaban por
ser sustituidas por otras.
La única manera de «proteger» estos bienes sin cuer-
po es documentándolos, es tudiando cómo son, cómo se
manifiestan ... y cómo cambian. Lo que hay que «con-
servar» es esa documentación. En muchos casos será la
única forma de que las generaciones futuras sepan que
existieron y cómo eran. Por lo tanto, en el Patrimonio
inmaterial no se busca la «autenticidad», como se hace
con el material. Lo que se busca es que renga una conti-
nuidad histórica, de manera que lo que es «auténtico» es
la documentación que se obtiene con los estudios y las
investigaciones sobre esas manifestaciones culturales.
Así pues, ésa es la segunda originalidad de este tipo
de Patrimonio - la primera era su propia inmateriali-
dad- ; la tercera es la puerta que ha abierto al cambio
profundo en el propio concepto de Patrimonio Cultural
248 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
que ha mantenido la sociedad occidental durante el si-
glo XX. En palabras de Quintero (2005, p. 75): ~<Afirmar
que los conocimientos y usos tradicionales del pueblo
zápara en la Amazonia (Perú y Ecuador) es tan digna de
salvaguarda como la Acrópolis ateniense de Grecia per-
mite s~perar el emocentrismo propio de europeos y nor-
teamencanos».
Durante el siglo pasado, como hemos visto en la
sección I de este libro, la idea de Patrimonio C ultural
-llamado Artístico o Histórico-Arústico- se centraba
en los grandes monumentos y en las obras de ane ... oc-
cidentales. Salvo excepciones, se trataba de obras reali-
zadas por hombres europeos en el mundo occidental,
preferentemente en Europa. ¿Pero qué pasaba con el
resto del mundo? ¿Es que los pueblos africanos o asiáti-
cos, por ejemplo, muchos de los cuales nunca han edi-
ficado nada monumental -y mucho menos artístico,
según nuestro rradicional concepto clásico-, no tienen
Patrimonio C ultural? ¿Y qué pasaba con las miles de
tradiciones e inventos de las mujeres?
Así, la «invención» de este tipo de Patrimonio y el
desarrollo que en la acrulidad está teniendo -hay mu-
chos libros publicados sobre él, la mayoría ligados al
tratamiento de problemas sociales como la in tegración,
la multiculturalidad , etc.- modifica profundamente
nuestro más o menos asentado y tradicional concepto
de Patrimonio H istórico, a la vez. que aconseja la urili-
zación del adjetivo «Cultural», mucho más apropiado,
d esde el pu nto de visea lingüístico, para integrar en él
todas escas manifestaciones no físicas.
La necesidad de este cambio conceptual ya había
sido anunciada por varias voces desde el mundo de la
Antropología. Así, por ejemplo, Fernández. de Paz, en
un estudio sobre la religiosidad popular en Andalucía,
sefialó que por fin parecía que comenzaba a superarse
«la añeja consideración esteticista de los tesoros histó-
rico-arrfsricos para dar paso a una visión más antropo-
lógica, para la cual son los valores inmateriales que se
les alribuyen a los objetos d e referencia (sea cual sea el
soporte en que se encuentren) los que defi nen su sig-
nificación cultural y los que justifican las razones ar-
gumentables para su preservación» (2000, p. 199).
El «Convenio P.ara la Salvaguarda del
Patrimonio Cültural Inmaterial»
El reconoctmtento oficial de la importancia de este
cipo d e bienes arranca de 1950, cuando el gobierno de
Japón nombró «Tesoros nacionales vivientes» a quienes
poseían cienos conocimientos, destrezas y técnicas,
esenciales para la continuidad de las manifestaciones
de la cultura lradicional del país (Uneaga 2005, p. 8
Pero además, la historia de este convenio tiene mu-
cho que ver con lo que acabamos de explicar, es decir
con las regiones no occidentales del mundo, sobre tod
con Áffica, con el derecho de los pueblos a su propi...
identidad cultural y, por supuesto, con la propia histori...
de la UNESCO.
Enormes extensiones de nuestro planeta apenas tie-
nen ese Patrimonio C ultural que en Europa abunda.
monumentos, grandes conjuntos urbanos, castillo--
palacios y palacetes, pero lo que sí tienen, y en abun-
dancia, son modos de hacer, bailes, músicas, lenguas
olros elementos no materiales que constituyen su cw-
tura. Los afios setenta del siglo pasado estuvieron lle-
nos de iniciativas dedicadas a la protección y el cono-
cimiento de las lenguas africanas, de las tradiciones
orales; sin embargo, la célebre «Convención del Pam-
monio Mundial, cultural y natural», de 1972, que am-
lizaremos con detalle en el capítulo 22, apenas inclu~
los elementos inmateriales: sólo uno de los diez. crite-
rios por los que los bienes pueden ser declarados se ~­
fiere a ellos cuando dice estar directa o tangiblemen:
asociado con eventos o tradiciones vivas, con ideas o e
creencias, con trabajos artísticos y literarios de destacmL
significación universal. Pero, en realidad, el Patrimoru.
inmaterial como cal no aparece y, según algunas perso-
nas expertas en legislación, el Convenio de Patrimoru
Inmaccrial de 2003 se ha adopcado precisamente pan
cubrir esa ausencia (López Bravo 2004).
A principio de los ochenta comienza a nombrars..
en los círculos de la UNESCO el Patrimo nio innu-
cerial, incidiendo éste sobre todo en las tradiciones ora-
les. La llamada «Declaración de México», de 1982, ~­
definió el término ~<Palri monio C ulcural», incluyená
en él tanto las obras cangibles como las incangibles.
través de las cuales un pueblo se expresa como ral: L
lenguas, las creencias, los rituales, además de los sitios
los monumentos, de la literatura, las obras de arce, ~
archivos y las bibliotecas. Tras varios intentos, en 19.,
se celebró una conferencia internacional en la UNE.5-
CO, en la que se aprobó la recomendación «Sobre _
salvaguarda de la cultura tradicional y popular», defiru..
da como: Conjunto de creaciones que emanan de unn c.r
munidad cultu.ral fandadas en la tradición, expresfllL
por un grupo o por individuos y que reconocidamente m
ponden a las expectativas de la comunidad en cuanto a
presión de su identidad cultu.ral y social...
Esce texto, verdadero preludio del que estamos ro-
menrando, fija las recomendaciones en seis puntos: _
identificación, la conservación de los registros y arch.
 El Patrimonio Cultural inmaterial J 249

.a salvaguarda de estos bienes mediante su intro-
.-:.:'.ón en los programas de estudio, la difusión, una
:~ción para el folclore similar a la existente para los
-::-.:hos de propiedad intelectual, y la evidentemente
•.::saria cooperación internacional para todo ello. Su
zrollo detallado puede verse en el cuadro 13. l.
~in embargo, y a pesar de su oportunidad, esta reco-
--..:Íación vio pasar varios años sin verdadero éxito,
~ :.i mediados de los noventa. Es entonces cuando la
::.seo publica un informe tirulado «Nuestra diver-
.:_;_..: creativa», destacando la riqueza del Patrimonio
- .·::rial e inmaterial transmitido de generación en ge-
-~.:ión como base para el afianzamiento de una iden-
.:...2 en tiempos de cambio e incertidumbre.
Afi.os después, en 1999, la misma UNESCO pone
en marcha el programa «Obras maestras del Patrimo-
nio Oral e Inmaterial de la H umanidad». Se invita a
los países a que presenten candidaturas -solo una na-
cional y cuantas quieran multinacionales-, en una
convocatoria que se produce cada dos años y que es
resuelta por un jurado independiente. Se incluye un
listado con 19 formas de exp resión cultural -idiomas,
música, ceremoniales, etc.- y su finalidad está clara:
la protección d e valores can imporranres como la di-
versidad cultural, las raíces de la identidad de las co-
munidades, los recursos de su imaginación y su crea-
tividad o el papel de la memoria viva y oral, sobre
codo en culturas ágrafas.

CUADRO 13.1
«Recomendación sobre la Salvaguarda de la Cultura Tradicional y Popular»
UNESCO 1989

~ debe sensibilizar a la población respecto de la importancia de la cultura tradicional y popular como elemento de
.dentidad culcural. Para que se tome conciencia del valor de la cultura tradicional y popular y de la necesidad de
-iservarla, es esencial proceder a una amplia difusión de los elementos que constituyen ese patrimonio cultural. Sin
~oa rgo, en una difusión de esta índole se debe evirar toda deformación a fin de salvaguardar la integridad de las tra-
-~o nes. Para favorecer una difusión adecuada, convendría que los Estados Miembros:
i.. ·omemasen la organización de acontecimientos nacio nales, regionales e internacionales, como ferias, festivales, pe·
.culas, exposiciones, seminarios, coloquios, talleres, cursos de formación, congresos, etc., y apoyasen la difusión y
:oublicación de sus materiales, documentos y otros resultados;
l!Stimulasen una mayor difusión del material de la cultura tradicional y popular en la prensa, la edición, la televi-
>tÓn, la rad io y en otros medios de comunicación de masas nacionales y regionales, por ejemplo, por medio de sub-
,·enciones, de la creación de empleos para especialisras de la cultura tradicional y popular en esos sectores, del ar-
.:hivo correcto de los materiales de la cultura tradicional y popular acopiados por los medios de comunicación de
:nasas y de la creación de departamentos de cultura rradicional y popular en esos organismos;
- ~ti mulasen a las regiones, municipios, asociaciones y demás grupos que se ocupan de cultura tradicional y popu-
a.r a crear empleos de jornada completa para especialistas de la cultura tradicional y popular que se encarguen de
alentar y coordinar las actividades de ésta en la región;
~apoyasen los servicios existentes, y creasen otros nuevos para la producción de materiales educativos (como, por
~ie mp lo ,
películas de vídeo basadas en trabajos prácticos recientes), y estimulasen su uso en las escuelas, los museos
de la cultura tradicional y popular y en los festivales y exposiciones de cultura tradicional y popular, tanto nacio-
:iales como internacionales;
~ ·acilitasen informaciones adecuadas sobre la cultura tradicional y popular por medio de los centros de documenta·
.:1ón, bibliotecas, museos y archivos, así como de boletines y publicaciones periódicas especializados en la materia;
:aciÜtasen la celebración de reuniones e intercambios entre paniculares, grupos e instituciones interesados en la cul-
-:ura tradicional y popular, tamo a nivel nacional como internacional, teniendo en cuenta los acuerdos culturales bi-
.aterales;
= alentasen a la comunidad científica internacional a adoptar un código de ética apropiado en lo relativo a los con-
:actos con las culturas tradicionales y el respeto que les es debido.»
250 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Atlas del
Patrimonio Inmaterial
de Andalucía
El Patrimonio Inmaterial de Andalucía agrupa a los
elementos más vivos y dinámicos de su cultura. Lo
constituyen las prácticas, saberes, procesos, represen-
taciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto
con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios cul-
turales que le son inherentes-, incluidos en la siguiente
clasificación: rituales festivos; modos de expresión signi-
ficativos; alimentación y cocinas; oficios y saberes.
Fenómenos como la globalización y la aceleración de
las transformaciones sociales representan una notable
amenaza, ya que comportan riesgos de deterioro, de-
saparición y destrucción de los valores inmateriales de
nuestra cultura, siendo éstos especialmente vulnera-
bles a dichas dinámicas. En efecto, la rápida capacidad
de transformación y el escaso número de bienes docu-
mentados de forma sistemática y/o protegidos hasta el
momento ponen en cuestión la salvaguarda de nuestro
Patrimonio Inmaterial para generaciones venideras.
Consciente de ello, el Instituto Andaluz de Patrimonio
Histórico, junto a otras instituciones colaboradoras (Agen-
cia Andaluza para el desarrollo del Flamenco, Fundación
Centro de Estudios Andaluces y RTVA), está trabajando
en la elaboración del proyecto denominado «Atlas del Pa-
trimonio Inmaterial» de Andalucía, en el que se llevan a cabo
medidas paralelas de documentación y registro; de difu-
sión y puesta en valor; de salvaguarda y fomento; de ca-
pacitación y formación; de cooperación y colaboración.
La elaboración de este Atlas facilitará la base docu-
mental para, a través de los medios adecuados (publi-
caciones en papel, audiovisual, electrónica ...) , transmi-
tir este conocimiento a la sociedad en general y a los
colectivos implicados en dichas actividades, aportando
medidas que favorezcan su continuidad según los cri-
terios de la Convención de la UNESCO de 2003 y la le-
gislación andaluza vigente.
Los objetivos generales de este proyecto son:
- Identificar, registrar y difundir los rituales festivos, mo-
dos de expresión, oficios y saberes, y otras manifestacio-
nes de la cultura andaluza, atendiendo a su distribución te-
rritorial, con el fin de detectar áreas de especial interés que
permitan mejorar las medidas de gestión, difusión, puesta
en valor y protección del Patrimonio Cultural andaluz.
- Valorizar el Patrimonio Inmaterial para sensibilizar
de su importancia a los colectivos sociales protagonis-
tas y generadores de estos bienes, así como a la socie-
dad en general.
- Desarrollar acciones que contribuyan a la valoriza-
ción de las expresiones culturales registradas en su di-
mensión material y simbólica, atendiendo a las de-
mandas y necesidades de los grupos que las detentan
y aportando, en función de ello, medios que favorezcan
su continuidad y salvaguarda.
Los trabajos para la elaboración del Atlas se desarrolla-
rán en cuatro anualidades divididas en cinco fases: la Fase
O comprendía desde enero hasta septiembre de 2008; en
ella se recabaría la documentación para la preparación de
las tres fases siguientes, siguiendo un criterio valorativo y
extensivo. Las Fases 1 a 3 comprenderían desde los me-
ses de octubre de 2008 a septiembre de 2011 .
La documentación etnológica, alfanumérica y gráfica
que habría de ser generada por parte del Instituto An-
daluz del Patrimonio Histórico, bajo un criterio territo-
rial, extensivo y abierto, abarcaría las 62 zonas que
agrupan a todo el territorio andaluz. La descripción et-
nográfica atendería los aspectos materiales e inmate-
riales de dichas expresiones.
El criterio territorial significa que los bienes se estudia-
rán contextualizados en el marco socioeconómico y cul-
tural de las comarcas. Ello permitirá establecer criterios
comparativos entre unas poblaciones y otras, reflejando
las similitudes y diferencias en razón de la diversidad de
recursos naturales y riqueza de experiencias histórico-
culturales vividas por el pueblo andaluz. Para ello se tie-
nen en cuenta las características ecológicas, actividades
económicas predominantes, articulación de los núcleos
urbanos, situación fronteriza, estructura de la propiedad,
etcétera.
Por su parte, el criterio de estudio extensivo y abierto
se centra en el conocimiento in situ de las poblaciones.
recogiendo las tipologías dominantes de elementos y las
expresiones más significativas, atendiendo a su valor
identitario y a la valoración que les otorga la propia po-
blación. Los equipos y personas expertas en cada tema
trabajarán en el mismo territorio, y los intercambios de in-
formación serán constantes.

Con estos criterios metodológicos se abordará el regis-
:ro alfanumérico y audiovisual del Patrimonio Inmaterial
:e Andalucía, empleando las técnicas adecuadas al ob-
e--.o de estudio en todo el territorio andaluz, agrupado en
os siguientes ámbitos para cada una de las fases: en la
ese 1, las comarcas de las zonas de sierra; en la fase 2,
a campiña, vega y valle del Guadalquivir; y en la fase 3
as áreas de costa y áreas metropolitanas.
Toda la información recogida se volcará, sistematiza-
"'3 y analizará a través de las herramientas diseñadas
:xpresamente para ello (Bases de datos relacionales,
_ G .. .), elaborando un sistema de representación carto-
rcrnca del Patrimonio Inmaterial a diferentes escalas.
Al final de cada campaña de registro se deberá crear
..na lista de elementos susceptibles de ser reconocidos
::: protegidos por la legislación andaluza vigente como
3d!Vidades de interés etnológico y la justificación de la
selección será evaluada antes de elevar propuesta a la
Jelegación provincial pertinente y al Servicio de protec-
::ion de la Dirección General de Bienes Culturales.
Para una adecuada difusión se dará mucha importan-
:a a la imagen y a los registros audiovisuales. En cada
ase se elaborarán varios productos de difusión atendien-
JO a las divisiones territoriales y temas estudiados. Todas
.as actividades se documentarán fotográficamente y se
seleccionarán algunas para su grabación.
La difusión se hará a varios niveles: exposiciones en
os territorios para conseguir la necesaria valorización y
-econocimiento por parte de los propios detentadores de
El Patrimonio Cultural inmaterial l 251
este Patrimonio Cultural; la transmisión de conocimiento
al resto de la sociedad mediante publicaciones impresas
o electrónicas; y la producción de audiovisuales de cali-
dad que documenten las prácticas y procesos estudia-
dos. El registro audiovisual de algunas de las expresio·
nes estudiadas y valoradas como representativas de
determinadas tipologías facilitará la transmisión del co-
nocimiento, a través de un mass media, la televisión, a la
sociedad en general, ampliando la diversidad de imáge-
nes que sobre lo andaluz se ha venido transmitiendo
para romper así con ciertos tópicos y banalidades gene-
radas a partir de estas miX1ificaciones. Ayudará también
a ampliar el número y diversidad de colectivos represen·
tados por nuestro Patrimonio Cultural, muchos de ellos
ausentes de cualquier ámbito de patrimonialización .
En la fase final del Atlas se abordará la conclusión
de los trabajos y su publicación, así como las tareas de
difusión del material completo.
Participarán en el proyecto:
- Una Comisión de Seguimiento compuesta por re-
presentantes de las instituciones que participan.
- Una Comisión Científica que contará con la pre·
sencia de expertos en las diversas temáticas.
- La Dirección Técnica se llevará a cabo desde el Área
de Etnología del Centro de Documentación del IAPH.
- Personal Becario de Investigación.
- Una persona experta en SIG y su equipo.
- Un equipo de registro formado por 12 antropólo-
gos/as que realizarán el trabajo de investigación en los
diversos ámbitos territoriales.
- Un equipo de Producción Audiovisual.
El carácter investigador y comunicador de las institu-
ciones que participan las convierte en el instrumento
idóneo para abordar un proyecto de esta índole que
permita difundir de manera adecuada el conocimiento
sobre el Patrimonio Cultural de Andalucía, una región
tan amplia territorialmente, rica y diversa culturalmen-
te, que obliga a una actuación coordinada para abor-
dar de forma conjunta, completa y sistemática un pro·
yecto de conocimiento y difusión de los bienes
inmateriales que hasta el momento no se había pues-
to en marcha en nuestra Comunidad.
GEMA CARRERA DIAZ
Antropóloga. Centro de Documentación.
Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
252 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
E n la prim era de esas convocatorias, la de 200 l,
Esp aña consigue que «El M isterio d e Elche» se p ro-
clame y añ os después, e n 2005, será «La Parum d e
Berga», en una convocaco ria en la qu e h abían sid o
presentadas ram bié n , como cand idatas, el flame nco y
la música and alusí.
En el mismo y d ifícil año 2001, la UNESCO pub li-
ca su «Declaració n U niversal sobre la Diversidad C ultu-
ral», en cuyo are. 7 pued e leerse: Toda creación tiene sus
orígenes en las tradiciones culturales, pero se desarrolla ple-
namente en contacto con otras culturas. Esta es fa razón por
la cual el patrimonio, en todas sus formas, debe ser preser-
vado, reakado y transmitido a las generaciones futuras
como testimonio de la experiencia y de las aspiraciones hu-
manas, a fin de nutrir la creatividad en toda su diversidad
e inspirar un verdadero diálogo entre las culturas.
E n el año 2002, la III M esa Redonda de Minis-
tros/ as de C ulcura apoyó la «Declaració n d e Escambul
sobre Pa trim onio Inmaterial», que reu n ía eres impor-
tan tes princip ios (cu ad ro 13.2). D e acuerd o con el
trabajo de Palenzuela (2005), estos p rincip ios co nvier-
ten a este tip o d e bienes en u n «Patrimonio de uso»,
m ientras q ue los demás son «Patri m on io d e consu-
mo»; por lo canco, cualquie r in iciaciva de puesta en va-
lo r, d ocumentación o d ifusión h a d e contar co n quie-
nes lo usan, en realidad q uien es lo h acen.
Varias iniciativas después (véase a es re respecro el
detallad o trabajo d e Brugma n 2005; así com o el de Si-
card 200 8), exist ió por fi n un bo rrador de Con ven io
sobre el Patrimonio Inmaterial q ue fu e discu tido y pe r-
CUADRO 13.2
Principios adoptados en la
«Declaraci6n de Estambul»,
de 2002, sobre Patrimonio Inmaterial:
l. Las expresiones múltiples del Patrimonio Inmaterial
están en los fundamenros de la idenridad cultural de los
pueblos y las comunidades.
2. El Patrimonio Cultural Inmaterial crea en las comu-
nidades un senrido de pertenencia y conrinuidad y es
considerado como una de las fu entes principales de la
creatividad y de la creación culcural.
3. La salvaguarda y la transmisión de este Patrimonio In-
material reposa esencialmenre en la volunrad y en la in-
cervención efect iva de los accores de este pacrimonio.
feccionado largamente, interviniendo una gran can:
d ad de países. El 17 de octubre de 2003 fue aproba.::
sin ningún voto en con tra.
Se era ra p ro bable m ente d el trabajo q ue más ci er:-
po y discusiones ha coscad o realizar d entro de _
UNESCO por lo que se refiere a Pacrimon io C uk_
ral, al m ismo ciem po que es la Convención que rr:_
ráp idamente está siendo ad optada por los Escac
miem b ros. Es m uy p robable q ue la razón p rincir-
sea el hecho de que la protección d e los bienes cuk_
rales ha bía sido e ncauzad a ya, du ran te m uchas d éc.:
CUADRO 13.3
D efinici6n y variedades del Patrimonio
Cultural lnmaterial
(are. 2 del Convenio para la Salvaguarda
del Pacrimon io C ultural Inmaterial.
vigente en España desde el 25 de enero de 2007)
l. Se enriende por Patrimonio Cultural inmaterial los uso>
representaciones, expresiones, conocimientos y técniCl..>
junto con los instrumentos, objecos, arrefaccos y espacio,.
culrurales que les son inherentes que las comunidades, lo,
grupos y en algunos casos los individuos reconozcan come
parte integrante de su Patrimonio Cultural. Esce Patri-
monio Cultural Inmaterial, que se transmite de genera-
ción en generación, es recreado constancemenre por )a;
comunidades y grupos en función de su entorno, su ince-
racción con la nacuraleza y su hiscoria, infundiéndoles un
senrimiento de idenridad y conrinuidad y contribuyendo
así a promover el respeco de la cliversidad cultural y la crea-
tividad humana. A los efectos de la presente Convención.
se tendrá en cuenta únicamenre el Pacrimonio Culcura.
lnmacerial que sea compatible con los instrumentos inter-
nacionales de derechos humanos existenres y con los im-
peracivos de respeco mucuo enrre comunidades, grupos e
individuos y de desarrollo sostenible.
2. El Patrimonio Cultural inmaterial, según se define er:
el párrafo 1 mpra, se manifiesta en panicular en los ám-
bicos siguienres:
a. tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma
como vehículo del Patrimonio Cultural Inmaterial:
b. arces del espectáculo;
c. usos sociales, rituales y accos festivos;
d. conocim iencos y usos relacionados con la naturaleu.
y el universo;
e. técnicas artesanales tradicionales.
 El Patrimonio Cultural inmaterial l 253

.......: po r unos caminos muy repecidos, dirigidos a sal-

""'""-_¡a_rdar los bienes materiales: monumentos, yaci-
- emos, ciudades, cuadros, estatuas o cerámicas, que
.::sencan unos problemas concretos y además son
dades concretas, no están cambiando concin ua-
me, co mo ocurre con un a canción, una costumbre
..Jl modo de hacer. Sin embargo, los grupos huma-
se idemifican mucho más con esto último que
' lo primero, forma más parte de la vida cotidiana
·~ad ición inmaterial que el castillo o la cerám ica, al
~nos por lo general.
La inexistencia de unos mecanismos específicos
ra la salvaguarda -que no la conservación- de los
C'les inmateriales provocó una buena cantidad de
....-usiones en los distintos comités d e personas exper-
que se esruvieron reuniendo durante estos años.
-.:: hecho, la decisión más costosa fue su limitación:
-e incluyen ni se incluirán como Patrimonio inma-
~~ aquellas tradiciones que vayan contra alguno d e
derechos humanos establecidos por la propia
"ESCO en 1948, lo cual, evidentemente, le da un
<"·icable sesgo occidental a la iniciaciva.
O tra limitación difícil es la exigencia de vida, es
.:.ecir, de que el bien inmaterial que se pretende pro-
:ger esté vivo. Es más d ifícil incluso en regiones
:no las nuestras, donde, como ya hemos indicado,
.....ia día desaparecen modos de hacer, técnicas tradi-
nales o formas de com unicación. Evidentemente,
~ ...i hora de discutir sobre la necesidad, ya clásica, de
- ·encariar estos bienes se planteó el problema d e
mo hacerlo con elementos vivos en continuo pro-
• .;'.'SO de cambio; la solución fue establecer actualiza-
- ~mes regulares.
La definición que el «Convenio para la Salvaguarda
.:d Patrimonio C ultural 111material» hace de este úlci-
10 es: Usos, representaciones, expresiones, conocimientos y
:nicas que las comunidades, los grupos y en algunos casos
mdividuos reconozcan como parte integrante de su Pa-
-monio Cultural.
¿Qué incluye?: el propio bien inmaterial junco
• n los instrumentos, objetos, artefactos y espacios cultu-
-~s que le son inherentes. Esto significa contexto: ni
-'.l so nido de campana sin la campana, ni una fo rma
.:e hacer cerámica sin los elementos técnicos y la pro-
"''ª cerámica ...
El Convenio establece también una serie de bienes
.-ulturales en los que el Patrimonio inmaterial se mani-
:lesta. Tanto éstos como su propia definición aparecen
:n el are. 2 del Convenio y en el cuadro 13.3.
El capítulo más inceresa nre es el dedicado a los sis-
-emas de protección, ya que, ante este cipo de bienes
254 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
vivos o casi vivos, igual que ocurre con el Patrimonio
etnológico, existen en la práctica sólo dos alternativas:
o bien intentar «conservarlos» tal cual están, es decir,
interrumpir su proceso de vida y fosilizados, o bien
documentar su propia evolución y sus cambios, perió-
d icam ente. Por supuesto, como pued e verse en el cua-
dro 13.4, la primera medida de protección es el cono-
cimiento, es decir, la realización de inventarios. Luego
aparecerán órganos gestores, esrudios científicos, edu-
cación, acceso . .. Pero en ningún momento se habla
de «conservación». Cuando esta palabra se utiliza en el
sentido de «mantener tal cual está», es inaplicable a
unos bienes en contin uo cambio.
El gobierno español se adhirió oficialmente a este
Convenio en el año 2006, en noviembre, y pocos me-
ses después entró en vigor con el rango de Ley. A partir
de ese momento, las CCAA tienen que adaptar sus nor-
mas y sus procedimientos para incluir este tipo de Pa-
trimonio, y con las características establecidas en la nue-
va Ley, entre sus responsabilidades de tutela.
«Las Móndidas•>, San Pedl'o Manrique (Soria). Foto Dirección General
de Patrimonio C11lt11ral, Consejeríade C11lt11ra y Turismo. junta de Castilla y León.
El Patrimonio inmaterial
en las normas españolas
Como corresponde a un tipo de Patrimonio tan huidi-
zo, hay que realizar una verdadera labor d e seguimien-
to para encontrarlo en las normas españolas, con la e.x-
cepción de la Comunidad Valenciana, que lo tiene
claro desde su primera versión -ya vimos en el capítu-
lo 3 que esta Comunidad ha publicado dos añadidos z
su Ley de 1998.
Una v e:L realizado este seguimiento, nos clamo;
cuenta de que todas, salvo la de Castilla-La Mancha, le
incluyen y de que, en realidad, vuelve a ser una cues-
tión de palabras. C uando se aprueba la LPHE en 198)
la UNESCO no ha comenzado a utilizar el término
«inmaterial», y nuestra norma general lo que hace es
incluir, en la definición de Patrimonio etnográfico, e;:;,
su art. 46, los conocimientos y actividades que procedar.
de modelos o técnicas utilizados por una determinada c<>-
munidad. Como ya se dijo en el capítulo anterior, no

CUADRO 13.4
Sistemas de protección establecidos
por la Convención de la UNESCO
- Realización de lnvencarios de accualización regular.
- Creación de órganos gestores competentes, como ins-
-uciones de documencación con facilidades de acceso
~l ico.
- Fomento de estudios científicos y técnicos.
- Creación o fortalecimiento de instiruciones de fo rma-
n en gestión del PCI: educación, sensibilización.
- \ 1edidas para garantizar el acceso a la ciudadanía.
..na definición m uy apropiada, ya que en ella caben
_nicas modernas -que cambién son ucilizadas por
__.Jo más com unidades-, pero está claro que la LPHE
esrá refiriendo a lo que ahora denominam os bienes
_Jimoniales in mareriales.
:\ partir de ahí van a ser varias las leyes, incluso de
segunda generación, que urilicen el dúo «conoci-
- enros y acrividades». Por ejemplo, la de Cantabria,
.... 1998, que aunque establece un tipo de BIC deno-
-~,ado «Bienes Inmateriales», lo incluye en la defini-
n del Patrimonio etnográfico (art. 96) y luego lo de-
-~e como conocimientos, prácticas y saberes, transmitidos
'".;11etudinariamente y que forman parte del acervo cul-
•.zl de la regi.ón y particularmente las fiestas populares,
manifestaciones folclóricas, la música tradicional y folk
m tuario histórico. En realidad esto último, el vesrua-
histórico, tiene poco de inmaterial, pero podemos
::-.:::isar que se trata de la man era de confeccionarlo o in-
~ de ponérselo una persona.
O tro caso sim ilar es Aragón, en 1999, que para de-
·ur estos bienes los divide en tres apartados. El terce-
son «las actividades y conocimientos».
Algunas CCAA van a utilizar de forma indirecta el
.:-:mino «inmateriales». Así lo hace Canarias, en 1999,
_e. como vimos en el capítulo anterior, establece una
.:~.:ena de aparcados para definir la composición del Pa-
-:.11onio etnográfico, y varios de ellos son intangibles,
mo los oficios y habilidades, el folclore, el siJbo go-
-ero, los juegos y las fiestas. Luego habla de «inmate-
-.tles» cuando, al establecer los sistemas de protección,
.:..:e que no serán declarados BIC, como los materiales,
"10 que se protegerán mediante su documentación y
~srro; no obscance, en el listado de tipos de BIC que
- norma canaria incluye en su are. 18, aparecen los «CO-
- -cimientos y actividades tradicionales», que p ueden
El Patrimonio Cultural inmaterial 1 255
ser declarados BIC bajo eres categorías: de Can arias, in-
sulares o locales (véase cuadro 13.5).
Un camino similar sigue Asturias, en 200 1, que
para definir el Patrimonio etnográfico p resenta tam-
bién un a seriación de bienes, mezclando materiales
con intangibles: inmuebles ... y técnicas de caza y pes-
ca, actividades artesanales, conocimientos y oficios ar-
tesanos, mobiliario y aj uar doméstico, juegos, depor-
tes, música, fiestas y bailes, refranes, relacos, canciones
y poemas. Luego, cuand o establece los sistemas de
protección, ya separa unos de otros, y d ice que respec-
to a las expresiones no materiales . . . se deberán docu-
mentar, pro reger y difundir, apoyando a las personas,
asociaciones e instituciones que trabajen en estas líne-
as (art. 72).
Como ya se anunció, la Comunidad Valenciana
es la que de una forma más clara y detallada ha ceni-
do en cuenca los bienes in mareriales desde su Ley de
1998. En ella, entre los tipos de BIC incluye, además
d el Sitio H isrórico, pensado para el inmueble emoló-
CUADRO 13.S
Tipos de BIC inmateriales establecidos
por las normas sobre Patrimonio Cultural
Valencia Bienes inmaceriales (are. 26.1. O)
Madrid Hechos culcurales (are. 9.2.g)
Baleares Bienes inmateriales (are. 5)
Cantabria Bienes inmaceriales (are. 14.c)
Aragón Bienes inmaceriales (are. 12.4)
Conocimiencos y accividades cradi-
Canarias cional es, con 3 categorías: ámbico de
Canarias, insular y local (are. 18.3)
Arces, cradiciones, usos, coscumbres,
Extremadura
ecc. (are. 6.3)
Castilla y León Acrividades (are. 8. 1)
La Rioja Bienes inmaceriales (are. 12.6)
Navarra Bienes inmateriales (arr. 18.3)
Murcia Bienes inmaceriales (are. 3.1 )
gico, el de «Bienes inmateriales», en donde se inclu-
yen las actividades, conocimientos y usos y técnicas
representativos de la cuhura tradicional valenciana.
Dedica una sección al régimen de protección de
los bienes inmateriales cuando son BIC. Se dice que
en el decreto de declaración se establecerán las medi-
das de protección y fomento que mejor garanricen su
conservación, y que en cualquier caso se ordenará el
esrndio y la documentación con criterios científicos
de la actividad o conocimiento de que se trate, incor-
porando los testimonios d isponibles de los mismos a
soportes materiales que garanticen su pervivencia
(art. 45). Podem os comprobar aquí el especial uso
que se hace de la palabra «conservación>>, definitiva-
mente dúctil.
También tiene un apartado dedicado a los inma-
teriales inventariados. Se dice cómo se inventariarán
y que en la resolución se establecerán las medidas que
garanticen la preservación y d ifusión de su conoci-
miento mediante su investigación y documentación
(ares. 55, 56 y 57).
La primera revisión de la Ley valenciana, la de
2004, introduce conceptos nuevos sobre Patrimonio
inmaterial, reforzando la iniciativa de 1998. Para em-
pezar, desarrolla de forma espedfica sus característi-
cas en la redacción del «objeto» de la Ley, en el are. 1
incluyendo manifes taciones gastronómicas y de ocio.
incidiendo en la importancia de la transmisión oral ~
añadiendo el Patrimonio tecnológico inmaterial. To-
dos esrns bienes se inscribirán en las secciones 5 y 6

Inventario General d e Patrimonio Cultural Va-
ano; la segunda revisión, la del año 2007, asume
se podrán declarar los bienes inmateriales como
relevancia local», la categoría intermedia de pro-
_, o n que utiliza esta Comunidad.
~ncluso en las normas de más reciente publicación,
ruatro últimas, el Patrimonio inmaterial aparece
"brado d e distincas maneras. Así, en la de La Rio-
.:e 2004, se vuelve a hablar de los conocimientos, ac-
J.ules, usos, costumbres y manifestaciones lingüísticas
·wricas de interés etnoúJgico, pero se añade que tras-
.dan los aspectos materiales en los que puedan mani-
....:rse, lo que constituye una fo rma bastante elegante
:tablar de bienes inmateriales. Para ellos, lo que se
-t>lece es su documentación y estudio, recogido en
10rres protegidos, con el fin de garantizar su trans-
.ón a las generaciones futuras.
~avarra, en 2005, dedica su art. 69 a «los bienes
- "'lógicos inmateriales», para los que establece simi-
~ med idas. Lo mismo hace La Rioja en su art. 66.2
- nueva Ley de Andalucía (are. 63), sin utilizar, en
~e caso, el adjetivo «inmaterial», sino volviendo a los
'1ocimientos y actividades».
:\demás del concreto tratamiento legal que estas
~as hacen del Patrimonio inmaterial, tan diverso
'llO hemos visto, existe otro curioso cerna que convie-
a.nalizar en este contexto: como ya se explicó en la
~.ón 1 de este manual, el adjetivo elegido para el tí-
_.o de cada texto legal ha estado oscilando encre «his-
~CO» y «cultural». Pues bien, en algunas ocasiones, es
·1ble leer en los preámbulos o introducciones de las
:mas que han elegido este último, que lo han hecho
• entender que trata no sólo de los bienes muebles e
-nuebles - lo que equivaldría al «histórico»-, sino
- 1bién de los inmateriales - lo que equivaldría al «cul-
--al--.
La Ley de Patrimonio C ultural del País Vasco fue
primera en cambiar a «cul tural». En su preámbulo
ustifica de la siguiente manera: Se presenta bajo el
.1lo de Ley de Patrimonio Cultural por entender que el
-nino cultura es más apropiado y válido para englobar
.;.is las cuestiones que la misma regula: Patrimonio his-
<O, archivos, bibliotecas y museos, y por entender que
•oncepto de cultura es más amplío que el de historia,
.rro del cual éste también queda englobado como un
•nento más.
Esa idea de una mayo r amplitud por parce del ad-
:nvo «cultural» está expresada también en la siguien-
• no rma que lo utiliza, la de Cataluña, especificando
·emás que tal concepto engloba elpatrimonio mueble,
putrimonio inmueble y el patrimonio inmateria~ ya
El Patrimonio Cultural inmaterial 1 257
sean de titularidad pública o privada, y las manifestacio-
nes de la cultura tradicionaly popular. Es ésta la prime-
ra vez en la que una Ley española sobre protección del
Patrimonio C ultural utiliza la expresión (<Patrimonio
inmaterial», nada menos que en 1993; exactamence la
misma frase utiliza en su preámbulo la Ley d e Galicia,
de 1995. H ay que subrayar que, al menos en estos dos
casos, parece claro q ue lo que llevó a elegir el adjetivo
«cultural» era el deseo de hacer referencia no sólo a los
bienes muebles e inmuebles, sino también a los inma-
teriales, asumiendo en apariencia que el adjetivo «his-
tórico», utilizado por la norma estatal, no los recogía;
pero en realidad, como ya hemos visto, no es así.
Años después, y ya en la segunda generación de le-
yes, la Comunidad Valenciana, en 1998, vuelve a uti-
lizar el adjetivo «Cultural» para el árulo de su norma, y
en el preámbulo especifica que lo considera más ajus-
tado a la amplitud de los valores que definen el patrimo-
nio que constituye su objeto, cuya naturaleza no se agota
en lo puramente histórico o artístico.
Algo muy parecido presencará la de Cantabria, del
mismo año. Para ella, se trata de un concepto «mucho
más amplio» que el de Patrimonio Histórico, ya q ue
protege no sólo los muebles e inmuebles, sino tam-
bién el amplio Patrimonio inmaterial.
Las siguientes normas que usan este adjetivo repiten
la misma idea: es más amplio, recoge más bienes ... (Ara-
gón 1999; Asrurias 2001). Las otras tres (Castilla y León
2002; Navarra 2005; y Murcia 2007) no justifican en
sus preámbulos la elección del adjetivo.
En lo referente a las Comunidades que utilizan más
de un adjetivo en el título de sus leyes, La Rioja, que
presenta nada menos que tres, no lo justifica, pero Ex-
tremadura, que denomina a su norma (<de Patrimonio
Histórico y C ultural», sí que lo hace. Como anuncié
en el capítulo 2, resulta bastante difícil comprender sus
razones, pero la lectura d etenida de la siguiente frase de
su preámbulo nos da algunas pistas: Este amplio concep-
to de Patrimonio Histórico y Cultural comprende tanto el
patrimonio inmueble y mueble como todo aquelpatrimo-
nio inmaterial o intangible que reúne valores tradiciona-
les de la cultura y modos de vida de nuestro pueblo que
son dignos de conservar. Unos y otros están abocados a
cumplir un mismo fin, el de transmitirse acrecentado a las
generaciones venideras.
Parece, por lo tanto, que nos encontremos en un
curioso contexto en el que existen dos tipos de Patrimo-
nio: por un lado el Histórico, que recoge los bienes
muebles e inmuebles, y por otro el Cultural, que se re-
fiere a los inmateriales o intangibles. Desde luego, no
parece una separación muy lógica, sobre todo teniendo
258 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
en cuenta las normas de las demás CCAA y el uso de
ambos términos en el contexto internacional, muy en
especial del término «cultural» por parte de la UNES-
CO, que lo engloba todo, evidentemente.
La conclusión a la que quiero llegar es simple: tan-
to el adjetivo «cultural» como el «histórico» abarcan
tanto bienes materiales como inmateriales en el con-
texto jurídico. Así lo demuestran todas y cada una de
nuestras normas, se titulen como se titulen. Sin embar-
go, en el mundo académico y lingüístico, una manifes-
tación cultural viva -un bien cultural inmaterial, en
definitiva- encaja mal dentro de la idea de «histórico»,
porque para él no ha pasado aún el tiempo necesario
para serlo.
Creo que por esa razón ganan por mayoría las
normas que utilizan «cultural», y creo también que,
por lo mismo, en el futuro será el adjetivo más utili-
zado, al estilo de la UNESCO.
El Patrimonio inmaterial lingüístico
Como ya anunciamos en el capítulo 9, un caso bastan-
te especial de Patrimonio inmaterial está constituido
por el denominado Patrimonio lingüístico, sólo nom-
brado de forma específica por unas cuantas normas. La
primera en hacerlo fue la de Aragón, en 1999, que en
su definición de los bienes que integran el Patrimonio
añade las lenguas minoritarias, aragonés y catalán, y es-
tablece que por ser una riqueza cultural propia, serán
especialmente protegidas por la administración (are. 4).
A parcir de ahí, el seguimiento normativo nos demues-
tra aquel continuo enriquecimiento de las normas del
que hablábamos en la sección I de este libro.
Así, Asturias, en 2001 , incluye el Patrimonio lin-
güístico dentro del Patrimonio etnológico y establece
que se apoyará la investigación y el conocimiento de la
lengua asturiana ... Así como de la gallego-asturiana de
las comarcas situadas en las ríos Eo y Navia (art. 71.e).
La siguiente norma por fecha de aprobación, la de
Castilla y León de 2002, presenta un desarrollo mayor;
incluso le dedica a este tipo de Patrimonio un capítu-
lo, el II dentro del Título IV Incluye dos artículos: el
64, en el que define estos bienes como integrantes del
Patrimonio Cultural de la región, como las diferentes
lenguas, hablas, variedades dialectales y modalidades lin-
güísticas que tradicionalmente se hayan venido utilizan-
do en el territorio de Castilla y León; y el 65, en el que
se establecen medidas d e protección, que en esencia
comprometen a la administración a su protección y di-
fusión, así como a velar por la integridad de las obras
literarias, evidentemente otro tipo de Patrimonio lin-
güístico, en directa relación con el bibliográfico.
A continuación, hay que mencionar la Ley de La
Rioja, de 2004, que es la que más extensión le dedica a
este tema. Por supuesto, lo coloca dentro del Patrimonio
etnológico inmaterial, llamándolo en el preámbulo «Par-
ticularidades lingüísticas». Luego, en el Título IV del Pa-
trimonio etnológico, are. 63, cuando está enumerando
los elementos que lo componen, el j) es la toponimia tra-
dicional de términos nlsticos y urbanos y fas peculiaridades
lingüísticas del castellano hablado en La Rioja. Sus medi-
das de protección se enumeran en el are. 64.4: Serán reu-
nidos, documentados, estudiados, debidamente protegidos y
reproducidos o recogídos en soportes audiovisuales, materia-
les o propios de las nuevas tecnologías que garanticen su
transmisión y puesta en valar al servicio de las investigado-
res, de las ciudadanos y de las generaciones futuras.
Por último, la otra norma que hace referencia al
Patrimonio lingüístico es la de Navarra, de 2005,
pero le da un tratamiento más restringido; en reali-
dad, incluye las particularidades lingüísticas de la cul-
tura popular y tradicional como uno de los elementos
integrantes del Patrimonio inmaterial (art. 2.2).
Otras es.Pecialidades del Patrimonio
inmatenal
Como ya hemos visto, la naturaleza de los bienes cul-
turales inmateriales es doble: por un lado están ellos
mismos y, por ocro, los bienes materiales en los que se
apoyan, mediante los que se exponen y q ue fo rman
sus contextos, incluidos los lugares, es decir, los hoy
denominados «Paisajes Culturales».
Por lo tanto, la pregunta que toca ahora hacerse es:
¿qué otros tipos específicos de Patrimonio Cultural,
además del etnológico, «tienen por detrás» bienes in-
materiales?
Pues la respuesta está clara: todos aquellos que, en
todo o en parte, se conservan vivos o, al menos, semivi-
vos -es decir, que acaban de desaparecer y aún son re-
cordados-. Comencemos por el Patrimonio monu-
mental o arquitectónico: los castillos, los palacios, las
ciudades históricas ... Todo eso se construyó para ser ha-
bitado o utilizado por las personas y, en muchísimos ca-
sos, ese uso continúa. Lo que es «inmaterial» es dicho
uso y sus características, que son precisamente las que
cambian. Pongamos un ejemplo: una catedral es, por su-
puesto, Patrimonio monumental o arquitectónico; pero
además es un lugar en el que se celebran una serie de ri-
tos pautados y repetidos, de origen muy antiguo y con-
 El Patrimonio Cultural inmaterial 1 259

-1ffiente modificados. Así, un bautismo en una cate-

_-:_ es Parri rnonio inrnarerial, y su referente material es
- .:.l<edral. Luego el Patrimonio monumental, al menos
-- buena parre de él, «tiene por detrás» Parrim onio in-
=-=~rial.
::J q ue no parece seguir la misma pauta es el Parri-
- '.1io arqueológico. Se caracteriza y distingue precisa-
-~~ue porque no se usa. Lo que significaba para la so-
~d o el grupo que utilizaba ese cementerio, ese
-.¡ado o ese teatro romano, es algo que ya ha d esapa-
- Jo. Nos quedan los restos materiales y aunque, en
:nejo res casos de investigación arqueológica, sea-
capaces de deducir de ellos algo no material -un
-:1portarniento, una relación social, una técnica de
-.ajo-, lo que está claro es que no está vivo ni con-
- J memoria. En nuestro mundo europeo occiden-
por lo tamo, el Patrimonio arqueológico no «tiene
- detrás» Patrimonio inmaterial.
Y seguimos con el Patrimonio indusrrial, al que
.:..icarernos el siguiente capítulo. Como podemos
-- en uno de los recuadros que le acompañan (recua-
26), es el cipo específico de Patrimonio C ultural
: después del etnológico, más elementos inma te-
~~ posee. La razón es su recienre muerre: se con-
- a.n memoria, tradiciones, festividad es y hasta len-
-- ~s y nombres propios de p ersonas ligados a u na
- ..:a, la industrial, que apenas acaba de pasar.
~ fe ncionaremos, p or úlrimo, los Patrimonios do-
- "".lenca] y bibliográfico. Además del papel y la tinca,
- algo en ellos - un men saje, una noticia, unos de-
_.::-tos, unas obligaciones- que está más allá de la rna-
- -:i! idad y que, si n la meno r duda, es también Parri-
- :1io. Y lo rn ismo ocurre con un vídeo, o con una
:-.wación, o con una película.
En definiriva, este pequeño repaso nos dem uesrra
-~ codos los bienes culturales tien en o han renido en
- ? ropia naturaleza elementos inmareriales y que,
~lo can to, como de costumbre, la separación d rás-
- entre un cipo d e p atrimonio y orro, ya lo vimos
>u momento, es poco razo nable.

_.a situación real en la AGE y las CCAA

_ protecció n específica de los b ienes culturales inma-
--:J.les no es una forma «nueva» de gestionar el Patri-
- nio C ultural, aunque sí es, sin duda, una asignatura
i:;dience. En los años noventa comienzan a surgir al-
__'"!J.S iniciativas que podemos conocer a través de pu- Trenzando cuerda en un mirador de Loja,
Grmwda. Fondo gráfico IAPH.
.::aciones. Así, po r ejemplo, en 1999, Andalucía salió
- os periódicos por haber declarado corno BIC «la voz
260 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
de la Niña de los Peines», cantante flamenca de p rinci-
pios del siglo XX. Pero, en realidad, lo que se declaró,
adminiscracivamence hablando, fue el registro sonoro
de su voz, y se hizo considerándolo como lo que es: Pa-
trimonio documencal (véase capítulo 15). Lo que se
protege no es, por lo canto, un elemento inmaterial,
sino las placas de pizarra en las que la Niña, Pastora Pa-
vón, impresionó su voz. Poco después Cruces Roldán
(2000) publicó un interesante y completo artículo en el
que llama la atención sobre la necesidad no sólo de de-
clarar y proteger los registros sonoros antiguos, sino
también «todos los bienes muebles que rodean las ex-
presiones flamencas andaluzas, así como los lugares de
reunión y aprendizaje, el patrimonio literario y el com-
pendio inmaterial de actividades, prácticas, procesos de
transmisión, formas de ejecución y sociabilidad» (op.
cit. p. 141).
Otra iniciativa, también andaluza, tiene lugar en
los primeros afios de esta década. El Instituto Andaluz
de Patrimonio Histórico (véase capítulo 21) se propu-
so, como otra más de su gran cantidad de iniciativas
respecto a la organización de los datos, el aparrado
«conocen>que veíamos e n el capítulo 5, organizar in-
ventarios específicos para el Patrimonio inmaterial,
asumiendo las dificultades que suponía su diferente
naturaleza -intangible y además vivo- respecto al res-
to de los bienes culturales. En 2002, Q uintero y H er-
nández publicaro n una noticia sobre la primera fase
de este proyecto. En ella se reconocía la carencia d e
herramientas y de metodologías de gestión lo suficien-
temente probadas, y se dividía el Patrimonio inmate-
rial en cuatro grandes temas (cuadro 13.6). Su lectura
nos indica la imposibilidad de contar con sistemas de
clasificación válidos para codas las regiones, ya que lo
específico de cada una de ellas, en esta materia, invita
a organizar los datos de distintas formas.
A pesar de estos reconocidos problemas, el proyec-
to de inventario continuó su marcha; su estado actual,
bajo la denominación de <<Atlas», puede conocerse con
la lectura de uno de los recuadros que acompañan a este
capítulo (recuadro 23; véase también Carrera 2009).
Por su parte, la Com unidad Valenciana, que
como ya h emos visto fue la primera en dedicar en su
norma sob re Patrimonio Cultural un amplio desarro-
llo a los bienes inmateriales, ha iniciado en los últi-
mos años algunos programas can interesantes como el
denominado <<Archivo de la memoria oral valenciana.
Museo de la Palabra». Es llevado a cabo por el Museo
Valenciano de Etnología y el Departamento de So-
ciología y Antropología Social de la Universidad de
Valencia y consiste en recuperar el testimonio de las
personas que han vivido en esa Comunidad des..
hace años, nacidas antes de 1933 y testigos, por
canco, de importantes y definitivos cambios en ~­
formas de vida. Como podemos ver, este proyec
prueba la enorme relación que existe entre los esn.
dios del Patrimonio etnográfico inmaterial y la cier
cia denominada Antropología, que, evidencemen·.
han de cooperar y aunar esfuerzos, si es que no co,~
ciclen totalmente.
También se desprende de este estudio una de las C.
ficultades mayores a la hora de gestionar este singw....
tipo de Patrimonio C ultural: la de establecer sistemas
mecanismos apropiados para su inventariado. Res~
a este tema, conviene leer el artículo de García Sirn
(2008).
Poco a poco, se van organizando eventos relacion..
dos con estos bienes en alguna de sus especialidades. :..
el caso de las «Jornadas de Patrimonio Inmaterial Mx-
timo», celebradas en 2004 en San Sebastián y organ.::.
das por la empresa Arkeolán, especializada en Patrim
nio arqueológico, con el apoyo econó mico de
Diputación Foral de Guipúzcoa. En ellas se puso der._
nifiesto la peculiaridad de este especial cipo de Pac-
monio y su necesaria ligazón con su contexto, canto
cial como material.
CUADRO 13.6
División por temas del Patrimonio inmaterial
(Según Quintero y Hernández 2002)
- Manifestaciones festivas: celebraciones, rituales y fiest2l.
- Formas de expresión y comunicación significativas: ~
vos, literatura de cordel, danzas y bailes. Manifestacionc
literarias, musicales, plásticas, escénicas .. .
- Oficios y modos de hacer: accividades económicas de p
ducción y transformación. Se incluyen canco las que rengr
sentidos prácticos o rituales que supongan un saber ha<r'
representativo de un coleccivo -p. c., la carpintería de ribc.
ra, la manipulación de hierbas medicinales, el curandc:rr.
mo, ere.- , como los saberes cotidianos.
- Cocinas: referida a las actividades culinarias. Tend.r-
que estar incluido en oficios y modos de hacer, pero. p
su especificidad e importancia en la valorización de ~
nas zonas, lo hemos separado.

::.. Patrimonio inmaterial español
~!arado por la UNESCO
-no antes vimos, en el año 2001 el llamado «Misterio
3che» fue declarado como «Obra maestra del Patri-
- :lio Oral e Inmaterial de la Humanidad» por parte de
. ._ . ESCO. Ya desde 1931 se consideraba «Monu-
-~to Nacional», según la termü1ología de la época.
~e trata de un drama musical cantado, de carácter
';:Jano, que trata de la muerte, la asunción y la co-
.1Ció n de la Virgen M aría. Su antigüedad es gran -
- ·•a que se ha representado sin interrupción desde el
- \\' en la Basílica d e Santa María y en las cal les de
_;udad de Elche, en la Com unidad Valen ciana.
-u representación, en dos actos, tiene lugar los días
- 15 de agosto de cada año, y es completamente can-
....:.! con los textos en valenciano y en latín. Se compo-
.:!e una serie de escenas y de cuadros, con varias pro-
Jnes por las calles y el funeral, la asunción y la
ru tÚ la Almadraba, Conil (Cádiz).
:a Aniceto Delgado.
El Patrimonio Cultural inmaterial 1 261
coronación en la basílica. Muchas de sus características
son propias del teatro medieval, como la división de la
escena en dos ámbitos, el horizontal terrestre y el verti-
cal celeste; asimismo una antigua maquinaria aérea pro-
duce los efectos especiales.
La representación anual, que implica a más de 300
personas volu ntarias en unos preparativos que duran
todo el año, atrae a coda la población de Elch e y está ín-
timamente asociada a su identidad cultural.
El segundo bien cultural inmaterial declarado por la
UNESCO, en el año 2005, es «La Patum de Berga»,
municipio situado al norte de Barcelona. Se trara de
otra manifestació n popular también religiosa y tan1bién
medieval. Su origen se remonta a las festividades que
acompañaban a las procesiones del Corpus Christi, y se
organiza en torno a representaciones teatrales y des files
de personajes diversos por las calles. Coincidiendo con
la celebración del C orpus, tiene lugar entre los meses de
mayo y junio.
262 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Los toques de
campanas manuales:
la normalización del
Patrimonio Inmaterial
No es fácil intervenir en el Patrimonio Inmaterial
sin caer en los tópicos o en la ritualización de activi-
dades tradicionales. Sin embargo, la vía mantenida
por los " Campaners de la Catedral de Valencia»
puede ofrecer pistas para una normalización de este
Patrimonio.
Entendemos por «normalización» aquella actitud,
tanto de los actores como de los espectadores, por la
que se entiende que un fenómeno cultural pasa a for-
mar parte de su Patrimonio, es decir, se convierte en
otro elemento patrimonial más.
Los «Campaners de la Catedral de Valencia,. son
una asociación cultural, creada en 1988 y que desde
entonces, sin interrupción, interpreta los toques de
campanas de la catedral , todas las fiestas del año (al-
rededor de sesenta días y de trescientos toques ma-
nuales). Está formada por unas cincuenta personas de
todas las edades y de todas las formaciones, unidas
por una pasión: los toques de campanas manuales. Al
revés que en otros sitios, en Valencia se toca por «afi-
ció», por una pasión personal, y no por tradición fami-
liar. Esta relación personal es afectiva y efectiva e im-
plica no sólo participar en los toques, sino formar parte
del mantenimiento del conjunto de campanas y colabo-
rar en su difusión. Se trata de voluntarios, en todo
caso, destinando las posibles subvenciones al mante-
nimiento y la restauración de campanas.
Además de sus características festivas, La Patum
presenta una gran riqueza lingüística propia, destina-
da a nombrar tanto elementos, como el gran tambor
emblemático que preside la celebración - el Taba!-, la
Taba -una pandereta-, las Maces -demonios con
mazas y látigos-, las Guites o monstruos que embis-
ten, los Plens o diablos de fuego, como personas -los
Quarre Fuets, que anuncian el principio de los feste-
Las once campanas de la Catedral de Valencia sor
antiguas: entre 1305 y 1735. También hay partituras de
diversas épocas, utilizándose sobre todo la de 1705 de
Herrera.
La existencia de una asociación cultural, que busca
fondos para la restauración y la difusión de las campa·
nas, que se encarga del mantenimiento del conjunto. ,
también de los toques, garantiza una relación con el Ca·
bildo de la Catedral muy diferente, de los antiguos cam-
paneros, que eran asalariados, pertenecían al nivel so-
cial más humilde y se limitaban a hacer «Su santa
obligación». Esta baja consideración motivó en los años
sesenta la mecanización de las campanas, no sólo en l.:
Catedral sino, en toda la Comunitat Valenciana, unida .::
una creencia ilimitada en el progreso, muy característica
de los valencianos.
Siguiendo el modelo de la Catedral de Valencia, y tarn·
bién de la Catedral de Segorbe, hay ya más de una treir-
tena de «Collas de Campaners•>, de grupos locales que
tocan, propician la conservación y la restauración y difu!"-
den sus actividades, sobre todo por internet (http://cam-
paners.com). De manera sintomática, los grupos de carr-
paneros se ubican en las poblaciones más industriales ot
la Comunitat. Igualmente, hay grupos en las provincias 0€
Castelló y de Valencia, mientras que en Alacant, donoe
las dos catedrales tocan exclusivamente a motor, no ha-.•
ningún grupo estable de nuevos campaneros.
La normalización de estos campaneros pasa, pe·
tanto, por su integración en la vida social, comunitaria
patrimonial , cosa que parece ocurrir en la actualidac
Los grupos de campaneros valencianos se reúnen re-
gularmente, una vez al año, cada vez en una poblé·
ción , generalmente en la última torre restaurada, parE
compartir sus experiencias, mostrar sus habilidades
crear, a través de la reunión, un sentimiento de grupc
FRANCESC L LOP 1 B AYC
Etnólogo. Generalitat Valenciana..
jos-, puestas en escena, o «pasadas»: la Paru m d~
cimiento, la infantil y la completa. Gigantes disi:-_
dos de sarracenos desfilan po r las calles realiu.:-
acrobacias, lanzando cohetes y tocando música; e~_
los personajes se reúnen en el baile final o Tir,,_
[En el momento de corregir las pruebas de este l. -
a principios de 2010, ya hay o tras u es manife t--
nes culturales inmateriales españolas declaradas p
 El Patrimonio Cultural inmaterial 1 263

:ESCO: el Silbo gomero, el Tribunal de las Aguas con otros tipos de patrimonios específicos, más acti-
Valencia y el Tribunal de Hombres Buenos de vos, como el arqueológico o incluso el industrial.
;.....rcia.] Tras la firma oficial por parte de España del Con-
Curiosamente, en la lista de bienes españoles decla- venio de la UNESCO, la situación h.a de modificar-
::a.:.os por la UNESCO en las páginas oficiales del go- se; nuevas generacion~s formadas en los nuevos gra-
o español, el Patrimonio inmaterial no aparece; es dos tomarán la batuta de los modelos administrativos
le que, en realidad, sea todavía demasiado inma- y conseguirán, sin duda, que los esfuerzos de la
UNESCO y del propio Estado español al firmar el
¿Cómo se «protegen» estos bienes? Pues velando Convenio sirvan realmente para algo.
:2 q ue nada interrumpa o disturbe su preparación
..... celebración; apoyando la continuidad de los tra-
os artesanales de los que depende la «autenticidad»
rus elementos materiales; dándoles una publicidad
riva ... E intentando evitar que su propio éxito
li...&.:>e con ellos, es decir, el fenómeno de la sobreex-
~ción que analizaremos en el capítulo 25.

~onde se aprende, cómo se ejerce

- co lo que se explicó en el apartado similar del ca-

- -..Jo anterior, puede aplicarse aquí. Está claro que
-responderá al grado universitario de Anrropolo-
- .a formación de personas expertas en este singu-
- :ema. Tendrán que aprender mucho de Sociolo-
- de la naturaleza de la cultura y de Filosofía; no
-i. desde luego, algo fácil «meterse» en otras iden-
.:..ides culturales, pero así ha sido siempre la Antro-
ogía y ése h.a sido habitualmente su principal
-;,olema.
En nuestro mundo de los últimos afíos, es posible
c:..:.onrrar a veces iniciativas de cursos o de seminarios
..,~e Patrimonio inmaterial. Un ejemplo: la Univer-
..:.ld del País Vasco, en sus cursos de verano de 2006,
=~có uno a la «Gestión del patrimonio cultural in-
::-.::erial», con una duración de dos días. El curso, de
....._erdo con su publicidad, abordó especialmente las
,_......di.ciones orales y artesanales, los usos sociales y los
-os festivos. Y otro ejemplo más: el gobierno de la
.!!Z:ión de Murcia celebró en el afio 2007 un Semina-
- - Internacional sobre el tema «El Patrimonio Cul-
_-a.J inmaterial. Definición y sistemas de cataloga-
. rl• , cuyas interesantes actas han sido publicadas en
2008 .
En cuanto a su ejercicio profesional, no será más
-.: una especialidad del Patrimonio etnológico den-
de las adm inistraciones de Cultura. Y, como vimos
- d capítulo anterior, el Patrimonio etnológico ape-
-.,;.,s riene personas expertas en estos organismos, por-
_: su consideración social y administrativa no es
- -·:- favorable y porque se mezcla, indebidamente,
 14 1 El Patrimonio
industrial, científico
y técnico
.:kfinición y características:
patrimonio oxidado
.....'"bón y máquinas de vapor. Minas, hornos y ferro-
:--iles. Mecanización. Concentración de personas en
ugares de extracción y en las fábricas, avances tec-
.ogicos y cambios sociales. Todo este conjunto, y
._cho más, compone lo que en la actualidad deno-
::.:...:iamos Patrimonio industrial, también conocido
:::io una especialidad del Patrimonio arqueológico.
_ por lo tanto, y como hemos visto en el capítulo
~rior, uno de los tipos específicos de Patrimonio
incluye bienes inmateriales, porque las costum-
. los usos sociales e incluso las fiestas y las palabras
muchas comunidades se fijaron en su etapa indus-
- ...;.., en el siglo XlX o primera mitad del XX, y prácti-
..:.,¡;:iente no han tenido tiempo para modificarse. Uno
los recuadros que acompañan a este capítulo nos
rma sobre ese curioso y desconocido aspecto (recua-
26); para profundizar en la dimensión triple de
C!'"'e á po de Patrimonio Cultural (mueble, inmueble e
:.;:iaterial) se recomienda la lectura de Guzmán y Fer-
-..;.:¡dez (2003).
Así pues, su definición concreta sería el conjunto de
a:ies muebles, inmuebles e inmateriales que proceden
l.;le la época de la explotación industrial. Para com-
--roder esta definición, es preciso delimitar esa época,
.:iecir, explicar qué se entiende, en este contexto, por
aploración industrial>).
e trata de un determinado proceso de producción
~-a.eterizado por la mecanización, dentro de una rela-
- n social capitalista. De acuerdo con esta definición,
Patrimonio industrial en España tiene una cronolo-
.;...i. distinta de la que tendrá, por ejemplo, en Inglate-
-- o Francia, y se extiende entre mediados del siglo
;1, con los inicios de la mecanización, hasta el mo-
:.:nto en que esta tecnología comienza a ser sustitui-
da por otros sistemas, ya auromatizados en todo o en
parte, a partir de 1960.
En principio, podría pensarse que este tipo especial
de Patrimonio está constituido por las máquinas que fa-
cilitan el trabajo cotidiano o productivo a los grupos
humanos; pero no es exactamente así. Las comunidades
prehistóricas ya se inventaron y utilizaron máquinas
con esta finalidad, como por ejemplo el arado, y un ara-
do de la Edad del Hierro, o incluso del siglo XIX, mien-
tras no esté mecanizado, no se consideraría un bien cul-
tural industrial. Éstos están situados en otra dimensión,
en esa que conocemos en la historia occidental como la
«Revolución Industrial», que apiñó a hombres, mujeres
y criaturas en las fábricas, que reun ió a la población en
grandes centros urbanos en torno a ellas y que modifi-
có por completo las creencias, el uso de los espacios, los
ritmos horarios, el reparto de los trabajos y los esque-
mas familiares del mundo rural anterior.
Por supuesto, este «accidente» no ocurrió en todas
partes ni al mismo tiempo. Existen grandes regiones
del mundo en donde la Revolución Industrial no se ha
producido, o bien se ha producido en un tiempo tan
actual que ya ha pasado directamente a la automatiza-
ción -otro tipo de revolución, cuyo Patrimonio ape-
nas hemos asumido como tal-. En nuestras propias
regiones las diferencias son grandes, con fuerte inci-
dencia, por ejemplo, en Cataluña, y pequeña en am-
plios territorios de la Meseta.
El resultado final de aquella parte de la historia sue-
le ser un montón de hierros viejos o bien unas instala-
ciones fabriles ruinosas, con aspecto oscuro y sucio y
que además ocupan un suelo que el avance de cualquier
ciudad hace valioso y apetecible. La consecuencia es
previsible: el hierro viejo se reaprovecha o se tira; las rui-
nas acaban de destruirse y en su lugar florece la nueva y
moderna ciudad. Quedan recuerdos, costumbres, pala-
bras, historias que empiezan con «cuando aquí había
266 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
una fábrica», algunas fotografías y a veces un cierto re-
sentimiento social, aunque también muchos casos de
orgullo, hacia el pasado.
Pero en la segunda mitad d el siglo XX, cuando
cristaliza en las administraciones europeas la G estión
del Patrimonio Cultural como una forma propia de
ser y estar en el mundo, ocurre un fenómeno de am-
pliación urbanística como nunca en nuestra historia
se había producido, y los terrenos ocupados en el si-
glo XIX y la primera mitad del XX por los cinturones
industriales, comienzan a ser reclamados como espa-
cios para viviendas o recreo. Al mism o tiempo, la au-
tomatización desplaza a la mecanización; las antiguas
fábricas se abandonan, con su maquinaria pesada y
Cargadero de mineral El Alquife, Almería.
Fondo Gráfico IAPH.
obsoleta; sus grandes espacios para cientos de ob:-:
ras y obreros quedan desiertos ... Es entonces cuaz
do la remodelación del tejido urbano de las gran e:.::..
capitales exige la toma de decisiones concretas: o
destruye el viejo espacio industrial, o se conser.
como testimonio de una época, testimo nio-arn::..
zón, po rque su interior va a ser convertido en ..-=.
museo o en un cine, porque ya n un ca servi rá para
que servía.
Las decisiones son difíciles y muy costosas. No roa.
se puede aprovechar; hay espacios contaminados, con:..
trucciones peligrosas por su estado o por sus mareriab
y además la mayoría de las fábricas están lejos de ro-
ponder a los cánones de belleza y accesibil idad con '

:. público por lo general asocia el Patrimonio Cul-
los centros de ocio, respectivamente.
0r rodo lo anterior, el Patrimonio ind usrrial es el
~esrruido en los últimos treinta años y es tam bién
-:nos apreciado. Porque es al que mejor se le apli-
os adjetivos peyorativos de «inservible», <(viejo» y
.::.ado».
:>e entre sus muchas características pa rticulares
..::u mos destacar el hecho de que se trata, junto con
·:iológico, de uno de los patrimonios específicos
.Jra velocidad >>, es decir, que la misma generació n
_ os usa, los convierte en bie nes culrurales dignos o
:.e ser protegidos. Con palabras de CasaneUes, «a
- r de entonces el mundo que se dejaba cuando
;e morfa, era diferente al que había cuando se ha-
- -:acido» (1997, p. 194).
Otra particularidad es que no se trata de bienes
~os: las máquinas se construyen en serie y las fábri-
-.e repiten según modelos arquitectónicos en distin-
:-an:es de O ccidente. Además, su conservación o in-
:-Kión está lejos de la «autenticidad>>, ya que su uso
--:] y social se ha perdido irremisiblemente. La reuti-
-~1ón lo situará en otro contexto y uso social. El mis-
- .iuro r citado (2007) dice que se trata de un Patri-
- ,io que no es para ser contemplado, sino para ser
:prendido, y que en ese p roceso d e comprensió n es-
ayu dando mucho las iniciativas museológicas de la
_-:.:ia y de la técnica, que introducen a las personas
~os saberes especializados. Tam bién afirma que las
._.edades que han vivido desde hace más de un siglo
- .i industria la valoran y se eno rgullecen de ella, de
..:10 que su puesta en valor y apertura a un público
-meo les parece d eseable; pero habría que recordar lo
_.:ho de o presión social que ruvo el régimen capira-
-,¡ que se vivió y practicó en esas fábricas. Allí murió
_.:ha gente joven, muchas madres abortaron y mu-
; niños y nifias crecieron mal por las condicio nes
-· :nsalubridad con las que trabajaban. Es de suponer
-~ no ha pasado tanto tiempo como para perder esa
_-;e de la memoria histórica, así es que habría que
-~untarse por el verdadero deseo de esas personas o
herederas respecto a esos restos del pasado, con in-
-~ndencia de que existan excepciones.
O rro conjunto de bienes y saberes que fo rman
..:re del Patrimonio indust rial está compuesto por el
.:::iominado «científico y técnico», que se refiere a
'10 lo que queda d e las actividad es de este tipo de
--ocas pasadas: antiguos labo ratorios, centros de ense-
_;_,za abando nados, instrumentos, muebles, cuader-
) de trabajo, anotaciones y archivos de esos labora-
:-ios, y un largo ere., del que casi nunca tenemos una
El Patrimonio industrial, científico y técnico 1 267
clara percepció n, sob re todo porque, según Roca Ro-
sell (2000), las últimas d écad as suponen el máximo
esplendo r de la acti vidad académ ica universitaria y de
investigación sobre el rema, pero da la impresión de
que, d esde el punto d e vista de la conservación y uti-
lización didáctica d e este Patrimonio, la comunidad
científica actual no es lo suficientemente consciente
d e las necesidades del fu ruro .
Las normas no aluden ni desarrollan nu nca este pe-
culiar fragmento del Pau-imonio Cultural, el científico
y técnico. Lo colocan en «la colerilla» de la definición
del Patrimonio, pero luego lo olvidan. No hay investi-
gaciones, ni apenas publicaciones. Incluso a veces se se-
p ara, con argumentos más o menos claros, del Patri-
monio industrial, sobre todo en el caso de los bienes
culturales de carácter «científico», aparentemente aleja-
dos de las fábricas o de las minas; pero lo normal es
que, como yo misma he hecho con el rftulo de este ca-
pítulo, vayan unidos. U no de los recuadros que en él
aparecen nos habla de ello (recuadro 25).
Una historia complicada: la consideración
del Patrimonio industrial en las normas
La historia de este ripo de bienes, desd e su inicio a
mediados o finales del siglo XVlll, puede leerse en
C ruz (2007), co n interesantes referencias literarias y
artís ticas. También es reco mendable la lectu ra del u a-
bajo de Aguila r, en ese mismo volumen y con una
perspectiva más internacional .
Por su parte, Casanelles (1997) explica que fue a me-
diados de los años sesenta, en Inglaterra, cuando apare-
cieron algunos grupos de personas que comenzaron a
valorar los restos de la Revolución Industrial como un
Patrimonio digno de ser conservado, sobre codo porque
esa Revolución fue aUf más temprana que en ningún
otro país y más fuerte, representando su época de mayor
riqueza. La fecha concreta de 1965, año en el que se ma-
terializó una protesta contra la destrucción de la estación
de Euston, en Londres, se roma como símbolo del ini-
cio de la consideración social de este Patrimonio.
A España Uegó este movimiento a principios de los
ochenta, sobre codo a las dos regiones más tem prana-
mente industrializadas, Catalu fia y el País Vasco, que al-
bergaron los primeros Museos de la C iencia y la T écni-
ca. A mediados de esa década se creó la Asociación
Española del Patrimonio Industrial y de la O bra Públi-
ca, que fue seguida de otras, paralelas, en distintas
CCM (Vicenri Parrearroyo 2007), de las que luego ve-
remos algunas.
268 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Museos de ciencia
y tecnología.
Un ejemplo en el
panorama español:
el Museo Nacional de
Ciencia y Tecnología
de Madrid
En el panorama internacional se diferencia claramen-
te lo que es un museo y lo que es un «Science Center»,
conocidos en España como «museos interactivos», cali-
ficativo en el que sobraría la palabra «museo», dado que
estos centros se ocupan de muchas tareas que compar-
ten con los museos, especialmente las didácticas, pero
no de todas las que son la esencia de cualquier museo:
el estudio, la conservación, la investigación, la restaura-
ción y la difusión exposiciones permanentes y tempora-
les, traslados, seguridad, etcétera.
En el panorama español contamos con tres centros na-
cionales vinculados con colecciones científicas: el Museo
Nacional de Ciencias Naturales y el Real Jardín Botánico
(ambos dependientes del CSIC), así como el Museo Na-
cional de Ciencia y Tecnología. Otro museo estatal de cien-
cias es el Geológico y Minero. Además, hay museos rela-
cionados de algún modo con la historia de la tecnología: el
Museo Naval, el Museo del Ferrocarril, el Museo del Aire y
otros, con temas científicos concretos, dependientes de las
universidades y otras instituciones, como el Museo de la
Farmacia Hispana, o la Real Botica de Palacio Real...
Ésos son nuestros museos de ciencia y/o tecnología
y hay que decir que en todos ellos se realiza una labor
de gran importancia, aunque la reciente marcada
apuesta por la ciencia básica y la aplicada en España
debería ir acompañada ahora por otra, en la que los
museos de ciencia y/o tecnología, siempre escasos de
recursos por la falta permanente de decisiones sobre
el modo de potenciar estas instituciones, tan valoradas
en otros países por su tremendo potencial educativo y
de acercamiento de la sociedad a la ciencia, cuenten
con los recursos adecuados para realizar su labor cor
una orientación propia del siglo xx1.
El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (desde
ahora MNCT) ha sido entre ellos uno de los que más
dificultades tuvo durante años para llevar adelante sus
metas, razón por la que en su entorno surgió una ini-
ciativa privada, su Fundación de Apoyo al MNCT, COI'
cuya ayuda el museo pudo avanzar, especialmente en
toda su labor educativa, aportando la fundación dieci-
siete técnicos superiores.
El MNCT seguía contando en su sede de Madrid, en
2008, con unas instalaciones poco adecuadas, lo que di-
ficultaba un desarrollo que sigue pendiente de decisicr
nes que deben resolver la dotación del edificio, instala-
ciones y personal imprescindibles, para poder convertirse
en una institución de referencia obligada entre los muse-
os europeos. Es algo que debe ir mucho más allá de
«Unas instalaciones», requiriendo de un personal COf"l
alto nivel de formación, equivalente al de los museos re-
levantes de su especialidad, como sucede en el Scien-
ce Museum (Londres), el Deutsches Museum (Múnich
o el Natural History Museum (Nueva York), cuyo nivel es
acorde con el de sus conservadores, especialistas muy
reconocidos en las materias sobre las que trabajan.
Pero mientras se espera ese futuro que el MNCT
merece, la tarea de incorporación del museo al pancr
rama nacional, y especialmente al internacional, en el
que se encuentran sus principales vínculos científicos
y académicos, ha sido una realidad desde 1992.
Las colecciones más relevantes del MNCT pueden co-
nocerse desde 1997 en su exposición permanente, donde
se presentan acompañadas de herramientas multimecfia
diseñadas y realizadas con rigor científico por su equipo.
En muy pocos museos del mundo el Patrimonio cien-
tífico va acompañado en su exposición por un multime-
dia como «Movimientos•>, instalado junto a cada vitrina
mediante el que es posible entender cómo funcionaba
cada uno de los instrumentos expuestos. Tampoco es
frecuente que exista una creación como «Pequemu-
seo», en la que los pequeños puedan «navegar» por la
física, de la mano de personajes como Doña Polea, que
les acerca a la mecánica, Don Imán, que les inicia en el
magnetismo, y otros personajes singulares.
Y es también una novedad apreciada por el público
el hecho de encontrarse con una creación multimedia
como «Antes que la Ciencia: Intuición, Inteligencia, Co-
nocimiento y Armonía,., que permite a los visitantes
acercarse a la evolución de la inteligencia humana

:leSde la Prehistoria y la Edad de los Metales, pasan-
::io por el Mundo Antiguo: Mesopotamia y Egipto; el
Clásico: Grecia y Roma; o el mundo medieval, en cu-
¡as aportaciones a las tecnologías antiguas, la arqui-
·ectura, la navegación, la astronomía, las matemáticas,
etc., podría sumergirse el visitante durante días (lo que
e animará a volver al museo).
El MNCT cuenta además, como apoyo a su exposi-
caón, con otros elementos interactivos, imprescindibles
en cualquier museo de ciencia, para potenciar la cone-
• IÓn y participación directa de los visitantes, que pue-
:>en elegir el manejo de cualquiera de esos elementos,
ayudados, especialmente en el caso de las visitas en
~po, por el equipo de didáctica Oóvenes monitores, li-
cenciados/as en distintas materias de ciencias) .
Otra creación vinculada con la necesaria «interac-
:uación inteligente» entre nuestros científicos, el profe-
sorado de educación secundaria, los jóvenes y los ni-
'los y niñas es FOROCIENCIA, el marco conceptual
crnado con la ayuda de la Fundación y de los distintos
"'linisterios de los que dependió el MNCT.
Este foro ha potenciado desde hace diez años las dis-
tas facetas educativas orientadas a partir de una filoso-
'la propia, muy vinculada a las experiencias educativas
españolas de lo que fue la Institución Libre de Enseñan-
za y la Residencia de Estudiantes, haciendo posible el
.1NCT, en sus distintos programas, el acercamiento al
""'lllndo de la ciencia, de la mano de los científicos más re-
.evantes, a los participantes de cada uno de ellos. Son
:irogramas como: Charlando con nuestros sabios, Mara-
:ooes Científicos y el Ciclo de Cine y Ciencia, en el que
se establece una comunicación positiva y siempre sor-
:>rendente entre los científicos y el público.
El Patrimonio industrial , científico y técnico 1 269
Programas educativos existen en casi todos los mu-
seos de ciencia y en los «Science Centers» españoles
y los de otros países, siendo muy apreciados por sus
usuarios, pero el modelo del MNCT, inspirado en aque-
llas experiencias de los años treinta, supone una apor-
tación poco frecuente y ha sido en los últimos años un
reto y una fuente de inspiración para otras instituciones.
Los museos de ciencia se «atreven» cada vez con
gente más menuda y también lo hace el MNCT en un
programa especial: El Jardín de la Ciencia, en el que
desde los tres años de edad, se acercan a los fenóme-
nos de la física, a la astronomía, a las mediciones del
tiempo y del espacio, al conocimiento de los antiguos
navegantes y a muchas cosas más.
La apuesta del MNCT y de la Fundación estuvo siem-
pre enlazada con la idea de la calidad, la originalidad y
la excelencia. La filosofía de sus líderes ha caminado
siempre en esa dirección, a partir de la conciencia de la
necesidad de llegar a la sociedad, para fomentar la cul-
tura científica, elemento de comprensión imprescindible
para la ciudadanía del siglo xx1 y para el impulso de
unas vocaciones científicas necesarias.
Pero, como sucede con cualquier museo, sus colec-
ciones históricas de astronomía, geodesia, navega-
ción, mediciones, mecánica, electricidad, sonido, ópti-
ca, calor, meteorología, medicina, tecnología, primeros
aparatos de grabaciones de sonido, precinema, comu-
nicaciones, relojes, automóviles e industrias de todo
tipo son la auténtica esencia de este centro.
AMPARO SEBASTIÁN
Vicepresidenta de la Fundación de Apoyo al
Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de Madrid.
270 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Pero, ¿cómo denominar a este conjunto de hierros
y edificios obsoletos? ¿Patrimonio arqueológico indus-
trial? ¿Patrimonio industrial? ¿Patrimonio etnológico
industrial? Revisando las normas ya vimos en el capí-
tulo 12 cómo lo industrial se m ezcla con lo arqueoló-
gico y con lo etnológico. Sólo hay que recordar el Tí-
tulo IV de la Ley de Patrimonio C ultural de Galicia, de
1995, con sus bienes inmuebles de cardcter industrial,
que son etnogrdjicos y susceptibles de ser estudiados con
metodología arqueológi-ca, para comprobarlo.
También la arquitectura industrial se ha tomado a
menudo como Patrimonio arquitectónico y como tal se
ha declarado o protegido. Todas estas ambigüedades
han provocado una cierta dejadez por parte de las ad-
ministraciones respecto a la consideración concreta de
este tipo de bienes. Pero tal vez el aspecto más negativo,
sobre todo de cara al futuro, sea la inexistencia de un
ámbito académico de especialidad que se ocupe especí-
ficamente de ellos; de hecho, la diversidad de agentes
que intervienen en él tiene como consecuencia lógica la
Estación de RENFE, Almería.
Fondo Gráfico IAPH.
disparidad de criterios, lo que causa un efecto negati\
en la propia sociedad receptora de los m en sajes.
Por lo que respecta a las normas sobre Patrimon..
Cultural, hemos de recordar w1 dato muy relacionac
con su propio concepto: nació y se desarrolló en la Eurr-
pa occidental unido a las obras de arte, grandes y lujoso
edificios o valiosos y bellos cuadros. En ese contexto bu:-
gués y privilegiado, ha ido siendo difícil encajar otros ;:-
pos de bienes culrurales, como los arqueológicos, que e::
su mayoría carecen de grandiosidad y belleza; por 51..:-
puesto, lo mismo ocurre con los etnológicos m ateriales :
inmateriales, como acabamos de analizar en los capírulo
anteriores, y lo mismo va a ocurrir, incluso de forma ~
acentuada, con el Patrimonio industrial, que además ;-_
siquiera es antiguo. Sus valores tienen poco o nada ql-C
ver con la belleza o con el arte, por lo que está siendo d..~
fícil su inclusión en las normas como un elemento ~
que se deba proteger. Curiosamente, resulta ser, sin em-
bargo, uno de los tipos de Patrimonio Cultural más con-
siderado por la sociedad civil, como luego veremos.

bito internacional
1.1 UNESCO ni el Consejo de Europa han publica-
Convenios o Convenciones sobre este tipo de Patri-
nio Cultural.
En el Consejo de Europa existe un Texto adopta-
por la Asamblea Parlamentaria bastan te cempra-
de 1979 (Recomendación 872), sobre Arqueolo-
lndustrial, pero el único documento importante
...,ublica en 1990, con el título «Recomendación re-
' "ª a la protección y la conservación del Patrimo-
cécnico, industrial y de ingeniería civil en Euro-
Sus objetivos van a ser los mismos que en las
-nás recomendaciones de este tipo: inventa rio, se-
::::.:ión, protección, difusión, cooperación, etc., sólo
_e esta vez se aplica codo ello a un nuevo cipo de
~nes culturales que, al menos hasta ese momento,
han sido apenas tratados en los ámbitos incerna-
nales. En la presentación, este documento recuer-
- que el Patrimonio T écnico, Industrial y de lnge-
El Patrimonio industrial, científico y técnico 1271
niería Civil constituye una parte integrante del Patri-
monio Hist6rico de Europa, así como el hecho de ha-
ber organizado cuatro coloquios sobre este tema, uno
de ellos en Madrid, sobre Obras Públicas e Ingeniería
Civil. Asimismo, establece que no se trata sólo de los
edificios, monumentos u objetos, sino también del
entorno físico, como un conjunto de conocimientos,
de técnicas y de formas de vida. Aquí puede verse la
alusión clara al cipo especial de Patrimonio in material
que emana del Patrimonio industrial, del q ue trata
uno de los recuadros de este capítulo (recuadro 26).
La selección es una de las herramientas principales
en el proceso de protección de este Patrimonio, ya que
se asume la imposibilidad de conservarlo todo -lo que
ocurre en codos los demás cipos, sólo que en éste pa-
rece más obvio-. Pero esa selección dependerá del gra-
do de conocimiento, por lo que lo primero, como de
costumbre, es inventariar y documentar. Se habla
también mucho en esta Recomendación de las medi-
das que se han de tomar para sensibilizar al público
sobre la necesidad de proteger estos restos, apoyando
el «turismo industrial» y cuidando de la formación es-
pecializada dentro de las universidades.
Por lo que respecta a la UNESCO, a pesar de que
algunas de las declaraciones de Patrimonio Mundial
afectan a bienes de carácter industrial -en España sólo
uno: el puente colgante o trasbordador de Porcugalete,
en Bilbao, declarado en el año 2006-, su preocupación
por este Patrimonio es muy tardía y ligada siempre a su
naturaleza de «Monumento», por lo que son los Comi-
tés Nacionales de ICOM OS los que suelen tratarlo de
forma más o menos específica. Así ocurre con una Aso-
ciación Internacional «paralela» y colaboradora, el «Co-
mité Internacional para la conservación del Patrimonio
Industrial» (TICCIH), creado con motivo de una Con-
ferencia sobre el cerna, en el año 1978, y en la actuali-
dad implantado en casi cincuenta países. Concreta-
mente, en España se crea en 2004 y, al menos en
principio, se propone conrinuar la labor de la desapare-
cida Asociación Española para la preservación del Patri-
monio industrial, que tuvo w1 destacado papel en los
años ochenta.
El TICCIH es en realidad la Organización Mun-
dial para la Arqueología Industrial, destinada a fomen-
tar la conservación, investigación, documentación y
formación en codos los aspectos del Patrimonio in-
dustrial. Las personas asociadas reciben un boletín tri-
mestral que incluye noticias de codo el mundo, así
como artículos de opinión al respecto. Cada tres años
celebra un Congreso internacional; el T ICCIH de Es-
paña firmó un acuerdo de colaboración con el Comité
272 I Los tipos de Patrimonio Cultural
de ICOMOS España en 2006, y con él trabajan diver-
sas y numerosas instituciones: el Instituto de Patrimo-
nio Cultural de España del Ministerio de C ultura
(IPCE), el Centro de Estudios Históricos de Obras
Públicas y Urbanismo, del Ministerio de Fomento, y
Puente colg1111te de Port11g11lete, Bilbao,
P11trimo11io Mu11di11/. Foto Belén R. Nuere.
las principales asociaciones civiles españolas especiab-
zadas en el Patrimonio industrial, como Patrimoni
Industrial, Cultural y Naturaleza, de Asturias; la Aso-
ciación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra PúbL-
ca; la Asociación del M useo de la Ciencia y de la Te~­
nica y de la Arqueología Industrial de Cataluña; o :_
Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid. ;.
través del Inventario de Patrimonio Industrial.
Además, esta Asociación o Comité internaciona.
en el marco del V Coloquio Latinoan1ericano del Pa-
trimonio Industrial, realizado e n Argentina en el afü.
2007, publicó una «Declaración Iberoam ericana C!
Patrimonio Industrial», cuyo conten ido podemos \ "C:
en el cuadro 14.1.
Ámbito nacional
Como ames anuncié, existe una verdadera confusio-
terminológica para designar a este tipo de bien es y, so-
bre todo, al tipo d e bienes al que debe o puede ir u~­
do. Para muchas personas, la ciencia que estudia ~
Patrimonio industrial se den omina «Arqueología ir:-
dustrial» y no hay duda de que se trata de bienes ar-
queológicos, porque representan contextos sociala
pasados y bastante «ocultos»; pero al mismo tiempo e<
un pasado tan reciente y, a veces, tan presente, qt:~
más que conservarse la acción, se conserva la tradicio-
o la memoria, la influencia social de esa actividad ir:-
dustrial. Ésta es una de las razones por las que, al me-
nos en la última d écada, ha pasado a denominarse Pa-
trimonio industrial, y a considerarse un conjunto ci=
bienes separados del Patrimonio arqueológico y de
Patrimonio etnológico, con independencia de que do
de las metodologías que se usen para su estudio ser
la Arqueología y la Antropología. Porque también ,
estudi a la Ingeniería y un largo etcétera.
De acuerdo con Aguilar (1 998), la protección de.
Patrimonio industrial comienza en nuestras region~
de una forma más evidente en la segunda mitad de 1
ochenta y quienes la inician son t res administracione..
(Cataluña, Andalucía y Asturias), dos universidades _
Politécnica de Madrid y la Un iversidad de Valencia
las asociaciones culturales más fuertes (la vasca, la \ ..-
lenciana y la asturian a). No obstante, los trabajos y 1-
iniciativas llevados a cabo por todas estas organizacio-
nes o centros, basados en su m ayoría en la realizacio-
de inventarios, presentan un defecto de partida de cL-
fícil solución: la indefinición legal y real del Pam-
monio industrial, que puede incluir restos hasta la épo-
ca de la última guerra civil española, o bien hasta le-
 El Patrimonio industrial, científico y técnico 1 273

CUADRO 14.1
Declaración Iberoamericana de Patrimonio Industrial

::n el marco del V COLOQUIO LATINOAMERICANO E IN TERNAC IONAL DE PAT RIMONI O INDUS-
:UAL realizado en Buenos Aires, Argenrina, en el mes de septiembre de 2007, los presidenres y represenranres de
--:CC IH (The Inrernarional Commerre for che Conservarion of che lndusrrial Herirage) de l beroamérica, conside-
-~, do las amenazas e imperiosas necesidades de valorización de nuestro patrimonio industrial ,

:\CUERDAN:
C rear una plaraforma de Patrimonio Industrial, inregrada por los represenranres y presidenres de T ICCIH de cada
-'º de los países iberoamericanos presenres en el V COLOQUIO LATINOAMERICANO E INTERNACIONAL
_ E PATRIMONIO INDUSTRIAL en Buenos Aires, Argenrina.
Co nsolidar nuestros comirés nacionales, aprovechando nuestra raíz culrural común , con el objerivo fu ndamenral de
~calece r su acruación, fomenrando la colaboración mutua e incenrivando la incorporación de nuevos países a TIC-
.::: H, cales como Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela y los países de Am érica Cenera! y el Caribe.
C rear un BOLET ÍN DIGITAL para ayudar al intercambio de informació n enrre nuesrros comités, con el objerivo de
-errar, difundir y señalar las urgencias, las acrividades y los problemas inherenres al Parrimonio Industrial en nuesrro ám-
:o iberoamericano. Se designa a René Borerro, representanre de TICCIH Uruguay, como coordinador y gesror del bo-
:-:m q ue inicialmenre rendrá carácrer mensual. Los represenranres y presidenres asisrenres a esca declaración se compro-
-:eren a colaborar en la oporruna enrrega de información y noricias que serán difundidas en sus lenguas de origen.
Difu ndir la imporrancia del Parrimonio Ind usrrial como facror de idenridad, poseedor de valores culwrales univer-
.._.es y herramienra potencial de desarrollo económico de las comunidades locales en lberoamérica.
Colaborar en la roma de conciencia y en la difusión de la existencia de zonas industriales abandonad as en nuesrras
_ J dades, muchas veces pertenecientes a los propios Esrados, enfatizando la urgencia de gestionar adecuadamenre esre
:-.urimonio poniendo especial énfasis en la creación de instancias de protección y normativas que regulen su puesta en
.tlo r y sus nuevos usos, resperando su pasado de cara al fururo.
Esrablecer programas de rurismo industrial que difundan y pongan en valor esre parrimonio, dada su crecienre im-
:-orrancia en los ámbiros académicos, culrurales, sociales y políricos, generando actividades económicas que recreen iri-
-erarios, sirios y paisajes culrurales.
Recomendamos que rodas escas iniciativas e inrervenciones esrén dentro de las normas inrernacionales de UNES-
0 y especialmenre con la Carra del Turismo Culrural, sin alrerar ni distorsionar los lugares de la memoria del eraba-
\" la producción.
C onsideramos un derecho el conocimienro y la difusión culrural de esros sirios industriales por la sociedad roda.
Recomendamos el desarrollo de programas de cooperación enrre insriruciones, enridades públicas y privadas, per-
nas jurídicas y narurales, académicas y profesionales, para formular planes de esrudio, acruación, inrervención y ges-
-:on, que salvaguarden y protejan al Parrimonio Indusrrial en nuesrra región , convirriéndolo en un recurso de desa-
-ollo e inregración de nuestras socied ades.
Es nuesrra voluntad declarar un éxito la realización del V C OLOQUIO LATI NOAMERICANO E INTERNA-
.:IO NAL DE PATRIMONIO INDUSTRIAL llevado a cabo en Buenos Aires, Argenrina, y felici tamos a los o rgani-
::..ldores de esca iniciariva. Nos comprometemos a seguir apoyando y trabajando para la realización en rres años más,
.;.uranre 2010, del VI COLOQUIO LATINOAMERICANO DE PATRIMONIO IN DUSTRI AL, que se llevará a
...;bo en Brasil.

Firman:
\1aría Graciela Viñuales, Presidenra T ICCIH-Argenrina; Jorge Tarrarini, Presidenre COAPI-Argenrina; Cristina
leneghello , Presidenra TICCIH-Brasil; Jaime Migone Rerrig, Presidenre TICCIH-Chile; Miguel Ángel Álvarez Are-
~~ . Presidenre TICCIH-España; Asunción Feliú, Secreraria TICCIH-España; José Manuel López Cordeiro, presiden-
-~ .-\PPI (Porrugal) y Presidente TICCIH- Porrugal; Humberro Morales, represenranre TIC CIH-México y René Bo-
-erro Ovalle, represenranre TICCIH-Uruguay.
274 Los tipos de Patrimonio Cultural
1

años ochenta, o bien de todo tipo de industrias perte-

CUADRO 14.2
necientes a cualquier época ...
Está claro que la indefinición legal del Patrimonio El Patrimonio industrial en las Leyes espafiolas
industrial en nuestras normas llega al punto de hacer sobre Patrimonio Cultural
pensar a algunos/as autores/as que el contexto legal en
el que estos bienes deberían protegerse es el de la Orde- No lo considera:
nación territorial (Alonso Ibáfiez 1999). Como ya se LPHE (1985)
vio en el capítulo 6, esto mismo puede decirse de cual- País Vasco (1990)
quier otro conjunto de bienes culturales de carácter in- Cataluña (1993)
Valencia (1998)
mueble, y de hecho es así: el Patrimonio Cultural in-
Canarias ( 1999)
mueble, sea arqueológico, mon umental, etnológico o
La Rioja (2004)
industrial, ha de ser tratado, considerado y protegido
Murcia (2007)
por las normas y las políticas de O rdenación territorial.
En el cuadro 14.2 se presenta el modo en el que las Forma parte del Patrimonio emológico:
leyes de Patrimonio Cultural de las CCAA y la estatal Galicia (1995)
han tratado a estos bienes. Un primer grupo, en el que Madrid (1998)
se incluye esta última, y que es el más numeroso, no Aragón (1999)
los considera. A continuación vienen las cinco CCAA Extremadura (1999)
que lo definen o lo tratan como parte integrante del Castilla y León (2002)
Patrimonio etnológico. La primera en hacerlo así fue
Galicia, para la que son los bienes de cardcter etnológi- Dentro del capítulo de Patrimonio emológico,
co que constituyen restos flsicos del pasado tecnológico, pero separado:
productivo e industrial susceptibles de ser estudiados con Navarra (2005)
metodología arqueológica (art. 66). Esta relación doble,
con lo etnológico y con lo arqueológico, se reduce a Forma parte del Patrimonio arqueológico:
una sola para la Comun idad de Madrid, que en su art. Castilla-La Mancha (1990)
47 afirma que . .. también forman parte del Patrimonio Cantabria (1998)
etnológico aquellos bienes de interés cultural que son ex-
presión del pasado productivo, tecnológico e industrial.
Solo, con un capítulo o título propio:
Por su parte, Aragón, Extremadura y Castilla y León Baleares ( 1998)
lo definen de la misma manera, incluso usando, en va-
Asturias (2001)
rios casos, las mismas palabras. Andalucía (2007)
Navarra lo incluye también en el mismo capítulo
del Patrimonio etnológico, pero lo separa de él, dedi-
cando dos artículos (66 y 70) a su definición y a su
protección. De esta norma hay que destacar la prohi- del pasado tecnológico, industrialy productivo ... suscep-
bición que establece de destruir maquinaria industrial tibles de ser estudiados mediante la metodología propr.:
de fabricación anterior a 1900, salvo casos autorizados. de la Historia del Arte, Historia Económica o Histor._
Viene después el grupo de CCAA que lo incluyen de la Ciencia y de la Técnica; en el artículo siguienr:
dentro del Patrimonio arqueológico - aunque tam- presenta una clasificación de este tipo de Patrimonio
bién Galicia podría entrar aquí, como acabamos de fábricas, edificios, vehículos, máquinas ... que haya
ver-. Son Castilla-La Mancha y Cantabria. Ambas perdido el sentido prdctico y permanezcan sin utiliuzr
consideran los bienes industriales como una especia- Llama la atención la cuestión de las metodologías, y2
lidad de la Arqueología, lo que, como hemos visto y que, al menos en mi opinión, faltan la arqueológica -
seguiremos viendo, es muy normal. la arquitectó nica . .. O sobran todas, puesto que u::
Por último, hay tres CCAA que dedican al Patri- bien del Patrimonio industrial puede ser estudiado
monio industrial un capítulo o título propio. La pri- con muchas metodologías, incluyendo algunas ta::
mera en hacerlo fue la de Baleares, en 1998, que tra- distantes como la química o la física.
ta del «Patrimonio Histórico-Industrial» en su Título Asturias, en el año 2001 , dedica al que tambie::
V, con dos artículos. En el 68 lo define como los bie- llama «Patrimonio Histórico-Industrial» la secció::
nes muebles e inmuebles que constituyen manifestaciones III de su norma, con tres artículos. Su tratamiento o

_-.- parecido al an terior, primero la definición y lue-
.os ripos de Patrimonio industrial o elementos que
? rerenden valorar, entre los que se incluyen los
:ldos documentales relacionados con la induscriali-
.....:..ón. Destaca por su originalidad el are. 78, en el
se dice que serán objeto de especial recopilación
~rud io los aspectos sociales de la industrialización
:nuy especialmente los relacionados con los cam-
en la vida cotidiana y con la historia del movi-
enro obrero, incluyendo los correspondientes testi-
nios o rales. Es evidente que está refiriéndose a ese
:'O especial de Patrimonio inmaterial que emana del
uri monio industrial.
Tal vez por su fecha más tardía -aunque también
mismo año es la de Murcia, que no traca este
.Mrimon io-, la única norma que denomina a escos
enes «Patrimonio industrial» es la nueva de Anda-
~. Adem ás, es la que más espacio le dedica, con
do un Título, el VII, y cuatro arúculos. En el 65 se
c:acñne: Está integrado por el conjunto de bienes vincu-
s a la actividad productiva, tecnológica y fabril y de
:ngenieria ... En cuanto son exponentes de la Historia
cral, técnica y econ6mica .... En los otros dos, se da-
El Patrimonio industrial, científico y técn ico 1 275
siñcan, se hace mención especial de la inclusión del
paisaje en este contexto y se establece q ue se tend rán
en cuenta anee codo aquellos bienes industriales en
claro peligro de desaparición y que codos ellos serán
protegidos por las norm as urbanísticas.
También es la Ley andaluz.a la ún ica que dedica uno
de sus dos nuevos cipos o categorías de BIC al Patrimo-
nio Industrial. Como vimos en el capítulo 5, se deno-
mina «Lugar de Interés Industrial» y se define como pa-
rajes, espacios, construcciones o instalaciones vinculados a
modos de extracci6n, producci6n, comercializaci6n, trans-
porte o equipamiento que merezcan ser preservados por su
relevante valnr industrial, técnico o científico (are. 26.7).
A vueltas con las palabras: Arqueología
industrial o Patrimonio industrial
Como acabamos de ver en este repaso por la .normati-
va, sus definiciones y sus ausencias, parece existir cierta
confusión a la hora de llamar por su nombre a este tipo
de Patrimonio Cultural. Es cierto que su naturaleza lo
acerca a veces al etnológico, otras al arqueológico y, por
276 I Los tipos de Patrimonio Cultural
supuesto, muchas al monumental o arquitectónico.
Hay que señalar que la m ayoría de estas dudas están co-
nectadas con la existencia de las dos posibilidades cro-
nológicas a las que se ajusta el concepto de Patrimonio
ind ustrial: por un lado, la estricta, que es la que aquí se
defiende, y que constriñe este tipo de Patrimonio al
producido desde el inicio de la Revolución indumial
hasta mediados del siglo XX, cuando aparece la automa-
tización en los procesos fab riles o industriales.
El otro concepto/cronología es más amplio, e inclu-
ye cualqtúer tipo de maquinaria, incluso la más simple o
antigua, destinada a facilitar, de forma mecánica, el tra-
bajo de las personas.
Pero creo que la duda más frecuente oscila entre
llamarlo Patrimonio industrial o «Arqueología indus-
trial», es decir, la confusión d e los bienes con la propia
disciplina que los estudia (Bengoetxea 2006, p. 523) y
también creo que, al menos en el momento presente,
está bastante fuera d e lugar y es fácil de resolver. Para
comprenderlo mejor, pensemos en la existencia del
Patrimonio arqueológico por un lado (los bienes mue-
bles e inmuebles susceptibles de ser estudiados con de-
terminada metodología) y de la Arqueología por otro,
que es precisamente esa metodología.
Pues lo mismo sucede con el Patrimonio industrial.
Existen por un lado los bienes (que son muebles, in-
muebles e inmateriales) y por otro variadas metodolo-
gías para estudiarlos; las más frecuentes e históricamen-
te mejor asentadas han sido las arqueológicas, de ahí esa
especialidad de la Arqueología, la industrial, que como
tal se estudia, se investiga y se publica en la mayoría de
las universidades del mundo occidental.
La Arqueología industrial es, por lo tanto, un mar-
co de trabajo interdisciplinar, en el que intervien en
muchas ciencias, como la Antropología, Sociología,
Economía, Historia, Geografía, etc. (Candela Soto et
al. 2002). El Patrimonio industrial son los bienes so-
b re los que se aplica este marco de trabajo. Ambos
son compatibles, pero se trata de dos cosas distintas.
La gestión se p roduce o se ha de producir sobre el Pa-
trimonio industrial. Los estudios y las investigaciones
pueden ser, si así se plantea, d e Arqueología indus-
trial. Una vez comprendido esto, también entendere-
mos que a m enudo se le denomine «Patrimonio ar-
queológico industrial».
Además de lo que se acaba de explicar, otra fuente
de dudas terminológicas es el hecho de que existen mu-
chos subtipos de Patrimonio industrial que se encuen-
tran en las publicaciones, asociaciones y museos: mine-
ro, militar, naval, ferroviario, aeronáutico, aeroespacial,
farmacéutico, científico y un largo etcétera que casi de-
pende de la imaginación de cada cual. Evidentememe.
si separamos uno de éstos, por ejemplo, el naval, y ~
analizamos a fondo, veremos que no sólo debería in-
cluir los barcos y derivados posteriores a la Revoluciór
Industrial, sino todo vehículo para surcar las aguas, has-
ta un bote de remos ... Está claro que esto p roduce con-
fusión, pero no mayor que la que produce la <<necesi-
dad» de dividir drásticamente entre un tipo y otro de
Patrimonio Cultural, tema que ya hemos explicado a.
principio de este libro.
El Plan Nacional de Patrimonio industrial
El IPCE del Ministerio de Cultura inició en el año l 9<r
un Plan Nacional (véase capítulo 16 para la explicacior
de este concepto) dedicado al Patrimonio industrial y c.o-
menzó por acotar la definición, con el fin de separar es-
tos bienes de los etnológicos o etnográficos: se trata ck
un Patrimonio producto de una determinada relacior
social, la capitalista, y con un concreto sistema tecnol ..
gico, la mecanización (Fernández-Posse 2007) . Para ....
puesta en marcha de este Plan Nacional se exigía tam-
bién la integridad de los bienes que se iban a tratar, es de-
cir, que contara con todos los elementos o componenro
que lo hacen inteligible; de ese modo, además de los bie-
nes, se tenía en cuenta el contexto físico o geográfico
su proceso histórico, incluyendo producción, transporte
y consumo (op. cit. p. 21). Se establecieron inicialmem.r
una serie de tipos de bienes industriales (cuadro 14.3).
CUADRO 14.3
1
Tipos de bienes industriales establecidos
por el Plan Nacional
l. Elemenros aislados (un puente, un horno)
2. Conjunros industriales: se conservan rodos sus com-
ponentes (una factoría)
3. Paisajes industriales (una cuenca minera)
4. Máquinas (de coser, de encorchar, ere.) o componen-
res sueltos
S. Patrimonio industrial inmaterial: técnicas, modos de
vida, costumbres y relaciones sociales derivadas de la in-
dusrrialización

Las razones expuestas en el propio Plan para su
están claras: no sólo son todavía muv numero-
.::10
-cuánto, no se sabe, porque no están inventaria-
CUADRO 14.4
Contenido de los Planes Directores del
Plan Nacional de Patrimonio industrial
l. Planimetría y documentación gráfica.
1 . .\1emoria descriptiva y análisis del bien, su contenido
su enrnrno.
3. :\nál isis y valoración histórica y culrural.
-t. Estudio jurídico.
" · .-\nálisis y d iagnóstico de los bienes, elementos, con-
~nido y enromo. Instalaciones con potencial de riesgos.
Esrudios específicos, incluyendo arqueología, analíti-
- etcétera.
- . Propuestas y programación.
- Plan de gestión y difusión.
CUADRO 14.5
Criterios de valoración y selección de bienes para
el Plan Nacional de Patrimonio Industrial
.\.
- Valor testimonial
- Si ngularidad y/o represcnratividad tipológica
- Autenticidad
- lnregridad
3.
- H istórico-social
- Tecnológico
- ..\rtísrico-arquitectónico
- Territorial
c.
- Posibilidad de restauración integral
- Estado de conservación
- Plan de viabilidad y renrabi lidad social
- Siruación jurídica
El Patrimonio industrial , científico y técnico 1 277
dos- los restos de esre üpo de Patrimonio, a pesar de
la gran velocidad de su destrucción, sino que al no ser
ya t'ttiles, suponen una carga para la sociedad, con ab-
soluta desprotección legal, con muchas d ificultades
para su conservación íntegra - q ue en la p ráctica es
imposible- y con una socied ad muy poco p reparada
para asumirlo. Menos incluso que ante los otros tipos
de Patrimonio.
Se crearon comisiones, se d iscutió el sistema de se-
lección, un «catálogo de mínimos» y los contenidos de
los Planes Directores (véase cuadro 14.4), haciendo hin-
capié en el enfoque social, en los procesos de producción
y formas de vida, así como en las fuentes documentales,
gráficas y escritas, de los archivos (op. cit. 22).
Se acordó otorgar valor testimonial a algunos restos
aislados, como las chimeneas, aunque en todo momen-
to predominó la contextualización.
Los criterios de valo ración y selección se basaron
en tres variables; sus posibilidades pueden verse en el
cuadro 14.5.
Se invitó a las CCAA a que enviaran listas de bie-
nes susceptibles de ser incluidos en el Plan Nacional.
Tras varias reuniones, en el año 2002 se seleccionó una
cincuentena de propuestas para ser objeto de las pri-
meras actuaciones. Y ahí comenzó realmente el Plan
Nacional, el proceso normal de este tipo de Planes: in-
tentos, correcciones, problemas, n uevos intentos (cua-
dro 14.6), etcétera.
CUADRO 14.6
Planes Directores iniciados en la primera fase
del Plan Nacional de Patrimonio Industrial
- Fábrica azucarera Nuestra Señora del Pilar, Motril,
Granada.
- Pozo Santa Bárbara. La Rabaldana (Valle d el Turón),
Asrurias.
- Complejo siderúrgico de La Cavada, Cantabria.
- Colonia Sedó de Esparraguera, Barcelona.
- Fábrica de conserva y factoría ba llenera Massó, Can-
gas-Bueu, Ponreved ra.
- Alto Horno 1 de Altos H ornos d e Vizcaya, Scsrao.
- El Molinar, Alcoy, AJicame.
278 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Aunque es evidente que la sola existencia de un Plan
Nacional incide en la consideración y, por supuesto, en
la conservación de un determinado tipo de bienes, el
Plan Nacional de Patrimonio industrial ha recibido al-
gunas severas críticas por parte de grupos especializados
en ellos. Por su parte, el TICCIH ha señalado el escaso
margen de participación de personas expertas y asocia-
ciones en la elaboración de las propuestas y en la selec-
ción de los bienes. Éstos no se fundamentaban en su
importancia histórica, sino en sus dificultades de ges-
tión, por lo que las CCAA aprovecharon la ocasión para
librarse de problemas y, sobre todo, para obtener recur-
sos. Algunos de los bienes seleccionados ni siquiera es-
taban inventariados ni catalogados ... En definitiva, lo
que se está pidiendo es el diseño consensuado de una
política de intervenciones basada en un conocimiento
previo; es decir, una buena gestión.
En la propia página web de TICCIH aparecen una
serie de objetivos que parten de dar a conocer su opi-
nión y sus propuestas tanto a las administraciones pú-
blicas como a quienes poseen bienes industriales; se
plantea luego la redacción de un libro que incluya ur_
preselección de elementos significativos de cada Comu-
nidad, el establecimiento de un método de trabajo
documentación con el fin de organizar una exposicio::
itinerante con los 100 elementos más significativ~
para sensibilizar y dar a conocer un Patrimonio tan va-
lioso y tan amenazado y, por último, la realización ac
un llamamiento sobre los lugares en peligro, el Patrim<>-
nio industrial amenazado.
Este Comité internacional señala también que 1
principales problemas que encuentra, a la hora de po-
ner en práctica estos objetivos, son: la ausencia de in-
ventarios especializados, la situación de abandono
ruina de muchos elementos, la escasa atención pe:
parte de las admi nistraciones públicas y las carenciz..
en el marco legislativo, ya que muy pocos están decl.c-
rados BIC. A todo esto hay que añadir la todavía in--
suficiente sen sibilización por parte de la sociedad.
pesar de la labor de asociaciones y fun daciones.
La realidad del Patrimonio industrial en
España
Hemos podido ver con claridad que se trata de un ci¡x:
de Patrimon io poco definido, legalmente mal trarai.::
y con muchas conexiones que lo convierten, a menu-
do, en invisible; por eso resulta bastante impresionan-
te la enorme cantidad de documentación, iniciativac;.
publicaciones, asociaciones, etc., que se relacionan e:::
nuestras regiones con los bienes culturales industriales..
Por supuesto, las CCAA m ás activas al respecto son As-
turias, Cataluña y Andalucía, pero también hay Omli.
como Madrid, en las que existen proyectos específia:-
que h an sido objeto de publicaciones. Así y todo, Bar.
lliec, en 2006, afirmó que sólo el 1 por 100 de las ck-
claraciones de BIC afectan a bienes industriales. h.
desde luego, un cálculo casi imposible de realizar, -:
que en los anuarios del Ministerio de Cultura que, coc.
las debidas cautelas, h emos utilizado en otras ocasiono
para hablar del número de BIC declarados (véase ~
tulo 5) no hay manera de saber qué «Monumentos
«Conjuntos» o «Espacios» son d e carácter industrial.
Pero declarados o no, lo cierto es que nos encona;¡,..
mos en nuestras regiones con una tipología bastante ' '
riada de bienes inmuebles resraurados pertenecientes '-
Patrimonio industrial. Siguiendo la clasificación de Sc-
brino (1998), existen edificios reh abilitados para la in-
dustria, como la Fábrica Godó y Trías en Hospitalet.
el Almacén de PENOSA en Santiago de Compostd...
La Algodonera de San Antonio o la fábrica de cerveza.

~ Cruz del Campo, en Sevilla, estas dos últimas adap-
~ a las nuevas tendencias comerciales.
El segundo grupo o tipo serían los edificios indus-
:.ales cuyo uso ha sufrido variaciones: en la mayoría de
· casos, han servido para albergar instituciones cultu-
-i.es (la Fábrica de Cerámica de La Cartuja, en Sevilla,
,. IAPH), o museos, como la antigua Real Fábrica de
Kirio de La Granja, en Segovia, hoy M useo del Vidrio,
i.a Estación madrileña de Las Delicias, con los M useos
.z¡ Ferrocarril y de la C iencia y la Técnica en su inte-
-')r. Uno de los destinos más modernos de escos edifi-
actuales es el de «usos culturales múltiples», como
- conocido caso del Matadero Municipal de Madrid,
_... espacio que se dedicará a la producción y la promo-
n del arte y la moda contemporáneos.
Resulta curioso también comprobar que existen
"""="U nas publicaciones de carácter general que no son
'llunes para otros cipos de Patrimonio Cultural. Un
~en ejemplo es la Enciclopedia valenciana de arqueo-
'f'.O industrial (Cerdá y García Bonafé 1995).
Además de esta verdadera carrera por la puesta en
1..lor de muchos edificios industriales que, en codos los
.:..sos, modifican su uso inicial y por consiguiente su
-:ructura in terna, en nuestro país destaca la existencia
:x un fuerte movi miento de la sociedad civil respecco
.a protección del Patrimonio industrial. La prioridad
:-responde a las CCAA de Asturias, Valencia, País
isco y Cataluña, y en codos los casos se trata de ini-
. . uivas populares, no académicas, es decir, grupos de
""C'S<>nas preocupadas por la conservación y puesta en
2lor del Patrimonio industrial, que suelen desarrollar
.....:;..;¡ gran actividad.
Un ejemplo es la Asociación de Arqueología Indus-
-:al. Patrimonio Cultural y Natural (INCUNA), de
~rías, con sede en Gijón.
egún puede leerse en su página web, IN CUNA es
...."1..1 entidad no gubernamental, sin afán de lucro, que
?tra a agrupar a quienes tienen interés en la protec-
n, estudio y fomento del Patrimonio indusuial. Sus
-etivos básicos son conocer y divulgar la Arqueología
"ustrial y los museos especializados. Se preocupa
~bién por colaborar en la gestión de donaciones y
..:.quisiciones de piezas de interés para museos e insti-
;,;Cones locales y regionales, en la conservación de la
:,¡quinaria en su entorno original y en la realización de
--•••ectos de puesta en valor de este tipo de Patrimonio.
u aportación más conocida es la celebración anual
;;,:: unas Jornadas Internacionales sobre Patrimonio in-
~ial desde 1999, cada una de ellas con un tema
::mográfico: didáctica, rutas e itinerarios, la industria
agua, los paisajes, el turismo, etc. Sobresale tam-
El Patrimonio industrial, científico y técnico 1 279
bién su labor divulgadora a través de un boletín y de
orras publicaciones.
Otro grupo con mucha actividad es la Asociación
Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública (AY-
PIOP), que trabaja desde 1989 en colaboración con el
gobierno vasco, para el que ha realizado trabajos de in-
ventario; también ha organizado cursos, congresos y
exposiciones, y editado publicaciones, alguna de las
cuales pueden verse en su página web.
Además de asociaciones culturales como las que aca-
bamos de revisar, existen iniciativas administrativas bas-
tante originales, sobre todo porque tampoco las hemos
podido en contrar respecto a otros tipos de Patrimonio
Cultural, como el Centro de Estudios Históricos de
Obras Públicas y Urbanismo (CEHOPU), fundado en
1983 por el Ministerio de Obras Públicas como una Co-
misión dedicada a promocionar el estudio y la difusión de
la obra pública española en América. Poco después, ya
con su nombre defmitivo, pasa a formar parte del Centro
de Estudios y Experimentación de Obras Públicas, adscri-
co al Ministerio de Fomento.
Los objetivos del CEHOPU se centran, como es
lógico, en las obras de ingeniería, es decir, en un tipo
concreto de Patrimonio industrial inmueble. Respecto
a ellas se propone investigar y difundir su evolución,
así como conservarlas, recuperarlas y enriquecer de esca
forma el conjunto del Patrimonio Cultural.
Sus mecanismos concrecos son seminarios, confe-
rencias y exposiciones, jumo con publicaciones de catá-
logos y monográficas sobre puertos, faros, obras hidráu-
licas, canales, fortificaciones, estaciones, etcétera.
Otra iniciativa ligada a la administración pública es la
Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geo-
lógico y Minero (SEDPGYM), dentro de La Escuela de
M inas. Esta última fo rma parre del organigrama de la
Universidad Politécnica de Madrid y es la institución
más antigua de nuestro país (fue creada a mediados del
siglo XIX) que tiene que ver con el estudio y la conserva-
ción del Patrimonio minero, una de las especialidades,
como antes vimos, del Patrimonio industrial.
Por su parte, la SEDPGYM (www.sedpgym.org) fue
fundada en 1995 en el ámbito de la Fundación Gómez
Pardo, adscrita a la Escuela Técnica superior de lngenie-
ros de M inas de Madrid; a ella se unieron otras Escuelas
de Minas españolas y varios colectivos de diferente ori-
gen, contando en la actualidad con más de 400 socias/os.
Su finalidad es la promoción, difusión y coordina-
ción de iniciativas encaminadas al estudio, inventario,
prorección y conservación del Pauimonio geológico y
minero-metalú rgico; para ello organiza reuniones, ex-
cursiones, visitas, rucas y otras actividades; también pu-
280 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
blica un boletín periódico. Son muy conocidas sus «Se-
siones científicas», hoy ya llamadas «Congresos in-
ternacionales sobre Patrimonio Geológico y Minero»,
celebradas cada año en un lugar emblemático, como Li-
nares Qaén), Camarasa (Lérida) o Almadén (Ciudad
Real). Esta asociación ha editado numerosos manifies-
tos d estinados a la salvaguarda de determinados sitios
mineros, a menudo con notable éxito.
En el año 2004, mediante un convenio entre el Co-
mité español del !COMOS y la Universidad Politécni-
ca de Madrid, se creó la «Cátedra UNESCO-ICOMOS
(España) de Patrimonio minero, industrial e histórico
cultural», que trabaja sobre codo en la investigación e in-
ventario de la ruta de la minería histórica española.
En nuestro país hay además un buen n úmero de
fundaciones, como veremos en el capítulo 20, que in-
vierten dinero y esfuerzos en la gestión (investigación,
documentación, puesta en valor) de bienes cultura.les de
los que, a menudo, algunos son de carácter industrial. Es
el caso de La Caixa, que en la Comunidad de Madrid
inauguró su «Cosmocaixa» o Museo de la C iencia, en el
año 2000. Su historia y sus características pueden verse
en su página web, pero lo mejor es ir, igual que sucede
con el de Barcelona. Son museos interactivos y espléndi-
dos, en los que el tiempo se disipa entre la admiración,
la comprensión y el aprendiz.aje.
Otro caso para.lelo es la Fundación Caja Madrid,
que anualmente aporta cantidades importantes de di-
nero para obras de restauración de bienes culturales del
Ayuntamiento de Madrid. Iniciativas tan conocidas
como el citado Matadero de Legazpi o la Serrería Bel-
ga, ambos bienes desde luego pertenecientes al Patri-
monio industrial, se deben en gran medida a las apor-
taciones de esta Fundación.
En 1985, el mism o afio en el que se aprobaba la
LPHE, se constituyó la Fundación de Ferrocarriles
Espafioles, una entidad sin ánimo de lucro sustenta-
da por RENFE, cuya finalidad principal es el fomen-
to del co nocimiento y del uso, por parte de la socie-
dad , de los ferrocarriles. Se trata, por lo tanto, de una
Fundación que trabaja para un tipo específico d e Pa-
trimonio industrial, y que posee y conserva impor-
tantes fondos documentales y materiales relacionados
con este medio de transporte. Realiza una gran canti-
dad de actividades culturales, apoya investigaciones,
ofrece becas y además edita la revista Vía Libre.
Por último, hay que hablar del elevado número de
iniciativas de puesta en valor que existen en nuestras
regiones y que tienen que ver con los bienes cultura-
les industriales, científicos y técnicos. El primer grupo
está constituido por los museos, a uno de los cuales (el
de la Ciencia y la Técnica de Madrid) va dedica
uno de los recuadros que acompafian a este capíru..
(recuadro 25).
O tro, muy conocido, es el de la C iencia y la Técnic.
de Cataluña, siruado en una antigua fábrica texti l de Tr
rrasa, cerca de Barcelona. Presenta cuatro exposicio!X!
permanentes dedicadas a la energía, los textiles, el traru.-
porte y el «Horno fuben>. Es muy ilustrativa también llfi-
visita a su página web (www.museu.mnactec. com).
Volviendo a Madrid nos encontramos con el t-.1..r
seo del Ferrocarril, en la an tigua estación de Delici.i..
y con el Museo Naval, también de origen muy ano-
guo (siglo XVIII), en el que pueden disfrutarse bieno
que son industriales y otros que no, según los concep-
tos c ronológicos que antes analizamos.
Habría que hacer referencia asimismo a los nume-
rosos museos de las universidades, que conservan l...
materia.les científicos y récnicos de épocas pasadas. Do.-
taca en Madrid el de la Universidad Politécnica, cieno--
minado Museo Tecnológico de la Escuela Técnica o:
Ingenieros Industriales, que conserva y ensefia m ateria-
les docentes, instrumental de medidas, aparatos de in-
vestigación y motores y maquinaria industrial. Tambic
son importantes los de la Universidad Compl uteruc
como el M useo de Informática García Santesmases, e
la Faculrad de Informática, un verdadero pionero q .....
conserva y enseña la evolución de esta recience cieno..
durante la segunda mitad del siglo XX; también el t>.L-
seo de Instrumentos de Física, en la Facultad de es;:
nombre, con más de mil piezas, muchas de ellas depo-
sitadas en el Museo de la C iencia y de la Técnica c...
Madrid, usadas para la ensefianza y la investigación e:;.
este centro desde su creación.
Otra colección de la UCM que tiene que ver ca=
el Patrimonio industrial es la «Histórica de Cien~
de la Información», con objeros relacionados con -
impresión , fotografía, cine, etcétera.
Además de codas estas iniciativas museísticas, existe::
otras que se han centrado en la conservación y aperru::.
al público de lugares emblem áticos de la industria espa-
ñola bien relacionados con las minas (Minas de Riori=r
to, de Almadén, Cargadero de Mineral de Melilla, ere.
bien con el uso del agua (Canal de Castilla) o bien a.-
la fábrica o producción de determinados bienes que e:
su momento fueron de gran importancia social y ecoo.r
mica (Real Fábrica de Vidrios y Cristales de La Gran
de San Ildefonso, en Segovia, o el también segoviae:
Real Aserrío mecánico de los montes de Valsain).
M uchas de las iniciativas, eventos y publicaciones
respecto pueden verse en la página web www.madn...
masd.org, una iniciativa de la Comunidad de Madn...
 El Patrimonio industrial, científico y técnico 1 28 1

- restifica el esfuerzo que se está realizando para dar

nocer su rico Patrimonio industrial.

Lra. apre!'ld~r y tra~ajar en la gestión del

..tn moruo mdustnal

- este tema ocurre lo mismo que con las ouas especia-

~es de la gestión del Patrimonio Cultural: no existe
- carrera o grado específico sobre Patrimonio indus-
- pero cada v~ hay más universidades en las que es po-
encontrar una asignatura, casi siempre optativa, con
:: á rulo; aparece en distintas facultades y en diversos de-
:.-:amentos, conectada con áreas de conocimiento tanto
.:iencias como de humanidades o incluso ciencias so-
.-es, lo que vuelve a ser otra consecuencia, u otro indi-
.:or, de su falta de cohesión a nivel científico y social.
La primera universidad que la impartió fue la de
...aga (comunicación personal de su titular, Prof.
.i..'1Cisco José Rodríguez Marín), que en el curso aca-
"""lico 1997-1998 la ofreció denominándola «Arqueo-
? Indusrrial», como optativa del segundo ciclo de
ro ria del Arte, y de libre configuración para His-
-:.a, Geografía, Ingeniería técnica y Ciencias de la
'll u nicación. Pocos años después se le cambió
Jenominación por la de «Patrimonio industrial». Su
- -grama oficial, con di~ temas, va desde el concepto
legislación a la industria siderúrgica en España, pa-
-do por los nuevos usos, museos y distintas tecnolo-
__, andaluzas: del tabaco, el azúcar y el aceite.
:\ partir del curso 1999-2000, en la licenciatura de
·roria del Arte de la Universidad de Valencia, Inma-
.1da Aguilar, antes citada, imparte una asignatura
'i la misma denominación; también del área de His-
'1.! del Arte es la que se imparte en la Universidad
...:los IIl de Madrid; en la de Alicante, dentro de la li-
Fundición La Invencible, Sierra de Almagrera,
-~ciatura de Historia, existe una titulada «Historia de Cuevas de Almanzora (Almería). Fondo gráfico /APH.
C iencia y de la Técnica en el Mundo moderno».
En otras ocasiones, la denominación de Patri-
"lnio industrial corresponde a asignaturas impartidas
r departamentos de Geografía, como ocurre en la histórico, presentando un recorrido desde la ingeniería
·uversidad de León, y en otras se inserta en las ense- en Grecia a la Revolución industrial y la electricidad,
..<...'1Zas de titulaciones de Ingeniería, como en la Uni- con dos temas específicos sobre legislación del Patri-
_:.-sidad de Las Palmas de Gran Canaria, dentro del tí- monio y organizaciones para su protección.
-') de Ingeniería Técnica Industria], especialidad en Existen, además, grupos de investigación de Patri-
::cin ica, y del área de conocimiento de Ingeniería monio industrial, como los formados en las universi-
...:uica. En este caso se trata de una materia optativa dades de Granada y Jaén, ambos relacionados con la
- -..5 créditos y un cuatrimestre de duración, en cuyo obra pública, en cuyo contexto se han organizado al-
.:.-."<Criptor oficial puede leerse «Evolución técnica de gunos cursos.
procesos industriales. Rehabilitación del Patrimo- Por lo que respecta a puestos de trabajo directamen-
industrial». Su temario, con 12 unidades, es muy te relacionados con la gestión de estos bienes culturales,
282 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Lo inmaterial
en el Patrimonio
industrial: un
aspecto necesario. ,
para su comprens1on
y su difusión
De acuerdo con la definición y las categorías de valo-
res establecidas por el Convenio para la Salvaguarda del
Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, que Espa-
ña ratificó en el año 2006, defiendo que para compren-
der, intervenir en y difundir el Patrimonio industrial es ne-
cesario realizar antes un estudio antropológico que nos
permita contextualizarlo socialmente, de forma que se
puedan extraer sus valores inmateriales: no sólo el cono-
cimiento de las diferentes técnicas y la especialización
profesional, sino, sobre todo, las modificaciones que el
establecimiento de esa determinada industria ha produ-
cido, a corto o largo plazo, en el entramado social. Así se
podrá comprender, valorar y, ante todo, difundir de una
forma más atractiva y eficaz el Patrimonio industrial.
La primera cuestión que se ha de tener en cuenta es
el propio paisaje industrial. No hay que olvidar que esa
industria o actividad industrial se sitúa en un medio físi-
co concreto que ha sido modificado en mayor o menor
medida. Por ello hay que analizar no sólo la configura-
ción del territorio y la forma de relación que se estable-
ce entre el ser humano y el medio, sino también el pro-
pio entramado social. En ese análisis antropológico
completo podremos comprobar qué papel ha ejercido
esa industria o actividad en la cultura del grupo y cuá-
les han sido sus consecuencias. Es evidente que, en un
sentido amplio, la implantación de una industria en un
lugar transforma el modo de vida del grupo, llegando a
determinar las características de la comunidad, como,
por ejemplo, en el conocido caso de las minas.
El segundo tipo de análisis es el que se refiere a la de-
nominada «Cultura del trabajo»: además del medio físico
y las relaciones sociales, en el estudio antropológico que
aquí defiendo hay que unir a las máquinas y a las fábri-
cas, es decir, a los procesos industriales, el estudio de las
características de las personas, sus edades y su género,
los conocimientos o técnicas, los tiempos y ritmos de tra-
bajo, la organización, cualificación y jerarquías, las condi-
ciones de vida y la conciencia de clase, los sistemas de
pago, la organización del espacio, el desarrollo de activi-
dades complementarias, la cohesión de los vínculos so-
ciales que proporciona el trabajo, el movimiento obrero y
muchos otros valores intangibles, cuyo estudio nos lleva-
rá a una mejor comprensión del Patrimonio industrial.
Sé por experiencia que en muchos de los trabajos so-
bre el Patrimonio industrial hay una tendencia a no consi-
derar ni las técnicas de trabajo ni a los trabajadores y tra-
bajadoras en los procesos productivos que se estudian.
Por supuesto que la máquina en sí y las instalaciones tie-
nen un valor tecnológico y son un producto del desarrollo
científico, pero además exigen un conocimiento y requie-
ren de una especialización para su manejo, y ambos as-
pectos son fundamentales para su comprensión, así
como la economía de inversión, el mantenimiento y la pro-
ducción que supuso esa máquina para el conjunto.
Por lo que respecta a las técnicas, la variedad es
enorme y exige en muchos casos conocimientos espe-
cializados para desarrollarlas y entenderlas y, sobre
todo, para explicarlas, lo que acentúa la necesidad de
equipos interdisciplinares para este tipo de trabajos.
Además de los procesos industriales y los elementos
inmateriales de la mencionada «cultura del trabajo" , re-
sulta imprescindible estudiar los aspectos socioeconómi-
cos y las relaciones sociales de la comunidad en la que
se implantó la nueva industria. Menciono dos ejemplos
extremeños en los que tuve la oportunidad de colaborar:
la Taponera del Corcho, en San Vicente de Alcántara
(con su primera fábrica, inglesa, en 1858), y la Cemen-
tera de Los Santos de Maimona (desde 1956 a 1972). En
ambas comunidades se realizó un estudio antropológico
antes de definir el tipo de estrategia que se iba a seguir
para su valoración, ya que había que decidir entre un
museo o un centro de interpretación, o bien una simple
rehabilitación o puesta en valor de las fábricas.
En San Vicente se pudo comprobar que esta industria
del corcho transgredía los límites laborales y económicos
y se insertaba en el entramado social del pueblo. Vimos,
al analizar el ciclo anual festivo, cómo determinadas fies-
tas habían sufrido algunas modificaciones relacionadas
de manera directa con la industria taponera. Por ejemplo.
se introduce en la Fiesta del Corpus la práctica de deco-
rar las calles con alfombras florales realizadas con el

:serrín del corcho de las fábricas una vez coloreado (dé-
::ada de los setenta). También en la fiesta de San Sebas-
~. patrón de esta localidad, la noche de la víspera, co-
-.xida como la mascarrá o noche de los fuegos, se
:xnende la costumbre de que los quintos y demás jóve-
-es se tiznen la cara y tengan a gala ir mascarrando a
DCla la gente que se encuentran con los tapones de cor-
::no previamente quemados en las distintas hogueras. ln-
:ltJSO la fiesta tradicional de San Miguel (29 de septiem-
::ire) pasa a llamarse la Fiesta del Corcho. Todo esto nos
:stá dando una idea del corcho como elemento aglutina-
:J)f de ese grupo. Evidentemente, no toda la población
-abajaba en las fábricas de corcho, pero la mayoría vivía
::e ellas y la totalidad de la comunidad se identificaba con
estas nuevas manifestaciones culturales.
También pudimos comprobar la riqueza de los aspee-
-os inmateriales de este Patrimonio industrial reflejada
;o la literatura popular relacionada con el corcho y los
;apones: refranes, adivinanzas, proverbios, dichos...
Una riqueza semejante de conocimientos se obtuvo
;., el estudio, desde una perspectiva antropológica, de
a fábrica de cemento de Los Santos de Maimona, rela-
:::ionada con el desarrollo del llamado «Plan Badajoz».
~í. por ejemplo, constatamos que, en la actualidad,
existe en la localidad un gran número de empresas de
:ransportes de mercancías, en su mayoría descendien-
:es de los que se dedicaban a transportar el cemento.
:lar otra parte, la bonanza económica que generó esta
'ldustria cementera contribuyó a la reafirmación de la
-dentidad del grupo.
Estas modificaciones sociales, que sirven en gran me-
:iida para comprender y difundir el Patrimonio industrial,
aparecen también en muchos otros contextos. Así, las
coplas mineras o cantes de las minas en las zonas ex-
:ractivas del sur (que los mineros llevaban consigo en su
oeriplo por las sierras de Almería, Linares y Cartagena-
conozco ninguna Comunidad Autónoma que tenga
:-: sus cuadros administrativos esta especialidad ; la asu-
-en las personas expertas en Arqueología o las pocas
_;:. como vimos en los capítulos precedentes, se ocu-
-.il1 del Patrimonio etnológico material o inmaterial.
Como hemos estado apuntando, sin duda el con-
":'.XtO del Patrimonio industrial parece excepcionalmen-
=abierto a la sociedad civil. La existencia de asociacio-
-=s y fundaciones, así como de iniciativas museísticas y
.:e puesta en valor, nos están indicando que la sociedad
:-:a interesada en este tema, tal ve:z. por su cercanía en
El Patrimonio industrial, científico y técnico 1 283
La Unión conforme estas zonas cobraban auge o caían
en declive), o las canciones de moral y de morera en las
áreas relacionadas con las fábricas de seda.
Por supuesto, también los estudios de Patrimonio indus-
trial con orientación antropológica que aquí defendemos
ayudan a conocer determinados cambios en las creencias
y los símbolos de esa comunidad provocados por la indus-
tria. Por ejemplo, resulta curioso comprobar cómo, en las
zonas donde se realizaba el madejado para algunas fábri-
cas reales de paños, existía el tabú de las mujeres embara-
zadas, ya que se suponía que, si realizaban este trabajo, el
feto nacería enredado en el cordón umbilical.
En definitiva, no creemos que se deba trabajar en la
documentación del Patrimonio industrial sin tener en
cuenta los aspectos sociales y culturales conectados
con la propia industria, que aquí hemos tratado; no pa-
rece razonable que exista un inventario, un museo, una
exposición o cualquier tipo de presentación que no ten-
ga en cuenta, además del inmueble y la máquina, la
técnica y la sociedad que la desarrolló, la sufrió y la in-
sertó en su propia cultura.
Existe, por supuesto, una infinidad de detalles, relacio-
nados con los aspectos inmateriales del Patrimonio in-
dustrial, que no hemos comentado; pero esperamos que
lo aquí presentado haya sido suficiente al menos para
convencer del carácter necesariamente interdisciplinar de
los estudios previos a las intervenciones en el Patrimonio
industrial y a los programas de difusión, donde tiene que
estar presente también el análisis desde la Antropología.
Es evidente que la industria nos ha cambiado la vida;
no podremos nunca comprenderla, y mucho menos di-
fundirla, si no conocemos cómo lo hizo y cuáles han
sido sus consecuencias.
MARÍA PíA TIMÓN TIEMBLO
Etnóloga. IPCE.
el tiempo, y que, por lo tanto, se puede trabajar en ello
ampliando cales iniciativas o creando otras nuevas.
Pero, sobre rodo, es una asignarura pendiente para
las admin istraciones públicas. En el futuro, cada CA
deberá disponer de más de una perso na experta en este
tema, en muchos ayuntamientos será necesaria su pre-
sencia, y existirán empresas especializadas en servicios
culturales relacionados con el Patrimonio industrial.
Evidentemente, hay que darse u n poco de prisa y ese
futuro no ha de aplazarse: se corre el riesgo de que no
quede nada que gestionar.
A11tiguas i11stalaciones de destilería de aromátiu:s
en Alcohujate (Cuenca). Foto Belén R. Niln'r.
 15 1 El Patrimonio
documental
y bibliográfico
- A/rica, cuando muere un anciano,
• biblioteca desaparece con él
"'."-.ose pron unciada en 1962 por Amadou Hamparé Ba,
=gado de la UNESCO de Malí
-ugman 2005, nota 9)
_resentación
~ único que en realidad tienen en común estos d os ti-
- : de Patrimonio Cultural es que su materia prima
-x!icional es el papel. Por lo demás, las diferencias son
-oorrantes. Aun así, en todas las normas sobre Parri-
- · nio Cultural -en las que se tratan, aparecen bajo el
- -mo epígrafe, título o capítulo, aunque sus defi ni-
- -.nes sean, lógicamente, distintas.
En principio, el Patrimonio d ocumental lo con-
;man los documentos, lo cuales se guardan en los
~..hivos, y el Patrimonio bibliográfico lo constituyen
s libros, que se guardan en las bibliotecas. Los archi-
. {capítulo 18) y las bibliotecas (capítulo 19) son,
r lo tanto, las instituciones conectadas con cada
.....:io de estos patrimonios. Aquí abordaré, por separa-
-"'· la definición, características y problemas del Patri-
~n io documental, primero; y las del bibliográfico en
~ndo lugar, aunque sólo sea por seguir el modelo
~ I CO .
Su historia conjunta no es muy antigua. La prime-
' norma española, sobre el tema es de 1972 y se deno-
=ina «Para la defensa del tesoro documental y biblio-
?fico de la nación». En la LPHE entra por primera
-ez a fo rmar parte del Patrimonio Culrural, recibiendo
.:os rratamientos específicos y dando lugar a opiniones
.:omrapuestas, ya que, salvo excepciones, tiene poco
_ue ver con los demás elementos del Patrimonio Cul-
-iual: ni los documentos ni los libros son en general
monumentales, arusucos, vistosos o musealizables.
Muchos de ellos, muchísimos, ni siquiera son anti-
guos. Ni la UNESCO ni el Consejo de Europa se han
referido a ellos en sus recomendaciones o convenciones
- a no ser de una forma marginal-. ¿Qué relación tiene
esto, entonces, con lo que hemos analizado hasta aho-
ra dentro del Patrimonio C ultural?
Veámoslo.
El Patrimonio documental
Tratamiento legal, o «no perdamos los papeles»
La LPHE lo define como Los documentos de cualquier
época generados, conservados o reunidos en el ejercicio de
su fanción por cualquier organismo o entidad de carác-
ter público, por Las personas jurídicas en cuyo capital
participe mayoritariamente el Estado u otras entidades
públicas y por Las personas privadas o jurídicas, gestoras
de servicios públicos en Lo relacionado con La gestión de
dichos servicios.
En esta definición, la palabra clave es «público» o
«carácter público». Pero no son sólo estos documentos
los que forman parre del Patrimonio documental. En
él se incluyen, además, otros tres grupos:
- Los documentos con más de 40 años generados
por entidades o asociaciones de carácter político, sin-
dical o religioso y por entidades y asociacio nes cultu-
rales y educativas de carácter privado.
- Los documentos con más de 100 años genera-
dos por particulares (todos) .
- Los documentos que, sin tal antigüedad, merez-
can dicha consideración y todos los que la adm inis-
tración pública declare como tales.
286 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
CUADRO 15.1
Tratamiento del Patrimonio documental
en las normas de las CCAA
GRUPO 1: incluido en su no rma de Parrimonio Cul-
rural o Histórico
- País Vasco: Ley de Parrimonio Cultural de 1990,
Título III, capítulo Vl.
- Comunidad Valenciana: Ley de Patrimonio Culcu-
ral de 1998, Sección IV.
- Asturias: Ley de Patrimonio Cultural de 2001 ,
Sección IV.
- Navarra: Ley de Patrimonio Cultural de 2005, Tí-
culo V, capítulo III.
GRUPO 2: CCAA con normas propias sobre Parrimo-
nio documental:
- Andalucía: Ley 3/84 de Archivos. Tiene Regla-
memo publicado en 2000.
- Aragón: Ley 6/86 de Archivos.
- Galicia: Decreco 307/89 de Archivos.
- Canarias: Ley 3/90 de Archivos. Tiene Reglamen-
to en 2006.
- Murcia: Ley 6/90 de Archivos y Patrimonio docu-
mental.
- Madrid: Ley 4/93 de Archivos y Patrimonio docu-
mema l.
- La Rioja: Ley 4/94 de Archivos y Patrimonio do-
cumental.
- Cataluña: Ley 10/2001 de Archivos y Patrimonio
documental. Tiene Reglamenco en 2008.
- Castilla-La Mancha: Ley 19/2002 de Archivos pú-
blicos.
- Cantabria: Ley 3/2002 de Archivos.
- Baleares: Ley 15/2006 de Archivos y Patrimonio
documental.
- Exrremadura: Ley 2/2007 de Archivos y Patrimo-
nio documental.
GRUPO 3: casos especiales
- Castilla y León: Ley de Archivos de 1991; Ley
de Patrimonio Cultu ral en 2002, con una modifi-
cación para incluir el Patrimonio documental.
Los/as titulares de todos estos bienes tienen la obli-
gación de conservarlos, protegerlos, destinarlos a un uso
que no impida su conservación y mantenerlos en fugares
adecuados (art. 52).
Como podemos ver en el cuadro 15. 1, las CCA-.
tratan estas piezas patrimoniales, tan abundantes y ta:
especiales, de dos formas: en p rimer lugar, hay Com u-
nidades que desarrollan su definición y tratamiem ·
dentro de las Leyes de Patrim onio Cultural, imiranc,
a la LPHE. Por ejemplo, Navarra, que en su norma e:
2005 incluye en su art. 72 el «Concepto de D ocu-
mento»: Cualquier expresión del lenguaje oral o escn:
natural o codificado, y cualquier expresión grdfica, son -
ra o en imagen, recogida en cualquier tipo de soporte m.;-
terial, actual o faturo, generada en el ejercicio de la a.:-
tividad de las personas.
Por otro lado, h ay un segundo grupo de CCAA qL:
han publicado leyes específicas, normalmente denorr..,-
nadas «de Archivos y Patrimonio documental». La úla-
ma en hacerlo ha sido Extremadura, en el año 2007. Pcr
lo general se trata de normas cortas, de en torno a los ~
artículos, divididas en tres o cuatro átulos: el dedicado •
los conceptos, protección y acceso; otro en el que se ~­
sarrolla el Sistema de Archivos d e la Comunidad en cu~
tión; y, normalmente, otro sobre el régimen sancionado-
En algunos casos, como ocurre con la de Extremadur:.
esta norma deroga el capítulo referido a este tipo de P...-
trimonio que aparecía en la Ley de Patrimonio Cultu:L
o Histórico de la propia Comunidad.
El concepto de Patrimonio documental, en cuan~
a los bienes que forman parte de él, no se modifica e
las distintas normas respecto al modelo de la LPHE. a:
modo que se van repitiendo los grupos básicos: rock
los documentos públicos, tengan la fecha que tenga:-
los que tienen más de 40 años y que proceden de u;-_
serie de instituciones privadas; y todos los que reng-...:
más de 100 años, sean públicos o privados.
En la mayoría de las normas se habla también de t.=
tema importante: el acceso a los documentos por par..:
de la ciudadanía. Por supuesto, en todos los casos se o--
tablece un acceso libre y gratuito a los documentos q...:
tengan más de 30 años desde su producción, e inclU>
algunas CCAA consideran infracciones dificultar o ic-
pedir este acceso; pero cal principio general tiene exc:e::-
ciones: documentos sobre defensa y seguridad, sobre -
intimidad de las personas, sobre secreros oficiales
comerciales e incluso científicos. Algunas CCAA, cor.:'
Canarias, añaden también aquellos que afecten a los i:
tereses virales de la Comunidad, y sólo en Castilla
León se exige que, en caso de denegar el permiso F
la consulta, se aclare por escrito el motivo. Hay poc:...
particularidades: por ejemplo, la Ley de Madrid espeo
fica en su arr. 41 que las consultas se realizarán a rra o
de copi.as, utilizándose los originales sólo en ocasiofi::l.
necesanas.
 El Patrimonio documental y bibliográfico 1 287

ciclo vital» de los documentos

.xbas de estas normas, sobre todo las más moder-
establecen el «Ciclo viral de los documentos»,
:ioso concepto -sobre todo en su aplicación a bie-
del Patrimonio C ultural- que la de Navarra, por
plo, define en su are. 75 como las fases en las que
7rnctura la vida deL documento desde su creaci6n
- su conservación definitiva, en consideraci6n a su
ortancia como testimonio hist6rico, o bien hasta su
maci6n una vez agotado su valor administrativo.
Esta definición nos introduce en un contexto pro-
del Patrimonio documental y sólo de él: es el úni-
tipo específico de Patrimonio Cultural que va a po-
:.a ser «destruido» de una forma organizada. A este
""t>eCtO, la Ley de Archivos de Extremadura, en su art.
- dice: Los documentos constitutivos deL Patrimonio
~.1mentaL de Extremadura no podrán ser destruidos,
o en Los supuestos y mediante los procedimientos que
;.,zmentariamente se dispongan, en fanción deL valor
inistrativo, legal, financiero, hist6rico, científico o tiende a que el plaw sea menor, porque en su mayoría
-uraLde Los mismos. ni son necesarios ni se tiene espacio para almacenarlos.
Para comprender esta particularidad del Patrimonio La segunda, la fase d e mantenim iento y uso, co-
:icumenral hemos de recordar la enorme cantidad de rresponde al llamado «Archivo administrativo», q ue en
1CWTientos que las administraciones producen, tantos realidad sólo poseen las grandes organizaciones. En
"...L sería absolutamente imposible conservarlos todos. esta fase ha de permanecer una serie de años, entre 15
erara de un fenóme no propio del siglo XX, cuando, y 30. Una vez que el documento pierde su utilidad
- un lado, las organizaciones gubernamentales se ha- para la gestión para la que fue creado, se procede a su
o=:i muy complejas y, por otro, se amplían y asientan los valoración, con el fin de romar la decisión de destruir-
:ctthos de la ciudadanía respecto a la defensa de sus in- lo o conservarlo. En el segundo caso, pasará al llamado
.=cses, de modo que los documentos elaborados por las «Arch ivo histórico», en d que ya se conserva a perpe-
-mieras se conviertan en la garantía de los segundos. tuidad.
Ante una situación insostenible, en la d écada de En codo este proceso, que como puede verse resul-
treinta del siglo XX, los EEVU desarrollaron la reo- ta algo único en el contexto del Patrimonio C ultural,
- de las tres fases en las que se divide la vida de un lo más importante es la decisión sobre su destrucción
_ icumento. La primera, de nacimiento o creación; la o conservación, decisión que se denomina «expurgo»
.cgunda, de mantenimiento y uso; y la tercera, en la en el contexro archivístico y d ocumental .
-e pueden ocurrirte dos cosas:

1. Que sea destruido porque no se considera lo su- El expurgo

a enremente importante como para ser conservado.
2. Que se tome la decisión de conservarlo perma-
-entemente por su valor histórico.
Escas tres fases en la vida de un documento deter-
-unan también la existencia de ocros tancos tipos de ar-
~·uvo, como también veremos en el capítulo 18. La pri-
-era fase o nacimiento de un docun1ento supone su
::irrada en los almacenes o archivos de la propia oficina
departamento que lo ha creado. En principio, debe
-.amanecer en él durante cinco años, pero cada día se
Según Cruz Mundet (1994, p. 228), el expurgo hay
que considerarlo como un verdadero avance de la civi-
lización occidental. Sobre todo porque documentos se
han destruido siempre, desde el inicio de su produc-
ción, pero es ahora, en este último siglo, cuando por
primera vcr. en la archivística se conservan o no siguien-
do criterios fundamenrados, ampliamente d ebaridos y
mejorados década a década.
Como antes apunré, la vida occidental moderna ge-
nera y precisa una masa documental ingente imposible
288 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
de conservar; de hecho, cualquier país de nuestro encor-
no produce en un año mucha más documencación que
la que ha conservado a lo largo de coda su hiscoria. Para
solucionar el problema del almacenamiento y la conser-
vación, distintos países occidentales, en una iniciativa
liderada por Inglaterra y Estados Unidos, vienen po-
niendo en marcha sistemas de expurgo controlados, de
manera que, al final, se conservan tan sólo entre el 1 y
el 1O por 100 de los documentos producidos.
Por supuesto, estas decisiones sobre la destrucción
han venido y vienen siempre acompañadas de discusio-
nes ante dos opciones contrapuestas: quienes pretenden
conservarlo codo -opción muy normal, aunque utópi-
ca, como hemos venido viendo, en codos los otros tipos
de Patrimonio Cultural- y quienes opinan que, por no
ser rentable económicamente, se debería destruir en su
cotalidad. El propio autor citado nos recuerda que «la
conservación del Patrimonio Histórico no tiene por
qué ser siempre rentable» (op. cit. p. 204, nora 9).
O tro asunco que se discute es la decisión sobre a
quién corresponde la responsabilidad de la destruc-
ción, si a la propia oficina o departamento que pro-
duce el documento, o bien a quienes trabajan en su
ord enación desde los archivos. En Inglaterra, por
ejemplo, tienen claro que el expurgo se realiza en dos
etapas y con dos criterios. En la primera, el criterio es
adm inistrativo y el expurgo se lleva a cabo en la pro-
pia o ficina generadora a los cinco años de su inicio;
en esta pri mera ocasión, se destruye entre el 50 y el
90 por 100 de los documenros. La segunda se efectúa
CUADRO 15.2
Los tres periodos en la utilidad de un documento
l. De utilidad corriente: documentos conservados en -
administración de origen.
2. De utilidad intermedia: documencos conservados e
los archivos intermedios.
3. De utilidad definitiva: documencos conservados en le
archivos históricos.
transcurridos 25 años, el criterio es el valor histón...
y la decisión co rresponde a los miembros de la pro •
sión archivística.
En la actualidad, y salvando algunas disensiones.
asume que los principios que rigen el expurgo cien.
que ver con la utilidad del documento, primero adr-
nistrativa y legal, después histórica. A partir de ah.
diferencian los tres periodos que pueden verse en
cuadro 15.2.
Es evidente que para proceder al expurgo del f
trimonio documental hay que realizar anees una \ ..
ración. Se trata de un trabajo especializado, en el e
hay que evaluar la importancia de un docu mer
para:
- La administración que lo ha creado, que es la o
mejor sabe de su utilidad para la gestión y la garar
de derechos.
- Su propia hiscoria co mo documento den m.
un proceso legal, administrativo, etcétera.
- La investigación en general. Éste es un as¡x-...
plagado de problemas, ya que los campos que ho~· ~
sultan importantes, o incluso fundamentales, para la
vestigación, mañana cal vf2 sean sustituidos por ocr
- La difusión cultural.
Como resul ta imposible que una sola persona, ai..:
que sea especialista, pueda dominar todos escos aspt:
tos, los d istintos países han creado comisiones de pe
sorras expertas, en las que están representadas
distinras disciplinas que tienen que ver con la creaa
o producción d e los documentos, así como con su Cl.
servación y el diseño y práctica de los sistemas de ac.......
so a ellos. Esas comisiones son las encargadas de cL
ñar los llamados «Cuadros d e Expurgo», que pued...
ser d e dos tipos:

a. Los generales, aplicables a series docwnentales que
o comunes a todas las administraciones o a muchas de
~ como son los expedientes personales, los de contra-
caón, etcétera.
b. Los especiales: sólo para series documentales de
.-=a administración concreta o de un grupo de admi-
~c iones relacionadas entre sí.
C uando se trata de documentos públicos, su valo-
-:o..:ión requiere una mínima normativa legal, que apa-
~ en las leyes sobre archivos y, sobre todo, en sus re-
~entos. Por lo que respecta a los archivos privados,
- hay normas, aunque algunas grandes empresas sí
__:: establecen procedinúentos.
Los criterios para la valoración que estas comisio-
~ ucilizan son:
1. La jerarquía administrativa y funcional: de direc-
_.;n, de desarrollo y de gestión.
1. Los valores primarios: administrativos, legales,
d es, científicos y tecnológicos, los que se refieren
..a protección de los derechos cívicos ...
3 . Los valores secundarios: testimoniales, infor-
:acivos, etcétera.
:\pesar de todos estos cuidados, como resulta bas-
:.ute contradictorio que los documentos públicos
.ean «Patrimonio documental» y al mismo tiempo se
.:.esrruyan, muchas normas de las CCAA intentan
, car esta confrontación incidiendo en la posibilidad
:.: que la atribución a Patrimonio documental sea tan
o propia de los documentos que, tras el expurgo,
~ conserven. Pero, como hemos visto, esto no es así:
dos los documentos públicos, incluso los más re-
.:;,enres, los que ahora mismo se están generando, son
:::- principio parte integrante del Patrimonio docu-
= enra1 y, por lo tanto, del Patrimonio Cultural; de
os, la mayoría serán destruidos de una forma orde-
- ~da, discutida y conocida.
Uno de los recuadros que acompañan a este capí-
-:..io nos ilustra sobre el tema del expurgo y de la va-
~:-ación de los documentos (recuadro 27).
Las comisiones para la selecd6n
de documentos
-..unque nunca se denominan exactamente así, ésa es la
-:JJción que más nos interesa en este contexto. La
:..PHE establece la creación de la Comisión Superior
Calificadora de Documentos Administrativos en su art.
El Patrimonio documental y bibliográfico 1 289
58, Comisión que se creó por un Decreto del año
2000, modificado dos años después; pero ante la apari-
ción de nuevas necesidades, se publica el Real Decreto
1401 /2007, por el que se regula la composición, fun-
cionamiento y competencias de esta Comisión, adscri-
ta al Ministerio de Cultura, a la Dirección General del
Libro, Archivos y Bibliotecas.
Su finalidad es estudiar y dictaminar sobre la cali-
ficación y la utilización de los documentos de la
AGE, establecer los plazos de permanencia en los dis-
tintos archivos, la transferencia de los documentos
entre unos y otros, sus normas de accesibilidad y, por
supuesto, los criterios acerca de su eliminación o con-
servación.
Está compuesta por un conjunto de personas que
desempeñan cargos relacionados con el tema y lo que
parece más interesante es que en ella estarán represen-
tados todos los ministerios, así como la Agencia Es-
pañola de Protección de Datos.
En las CCAA estas Comisiones aparecen en las
normas sobre archivos y Patrimonio documental, o
incluso en las de Patrimonio Cultural; pero su crea-
ción efectiva, mediante Reglamento, no es muy fre-
cuente. Vamos a hablar de dos casos ejemplares: An-
dalucía y Cataluña.
En Andalucía, la Comisión Andaluza Calificadora
de Documentos Administrativos se crea en el año 2000
como un órgano colegiado de la Consejería de Cultura .
En su composición, además de los consabidos represen-
tantes de las administraciones implicadas, aparece un
miembro del profesorado de Historia Contemporánea
de una universidad anda! uza. Sus funciones aparecen
en el cuadro 15.3.
CUADRO 15.3
Funciones de la Comisión Andaluza Calificadora
de Documentos Adm.inistratiws
- Fijar directrices para la conservación o la eliminación
de los documentos.
- Establecer los plazos de permanencia en los distintos
Archivos.
- Aprobar los formularios al respecto.
- Elaborar tablas de valoración.
- Recibir propuestas y actas de eliminación.
- Crear grupos de trabajo para asuntos específicos.
- Informar cuando les sea requerido.
- Proponer cualquier medida que beneficie su labor.
290 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
El expurgo en un
archivo público
En archivística se denomina expurgo al procedi-
miento por el cual se eliminan, previa autorización,
aquellos documentos que, habiendo perdido su valor
administrativo, no tienen , ni se prevé que tengan , valor
histórico.
La eliminación de documentos es una necesidad
fundamental en un sistema archivístico. La creciente
intervención de la administración en la vida pública y la
cada vez mayor facilidad para realizar copias y repro-
ducciones ha dado lugar en las últimas décadas a un
incremento exponencial de los papeles que llegan a
los archivos, los cuales se encuentran saturados por
una masa de documentación que son incapaces de al-
macenar y de tratar adecuadamente. Muchos de ellos
sufren entonces un expurgo natural, al ser abandona-
dos de cualquier manera en sótanos o depósitos en los
que la falta de unas mínimas condiciones de conserva-
ción hace que finalmente acaben desapareciendo. El
objetivo del expurgo es, por tanto, realizar este mismo
proceso de forma controlada.
Además, ¿resulta realmente necesario conservar toda
la documentación que producen las administraciones?
¿Qué vigencia informativa y legal tiene esa documenta-
ción?
Los documentos administrativos se crean para servir
de apoyo a la gestión y plasman las actuaciones que
realiza la administración a lo largo del tiempo en el
ejercicio de las funciones que le asigna la ley. Una vez
resuelto el asunto que les ha dado origen, la informa-
ción que contienen pierde su interés inmediato, es
cada vez menos consultada y sólo en algunos casos
resulta relevante para la investigación histórica futura.
A pesar de ello, según la LPHE, la documentación ge-
nerada por las administraciones públicas forma parte
del Patrimonio documental de un país y, lo que es más
importante, en muchos casos es garante de los dere-
chos de la ciudadanía. ¿Cómo decidir, entonces, qué
documentos pueden ser eliminados y cuáles han de
conservarse indefinidamente?
Tanto la legislación como la práctica archivística es-
tablecen una serie de garantías para la eliminación de
la documentación administrativa. Por lo que respecta a
los requisitos legales, a nivel estatal existe una comi-
sión, denominada Comisión Superior Calificadora de
Documentos Administrativos, de la que forman parte
archiveros, gestores, juristas e historiadores, cuya fun-
ción consiste en estudiar y autorizar las propuestas de
eliminación de documentos que le son enviadas por
los diferentes archivos. Desde el punto de vista archi-
vístico, el proceso de expurgo requiere del estudio pre-
vio de cada una de las series documentales que gene-
ra una institución, para establecer cuáles son los
valores legales, informativos e históricos de los docu-
mentos que la componen , así como sus plazos de vi-
gencia.
El primero de estos valores, el legal, es el más fácil de
determinar. Algunos documentos -un título académico.
por ejemplo- tienen un valor jurídico permanente y, para
otros, la propia ley fija un plazo -como en el caso de la
documentación fiscal, cuyo periodo de validez no supe-
ra los cinco años- . El valor informativo puede ser más
subjetivo, aunque la importancia de algunos documen-
tos -los informes técnicos, por ejemplo- resulta eviden-
te. El interés histórico es el más difícil de establecer y en
muchas ocasiones, al abordar el análisis de las series
documentales, se corre el riesgo de acabar resolviendo
que todos los documentos pueden tener valor para la in-
vestigación histórica futura. Por este motivo existen unos
criterios generales que hay que tener en cuenta a la
hora de valorar la documentación. Entre ellos destacan
el criterio de procedencia, según el cual se considera
más valiosa la información producida por un órgano de
rango superior en la jerarquía administrativa que la pro-
ducida por un órgano inferior; el criterio de autenticidad
y originalidad; el criterio de especificidad, según el cual
es preferible conservar la información referida a funcio-
nes y actividades concretas que la referida a funciones
generales; y el criterio de frecuencia de uso de los docu-
mentos.
El resultado de este proceso de análisis es el cuadro
de valoración o cuadro de expurgo, en el que se deter-
mina qué series deben conservarse en su totalidad }-
cuáles pueden destruirse, fijando para ello unos plazos
de tiempo. No obstante, la mayoría de las propuestas
de eliminación optan por la conservación parcial, esto
es, la selección de una pequeña porción de documen-
tos representativos del conjunto, que se guardan defini-
tivamente para servir de testimonio a la investigación
histórica futura. En el caso de series homogéneas, esta

selección se realiza mediante técnicas de muestreo, de
as cuales la más complicada, pero a la vez la más fia-
:.e. es el muestreo estadístico. Su dificultad exige, en
1uchas ocasiones, la colaboración de una persona ex-
::.erta, por lo que la mayoría de los archivos prefieren
~mplear otras formas más sencillas, como son el mues-
··eo cualitativo, en el que se escogen los documentos
:onsiderados, subjetivamente, más importantes de una
serie, o el sistemático, en el que se establece un crite-
-o (numérico, cronológico, geográfico o alfabético), a
:;artir del cual realizar la selección.
Una vez valorada y seleccionada la documentación,
: habiendo recibido de la correspondiente comisión ca-
~cadora la necesaria autorización, se procede a la
::iestrucción física de los documentos. Ésta se puede
-ealizar mediante cualquier procedimiento (incinera-
:ión, trituración ... ) que garantice que la información
:;ue contienen no pueda ser, en ningún caso, recons-
·ruida. El proceso finaliza con la elaboración del acta
de expurgo, en la cual se recogen las unidades docu-
/
/
/
---
El Patrimonio documental y bibliográfico 1 291
mentales eliminadas, los criterios empleados en la va-
loración de las series y las razones que han motivado
su destrucción.
La importancia de abordar programas de expu rgo
queda probada por la cantidad de comisiones y grupos
de trabajo que están apareciendo en las distintas admi-
nistraciones españolas en los últimos años. Aunque to-
davía estamos muy lejos de países como Estados Uni-
dos, Alemania o Gran Bretaña, en los que el porcentaje
de destrucción de documentos llega al 95 por 100, es
evidente que hemos emprendido un camino que, abor-
dado con las suficientes cautelas, nos permiti rá no sólo
racionalizar costes de almacenamiento, sino también
agilizar los procesos de recuperación de la información,
lo cual redundará en beneficio tanto de la propia admi-
nistración, como del conjunto de la ciudadanía.
TERESA DíAZ FRA ILE
Archivo Central del Instituto
del Patrimonio Cultural de España.
/
/
/
(
I
Un documento. Fototeca IPCE.
292 J Los tipos de Patrimonio Cultural
Por su parte, Cataluña publicó un temprano De-
creto, en 1990, sobre la evaluación y selección de docu-
mentos, que ha sido derogado por el D ecreto 13/2008
sobre acceso, evaluación y selección de documentos, un
desarrollo de la Ley 10/2001 de Archivos y Patrimonio
documental.
En este Decreto se define «selección de documentos»
como una operaci6n por la que en un conjunto de d<Jcu-
mentos se separan los que presentan un interés hist6rico de
aquellos que no tienen más que una utilidmi administrati-
va temporal y que pueden ser eliminados aLfinal del plazo
que se haya establecid<J (art. 2d). Además, se dice que los
documentos eliminados o destruidos deben figurar en
u n registro de destrucción acompañados de una concre-
ta serie de datos sobre ellos.
La Comisión Nacional de Acceso, Evaluación y Se-
lección documencal, creada por este último Decreto,
presenta en su composición, además de los miembros
habituales, a dos profesoras/es de Derecho y de H istoria
Contemporánea, así como a una persona de prestigio en
el campo de las nuevas tecnologías de la información.
Al final, entre los documentos que se van a des-
truir y aquellos otros que se van a conservar, hay una
amplia gama de posibilidades intermedias de plazos y
modalidades de selección para cada serie documental.
Algunas se conservarán siempre, ocras sólo durante
un plazo d e tiempo, y otras sólo d e modo parcial. En
algunos casos se selecciona únicamente una muestra,
que será la que se conserve (por ejemplo, cuando la
documentación es repetitiva, co mo ocurre con las de-
claraciones d e la renta).
En todo caso, los sistemas o cuadros de expurgo
oficiales han de estar aprobados y publicados en los
Boletines Oficiales, ya que se trata de una responsa-
bilidad im portante, en la que incluso la ci udadanía
debería tener la posibilidad d e intervenir.
El Patrimonio documental
y las nuevas tecnologías
Volvemos de nuevo a encontrarnos con un ámbiro que
afecta especialmente a este singular tipo de Patrimonio
Cultural, el documental. Como resulta lógico pensar, la
posibilidad de sustituir los soportes de papel de los docu-
mentos tradicionales por los soportes informáticos mo-
dernos debe haber revolucionado por complero el con-
texto de la documentación ... y del propio Patrimonio
documental. Sin embargo, la historia de los documentos
y de sus archivos es tan larga, tan discutida y tan «pesada»
que la situación de cambio resulta enormemente difícil.
Para empezar, hay que recordar que, mientras los fQ-
peles son objetos físicos, visibles y comprensibles, cu •
duración y cuya fragilidad están muy bien estudiadas.
para los que la conservación preventiva - luz, humeda._
temperatura, etc.- ha sido practicada durante mu~
décadas, nadie sabe a ciencia cierta cuánto puede "dw
rar» un moderno soporte informático, es decir, cuál es~
<<nivel de seguridad».
Por otro lado, la facilidad del manejo cotidian
del papel nos parece superior a la del ordenador; par.
colmo, nuestra tradición administrativa es compleja
reglamentista. Cada procedimiento ha de segui r une.
trám ites estrictos y cada uno de esos trámites se pla:r
man en documentos que, reunidos, constituyen el s. -
porte jurídico tanto de las administraciones como'"
la ciudadanía.
Dadas codas estas circunstancias, la simplificación ~
la burocracia está resultando realmente difícil. La le\· u..
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas '~ -
procedimiento administrativo común de 1992 escab.c
ció roda una serie de nuevos principios destinados a o..
simplificación, e incluso sustituyó la tramitación crac..
cional por la electrónica, y el soporte de papel por el s.r
po rte electrónico para los documentos, reconociendo 5'-
valor legal. La puesta en práctica de esta innovación es::..
siendo mucho más lenta de lo previsible, hasta llegar
una nueva norma, la Ley 11/2007 de Acceso electróru-
co de los ciudadanos a los Servicios públicos, que supo-
ne un nuevo empuje en este camino. Se introduce la 6.:-
ma electrónica para la validación de los documentos ~
comunicación telemática de la ciudadanía con las adro.
nistraciones, poniéndose así en práctica, lentamente. -
Uanuda «e-administración», sobre la que una especial:_-
ta escribe uno de los recuadros que acompañan a este ca-
pítulo (recuadro 28).
¿Qué incidencia tendrá este cam bio en el conc~
ro y la materialidad del Patrimonio docu mental? L
aú n demasiado pronto para analizarlo ...
El Patrimonio bibliográfico
Tratamiento normativo
Como d ecíamos al principio, estamos tratando de i
libros; pero, como de costumbre, el asunto es un p<X-
más complicado de lo que parece. La defin ición lep
básica y repetida aparece en el are. 50 de la LPH E.
donde se establece que el Patrimonio bibliográfi..
está formado por tres grupos de bienes:

: . Las Bibliotecas y Colecciones d e titularidad pú-
.:.1.
2. Las obras literarias, históricas, cienáficas o arás-
manuscritas o impresas, de las que NO CONS-
.....:..a.:;.
- _ la existencia de al menos eres ejemplares en las bi-
tecas públicas.
3. Los ejemplares producco de ediciones de pelícu-
.:inematográficas, discos, focografías, materiales au-
- ·. isuales y otros similares, cualesquiera que sea su so-
<e material, de los que NO CONSTEN al menos
=" ejemplares en los servicios públicos, o uno en el
- 1 de películas cinematográficas.
Los/as titulares d e rodos estos bienes tienen la obli-
- _,on de comervarlos, protegerlos, destinarlos a un uso
110 impida su comervación y mantenerlos en lugares
:..::undos (are. 52).
-e erara, como puede verse, de una definición real-
-eme original, en la que las cuestiones de antigüedad
x nenencia no desempeñan ningún papel, como lo
-ia en el caso del Patrimonio docwnental. Lo que
- que tener en cuenta para saber, por lo tanto, qué
no es Patrimonio bibliográfico es bastante simple.
Po r ejemplo, alguien posee un libro editado en
20 y quiere saber si es o no es Pauimonio biblio-
:--....-lco. Hace una consulta por la que se entera de que,
~ la misma edición de su ejemplar, existen 9 (o 12, o
- ejemplares en las bibliotecas públicas. Por lo tanto,
_ tibro no pertenece al Patrimonio bibliográfico.
Para comprender bien la parte tercera de la d efini-
n de la LPHE hay que recordar ran1bién que las pe-
_-uJas, discos, fotografías, ere., han de estar «editados»
~ decir, reproducidos legalmente para su venta o dis-
- ::mción- . Así, por ejemplo, la focografía que le hicis-
- a cu fumilia esca Navidad, aunque te salió preciosa,
es Patrimonio C ul tural; para que lo sea, tienes que
.::-roducirla y di rigirte, al menos con cuauo ejempla-
al lugar de tu Comunidad donde se gestiona el De-
, ito Legal. Allí pagarás los derechos que sean por ob-
-1er un número de Depósito y entregarás dos o ues de
_; ejemplares. Entonces esos ejemplares, y sólo ellos,
..i.SJ.fán a ser Patrimonio bibliográfico. Aquí no impor-
- la antigüedad, ni la belleza ni el tipo de soporte. El
_;_ u imonio bibliográfico es así de original.
Las normas de Patrimonio C ultural o Histórico de
..;.; CCM repiten, en la práctica, la defin ición que pro-
' ne la LPHE. En la mayoría de ellas se añaden los
;;-mplares de libros o ediciones que tengan más de
Q años, como en La de Galicia de 1995.
Un tratamiento algo más complejo suele aparecer en
~ normas de la segunda generación; por ejemplo, la de
El Patrimonio documental y bibliográfico 1 293
Cantabria, de 1998, le dedica al Patrimonio bibliográfico
el capírulo IY, con 8 aráculos divididos en dos secciones:
la que habla del Patrimonio bibliográfico propiamente di-
cho, y la que trata de las bibliotecas. Aquí se defme el Pa-
trimonio bibliográfico como obras de investigación o de
creación manuscritas, impresas, de imágenes, de sonid<Js o re-
producidas en cualquier ti.po de soporte: todos aquelkts de Ú1s
que no consten al menos d<Js ejemplares en Ú1s bibliotecas pú-
blicas y todos aqucikls con mds de 100 anos o reproducidas
en soportes de caducidad inferior a los 100 anos, y tocÚJs los
frmd<Js bib!iogrdficos que se decidan. No existen mecanis-
mos específicos de protección para estos bienes, sino que
se les aplican los generales: o bien, cuando son de gran re-
levancia, se declaran BIC, o bien se introducen en Inven-
tarios individualmente o como colección.
A veces encontramos el Patrimonio bibliográfico
definido -aunque no uatado en extensión- en el ime-
rior de las normas sobre Pauimonio documental y Ar-
chivos (véase cuadro 15.1). Es el caso de la de Extrema-
dura de 2007, que corrige el artículo correspondiente a
este tipo de Patrimonio que aparecía en la Ley de Patri-
monio Histórico y C ulrural de 1999. Tras su correc-
ción, se dice que el Patrimonio bibliográfico de Extre-
madura está constituido por los fondos y las colecciones
bibliográficas y hemerográficas, y las obras literarias, histó-
ricas, científicas o artísticas, impresas, manuscritas, foto-
gráficas y magnéticas, de cardcter unitario o seriac/<J, en
cualquier tipo de soporte e independientemente de la téc-
nica utilizada para su creación o reproducción, de Ú1s cua-
les no conste la existencia de al menos tres ejemplares en bi-
bliotecas o servicios públicos. Se añade luego toda edición
o ejemplar que tenga más de 100 años. Como puede
verse, se trata sólo de cuestiones de detalle.
En otras ocasiones, aunque escasas, el Patrimonio
bibliográfico está definido e incluso tratado en las le-
yes sobre bibliotecas o sobre sistemas bibliotecarios
de las CCM, cuyo listado y características veremos
en el capítulo 19. Un ejemplo de norma que unifica
los dos conceptos es la de la Región de Murcia, la Ley
7190 de Bibliotecas y Patrimonio bibliográfico, en la
que se alude a la definición de la LPHE para hacer re-
ferencia a los bienes que fo rman parte del Patrimonio
bibliográfico de esa Región.
Otro lo ofrece la Ley 16/2003 del Sistema Anda-
luz de Bibliotecas y Centros de Documentación. Se-
gú n se indica en su preámbulo, establece un nuevo con-
cepto de Patrimonio bibliogrdfico, excluyendo los fondos
bibliográficos destinados al uso público e incluyendo una
nueva categoría de bienes: las obras y colecciones que se
declaren de interés bibliogrdfico andaluz. Luego enume-
ra los bienes que forman parte de este Patrimonio:
294 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
Administración
electrónica
y Patrimonio
documental
La incorporación de las administraciones públicas a la
sociedad de la información tiene como resultado una nue-
va concepción de la administración: la administración elec-
trónica, que fomenta que la ciudadanía se relacione con las
administraciones por medios electrónicos y telemáticos.
En este nuevo modelo de administración electrónica
intervienen tres componentes:
- Las Tecnologías de la Información y la Comu-
nicación (TIC).
- La reorganización administrativa y la redefinición y
simplificación de los procedimientos administrativos.
- La adaptación de la legislación para mantener y
garantizar la legalidad de la actuación administrativa.
En este último aspecto hay que destacar dos hitos le-
gislativos en nuestro país: la aprobación de la Ley
30/1992 del Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y el Procedimiento Administrativo Común, en la
que por primera vez se otorga valor legal a los docu-
mentos en soporte electrónico, y su posterior desarrollo
reglamentario, y más recientemente la Ley 11/2007 de
acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios pú-
blicos, que promueve el uso de las TIC para la comuni-
cación de la ciudadanía con las administraciones públi-
cas y la sustitución de los documentos originales en
soporte papel por sus imágenes digitales, siempre que
la digitalización se realice con garantía de mantener la
originalidad e integridad de la información, la digitaliza-
ción certificada.
Los cambios que afectan más directamente al Patri-
monio documental, así como a los archivos y la archi-
vística, son la sustitución del soporte papel de los do-
cumentos por el soporte electrónico y el otorgar valor
legal a estos últimos, con la dificultad que implica ges-
tionar documentos inmateriales o virtuales.
La LPHE, anticipándose a la realidad administrativa,
ya incluye los documentos electrónicos como constitu-
tivos del Patrimonio documental.
El impacto de la gestión archivística de los documen-
tos electrónicos es tal, que actualmente es el punto de in-
vestigación y discusión profesional más importante a ni-
vel internacional, debido a la dificultad de controlar ~
conservar a largo plazo los documentos producidos elec-
trónicamente, garantizando su autenticidad, originalidad
integridad y disponibilidad, por lo que es urgente adecuar
el nuevo papel y las funciones que deben desempeñar
tanto los archivos como los/las archiveros/as, que debe-
rán pasar de custodiar y servir documentos a dictar los
criterios por los que se debe regir su gestión, y a partici-
par de forma activa en el proceso de concepción y crea-
ción de los documentos; o lo que es lo mismo, participar
desde el inicio de su ciclo de vida, sin abandonar los prin-
cipios tradicionales de la archivística. De otra forma, se
corre el riesgo de incurrir en un importante vacío de le-
galidad, de transparencia y de memoria colectiva de la
contemporaneidad (Vázquez de Parga 1997).
En el entorno electrónico, el concepto de documento
original se desliga de su soporte, considerando que de
los cuatro elementos que lo constituyen, contenido, es-
tructura lógica, contexto y presentación, sólo es necesa-
rio conservar los tres primeros, desligando los datos de
soporte y admitiendo que la información deberá copiarse
periódicamente a un nuevo soporte sin que por ello el do-
cumento pierda su originalidad, autenticidad e integridad
Todo esto según la Guía de la información electrónica.
publicada en 1997 por la Oficina de publicaciones oficia-
les de las Comunidades Europeas, en Luxemburgo.
La Ley 59/2003, por la que se regula la firma electrcr
nica como forma de validación de los documentos y e
reconocimiento del DNI electrónico como firma elect~
nica, está dando lugar al crecimiento del volumen de d<F
cumentos que se producen y almacenan únicamente en
soporte electrónico.
El concepto de documento electrónico abarca distintos
tipos de información producidos electrónicamente, inde-
pendientemente de la función en virtud de la cual se har
creado. En este contexto, al hablar de documentos elec-
trónicos, nos referimos al concepto de documentos adrnt-
nistrativos, que son los considerados constitutivos del Pa-
trimonio documental, tal como se definen en el Manual dE
Documentos Administrativos, editado en 1995 por el Mt-
nisterio de Administraciones Públicas (Ed. Tecnos), como
testimonio de la actividad administrativa, cuyo contenido 1
estructura sea evidencia o prueba de valor legal, de unG
actividad administrativa, en el marco de la aplicación para
el ejercicio de las potestades.

Estos documentos pueden ser texto, imagen, gráfi-
cos, audio, vídeo, etc. , pero, además, un único docu-
"Tlento puede integrar varios de ellos. Puede encontrar-
se más bibliografía sobre este tema en la página web
de «DLM Forum", de la Unión Europea. Precisamente
este Foro se constituyó como resultado de las conclu-
S1ones del Consejo de Europa, de 17 de junio de 1994,
~ra la cooperación de los archivos (94/C235/03), con
el fin de analizar el impacto de la producción de docu-
mentos electrónicos en la política archivfstica y marcar
<:mectrices para su tratamiento y gestión. Resultado de
este Foro es la Guía antes citada.
Varios son los aspectos que inciden en su conserva-
oón y disponibilidad y que hacen necesaria la aprobación
de normas que definan especificaciones para las aplica-
ciones informáticas, los tipos y formatos de ficheros en
que se estructuran y el medio en que se almacenan.
Los problemas más destacables son:
- El medio o soporte en que se registran los datos, me-
nos estable que el papel, y que afecta a la accesibilidad de
la información. Todavía no se cuenta con datos fehacien-
;es referentes a su durabilidad y estabilidad, que varía para
los distintos tipos de soportes: disquetes, ya inexistentes y
prácticamente ilegibles, discos ópticos, CD-ROM, DVD,
a ntas magnéticas, discos magnéticos, etc., estimándose
que su duración es de entre 1O y 50 o 100 años, depen-
dendo del tipo de soporte y según distintas opiniones.
- La obsolescencia tecnológica es el aspecto de ma-
yor repercusión, debido a la rápida y continua evolución
de los equipos y programas o aplicaciones y su versio-
nado, que afecta igualmente al acceso a los datos.
- La facilidad de modificación o eliminación de da-
tos, que constituye un problema para garantizar la ori-
ginalidad e integridad de los datos.
Para su validación los documentos electrónicos, con
garantía de mantener su autenticidad, integridad y no re-
pudio por su titular, de acuerdo con la Orden PRE/1551 /
2003, de 1O junio, y el documento «Criterios de seguri-
dad, normalización y conservación de las aplicaciones
utilizadas para el ejercicio de potestades», deberán incor-
porar firma electrónica avanzada en vez de firma manual,
así como la fecha y hora de emisión y recepción, ajusta-
dos a los estándares establecidos para ello.
La generalización de la utilización de aplicaciones de
gestión documental diseñadas para soportar las necesi-
dades de información para la gestión, pero no para su
conservación a medio y largo plazo y garantizar su valor
probatorio, hace necesario contar con normas y especi-
El Patrimonio documental y b ibl iográfico 1 295
ficaciones que deben cumplir las aplicaciones utilizadas
en la tramitación administrativa, en lo que se está avan-
zando definiéndose distintas categorías de estándares:
- Sobre aplicaciones de gestión documental.
- Sobre tipos y formatos de ficheros.
- Para la representación del contenido de los docu-
mentos.
- Sobre soportes.
Los estándares sobre sistemas de gestión docu-
mental definen los requerimientos funcionales que de-
ben cumplir las aplicaciones para la creación de docu-
mentos electrónicos de archivo y los metadatos que
deben incorporarse en la fase de creación de los docu-
mentos (Vázquez de Parga 2003 y 2006).
El Consejo Superior de Informática y para el impulso
de la Administración electrónica del Ministerio para las
Administraciones Públicas viene publicando desde 1990
las normas ATRIO para los sistemas de gestión docu-
mental y sus módulos; SICRES para los registros auto-
matizados de entrada y salida de documentos; y ES-
TROFA para los de tramitación de expedientes, que
establecen las especificaciones que deben cumplir las
aplicaciones, los soportes y los tipos de ficheros por los
que se crean los asientos registrales y los documentos
resultantes de la tramitación automatizada. El documen-
to «Aplicaciones utilizadas para el ejercicio de las potes-
tades. Criterios de conservación. Febrero 2003 MAP»
establece los criterios para la conservación a largo pla-
zo de los documentos electrónicos de archivo.
A medida que avanza la implantación de la e-admi-
nistración, y se generaliza el uso de la firma electrónica
para la validación de los documentos administrativos,
los documentos electrónicos adquieren la categoría de
documentos originales que sustituyen de forma definiti-
va a los documentos en papel. La Ley 11 /2007 promue-
ve la digitalización certificada de los documentos tradi-
cionales, para sustituirlos por sus imágenes digitales.
Ante este panorama es urgente concienciar a los res-
ponsables de la conservación y protección del Patri-
monio documental sobre el riesgo de perder la informa-
ción producida por la «Sociedad de la Información» y
quedarnos sin los archivos del siglo xx1, de forma que se
tomen las medidas necesarias para garantizar la conser-
vación de los documentos electrónicos como evidencia,
transparencia y memoria colectiva.
MARGARITA VÁZOUEZ DE P ARGA.
Informática El corte Inglés.
296 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
a. Todas aquellas obras y colecciones con más de
100 años de antigüedad.
b. Todas aquellas de las que no consten 3 ejempla-
res en las bibliotecas públicas.
c. Los ejemplares entregados al Depósito Patri-
monial bibliográfico de Andalucía.
d . Los ejemplares que no estén entre los ante-
riores y se declaren de interés bibliográfico anda-
luz.
Claro que, si comparamos es ta lista con la defini-
ción inicial de la LPHE, veremos que es exactamente
lo mismo.
Por lo que respecta a las películas, la situación es li-
geramente original. Desde mediados del siglo XX existe
el Archivo de la Filmoteca Española, que, en el Dec~
7/1997, consiguió que se reconocieran sus funciones
que se aprobara la creación del Cenero de Conservacio-
y Restauración de la Filmoteca Española, que aún no h..
sido construido, aunque las gestiones para ello no ha:-
cesado.
La Filmoteca Española es el archivo cinematogra-
fico más importante de nuestro país, con un fo ndo ck
unos 37.000 títulos y más de 72.000 materiales. Ade-
más, conserva los negativos o los or.iginales de más de
14.000 películas, entre largometrajes, cortometrajes

· .:iarios ... Más de 12 millones de metros de pelí-
emre los que destacan, por su valor como testi-
;1srórico, el antiguo noticiario No-Do.
\ fuchas CCAA han creado sus propias filmotecas;
:-rimera en hacerlo fue la del País Vasco, en 1978,
~-ida de Cataluña, en 1982, etcétera.
=:J Depósito Legal
:no hemos estado viendo, el Patrimonio biblio-
--...;leo está en continuo crecimiento, ya que en él se
- ~.u\·en los ejem plares d e ediciones de todo tipo
El Patrimonio documental y bibliográfico 1 297
que se «depositan» en la admi n istració n pública por
medio del llamado «Depósito Legal» (Co rdón Gar-
cía 1997).
Se trata de una obligación legalmente establecida
en la mayoría de los países del mundo, consistente en
solicitar un número de D epósiro y, tras obtenerlo, en -
rregar una camidad establecida de ejemplares (nor-
malmente tres) a la administración pública. Así se
consigue recopilar y prese rvar rnda la producción bi-
bliográfica y audiovisual, asegurándole un futuro. En
la Biblioteca Nacional se conservará uno de los ejem-
plares; el otro irá a la biblioteca general de la Comu-
nidad correspondiente, y el otro, por lo general, a los
298 1 Los tipos de Patrimonio Cultural
d epósitos esp ecíficos. D e esta forma, día a día, se va
incrementando el Patrimonio bibliográfico.
En Espafia este Depósito existe desde principios del
siglo XVI!I, cuando Felipe V concedió a la Biblioteca
Real el privilegio d e recibir un ejemplar de cuantos li-
bros y papeles se imprimiesen. A lo largo de los siglos si-
guientes, esta orden se va concretando y ampliando: en
1938 se incluyen las reproducciones fotográficas edita-
das, las obras cinematográficas y las piezas de gramófo-
no, y en 1945 comienzan a ingresar los primeros discos.
A raíz d e la transferencia de competencias en mate-
ria de C ultura a las CCAA, la mayoría de ellas han pu-
blicado normas al respecto y hoy día existe uno de estos
Depósitos en rodas las capitales de provincia y en algu-
nas ciudades más. Incluso en algunas CCAA, además
del «Depósito Legal», se ha institucionalizado otro cipo
de depósito, paralelo, como es el caso de Andalucía, en
donde se denomina «D epósito Patrimonial bibliográfi-
co andaluz» (art. 41 y Disposición Final Segunda de la
Ley 16/2003 del Sistema Andaluz de Bibliotecas y Cen-
tros de Documentación).
Lo que se recibe en estos Depósitos es muy varia-
do: no sólo libros, sino también folletos (entre 4 y 50
páginas), postales, carteles, periódicos, mapas, parti-
turas, grabados, naipes, diapositivas, películas y todo
tipo de nuevos soportes (CD , disquetes, CD-ROM,
DVD, etc.). ¿Qué es lo que no necesita Depósito Le-
gal? Pues las circulares internas, los manuales d e ins-
trucciones, los catálogos comerciales, las hojas de
propaganda, los calendarios ... y poco más.
Los materiales publicados en redes electrónicas de
comunicación de dominios de internet que vayan diri-
gidos específicamente al público espafiol también han
de ser objeto de DL. En el caso de dominios de imernet
asignados a Espafia, la responsabilidad del DL corres-
ponde al sujeto responsable del registro del dom inio.
Así, quien solicita el DL no es la persona que escri-
be o que dibuj a, sino quien edita, imprime o produce,
siempre que lo hagan en territorio español; si alguien
distribuye una obra sin DL, suya es la responsabilidad.
El número concreto de ejemplares que se han de
entregar, así como el procedimiento detallado, corres-
ponden a cada CA. Por ejemplo, en la Comunidad de
M adrid hay que entregar un ejempla r en el caso de p e-
lículas, cinco para obras que tienen ISBN (véase in-
fra), c uatro para partituras musicales, tres para obras
periódicas y rodas las d emás producciones impresas,
sonoras, audiovisuales o electrónicas. En esta misma
Comunidad, el destino de todos estos ejemplares es la
Biblioteca Nacional, la Biblioteca Regional de Madrid
y la Biblioteca Pública del Estado en Madrid. En el
caso de las partituras, un ejemplar se destina a la Bi-
blioteca del Conservatorio de Madrid, en lugar de k
Biblioteca Pública.
El ISBN y el Copyright
Aunque estos daros no rengan nada que ver con el Pa-
trim onio bibliográfico y, por lo tanto, co n la temáti-
ca de este libro, es conveniente aclararlos, porque se
pueden confundir con el D epósito Legal.
El ISBN (siglas de «Internacion al Standard Boo,._
Numben>) es un número identificador para libros, w:
sistema internacional de numeración p revisto par..
uso com ercial. En realidad es un sistema automatiza-
d o para el control editorial.
En el momento actual, y desde hace poco, los 1Od.r
giros de los que constaba el ISBN han pasado a ser 13
ya que se ha añadido un primer grupo de tres que iden-
tifica al sector del libro (nacional, geográfico, lingüíso-
co). Aparece después otro grupo de dos que identifica o.
país (84 para España), seguido de otro de tres que es c.
prefijo de la editorial. Luego cuatro para el tít ulo del h-
bro y por último uno como dígito de control.
Su fmalidad es simplificar las operaciones estadísciC?:.
y comerciales. Han de llevarlo los libros, las publicacio-
nes multimedia y electrónicas y los mapas; están exen~
las agendas, calendarios, catálogos, folletos publicira-
rios ... Prácticamente lo mismo que en el caso del DL
El Ministerio de Cultura facilita una base de dam
esp ecializada en ISBN (http://www.mcu.es/bases /spa
isbn/ISBN.html). En ella están todos los libros editada
en España desde 1966 y la búsqueda se puede realiza:
por distintos campos: editorial, título, autoría, etcétera.
Por su parte, el copyright, esa letra «C» metida en c.
interior de un círculo, símbolo también internacion al. se
refiere a la protección de los derechos de las personas
empresas creadoras de las obras. En nuestro contexto oc-
cidental, es la autora o autor la que posee la plena dispo-
sición y el derecho exclusivo a la exploración de su obra.
pudiendo defenderse legalmente en caso de plagio.
Por ejemplo, si cogemos cualquier libro reciencc:
encontraremos en una de sus primeras páginas una lar-
ga serie de datos que casi nunca miramos, entre los qCT
se encuentran los tres de los que aquí he hablado: c.
copyright suele ser el primero en aparecer, seguido po.-
una fecha, la partícula inglesa «by» y el n ombre del au-
tor/a. Suelen aparecer otros copyright referidos a la a-..-
ducción, a la editorial o a ambas.
Luego vendrá el largo número de ISBN y por úlcim
el Depósito Legal, que se compone de la sigla de la Co-

-:unidad (p. e., «M» para Madrid, <<As» para Asrurias,
!'"~), el número de DL propiamente dicho y la fecha.
Hay que prestar atención a que en este conjunto
~ daros aparecen dos fechas, la del copyright y la del
::JL, que normalmenre son la misma; pero lo sean o
r- • la que debemos poner en la ficha bibliográfica es
..... que acompaña al copyright de la edición que este-
-:os leyendo.
Los Catálogos Colectivos del Patrimonio
Bibliográfico
_orno ocurre en los otros ámbitos paralelos del Parri-
-ionio Cultural, en archivos y en museos, existe el
1srema Español de Bibliotecas», así como uno de
-<ros sistemas para cada CCAA.
El Ministerio de Cultura promueve la cooperación
~ere todos estos cenrros a través de la Subdirección
~neral de Cooperación bibliotecaria, de la Dirección
..;eneral del Libro, Archivos y Bibliotecas. En esta
ubdirección se gestiona un «Catálogo Colectivo del
-.mimonio bibliográfico» (CCPB) cuyo objetivo es la
.::alización y descripción de libros de bibliotecas es-
-.lñolas, tanto públicas como privadas, que po r su an-
-.güedad o singularidad fo rmen parre del Patrimonio
-..bliográfico, es decir, con fechas anteriores a la im-
..,ianración del DL. Se erara de un trabajo realizado en
.:ooperació n entre la AGE y las CCAA, en el que se
-.an incl uido hasta el momento casi 750 bibliotecas,
:-ero que está en proceso contin uo de ampliación.
Cada Comunidad Autónoma, mediante firma de
.:onvenio con la AGE, está gestionando también el Ca-
:.ilogo Colectivo de su propio Patrimonio biblio-
~.ífico. Por ejemplo, la Comunidad Valenciana, de
4..:Uerdo con su «Ley de Organización Bibliotecaria» de
. 986, atribuyó esta competencia a la Biblioteca Valen-
..;¡ana, y su Catálogo Colectivo de Patrimonio biblio-
;ráfico contiene descripciones bibliográficas de obras
--:1presas desde los siglos XV al XIX. Su base de datos,
.::esde que se creó en 1989, está en continuo proceso de
¡rnpliación. Es precisamente en torno a finales de los
.:henra o principios de los noventa cuando las Biblio-
·ecas cenrrales de cada CA inician estos trabajos: Cas-
-.illa y León en 1989, Madrid en 1990, etcétera.
Reflexión final: un mundo de frágil papel
-OS archivos y las bibliotecas, lugares en los que se
;uardan estos dos tipos de Patrimonio Cultural que
El Patrimonio documental y bibliográfico 1 299
hemos revisado en este capítulo, están llenos de pa-
peles. Durante siglos, se ha constatado, a menudo
de fo rma dolorosa, que el papel se quema con faci-
lidad, que la escritura con distintos tipos de tinta se
decolora, desaparece, se pierde ... Tanto es así que la
conservació n preventiva de estos materiales, es de-
cir, las estrategias que hay que seguir para una con-
servación lo más duradera en el tiempo posible
-porque el «siempre» es pura utopía-, se ha conver-
tido en una de las especialidades de la archivísrica y
la biblioteconomía (véase a este respecto Borrell y
Bello 2002) .
Pero dentro de estos dos tipos de Patrimonio
Cultural están también otros materiales aún más di-
fíciles de conservar, como pueden ser las fotografías.
La historia de estos documentos nos ilustra sobre los
muy diferentes procedimientos que se engloban
bajo la misma palabra, la de «fotografía» (p. e., Ló-
pez Mondéjar 2000), y las obras especializadas en su
conservación (p. e., Mesrre i Vergés 2004) nos re-
cuerdan que no es lo mismo un daguerrotipo q ue
una diapositiva o una fotografía digi tal, que algunos
de estos materiales, por llevar en nuestro contexto
mucho tiempo, ya se sabe cómo y en qu é condicio-
nes deben conservarse; pero respecto a otros, a los
más nuevos, queda mucho por investigar.
La conservación de los materiales gráficos del pre-
sente/futuro está siendo actualmente el gran reto ante
el que apenas hay respuesta porque tampoco existe
experiencia. Las nuevas generacio nes tendrán que
parricipar en este debate, investigar en este tema y
conseguir que el futuro del pasado y el presente foto-
gráfico, documental y bibliográfico, al menos, exista .
¿Cómo trabajar en la gestión de estos
patrimonios?
Lo analizaremos con más detalle en los capítulos
que se dedican a los arch ivos (capítulo 18) y a las bi-
bliotecas (capítulo 19); aquí sólo recordaré q ue se
trata de un doble mundo muy especializado y bas-
tante distinto a los contextos laborales en los que
discurre la gestión de los otros tipos de Patrimonio
Cultural.
Evidentemente, para dedicarse profesionalmente
a los documentos y a los libros, resulta conveniente
realizar estudios específicos. Desde hace años existe la
licenciatura o grado de Biblioteconomía y Documen-
tación, que es el lugar en el que todo esto se aprende.
También lo veremos en los capírulos 18 y 19.
 ~~( iJlh:lh-.1 ifl~.l ~d bd 111
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SECCION IV

Las instituciones del

Patrimonio Cultural
16 1 Los gobiernos y el
Patrimonio Cultural

Las instituciones para el Patrimonio

Cultural: un mundo cada vez más diverso
Tradicionalmente se ha denominado «Instituciones»
del Patrimonio Cultural al conjunto formado por los
archivos, bibliotecas y museos. Sin duda, estas tres,
que por supuesto trataremos en esta sección (capítulos
17, 18 y 19), muy diferenciadas en sus contenidos,
aunque no en lo tacante a sus situaciones administra-
tivas, son las clásicas. Pero existen también muchas
otras -y en realidad cada día más- que sob re todo en
las últimas décadas han comenzado a tener una
importancia fundamental en el ejercicio de la Gestión
del Patrimonio Cultural, es decir, en lo que aquí esta-
mos explicando.
Para empezar, ¿qué es una institución? En el contex-
to en el que nos encontramos es un lugar o ámbim en
el que se desarrolla alguno o varios de los objetivos de
la Gestión del Patrimonio Cultural. Como hemos ido
viendo a lo largo de los capítulos anteriores, la Gestión
del Patrimonio Cultural es una labor eminentemente
administrativa: son los gobiernos de las CCAA y de la
AGE los que tienen la competencia directa de esta ges-
tión y las normas, hábitos y modelos existentes en nues-
tro país abren muy poco la puerta a la sociedad civil en
este tema. Esa es la razón por la que, en el conjunto de
los ocho capítulos que componen esta sección IY, tan
sólo uno, el dedicado a los consorcios, fundacio nes y
asociaciones (capítulo 20), hablará del papel de la socie-
dad civil en la gestión de los bienes culturales, que ade-
más apenas será un papel directo, sino a menudo
mediatizado por los propios gobiernos competentes.
Eso sí, las instituciones administrativas se han
multiplicado en las últimas décadas, tanto en núme-
ro como en tipología. Para empezar, recordemos que
hasta 1985 tan sólo existía una unidad o departa-
mento responsable de este tema, en el Ministerio de
304 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Educación o de C ultura de un gobierno centralizado
que repetía modelos seculares. Salvo en los casos de
ceneros privados -en realidad muy pocos-, los muse-
os, archivos y bibliotecas dependían d irectamente de
este Ministerio, estuvieran situados donde lo estuvie-
ran d e coda la geografía espafiola. Por supuesco, ocra
excepció n estaba constitu ida por los ceneros depen-
diences de los ayun tamientos, siempre más abundan-
tes en las regiones levantinas que en el resco de
Espafia. Ese afio, finalizado el proceso de transferen-
cia de competencias en materia de C ultura a las
CCAA, n uestro país comenzó a contar con 18 u ni-
dades adm inistrativas responsables de la tutela del
Patrimonio C ultural. Fue un verdadero saleo cuan
tativo y, con el tiempo, se convertiría también en -=
verdadero saleo cualitativo.
Pero, además, en el mismo afio 1985 se creó el h.
llamado lnstiruro de Pacrimonio Cultural de Espa:
(IPCE), como una sección de la D irección General ...
Bellas Artes del Ministerio de C ultura, especializada -
la Gestión y Restauración de los bienes culturales. Es.-
idea de la «sucursal» fue seguida por Andalucía, que .:-
1989 inauguró el Instituto Andaluz de Patrimon
Histórico (IAPH), y por otras CCAA, que lo establea..
ron en sus normas pero que nunca lo hicieron realid.;:._
como Gal icia o Madrid, o que le dieron un sesgo rr_

...=m ado en la restauración, como Castilla y León (capí-
......o 21 ).
También en los afios ochenta surgió un modelo
..:rninistrativo especial para la gestión de las grandes
_;,idades patrimoniales: los Consorcios de las C iudades
...; -róricas. Concebidos como organismos de coordi-
~-ión, veremos que su número es escaso, pero sus
·:sulrados positivos pueden invitar a otras ciudades o a
aos conjuntos patrimoniales a seguir por los mismos
....i..."Tlinos (capítulo 20).
O tro fenómeno particular de los afios ochenta -que
~ duda fue la década de «la movida» también en la
...:stión del Patrimonio Cultural- fue la multiplicación
::i: las universidades en n uestro país. Aquellas que ofre-
- i l l las titulaciones de Humanidades, H istoria o
~<oria del Arte, licenciaturas o grados en los que se
:ma la mayoría de las personas que luego van a traba-
-'= profesionalmente en la gestión que aquí estoy expli-
..:I:ldo, se m ultiplica.ron por tres. Las numerosas nuevas
:=neraciones de personas con esa formación y esos de-
se asociaron, crearon empresas, ocuparon los nue-
- puestos de gestión, lucharon por el reconocimiento
.;.,: nuevas profesiones, como la de la Arqueología, y hoy
"'1Il ahí, gestionando el Patrimonio Cul6ural e investi-
:¡.,do en él (capítulo 2 1). ··
Po r último, no podemos dejar de lado la existen-
,_. y el papel en la Gestión del Patrimonio Cultural
;os dos grandes centros internacionales: la UNES-
") (capírulo 22) y el Consejo d e Europa (capítulo
_ . El desarrollo de s us características y las de sus
~.ncipales documentos cerrarán esta sección.
En este primer capítulo vamos a analizar los modelos
..:ministrativos de los gobiernos com petentes en Espafia
-.....<1 la Gestión del Patrimonio Cultural. Después habla-
-;::::ios del papel, escaso pero sin duda llamado a ser
::...··yor en el futuro, de los ayuntamientos.
Dedicaré un último apartado al papel coordinado r
~ Consejo de Patrimonio Histórico Español del
•..nisterio de Cultura, desarrollando un ejemplo con-
~o: el Plan Nacional de Catedrales.
I...os modelos administrativos de los
:obiemos para el Patrimonio Cultural:
- Administración General del Estado (AGE)
~endo un poco de h istoria, hay que recordar que
~ menos que en 1900 se instituyó el primer depar-
=ento de la administración pública dedicado exclusi-
.o_-nente a la gestión de los bienes culturales -que, por
...:mesto, entonces no se llamaban así-: la Dirección
Los gobiernos y el Patrimonio Cultural 1 305
General de Bellas Artes. Desde 1985 este departamen-
ro ha cambiado muy a menudo de denominación, aun-
que nunca ha perdido, por voluntad expresa, el deci-
monónico «Bellas Artes». Hoy se llama «D irección
General de Bellas Arres y Bienes Culturales» y, como
veremos más adelante, parece ser una denominación de
éxiro, ya que existe una Comunidad Autónoma, la
Región de Murcia, que la ha copiado con exactitud.
Esra Dirección General depende del Min isterio de
Cultura, que también, en sf mismo, es una novedad,
ya que su historia es corta y además está sujeta a apa-
riciones y desapariciones (de nombre, que no de fun-
ciones) aj ustadas a auténticos caprichos de la política
de partidos. Recientemente se ha publicado un RO
(1132/2008) en el que se reestructuran sus finalida-
des. En el cuadro 16 . l puede verse lo fu ndamental de
su artículo 1.
Para llevar a cabo este trabajo, el Ministerio de
C ultura, como el resto de m inisterios, se divide en una
serie de unidades de gestión en su mayoría denomina-
das «Direcciones Generales». La que nos interesa, como
ames indiqué, con tinúa llamándose «de Bellas Artes y
Bienes Culturales» y, de acuerdo con el contenido del
CUADRO 16.I
Funciones del Ministerio de Cultura
según el RD 1132/2008, art. 1
En particular, le corresponden la promoción, protec-
ción y difusión del patrimonio histórico español, de los
museos estatales y de las artes plásticas y audiovisuales; el
fomento del libro y la lectura, el estímulo a la creación lite-
raria y la promoción, la protección y difusión de los archi-
vos y bibliotecas estatales; la modernización y gestión de
las instituciones culturales de la Administración general
del estado y, en particular, de los museos y archivos de
titularidad estatal; la promoción, protección y difusión de
las artes escénicas, la música, la danza y el circo; la promo-
ción, protección y difusión de las actividades cinematográ-
ficas y audiovisuales de producción, distribución y exhibi-
ción; la promoción de industrias culturales, la defensa y
protección de la propiedad intelectual y el protectorado y
la promoción de las fundaciones rnlturales; el impulso de
las acciones de cooperación cultural y, en coordinación
con el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación,
las relaciones inrernacionales en materia de culcura, así
como el seguimienro de las actuaciones de la Unión
Europea en este ámbito.
306 1 Las instituciones del Patrimonio Cu ltural

mismo RD, sus competencias se centran en una serie de
puntos que podemos leer en el cuadro 16.2.
D e todas estas atribuciones, creo que la más difícil es
la de coordinarse con las otras administraciones públicas.
Para ese efecto, la LPHE creó el «Consejo de Patrimonio
Histórico Español», cuyas características y rrabajos anali-
zaremos después, en este mismo capítulo.
La segunda de sus funciones en importancia, al
menos en mi opinión , es la que en el cuadro 16.2
aparece como «j>>, es decir, la de ser un verdadero «Centro
de gestión de la documentación» sobre el Patrimonio
C ultural de todas las regiones d e España. De h echo,
la mayoría d e las CCAA han establecido en sus nor-
mas sob re Patrimonio Cultural o Histórico que la
Declaración como BIC o el Inventario de sus b.:
nes habrán d e se r publicados en los Bolerir.
Oficiales de la propia Comunidad y de la AGE
bien que inmediatamente d esp ués de la declaraci
como BIC d e un b ien, ésta debe ser notificada
Ministerio de Cultura. Ejemp lo de esta ú ltima l1r :
es la Ley de Patr imo n io Cultural de Aragón . ..
c uyo art. 21.6 se establece que la Dirección Gene
de Cultura de esa Comunidad comunicara
Registro General de Bienes de Interés Cultural de
Administración del Estado las declaraciones de b
d e interés cultural o conjunto de interés cufru
indicando las categorías correspondientes en la leg1.
ción del patrimonio histórico español...

CUADRO 16.2
Competencias de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales (RD 1132/2008, art. 5) 1

l. Corresponde a la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales el desarrollo de las siguientes funciones:
a. La formación del Registro de bienes de interés cultural y del Inventario general de bienes muebles.
b. La propuesta de adquisición de bienes del patrimonio histó rico español y de las medidas que deban adopra.-.
para su protección y defensa.
c. La coordinación con las unidades del Ministerio que intervengan en la gestión de bienes del patrimonio histórico es¡:"-
ñol, así como con los demás Departamentos ministeriales y, en su caso, con las demás Administraciones públicas.
d. El ejercicio de las competencias que corresponden a la Administración General del Estado para la aplicación .:..
régimen jurídico de la protección del parrimonio histórico.
e. La gestión de los museos de titularidad estatal dependientes del Departamento a través de esta Dirección Gene:-~
f. El asesoramiento respecto de los museos de titularidad estatal dependientes de otros Ministerios, la coordinac1 -
del Sistema Español de Museos y la cooperación con otras Administraciones y entidades públicas o privadas ~­
materia de museos.
g. La elaboración y ejecución de los planes para la conservación y restauración de los bienes inmuebles del patrimo:-
histórico, sin perjuicio de las funciones atribuidas a la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura. ~
como la cooperación con arras Administraciones públicas y entidades públicas o privadas para el desarrollo de dich
planes y su seguimiento.
h. La elaboración y ejecución de los planes para la conservación y restauración de los bienes muebles del patrirr:
nio histórico, así como de los fondos que constituyen el patrimonio documental y bibliográfico y la cooperan .. -
con o tras Administraciones públicas y entidades públicas o privadas para el desarrollo de dichos planes y su seg-~
miento.
i. La promoción y fomento de los proyectos de investigación arqueológica española en el exterior.
j. El archivo y sistematización de los trabajos realizados y de la documentación disponible sobre patrimonio hisT
rico; la investigación y estudio sobre criterios, métodos y técn icas para su conservación y restauración, así co:-
la fo rmació n de técnicos y especialistas en conservación y restauración de los bienes in muebles y muebles in~.. ::
gram es de dicho patrimonio.
k. La promoción de la creació n artística y de las exposiciones y cualesquiera otras actividades de difusión de las a.-_ 11
plásticas.
 Los gobiernos y el Patrimonio Cultural 1 307

Como ejemplo de la primera opc1on, podemos
:.oolar de la Ley de Parrimonio Cultural de Cantabria,
J: en su art. 20 dice que la declaración de Bien de Interés
.nmzl será notificada a los interestUÚJs y alAyuntt1miento
!''e radique el bien, y será publicado en el Boletín Oficial
Gmtabria y en el Boletín Oficial del Estado.
:\ pesar de estas disposiciones, la cenrralización de
'.'! fo rmación ha supuesto duranre rodas estas déca-
......,, un reto difícil de conseguir. La disparidad legisla-
J. la multiplicación de tipos o categorías d e BIC y
largo etcétera hacen que la AGE no cuente con
-"'l información conrrastada; por esa razón, cada vez
_e en este libro se han utilizado sus estadísticas
:!aSe, p. e. , el capítulo 5), .he avisado de que se trata
., sólo de cifras aproximadas.
.-\ esta labor de docu mentación centralizada, más
-:portante aún si recordamos que España sólo tiene
--U silla en la UE, en la UNESCO y en el Consejo de
....ropa, y que la persona que ocupe esa silla va a tener
_e hablar de todo el Estado, no sólo de aquellas CCAA
_e han decidido coordi narse, se le añade la finalidad de
estigar sobre los mécodos y las técnicas para la con-
-vación y la restauració n de los bienes del Patrimonio
..ilrural, tema que hace efectivo a través del IPCE, así
mo el de la formación de especialistas.
Ouo asunto que la Dirección General de la AGE
~ abordar es el de las adquisiciones y exportaciones
:I! los bienes, para lo que existe w1a Juma Superior con
-e nombre, cuya composición y funciones analizare-
•S luego. El rema de la representación en los organis-
- • internacionales, así como el apoyo a los proyectos
:I! investigación arqueológica o de restauración en el
"Gerior, son competencias que también se atribuyen, así
'110, por supuesto, la gestión de los museos estatales.
Para llevar a cabo estas tareas, la Di rección General
~ Bellas Artes y Bienes C ulturales se divide en cuatro
... bdirecciones:
funcio nes atribuidas a la Dirección General en el
párrafo k.
Además, se le adscribe a esta Dirección General la
Juma de calificación, valoración y exportación de bienes
del PHE, que fue creada por la propia LPHE y desarro-
llada su composición y funciones por el Reglamento de
dicha Ley, de 1986. Es la encargada de asesorar al
M inisterio en cuanco a la adquisición de los bienes cul-
turales, sus grados de declaración y los permisos para
exportación o importación. Está compuesta por 18
vocales que van cambiando cada dos años y sus uabajos
son, en realidad, múltiples. Desaforrunadan1ente, no
existe ninguna investigación publicada que nos permita
conocerlos con detalle.
Y, por supuesto, la Direcció n General de la AGE
cuenta con la colaboración de un buen número de
Co misiones, Comirés, C onsejos asesores y Juntas .
Por lo que respecta a las diversas Juntas Superiores
-de Archivos, de Museos, de Monumentos y Conjun-
tos Históricos, de Excavaciones y Exploraciones y de
Arce Rupestre-, su papel es m uy secll!1dario, de forma
que incluso algunas de ellas, como la última, apenas se
ha reunido dos veces desde el mismo año de su crea-
ción, 1986.

a. La Subdi rección General de Protección del

.. rri monio Histórico, a la que corresponde la ejecu-
on de las funciones atribuidas a la Dirección General
.- los párrafos a, b, c y d del cuadro 16.2.
b. La Subdirección General de Museos Estatales, a
... que correspo nde la ejecución de las funciones arri-
"'Uidas a la Dirección General en los párrafos e y f.
c. La Subdirección General del Instituto del Patri-
-ionio Cultural de España, a la que corresponde la eje-
Bal11eario de Nuestm Señom de la Palma
• ...:ción de las funciones atribuidas a la Dirección y del Real, hoy Cenn·o de Arqueología
~neral en los párrafos g, h, i y j. Subacuática. Fo11tlo gráfico lAPH.
d. La Subdirección Gen eral de Promoción de las
~llas Arres, a la que co rresponde la ejecución de las
308 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Administración
pública del
Patrimonio Cultural
en las Comunidades
Autónomas:
el ejemplo
de Castilla y León
Con la publicación del Real Decreto de Transferen-
cias, en 1984 comienza la andadura de la Junta de
Castilla y León, órgano de gobierno de la Comunidad
Autónoma de Castilla y León. Para el desarrollo de las
competencias adquiridas, entre otras y con carácter
exclusivo las de Patrimonio Cultural, se realizan distin-
tas políticas que se articulan mediante un organigrama
administrativo y se sustentan con medios económicos,
el presupuesto, así como con medios humanos que
ejecutan las acciones.
Es nuestro propio sistema democrático el que esta-
blece el plazo en el que la ciudadanía da su apoyo a los
distintos candidatos, y son nuestros representantes,
una vez consiguen en sede parlamentaria, nuestras
Cortes, las mayorías suficientes, quienes eligen al pre-
sidente de la Comunidad. Será éste, para alcanzar los
objetivos de su programa de gobierno, quien organice
la labor del ejecutivo en las distintas áreas administrati-
vas, Consejerías en Castilla y León, que son las encar-
gadas de desarrollar las diferentas políticas. En nuestra
Comunidad, el Patrimonio Cultural ha estado siempre
circunscrito a la Consejería competente en materia de
Cultura, indistintamente de que en algunos momentos
el organigrama conllevara su asociación a otras áreas,
como Turismo, Sanidad, etcétera.
Las competencias sobre Patrimonio Cultural que-
daron adscritas a una Dirección General que en la
actualidad se denomina de Patrimonio Cultural, des-
pués de haber pasado por dos cambios de nomencla-
tura. Los cambios en el título presumen otros de orga-
nización. El más sobresaliente tuvo lugar en 2003,
cuando se separó la investigación, intervención y pro-
tección de los bienes muebles e inmuebles así come
el depósito y conservación de los bienes muebles, de
los Museos y Patrimonio documental. Las competen-
cias de este segundo apartado pasaron a ser atribui-
das a la Direcció n general de Promoción e
Instituciones Culturales y, en concreto, a su Servicie
de Museos, que desde entonces regula, organiza ~
en suma, gestiona los objetos y colecciones museo-
gráficas de la Comunidad, básicamente a través de
los nueve centros provinciales y, en todo caso, dentro
del Sistema de Museos regulado por la Ley 10/199t.
de 8 de julio, de Museos de Castilla y León, y e
Decreto 13/1997, de 30 de enero, por el que se
aprueba el Reglamento de desarrollo parcial de la
Ley de Museos de Castilla y León.
En lo que respecta a las acciones sobre el resto de
Patrimonio Cultural, su régimen se basa en dos normas
específicas: la Ley 12/2002, de 11 de julio, del Patrimonic
Cultural de Castilla y León, y el Decreto 37/2007, de 1S
de abril, por el que se aprueba el Reglamento para la
protección del Patrimonio Cultural de Castilla y León. La
aprobación de este reciente marco jurídico para el tern-
torio de la Comunidad fue determinante para la reorgan ·
zación administrativa y desde 2003 la Dirección Genera:
de Patrimonio Cultural se estructura en tres Servicios: e
de Planificación y Estudios, el de Ordenación y Protec-
ción, y el de Restauración, adscribiéndosele a la misma
el Centro de Conservación y Restauración de Bienes
Culturales de la Comunidad. Cada uno de los Servicios
cuenta a su vez con varias secciones y negociados que
con el apoyo de los técnicos, ejecutan las funciones
encomendadas a través de la correspondiente orden de
estructura orgánica de la Consejería.
En Castilla y León las tradicionales separaciones
basadas en la metodología de la intervención han tra-
tado de superarse, concibiendo el Patrimonio Histórico
desde una visión multidisciplinar. La investigación, los
estudios para la catalogación -sean bienes arqueoló-
gicos, etnográficos o bienes muebles-, el diagnóstico.
la redacción de planes directores o la más amplia tarea
de la difusión se realizan desde el Servicio de Planifi-
cación y Estudios. Las intervenciones para la conser-
vación , mantenimiento o puesta en valor del conjunto
de bienes se realizan desde el Servicio de Restau ra-
ción, bien sea como ejecución directa, bien sea a tra-
vés de las figuras de cooperación (convenios, acuer-
dos, subvenciones).
 Los gobiernos y el Patrimonio Cultural 1 309

Pla11 PAHIS de Castilla y Leó11. Foto Direcció11 Ge11eral tk Patrimonio Gtltural

Consejería de Cultura y 1i1rismo. juma de Castilla y León.

©
© AtaRuerca
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BURGOS
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Bienes Patrimonio de la HUITNllnidad Con.Juntos Urblnos Pa11lmonio Atqulteción5co

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ó SalnaS de Pou de la Sat RománlCO Norte

o o JardonffHilló<oeoo Sona Romaruca

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Las Médulas Patrimonio Etnológico e Inmaterial

~ Zamora Romdinica

111111
Catedral d9 Burgos

Patrimonio M!.l'ldial

Patrimonio Arqueológico
•
D
Alqultectura Popular en La Cabrera

Atqurttctura del VinO

Patrimonio lndu1tr11I
e
e
Gatedralea de Cai;lilla y león

Catedral de León

Fachada de San Pablo

11 lcni1M de cinosaunos • Cuence Minera del Sabero

• TieRas dot Ronaamionlo

310 1 Las instituciones del Patrimonio Cultu ral

El de Ordenación y Protección resulta uno de los
más importantes; desde su sección de Protección se
declaran los BIC, tanto los monumentos o jardines,
como los Conjuntos Históricos, Etnográficos, Zonas
Arqueológicas o las Vías Históricas. Otra de las accio-
nes que realiza este Servicio desde la aprobación de
la Ley 12/2002 es la inclusión de determinados bienes
en el Inventario, una figura intermedia de protección
entre los BIC y los bienes integrantes, y que se conci-
be como imprescindible cuando se trata de proteger
los yacimientos arqueológicos conocidos mediante su
inclusión en la normativa urbanística municipal. Por su
parte, el Decreto 37/2007 determina una nueva figura
de control y protección, la del Registro de Lugares Ar-
queológicos, donde se inscriben todos aquellos que,
habiendo sido verificada su existencia, no estén afee-
tados por ningún nivel de protección específico. Por
tanto, es un instrumento administrativo que permite
individualizar y oficializar los bienes incluidos en las
denominadas Cartas o Inventarios Arqueológicos, do-
cumentos de carácter técnico y sujetos a la discusiór>
científica y revisión , lo que no encaja siempre con la
necesaria regulación jurídica que requieren la protec-
ción o la información para el desarrollo de planes urba-
nísticos o de estudios de impacto ambiental, a los que
habitualmente se ven sometidos.
A la sección de Ordenación se le atribuye el segui-
miento y control de las distintas autorizaciones reque-
ridas para la intervención en los bienes del Patrimonio
Cultural, así como las emanadas de los órganos cole-
giados: la Comisión de Patrimonio Cultural de Castilla
y León o la Junta de Valoración y Adquisición de

Junta de Castilla y León

Consejería de Cultura y Turismo

Dirección General de Patrimonio Cultural

Centro de
Servicios Planificación y Ordenación y Restauración de
Restauración Bienes Culturales de
de Estudios Protección
Castilla y León

•Planificación y
Programación
-•Ordenación • -
•Estudios y Difusión •Proyectos
Seccio nes de Proyectos •Obras
•Protección
de •Gestión de redes •Cooperación
•Inspección
de Sistema y
Espacios Culturales •Registro
•Investigación y
Catalogación

3.enes Culturales, donde se informan no sólo la adqui-
><:tón de bienes muebles para incrementar los fondos
colecciones de nuestros centros, sino también , por
=¡emplo, los expedientes de indemnización con premio
;:f'! metálico, el pago de deuda tributaria con bienes cul-
-rales, etcétera.
Una Autonomía con el tamaño de la nuestra requiere
JOligatoriamente una desconcentración territorial tanto
:ara la toma de decisiones como para su seguimiento
control. Al igual que en el caso de los museos, ya
señalado, la organización se articula de acuerdo al
-,arco provincial, donde existe un Servicio Territorial
:ue cuenta con la denominada unidad técnica formada,
además de con personal de cuerpo general de la admi-
-..stración , un arquitecto, un arqueólogo y un apareja-
::lor. Asimismo, existe una Sección de Patrimonio, a la
:ue se adscribe como técnico específico otro arquitec-
-o y cuya misión es asesorar y dar apoyo administrativo
a la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural, órgano
colegiado con atribuciones desconcentradas para velar
oor la protección y conservación de los bienes cultura-
:es. Los facultativos de los archivos y museos y los res-
:auradores adscritos a los mismos forman parte de
estos órganos y complementan la visión interdisciplinar
"leCesaria.
En lo referente a los medios humanos existentes,
debemos mencionar que, como en todas las adminis-
;raciones públicas, su dotación se regula mediante la
oportuna Relación de Puestos de Trabajo (RPTs).
Junto a los técnicos adscritos a los Servicios Territo-
riales, en la Dirección General de Patrimonio Cultural
trabajan otra treintena de técnicos con similares perfi-
es y un número parecido de funcionarios de la admi-
-i1stración general.
Con este modelo es fácil deducir que la ejecución de
os proyectos e intervenciones en la Comunidad se rea-
tza por dos vías: mediante convenio o acuerdo de cola-
boración (básicamente la investigación ligada al mundo
académico e institucional, o las restauraciones deriva-
das de las ayudas públicas) y mediante la contratación
como asistencia técnica y/o de obras de personas físi-
cas o jurídicas, empresas de servicios, etc., de acuerdo
con lo regulado en la Ley de Contratos vigente.
Para desarrollar las políticas de intervención contamos
con los presupuestos que anualmente elabora la Junta y
se aprueban en las Cortes de Castilla y León, publicán-
dose en el correspondiente Boletín Oficial, siendo, por
tanto, públicos. En la actualidad la cuantía anual que tra-
Los gobiernos y el Patrimon io Cultural 1 31 1
mita la Dirección General de Patrimonio Cultural supera
ligeramente los cuarenta y cinco millones de euros, de
los que un 12,4 por 100 se dedica a gastos corrientes y
el 87,6 por 100 a inversión directa y cooperación con
otros organismos, instituciones y personas físicas posee-
doras de bienes de interés cultural , con lo que se gene-
ra una inversión global que supera ampliamente los cin-
cuenta millones de euros anuales. Esta cuantía se
incrementa, además, con la inversión correspondiente al
ámbito de los museos, así como la que se destina desde
la Consejería de Fomento a la recuperación de los bie-
nes inmuebles sin protección específica o los programas
genéricos de recuperación del Patrimonio arquitectónico.
Para concluir esta breve reseña de lo que es la orga-
nización administrativa del Patrimonio Cultural en
nuestra Comunidad, es preciso hacer mención, aun-
que muy resumida, de las políticas de actuación de la
Junta de Castilla y León. En el año 2004 se aprobó el
denominado Plan Pahis 200412012 de intervención en
el Patrimonio Histórico de Castilla y León, que prevé,
en dicho periodo, una inversión superior a los 500
millones de euros. Se trata del segundo plan de inter-
vención -el primero se desarrolló entre los años 1996
y 2002- que aprueba el gobierno autonómico y que
responde a una de las encomiendas de fomento defi-
nidas en la Ley 12/2002.
El Plan Pahis trata de dar respuesta al qué, al dónde y
al cómo organizamos las acciones sobre nuestro
Patrimonio Histórico. Siguiendo la filosofía de concebir la
intervención en el Patrimonio con un enfoque interdisci-
plinar, el Plan se estructura en seis Planes Básicos -de
Estudios, de Protección, de Conservación y Restaura-
ción, de Difusión, de Concertación y de Formación- y
siete Planes Sectoriales-Bienes Patrimonio de la Huma-
nidad, Conjuntos Urbanos, Patrimonio arqueológico, Pa-
trimonio etnológico e inmaterial, Patrimonio industrial y
Patrimonio mueble-, articulados mediante un Plan
Estratégico de gestión sobre unidades territoriales en las
que es posible definir y agrupar un conjunto de bienes
sobre los que se desarrolla un modelo de intervención y
gestión concreto: son los denominados Sistemas Terri-
toriales de Patrimonio (STP), de los que ya se han defi-
nido una veintena larga. La consulta de normas y planes
citados es posible en www.jcyl.es.
J . J AVIER FERNÁNDEZ M ORENO
Ex Coordinador de la Di rección General
de Patrimonio Cultural de Castilla y Leó n.
31 2 I Las instituciones del Patrimonio Cultural
Las Comunidades Autónomas (CCAA)
Los modelos adm inistrativos para la gestión del
Patrimonio Cultural en las CCAA suelen copiar la
estructura del de la AGE. D e forma general, compar-
ten una serie de características:
1. Las Consejerías responsables son también las
de C ultura, aunque por lo general Cultura se asocia a
Juventud, Deportes o Educación .
2. D entro de ellas existen las Direcciones
Generales de Patrimonio Histórico o C ultural, de
Bienes Culturales o simplemente de Cultura (cuadro
16.3). Curiosamente, en no rodas las ocasiones la
denominación de estas Direcciones Generales está de
acuerdo con la que la misma Comunidad ha dado a
su Ley sobre el Patrimonio. ,
3. De cada una de ellas dependen Areas y/o Servicios
que pueden organizarse bien por áreas funcionales (por
ejemplo, de Documentación, de Investigación, de
Difusión, etc.), bien por tipos de Patrimonio Cultural
(p. e., de Monumentos, de Patrimonio arqueológico,
etcétera).
4. En cada Servicio puede haber Secciones aún
más especializadas: de Inventarios, de Arqueología,
etcétera.
5. Cada Com unidad Autónoma tiene Consejos
Asesores en materia d e Patrimo nio C ultural y Comi-
siones para asuntos tan concretos como el Patrimonio
arqueológico. En casi codos los casos son consultivas,
no preceptivas, aunque hay excepciones.
Además de estas características, existen tres CCAA
que han descentralizado sus competencias: el Gobierno
Balear ha transferido la tutela directa de los bienes cul-
tura.les a los tres Consels Insulares: Mallorca, Menorca
e Ibiza / Formentera. Por su parre, el gobierno del País
Vasco las ha transferido a las tres provincias o terrirorios
históricos: Álava, G uipúzcoa y Vizcaya. Por último, la
Comunidad Canaria ha transferido parte de sus com-
petencias a los siete Cabildos Insulares: Gran Canaria,
Fuerteventura, Lan zarote, Tenerife, La Pa.lma, El
H ierro y La Gomera.
Las estructuras u organigramas de estas Direcciones
Genera.les son muy variadas. Como ejemplo de una
bastante compleja presentamos el organigrama de la
Dirección General de Patrimonio Cultural de la
Generalitat de Cataluña (cuadro 16.4), y como ejemplo
de otra ligeramente más simple, el de la Dirección
Genera.! de Cultura de Navarra (cuadro 16.5).
1
CUADRO 16.3
Nombres de las Direcciones Generales
de las CCAA de las que depende la gestión
dd Patrimonio Cultural 1
Andalucía: Dirección General de Bienes Culturales
Aragón: Dirección General de Patrimonio Cultural
Asturias: Dirección General de Patrimonio Cultural
Baleares: Dirección General de Cultura
Canarias: Dirección General de Cooperación
y Patrimonio Cultural
Cantabria: Dirección General de Cultura
Castilla-La Mancha: Dirección General
de Patrimonio Cultural
Castilla y León: Dirección General de Patrimonio
y Bienes Cu.lturales
Cataluña: Dirección General de Patrimonio Cultural
l
Extremadura: Dirección General de Patrimonio Cu.ltu11
Galicia: Dirección General de Patrimonio Cultural
La Rioja: Dirección General de Cultura
Madrid: Dirección General de Patrimonio Histórico
Murcia: Dirección General de Bellas Artes y Bienes
Culturales
Navarra: D irección General de Cultura
País Vasco: Dirección General de Patrimonio Cu.lrural
Valencia: Dirección General de Patrimonio Cultural
1
En el primer caso, además de una Subdirección ~­
nera.l de Patrimonio C ulrura.l, existen varias áreas fun-
cionales. De ellas dependen un buen número de seccio-
nes que se reparten las tareas propias de la Gestión de.
Patrimonio Cultura.!.
En el segundo, hay cinco servicios denominado:
por tipos de Patrimonio C ultura.! sa.lvo el último, el e~
 Los gobiernos y el Patrimonio Cultural l 313

CUADRO 16.4

CATALUÑA

Depanamemo de CuJrura
y Medios de Comunicación

Secreraría de CuJrura

Dirección General
del Patrimonio Culrural

Entidad Autónoma Subdirección Genreal Coordinador especial de museos

Museos de Arqueología Patrimonio Cultural y promoción del patrimonio

1 1 1
Area de Area de Area de
.\1useo de Arre Área de Difusión
Conocimiento Planificación y Desarrollo
de Gerona y Exploración
e Investigación Acción Territorial y Proyección

Sección de Inventario del - Sección de Protección - - Sección de Documentos del

Patrimonio Cultural Inmueble
Sección de Información y -
Estudios Patrimonio Cultural
Sección de Actuaciones del -
Patrimonio Cultural Inmueble
del Patrimonio Cultural Patrimonio Cultural Mueble
Inmueble - Sección de GestiónJ Difusión del
Sección de Restauración - Patrimonio Cultur
Consolidación del
Patrimonio Cultural - Cenero de Restauración de Bienes
Muebles de Caraluíia
Inmueble

CUADRO 16.5

NAVARRA

1
D epartamento de C ultura y Turismo. Institución Principe de Viana
1

Dirección General de Cultura

1 1
1
1 1 1 1 1
Servicio de Servicio de Archivos
Servicio Servicio de Servicio de
Patrimonio y Patrimonio
r de Museos Bibliotecas Acción Cultural
Histórico documental
- Sección Arqueología >--- Sección Archivo - Sección M useo >--- Sección Biblioteca - Sección
- Sección Patrimonio Real y General de Navarra General de Convocatorias
arquitectónico - Sección gestión - Sección M useos Navarra y Ayudas
..
- Seccion Bienes de Patrimonio - Sección Red - Sección Pro ramas
Muebles y Registro documental de Bibliotecas Artísúcos g
314 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Acción Culrural. De cada uno de ellos dependen tam-
bién varias secciones con una denominación muy
diversa.
La observación de estos y de muchos otros organi-
gramas semejantes (como el que se incluye en uno de
los recuadros que acompañan a este capítulo, donde se
explica la organización de Castilla y León) nos sirve
para hacernos una idea aproximada de la cantidad de
personas que trabajan en la gestión del Patrimonio
Cultural en nuestras regiones y que, aunque es e nor-
me en comparación con la que existía anees de 1985,
casi nunca resulta suficienre para cubrir todo el traba-
jo y desem peñar todas las responsabilidades a las que
un centro de este cipo se enfrenta.
Los ayuntamientos
La LPHE y todas las normas de las CCAA asume:-
fo rma clara que la competencia en la gestión, ac
nistración, documentación y difusión de los bt, -
culturales incumbe a los Departamentos de C u.-
(Ministerio y Consejerías), y que a los ayuncam ie:-
o corporaciones locales les corresponde la misio:-
colaborar. Prácticamente nada más.
Pero resulta a todas luces evidente que los a~"L:
mientos y las corporaciones municipales tienen que 1:-
lucrarse a la fuerza en las políticas de gestión de lo,
nes culturales situados en sus propios términos, p.r
que no existe más que una solución -por otra parre

..i:::sra en práctica en numerosos lugares-: la coordina-
-:. Para CasteUano Gámez y Sánchez Martínez (1996,
- ) «es imprescindible incorporar a las administracio-
c. !ocales en el organigrama gestor y administrativo de
-=scro Patrimonio Histórico, como parte de él y no
--:o un elemento apadrinado sobre el cual recae».
Para empezar, existen dos campos paralelos y com-
- ~ik'ntarios a la gestión del Patrimonio Cultural, que
-: el planeamiento y el turismo, que los ayuntamien-
desarrollan como competencias propias y que, por
..:-uesto, tienen que ver con la planificación el prime-
. con la difusión el segundo, de los bienes culturales.
Esca contradicción h a supuesto y supone w1a buena
.......-:ciclad de problemas, roces, desacuerdos... que se ha-
Los gobiernos y el Patrimonio Cultural l 315
cen mayores si los signos políticos de ambas institucio-
nes (gobierno de la CA y Ayuntamiento en cuestión)
son disrinros.
En el primero de los ámbitos, el planeamiento o
urbanismo, la delimitación de competencias parece
clara: el gobierno de la CA, a instancias de cualquier
persona, pública o privada, decide declarar como BIC,
por ejemplo, un yacimiento arqueológico que, como
es natural, está situado en un término municipal con-
creto, al que se le comunica tal decisión en los plazos y
tiempos previstos por las normas .
Inmediatamente después, ese Ayuntamiento se ve
obligado a redactar y aprobar un Plan Especial de
protección de ese BIC, o bien a utilizar cualquier otra
316 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

CUADRO 16.6
Guardamar del Segura. Concejalía de Cultura, presentación en su página web

«Guardamar cuenta con un rico patrimonio cultural. Nuestra comunidad humana se ha manifesrado a lo largo <k.
tiempo en diferentes faceras, la agricultura, la pesca, la gastronomía, la lengua, las fiestas, etc., que constituyen nu=
herencia cultural.
Conocer, recuperar, ofrecer y compartir esa tradición es uno de los objetivos priorirarios de esta Concejalía. Tambic!::
lo es devolver a Guardamar el protagonismo cultural que durante mucho tiempo ha tenido en la comarca, y hacer de
oferta cultural un complemento y un apoyo a la actividad turísrica y de ocio de nuestro municipio. Desde la Concejal-.
de Cultura, queremos colaborar con la sociedad civil de nuestro pueblo para potenciar la cultura en el sentido más amp...
de la palabra: el culrivo de las capacidades de creación, de percepción, y de enriquecimiento global de cada mujer y cae...
hombre de Guardamar.
Queremos potenciar la práctica musical y la interpretación, el gusto por escuchar música en directo, por acudir a con-
ciertos, el gusto por la lectura y la escritura, el teatro y la danza, el debate y el intercambio de ideas, la capacidad anah;:-
ca y crítica de las personas. Queremos potenciar la calidad de estos eventos culturales y que estén a la altura de todos nuo-
tros vecinos y de todos aquellos que nos visiran a lo largo del año. En relación con esto úlrimo tenemos muy claro que
hay que dotar a las distintas asociaciones culturales de Guardamar de espacios dignos y de apoyo insritucional.
Un capítulo especialmente importante es la conservación de nuesrro parrimonio arqueológico, que ha de ser conoad...
y valorado por los guardamarencos, y además es un valor patrimonial que constituye uno de los arracrivos turísticos o:
nuestro pueblo. »
Sabrina Amorós. Concejal Delegada de Culru.o.

medida urbanística q ue proteja al bien y a su entorno servación, ya que la aprobación, la inspección y el aY

declarado de los avances constructivos. Lo mismo
ocurriría si se tratara d e un Conjunto o un Sitio
H istóricos (art. 20 de la LPHE). Sea Plan Especial o
no, en tod o caso la medida urbanística de protección
debe reun ir una serie de tres requisitos, a los que ya
aludi mos en el capítulo 10: establecer el orden prio-
ritario de instalación de los usos públicos en los edi-
ficios y espacios aptos para ello, contemplar las áreas
de rehabilitación integrada para recuperar la habita-
bilidad y las actividades económicas adecuadas, y
contener los criterios relacionados con la conserva-
ción de fachadas y cubiertas.
Una vez aprobado el Plan Especial o la medida que
sea, aprobación en la que interviene el gobierno de la
comunidad autónoma, el encargado de su ejecución,
puesta en práctica y seguimiemo será el propio Ayun-
tamiento. Y mientras no se apruebe dicho Plan o medi-
da, el Ayuntamiento está obligado a asumir una serie de
prohibiciones: no se perm itirán alineaciones nuevas, ni
alteraciones en la edificabilidad, ni parcelaciones o agre-
gaciones. En palabras de Martínez Cezano (2001 , p.
77), «las intervenciones municipales se realizan funda-
mentalmente en el ámbiro de la propuesta y de la ges-
tión diaria y ordinaria de los planes y proyectos de con-
trol se ejecutan, de forma habitual, desde otras insri:-_
c10nes».
Eviden temente, si ha existido desde el primer rn -
mento - antes de la propia declaración- una bue
comunicación, colaboración y entendimiento en::-
ambas instancias, todo este movimiento de ida y vue.:.
de competencias y obligaciones puede desarrollarse c
cierta facilidad, d e modo que la práctica final de la pr -
tección no se convierta en un problema; pero m~ _
menudo no es así por razones diversas, sobre todo pe
ricas y económicas, y ese bien cultural en cuestión
convierte en la víctima muda de tales problemas.
Respecto al tu rismo, la situación es mucho 111-
sencilla: cada pueblo, cada Ayuntamiento , hace pub
cidad de sus bienes culturales con el objetivo de atrae
el turismo y desarrollar sentimientos de identid...
entre la ciudadanía. En ese contexto, poco importa
la competencia de la restauración, por ejemplo, es de _
Comunidad Autónoma o no, porque de todas mane
ras al pueblo le conviene «mostrar orgullo» sobre ~
bienes patrimoniales.
Esto se puede comprobar fácilmente, entrando c.
cualquier página web de cualquier ayuntamiento es~
ñol. En ellas, las Concejalías de C ultura incluyen ra

en los que el protagonista indiscutible es el
::znmonio Cultural, unido a adjetivos como «rico»,
..;uco», «antiguo», «tradicional», ere. Un ejemplo ele-
_..:.o al azar: el texto del Ayuntamiento de Guardamar
- Segura, en Alicante (cuadro 16.6). firmado por la
pia concejala responsable de Cultura. No cabe
:::..ca de que es un buen reclamo, con un cuidado len-
__,e y un amplísimo y adecuado concepto de
..:rimonio Cultural.
Por supuesto, existen muchos más ejemplos, algunos
.., excepcionales como el promovido por el Ayunta-
--:..etito de Gavá (Barcelona), que ha creado el Instituto
;,...:njcipal de Gestión del Patrimonio Cultural y
..o.rural, formado por el Museo de Gavá, el Centro de
-....storia de la ciudad, el Parque Arqueológico Minas de
_.-a y el Centro de Documentación del Parque del
..;.L-raf Se plantea como finalidad favorecer y coordinar
;nvesrigación, la conservación y la difusión de todo
~~ Pauimonio, wlificando la gestión de los distintos
...::mros para aprovechar y compartir recursos comunes.
..:i duda, una magnífica iniciativa.
O tro ámbito en el que puede observarse la preocu-
.....:ión de las corporaciones municipales por el Patri-
-.:mio Cultural es aquel en el que se presentan y se
.:c:sarrollan los denominados «Planes Estratégicos»,
• :rnalmente unidos a una fec ha y a una ciudad con-
~- Es el caso, por ejemplo, del «Plan Estratégico de
udad Real 20 15», en el que muchas de sus iniciati-
..., tienen que ver directamente con la protección y la
--omoción de los bienes arquitectónicos de la ciudad,
~pulsando proyectos de rehabilitación y de conserva-
n para ellos; claro está que el objetivo principal de
-os Planes es siempre la comercialización de nuevos
·-oductos y servicios de consumo cultural para la
--acción del turismo (Martínez Yáñez 2007). Otro
~plo inceresanre, cuyas características pueden verse
- ese mismo artículo, es el Plan Estratégico de Sevilla
.: 1o.
En definitiva, es responsabilidad de los ayunta-
-=ientos sacar adelance sus bienes históricos o culru-
•... es. En muchas ocasiones hemos oído quejas sobre
- escasez de los apoyos económicos y sobre la faJta de
..:ia verdadera coordinación encre los organismos o
.;.::ministraciones implicados. Una solución -o un
-renco de solución- interesante reside en la consriru-
...on de Consorcios o Agencias de gestión especializa-
_ ..,s precisamente en gestionar unos bienes históricos,
.orno una ciudad, mediante la ejecución de su Plan
::..Special, en las que todos los organismos comperen-
-!S están presentes. Lo veremos con más detalle en el
.2pírulo 20.
Los gobiernos y el Patrimonio Cultural l 317
Municipios o ayuntamientos en las normas
sobre Patrimonio Cultural o Histórico
Como acabamos de ver, la LPHE deja claro en su are.
20 que corresponde a los ayuntamientos la redacción y
puesta en práctica de los Planes Especiales o las medi-
das urbanísticas de protección exigidas tras la aproba-
ción como BIC de un Conjunto o Sitio Históricos o
de una Zona Arqueológica.
Este principio es la primera y principal de las
obligaciones que las norm as de Patr imonio
Cultural o Histórico atribuyen a los gobiernos
municipales; pero no es la única. U na revisió n del
conj unto de normas autonómicas nos enseña, ade-
más, que en algunos casos no es una cuestión obli-
gatoria, sino voluntaria, de modo que los ayunta-
mientos pueden, si así lo desean, gestionar o llevar
a la práctica los Planes Especiales o instrumentos
protectores de planeamiento; pero también pueden
decir que no y dejar que sea la propia Comunidad
la que lo realice. El ejemplo más claro de esto últi-
mo es la nueva Ley de Patrimonio Histórico de
Andalucía, de 2007, en la que, además de estable-
cerse esta posibilidad, se pone como condición para
que un municipio asuma la práctica del planea-
miento en determinados BIC la existencia en él de
una Comisión T écnica Municipal que informe las
obras y las actuaciones. Esta Comisión ha de estar
presidida por la persona titular de la alcaldía o con-
cejal/a de urbanismo y formada por especialistas
con titulación suficiente para el ejercicio de la
Arquitectura, la Arqueología y la Historia del Arce.
Una vez cumplido es te requisito, Cultura podrá
delegar el ejercicio de la competencia solicitada al
Ayuntamiento, que tendrá diez días para comuni-
carle cualquier autorización o licencia concedida
(art. 40).
Un ejemplo del modelo más repetido por las nor-
mas puede ser la Ley gallega de 1995. Para empezar, es
Cultura la que decide incoar (iniciar) un expediente de
declaración de un bien inmueble en este caso. En el art.
10 se dice que esa incoación serd notificada tanto a los
interesados como al Ayuntamiento en el que se ubique el
bien y que se dard audiencia al Ayuntamiento correspon-
diente y se abrird un periodo de información pública por
un pl,azo mínimo de un mes.
Esa incoación supondrá la suspensión de las licen-
cias municipales concedidas de parcelación, edifica-
ción o demolición (art. 35.1). Lógicamente, codo esto
supone para el Ayuntamiento un verdadero problema
canto de gestión como económico .
318 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Dirección General
de Patrimonio
Cultural del gobierno
del Principado
de Asturias
Dentro de la estructura orgánica de la Consejería de
Cultura y Turismo del gobierno del Principado de
Asturias existe la Dirección General de Patrimonio
Cultural, que organiza y desarrolla la política en mate-
ria patrimonial. Siendo consciente el gobierno de
Asturias de la importancia que tiene el desarrollo de
esta política, creó en la legislatura de 2007 esta espe-
cífica Dirección General, con la que se pretende dar
mayor impulso a las políticas referidas al Patrimonio,
cuya defensa y promoción se presentan como uno de
los objetivos más interesantes en la actualidad.
En la búsqueda del Estado del bienestar, que es una de
las aspiraciones de las sociedades modernas, se estable-
cen una serie de pasos que se van desarrollando de forma
consecutiva y, así, tras la defensa del medio ambiente, que
hoy ya nadie discute y que se nos muestra como uno de
los propósitos más importantes de la política mundial, se
sitúa la defensa del Patrimonio Cultural. Para lograr este
objetivo debemos ampliar el propio concepto de
Patrimonio Cultural y entenderlo de una manera moderna
y acorde con el momento presente; es decir, lo concebi-
mos sustentado por un trípode compuesto por el bien cul-
tural, por el medio ambiente y por las personas que habi-
tan ese medio, de tal manera que el diseño de las políticas
patrimoniales ha de tener en cuenta estos factores y afron-
tarlos como un todo. Los bienes culturales, que son la
esencia de nuestra historia y de nuestro pasado, están
donde están por algo, de manera que es necesario enten-
der esta circunstancia para comprenderlos en su totalidad,
y en este entorno existen personas que han de ser tenidas
en cuenta a la hora de diseñar las políticas de defensa y
promoción del Patrimonio Cultural.
El trabajo que representa la Dirección General de
Patrimonio Cultural es apasionante, variado, creativo y
de lo más gratificante que pueda existir en la vida
pública , por lo cual dirigir esta área política es, are.
más de un importante reto, un privilegio.
El Patrimonio Cultural en Asturias es muy amplio
desde hace 300.000, años con las huellas del priroe-
poblamiento de estas tierras por el Horno heidelberg¡r
sis, hasta los restos de la arquitectura militar referidos ~
la contienda civil española, nuestro pasado ha ido .<:--
nando el territorio con sus vestigios. Aunque se na!
antoja tarea imposible abordar una completa enumera-
ción de bienes patrimoniales y tampoco es convenie--
te plantear una visión reduccionista del Patrim~
Cultural, no obstante, una mirada, aunque somera
sobre nuestro territorio nos hace detenernos en yao-
mientos prehistóricos, cuevas con manifestacione
artísticas, túmulos, castros, minas prehistóricas y roma-
nas, villas romanas, asentamientos medievales, torreo-
nes, castillos, puentes, iglesias, ermitas, capillas, c~
ros, palacios, casas y casonas, hórreos, paneras
cabazos, edificaciones de cubierta vegetal y un largc
etcétera de sitios, monumentos y restos de diferer::
tipo que se extienden por las tierras astures y que, IT'">-
dos por las distintas calzadas, caminos y vías histo-
cas, hacen de este territorio un auténtico Paisa;;
Cultural. Patrimonio Histórico, artístico, etnográficc
industrial, bibliográfico, documental, etc. y sus entornos
como Patrimonio Natural, son el objeto de nuestro es:v
dio y de las políticas que se han de desarrollar.
Los cometidos de la Dirección General de Patrimon-;;
son, en primer lugar, los de la defensa y conservación oe
nuestros monumentos y restos históricos, seguidos de .a
promoción, para finalizar con su puesta en valor y '
explotación cultural organizada para su disfrute.
Para llevar a cabo estos propósitos se cuenta con ~
Ley de Patrimonio Cultural aprobada en 2001 y que
tiene entre sus objetivos los que hemos apuntado, oe
defensa, protección, promoción y disfrute de nues-..:.
Patrimonio Cultural. Esta Ley autonómica, que comple-
menta la LPHE y su desarrollo jurídico, son los instru-
mentos que permiten el despliegue de estas políticas
Tal ordenamiento jurídico establece las diferentes cate-
gorías de protección de los bienes que conforman e
Patrimonio Cultural, que son los BIC, los bienes incilJl-
dos en el Inventario del Patrimonio Cultural y los b e-
nes incluidos en los Catálogos urbanísticos.
La defensa y conservación de nuestro Patrimonio es
como hemos dicho, el principal objetivo político y, para ele
se establecen los mecanismos necesarios, tanto adminss-
trativos como económicos, para lograr mantenerlo y pre-
Los gobiernos y el Patrimonio Cultural l 319

servarlo en el mejor estado

posible y, al mismo tiempo,
reordenar aquellos elementos
que no han sido bien tratados
en épocas pasadas. La enor-
me variedad de los bienes cul-
turales y la diversidad de sus
propietarios hacen que esta
tarea se nos muestre compleja
y ardua, siendo la que absorbe
mayor esfuerzo no sólo econó-
mico, sino también político.
Particulares de diferente tipo
y sensibilidad, distintas admi-
nistraciones entre las que des-
taca la institución eclesiástica,
poseen la inmensa mayoría de
nuestro Patrimonio y lo man-
tienen en un estado que no
siempre se puede definir como
aceptable. Un ejemplo intere-
sante lo encontramos dentro
de la Iglesia, donde asistimos
a un fenómeno que alguien ha
definido como una segunda
desamortización, lo que nos
obliga a diseñar unas políticas
acordes y dedicar enormes
esfuerzos económicos para
que ese importante Patrimonio
pase, poco a poco y en buen
estado, a ser disfrutado por Ja
sociedad en general.
Las políticas de conservación
y mantenimiento ocupan un
lugar preeminente y para poder
llevarlas a cabo la Dirección
General se ayuda de diferentes
órganos entre los que destaca
la Comisión de Patrimonio
Cultural, en la que están repre-
sentadas todas las instituciones
relacionadas con el Patrimonio
y cuenta con expertos de dife-
rentes ámbitos, como la univer-
sidad y asociaciones que tienen
entre sus objetivos la defensa
de estos bienes.
320 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Los principales instrumentos con que cuenta la
administración para llevar a buen término este
cometido son los Catálogos, Inventarios y la Carta
Arqueológica, que nos permite disponer de una rela-
ción completa de bienes culturales, evaluar su esta-
do y diseñar las políticas necesarias en cada caso
para lograr los objetivos señalados. Es decir, análi-
sis, diagnóstico y política de actuación, que son los
tres pasos necesarios para una adecuada actuación
sobre el Patrimonio Cultural.
El segundo de los objetivos se refiere a la promoción
y en ello, que no siempre ha sido tenido en cuenta de
manera adecuada por las políticas establecidas, pone-
mos un gran empeño y esfuerzo, ya que estamos con-
vencidos de que la mejor manera de defender el patri-
monio es conseguir que toda la sociedad esté orgullosa
de él; es decir, la única forma de preservar, defender y
mantener un monumento es lograr que quienes viven en
el entorno, que son sus primeros propietarios naturales,
lo sientan como propio y lo defiendan como tal. El orgu-
llo de sentir como suyo, por ejemplo, una iglesia, una
cueva con pinturas o con yacimiento, un palacio, una
casona, etc., es la única forma de lograr una política de
conservación permanente y duradera. El Patrimonio ha
de ser visto no como algo molesto, que estorba y que
impide el progreso, sino, muy al contrario, como algo
propio, de lo que nos sentimos orgullosos y que lo pode-
mos usar, sin abusos, para el progreso sostenible.
Las políticas de promoción se ayudan para sus
objetivos de los museos, colecciones museísticas,
aulas culturales, centros de interpretación y un largo
etcétera de equipamientos culturales que, desperdi-
gados por el territorio y situados en sitios estratégi-
cos, cumplen ese importante papel de acercar a la
ciudadanía su Patrimonio y de explicárselo de la
manera más didáctica posible.
El último de los objetivos no es otro que el de poner
en valor cultural el Patrimonio a través de las políticas
turísticas y de ocio. El otium o tiempo libre dedicado al
disfrute cultural en su más amplio sentido apoya uno
de sus pilares en el Patrimonio y, de esta manera y no
de otra, lograremos el respeto necesario y el mante-
nimiento de nuestros elementos patrimoniales.
JOSÉ ADOLFO RODRÍGUEZ ASENSIO
Director General de Patrimonio Cultural.
Consejería de Cultura y Turismo.
Gobierno del Principado de Asturias.
En el caso de los Conjuntos Históricos, que co~
vimos en el capítulo 10 reciben un tratamiento i::_
detallado, mientras no se apruebe el Plan Especial
instrumento urbanístico de protección exigido, la n..-
cesión d e licencias precisará de una resolución fa\·1.;-;.
ble por parte de Cultura (are. 47.1). Una vez aprob...._.
definitivamente el Plan de protección, los ayuntanu"!'""
ros serán competentes para autorizar las obras qu~
desarrollan, debiendo siempre dar cuenta a Culrur.. __
un plazo de diez días (arr. 47.2) . Si se realizara alg-~
obra con una licencia contraria al Plan aprobado
considerará ilegal y Cultura ordenará su reconsa-_
ción o demolición con cargo al Ayuntamiento .: _
hubiera otorgado tal licencia (arr. 47.3).
En algunas ocasiones, a los ayuntamientos se
concede algún derecho. Es el caso, por ejemplo, de
derechos de tanteo y retracto, que serán ejercido; •
primer lugar por la Consejería de Cultura y, subsidia..:--
mente, por el Ayuntamiento (p. e., art. 20.1 de la ~
de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Mad...~-
En otras, el Ayuntamiento parece q ue sirva tan _
para ser informado de las iniciativas que realiza Culr..:-
Así, por ejemplo, en la norma de las Islas Baleares a;
rece el art. 19: El Consejo lnsuÚl.r competente norifi,
al Ayuntamiento donde radique el bien catal.ogado
acuerdo de declaraci6n, así como sus posibles modific.z.
nes, /,a Memoria descriptiva del bien, el informe sobre
estado en el momento de /,a decÚl.raci6n y /,as medidtL• ':
deben adoptarse para su mantenimiento y conserva.·
así como /,a documentaci6n grdfica básica. El Co1L
lnsuÚl.r comunicard asimismo a /.os Ayuntamientos afie:..
dos /,as anotaciones y modificaciones que se realicen n.
catdl.ogo insuÚl.r y que afecten a estos bienes catalogado.
Otro contexto en el que suele aparecer el A~i..:
tamiento en las normas sobre Patrimonio Cultura.
Histórico es el de la declaración de ruina. Si llegare. •
existir un peligro inminente, el alcalde o alcaldesa _
quien tiene que ordenar las medidas necesarias para e-
tar daños, comunicándoselas, por supuesto, a Culn..:_
que podrá suspender su ejecución y dicrar las con· •
nientes modalidades d e intervención (Ley de Arag.
art. 38.3) .
Y otra obligación que se establece para los ayum..
miemos es la de aprobar y mantener actualizado ._:
catálogo arquitectónico del mun icipio donde se re.:
jan aquellos inmuebles y espacios singulares que. r
sus valores arquitectónicos, históricos o ernográfic
merezcan su preservación, estableciéndose el grado ._
protección y los tipos de intervención permitidos -=-
cada supuesto (Ley de Canarias, arr. 43) . Estos cara'.
gos constituyen el instrumento urbanístico de prore.

.:xm exigido por las normas, y el gobierno de Canarias
los Cabildos Insulares, a través de la firma de conve-
-uos, cooperarán técnica y económicamente con los
_-untamientos para su formulación, tramitación y
~ó n (art. 44.2).
- Una solución semejante aparece en casi rodas las
rmas. Así, por ejemplo, en la de Asturias, se dedica el
~ 27 a los catálogos urbanísticos de protección de bie-
-:ies integrantes, comprometiéndose también el gobierno
:d Principado a colaborar y prestar apoyo y asistencia
::mica a los ayuntamientos.
Los ayuntamientos asimismo aparecen en el tema de
_ expropiación. Se establece que el incumplimiento de
" obligaciones de protec~ión, conservación y mejora
r parte d e los/las titulares de los bienes será causa de
-rerés social para la expropiación forzosa, potestad esta
-~ podrá ser ejercida tanto por la Consejería de Cul-
-_ra como por los propios ayuntamientos. Estos últimos
-.at>rán de notificarlo a la primera, que dispondrá de un
~ para decidir si lo hace ella misma o no. Si renuncia
.. dio o transcurre dicho mes, el Ayuntamiento puede
-.;ciar el expediente de expropiación (art. 27 de la Ley
:!! Exuemadura).
Las obligaciones de los ayuntamientos no sólo tie-
= que ver con los BIC inmuebles, sino también con
1S bienes Inventariados o introducidos en las catego-
-..a.s intermedias de protección. Así, por ejemplo, la
-orma de Castilla y León establece en su art. 49 que las
_ ndiciones de protección que figuran en el acuerdo
~ inclusión de un inmueble en el Inventario serán de
Uniendo patrimonio y modernidad: 1111 tranvía
m el casco histórico de Sevilla. Foto Pedro Salmerón.
Los gobiernos y el Patrimonio Cultural 1 321
obligado cumplimiento para los ayuntamientos, que
deberán inscribirlos en los catálogos urbanísticos y,
miencras no se haga, cualquier obra o intervención en
el bien deberá ser autorizada por Cultura.
Tal vez la norma que menos juego les da a los ayun -
tamientos es la de Andalucía, tanto en su versión antigua
de 199 1 como en la actual de 2007. La palabra <~yun­
tamiento» tan sólo aparece en el contexto de los Ha-
llazgos Casuales arqueológicos; en el resto de los casos,
desde luego no muy abundantes, se habla de Municipios:
se les dará audiencia para varias cuestiones y «en caso
de necesidad» serán ellos los encargados de algún asunto
que siempre deberán comunicar a Cultura. En la norma de
2007 aparece el art. 40, q ue se ocupa de la «delegación
de competencias en los mun icipios». En él se habla de los
planes especiales aprobados para la protección de los bie-
nes inmuebles declarados BIC. Los municipios interesa-
dos podrán solicitar la delegación de la competencia para
autorizar directamente las obras que desarrollen el pla-
neamiento y que afecten a bienes que n o sean Mo-
numentos, Jardines Zonas, ni tengan un interés etno-
lógico; sí podrán hacerlo en los entornos siempre que
estén suficientemente regulados por el planeamiento
urbanístico, con normas específicas de p rotección.
En definitiva, en palabras de Mejías López (2008),
los principales problemas que afectan a los ayuntamien-
tos, por lo que respecta a la gestión de sus bienes cultu-
rales, son la falta de coordinación en las inversiones, la
insuficiencia de medios humanos y técnicos y la inexis-
tencia de departamentos específicos para la gestión d e
322 J Las instituciones del Patrimonio Cultural
CUADRO 16.7
Funciones del Consejo de
Patrimonio Histórico Español
(R.D.11111986 de desarrollo parcial
de la LPHE, art. 3)
a. Conocer los programas de accuación, canco escacales
como regionales, relativos al PHE, así como sus resul-
cados.
b. Elaborar y aprobar los Planes Nacio nales de
Información sobre el PHE.
c. Elaborar y proponer cam pañas de actividades fo rma-
civas y divulgacivas sobre el PHE.
d. Infor mar las med idas q ue se han de adopcar para ase-
gurar la necesaria colaboración en orden al cumplí-
mienco de los compromisos incernacionales concrafdos
por España que afeccen al PHE.
e. Informar sobre el descino de los bienes recuperados
de la exporcación ilegal.
f. Emicir informe sobre los cernas relacionados con el
PHE que el Presidence del Consejo somera a su con-
sulca.
g. C ualquier otra fun ción que en el marco de la compe-
rencia del Consejo se le acribuya por alguna disposición
legal .
estos bienes. Esca última carencia pretende ser superada
por lo establecido en la nueva Ley de Andalucía, y sólo
el tiempo podrá demostrarnos su eficacia.
El Consejo de Patrimonio Histórico
Español
Tal como se ha repetido varias veces en este libro, la
principal y más difícil responsabilidad de la AGE en
la Gestión del Patrimonio C ulcural de los pueblos de
España es la de la coordinación. Con esa conciencia
clara , la LPHE estableció, en su an. 3, el Consejo d e
Pacrimonio H istórico Español (CPHE en adelance).
Se traca de un ó rgano colegiado, consultivo y asesor,
compuesto por un/a representante de cada Comunidad
Autó noma, designado por su Consejo de Gobiern
presidido por quien esté al frente de la Direc
General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura.
objetivo es, según el artículo citado, la comun icacicr
el intercambio de programas de accuación e informa.e.
sobre el PHE. Con la creación de este organismo o -
sultivo se da también un paso para el cumplimienro ~
are. 46 de la Constitución Española, según el cual tOC.
los poderes públicos, sin excepción, han de estar im:
cados en la protección del Patrimonio Cultural,
independencia de la titularidad de los bienes, de su ~
petencia o de su estatuto jurídico.
El Reglamento de la LPHE, de 1986, dedica -
CPHE el capítulo l del Tículo I, con cinco artículos. :::_.
el primero se enumeran sus funciones, las cuales, por
evidente irnporcancia, hemos recogido en el cuadro 1 -
D e entre codas ellas, la más importante, y de5.....;
luego la que más resultados públicos ha tenido, es la .....
los Planes Nacionales de Información. ¿Qué son es::
Planes? Se definieron en el are. 35.4 de la LPHE, don...;
se afirma que periódicamente se formularán Piar -
Nacionales de I nformación sobre el PHE dirigidos a..
- Proteger los bienes .integrantes del PH E.
- Facilitar su acceso a la ciudadanía.
- Fomentar la comunicación entre los diferemo;
serv1c1os.
- Promover la info rmación necesaria para el des..-
rrollo de la invesrigación cien tífica y técn ica relaa -
nada con el Patrimonio Histó rico.
Según Lafuen te (1998), el CPH E es también ro-
ponsable de diseñar modelos para la recogida y rrau-
mienco de información sobre el Patrimonio documen-
ral y bibliográfico, así corno de asesorar al Miniscen
para la elaboració n de los planes anuales de conserva-
ción y enriquecimiento del Patrimonio Cul tural, finan-
ciados con el 1 por 100 cultural (véase capítulo 6).
El C PHE puede reunirse, y así lo ha hecho a veces
para acender cuestiones monográficas relativas a ~au::;
tipo concreto de Patrimonio Culcural, como, por ejem-
plo, el Pacrimonio documental o bibliográfico. C uanc.....
es así, ocupa la presidencia la persona que gestione h
Dirección General correspondience, en este caso, la de.
Libro, Bibliotecas y Archivos.
La Secretaría del CPH E ha sido desempeñada poz
el subdirector/a General de Protección del Patri moni.
Histórico y además existen asesoras/es, cuyo númerc
y especialidad varía según las circunstancias, y perso-
nas e.xpertas, que pueden ser invitadas a d eterminada.;
reurno nes.

-:Orno cualquier otro consejo, el CPHE se reúne
en pleno, bien en comisiones. En pleno ha de
alo al menos una vez cada seis meses, es deci r, dos
- al año. A menudo se organizan comisiones para
"\iJar en asuntos específicos, como la lucha contra
polio, las relaciones con la Iglesia católica, etc.
escas comisiones forman parre representanres de
:.is C CAA, normalmenre con carácter volu nrario,
'111 número no mayor de seis o siete.
En lo que respecta a la primera de las funciones
Consejo, la de conocer los programas de acrua-
.., canco estatales como regionales, señala Lafuente
cit. p. 44) que en realidad es la AGE la que
unica a las CCAA sus programas, sus inversiones
...s resultados, y casi nunca ocurre lo contrario.
Ouas funciones, como la de informar sobre el des-
de los bienes recuperados de la exportación ilegal,
poco practicadas, tanto por las complicaciones
=iJes de estas medidas como por el hecho real de que
recupera muy poco. Cabe recordar el caso del cua-
de Goya La Marquesa de Santa Cruz, sobre el cual
.:::Onsejo elaboró un informe.
De entre los muchos asuntos que el CPHE ha
:audo, el autor citado destaca el Plan Nacional de
tedrales, cuyas caracterís ticas veremos a conrinua-
n, el tratamiento del 1 por 100 cultural y el esca-
Los gobiernos y el Patrimonio Cultural 1 323
blecimienro de un plan de lucha contra el expolio.
Por úkimo, subraya que duranre los afios noventa
fueron invitados a las sesiones del CPHE represen-
ranres de la sociedad civil para que exp usieran sus
objetivos, planes de actuación, quejas y demandas.
Así, han participado Hispania Noscra, Amigos de los
Castillos, Museos sin fronteras o la Asociación de
Gestores/as del Patrimon io, entre otros, abriéndose
«al otro lado de la gestión del Patrimonio Histórico»
(op. cit. p. 53).
En las úlrimas décadas, el CPH E ha trabajado en
las declaraciones de Patrimonio Mundial que España
presenta, en el procedimiento necesario para la selec-
ción de las candidaturas, el contenido de los informes,
etcétera.
Los Planes Nacionales: el ejemplo del Plan
de Catedrales
En el año 2002 el IPCE publica el primer volumen de
su revista especializada Bienes Culturales, y lo dedica,
monográficamenre, al Plan Nacional de Catedrales.
En esas fechas ya se llevaban 14 años de trabajo en este
Plan, aunque el público en general lo consideró como
algo nuevo.
324 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Ese fenómeno suele ocurrir en la administración
pública: los programas y proyectos necesitan mucho
más tiempo del que sería lógico suponer para ofrecer
sus primeros frutos y, sobre codo, para darse realmen-
te a conocer.
La gestación del Plan Nacional de Catedrales (en
adelante PNC) se inició en el año 1989, año final de
una década que, como hemos visto a lo largo de los
capítulos de este libro, supuso una verdadera revol ución
-en realidad, un nacimiento- para la Gestión del
Patrimonio Cultural. Las catedrales en nuestro país son
muy numerosas, nada menos que 90; son enormes, son
góticas muchas de ellas, algunas incluso son Patrimonio
Mundial ... Las visitamos cuando vamos a alguna ciu-
dad, sobre todo si el interés de nuestra visita es patrimo-
nial, y casi siempre nos parecen frías, sombrías, algo
húmedas y exageradas en sus dimensiones.
Lo que tal vez no sepamos es que, a diferencia de
otros países como, por ejemplo, Francia, donde las cate-
drales son de propiedad estatal y cedidas para su uso a la
Iglesia católica, en España son propiedad de esta última.
Durante la mayoría de los siglos de su historia, han sido
mantenidas gracias a la inversión de la propia Iglesia,
muy boyante la mayoría de su tiempo, y gracias a la
aportación de los fieles -también numerosos histórica-
mente-. Pero la situación ha cambiado en las últimas
décadas y ahora ninguna de las dos circunstancias se da.
En consecuencia, las catedrales y otras grandes cons-
trucciones eclesiásticas, monasterios, abadías o conven-
tos han sobrevivido como han podido, a veces sin con-
seguirlo, a base de pequeños remiendos, intervenciones
discontinuas, ayudas estatales para casos de emergen-
cia... En definitiva, nada realmente organizado.
Cuando a finales de los ochenta se decidió iniciar
este Plan, idea que partió de la Comunidad de An-
dalucía y la Dirección General de Bellas Artes de la
AGE (Benito et al. 2002, p. 20), el propósito princi-
pal fue el de superar esa situación de precariedad y
fragi lidad, racionalizando los recursos económicos,
técnicos y humanos, de modo que se buscaran solu-
ciones más duraderas y sostenibles para unos monu-
mentos que estaban comenzando a ser, además, vícti-
mas de la sobreexplotación turística.
Una primera propuesta en este sentido fue presen-
tada al CPHE en marzo de 1989. Allí mismo se cons-
tituyó una Comisión delegada que tendría como
misión el estudio de viabilidad del Plan y la preparación
de la documentación precisa. Esta Comisión, formada
por representantes de varias CCAA, gente experta en
Arte y Arquitectura y en Patrimonio catedralicio, así
como personal del propio IPCE, celebró una larga serie
CUADRO 16.8
Ficha básica del estado de las Catedrales
1
Nombre
Localización
Propiedad
Sicuación jurídica
Relación con el entorno
Descripción copográfica
Dimensiones
Breve reseña del Patrimonio Histórico contenido
Usos
Diagnóstico del estado accual
Obras realizadas en los últimos 25 años
Documentación existente
Observaciones
de reuniones durante las que discutió y formal izó .:
procedimiento que se iniciaba con la redacción de i....::...
ficha diagnóstico de mínimos sobre el estado de collSC:'
vación de cada catedral (cuadro 16.8) y terminaba a..~
la aprobación de un Pliego de Condiciones para la re:¡-.
lización de los Planes Directores (cuadro 16.9). i.. -
Plan Director se concebía como un estudio de diagnc" -
tico previo sobre el estado general del monumento, re:.
!izado al más alto nivel científico-técnico por un eq'.._....
po interdisciplinar; en él deberían reflejarse el estado e::.
inmueble, sus necesidades y las de su entorno, así cor:::
codo lo relacionado con sus servicios.
El análisis de este segundo documento nos demll!5-
tra el cuidado que tuvo la Comisión en que los PlaIX:!.
Directores, uno para cada Catedral dentro del Pb::.
Nacional, estuvieran dotados de rigor histórico para ~
análisis del conjunto, de una buena documentación e.e
las anteriores intervenciones de restauración y de la p~­
sencia, desde el primer momento, de equipos solven~
y de calendarios (op. cit. p. 23).
Los documentos así elaborados se presentaron _
CPHE en diciembre de 1990, donde fueron aprob;.
dos. Quedaba así abierto el camino del Plan Nacion.::..
de Catedrales.
Pero la realidad administrativa suele ir en cona
de las utopías, y un proceso que se había desarrollac.
con tanta coherencia y oportunidad se vio bloqueac..
por distintas circunstancias hasta 1996, cuando se ÍI:.r

~ contactos enrre las administraciones de Cultura\.
- Iglesia cató lica, estableciéndose la prioridad de l~
::.aboración de los Planes Directores.
El eco mediático y el apoyo instirucional del p c
::iermirieron que pudiera beneficiarse de ser incluido en la
~''Y de Presupuestos del Estado de cada ejercicio como
...:rividad prioritaria de mecenazgo, figurar como un pro-
;::-ama propio e importante en las acruaciones sobre el
- .m imonio Histórico del l por 100 cultural del Minis-
=io de Fomento, ser objeto de patrocinio por parte de
!nádades financieras y, desde luego, tener una cierta pre-
..mcia en los medios de comunicación (op. cit., p. 26).
La práctica de todos estos años en el PN C ha lleva-
~ a cada una de ellas por caminos a veces muy dife-
~tes de lo que en un primer momenro se deseaba:
.i..lllque los Planes Directores eran en principio iguales,
...15 necesidades y las circunstancias no lo han sido en
.:ada caso. Pero, así y codo, más de 50 caredrales han
;:iaborado sus Planes Directores y la metodología de
::abajo de este tipo de Planes Nacio nales ha sido esta-
_,ecida de una manera tan coherente y apropiada, que
.e está utilizando para bienes percenecienres a otros
::'lanes, como el del Patrimonio industrial (véase capí-
...io 14) o el de Abadías, Monasterios y Conventos.
;Cómo trabajar en la gestión
administrativa del Patrimonio Cultural?
..os puesros de gestión adm inistrativa tienen en nuestro
?'lÍ5 claros sistemas de acceso para personas con licencia-
;aras o grados: las oposiciones a los Cuerpos Superiores
CUADRO 16.9
Esquema del Pliego de Condiciones para la realización de Planes Directores de Catedrales
l. Fase previa
11. Redacción del Plan Director
l. Información y anál isis
1. 1. Memoria descripciva
1.2. Anál isis del PH concenido y relación y descrip-
ción de museos, bibliocecas, archivos u ocras
colecciones organizadas
1.3. Análisis hiscórico
1.4. Escudio jurídico
1.5. Análisis del escado de conservación
1.6. lnscrumencos auxiliares
Los gobiernos y el Patrimonio Cultural 1 325
de la Adminisuación, que pueden ser de carácter gene-
ral. como el de Técnicos/as Superio res de la Admi-
nisuación, o específicos, como el Cuerpo de Conser-
vadores/as de Museos o de Personal Investigador del
CSIC. Prácticamente codos los años salen oposiciones a
estos Cuerpos y ramo las condiciones como los temarios
son publicados punrualmence en internet.
Existe también la posibilidad de que una adminisua-
ción saque a concurso público un conuaro específico o
bien un puesto interino, con un «perfil» (características
especiales en cuanto a la fo rmación o experiencia de la
persona solicitada) ajustado a algu na de las áreas de ges-
tión del Patrimonio Cultural.
El acceso a los puestos más importantes, como las
Direcciones y las Subdirecciones Generales, como ya he
explicado en otras ocasiones, suele ser una decisión
gubernamental (popularmenre «a dedo», igual que las
ministras y mínimos) discriminándose entre quienes
destacan en estas áreas de la gestión o del conocimiento ,
o bien entre quienes son de su confianza. Es muy fre-
cuente, por lo tanto, que miembros del profesorado de
las universidades, investigadoras/es del CSIC o bien per-
sonal directivo de los museos públicos desempeñen estos
cargos durante algun os años, en «comisiones de servi-
cios» que les garantizan la posibilidad de volver a sus ini-
ciales puestos de trabajo en el momento en el que son
cesadas/os o bien deciden personalmente dejar ese pues-
ro directivo.
Como de cosrumbre, los caminos son variados,
pero, en todos los casos, lo que h ay que tener es volun-
tad y perseverancia, así como ideas claras y una buena
información.
2. Diagnóstico
3. Programa de accuación
3.1. Programa de inrervenciones y mancenimienco
3.2. Programa de organización y servicios
3.3. Programa de documentación e invescigación
3.4. Programa de gcsción
3.5. Programa de difusión
III. Publicación
 17 1 Los museos
::roducción: de lo que más se sabe
:-rim ero que llama la atención cuando se aborda el
~o de los museos es la enorme cantidad de biblio-
. • q ue existe sobre el tema; en realidad, mucha
que sobre cualquier otra de las instituciones del
:nonio Cultural o sobre cualquiera de los aspec-
.:!.e su gestión que estamos analizando. Por esa
- en primer lugar, y por imposición de la propia
dad de este manual, aquí no vamos a hablar de
<0logía ni de Museografía, especialidades acadé-
de esta materia, igual que no hablamos de
~logía ni de Historia del Arte o Arquitectura,
ue rodas estas disciplinas tengan mucho que ver
:!.. tratamiento del Patrimonio Cultural; vamos a
:-amos en las cuestiones más relacionadas con la
n de estos centros.
X>re los museos se ha dicho y se ha escrito casi
u historia, sus modalidades y sus problemas tie-
a una tradición tan larga en el mundo occidental
:-acece imposible que aún no exista una licenciatu-
pado con este nombre. Quienes quieren dedicar-
-:-"esionalmente a los museos, todavía, como a lo
de los dos últimos siglos, han de estudiar Historia
E-Lmanidades, o Historia del Arte, o Filosofía .. . Es
cualquier carrera que las acerque al conocimien-
os hechos de la humanidad y de sus creaciones;
:dónde se estudia cómo hacer un proyecto de
; ¿Dónde se aprende a manejar la comunicación
d públ ico y lo que se quiere contar? Y, sobre
¿dónde se teoriza y se practica el análisis y la crí-
ce los propios discursos museológicos?
' mi propia experiencia en museos (pertenezco
~o Facultativo de Conservadoras/es desde
actualmente me planteo la cuestión desde un
de vista mucho más exigente. Si analizamos las
·as sobre la implantación de museos -y cuan-
do utilizo esta palabra pienso en cualquier rincón del
mundo abierto a la visita pública, desde un Conjunto
Histórico hasta un Centro de Interpretación sobre las
cigüeñas en medio del campo-, nos damos cuenca de
que ha sido la administración pública la que siempre,
o casi siempre, las ha adoptado. Acostumbrada a esta
curiosa consideración de huérfana de iniciativas museo-
lógicas -y de otras también, por supuesto-, nuestra
sociedad occidental espera tranquilamente a q ue un
Ayuntamiento, una Consejería o un Ministerio «le
abra» un museo. Luego irán a visitarlo o no, les gusta-
rá o no, pero en todo caso las «culpas11 y las críticas
recaen sobre quien lo abrió.
¿Cómo darle la vuelta a esta situación, que nos
presenta, por un lado, a los museos y, por otro, a veces
incluso muy distanciada, a la sociedad de su entorno?
Pues consiguiendo que la propia sociedad civil, las
asociaciones vecinales, los grupos ecologistas o aman-
tes de las antigüedades exijan la instalación de museos
y centros de interpretación, presionen a las adminis-
traciones para que no sólo se inauguren, sino que ade-
más se diseñen y se mantengan «contando" con los
gustos, las iniciativas, las aficiones, el trabajo y las opi-
niones de la propia sociedad.
La oposición crítica más normal a esta propuesta
es: la sociedad no está preparada para eso. Suponiendo
que fuera así -mi generación ya escuchó hace décadas
que tampoco lo estábamos para la democracia- , mi
respuesta sería: pues preparémosla, eduquémosla en el
museo-como-necesidad tanto cultural como económi-
ca. Insertemos en nuestros textos escolares y en nues-
tros discursos transversales en las aulas una considera-
ción positiva -de hecho, ha de ser muy positiva; para
la mayoría de la gente joven actual, un museo es sinó-
nimo de aburrimiento y cansancio- del Patrimonio
Cultural en general y de los museos en particular. Ya
tuvimos ocasión de comprobar, en el capítulo 8, cómo
328 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
poco a poco esto se va haciendo al menos en la educa-
ción obligatoria. Pero aún falta mucho, y las nuevas
generaciones, esas que me están leyendo por afición o
por obligación, tienen mucho trabajo por hacer a este
respecto. Recomiendo la lectura de Pastor (2004) para
ahondar más en estos retos futuros.
Con el fin de acotar este capítulo y darle una estruc-
tura parecida a la planteada para instituciones paralelas,
como los archivos o las bibliotecas, vamos a analizar tan
sólo aquellos aspectos de los museos que tienen que ver
directamente con su gestión: las características legales y
administrativas, con algunas escasas concesiones al mun-
do de las teorías. Para lo demás, incluida la larga e inte-
resante historia de los museos en España, un inmenso
mundo de conocimientos, hay muchos libros que leer
-algunos los citaré aquí- y bastantes cursos a los que
asistir. Así es que ánimo y a por ello.
Qué es un museo
La LPHE, recogiendo en buena medida la definición
manejada por el ICOM (véase capítulo 22), se refiere
a los museos como instituciones de cardcter permanente
que adquieren, conservan, investigan, comunican y exhi-
ben para fines de estudio, educación y contemp/,ación con-
juntos y colecciones de valor histórico, artístico, científico
y técnico o de cualquier otra naturaleza cultural (art.
59.3). Tal vez lo más llamativo de esta definición, repe-
tida hasta la saciedad en las normas occidentales sobre
Ton-e británica de Fornells, Es Mercadnl
Servicio de P1111·imonio Histórico
del Conseli Insular de Menorca.
Patrimonio Cultural y en las obras sobre Musec
es la palabra «permanente», que, en definitiva, s =
ca compromiso de mantenimiento por parte de
o quienes se responsabilizan de la puesta en fun .....
miento de un museo de cualquier tipo.
Un aspecto discutido es el carácter obligatori•
del cumplimiento de cada uno de los verbos ba..
adquirir, conservar, investigar, comunicar o exh
palabras precisas y de fuerte significado. Si an~
mos rodas las instituciones que se denominan m ~
centros de presentación, parques culturales o arqu::
gicos, zoológicos, acuarios y un largo etcétera co::-
baríamos, sin duda, que un alto porcentaje no a....-
con alguno o con varios de esos verbos aparenterr
obligatorios. Por ejemplo, lo que en España lla.rn.=::::
«centros de presentación» se caracteriza, como ven
después, por no exponer piezas auténticas u «origin-
sino reproducciones, carteles, fotografías o mo<i
recursos expositivos. Si no tienen piezas que eru-
tampoco las tienen para conservar; por supuesto r:
han adquirido y no van a investigar sobre algo q-
tienen. De todos los exigentes verbos, sólo curnr
de comunicar. E incluso aunque comunique ml-
¿a este centro se le puede llamar «museo» o consi
lo como tal?
En mi opinión, la respuesta es afirmativa. L
ya está fuera de contexto es la definición afie_
museo, que ha sido superada por una realidad m-
más acelerada en sus cambios que los textos leg;
los viejos y asentados conceptos. De hecho, el p;-
ICOM (el Consejo Internacional de Museos "'-'
UNESCO; lo veremos en el capítulo 22), en las~
tinuas modificaciones realizadas respecto al con-
do de su estatuto (1961, 1989, 1995, 2001), \"a
diendo opciones a una ya larga lista de «nt....
museos»: los sitios y monumentos naturales, arq-
lógicos y etnográficos; los jardines botánicos
viveros; los centros científicos abiertos al público. e~
los planetarios; las galerías de exposición no come:"
les; los parques naturales; organizaciones como
ministerios encargados de los museos; los centros CL.
rales que faciliten la conservación y la gestión de len
nes; las instituciones de formación o educación e in
tigación sobre museos... Así como todo lo que F -
ir añadiéndose a este listado.
Los abundantes comentarios publicados sobre
clásica definición nos indican la existencia, enrre
personas especializadas en Museología, de al me
dos tendencias. La que podríamos llamar «co1ise-
dora», que insiste en que, de todas las funciones
museo, la más importante es la de conservar F

..:: ..\Jvarez 2001), y aquella que pone su acento
?apel socioculrura.I que estos centros han de
x ñar, en su dinamismo y en su capacidad de
:: con la gente (p. e., Zubiaur 2004, p. 15).
-riunfo -al menos ap arente- de esta última ten-
ha provocado un fuerte cambio en los museos
..:aaer rradiciona.I. Casi todos ellos han intentado
• rarse, con mayor o menor fortuna, a las nue-
-mulas expositivas y los resu.ltados híbridos no
.,~e son ventajosos para los materiales expues-
'1i para el público. En definitiva, y a pesar d e la
..:le identidad que, según H ernández H ernández
pp. 77-107), afecta a los museos, hoy se estima
.do genera.I que su función primordial es comu-
- ct.Jrectamente, y comunicar bien, con el público.
~--unos círculos incluso esta opinión va más a.llá:
hay que comunicar con la gente, sino que es
:iia gente, la que vive en el entorno del museo
~ el museo- , la que tiene que gestionar esta
_nicación (a este respecto recomiendo la lectura
-abajo sobre los «ecomuseos» de 1ielve 2004).
normativa de las CCM, como nos va a ocurrir
::.'.n con los archivos y las bibliotecas en los dos pró-
- ca.pítu.los, se divide en dos grupos: por un lado,
CCAA que se bastan, a.I menos hasta ahora, con
.:i::: ..üTOllo normativo de los museos que aparece en sus
.:e Patrimonio Cultu.ra.I o H istórico; por otro, más
.:ante, las que, además, tienen normas específicas
esros centros. Las primeras son Castilla-La Man-
Galicia, C omunidad Valenciana, Canarias, Exrre-
-..;ra. La Rioja, Navarra y Asturias. Respecto a.I. se-
.: grupo, el títu.lo y la fecha de sus leyes de museos
~ verse en el cuadro 17. l.
Qué aporran todos esros textos lega.les a la defi-
n de museo? Pues en realidad poco, aunque inte-
-;,e. La p rimera de ellas, la de Aragón de 1986,
..:e a la definición clásica que tales instituciones
.:e esta r orientadas al interés general de la comuni-
de su desarrollo (arr. l ); esta idea será repetida
_ por la Ley de Patrimonio Cultural de Galicia,
95; la d e Extremadura, de 1999; la de La Rioja,
' 04; y la de Navarra, d e 2005; además, la vemos
~ normas sobre museos de Cataluña, Madrid y
'..:;.:..l.J ucía. La de Exrremadura añade que los museos
m orientarse de manera dinámica, participativa e
.;.-tiva (arr. 61). Exactamente las mismas palabras
~~en en la de La Rioja (a rt. 65).
'....a ley que se muestra más exigente es la de la
un idad de Madrid, de 1999, ya que, a la parre tra-
nal de la definición, añade que dispongan de una
'Jfrructura material y de personal para el cumpli-
Los museos 1 329
CUADRO 17.1
Leyes de museos en las CCAA
(orden cronológico; las CCAA que no aparecen
no tienen norma específica d e museos)
Ley 7/1986 de Museos de Aragón
Ley 17/ 1990 de Museos de Cataluña
Ley 1011994 de Museos de Castilla y León
Ley 511996 de Museos de la Región de Murcia
Ley 9/ 1999 de Museos de la Comunidad de Madrid
Ley 5/2001 de Museos de Canrabria
Ley 4/2003 de Museos de las Islas Baleares
Ley 7/2006 de Museos de Euskadi
Ley 8/2007 de Museos y Colecciones Museográficas
de Andalucía
miento del servicio social que deben prestar. . . debiendo
contar con personal técnico especializado en la materia y
contenido temdtico del museo (arr. 2.1 ). Esta exigencia,
que desde luego tiene mucho interés, no aparece en
ninguna otra norma, ni de museos ni de Patrimonio
Cultural o Histórico .
En la mayo ría de ellas se incluye, con enunciados
más o menos similares, que tendrán también la con-
sideración de museos los espacios y monumentos con
vaiom históricos, arqueológicos, ecológicos, industriales,
etnográficos o culturales que reúnan, conserven y difun-
dan conjuntos de bienes culturales (Catal uña, are. 1.2).
Entre esros sitios no se incluyen las b ibliotecas ni los
arch ivos, las fi.lmo tecas u ocras instalaciones cu.lrura-
les similares.
La primera en definir las «colecciones m useográfi-
cas» es Castilla y León, en 1994: Son colecciones museo-
grdji.cns los conjuntos establ.es de bienes culturales conserva-
dos por una persona foica o jurídica que, sin reunir los
requisitos propios de los museos, se exponen al público para
su contemplación de forma permanente, coherentey orde-
nado (art. 2.2). Luego la imitarán Madrid, Cantabria,
Murcia y por supuesto Andalucía, que en su norma de
2007 las incluye en el átu.lo.
Como aportación original, podemos subrayar la
definición de Cemro de Interpretación que realiza la
Comunidad Balear, en 2003: Los espacios abiertos al
público, vinculadcs 11 lugares y monumentos que, contan-
do con los elementos necesarios de inftaestructuras y recur-
sos humanos, pueden proporcionar a la ciudadanía las cla-
ves para la compm1Sió11 de sus valores culturales (art. 2.2).
330 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
En definitiva, este breve repaso por las definiciones
de museos de la normativa vigente sobre el tema nos
demuestra lo que planteamos inicialmente: atravesamos
un momento de la historia de los museos en el que la
característica principal es la diversidad; no obstante, la
normativa intenta «arar» ese movimiento centrífugo de
liberación recordando los deberes y las sujeciones que
tradicionalmente se le han asignado al museo clásico,
hoy sin duda un concepto ya bastante desfasado.
Clasificación de los museos
Existen muchas clasificaciones, segú n el punto de
vista que se utilice; en España es interesante realizar
una división según la administración de la que depen-
dan. Así, están los museos públicos, los museos priva-
dos y las colecciones. La d ivisión de los museos espa-
ñoles, según en quién rec31iga su titularidad y su
gestión, tomada de ÁJvarez AJvarez (2001, pp. 54-55),
podemos verla en el cuadro 17.2.
El propio ICOM los clasifica según la naturaleza de
sus contenidos: de arte, de historia natural, de emogra-
fía, históricos, de las ciencias y las técnicas, de ciencias y
servicios sociales, de comercio y de comunicaciones, de
CUADRO 17.2
División básica de los museos españoles
Públicos
A. Museos de titularidad estatal
1. Museos de titularidad estatal y competencia exclusiva
del Ministerio de Cultura:
- Dependen de C ultura: 17 museos a través de la
Dirección General de Bellas Artes; uno del Instituto
Nacional de Artes Escénicas. Y los dos organismos
autónomos, M useo del Prado y Centro Reina Sofía.
- Dependen de Educación: Museo de Ciencias y Real
Jardín Botánico.
2. Museos de titularidad estatal y gestión transferida a
las CCAA. Son 68, en su mayoría los antiguos
Museos Provinciales.
3. Museos de titularidad estatal gestionados por otros
ministerios: 34 museos del M in isterio de Defensa;
uno de Hacienda; dos de Medio Ambiente; tres de
Interior; y eres de Fomento.
agricultura y de productos del suelo. Personaio
importantes en la vida cultural contemporánea
Paul Riviere o Umberto Eco han contribuido a h
ficación de los museos. Así, el primero con sus ea.
seos, mientras que el autor italiano los divide en ril...-'.:!:
didácticos, móviles, experimentales de ficción cien::.
y museos lúdicos e interactivos.
Desde el pumo de vista territorial, se puede diso::;
el museo nacional, general y provincial, del ~
comarcal, municipal y local. Entre esros últimos es:..::;;;:
las «Aulas arqueológicas» de Castilla y León (Fern.o:J::
y Del Val 1999), que, además de ser interactivas y
civas, desempeñan un importante papel en el desa:::-
económico del pueblo en que se sitúan, como luego
!izaremos.
En cuanto al número de museos existente en r.-
tras tierras, incluyendo rodas sus posibilidades y
casi llega a los 2.000 (según daros de Ramos l.-=
2007, p. 94); teniendo en cuenta que en 1955 el n
ro apenas llegaba a los 200, el crecimiento es mas
espectacular. Manejando dos fuentes de datO'
Instituto Nacional de Estadística para el númen.
habitantes por Comunidad Autónoma y Ramos L=....:.
[2007] para el número de museos por Comunidac
elaborado la tabla que aparece en el cuadro 17.3. e::
¡
1
4. Museos estatales gestionados por las Reales
Academias.
5. Museos estatales gestionados por Patrimonio
Nacional: 11 conjuntos monumentales con 17 m=
abiertos y varios más cerrados temporalmente.
6. M useos adheridos al sistema español mediante con,~­
nios.
B. Museos de las Comunidades Autónomas
C. Museos municipales
Privados
Son de tipología muy variada: de la Iglesia católica . .._
asociaciones sin án imo de lucro, de personas físicas, .:....
fundacio nes, de sociedades como Telefónica o de ban~
o cajas de ahorro.
 Los museos l 331

ceneros anee lo que la población reaccione de una

CUADRO 17.3 fo rma positiva porque significan ingresos, creación de
Habitantes por museo en España puesros de rrabajo y, en defin itiva, desarro ll o. Esa
idea mercantilista del museo, tan conrrovertida en
Castilla y León 9.200 muchas ocasiones, es la que realmente escá descinada
a modificar los museos de Europa en el siglo XXI .
Asturias 14.000 Aunque nos resulte ran difícil, aJ menos a las perso-
nas de las generaciones me nos jóvenes, pensar en el
Cataluña 14.700 Patrimonio Cultural co mo un negocio ...
Volveremos a abordar esca cuestión en la sección V.
Castilla-La Mancha 15.400

Baleares 17.000
La gestión de un museo
Murcia 18.000
¿Qué es lo que se necesita para que cualquier lugar
Navarra 18.000 abierco al púb lico pueda ser co nsiderado un m useo?
La respuesta a esta pregunta ha sufrido muchos alciba-
La Rioja 19.000 jos a lo largo de rodo el siglo XX y seguramente los
seguirá sufriendo en el futw·o. Hacia los años setenta
Cantabria 26.000 y ochenta del pasado siglo, en cualquier manual era
posible encontrar un listado de condiciones casi inal-
.:imunidad Valenciana 27.000 canzables, sobre cod o relativas al personal especializa-
do que aswniese determ inados cargos: d irección,
Aragón 28.000 conservadoras/es, personas expercas en conservación,
ayudantes, responsables de ard1ivos focográficos, de
País Vasco 33.000 almacenes, de restauración, de la secretaría téc nica, del
archi vo documental, de los inventarios, de la repro-
mun idad de Madrid 37.000
grafía, del man tenimjenro del edificio, personal admi-
Andalucía nistrativo y subalterno. A todo esto hab ía que añarur-
40.000
le el personal encargado de la sección de pedagogía.
Galicia 4 1.000 El paso del tiempo, y sobre codo la realidad exjscente,
nos demuesrra que escas estructu ras complejas casi nunca
Exrremadura 48.000 se dan más que en los grandes centros, y que muchos de
nuestros m useos se conforman a la fuen.a con plantillas
Canarias 154.000 que no alcanzan ni a la mitad de la ideal propuesta (véase
un ejemplo en el texto sobre el Museo de La Vall d'Uixó
33.000 habitantes por que acompaña a este capítulo, recuadro 32).
Media española
museo o centro La razó n principal de estas care ncias ha sido apu n-
tada por varias voces expertas: la variable dependencia
administrativa de los museos -lo cual ocurre en codo
el mundo-, las enormes ruferencias entre presupuestos
:-irece el nt'1mero de habicances por museo en cada económicos para cada uno de ellos -lo que también es
-~\~- en España en general. Co mo puede apreciarse, común- y, ral vez con más acierto, el hecho de que,
~ de que tan sólo se traca de cifras indicacivas, de profesionalme nte, las discintas especialidades científi-
.:..na manera absoluras, las djferencias son enormes cas que han de ponerse en práctica para la gestión de
_ unas zonas y o teas. un museo no obedezcan en nuestro país a estudios
~:u cuesción bascanre im portante en el concepco específicos: como ya vimos, no exjste la licenciatura o
_ de m useo es el alejam iento de la idea de lugar grado de \ luseología, pero es que tampoco exisce cla-
en cionado», que es sustituida por la idea de ridad en romo a la cirulación de Restauración, ni
~resa », es decir, los museos cienden a privacizarse mucho menos obre cuál debe tener la persona exper-
-:l1a más, a aucogestionarse y a convertirse en ta en la pre enración o en la co mun icación.
332 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

de elementos de didáctica. Para la Arqueolog ía es: -

ñola ha desempeñado un papel muy importante &-
El Museo recuperación, la custodia y la investigacior _
Patrimonio Cultural, siendo necesario subrayar la ::- -
Arqueológico ocupación constante por el incremento de las colee:
nes a través de excavaciones arqueológicas, for-~
Nacional. Entre tando las daciones y ejerciendo una política ...
adquisiciones basada en sólidos principios e e:
la tradición y la Durante la guerra civil fue el lugar para la custodia
protección de muchas piezas en peligro. Dese¿
renovación punto de vista de la investigación, estuvo vinculao: _
la Escuela Diplomática y a la Facultad de Filoso' .:
Letras de la Universidad Complutense (1873) .as
La creación del Museo Arqueológico Nacional en como estrechó lazos de colaboración con el CSIC
1867 fue un hito histórico para la protección y la con- Diversos procesos ocurridos a lo largo de la his::: _
servación del Patrimonio Histórico español en general del Museo Arqueológico Nacional llevan a unos piar ·:=
y para el arqueológico en particular. El Museo nació en mientes muy distintos a aquellos que animaror :,_
medio de un siglo pleno de acontecimientos de diversa creación y sus largos años de andadura. Así, la a ~
índole. Si en el plano socio político se movió entre las cripción de parte de sus colecciones a los muse-:
consecuencias de la Revolución Industrial y la Nacional de Antropología, Nacional de Artes De:.:
Revolución francesa, con la implantación de los esta- rativas y Museo de América lo alejó de otros muse-:
dos liberales (en 1868 en España dio comienzo el europeos; el desarrollo de los museos provinciales •_,=
Sexenio), en el plano cultu ral hay que citar el desarro- mermando poco a poco la facultad de ser recepto· :J:
llo del pensamiento ilustrado, de las misiones y expe- los más importantes hallazgos arqueológicos hab o:
diciones científicas, y una mayor conciencia en la pro- en España; la creación del Estado de las Autonom a:
tección del Patrimonio Histórico, tanto el procedente de la promulgación de la Constitución Española de 19-:
yacimientos arqueológicos como el acopiado por el y las consecuentes transferencias de competencias :--
Estado merced a los procesos desamortizadores. El materia de Arqueología a las primeras limitó el aco:: :
Museo se formó muy en la línea del colonialismo de la del Museo Arqueológico Nacional a compras, legao: _
época: en el Decreto de fundación le fue asignada la testamentarios, donaciones y fórmulas similar;;:
misión de reunir trofeos y objetos curiosos que dan Además, la sociedad del siglo xx1 es muy distinta a .:
idea de las costumbres, hábitos, trajes, organización y de 1867: mayores niveles de educación, notable inc·~
cultura de las distintas gentes y razas que pueblan el mento del tiempo de ocio, desarrollo del turismo
globo. acceso a la información trazan un panorama sensib ~
Los años de andadura histórica de la institución han mente diferente; a ello se suma que el proceso ::-:
estado llenos de aportaciones a la Museología y a la mundialización provoca, en paralelo, el desarrollo e-:
Arqueología. En 1868 comenzó su primer inventario; individualidades e idiosincrasias. Finalmente, la pe r.~
en 1869 se ordenaron las colecciones en secciones (1 nencia de España a la Unión Europea empuja, ne-e~
Tiempos primitivos y antiguos, 11 Edades media y sariamente, a estrechas relaciones entre países, ;;-
moderna, 111 Numismática y dactilografía y IV las que participan las Comunidades Autónomas, pe-:
Etnografía), que en 1993, como reflejo de otros gran- sobre todo el Estado.
des museos europeos, pasaron a gestionarse desde En este contexto, ¿es necesario el Museo Arquec-
siete departamentos de investigación; la exposición de lógico Nacional? Nuestra respuesta afirmativa se bas¿
esas colecciones ha sido una inquietud histórica de en distintas reflexiones, de las que entresacamos alg_-
acuerdo con los conocimientos e interpretaciones cien- nas. Desde un concepto de Estado, el Museo Arquec-
tíficas de cada tiempo; al Museo le ha preocupado la lógico Nacional representa para España el museo qL:
adecuación de sus instalaciones a la función museísti- permite obtener una visión global de su historia a Ira·
ca y a la conservación; y fue pionero en la aplicación vés de la cultura material, donde tienen cabida
 Los museos 1333

""O.lentran su representación las gentes que la

" poblado, siendo una de sus misiones la de
~ar a la sociedad todo ese rico acervo cul-
e histórico a través de un discurso cohe-
:e. que muestre la diversidad del país a lo
?;O del tiempo.
-ambién tiene un carácter europeísta y medi-
-aneo, representa el interés del Estado en la
sodia y transmisión de la cultura y de los
-as diversos aspectos de la vida cotidiana y
pensamiento, y ha de presentarse como
a m agen global en referencia al conjunto de
= culturas del pasado en la Historia de Es-
afa. sin que ello suponga competencia algu-
- con otros museos de ámbito arqueológico,
'"O un lugar de encuentro para todos ellos y
espacio para la colaboración. Como Museo
""' Estado que recoge la diversidad cultural de
_ e necesariamente ha de encontrarse en la Mu.seo Arqueológico N11cio11al
=2.:i de los Museos Arqueológicos Europeos, Salas de esculfllm ibérica, 2006.
"lSCendiendo su proyección fuera del ámbito Foto Mi11isterio de Cultura.
- Estado español, imbricándose entre las ins-
-"10nes museísticas comunitarias e incluso
~ otros países, contribuyendo a fomentar el
:::-:>el de los museos como espacios para la
· Jra y el conocimiento.
Sus objetivos están en relación con las co-
:oones, garantizando su transmisión y pre-
o:".lación, pero también su incremento, exhibi-
.,, investigación y difusión del conocimiento.
-~~o el edificio que lo acoge, dotándolo de las
as modernas tecnologías para la conserva-
:r y la seguridad, que facilitan la accesibili-
ac a la totalidad del público visitante, como el
o::-sonal a su servicio y la implantación de nue-
as tecnologías mediante programas de infor-
-.a:ización y digitalización, puesta en red , y
so racional de las tecnologías de la imagen:
:xi ello ha de ir encaminado hacia un objetivo
:-ún que ponga los servicios del Museo a Museo Arqueológico Nacio11al.
sposición del público, que fomente actitudes Sal11s de Egipto hasta 2007.
'Ociives a la defensa del Patrimonio Histórico Foto Mi11isterio de Cultura.
~e facilite, en definitiva, la interpretación del
=a·-,monio Cultural.

Rueí S ANZ G AMO

Directora del Museo Arqueológico Nacional.
334 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

A finales de los noventa, en una de las Jornadas
organizadas por la Asociación Profesional de Museó-
logos/as de Espafia, se llegó a unas conclusiones que
pueden verse en el cuadro 17.4 y que, a pesar de los
afios pasados, permanecen totalmente vigentes; de
todas ellas, tal vez la más discutida y difícil sea la cuar-
ta, que demuestra el deseo de una gestión autonómica
por parre de cada cenero, gestión que hasta el día de
hoy sólo la tienen los más grandes, como el Museo del
Prado y el Reina Sofía; no hay duda de que para museos
de tamafio medio y pequeño, salvo excepciones, resul-
taría insostenible. Pero también es cierro que la com-
plej idad administrativa de la situación de los museos
que son propiedad estatal pero con gestión de la
Comunidad Autónoma no está contribuyendo preci-
samente a facilitar sus vidas (Mariné 2001).
La concreta gestión de los museos ha sido definida
como la toma de decisiones que conducen a la consecu-
ción de la misión del museo, al cumplimiento de su man-
dato y a la ejecución de sus objetivos a corto y a largo
plazo (Lord y D exter Lord 1998, p. 15). De esta defi-
nición, perfectamente aplicable a cualquier cenero, a
cualquier proyecto y, por lo tanto, a cualquier gestión,
se desprende que lo primero que hay que tener es una
misión, un mandato y unos objetivos. Como m u-
chas/os de mis compañeras/os de museos saben, resul-
ta mucho más difícil de lo que pueda parecer respon-
der a esa pregunta básica de ¿qué es lo que pretende
realmente este museo? ¿Sólo entretener? ¿O también
enseñar? Y, en ese caso, ¿qué es lo que pretende ense-
ñar, cuál es su discurso?
En todo caso, y con palabras de Zubiaur (2004, p.
187), para que un museo esté bien gestionado necesita:
- Una definición estatutaria: saber si se trata de _
institución pública o privada, qué sistema de orga:-
ción, de financiación y de administración tendr
qué legislación deberá someterse.
- U n plan defin ido y bien estructurado de a..
do con las posibilidades de la institución y las ne
dades de la comunidad a la cual se dirige.
- Material con el que trabajar (colecciones
nales o no) .
- Un equipo mínimo de trabajo, necesariarr
especializado.
- Y unas determinadas infraestructuras y der-:
mentos.
En esta misma obra citada (pp. 172-179) se c.
can los papeles que debe desempeñar cada miemb'"
la plantilla d e un museo-tipo.
Por su parte, Carreño (2004, p. 172), insisa...
en la visión más clásica, afi rma que todo museo
independencia de su tamafio, de su temática, de
colecciones y de su titularidad, debe contar cor.
áreas funcionales (dirección y administración) y
áreas temáticas: conservación, documentación.
sión e investigación, insistiendo en una de las co-
siones a las que se llegó en las citadas Jornad-
Museología de 1997.
Los Sistemas de Museos
De la misma manera que veremos florecer los Sisrc
de Archivos y los Sistemas de Bibliotecas, existen

CUADRO 17.4
Conclusiones sobre «La organización de los Museos», de las III Jornadas de Museología. Octubre de 19'7

l. Todo Museo, con independencia de su tamaño, temática, colecciones y titularidad, para cumplir con las rareas ~
le asigna la Ley de Patrimonio Histórico Español y las normas de aplicación en las Comunidades Autónomas. Fx
contar con las siguientes áreas funcionales: Dirección y Administración; y cuatro áreas temáticas: Conservación, [}
mentación, Difusión e Investigació n.
2. Cada Museo debe definir en su programa museológico sus objetivos a corto, medio y largo plazo.
3. Para lograr esos objetivos es necesaria una dotación mínima de infraestructuras (dotaciones y servicios) y presupi..
caria, referida tanto a medios materiales como a personal.
4. Es necesaria una defin ición adm inistrativa de los museos públicos, de fo rma que se les otorgue una personal..._:.
jurídica propia. Esta autonomía tendría como consecuencia una mayor flexibilidad y agilidad en la gestión de ;;
medios necesarios para su fun cio namiento, y, en panicular, en la posibilidad de captar recursos ajenos y admin ,.
los propios.
1

, prácticamente en rodas las CCAA y en la pro-
: f. En esta última, aparecen en el título y el con-
.id Reglamenro 620/ 1987 de Museos de ritula-
=--raral y del Sistema español de Museos.
- este Reglamento ni define el Sistema d e Mu-
:ampoco establece sus objetivos; tan sólo se re-
1s centros que lo integran (art. 26) : los museos
-Jles. los de titularidad estatal adscriros al Mi-
de C ultura, todos aquellos que se incorporen
-ice co nvenio y dos instituciones: el Insriruto de
·nio Cultural de España -que por aquellos años
minaba de otra manera- y la propia Dirección
..seos EsraraJes.
CCAA imitan casi al pie de la leua esta simple
...-ura; las leyes de museos de Aragón, Castilla y
\ 1urcia, Madrid, Cantabria, País Vasco y
..icia denominan «Sistema de Museos» al conjun-
~emros o museos públicos que se sitúan en sus res-
' territorios. La más antigua de escas normas,
, mo ya vimos, es la de Aragón de 1986, establece
u..rnbién formarán parte de este Sistema los museos
Los museos 1 335
de titularidad privada que reciban subvenciones públicas
de cierra cuamía. así como aquellos que, aunque no las
reciban. acuerden con C ultura su pertenencia (art. 5) .
La siguiente, la de Castilla y León de 1994, es la pri-
mera que incluye una definición de estos Sistemas:
Instrumento para la ordenación, cooperación y coordina-
ción de los centros museísticos (arr. 35). Cuando estable-
ce después qué ceneros formarán parte de él, habla de
unas obligaciones derivadas de la pertenencia a este siste-
ma que en ningún lugar se especifican. Mmcia copia
punto por punto la ley de Castilla y León dos años des-
pués. Por esas mismas fechas ve la luz la Ley de
Patrimonio C ultural de Galicia (1995), en cuyo arr. 70
aparece la definición del Sistema Gallego de Museos
como la estructura organizativa y fancional que regula la
integración de los centros y redes museísticas de Galicia en
un programa de vínculos institucionales que articulen de
forma operativa la gestión cultural y científica de los
Museos de la Comunidad Autónoma. A esta complicada
defin ición no le acompaña ninguna característica, obli-
gación o derecho especial, aunque sf la promesa de que
336 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
sus órganos rectores y su funcionamienco serán objeto
de un Reglamento (que todavía no se ha publicado).
La Comunidad de Madrid aporta datos interesan-
tes. En su Ley de Museos 91 1999, define el Sistema
Regional de Museos como el conjunto organizado de
museos y colecciones de interés regional gestionados o
coordinados por La Comunidad, con el objetivo de pro-
mover y articular La oferta cultural en su territorio y La
investigación, protección y di.fusión del patrimonio
museográfico regional (art. 1O); a continuación enu-
mera las obligaciones que la Consejería de Cultura
tiene frente a los centros integrados en el Sistema
(cuad ro 17.5) y, por supuesto, añade la lista de obli-
gaciones que los propios com ponentes del Sistema
tienen; algo muy parecido hace la Ley del País Vasco
sobre Museos, la 7/2006, para la que los museos y
colecciones incluidos en el Sistem a Nacional de
Museos de esa Comunidad deberán cumplir un con-
junto de seis exigencias, entre las que se encuentran
garantizar el uso de las dos lenguas oficiales en la
información y la gestión, elabo rar y mantener actua-
lizado el Inventario, establecer los sistemas de seguri-
dad necesarios, mantener la naturaleza de sus colec-
c10nes ...
¿Q ué ventajas tiene para un museo o cem:
pertenencia a alguno de estos Sistemas? Es un ........__.
difícil de encontrar en las normas revisadas:
Museos de Madrid, por ejemplo, dice que gouzr,.
preferencia para la obtención de asistencia técnic"
ayudas... (are. 13.2). En codo caso, tan sólo par.
museos privados se contempla como volun rar:
pertenencia a esros sistemas. Para los centros pub..
o semi públicos, así como para las instituciones p
cas que los gestionan, es obligatoria.
¿El mundo como museo?
La curiosidad humana no tiene límites. G racias a
hemos aporcado a nuestra herencia una casi in illl..f
nable cancidad de tecnología, de descubrimienc
de saberes; pero también gracias a ella sabemos k
micado de los retos que nos quedan por delante.
En ese afán por el conocimiento, unido a la obso
por el movimiento que también caracteriza a la sociec.c.
occidental, casi cualquier manifestación cultural :>e -
convertido o se puede convenir en una atracción cur~
ca, desde el ordeño manual de unas vacas hasta la mr

que el tractor araña la superficie de la tierra para
pero sobre todo lo han hecho los centros histó-
-~ las ciudades antiguas, tal va porque reúnen en
mo entorno los testimonios arquitectónicos del
la forma de vida urbana, nicho ecológico nacu-
:>er humano occidental medio.
• esa razón , es decir, por economía, muchas
J.e:. anees tranquilas y alejadas de los circuitos
.:os comienzan a abri rse a las visitas foráneas.
,as que, con sus sillas d e anea, se sientan a des-
- en los atardeceres veraniegos de los p ueblos de
.a o Extremadu ra ven ahora cóm o son objeto de
dad, cómo un público extraño y ajeno las
las fotografía .. .
"mo se sienten? ¿Cómo nos sentimos cuando
que nuestra forma de vida más básica y m ás
.11 para quienes la vivimos es «curiosa» y «exóti-
~a o tras personas? ¿Nos puede consolar de la desa-
pensamiento de que cales ruristas también
:i ser objeto museológico en sus propias casas res-
ª o tras gentes?
- :>ensación de que no existen límites, incluso de
- deberían existir para esta cuestión del museo-
- .. produce, desde luego, cierta incomodidad, ese
·1ego de ver q ue todo puede llegar a ser «patrimo-
==.:.....bfe,,, del que habla Ariño (2002, p. 131). Es nece-
~eflex.ionar sobre la actitud que vamos a adoptar
o vayamos a ver las vacas, los árboles, los rebaños
t: as, el hayedo ya casi inexistente ... y a la viejita
ecora la cerámica a mano con u na piedra untada
d., o a los obreros que edifican un m uro de adobe
se hacía en el pasado. Cuando vayamos a «ver el
-~.J ., porque todo en el mundo sea un museo. Pero,
.ie o debe llegar a serlo realmente? Reflexionaremos
1bre este tema en la sección V de este libro, por-
._omo es evidente, lo único que podemos hacer, a
·c:specto, es eso: reflexionar.
aparente inocencia de los discursos
""<>sitivos: el caso del Patrimonio
histórico
vio en el capítulo ded icado a la di.füsión cuál era la
::=.ral= del gaücismo «puesta en valor», y cómo la
ic::Lencia necesaria para esta acción se iniciaba con la
=rogación del bien, seguía con su interpretación yaca-
con su presentación. Esto quiere decir que, como es
o. no se puede presentar o «poner en valor» aquello
'10 se conoce en profundidad. Y ahí reside un pro-
::na importante para el Patrimonio arqueológico m ás
Los museos 1 337
antiguo. el de carácter prehistórico: en m uchos casos,
aunque se haya realizado una investigación importante,
numerosos elementos sociales del yacimiento en cuestión
no se conocen, lo cual significa que a menudo los restos
arqueológicos carecen de sentido, en sí mismos, para el
públ ico (Gonzála Ménda et al 2000).
Así, por ejemplo, con la metodología arqueológica
m oderna resulta posible llegar a saber, en lo concer-
niente a u n sitio paleolítico, a qué época corresponde
-su cronología-, qué hicieron las personas que allí
estuvieron -com er, una hoguera, tallar piedras, traba-
jar el hueso-, cómo consiguieron la materia prima
con la que trabajaron -dónde estaban las canceras, si
fueron lejos a por las piedras o no-, qué animales o
partes de animales se comieron y cómo los consiguie-
ron -si los carroñaron o cazaron y cómo-, e incluso
cuál era el dima que soportaron o d isfrutaron y qué
especies vegerales y an imales les rodeaban.
Esto podría parecer mucho conocimiento y sin
duda lo es si lo compararnos con lo que se podía llegar
a saber d e un yacimiento similar hace algunas d écadas;
pero a la hora de «interpretarlo», de diseñar un «discur-
so expositivo» -lo que se va a contar y cómo-, de dibu-
jar unas escenas en las que aparecen personas haciendo
todo eso, las p reguntas importantes no tienen respues-
ta: ¿qué relaciones sociales existían entre esas personas
que hicieron todo aquello? ¿Había una jefa o jefe y las
demás obedecían, o trabajaban en cooperativa? ¿Las
personas que tallaban eran las ancianas, o tal vez sólo
CUADRO 17.5
Obligaciones de la Comunidad de Madrid frente
a los Museos y Centros integrados en su Sistema
Regional de Museos {Ley 9/1999, art. 11)
a. Diseñar y plan ificar la política museística y sus prio-
ridades.
b. Gestionar el sistema de museos y colecciones de la
Comunidad de Madrid.
c. Asistir técnicamente y coordinar el funcionamiento
de los museos para que puedan cumplir los fin es cultu-
rales y sociales que tienen encomendados.
d. Inspeccionar la organización y servicios de los museos
y colecciones en los términos que reglamentariamente se
establezcan.
e. Cooperar con el Sistema estatal de museos y los diver-
sos sistemas autonómicos en los cérminos que reglamen-
tariamente se establezcan o mediante Convenios.
338 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
los hombres jóvenes? ¿Quién cocinaba, quién distri-
buía la carne, si es que se distribuía, quién se quedaba
con la mejor pieza, cómo se repanía el trabajo, cuál era
la imporrancia social de cada tipo de trabajo? Etcétera.
¿Qué podemos hacer, entonces? Pues h asta ahora
hay dos opcio nes:
1. No hablar de estas cuestiones sociales que, al fi n
y al cabo, no se conocen. Los discursos expositivos que
siguen esta línea se centran en la materialidad de los
objetos hallados: cuán tas piedras y cómo las tallaron,
cuántos huesos y cómo los aprovecharon, el clima que
tenían y los animales que se comieron. No se dibujan
personas haciendo cosas en los paneles interpretativos,
si acaso unas manos tallando, o una figura in determi-
nada cavando una trampa de caza. El público visitante
puede no llegar a preguntarse nada de lo que falta por-
que está acostumbrado a este tipo de discursos fríos y
no sociales; pero esto ocurre cada vez menos, porque es
precisamente lo que ahí falta - las relaciones entre las
personas- lo más interesante y atractivo.
2. Hablar de codo esco basándose en los modos de
vida preindustriales de los grupos campesinos o incluso
de las sociedades africanas, asiáticas o australianas que
han vivido hasta hace relativamente poco en lo que
desde nuestro Occidente llamamos «Edad de la Piedra>>.
Museo de Almería. Fondo gráfico IAPH.
Esto supone imaginar también que los miles d~
que han pasado desde el Paleolítico hasta hoy -o
el siglo XIX- no han supuesto ningún cambio en L
ciones sociales, lo cual es realmente mucho im~am-:.
De estas dos opciones, la que más se ha utilizad
hace pocos años ha sido la primera: los discursos
cos tienen la ventaja de no comprometer; sólo se
lo que realmente se conoce o se sabe. Pero tienen
ventaja de no interesar. El público puede admi rar la
za de un hueso tallado o de la técnica de talla de un_
dra, pero no se identifica con esas personas, porq'-
rasgos sociales no están ahí, no se ven; el pasado se r~
senta realmente como «un país extraño» (Lo,,cr
1998), un mundo de objetos que nos es ajeno.
En el momento actual y desde hace década.>
la eclosión de la interpretación o «puesta en val<>-
pasado, la opción elegida y repetida hasta la sa ~
es la segunda, aunque a veces, sorprendentemen·~
haga de una forma no consciente o no pensad_
las aldeas prehistóricas que se dibujan o se repr
tan de cualquier modo en vídeos, películas, ,;r-
ete., o en los discursos q ue llenan de palabras 1
teles y los medios interactivos, aparecen soci
campesinas del siglo XIX, o bien cazadoras-reco
ras, como las que han vivido hasta hace poco en
~ -

países africanos o asiáticos; pero eso sí, sin sus ras-
físicos externos.
:\sí, los protagonistas son siempre hombres blancos
~es o en la flor de la edad, que son los que cazan,
-siguen la comida y la llevan al campamento, cons-
-- -en las chozas o cabañas, enseñan, ordenan y, en defi-
--a. hacen los trabajos socialmente importantes
.::6de el punto de vista actual); en cuanto a las mujeres,
-¡:>an espacios interiores o, como mucho, se sitúan en
-. puertas de los hogares, son menos numerosas, se
;e;entan de rodillas o inclinadas, en actitudes sumí-
. realizan trabajos «poco considerados», como cocí-
- encender el fuego o mantenerlo, pelar y raspar o,
~plemente, cargar con una criatura. Es imposible afir-
- que se representan así porque los estudios arqueoló-
. así lo han demostrado. Si se comportaban así o no,
es desconocido. No lo sabemos.
¿Existe alguna orra opción? Personalmenre, creo
_;: sí y vengo trabajando en ella, y haciéndola públi-
.:!esde hace años. Se trata de represenrar a esa des-
..,ocida sociedad tal como «querríamos» que hubie-
1do, como pueda ser más «beneficiosa» para la
·.icación en el presente. Al fin y al cabo, del pasado
que realmente importa es el presente, es decir,
;no se ve y de qué sirve en el momento actual.
Imaginemos que nos preocupa el desigual reparto
ia riqueza en las sociedades actuales; pues represen-
'"":'.mos a las del pasado «desconocido» de manera igua-
~"la. todo el mundo con el mismo tipo de ropas, de
::.&.:mar y de tumbas, nadie aparentemente «más rico/a»
.J: m ro/a. O imaginemos que lo que deseamos es que
~ la desigualdad entre los sexos que venimos su-
~do; pues representaremos a las sociedades arqueo-
_..ca.s en igualdad: hombres y mujeres ocupando el
mo tipo de espacios, haciendo los mismos trabajos
=i actitudes similares. O bien pensemos que lo que
.::.oeamos es que las personas ancianas, en nuestro mun-
acrual, tengan un buen trato y cuidados sociales;
...es representaremos a los/las jefes/as con cierta edad y
,, prestigio. O que nos gustaría que no existieran hoy
prejuicios raciales; pues dibujaremos escenas socia-
en nuestros museos y yacimientos abiertos al públi-
en las que formando parte de los grupos, como
-..,¡,o más, aparezcan personas de distinto color o con
gos asiáticos. O que estamos en contra de la defensa
........ la fuerza y la agresividad que parece caracterizar a la
-Jcación televisiva de nuestra juventud; pues no
-,.:iuiremos escenas de lucha ni de agresión, dibujare-
-.· un mundo plácido de cooperación y de respeto.
¿Q ue no es científico, que no se ajusta a la «realidad»?
...;.;!5 tampoco es científica ni se ajusta a la «realidad» la
Los museos 1 339
segunda opción, la más repetida hoy. Y, sin embargo,
resulta dañina para una educación en igualdad y respeto.
Porque si vemos que la guerra, las desigualdades y los
asesinaros existían ya desde la Edad de la Piedra, esa anti-
güedad remota pesará como una losa sobre los intentos
de superación. Con otras palabras, si «eso siempre ha
sido asÍ», ¿cómo vamos a conseguir ahora modificarlo?
Con estos párrafos, un resumen muy escueto de
algunas de mis obras sobre esta cuestión de los lenguajes
y las representaciones no inocentes en el contexto femi-
nista de los orígenes humanos (Querol 2000c, 2001 ,
2002 y 2005; Querol y Castillo 2002; y Querol y
Triviño 2004), lo que quiero es llan1ar la atención sobre
la necesidad de «mirar de otra manera» aquello que nos
están enseñando, lo que nos están contando sobre el
Patrimonio Cultural en cualquiera de sus a~pecros; y al
mismo tiempo, ser conscientes de que, si trabajamos en
difusión y diseñamos discursos expositivos, hemos de
asumir una postura crítica, estudiar, trabajar y discutir o
compartir ideas con otras personas especialistas antes de
tomar una decisión que, siempre y aunque no nos guste,
será subjetiva y carente de inocencia.
Con palabras de Hernández (2007), «la Museología
no puede vivir de espaldas a los retos que el siglo XXI le
presenta, sino que, con creatividad e imaginación, ha de
dar respuestas a los interrogantes que la sociedad se hace
sobre la necesidad de concebir el patrimonio como una
realidad integral capaz de asumir cualquier dimensión
que afecte al ser humano en su totalidad».
Las nuevas fórmulas de museos: el ejemplo
del Patrimonio arqueológico
Las tradicionales grandes salas de museos llenas de vitri-
nas en las que miles de objetos esperan pacienres al
público visitante se han queda.do obsoletas; hoy día, la
realidad virtual, la importancia del diseño y los medios
audiovisuales más sofisticados han tomado las riendas
de la modernidad. Los antiguos museos han intentado
adaptarse, en su mayoría, con mayor o menor fortuna;
los que no lo han hecho se han quedado como «museos
de museos». Pero lo verdaderamente «interesante» está
en las nuevas producciones museológicas (Prats 1997,
pp. 48-49) .
El contexto en el que más riqueza de iniciativas
puede encontrarse en nuestras regiones es el de la pues-
ta en valor o presentación del Patrimonio arqueológico.
La explicación principal de este fenómeno es el hecho de
que en muchos ca.sos los bienes arqueológicos nos
hablan, como acabamos de ver, de costumbres y socie-
340 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Museo de Los Millares. Sa11ta Fe de Mo11d1ij11r
(Almería). Fo11do gráfico IAPH.
dades ya desaparecidas, por lo que se necesican cécnicas
d idácticas especiales para darlos a entender. Porque hoy
día, en nuestro entorno, cualquier persona que observe,
por ejemplo, un castillo o un puente, renga la edad que
renga, sabrá lo que son porque los modelos «cascillo» o
«puente» siguen funcionando en la actualidad; pero si lo
que observa es un dolmen, habrá que poner en su cono-
cimiento, mediance caneles, lecreros, vídeos o papeles
impresos, que se traca de un cementerio colectivo de la
Prehistoria. Y explicarlo.
Es cierto que en la mayoría de los bienes pauimo-
niales resulta necesaria una labor de interprecación
para conseguir que el públ ico los enrienda y los valo-
re, pero esto no pasa con ningú n ripo de Pacrimonio
Cultural canro como ocurre con el arqueológico. Por
ocra parre, los yacimienros arqueológicos ab iertos al
público presentan el atractivo añadido de encontrar-
se, en su mayoría, en el campo, po r lo que cambién
t ienen valores medioambientales. Son, en estos casos,
verdaderos «Paisajes Cultu rales» (véase capítulo 9).
La fór mula más clásica ha sido siempre la de los
«yacimienros visitables», es decir, lugares co n o sin
adecuación o carcelería, con o sin cracamiento d idác-
tico, a los que se accedía de forma normalmente libre
para «verlo». N uestros campos están repletos de esas
«ruinas» que a veces entendem os y a veces no, según
nuestro grado de formación ...
Un segundo tipo, en una vía cada vez más exigente.
se inició con el Plan Nacional de Parques Arqueológicos.
escablecido por el Min iscerio de Cukura en los años
ochenta. En p rincipio se concibió como una iniciatiYa
de apoyo, canco cécnico como económico, a las CL-.
para el desarrollo de actuaciones incegrales en yacir.: _
tos declarados Zonas Arqueológicas, de gran incerc,
buen escado de conservación, a fin de convenirl.i..;
áreas visitables preparadas para conseguir una alca re
bilidad social.
De acuerdo con esta idea inicial, las caraccern:
básicas de un Parque Arqueológico debían ser las
CUADRO 17 .6
Qué caracteriza a un Parque Arqueológico
(Querol 1993a)
l. Es un yacimiento declarado BIC Zona Arqueológi.:._
junramenre con su entorno.
2. T iene un airo grado de interés científico, educaci"c
histórico.
3. Su estado de conservación es lo suficientemenre
bueno como para que sea posible la exposición al
público de sus componentes principales.
4. Está dotado de una infraestructura apropiada para,_
consideración como área visitable abierta al público.
5. Su conversión en área visirable tiene en cuenca ••
doble interacción entre el yacimienro y su enromo ~· ,
parque y su enromo.
6. La clave para tal conversión ha sido la consecución C;
la mayo r renrabilidad social, educaciva y económic.
posible.
 Los museos 1 341

CUADRO 1-.-
Texto de la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias (1999) sobre Parques Arqueológicos

roculo 63. Parques Arqueológicos

n Parques Arqueológicos los si rios y zonas en que, por la exisrencia de yacimientos arqueológicos previamence decla-
ndos de inrerés culcural con la categorfa de Zona Arqueológica, y por su inregración en el enromo natural y territo-
-:.J. se declaran como cales al objeto de facilitar su comprensión y disfrure en compatibilidad con la preservación de
valores históricos.
_ creación de los Parques Arqueológicos se llevará a cabo por decreto del Gobierno de Canarias, a propuesta de los
..bildos Insulares, previo expedieme instruido al efecto, donde conste informe favorable del Consejo Canario del
trimonio H istórico. Deberá adjuntarse un proyecto donde se justifique la conveniencia de la creación del parque
::.ode el punto de vista de su repercusión didáctica y recreativa, se contemplen las incervenciones arqueológicas nece-
gnas en su caso, obras de protección y acondicionamienco previstas, dotación de medios humanos y materiales, finan-
c1ón y régimen de su gestión.
los efectos previstos en la legislación urbanística, los Parques Arqueológicos se consideran elemencos incegrances de
estructura general y o rgánica del territorio, vinculados al sistema general de espacios libres de uso público.
s propietarios de terrenos donde se localicen las Zonas Arqueológicas podrán promover la creación de Parques
.rqueológicos mediance la presencación de un proyecto donde se concrete el régimen de uso, visitas, protección y
más condiciones que se establezcan reglamencariamence.

.iparecen en el cuadro 17.6. Evidenremence, de
'ellas la más difícil y la más cara es la que se refie-
... .a infraestructura. En las primeras publicaciones
, el rema se estableció que esa infraestructura,
míni mo, habría de estar compuesta po r una
o delimitación y un área de acogida o estructu ra
_.recrón ica que sirviera tanto de entrada al sitio
de zona de exposición o «de in terpretación», con
~ería, servicios, sala de conferencia o de vídeos,
para el trabajo de investigación y manten imien-
_d parque, distintos tipos de rutas marcadas para
-emes intenciones de visita, etcétera.
....a figu ra legal de «Parque Arqueológico» es inclui-
mo un ripo o catego ría de BIC ran sólo por la
de Extremadura, como vimos en el capírnlo 5,
~na definición muy poco exigenre: Restos arqueo-
sometidos a visitas p1íblicas (arr. 6.1.h); no obs-
-~· casi rodas las normas la recogen de una u otra
a. destacando las de Can tabria (1 998) y Can arias
. que le dan un desarrollo casi idéntico.
-entrándonos en la norma canaria, podemos leer en
dro 17.7 el contenido del arúculo que le dedica a
ngular figura museística. Lo que más llama la aren-
es que se trata de la única va, junro con Cantabria,
en la normativa española se invita a las personas par-
:::L.lfCS - las propietarias de los terrenos en los que se
-entran los yacimientos- a que exploren económica-
mente bienes de domi nio p(1blico (rodos los arqueológi-
cos, como ya hemos visto en varias ocasiones).
En la realidad, Canarias cuenta con varios Parques
Arqueológicos, algunos ya inaugurados e incluso muy
fan10sos, como el de la Cueva Pintada de Gáldar, situa-
do al noroeste de la isla de G ran Canaria y dedicado a
la exposición de la cultura aborigen de la isla. Fue abier-
to al público defi ni tivam ente en el año 2006 y es el
único que aparece como Parque Arqueológico en sitios
web tan visitados como «juventudcanarias» en su sec-
ción de parques temáticos.
Por supuesro, hay también orros, menos conocidos
y de una índole muy diferente, que mezclan paisajes y
elemen tos naturales, como el de Bentayga, ta mbién en
Gran Canaria, con su propio Centro de Interp reta-
ción , o bien el de Belmaco, en la isla de La Palma,
inaugurado en 1999 y dedicado a la exposición de gra-
bados rupestres. Tan1bién podemos encontrar en la red
muchas noticias sobre Parques Arqueológicos que son
«proyectos» desde hace varios años, como el de Zon-
zamas en Lanzarore, o bien el de La Guancha o la For-
taleza de Ansire en Gran Canaria; pero en ningún caso
se ha publicado la existencia de uno de esos parques de
propiedad y exploración privada.
La excepción en cuanto a normativas es Castilla-La
Mancha. que en el año 200 1 publicó su Ley de Parques
Arqueológicos. un texto corto, sólo con 21 arcículos, y
342 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Los museos
municipales y el
Patrimonio Cultural
La conservación, difusión y salvaguarda del Patri-
monio Cultural debería tener en los municipios sus
principales valedores, por tratarse de bienes que de
algún modo constituyen una parte de la identidad de la
colectividad que los custodia. Cabría pensar que la ciu-
dadanía y los ayuntamientos que la representan debe-
rían tener una mayor sensibilidad hacia su patrimonio,
por ser éste testigo de su propia historia.
No faltan ejemplos de comunidades locales que deci-
den destinar una parte de su presupuesto (normalmen-
te pequeña) a proteger y divulgar aquellos bienes que
consideran suyos y a tal efecto crean museos u otro tipo
de instituciones. Lamentablemente, en demasiadas oca-
siones la ignorancia, la codicia, el desinterés o la falta de
cultura en el más amplio de los sentidos pueden ser los
principales enemigos de esos bienes que, por definición,
deberían ser para el disfrute de todo el mundo.
La legislación española, considerando que los bie-
nes culturales son demasiado frágiles para ser gestio-
nados por los ayuntamientos, procedió a una regula-
ción histórica de los mismos con la LPHE, pero dejó
abierta la puerta para que las CCAA establecieran sus
propias normas.
Los diferentes Estatutos de Autonomía y la legislación
que los desarrolla reservan para los órganos autonómicos
casi todas las competencias en materia de Patrimonio, por
lo que inmediatamente se plantea la cuestión acerca del
papel de los ayuntamientos y por ende de los museos, ser-
vicios de arqueología, institutos, fundaciones o cualquier
otro órgano municipal en la defensa del patrimonio radica-
do en su término municipal.
Para contestar a esa pregunta cabe reflexionar sobre
la naturaleza de los diferentes elementos que compo-
nen el Patrimonio Cultural, porque la legislación estable-
ce diversos caminos en función de sus características
específicas. No es lo mismo el Patrimonio etnológico,
escasamente tutelado por la administración autonómi-
ca, que el arqueológico, cuya tutela está mucho más
desarrollada.
Los museos municipales son órganos encargaxi5
de la defensa del Patrimonio Cultural de un mur
o comarca; puede decirse que son una versión rec..o-
da de los museos provinciales o centrales, que nos
más familiares. Formalmente todo es muy sim la.-
personal es funcionario o contratado laboral y se a:::--
de por oposición. Sus funciones deberían ser las -
mas, pero en muchas ocasiones la falta de pres~
to suele acarrear graves deficiencias que sólo pue::e::
suplirse con la ayuda de otras instituciones. ca::=:
Diputaciones o Comunidades Autónomas, o cx:r
abnegada dedicación del personal. El director o a. _
tora de un museo local puede ser muchas más <XlS25
y en un momento dado ejercer de conservador/a, a...:r;..
liar conserje o incluso personal de limpieza.
Tradicionalmente los museos se han ocupaóo
adquirir, conservar, catalogar, estudiar y difundir ac
sector del patrimonio al que están dirigidos (arqueob-
gía, etnología, paleontología, historia local, arte. e::
pero estas funciones, con ser adecuadas, hace m;e-
tiempo que han dado paso a nuevas líneas de tra:;;a
que en ámbitos supra locales desempeñan otras .......
luciones.
Entre estas nuevas labores puede que la más
tante sea la redacción, supervisión, revisión o i
de los Planes Generales de Ordenación Urbana y de
Catálogos de Bienes y Espacios Protegidos. Es en~
tareas en las que habitualmente se utiliza la m ayor~
del tiempo disponible.
Particularmente, en este Museo Municipal de La
d'Uixó, en la provincia de Castellón, Comunidad VaE!"'
ciana, la c uestión de la protección del PatrimolllO
queológico viene de antiguo. A principios de los a5::!!;
ochenta, la corporación municipal del momento apcs:.:
por comenzar a organizar, gestionar, difundir y pro f!!;tar
el rico conjunto de bienes arqueológicos que, si bier
es espectacular, sí es culturalmente muy variado ,
servido, entre otras cosas, para educar a la poblacr:-
escolar y a los vecinos y vecinas en el valor de aqu
restos que nos hablan de un pasado común y de raa
tra historia, haciéndola muy próxima y comprenso;
hasta el punto de que algunas casas del pueblo tiere-
restos arqueológicos en su interior.
El Museo ha participado activamente en la confecxxr
de dos Planes Generales de Ordenación Urbana =::-
ciudades como la nuestra, de pequeño o mediano ta......a-
ño, esta cuestión resulta fundamental para la buera
gestión y salvaguarda del Patrimonio, ya que sin es=;

de normas tendríamos muchas dificultades para
1 zar trabajos arqueológicos y, por ende, extraer con-
.iS ones que nos permitan «dibujar,, cómo ha sido la
-dad y de qué forma se organizó el poblamiento desde
epocas más remotas. Esta cuestión es, por tanto,
a de las fundamentales sobre las que se trabaja a dia-
desde el comienzo de la historia del Museo.
LOS Catálogos de Bienes y Espacios Protegidos que
"."Yllpañan a los Planes Generales son otro de los prin-
oales instrumentos de protección del Patrimonio in·
.ieble. En ellos se reflejan los centros históricos, edifi-
oos. yacimientos y elementos etnológicos, su ubicación,
orado de protección y entorno en los casos de BIC o
=. enes de Relevancia Local. También se determinan las
Los museos 1 343
normas de protección y el procedimiento administrativo
necesario para poder realizar obras o remociones del
subsuelo.
Finalmente, los Planes Especiales son normas de
protección específicas para los BIC que, en ausencia
de Catálogos y Planes generales, detallan el entorno,
grado de protección y normativa de esos bienes.
La aplicación de una normativa protectora con el
Patrimonio Cultural suele acarrear gastos a promotores
y particulares, lo que conlleva enfrentarse con una fuer-
te hostilidad vecinal durante un tiempo. Poco a poco,
cuando se empiezan a divulgar los resultados de las
investigaciones o a poner en valor los bienes inmue-
bles, se aprecia una progresiva tendencia a aceptar
344 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
que el patrimonio es cosa de todo el mundo. A la ciuda-
danía le gusta que le contemos quién ha vivido antes
aquí, cómo lo hacía y hasta cómo era; para ello el
Museo debe coordinar los resultados de los trabajos de
campo (y de solares urbanos) y su posterior difusión,
que se realiza con la inestimable colaboración de otros
profesionales (arqueólogos, historiadores, forenses,
arquitectos, etcétera).
La concienciación ciudadana puede que sea, final-
mente, la principal labor y objetivo de los museos muni-
cipales. Aquí debemos participar todos, desde políti-
cos/as hasta escolares. Para ello, los museos con más
medios disponen de gabinetes didácticos y publicacio-
nes; pero museos como el nuestro, que tan sólo tiene
un/a funcionario/a adscrito/a y que no cuenta desde
hace tiempo con salas permanentes de exposición, han
de recurrir a otros sistemas: exposiciones temporales,
charlas con escolares, visitas guiadas a yacimientos...
Con el fin de ir creando una conciencia ciudadana de
aprecio y protección.
El Museo Municipal de La Vall d'Uixó adolece tradicio-
nalmente de una inversión económica suficiente para
exponer al público los materiales de sus fondos. Se pre-
paran exposiciones temporales en pequeñas salas
municipales, ya que en el propio Museo no hay sitio para
hacerlo, con el consiguiente peligro que esto ocasiona
para los bienes culturales muebles. Cada vez que tras-
ladamos piezas a otro lugar han de solicitarse los
correspondientes permisos a la Consellería de Cultura
tras la realización de un inventario y del correspondien-
te informe. Además, la falta de partidas económicas pro-
voca que tengamos que servirnos del ingenio cada vez
que organizamos una de estas exposiciones, de mane-
ra que las antiguas vitrinas se transforman de color, vol-
viendo a tapizarlas, o forrándolas para cambiarles el
aspecto. Lo mismo ocurre con los paneles informativos
u otros soportes «multifuncionales».
La falta de personal ocasiona, asimismo, otros pro-
blemas. El Museo no dispone de ningún gabinete que
pueda organizar talleres, cursos ni nada similar. El
único personal adscrito a este Servicio es la directora,
que hace las veces de jefa de la red de bibliotecas
municipales y del archivo municipal, de telefonista, de
portera, de técnica, y de todo aquello que haga falta.
Así, con mucha voluntad y esfuerzo se puede llegar a
«casi todo», claro está, sin poder profundizar mucho
en casi nada. Intentamos atender en la medida de lo
posible a la población escolar, sobre todo a lo largo de
la etapa infantil y primaria, realizando excursiones
visitas a algún yacimiento cercano y accesible. Ar
ante la falta de medios, intentamos adaptar las explicc
ciones e implicar a los niños y niñas en nuestra his;:-
ria común.
El Museo lleva en funcionamiento desde 1985. ~
una primera etapa, la abundancia de materiales c:-
queológicos custodiados y la buena predisposición °'"
la Corporación municipal del momento permitió fases
de cierto «esplendor». Se organizaron exposiciones
temporales monotemáticas con asistencias bas~
considerables (más de 23.000 personas). En cuanto :.
personal (aunque no fijo), el incremento fue notab'E
tres personas más, que nos permitían realizar activiac-
des propias de un museo. Pero con el tiempo, el car-
bio en las Corporaciones municipales y el desinteres
por estos temas en beneficio de otros propició la decc=-
dencia y el deterioro de las instalaciones que segui~
ocupando.
En la actualidad, las condiciones son casi extrema.;;_
El Museo depende del Ayuntamiento, del que reo -
una dotación económica de 2.500 el año 2008. A es::
hay que añadir 5.000 para la realización de una car,..
paña de excavaciones en una cueva, más la subve~
ción correspondiente que otorga la Generahia-
Valenciana, a cuya Red de Museos pertenecemos. La
Generalitat reparte anualmente otras subvenciones
pero como el Ayuntamiento tiene que cofinanciar cxr
un determinado porcentaje, en muchas ocasiones ne
podemos acceder a ellas, ya que o bien no hay diner::
suficiente, o el objeto de la subvención no se puede Uti-
lizar ni justificar por la propia situación de las depe"'-
dencias del edificio.
Por fortuna, hace unos diez años, y a instancias de
Museo, el Ayuntamiento adquirió una vieja nave en ur
espacio urbano que casi hemos recuperado coll'C
«conjunto histórico» conformado por un acueduc;c
medieval y otro de origen romano, más dos molinos
uno de ellos también medieval, y todo ello perfecta-
mente restaurado y de uso público. La nave debere
derribarse y en el solar resultante está prevista la cons-
trucción de un nuevo edificio destinado a Musec
Histórico ... Pero eso es otra historia que aún debe
escribir su inicio.
MARÍA LUISA ROVIRA GOMAP
Directora del Museo Arqueológico MunicipaJ
de La Vall d'Uixó, Castellón.

concreto, en el que se incluye la definición de Parque
.:!COlógico, que se puede ver en el cuadro 17.8. La
""Da esrá pensada para la regulación de estos sitios, y
:oc de su procedimiento de declaración, que tendrá que
--roer un Plan de Ordenación, así como de los órganos
;csrión que habrán de rener cada uno de ellos. El obje-
de la creación de esros Parques es el fomenco del desa-
'l sociocultural y económico de las w nas en las que se
;olen, aspecto este de gran interés por lo que supone
-- el rurismo, la construcción de infraestructuras, la
.;:.;..:Jón de puestos de trabajo, etcétera.
Como consecuencia directa de esta Ley -y de este
~rzo-, Castilla-La Mancha cuenta en la acrualidad
una «Red de Parques Arqueológicos» compuesta por
_ sitios: la ciudad romana de Segóbríga, en Cuenca;
:.lla igualmente romana de Carranque, en Toledo
.~dro 12); y las ciudades medievales de Alarcos, en
:.;dad Real, y de Recópolis, en Guadalajara así como el
:no de Minateda, en Albacete. En estos lugares, ade-
de las visitas, que en el año 2007 alcanzaron la cifra
.l.>) .000 personas (página web oficial de Castilla-La
~cha), se celebran todo tipo de eventos: concursos
--gráficos, festivales de música, talleres, jornadas, etc.,
o= suponen un fuerte atractivo para el público.
En el momento actual, el concepto de «Parque
.;eológico» ha sufrido, a su vez,, una gran modificación
>.e ha diversificado. Es rara la región o Comunidad
~...,noma que no posea varios yacimiencos abiertos al
;:;i_."1.lco con algún tipo de infraestructura para las visitas,
_ -nayor o menor categoría. A veces, como ocurre en la
munidad de Castilla y León, reciben una denomina-
'l distinta: las «Aulas Arqueológicas».
Pertenecen estas Aulas al controvertido tipo museo-
Z'CO de «Cenrros d e Interpretación», que se caracte-
:::!.6.Il porque no enseñan coleccio nes de bienes cultu-
~. sino que se dedican, a través de cartelería y
~os modernos de exposición, a explicar el signifi-
.... de un lugar o d e un hecho. A veces se ha dich o
dlos que no son museos porque no conservan - no
-ien nada que conservar-, pero desempeñan y están
""'lados a desempeñar aún más un importan te papel
u "comunicación entre el Patrimonio y el público,
~ un mensaje muy claro: transmitir el significado y
alor del Patrimonio» (H ernández 2002, p. 423) .
La Comunidad de Castilla y Leó n ha realizado el
_m esfuerto de abrir al público más de una cincuen-
.a de sitios que abarcan la totalidad de las etapas his-
.,cas reconocidas en la región (Del Val y Escribano
_ i-í). A veces se trata de conjuntos de esculruras
mo los Toros de Guisando, o bien antiguas calzadas
:no la del Puerto del Pico, pero en su mayoría son
Los museos 1 345
yacimientos que han recibido un especial tratamiento
didáctico co n la creación en ellos, o en sus cercanías, de
Aulas Arqueológicas.
Un ejemplo pa radigmático de escas aulas es la
dedicada al Castro de La Mesa de Miranda, en la loca-
lidad de C ham a rtín de la Sierra, provincia de Ávila.
Está instalada en un edificio muy visible de la pobla-
ción, a unos rres km. del yacimiento. Con audiovisua-
les, maquetas y variados recursos interactivos, la expo-
sición permite comprender d e fo rma amena y básica
la historia del sirio y del pueblo que lo habitó, los ver-
rones. Luego se llega al yacimiento a través de un iti-
nerario con paradas marcadas y explicadas, con una
canelería mínima pero muy correcta, que no entorpe-
ce la visión del agreste paisaje.
En otras ocasiones, el Aula Arqueológica sirve de
presentación para la visita a w1 conjunto de yacimien-
tos más o menos dispersos, como ocurre con la región
de Dólmenes de La Lora, en Burgos. El Aula está sirua-
da en la población de Sedano y en ella se ofrece info r-
m ación tanto sobre la naturaleza de aquellas sociedades
neolíticas co nstructoras de los dólmenes, como sobre
los itinerarios que se pueden seguir para visi tarlos.
Y aunque existen muchos otros ejemplos, e incluso
yacinuemos visitables sin Aula Arqueológica anexa, los
dos sitios abiertos al público más famosos de Casúlla y
León, ambos declarados por la UNESCO como
Patrimo11Ío Mundial (véase capítulo 22), son Atapuerca
y Las Médulas. En el primero, el Aula Arqueológica se
denonlÍna «de Emiliano Aguirre», en honor al primer
director de la investigación paleoantropológica del yaci-
nlÍento. También cuenta con un original «Parque prehis-
tórico», situado cerca de la localidad de Atapuerca y ded i-
cado a la reconstrucción experimental de la vida
prehistórica en la w na a través de la recreación y ambien-
tación de los distintos momentos, desde el Paleolítico a la
Edad del Bronce (Del Val y Escribano 2004, p. 46).
En cuanto al de Las Médulas, es uno de los Parques
Arqueológicos de in iciativa más antigua y de más larga
historia, por lo tamo. La explotación romana de las are-
nas auríferas de aquellos montes, a base de torrentes de
~aua traída de muy lejos, ha dado lugar a un imponente
paisaje que no es posible percibir en su totalidad ni siquie-
ra con las famosas fotografías que vienen siendo sellos de
identidad gráfica de la Comw1idad de Castilla y León.
H ay que ir a verlo. Y hay que empezar, como de cosrwn-
bre en esa región, por el Aula Arqueológica, situada en la
localidad de Las M édulas, para dirigirnos después al
mirador de O rellán y observar desde allí ese espacio rojo
y verde mil veces fotografiado... Luego podremos elegir
entre distinras rutas, según preferencias, luz y tiempo.
346 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

En cada via. más numerosas ocasiones, los yacimien-
tos visirables, se llamen como se llamen, se conectan
entre sí fo rmando «Redes», como la que hemos visto de
Parques Arqueológicos en Castilla-La Mancha.
D e esras Redes, sin duda la más i.nreresanre es la de
Galicia. Fue presentada y publicada en 2002, pero los
daros que aquí ofrta.e0 se basan en la obra de Tallón et al
(2004). El nombre que recibe es el de «Red Gallega del
Patrimonio Arqueológico» y se estructura en torno a cua-
tro temas: Cultura Castrefia, Arte Rupestre, Megalitismo
y Mundo Romano. Para cada uno de ellos existe un
Parque Arqueológico o Centro de Imerpretación situado
uno en cada provincia, en los yacimientos más significa-
tivos de cada contexto, en terrenos de propiedad pública,
declarados BIC. Se conciben como centros de cabecera
en los que se exponen las características de ese periodo
cultural y de la propia Red, funcionando como canales
de información de la totalidad de los yacimientos visira-
bles y de los recursos turísticos y culturales del entorno
(op. cit. p. 58).
Como yacimiencos visirables se han seleccio nado,
en principio, entre 15 y 20 por cada contexto cultural,
distribuidos por toda la geografía gallega. Son aquellos
que reúnen las condiciones necesarias para ser mostra-
dos al público, como accesibilidad, grado de conserva-
ción, singularidad, etc., a los que se les dora de unas
infraestructuras m ínimas de difusión e interpretación y
en terrenos q ue pueden ser de propiedad pública o pri-
vada (op. cit. p. 83).
A imitación de la Red gallega, otras CCM han
com enzado a d iseñar sus redes. Así ocurre con la Red de
Espacios Culturales de Andalucía (RECA), que incluye
Conju.nros C ulturales - sitios tan relevantes como La
Alhambra o Medina Azahara, que cuentan con un
órgano de gestión propio- y yacimientos abiertos al
público con cierta infraesrrucrura. También en Madrid,
donde la Dirección General de Patrimonio H JS
de la Comunidad comenzó a inaugurar hace ~
años una serie de yacimientos arqueológicos abier
público con carcelería didáctica unificada en su
Orra fórmula expositiva que se está cornenz.a.-
practicar en nuestras regiones es la «Vía arqueológia
más conocida es la romana Vía de la Placa, que se - -
en Sevilla y llega hasra Asrorga, en León. Su no:::..:c
tiene mucl10 que ver con la salida al mar de las ex~
nes de oro y piara q ue el Imperio romano realizaba ~
minas del noroeste peninsular, como la de Las i\io:...:...;:
antes referida. En el afio 2006 la Fundación L-
Nostra, de la U nión Europea, otorgó el premio ~
en la categoría de conservación de paisajes culruraio • -
revitalización de la Vía de la Piara, en el tramo que -:-
rre la Comunidad Autónoma de Extremadura.
Este proyecco, denominado «Alba Plata», con
página web en la que merece la pena entrar, inclu:.-e ,.._,
centros de inrerpreración general siruados en las pi.
ciones de Monasterio, Mérida y Baños de Moncew_
además de ocho cenrros monográficos sobre d.isc.:
temas, en otros ramos pueblos. Hay también cinco
miemos arqueológicos abiertos al público, con in..~
rructura de Parques Arqueológicos: Cáparra, l\la-
Ribera del Fresno, Fuence de Cancos y Cáceres el \
Se le añaden los albergues rurísricos constn...
para la Vía, además de la posibilidad de visitar ~­
nos castillos situados en sus enrornos, así com
trabajos de acondicionamienro del paisaje.
Pero, a pesar de rodas escas iniciativas, la ma· -
con resultados positivos de impacto social y de p~
co, d e las muchas que no he incluido aquí y de 13.5 .. _
están por venir, lo cierro es que en nuestras tierra r
liferan los Parques temáticos con contenidos ce....,
menee ajenos a nuestro Patrimonio Cultural , sinLW
en lugares de gran riqueza patrimonial. Para Morag-~

CUADRO 17.8
Definición de Parque Arqueológico en la Ley 4/2001 de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha

Artículo 2
Se entiende por Parque Arqueológico el espacio físico dentro del cual, sin perjuicio de la concurrencia de otros valo:-
culturales o naturales, confluyen necesariamenre los siguienres faccores:
- La presencia de uno o varios bienes de inrerés cultural declarados, con categoría de Zona Arqueológica, confo~
a la legislación de Patrimonio Histórico vigenre.
- Unas condiciones medioambienrales adecuadas para la conremplación, disfrute y comprensión públicos de las mer-
cionadas Zonas Arqueológicas.

esta conuadicción «no es un hecho casual , si no la
demostración de un claro déficit en la capacidad de
los gestores culrurales para interpretar de manera
atractiva y comercializable la riqueza cultural auténti-
ca de estos destinos» (2006, p. 147).
No existen demasiados trabajos publicados sobre
la generalidad del significado de todas estas nuevas
iniciativas para el cambio en la idea del clásico museo
en la sociedad. Como excepción interesante, pued e
leerse Calaf et al. (2007).
Cómo trabajar en Museología: el Cuerpo
de Conservadoras/ es de Museos
Cualquier persona que piense dedicar su vida profesio-
nal a los museos deberá plantearse en primer lugar la
difícil opción de su formación. Si sigue la línea aadicio-
nal, esrudiará Historia o Historia del Arte, o tal vez
Bellas Artes, intentará cursar alguna asignatura-siempre
optativa, si la encuen tra- de Museología o Museografía;
podrá después optar a alguno de los hasta hoy escasos
postgrados o másteres sobre este tema, enae los que des-
taca el de la Universidad de Zaragoza, que, con el título
de «Máster en Museos: Educación y Comunicación»,
cumple ahora veinte años desde su implantación. Pero,
al menos en principio, esrudiar un máster no resulta
necesario, ya que inmediatamente después de acabar la
licenciatura o grado podrá presentarse a las oposiciones
o concursos a los distintos cuerpos, escalas y puestos de
uabajo relacionados con los museos, que hoy día se han
multiplicado enormemente.
Por supuesto, es cal la variedad de ofertas que algo
importante es la elección de la región geográfica - al fin
y al cabo, si la oposición se aprueba, la vida profesional
se va a desarrollar allí- y el tipo de museo, que p uede
pertenecer al Ayuntamiento, Comunidad Autónoma o
la AGE ... o incluso ser privado. Las ofertas de puestos
de trabajo, así como los modelos de acceso -oposicio-
nes, entrega de currículum vitae, entrevistas, etc.-, sue-
len publicarse en los Boletines Oficiales y en los p erió-
dicos o en internet.
Las o posiciones m ás conocidas son las que cada
año organiza la AGE para ingresar en el Cuerpo
Facultativo de Conservadoras/es de Museos. En prin-
cipio se erara de puestos de trabajo con destinos en los
museos estatales, pero muy a menudo La AGE realiza
convenios con arras administraciones según los cua-
les los destinos se diversifican.
Para presentarte a estas oposiciones -similares en su
esaucrura a las de otros cuerpos que nos interesan,
Los museos 1 347
como los de Archivos y Bibliotecas- necesitas un grado
o licenciarura. C ualquiera, no hace falta que sea
Historia ni Historia del Arre ni Derecho, aunque esos
tres son los más razonables. Ahora bien, en ni nguno de
ellos enconaarás la formación necesaria para enfrentar-
te a los cuatro ejercicios de los q ue consta la oposición,
así como a sus más o menos 150 temas. Además de
una licenciatura o grado tienes que saber bien algún
idioma europeo y, por supuesto, estudiar mucho.
Los temas se dividen en «Legislación», «Museología»
y (<Específicos», depend iendo los últimos d e las caracte-
rísticas de la convocatoria de cada año y sus destinos.
Así, por ejemplo, en la convocatoria de 2008, 32 temas
a ataba de «Pauimonio artístico, cienáfico y técnico», 31
de (<Patrimonio arqueológico y militar» y 32 temas de
«Patrimonio etnológico y artes decorativas». En estos
últimos grupos no h emos de esperar encontrar ningún
tema que tenga algo que ver con «la gestión» a la que
dedicamos este libro; pero no ocurre lo mismo con los
grupos de ((Legislación», con 25 temas la mayoría de
ellos tratados aquí, ni con «Museología», con 26 remas
muy di fíciles de localizar académicamente. Porque,
¿dónde se estudia «La seguridad en los museos»? ¿Y (<El
Plan Museológico»?
Así, las personas que aprueban estas oposiciones,
esas que han estudiado mucho y además han tenido
algo de suerte, han de enfrentarse a la carencia de una
verdadera formación museológica. La AGE, co nscien-
te de ello, viene organizando desde hace años unos
cursos de «prácticas» en Museología, Museografía y
Adm inistración, obligatorios para todas las personas
que consigan superar las pruebas de la oposición.
Existen también las escalas de (<Auxiliar» y <<Ayu-
dante» ramo para Museos como para Archivos o Biblio-
tecas; pero no exigen grados o licenciaruras, sino bachi-
llerato para las primeras y diplomaruras para las
segundas. Como, evidentemente, son más fáciles, mu-
chas personas licenciadas o graduadas se presentan a
ellas, consiguiendo, si las sacan, ((estar dentro», para lue-
go optar al Cuerpo Superior mediante las oposiciones res-
rringidas, ligeramente más fáciles que las generales.
Varias CCAA han creado cuerpos de Museos si mi-
lares al de la AGE; por ejemplo, Catalufia lo hizo a
principios de la década de los n oventa del pasado siglo,
y rodos los años saca un determinado n úmero de pla-
zas a oposición o concu rso.
Como de cosrumbre, no tengo más remedio que
recomendar vocación, ánimo e información. Con estos
u es ingredientes y bastante esrudio, muchas personas
han conseguido trabajar en el área de los museos, es
decir, en lo que les gusta. Tú puedes ser una de ellas.
 18 1 Los archivos
:.iu oducción: la historia en papeles
·._ülque los archivos suelen aparecer al lado de las
~ -,liotecas, como si se tratara de una pareja indisolu-
e. en realidad son instituciones muy diferentes.
-:l~· que recordar el contenido del capítulo 15 de este
.:>ro, en el que se analizaban los documentos y su rra-
..&.:niemo patrimonial, así como los libros y su trata-
- __enro p atrimonial, para comprender mejor estas
_;erenc1as.
La principal razón de la originalidad de los archi-
os reside en que su contenido, los documentos, es la
;-_._randa de los derechos y los deberes de la ciudada-
-..a y de las propias administraciones, lo que signifi-
-· en definitiva, que suponen poder político y social.
::Sro explica que, en las guerras, uno de los objetivos
.::= destrucción sean los archivos: así se borra la m e-
-¡oria escrita de un pueblo, causand o un daño impo-
.:ile de reparar. Por supuesto, los archi vos con sus
.:::x:umemos, también son importantes para la inves-
~-.a_ción histórica, legal, social, etc., pero ése es un
.:.arácter que comparten, al menos en cierta medida,
.. on los libros y, por lo tanto, con las bibliotecas; o
~on los objetos patrimoniales y, por lo ramo, con los
-:useos en su más amplia acepción.
Como también ocurre con frecuencia en el con-
·~ro del Patrimonio C ultural, la sociedad tiene una
.:ca bastante peyorativa de estos centros: lugares oscu-
-os. repletos de papeles viejos en su mayoría incom-
:-:ensibles, a los que sólo se acude en caso de necesi-
.:ad probatoria o de interés histórico.
España es depositaria de uno de los mayores lega-
.:os documentales y, por lo tanto, archivísticos del
-::i undo; esa cualidad está conectada con su propia his-
·0ria. En cualquier manual sobre el tema (véase, p. e.,
::1 ya mencionado de Cruz Mundet 1994 y sucesivas
:diciones) pueden encontrarse datos sobre esa histo-
ria, en la que suele destacarse la posibilidad q ue tenía
Felipe lI de conocer todo lo que ocurría en su exten-
dido imperio gracias a que había mandado reunir en
el Archivo de Simancas los documentos de todas sus
administraciones.
Ese proceso de unificación de documentos había
comenzado antes, con los Reyes Católicos, cuando en
1489 ordenan la concentración de sus archivos en la
Chancillería de Valladolid, germen del Archivo de
Simancas. Un siglo después de esa fecha, se aprueba el
primer Reglamento de Archivos, el escrito para el
gobierno precisamente del de Simancas, estableciéndose
un modelo que se expandirá por toda Europa. Luego, en
1781, Carlos III ordenó concentrar toda la documenta-
ción relativa a los reinos de ultramar en el Archivo sevi-
llano de Indias.
Al m ismo tiempo que en el mundo occidental se va
concentrando el poder político con el desarrollo de los
Estados, la conciencia de la importancia de los archi-
vos también va aumentando. Así, Napoleón intentó
concentrar en París los archivos de los reinos q ue iba
conquistando, y en todos los tratados de paz suscritos
en los últimos tres siglos se tiene muy en cuenta la con-
servación de los archivos, incluso aunque la contienda
se haya perdido.
Esta creciente importancia supone también una
larga historia en cuanto a la evolución de la archivís-
tica, es decir, de los sistemas para ordenar y conservar
los documentos, que ya aparecen publicados en el
siglo XVI y que se multiplican en los siglos posterio-
res. Se inicia, asimismo, el expurgo y la transferencia
periódica de documentos entre distintos tipos de
archivos (véase capítulo 15) .
El siglo XlX, tras la Revolució n francesa, con sus
múlti ples movimientos sociales, supone un impor-
rance avance para el contexto que estamos analizan-
do. En España se crea el Archivo Histórico Nacio nal
350 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
en 1866, para recoger los fondos documentales pro-
cedentes de las desamortizaciones a la Iglesia católica,
de forma que la naturaleza de los propios archivos
queda dividida en dos: por un lado los de carácter
administrativo, cuyos fondos sirven para la gestión y
son más recientes; por otro los de carácter histórico,
útiles para la investigación y con materiales más anti-
guos. En ese mismo siglo, los archivos históricos se
abren al público investigador y, en el contexto del
movimiento romántico, que incluye la admiración
por el pasado, comienzan a tener una gran importan-
cia social. En 1861 se crea el Archivo Central de la
Administración en Alcalá de Henares y, poco des-
pués, un cuerpo de funcionarias/os especializadas/os
en el tratamiento de los archivos, que aún hoy en día
subsiste: el Cuerpo Facultativo de Archiveras/os, Bi-
bliotecarias/os y Arqueólogas/os (este último nombre
no es más que una pervivencia decimonónica sin
contenido; las oposiciones a este Cuerpo salen o bien
a la rama de Archivos, o bien a la de Bibliotecas).
Ya en el siglo XX, la Segunda Guerra Mundial
marcó el inicio de la moderna archivística, sobre todo
por la expansión de los regímenes políticos democráti-
cos: para ejercer el control público y para informar a la
ciudadanía, los archivos y sus documentos han ...:
abrirse al público. Ya no son sólo los históricos los q..-...
interesan; ahora lo son todos.
En el último tercio del siglo XX, como es bien co11< -
ciclo, las nuevas tecnologías de la información invac.c-
nuestro mundo ... Y también afectan a los archi\
Hay nuevas demandas, nuevas técnicas y por supues-
nuevos -o no tan nuevos- problemas sobre conser ..-
ción, acceso, descripción, ordenación, etc. Como lufF
veremos, incluso se han creado organismos de caráa:-
mundial: el Consejo Internacional de Archivos de
UNESCO.
Acerca de la definición de «Archivo»
Como se trata de una palabra muy común, cualqu..-
persona sabe su significado: o se trata de un conjun-
de documentos reun idos, o bien de un lugar donde
guardan esos documentos. En realidad, las funcio~
de los archivos fueron fi jadas hace décadas: reun ·
conservar, ordenar, describir y utilizar los docume:r
tos, verbos que pueden resumirse en tres: recoger, ce""
servar y servir (Heredia Herrera 2007).

ü definición legal aparece o bien en las normas
?.urimo nio C ultural o Histó rico, o bien en las
;::r.ecificas de archivos (para más info rmación sobre
.: punto, véase el cuadro 15 .1). Así, u rilizando
.;:;:)() ejemplo una de las del primer grupo, la de
arra de 2005, vemos cómo su art. 77 dice: Se
L'T!de por archivo ef organismo o institución desde el
;e desarrollan fonciones de organización, tutela,
~on, descripción, conservación y difosión de docu-
;os y fondos documentales, al servicio de su utiliza-
para la gestión administrativa, información e
c rigación. También se entiende por archivo el fondo
:onjunto de fondos documentales. Respecto a estos
..,.;:unos, la misma norma los define como el conjun-
rgánico de documentos reunido en un p roceso natu-
- que han sido generados o recibidos por una persona
• ·.i o jurídica, pública o privada, a lo largo de su
:mcia y en el ejercicio de las actividades y fonciones
le son propias.
En esra definición vuelve a quedar claro que se
~omina «archivo» ranro al edificio o sitio que con-
.:ne los documentos como a estos mismos.
En otras normas lo primero que aparece en la defi-
..:.ion son los documentos, luego los lugares físicos.
.... ejemplo lo constituye, la Ley de Archi vos de
~-¡remadura, de 2007, en su art. 5: Son archivos los
·untos orgánicos de documentos o La reunión de varios
ellos, producidos, recibidos o reunidos por las persont1s
<as o jurídicas, públicas o privadas, en el ejercicio de
actividades al servicio de su utilización para la ges-
" administrativa, la información, La investigación y la
•• :ura. Asimismo se entienden por archivos o centros de
• -·hivos las instituciones o lugares donde se reúnen, con-
-; an y difunden para los fines anteriormente estableci-
_- dichos conjuntos orgánicos.
Un aspecto importan te que se d espre nde de estas
.:.=nniciones es que aunque, como vimos en el capítu-
15, todos los documentos p úblicos y los privados
¡_-uiguos fo rman parte del Patrimonio documental, el
• onrenido de cualquier archivo no se limita sólo a
:::srns, incluyendo, en su caso, documentos que no
o n Patrimonio C ulrural.. _ todavía.
Pongamos un ejem plo práctico: una empresa pri-
-ada de seguros prod uce una documentación específi-
..a y tiene su propio archivo. Confo rme van perdien-
::o importancia legal o vigencia, los documem os van
_endo destruidos. No son Patrimonio docurnenral,
: unca estarán en un archivo público. No entran, por
o tanto, en el contexto de este libro. Pero p uede darse
.;.na excepción: po r alguna casualidad, parre de esos
.:ocumentos se conservan el tiempo suficiente co mo
Los archivos l 351
para que pasen a ser Patrimonio documen tal. En ese
caso, habrán de ser conservados.
Orro ejemplo: un organismo público, como una
universidad, produce cada d ía, en el desarrollo de su
gestión, un elevado número de documentos. Com o sí
son Patrimonio documental, porque el organism o es
público, tiene la obligación de con servarlos, en su
propio archivo, durante unos años; luego se procede-
rá a la destrucción de algunos y a la conservación de
otros, ya en un archivo intermedio o general; después
de sufri r un segundo expurgo, en un plazo más o
menos de 25 años, pasará a un arch ivo h istórico, o a
la sección histórica d e un archivo inrermedio o gene-
ral. Siempre han sido Patrimon io C ultural, pero se
han destruido organizadamenre, de acuerdo con sis-
tem as acordados y hechos p úblicos, como vimos en el
capítulo 15 .
La relación entre los archivos
y el Patrimonio documental
H ay que recordar el contenido del capítulo 15, que
dedican10s a los Patrimonios d ocumental y bibliográ-
fico, para tener claro que no todo documento -no
todo lo que se conserva en un a rchivo, sea del tipo que
sea- es Patrimonio documental y, por lo tanto,
Parrimon io C ultural. Tan sólo lo son los documentos
que proceden de los organismos públicos, los de pri-
vados de carácter cultural, social o educativo, no
empresarial, co n más de 40 años; y cualquiera con
más de u n siglo de antigüedad. El resto no. Claro está
que ese «resto» nos puede parecer escaso e irrelevante
por lo que respecta al contenido de este libro, la Gestión
del Pacrimonio C ultural, pero no nos lo parecería
tanto si tuviéramos en nuestra mente, por ejem plo, la
enorme cantidad de emp resas p rivadas, todas ellas con
su archivo, grande o pequeño, que existen o han exis-
tido en nuestras regiones. Y ni son Patrim onio docu-
mental ni los vamos a tratar aquí.
Los tipos básicos de archivos
Son tres:
- Archivos de oficina o de gestió n: es el lugar en
el que «nace» el documento y donde permanece hasta
que term ina su vida «activa», es decir, has ta q ue deja
de tener validez probatoria. El plazo, normalmente,
es de cinco años.
352 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
La Sección Nobleza
del Archivo Histórico
Nacional
Los archivos nobiliarios son la expresión de la histo-
ria y memoria de una familia noble. Son los archivos de
los grandes linajes, poderosos, propietarios de vastas
propiedades y títulos, que potencian y engrandecen
mediante alianzas matrimoniales endogámicas, lo que
justifica que definamos los archivos nobiliarios como
«archivos de archivos», por no ser los de una única
familia, sino la suma de todos los fondos documenta-
les de las distintas casas nobiliarias y títulos, que por
diversas circunstancias ha ido acumulando un misrnc
linaje a lo largo de sucesivas generaciones.
En ellos han quedado reflejadas las actividades per-
sonales y públicas de sus miembros, la administracióe"
de su patrimonio y el ejercicio de sus prerrogativas
señoriales y jurisdiccionales. La nobleza como gru¡:x:
social constituye un elemento esencial para entende-
la historia de España. Su protagonismo social y econó-
mico a lo largo de tantos siglos ha generado un enor-
me volumen de documentación, fértil en datos de tooc
tipo, que podría desaparecer si no recibe el tratamien-
to técnico profesional adecuado. Con el paso del tiem-
po estos archivos han adquirido la condición de arch>-
vos históricos, cuyo interés transciende al de la propia
familia, y cuyo conocimiento desde un punto de vis¡a
científico, a través de su apertura a la investigación, ~
menta la conservación y conocimiento del Patrimonic:.
documental español.
A1·chivo Histó1·ico Nacio11a/, sección Nobleza (Tolul.J.
Foto cedida por A. Lafoeute Uriia.

El Ministerio de Cultura tiene la voluntad de colaborar
en la recuperación y conservación con fines de estudio
e investigación de los archivos y documentos relativos a
la nobleza, por entender que son un elemento esencial
de nuestro acervo cultural. La LPHE, en el artículo 49,
considera a los archivos familiares y nobiliarios con una
antigüedad de más de cien años pertenecientes al
Patrimonio documental, contemplando la posibilidad de
incluir dentro de esta categoría cualquier otro fondo o
documento al que, sin alcanzar dicha antigüedad, se
estime conveniente brindar una atención especial.
La Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional
funciona de forma autónoma desde octubre de 1993,
fecha en que comienza su devenir con una dirección y
olantilla de personal propio. Es una institución cultural
única en el mundo en su género: un archivo abierto en
donde se reciben nuevos fondos por donaciones o
depósitos efectuados por entes o personas privadas o
adquisiciones del Ministerio de Cultura. En ella se cus-
!odian los fondos de carácter nobiliario que se conserva-
ban en las Secciones de Osuna y Diversos del Archivo
Histórico Nacional, además de otros que han ingresado
directamente en el centro. En la actualidad alberga más
de doscientos cincuenta archivos familiares, de muy
diversas características, volumen, tipología documental
y ámbito geográfico, que conforman un total de más de
990 títulos de nobleza, señoríos o mayorazgos.
Es un centro de referencia en cuanto al tratamiento de
los archivos familiares de la nobleza española. Sus obje-
avos son conservar este Patrimonio documental, así
como hacerlo accesible al público, transformando una
masa desorganizada de papeles, pergaminos, fotogra-
1as o colecciones en una fuente transparente de historia;
esto es, en un conjunto organizado, clasificado racional-
mente, descrito siguiendo la normativa internacional, y
con el mayor grado de difusión posible, algo en la actua-
lidad facilitado universalmente a través de las nuevas tec-
nologías e internet. Además, aspira a convertirse en cen-
tro de referencia de la investigación nacional e
.nternacional, fomentando el conocimiento de unos reta-
zos indispensables de nuestro pasado.
De este modo, este centro, emprendedor y dinámico,
aúna por igual el legado tradicional y las nuevas tecnolo-
gías, compendiándose en una única institución lo mejor
del pasado, el presente y el futuro. Esta entidad está
abierta a toda la ciudadanía y se halla dispuesta a cola-
borar con cuantas iniciativas estén encaminadas a alber-
gar nuevos fondos o atender al público investigador, cus-
Los archivos 1 353
todíando, conservando y difundiendo el rico Patrimonio
Cultural conservado por la nobleza española durante
tantos siglos de historia compartida.
El Hospital Tavera, en Toledo, también conocido como
Hospital de Afuera por encontrarse extramuros, fue fun-
dado bajo la advocación de san Juan Bautista por don
Juan Pardo de Tavera, arzobispo de Toledo, p residente
del Consejo de Castilla e inquisidor general. Sus obras
se iniciaron en 1541 , con el beneplácito del emperador
Carlos V y del papa Paulo 111. Se encargó su diseño a
Alonso de Covarrubias, quien trazó un bello edificio de
estilo renacentista, sin duda una de las principales cons-
trucciones civiles españolas del siglo xv1. La principal
finalidad del edificio era la asistencia a enfermos, de
acuerdo a la nueva mentalidad de la época, pretendien-
do solucionar la situación sanitaria de la ciudad, emulan-
do al Hospital de Santa Cruz. Sin embargo, desde un
primer momento, trasciende este uso, convirtiéndose en
panteón familiar. Su construcción se prolongó durante
años, agregándose diversas dependencias al proyecto
original de la mano de maestros de obras de la talla de
Hernán González, Nicolás Vergara el Mozo y Juan
Bautista Monegro. El resultado fue un formidable edifi-
cio, cuya iglesia contaba con un retablo pintado por el
hijo del Greco. El sepulcro del cardenal Tavera es obra
de Alonso Berruguete y el no menos famoso Juanelo
Turriano fabricó el reloj de la torre. En 1762 se labró la
portada principal, pero los posteriores avatares históri-
cos (guerras y desamortizaciones) desvirtuarían su pri-
mitiva función hospitalaria. Desde la década de 1920, al
menos, crece la idea de crear un centro que recogiese
el importante legado documental heredado por la noble-
za de sus antepasados, teniendo que esperar hasta
fines de la década de 1980, cuando, a instancias de la
Diputación de la Grandeza de España, se frag ua la ini-
ciativa de hacer posible este sueño. De este modo se
gesta la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional
con sede en el Hospital Tavera de Toledo, gracias al con-
venio de cesión de parte del edificio suscrito en 1988
entre el Ministerio de Cultura y la fundación Casa Ducal
Medinaceli. En la actualidad el edificio es de uso com-
partido, albergando el Museo San Juan Bautista, con
una excelente colección pictórica y mobiliario de la fami-
lia Medinaceli, y el Archivo de la Nobleza.
ARÁNZAZU LAFUENTE
Directora de la Sección Nobleza
del Archivo Histórico Nacional.
354 1 Las instituciones del Patrimonio Cultu ral
- Archivos intermedios o generales: son los de más
reciente creación y están ügados a la multiplicación de
administraciones y de «papeleo». Ante la imposibilidad
de guardarlo todo en el archivo de oficina, se busca un
lugar inrermedio al que llegue «todo» y del que salga, 30
años después, un pequefio porcentaje de lo que se depo-
sitó inicialmente. En Europa este tipo de archivos nace
a mediados del siglo XX; en España, se crea el Archivo
General de la Adminjsrración (AGA) en 1969, inician-
do su función tres años después. H oy día, casi rodas las
CCM y algunas de las grandes ciudades, como
Barcelona, han creado archivos intermedios.
- Archivos definitivos o históricos: son los docu-
mentos que han d ecidido guardarse indefinidamente,
por su interés para la investigación, así como los luga-
res donde se guardan.
Este modelo estricto de tres tipos de archivos no
siempre se sigue: hay muchos archivos intermedios,
como el propio AGA, que también son históricos -o
que tienen sección histórica- . Es más frecuente, a pesar
del modelo establecido en O ccidente, encontrar sólo
dos tipos de archivos: por supuesto el inicial, así como
un segundo que se encarga del expurgo de los docu-
mentos y de la conservación de lo que se haya decidi-
do conservar.
Los Sistemas de Archivos
En la LPHE, en su arr. 66, se establece la constitución
del «Sistema Español de Archivos», junto con los de
bibliotecas y museos. Su finalidad es la de coordinar a
los distintos órganos gestores en el tratamiento de los
documentos públicos, y al mismo tiempo proteger el
Patrimonio documental. Pero su verdadera puesta en
práctica ha sido frenada sobre codo porque cada CA ha
establecido su propio Sistema, y porque, según una
fuerte corriente crítica hacia la falta de coordinación
enrre la AGE y las CCM en este tema (p. e., Leguina
y Baquedano [eds.] 2000, p. 17 0), ni siquiera se ha lle-
gado a publicar el Reglamento de Archivos de titulari-
dad estatal en el que se trabajó durante años; de hecho,
incluso cuando se habla de «archivos estatales», se hace
referencia a los que d ependen directamente del
Ministerio de C ultura, dejando fuera archivos tan
importantes como los militares, o los del Congreso y
del Senado, que, por supuesto, también son del Estado.
Como todas las normas sobre el rema hablan de
estos Sistemas, volvamos a los ejemplos anteriores para
ver cómo los definen. La Ley de Patrimonio Cultural
de Navarra, en su arr. 78, lo perfila del siguiente m
el conjunto coordinado de órganos, centros, servin
otros recursos archivísticos encuadrados en la Comun
que mediante la aplicación de normas y procedimrr
comunes, garantiza la uniformidad de tratamiento, ,
plementariedad y eficacia en cuanto a la adecuada •
tión, protección, valoración, conservación, recogí.da.
cripción y difusión del Patrimonio documenta
Navarra, a través de la cooperación y la coordinacio
actuaciones de sus integrantes, especialmente en cuan
la incorporación de las nuevas tecnologías en el que/,.;. -
archivístico.
Por su parte, la Ley de Archivos de Exrremac_-:
de 2007 dice que se trata del conjunto de órgap
centros y unidades administrativas encargados de
protecció n, custodia y difusión de los arch ivos y de
documentos integrantes del Patrimonio documenL-
En esta última Ley se enumeran después los
tintos tipos de archivos: los de gestión o de ofic.-
que supo nen el uso habitual de los d ocumentos:
centrales, cuyo uso ya no es hab itual, y los hisróm..
bien provinciales bien generales, en los que se pro.._
ce el expurgo para la definitiva conservación de ~­
nos de ellos. También se establece la periodicidad e -
tiempo durante el cual los docum entos han de o;._
en un archivo o en otro. Periódicamente, en no r:
de cinco años, pasan a los centrales; luego, a los d...:
años, a los históricos o generales, donde recibirán c-
tamiento durante un máximo de quince años. Lo G-
se conserva forma rá la sección h istórica defin itiva.
En la realidad, ninguno de estos Sistemas está ~
daderamente desarrollado, aunque todos presentan
mismas características: están integrados por los órgap-
directivos, consultivos y de servicios, así como por
centros, es decir, los archivos públicos, los de incc _
público y los de propiedad privada que así lo quierar
Los Archivos Estatales
De acuerdo con lo establecido por la Constitución .......
1978 en cuanto al reparto de competencias en ma·.
ria de Patrimonio Culrural (véase el capítulo 1)
AGE se reservó la responsabilidad de la gestión de u~
seri e de archivos, igual que hizo con museos y bibl.
tecas situados en distintos puntos de n uestra geogr
fía. En realidad no son numerosos, pero sí so n imp.
tan tes. La lista d e los archivos de titularidad y gesa
del Ministerio d e Cultura aparece en el cuadro 18.:
Para gestionarlos, dentro de este Ministerio exi.-
una Subdirección General especializada, dependien·
 Los archivos 1 355

~ la Di rección General del Libro, Archivos \' Como hemos podido ver en el cuadro 18.1 , ade-
: oliorecas. Esra unidad adminisrrariva cuenra co~ m:b de una serie de grandes archivos, dependen
-'"ª serie de órganos técnicos y consultivos, enrre los direcramenre de esta Subdirección dos centros deno-
_:.ie destaca la Junta Superior de Archivos y la minados CIDA y SRD. El primero, el Centro de
o misión Superior Calificadora d e Documenros Informació n Documental de Archivos, tiene como
.-.:min istrativos. Esta úlrima es responsable de las misión difundir el Patrimonio documental español
.:~isiones sobre la conservación de los documenros mediante la creación y aplicación de distintas bases
~ la AGE. Además, para la gestión concrera de deter- de daros especializadas, además de atender consultas.
~mados archivos, se han c reado una serie de patro- El C IDA publica trimestralmente un boletín elecrró-
-..uos, co mo el del Archivo General de Indias o el del nico, de carácter informativo.
-.:chivo General de la Guerra C ivil Española, que se
:upan de controlar los programas y actividades de
..¿da uno de esos centros.
Las funciones específicas de esta Subdirección co-
-~en zan, como en todos los casos de las Wlidades minis-
:.::iales, con la obligación de la coordinación entre dis-
1ras administraciones estatales y auronómicas, a través,
:-: esre caso, del men cionado Sistema Español de
-.rchivos. Las otras funciones son el fomento, la planifi-
.:xión, el desarrollo, la promoción y la difusión nacio-
~ e inremacional del Patrimonio documental.
Respecto a los archivos de otros ministerios ajenos
de C ultura, la Subdirección General de Archivos
.:esempefia un papel asesor, de modo que incluso pode-
"":'lOS encontrar que algunos grupos de archivos de la
\GE han creado sus propias normas reguladoras, como
_ el caso de los archivos mili tares, que se rigen por un
'-eglan1ento publicado en 1998.

CUADRO 18.l

Archivos estataJcs
Archivo General de la Administración
Archivo General de la Corona de Aragón
Archivo Histórico Nacional
Sección de la Nobleza del Archivo Histórico Nacional
Archivo de la Real C hancillería de Vallad olid
Archivo General de Indias
Archivo General de Simancas
Archivo General de la Guerra C ivil
Archivo Histórico Provincial de Álava
Archivo Histórico Provi ncial de G uipúzcoa
Archivo H)stórico Provincial de Vizcaya
Archivo Central del Ministerio de C ultura

Centros
Cenero de Información Documental (CIDA)
Servicio de Reproducción Documental (SRD)
356 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
El Archivo General
de la Universidad
Complutense
de Madrid
Los documentos contenidos en los archivos son el
testimonio material de las actividades desarrolladas
por las instituciones y las personas físicas y/o jurídicas
en el desempeño de sus funciones.
En ese sentido, la función inherente y principal de la
universidad, entendida de forma amplia, es la educa-
ción e investigación, así como la preparación científica
y técnica en profundidad de personas expertas en
diversos ámbitos del saber, orientada a su aplicación
profesional. Sin embargo, las funciones por ella desa-
rrolladas van mucho más allá y son mucho más com-
plejas.
A todo ello hay que unir que la Universidad Com-
plutense de Madrid, en concreto, es una institución
viva y pujante, pero también con una larga trayectoria
histórica, heredera de una de las universidades origi-
narias españolas.
Recordemos que la fundación de la primitiva univer-
sidad cisneriana, establecida en la antigua Complu-
tum, Alcalá de Henares, data de 1499. En 1830, coin-
cidiendo con una profunda reforma de corte liberal en
su concepción, fue trasladada a Madrid y pasó a deno-
minarse Universidad Central, siendo en un primer
momento la única reconocida oficialmente en el territo-
rio español. Sería ya en el primer tercio del siglo pasa-
do, en 1927, cuando se comenzó a forjar el proyecto
de la Ciudad Universitaria, donde quedaría definitiva-
mente establecida tras el paréntesis que supuso la
Guerra Civil.
Como universidad pública que es, la documentación
por ella producida se considera, desde su nacimiento,
parte integrante del Patrimonio documental español y,
por encontrarse en el territorio y ámbito competencial
de la Comunidad de Madrid, también forma parte de su
Patrimonio, por lo que su documentación está someti-
da a la legislación estatal y autonómica publicada al
respecto.
Como se dijo anteriormente, la Universidad Complu-
tense es, ante todo, una institución educativa. Sin embar-
go, en el momento actual, sus 90.000 estudiantes, 6.40C
docentes, 4.000 trabajadores/as de administración y ser-
vicios, sus cerca de 100 titulaciones y sus centros de-
pendientes (que van desde los propiamente educativos.
hasta los residenciales o los de tipo hospitalario y oe
atención médica), además de sus relaciones abiertas
con otras instituciones de todo tipo, nos dan una clara
idea de la complejidad de su gestión y administración
que excede claramente el ámbito educativo.
De todo lo expresado anteriormente queda testimooo
y reflejo en la documentación contenida en su archivo.
Así, del Archivo General de la Universidad Complutense
(AGUCM) podemos decir de forma escueta que cuenta
con un volumen de documentación que ronda las
80.000 unidades de instalación (equivalentes a unos 9
km.), cuyas fechas están comprendidas entre el siglo x.
y nuestros días. Concretamente, el documento más anu-
guo está fechado en 1487, si bien el grueso de la docu-
mentación corresponde a los siglos x1x y xx.
Orgánicamente, se encuadra en los Servicios
Centrales, unido a la función de «Protección de datos·
dependiendo directamente de la Secretaría General. Su
plantilla está formada por Dirección, Subdirección y per-
sonal técnico de archivos y se rige por un Reglamento
aprobado por el Consejo de Gobierno en el año 2004
Partiendo de un concepto de unicidad y transversalidad
se organiza en distintos depósitos de archivo que refle-
jan el ciclo vital de los documentos y las diferentes fases
del tratamiento técnico archivístico requerido. Así, se
cuenta con los siguientes archivos: de gestión, los más
cercanos a las oficinas o unidades productoras; los cen-
trales y el intermedio e histórico.
En el momento presente se están implantando los
archivos centrales de Facultades. Normativamente, se
crearon en febrero de 2008 los de las Facultades de
Geografía e Historia y Ciencias Químicas. Dichos archi-
vos centrales serán los encargados de recibir la docu-
mentación generada por las oficinas administrativas.
una vez que los expedientes se encuentren cerrados, y
por los Departamentos, una vez finalizado el curso aca-
démico, siempre que la documentación no sea impres-
cindible para la gestión diaria; así como de preparar las
transferencias al archivo intermedio e histórico.
Dichos archivos custodiarán y darán el tratamiento
técnico adecuado a los documentos que pueden resul-
tar más cercanos a la actividad académica de los pro-

oios estudiantes, tales como los exámenes de curso, las
actas de calificaciones, o los expedientes académicos
del alumnado; en definitiva, de sus relaciones con el
personal docente y de la universidad como institución.
Pero, como se ha visto en apartados anteriores, no
toda la documentación tiene un potencial valor histórico,
ni, por lo tanto, merece ser objeto de una conservación
oermanente. Así que, al igual que otras instituciones, tam-
oién el AGUCM, en su Reglamento, contempla la existen-
cia de una Comisión Calificadora de Documentos, donde
se recoge su estructura, funciones y régimen de funciona-
miento. Dicha comisión se configura como un órgano
colegiado con función de asesoría, en el que participa el
oersonal responsable de la documentación, experto en la
materia de que traten los documentos, y el afectado
según la documentación propuesta. Su finalidad es exa-
minar, debatir y aprobar, en su caso, las valoraciones pre-
sentadas por los archivos.
Cada propuesta, en realidad, supone un concienzu-
do estudio de la serie en cuestión: documentos que la
componen, procedimiento administrativo que la regula,
recopilación y examen de la legislación que le afecta.
La Comisión Calificadora de Documentos procede a la
aprobación de las tablas de valoración resultantes y a
~~«hlo\Clfl'O -~Df~ ....,.......,......,
.. 1.,¡
.J.~!!.~- _J..~S~-· _..\;.1r~.t
:.OCI ADO NEGOCIADO N EGOCIADO NEGO CIA. DO
1/!119!. .ot.~
' '·~ g¡~~iid.. 1¡la~ll'' Q;¡, 'U1G!l'.f,l,URC
Los archivos 1 357
su pubhcación en el Boletín Oficial de la UCM, siendo
de aplicación directa. Dichas tablas están permanente-
mente accesibles en el apartado de normativa de la
web del AGUCM (www.ucm.es/dir/4182.htm), para el
conocimiento y consulta general. En ellas se recoge: el
nombre de la serie, el órgano productor, criterios de eli-
minación y/o conservación y plazos, régimen de acce-
so y fecha de publicación de la resolución en el
BOUCM.
Pero, ¿quiénes son los usuarios del AGUCM? Se trata
de un archivo vivo y abierto. En primer lugar, son usua-
rios de él todos los miembros de la comunidad universi-
taria en general, tanto los propios órganos de administra-
ción, como sus administrados y alumnado, para quienes
es imprescindible su uso cada vez que requieren algún
trámite de tipo administrativo o simplemente informativo;
si bien en muchos casos no serán conscientes de ello,
por canalizar sus solicitudes a través de las d iferentes
secretarías u oficinas de atención al alumnado.
En segundo lugar, el personal investigador especializa-
do que se acerca al archivo con el fin de realizar trabajos
de investigación y/o consulta. Y, finalmente, cualquiera
que consulte su página web, ya que en ella se encuentra
accesible la base de datos donde se describen los fondos
por él custodiados. En principio, su con-
sulta es libre, estando sólo sometida a
las restricciones establecidas por la
legislación vigente relativas a protección
de datos.
Cabe decir q ue, como archivo uni-
versitario, es miembro asociativo de
la Conferencia de Archivos Univer-
sitarios Españoles, concebido como
Grupo de Trabajo Permanente inte-
-........_
.¡.1¡.1¡5 grado en la Comisión Sectorial de Se-
cretarios Generales de la Conferencia
de Rectores de las Universidades
Españolas, en la que participa activa-
D•"1i11 11 "4?1,~c mente.
Finalmente, destacar que desde el
año 2006 cuenta con la certificación ISO
9001 / 2000 de prácticas de Calidad.
BLANCA PASCUAL G ONZALO
Archivo General de la
Universidad Complutense
(Archivo de la Facultad de
Geografía e Historia).
358 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

Por su parte, el SRD o Servicio de Reproducció n
de D ocumentos tiene una larga historia. Anee la evi-
dencia de la fragilidad d e los documentos - guerras y,
por supuesto, incendios-, se in icia hacia mediados del
siglo XX la técnica de reproducción por med io de
microfilm, que permite, por un lado, al macenar archi-
vos de seguridad y, por otro, facilitar el acceso público
a los documentos más importa ntes sin que éstos ren-
gan que sufrir manipulación alguna. Esca actividad va
en aumento, hasta que en 1972 se crea el Servicio
Nacional de M icrofilm, que inicia la rep roducción d e
series completas de documentos y de libros. En 1985
pasa a d enominarse SRD, que en el momento actual
sigue con su labor, custodiando además su riquísimo
archivo de seguridad , co n más de 60 millo nes de foto-
gramas. En las últimas décadas ha iniciado el proceso
de digi talizació n.
Además de todo esto, la AGE ha creado el Portal
de Archivos Españoles (PARES), un p royecto desti-
nado a la djfusión en incernet del Patrimon io docu-
mental conservado e n sus centros. O frece acceso lib re
y gra rui ro, median te imágenes digital izadas, a cual-
quier persona interesada en los documentos de estos
archivos.
Los Consejos de Archivos
Se trata de organismos consultivos y asesores para las
admin istraciones encargadas de la gestión d e estos cen-
tros, es decir, para las Consejerías de C ultura de nues-
tros gobiernos. Existen en un buen número de Cl
y en algunos casos no sólo aparecen mencionado-
sus normas sobre archivos y Patrimonio docum::-
(véase cuadro 15. 1), sino que incluso han sido ol:-
de algunos reglamentos en los que se espec1F
m uchos otros detalles.
Ejemplo de las primeras, en una fecha bas<-
antigua, es Castilla y León, en cuya Ley 6/ 199 ·
Archivos y Patrim onio D ocumental dedica los --
44, 45 y 46 a la formalización del Consej
Archivos; se establecerá su co mposició n, funcior.
o rga nizació n p or vía reglame nta ria, y su fu nción
sora se centrará e n cuestio nes como la p lan i fica~
y programació n d e la Com unidad en maten ..
archivos, la d eterminación de los ciclos de los d
memos y selección d e aquellos suscepti bles de e! -
nació n, etcétera.
Una década más tarde, la Generali tat de Cara.. -
repi te el modelo en el Arr. 18 de su Ley l 0/20C
Arch ivos y D ocumentos, d efiniendo el «Consejo
cional de Archivos» como un órgano consultivo
Administración de la Generalitat en materia de Am
Para su co mposición y funcionamiento promert>
Reglamento y las atribuciones de este Consejo
segú n esta no rma, diez; entre ellas, emitir varios r -
d e in formes -sobre programas, proyectos, norr.
memorias, etc.-, realizar el seguimiento del Inven<....
de Patrimo nio documental de Catalufia y prop- -
actuaciones e iniciativas en su materia.
Y co mo ejemplo de una Comu ni dad Aurón
que ha p ub licado un Reglam ento de composil.

CUADRO 18.2
Objetivos del Consejo Internacional de Archivos
1

«El objetivo del CIA es el desarrollo de los archivos mediante la colaboración internacional. Este objetivo se consigu.
- Fomentando el desarrollo de los archivos en codos los países, para asegurar la conservación del patri mo nio de arcr
vos de la hu manidad.
- Faci litando la formación de nuevos archiveros y conservadores y la formació n conti nua de los archiveros y co me·
vadores q ue están trabajando.
- Fomentando la implementación del código deontológico de la profesión (código ético).
- Fomentando actividades en el campo de la gestión de documentos y archivos a escala internacional.
- Desarrollando relaciones encre archiveros de codos los países y encre codas las insciruciones interesadas en la adrr
niscración o conservación de documentos y archivos o la formación profesional de los archiveros.
- Facilicando el uso de los documentos de archivo, divulgando su contenido y fomenrando un acceso más fácil a
mismos».
 Los archivos 1 359

zación y funcionamiento de su Consejo d e

. os, podemos hablar de la de M ad rid, con su
-ero 2 17 /2003 co n ese título. En él se definen
detalle las funciones del Consejo, que coinciden
·almente con las ya mencionadas para orras
\....\, así como su com posición, en la que, ade-
del personal propio de la Administración co-
raria de archivos, están representados los mu-
1os, los archivos privados y al menos tres
'> nas d.e especial relieve científico o cultural en
mate ria.

~ Consejo Internacional de Archivos

"' las sugerentes siglas CIA, este Consejo riene
~o final idad el desarrollo de los archivos a escala
-_.,dial. Se erara de una ONG (es decir, Orga-
Kión No Gubernamental, lo cual, como es bien
do, riene la ventaja de que es independiente de los
·ares políticos y de que entre sus socias/os hay
w personas e instituciones privadas como públi-
gestionada por una Asamblea General y un Co-
e ejecurivo, que se encarga de su adminisrración,
< defi ne co mo «la organización profesional de la
.,,unidad de archivos, dedicada a promover la co n-
.....·ació n, desarrollo y urilización del Parrimonio
undial d e los archivos». En el momento acrual, co n
..is de 190 países afil iados, se ha converrido en el
"ltro más imporranre, a nivel internacional, para la
•peración en esca difícil misió n de salvaguardar la
emoria escrita de la humanidad.
u objetivo principal, así como los medios por los
_e inrenta conseguirlo, aparecen en el cuadro 18.2.
La historia del CIA es bastanre anrigua y esrá liga-
ª la de la UNESCO. En realidad, su primera
.amblea general se celebró en 1950, en la sede en
ns de aquélla. Entonces las personas asamblearias
-an las directoras de las insriruciones nacionales d e
·.::hivos, pero desde aquella fecha hasta hoy la sirua-
_.on ha cambiado mucho y se ha hecho más comple-
Reúne tan to asociaciones profesionales del sector
)mo archiveras/os individuales interesadas en la
ves~igación y, sobre todo, en compartir sus expe-
e nc1as.
Con el fin de facilitar esto, el C IA funciona a tra-
es de Ramas, como la Asociación Latinoamericana
je Archivos; Secciones, como la de Archivos de Arqui- -
·ecrura; y Comités, como el d e Archivos de Literatura Archivo de la A11tig11a MeUJ11ita Mayor - Iglesia G11edral de la
el de Historia oral, por citar los más relacionados As1111ció11 de Nuestra SelÍom, Có1'doba. Fondo gráfico IAPll.
• Jn los temas tratados en este libro.
360 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Los archivos: lugares de trabajo y de
consulta
De acuerdo con el ya citado C ruz Mundet, la diferen-
cia entre la persona especialista en archivos y la especia-
lista en documentación, o documentalista, es que la
primera recibe los expedientes ya constituidos y los
conserva -o no-; mientras que la segunda «fabrica» los
expedientes en función de las necesidades. Recordando
los tipos básicos de archivos que antes vimos, la espe-
cialista en archivos trabajaría en el intermedio o histó-
rico, mientras que la documentalista lo haría en el
archivo de oficina o de gestión.
Pero una especialidad y la otra presentan cantos
puntos de contacto que, si vemos en internet el con-
tenido de los temarios para las oposiciones al Cuerpo
Facultativo mencionado, o analizamos el currículo
del grado universitario titulado Biblioreconom ía y
Documentación, podemos darnos cuenca en seguida
de que no existen muchas posibilidades de separar
ambas especialidades.
H oy día, si alguien quiere dedicar su vida profesio-
nal a los archivos, debe estudiar, en una Facultad de
Ciencias de la Documentación, la licenciatura o grado
de Biblioreconomía y Documentación. Por supuesto,
también se puede acceder a las oposiciones al Cuerpo
Facultativo, así como a los múltiples contratos que se
ofrecen cada día a esta especialidad, con la posesión de
otros rírulos, especialmente de Humanidades, Histo-
ria, Filología, etc., pero no cabe duda de que un tra-
bajo especializado requiere, como de costumbre, una
enseñanza también especializada.
En cuanto al uso de los archivos como centros de
consulta, la situación ha cambiado enormemente en las
úJtimas décadas. Como antes se apuntó, en el siglo XIX
se puso de moda investigar en los archivos con el fin de
documentar la historia medieval, muy en boga para la
literatura y otras producciones artísticas en esa época.
Hoy día, aunque la tendencia «histórica» sigue existien-
do -acrecentada por el cine-, los archivos se llenan de
personas que utilizan los fo ndos para estudios muy
diversos, incluso para aficiones como puede ser la de la
genealogía. Así, quienes utilizan los archivos, actualmen-
te, pueden dividirse en dos grupos:
1. Personal interno: los miembros de la propia
entidad que «fabrica» y usa el archivo, sea la adm inis-
tración pública, una empresa, etcétera.
2. Personal externo: para la investigación, por el
lado más clásico, y por afición, el más moderno. Por su-
puesto, también utilizan los archivos las personas que
desean emplear documentos concretos como prueba.:.:
sus derechos legales.
Esta multiplicación de usuarias/os hace que ca._
día los archivos se alejen más del paradigma decimon -
nico, húmedo y tenebroso, para abrirse a un sen1
público práctica.mente popular, como las bibliotecas.
El proyecto PARES que ames expliqué, del Mir_
cerio de Cultura, está pensado para facilitar esta apc:--
tura a la modernidad.
¿Cómo se puede trabajar en un archivo?
Los sistemas de acceso al Cuerpo Facultativo ~
rrespo ndiente o a los conrratos relacio nados c.. -
los trabajos en la especialidad archivística son m_
similares a los que indiqué en el capítulo anrer.
para los museos. En primer lugar, los estudios <1-·
mejor preparan para ello son los conrenidos en
licenciatura o grado de Biblioteconomía y Doc-_-
mentación.
La historia de escas enseñanzas es bastante rece-
te. En 1991 y 1992, el BOE publicó la aprobación~
la diplomatura en Biblioteconomía y Documc
ración primero y de la licenciatura en Documer;:;_
ción después. A partir de esas fechas, y de una for::=....
bastante acelerada, la mayoría de las universidac.::s
españolas, tanto públicas como privadas, han inrr -
<lucido alguna de estas dos opciones, o las dos, en
planes de estudios. En muchos casos incluso se 1-:
creado fac ultades específicas: Facultad de Co~­
nicación y Documentación en Granada, Extrer.:..
dura, Murcia y Barcelona; Facultad de Ciencias d:!
Documentación en la UCM, Alcalá de Henaro
Autónoma de Barcelona; Facultad de Traducciór
Documentación en Salamanca; o incluso Faculrac .......
Informática en la Universidad de Valencia. En _
universidades que no han creado facultades espec:
cas, estos estudios se ofrecen en las de Humanida~
como ocurre en la de La Coruña.
Como ya he explicado en otras ocasiones,
estudios universitarios están sufriendo en la acnu...-
dad un profundo proceso de cambio, de manera~­
en un futuro próximo las diplomacuras no existira:
las Licenciaruras se denominarán Grados y tend: -
una duración de cuatro años, tal vez incl uso de ~
en años venideros. En muchas de las páginas web...:,
las facultades o de las universidades se anuncian ya
propuestas de los nuevos grados y se informa sobre
que podrá hacer el alumnado para pasar de una licc

.... :ura a un grado, con las correspondientes pasarelas
-econocimienros de créditos.
Por su parte, los postgrados o másteres oficiales
--Opeos ya han comenzado a ponerse en práctica en
~-ias universidades; por ejemplo, en la UCM , la
_-ulcad de Ciencias de la Documentación ofrece un
J.Scer Oficial en Gestión de la Documentación y
; .:>liotecas, con cinco especialidades: Bibliotecas, Patri-
-.:mio bibliográfico, Gestión de la Documentación,
~rión de Archivos y Documentación de los Medios
~ Comunicación.
Una vez realizados los estudios pertinentes -o cual-
_.-!er otra licenciatura o grado, aunque la que mejor
--=para es la ya mencionada- , y controlado también el
- :10cimiento a alto nivel de una lengua europea, habrá
__e presentarse a oposiciones o concursos, o bien pre-
Los archivos l 361
sentar el currículum vitae o acudir a las enrrevistas de los
puestos de trabajo que inreresen.
Por lo que respecta a las oposiciones al C uerpo
Facultativo, en la Sección de Archivos, po r ejemplo,
de la convocato ria de 2007, los ejercicios eran muy
semejantes a los explicados en el capítulo anterior
para museos, y el temario alcanzaba el número de
125 -bastante menos qu e para museos; es to puede
ani mar a mucha gente- , repartidos en «Fuenres e
Historia de las Instituciones» (36), <1Archivística»
(63) y «Derecho y Legislación» (26).
En cuanto a los consejos, son exactamente los m is-
mos que en el capítulo anterior: informació n, perseve-
rancia y trabajo. Viene bien también algún estud io de
declamación u oratoria para controlar la emisión de la
voz y las actirudes duranre los ejercicios orales.
Archivo Histórico Nacio11al, secció11 Nobleza. Toledo.
Foto cedida por A. Lafuellte Urié11.
 19 1 Las bibliotecas
Qué son
-:uy día se denomina así a un con junco de instalacio-
~ e instituciones muy diversas. Por supuesto, las
GTamienras de tratamienro técnico son comunes,
~ la finalidad q ue persiguen no es la misma, su
.saturo jurídico tampoco y, por lo tanto, la política
.&::"licable ha de ser distinta.
• Si analizam os la definición que de estos centros
-uporcionan las normas sobre Patrimonio Cultural,
siruación está clara: la LPHE dice que son las ins-
-uciones culturales donde se conservan, reúnen, selec-
?Ian, inventarían, catalogan, clasifican y difunden
??juntos o colecciones de libros, manuscritos y otros
u reriales bibliogrdficos o reproducidos por cualquier
~io para su lectura en sala pública o mediante prés-
-Y9fl0 temporal, al servicio de la educaci6n, la investiga-
n, la cultura y la informaci6n (are. 59.2) .
Esta misma norma establece que quedarán some-
Alos al régimen de BIC los inmuebles destinados a
-.1>Liotecas de titularidad estatal, así como los elemen-
- muebles - los libros y manuscritos, en este caso-
-regrantes del PHE en ellos custodiados.
De esta primera definición se desprende una reali-
· : d importanre: en principio, no todas las bibliotecas
n BIC, sino tan sólo aquellas de titularidad pública
~ veremos luego lo que dicen las CCAA al respec-
;.a-; y, en principio también, no todo el contenido de
_¡s bibliotecas es Patrimonio bibliográfico, cuestión
.::sta que ya fue ampliamente tratada en el capítulo 15.
-. veces se ha comentado en la bibliografía que la idea
.:<: que todos los fo ndos de las bibliotecas sean
::'arrimonio C ultural, además de revelarse como ina-
.:eruada, es de cumplimiento imposible (Leguina y
3aquedano [eds.] 2000, p. 180). En esta misma obra
e dice que hay que establecer distinciones claras entre
=. Patrim onio bibliográfico histórico y el Patrimonio
bibliográfico «nacienre», es decir, el q ue procede, de
acuerdo con lo que ya examinamos en el capítulo 15,
del Depósito Legal.
En lo que respecta a las normas sobre Patrimonio
C ultural o H istórico de las CCAA, el tratamiento que
hacen de las bibliotecas es realm ente diverso. Existen
cuatro tipos de normas:
1. Aquellas que las tratan con cierta extensión:
Castilla-La Mancha, 1990; País Vasco, 1990; Canta-
bria, 1998; y Baleares, 1998.
2. Otras en las que tan sólo aparece la definición:
Asturias, 2001 ; y Comunidad Valenciana (modifica-
ción de 2004) .
3. Un tercer grupo en las que se desarrolla el Patri-
monio bibliográfico, pero no las bibliotecas: Galicia,
1995; Exrremadura, 1999; Castilla y León, 2002; Na-
varra, 2005; y Andalucía, 2007.
4. Por último, aquellas en las que no se menciona ni
el Patrimonio bibliográfico ni las propias bibliotecas:
Cataluña, 1993; Mad rid, 1998; Canarias, 1999; Ara-
gón, 1999; La Rioja, 2004; y Murcia, 2007. En este úl-
timo grupo, todas menos Canarias, como después vere-
mos, tienen una norma específica sobre bibliotecas,
publicada antes de la de Patrimonio Cultural, por lo
que resulta lógica su ausencia.
Las que más nos interesan en este apartado son,
por supuesto, las del primer grupo. El contenido de
la de Castilla-La Mancha es exactamente igual, punto
por punto, que el de la LPHE; no hace lo mism o la
del País Vasco, en cuya definición de biblioteca en-
contramos por primera vez la referencia a la necesi-
dad de que cuenten con los correspondientes servicios y
p ersonal técnicos para proveer y facilita r el acceso a ellos
en acención a fas necesidades de información, investiga-
ción, educación, cultura y esparcimiento (art. 82) .
364 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

Con Guttemberg se transforma la cultura del malll.S-

crito y se modifica el concepto mismo del conocim e--
Las bibliotecas to, siempre sujeto a constante revisión. La bibliotea.
responderá al reto y cambiará, se situará en los ce:-
universitarias: ¿Qué tros urbanos y las universidades, abrirá sus puertas 2
nuevos lectores y ya no sólo tendrá la misión de co--
son? ¿Cómo servar, sino también la de difundir y ser proveedora ce
los conocimientos. Erasmo reclamará una biblioteca
funcionan? ¿Qué sin muros y, a pesar del alejamiento cronológico Q..-E
supone, hay que decir que, en nuestro país, el conce=-
papel desempeñan to de biblioteca como mero depósito de libros ha e~
do muy arraigado; a ello ha contribuido mucho el pe-
en la universidad? sonal bibliotecario, «celoso custodio de los libros.. =s
una suerte que esta idea de persona bibliotecaria-

guardiana haya evolucionado mucho, a lo largo del
tiempo, llegando al siglo xx1 con un concepto radical-
mente opuesto. Así, las bibliotecas universitarias ac-
tuales -<:orno el resto de las bibliotecas- son organis-
mos vivos en constante transformación y constituyen la
base fundamental en el desarrollo del aprendizaje, la
docencia y la investigación de las universidades a las
que sirven.
Según cita Thompson, el Comité de la Universidad
de Grants hace pública en 1985 la declaración bási-
ca de concepto de una biblioteca universitaria con
estas palabras: «El carácter y eficacia de una univer-
sidad puede medirse por el tratamiento que da a su
órgano central -la biblioteca- . Consideramos la do-
tación para el mantenimiento de la biblioteca como la
necesidad primaria y más vital del equipamiento de
una universidad. Una biblioteca adecuada no sólo es
la base de todo estudio y enseñanza, es la condición
esencial para la investigación, sin la cual no se
puede añadir nada a la suma del conocimiento
humano».
La ley de universidades de 2001 y la consiguiente
elaboración de los nuevos estatutos han traído consigo
la definición de la biblioteca como centro de recursos,
haciendo hincapié en la función y el servicio, más que
en el aspecto patrimonial.
Todas las bibliotecas universitarias tienen un regla-
mento propio, en el que se definen sus objetivos y sus
funciones. Así, el Reglamento de la Biblioteca de la
Universidad Complutense, aprobado en Consejo de
Gobierno en diciembre de 2006, la define como «Un
servicio de apoyo al aprendizaje, la docencia, la
investigación, la cultura y demás actividades relacio-
nadas con los objetivos institucionales de la Uni-
versidad».
Las principales funciones que realiza una biblioteca
universitaria son:
1. Desarrollar una colección de acuerdo a los planes
de estudio y proyectos de investigación de los títu-
los de la facultad o escuela a la que sirve.
2. Organizar, catalogar, clasificar y poner esta colec-
ción al servicio de los/las estudiantes, investiga-
dores/as y profesores/as de la comunidad univer-
sitaria.
3. Realizar cursos de formación de usuarios/as -en
distintos niveles: básico y avanzad<>- para que co-
nozcan todas las posibilidades que ofrece la biblio-
Las bibliotecas 1 365
teca y aprendan a utilizar todos los recursos a su
disposición.
4. Lievar a cabo el préstamo interbibliotecario para
proveer a nuestros/as usuarios/as de los documen-
tos que nuestra biblioteca no posee y colaborar con
otras bibliotecas a las demandas que nuestra co-
lección puede satisfacer.
5. Gestionar los recursos económicos mediante la
administración del presupuesto asignado por la
Facultad de una forma adecuada, razonable y efec-
tiva y buscar ayudas y subvenciones para el incre-
mento de los fondos bibliográficos.
6. Gestionar los recursos humanos con el fin de
lograr un equilibrio entre las actividades y las
necesidades de la plantilla y el óptimo funciona-
miento de la biblioteca concebida como servicio
público.
7. Ser un servicio fundamental de apoyo a la docen-
cia y la investigación. Esta función responde a la
necesaria participación de la biblioteca en el
nuevo paradigma educativo, mediante la constan-
te relación con el profesorado y el conocimiento
de sus demandas informativas y docentes. En
este sentido, será un reto importante conseguir
que el uso de la biblioteca no se conciba sólo de
forma tradicional (lectura en sala, préstamo de
libros y revistas .. .), sino que la bibliotecaria/o se
convierta en una ayuda fundamental en las labo-
res docentes y científicas.
Como hemos dicho, la biblioteca universitaria tiene
sentido en tanto en cuanto la institución a la que sirve
le ofrezca un reconocimiento. Como en todos los órde-
nes de la vida, sabemos que la libertad de todo indivi-
duo se basa en una independencia y que toda inde-
pendencia, ya sea de pensamiento, de buen hacer, de
«discutir» en el mejor sentido del término (del lat. dis-
cutere, disipar, resolver) , se fundamenta en la indepen-
dencia económica. Así, es fundamental la asignación
presupuestaria que la institución proporciona a la
biblioteca. Sobre estas bases, la biblioteca, como orga-
nismo vivo que es, irá creciendo, avanzando para aten-
der a las necesidades -en continuo cambie>- de nues-
tro fin último: los/las usuarios/as. La estructura
organizativa de una biblioteca se orienta hacia el ser-
vicio a la persona usuaria como elemento central de su
actividad. No en vano se reconoce cada vez más su
función social y su labor fundamental de transformar la
366 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
información en conocimiento. Es importante resaltar
que la mayor parte de las bibliotecas universitarias,
como la sanidad o la enseñanza, son un servicio públi-
co que gestiona un patrimonio sostenido y sufragado
por toda la ciudadanía española. Debemos, por tanto,
rendir cuentas a la sociedad. Es esta vocación de ser-
vicio la que procura al personal bibliotecario la mejor
de las satisfacciones: a saber, la recompensa de que la
ciudadanía se sienta bien tratada y con sus necesida-
des de estudio, de investigación y de docencia satisfe-
chas.
Por lo que respecta a la biblioteca universitaria del
siglo xx1, con el Espacio Europeo de Educación Superior
se configura un nuevo modelo de educación superior
basado en el aprendizaje y el trabajo personal del alu~
nado. En este contexto aparecen las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC), internet y todos los
recursos electrónicos, cada vez más en auge. Así llega-
mos a la biblioteca actual, en la que coexiste la bibliote-
ca tradicional con la nueva biblioteca digital.
Los cambios docentes y las modificaciones en los pla-
nes de estudios nos obligan a poner en marcha nuestra
inteligencia competitiva y examinar cuáles serán las
necesidades de nuestros/as usuarios/as futuros/as para
acometer las actuaciones necesarias en nuestros seM-
cios, identificar las oportunidades y prever los riesgos.
Para ello, hemos de llevar a cabo un análisis del funcio-
namiento de estos servicios en relación a la satisfacciór
 Las bibliotecas 1 367

ele quienes los utilizan y un estudio de éstos para com-
orobar la adecuación de los unos a los otros y estable-
cer las necesarias mejoras con el fin de lograr el más
alto grado de calidad. La evaluación posterior mostrará
el estado de nuestra gestión y el grado de acercamien-
:o a nuestros objetivos.
Una mención especial, por la relevancia que tiene en
:oda la Complutense, es el Proyecto Google. La
Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid y
Google han firmado un acuerdo de cooperación para
digitalizar la totalidad de las colecciones de la
Biblioteca Complutense libres de derechos de autor/a.
Se obtendrán copias digitales de estas obras, que
podrán ser recuperadas libremente desde Google y
desde el catálogo de la Biblioteca, con la posibilidad de
hacer búsquedas a texto completo. Este proyecto nos
sitúa al lado de universidades tan prestigiosas como
Harvard, Oxford o Standford, siendo la Universidad
Complutense la primera institución española en
sumarse a él, seguida de la Biblioteca de Cataluña. Su
importancia radica en sus propios objetivos: la crea-
ción de un catálogo universal de libros digitalizados y
accesibles electrónicamente. Con ello nos dirigimos
hacia la democratización y accesibilidad del conoci-
miento, la visibilidad de la producción científica mun-
dial pasada y presente, así como el fomento de la lec-
tura. Este proyecto permitirá que las colecciones de la
UCM sean visibles a nivel internacional, dando un
paso definitivo hacia una Biblioteca Digital a gran esca-
la y consiguiendo colecciones de dominio público
accesibles a toda la ciudadanía, apostando por el es-
pañol como lengua de contenidos científicos.
¿Cómo se accede a trabajar en una biblioteca uni-
versitaria?
El acceso a las bibliotecas universitarias públicas en
España se hace a través de oposiciones a los diferen-
tes cuerpos o escalas de las distintas universidades.
Éstas son:
Cada universidad convoca sus propias oposiciones
de acuerdo a la oferta de empleo público. En casi todas
las bibliotecas universitarias existe la figura del beca-
rio/a o colaborador/a, que accede a una beca a través
de una convocatoria anual de la universidad para estu-
diantes, con una duración de dos años -en el caso de
la Universidad Complutense-. Por un pequeño sueldo
colaboran con la biblioteca y sobre todo, aprenden su
funcionamiento interno. Estas becas se conceden por
expediente académico y por conocimientos en bibliote-
conomía y documentación.
Lo fundamental , en lo que se refiere al personal que
trabaja en una biblioteca, es lograr la formación de un
equipo de trabajo unido, coherente y convencido de su
labor, en el que prime la comunicación , la colaboración,
la voluntad de servicio y el conocimiento a fondo de la
biblioteca. Se debe conseguir que este equipo de traba-
jo mantenga una actitud constructiva y participativa,
con la que se aporten diferentes iniciativas y puntos de
vista que ayuden a mejorar la gestión del centro.
ISABEL CARREIRA DELGADO
Directora de la Biblioteca de la Facultad
de Geografía e Historia.
Universidad Complutense de Madrid.

- Escala de Auxiliares de Biblioteca (Graduado

Escolar)
- Escala de Técnicos Auxiliares de Biblioteca
(Bachiller Superior)
- Escala de Ayudantes de Biblioteca (título de diplo-
mado o equivalente)
- Escala de Facultativos de Biblioteca (título de
licenciado o equivalente)
368 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Luego distingue claramente entre las bibliotecas de
uso privado y de uso público; estas últimas pueden
ser de titularidad pública, pero también de titulari-
dad privada que, por prestar un servicio público,
hayan suscrito un convenio con Cultura por el que se
establezca un estatuto de funcionamiento (art. 84).
La Ley de la Comunidad de Cantabria, de 1998,
le dedica a las bibliotecas su art. 111, en el que repi-
te exactamente el contenido de la vasca; por último,
dentro de este grupo, está Baleares, cuya definición
de bibliotecas es ligeramente original, porque incluso
habla del futuro: Instituciones culturales en las que se
reúnen, conservan, seleccionan, inventarían, catalogan,
clasifican y difunden conjuntos o colecciones de libros,
folletos, publicaciones peri6dicas, documentación grdfi-
ca, manuscritos, registros sonorosy visuales, informdticos
y otros materiales biblio¡;rdficos o reproducidos en cual-
quier soporte, actual ofuturo, para el uso en sala públi-
ca o mediante préstamo temporal con fines educativos,
de investigación de información, de recreación o de cul-
tura. Después se establece que las bibliotecas y colec-
cio nes bibliográficas de titularidad pública forman
parte del Patrimonio Cultural de las Islas.
Las normas del segundo grupo no ofrecen ningu-
na originalidad, por lo que no las comentamos.
Después de este repaso normativo, la pregunta
inicial sigue siendo la misma: ¿forman parte las
bibliotecas del Patrimonio Cultural? Vemos cómo
para algunas CCAA las públicas no sólo forman
parte, sino que además tienen la categoría de BIC (las
estatales y las de Castilla-La Mancha); en el caso de
Cantabria, simplemente fo rman parte; pero, en las
demás, nada se especifica.
Para continuar investigando en este punto, he revi-
sado la normativa específica sobre bibliotecas, cuyo lis-
tado aparece en el cuadro 19. 1. Se trata de un conjunto
de normas bastante cortas por lo general, salvo la más
reciente, de la AGE, que dedica su capítulo V a las
bibliotecas. En él se establecen los principios y valores
propios de estos centros: libertad, igualdad, pluralidad,
respeto, así como los crirerios por los que se regirán las
bibliorecas públicas, que veremos en el cuadro 19.2
Pero en ningún momento se hace alusión a la naturale-
za de Patrimonio Cultural de las propias bibliotecas o de
su contenido.
En realidad, a este punto concretamente se refieren
muy pocas: la de Cataluña, en su are. 20, dice que se
declaran de interés nacional las fondos que tienen relevan-
tes valores históricos o culturales conservados en las biblio-
tecas públicas de titularidad estatal de Barcelona, Girona,
Lleida y Tarragona; las de Murcia y las Baleares estable-
cen que forman parte de su respectivo Patrimo::..
bibliográfico las bibliotecas y colecciones bibliográL
de titularidad pública.
Tampoco se incluye en muchas de estas normas
definición de una biblioteca. En este sentido, destaca
andaluza, que, además de definirla a la manera rra:_
cional - sin referirse al personal o a los servicios-, dGJ-
ne también un «Centro de Documentación» come ...
institución que selecciona, identifica, analiza y di.fo
principalmente información especializada de cara.. ...
científico, técnico o cultural ya sea propia o procede11u
faentes externas, que no tenga cardcter exclusivamem..
gestión administrativa, ni constituya Patrimonio de. -
mental con el objetivo de servir a los fines de la en~
institución de la que depende y difundir y facilitar el a.. -
CUADRO 19.1
Lista de Leyes sobre Bibliotecas
(orden cronológico)
Ley 10/ 1986 de organización bibliotecaria de la
Comunidad Valenciana
Ley 8/ 1986 de bibliotecas de Aragón
Ley 1/1989 de bibliocecas de Castilla-La Mancha
Ley 14/ 1989 de bibliotecas de Galicia
Ley 10/1 989 de bibliotecas de la Comun idad de
Madrid
Ley 4/ 1990 de bibliotecas de La Rioja
Ley 7/ 1990 de bibliotecas y Patrimonio bibliográfico
de la Región de Murcia
Ley 411993 del sistema bibliotecario de Cataluña
Ley 6/1997 de bibliotecas de Exrremadura
Ley 3/2001 de bibliotecas de Cantabria
Ley 32/2002 del sistema bibliotecario de Navarra
Ley 16/2003 del sistema andaluz de bibliotecas y cen-
tros documentales
Ley 19/2006 del sistema bibliotecario de Baleares
Ley l I /2007 de bibliotecas del País Vasco
Ley 10/2007 de la lectura, el libro y las bibliotecas, de
laAGE
(Las CCAA de Canarias y Asturias no tienen ley espe-
cífica)
 Las bibliotecas 1 369

• los registros culturales y de infonnación de esta orga-
w:;.;.::.uíón (art. 3, 1,b).
...as bibliotecas públicas y el Manifiesto de
UNESCO
.:la p rimera clase o tipo de biblioteca, quizá la más
~ocida y, por supuesto, la más social, es la llamada
ililioteca pública», cuyas características han sido
- m idas claramente en la última norma al respecto
-t>Licada por la AGE, la Ley 10/2007 de la lectura,
Libro y de las bibliotecas.
Del contenido de ese artículo es de destacar la preo-
-pación de la AGE por conseguir un acceso no dis-
-.rninado a estos centros, con una serie de servicios
...sicos necesarios, que refuerzan la vocación social de
bibliotecas públicas. Son ellas, en realidad, las
i.:ertas de acceso al conocimiento.
Las bibliotecas públicas son, fundamentalmente,
las municipales. En las normas reguladoras de las
Bases de La Administración local, se consideran como
uno de los servicios básicos que todo municipio con
más de 5.000 habitantes debe p restar; ad emás, existe
orro cipo de biblimeca pública, la que sirve como
cenrro de recursos para instituciones o asociaciones:
una universidad, un centro de investigación, u na
escuela o instituto, un casino ... Es decir, aqu ellas que
prestan servicio a un público específico (véase recua-
d ro 36). Por supuesto, algunas de las bibliotecas
públicas, en el sentido de abiertas al público, so n o
pueden ser d e propiedad privada.
En 1994 la UNESCO publicó un conocido
manifiesto sobre la biblioteca pública, elaborad o con
la Federación Internacional de Asociaciones de
Bibliotecarias/os y Bibliotecas (JFLA) . Ese manifies-
to di ce que la biblioteca pública es una fuerza viva
para la educación, la cultura y fa información, y un

CUADRO 19.2
Ley 10/2007 de la lectura, del libro y de las bibliotecas

Articulo 13. Bibliotecas públicas

Sin perjuicio de las competencias de las comunidades autónomas y de las entidades locales, la Administración General
.;;el Escado, en relación con las bibliotecas de su titularidad y en sus relaciones en materia bibliotecaria con el resto de
.odminisrraciones públicas, se regirá por los siguientes principios y criterios en codo lo relativo a las bibliotecas públicas:
Las bibliotecas públicas son el medio por el que los poderes públicos posibilitan el ejercicio efectivo del derecho de
ocios los ciudadanos para acceder a la información, la educación y la culrura en el contexto de la Sociedad de la
~form ación y el Conocimiento.
Se considerarán bibliotecas públicas aquellas bibliotecas que, sostenidas por organismos públicos o privados, se ofre-
.:cn abiertas a codos los ciudadanos, sin discriminación por ninguna ci rcunstancia personal o social, a través de una
colección de documentos publicados o difundidos de carácter general. Las comunidades autónomas regularán la forma
en que hayan de ser reconocidas como cales las bibliotecas públicas de titularidad privada.
El servicio de biblioteca püblica deberá poder ser utilizado por cualquier ciudadano independientemente de su lugar
de origen o residencia y será atendido por personal especializado y con horario de servicio adecuado a las necesidades de
os ciudadanos de acuerdo a lo previsto en la legislación de régimen local. Las comunidades autónomas regularán la forma
en que se proveerá, con el concurso de las administraciones locales, la prestación de servicios de biblioteca pública.
Se consideran servicios básicos de roda biblioteca pública los siguientes:
Consulta en sala de las publicaciones que integren su fondo.
Préstamo individual y colectivo.
Información y oriencación para el uso de la biblioteca y la satisfacción de las necesidades informativas de los ciudadanos.
Acceso a la información digital a través de internec o las redes análogas que se pueden desarrollar, así como la for-
mación para su mejor manejo.
Los ciudadanos accederán a los servicios básicos de las bibliorccas publicas de fo rma libre y gratuita.
370 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

agente esencial para el fomento de La paz y del bienes-
tar espiritual a través del pensamiento de hombres y
mujeres. En él se define, así como se enumeran y des-
criben sus finalidades - entre las que quiero destacar
una que tiene mucho que ver con el Patrimonio cul-
tural inmaterial que analizamos en el capítulo 13, la
de «prestar apoyo a la tradición oral»-. También se
establece que, por supuesto, debe ser una institución
de acceso libre y gratuito, así como organizarse efi-
cazmente y mantener normas profesionales de fun-
cionamiento.
La lectura de este interesante manifiesto nos sitt'la
en un mundo privilegiado, el occidente europeo, en
el que la mayoría de los principios que se enumeran
nos parecen «lógicos» y «evidentes»; pero si pensa-
mos en los otros mundos, es decir, en esos grandes
territorios más o menos lejanos cuyas verdaderas y
penosas condiciones de vida conocemos tan sólo,
salvo excepciones, por las escasas noticias de la tele-
visión, en los que un alto porcentaje de la población
no sabe leer y por lo tanto pasa su vida sin cocar un
solo libro, comprenderemos su verdadero significado
y su gran valor.
El caso de la Biblioteca Nacional:
una excepción
Cuando estudiamos el Depósito Legal, en el cap.
15, ya pudimos comprobar el estatuto privilegi-
en cuanto a «conservadora» de rodos los libros ec...
dos en nuestro país, de la Biblioteca Naciona.
España (BNE). Su eslogan es <<Custodiamos codo:
libros» y no cabe duda de que la visita a su comp
página web es muy ilustrativa. Dada esa siruac.
uno de los recuadros que aparecen en este capíru!
sido escrito por la directora de la BNE y habla de -
(recuadro 35).
Los Sistemas de Bibliotecas
Como ocurría en el capítulo anterior para los ar.
vos, las bibliotecas se organizan en torno a Sistema..
también como de costumbre, existe uno de cara... -
estatal, el «Sistema español de bibliotecas», así ~
varios más, prácticamente uno en cada CA (Ga:
Martínez 2006).

CUADRO 19.3
Funciones del Ministerio de Cultura en el Sistema Español de Bibliotecas
(Ley 10/2007 de la lectura, del libro y de las bibliotecas, art. 14)

a. La creación, dotación y fomento de las bibliotecas, de acuerdo con la normativa vigente, previa consul ta o, en
caso, previo acuerdo con la comunidad autónoma correspondiente.
b. La propuesta y el impulso de todo tipo de iniciativas y proyectos bibliotecarios.
c. La conservación y difusión del patrimonio bibliográfico, siendo el responsable de la elaboración del Catálü":
Colectivo del Patrimonio Bibliográfico.
d. La normalización y coordinación de la actuación de las bibliotecas y unidades relacionadas con ellas que sean ....
titularidad de la Administración General del Estado y sus Organismos Públicos. Reglamentariamente se establecen:
los mecanismos de dicha normalización. Además, las bibliotecas públicas del Estado gestionadas por las comunidado
autónomas mantendrán vínculos de relación con el resto de las bibliotecas públicas del Estado en régimen de mutL.i
cooperación.
e. La promoción de la formación permanente del personal de las bibliotecas con medios adecuados y suficientes
fomentar el intercambio de bibliotecarios mediante el desarroUo de programas nacionales e internacionales con la COt
peración de las comunidades autónomas.
f. El impulso de la investigación científica y el desarrollo e innovación tecnológica dentro del ámbito bibliotecario, a.
como la realización de proyectos de investigación en cooperación con otras instituciones cienáficas y culturales, en COt ~
peración con las comun idades autónomas. Las bibliotecas podrán ser ceneros promotores de proyectos de invescigaci
y los bibliotecarios podrán presentarse como personal investigador a convocatorias nacionales e internacionales.

La LPHE preveía la formación de estos Sistemas;
-u basta la reciente norma 10/2007 de la lectura, del
ro y de las bibliotecas, ames citada, no se especifi-
..._- su composición y sus funciones. En principio, se
-:egran en él el conjunto de órganos, centros y
-~os que actúan conjuntamente con la finalidad de
• arrollar los servicios bibliotecarios. Son el
nisterio de Cultura, la BNE y las demás bibliotecas
cirularidad estatal (véase el directorio de bibliotecas
_olicas del Estado en la página web del Ministerio de
.l!rura), el Consejo de Cooperación Bibliotecaria y
sistemas bibliotecarios autonómicos, provinciales y
ales; además de entidades privadas que, volunraria-
cnce, deseen establecer relaciones de cooperación
......... 14).
Las funcion es que, dentro de este Sistema, corres-
nderían, entre otras, al Ministerio de Cultura, pue-
er:n verse en el cuadro 19.3. Destaca una que tiene
_e ver directamente co n el protagonista de este
ro: la de conservar y d ifundir el Patrimonio biblio-
_•mco, siendo el responsable d e la elaboración de su
~rálogo Colectivo (véase capítulo 15). Y tal ve1, por
i"echa tan reciente d e la Ley que estamos comentan-
desarrolla con bastante d etalle la iniciativa de la
re.ación d e bibliotecas digitales, de acuerdo con cri-
~'los de accesibilidad, digitalización de colecciones
:u.lógicas y preservación y almacenamiento, pensan-
- en las generaciones futuras.
Como ocurre en toda la normativa estatal de las
_ urnas décadas, el respeto por las decisiones de las
CAA en lo relativo a sus propios sistemas biblioteca-
es absoluto, de manera que la participación en
del Ministerio de C ultura estará delimitada por lo
tablecido en los respectivos convenios o acuerdos, si
que existen.
Los Sistemas Bibliotecarios de las CCAA consti-
-·.-en el tema más desarrollado, a veces incluso ún ico,
.:.d co njunto de normas que hemos podido ver en el
~dro 19.1 . En casi tod as se crea una Biblioteca cen-
-al de la Comunidad en cuestión - la Biblioteca de
• ndal ucía, la de Castilla y León, etc.- e incluso cua-
::-o de ellas -Cataluña, Navarra, Baleares y la mencio-
:.2da de Anda.lucía del año 2003- se publican con el
rulo de «Sistema de Bibliotecas».
En todos los casos siguen el modelo estatal: estos Sis-
cmas son los «conjuntos o rganizados d e servicios bi-
iotecarios», o de «Órganos, bibliotecas y servicios
lbliotecarios», o bien d e «órganos, centros y medios»
~o último en la de Andalucía-; en cuanto a cuáles
n concreramenre, aparece un listado en cada uno
..:e estos textos. Como ejemplo de uno bastante bien
Las bibliotecas 1 371
organizad o, utilizaremos el de las Islas Baleares: está
incegrado por Centros y por Órganos.
Los Cenrros son:
- la Biblioteca de las Islas Baleares;
- el Sistema de Lectura Pública;
- las bibliotecas de centros de enseñanza no uni-
versitaria;
- las bibliotecas universitarias;
- las bibliotecas especializadas;
- los centros de documentación y las colecciones.
Y los Órganos:
- el Consejo de Bibliotecas;
- la Comisión T écnica de Bibliotecas;
- las Comisiones Técnicas insulares;
- las unidades administrativas con competencia
en materia de bibliotecas de las administracio-
nes públicas.
¿Qué se proponen o cuáles son sus objetivos? Fun-
damentalmente, cooperar para el mejor funcionamien-
to de los servicios bibliotecarios, pero estos Sistemas
están pensados para unificar los datos, controlar los
recursos y supervisar los servicios. Las bibliotecas y los
centros que se in tegren en ellos deberán ajustar su fun-
cionamiento a las disposiciones dictadas al respecto por
la Comunidad Autónoma de la q ue se trate, participar
en los programas cooperativos comunes, proporcionar
los datos bibliográficos y estadísticos y cualquier otro
dato que les sea solicitado por parte de la administra-
ción competente, así como facilitar las labores de ins-
pección; a cambio podrán beneficiarse de asistencias y
ayudas, como la de acceder a los servicios generales.
En algunas normas aparece muy bien desarrollado el
apartado dedicado a definir las funciones y las responsa-
bilidades de los Servicios de Bibliotecas. Como ejemplo
de uno de ellos podemos leer los 14 puntos que se seña-
lan en la página web del Gobierno Vasco (www.kultura .
ejgv.euskadi.net), en las funciones de la Dirección Gene-
ral de Pacrimonio Cultural (cuadro 19.4)
La cooperaci6n bibliotecaria: los Consejos
de Bibliotecas
Con el fin de garantizar o, al menos, ofrecer todos los
medios posibles para hacer real y efectiva la coopera-
ción entre las bibliotecas y los sistemas bibliorecarios,
la AGE. en colaboración con el resto de las administra-
372 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Qué es
y para qué sirve
una Biblioteca ...
Nacional
La misión
Responsable de la custodia del Patrimonio bibliográfi-
co de todos los españoles e institución de referencia
para las bibliotecas de los países de habla hispana e
hispanistas de todo el mundo, la Biblioteca Nacional
nace hace casi 300 años, como Biblioteca Pública de
Palacio, por voluntad del rey borbón Felipe V. Su misión
es doble: preservar y custodiar el rico legado patrimo-
nial y cultural que le ha sido encomendado, constante-
mente enriquecido a través del Depósito Legal, y ase-
gurar a la vez su más amplia difusión pública al
servicio de la educación, la cultura, la ciencia y la
investigación.
Biblioteca Nacional de Espaiía. Fachada.
Foto, BNE.
Las colecciones: del manuscrito al soporte
electrónico
Hoy organismo autónomo vin~ulado al Ministerio OE
Cultura, sus colecciones superan los 25 millones oe
obras: unos 15 millones de libros impresos y folletos oe
los siglos xv-xx1, más de 30.000 manuscritos, 3.00C
incunables, 4.500.000 documentos gráficos (grabados
fotografías, carteles, ephemera), colecciones comple-
tas de 143.000 revistas y periódicos, 500.000 mapas
50.000 dibujos originales, 600.000 grabaciones sono-
ras, 510.000 partituras, 90.000 videograbaciones
cerca de 90.000 documentos electrónicos .. . Cada año
recibe casi un millón de nuevos materiales, incluyendO
los fondos patrimoniales que adquiere en anticuarios •
subastas, los provenientes del canje y donativo y las
suscripciones a revistas y bases de datos. En total, 1 .!
toneladas de nuevos materiales que han de encentra·
acomodo en los más de 461.000 metros lineales que
amueblan los depósitos de sus dos sedes: la emble-
mática de Recoletos, en Madrid, y el modernísimo con-
junto de seis torres robotizadas, ubicado en el campus
de Alcalá de Henares y albergue del 73 por 100 de los
fondos modernos.
Ser bibliotecario en la Biblioteca Nacional
Procesar, preservar y promover estas colecciones
atender en sus nueve Salas de Consulta a los cas
120.000 lectores e investigadores presenciales
responder a las cuestiones formuladas a distancia
por los más de 1.500.000 internautas que visitan la
web de la Biblioteca (http://www.bne.es) , pero tam-
bién difundir las colecciones mediante exposicio-
nes y demás eventos culturales hasta un total de
50 al mes, son las tareas diarias de las casi 1.000
personas que trabajan no sólo en tareas propia-
mente bibliotecarias: también en el departamento
tecnológico, que microfilma, fotografía , digitaliza.
restaura y encuaderna utilizando las más recientes
técnicas; en la administración, informática, mante-
nimiento y seguridad de los edificios; en la organi-
zación de exposiciones y demás actividades cultu-
rales para adultos, jóvenes y niños, incluyendo las
realizadas por el Museo de la Biblioteca; en las
relaciones institucionales e internacionales del
centro, cada día más intensas y diversificadas. Así

como en tantas otras tareas más que no caben en
estas líneas.
La revolución tecnológica en la Biblioteca
Si la misión de toda biblioteca nacional es inalterable, su
cabal cumplimiento obliga hoy a introducir cambios sus-
tanciales en los métodos de trabajo que, de la mano de
la revolución tecnológica, permitan a la Biblioteca
Nacional incorporarse al siglo xx1 como lo que es: una
de las cuatro o cinco bibliotecas nacionales más impor-
tantes del mundo.
La Biblioteca Digital Hispánica, proyecto «faro» de la
Biblioteca Nacional que hoy ofrece 10.000 registros
cuidadosamente seleccionados por los mejores exper-
tos, así como su Hemeroteca Digital, con 140 revistas
completas de los siglos xv111-x1x, están llamadas a con-
vertirse en el espejo de las mejores colecciones de la
Biblioteca Nacional, enriquecidas con nuevas funcio-
nalidades y servicios personalizados. Son, además,
excelentes aliadas en las tareas de preservación, al
disminuir notablemente la necesidad de acceso a la
obra original. Con el generoso patrocinio de Telefónica,
la Biblioteca Nacional se ha iniciado en la digitalización
masiva para ampliar su oferta digital con 200.000
obras más y multiplicar por cinco las publicaciones
periódicas de su Hemeroteca Digital de aquí a 2012, al
objeto de conmemorar como se debe el 300º aniversa-
rio de su creación. Y, por cierto, la Biblioteca Digital
Hispánica, nodo español de Europeana, futura
Biblioteca Digital Europea, está también abierta a fon-
dos digitales de las bibliotecas nacionales de América
Latina.
Los lectores
La consecuencia previsible del nuevo escenario será la
reducción gradual del número de lectores e investiga-
dores presenciales, mientras que una magnitud impen-
sable de nuevos usuarios remotos, cada vez más glo-
bales y habituados a las tecnologías, reclamará
nuevos servicios personalizados hasta ahora inimagi-
nables y todavía inimaginados. La Biblioteca Nacional
se propone avanzar simultáneamente en un mejor
conocimiento de las nuevas necesidades de los usua-
rios e innovar en la concepción y ejecución de los nue-
vos servicios, virtuales y convencionales, en respuesta
a las demandas y expectativas detectadas. Entre las
Las bibliotecas 1 373
múltiples nuevas tareas exigidas a la Biblioteca
Nacional ganará cada día mayor importancia la capta-
ción de nuevos públicos, presenciales y virtuales,
sobre todo jóvenes, en quienes despertar talentos cre-
ativos y vocaciones de estudio e investigación.
Exposiciones, debates, talleres, jornadas, encuentros
de toda índole y nuevas modalidades de relación fluida
con los medios de comunicación habrán de poner el
énfasis en quienes serán los estudiosos, los investiga-
dores, los científicos y los líderes del mañana.
En pleno siglo xx1 es también necesario acercar la
Biblioteca Nacional a todos los ciudadanos, hacerla
transparente y atractiva a sus ojos, desarrollar el inte-
rés público por el Patrimonio bibliográfico y documen-
tal, al igual que la conciencia social de la importancia
de su preservación y de su traspaso a las generacio-
nes futuras. Y ello porque el Patrimonio es un proceso
acumulativo que no conoce fronteras temporales. El
de hoy lo conforma el ayer, el de mañana comprende-
rá nuestro hoy, incluyendo las obras de creación que
ya «nacen digitales» y probablemente no conocerán
nunca otro soporte. Resulta así inevitable que la
Biblioteca Nacional sea en el futuro no sólo un centro
«para» la investigación, sino también un centro «de»
investigación e innovación en todo tipo de servicios,
entre ellos la preservación del archivo de interne!
(dominio «.es»).
La gestión del cambio
El reto que la Biblioteca Nacional ha de afrontar es de
gran envergadura. Se trata de completar y poner a
punto catálogos, repertorios y colecciones para culmi-
nar cuanto antes la construcción de un catálogo único,
completo y fiable, de una gestión integrada que facilite
la racionalización de toda la cadena de proceso técni-
co y asegure el óptimo desarrollo de la ingente tarea
de digitalización masiva.
La tarea de las bibliotecas nacionales del siglo xx1 será
cada día más compleja. Más compleja, pero también
mucho más apasionante, dinámica y global. Porque sin
el cambio tecnológico, el retroceso sería inexorable; las
bibliotecas nacionales habrían dejado de cumplir su
misión y estarían a un paso de la irrelevancia.
MILAGROS DEL C ORRAL.
Directora General.
Biblioteca Nacional de España.
374 1 Las instituciones del Patrimonio Cultu ral

ciones públicas y privadas, esrablecerá plan es específi-
cos de cooperació n. Para ello crea el «Consejo d e Coo-
peración Bibliorecar ia» (Ley 10/2007, arr. 15), un ó r-
gano colegiado d e composición inreradminisrrariva,
simil ar al C onsejo de Parrimonio H istórico que anali-
zamos en el capítulo 16, cuya prin cipal misión es la
elaboración de Planes.
Los Planes del Co nsejo estarán desrinados a favo -
recer y promover el desarrollo y la m ejora de las con-
d ic iones d e las bibl iotecas y sus servicios; promoverán
la p restación de servicios básicos, la incorporac ión d e
la d iversid ad lingüística del Estad o esp añol y la adop -
ció n de esrándares e indicado res que fac iliren u n se r-
v1c 10 público de calidad, impulsando program _,_
fo rm ación p erm anenre del personal de las bibl ia:.
Consejos de esre tipo, aunque nunca cv
mism o nombre, se crean en casi todas las C C-
A n alizando ta n sólo algu nas, a modo d e ejer:-.
vemos cómo Navarra lo sirúa e n la Seccior.
Bibliorecas del Consejo Navarro de C ul tura
ó rga no co nsu ltivo y asesor del gobierno e n m a:.
de bibliorecas, cuyas fu nciones son in formar ,
los proyectos específicos y sugerir inic iativas y p i
pa ra la mejora d e la o rganización, el funciona rr. .
to y la coordinación del Sistema Biblioteca rio .:.
Co mun idad (arr. 22).

CUADRO 19.4
Funciones de la Dirección General de Patrimonio Cultwal (www.kultura.ejgv.euskadi.net)

2.4. Corresponde al Servicio de Bibliotecas:

a) Desarrollar y acomerer las funciones que corresponden al Sistema Nacional de Bibliotecas de Euskadi, creado r
Ley 711 990, de 3 de julio, de Patrimonio C ulrural Vasco.
b) Ejercer las fu nciones que en relación al Registro de la Propiedad Intelectual y entidades gestoras de aquélla corTL
pondan a la Administración de la Comunidad Autónoma de Euskadi.
c) Desarrollar las funcion es que en relación al depósito legal y el ISBN correspondan a la Adminisrración de
Comunidad Autónoma de Euskadi.
d) Recoger, conservar y difund ir la producción bibliográfica vasca y la relacio nada con el ámbico lingüísrico vas'
e) Elaborar la bibliografía nacional vasca y el catálogo colecrivo del patrimonio bibliográfico.
f) El diseño de las medidas de promoción de la lectura bibliotecaria.
g) Analizar las necesidades y proponer medidas normativas en materia de Patrimonio Bibliográfico y de Bibliotec..
h) Diseñar y acometer las medidas para la gestión de una Política Bibliotecaria y de Patrimonio Bibliográfico, impw-
sando y dirigiendo los proyectos necesarios.
i) Diseñar y gestionar un catálogo colectivo que reúna las referencias bibliográficas de los diferentes fo ndos de 1-
bibliotecas que imegran el sistema y asegurar su accesibilidad .
j) Investigar y definir las necesidades existentes en el á.mbico bibliotecario al efecto de normalizar el uso del euske-
ra en el mismo.
k) Escablecer criterios técnicos y marcar unas directrices que sirvan de pauras de actuación para las bibliotecas de 11>
público integrantes en el sistema.
1) Coordinar la cooperació n entre las bibliotecas integrantes en el Sistema Nacional de Bibliotecas de Euskadi .1..
obj eco de lograr un mejor aprovechamiento de los recursos bibliorecarios.
m) D iseñar y gestionar unos instrumentos de evaluació n de los diferentes servicios q ue se prestan en las biblioteca. ¡
y analizar los dacos obtenidos, facilitando a las bibliotecas la mecodología necesaria que les permita aprovechar - ;
máximo su potencial de actuación.
n) D efinir las medidas necesarias para la formación y definir el perfil de las personas que trabajan en las biblioteca:. :
de uso público.

En las Islas Baleares se denomina «Consejo de
Bibliotecas» y se define como un órgano de coordina-
..JÓn del Sistema bibliotecario; puede crear comisiones
deberá reunirse como mínimo dos veces al año (art.
~-) . D e la misma forma se denomina en Cataluña,
Comunidad para la que las finalidades son las mismas,
en cuanto a su composición, se regirá por un regla-
"Denco específico (art. 46).
Catálogos y bases de datos
8 tradicional servicio de bibliotecas, de carácter pre-
.cncial, que obliga a las/os usuarias/os a acudir a los
...eneros, está siendo sustituido, como tantos otros
.avicios públicos y p rivados, por la consulta a través
Las bibliotecas 1 375
de incemet de Las Bases de Datos y los Catálogos. La
historia de estos últimos es antigua: en 1959 se ini-
cia La publicación de la Bibtiografia Española, que
recogía todos los registros bibliográficos publicados
en España que ingresaban en la Biblioteca Nacio nal
a rra\'és del D epósito Legal (véase capítulo 15). En
principio sólo recogía lib ros, pero se le fu eron agre-
gando publicaciones periódi cas, mús ica impresa,
cartografía y grabaciones. En el afio 2006 cesó la
publicación impresa y pasó a realizarse por medio de
C D-ROM.
En codo caso, los «Repertorios» de publicaciones
sobre remas concretos han existido hasta hace pocos
años en formato impreso. Por ejemplo, denrro del mun-
do del Patrimonio arqueológico, existieron los RAE
(Repertorios de Arqueología Española), una iniciativa
376 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

del Ministerio de Cultura que, mediante ptb -

caciones anuales, cubrió desde 1966 hasta 1q, -
En el momento actual las modernas re
nologías permiten la confección de carálog-
y bases de daros especializadas de fácil b-
q ueda para cualquier usuaria/o a través de
red. Se traca de catálogos como los denomir
dos REBECA (colectivo de las bibliora.-
públicas del Estado), o el BEGU (bibliocec...
especializadas de la Generalitat Valenciana
el CBUA (de las un iversidades andaluzas -
directorios como el DIBI, de bibliotecas es;-
ñolas situadas en cualquier país, y un larglli.
mo etcétera.
En cuanto a las bases de daros, permite:"'
acceder a cualquier texto según distintos ca.:-
pos de búsqueda: autoría, temática, país, et
Las más interesantes por lo que respecta a
obras e iniciativas sobre Patrimonio Culrur-
se encuentran en las páginas web de instiruc
nes concretas, como la ya mencionada de
Biblioteca Nacional; por supuesto, no hay q-
olvidar las múltiples posibilidades del Min.. ·
cerio de Cultura o del Consejo Superior ~
Investigaciones C ientíficas (CSIC), que go
tiona las bases de datos ICYT (C iencia y To..
nología), ISOC (Ciencias Sociales y H uman.
da.des) e IME (Biomedicina) a través de _
Centro especializado, el CIN DOC.
Por lo que respecta a las investigaciones
recursos didácticos producidos en Españ
existe el sistema documental auromatiza..:.
denominado REDIN ET, del que son miec-
bros tinilares el M inisterio de Ciencia
Innovación y las CCAA que han firmado _
adhesión; se divide en tres ámbitos, invesÚg2-
ción, innovación y recursos didácticos, y e; ...
es posible encontrar, por ejemplo, trabajos C..
curso, tesinas o tesis, no publicados ofici
mente, sobre los remas que nos interesar
Una base de datos especializada en esto úla-
mo, es decir, las tesis doctorales leídas en L
universidades españolas desde 1976, es
denominada TESEO.

Bibliotecas e internet
El papel desempeñado por las bibliotecas en ._
puesta a disposición al público, medianrc
imernet, de sus contenidos ha sido realmem...

"'.'eecacular a partir sobre todo de 1990. D e hecho,
- han contribuido en gran medida a que el púbü-
se vaya acostumbra ndo a este nuevo medio de con-
-~. A finales de los noventa, las bibliotecas en inter-
_.._ formaron parte del Programa Marco de la Unión
-ropea para la lnvescigación, Desarrollo cecnológico
:8emosrración, junto a los archivos y a los museos,
'IlO resulcado de toda una serie de documentos al
pecto elaborados por el Parlamento Europeo, como
conocido Libro Verde sobre el papel de las bibliotecas
:..i Sociedad de la Información.
:\demás de las bibliotecas en internet, existen y
aien gran éxito las bibliotecas virtuales, que no
: webs de bibliotecas oficiales, pero ofrecen
:ensas bases de datos orga nizadas por temas, con
_.:eso gratuito, lo que las h a convertido en las más
1cadas. Existe incluso una específica para el
..rrimo nio bibliográfico, un proyecto conjunto del
Jtisterio de Cultura y las CCAA cuyo objetivo es
difusión mediante facsímiles digitales de coleccio-
o de manuscri ros y libros impresos que forman
-in:e del Patrimonio Cultural, con más de 1.500
'1.los conservados en las bibliotecas públicas del
:a.do.
Por último, las bibliotecas por lo general presentan
- imernet muy buenas y útiles páginas web. El mejor
emplo es la propia Biblioteca Nacional de España,
-.:luyendo el sistema ARIADNA, que ofrece acceso a
descripciones bibliográficas y a la localizació n de los
anplares de su base de datos; por supuesto, incluye
--nbién otros muchos servicios: reproducciones, prés-
:unos, etcétera.
Otra biblioteca virtual muy conocida es la de la
.rndació n M iguel de Cervantes (cervantesvir
:.il.com), que parte de la Universidad de Al icante y a
. _..-o patronato se inco rporó d espués el Grupo
_mander y la Fundación Botín. Nació con la idea de
.:.esarrollar, a través de una biblioteca virtual, la expan-
n de las cult uras hispánicas mediante los medios
:enológicos más modernos, con la inclusión de las
"ras más relevantes de literatura, ciencia y cultura
pañola e hispanoam ericana. En el momento actual se
convertido en la colección digital más importante
co mundo en lo que se refiere a la cultura hispánica.
f
:Cómo se uede trabajar en una
biblioteca.
o rno expliqué en el capítulo anterior, el Cuerpo
mtativo de Archiveras/os y Bibliotecarias/os convoca
Las bibliotecas 1 377
oposiciones casi cada año, dividiéndolas en dos seccio-
nes. La de bibüorecas, que es la que interesa aquí, tiene
una csuucrura similar en cuanto a ejercicios, conoci-
miento de una lengua europea y ternario. Por ejemplo,
en la convocatoria de 2007, el número de temas fue de
125, igual que para la sección de archivos. Se distribu-
yeron de la siguiente forma: «BibüoteconomÍa>> (37),
«Bibliografía y documentación» (22), «Tecnologías de la
información» (15), «Historia del libro y las bibliotecas»
(24) y «Derecho» (27) .
Como también se explicó en el capítulo anterior,
la licenciatura o grado más adecuado para preparar
estas oposiciones -o las muchas similares q ue ofrecen
las CCAA y los ayuntamientos- es Docum entación,
o bien Biblioteco nomía y Documentación; pero una
persona puede presentarse a ellas con cualquier otra
formación superior y, por supuesto, aprobarlas, si es
que co ntrol a bien los temas .
U na de las cuestiones que más se ha tratado en los
úlci mos años sobre los servicios de las bibliotecas
tiene mucho que ver con el personal que en ella tra-
baja, ya que la progresiva informatización de los ser-
vicios y los productos, esa que ha hecho que d eje de
hablarse de «libros» para sustituir ese co ncepto por el
de «registros>> o «registros culturales», pone en riesgo
el tradicional trato humano entre bibliotecarias/os y
público, que ha caracterizado durante los siglos de su
existencia a estos centros d e servicios. A este respecto
es interesante la lectura del libro de Fernández (2005)
Bibliotecas y personas. Hacia un nuevo enfoque en
biblioteconomia.
Evidentemente, algo muy difícil de aprender ni
siquiera estudiando la carrera apropiada, como tam-
bién ocurría en el contexto de los museos y, en parte,
en el de los archivos, es la forma de diseñar el proyec-
to general d e una biblioteca pública, que, ante todo,
ha de ser atractiva para la gente en general. ¿Cómo
conseguirlo en un ambiente en el que cada día es más
fácil sustituir la b iblioteca por el ordenador? Lozano
Díaz (2006), en su libro sobre la biblioteca pública
del siglo XXJ, lo presenta de una forma clara: es nece-
sario desarrollar un gran abanico de funciones con el
fin de converti r la biblioteca en un instrumento de
cohesión social, en un lugar donde se d efienda de
forma acciva la diversidad lingüística y cultural que
nos caracteriza.
Por úlcimo, quiero señalar que si he desarrollado
un capírulo como éste en un Manual de Gestión del
Patrimonio Cultural es porque, para mí, cualquier
biblioreca pública, incluso la más pequeña y olvida-
da, es Patrimonio Cultural.
 20 Consorcios,
1
fundaciones
• •
y asoc1ac1ones
Presentación
Üt este capítulo he reunido las fórmulas más utilizadas
:n nuestro país para que la llamada «sociedad civil»
cervenga en asuncos relacionados con la Gestión del
acrimonio Cultural. Ya hemos visto en varias ocasio-
' desde el principio de este manual, que la mayoría
~la gence tie ne muy pocas ocasiones de participar en
~ campo can «administrativizado» como éste; pero la
-miad es que las posibilidades están ahí, existen. Otra
.:usa es que se tenga inte rés por conocerlas, primero, y
.aprovecharlas, después.
La p rimera de las fórmulas que vamos a revisar es el
.consorcio». En este caso, suele cratarse de organismos
~ carácter público, sobre rodo municipales, como
~emos, pero de los que pueden formar parte entida-
~ privadas. Las otras dos, las fundacio nes y las asocia-
·: xmes, son en casi todos los casos de carácter privado.
:..as analizaremos, por lo tanto, por separado.
Qué es un Consorcio
....os consorcios son organismos públicos, privados o
""lixros, que se constituyen para gestionar determinados
~yectos de interés público, desde los residuos sólidos a
..m plan especial de una ciudad histórica. Los que nos
::nreresan en este libro son los que tienen que ver, lógica-
-:ieme, con la gestión del Patrimonio Cultural y, en este
.;aJCÍdo, los más conocidos son aquellos que se dedican
.i gestionar los Conjuntos Históricos más sobresalientes.
\unque también existen otros con finalidades muy
diversas relacionadas con los bienes culturales, algw1os
;Je los cuales también veremos aquí.
Como unidad de gestión, la fó rmula «consorcio»,
caracterizada por su flexibilidad, se esrá ucilizando mu-
.:ho en las últimas décadas, sobre todo en la de los no-
venta, tal vez porque la legislación española en materia
de beneficios fiscales los favorece de alguna man era,
aunque existen otros modelos también interesantes,
como la propia fundación, cuyas características ana-
lizaremos luego. El objetivo prin cipal de un consorcio
es aunar esfuerzos, trabajar bajo un mismo programa;
en definitiva, la coordinación de todas las institucio nes
o empresas interesadas y con competencias en la mate-
ria de la que se erare.
Aunque en este libro hablemos, como es lógico,
de aquellos que tienen algo que ver con la Gestión del
Patrimonio Cultural -al menos de algunos de ellos-,
no hay que olvidar que se trata de una fórmula de
cooperación utilizada sobre rodo para orros cernas .
Muchos están relacionados con la protección medio-
ambiental, por ejemplo, los gallegos destinados a la
prevenció n y exti nción d e incendios, o los catalanes
centrados en la gestión de espacios naturales protegi-
dos. Otra actividad para la que se han creado consor-
cios es la turística, pero incluso existen o rga nis mos de
este cipo destinados a la gestión de algo co ncreto e
irrepetible, co mo algunos de los q ue aquí veremos o
aquellos que tienen u na duración limitada, co mo el
que se creó para trabajar a favo r del proyecto Expo
Zaragoza 2008.
Los Consorcios de las Ciudades Históricas
Para comprender la necesidad de este esfuerzo orga-
nizativo, hay que recordar la fuerte conrrad icció n que
existe e nrre el modo de vida occidental, cap italista y
moderno, y la infraestructura que ofrece una ciudad
antigua, edificada y pensada para orro estil o de vida
muy d iferente.
D urante el pri mer desarrollismo español, en los
año sesenta y principios de los setenta del pasado si-
380 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
glo, las fam ilias que rradicionalmente habían vivido
en los ceneros históricos comenzaron a abandonarlos
para trasladarse a modernos pisos, más manejables y
cómodos, situados e n las afueras, pero con una infra-
estructura y unos accesos claramente mejores. De es-
te modo, las ciudades históricas fueron perdiendo su
fun ción residencial y con ello se inició el deterioro
del comercio, se fue perd iendo la variedad social
imprescindible parad equilibrio y se debilitó, co mo
es lógico, la acción civil enca minada al mantenimien-
to, la conservación y la puesta en valor d e la propia
ciudad.
¿Cómo hacer frente a este fenómeno? Desde el
punto d e visea de la Gestión del Parrimonio C ultural,
no se traca can sólo de la conservación de los edificios,
de los cejados o las fachadas; antes que todo eso, y más
importante, está la protección del valor cultural de la
ciudad, para lo que hay que devolverle su fu nción y su
calidad urbana. H ay que conseguir que la población
no se vaya ... O que vuelva, atraída por unas nuevas
condiciones más sugestivas. Los caminos para hacerlo
no son fáciles, pero, por suerce para nuestras ciudades,
han sido ensayados en muchos otros países de la po-
blada Europa; y ahora, también en España.
El pri mero y principal de esos ca.minos es la coordi-
nación, la unión de fuel7.as. En una ciudad existen mu-
chos intereses cruzados, ramo de orden público como
privado, y la cooperación de rodos ellos es una condición
imprescindible para conseguir ese objetivo principal.
Además, hay que recordar también que el conrexro bási-
co de protección de una ciudad es el Urbanismo y que
éste es competencia del Ayuntamiento. Por su parre, la
dimensión patrimonial lo es del gobierno de la Comu-
nidad, por lo que esta primera unión o coordinación re-
sulta imprescindible. Como hemos revisado en esre libro,
no por primera Vt::'L aparece esta cooperación como algo
necesario y siruado por encima, obligadamenre, de los in-
tereses poi íticos.
Según Domínguez (2001 , p. 43), es aconsejable no
perder de visea la idea de que la vida de un Plan
Especial «comienza justamente cuando se termina de
aprobar y que para ello hay que dorarse de una agencia
de gestión, llámese G erencia, Consorcio, Oficina del
historiador o como se quiera. Una oficina que informe
(la comunicación debe ser un proceso continuo), que
difunda, que recabe fondos, que coordine a las diversas
administraciones, que pueda comprar edificios, los
rehabilite y los ponga d e nuevo en el mercado, que eje-
cute obras, que promueva incluso actividades cultura-
les, cursos, ecc., y que se encargue de que el Plan mar-
che por la senda y e n Ja dirección previstas ... ».
El primer Consorcio de una Ciudad
Hist6rica: Santiago de Compostela
La vieja, famosa y gallega ciudad de Santiago es
de las que más ha sufrido y gozado de los avatares
tóricos de todo el Occidente. Como cualquiera .
la peregrinación hacia la tumba del apóstol, sea
real o no -en este co ntexto eso no importa-, ha p
do por épocas de esplendor y de decaden cia. A1
mismo está en una de las primeras.
La historia de Santiago es la secuencia de
invención repetida, de una serie cíclica de momer
en los que se peregrina o no se peregrina. Incluso cr
siglo XIX, cuando se reinventó en una de sus úlcl
modalidades, surgió una bula papal que afirmaba
rodo resto humano que se descubriera bajo tierra a ...
pertenecer al apóstol Santiago.
Esos movimientos cíclicos han hecho que la ai.:.
respondiera también a saltos, a veces modificánd
viviendo, a veces resulcando casi abandonada y fu:.
yendo. En 1981 , en otro avatar histórico, antiag;
Compostela fue elegida como capital de la Comuffi....-..:.
Autónoma de Galicia, con lo que había que craslad.:
ella rodo el aparato administrativo. En 1985 la ciu
histórica es declarada Patrimonio Mundial por
UNESCO.
Esos dos sucesos obligan a superar una fase ue
ciudad, entre 1960 y finales de los ochenta, en la que
siendo abandonada mientras que la vida se instala er
ensanche. Más o menos en 1985 comienza una pro
inmobiliaria sobre la ciudad histórica, coincidiendo
un nuevo interés por el Camino de Santiago, ya q1..
final del siglo XX a Europa le vino muy bien el clisa..;
del Camino: era el lenguaje de la Europa comunicar
En 1987 Santiago ruvo la suene de elegir comi
calde a un arquitecto realmente preocupado por
ciudad, que desarrolló durante más de una décad..
energía y voluntad necesarias para plantear y pror-
ver una planificación urbanística muy pensada, l..
cando, como es lógico, con un equipo de urbam. -
Otra suerce para la ciudad es que la actual corporac
municipal continúa esa labor.
El mecanismo consistió en abordar simultáneamt
te la revisión del Plan General del Municipio y Ja red....
ción del Plan Especial de protección y rehabilitación
la ciudad histórica, con w1 objetivo principal: la rcc
peración de las funciones urbanas, es decir, la reco
trucción de los valores de Santiago de Compostela ..
mo ciudad.
Así, mientras el Plan General establecía los sel"'
cios e infraestructuras que necesitaba la ciud ad ,.,._

;:iuseos, aparcamientos, accesos, polideportivos,
~nrros culturales, ordenación del tráfico, etc.-, el
-1.an Especial se centró en el manrenimienro, pro-
::-.:ción y recuperación del uso residencial, con el fin
.:e conseguir una ciudad de calidad para una vida de
~idad, respetando siempre el excepcional Parrimo-
- º. Cultural en el que se basaba su originalidad his-
nca.
Todo este conjunto de iniciativas resultó lo sufi-
__ encemente interesanre como para que la AGE y la
.anta de Galicia se vieran atraídas hacia la formación
.:d Consorcio de la Ciudad, impulsado por el Real
uronaro de Santiago de Compostela.
De este modo, el Consorcio de Sanriago es un
:ganismo público en el que están representadas las
-es administraciones implicadas: la esraral, la auconó-
:::uca y la local. Es un enre estable de cooperación inre-
-:;.dministrativa en el que, según sus estatutos, todas
...&S decisiones han de ser aprobadas por unanimidad.
Lo que cada una de las tres aporta también quedó
.:z.u-o en sus estatutos: el 60 por 100 Culrura, el 5 por
IO el Ayuntamiento y el restante 35 por 100 la Xunta.
Consorcios, fundaciones y asociaciones J 381
Escá formado por nueve consejeros/as, ues procedentes
de cada instancia, bajo la presidencia de quien detente
la alcaldía. El éxito del Consorcio se basa en la existen-
cia de consenso.
Tras conseguir el primer objetivo del Plan General,
es decir, un nuevo trazado de la red viaria que quitase
presión al centro histórico, se puso en práctica el Plan
Especial de este último, que ha catalogado, con eres
diferentes niveles de prorección, 1.700 edificios de los
casi 2.700 existentes (www.sanciagodecompostela.org).
En la ficha de catalogación de cada edificio protegido
se señalan los elementos arquitectónicos que deben ser
especialmente preservados, mientras que con carácter
general se protegen todos los muros de fábrica y las
chimeneas de piedra que caracterizan a la arquitectura
en Santiago. Un compromiso constante ha sido el de
la publicidad, porque si la población quiere volver a
vivi r allí es necesario que sepa que Patrimonio
Histórico es tanto el conrinenre de los edificios cuamo
su contenido. Se parre del principio de que lo moder-
no tiene que ser moderno incluso en la ciudad históri-
ca (Estévez 2004).
382 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
El Consorcio
de la Ciudad
Monumental de
Mérida: diez años de
gestión del
Patrimonio Histórico
emeritense
El Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, crea-
do en 1996, es una entidad de derecho público y entidad
jurídica propia formada por la Junta de Extremadura, a
través de la Consejería de Cultura, el Ministerio de
Cultura, la Diputación Provincial de Badajoz y el Ayun-
tamiento de Mérida.
Su objetivo es la gestión integral del Patrimonio
Histórico y Arqueológico de la ciudad, manifestando
desde su creación la necesidad de unificar los criterios
y esfuerzos de todas las instituciones para diseñar un
proyecto único para Mérida que garantice la documen-
tación, investigación, conservación y difusión del yaci-
miento arqueológico emeritense.
Partiendo de esta premisa, el Consorcio desarrolla
supervisa todas las excavaciones arqueológicas aue
se efectúan en la ciudad. Estas intervenciones puede-
poseer un carácter preventivo, propiciadas por la nece-
sidad de construir en un determinado lugar en la c....-
dad; ser consecuencia de proyectos de investigaCMY
originados desde la propia institución o surgir de prcr
yectos de adecuación o integración de restos arqueo-
lógicos aparecidos con anterioridad.
Una de las características fundamentales del proyec-
to de gestión del Consorcio es concebir Mérida como i r
único yacimiento -tanto temporalmente como desde e
punto de vista espacial-y, por tanto, sujeto a una unida::
en el sistema de registro documental. Este hecho fa~
rece la realización de una documentación con un «idic:r
ma» único y ha permitido la creación de un Sistema oe
Información Geográfica para todo el yacimiento que
gestione el análisis global de los datos documentados
Esta forma de documentar propicia la posibilidad ~
analizar y estudiar los datos aportados por las intervenao-
nes arqueológicas y desarrollar proyectos de investigae1or
que contribuyan a señalar a Mérida como el yacimienlc
arqueológico mejor conocido del país, tanto las estructu-
ras que componían su urbanismo de época romana, corre
las de los periodos visigodo, islámico, medieval, etcétera.
Una vez hallados, documentados e investigados, los
restos son difundidos a la ciudadanía potenciando &.
visita, o incluyéndolos en rutas patrimoniales. Sin em-
bargo, resulta fundamental el proceso de divulgación e
información a la sociedad, que se efectúa con boletines
informativos encartados regularmente en los periódicos
regionales, organizando jornadas de difusión, congre-
sos, visitas guiadas, exposiciones, etcétera.
El último paso en el proceso es la conservación de los
restos hallados, que suele desarrollarse bajo las nuevas
construcciones -considerando todas las medidas de pro-
tección necesarias- o integrarse en las edificaciones si es
estado de conservación lo permite y se garantiza la com-
prensión por parte de la ciudadanía. Esta integración cons-
tituye el eje de la filosofía del proyecto global: compatibilizar
el desarrollo de la ciudad actual y la protección del yacimien-
to mediante la integración de ambas realidades como parte
de su urbanismo, de su vida cotidiana, convirtiendo la
arqueología en la protagonista de la vida diaria, hasta con-
cebir un modelo de ciudad más amable y agradable.
Esta integración se desarrolla a partir de proyectos
que compatibilizan la adecuación de restos arqueológi-
cos con la recuperación de espacios urbanos, identifi-
 ConsorC10S, fundaciones y asociaciones 1 383

cando su integración con la realización de plazas, par-
ques, jardines y espacios públicos donde la ciudadanía
oercibe que la recuperación patrimonial está asociada
a la ampliación de la calidad de vida de un barrio o un
area concreta de la ciudad. Se trata, por tanto, de no
concebir los espacios patrimoniales como bellas pos-
;ales preparadas para el público visitante pero alejadas
del ciudadano, sino formando parte de sus vidas.
A la hora de desarrollar estos proyectos de conserva-
ción distinguimos diversas actuaciones encaminadas a
la valorización de los restos:
1. Proyectos de adecuación de recintos monumentales.
2. Proyectos de integración de restos arqueológicos
en nuevas edificaciones.
3. Integración de restos arqueológicos en la ciudad.
4. Planes de Gestión en recintos monumentales: Ma-
pas de Estado, Valor y Uso.
5. Mantenimiento.
Cada una de estas actuaciones no conforma proyectos
aislados, sino que convergen, en un programa común
que tiene como objetivo un modelo concreto de ciudad.
Este hecho tan sólo es posible mediante la implicación de
a ciudadanía en el proyecto, lo cual, en el Consorcio,
'lemos intentado realizarlo a través de su inclusión en las
decisiones que se toman desde la propia institución a par-
:ir de un proyecto determinado: el Programa Mecenas.
Se trata de una fórmula original de mecenazgo que
oermite a los ciudadanos y entidades participar en la pro-
tección del Patrimonio emeritense. Con esta iniciativa,
cuya filosofía refleja claramente la del propio Consorcio,
de recuperar patrimonio a la vez que recuperamos espa-
cios para las personas, se pretenden diversos objetivos:
El Programa Mecenas tiene varios elementos dife-
renciadores respecto de otras iniciativas similares exis-
tentes en España:
- Participación ciudadana: la gente participa y deci-
de de forma democrática en qué proyecto deben inver-
tirse cada año las aportaciones, entre las propuestas
que realiza el Consorcio. También participa en la orga-
nización del programa de difusión complementario.
Finalmente, recibe cumplida información del empleo
de las aportaciones realizadas.
- Destino finalista de las aportaciones: éstas se des-
tinan única y exclusivamente a la ejecución del proyec-
to anual de revalorización . No se destina cantidad algu-
na a actividades generales del Consorcio.
- Extensión a toda la ciudadanía, empresas y colectivos.
Desde el año 2003, en que fue creado, el Programa
Mecenas ha permitido la puesta en valor de cuatro nue-
vos espacios integrados en la ciudad:
1. Parque Público y Ampliación del Área Funeraria
de los Columbarios.
2. Plaza del denominado Castellum Aquae.
3. Termas Romanas de San Lázaro.
4. Basílica cristiana de Casa Herrera.
PEORO MATEOS CRUZ
Director Científico del Consorcio de Mérida.
Mérid11, Teatro 1·0111a110.
Foto Co11sorcio de In ci11dr1d 11101111me11tnl de Mérida.

- Implicar a la ciudadanía y empresas en las actua-

ciones de conservación y revalorización del Conjunto
Monumental de Mérida.
- Obtener el patrocinio colectivo necesario para abor-
dar un proyecto anual de conservación o revalorización
del Patrimonio arqueológico emeritense, mediante la su-
ma de las aportaciones económicas de quienes partici-
pan en el programa.
- Integrar nuevos espacios monumentales en la ciu-
dad para su disfrute.
- Desarrollar un programa complementario de activi-
dades de difusión del patrimonio a favor de los socios
del programa.
384 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
El Consorcio de Santiago ha establecido una buena
cantidad de convenios: con el Casino para celebrar reu-
niones, con el Cabildo para facilitar las visitas desde el
tejado de la Catedral, con la Escuela de Arces y Oficios
para la formación del alumnado, con la Fundación
laboral de la Construcción para la organización de cur-
sos especializados; así como un largo etcétera que inclu-
ye a cinco bancos para que faciliten a la ciudadanía cré-
ditos especiales de bajo interés, o bien a la Escuela de
Práctica Jurídica, para facilitar el asesoramjenco sobre
los problemas derivados de la propiedad.
¿Cómo comprobar el resultado de codo este
esfuerzo en la ciudad de Santiago de Compostela?
Pues yendo a visitarla. Merece la pena.
Otros consorcios relacionados con la
Gestión del Patrimonio Cultural
Existen en España orras ciudades históricas que c:arnt.-
han creado consorcios para su gestión, aunque cada
de ellas responde a distintos modelos organizativos _
Consorcios de las ciudades de Mérida y Toledo
objeto de dos recuadros en este mismo capítulo (re..
dros 37 y 38) por lo que apenas me voy a extender
ellos, ya que sus características y acrnaciones más imi-
cances quedan reflejadas allí. Sólo quiero resalca.r
impresionante labor divulgadora que ambos están
vando a cabo. Así, por ejemplo, el Consorcio de M er
cuyo nombre oficial, según el D ecreto de creac.

1/1996 y sus Estatutos del año 2000, es «Consorcio
Jie la Ciudad Monumental, Histórico-Artística y Ar-
~eológica de Mérida», a través de su ya explicado pro-
!raffia «Mecenas», ofrece una serie de servicios a las per-
,onas particulares (visitas, revistas, descuentos), y a las
.;!Dpresas y medios de comunicación desgravaciones fis-
.:ales y publicidad en los proyectos compartidos, etc.
Otro Consorcio de ciudad histórica es el de Cuen-
.:.a. creado en 2004 como un órgano para la gestión del
:tcal Patronato de la ciudad. Está imegrado por la AGE,
..-. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la
::>iputación Provincial y el Ayuntamiento de Cuenca.
'° misión fundamental es la de gestionar las careas deri-
-adas de los acuerdos adoptados por el Real Patronato
~ la ciudad, fundamentalmente la firma de convenios
ia ejecución de proyectos de restauración.
Una estructura parecida presentan otros consorcios,
.;orno el del Casco Vello de Vigo, con una financiación
"'Or parte de la Consellería de Cultura que alcanza un
por 100, destinado a rehabilitar un centro histórico
-uy degradado.
Y otro ejemplo, aunque en este caso con unas fina-
~des ligadas también al turismo, lo constiruye el
:::Onsorcio para el desarrollo turístico y cultural de
:.irtagena, un ente de carácter público creado para la
!CStión de fines de interés general. El convenio de cola-
ración por el que se forma este Consorcio integra a
- Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, el
· W1tamiento de Cartagena, la Cámara Oficial de Co-
-:xrcio, Industria y Navegación de Cartagena, la Con-
i:deración Comarcal de Organizaciones Empresariales
~ Cartagena, la Autoridad Portuaria de Cartagena y la
_'"liversidad Politécnica de Cartagena.
Además de los consorcios de ciudades históricas,
,_-,..os ejemplares resultados, salvo excepciones, pueden
oC'l'VÍr para que la fórmula sea imitada en un futuro
-,)ximo por ciudades similares, existen muchos otros
-:-e tienen como objetivo la coordinación para la pro-
~ión o la puesta en valor de determinado lugar per-
:::neciente al Patrimonio Culrural, o de varios lugares
..nidos por algún asunto común.
Un ejemplo de esto último es el denominado «Con-
.rcio Urbium Hispaniae Romanae», organismo públi-
- formado en el año 1997 por los Ayuntamientos de
.;irdoba, Mérida y Tarragona, las eres capitales de la
-...:spania romana en la península Ibérica, y las tres reco-
'ridas por la UNESCO como Patrimonio Mundial.
-_mque no parece haber tenido la continuidad que de él
;e esperaba, la idea inicial fue muy interesante: reunir al
-:iasonal técnico, asesor y colaborador del Museo de
...:~oria de Tarragona, del Consorcio de Mérida Ciudad
Consorcios, fundaciones y asociaciones 1 385
Monumemal y de las Gerencias de Cultura y Urba-
nismo dd Avumamiento de Córdoba.
Sus finaÍidades eran eres: divulgación companida
con intercambio de experiencias, búsqueda d e puntos
de conracro en sus políticas municipales y actuación
como plataforma común para proyecros con otras
ciudades similares. Sin duda su punto fuerte era el de
la difusión, a través de la creación de circuitos cult u-
rales, publicacio nes comunes, o de la colaboración
entre los distintos patronatos y actividades conjuntas
(Nadal i Malé, s. f., pp. 3-4) .
Este Consorcio encargó en el año 2001 un proyecto
de Acción Europea en el marco de la convocatoria
Cultura 2000, para ser presentado a la Comisión Euro-
pea. Su objetivo era un examen comparativo de la inves-
tigación arqueológica en distintas ciudades europeas
que fueron capitales de las provincias del Imperio roma-
no, con la subsiguiente construcción de una página web .
Además de las tres ciudades que componen el n úcleo del
Consorcio, participaron en este proyecro las de Roma,
Cartagena, Braga, Lyon, Burdeos y Narbona (Ruiz de
Arbulo s. f , pp. 7-8).
Para terminar, hay que hablar de los conso rcios que
se están formando para la puesta en valor d e algunos
caminos, vías o rutas que reúnen valores culturales y
medioambientales y que además superan los límites
provinciales, e incluso de las Comunidades, en algunos
casos. Mencionemos eres, como ejemplos, aunque
existen muchos más.
Uno es el Consorcio Patrimonio Ibérico de
Aragón, constituido en 2007, en el que están represen-
tadas 22 instituciones y en tidades. Se ha formalizado
para gestionar el proyecto d e turismo cultural arqueo-
lógico «Ruta de los Iberos en el Bajo Aragó11». Los
municipios e instituciones de la provincia d e Teruel
son los que tienen más peso en esta entidad, con carác-
ter jurídico propio, concebida como una herramien ta
de trabajo para la gestión de un Patrimonio C ultural
concreto. Todas las entidades participantes contribu-
yen económicamente al proyecto.
La ruta está formada por 19 yacimientos arqueoló-
gicos y 11 centros de interpretación o d e visitantes y se
inicia en el de Alcañiz, sobre la historia de la cultura
ibérica. Con la creación de este Consorcio, el gobierno
de Aragón pone en valor un Patrimonio Cultural que
afecta a un extenso territorio de características homo-
géneas (www.poblacionpress.com).
El segundo es el Consorcio Camino del Cid, una
entidad pública sin ánimo de lucro creada en el año
2002 e integrada por las Diputaciones Provinciales de
Burgos, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón,
386 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
El Consorcio de la
Ciudad de Toledo
El 2 de octubre de 2000, en el antiguo salón de ple-
nos de las Casas Consistoriales de Toledo, tuvo lugar la
primera, y única reunión hasta ahora, del Real Patronato
y en ella se procedió a su constitución formal. Durante el
acto, el presidente del gobierno y del Real Patronato,
José María Aznar, encomendó al alcalde de Toledo,
José Manuel Molina, la puesta en marcha del Consorcio
de la Ciudad de Toledo, junto con la redacción de los
correspondientes estatutos y el desarrollo de las accio-
nes necesarias para su aprobación y para la incorpora-
ción al mismo de las entidades participantes.
El cumplimiento de ambos mandatos tuvo lugar pocos
meses después. El Consorcio de la Ciudad de Toleoc
quedó formalizado como tal , y con la condición de en:z
de gestión del Real Patronato, en la primera reunión oc
su Consejo de Administración, que tuvo lugar el 1O oc
enero de 2001.
Según sus estatutos, que fueron aprobados ese ITUS-
mo día, el Consorcio de Toledo tiene carácter públicc.
posee personalidad jurídica propia y plena capacida:
de obrar para el cumplimiento de sus fines específicos
Estos fines son:
- Servir de apoyo administrativo y de gestión al Rea
Patronato.

- Asegurar el mantenimiento y la adecuada gestión de
las instalaciones, equipamientos y servicios dotados
como consecuencia de actuaciones acordadas por
su órgano rector.
- Promover y facilitar el ejercicio coordinado de las
competencias de la administración del Estado, la
comunidad autónoma, el Ayuntamiento y la Dipu-
tación provincial.
- Ejercer todas aquellas funciones que las adminis-
traciones consorciadas le encomienden.
Para llevar adelante estas tareas, así como para cum-
:X1r con sus fines, el Consorcio cuenta con un Consejo
oe Administración, un presidente, una Comisión Eje-
artiva y un gerente, que son al tiempo sus órganos de
gobierno.
El título 11 de los Estatutos que rigen el Consorcio de
Ja Ciudad de Toledo crea la Comisión Ejecutiva como
Jno de sus Órganos de Gobierno y Administración. Su
cometido esencial consiste en «analizar, informar y
:iromover sobre los asuntos competencia del Consejo
de Administración y adoptar decisiones en materias
que les están atribuidas, o por delegación del Consejo
de Administración». Como su marco de actuación se
contempla el contenido normativo del «Reglamento de
Organización y Régimen Jurídico de la Comisión
Ejecutiva del Consorcio de la Ciudad de Toledo», apro-
oado por el Consejo de Administración.
Los más importantes de estos objetivos, a los que ya
se ha dedicado plenamente a lo largo de estos años de
actividad, son propiciar la recuperación patrimonial, mo-
riumental y arqueológica de Toledo, la rehabilitación de
edificios y viviendas del Casco Histórico, la recuperación
del paisaje urbano de la ciudad y la difusión de los valo-
res que ésta simboliza, así como el desarrollo y poten-
ciación de las actividades culturales y turísticas vincula-
das a la misma.
Cuenta con diecinueve trabajadores/as, incluido el
gerente, que están administrativamente adscritos al
Ministerio de Cultura.
Las líneas de actuación del Consorcio se reflejan en
un Plan de Inversiones estructurado en los siguientes
programas: programa de política de vivienda e infraes-
tructura, programa de Patrimonio monumental, de Patri-
monio arqueológico y de Patrimonio público y equi-
pamiento. En estos cuatro programas están contenidas
todas las actuaciones realizadas por este ente. De
entre ellos, destaca el de ayudas y subvenciones a la
Conso rcios, fundaciones y asociaciones 1 387
rehabilitación de viviendas, regulado por una ordenan-
za municipal de Ayudas a la Rehabilitación de edificios
y viviendas en ejecución del Plan Especial del Casco
Histórico de Toledo (PECHT), publicada en 2001. A él
se destina el 70 por 100 de la inversión total del consor-
cio. El resto de los programas se gestionan mediante
actuaciones sufragadas en su totalidad por el Con-
sorcio. Aquí se incluyen las rehabilitaciones en BIC, así
como las ayudas a los inmuebles que, aun no siendo
bienes declarados, cuentan con un nivel de protección
«P» según el PECHT, o bien sean inmuebles que cuen-
ten con elementos especiales.
El programa de Patrimonio arqueológico participa de
todos ellos y además cuenta con un apartado dedica-
do exclusivamente a la puesta en valor de yacimientos
arqueológicos.
El caso de la Ciudad de Toledo, núcleo histórico
declarado Patrimonio de la Humanidad, es un ejem-
plo de cómo una ciudad media ha emprendido una
línea de trabajo basada en la investigación como eje
sobre el que giran historicidad, turismo y política
urbana, intentando con ello avanzar en cuestiones
tales como el patrimonio como factor de desarrollo y
nuevas perspectivas en su conservación. Toledo, a
través del Consorcio de la Ciudad, ha puesto en mar-
cha un programa de Recuperación del Conjunto
Histórico, en donde arqueología y urbanismo se dan
la mano. Este Patrimonio arqueológico es uno de los
recursos más importantes con los que cuenta la ciu-
dad toledana.
El Consorcio tiene también una línea de publicacio-
nes, destacando la serie «Los monográficos del
Consorcio», de los que ya han visto la luz cuatro volú-
menes, dedicados a la Arqueología Romana (Consorcio
2005), a los Baños Árabes (Consorcio 2006), al
Catálogo de elementos especiales (Consorcio 2007) y a
los Alminares y Torres (Consorcio 2008). Asimismo se
han publicado las «Memorias del Consorcio» de los
años 2002 a 2006, y los resultados de las iniciativas del
Consorcio han sido presentados en congresos y publi-
cados en revistas de ámbito internacional (por ejemplo,
Jurado 2005, y Sánchez Chiquito 2007).
Para profundizar en esta información, puede consul-
tarse la página www.consorciotoledo.com
SOLEDAD SÁNCHEZ-CHIQUITO DE LA ROSA
Departamento de Arqueología y Patrimonio.
Consorcio de la Ciudad de Toledo.
388 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Valencia y Alicante. Su finalidad es la promoción de los
recursos culrurales, turísticos y medioambientales de la
ruta del Cid, así como la generación de nuevos recursos
para la población de las distintas zonas por las que dis-
curre la ruta. El Consorcio trabaja con el objetivo de
conseguir que el Camino del Cid se convierta en una
ruta de referencia internacional
Y el tercero, el Consorcio de la Ruta del Temple,
integrado por los ayuntamientos de Monzón, Lleida,
Mirayet, Torrosa y Pefifscola, que son las entidades pro-
motoras de la iniciativa. Su finalidad es desarrollar y ges-
tionar la ruta denominada «Domus Templi». Es, como
de costumbre, una entidad pública, de carácter asociati-
vo y naturaleza voluntaria, con personalidad jurídica
propia y con capacidad jurídica plena para el cumpli-
miento de sus fines: defender el Patrimonio Histórico y
Medioambiental de los municipios integrantes, difundir
el legado templario, promocionar la ruta como iniciati-
va vertebradora de ese espacio turístico y geográfico,
coordinar las distintas iniciativas públicas o privadas
relacionadas con este tema, y velar por el correcto desa-
rrollo de un turismo respetuoso con el entorno natural
y cultural.
Fundaciones y asociaciones culturales
Como recordé al principio, a lo largo de este libro he
repetido la necesidad de que la sociedad civil interven-
ga en los procesos de Gestión del Patrimonio C ultural,
o al menos que lo haga más de lo que lo hace, es decir,
casi nada. Pero, ¿qué es esto de la «sociedad civil»? Pérez
de Armiñán la define como «los individuos, grupos o
entidades privados que, con independencia de la repre-
sentación política y del ejercicio del poder público ,
atienden y resuelven por sí mismos cuestiones de inte-
rés general» (2004, p. 174). En definitiva, es la gente
común, las personas que no se dedican a la política ni
ejercen ningún tipo de poder público ... Pero que quie-
ren hacer algo de carácter público; no siempre «atien-
den y resuelven», pero lo intentan.
El mejor ejemplo que conozco, en nuestro contex-
to, está represenrado p or las asociaciones de amigas y
amigos de un determinado museo, formadas por per-
sonas que no trabajan en él, que no figuran en su plan-
tilla, pero que están interesadas en contribuir a deter-
minadas cuestiones relacionadas con la gestión de ese
museo: la difusión, la guía de visitas, la organización de
conferencias, el apoyo en determinados casos, etcétera.
En nuestro país los poderes públicos han predomi-
nado siempre en la Gestión del Patrimonio C ultural,
de modo que la sociedad civil ha tenido dificulr-=:
para inrervenir en ella. Algo parecido ha ocurrid
otros países del entorno mediterrán eo, a diferenci.
la situación de los Estados anglosajones, en los qc.c
mano de la sociedad civil es poderosa en los campo:
la educació n, de la investigación cien áfica, de la
tencia social y de la cultura.
Cuando un grupo de personas físicas, jurídicas
ambos tipos está interesada en trabajar en estos care.
y tiene medios y tiempo para ello, asumiendo que
va a recibir un salario ni unos beneficios econÓiffi..
tiene dos posibilidades: o bien crea una fundacioc
bien una asociación. Las diferencias entre una ,. -
son menores que sus similitudes, aunque en el c~~
to del Patrimonio C ultural están más de moda, er;
actualidad, las fundaciones.
Qué es una Fundación Cultural
Hoy día una fundación se define como una enticbt.:
carácter privado o público, constituida por una o'-
personas físicas o jurídicas, que destinan un conji...;;
de bienes a una finalidad de interés general, que h.
estar siempre formulada con claridad y que no pu.;
beneficiar económicamente a personas individL.....
Eso significa que se trata de entidades sin ánim-
lucro.
Según recoge la página web del M inisterio de C
tura, los intereses generales que persiguen las fur
ciones pueden ser enormemente variados: desde
defensa de los derechos humanos o los principio
mocráticos, hasta el apoyo a la investigación cien~
ca, pasando por objetivos deportivos, sanitarios, h;
rales, sociales, medioambientales y un largo etcétcr.
La historia de este tipo de iniciativas está ligada.
palabra «beneficencia», como en el siglo XIX se dc::r
minaba a estas entidades privadas -existe un comp.
y ameno estudio sobre esta h istoria en Rueda 19'+ -
Si pensarnos en el conrexto, al menos lingüístico.
aquellas iniciativas - «Casas Pías», «Gotas de lect:...
«Orfanatos», etc.-, nos daremos cuenta de cómo
cambiado las cosas en este aspecto, sobre todo cu.ar:...;.:
vemos cómo hoy las grandes empresas, bancos Sl.
todo, formalizan fundaciones para poner en praCL
modernos, ricos y ambiciosos proyectos cultural
cienríficos.
En España apen as han existido estímulos para la -
ación de fu ndaciones a lo largo de casi todo el siglo
pero duran te la transición democrática se consigue
la Constitución de 1978 incluya el art. 34 sobre el de

dio de Fundación para fines de interés general. En 1994
se aprueba la primera Ley de Fundaciones, que, además
de regular su formalización, estableció incentivos fiscales
l. la participación privada en actividades de interés gene-
;aJ, una acción que normalmente se denomina «mece-
nazgo».
Las fundaciones, al igual que las asociaciones, son
aicidades sin ánimo de lucro descinadas a fines de carác-
21" social. Pero el Estado moderno también lo es, y como
ns ámbitos y deberes no están deslindados, muchas
~ las fundaciones y las asociaciones hacen lo mismo
que las administraciones, en el mismo territorio y con
:.;¡s mismas personas beneficiarias. Además, la propia
xlministración promueve el empleo de recursos priva-
dos en asuntos públicos (por ejemplo, el ya explicado 1
z:ior 100 cultural) (Pérez de Arrniñán 2004). Hay que
reconocer que en muchos casos las labores de las funda-
ciones y las asociaciones suplen las carencias de las admi-
nistraciones a este respecto.
En el año 2002 se aprobaron dos nuevas leyes, una
;obre fundaciones y otra sobre mecenazgo, pero, según
d citado autor, tampoco han contribuido a resolver la
ronfusión operativa ni al deslinde de campos entre lo
público y lo privado de interés general.
El capital inicial con el que cuenta una fundación
?3-fª la práctica de sus fines, proceda de donde proce-
Ja, ha de ser objeto de un acto de transmisión a través
de una escritura pública, y no podrá ser revocado -es
decir, la empresa donante o fundación no podrá vol-
-:erse atrás-. El órgano de gobierno de una fundación
se denomina «patronato» y suele estar formado por la
~ona o la empresa fundadora y por quien ella
:nisma designe. Hoy día, lo habitual es que un patro-
.:iaco esté compuesco por personas con cierta relevancia
-los «patronos» y «patronas»-, que ejercerán su cargo
CISÍ siempre de forma vitalicia, es decir, mientras vivan
o mientras desempeñen el puesto por el que se les ha
designado.
Los patronatos de las fundaciones se rigen median-
te unas no rmas, los estatutos, que quedan fijadas en su
propio acto constitucional o fundacional. Será la pro-
pia AGE y, en su caso, las CCAA, las encargadas de
controlar su funcionamiento, ya que son las compe-
tentes en la fiscalización de las instituciones que persi-
guen un interés general.
Las fundaciones con finalidad cultural, o fundacio-
nes culturales, son las que se dedican al «fomento de las
letras y de cualquier manifestación cultural que no sea
l.a educadora ni la investigadora». Aquellas que realicen
sus actividades en más de una Comunidad Autónoma
aan de estar registradas y serán tuteladas por laAGE: el
Consorcios, fundaciones y asociaciones 1 389
Protectorado de Fundaciones corresponde al Ministerio
de Cultura, a la Subdirección General de Fundaciones
y Mecenazgo. Cuando las actividades se centren princi-
palmente en una sola Comunidad, será dada de alca en
su propio Registro y sometida a su tutela.
Fundaciones Culturales en España
En la actualidad existen en nuestro país muchos tipos
diferentes de fundaciones: las laborales, las benéfico-
constructoras, las religiosas, etc. Son muy numerosas
y las más conocidas están ligadas a empresas banca-
rias. Un somero repaso por el registro de fundaciones
publicado por la mencionada pági na web, nos de-
muestra cómo la finalidad de «proteger, restaurar,
gestionar, etc.» el «Patrimonio H istórico-ArtÍstico» es
una de las más m encionadas en todo tipo de funda-
ciones, incluso en aquellas que, por su origen ligado
por ejemplo, a asuntos agropecuarios o religiosos, o a
aeropuertos, parecerían lejanas a cales deseos. En
muchas ocasiones ese Patrimonio Histórico que hay
que proteger es el propio de la fundación, es decir, el
que la Fundación posee, o bien el de una ciudad o
una persona concreta o una familia: son los casos de
la fundación Lázaro Galdiano o Cerralbo, o los de
Antonio Gades, Antonio Gala o César Manrique, o
bien los de la Casa de Alba, la de Medina Sidonia y
un largo etcétera.
Algunas de ellas son muy conocidas por su labor
en el contexto que nos in teresa, como la de
Patrimonio Histórico de Castilla y León, a la q ue va
dedicado uno de los recuadros que aparecen en este
mismo capítulo (recuadro 40). Además, sobre la últi-
ma se ha publicado recientemente un trabajo que
comenta los resultados de más de una década de
intervenciones en el Patrimonio Cultural (Álvarez
Vega 2008); pero también hay que señalar muchas
otras, sobre codo las que proceden de bancos y cajas
de ahorro, que están contribuyendo en gran medida
a la visibilidad del Patrimonio Cultural, como son
Caja Cantabria, Caja Madrid o La Caixa, entre mu-
chas otras. También contribuye a esto mismo la
Fundación Casas Históricas y Singulares, fundada en
1998, descinada a la protección de casas, parques y
jardines, normalmente de propiedad privada, que por
sus características arquitectónicas, forman parce del
Parrimonio Cultural, estén o no declaradas BIC.
Llama la atención la existencia de fundaciones
cuyo objeávo es la proyección, el apoyo y la investiga-
ción de un determinado tipo de Patrimonio Cultural,
390 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
como los casos de la Fundación Cidaris, del Museo de
Elche, para el Patrimonio paleontológico; la Funda-
ción Oeben para la restauración del Patrimonio mue-
ble; la Fundación Patrimonium para el apoyo a los
sitios declarados por la UNESCO como Patrimonio
Mundial; o la Real Fundación de Toledo, para la revi-
talización de esta ciudad , así como de la obra escultó-
rica de Victorio Macho; o bien las fundaciones Albaria
Eskotos y Ancestros, ambas dedicadas a los estudios
sobre los orígenes humanos.
Respecto a las cantidades económicas invertidas
realmente por estas fundaciones en el Patrimonio
Cultural, es imposible realizar un cómputo general,
pero existen grupos de fundaciones, como las de las
cajas de ahorro, que publican anualmente sus memo-
rias. Así, según Pérez de Arrniñán (2004, p. 180), en la
memoria de la CECA de 2003 se podía observar la
distribución de las cantidades empleadas en cuatro
grandes áreas por las cajas de ahorro en el año 2002, y
que son las siguientes:
- C ultura y tiempo libre: 499.313 millones de
euros (46,7 por 100).
- Asistencia social y sanitaria: 25 1,433 millones
de euros (23,5 por 100).
- Educación e investigación: 212,091 miLlones de
euros (19,8 por 100).
- Patrimonio C ulcural y Nacural: 107,024 millo-
nes de euros (1O por 100).
Del resto de las fu ndaciones culcurales, cuyo nú-
mero puede ascender a 5.000 -la mirad más o menos
de carácter social y asistencial, y la otra mirad educa-
tivo y docente-, los daros concretos de inversiones en
el Patrimonio Culcural no se conocen. Para el autor
citado, el gran problema de las fundaciones es su
compartimentación y fragmentación, lo que es fruto
de la libertad que tienen sus patronatos, que actúan
según su criterio.
Frente al futuro, sería de desear la aprobación de
nuevas normas que contribuyan a la transparencia eco-
nómica de las fundaciones; de hecho, hay que mendio-
nar el papel de la «Fundación Lealtad», una organiza-
ción independiente cuya misión es fomentar la
confianza de la sociedad en las fundaciones y asociacio-
nes que cumplan fines de acción social. Esra fundación
evalúa la transparencia y el grado de cumplirnienco de
los fines establecidos y ofrece información a quienes
desean hacer una donación, o dudan sobre la ucilidad
real, por ejemplo, de una ONG, así como información
para las empresas.
Qué es una Asociación Cultural
Se trata de otra de las fórmulas oficiales que perm.
a personas físicas o jurídicas reunirse y colaborar po:."1'
la consecución de un fin de interés general o parci..._
lar. El número de personas necesario para conscin:...;-
la puede ser muy bajo, de tres como mínimo, o ilir
cado. En principio, es lo mismo que una fundac1
sólo que los requisitos para su formalización son
menor exigencia, por lo que resulta más fácil, en de·
nitiva, constituir una asociación que una fundaci•
Su existencia está muy ligada a los intereses o afi
nes de la ciudadanía, por lo que puede llegar a ser -
buen reflejo de sus ideas y deseos. En el mome?'"-
actual, y desde luego como consecuencia de lo dicho.
gran mayoría de las asociaciones son de carácter emp"
sarial. En general, y por comparación con otros Cl::"
pos, existen muy pocas asociaciones relacionadas COI:' ..
Patrimonio C ultural, y en las pocas que existen su
manejarse conceptos diversos y mezclados. En
m ayoría pretenden acceder a la investigación de forr:
directa o contribuir de alguna manera a eLla. Los ca:..
más exóticos incluyen recuperación de restos, espel~
logía, detectoafición, historia del arte o hipnosis, en ~
amalgama que demuestra de nuevo la escasa consimr
cia del concepto de Patrimonio Cultural o Hiscóriu.
de las ciencias que lo hacen posible, incluso en~
grupos que se declaran aficionados y que dedican tier::
po y esfuerzo a ello.
De acuerdo con Albert (2005), existen dos tipos ..
participación entre las asociaciones dedicadas
Patrimonio Cultural: por una parte están aquellas q~
colaboran con las iniciativas o los principios de
administraciones, dedicándose a la recuperación o a.
servación de danzas, fiestas, músicas, etc. La otra tip ~
logía corresponde a las asociaciones de carácter rei'.:
dicativo o de protesta, que se enfrentan a las decision.::.
o acciones de la administración proponiendo, en alg--
nos casos, alternativas.
Las asociaciones pueden tener ámbitos territoria.c.
distintos: son municipales cuando su actuación s~ cc-.-
traen un municipio concreto; comarcales cuando aba:
can varios; provinciales, autonómicas o incluso nao >--
nales si sus objetivos atañen a todo el Estado. Sea cu....
sea, el ámbito territorial debe constar en sus estatue~
Existe una Ley reguladora del Derecho de As.
ciación (Ley 1/2002) que fija la estructura básica de caC-
una de ellas: una Asamblea General compuesta P' r
todos los miembros asociados, que tiene la obligación ~
reunirse al menos una vez al año, y un órgano de gescicr
fo rmado normalmente por la presidencia, secretaría
 Consorcios, fundaciones y asociaciones 1 391

:esorería, más un número de vocalfas que dependerá de tacar la Asociación Hispania Nosua, que recientemente
.:ada caso. Las personas asociadas pueden ser fundado- ha iniciado la publicación de «La lista roja» o de bienes
'.':IS, numerarias u honorarias y los pasos que se han de patrimoniales en peligro, en su página web. Más infor-
,cgui r para legalizar una asociación cultural dependen mación sobre esra Asociación puede verse en uno de los
~ cada Comunidad Autónoma. En el caso de la de recuadros que acompañan a este capírulo (recuadro 39).
.fadrid, esos pasos pueden verse en el cuadro 20.1 . Ariño, en 1999, realizó una investigación sobre el
Muchas de las asociaciones culturales son declara- asociacionismo y el Patrimonio Cultural en la Comu-
.1.aS de utilidad pública, siempre que sus fines sean de nidad Valenciana, en la que contemplaba nada menos
merés general. Con esa declaración es más fácil acce- que 4.262 asociaciones culturales en la región, de las
.:er a subvenciones, bonificaciones y exenciones fisca- que casi el 20 por 100 tenían como finalidad cuestiones
cs; claro está que sus obligaciones son mayores, ya que de carácter patrimonial. Es evidente que ese enorme
1'lI1 de rendir cuentas anualmente y presentar una me- movimiento asociativo, cuyas razones están muy bien
"lloria de las actividades realizadas. explicadas en el trabajo antes mencionado de Albert
En este contexto de las asociaciones, debemos recor- (2005), no existe de forma similar en orras CCAA.
Jar de nuevo la diferencia enrre «Gestión cultural» y Muchas de estas asociaciones valencianas son de
Gestión del Parrimonio Cultural». Del primer tipo, carácter reivindicativo, las denominadas «Salvem» o
.:edicadas a coda clase de manifestaciones culturales y «Salvemos» en castellano y que en otros lugares se lla-
:nuy relacionadas con el turismo, vamos a encontrar un man «Plataformas ciudadanas». Albert (2005, p. 221)
z;ran número de asociaciones, sobre todo a nivel de cada publica un esquema, que reproduzco en el cuadro
Comunidad Autónoma. Del segundo tipo, que es el que 20.2, en el que pueden verse los «Salvem» organiza~
,os interesa, el número es mucho menor. H ay que des- dos en la ciudad de Valencia enrre 1995 y 2000. Y
también se observa cómo muchos de esos bienes, por
cuya «salvación» clama la ciudadanía, pertenecen al
Patrimonio Cultural.
CUADR020.l
Pasos que se han de seguir para legalizar una
asociación cultural en la Comunidad de Madrid
CUADR020.2
- Elaborar un acta de constitución (por duplicado), fir- Los «SalveDP de la ciudad de Valencia
mada por codos los fundadores. (Albert 2005, p. 221)
- Elaborar los estacucos de la asociación, por duplicado,
con las fumas originales de codos los que compongan el Año de
Nombre de la plataforma constitución
órgano provisional designado en el acta fundacional.
Exisce un modelo de estatucos que se puede encontrar
en el propio Servicio de Fundaciones y Asociaciones. Salvem el Botanic 1995
- Cumplimentar por duplicado instancia de solicitud
de inscripción en el Registro de Asociaciones firmada Salvem el Pouec 1996
por un socio fundador.
- Rellenar el modelo 0-30 de auroliquidación de rasas Salvem la Punta 1997
(se recoge en el Registro de Asociaciones).
- Entregar roda la documentación en el Registro de Aso- Salvem Russafa 1998
ciaciones de la Consejería de Presidencia de la Comu-
nidad de Madrid por duplicado. Las firmas deben ser ori- Salvem el Cabanyal-Canyamelar 1998
ginales en los dos ejemplares.
Salvem el Barri de Vellurers 1999
- Entregada la documentación, el Registro notificará el
plaw para presentar el libro de actas, el Libro de socios y
Salvem l'Horra de Benimaclec 1999
el libro de contabilidad (se pueden adquirir en papelerías),
para ser sellados por el mismo, que a su vez comunicará Salvem Benicalap 2000
por escrito el número de inscripción y requerirá a los inte-
resados para recoger los libros y estatutos revisados. Salvem Amics del Carme 2000
1
392 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
La Asociación
Hispania Nostra
Hispania Nostra es una asociación de carácter no lu-
crativo, declarada de utilidad pública y de ámbito nacio-
nal. Su finalidad es la defensa, salvaguarda y puesta en
valor del Patrimonio Cultural español y su entorno, en el
ámbito de la sociedad civil, de acuerdo con sus
Estatutos.
La asociación nació en 1976, con motivo de la cele-
bración del «Año del Patrimonio Arquitectónico Euro-
peo» y en sintonía con la organización Europa Nostra,
la federación europea de Patrimonio Cultural que agru-
pa a más de doscientas asociaciones de defensa y
puesta en valor del patrimonio, portavoz de la sociedad
civil europea ante las instancias internacionales, en
particular ante el Consejo de Europa y la UNESCO.
La Junta Directiva de Hispania Nostra está com-
puesta por 24 personas, representativas de diversos
sectores de nuestra sociedad y unidas por un principio
común: la necesidad de defender el patrimonio con cri-
terios objetivos y estables.
En 1978 S. M. la reina Doña Sofía aceptó la Presiden-
cia de Honor, apoyando desde entonces a la entidad y
honrando con su presencia los actos de entrega de los
premios Europa Nostra por trabajos llevados a cabo en
España.
En sus treinta y cuatro años de vida, Hispania Nostra
ha desarrollado multitud de programas: colaboración,
apoyo y reuniones anuales con las asociaciones y entida-
des relacionadas con el Patrimonio Cultural; organización
de conferencias, ciclos temáticos y jornadas nacionales e
internacionales; publicaciones, como su Boletín o la pres-
tigiosa revista Patrimonio Cultural y Derecho; educación
sobre el patrimonio en los colegios, o convenios de traba-
jo con escuelas de arquitectura.
Desde 1978, se encarga de la gestión de los proyectos
españoles en los premios anuales de Europa Nostra-
Unión Europea para la conservación del Patrimonio Cul-
tural y Natural; de la convocatoria, presentación y difusión
de los numerosos galardones obtenidos.
La Asociación mantiene una página web (http://www.
hispanianostra.es/) en la que se da cuenta de la vida de
la entidad y se facilita información sobre el Patrimonio
Histórico. Entre otras secciones, figura una recopilación
quincenal de las noticias que se producen en prensa
sobre el patrimonio, tanto español como iberoamerica-
no. Contiene también la llamada «Lista Roja del Patri-
monio», que recoge aquellos elementos del PHE que
se encuentren sometidos a riesgo de desaparición.
destrucción o alteración esencial de sus valores. La
Lista se compone de fichas que incluyen una breve
descripción física e histórica del elemento patrimonial
en cuestión, así como fotografías y otros datos sobre
los riesgos que padece, su protección legal o su titula-
ridad. Esta Lista viene a ocupar un vacío informativo y
tiene por finalidad poner de relieve y sacar a la luz públt-
ca aquella parte de nuestro legado histórico que, por
distintas razones, ha sido preterida en las actuaciones
de conservación llevadas a cabo por la administración
o por particulares. Es una llamada de atención sobre
numerosos elementos patrimoniales, la mayoría de
gran belleza y rica historia, que se encuentran abando-
nados y sujetos a degradación, a riesgos de hundimieo-
to o a expolio. También se incluyen en la Lista Roja
aquellos componentes de nuestro Patrimonio Histórico
que han sufrido una desacertada intervención o agre-
siones en su entorno. La Lista Roja del Patrimonio se
actualiza periódicamente con la colaboración de otras
asociaciones, entidades y personas interesadas en la
materia.
Desde 1978, Hispania Nostra desarrolla un programa
de apoyo a las asociaciones locales, convocando y orga-
nizando cada año una Reunión de Asociaciones y Entida-
des para la defensa del Patrimonio Cultural y su Entorno.
a la que asisten representantes de toda España. Estas
reuniones anuales se vienen realizando en distintas pobla-
ciones de nuestra geografía con diferentes temáticas. La
última de ellas, celebrada en Vigo, ostentaba el reclamo
«Situación y futuro del Patrimonio rural en España».
Desde el año 2005, organiza, junto con la Fundación
Banco Santander, los «Debates de Patrimonio», dedt-
cados al análisis y reflexión , en sesiones públicas, so-
bre las principales cuestiones que hoy afectan a
nuestro Patrimonio Histórico, desde una perspectiva
eminentemente práctica, ligada tanto a la apreciación
social de sus valores culturales como a la realidad de
su regulación, mantenimiento y utilización. Se han tra-
tado temas como ordenación del territorio y urbanismo.
protección del paisaje, medios de comunicación o el
Patrimonio arqueológico subacuático. Como comple-
mento de estos debates, ambas instituciones organi-

zan cada año un seminario, abierto al público, para
analizar más profundamente, desde los puntos de
vista teórico y práctico, aspectos relevantes de la pro-
:ección del patrimonio.
Hispania Nostra interviene con eficacia frente a las
agresiones a nuestro Patrimonio Cultural, como el re-
ciente intento de edificar la Vega Baja de Toledo.También
lo hace en apoyo de las asociaciones locales, cuando se
:rata de defender elementos de menor importancia o
más desconocidos.
la Asociación se financia con las cuotas de sus 376
socios y con fondos públicos y privados que obtiene
por medio de convenios de patrocinio.
Consorcios. fundaciones y asociaciones 1 393
El actual presidente de la Asociación es D. Alfredo
Pérez de Armiñán y de la Serna, académico de número
de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
y letrado de las Cortes. le precedieron en dicho cargo
D. Carlos Frtz-James Stuart, duque de Huéscar (1976/
1980), D. Justino de Azcárate (1980/ 1987), Dª. Carmen
Ortueta de Salas (1987/ 1992), D. Álvaro Fernández-Vi-
llaverde, duque de San Carlos (1992/1997), y D. Santia-
go de Ybarra y Churruca (1997/2003).
CARLOS M ORENÉS
Vicepresidente
de la Asociación Hlspanla Nostra.
394 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Las asociaciones de amigos/as de los
museos
En el contexto de la Gestión del Patrimonio C uJtw·al, las
asociaciones cuJturales más famosas, como ya anuncié,
son las de amigos/as de los museos, tema tan amplio y
conocido que incluso existe una federación española de
asociaciones de este tipo, que a su vez está integrada en
otra, la Federación Mw1dial de Amigos/as de los Museos
(FMAM), que engloba a asociaciones de 28 países, con
más de dos millones de personas asociadas.
Esta última organizó en el año 2005 un Congreso
Internacional en Sevilla, cuyas actas pueden verse en
la web www.museumsfriends.com/public/.
En lo que respecta a las labores que estos grupos
realizan en los museos, no hay duda de que al ser
desinteresadas y altruistas, cada una de estas personas
se compromete con su comunidad y con su ciudad a
favo r del Patrimonio C ultural en su más amplio sen-
tido; sin embargo, tales labores pueden llegar a cho-
car con las propias de quienes trabajan profesional-
mente en ellos, por lo que, como ocurría en el caso de
las fundaciones, es necesario deslindar con detalle las
competencias de cada cual y, además, trabajar siem-
pre en cooperación y colaboración.
Según Pablo Suárez, director general de Museos de
la Junta de Andalucía, en las actas antes mencionadas,
las asociaciones de amigos/as de los museos podrían
ejercer un papel determinante en los siguientes campos:
- En la fu nción educativa del museo.
- En la adaptación del museo a las necesidades deri-
vadas de la irrupción de las nuevas tecnologías.
- En la promoción de la institución y de sus acti-
vidades.
- En la necesidad de contar con equipos de colabo-
radores/as ilusionados/as por la labor del museo.
- En la urgente exigencia de diferenciarse respecto
de orras instituciones cuJrurales y de otros museos.
Pero quitando las dos últimas, que no son funciones,
las arras rres, educar, adaptarse a las nuevas tecnologías y
promocionar, son labores que el propio personal de los
museos ha de asumir forzosamente. Lo que en realidad
han de hacer estas asociaciones es ayudar en la dinamiza-
ción del museo, dándolo a conocer. Para ello, las herra-
mientas, siguiendo al mismo autor, serán la experiencia,
el ingenio, la invención, el estudio, la innovación, el
talento, la intuición y, en definitiva, conocimiento.
D e acuerdo con los textos de la FMAM, las activi-
dades que estos grupos pueden realizar son las siete que
figuran en el cuadro 20.3. D e entre ellas enconrrz::n¡
dos especialmente interesantes: la de ejercer pres
sobre los gobiernos cuando sea necesario, y la de m:..;,.;r
dar fondos de manera directa o indirecta. De h
esta última ha sido tradicionalmente su labor princr:o:
Por lo que respecta a la Federación Español.:.
Amigos/as de los M useos, se trata de una instiru.....
cultural sin ánimo de lucro, creada en 1983, que~ _
tina asociaciones y fundacio nes de este tipo, ~ e
objetivo de apoyar e impulsar, de forma coor~
sus actividades e iniciativas.
Surgió esta federación gracias al impulso -
grupo de Cataluña y de la Fundación de Amiga
del M useo del Prado. En la actualidad reúne a ID.a.> .....
un centenar d e asociaciones, con un total de persc-::
asociadas que superan las 50.000. Po r supuesto, e:.
federación es miembro del ICOM (véase capítulc :_
y de la FMAM antes citada.
En la magnífica página web www.feam.es, es fX.
ble estar al tanto de las actividades, las noticias y
proyectos de esca federación; además, publica Rn
de amigos de los museos, que en abril de 2008 saco
número 26, con uno o dos números al año.
Un ejemplo: la Asociación de Amigos/as
del Museo de Arte Romano de Mérida
Fue fundada en 1983, algo bastante p remonitor
teniendo en cuenta que este museo no se inaugu.:
CUADR020.3
FJ papel de las asociaciones de amigos/as
de los museos según la Fedención Mundial
- Actuar como un puente emre el museo y la comunidad..
- Ejercer presión sobre los gobiernos locales, estatales ~
federales cuando sea necesario, así como sobre los gru-
pos comunitarios o de negocios locales.
- Ayudar en los programas públicos del museo.
- Proporciona una fuerza de trabajo para ayudar en ull<I.
gran variedad de tareas.
- Posibilitar el acceso a las colecciones y la experiencia
del personal mediante las actividades de los miembros.
- Recaudar fondos directamente.
- Recaudar fondos indirectamente, proporcionando una
base de clientes para recaudación de fondos para el museo.
o solicitando donaciones de servicios para el equipo.

'llSta 1986. Desde el primer momento elaboró una
csn:ategia conjunta co n la dirección y el personal del
:-ropio centro, basada en la formación, la difusión y
.a. educación. La Asociación ha firmado convenios de
.:olaboración con el Ministerio de Cultura -del que
.1epende este museo, ya que es de propiedad y com-
:ietencia estatales, véase capítu lo 17, en especial el
~..iadro 17.2- para poder uti lizar las imágenes del
~ntro en productos comerciales (almanaques, cua-
.!ernos, láminas, postales y diapositivas, reproduccio-
::ies de piezas a escala de bronce y mármol, ere.) y para
emplear los espacios del Museo para actividadt'.s lúdi-
:::as y formativas (conciertos, exposiciones, conferen-
.:ias, congresos, ere.) . Es el propio personal del Museo
=. que supervisa la idoneidad y calidad de estas acti-
1dades y el resultado de toda esta cooperación es, sin
.:uda, positivo.
Por otro lado, la Asociación ha firmado convenios
::a.mbién con empresas privadas para realizar progra-
'llas formativos y de investigación, como la creación
~e w1a red virtual peninsular de Museos de Roma-
mdad, en la que pueden visitarse virtualmente más de
~5 muscos y ceneros. Esta base científica virtual per-
-nite un intercambio fluido entre las personas profe-
ionales d e los museos y las asociaciones d e amigos/as
.;. ellos vinculados.
Una tercera área de trabajo para esta Asociación ha
-ido la publicación conj unta de varias obras de carácter
aemífico-divulgativo sobre el Museo y sus colecciones,
así como sobre los cursos o seminarios impartidos y los
congresos o jornadas celebrados.
D esde 1995 la Asociación desarrolla, asímismo,
an programa de formación del voluntariado cultural,
compartido con el personal del centro. El voluntaria-
do así formado participa en tareas específicas, como
por ejemplo la atención al público en el «Punto de
Información» situado a la entrada del Museo.
Muchas otras son las labores con las que esta Aso-
ciación contribuye al buen desarrollo de las finalidades
propias del Museo Nacional de Arte Romano: implan-
cación de un sistema de audiogufas en español, portu-
gués e inglés, dirección y gestión de la tienda del Mu-
seo, etc. (www.rnuseumsfriends.com/public/).
Otras asociaciones ligadas al Patrimonio
Cultural
Aunq ue, corno antes dije, no son muchas, suelen resul-
rar bastante interesantes y, al menos en principio, todas
ellas tienen páginas web, por lo que si se desea saber si
Consorcios, fundaciones y asociaciones 1 395
en una localidad determinada existe alguna, no es difí-
ál encontrarla.
:\qw, a modo de ejemplo, hablaré de algunas que
me han llamado la atención. Una se denomina «Bem-
baso • y debe su nombre al responsable del proyecto de
la Giralda. Reúne a un grupo de profesoras/es con in-
quierud respecto a la difusión del Patrimonio Histórico.
Nació en 1998 y sus propuestas se centran en proteger,
difundir, promover el respeto y disfrutar de los bienes
patrimoniales. Los miembros de esta asociación son pro-
fesionales de la enseñanza, por lo que sus real izaciones
concretas están siempre vinculadas con ella: investiga-
ción, elaboración de material didáctico, organización de
visitas, cursos de perfeccionamiento para las personas
asociadas, campañas de divulgación y de sensibilización,
denuncias ante las agresiones al Patrimonio C ultural,
actividades de protección e intercambio y encuentros
con otros colectivos relacionados con el Patrimonio.
Ademá5, Bembaso publica un boletín que el año 2007
editó su número 17.
De orras asociaciones culturales con incidencia en la
protección del Patrimonio C ultural ya hablamos en el
capítulo correspondiente al Patrimonio industrial, como
el caso de la asturiana IN CUNA; así es que, para acabar,
citaré una asociación que tiene una especial importancia
en el contexto de este libro: la Asociación Española de
Gestores/as de Patrimonio Cultural (AEGPC). A ella se
le dedicó el recuadro 4, en el capítulo 4.
Reflexión final: la voluntad de trabajar en
este ámbito
La Gestió n del Patrimonio C ultural, como hemos ido
viendo a lo largo de este manual, es compleja y requie-
re mucho más esfuerw social que el que hasta hoy se
ha invertido en nuestro entorno. La creación de nue-
vas fó rmulas para enfrentar responsabilidades, como
ocurre con los consorcios, o bien la intervención, por
un camino o por otro, en esas labores de gestión, en
los casos de las fundaciones y las asociaciones de carác-
ter culrural, comienza a ser imprescindible y lo será
más cada afio que pase.
En ese sentido, las generaciones que ahora están
esrudiando las licenciaturas o grados del área de h wna-
nidades tendrán que aguzar sus ingenios para hacer
que escas iniciativas se multipliquen y, sobre todo, sir-
van realmente para una visión positiva, por parre de la
sociedad, de sus bienes culturales.
Para esto no hay que hacer oposiciones¡ es sólo una
cuestión de voluntad.
396 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
La Fundación del
Patrimonio Histórico
de Castilla y León
La Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y
León es una entidad privada, sin ánimo de lucro, cons-
tituida, en 1997, por Caja España, Caja Duero, Caja de
Burgos, Cajacírculo, Caja Segovia, Caja de Ávila y la Jun-
ta de Castilla y León, para fomentar la conservación, la
restauración y la difusión del Patrimonio Histórico cas-
tellano y leonés, que se ha revelado como un instru-
mento de gran valía en este terreno.
La Fundación basa sus intervenciones en un método
que parte de una investigación profunda de los bienes
culturales para completar con éxito una restauración cui-
dadosa y, después, difundir la obra de arte recuperada y
su proceso de recuperación, de modo que la sociedad
pueda conocer un legado que le pertenece y le reclama.
Todo el proceso está, pues, encaminado a obtener la
máxima calidad y la excelencia en cada una de las inter-
venciones.
Como ejemplo, cabe describir la intervención en la
colección de pintura florentina del siglo xv11 del convento
de las Descalzas Reales de Valladolid. La Fundación
analizó los lienzos para determinar la mejor manera de
restaurarlos, los recuperó e inició, después, una exposi-
ción itinerante, que partió del propio monasterio y discu-
rrió por las salas de las obras sociales de las cajas de
ahorro de Castilla y León, para difundir el conocimiento
de los lienzos, ocultos en clausura durante cuatro siglos.
Este riguroso sistema le ha valido a la Fundación del
Patrimonio Histórico de Castilla y León el reconocimien-
to internacional en los Premios del Patrimonio Cultural
Europeo/Europa Nostra 2008, donde ha obtenido una
medalla, en la Categoría de Conservación, por su inter-
vención en el coro de la iglesia de San Nicolás de Bari,
Madrigal de las Altas Torres, Ávila, y dos menciones es-
peciales por la restauración de la Colección de pintura
florentina de las Descalzas Reales de Valladolid y la de
los Molinos de Agua de Olivares, Zamora.
Digamos unas palabras sobre su origen y constitu-
ción: en 1995, las Cortes regionales aprueban, con el
consenso de todos los grupos, una Proposición No de
Ley que insta a la Junta de Castilla y León a promc:M!:'"
una fundación para conservar, restaurar y proyecta·
nuestro Patrimonio Histórico. En noviembre de 1996 .:
Junta y las seis cajas de ahorro de la Comunidad ~­
man un protocolo que compromete la creación de .a
Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y Lea-
la cual se constituye el 24 de enero de 1997.
En cuanto a sus finalidades, la Fundación del Pa~....
monio Histórico, una experiencia todavía hoy única y oe
probada efectividad, de cooperación entre la administra-
ción y el sector privado, echó a andar con unos estat..r
tos que fijaban un fin muy claro para su actividad: con:.";-
buir a la restauración de los bienes integrantes oe
Patrimonio Cultural de la Comunidad de Castilla y Leor
así como facilitar su conocimiento y difusión. También se
concretaba el beneficiario directo de este trabajo: ~
sociedad.
Así comenzó a rodar un sistema dirigido por dos
órganos de gobierno: el Patronato, con catorce miem-
bros, dos por cada entidad fundadora, de presidencia
rotatoria, por periodos bienales; y la Comisio....
Ejecutiva, con un miembro de cada entidad fundadora
El Consejo Asesor se constituyó, más adelante, come
un órgano de asesoramiento técnico y científico de
patronato y de la Comisión Ejecutiva sobre las prcr
puestas de restauración del Patrimonio presentadas a
la Fundación, estando integrado por siete especialistas
de reconocido prestigio y especial relevancia profesi<r
nal, en distintos campos relacionados, como la arqlll-
tectura, la historia del arte o la arqueología.
La dirección y el equipo técnico y administrativo ges-
tionan el trabajo diario para accionar un mecanismo de
exquisito rigor en la selección, preparación y ejecuciór
de cada una de las actividades, casi 600 ya en la tra-
yectoria de la Fundación.
El primer contacto de la Fundación con cada interven-
ción de restauración y puesta en valor es fruto de una
solicitud, o bien un estudio técnico interno cuando
actuamos por iniciativa propia. Los técnicos analizan
cada propuesta y hacen llegar su informe al Consejo
Asesor, que se pronuncia a favor o en contra. La deci-
sión final corresponde a la Comisión Ejecutiva, que
incluye o no la actuación en la programación, de acuer-
do con el informe del Consejo Asesor. Ahí se inician las
conversaciones para obtener la colaboración financiera
por parte de la propiedad del bien que se ha de interve-
nir, requisito indispensable para la Fundación, con lo
que se garantiza la implicación de los propietarios o

entorno social o administrativo más cercano al bien que
va a recuperarse. Lograda esta colaboración, se redac-
tan los proyectos básicos o las memorias valoradas, que
describen las fases de la intervención y ponen una cifra
a la inversión necesaria. Después se licita públicamen-
te, se adjudica y finalmente se ejecuta la restauración o
puesta en valor del bien cultural.
La Fundación ha invertido más de 52 millones de
euros en casi 600 actividades y en este momento tiene
en marcha 61 intervenciones en bienes inmuebles,
muebles, yacimientos arqueológicos y centros de inter-
pretación, mientras crecen sus programas de difusión,
divulgación, formación y publicaciones.
La sociedad castellana y leonesa y nuestros visitantes
son el pilar básico de la Fundación del Patrimonio
Histórico. La primera, porque sostiene nuestros valores
culturales y se preocupa por que sigan en pie. Los segun-
Consorcios, fundaciones y asociaciones 1 397
dos, porque hacen de la conservación del patrimonio una
inversión rentable. Con la sociedad como apoyo más
firme y objetivo último de su quehacer, la Fundación creó
la Tarjeta de Amigos del Patrimonio, que hoy cuenta con
cerca de 2.900 socios y 225 entidades colaboradoras.
Pero la Fundación no sólo hace efectivo el mecenazgo de
las entidades que la respaldan, sino que busca la implica-
ción de otras empresas, colectivos, fundaciones o admi-
nistraciones públicas, para sumar recursos. Así, ha firma-
do numerosos convenios de colaboración con empresas,
ayuntamientos, diputaciones, la Iglesia y otras institucio-
nes, haciendo de la cooperación entre distintas entidades
su forma habitual de trabajar.
RAMÓN ÁLVAREZ VEGA
Director Gerente de la Fundación
del Patrimonio Histórico de Castilla y León.
 21 Institutos,
universidades
y centros
de investigación

Presentación: investigación momentos más interesantes y, al mismo tiempo,

y aprendizaje del Patrimonio Cultural menos definido de su historia, ya que las nuevas titu-
laciones, los grados y los postgrados están comenzan-
En cada uno de los países de nuestro ámbico existe un do su andadura.
número a veces bastante aleo de instituciones que se
dedican, en codo o en parte, a la investigación y la
enseñanza de la Gestión del Patrimonio Cultural. En Los Institutos de Patrimonio Cultural
Francia, por ejemplo, escos ceneros están muy espe- o Histórico
cializados, encontrándonos así el INRAP o lnstituco
~acion al de Investigación de Arqueología Preventiva, Aunque no todos se llamen así, he reunido aquí a las
el CNAU o Centro Nacional de Arqueología Urbana, instituciones técnicas creadas por los gobiernos
'" un largo etcétera. responsables de la gestión del Patrimonio Cultural
En España no ocurre esco. Tal vez por la relativa para el desarrollo específico de estas fu nciones. El
uventud de las iniciativas de Gestión del Patrimonio primero fue el actualmente denominado Instituto de
Cultural - que en realidad comienzan en 1985, como Patrimonio Cultural de España, perteneciente a la
vimos en los primeros capítulos; tienen poco más de Dirección General de Bellas Artes y Bienes Cultu-
veinte años-, o tal vez por la multiplicación de admi- rales del Ministerio de Cultura, aunque cuando se
nistraciones responsables, no existen institutos o cen- fundó, en 1985, era una Dirección General indepen-
eros especializados en un aspecto concreto de la ges- diente.
rión del Patrimonio Cultural, aunque sí hay al menos Pocos años después, en 1989, se creó el Instituco
dos que se dedican a ello en general. En ambos casos Andaluz del Patrimonio Histórico, una institución
han nacido como extensiones de las respectivas Di- que, a lo largo de su historia, ha tenido bastante más
recciones Generales de Patrimonio Histórico o C ul- desarrollo que en el caso anterior, habiéndose conver-
rural, por lo que su personal como sus programas han tido, en la actualidad, en un verdadero ejemplo.
venido hasta ahora formando parte de la administra- Como veremos, otras CCAA han creado también
ción pública. esce cipo de centros, pero ninguno ha alcanzado el
Por otra parce, si nos preguntamos dónde se nivel de estos dos. Por eso les dedico aparcados espe-
investiga y se enseña en nuestro país la Gestión del ciales y recuadros específicos (recuadros 41 y 42).
Patrimonio Cultural, la respuesta será la misma para
cualquier materia especializada sobre la que pregun-
temos: en las universidades y el CSIC. El Instituto de Patrimonio Cultural de
Son, por lo tanto, esos tres los objetivos de este España (IPCE)
capítulo. Comenzaremos analizando los institutos de
Patrimonio C ultural o Histórico, hablaremos luego Se creó en 1985 con el nombre de Instituto de Con-
del Consejo Superior de Investigaciones Cienáficas y servación y Restauración de Bienes Culturales y en
por último nos centraremos en las universidades, asu- 1996 pasó a denominarse Instituto de Patrimonio
miendo que escribo estas palabras en uno de los Histórico Español. En 2008 cambió la denominación
400 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
de Instituro de Patrimonio Cultural de España (RD
11 32/2008), aunque no hay más remedio que reco-
nocer que el mismo Real Decreto que le asigna nuevo
nombre, se refiere luego a este centro con el antiguo:
Instituto de Patrimonio Histórico Español.
Como expliqué en la sección I de este libro, aun-
que en las administraciones públicas «Cultural» e
«Histórico» se traten como sinónimos, la decisió n
tomada al respecto por cada uno de los gobiernos
debería ser respetada por ellos mismos, y en la AGE
la LPHE utiliza el adjetivo «Histórico». Sin embargo,
y como ya he anunciado en otras ocasiones, en
momento actual se está trabajando en la nueva red.. •
ción de esta norma general y es más que probable<;"
una de las decisiones que se comen afecte a su pror
nombre, que sería «Cultural>>en el futuro.
Pero como lo importante no es su nombre,
sus actos, uno de los recuadros que acompañan a e
capítulo está dedicado a este centro; por lo tanto, r
sólo hablaré de la más importante de sus actividau.
de difusión: la publicación de la revista anual Bu·
Culturales, que también durante 2008 vio su final.
 Institutos, u,.. 11ers1dades y centros de investigación 1 401
Esca revista apareció en el año 2002 y, al menos
ai principio, se planteó con un contenido mono-
:-:ifico. Hasca mayo de 2008 se habían editado -
- .llileros y dos anexos. Estos últimos, uno de 2003
orro de 2005 , co nsistían en la publicación de los
~ulcados de sendas jornadas, la primera sobre cri-
mos d e intervención en materiales pétreos y la
.cgunda sobre prevención del biodecerioro en archi-
s y biblio tecas.
De los siete números, con una media de 187 pági-
~. los dedicados a un solo rema han sido cinco:
bre los Planes Nacionales de Catedrales (n. 0 l) y de
arimonio industrial (n. 0 7); sobre retablos (n. 0 2);
obre el Monasterio de G uadalupe y la reina lsabel
'l.º 4); y sobre tejidos hispanomusulmanes {n. 0 6).
Los otros dos, aunque por su titulo general puedan
'.'l:UCCCr también monográficos, en realidad tratan ce-
':laS muy distintos enrre sí. El primero (n. 0 3) se dedi-
- a la publicación de informes sobre actividades
"'"tJueológicas en el exterior, canto prospecciones y es-
·~dios como excavaciones. Se reunieron, en el número
nas voluminoso de los edirados, además de dos arcícu-
s sobre la historia de este tema, informes sobre traba-
. realizados en 17 países, en su mayoría orientales
E.miraros Árabes, Yemen, Georgia, Siria, Jordania y
.....b ano), aunque tan1bién africanos (Egipto, Marrue-
.:os, Sudán, Etiopía y Tanzania), iberoamericanos (Ar-
;encina, Guatemala, Nicaragua y Bolivia) e incluso
:-...uopeos (Italia).
El segundo (n. 0 16), bajo el título de «Patrimo nio
~perado», reunió más d e una docena de interven-
~iOnes del IPCE en distin tos tipos de Patrimonio
Culrural, destacando por su número los edificios
:desiásticos, pero también con presencia de pinturas
::iurales y d e caballece, documentos, tejidos y jar-
.:mes.
Esca interesante iniciativa, a la que sólo podrfa-
•os criticar por su excesiva parquedad en cuanto a
::srructura - no aparece dividido en secciones; no
-;iduye noticias, ni convocatorias, ere.-, así como por
..u poco ecológica p resentació n -papel excesivamente
ueno, amplios márgenes, etc.-, fue d irigida por la
""rematuramenre desaparecida investigadora Dolores
?ernándcz-Posse. Nos cabría desear que su ausencia
"lO se notara en el futuro , pero ello es imposible; y no
.ólo por la bondad de su gestión, sino porque duran-
~ el año 2009, con el texto de esre libro ya en
.mprenta, ha sido sustituida por otra, con el título
">,ztrimonio Cultural de España, que ha dedicado la
?aite monográfica de su número cero al Parrimonio
mnarerial (véase capítulo 13).
El Instituto Andaluz de Patrimonio
Histórico (IAPH)
En su magnífica página web es posible aproxi marse a
su historia, sus finalidades y sus trabajos. Además, en
esre mismo capfrulo se incluye un recuadro en el que
se explican sus principales características; por escas
razones, no me voy a extender aquí en ello.
El lAPH pasó a ser una enridad de derecho públi-
co en el año 2007, lo que le ha dado mayor autono-
mía, así co mo un acusado carácter científico, al pasa r
a ser considerado un centro de investigación.
Lo que sí quiero resaltar son dos cuestiones: en
primer lugar, la magnífica trayectoria de esre institu-
to, anee la que no resulta muy comprensible que el
resto de las CCM no hayan seguido un camino simi-
lar. Y, en segundo lugar, su publicación principal, el
Boletín del lAPH, hoy denominado PH. E n la página
web del boletín aparece un cuadro en el que se expli-
ca la historia, en cinco etapas, de esta revista, en
cuanto al número de páginas, el diseño de la porcad a,
las secciones en las que se divide y la filosofía que la
ilumina. Recomiendo detenerse en esa página para
comprender el esfuerzo de adaptación al paso del
tiempo y a sus exigencias que esta revista, y este cen-
tro, han realizado .
Aquí voy a presentar un estudio numérico por
temas tratados, que serán las secciones y los capírulos
en los que se divide este manual; a ellos añadiré aque-
llos que en este libro no se tratan y en el boletín del
IAPH sí, como los relacionados con la restauración
de bienes muebles e inmuebles. EL montanee de
números publicados hasta el momen to de este análi-
sis alcanza los 65 . H ay, como pued e verse en la pági-
na web recomendada, una diferencia bastanre grande
enrre los primeros, práccicamenre hojas informativas,
y los restantes, que en algunos casos llegan a 200
páginas. En codos ellos, desde el inicio, el esfuerzo
por la di fusión de noticias, congresos, cursos, publi-
caciones y una larga lista de pequeñas e interesantes
cuestiones es notorio. Sin incluir escas noticias, y
teniendo en cuenca tan sólo los artículos o trabajos
que superan las dos páginas, el número de ícems
regisrrado ha alcanzado 874, de los que 41 (4, 7 por
l 00) correspo nden a cernas tratados en la sección I d e
este libro, es decir, al co ncepto de Patrimonio
Cultural, los adjetivos que le acompañan y la legisla-
ción que le es propia .
A la sección II le corresponden 11 9 artículos y
trabajos. un 13,6 por 100 que uatan sobre la natura-
leza de la gestión y sus especialidades. De este grupo,
402 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

- La integración, coordinación y sistematización o¿

Instituto Andaluz del
Patrimonio Histórico,
de 1989 a 2007
El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico es una ins-
titución científica de investigación y desarrollo (l+D) ads-
crita a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Desde su creación en 1989, el IAPH ha venido desa-
rrollando planes, proyectos y actuaciones sobre los bie-
nes culturales, aplicando una visión integral del patrimo-
nio, que combina simultáneamente y en equilibrio
acciones de cooperación, documentación, conservación,
asesoramiento, difusión, investigación, formación ...
Hoy es un referente para la comprensión del
Patrimonio Cultural en las sociedades actuales.
En la actualidad, se ha constituido en Agencia Pública
Empresarial mediante la Ley 5/2007 del Parlamento de
Andalucía y se han aprobado sus Estatutos en el De-
creto 75/2008 de 4 de marzo, que en su artículo 3,
«Fines y funciones», establece:
información y documentación en materia de Patri
Histórico, para contribuir al estudio y conocimiemc ;¡¡
los bienes culturales de Andalucía.
- El establecimiento de planes de formación de es:r-
cialistas en los distintos campos del Patrimonio Histón:::
promoviendo y organizando actividades formativas.
- El fomento de la colaboración con instituciones
vadas y organismos públicos en relación con las ._.:
ciones del Instituto previstas en esta Ley y las que ::
su desarrollo se determinen en los estatutos, pres:a.-
do especial atención a los convenios de colaboraacr
con las Universidades públicas de Andalucía en ~
ria de formación e investigación.
3.3.- El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico cles.?-
rrollará sus funciones mediante la elaboración de · '
mes y la prestación de servicios especializados de doc..-
mentación, intervención, formación y comunicación, E!fT ¿
forma en que se establezca en los estatutos».
En estas dos décadas, sus líneas de trabajo han wa-
do en torno a:
1. Información

«3.1. El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico se
configura como un organismo cuyos fines son la inter-
vención, investigación e innovación, documentación,
comunicación y desarrollo del Patrimonio cultural en el
marco de los planes de investigación, desarrollo e
innovación de la Junta de Andalucía.
Desde sus inicios, el IAPH es consciente de la necesióa::
de responder a las carencias existentes en lo relativo a
conocimiento del Patrimonio Histórico de Andalucía.
El Sistema de Información del Patrimonio Históric:::
de Andalucía (SIPHA) ha ido avanzando en el conoo-
miento de nuestro Patrimonio con:

3.2. El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico

desarrollará las funciones que prevean los estatutos, y
en particular:
- El análisis, estudio, desarrollo y difusión de teorías,
métodos y técnicas aplicadas a la tutela del Patrimonio
Histórico y a su protección, conservación, gestión, in-
vestigación y difusión.
- La realización de informes, diagnósticos, proyectos
y actuaciones en materia de protección, intervención,
documentación, investigación y comunicación de los
bienes culturales.
- El desarrollo de proyectos y actuaciones en materia
de conservación y restauración del Patrimonio Histórico.
- La realización de actuaciones en materia de inves-
tigación del Patrimonio Histórico.
 Institutos. u" vers1dades y centros de investigación 1 403
- Una visión integral o que reúna bases de datos
sectoriales (Patrimonio arquitectónico, arqueológico,
etnológico y mueble).
- La aplicación de las tecnologías, tanto en la infor-
matización de los registros patrimoniales o el desarro-
lo de las propias bases de datos, como en la elabora-
ción complementaria de cartografía o la documentación
gráfica del Patrimonio Histórico.
- Una perspectiva territorial, donde el análisis rural o
urbano, a diferentes escalas, de lo patrimonial, permite
un diagnóstico más complejo pero más eficaz para la
protección, investigación, conservación y puesta en valor
del Patrimonio, con importantes consecuencias espe-
aalmente para el desarrollo local.
Hoy tienen un papel principal los proyectos que preten-
den revalorizar y potenciar los elementos patrimoniales
menos difundidos o re-conocidos, como el Patrimonio
etnológico, el Patrimonio industrial o los Paisajes Cul-
turales.
En esta línea de focalización sobre los patrimonios más
olvidados, el IAPH ha abanderado la creación del Registro
Andaluz de Arquitectura Contemporánea (RAAC), que,
con el objetivo de reconocer y buscar la protección de la
arquitectura de calidad producida en el siglo xx en
Andalucía, ha integrado 1.000 inmuebles desde 2005.
En la actualidad desarrolla el Atlas del Patrimonio
Inmaterial, cuyo objetivo es valorar la diversidad cultu-
ral de Andalucía y dar visibilidad a los colectivos socia-
les que conviven en ella.
2. Intervención
Ya a principios de los noventa, el proyecto de actuación
en la Capilla Real de Granada supone un posiciona-
miento sin igual para el Instituto Andaluz del
Patrimonio Histórico en el ámbito de la conservación-
restau ración internacional.
La conservación-restauración de los bienes cultura-
les en Andalucía ha tenido desde 1989 al IAPH como
centro de referencia.
En primer lugar, por su capacidad y facultad para
proponer los criterios técnicos que deben regir las
intervenciones en bienes del Patrimonio Histórico de
Andalucía.
Y, en segundo, por el modo interdisciplinar que ha
establecido como eje de toda actuación. El equipo de
intervención del IAPH está formado por historiadores
del arte. btólogos, arqueólogos, arquitectos, químicos,
conservadores-restauradores ...
Para el IAPH el proyecto de conservación y restaura-
ción se entiende constituido por un importante conteni-
do teórico y crítico que se sustenta en los criterios y fun-
damentos culturales para cada actuación. También
científico y técnico, dado el papel que tienen las ciencias
y técnicas aplicadas en la resolución mayor número de
incertidumbres posibles relacionadas con la memoria, el
diagnóstico, los tratamientos y el contexto físico-cultural.
Conocer para intervenir es la premisa básica, el
punto de partida, la estrategia que da sentido. Se com-
prende así la continuada atención que han recibido, en
estas dos décadas de intervenciones, obras de espe-
cial interés histórico, artístico y social, piezas singula-
res, con problemáticas únicas de conservación o com-
plejas patologías.
La aplicación de métodos y técnicas de análisis a la
intervención ha supuesto una intensa labor de investiga-
ción. Para ello, el IAPH cuenta con un equipo de profe-
sionales en sus laboratorios de fotografía y radiología,
geología y ensayos de materiales, biología, química o
paleobiologfa, encargados de caracterizar los diferentes
materiales que componen los bienes, determinar su
estado de conservación, identificar su tipo de deterioro
biológico... Específicamente, el área de técnicas foto-
gráficas se apoya en la aplicación de fotografía técnica,
reflectografía infrarroja, radiografía, gammagrafía,
endoscopia o fluorescencia ultravioleta, para documen-
tar el estado de conservación del objeto y poner en evi-
dencia datos poco o nada visibles a simple vista.
3. Desarrollo
Lograr que las políticas de Patrimonio Cultural sean con-
sideradas en las demás políticas sectoriales de desarro-
llo ha pervivido como una de las prioridades del IAPH.
En un primer momento el compromiso por una coope-
ración en el territorio llevó a los profesionales del Instituto
a asumir el Patrimonio Cultural como un factor de carac-
terísticas únicas para el desarrollo comarcal o local. Se
encontraron vías para que los bienes y valores culturales
se contemplaran como un recurso que poner en activo
dentro del concepto amplio de desarrollo sostenible.
Para ello se fortalecieron las redes de colaboración
con agentes del territorio más cercano y se intercam-
biaron experiencias, se prestó asistencia técnica - teó-
rica y práctica- y se logró una efectiva inclusión del
404 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Patrimonio Cultural en las políticas de desarrollo turís-
ticas y medioambientales.
Fruto de este contexto será, desde finales de los
noventa, el trabajo Alianzas para la Conservación, pro-
yecto experimental en el municipio gaditano de Tarifa que
se plantea el objetivo de desarrollar un «corpus» teórico
y metodológico relativo a la integración del Patrimonio
Cultural en las estrategias de desarrollo local. Entre las
actuaciones a nivel regional del Laboratorio del Paisaje
son valorables el análisis paisajístico del Conjunto
Arqueológico de los Dólmenes de Antequera, o la cola-
boración en el avance del Plan Director del Conjunto
Monumental de la Alhambra y el Generalife, entre otras
actuaciones.
Un lugar destacado ocupa la apuesta decidida que ha
realizado el IAPH a favor de la creación de una red de coo-
peración en materia de Patrimonio Cultural (red ALCUE)
en el área europea y latinoamericana, para la armoniza-
ción entre el Patrimonio Cultural y las iniciativas de desa-
rrollo sostenible relacionadas con el turismo, la protección
o gestión del paisaje y de las ciudades históricas.
La constitución de redes de cooperación y de colabo-
ración se establece como modus operandi del IAPH. En
el año 2006, por ejemplo, se superó la cifra de 100 pro-
yectos y servicios llevados a cabo gracias a la participa-
ción de más de 70 entidades públicas y privadas. A
escala internacional se han impulsado proyectos junto al
C11biertas del /11stit11to A11dal11z de Patrimonio Histól"ico.
Antig110 Monasterio de la Cartuja de Santa María
de las C11evm, Sevilla. Fondo gráfico IAPll.
Centro de Patrimonio Mundial (UNESCO), el Ministerc
italiano de Cultura, el Instituto del Patrimonio Histón:x
Artístico Nacional de Brasil {IPHAN) o el Consejo Nacxr
nal para la Cultura y el Arte de El Salvador...
4. Transferencia
La transferencia de lo generado y aprendido es un paa:
social con el que nace el Instituto y que sigue imprirnier"-
dole su impronta. Su vocación, por encima de todas. e:
social. Sus objetivos, misiones, actuaciones o líneas
estratégicas se deben a la sociedad, y principalmente a
la comunidad profesional, al ámbito patrimonial.
La formación ha constituido una vía principal de trans-
misión de metodologías y avances conceptuales. E:-
2006 se cumplió el décimo aniversario del programa oe
formación del Instituto, una década de tareas res~
da por 13 asociaciones y colegios profesionales del sa:-
tor: bibliotecarios, archiveros, museólogos, gestores c:u--
turales, arqueólogos .. . Casi doscientos títulos de cursas
ofertados desde 1996 -algunos presenciales, otros oe
teleformación- han sido organizados para más de 5.CXX:
alumnos.
A ello habría que sumar la colaboración en la organua-
ción de másters y cursos de postgrado (son ya trece, ~
ejemplo, las c:oediciones oon el máster de Arquitectura
Patrimonio de la Universidad de Sevilla) y la formacicr
personalizada en el propio IAPH, obtenida a través de a
fórmula de estancias y becas de investigación y perteax..
namiento profesional.
Hoy, la web institucional, que incorpora la gestión oe
los servicios globales que ofrece el IAPH, recibe más óe
200.000 visitas al año. Tecnología y vínculo social se
hacen inseparables en la sociedad global.
Cuando se establecen estos ideales de transferen-
cia en el equipo humano que ha ido haciendo posible
el actual IAPH no extraña que 10.000 personas
-expertos, técnicos o estudiantes de diversas institu-
ciones y nacionalidades- hayan pasado por su sede
para sentir en directo la labor de la institución. Es sólc
un ejemplo. Pero la transferencia, que es transparen-
cia, se ha proyectado en todos estos años desde e
interior hacia el exterior.
ROMÁN fERNÁNDEZ-BACA
Director del Instituto Andaluz
del Patrimonio Histórico.
 Institutos.
.1estacan los 75 que desarrollan el contenido de lo
que en este libro denominamos «Conocer», sobre
odo escudiando y presentando bases de daros, catá-
iogos, tesauros, sistemas informáti cos de documenta-
.:ión, normalizació n de la mism a, cartografía, etc. Se
rrata, sin duda, de una verdadera especialidad de este
'nstituto.
La sección III, sobre los tipos de Patrimonio Cul-
:ural, está representada en el boletín del IAPH con
228 trabajos, un 26,2 por 100, cuyo desglose aparece
en el cuadro 2 1.1. Destaca la gran mayoría de traba-
os dedicados al Patrimo nio arquitectónico o mo nu-
'llental, seguido del arqueológico, un buen número
de ellos sobre el subacuático (25), y el etnológico
x upando los últimos lugares el industrial y el docu-
:nental y bibliográfico.
En lo que respecta a la sección IY, las institucio-
nes, hemos encontrado 10 l artículos y trabajos que
..as desarrollan, un 11,5 por 100. De ellos, la mayoría
.>e dedican a los museos y las exposiciones (un 35,6
por 100), seguido de lejos por los archivos (13,9 por
100). H ay 28 trabajos sobre institutos de Patrimonio
:-Iistórico que en realidad se refieren casi todos a la
presentación de iniciativas y resultados del propio
L.\PH, y destaca el escaso espacio dedicado a las
bibliotecas (sólo 3 trabajos) o al Consejo de Europa
sólo 1).
La parte que en este manual desa rrolla las relacio-
nes entre la sociedad y el Patrimo nio Cultural, la sec-
:::ión V, encuentra en el boletín del lAPH 52 ardculos
. uabajos (un l O por l 00 sobre el total), la mitad de
ellos sobre al turismo o temas afi nes, aunque también
hay muchos, 11, que se refieren a cuestiones profesio-
~ales.
Lógicam ente, como antes se dijo, en el boletín del
IAPH aparecen numerosos artícu los, trabajos y entre-
,;stas, dedicados a temas que no se eraran en este
manual. Destacan los que desarrollan trabajos e
wvestigaciones sobre restauración, que alcanzan el
número de 146 (un 16,7 por 100), de los q ue 93 se
centran en los bienes muebles y el resto en los inmue-
bles. Otro apartado m uy tratado, sobre todo en los
últimos números, es el de «internet y patrimonio»,
con 59 trabajos, un 6,71 por 100, aunque en la
mayoría de los casos se trata de presentaciones o artÍ-
culos corros. El restante 9 por 100 se reparte entre
remas varios: literatura y patrimo nio (27 trabajos),
cine y patrimo11io (10), patrimo nio natural (12), y
un tratamiento muy desarrollado del Patrimonio
Histórico desde el punto de visea regional y paisajís-
tico, incluyendo los itinerarios cul turales y las redes,
.;ri versidades y centros de investigación 1 405
• CUADRO 21.l
Co•tMladcs y porcentajes de arúculos
y trabajos sobre los diferentes tipos de
Patrimonio Cultural en el boleún PH del
Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico
Patrimonio arquitectónico 8 1 (33,2 por 100)
Pacrimonio arqueológico 6 1 (25 por 100)
Patrimonio etnológico 29 (1 1,9 por 100)
Patrimonio inmaterial 10 (4,1por 100)
Patrimonio industrial 19 (7,8 por 100)
Patrimonio doc. y bibliográfico 44 (18 por 100)
con nada menos que 45 artículos sobre este aspecto.
En el cuad ro 21.2 puede verse un gráfico con la dis-
tribució n por temas.
En defini tiva, la variedad y la riqueza de los con-
tenidos y de sus respectivos tratam ientos es excepcio-
nal. Desde el punto de vista general, este boletín
dedica el mayor número de sus artículos a la restau-
ració n de bienes muebles, lo que resulta bastante
razonable, dado el montante de trabajos de este tipo
que se realizan en los talleres especializados del IAPH ;
pero codos los demás temas están tratados, algunos
incluso de forma monográfica, ya que existen varios
números del boletín con este tipo de dedicación.
Está claro que la vocació n de convertirse en el
fo ro de conocimiento y debate del Patrimonio
Cultural o Histórico y de su gestión, que tiene el
lAPH, y no sólo a nivel andaluz, encuentra un mag-
nífico exponente en su boletín, del que además hay
que destacar su impecable diseño.
Otros Institutos de Patrimonio Cultural
Es evidente que cada un a de las CCAA, como entes
responsables de la tutela y la gestión de los bienes cul-
turales, necesita contar con un centro especializado en
esas labores. Algunas lo han com prendido así tempra-
namente, y en sus normas sobre Patrimonio Cultural o
Histórico han incluido la creación de una institució n
similar; el problema es que los años han pasado y tal
precepto, simplemente, no se ha puesto en práctica. Es
406 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

CUADR021.2 Como podemos - -

se trata de los clistin:
Secciones de este libro y otros temas tratados Servicios en los que
en el boletín del IAPH divide esa Dirección; ?
lo que respecta al Cen::
de Patrimonio Culru_-z..
250 le corresponden una~
de 14 funciones, des.:.!
dirigir y gestionar
Registro de bienes cub..-
200 rales calificados Oos B:
del País Vasco), a gesu..-
nar la difusión, d :--
150 mento, los trámites p:.;-
pios de la Consejería ..:..
Cultura en materia ..:.;
Patrimonio C ulrural. ~
depósito de materiales.:-
queológicos, los e:qx-
dientes de tanteo y reua.-
to, los sancionadores,
atención a las consuh::..
del público, etcétera.
Por su parte, los ocm
tres Centros o Servicie
realizan las mismas fun-
ciones, pero en las área.
de Museos, Pacrimon.
el caso de la Comunidad de Madrid, que en su Ley de documental y Bibliotecas.
1998 incluye la Disposición Adicional Primera, en la Existe un tercer modelo, al que se ajustan Comu-
que promete la creación por Decreto de un órgano de nidad es Autónomas como Castilla y León y la Regioc
gestió n sin personalidad jurídica denominado de Murcia: han creado Centros de Conservación
«lnstiruto de Conservación y Restauración de Bienes Restauración de Bienes Culturales, es decir, lugaro
C ulrurales», bajo la dependencia de la Dirección Ge- desánados a llevar a cabo las restauraciones de lOI'
neral de Patrimonio Cultural, que centralizard las ac- bienes muebles.
tuaciones de mantenimiento, comervación y restauración Así, Castilla y León tiene el Centro de Conser-
de los bienes integrantes del Patrimonio Histórico de la vación y Restauración de Bienes Culturales de Casa-
Comunidad de Madrid. lla y León, al que le corresponden las funciones ck
Por otro lado, a veces encontramos la expresión restaurar los bienes muebles, documentales y biblio-
buscada, «Centro o Instituto de Patrimonio C ultural» gráficos, estudiar y valorar tales restauraciones, aseso-
o «de Bienes Culturales», asignada a las propias unida- rar desde el punto de vista técnico y científico sob~
des administrativas que se ocupan de este tema en las estas cuestiones, colaborar en los montajes museogra-
Consejerías de C ultura. Es el caso del País Vasco, que, ficos y desarrollar la investigación y la formación de
para el ejercicio de las funciones establecidas para la personal técnico en restauración.
Dirección de Patrimonio C ultural, se organiza con los En cuanto al de la Región de Murcia, su nomb~
siguientes servicios: es el mismo; depende también de la Dirección
General correspo ndiente - que, recordemos, ea
- Centro de Patrimonio C ultural Murcia se d enomina igual que en la AGE- y se creo
- Centro de Museos para desarrollar labores de restauración de los bienes
- Centro de Patrimonio Documental muebles integrantes del Patrimonio C ultural de la
- Servicio de Bibliotecas región, bien sean de titularidad pública o bien de
 lnstiMos.
entidades sin ánimo d e lucro. Realiza además las fun-
ciones de asesoram iento, formación, colaboración,
difusión , etc., al igual que en el caso anterior.
Centros de investigación: el CSIC y la
Gestión del Patrimonio Cultural
Todo el mundo sabe que el Consejo Superior de In-
·,·estigaciones C ien tíficas (CSIC) es la institución pú-
blica encargada oficialmente de la investigación
científica en España. En él está centralizada esca labor,
a cal punto que, en el momento actual, es el único
cenero de carácte r científico que no ha sido transferi-
do a las Comunidades Autó nomas. Los otros, es decir,
las universidades públicas, sí lo han sido.
El CSIC es antiguo: fue c reado en 1939, reempla-
zando a la krausista «Junta para Ampliación de Es-
rudios e Investigaciones C ientíficas» de 1907, así co-
mo a la republicana «Fundación Nacional para la
Investigación C ientífica».
Com enzó su andadura con ocho patronatos,
co nstituido cada uno por diversos centros y departa-
mentos, y con especialidades diversas; entre las de
humanidades tan sólo figuraba la d e Filología y Arte,
además de la de Ciencias Teológicas.
Hoy la situación ha cambiado mucho, sobre codo
desde que hace unos pocos años se reestructurara el
organigrama y se crearan nuevos lugares de trabajo.
Está dividido en casi un centenar de institutos de
investigación repartidos por una docena d e CCAA y
el extranj ero. El mayor número se centra en Madrid,
co n 16; pero cuenta también con 13 en Catal uña.
Estos institutos son unidades que llevan a cabo las
actividades científicas y técnicas propias, dedicándo-
se a una disciplina concreta, o a varias que convergen
e n un objetivo común. A su vez, los institucos se re(1-
nen en centros con la misma localización y co n servi-
cios comunes, aunque sus o bjetivos y materias no
sean similares ni convergentes.
En el momento actual, no existe ningún instituto
dedicado a labores de investigació n sobre la Gestión
del Pa trimonio C ultural. Es evidente que las investi-
gaciones sobre arte o arqueología, por ejemplo, inci-
den sobre bienes que forman parte de este patrimo-
nio, pero como estamos intentand o dejar claro en
este libro, la investigación no es gestión - aunque la
gestión y sus mecan ism os sí puede ser investigada-.
::-.Jo obstante, dada la importancia creciente de este
cerna en la sociedad espafiola, existe una Red
Temática de Patrimonio H istórico y C ultural del
Ut' versidades y centros de investigación 1 407
CSIC. La Red tiene como d edi cación especial el estu-
dio sobre tecnologías de valoración y conservación
del Patrimonio Cultural . Un ejemplo es el proyecto
sobre el estudio de las vidrieras d e la Catedral de
León, en el que participan equipos de distintas disci-
plinas: Ciencias de materiales, Física, Microbiología,
Arqueología, Historia, etcétera.
Partiendo de que la base para la conservación del
Parrimonio es su conocimiento, esta Red Temática
asume la necesidad de coordinar los trabajos de espe-
cialidades muy d istintas, de manera que agrupa cinco
áreas de actuaciones: Arqueología y Patrimonio arqui-
tectó nico, Biología, Física, Geología y Química y
materiales. La que más se podría acercar a nuestro
contexto es la primera, que, a su vez, presenta seis líne-
as de trabajo: Arqueología de la Arquitectura, Ar-
queología del paisaje, Arqueobotánica, Fotogrametría
arquitectó nica, Investigació n y restauración del Patri-
monio arquitectónico y arqueológico, Arqueometa-
lurgia y Patología de la construcción.
Evidentemente, aunque se trata de una iniciativa
de enorme interés, se sitúa lejos de la gestión y cerca
de la intervención , por lo que pertenece a esa otra
parte del Patrimonio Cultural y su tratamien to, q ue
aquí no abordarnos.
Los proyectos de investigación oficiales, que en
España se llaman de I+D, y que se cursan a t ravés de
los centros de investigación, el CSIC y las universida-
d es, tampoco se refieren a m enudo al área que nos
ocupa: la gestió n d e los bienes culturales; en los últi-
mos años empiezan a aparecer algunas excepciones, y
a una de ellas se dedica el recuadro 43 que se incluye
en este mismo capítulo.
Universidades: centros de enseñanza
de la Gestión del Patrimonio Cultural
Precisamente en estos a ños la universidad española
está sufriendo un importante cambio, al adecuarse al
EEES. Las antiguas licenciaturas se den ominan «gra-
dos», duran tres o cuatro años y son mucho más diver-
sificadas que hasta ahora. En el co ntexto de lo históri-
co, los modelos restrictivos verticales de Preh istoria /
Historia Antigua / H isto ria M edieval I Historia
Moderna e Historia Contem poránea están dando
paso a otros, horizontales, como Arqueología o
Gestión del Patrimonio Cultural, en los que el alum-
nado deberá conocer la generalidad histórica para cen-
rrarse en sus mecanismos d e construcción -el caso de
la Arqueología- o en sus mecanismos de p rotección
408 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
El Instituto de
Patrimonio Cultural
de España (IPCE)
La Subdirección General del Instituto del Patrimonio
Cultural de España, adscrita a la Dirección General de
Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de
Cultura, es la institución estatal dedicada a la conser-
vación y restauración del patrimonio.
Para desarrollar esta importante labor el IPCE cuenta
con especialistas en diferentes disciplinas: en arqueolo-
gía, arquitectura, etnografía, restauración, física, quími-
ca, geología, biología, documentación, informática,
biblioteconomía, archivística y conservación, entre otras.
Tales profesionales afrontan su trabajo desde la perspec-
tiva multidisciplinar que demanda la compleja tarea de la
conservación patrimonial, una tarea que emana del com-
promiso de las administraciones públicas para la preser-
vación y enriquecimiento de los bienes culturales.
El IPCE materializa su actuación de forma muy
diversa: elaboración y ejecución de planes para la con-
servación y restauración de los bienes muebles e
inmuebles, establecimiento de las líneas prioritarias OE
investigación en criterios, métodos y técnicas de CO"-
servación y restauración, archivo y sistematización OE
los trabajos realizados, formación de personal técnKXI
y especialista que atienda a los fines del Instituto, pro-
moción de los proyectos de investigación arqueológlCé
en el exterior, etcétera.
La conservación , restauración, investigación, forma-
ción y difusión son los cinco pilares que sustentan .a
estructura del IPCE, una estructura que se apoya sotn
la sólida trayectoria de su precedente, el Instituto de:
Patrimonio Histórico Español, respondiendo a una dina-
mica de colaboración, copresencia y covigencia de as
pautas de actuación de las administraciones estala
autonómica y local. Todo ello impulsado por el constar--
te contacto con profesionales e instituciones del ámbr:
internacional.
Las áreas de actuación de este Instituto son seis.
1. Conservación y restauración
Se trata de una de sus principales funciones. Para s..
ejecución, el personal técnico de este organismo tra-
baja en la elaboración de criterios de intervención y e"'
el desarrollo de protocolos de actuación. Como conse-
cuencia, se han emitido una serie de importantes
documentos: la Carta de los Retablos, el texto sobre
 lnst anos, un:vers1dades
Criterios de intervención en materiales pétreos, la
Carta de Baños de la Encina para la Conservación de
la Arquitectura Defensiva en España y la Carta de El
Bierzo para la Conservación del Patrimonio Industrial
Minero.
Asimismo, el IPCE diseña, gestiona y supervisa inter-
venciones directas de conservación y restauración de
bienes culturales, destacando las que se enmarcan en
el seno de los Planes Nacionales, herramientas de ges-
tión de las actuaciones sobre bienes de especial signi-
ficación cultural. Se trata de planes específicos que
plantean estrategias de estudio común, a fin de coordi-
nar las intervenciones de restauración y la concurrencia
de las iniciativas de las entidades responsables de pro-
teger y conservar el patrimonio. El IPCE ha elaborado
hasta el momento cinco Planes Nacionales: el Plan Na-
cional de Catedrales, el de Abadías, Monasterios y Con-
ventos, el de Arquitectura Defensiva, el de Patrimonio
Industrial y el de Paisajes Culturales.
2. Investigación
Es el eje vertebrador de cualquier intervención de con-
servación y puesta en valor del Patrimonio Cultural.
Partiendo de esta premisa, el personal técnico del Ins-
tituto desarrolla trabajos de investigación en diferentes
áreas y ciencias aplicadas al Patrimonio. Partiendo de
y c entros de investigación 1 409
esta premisa. et personal técnico del Instituto desarro-
lla trabajos de investigación en Ciencias Aplicadas al
Patrimonio (Biodeterioro, Estudios físicos, Análisis quí-
micos, etc.). Arqueología y Etnografía.
3. Formación
De la completa y actualizada formación del personal ges-
tor y técnico que vela por la protección del patrimonio
depende la calidad de sus intervenciones. Consciente de
la necesidad de practicar una política de formación acor-
de con los criterios nacionales e internacionales en
materia de patrimonio, el IPCE ejecuta anualmente dife-
rentes actividades formativas: cursos, conferencias, jor-
nadas técnicas, etcétera.
4. Documentación
La riqueza de los fondos documentales, bibliográficos y
fotográficos del IPCE requiere la constante realización
de labores de conservación y puesta en valor. De este
modo, la información depositada en el Archivo, la
Biblioteca y la Fototeca del Instituto contribuye al conti-
nuo incremento del conocimiento sobre los bienes que
integran el Patrimonio Cultural de España.
5. Difusión
El cumplimiento de las importantes funciones desem-
peñadas por el IPCE, principalmente aquellas relacio-
nadas con la investigación, conservación y difusión de
bienes culturales, demanda una política activa de
comunicación enfocada a las administraciones públi-
cas, instituciones públicas o privadas y particulares.
Entre otras iniciativas esta política de difusión deriva
en la ejecución anual de un Plan de Publicaciones, que
incluye monografías científicas y revistas -Patrimonio
Cultural de España e Informes y Trabajos.
Para la puesta en práctica de estas funciones, el
IPCE se organiza internamente en una serie de áreas:
1. Áreas de Intervención en Bienes muebles e in-
muebles: desarrollan como principales funciones el dise-
ño, gestión y ejecución de actuaciones de conservación y
restauración de bienes culturales, la elaboración de Pla-
nes Nacionales y el fomento de la investigación ar-
quitectónica, arqueológica, histórica y etnográfica. Eje-
cutan anualmente distintos estudios e investigaciones;
41 O 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
labores de conservación y restauración de bienes cultura-
les; asesoramiento a proyectos de intervención remitidos
por Comunidades Autónomas y otras instituciones públi-
cas o privadas; diseño y gestión de los Planes Nacio-
nales, informes técnicos de proyectos solicitantes de
financiación del 1 por 100 cultural ; investigación etnográ-
fica y ejecución de proyectos en dicha materia; gestión
del Programa de Ayudas para Proyectos Arqueológicos
en el Exterior del Ministerio de Cultura, elaboración de tra-
bajos de topografía monumental, fotogrametría y delinea-
ción; organización de jornadas técnicas, congresos y cur-
sos relacionados con la conservación y puesta en valor
del Patrimonio; redacción de documentos sobre criterios
de intervención en bienes culturales, metodología y pro-
tocolos de actuación; informes de préstamo y correo de
exposiciones desarrolladas por instituciones estatales y
representación de España ante el Consejo de Europa en
materia de Patrimonio, junto con la coordinación de las
Jornadas Europeas de Patrimonio.
2. Área de Laboratorios: sus funciones se articulan en
tomo al desarrollo, aplicación e investigación de las cien-
cias experimentales en la conservación del Patrimonio
Cultural. Sus líneas de trabajo se centran en el asesora-
miento en la selección de métodos y preparación de
materiales utilizados en el tratamiento de los bienes; la
selección de metodología y técnicas de análisis; la ~
darización y puesta en funcionamiento de equipos ~
toma de muestras y realización de análisis; el estudio !E
materiales originales y añadidos; el diseño de métoocs
analíticos que contribuyan al diagnóstico del estado :e
conservación; el estudio de la estabilidad de los proo..c-
tos empleados en la restauración; la determinaciór .z
las condiciones ambientales de almacenamiento, exx-
sición y traslado; y el estudio de los agentes de deterc-
ro ambiental y biológico.
3. Área de Formación, Documentación y Difuso--
Sus funciones principales son la puesta en valor de .a.
documentación e información disponible sobre P~­
monio Cultural en el IPCE; la coordinación y centraE-
ción de la información derivada de los trabajos realizé-
dos por el Instituto; la atención de las solicitudes OE
información por parte del Ministerio de Cultura y o~
organismos; la difusión de los trabajos generados el' e
centro; la gestión de las publicaciones y el diseño ) .:.
gestión del Programa Formativo del IPCE.
MARÍA DOMINGO FOMINAn
Jefa del Área de Formación.
Documentación y Difusión del Instituto
de Patrimonio Cultural de España
 lnstmr.os un tersidades y centros de investigación 1 411

-d caso de la gestión-, o incluso en sus mecanismos ye cinco oprativas: · Sistemas de información geográ-
~cializados de divulgación -el caso de la Mu- fica Pacrimo nio musical», «Museografía», «Patri-
..eologfa. monio etnológico», y «Técnicas de restauración y
Pero en las universidades públicas españolas no urbanismo . Realmente diverso.
!Xisre un «Área de conocimiento» (catálogo oficial de Castillo Mena, en un artículo de 2006, revisó las
~pecialidades por las que salen las plazas de profeso- 5- ti tulaciones de Historia o de Humanidades que
-;ido a concurso y se organizan los departamentos) de se ofrecían en las universidades españolas en el curso
Gestión de Patrimonio C ultural, ni tampoco de 2005/2006; encontró materias sobre Patrimonio
auimonio Cultural. Como consecuencia, no hay ni C ultural o Histórico en 34 de ellas, y 24 casos en los
::,;¡ habido nunca cátedras o titularidades con esre que el Patrimonio Cultural específico tratado era el
""JOmbre, ni tampoco departamentos. Las escasas ma- arqueológico; pero, como varias veces he anunciado,
--erias, siempre optativas o genéricas, relacionadas con todo esto está cambiando a marchas forzadas deb i-
- Gestión del Patrimonio Cultural son impartidas do a la adecuació n de la universidad española al
"'IOr un profesorado variopinto procedente de distin- EEES.
::is áreas de conocimiento. Así, por ejemplo, en la El análisis de los contenidos de otras carreras dis-
..:CM, desde 1994, se imparte esta asignatura como tintas de Historia o de las humanidades nos da un
ptativa para Historia y de libre configuración para resultado muy pobre. Por ejemplo, encontramos
rros títulos, a cargo del profesorado del Depar- materias denominadas «Patrimonio y Turismo», que
:2IIlento de Prehistoria; en asignaturas de Geografía o se ofrecen como optativas en la titulación de Geo-
.:e Arre que no se denominan así pero tienen algo que grafía, concretamente, en la UCM, en el Departa-
":!r con ello, aparecen a veces temas concretos que lo mento de Geografía Humana. En su temario existe un
:xpücan. Por ejemplo, es el caso, en la Universidad de apartado dedicado al Patrimonio Cultural, su con-
:_ron, de la asignatura de la licenciatura de Historia cepto y su legislación nacional e internacional.
Conservación de bienes culturales», que incluye te- Como ejemplo aún más alejado del mundo de la
-a.as de gestión y es impartida por el Afea de Historia historia, he revisado la licenciatura de Derecho, en la
.:.d Arte. que, evidentemente, la Gestión del Patrimonio Cul-
Si estudiamos los textos que promocionan en tural debería estar presente, concretamente dentro de
'lternet las actuales titulaciones de Historia del Arte, la materia «Derecho Administrativo>>.
.;orno por ejemplo, el de la Un iversidad de La Y, en efecto, así ocurre a veces: en la Universidad
...Aguna, veremos que está clara su conexión con la de Almería aparece, en Derecho Administrativo II, la
=iaceria que nos interesa: Esta titulación prepara a lección 74: El Patrimonio Histórico: concepto, legisla-
;.,ienes la cursan para su actuación profesional en rela- ción, competencias, Administración y régimen jurídico.
on con la protección y festión del Patrimonio Sin duda presenta gran interés, aunque no nos pare-
=fistórico-Artlstico y Cultura en el dmbito institucio- ce muy viable que cualquier curso universitario con-
;.i[y empresarial; y, por supuesto, se contempla entre siga llegar a la lección 74.
..ll salidas profesionales: Servicios técnicos relaciona- Otro contexto del Derecho en el que se puede
:"S con la gestión, el estudio, la conservación, la salva- encontrar nuestro tema es en el Derecho penal; así,
-:..:zrda, la divulgación y la diddctica del Patrimonio por ejemplo, en la Universidad de Castilla-La Man-
:.srórico-artístico y audiovisual. Pero luego, en el lis- cha, campus de Albacece, aparece, en Derecho Penal
:.ido de asignaturas de la licenciatura, sólo aparece IY, el cerna IV: Delitos reúitivos a la ordenación del te-
~a ligeramente relacionada con el tema: la de rritorio y la protección del Patrimonio Histórico y del
Legislación y métodos de catalogación y conserva- medio.
.:.ón del Patrimonio artístico». Es evidente que aún No he encontrado nada más .
'JJta cierta adecuación, tanto en la forma como en el Por lo que respecta a los postgrados o másteres, la
:- ndo. situación resulta mucho más compleja y, a la vez,
En otras titulaciones, como la de Humanidades, mucho más in teresante. Anees de abordar el análisis
:::s posible encontrar también alguna referencia al de algunas propuestas existentes, es necesario hacer
?acrimonio C ultural y su gestión. Eso ocurre en la una aclaración doble. Por un lado, hay que tener en
:..:niversidad Pablo de Olavide, en Sevilla, en la que cuenta la naturaleza oficial de cada uno de los post-
~cen eres itinerarios. Uno de ellos se denomina grados o másteres; en estos mamemos se pueden
Patrimonio Histórico, Cultural y Natural» e inclu- encontrar de dos cipos:
412 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
1. Postgrados o másteres ya dentro del EEES.
Todavía hay pocos, pero son el futuro. Si para algo
puede servir, oficialmente, uno de estos cursos, éstos
son los válidos.
2. Postgrados o másteres propios de cada w1iver-
sidad, que vienen impartiéndose desde tiempo atrás.
Están destinados a desaparecer o adecuarse al EEES.
La segunda distinción es más conceptual y a lo
largo de este manual la estoy repitiendo de forma
cíclica: vamos a encontrar muchos de estos cursos
denominados «Gestión Cultural» y que, como es lógi-
co, ofrecen una visión muy amplia de la «cultura», en
la que se incluye tanto lo histórico o patrimonial
como lo que no lo es, ya que todo ello puede ser pre-
sentado y tratado como un «producto» de cara a su
exploración turística. De estos másteres hay muchos
ejemplos interesantes, como el titulado «Máster en
Gestión Cul tural: Música, Teatro y Danza», imparti-
do por el Institu to Complutense de Ciencias
Musicales, y calificado como «mejor master en gestión
cultural de Espafia» durante los últimos años en las
sucesivas edicio nes del «Ranking del mundo-250 más-
ter»; pero no trata, en ninguno de sus apartados, de la
Gestión del Patrimonio Cultural.
También vamos a encontrar otros cursos, m enores
en número, que incluyen la palabra «Patrimonio»
antes o después, como Másteres de Gestión del
Patrimonio Cultural o Másteres de Patrimonio
Cultural.
Y aunque no debamos confu ndir estos dos últi-
mos, porque no son lo mismo, a veces los dos con-
ceptos se mezclan. Es el caso, por ejemplo, de la
Universidad de Barcelona, dentro de su Escuela uni-
versitaria de hostelería y turismo, que ofrece un post-
grado de Gestió n turística del Patrimonio Cultural y
Natural, dirigido al turismo y basado en el Patri-
monio Integral. Precisamente sobre los diversos
Postgrados que, al respecto del Patrimonio Cultural,
ofrece esta Universidad, nos informa uno de los re-
cuadros que acompañan al último capítulo de este
libro. · denomina «de gestión cultural». Curiosamente
Otro ejemplo de aparente unión de ambos con-
ceptos es el máster que el Instituto Universitario Or-
tega y Gasset ofrece desde hace ya anos, que se titula
«Máster en Gestión Cultural: Turismo, Patrimonio y
Naturaleza». Su duración es de un afio, y en el módu-
lo de Gestión del Patrimonio Cultural aparecen cinco
asignaturas centradas en este tema.
La Universidad de Valladolid ofrece un máster en
Patrimonio Cultural que, aunque no incluye la pala-
bra «gesuon» en el título, sí le dedica uno de :
temas, junto con la economía.
Algo muy similar encontramos en la Universid_j
de Valencia, con un máster en Patrimonio Culru:-
también de un afio de duración. Presenta una serie _
materias comunes y dos especial idades: <~queol~
y «Conservación preventiva del Patrimonio Cultur:l.
En esta última existen, entre las asignaturas com~
a ambas, una dedicada a la Legislación y otra a los C..
tálogos e Inventarios, todo ello referido al Patrimo
Cultural en general.
Resulta de gran interés, en estos momenr
explorar las páginas web de las universidades F
comprobar si ya han aprobado postgrados o mást~
del EEES, y para ver la gran variedad que comienu
dibujarse. Así ocurre, por ejemplo, en la UNED ~·
la Universidad de Alicante. En la primera, con ...:.
interesante y diversificado postgrado en Gestión ~
Patrimonio Cultural de dos años de duración; ec
segunda, con una oferta tan específica y nueva ooc:.
el máster en Arqueología Empresarial.
Por último, hay que anotar la mezcla existence
algunos casos, entre Patrimonio y Arqueología.
sucede en el máster de Arqueología y Patrimonic
la Universidad Autónoma de Madrid. Con ...........
amplia optatividad, presenta dos especialidades e
nerarios: el de «Arqueología de campo y Gesr
patrimonial» y el de «Prehistoria y Arqueología C::
Península Ibérica».
Una de las optativas de la primera opción. ~
cinco créditos, se titula «Teoría, Legislació n y Gesc
del Patrimonio arqueológico», y es la única en la~ -
cabría introducir la ensefianza especializada de
procedimientos de gestión del Patrimonio Culn...:
-en realidad, de una parte del Patrimonio Culrun..
arqueológico.
Otro máster oficial que sin incluir en su tírul
palabra «patrimonio» sí lo desarrolla bastante, c.
ofrecido por las universidades de Sevilla y Granad..
colaboración con el Instituto Andaluz de Patrim-. -
Histórico. Funciona desde el curso 2002/2003
mayoría de sus materias troncales incluyen la bus.....:;;;:
palabra, como demuestra su enumeración en el ~­
dro 21.3.
Además de los postgrados, existen iniciati\-a..
cursos, casi siempre los denominados «<le vera::'
que han versado en algunas ocasiones sobre
Patrimonio Cultural y su gestión. Una exce¡x
positiva es la Universidad de Cantabria, que d~
1990 ha organizado, en la ciudad de Reinosa
 lnstnutos. un versidades y centros de investigación l 413
Cursos sobre el Patrimonio Histórico», cuya publi-
.:ación y contenidos ya anal izamos en el capítulo 8.
Como se puede imaginar con facilidad, el futuro
~cará tan repleto de ofertas, que incluso será difícil
d egir alguna de ellas. H abrá que estudiar el conteni-
Jo de cada una de las materias, así como el currículo
de quienes las imparten, para comprobar su adecua-
.:ión con lo que están enseñando; y, por supuesto,
;ornar la decisión de hacer uno u otro sólo después de
tener muy clara su utilidad para el perfil profesional
que se desea desempeñar en el futuro. Porque la pre-
gunta «¿cómo trabajar en la enseñanza especializada
de la Gestión del Patrimonio Cultural?» en el momen-
~o actual no tiene una respuesta concreta.
Un caso especial: el aerendizaje de la
Gestión del Patrimomo arqueológico
Como se vio en el capítulo 11 , hasta ahora, la
Arqueología se enseña dentro de las titulaciones de
Historia o de Humanidades, como una asignatura
1 número de profesorado, ofrecerán grados de Arqueo-
CUADRO 21.3
Materias troncales dd máster en Gestión Cultural
de las Universidades de Sevilla y Granada
- Introducción al Patrimonio y sostenibilidad
- Contexto administrativo del trabajo patrimonial
- Comexro cultural del trabajo patrimonial
- Enfoque imerdisciplinar
- Interpretación histórica y valoración patrimonial
- Las aplicaciones de criterios, métodos y técnicas en los
proyectos de conservación o modificación del Paui-
monio Histórico
- Proyecto patrimonial de intervención: metodología
- Proyecto patrimonial de investigación: metodología
- Trabajo fin de máster: realización de proyecto patri-
monial de intervención
rroncaJ en el primer caso y optativa en el segundo;
además, por supuesto, el alumnado puede cursar
macerias que, aunque no incluyan en su título la pala-
bra arqueología», les enseña su práctica y su conteni-
do, como todas las de Prehistoria -que siempre es
Arqueología-, algunas de Historia Antigua o
Medieval o casi rodas las de C iencias y Técnicas
Historiográficas. El contenido es, en prácticamente
todos los casos, hisroricista, y existen muy pocos
ámbitos en los que el alumnado pueda aprender, por
ejemplo, las relacio nes entre el P laneamiento
Territorial y la protección de los yacimientos arqueo- .
lógicos, que analizamos en el capítulo 11 ; o, simple-
mente, la naturaleza de la verdadera Arqueología
Preventiva.
H a habido algunas notables excepciones: las uni-
versidades de Rovira i Virgili de Tarragona, y la de
Barcelona, han venido ofreciendo, estos últimos años,
un título propio, de segundo ciclo, de Arqueología,
con una duración de dos años y con unas enseñanzas
evidentemente más ajustadas a la especialidad (Fullola
y Gracia 2005).
Todo esto está cambiando en el momento presen-
te. ¿Cómo será el futuro? Ya podemos predecir que, al
menos las universidades más grandes y con mayor
logía, con cuatro años de duración, estructurados,
más o menos, de acuerdo con el siguien te esquema:
- Materias generales: Historia, Filosofía, Antro-
pología, Geografía, Idiomas, Informática, etcétera.
- Materias arqueológicas: desde Teoría hasta Sis-
temas de trabajo de campo, Arqueología Preventiva
o materias sobre el ejercicio profesional de la Ar-
queología.
- Materias optativas elegidas en función de la
especialidad pretendida. Existirá, además, un trabajo
de fin de grado, obligatorio, al igual que unas prácti-
cas profesionales establecidas mediante convenios
con los centros o empresas.
En el momento actual existen tres universidades
con este proyecto aprobado: la de Barcelona, la
Autónoma de Barcelona y la Complutense de
Madrid.
Una vez obtenido este grado, el alumnado estará
ya facultado para el ejercicio de la profesión; no obs-
tante, y para una mayor especialidad, podrá elegir
entre un elevado número y diversidad de postgrados
que ofrecerán las distintas universidades en materias
arqueológicas. H emos de destacar el titulado «Máster
414 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural

En el Plan Nacional l+D 2008-201 O del Ministerio de

Un proyecto Ciencia e Innovación se recogen entre los objetivos de
sus líneas temáticas, dentro del Programa Nacional oe
de investigación Humanidades, el «Estudio, recuperación, conserva-
ción, restauración y difusión del Patrimonio Histórico ,
(l+D) sobre Cultural». Algunos años antes ya se había iniciaoc
esta línea especializada, dentro de los proyectos de
Gestión del investigación no orientada. Exactamente esto último es
lo que me animó a organizar un equipo interdisciplina·
Patrimonio y solicitar un proyecto denominado «El tratamiento oe
los bienes arqueológicos en las ciudades de
Cultural Patrimonio Mundial de Europa y América Latina».

Dirección del Seminario

~11ª Angeles Querol
y Alicia Castillo
Departamento ele Prehistoria. fac ultad de Geografia e Historia. UCM. 28040 Madrid. CSIC
Tcl 91 394 60 08
maquerol@gh.is. ucm.es
Ün crédito de libre eonfiguracion para el alumnado asistente de la L"C:'vl.
 Institutos. .,.,, vers1dades y centros de investigación 1 415

Fue concedido en octubre de 2007, con una dura-
ción de tres años y un presupuesto de 40.000 euros.
En cuanto al equipo de trabajo, lo conformamos espe-
cialistas en arqueología, arquitectura e ingeniería topo-
gráfica, pertenecientes a la Universidad Politécnica de
Madrid, la Universidad Complutense y el Museo
Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.
Los principales objetivos del Proyecto son:
1. Conocer cuáles han sido las estrategias de ges-
tión utilizadas por las distintas administraciones res-
ponsables de la tutela de las ciudades declaradas
Patrimonio Mundial, en su aspecto arqueológico, tanto
en Europa como en Hispanoamérica.
2. Evaluar tales estrategias en función del grado de
conservacion y de difusión o conocimiento social con-
seguido.
3. Proponer mejoras basadas en la necesidad de la
interdisciplinariedad para abordar tanto los cono-
cimientos como las estrategias patrimoniales de ges-
tión.
4. Dar a conocer a un público lo más amplio posible
lo realizado y conseguido en esta materia, para implicar
a la sociedad en un conocimiento destinado a mejorar
la conservación y la valoración de tales bienes.
Para conseguirlos, hemos consensuado un esque-
ma de trabajo que se divide en dos áreas:

SEMINARIO INTERNACIONAL COMPLUTENSE

LA GESTIÓN DE LAS CIUDADES DEL PATRIMONIO MUNDIAL:
DESDE EL URBANISMO HASTA LAARQ,UEOLOGÍA
21 Y 22 DE ABRIL 2008
SALÓN DE ACTOS. FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA. UCM
4 16 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
1. La faceta técnica: recopilación documental y herra-
mientas tecnológicas aplicadas (P. e. SIG o bases de datos)
2. El plan de difusión: reúne todas las actividades
destinadas a difundir la información generada por el
proyecto u otras relacionadas (P. e., página web, semi-
narios, asistencia a congresos, publicaciones, creación
de agenda de contactos, etcétera).
A la vez, hemos elegido un sistema de investigación
que pretende ir desde lo más general a lo más prácti-
co, justo a la inversa de lo que ocurre en la mayoría de
trabajos sobre gestión de Patrimonio Cultural, donde
prima mostrar un ejemplo para a partir de él desarro-
llar la teoría sobre su gestión. Así, nuestra metodología
de trabajo se mueve a tres escalas o niveles:
1. Barrido bibliográfico y documental general de
las ciudades seleccionadas en un primer nivel para
el estudio, 134, que son aproximadamente un 60 por
100 del total de las afectadas por la declaración de
Patrimonio Mundial, así como determinados aspec-
tos de los Estados en las que se ubican (normativa
internacional ratificada, otros bienes declarados por
la UNESCO, situación socioeconómica, etcétera).
2. En base a varios criterios, tanto referidos a la decla-
ración de la UNESCO como geopolíticos y de acceso a
la información, seleccionamos 24 ciudades. Se repiten
países y comunidades autónomas con el objetivo de
ayudar a comparar a otras escalas más locales o regio-
nales los tratamientos que reciben estos bienes. De las
ciudades seleccionadas, se accede a documentación
científico-técnica específica, como puede ser la memo-
ria para proceder a la declaración, planeamiento espe-
cífico para la protección de bienes culturales, etcétera.
3. Análisis específico de esa documentación y de sus
resultados, con el fin de evaluar las políticas de gestión
empleadas y la difusión conseguida. Con este estudio,
propondremos uno o varios modelos como los más
adecuados para el tratamiento de los bienes arqueoló-
gicos en estas ciudades históricas excepcionales.
Las dificultades que hemos de superar son las comu-
nes a este tipo de proyectos de investigación interdisci-
plinares: puesta en común de los planteamientos pre-
vios y la terminología, búsqueda de una verdadera
cooperación y entendimiento entre los miembros del
grupo, acceso a determinadas fuentes de información,
sobre todo las procedentes de los países del Este ...
Una de las conclusiones a las que ya hemos llegaoc
es que el Patrimonio arqueológico no está integrado t :
las estrategias de gestión de muchas de estas ciuaa-
des y que en otras, en las que sí lo está, su tratamie:-.-
to no tiene mucho que ver con la declaración o:
Patrimonio Mundial, sino que ya existía desde antes
en todo caso, somos conscientes de que a lo largo OE
estos años habremos de retocar muchas de nuestras
hipótesis de trabajo y de nuestros mecanismos, pe--:
también sabemos que todo esto demuestra el gra:-
atractivo y el reto científico al que nos enfrentamos, ,-a
que estamos incidiendo en un área muy poco trataca
por la investigación: la Gestión del Patrimonio Cultura..
En efecto, analizando los Proyectos de lnvestigaetor
de l+D que existen en nuestro país, se observa un cier-
to vacío por lo que respecta a la investigación sobre a
Gestión del Patrimonio Cultural en cualquiera de sus
especialidades. Los motivos que generan esta instff,_
ciencia son diversos, pero hay varios que resultar
clave y queremos destacar:
- Escasez de formación investigadora y universitaria er
temas relacionados con la Gestión del Patrimonio Cultura;.
- Complejidad en las relaciones interadministrativas )
político-territoriales para gestionar los bienes culturales.
- Los recursos humanos y materiales por parte de las
administraciones y centros competentes en la gestiór
patrimonial están enfocados hacia la resolución de las
situaciones diarias, lo que hace muy complejo el desa-
rrollo de planificaciones o investigaciones a largo plazo.
- La propia modificación de criterios y valores que se
han de contemplar en cuanto al tratamiento del Patrimonio
Cultural dificulta la actualización de medidas por parte de
las entidades competentes en la gestión cultural.
Los centros de investigación pueden y deben investi-
gar estos problemas, superando las barreras adminis-
trativas y la resolución de labores y coyunturas que
competen a otras entidades. No se trata, pues, de con-
vertirnos en gestoras culturales, sino de investigar cómo
se realiza la gestión y participar en la mejora de la pro-
tección y difusión del citado patrimonio. Es esto lo que
pensamos que es necesario e innovador y por lo que
entendemos se nos ha concedido el proyecto.
ALICIA CASTILLO MENA
Investigadora principal del Proyecto.
Departamento de Prehistoria. UCM.
 lnstitlr.os un .ers1dades y centros de investigación 1 417
:n Arqueología profesional: herramientas de Gestión
.megral del Patrimonio arqueológico», ofrecido a par-
ar de 2008 por la Universidad de Alicante.
En el último de los recuadros que acompafian a este
.iliro, el número 51, se presenta la estructura del nuevo
grado de Arqueología en la Universidad Complutense
.ic Madrid.
Por lo que respecta a la gestión propiamente
.:icha, el objetivo de este manual, es cierto que, al
-nenos por ahora, su tratamiento educativo a nivel de
:rados es inexistente. No hay ningu na iniciativa pu-
"'licada en cuanto a la formalizació n de algún grado
.::e Gestión del Patrimonio C ultural, como tampoco
hay de Museología, aunque son tan necesarios
::aneo el uno co mo el otro, que no m e extrafiaría que
.,¡ situación se modificase, a su favor, en un futuro
:iróximo.
Los .Proyectos de investigación sobre
Gestión del Patrimonio Cultural
Como ya se h a sefiaJado, la investigación científica en
,uestro país es un ámbito propio de las universidades
el CSIC, los verdaderos «centros de investigación»,
.alvo excepciones.
La Gestión del Patrimonio C ultural, como acaba-
:nos de ver, no es un área de conocimienro, no es una
.:1.e las ra mas científico-técnicas contempladas en los
::ódigos de la UNESCO y utilizadas por las adm inis-
aaciones españolas para los proced imientos d e acre-
.iicación o habilitación, no tiene departamentos ni
ciredras ni titularidades con ese nombre y es bastan-
~e difícil, aunque no imposible, por supuesto, que
esca situación se modifique próxi mamente, a pesar de
rodos los vaivenes europeos.
De nuevo h ay que llamar la atención sobre la dife-
;encia entre «Proyectos culturales», «Proyeccos de
;nvescigación sobre el Patrimonio Cultural» y «Proyec-
~os de investigación sobre la Gestión del Patrimonio
C ultural». Los p rimeros son muy numerosos - basta
..-er la web www.agetec.org para co mprobarlo-; los se-
gundos, ya lo hemos visto, existen y son interesantes,
:iln duda, pero están centrados en la restauración de
los bienes muebles e inmuebles. Los terceros, que son
los que aquí nos interesan , son minoritarios y d ifíciles
de encontrar. Hay que tener en cuenta que el
Patrimo nio Cultural es objeto de preocupación social
desde hace m uy pocos afios, de modo que la investi-
gación sobre sus mecanismos de gestión es un campo
nuevo, en fase naciente. Según Castillo Mena (2006),
la primera cois presencada en España sob re el cerna de
la Goti >n del Patrimonio arqueológico se remonta
-.ólo a !~•....
Crqu110 (2000) anal iza el contenido de los Planes
Nacionales de Investigación (I+D o Tn vestigación y
Desarrollo) establecidos por el Min isterio correspon-
diente, de acuerdo con la «Ley de Fomemo y Coor-
dinación General de la Investigación C ientífica y
Técnica.. , de 1986, y observa cómo en codos esos pla-
nes cuatrienales, una de las áreas contempladas es el
Patrimonio Histórico o C ultural. Así, en el Plan que
ha estado vigente hasta 2007, dentro del Programa
Nacional de Humanidades, la primera de las «Prio-
ridades temáticas» es exactam ente ésta. No obstante,
si analizamos el contenido del «Programa de trabajo»
del. mismo 2007, dicha palabra, «patrimonio», n i si-
quiera aparece.
Incluso así, excepcionalmente, nos hal lamos a
veces co n actuaciones de investigación o resultados de
la investigación muy interesantes que tienen que ver
con la Gestión del Patrimonio Cultural. Una de ellas
es el OPHE, Observatorio de Parrimonio Histórico
Espafiol, una web especializada, iniciativa de la Uni-
versidad de Granada, financiada por la Junta de AJ.1-
dalucía. Su objetivo es evaluar, comparar y difundir
los m eca nismos de protección del Patrimon io H istó-
rico utilizados por las distintas administraciones y las
entidades privadas.
Se trara en realidad del resultado de un proyecto
de investigación (H UM 620: «Estudio comparado de
las políticas d e protección del Patrimonio Histórico
en España. C reación del Observatorio de Patrim onio
Histórico Español, OPHE»), en el que participa un
amplio grupo de profesorado e investigad oras/es del
D epartamento de Historia del Arte de esa universi-
dad. Con el fin de dar a co nocer sus trabajos, además
de su magnífica web, dest inada a convertirse en un
lugar de encuentro, reflexió n e intercambio de opi-
niones, han creado la revista virtual e-rph (www.revis-
tadepatrimonio.es).
En los cinco números hasta ahora edi tados se
incluyen trabajos d e gran interés sobre legislación ,
rnuseología, gestió n, etc. Prácticamente todos los
temas que tocan t ienen que ver de un modo u otro
con lo explicado en este libro, en donde, po r supues-
to, se manejan y se citan. Su lectura resulta muy reco-
mendable.
En cuanto a proyectos de investigación de I+D,
existen muy pocos en España que se refieran a lo que
aqui nos inceresa. Como ejemplo, incl uimos la expli-
cación de uno de ellos en el recuadro 43.
 22 1 La UNESCO:
el Patrimonio
Mundial
Presentación: un mundo a favor
del Patrimonio Cultural
:.a Segunda Guerra Mundial deja a grandes regiones
de nuestro planeta desvastadas, a numerosas ciudades
destruidas, a demasiados grupos humanos diezmados
· a muchas mentes confusas. En ese contexto surge -o
resurge, porque ya se había intentado antes- la idea d e
que sólo la cooperación a nivel mundial podría conse-
guir que tales horrores no volvieran a suceder. «Noso-
uos, los pueblos de las Naciones U nidas, resueltos a
p reservar a las generaciones ven ideras del flagelo de la
guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido
a la Humanidad sufrimientos indecibles ... », as{
comienza la Carta de las Naciones Unidas, organismo
dentro del cual se crea la UNESCO, una rama de la
ONU especializada en la educación, la ciencia y la cul-
tura, en cuyo seno vamos a encontrarnos con el Patri-
monio C ultural: sus orígenes están en la ya comentada
Carta de Atenas, así como en la D eclaración Universal
de los Derechos Humanos de 1948, entre los que se
encuentra el de la educación y la cultura para todas las
personas del mundo.
A parcir de ahí, y con vaivenes propios de los inte-
reses, las necesidades y, sobre todo, las políticas, el
Patrimonio C ultural va a d esempeñar un papel más o
menos importante en este organismo, aunque de
modo general, y mirando en retrospectiva, hay que
asumir su excelencia. Muchas iniciativas, terminolo-
gía, conceptos, organizaciones, investigaciones y un
largo etcétera sobre el tema que nos ocupa se deben a
la existencia de la UNESCO, a su poder para movili-
zar ideas y a la inteligencia y oportunidad con la que
ha sabido implantar, en los momentos y contextos
apro piados, sus proyectos.
Así, por ejemplo, la primera vez que aparece la
expresión «bienes culturales» -usada hoy como sinóni-
mo de Patrimonio C ultural- es en el «Convenio para
la protección de los Bienes C ulturales en caso de con-
flicto armado», una utopía de 1954 a la que España se
adhirió en su momento y que aún contin úa vigente,
aunque, hay que reconocerlo, no muy operativa.
E n la actualidad, la famosfsima UNESCO se ha
convertido en un verdad ero Jabo rarorio d e proyectos
que son la base para establecer acuerdos a nivel m un-
dial, intentando superar el concepto occidental y res-
tringido de «mundo», y consiguiéndolo a veces. Su
utopía propia es que la ciencia, la educación y la cul-
tura, todo ello compartido entre los pueblos, pueden
servir como base para la creación no ya de una paz,
sino de un profundo cimienro ideológico de paz ...
Su funcionarnienco se basa en la existencia de un
alto número de comités consultivos, comisiones inter-
nacio nales y consejos intergubernamentales; a ello hay
que añadirle más de 4.000 ceneros, asociaciones y clu-
bes UNESCO situados en más de un centenar de paí-
ses, junto con casi 8.000 escuelas asociadas y 400
o rganizaciones no gubernamentales que cooperan ofi-
cialmente con eJJa.
Son 182 los Estados (de los casi 200 que existen)
que cuentan con una delegación permanente en la
UNESCO -entre ellos, España- y hay además una
gran variedad de red es especializadas en distintos
aspectos.
El tema del Patrimonio C ultural, que como bien se
sabe no es el único que aborda la UNESCO, ya fo rmó
parte, como derecho de codos los individuos humanos,
de su Constitución, según la cual este organismo ayu-
do.rá a la conservación, al progreso y a la difusión del
saber, velando por la conservación y protección del patri-
monio universal de Libros, obras de arte y monumentos de
interés histórico o científico. De hecho, hoy día la
UNESCO es la entidad responsable de la protección
jurídica internacional del Patrimonio Culrural, respon-
420 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
sabilidad que ejerce con la redacción y la puesta en
práctica de numerosas convenciones y recomendacio-
nes, con su labor de difusión e incluso de policía. Por
ejemplo, difundiendo noticias sobre objetos robados
para que puedan ser encontrados y restituidos.
Así, aunque son numerosísimas sus iniciativas, los
trabajos de la UNESCO en el contexto del
Patrimonio C ultural se conocen sobre todo por dos
cuestiones: sus históricas campañas internacionales
de «salvamento», como la de Assuán o la de Venecia,
y su «Lista de bienes del Patrimonio Mundial o de la
Humanidad».
La UNESCO y el Patrimonio Cultural
Por lo que respecta al Patrimonio Cultural, sus fun-
ciones y actividades aparecen en el cuadro 22.1.
Los más importantes de los organismos especiali-
zados que, de acuerdo con la tercera de sus funciones,
ha creado, son los siguientes:
ICOM: Comité o Consejo Internacional de
Museos. Nació en el año 1946 en París, y es la orga-
nización internacional de los museos y de las perso-
nas profesionales de los museos. Sus características y
actividades aparecen en uno de los recuadros que
acompañan a este capítulo (recuadro 45).
Sustituyó a la Oficina Internacional de Museos,
creada en 1926 bajo la supervisión del Instituto
CUADR022. l
Funciones y actividades de la UNESCO
respecto al Patrimonio Cultural
l. Impulsar convenios y emitir cartas, tratados y reco-
mendaciones para su conservación y difusión a nivel
mundial.
2. Establecer programas de colaboración internacional
para la defensa y conservación de los bienes culrurales,
con especial atención a los países no desarrollados o en
vías de desarrollo.
3. C rear organismos especializados en distintos aspectos
del conocimiento, protección y difusión del Patrimonio
Cultural.
In ternacional para la Cooperación Intelectual, ºIF'
nismo de la Sociedad de Naciones que, como
hemos dicho, fue el precursor de UNESCO. ICC
publica la revista Museum y además difunde _
informaciones por medio del bolecín ICOM N eu
ICCROM: Centro Internacional de Esrua.
para la Conservación y Restauración de Objetos -
Museos. Fue creado en 1959, tiene su sede en Ro-
y es la organización intergubernamental especi~
en la restauración de los bienes muebles.
!COMOS: Consejo Internacional de Monlliltar
tos y Sitios. Nació en 1965 y tiene su sede en Pa.-
Está dedicado a la conservación de los monumen~
conjuntos y sitios, es decir, a los bienes inmueb'
incluidos los yacimientos arqueológicos. En su Ínter>
hay interesantes grupos especializados, como d
ICAHM (Consejo Internacional para la Gestión ~
Patrimonio arqueológico), creado en 1990, que
mismo año publicó una interesante «Carta sobre
Gestión del Patrimonio arqueológico». !COMO
igual que las otras organizaciones de la UNESC
tiene una oficina en España, a cuyas característiCL
trabajos dedicamos otro de los recuadros de este c:a;-
tulo (recuadro 46).
Todos ellos se estructuran en un a Asamblea Ge·
neral, un Comité ejecutivo y otro consultivo. H..
además, comités científicos internacionales e ind
nacionales para cuestiones o asuntos concrer
como, p. e., para las ciudades y los pueblos históri
para el Patrimonio Cultural subacuático, para jan-·
nes y sitios históricos, para análisis y restauración ,_
estructuras, etcétera.
Los documentos de la UNESCO sobre el
Patrimonio Cultural
Como ya analizamos en el capítulo 3, los docume:--
tos internacionales, procedan de la UNESCO o
Consejo de Europa, se dividen en dos grandes grup
que aquí recordamos:
- Por un lado las Convenciones o Convem
dos palabras sinónimas, que tam bién aparecen b
el no mbre de «Tratados». Son documentos que
convierten en leyes para los Estados que se adhier. -
a ellos oficialmente y los publiquen como tal en S'-
respectivos Boletines Oficiales o similares. Son, p
lo tanto, los más importantes y los menos nwn...-
rosos.

- Por o rro lado las recomendacio nes, decla-
raciones o carras que, se firmen o no, no se convier-
:en en leyes. Son ran sólo invitaciones a obrar de una
dererminada manera, sin poder vi nculanre. El com-
promiso que declaran es sólo moral o polírico, en \•ir-
-:ud del principio de buena fe. A pesar de ello, estos
:exros, como vi mos en su momenro, han tenido
mucha importancia can to en la licerarura especializa-
da como en la fo rmalización de la no rmativa de los
distintos Estados.
El primer documenro publicado por la UNESCO
;obre el Patrimonio Culrural fue el ya co mentado
Convenio para la prorección de los Bienes C ulrurales
en caso d e con flicro armado», firmado en 1954 y raci-
:lcado oficialmente por España en 1960. En él, los
Esrados se comprometen a renunciar a la destrucción
Min11S de oro 1·0111111u1S de Las Méd11!11s, León.
Foto Belén R. N11ere.
La UNESCO: el Patrimonio Mundial 1 421
o al us{l peligroso de los sirios arquitectónicos y
arqueológicos. y de los museos y coleccio nes, en el
transcurso de una guerra. C uenca este cexro con dos
procoo •los: el primero erara sobre el riesgo de expor-
tar propiedades culrurales fue ra de un cerrirorio ocu-
pado: el segundo establece sanciones penales en las
legislaciones nacionales.
Con esce documenro, la UNESCO ha u tilizado
su auroridad mo ral anee parres en co nflicro para
evitar daños, y ha coo rdinado asistencias récni cas y
medidas para redu cir los d es trozos causados por los
confliccos; pero poco más. En varias ocasiones
durante las ülrimas décadas hemos asistido a des-
truccio nes evidentes -como la del Musco de
Bagdad en la guerra de Iraq-, sin que escos docu-
menros, papeles al fin y al cabo, haya n tenido una
uti lidad real.
422 1 Las instituciones del Patrimonio C ultural
Arte rupestre del
Arco Mediterráneo
de la península
Ibérica, Patrimonio
Mundial
Se cumplen ahora más de diez años desde que el Arte
Rupestre del Arco Mediterráneo fue declarado Patrimonio
Mundial. En efecto, el 2 de diciembre de 1998, la Asam-
blea General de la UNESCO, reunida en Kyoto (Japón),
incluía en la «Lista de Patrimonio Mundial» la propuesta
que seis CCAA, -Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha,
Cataluña, Murcia y Valencia-, realizaban a través del
Consejo de Patrimonio Histórico, sobre el Arte Rupestre
del Arco Mediterráneo.
Esta decisión fue de enorme trascendencia para el
futuro de unas manifestaciones rupestres al aire libre
que hasta entonces siempre habían quedado ocultas
bajo la aplastante presencia del arte paleolítico de la
profundidad de las cuevas.
Todo el mundo sabe que el arte rupestre es un fenó-
meno cultural excesivamente frágil. Po r eso, las medi-
das que se adopten para garantizar su futuro serán
bienvenidas. En nuestro país, desde la promulgación
de la Ley 16/1985 de PHE, las manifestaciones de arte
rupestre están consideradas como BIC, enunciándolo
claramente en su artículo 40.2: Quedan declarados
Bienes de Interés Cultural por ministerio de esta Ley
las cuevas, abrigos y lugares que contengan manifes-
taciones de arte rupestre.
El expediente para la declaración del Arte Rupestre
del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica se empe-
zó a elaborar desde la perspectiva de solicitar la inclusión
del arte levantino en la lista indicativa. Sin embargo, a
medida que se desarrollaba el proyecto, aumentaba el
convencimiento de los promotores, las seis CCAA, sobre
la idoneidad de ampliar a otras manifestaciones rupes-
tres la solicitud.
Para la elaboración del Documento se siguieron las
pautas indicativas de la UNESCO, que exigía la formaliza-
ción de unos apartados preestablecidos: 1. Localización,
2. Datos jurídicos, 3. Identificación, 4. Estado de preserva-
ción/conservación, 5. Justificación de la inscripción en c.
Lista de Patrimonio Mundial, 6. Impacto social.
No parecía tener objeto la exclusión de numerosos
abrigos pintados que contenían otro tipo de manifesta-
ciones en un ámbito territorial común, compartiendo c.
misma geografía y paisaje. Así que, finalmente, el doo..-
mento, bajo el hilo conductor del arte levantino, recog:
todos los abrigos y cuevas pintadas que aparecen en &
marco territorial del citado fenómeno rupestre. Es deo·
el arte levantino define un espacio territorial, deSCE
Huesca hasta Almería, que además contiene manifesta-
ciones paleolíticas, macroesquemáticas y esquemá:-
cas. Este conjunto de estaciones constituyen el Ar.:
Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica.
declarado Patrimonio Mundial.
Las estaciones pintadas se localizan en áreas agrestes
de media y alta montaña y en profundos barrancos. El pé.-
saje que conforman estas sierras posee una serie o:
características homogéneas que sirven de soporte a urc.
unidad geográfica, con similares tipos de flora y fauna.
aprovechamientos tradicionales de los recursos del termc-
rio, parecidas soluciones constructivas y, en definitiva. i..:-
continuum geológico, geográfico y cultural. En general, Sé
trata de zonas en las que la acción antrópica no ha altera-
do el entorno natural ni la riqueza ecológica. Contrastanoc
con la riqueza cultural y natural, encontramos en ellas tr
desarrollo demográfico negativo.
El reconocimiento de la relevancia universal del cor-
junto de estas manifestaciones culturales es un logro oe
que se responsabilizan todas las instituciones regiona-
les y locales de este territorio, por entender, en prime·
lugar, que se trata de una expresión cultural excepciona.
que reúne condiciones suficientes y valores universales
por sí misma. En segundo lugar, por considerar que e
excelente estado de conservación, tanto de las manifes-
taciones artísticas como de los entornos naturales e..
los que se encuentran, posee, a su vez, una enorme vu-
nerabilidad y fragilidad que deben ser evitadas a través
de un programa de actuaciones riguroso. La preserva-
ción de estos valores culturales universales, acción prio-
ritaria del proyecto, debe articular, asimismo, todo u.-
panorama de actuaciones de puesta en valor y gestiór
de forma que sean capaces de aportar a las comunida-
des que habitan en sus entornos nuevas oportunidades
de progreso social, económico y cultural.
Los criterios que justificaron la propuesta de decla-
ración fueron los siguientes:

- Exclusividad territorial. El arte rupestre levantino
es una manifestación cultural exclusiva del área medi-
terránea peninsular, en la que además existen otros
conjuntos de arte rupestre de la Prehistoria, como ya
hemos señalado.
- Excepcionalidad documental. Constituye un testi-
monio característico y singular de las sociedades de la
Prehistoria.
- Riqueza medioambiental. El entorno en el que han
quedado inmersos los lugares con arte rupestre es de
una gran riqueza ecológica, escasamente afectada por
la acción antrópica.
- Fragilidad y vulnerabilidad. Estos conjuntos son espe-
cialmente vulnerables como consecuencia de su ubica-
ción en abrigos y cavidades abiertas al exterior. Precisa-
mente este aspecto de las manifestaciones rupestres
hace necesario garantizar las máximas medidas de pro-
tección, para que su conocimiento y divulgación no gene-
ren riesgos añadidos a su conservación.
Finalmente, la inclusión en la Lista de Patrimonio
Mundial fue realizada en la sesión XXXII del Comité
de Patrimonio Mundial, bajo el Criterio (iii). El corpus
del periodo prehistórico de las pinturas rupestres del
La UNESCO: el Patrimonio Mundial 1 423
arco mediterráneo del Este de España es el conjunto
más grande de pinturas rupestres de toda Europa y
constituye una imagen excepcional de la vida huma-
na en un periodo de la evolución cultural de la huma-
nidad.
Para finalizar, señalaremos que hoy día existen 23
lugares con arte rupestre, distribuidos por diferentes paí-
ses del mundo, que ya están incluidos en la Lista de
Patrimonio Mundial; sin embargo, en una primera refle-
xión aparecen dos cuestiones que es necesario señalar.
En primer lugar, la representación de la categoría Arte
Rupestre en la Lista no alcanza ni el 3 por 100 de los bie-
nes inscritos. Y, en segundo, su distribución territorial
mantiene un difícil equilibrio, puesto que 8 aparecen en
Europa, 5 en África, 5 en América -Central y del Sur-, 3
en Asia y 3 en Australia. En este sentido es importante
destacar que en los últimos años la Lista ha empezado a
girar hacia la representatividad de otros continentes,
comenzando a perder el carácter claramente eurocen-
trista que tenía.
JULIÁN MARTÍNEZ GARCÍA
Centro de Investigación del Instituto Andaluz
del Patrimonio Histórico.
0 A0.N.i•Ct0f't 0 11,.1 flA CIONU UffH l #l1
Ull4 h . JbUC •é lO~.
\A CU " CIA T lA CUL'UllA
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. . •IC1'01 •••UH
PI U1 \IJlllllC9
 424 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Poco después, en 1956, se publica el primer texto
internacional sobre excavaciones arqueológicas, la
«Recomendación que define los principios interna-
cionales que deberán aplicarse a las excavaciones
arqueológicas». Es curioso, aunque lógico, encontrar
en este primer texto, pionero en un mundo occiden-
tal que ha considerado a las excavaciones arqueológi-
cas como un feudo propio o incluso como una avan-
zadilla del espionaje y del colonialismo, avisos sobre
temas tan inocen tes y román ticos a nuestros actuales
Romería de Sa11 Benito. Cerro de Andévalo, Huelva. Foto Aniceto Delgado.
ojos como recomendar a los diferentes países que.
caso d e ocupación de terri torios por guerra, no se!'?..
licen excavaciones arqueológicas y, si en la consm-..-
ción d e trincheras u obras de tipo milita r se encuc-
tran restos, que se traten con cuidado y se devuel
al país ocupado, junto con su documentación, ...::..i
vez terminado el conflicto (art. 32).
Pero salvando estas inocentes ideas, se trata de ....:
texto verdaderam ente excepcional pa ra su fecha: p
primera vez apa rece la expresión «Patrimonio arque ...

;ico», aunque no se defina y en el título se hable
io de excavaciones; el principal objetivo del texto es
de contro larlas.
En él se trata de «Servicios de Arqueología», de la
-!Cesidad de documentación, de autorizaciones y sus
ndiciones, de cuestiones profesionales e incluso de
que ahora deno minamos «Zonas de Reserva» o
nservación de inmuebles en sus lugares originales
ea.se capítulo 11). Se preocupa también por impe-
.:..r las actividades clandestinas, por la obligación de
.:eclarar lo descubierto e incluso por La necesidad de
ue cada legislación estatal precise el régimen jurfdi-
- del subsuelo arqueológico (que en el caso español,
_1mo ya se explicó, es de dominio público).
O tra de sus preocupaciones es el comercio ilícito,
-::-comendando cuidados ante ofertas de procedencia
.:udosa y la publicación inmediata de las piezas adqui-
:das. Como no podía faltar, se aconseja emprender
.;na acción educativa para despertar y desarrollar el
-espeto del público por los vestigios del pasado (arr.
2), así como co nstruir, cerca de los lugares arqueoló-
;icos, pequeños establecimientos para que el visitante
s comprenda mejor (como nuestras «Aulas Arqueo-
.ogicas», véase capítulo 17).
En defi nitiva, todos y cada uno de los artículos de
::sre antiguo pero no anticuado texto serían apropia-
.:os hoy día; pero también hay que subrayar que
:nuchos de ellos se han cumplido, en su totalidad o
~n parte, en nuestras regiones.
En la siguiente década comienza la UNESCO su
?<Jiticular lucha contra el expolio internacional a través
del control del comercio ilícito de bienes culturales. Así,
en 1964, publica la «Recomendación sobre las Medidas
Encaminadas a Prohibir e Impedir la Exportación,
Importación y Transferencia de Propiedades Ilícitas de
Bienes C ulturales», que en 1970 se convertirá en Con-
vención con el mismo título y que España fumará ofi-
.:ialmente en 1985; por estar ligado al control del co-
mercio y la exportación de los bienes muebles, lo
nemos visto ya en el capítulo 7.
Para reforzar esta labor, la UNESCO publicó
poco después, en 1976, la «Recomendación sobre el
Intercambio Internacio nal de Bienes C ulturales», y
además creó, en 1980, el «Comité intergubernam en-
cal para fomentar el retorno de los bienes culturales a
sus países de origen o su restitución en caso de apro-
piación ilícita», de carácter consultivo, que apoya las
negociaciones bilaterales para la devolución de obras
importantes a su país d e origen.
Pero el papel de la UNESCO en la lucha conrra
el expolio de los bienes culturales no acaba aquí. Ella
La UNESCO: el Patrimonio Mundial l 425
es responsable de un cód igo de conducta para comer-
ciantes de obras de arte, destinado sobre todo a ayu-
dar a las personas compradoras de buena volunrad a
evitar involuntarias adquisiciones ilícitas. Más tarde,
en 1995, publicó la «Convención sobre Objetos
Culturales Robados o Ilegalmente Exportados>>, que
busca una unificación racional del derecho privado
en los países interesados.
Volvamos a Los años sesenta para recordar la
publicación de La ya comentada «Carta de Venecia»,
documento del !COMOS que, en la práctica, es su
carta de fundación, publicada en 1964. Como ya se
vio en el capítulo 1O, una de sus principales caracte-
rísticas es que el «Monumento», protagonista d e la
anterior Carta de Atenas, deja de serlo para ced erle el
paso al Conjunto Histórico, noción más contextuali-
zada que aparece ahora y que tendrá gran desarrollo
en todas las normas siguientes. Además, la protección
y la consideración se extienden al paisaje, urbano o
no, que rodea al bien, así como a las obras que, sin ser
grandes o monumentales, han adquirido con el tiem-
po valor histórico o significado cultural.
La Carra de Venecia establece el importanre prin-
cipio de mínima intervención: el manrenimien to
d ebe ser el objetivo fundamental; la restauración
- una intervención y, como ral, peligrosa- ha de ser el
último recurso, un proceso excepcio nal, que siempre
irá precedida y aco mpañada de un estudio técni co e
histórico del monumento.
Pocos años d espués, en 1968, se publica la «Reco-
mendació n sobre la Conservación de Los Bienes
C ulturales que la ejecución de obras públicas o priva-
das pueda poner en pel igro», un documento realmen-
te excepcional para su fecha, que, po r su importancia
en el campo de la planificación, ya comentamos en el
capítulo 6.
Como ya también analizamos en el capítulo 1O,
en 1976 se publicó la «Recomendación relativa a la
salvaguardia de los Conjuntos Históricos y su fun-
ción en la vida contemporánea»; la preocupación de
la UNESCO por las ciudades histó ricas es una cons-
tante que, como veremos en el siguiente capítulo
dentro del Consejo de Europa, reaparece una y otra
vez. Así, en 1987 se publica la llam ada «Carta d e
Washingto n» o «Carta internacional para la salva-
guardia de la ciudad histórica», un documento d e
ICOMOS que este o rgan ismo consideró necesario
para completar la Carta de Venecia.
En la de Washington se dice que todas Las ciuda-
des del mundo son el resultado de un desarrollo mds o
menos espontáneo oproducto de un determinado proyec-
426 1 Las instituc iones del Patrimonio Cultural
¿Qué es el ICOM?
El Consejo Internacional de Museos (ICOM) es una
organización no gubernamental, creada en 1946 en el
seno de la UNESCO y reconocida como entidad consul-
tiva por el Consejo Económico y Social de las Naciones
Unidas.
El ICOM, según sus estatutos, ratificados en Viena en
2007, es la organización internacional de los museos y
profesionales que tiene como misión conservar y trans-
mitir a la sociedad el Patrimonio Natural y Cultural, pre-
sente y futuro, material e inmaterial.
El ICOM establece normas profesionales y deontológi-
cas aplicables a las actividades de los museos, promue-
ve la formación, hace progresar los conocimientos, for-
mula recomendaciones sobre estas cuestiones y
sensibiliza al público en la conservación del patrimonio a
través de sus programas de cooperación, desarrollados
en su red mundial de museos.
En la actualidad el ICOM está formado por más de
25.000 socios entre individuales e institucionales, repre-
sentados por los Comités Nacionales de 117 países y pre-
sentes en treinta Comités Internacionales dedicados a tra-
tar temas específicos de los museos, desde las Nuevas
Tecnologías (AVICOM), a las Casa-Museo (DEMHIST), o
la Seguridad de los mismos (ICMIS), por citar algunos
ejemplos que conforman una extensa e importante red de
profesionales y de museos; a ella hay que sumar 17
Organizaciones Internacionales Afiliadas, como serían el
AFRICOM (Consejo Internacional de Museos Africanos),
la AMOI (Asociación de Museos del Océano Índico) o la
PIMA (Asociación de los Museos de las Islas del Pacífico).
A esta tupida red de Comités Nacionales, Interna-
cionales y Organizaciones Internacionales afiliadas hay
que añadir las Alianzas Regionales, formadas por los
museos de importantes áreas del mundo, como ICOM-
ARABE, ICOM-EUROPA, ICOM -LAC (compuesta por los
países de América Latina y el Caribe) o ASPAC, de los
museos de Asia y el Pacífico.
De esta amplia y extensa red mundial de museos y de
sus profesionales forma parte España, a través de su
Comité Nacional, elegido cada tres años por sus 637
miembros individuales y 242 museos. Profesionales que
en buena medida están integrados en los diversos Comi-
tés Internacionales o son sus presidentes, como son los
casos del actual director del Museo Reina Sofía, Manue
Borja-Villel, presidente del CIMAM (Consejo Interna-
cional de Museos de Arte Moderno), y de Paloma Pastu
Rey de Viñas, directora de la Fundación Centro Nacionc::.
del Vidrio, así como presidenta del Comité lnternaciona
de museos del Vidrio (GLASS).
En la actualidad, el ICOM, y por tanto el ICOM-
España, está inmerso en su Plan Estratégico (2008-
201 O) que pretende la consecución a nivel mundial y g~
bal de dos objetivos: reforzar su impacto global y ejerce-
una función de liderazgo en la sensibilización sobre e
valor del patrimonio, defendiendo la eficacia y las normas
de alto nivel en los museos. Estos objetivos se traduce-
en conseguir que los países acepten y apliquen e
Código Deontológico de los Museos, con el fin de prote-
ger el patrimonio y la memoria de los pueblos, luchanoc
contra el comercio ilícito de bienes culturales y naturales
y contribuyendo a una gestión de calidad de los museos_
El ICOM , a la vez, a través de sus distintos comités.
está participando en la cooperación internacional parc
recuperar los bienes culturales y los museos desaparea-
dos o saqueados en los conflictos bélicos o en los recien-
tes desastres naturales, como los tsunami, terremotos e
inundaciones que están afectando a diversos países..
publicando y dando difusión a las Listas Rojas ae
Patrimonio desaparecido de Iraq o más recientemerr.E
de Perú.
Por todas estas razones, el Día Internacional de los
Museos, que se conmemora cada 18 de mayo, es una
oportunidad para abrir y acercar nuestros museos y sus
profesionales a la sociedad, dándoles a conocer cuáles
son las líneas o programas internacionales en los que
estamos comprometidos. Así ocurrió, en 2008, con la pre-
sentación del programa «Los Museos como agentes de
cambio social y del desarrollo».
Para ser socio de ICOM hay que ser profesional de
museos, o ser un museo reconocido por instituciones pu-
blicas, ya sean nacionales o autonómicas, con el únicc
compromiso de cumplir y hacer cumplir el Código de
Deontología de los Museos. Aparte, también puede ser
socio, como estudiante, quien se encuentre en fase de
formación o en prácticas en museos, así como los profe-
sionales del ámbito de los museos y de las exposiciones.
previo aval de dos socios de ICOM.
El ICOM- España contribuye a la formación de los futu-
ros museólogos a través de sus convenios de colabora-
ción con distintos másters de Museos, impartidos en uni-
versidades españolas o extranjeras, gracias a lo cual e
alumnado puede solicitar realizar sus
orácticas en la sede de la asociación,
ubicada en el Museo de América,
Avenida los Reyes Católicos, 6,
28040-Madrid).
ICOM-España organiza todos los
años un Encuentro Internacional
sobre la museografía actual o emer-
gente, al que se invita a directores de
museos y a profesionales del diseño y
montaje expositivo de museos, con el
fin de abrir un debate sobre las diver-
sas concepciones en que se basan
los discursos expositivos. Las actas de
estos encuentros se publican anual-
mente y se pueden encontrar en
nuestra página web, en la que también
se puede acceder a todas las activida-
des de la asociación y su la presencia
en los diversos foros: www. icom-
ce.org.

RAFAEL AZUAR Ru1z

Presidente Comité Ejecutivo ICOM-España .

.
428 1 Las instituciones del Patrimonio Cultu ral
to, y en cuanto tales son la expresión material de la
diversidad de la sociedad a través de la historia y son,
por lo tanto, todas ellas históricas. Los objetivos de este
documento son los acostumbrados: eficacia, coheren-
cia, formar parte de las políticas de ordenación terri-
torial, etc.; pero su contradicción es el afán de totali-
dad que manifiesra: si realmente todas las ciudades
son históricas, las nuevas también han de tener cabi-
da en este concepto, no sólo las tradicionales.
A pesar de esta crítica, la Carta de 1987 apo rta
novedades interesantes: la necesaria participación de
la ciudadanía y cierto eclecticismo respecto al dogma-
tism o de la rehabilitación, cuando se repite que hay
que tener er~ cuenca cada caso en particular y obrar en
consecuencia.
Recomienda un «Plan de Salvaguarda» de cada
ciudad, que tiene muchos puntos de contacro con
nuesrros Planes Especiales. Deberá ir siempre precedi-
do por estudios y analizará datos arqueológicos, histó-
ricos, arquitectónicos... sociológicos y económicos,
individualizando los ed ificios y los conjuntos de edifi-
cios que se han de proteger, conservar o demoler. El
Plan ha de ser conocido y aceptado por la población.
Las recomendaciones de esta Carta son numero-
sas y detalladas, algunas tan interesantes como la de
que las grandes infraestructuras viarias no alcancen
los cascos histó ricos o centros, sino que tan sólo faci-
li ten su acceso a ellos; otras más controvertidas, como
la existencia de aparcam ientos, que si son subterrá-
neos siempre destruirán patrimonio y si son al aire
libre interrumpirán el diseno urbano; o bien la inte-
gración en la ciudad histórica de las redes de infraes-
tructura requeridas por la ciudad contemporánea, a
condición de no alterar la armonía del conjunto.
Y, por supuesto, se habla de la educación: en este
caso, desde la edad escolar.
Orros ámbitos tratados por la UNESCO son los
bienes muebles, con la «Recomendación sobre la pro-
tección de los bienes cukurales muebles», destinada
sobre todo a los museos y su contenido y con una espe-
cial preocupación por las momias, de 1978; o el
Patrimonio Cultural inmaterial, cuyas características,
historia y oportunidad ya analizamos en el capítulo 13.
Un documento normalmente poco conocido - que
España ratificó en 2005- es la «Convención sobre la
protección del Patrimonio Cultural Subacuárico»,
adoptada en 2001. Busca responder al peligro que
corren los bienes culturales sumergidos hace más de
100 afios, merced a personas expoliadoras, buscadoras
de tesoros, muy difícilmente controlables bajo el agua.
De esto se habló en el recuad ro 16.
En algunas ocasiones, la UNESCO se ha '
obligada a reaccionar de manera evidente ante la c.
trucción de un bien culrural. G racias a los moderr
medios de comunicación, este tipo de acciones ra:
mente quedan en secreto, y eso es lo que ocurrio
2003 con la destrucción de los Budas de Bamyan. -
Afganistán. Tras ella, esta organización publicó ~
1<Declaración relativa a la destrucción intencional -
Patrimon io Cultural», en la que se atribuye al Ese_
en el que se encuentre el bien destruido la responsa
lidad de adoptar las medidas oportunas para proh1 -
prevenir, hacer cesar o castigar esos actos, con in.....
pendencia de que el bien destruido o amenazado c.
o no en la Lista del Patrimonio Mundial. Por supi...
to, se habla aquí de sanciones penales para los inc
d uos que cometan u ordenen estos actos. Pero hay e:
reconocer que en muchos de estos casos las inten ..
nes desrructoras están claramente por encima
poder moral -aunque sea grande- de la UNESC
Otros documentos publicados por la UNE
están más sesgados hacia los aspectos sociales -
Patrimonio Cultural, como la «Recomendación se. .
los medios más eficaces para hacer los museos acce
bles a todo el mundo», de 1960; o bien se refie:.
sólo tangencialmente al él, como la «Recomendac
relativa a la Protección de la Belleza y el Carácter ~
los Luga res y Paisajes», de 1962. A veces nos sorprc
den sus iniciativas, como en el programa de dde:- ....
de los «Tesoros humanos vivos», q ue desde 1<
entiende por cales personas que encarnan, en gr
máximo, las destrezas y técnicas necesarias par.i
manifestación de ciertos aspectos de la vida cultura
un pueblo y la perdurabilidad de su patrimonio ni
ral material. De acuerdo con Castillo Ruiz (20 1 -
esto supone introducir un cambio sustancial en
caracterización del Patrimonio Histórico, ya que p·
duce una mutación del papel desempefi.ado por el
human o en él, pasando de sujeto patrimonial a ob
ro patrimonial .
Es evidente que el gran problema de este úlri m
singular tipo de Parrimonio Cultural es lo muy lir-
tado de su vida ...
Tanto éstas como las demás Convenciones v F.
comendaciones pueden leerse en las páginas w~b ....
la UNESCO y de sus Comités.
El Patrimonio Mundial
Uno de los documentos internacionales de la U "E
CO más conocidos es la «Convención sobre la p:
 La UNESCO: el Patrimonio Mundial 1 429

~ección del Patrimonio Mundial, culrural y narural . de la anrigua ci,·ilización nubia. La campaña interna-
-lrmada y revisada en París en 1972 y 1992, llamada cional promovida y coordinada por la UNESCO, en
Convención de París». la que España participó (y hasta se trajo un recuerdo,
En ella se establecen las bases para la declaración, el Templo de D ebod), co nsiguió que cales monumen-
~orno Patrimonio Mundial o de la Humanidad, de tos e recolocaran en terrenos más elevados, donde
una serie de bienes, canco narurales como culturales, aun persisten. El coste rotal del proyecto alcanzó los
.:onsiderados los más imporcances del mundo , cuya
conservación no debe depender, por ramo, de la pro-
:>ia nación que los posee, sino que ha de plantearse a
'livel internacional. Como consecuencia, se erara de
una apuesta por la cooperación mundial de caráccer
:lnanciero, ciencfftco y técn ico, co n la creación de
una serie de organismos preparados para llevar a cabo
os principios de la Convención: seleccionar los bie-
:'.les, declararlos y crear personal y servicios especiali-
zados en su gestión, conservación y difusión.
¿Qué le ocurre a un bien culrural cuando se decla-
ra Patrimonio Mundial? En principio, podríamos
decir que la consecuencia principal es que la respon-
sabilidad de su gestión deja de ser un asunro sólo
.ncerno y pasa a ser incernacional, es decir, que su
rucela va a estar compartida con el resto del mundo.
Pero en realidad no es así: esa curda comparcida es
muy poco real; lo que significa son dos cosas, una
siempre positiva, las ventajas económicas relacionadas
rnn el turismo, y ocra no siempre visea como positiva:
más cuencas que rendir por parte de los organismos e
,nscicuciones responsables de su conservación y pues-
ta en valor, que no sólo han de responder anee las ins-
rancias normales (sociedad, otras administraciones),
smo además anee Olra, en este caso, internacional.
En el momemo actual, el desarrollo de esca iniciaci-
·-a alcanza cal magnitud que se ha creado en la propia
L'NESCO el «Cenero de Pauimonio Mundial» (World
Heritage Cencer), que incluso edita una revista, World
Heritage, que acaba de publicar su número 49.

Breve historia

De todos los documentos de la UNESCO -y del

Consejo de Europa. que veremos en el siguiente capí-
rulo-, es ésta la convención más ratificada, a cal punro
que se ha convertido en un verd adero instrumento
un iversal (porque nuestro universo culrural es muy
pequeño: abarca sólo nuestro planeta, y la palabra
mundial parece que se qued e corra para nombrarlo).
Su origen fueron varios acomecimiencos de los
años sesenta:
1. La construcción de la Presa de Assuan, en
Egipto, que amenazaba cubrir con agua monumentos
430 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
/¡
- ~
80 millones de dólares USA, de los que la mitad pro-
cedió de 50 países. El éxico alcanzado por esta opera-
ción llevó a la UNESCO a nuevas iniciativas simila-
res, como la de salvar Venecia y su laguna, el templo
de Borobudur en Indonesia o las ruinas de Mohenjo-
Daro en Pakistán.
2. Las inundaciones de Florencia y Venecia en el
otoño de 1966, las cuales destruyeron y dañaron
buena parte del Patrimonio C ultural, sobre codo en
Florencia: cuadros renacentistas, frescos, esculruras y
libros antiguos por miles. La respuesta internacional
fue inmediata y generosa: se reunieron fondos de pro-
cedencia pública y privada y se tomó conciencia de
las debilidades de los sistemas de protección del
Patrimo nio Cultural.
Para el nacimiento de esca Convención, el primer
paso importante lo dio EEUU cuando, en 1965, con-
vocó una conferencia sobre cooperación incernacio-
nal en materia de conservación del Patrimonio. C n.;
de las más importantes ideas que surgieron allí fue
creació n de un órgano especial para el Patrimo n.
Mundial que se responsabilizara de estimular le
esfuerzos internacionales de cooperación para idena-
ficar, establecer, desarrollar y gestionar los lugaro
más importantes del mundo, canto naturales com
culturales, para beneficio de la humanidad actual y de
la futura.
Esta propuesta hacía mención sobre codo de luga-
res naturales como el parque de Yellowscone o el G rar.
Cañón del Colorado, pero aludía también a los sici~
históricos. Así, tuvo el mérico de poner en funciona-
miento dos iniciativas distintas (Francioni 2003):
1. El proyecto normativo internacional para h.
protección de los lugares naturales de valor univer~
excepcional, que había propuesco la Unión Interna-
cional para la Conservación de la Naturaleza.

2. El proyecto titulado «Convención para la pro-
;:ección internacional de monumentos, grupos de
edificios y lugares de valor universal», propuesto por
M1 Resolució n 3.412 de la Conferencia Ge neral de
1970, de la UNESCO.
En el marco de una reunión de un comité especial
de perso nas expertas gubernamentales de la UNES-
CO, celebrado en París en abril de 1972, las dos
ramas se unificaron en un texto único.
Con el fuerce respaldo de la Conferencia de
);aciones Unidas sobre el Medio Ambiente, celebra-
da en Escocolmo ese mismo año de 1972, se adoptó
el texto en el seno de la decimoséptima Conferencia
General de la UNESCO el 16 de noviembre de
~ 972. Así nació la Convención de la UNESCO sobre
d Patrimonio Mundial.
Su impacto ha sido muy grande. Han pasado más
de 35 afios y hay casi 900 sitios declarados Patrimonio
~1undial en los 193 Estados miembros, de los que
;.á(o el 18 por l 00 son naturales; hay 25 mixtos y el
resto - más de 400- pertenecen al Patrimonio
Cul tural.
Innovaciones de la Convención de París
_'o es una Convención más, sino que presenta varias
innovaciones, de las que destacan:
1. E n aquel momento resultó conrrovercida la
unión de los dos ámbicos, el natural y el cultural,
ambos esenciales en el medio hwnano. Más adelante
se ha visto claro (cuando la UE ha aprobado y puesto
en práctica las EIA o nuestros países se enfrentan a los
denominados Paisajes Culturales, ambas cuestiones
anal izadas en los capítulos precedentes) que esto era y
que debe ser así (a pesar de que en nuestros gobiernos
continúan siendo dos mundos separados). Además,
aquella Convención dejaba entrever ya el concepto de
desarrollo sostenible», esa delicada línea de equilibrio
entre el progreso material y la necesidad de preservar
el enromo que asegura nuestra supervivencia.
2. La Convención introdujo el concepto de Patri-
monio Mundial: los bienes que por su valor excepcio-
nal deben ser protegidos a nivel internacional. En
Espafia se utiliza más su sinónimo «de la Humanidad»,
cal vez porque resulta más solemne.
3. La Convención inauguró el sistema de las «Lis-
tas», una para el Patrimonio Mu ndial y otra para los
bienes en peligro.
La UNESCO: el Patrimonio Mundial 1 431
-,. Para muchas personas expertas, lo más intere-
sance ~ original de la Convención, dado el fracaso de
iniciativas an teriores similares, como el Convenio de
La Haya sobre protección de bienes en caso de co n-
flicto armado, fue el aspecto institucional: se estable-
ció la existencia de un órgano de gobierno, el Comité
incergubernamencal del Patrimonio Mundial, com-
puesto por 21 miembros elegidos por la Asamblea de
los Estados Parce, asistidos por el Secretariado de la
UNESCO y sus órganos consultivos.
5. Su práctica ha logrado «in ternacionalizar» los
sistemas de protección y consideración de los bienes
culturales y naturales, apanándolos del ámbito exclu-
sivamente interno. Los Estados son responsab les del
cumplimiento de estos principios no sólo fren te a
ellos mismos, sino frente a la comunidad internacio-
nal. Eso qu iere decir que una violació n de los princi-
pios es tablecidos en la Convención afecta a los inte-
reses jurídicos de todas las partes, de la comu nidad
internacio nal en su conj unto, no sólo al Estad o con-
creto que tenga el interés propio sobre ese bien cul tu-
ral o natural dañado.
Por supuesto, la Convención del Patrimonio Mun-
dial es can sólo un tratado, y no crea obligaciones con-
cretas en sí misma. Pero los mecanismos urilizados en
su práctica sí los crean, de modo que cuando se decla-
ra un lugar determinado como Patrimonio Mundial,
ese lugar queda dorado de un estatus objetivo especial
que debe ser respetado por codos los miembros de la
comunidad internacional.
¿Cómo funciona la Convención de París?
La UNESCO tiene un programa denominado «Patri-
monio M undial», administrado por un Comité especí-
fico formado por 21 Estados miembros que son ele-
gidos por la Asamblea General por un periodo
determinado. En el momento actual (2008), Espafia es
uno de ellos.
El proceso se inicia con una acción interna de
cada país interesado: form ula y desarrolla un catálo-
go con codos los sirios naturales y culrurales de carác-
ter excepcional, para ser incl uidos en una primera
lista, o lista indicativa, que reúna los bienes que se
piensen proponer en el transcurso de los 5 o 1Oaños
siguientes. Se traca de un primer paso importante,
porque no se puede presentar para su declaración un
sirio que no haya aparecido en esa lista. España ela-
boró su primera lista indicativa en 1984, actualizán-
432 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
dola en las décadas siguientes. En principio, no hay
lím ite numérico p ara esca lista, cuyos bienes propues-
tos han de aparecer jera rquizados en función de sus
valo res.
El paso siguiente es la elección de uno o más de
estos bien es para ser propuestos. La documentación
que acompaña a la propuesta ha d e ser lo más com-
p leta posible y d ebe conten er, como mínimo, los ele-
mentos q u e aparecen en el cuadro 22.2.
Las propuesras se envía n a las comisiones asesoras
de la UNESCO, como el !COMOS, y hay q ue espe-
rar a que se reúna el Comité del Patrimonio Mund ial
para tomar la d ecisión final: incluir el bien propues-
to en la Lista, rechazarlo o, en su caso, solicitar más
información.
Los criterios de selección son d iez d esde 2005;
an ees había seis para el Patrimonio Culcural y cuatro
para el Natural. Para ser incluido en la Lista, es nece-
sario satisfacer al menos uno d e los criterios (cu adro
22.3), cuyo desarrollo y características han sido publi-
cados en varias ocasiones (véase, p. e., Prada Bengoa
CUADR022.2
Documentación que debe acompañar una
propuesta de inscripción de un bien
en la Lista del Patrimonio Mundial
(según Prada Bengoa 1996, p. 65)
- Identificación: país, región, nombre del bien y catego-
ría o tipo; mapa con su local ización exacra, planos de las
w nas de protección propuestas y superficies en hectáreas.
- Justificación de la inscripción: importancia del bien,
análisis comparativo y criterios justificativos.
- Descripción: descripción, hiscoria, documenración,
estado de conservación y autenticidad.
- Gestión: derecho de propiedad, estacuco jurídico,
medidas de protección, agencia y persona responsable
de su gestión, planes que afecten al bien, fuentes fin an-
cieras, recursos de formación, equipamientos, plan de
gestión y necesidades de personal.
- Faccores condicionantes: previsiones de desarrollo,
limiraciones ambientales, catástrofes naturales, previsio-
nes de turismo y número de habitantes.
- Seguimiento: indicadores de conservación y disposicio-
nes administrativas que afecten al seguimiento.
- Documentación: focograffas, películas, copias de pla-
nos, bibliografía, lugar en el que se conservan los archi-
. .
vos e mventanos.
1996) . Como puede comprobarse, lo único qt-c
hizo en 2005 fue unir las dos listas. No exiscer:.
menos en p rincipio, criterios relacionados con air-
concextos al mismo riempo, salvo la excepción de
Paisajes Culturales, q ue, desde 1992, se definen o ....-
los resultados d e la interacción entre la humanicL:......
la naturaleza. En un caso muy especial d e coincic.~
cia entre la UNESCO el y Consejo de Europa.
CUADRO 22.3
1
Criterios para acceder a la Lista de Patrimonio
Mundial (basta con cumplir uno)
l. Ser una obra maestra del genio creativo humano.
Il. Haber sido resrigo de un importante intercambio ..:
valores humanos a lo largo del tiempo o dentro de un a..-ez
cultural, en la arquicecrura, la tecnología, arres monumer
cales, urbanismo o diseño paisajístico.
III. Aporrar un testimonio único o excepcional de w::..::
tradición cultural o de una civilización, existente o J:
desaparecida.
IY. Ser ejemplo singular de un cipo de edificio, conju.r:-
ro arquitectónico o tecnológico o paisaje, que ilus=
una etapa significativa de la historia humana.
V. Ser ejemplo singular de una tradición de asenramien-
co humano, mil ización del mar o de la cierra, que >c..
representativa de una o varias cul turas, o de la inter.a~­
ción humana con el medio ambiente, sobre codo cuan-
do éste se vuelva vulnerable frente al impacto de caI1"'
bios irreversibles.
VI. Estar direcramenre asociado con sucesos o cradicioncc
vivas, con ideas, con creencias o con trabajos artístico'
literarios de destacado significado universal.
VII. Contener fe nómenos nacurales o áreas de excepcio-
nal belleza natural e importancia estética.
VIII. Ser uno de los ejemplos representativos de impor-
tantes etapas de la hiscoria de la cierra, incluyendo cesa-
mon ios de la vida, procesos geológicos creadores de for-
mas geológicas o características geomorfológicas
fisiográficas significativas.
IX. Ser ejemplo singular de procesos ecológicos y biolo-
gicos en el curso de la evolución de los ecosistemas.
X. Contener los hábitats naturales más representativos'
más importantes para la conservación de la biodiversi-
dad, incluyendo los que poseen especies amenazadas de
gran valor cien tífico.
'I

:sre último el que por fin publicó el «Convenio de
Florencia», en el año 2000, sobre el Paisaje Cul tural,
~nvenio al que España se adhirió oficialmente en
2007 y que será anal izado en el siguienre capítulo.
A lo largo de las últimas décadas, la UNESCO ha
.do declarando bienes Patrimonio Mundial a un ritmo
?3-ulatinamente mayor; tanto que, en los años más
:ecientes, se ha propuesto ralentizado. En el cuadro
:2.4 puede observarse tanto el número de los declara-
dos en mayo de 2008, como su irregular distribución,
.obre todo porque el 50 por 100 de los bienes pertene-
;::en al mundo occidental. Y esto, por lo menos por dos
:azones: una, que la UNESCO es el mundo occidental
otra, tal ve:z más importante aún, que el concepto con-
;ervacionista del Patrimonio Cultural es una construc-
ión de la sociedad occidental del siglo XX y tiene muy
?OCº que ver con las culturas orientales o africanas.
El Comité del Patrimonio Mundial se reúne
'aiias veces al año para decidir sobre la declaración, la
gestión y la conservación de los sitios. Una vez al año,
~n «la Sesión», se inscriben oficialmente los nuevos
ugares en la Lista.
¿Y qué ocurre cuando un sitio declarado Patrimonio
\ 1undial no cumple con las obligaciones contraídas con
.a UNESCO? Si se llega a constatar que el bien no cum-
?le ya las características que justificaron su declaración,
unplemence se excluye de la Lista. Pero eso ha ocurri-
do muy pocas veces, y tampoco la Convención y sus
¡xisreriores desarrollos lo han regulado. En realidad, se
:reó la «Lista de bienes en peligro», que luego veremos,
:>recisamente para canalizar la llamada de atención y,
>abre todo, las ayudas, para los sitios declarados que
esruvieran perdiendo esas características.
CUADRO 22.4
Bienes culturales declarados Patrimonio Mundial
Zona geográfica Natural Cultural
1
África 33 38
Estados árabes 3 58
1
1
Asia-Pacífico 45 126
Europa y América del Norre 51 358
América Larina y el Caribe 34 80
La UNESCO: el Patrimonio Mundial 1 433
El examen del desarrollo y p ráctica de la Con-
vencion del Patrimonio Mundial durante los últimos 30
años apoya la idea generalizada de que esta Convención
ha sido realmenre efectiva y que hoy día la Comunidad
internacional la considera legítima. Su eficacia deriva
sobre codo de la conciliación realista entre el principio
de soberanía escacal y el objetivo de cooperar internacio-
nalmente para la conservación del Patrimonio Cultural
y acural.
Su legitimidad reside, por su parte, en su acepta-
ción casi universal y su compatibilidad co n los prin-
cipios fundamentales del derecho Internacional.
Como ejemplo concreto de proceso de declara-
ción como Patrimonio Mundial d e un conj unto d e
bienes culturales, uno de los recuadros que acompa-
ñan a este capítulo se dedica al «Arte rupestre del
Arco Mediterráneo» (recuadro 44).
Críticas a la Convención de París
Contra el espíritu de la Convención se han dirigido
muy a menudo los pretextos de la soberanía nacional
y de la jurisdicción interna, siempre con el objetivo de
limitar el poder del Comité del Patrimonio Mundial;
porque no puede negarse la existencia de lagunas y
conuadicciones que deberían tenerse en cuenta a la
hora de elaborar un futuro plan de actualización. Las
deficiencias más importantes serían las siguientes
(Francioni 2003):
- El rígido requisito de la aceptación por parte
del Estado territorial para que un bien sea inscrito en
la Lista puede ser incompatible con su salvaguard a.
Mixto Total por 100
3 74 9 por 100
1 62 7 por 100
11 182 21 por 100
7 4 16 49 por 100
3 117 14 por 100
1
434 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
El Comité Español
de ICOMOS
1. ICOMOS
El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICO-
MOS) es una institución con carácter de ONG creada en
Varsovia en 1965. Su aparición es efecto del 11 Congreso
Internacional de Arquitectos y Técnicos de los Monu-
mentos Históricos, celebrado un año antes, en el que se
presentó la Carta de Venecia. ICOMOS surge, pues,
imbuido del espíritu de esta Carta, considerada una
especie de carta magna del patrimonio, y formado casi
exclusivamente por arquitectos. Los objetivos de la orga-
nización, además de la protección genérica del patrimo-
nio, son: la creación de una red de especialistas; el fo-
mento de la discusión, avance y difusión de las teorías
patrimoniales; la creación de centros de documentación
e investigación; el apoyo a programas de formación y el
servicio a la comunidad internacional en materia de sal-
vaguarda y consultoría sobre patrimonio.
Pocos años después, en 1972, UNESCO presenta su
Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial
Cultural y Natural, en la que identifica a ICOMOS como su
principal asesor en materia de Patrimonio Cultural. Desde
entonces, se produce un doble sesgo en su evolución: por
un lado, aunque el conocimiento y la defensa del patrimo-
nio siguen siendo sus objetivos genéricos, la evaluación
de las candidaturas para su inscripción en la Lista del
Patrimonio Mundial y el asesoramiento, tanto para aque-
llos expedientes en preparación como para solventar pro-
blemas en bienes ya inscritos, han acaparado buena
parte de su atención. De hecho, se ha llegado a identifi-
car su actividad casi exclusivamente con el Patrimonio
Mundial y, a menudo, se produce entre quienes conocen
poco estas instituciones una cierta confusión entre las
competencias y responsabilidades de ICOMOS y de la
propia UNESCO. De otro lado, se ha producido una incor-
poración muy numerosa de profesionales de todo tipo
relacionados con la gestión del patrimonio (arqueólogos,
historiadores del arte, geógrafos, antropólogos, etcétera),
hasta el punto de que, si bien el número de arquitectos
sigue siendo muy elevado, hoy el carácter de la organiza-
ción es mucho más plural.
ICOMOS posee una estructura doble y complemen~­
ria: la que podría denominarse horizontal -los com 1t~
científicos- y la vertical -los comités nacionales-. Los p--
meros están compuestos por expertos de diversos paíse:;
y centran su actividad en un sector patrimonial concre·c
Existen comités internacionales de ciudades históricas
de arquitectura en madera, de formación en patrimon<:
etcétera. Los segundos reúnen a los miembros de I ~
MOS pertenecientes a países concretos.
2. El Comité Español de ICOMOS
El Comité Español pertenece a la categoría de los cor--
tés nacionales; posee las mismas responsabilidades g;-
nerales que justifican la existencia de la institución mai-.:
y su papel es ejercerlas dentro de los límites del terr::
rio español. Este comité es uno de los más activos de .:
organización y tiene una larga trayectoria de actividades
que avalan este reconocimiento. Estas actividades J>U€-
den ser desglosadas como sigue:
- Apoyo a nuevas candidaturas de Patrimonio M und ~
sobre todo asesorando la formación de los exped ien·~
que se presentarán al Comité del Patrimonio Mundial.
- Realización de informes (a instancias de instituci0!":5
públicas, asociaciones ciudadanas, particulares o por "
ciativa propia) sobre procesos que afecten o pongan e--
riesgo el Patrimonio Cultural español (pertenezca a la Lk
ta del Patrimonio Mundial o no). En ocasiones, ICOM05
ejerce el papel de intermediación entre instituciones
agentes y ciudadanos enfrentados por problemas de --
dole patrimonial.
- Tareas de difusión de los valores, responsabilida~
y métodos de gestión de los bienes incluidos en la Lis::
del Patrimonio Mundial.
- Acuerdos con instituciones públicas y otras organiz:-
ciones (ICOM, TICCIH, DOCOMOMO...) para el desarr:-
llo de programas de investigación y formación en pa:---
monio.
- Preparación de congresos y otros encuentros en··~
profesionales.
- Publicación de actas de congresos y libros relacior..::-
dos con las actividades del Comité.
Además, la presidencia de uno de los comités interr.:
cionales de ICOMOS, el de los Itinerarios Culturales
uno de los subcomités, el de las Ciudades Históricas I~
roamericanas, tienen su sede en el Comité Español. P:.

otra parte, miembros de este comité participan en la
mayor parte de los comités internacionales de !COMOS
y se debe destacar la atención prioritaria del Comité
Español hacia los comités iberoamericanos, tanto en lo
que supone realizar encuentros conjuntos, como en in-
tercambios y relaciones con sus expertos. Las publica-
ciones del Comité Español reflejan esta circunstancia.
La responsabilidad en la defensa del patrimonio
español motiva una relación también muy directa con
el Ministerio de Cultura a través de la Dirección General
de Bellas Artes y Bienes Culturales, relación de la que
arrancan no pocas actividades del Comité. Por otro
lado, las continuas quejas y requerimientos de ciuda-
danos, asociaciones o instituciones públicas provocan
también una relación muy directa con consejeros de
cultura autonómicos, alcaldes, delegados de urbanis-
mo, etcétera, que no siempre se resuelven de forma
satisfactoria para los responsables locales del patrimo-
nio y que ha ocasionado abundantes críticas al Comité
Español. Informes sobre la intervención en la plaza de
Santa Teresa de Ávila, sobre el Plan Especial del
Conjunto Histórico de La Laguna, sobre la construc-
ción de un edificio para el restaurante-hotel Atrio en
Cáceres, sobre las urbanizaciones ilegales en el entor-
La UNESCO: el Patrimonio Mundial 1 435
no de Med na Azahara, entre otros muchos ejemplos,
han rnoi ,¡ado intensos debates y polémicas con
muchos políticos y con algunos técnicos.
España, especialmente en la coyuntura socioeconómi-
ca de los últimos años, no ha sido un escenario fácil para
la defensa del patrimonio. A pesar de los numerosos
logros, con frecuencia los informes del Comité Español
han servido más para testimoniar una postura con criterio
en la defensa del patrimonio que para conseguir resulta-
dos positivos. Desde el Comité se sabe que la única
forma de salvaguardar el patrimonio es conseguir que la
población incorpore como propia esta reivindicación y
esto, hoy por hoy, pasa por cambiar un modelo de desa-
rrollo que minusvalora el paisaje, el patrimonio y los recur-
sos culturales en general. El reto del Comité Español de
!COMOS está en el empeño de que la sociedad españo-
la se reconozca en el espejo de su propia cultura y de que
la gestión de sus recursos culturales sea un factor de
desarrollo social justo, equilibrado y respetuoso.
V ÍCTOR FERNÁNOEZ S ALINAS
Secretario adjunto del Comité Español
de ICOMOS (Consejo Internacional
de Monumentos y Sitios).
436 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Esto puede o currir cuando un b ien pertenece a una
comunidad o emia perseguida por su propio Esrado
territorial. En la práctica, la imposibilidad po r parte
de la UNESCO de interven ir en el caso de la des-
trucción de los Budas de Bamyan, en Afganisdn,
sugiere que debería existi r una cierta in tervención
internacional en estos casos. Pero la formación del
Comité como inrergubernamenral h ace que estos
asu n tos no se traten o se asuma la competencia prác-
tica del Estado territorial. El ejemplo d ebería ser el
Comité de Derechos H umanos de Naciones Unidas,
que no tiene que enfrentarse a cuestiones de jurisdic-
ción interna.
- Otro fallo de la Convención se refiere al ámbito
geográfico de aplicación, que se limita a las áreas suje-
tas a la soberanía nacional. Cuando la soberanía es dis-
putada, el problema surge. Es el caso del Monte Zion,
en d ispura entre Israel y los Esrados árabes por su pro-
ximidad a Jerusalén, o de la cordillera Karakorum,
debido a la d ispura territorial entre India y Pakistán.
Esto deriva de una concepción errónea de la Conven-
ción sobre el Patrimonio Mundial, que no es un ins-
trumento para el prestigio de las reclamaciones inter-
nacionales, sino una protección para bienes con
independencia de los problemas políticos a los que el
territorio donde se encuentran esté sometido.
- Por otro lado, hay áreas de la tierra que están más
allá de jurisdicciones territoriales, como la Anrárrida y
las regiones marinas internacionales.
Además de esta revisión sobre los aciertos y las
lagunas de la Convenció n de París, hay que hacer una
referencia al tema práctico más controvertido: si para
la inscripción en la Lisra de Patrimonio Mundial en
peligro se requiere o no el consentimiento del Estado
territorial. En el texto del Convenio aparece una frase
referida a que el Comité podrá, en caso de emergen-
cia, efecruar una n ueva inscripción en la Lista d e
Patrimonio M undial en peligro y darle una difusión
inmediata. Pero está sin determinar lo que constituye
una emergencia, aunque se asume que, si el Estado
territorial se niega a colaborar y a tomar en conside-
ración el interés general de la humanidad, eso será
una «emergencia», y habilitará al Comité a crear una
nueva entrada en la Lista del Patrimonio Mundial en
peligro.
Po r último, otro de los ámbitos en los que la pro-
pia UNESCO ha reflexionado y ha dado a conocer el
resultado d e tales reflexiones, d entro del contexto del
Patrimonio Mundial, es u na cuestión filosófica, ética,
que tiene mucho que ver con la pregunta de a qué
parre del m undo corresponde el Patrimonio J\l u:-:.
del que estamos tratando.
Hernández i Martí (2005) realiza un lúcido _-
lisis sobre esta cuestión cuando señala que los r.L ~
principales de la Lista del Patrimonio Mundia:
materialismo, monumentalismo, occidenrali::-
cristianismo, historicismo/ tradicionalismo , e:;.,
presencia de la modernidad y d istribución asi mc::-
de los bienes patrimoniales (pp. 150-15 1).
En efecto, las iniciativas de selección y declar.a._
de rodas es ras d écadas, desde hace más de 30 a.:
confirman que rodas las culturas tienen el m_ -
valor y la misma dignidad , pero no todos sus \·a_
so n equivalentes (Sanz 2006). Los parámetros es::
cistas y monumentales que han identificado d ur ~
muchos años a los bienes declarados Parrim
Mundial como «las maravillas del m undo» están ; :
do deconstruidos en la actualidad. Un resultad· _
ello -o una premonición- es el acento que la l ·>:::..
CO ha puesto, últimamente, en la protección d ::-
elementos inmateriales de ese Patrimonio, lo que ·_
analizó en el capítulo 13. Lo volveremos a rr.;:
como problema filosófico y antropológico, en 12 se:
ción V de este libro.
La otra Lista: los bienes en peligro
Por lo que respecta a la segunda Lista, la de los b1e:- _
en peligro, se podría decir que todos ellos lo corre::-. _
una u otra fo rma, aunque sólo sea por el simple ?-
destructor del tiempo, pero está claro que las gue:-_
y los conflictos entre pueblos son las tesitu ras '-: _
más contribuyen a poner estos bienes en serio rie--_
de desaparición; otras razones tienen que ver co::
excesivo turismo, la urban ización no planificac.;
incluso los desastres naturales.
Es curiosa la actitud de los d istintos Estados ir.-
te a la posibilidad de que alguno de sus bienes d e.:_
radas ingrese en esta Lista: algunos lo rehúyen, co:-
es el caso de España y de todo el «primer mun c
como es lógico, y otros lo solicitan con el objerirn _
conseguir así más ayuda, al despertar la atención ~­
mundo. En realidad, no se trata de una sanción, 5. -
d e un mecanismo para aumentar el grado de pror::-.
ción hacia el bien en cuestión.
España nunca ha tenido uno de sus bienes en e:,
Lista, pero tanto Alemania, en el caso de la ci udad~
Colonia, como España, en algunos casos muy con e.
tos, han estado «amenazadas» y esa amenaza ha su:--
do realmente efecto, retirándose o modificándose .

proyectos que iban a dañar a los bienes, como en el
conocido caso de las «Torres de Calatrava», en la ciu-
dad de Oviedo. El número de bienes en la Lista de
Peligro alcanza los 30, algunos, como la ciudad de
Jerusalén, inscritos en ella hace décadas. Pero en los
úh imos años la cantidad ha ido aumentando. El país
que más tiene es la República del Congo (5), todos
ellos naturales. Luego están, con dos, Afganistán,
Costa de Marfil e Irak. El resto, como Senegal, Filipi-
nas y países latinoamericanos como Chile, Perú o
Venezuela, sólo tiene uno.
La OCPM
Así se conoce a la Organización de las Ciudades del
Patrimonio Mundial, creada en 1993 en Fez, Marrue-
cos. Se trata de una red compuesta por 233 ciudades
declaradas con esta categoría, pertenecientes a 80 paí-
ses, la gran mayoría en Europa. De entre ellas 17 son
españolas (cuadro 22.5). Hay que recordar que se trata
de dos tipos de ciudades: aquellas que están declaradas
en su totalidad o, al menos, en la totalidad de su casco
histórico, como los casos de Toledo o Santiago de
Compostela, y las que tienen en su interior alguna zona
o monumentos declarados como tales, como Teruel,
Oviedo, Mérida, etcétera.
La misión principal de esta red es la puesta en
práctica del Convenio de París, mediante el intercam-
bio de información, campañas de sensibilización, de
educación, etcétera.
La sede de la OCPM está en Quebec y en la
actualidad cuenta con seis Secretarías Regionales; una
de ellas, la que reúne a las ciudades de Europa meri-
CUADRO 22.5
Ciudades dd Patrimonio Mundial
y de la OCPM En España
Alcalá de Henares Mérida
Aranjuez Oviedo
Ávila Salamanca
Baeza San Cristóbal de La Laguna
Cáceres Samiago de Compostela
Córdoba Segovia
Cuenca Toledo
Granada Úbeda
Ibiza
La UNESCO: el Patrimonio Mundial 1 437
dional ,. el ~1editerráneo, se localiza en Córdoba. Las
orras e~ope.as se centran en el noroeste y en las regio-
nes cena:al y oriental.
La Organización cuenta con el portal URBO
(http: /,vww.ovpm.org/), que proporciona datos sobre
la gesrión de las ciudades del Patrimonio Mundial y
organiza campañas de financiación a través del Fondo
de Solidaridad de las ciudades del Patrimonio Mun-
dial.
España y el Patrimonio Mundial
En octubre de 2005 España entró en el Comité de
Patrimonio Mundial, en el que están tan sólo 21 de
los I 80 países integrados en esta organización. Sus
años de permanencia han sido cuatro.
En el momento actual, nuestro país cuenta con
40 bienes materiales -algunos dobles o múltiples- y
cuatro inmateriales inscritos en las listas, lo que lo
convierte en el segundo, después de Italia, en cuanto
a número.
A todos estos bienes tal declaración les sirve de
una forma muy concreta: mayor difusión, mayor
atractivo turístico, luego mayor riqueza. Lo que ocu-
rre es que esta fórmula no resulta sostenible cuando
se apoya más la promoción que la gestión, y cuando
no va precedida y acompañada de un importante tra-
bajo de coordinación entre diversos sectores: los de
carácter patrimonial, los económicos y los sociales.
Respecto a los problemas y las alternativas que los
sitios españoles del Patrimonio Mundial están tenien-
do o poniendo en práctica, se recomienda la lectura
del artículo de Fernández Salinas (2008).
Como hemos visto en el capítulo 20, algunas ciu-
dades declaradas Patrimonio Mundial han creado
estructuras de organización, los Consorcios, destina-
das precisamente a cubrir esta función de gestión y
coordinación. Esta iniciativa está conectada con las
ciudades, de las que en España hay nueve cuyo Centro
Histórico está declarado (Segovia, Santiago de
Compostela, Ávila, Toledo, Cáceres, Salamanca,
C uenca, Úbeda, Baeza y La Laguna) y 13 en las que
hay uno o varios monumentos declarados (Córdoba,
G ranada, Burgos, El Escorial, Barcelona, Teruel,
Sevilla, Mérida, Valencia, Oviedo, Alcalá de H enares,
Tarragona y Lugo). En realidad, el resto de los bienes
declarados, los que se sitúan fuera de las ciudades, son
menos: 4 yacimientos o zonas arqueológicas
(Altamira, Las M édulas, El Arco Mediterráneo del
Arre Rupestre Levantino y Atapuerca), 4 monasterios,
438 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
conjuntos de monasterios o iglesias (Guadalupe,
Poblet, San M illán y valle del Boi), una isla (Ibiza), un
camino (el de Santiago), un puente (el colgante de
Vizcaya), un Paisaje C ultu ral (el de Aranjuez), una
serie de obras dispersas (las de GaudO y 6 Parques
atu rales o bienes naturales (Garajonay, Dofiana,
O rdesa/Monte Perdido, El Teide, el Palmeral de Elche
y la Ciudad Encamada d e C uenca).
Por lo que respecta a las ciudades, para Troitifio
(2002, p. 156) existen ci nco principales efectos de la
declaración como Patrimonio Mundial:
1. Reconocimiento.
2. Inclusión en una Red.
3. Inserción favorable en las rucas del turismo cul-
tural.
4. Afianzamiento de su imagen.
5. Facilidades para acceder a ayudas europeas,
estatales y autonómicas.
Además de la Jisca de los bienes d eclarad os, existe
otra, la denominada «indicativa», en la que los distin-
tos Estados van incluyendo los bienes que ya escán
debidamente documentados y preparados para su
declaración. En Espafia, esca lista indicativa incluía
en el verano de 2008, 26 bienes, en realidad 25, por-
que uno de ellos, la «ampliación» de Altamira con las
manifestaciones d e arte rupestre paleolítico de la cor-
nisa cantábrica (16 cuevas), acababa de ser aceptado
por el Comité general del Patrimonio Mundial.
En el cuadro 22.6 puede verse el contenido de esa
lista. Es, en principio, el futuro del Patrimonio Mun-
dial en España.
Meditación final
Voy a tratar de un tema que desarrollaré más en pro-
fundidad en la sección V de este libro, pero que me
parece oportuno incluir aquí, al menos d e forma
somera, porque ciene que ver directamente con la
labor de la UNESCO en la co nservación y la protec-
ción del Patrimonio C ulrural.
Una de mis sorpresas cuando me acerqué a la
práctica de la Antropología, entre los restos de los
pueblos yámana de la Tierra del Fuego, en América
del Sur, fue comprobar algo que había estudiado en
la universidad como una leyenda: que codos los pue-
blos se llaman a sí mismos «los seres humanos" para
d istinguirse de los demás, que en su opinión no lo
son. Con el Patrimonio Mundial o de la Humanidad
parece que nos enco ntremos con la misma sensaa. ~
de ecnocencrismo. Porque, ¿de qué humanidad esr
mos hablando? ¿De la occidenta l? ¿Con qué prin-.-
pios? ¿Con los occidentales?
Como tenernos la suerte de ser el mundo occidro-
cal, cal va. no nos preocupe este cerna; pero filosófica
ancropológicarnence hablando, es un regalo envenen.r
do. C uando la UNESCO aprobó y publicó el Cc~­
venio para la protección del Patrimonio Culrur...
Inmaterial, al que Espafia se adhirió oficialmente er
año 2006, y que hemos escudiado en el capítulo '
pudimos leer en él la existencia de u na serie de «ConC...-
ciones» para que un bien p udiera ser declaraé
Patrimonio Mundial inmaterial. La más preocupar.:..
en el concexco en el que escoy introduciéndome, es qw.c
no vaya concra los derechos de la humanidad. ¿Q-
derechos, de qué humanidad? Pues claro escá, los dere-
chos establecidos como tales en la famosa Jisca de 1q_
de la UNESCO: los derechos del mundo occiden-
«civilizado», blanco y judeocristiano, duefio del mun-
do, de la verdad y de la ciencia.
El resto parece que no sea humanidad, o que lo 'iGi
en grad o menor; y si sus coscumbres, sus modos .;...!'
hacer y sus técnicas ancestrales no están de acuen..
con las nuestras o incluso van por ocro lado, como
frecuente, nos desagradan. Por lo tanto, no las vam
a admitir como Patrimonio Mundial. Por lo que ro.-
pecta a nuestras ciudades, la situación no es grave:
occidentales, es aquí, en O ccidente, donde se conscru-
yó el concepco de Patrimonio Histórico o Cul~
no hay problemas d e soberanía y además la gence sue,
aceptar la carga de vivi r en una ciudad casi fosilizac...
porque eso significa turismo y tampoco hay razofu.c
para matar a la famosa gallina.
Pero a veces pienso que estamos exagerando. L
procesos histó ricos son cíclicos. Aho ra nos roca con-
servar y enseñar, lucir un pasado que, por suen..
resulta esplendoroso, enseñable y curíscico; el pr ~
blema puede ser que a fuerza de poner codo en
conservació n, no estamos creando nada. ¿En q....:
parte de la esfera del reloj hay que parar el riem¡:>o
Nos ha cocado hacerlo ahora y aquí esramc
haciéndolo. En nuestras ciudades históricas el sit:.
XX no d eja huella excerna, no ciene sedimento co'ili-
tructivo. ¿Qué hubiera pasado si durante la époc
del estilo ro mánico hubiera surgido el movimienc
de conservación del Patrimonio Cultural y, lógica-
mence, se hubiera impedido construir lo gótico ~
b re lo románico? ¿Y lo neoclásico sobre lo góric
En el palacio que hoy alberga el Museo Provine ....
de Cáceres hay huellas arquitectónicas externas de.
 La U ESCO: el Patrimonio Mundial 1 439

,iglo XVI y del XVTI, cuando se edificó . En el X\'111 se
e añad ió una c res tería rococó y en el XIX unos rema-
tes en cerámica vidriada verde. Sólo el XX ha rrans-
'- urrido si dej ar una huella externa. Porque en el \.:\
a estamos «conserva ndo». ¿Qué pasará en el fucu-
ro ? ¿Cómo reaccionarán las nuevas generacione~
J nte los retos de la conservación? ¿Qué incidencia
re nd rá sob re nuestros mimados bienes «de la
Human idad» la llegada de más m illo nes de visican-
res , la sob reexplo tación, en defi nit iva? Por mucho
que n e-;or'-emo' en una posición conservadora,
la' 1-'J -1gue irrum pe y rompe por doq uier.
Yo r puedo proporcionar una solución; sólo
quiero transmiti ros el m ensaj e de esca reflexión: lo
que hacemo' gestionando y conservando el Patri-
monio lo hacemos porque nos ha cocado, histórica-
mente. hacerlo: la conti nuidad o la mod ificació n
e,rá en mano~ de las nuevas generacio nes; e, indi rec-
tamente. también en las nuestras, po r lo que estamos
emeña ndo.

CUADR022.6
Lista indicativa española del Patrimonio Mundial

Bien Año de inclusión

Sierra Tramontana (Ma llorca) 1996

Ribeira Sacra, Lugo y Orense 1996
Alcamira (ampl iación) 1998
Arquirecrura de piedra en seco 1998
Románico del norte de Castilla y León y el su r d e Cantabria 1998
Fortificaciones abaluartadas fronterizas 1998
Itinerario de la Vid y el Vino en los pueblos del Mediterráneo 1998
Molinos de Vela del Mediterráneo 1998
Monasterio de S. Lorenzo del Escorial y entorno 1998
Vía de La Piara 1998
Itinerario de Francisco Javier 2001
Yacimiento de Empuries, Girona 2002
lcnitas de dinosaurios en la península Ibérica 2002
Vertienre mediterránea d e los Pirineos 2004
Minas de Almadén 2007
Aneares/Brañas 2007
Arco renacenrista y barroco de la ciudad de Granada (ampl iación) 2007
Camino del Norte o Camino Viejo de Sanriago de Compostela 2007
Cañadas de La Mesta 2007
Castillo de Loarre 2007
Centro Histórico de Las Palmas de Gran Canaria 2007
Arte rupestre de Siega Verde 2007
El Ferro! de la Ilustración 2007
Las Torres de Hércules, L1 Coruña 2007
Patrimonio Histórico Minero 2007
Vía Augusta 2007
1
 23 1 El Consejo
de Europa
Qué es el Consejo de Ewopa
>!ació en 1949. Su sede está en la ciudad francesa de
Esrrasburgo y es una organización inrergubernamenral
ñmdada para promover la unión de los países del con-
tinente europeo (no de la Un ió n Europea, con la que
no coincide geográficamente). Por lo canco, sus finali-
dades, establecidas en su Estatuto, están claras: defen-
sa de ideales y principios europeos, progreso económi-
co y social.
Para alcanza rlas, su artícu lo 1 insta a conseguirlo
a través del andlisis de las cuestiones de interés común,
fa conclusión de acuerdos y la realización de una acción
.-omtín en los sectores económico, social, cultural, cien-
tífico, jurídico y administrativo, así como la salvaguar-
da y el desarrollo de los derechos de la humanidad y de
las libertades fundamentales. Su evidente alusión a la
más famosa de las listas del mundo occidental, la de
los <<D erechos del hombre (hoy humanidad)», de la
UN ESCO, sitúa a esca organización como heredera
d irecta - can sólo un año anees se había publicado
aquella lista- de la mundial. Así, al menos en princi-
p io, can sólo quedan fuera del interés del Consejo de
Europa los asuntos mi litares.
Su nacimiento también tiene mucho que ver con
el de la ONU: se traca de un momento de la histo-
ria del mundo occidental en el que la necesidad de
p rotegerse anee la posibilidad de una nueva gu erra
mu nd ial es evidente. Son afi.os de idealismo, de
creer realmente en la posibilidad de que la uni ón y
la cooperació n eviten más desas tres, y de rrabajar
por ello.
Afortunadamente para la mayor parre de Europa,
que no coda, fue un mo mento duradero. AJ Consejo
de Europa pertenecen en la acrualidad 47 Estados,
entre ellos los 4 1 que firmaron su Convenio inicial;
Espaiia es miembro desde 1977. Se traca, por lo canto,
de la organización europea más extendida geográfica-
mente (más incluso que Eurovisión, que tiene 43).
Está estructu rado en corno a dos órganos: el Co-
mité o Consejo de M in istros/as, que reúne a los/as ti-
tulares de Asuntos Exteriores de los Estados miem-
bros, y la Asamblea Parlamentaria (consultiva), formada
por representantes designados/as por cada Parlamen-
to nacional.
D ado el cada vc:z mayor grado de autonomía de las
distintas regiones europeas, y por supuesto no sólo en
remas de Patrimonio C ulrural, se creó también el Con-
greso de Administraciones Locales y Regionales de Euro-
pa (CALRE), compuesto por las personas representantes
de dichas administraciones, subdividido en comisiones
especializadas.
Ya en los años sesenta, antes de que Espaiia se inte-
grara oficialmente en esta organización, comienza a
trabajar en Patrimonio arquj tectónico, concretamente
en la protección y puesta en valor de los monumentos.
A partir de los och enta sus objetivos en este contexto
se ampliaron, preocupándose por otros elementos del
Patrimonio Culrural, como los bienes arqueológicos o
las artesanías en peligro de desaparició n.
Así, desde 1990, es el Comité de Patrimonio Culru-
ral (CC-PAT) el específicamente encargado de esta área.
Además, se ha fo rmalizado una Confe rencia de Minis-
tros/as responsables del Patrimonio Cultu ral, que ha
celebrado media docena de reuniones de gran importan-
cia en cuanto a la coma de acuerdos, redacción de textos
y, sobre codo, desarrollo del nivel de cooperación.
Por lo que respecta a sus áreas de trabajo, han ido
variando conforme a las necesidades o aporraciones
de los distintos Estados miembros a lo largo de estas
décadas. Una de las principales es la que tiene que ver
con la asistencia técnica sobre el terreno, a petición
de las aucoridades nacionales, regionaJes o locales,
cuyas modalidades y prácticas están recogidas e n un
442 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
documento d e 1987 revisado en 1992. Su objetivo es
resolver problemas complejos de conservación inte-
grada, de gestión o d e puesta en valor del Patrimonio
Cultural, y presta una especial atención a la planifica-
ción de los ceneros históricos y del m edio rural
(Moreno de Barreda 1999, p. 47). No olvida la for-
mación a base de intercambios profesionales, con el
fin de familiarizar a las personas especialistas de los dis-
tintos países con las técnicas y métodos propuestos por
los comités técnicos del Consejo de Europa. Incluso se
ha creado una Red Europea de Oficios del Patrimonio,
así como algunos Centros especializados en este tema,
como el de la Isla de San Servolo, en Venecia.
Otra de las áreas preferentes de actuación es la
relacionada con la sensibilización y la pedagogía del
Patrimonio, contexto en el que las actividades princi-
pales son las clases, las jornadas y los itinerarios cul-
turales, que luego analizaremos.
Cómo trabaja el Consejo de Europa en
Patrimonio Cultural
Por lo que respecta al Patrimonio Cultural, su propio
secretario general reconoce el hecho de que tal concep-
to ha sufrido una marcada evolución dentro de la orga-
nización, pasando de la noción restringida de «Monu-
mento histórico» a la idea de Patrimonio arquitecr -
co y, más recientemente, a las nociones de Patri mo-
Culrural y de memoria colectiva (Moreno de Barro._¡
op. cit. 43). Esto quiere decir que los esfuerzos de o :
organismo por la conservación, valorización y difus -
de los bienes culturales de Europa han tenido muer
más que ver con los arquitectónicos que con otro C?
de bienes.
Resulta bastante lógica la vocación arquitecró~
del concepto de Patrimonio C ultu ral manejado C.-!
rante 50 años por el Consejo de Europa, si recorC-
mos que los edificios históricos y las ciudades antigt-
son los bienes culturales cuya destrucción o ruina
más evidente para la sociedad, sobre todo después ~
una guerra, que lo vive y lo siente de fo rma direcr.
cotidiana. Por otro lado, y como ya hemos visto en -
secciones anteriores de este libro, la profesión arq~
tectónica fue la primera - y prácticamente la úru.....
durante años- en Uamar la atención sobre dos neco. -
dades: la primera, la de proteger; la segunda, la .....
cooperar para proteger.
La importancia de los trabajos del Consejo ..:
Eu ropa respecto al Patrimonio Cultural -y en realic:L!
respecto a cualquier otro d e los asuntos que a~ord.r­
e,s poco conocida por varias rawnes. Según Ah·ar~
Alvarez (1999), la explicación princi pal tiene que \C'
con el hecho de que este organismo nunca ha sido e-=

ramoso o ha tenido el impacto social que tienen la UE
o la propia UNESCO; también importa el que sus
ffabajos y decisiones tengan un carácter más filosófico
\. humanístico que eco nómico, o que se trate de un
organ ismo que se dedica a la reflexión, al estudio, al
asesoramiento o a los encuentros, y no a las imposicio-
nes. Este aspecto está claramente tratado en Campillo
1998, pp. 43-52).
Sin embargo, y desde que comenzó su andadura en
1949, el Consejo de Europa ha abordado importantes
asuntos y ha publicado una gran cantidad de docu-
mentos que, por sus características jurídicas, se dividen
en los m ismos tipos que en el caso de la UNESCO
explicado en el capítulo a nterior:
- Los Convenios. Son los más importantes y elabo-
rados, verdaderos tratados que firman los Estados
m iemb ros de forma voluntaria; Estados que los con-
vienen en norma propia una vez que se adhieren a ellos
oficial mente y los publican en sus Boletines Oficiales.
- Las Recomendaciones y las Resoluciones de los
Comités de Mi nistros/as: también se dirigen a los Es-
rados miembros, pero no tienen carácter obligacorio ni
son firmados oficialmence.
En todo caso conviene resaltar que, en nuestro
conrexro estatal, la obligaro riedad sólo existe para los
El Consejo de Europa 1 443
Comento) -y no en otro tipo de documentos- que
E.sp.aña finna y ratifica •por instrumenro de adhesión»,
e decir. con una fó rmula jurídica que convierte a ese
texto en lev.
Por lo que respecra a las Recomendaciones y Resolu-
ciones del Com ité de Ministros/as del Consejo de Euro-
pa. aunque no se aara de normas incorporadas al orde-
namienro jurídico español, su incumpl imienro podría
dar lugar a su responsabilidad en sede parlamentaria
(García Fernández 1999, p. 37).
En definitiva, en el ámbito del Patrimonio Cultural,
el Co nsejo de Europa ha contribuido más que ningún
otro organismo a la fo rmación de la conciencia europea
sobre escos bienes; además, sus textos han tenido una
importancia m undial, de forma que, jumo con los de la
UNESCO , son los responsables de las iniciativas de
conservación y valoración de los bienes culturales que
hoy día, y durance al menos el úl timo m edio siglo, se
producen en esta parte del mu ndo.
Documentos del Consejo de Ewopa sobre
el Patrimonio Cultwal
El primero es el «Convenio Cultural Europeo», de 1954,
en el que se definen las actividades del Consejo y se crean
sus mecanismos de funcionamiento; se trata, por lo
444 1 Las instituciones del Patri monio Cultural
tanto, de su documento fundacio nal. Así, los países que
se adhieren oficialmente a este Convenio, que permane-
ce abierto, son los que pasan a fo rmar parte del propio
Consejo de Europa. España lo hiw en 1977.
Aunque su lectura representa, como tantos otros
documentos de esta época, todo un despliegue de uto-
pía, en su contexto cronológico su valor principal es
su precocidad; habla de la cooperación europea y de
una Europa común algunos años antes del Tratado de
Roma, germen de la actual UE.
En el campo del Patrimonio Cultural las principa-
les dedicaciones del Consejo de Europa han sido la
defensa y conservación de los bienes inmuebles -la ver-
tiente arquitectónica-, y la protección del Patrimonio
arqueológico. Por esro en primer lugar trataremos estos
dos temas por separado, añadiendo después un aparra-
do sobre el último de los Convenios firmados oficial-
mente por España: el del Paisaje; comentaremos, por
último, los otros documentos relativos al Patrimonio
Cultural de esta organización europea.
Área Arqueológica de El Castillo de Doña Blanca,
El Puerto de Santa María (Cádiz). Fondo gráfico IAPH
El «Convenio para la salvaguarda del Patrimonu
Arquitectónico de Europa»
Se trata del conocido como «Convenio de Granada
por la ciudad en la que se firmó. Tuvo lugar esa firrr-
en octubre de 1985; España lo ratificó por instrumen-
to oficial en abril de 1989.
Para comprender la esencia de este texto, hemos ~
recordar los documentos anteriores sobre el Patrimoffi.
arquitectónico, tanto la «Carta de Atenas» (capítulo '
cuanto, sobre todo, el antecedente inmediaro ~
Convenio de Granada, la «Carta Europea del Patrimoru.
arquitectónico» de 1975, en la que ya aparece defendic...
la idea de la ampliación de este concepto, de manera q~
no se refiera tan sólo a monumemos históricos imporra::.-
tes, sino también a ciudades o pueblos antiguos o rrac:-
cionales.
Un año después, la UNESCO, en Nairobi, defin.-
ría los Conjuntos Históricos (véase capítulo 10), pe
es el Consejo de Europa el primero en enumerar coc._
 El Consejo de Europa 1 445

una serie de principios que luego serán comunes: las
relaciones con la ordenación urbana, con plameamien-
ros tan actuales como La planificación urbana puede ser
destructiva si Las autoridades se rinden con demasiada
facilidad a Las presiones económicas y a Las demandas del
tráfico rodado; la necesidad de cooperación a todos los
niveles, de reformas legislativas internas, de mayores
apoyos financieros y d e educación frente a la ignoran-
cia y La obsolescencia que, entre otras cosas, amenazan a
este Patrimonio. En el texto de Granada estas ideas van
a subrayarse y ampliarse.
La definición del Patrimonio arquitectónico en
este texto se centra en la existencia de tres tipos de bie-
nes inmuebles:
l. Monumentos: los edificios y estructuras de desta-
cado interés histórico, arqueológico, artístico, científico,
social o técnico, incluyendo sus instalaciones y los acceso-
rios decorativos que sean parte integrante de los mismos.
2. Conj untos arquitectónicos: agrupaciones homo-
géneas de construcciones urbanas o rurales notables por su
interés histórico, arqueológico, artístico, científico, social o
récnico, dotados de una coherencia suficiente para ser
objeto de una delimittJción topográfica.
3. Sitios: obras combinadas del hombre y la naturale-
ut, parcialmente comtruidas y que comtituyen espacios
suficientemente característicos y homogéneos para delimi-
uzrse topográficamente y que tengan un destacado interés
histórico, arqueológico, artístico, científico, social o técnico.
monumentos protegidos, conjuntos o sitios. En este
ámbito no ocurre como en el arqueológico, en el que esa
exigencia, como vimos, se produce en España desde
principios del siglo XX. Es evidente que la puesta en
práctica de esta medida necesita la existencia, en las pro-
pias adminisrraciones que van a recibir y a decidir sobre
esas autorizaciones, de cuadros de especialistas prepara-
dos/as al efecto, así como de pliegos de condiciones,
decisiones previas, etc. Todo un conj unto difícil y com-
plejo que corresponde al área de gestión del Patrimonio
arquitectónico y del que nuestras CCAA, como hemos
visto a lo largo de este libro, se han dotado.
Como no podía ser menos -es un fenómeno recu-
rrente- , se recuerda la importancia de la educación y de
la formación de especialistas para solventar problemas
de consideración social y de interven ción en los bienes
culturales, y se habla del fomento del asociacionismo
civil para implicar a toda la ciudadanía, aspecto este últi-
mo que, como se ha visto en el capítulo 20, no está toda-
vía lo suficientemente desarrollado en nuestras regiones.
Los convenios europeos para la Protección del
Patrimonio arqueológi.co
En 1975 España ratifica oficialmente el «Convenio
Europeo para la Protección del Patrimonio arqueo-

Como se puede ver, se traca de una serie de defi-

niciones prácticamente idénticas a las establecidas en
la LPHE, aprobada eres meses ames, para las tres pri-
meras categorías o tipos de BIC (véase cap ítulo 5).
En la Convención de Granada se defiende el prin-
cipio de la mínima intervención -de tanta influen cia
en la actualidad-, así como el uso de técnicas trad icio-
nales cuando haya que restaurar o reconstruir; se hace
hincapié en el respeto por el entorno y en la regula-
ción del acceso a los bienes y, con un planteamiento
muy actual, se insiste en la adecuación entre las nor-
mas de Patrimonio C ultural y las de Urbanismo a es-
cala estatal, regional y local.
El texro comprom ete a los Estados miembros a toda
una serie de actuaciones por parte de las administracio-
nes o autoridades públicas: financiación, medidas fisca-
les, desarrollo del mecenazgo, fomento de la iniciativa
privada, mejora del enromo de los monumentos o sitios
y, por supuesto, educación y sensibilización del público. Tau/a de Sa Ton-eta, Menorca.
Es de destacar el acento puesto en la necesidad de Foto Archivo Servicio de Patrimonio Histórico
que existan autorizaciones para las intervenciones en los del Co1ZSeU Insular de Menorca.
446 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
lógico», redactado e n Londres en 1969; este texto se
revisó y volvió a redactarse, después de un importan-
te trabajo de adecuación a las exigencias m odernas, en
1992, en La Valecta, Malta; pero España no ha rarifi-
cado esta segunda versión (Querol y M anínez 1996 y
1996a; Mariné 1996) .
Se tra ta de dos textos a los que ya hemos aludido
en el capítulo 11 , dedicados al Patrimonio arqueo-
lógico; y aunque España no se haya adherido oficial-
mente al segundo, la verdad es que sus ideas han sido
aprovech adas en la redacción de algunas d e nuestras
normas, y llevadas a la práctica con cierta frecuencia.
Para su época, la década de los sesenta, el «Convenio
de Londres» -como de costwnbre, se conoce por el
nombre del lugar en el que se aprobó- incluye algunos
aspectos interesantes, sobre todo es exponente del deseo
de los países med iterráneos de controlar el expolio de
los bienes arqueológicos y el consecuente tráfico ilícito;
el texto se centra en el hecho de que los bienes arqueo-
lógicos tienen una serie de valores que sólo la Ar-
queología es capaz de recuperar, por lo que es necesario
controlar las intervenciones arqueológicas o excavacio-
nes, de manera que siempre estén a cargo de personas
especializadas y, por lo canco, autorizadas. Evidente-
mente, este aspecto no constituyó una novedad en Espa-
ña, donde ya existía este p recepto de la autorización
desde muchas décadas antes; pero sí lo fue para otros
países.
En aquel momento no se tuvo en cuenta el impac-
to de las obras públicas en la destrucción del Patri-
monio arqueológico porque era demasiado pronto para
ello, aunque en España estaba funcionando ya el desa-
rrollismo incontrolado de los setenta y eran incontables
los yacimientos destruidos sin documentación por esa
causa.
En este Convenio aparece por primera v~ en la
legislación española -recordemos que se trata de un
texto que es ley en nuestro país desde 1975- la expre-
sión «Patrimonio arqueológico», junto a su definición
como totks los vestigios y objetos o cualquier otra traza de
manifestaciones humanas que constituya un testimonio de
épocas y de civilizaciones cuya principal o una de las prin-
cipales fuentes de información científica esté asegurada por
excavaciones o descubrimientos (art. 1). Se trara de una
redacción bastante parecida a la que di~ años después
recogerá la LPHE, sólo que en esta última, como vimos
en el capítulo 11, se habla de «metodología arqueológi-
ca» en v~ de «excavaciones o descubrimientos».
La insistencia en temas como el de los Inventarios,
que en este texto se deno minan «censos» y «catálogos»,
aparece aquí (art. 4.2) y cur iosamente también apare-
ce la obligación de constituir Zonas de Reserva par.. -
conservación de testimonios materiales que excavar
futuras generaciones de arqueólogos (are. 2). Como ,
vimos e n el capítulo 11 esta idea, tan importante} t..=
conectada con la esencia de la m oderna Arqueo!~
Preventiva, no la recoge la LPHE y, de entre las otr.
diecisiete leyes vigentes sobre Patrimonio Cul rur.
sólo lo hacen la de la Comunidad Valenciana de 1
y la de Castilla y León de 2002.
Com o mecanismos para la lucha contra el expo.
este Convenio establece, asim ismo, tma serie de p~
cipios que tien en que ver sobre codo con la polírica
adquisiciones d e bienes. Cuando se sospeche que pr
ceden d e actividades clandestinas o que sean fraua..r
lemas, deberá ponerse en conocimiento del Estado -
origen (art. Se), y esto también lo d eben hacer los m>...
seos públicos (art. 6.2a y b). La acción educativa, la .~­
formación, la vigilancia y la cooperación se considef2.::
fundamentales para esta lucha (are. 6.2c).
Bastantes años más tarde, en la revisión de es".
texto en La Valetta, en 1992, vuelve a aparecer o.-
idea del cuidado am e los objetos de procedencia sospe-
chosa. Esto resulta ch ocante cuando, sobre todo, ene-.
uno y otro texto se redactó y publicó la LPHE, que n.
se refiere a ello (véase Querol y Martínez 1996a). P
lo que respecta a nuestro ámbito estatal, teniendo e
cuenra que desde 1985 prácticamente todos los bienc::
arqueológicos son de dominio público, resultarán s..
p echosas casi rodas las ofertas.
Por otra parte, las disposiciones de este Conven
sobre las au torizaciones, la profesionalidad, la especu-
liz.ación de qujenes intervienen o incluso sobre '
hallazgos casuales no sólo son recogidas en la LPH ~
sino que en realidad ya existían desde mucho anro
desde 191 1, como vimos en la sección I de este libr
Sin embargo, no hay que olvidar que en otros pai ~
sobre todo en los de Europa septentrional, esto no ...
así, de modo que no resulta sorprendente leer, en algu-
nos/as autores/as, que este apartado del Convenio ce
Londres es, además de nuevo, revolucionario (p. e
C leere 1993, p. 101).
El Convenio de Londres no habla de Ordenacior
territorial o Plan eamiento; tampoco de Impacc
Ambiental, de obra pública o de finan ciación conjun-
ta. Todo eso lo recogerá su heredero, el de La Valem
de 1992 (puede leerse un profundo análisis del conte-
nido del Convenio de La Valetta en Campillo 199
pp. 54-67). Por eso hemos opinado antes, y a menudo
hemos publicado, que la adhesión oficial de España a
este último convenio supondría un comp romiso cuya
puesta en práctica beneficiaría tanto al Patri monic,

arqueológico como a sus profesionales. Ahora, m ás de
quince años después de su publicación, muchas CCM
han recogido sus iniciarivas y, por otra parte, se trata de
un texto ya superado, pues no recoge los principios de
la Arqueología Preventiva que desarrollamos en el capí-
tulo 11 y que constituyen el presente y, sobre rodo el
fu ruro, del Patrimonio arqueológico.
En los años más recientes, el Consejo de Europa ha
creado la red HEREIN, d e la que hablaré después;
como una de sus iniciativas se organizó el EPAC o
Proyecto europeo de Arqueología Preventiva». En el
año 2004 el EPAC convocó una reunión de personas
expertas en el tema, proced entes de los gobiernos de 18
países, celebrada en Vilnius, Lituania, a la que asistió
España. La publicación de las comunicaciones que allí
se presentaron (Council of Europe 2007) nos demues-
tra, por un lado, la cara más positiva del Consejo de
Europa en cuanto organizador e impulsor de iniciativas
inreresantes y necesarias y, por otro, la eno rme dificul-
cad de encontrar contextos comunes, tam o en la teoría
El Consejo de Europa l 447
como en la práctica, en países que tienen historias legis-
lativas r ..aciales can distintas entre sí.
De hecho. en la publicación citada lo que se obser-
\d. o que cada país habla de algo diferente cuando pre-
senta sus incervenciones en «Arqueología Preventiva»,
de modo que, a es te nivel, ni siquiera existe una ter-
minología unificada (véase capítulo 11).
La Convención Europea del Paisaje
En el año 2000, y en la ciudad de Florencia, el Con-
sejo de Europa aprobó esta Convención, resultado de
muchos años de trabajo. Es heredera de la «Recomen-
dación relativa a la conservación de los sirios culturales
integrada en las políticas de paisaje», de 1995, situán-
dose, en definitiva, en una década en la que también la
UNESCO, como ya vimos, esrá incluyendo el tema
del paisaje en su concepto de Patrimonio C ultural.
Con el fin de profundizar en el pensamiento que sub-
448 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
yace al Consejo de Europa en dicho momento, por lo
que respecta al sentido final de este tipo de convencio-
nes, he incluido en el cuadro 23.1 el texto de su preám-
bulo.
España se adquirió oficialmente a la «Convención de
Florencia» en el año 2007.
El paisaje en sí, un concepto bastante poco concre-
to, al menos en principio, queda definido como cual-
quier parte del territorio, tal como la percibe la pobla-
ción, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la
interacción de factores naturales y/o humanos (are. l .a).
El objetivo de esta Convención es promover la
protección, gestió n y ordenación de los paisajes, así
como organizar la cooperación europea en ese campo
(art. 3). Para ello, como medida general, los Estados
firmantes se comp rometen a integrar el paisaje en las
políticas de Ordenación del territorio y de Urbanismo,
así como en las políticas cultural, ambiental, agraria,
social y eco nómica, o en cualquiera que pueda tener
efectos directos o indirectos sobre el paisaj e (art. 5) .
El texto habla después de sensibilización, forma-
ción, educación, identificación y calificación, asisten-
cia mutua e intercambio de información, codo ello
como mecanismos para la puesta en práctica del com-
promiso adquirido. Por último, establece un Premio
del Paisaje Europeo, seguramente inspirado en c.
éxito obtenido por el Premio del M useo Europeo q~
luego veremos.
La reciente adhesión oficial de España a este Co....,_
venio hace que no tengamos aún posibilidad de conoce
resultados de su aplicación, pero, como ya se ha comen-
tado en otro momento, la nueva Ley de Patrimoru.
Histórico de la Comunidad de Andalucía incluye un...
nueva categoría o tipo de BIC, al que llama «Paisa
Cultural», que sin duda está conectado con el espíritu <?:
esta Convención (véase recuadro al respecto, el núme:-
15, en el capítulo 9).
Otros textos del Comejo de Europa sobre
el Patrimonio Cultural
Hay que recordar que el Consejo de Europa no sól
tiene como finalidad el Patrimonio Cultural, si no q~
comparte éste con muchos otros asuntos. En el campe
de los derechos humanos, esta organización lu.
emprendido campañas contra la tortura, el racismo, L
intolerancia, el terrorismo, la corrupción, la ciberdelin-
cuencia, el dopaje, la violencia y el tráfico de seres
humanos. También ha trabajado y trabaja para el desa-
 El Consejo de Europa 1 449

Ct..:ADRO !~. t
Preámbulo del Convenio Europeo del Paisaje. Florencia, año 2000

Los Estados Miembros del Consejo de Europa, signatarios del presente Convenio,
Considerando que el objecivo del Consejo de Europa es alcanzar una unió n más estrecha entre sus miembros con
el fin de salvaguardar y promover los ideales y principios que son su pacrimo nio común, y que esce objecivo se persi-
gue en panicular mediante la celebración de acuerdos en los campos econó mico y social;
Preocupados por alcanzar un desarrollo sostenible basado en una relación equil ibrada y armoniosa encre las necesi-
dades sociales, la economía y el medio ambiente;
Tomando noca de que el paisaje desempeña un papel impo rcante de interés general en los campos cultural, ecoló-
gico, medioambienral y social, y que constiruye un recurso favorable para la actividad económica y que su protección,
gesción y ordenación pueden contribuir a la creación de empleo;
Consciences de que el paisaje concribuye a la fo rmación de las culruras locales y que es un componenre fundamen-
tal del patrimonio natural y cultural europeo, que contribuye al bienescar de los seres humanos y a la consolidación
de la idenridad europea;
Reconociendo que el paisaje es un elemenro imporcante de la calidad de vida de las poblaciones en rodas parres: en
los medios urbanos y rurales, en las wnas degradadas y de gran calidad, en los espacios de reconocida belleza excep-
cional y en los más cotidianos;
Tomando nora de que la evol ución de las técnicas de producción agrícola, forestal, industrial y minera, así como en
materia de ordenación regional y urbanística, transporte, infraescrucrura, rurismo y ocio y, a nivel más general, los
cambios en la economía mundial están acelerando en muchos casos la transformación de los paisajes;
Deseosos de responder a la aspiración general de disfruta r de paisajes de gran calidad y de parricipar activamente en
el desarrollo de los paisajes;
Convencidos de que el paisaje es un elemento clave del bienestar individual y social y de que su protección, gesción
y o rdenación implican derechos y responsabi lidades para codos;
Teniendo en cuenca los texros jurídicos existentes a nivel internacional en materia de protección y gestión de patri-
monio natural y culrural , de ordenació n regional y especial, de auronomía local y de cooperación transfronteriza, en
parricular el Conven io relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural en Europa (Berna 1979), el
Convenio para la salvaguarda del pacrimonio arquitectónico de Europa (Granada 1985), el Conven io Europeo para
la protección del patrimonio arqueológico (revisado) (La Valena 1992), el Convenio Marco Europeo sobre coopera-
ción cransfronteriza entre comunidades o aucoridades terricoriales (Madrid 1980) y sus protocolos adicionales, la Carra
Europea de Auronomía Local (Estrasburgo, 1985), el Convenio sobre la diversidad biológica (Río de Janeiro, 1992),
la Convención sobre la procección del patrimonio mundial , cultural y natural (París, 1972) y la Convención sobre el
acceso a la información, la parricipación del pl'.1blico en la roma de decisiones y el acceso a la justicia en asunros
ambienrales (Aarhus, 1998);
Reconociendo q ue la calidad y la diversidad de los paisajes europeos constituyen un recurso común y que es impor-
tanre cooperar para su protección, gestión y ordenación;
Deseosos de establecer un nuevo inscrumento consagrado exclusivamente a la protección, gestión y ordenación de
codos los paisajes de Europa;
Han convenido en lo siguienre [ ... J.
1

rrollo de la democracia, la cooperación rransfronteriza,
la cohesión social y un largo ercétera.
Existen algunas otras Convenciones que España no
ha firmado oficialmente, como la «Convención euro-
pea sobre las infracciones que afecten a los bienes cul-
turales», firmada en Delphos en 1985; por su parre, las
reco mendaciones o resoluciones sobre el Patrimonio
C ulrural, aunque no son tan numerosas como las de la
UNESCO que vimos en el capítulo anterior, han teni-
do y rienen importancia en la práctica de la protección
de los bienes culturales, así como en la redacción de
nuesrra abundante normativa.
Podemos destacar las titulad as «Medidas para pre-
venir los daños causados por catástro fes», de 1986; las
«Recomendaciones relativas al Patrimonio Cultural
Subacuático ... de 1978; las «Recomendaciones sobre
450 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
Arqueología Industrial», de 1979; las referidas al uso
de los detecto res de metales, de 198 1; las «Recomen-
daciones sobre la consideración del Patrimonio
arqueológico en el contexto del planeamiento urbano
y rural», de 1989, ere. De algunas de ellas hemos
hablado en capítulos anteriores.
H ay que señalar, además, que el Consejo de
Europa ha cenrrado sus trabajos sobre Patrimonio
Cultural, en los últi mos años, en dos contextos origi-
nales. Por una parte, la protección del Patrimonio
aud iovisual, tema sobre el que se firmó una Con-
vención en el año 2001 ; por otra, el valor que el Patri-
monio C ul tural tiene o debe tener para la sociedad,
sobre lo que se redactó el «Convenio de Faro» del año
2005. La origi nalidad mayor de este úlcimo es q ue
sustituye la trad icional pregunta «cómo conservar los
bienes culturales» por las de «por qué y para qué
hacerlo». Las respuestas a estas cuestiones están co-
nectadas con esa nueva concepción del Patrimonio
Cultural de la que ya hemos hablado en el conrexro
de la UNESCO: un recurso q ue sirve para el desarro-
llo de los seres humanos, para la valoració n posin
de la diversidad cultural y para la promoción de
in terculturalidad. Analizaremos estos términos en
siguiente capítulo.
También en los t'iltimos años, y como anees
an unció, el Consejo de Europa ha creado HEREL
una red de Patrimonio Europeo concebida como ...:
sistema permanente de información que agrupa a •
servicios gubernamentales responsables de la prora.-
ción del Patrimonio Cultural de los distintos paíso
del Consejo. Está enfocada especialmente hacia e:.
Patrimonio arquitectónico y arqueológico y su prop. ~
siro principal es el de fomentar y facilitar la puesta e=
práctica de proyectos y de asociaciones. Se anuna..
como un «catal izador internacional de iniciativas» )' )<.
creó como resultado de una ejemplar colaboracio,..
entre el Consejo y la UE.
Dentro de la red HEREIN se han desarrollad
dos importan te proyectos, denominados H EREI 1 •
y HEREIN 2 y 2E. El primero, entre los años 199
y 200 l , financiado por sectores públicos y privado,
 El Consejo de Europa 1 451

ruvo como objetivos los que pueden verse en el cua-
Jro 23.2, todos ellos conectados con bases de datos,.
·acilidades de acceso a ellos por parte de los organis-
mos públicos, empresas y profesionales. De entre los
eis paises que se asociaron para su puesta en prácri-
..:a, uno fue España. Por lo que respecta a sus resulta-
dos, destaca la creación de una base de daros sobre
políticas del Patrimonio en la que están incluidos 15
países.
Ante el éxito de esre primer proyecto, la Comisión
Europea decidió continuar con los denominados 2 y 2E,
CUADRO 23.2
Objetivos de HEREIN 1
(Consejo de Europa 1999-2001)
- Converrir la base de daros documental del Consejo de
Europa sobre Parrimonio arquitectónico y arqueológico
en un sistema de fáci l y rápido acceso vía inrerncl.
- Facilirar el acceso al Parrimonio Culrural, poniendo a
disposición de los organismos públicos, profesionales y
empresas un sisrema de información permanenre e inre-
ractivo sobre el mismo.
-.obre todo para que orros países pudieran formar parre
de HEREI~ . Lo. objerivos de este segundo momento
pueden ver;e en el cuadro 23.3.
El Consejo de Europa y la creación
de empleo relacionado con la Gestión
del Patrimonio Cultural
Como hemos visto, España no ha firmado muchos
convenios, pero es que rampoco esra figura, la de los
com·enios, ha sido la más trabajada por el Consejo de
Europa. Sus publicaciones han sido más numerosas en
forma de recomendaciones o resoluciones y éstas, aun-
que los disrimos paises miembros no las firmen ni las
conviertan oficialmente en normas, han tenido y tie-
nen bastante importancia en el desarroUo y el avance
de los mecanismos de Gestión del Patrimonio C ulrural
en nuestras regiones.
Un caso bastante especial, en el que prácticamen-
te ningún convenio ha insistido, y que sin embargo
ha tenido un desarrollo importante en el Consejo de
Europa, es lo relacionado con la creación de empleo
en el contexto de las labores sobre el Patrimonio
Culrura1. Desde los primeros documentos emitidos
quedó muy claro el alcance de los bienes culrurales en

CUADRO 23.3
Objetivos de los proyectos HEREIN 2 y 2E

- Ampliar la base de daros exisrenre, medianre la promoción de los actuales escándares y mejores prácricas hacia otros
países europeos (27 en 2002).
- Ampliar el Tesauro sobre polfcicas del Patrimonio al búlgaro, polaco, rumano, y traducirlo al griego, lituano y esloveno.
- lmplemenrar la recnología libre XML.
- Estimular sinergias en rodas las disciplinas y comunidades llevando a cabo foros virruales para fuci litar el diálogo enrre
experros de los organ ismos pt'.1blicos y otros participantes (redes, ONG, autoridades locales, profesionales, etc.).
- Desarrollar la sensibilización de los organismos gubernamentales hacia las nuevas tecnologías de información y comu-
nicación y fucilitar al usuario el acceso al Patrimonio Cultural a través de un porral común en incernet revisado y an1plia-
do (basado en XML) y programar un calendario de eventos.
- Facilirar el acceso al sitio www.european-herirage.ner mediante la inclusión del idioma español gracias al especial apoyo
del gobierno de España.
- Probar la estructura de gesción definida en estrecha colaboración con el grupo especial de trabajo esrablecido por el
Comi ré Director del Parrimonio Culrural del Consejo de Europa.
- Establecer un acuerdo sobre derechos de autor y propiedad incelecrual encre codos los asociados, definiendo de mane-
ra precisa los derechos de cada quien con respecro al sirio web.
- Desarrollar una nueva esrruccura para el sitio de interner con 2 sitios web (uno para los inrerlocucorcs nacionales y orro
para el público en general).
- Desarrollar un nuevo diseño para el sirio web.
452 1 Las instituciones del Patrimonio Cultural
cuanto creadores de empleos especializados ramo en
la gesrión cultural, como en el turismo de este mismo
tipo o bien, sobre codo, en los oficios relacionados
con la conservació n de escos bienes.
Por lo que respecta a lo último, los oficios, el Con-
sejo de Europa ha insistido en varias ocasiones en el
ámbito de las artesanías, en una serie d e iniciativas que
al menos en nuestro país nunca han dado un resulta-
do evidente. Como ejemplo, por lo tanto, de un área
muy especial del Consejo de Europa, van1os a revisar
sus aportaciones en el campo de los empleos relacio-
nados con las artesanías tradicionales.
Ya la propia «Carta Europea del Patrimonio arqui-
tectónico», a pesar de lo reductor de su título, estable-
ce que son insuficientes las arquitectas/os, técnicas/os
y artesanas/os existentes para responder a las necesida-
des de la restauración, por lo que considera necesario
ampliar las facilidades para la formación y el aumento
de las perspectivas de empleo para gestoras/es, técni-
cas/os y artesanas/os. Añade esta Carta que se debe
favorecer el desarrollo de los oficios artesanales en peligro
de desaparición.
Tales ideas son recogidas y desarrolladas en la
«Recomendación sobre las acciones a emprender en
ayuda de determinados oficios en peligro de desapari-
ción en el ámbito de la actividad artesanal», de 1981.
En este documento, los oficios artesanales son asu-
midos como w1a característica económica netan1ente
europea, amenazada por el progreso tecnológico y el
cambio en los guscos, que los colocan como últimos
representantes de técnicas y habilidades manuales muy
cualificadas, que son responsables de la propia ejecu-
ción de gran parte de nuestro común Patrimonio Cul-
tural. Por codo ello, se considera justo adoptar medidas
para apoyar y fomentar cualquier actividad artesanal
que pueda ayudar al crecimiento económico y la forma-
ción de empleo.
En 1986 el Comité de Ministras/os hace una nueva
«Recomendación relativa a la promoción de los Oficios
Artesanales que intervienen en la conservación del
Patrimonio arquitectónico». Afirma que los oficios
artesanales de este tipo son una mano de obra cualifica-
da cada vez más demandada y que es necesario asegurar
el relevo de generaciones; para ello, se recomienda el
establecimiento de una formación apropiada, así como
estimular el dinamismo en los oficios artesanales y faci-
litar la ejecución de contratos apropiados.
En nuestro país, estas recomendaciones cristalizaron,
sobre todo, en la puesta en marcha de Escuelas Taller de
oficios sobre el Patrimonio, que surgieron a mediados de
los años ochenta. Como ya se dijo en el capítulo dedica-
do a la difusión, la más conocida ha sido en las úlrim-.<
décadas la Escuela Taller de Patrimonio de la Fundaci.. -
de Santa María la Real (Aguilar de Canlpoo, Palena.a
aunque existen y, sobre todo, han existido, otras muchz.
Otras iniciativas del Consejo de Europa
relacionadas con el Patrimonio Cultural
Por lo que respecta a los Itinerarios Culturales del Ca:;
sejo de Europa, tienen mucho que ver con el turism.
cultural. Se basan en dos grandes líneas de trabajo:
pueblos y sus movimientos, como los celtas, los viki:r
gos, etc.; y la difusión de las ideas en Europa, tanto -
desarrolladas en torno a movimientos artísticos (com
el Barroco), o bien religiosos (caminos de peregriru-
ción), como los que se refieren a movimientos come:--
ciales y técnicos (la seda, los textiles, ere.) (Moreno G..
Barreda op. cit. 49).
Están pensados como una manera de apoyar la idea-
ridad comt'm de la ciudadanía europea mediante t.:-
turismo basado en los bienes culturales. En estas Ru12,,
o Itinerarios, el Consejo de Europa desempeña un pape.
de coordinación y apoyo a las instiruciones públicas •
las iniciativas privadas que participan en ellas.
Destaca, por el gran éxito obtenido en los úlrim'-
años, desde que se inició en 2000, la Ruta o Itineran
Europeo del Patrimonio Judío, reconocida como Grr
Ruta Culrural de Europa, con un recorrido de más C..
1.000 kilómetros. En España existe, en relación co=::
este tema, la Red de Juderías, que baten el récord ~
cifras de visitantes durante los días en los que se cele-
bran las respectivas jornadas.
El Consejo ha impulsado también la celebración Ce
las «Jornadas europeas del Patrimonio», desde 199:
uno o dos días de «monun1entos abiertos» que tiener
lugar tradicionalmente durante el mes de septiemb~
alcanzando un gran éxito. En España, auspiciadas por e
IPCE del Ministerio de C ukura, se organizan tanto er
la AGE como en muchas CCAA; así, por ejemplo, en LL
de 2002, la Comunidad de Madrid abrió las puertas ~
la Casa de Hippolyrus de Alcalá de Henares, de la Igles-
Parroquial de Santiago Apóstol de Villa del Prado, de ._
plaza de toros de Aranjuez, de la iglesia de San Francisa.
el Grande en Madrid y del Monasterio del Paular, en
Segovia. Al año siguiente, 2003, la AGE aprovechó pan.
organizar visitas guiadas, gratuitas, al Monasterio de San
Pelayo, en Oviedo, en proceso de restauración desde
hace tiempo. Estas jornadas son utilizadas por much0>
países para interesar al público en nuevas iniciativas. '
reciben el apoyo económico de la UE.

Otro rema que desarrolla el Consejo de Europa es el
de las «Clases europeas de Patrimonio», proyectos edu-
cativos a largo plazo, globales, que contribuyen a la tole-
rancia, la solidaridad y la mejor comprensión murua.
Por último, esca organización otorga el Premio del
~1useo del Consejo de Europa, creado en 1977, con la
fi nalidad de reconocer a algún museo que haya concri-
buido a la difusión y protección del Patrimonio C ulrural
europeo de una forma original. En 1981 se concedió por
primera vra. a España, al Museo de Arre abstracto espa-
ñol de Cuenca. La gestión de esta concesión está a cargo
del EMF (European Museurn Forum), una organización
Uso de témiClls tradicio11ales e11 la co11strucció11.
So11 Solomó, Ci11tadella. Foto Archivo Servicio de Patrimonio Histórico del Co11sell /11sular de MeuorCll.
El Consejo de Europa 1 453
independiente rurelada por el Consejo de Europa. Su
mision o mejorar la calidad de los museos europeos, para
lo que reconoce a los que están comprometidos canto
con la renovación de los lenguajes expositivos como con
la promoción del rurismo culcural en Europa. En 2008
fueron rres los museos españoles que figuraban en la lista
de candidatos: el Museo Arqueológico y de Historia de
Elche, el I\ 1useo de Gavá (Barcelona) y el Museo de
Almería; esce último obruvo una mención de honor por
ula sensibilidad que existe para mostrar la PrehisLOria, así
como la elegancia con que se expone el contenido y la
poética con la cual se traslada al visitante al pasado».
-
Museo de Almel"Ía, i11teri01: Fondo g¡·á.fico IAPH.
 ,
SECCION V

El Patrimonio Cultural:
un asunto social
 24 1 Ética,
conocimiento
y Patrimonio
Cultural
Introducción: un contexto complicado
En algunas publicaciones recientes sobre el concepto ac-
rual de Patrimonio Culrural pueden leerse afirmaciones
en las que se aswne que este concepto ha experimenta-
do un importante cambio como respuesta a las modifi-
caciones propias de la sociedad contemporánea, con la
desaparición de las fronteras físicas, poüricas y económi-
cas, y el papel que las nuevas cecnologías han alcanzado
en el intercambio de información y la ampliación del
conocimiento (p. e., Vázquez 2006); pero me gustaría
recordar aquí que esta clase de afirmaciones sólo pueden
aplicarse a un pequeño porcentaje de seres humanos:
esos que viven en condiciones económicas y sociales lo
suficientemente buenas como para saber leer, manejar
ordenadores o acceder a las «nuevas tecnologías» y dis-
frutar de una educación en la que el Parrimonjo Cultu-
ral desempeñe algún papel. La UNESCO propone que
el respeto por el pluralismo culrural y los derechos hu-
manos, así como la solidaridad inrernacional, consriruyan
los componenres de una nueva ética capaz de consegllir
una paz duradera y un desarrollo realmente soscenjble,
sea eso lo que sea: pero para que cal utopía se haga reili-
dad, fultan todavía muchos pasos por dar.
Respecto a lo que aquí nos inreresa, es decir, a la Ges-
rión del Patrimonio C ultural, lo primero que hace fulta,
ya lo hemos visco, es que la gente sepa qué es este Parri-
monjo. C uando analizábamos la educación que recibe la
ciudadanía española sobre el cerna, en el capítulo 8, vimos
ya que era muy posible que una persona normal, incluso
con una educación universitaria, pudiera pasar coda su
vida sin saber que un BIC es algo más que un bolígrafo o
que no es lo mismo el Patrimonio Nacional que el Patri-
monio Histórico. Y ojo, nadje podría decir que la vida de
esa persona fuera menos feliz ni menos plena por ello.
Por lo tanto, primera premisa: cuando decimos que
el concepto de Patrimonio C ulrural ha cambiado o
está cambiando, hablamos de esa minoría para la que
el Patrimonio C ultural anees era «una cosa» y ahora pa-
rece que ha pasado o está pasando a ser «Otra>1. A los
millones de ciudadanas y ciudadanos que no saben ni
se interesan por cómo era antes, evidentemente, tam-
poco les va a importar qué es ahora.
Con esa idea presente, dura pero real, voy a abor-
dar en este capírulo la explicación de un contexto
complicado y djfícil: las actirudes que la sociedad ha
tenido y tiene frente a los bienes culturales, materiales
e inmateriales. En primer lugar, hablaré del pretendi-
do cambio, de sus características, de su pasado y, so-
bre todo, de su futuro. Como consecuencia de este
primer análisis, intentaré en segunda instancia respon-
der a una pregunta repetida: el Patrimonio C ultural,
¿a quién pertenece? Por úlcimo, desarrollaré un peque-
ño ensayo sobre el conocimiento real del Patrimonio
C ultural , es decir, sobre lo que la gente sabe y opina
sobre el tema, poniendo co mo ejemplo el ámbito par-
ticular del Patrimonio arqueológico y la Arqueología.
El difícil cambio conceptual
Y bien , aunque estemos en minoría y sea algo asumi-
do, hay que seguir adelante e intentar comprender
cuáles son los pasos que hay que dar en un futuro
próximo para conseguir esa utopía de la que habla la
UNESCO; porque se erara de pasos que sin duda de-
bemos segu ir quienes aho ra manejamos «el poder» en
el llamado «primer mundo», pero que tendrán que
ser afianzados por las generaciones futuras .
¿En qué consiste ese cambio del que estamos ha-
blando y del que canco trata n los documentos y a rtí-
culos sobre el Pauimonio C ultural de los últimos
años? Agudo Torrico (l 999a) presenta un cuadro
comparativo entre el viejo y el nuevo modelo que,
458 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
con algunas modificaciones mías, nos puede servir de
guía (cuadro 24.1 ).
Como podemos ver, este autor defiende la denomi-
nación de «Patrimonio C ultural» para el nuevo mode-
lo o concepto, cuestión esta que, como ya analicé en
los primeros capítulos de este manual, me parece acer-
tada. Ese <<nuevo» Patrimonio Cultural es abierto, ge-
neralista, incluye los bienes inmateriales y la n aturale-
za y, sobre todo, asume su pasado, el peso de su propia
historia, con todas las características hoy consideradas
negativas y que a continuación analizaremos.
Porque, evidentemente, no es posible partir de cero;
en el tema del Patrimonio C ultural menos, tal vez, que
en muchos otros, dado que los monumentos, las cos-
tumbres y cualquier tipo de h erencia del pasado han
sido utilizados social y políticamente como plascilina
adaptable a cualquier postura ideológica, a cualquier ne-
cesidad y para cualquier apoyo, incluso para cuestiones
tan psicológicas como el rehierro de los mecanismos de
vinculación con el grupo social al que se pertenece o se
desea pertenecer (recomiendo la lectura, a este respecto,
del original y profundo ensayo de Hernando 2009).
Para sentar una base cronológica del inicio de este
cambio, podría referirme a muchos momentos del pasa-
do, pero el que prefiero es bastante reciente: se trata del
CUADRO 24.1
Comparación entre el viejo y el nuevo concepto de Patrimonio Cultural (basado en Agudo 1999a, p . 41
Viejo modelo
«Patrimonio Histórico-Artístico»
Restringido: Se selecciona y valora segú n el facto r tiempo
(mayor o menor antigüedad) y el valor ardstico y de ex-
cepcionalidad.
Elitista: Centrado en las producciones singulares, vincu-
ladas generalmente al poder.
Centrado en los elementos materiales de la cultura.
Limitado a la producción de bienes facturados por los
grupos humanos.
Pretendidamente inocente y objetivo.
contexto postbélico de la Segunda Guerra Mw1dial, cua..'l-
do en mi opinión «comienza» realmente el siglo XX. c.
decir, a finales de los cuarenta y durante los cincuen:;..
en que tuvieron lugar una serie de sucesos o proces.
que afectaron a prácticamente todos los ámbitos del sa-
ber; tal vez el más importante sea la incidencia de
adelantos tecnológicos que la propia guerra mundial k.
bía propiciado, pero tampoco deja de ser principal.
ambas cosas están conectadas, la crisis del positivism.
decimonónico, con la aceptación del subjetivismo coe:
inevitable y la influencia del azar, o caos, en las predi..:-
ciones científicas.
La razón humana, que durante varios siglos hah-
sido la base sobre la que se había construido la H isto-
ria, la Filosofía y el D erecho, deja de existir con ma~i..o..¡.­
culas, al asumirse la relatividad o p arcialidad de cua_-
quier punto de vista, científico o no. Ahora se pasara
reconocer no una razón, sino innumerables razono
distintas; no una lógica, sino muchas; no una civiliu-
ción - la nuestra-, sino varias otras igualmente respeta-
bles; no una religión y un dios, sino una dificilísim..
corriente de respeto por todas las manifestaciones re.r
giosas; n o una naturaleza, una humanidad y un «D ere-
ch o natural», sino muchas visiones distintas, e igll4l-
mente valiosas, sobre estos aspectos.
1
Nuevo modelo
«Patrimonio Cultural»
Abierto: Manifestaciones de las identidades culrurales ck
los diferentes colectivos a través del tiempo. La selección
se produce en función de la tradición y la continuidad.
Generalista: Centrado en las creaciones culturales que tes-
timonian modos de vida, valores y creencias de los distin-
tos grupos de una sociedad.
Abarca tanto los bienes materiales como los inmateriales.
Ampliado al paisaje, es decir, a la relación entre el ser hu-
mano y la naturaleza.
Autocrítico: asume una fuerte carga conceptual y educa-
tiva del pasado para intentar superarla.

Y lo que aún no hemos mencionado: no un Patri-
monio H istó rico-Artístico constituido por las obras
materiales más relevantes, nobles, anriguas y bellas
heredadas de un «pasado glorioso» -por supuesto, oc-
cidental, blanco, cristiano y masculino-, sino mu-
chos Patrimonios Culturales, tantos como personas,
como grupos, como costumbres, como culturas.
Un ejemplo en el que puede observarse bien este as-
pecto del pretendido «cambio» lo pone Agudo Torrico
(2003, pp. 14-15) cuando explica cómo una casa, un
monasterio o un palacio se han considerado, tradicio-
nalmente, «salvados y restaurados» si se habían recupe-
rado o mantenido sus parres «nobles>>: fachada, escale-
ras monumentales, capillas, patios centrales, salones o
habitaciones destacadas por su decoración o sus arteso-
nados. Mientras que poco o nada se conserva, y por lo
ramo poco o nada se sabe, de las áreas de servicio de es-
tas mismas casas, que nos hablarían de su vida, como la
cocina, las bodegas o los almacenes; en definitiva, de la
servidumbre anónima sin la que esos palacios o grandes
casas no habrían podido mantenerse.
Evidentemente, nuestro concepto actual de Patri-
monio Cultural, para quien lo tiene, se relaciona con esas
partes «nobles», mientras que lo otro, eso que podría lla-
marse «Patrimonio modesto» (op. cit. p. 15), nunca ha
sido tenido en cuenta ni para investigar ni, mucho me-
nos, para poner en valor o mostrarlo al público.
¿Cuáles han sido las bases para la creación de ese
concepto clásico de Patrimonio Cultural que ahora
Ei. ca. conocimiento y Patrimonio Cultural l 459
pretendemos estar superando? Pues la larga lista inclu-
ye cuestiones hoy d ía consideradas negativamente,
aunque en su momento fueron presentadas como ver-
daderos triunfos del ser humano (y no olvidemos que
esos cambios de perspectiva constituyen también el
Patrimonio de la H umanidad): etnocentrismo, colo-
nialismo, paternalismo, afanes cíclicos de exterminio
étnico, robo descarado de los bienes culturales de los
países o regiones que consideramos «inferiores», dece-
nas de manifestaciones de racismo como esa última, y
un largo y desde luego penoso etcétera.
Estos «pecados» históricos nunca han sido supera-
dos del codo, aunque a veces nos lo parezca: tiñen el
presenre de un color determinado, más bien oscuro,
que d ifícilmente puede limpiarse con palabras mági-
cas como «interculturalidad» o «globalización».
Además, hay que subrayar de nuevo que lo que es
y lo que no es Patrimonio C ultural es algo «decidido»
por p ersonas concretas que responden a los discursos
ideológicos imperantes en cada momento. Y como tal
construcción, lo que constituye y no constituye Patri-
mo nio C ultural es revisado en cada periodo histórico
y sometido al proceso de selección debido a las muda-
bles inrerpreraciones humanas sobre el valor del pasa-
do y del presenre (op. cit. p. 13).
La primera de esas actitudes tradicionales y manteni-
das durante siglos es lo que ahora denominamos «euro-
cenrrismo» o «emocenrrismo», un complejo de superio-
ridad de las culturas occidentales que en el contexto del
460 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
La experiencia de la
interculturalidad
Todavía me acuerdo de que, cuando les anuncié a
mis amigos y conocidos que venía a España, todos me
deseaban suerte y envidiaban la que tenía, sobre todo
porque me decían que iba a conocer una cultura diferen-
te, unas costumbres diferentes y, por supuesto, la Al-
hambra, el Museo del Prado, la Giralda, el Museo Reina
Sofía ...
Ahora que ha pasado el tiempo, me pregunto, ¿has-
ta qué punto ha sido así? Tengo que confesar que una
vez en España, encaminando mi nueva vida como un
nuevo observador de la cultura del día a día, esa curio-
sidad por conocer los monumentos famosos españoles
dejó de formar parte de mis preocupaciones, o creo
que la reemplazó otra curiosidad, la de conocer lo me-
nos famoso de la cultura española, pero que a mi juicio
es lo más cercano, como sus nuevos códigos de comu-
nicación. También me llama mucho la atención cómo se
vió modificada mi percepción del tiempo, de la comuni-
cación. Otras pautas culturales aparecieron enseguida
y enseguida las hice mías. Creo que las vivo con los
mismos sentimientos y con la misma intensidad.
No voy a negar que me gusta la siesta, el aperitivo )
salir de juerga. Más aún, son costumbres que adquirí en
estos últimos años, que de un modo u otro forman ya
parte de mi vida. Es algo extraño, pienso a veces: ¿cómo
costumbres que ni conocía, hoy son parte de mi vida?
Después de cuatro años, tuve la oportunidad de ha-
cer de guía turístico para unos familiares que visitabarr
España. Por fin conocí el Museo del Prado y la Alham-

bra. Me di cuenta entonces de que no tenía necesidad
de visitar estos sitios, porque me pareció que ya cono-
cía la esencia de la cultura española, sin echar de me-
nos esos lugares; entendí que todo lo que había adqui-
rido en los últimos años era suficiente para hacer de la
cultura española algo mío, algo que forma parte de mi
nuevo discurso. Es una sensación de propiedad casi
inconsciente, algo así como el resultado de una guerra
entre el pasado reciente y el pasado lejano que me sir-
ve para comprender el presente.
Vivo inmerso en el contexto de la diversidad socio-
cultural española, y veo que esa diversidad es a su
vez una ventaja y una desventaja. Las ventajas, que
intento aprovechar, comienzan por las muchas posi-
bilidades de crecimiento Socio cultural hacia un diálo-
go constituido y un discurso común entre las diferen-
tes culturas que conviven en un solo territorio; sin
embargo, esta diversidad y su trabajo de construir
una convivencia intercultural son frágiles y están
amenazados por el dominio de las leyes de vivencia
y convivencia, que dan lugar a que exista un domi-
nante y un dominado.
¡Cuántas veces me he sentido herido al ver cómo
son tratadas las personas de mi cultura que manifies-
tan con signos externos esa pertenencia, sobre todo
las mujeres! Mis discursos sociales se hacen añicos
cuando compruebo que la nueva y moderna educación
de la ciudadanía no puede centrarse sólo en conseguir
que quien viene de lejos se integre, sino que ha de in-
cluir el difícil reto de que, quien no ha de venir de nin-
guna parte porque ya se encuentra aquí, vive aquí y ha
nacido aquí, respete al de fuera, su lengua y sus cos-
tumbres. Y compruebo también , en mi trabajo, que lo
primero es difícil y tal vez tarde varias generaciones en
producirse; pero que lo segundo es utópico. Tanto
como ese anuncio de TV en el que una señora habla
suahili al interesarse por un aparato de música que
porta un «extraño».
¡En cuántas ocasiones he comprendido perfectamen-
te la tendencia al aislamiento que manifiestan los grupos
procedentes de distintos países! Parece que ésa sea la
única forma de refugiarse de las agresiones externas: vi-
ven en los mismos barrios, tienen sus propias tiendas,
sus peluquerías y sus bares, hablan entre sí sus len-
guas y han decidido reproducir y vivir sus fiestas y sus
costumbres incluso mucho más de lo que lo hacían en
sus respectivas tierras, sin duda para acentuar su iden-
tidad. Pero aunque lo entienda, me doy cuenta de que
E•tea conocimiento y Patrimonio Cultural 1 461
se trata de un camino erróneo. Con eso sólo consegui-
ran ser aun más «diferentes", y no están trabajando
precisamente para la igualdad en consideración y en
respeto. Por otra parte, ese aislamiento choca de frente
con la «integración» que supone la educación escolar
para sus hijos e hijas, que es igual para todo el mundo,
ya que lo que no han conseguido, por ahora, son escue-
las especiales.
¿Cómo enfrentarse a todos estos problemas, a los
que ya existen y a los que irán apareciendo en el futu-
ro? Creo que sería interesante estudiar lo que ha su-
cedido en países que ya llevan más años que España
en esta historia, como Inglaterra y Francia, lo que esos
países han hecho y qué resultado han tenido esas ini-
ciativas. Así se aprendería sobre posibilidades real-
mente interesantes y sobre otras que pueden no tener
buen resultado.
Un ejemplo: he trabajado en un Ayuntamiento de la
Comunidad de Madrid como encargado de la asisten-
cia a personas extranjeras con problemas. Un padre
musulmán vino a contarme cómo una de sus hijas, de
15 años, se negaba a vestirse del «modo apropiado» y
se declaraba atea, socialista y feminista porque quería
ser «como las demás".
Me encontré ante un dilema: por un lado me parecía
que esa chica tenía razón en sus reivindicaciones,
aunque pudiera estar exagerando a causa de su edad;
por otra parte, mi deber era mostrarme comprensivo
ante un padre preocupado por la pérdida de su identi-
dad, porque ese padre no estaba luchando por la chi-
ca, o al menos no exclusivamente, sino que lo hacía
por él mismo y su autoestima. Me encontré intentando
contemporizar y sin tener nada claro qué decir o qué
aconsejar. Me encontré perdido.
En muchas otras ocasiones me he encontrado así; en
esos casos, la comprensión de lo que es o no es el Pa-
trimonio Cultural de un pueblo no sirve de mucho si no
sabes si defenderlo, rechazarlo o mezclarlo. Intento se-
guir por este último camino y el resultado es algo nuevo:
estamos creando otro patrimonio, y tendremos que lu-
char para conseguir que sea aceptado. La interculturali-
dad no es la unión de dos culturas, sino la creación de
algo diferente, algo híbrido que incluso a nosotros, quie-
nes lo estamos creando, nos extraña.
MOHAMED EL MORABET
Coordinador del Grupo IN (lntercultural NEKOR).
http://grupointerculturalnekor.blogspot.com
462 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
Patrimonio C ultural puede observarse clararneme. Ese
grado de «superioridad» viene dado no sólo por «tener» o
«haber sido capaz de crear» los monumemos y las obras
de arte occidentales, base sobre la que se ha asentado el
propio concepto clásico de Patrimonio C ul tural, sino,
además, por poseer bienes de orros países menos «privi-
legiados», es decir, por habérselos robado.
Y hay muchos ejemplos: durante el siglo XIX o fi-
nales del XVIII, en la Revolución francesa, gran parte
de Europa, y sobre todo Francia, opinaba que el cen-
tro del mundo era París y que por lo tanto era lícito
reunir allí los tesoros de ocras naciones, ya que e ra
donde mejo r esrarían. Eso lo pensaban Napoleón y
sus genera.les cuando arramblaron con miles de obje-
tos ardsticos de los países conquistados, como Espa-
iia (véase recuadro 1), pero la idea, que hoy nos pare-
ce extremada, nunca ha dejado de estar p resente. Así,
Burgos Estrada (1998, nota 8) relata cómo Lowell
Collins, identificado como experto estadounidense
en arte precolombino, en una entrevista al Post de
...
Houston , en relación al problema del tráfico ílirn
declaraba: «¿Qué importa? Mientras no se quebrJr-
ten las leyes de los Estados Unidos, está bien. Oc -
pués d e codo, esros objetos no son apreciados en e'
países. Se les trae aquí y se les da un hogar. Ahora ,
puede ver gente culta», (citado por E. Meyer en u-
obra de 1990 titulada El saqueo del pasado. Histor
del trdfico internacional ilegal de obras de arte).
Oua de nuestras «faltas históricas», y desde luego,
conexión con la amerior, es el colonialismo. El afán r-
la conquista de terrirorios ajenos no sólo es suscira1..
por cuestiones comerciales, sino también por ese coi~ -
piejo de superioridad propio de los pueblos que se rn- -
sideran a sí mismos los más importantes, los únicos urc-·
mente civilizados». Cuando las gen tes inglesas se '
apoderando de una buena parte del mundo, duranre .
siglo XIX, seguidas de cerca por las francesas, lo ha.:c
pensando, en la mayoría de los casos, que están «sal,-.... -
do» al mundo arrasado de la barbarie que le caracten~
que le están regalando la civilización más «avanzad.i

perfecta» que existe. Esa idea no es propia del siglo XL"\.
sino de religiones «expansivas» como la cristiana. Y
tampoco es un fenómeno que nazca en el XIX, sino que
ha exisádo en todos los momentos de la hisroria, aun-
que sobre todo en los siglos XV y XVI, con la ocupación
del conánente americano y de las regiones asiáácas. Los
efectos de ese choque de culturas alin los vivimos; de
hecho, forman el sustrato básico de nuestra forma de
estar en el mundo. Por eso, en casi cada contexto que
analicemos, nos encontramos que, muy en el interior
del concepto de Patrimonio C ultural, viven agazapados
el colonialismo y el parernalismo.
¿Cómo superar los siglos de destrucción y desprecio
por otras culturas y sus man ifestaciones, incluso aunque
muchas veces se hayan revesádo de «buenas intencio-
nes»? Hoy en día, cuando hablamos con tranquilidad e
incluso con esperanza de la «Ínterculturalidad», parece
que olvidamos que se trata casi de un imposible, porque
los pueblos ricos, culros y occidentales, convencidos de
su superioridad, fueron eliminando poco a poco, o de
repente, a las demás culturas, de forma que ya no queda
ninguna que no haya sido contaminada por el consu-
mismo y el capitalismo. Y, así, dividimos el mundo en
tres partes. La tercera, «el tercer mundo», congrega a to-
dos aquel los países que no dejaron de luchar por su
propio destino para superar el hecho de haber sido co-
lonizados por el primero (occidental) y el segundo (co-
munista). Toda esta jerga se extendió -que no se acuñó,
ya que era enterior a esta fecha- en los años cincuenta,
cuando, como anees apunté, «empieza» el siglo XX.
Pero pocas décadas después el término pasó a tener
un significado económico -de hecho, La extensión del
capitalismo hizo que <<todo» pasara a tenerlo-, y hoy,
aunque sea políticamente incorrecto utilizar esa expre-
sión, sigue encontrándose en casi rodas parres para ha-
cer referencia a los países pobres. También los llamamos
«subdesarrollados». Y aunque no es éste el lugar para ex-
plicar que el subdesarrollo del «tercero» se debe a Las an-
sias del «primero», e incluso nos parezca un contexto
demasiado complicado para llegar a comprenderlo,
quiero recordar que existen muchos libros sencillos, es-
critos incluso como manuales escolares, con los que es
posible encenderlo bien. Aconsejo la lectura del capíru-
lo 14 del inigualable libro de Bohannah (1996).
Hablemos ahora del uso del Patrimonio Cultural
para la cimentación de los nacionalismos. Como ya he
explicado alguna ve-1. en este manual, sobre todo en los
primeros capítulos, el concepto de Pauimonio Cultural
es una construcción o «constructo» de la sociedad occi-
dental del siglo XX; sus raíces están en el siglo XIX y las
más proíundas en los siglos anteriores.
E~. conocimiento y Patrimonio Cultural 1 463
Esa consrrucc1ón está muy ligada al proceso de crea-
~;ón de nacionalismos. Para identificarse y formar una
verdadera nacion. es necesaria una serie de símbolos
banderas. colores, himnos, historias, mo numentos,
rradicion~. fiestas) que serán inculcados a la ciudada-
nía durante su educación. La escuela se convierte así en
el lugar donde el sujeto es consuuido social, política y
culturalmente. Además, se le presenca todo un aparato
por el cual no sólo se justifica esra construcción, sino
que se la considera necesaria. De esca forma, su pérdida
es traumática, porque es la pérdida de «SU identidad».
El fenó meno de construcción de tradiciones e iden-
tidades ha sido bien estudiado por variadas/os auroras/es,
destacando la famosa obra de Hobsbawn y Ranger (eds.)
la invención de la tradición (2002), en La que plantean la
configuración de las naciones en el siglo XIX, a través de
la historia y de la Literatura.
De acuerdo con esto, el siglo XIX inventa una tradi-
ción/nación, el siglo XX la afianza y en el siglo XXI apare-
ce la diversidad culrural, que se ve como w1 problema,
porque se había presentado la tradición/nación como
inmutable. Resulta muy inceresanre, a este respecto, la
lecrura del capítulo 6 del libro Antropología y Patrimonio,
de Lloren<; Prars (1997, pp. 105-165), en el que presen-
ta un ensayo sobre el uso del Patrin1onio etnológico
como legitimación del proyecto nacionalista catalán.
También especialistas en didáctica como Correa
(2003) analizan los contenidos sociales o históricos de
la escuela actual española, en los q ue se trabaja esta con-
ciencia de pertenencia a una identidad colectiva, con el
uso de palabras como «enraizado» o (<propio», desti na-
das a diseñar y realzar las diferencias con La otredad, es
decir, los rasgos culcurales y aspectos singulares que ha-
cen d isrinta su comunidad de las demás.
Para el a utor citado, las actuaciones sobre el Patri-
monio, tamo de conservación como de difusión, tratan
de legitimar simbólicamente los discursos de idenádad
(p. 149). Pero existe una alternaáva que también seña-
la: la de no confiar en el carácter objeávo y aut0proba-
rorio de los vestigios dd pasado, sino resituarlos en su
contexto, mediante la explicación lústórica. Así, la rea-
lidad de la que formamos parte se relaáviza y la histo-
ria, (<en vez de ser una losa con la que cargamos, que nos
obliga a ser algo predeterminado y casi predestinado,
nos permi te conocer las causas que nos condicionan en
la actualidad, ayudándonos a evaluarlas li bremente, en
función de nuestras circunstancias actuales y propias, y
no de las de los ya desaparecidos, y ser libres para deci-
dir el futuro» (p. 150).
Sra propuesta está ligada a La necesidad de asum ir
que la re-alidad social puede no ser justa, pero siempre
464 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
Chozo de Alconchel, Badajoz.
Foto A11iceto Delgado.
es modificable. Lo que hay que enseñar, por lo tan to,
no es la inmovilidad de los b ienes patrimoniales, sino
su magnífico poder de ad aptación y de cambio.
En definiti va, ¿cómo superar codas estas actitudes,
que han perfilado el concepco clásico de Patrimonio
Cultural? Sin duda puede ser una tarea ímproba, en la
que estén implicadas muchas generaciones venideras,
si es que realmente tienen conciencia y ganas para ello.
La UNESCO, en los últimos años, ha comenzado
a darse cuenta de que el verdadero valor del Patrimonio
C ultural reside en la gente que lo crea y que lo vive, no
en quien lo admira desde lejos, con la mirada de la per-
sona mrista, de «la otra». Esa es la razón de que haya
trabajado tanto por aprobar y poner en funcionamien-
to el último de sus grandes documentos internaciona-
les, el destinado a la salvaguarda de los bienes culturales
inmateriales. Es el momento de recordar la frase de
Quintero (2005, p. 75), que ya presenté en el capítulo
13: «Afirmar que los conocimientos y usos tradiciona-
les del pueblo zápara en la Amazonia (Perú y Ecuador)
son tan dignos de salvaguarda como la Acrópolis ate-
niense de Grecia permite superar el etnocentrismo pro-
pio de europeos y norteamericanos».
En el año 2004 se celebró en Barcelona el Foro lJru-
versal de las Culturas. Allí se redactó y aprobó una a::-
lebre agenda, llamada «Agenda 21 de la Cultura>~, sub-
titulada «Un compromiso de las ciudades y 1
gobiernos locales para el desarrollo cultural». Está com-
puesta por 67 puntos y el primero de ellos es la coru,¡.-
deración de la diversidad cultural como el principal Pa--
a imonio de los pueblos.
En esta Agend a, por lo tanto, cuando se habla a..
Patrimonio Cultural se está haciendo mención de al.ce
diferente al concepto clásico, algo para lo que los m~
nismos de gestión y protección que en este libro se har-
explicado, sirven poco. Lo único realmente útil ser-_
una educación distinta de la ciudadanía, y ese punce
precisamente, no se tocó en la Agenda.
En el cuadro 24.2 pueden verse, en síntesis, 1
puntos en los que se habla de Patrimonio Cultural e::
este documento.
Una vez analizados algunos de los pilares sobre 1
que se basa el «viejo» (y lo pongo entre comillas porqUL
es el que existe, cuando existe) concepto de Patrimom
C ultural, vamos a ver cuáles son los que corresponden a.
nuevo concepto. Tienen que ver, como es lógico, con lo:

profundos cambios a los que se ha visto sometida la so-
ciedad occidental, y comienzan con lo que se denomina
en la actualidad «globalización», un fenómeno que, de
acuerdo con Hernández i Marcí (2005, p. 124), es «Un
largo proceso histórico, ínámameme relacionado con el
desarrollo de la modernidad y caracterizado por una
constance intensificación de la conectividad compleja, es
decir, del entramado de interrelaciones, contactos e in-
terconexiones que se establecen, más allá de las fronteras
est~tales, entre grupos, individuos, redes sociales e insci-
tuc1ones».
Como antes he comentado y ahora quiero repetir,
esta idea está basada en la asunción de que el mundo,
el «globo», está compuesro por individuos que saben
leer, que saben inglés, que tienen electricidad y ordena-
dores en sus hogares o en sus entornos y que se han in-
troducido, por medio de codas escas herramientas, en
la cultura occidental. Y nada más lejos de la realidad.
Es cierto que la globalización, así entendida, caracte-
riza a una gran parce de la sociedad occidencal/capicalis-
ca. Para esca parce, a la que pertenecemos quienes esta-
mos escribiendo y leyendo esce libro, el planeta Tierra
parece una totalidad interdependience porque somos ca-
paces de estar en concacco directo con casi cualquier lu-
gar (a no ser que no renga electricidad) y de forma ins-
tantánea, de manera que nuestra concepción tradicional
del espacio y del tiempo se ha modificado; de hecho, se
ha roro. Nos da la sensación de que los seres humanos
«no vivimos separados unos de otros y que lo que suce-
de en una parte del mundo carde o temprano repercuti-
rá en nuestra esfera local» (op. cit. p. 125).
Otro de los conceptos nuevos que aparecen con fre-
cuencia en el concexco sociológico que esramos anali-
zando es el de <(desterricorialización». Esca palabra larga
y difícil de pronunciar significa que, hasta hace poco,
las personas vivíamos experiencias culturales ((sujetas» o
andadas en un territorio concreto, un lugar fu.miliar y
conocido. Era (muestra» cul tura en ((nuestro» lugar.
Con la llegada y el avance de la globalización, actual-
menee somos capaces de establecer vínculos sociales y
cle tener experiencias culturales con grupos e individuos
de otros territorios. Así, la relación tradicional de la cul-
cura con el contexto geográfico y social se pierde. ¿Es
esto bueno o malo? Pues aún no se sabe; por ahora nos
parece bueno, porque nos enriquece, pero lo que sí está
claro es que esa ausencia de ligazón a un terri torio o es-
pacio concreto, modifica, y mucho, el concepto de cul-
cura y, con él, el de Patrimonio Cultural.
Unida a este último fenómeno se encuentra otra
palabra que suele aparecer en este contexto: la (<media-
tización». Es el desarrollo creciente de los medios de
Exa. conocimiento y Patrimonio Cultural 1 465
comu01..:ac1ón de masas; pero no olvidemos que esas
~ escan fo rmadas por personas, personas que
áenen o no unos conocimientos y unas posibilidades
técnicas de acceder o no a esos medios. Como de cos-
cumbre. relativicemos.
Y existen otras muchas palabras largas y raras en este
ambiro: • reterrirorialización», para hacer referencia a la
reacció n frente a la avalancha de productos cultura-
les ajenos, reafirmando los nuestros; «glocalización» o
incegración de lo local en lo global, por ejemplo la exis-
tencia de una música rock cantada en catalán (op. cit.
126); la «homogeneización» y «heterogeneizació11», o
«diferenciación» culcurales, ambas, a su vez, con una
doble visión: apocalíptica o beneficiosa; por último ((hi-
bridación», que implica la fusión o mestizaje entre di-
versas culturas o manifestaciones culrurales.
Todos estos conceptos se pueden aplicar al Patrimo-
nio Cultural, de manera que, p. e., las célebres Listas de
Patrimonio Mundial de la UNESCO son un ejemplo de
homogeneización, ya que se aplica a disáncas partes del
mundo - aunque, desde luego, más a Occidente- el con-
cepto occidental - no hay orro- de Patrimonio Cultural.
También la VNESCO o el Consejo de Europa (véan-
se los capítulos 22 y 23), con sus documentos (cartas, re-
comendaciones, convenios, etc.), sirven de ejemplo de
globalización, o al menos de intentos de globalización.
CUADR024.2
Puntos en los que se habla de Patrimonio
Cultural en la «Agenda 21 de la Cultura»
(Barcelona 2004)
l. La diversidad culrural es el princi pal Pacrimonio de
los pueblos.
9. El Pacrimonio Culrural cangible o incangible es el ces-
cimonio de la creatividad humana y el subsrraco de la
idencidad de los pueblos.
26. Asegurar la protección del Parrimonio Culcural !o-
cal en la gesción urbaníscica y la planificación rerricorial.
42. lnvencarios, regisrros, cacálogos y acrividades de
promoción y difusión.
43. Proceger y difundir el Parrimonio documencal local
o regional.
44. Abrir el libre descubrimienco de los Parrimonios Cul-
rurales a los habicances de codas las regiones del planera.
54. Adecuada mención del origen de los bienes culcura-
les expuescos e impedir el rráfico ilícico de bienes perre-
necienres al Parrimonio Hisrórico de ocros pueblos.
!..___,_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _,.
466 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
El resulrado final es la «interculcuralidad»: un es-
pacio hoy por hoy utópico, en el que conviven en paz
e igualdad las distintas manifestaciones culturales.
Un espacio que apenas ha exisrido nunca más que en
las creaciones lirerarias, pero por el que ral vez merez-
ca la pena luchar (véase recuadro 47).
@e quién es Patrimonio el Patrimonio
cultural?
Amonio Limón, en un sorprendeme articulo de 1999, se
pregunta cómo es posible que nos parezca normal inver-
tir medios y dinero en que los bienes patrimoniales «se
sienran como propios». Y explica: toda persona que áene
algo sabe que es suyo y resulta chocante que alguien deba
venir a enseñarnos o descubrirnos lo que es nuestro. Pero
ésre es el caso de lo que Uamamos Parrimonio C ul tural
(p. 8). Su conclusión es que no sabremos nunca bien de
quién es este curioso Patrimonio hasta que sus virruales
propietarias/os no lo reclamen con claridad y energía y
que esa posibilidad pasa antes por un desarrollo sustan-
cial de la educación pública en materias históricas y so-
ciales que estamos muy lejos de alcanzar (p. 15).
Esta opinión extrema, que desde luego comparto,
como he dejado claro d esde el principio, se compren-
de m ejor si recordamos la gran diferencia que existe
entre las actitudes sociales frente a los elementos m ate-
riales de la cultura y frente a los in materiales (que, re-
cordemos, están vivos). Benavides (1995) nos d ice que
ningún gobierno será capaz de atribuirse el éxito de los
Carnavales de Cádiz o de la Semana Santa de Sevilla,
ya que la gestión de escas dos manifestaciones cultura-
les pertenece directa y exclusivamente a la sociedad que
las vive y las protagoniza; sin embargo, continúa esce
autor, la presencia de la administración parece ser in-
dispensable en referencia a la gestión del Patrimonio
Histórico o Artístico de carácter material: monumen-
tos, conjuntos, archivos, museos, etcétera (p. 33) .
Castillo Ruiz (2007) insiste en esta diferencia entre el
Patrimonio material y el inmaterial, cuando recuerda que
muchas de las manifestaciones culturales inmateriales re-
lacionadas con fiestas y representaciones de eventos de la
Antigüedad resLUran polfricamente in correctas en la ac-
tualidad, por lo que las administraciones se ven obligadas
a modificarlas por decreto. Pone como ejemplos los
«Desfiles de moros y cristianos» de Alcoy, en los que sólo
desfilan crisáanos, o bien el «Alarde de H ondarribia», en
el que, cradicionalmeme, los hombres desfilan como sol-
dados y las mujeres como taberneras. En los últimos
años, en que se han intentado celebrar «Alardes mi.xtos»,
se ha observado un fuerte rechazo por parte de la SOCl\:-
dad. A cales fenómenos este autor los Uan1a «irrupci
del juicio moral en la historia>>. Es como la retirada de.
célebre cuadro Santiago Matamoros de la Catedral C....
Santiago por considerarse políticamente incorrecto.
Para contestar a la pregunta que presid e este ap.a:-
tado, lo primero que se necesita es tener conciencia~
percenencia: los bienes culturales son de quienes •
usan, los valoran y los defienden. En nuestro país y e
el momento actual, el Pacrimonio CultLu·al españc-
que incluye el de las 17 Comunidades y las dos ciud...t-
des autónomas, es «usado» por dos tipos de person~
las oriundas, las que han nacido, vivido y se h an ed...-
cado aquí, y las foráneas o nacidas en otros lu~
que, a su vez, se diferencian claramente en dos grupo
1. El grupo presentado como positivo, formado ?
turistas que no sólo vienen a disfrutar y p or lo ranro
valorar y a dar prestígio a, nuestro sol y nuestros monir
memos, sino que además traen y dejan aquí su dine.f"'
2. El grupo presentado como negativo, fo rmado P'
inmigrantes. Se nos dice que es «peligroso», «ilegal>» ~
papeles» y, sobre todo, pobre. N uestro Patrimonio Cw-
cural no es «SU» Patrimonio C ulrural. No lo conocen
probablemente no lo valoren y desde luego áenen pocc
medios para disfrutarlo. Además, «Su» Patrimonio Culru-
ral -el que dejaron atrás; del que sólo se trajeron la len-
gua, la fo rma de vestir y las costumbres- se nos presenr..
desconcexrualizado, infravalorado y tergiversado. «ResuJ-
taría ingenuo considerar que en este marco hay cabid-
para los derechos culturales, de naturaleza colecci\':.
cuando ni siquiera los derechos individuales escán plena-
mente reconocidos» (Marón 2006, p. 85). «Vivimos as.
en un proceso caracrerizado por el hecho de que une.
grupos pueden definir lo que es justo, igualirario, buen
o conveniente, mientras que otros se encuentran en L
humillante situación de comprobar cómo sus compon:a-
mienros, normas o formas de pensamiento son conside-
rados como exóticos. . . aberrantes, contrarios al Dere-
cho, bárbaros e injustificables» (op. cit. p. 87).
Si intentamos olvidar -lo cual parece basrance di-
fícil- el segundo tipo, las personas foráneas pobres e,
ricas, y nos centrarnos en las oriundas, también hemo~
de dividirlas, a su vez. Por un lado encontraremos una
minoría casi aplasranre que «trabaja» en los puestos de
gestión e intervención en los bienes culturales. Son sus
«defensoras» junto con algunas asociaciones o funda-
ciones como las que vimos en el capítulo 20.
Yo estoy en ese grupo: estamos bastante solas, mu-
chas veces nos sentimos incomprendidas, nos parece que

estamos trabajando para nada, pero lo cierto es que te-
nemos w1 magnífico poder: el de diseñar el presente de
los bienes culrurales y de la relación entre éstos y las per-
sonas, preparando, por lo canto, su futuro.
Luego está la mayoría: millones de personas que vi-
ven prácticamente indiferentes a los bienes culturales,
que los visitan a veces, siempre con la mirada ajena, a
veces sintiendo orgullo, sobre todo cuando se trata de
elemenros inmaceriales como lenguas, músicas y fiestas
en las que la gente realmence participa y disfruta. A es-
tos millones va dirigido nuestro trabajo -el del grupi-
to anterior-, nuestras iniciativas y nuestros esfuerzos.
De su mayor o menor implicación en «nuestro» tema
van a depender cuestiones can importantes como la
conservación o la continuidad de determinados bienes
culturales. De ellas va a depender nuestro éxito.
Pero claro, si analizamos los discursos que se escán
ofreciendo a las nuevas generaciones sobre el valor de «lo
propio» y su diferenciación con «lo ajeno», nos daremos
cuenta, como dice Castiñeira (2006, p. 124), de que se
está poniendo el acento más de lo deseable en reforzar el
E\lea, conocimiento y Patrimonio Cultural 1 467
papel identitario del Patrimonio C ultural, evidenciando
lo que nos diferencia en detrimento de lo que nos une.
¡Qué situación tan compleja! Por un lado hemos de
subrayar el valor de identidad que tienen los bienes cul-
turales para que la gente pueda valorarlos; por ocro, eso
significa o puede significar que contribuimos a m arcar
fronteras y separaciones encre grupos. Es decir, nos mo-
vemos entre la diferenciación y la globalización y, desde
luego, nos movemos mal. Tenemos una educación
afianzada sobre el valor de «lo nuestro», gracias a la cual
hasca llegamos a valorar y apreciar los bienes culturales
que nos idencifican y nos separan. ¿Cómo encajar aquí
la globalización, la consideración de todas las culturas
como igualmenre respetables? ¿Cómo combinar la loca-
lización geográfica en la que nos han educado al menos
dos siglos de nacionalismo - tierra, patria, bandera-,
con la «deslocalización» propia de la globalidad actual?
Con otras palabras: si rú, persona educada en w1 lu-
gar concreto, con una cultura, unas costwnbres y un
patrimonio que son «tuyos», que son las bases de tu
identid ad , ce vas a vivir a otro país, ¿llevarás contigo y
468 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
mantendrás esa culcura, esas cosrumbres y ese patrimo-
nio? ¿Acaso no has oído decir que «a donde fueres, haz
lo que vieres»? ¿No sería mejor integrarte, cambiar de
cultura, de costumbres y, por lo canto, de patrimon io?
Si cu respuesta es afirmativa, cu poswra está con-
tra la globalizaci6n , porque en esta última «teoría» se
supone que cualquier culwra, costumbre o patrimo-
nio puede «convivir» en paz y en armonía en cual-
quier sitio. ¡Qué locura! Diríamos al comprender el-
significado real de esta utopía.
¿De qué hablarnos entonces cuando nos referimos
-en tantos discursos políticos rimbombantes- a la glo-
balizaci6n, a la interculwralidad o al resp eto m utuo?
¿Y cómo podemos hacer compatible esa mítica
«i ntercul tu ralidad» y la globalización a la que nos ha
abocado el poder y la fu erza del capitalista «primer
mundo»? El ser hu mano contemporáneo, sea d e don-
de sea y haya nacido donde haya nacido, «quiere» ser
occidental o, al menos, «Cenen>los ad elantos técn icos
propios del mundo occidental. En ese deseo global
sus características culwrales, sobre todo las inmateria-
les, esas que ran ráp idamente se modifican, corren un
serio riesgo de desaparecer, como vimos en el cap ítu-
lo 13.
El problema d el que estoy hablando es más filosó-
fico y ético que económico, porque, evidentemente,
no se arreglaría -sino todo lo contrario- inyectando
grandes cantidades de dinero en los grupos humanos
que aún no tienen coches o frigo ríficos, para que los
rengan. Escuchamos que el Patrimonio Cultural es un
derecho social de cualquier colectividad, pero eso no
son más que palabras huecas destinadas a capar o a se-
gui r capando nuestras responsabilidades.
El problema al que me refiero no puede en contrar,
y menos en este libro, una solución definitiva. No exis-
te ral cosa.
Ante el problema del que estoy hablando hay que
detenerse a meditar.
Ensayo sobre el conocimiento: lo que la
sociedad opina, frente a lo que la sociedad
sabe sobre -Patrimonio Cultural
Hay muy pocos trabajos realizados o publicados so-
bre el grado de conocimie nto o de valoración que
nuestra sociedad actual riene frente a los bienes cul-
turales. Si partimos del principio aquí mantenido de
que una buena parce de esa sociedad simplemente no
conoce del Patri monio C ulwral sino la existencia de
algunos mon umentos singulares, como el Acueducto
d e Segovia o El Escorial, es evidente que su valo~
ci6n está muy sesgada. Ésa es la principal conclus1 -
a la que llegó un esw d io p ublicado en su pri me:;
parre por Morare (2007), Conocimiento y percepn
del patrimonio histórico en La sociedad española.
Planteado este proyecto en el contexto de los era.ba-
jos de la Fundación Caja Madrid en corno a su progn-
ma de Conservación del PHE, en el año 2006, el a;r
cor co mienza por recordar que la LPHE dice que
son Patrimonio los b ienes que gozan de la estima de
ciudadanía por la acción social que cum plen, por
que resulta m uy interesante realizar esrudios sobre q~
es lo que piensa la propia ciudadanía a este respecco.
El proyccco en cuestión se divide en dos partes o f..,..
ses. La primera, cualitativa, está destinada a compren-
der los conceptos que la sociedad maneja respecco a i
bienes culrurales; la segunda, cuantitativa, es el estuch
del alcance de una encuesta redactada en función de
obtenido en la primera fase, encuesta cuyo resultado ñ-
nal no ha sido publicado.
Lo interesante de esta primera fase se cenera e:::
seis puntos que pueden verse en el cuad ro 24.3.
De rodas escas conclusiones, cal vez la que me pan:-
ce más inceresanre, en el contexto de esre capítulo, es -
que tiene que ver con esa caracterización de «monu-
mental» y «arquitectónico» que la gente mantiene sob~
el Patrimonio C ultural. Como anees indiqué, escamo:
muy lejos del «cambio», de la incerculruralidad, del va-
CUADRO 24.3
1
Resultados de la fase cualitativa del proyecto
«Conocimiento y percepción del Patrimonio
Histórico en la sociedad española» (Morate 2007)
l. Elevada sensibilidad social anee la conservación y la
imporrancia del Patrimonio Histórico.
2. Se manciene un concepto monumencal y arquitectó-
nico del mismo, hasta que tras un periodo de reflexión
e intercambio de opiniones, se amplía.
3. Alto grado de valoración del ocio y el disfrute del
Patrimonio Cultural. Las referencias son siempre los
grandes monumencos.
4. Existe la idea de que el Patrimonio Histórico está
bien co nservado, luego los recursos son suficientes.
5. La responsabilidad de su conservación y puesta en va-
lor es de las Administraciones públicas; de ninguna ma-
nera de la sociedad civil.
6. No se hace ninguna referencia a la Iglesia católica,
como si fuera ajena al Patrimonio Histórico español.

lor de los bienes inmateriales y del respeto por la diver-
sidad. O , dicho con otras palabras, el respeto por la di-
versidad, cuando lo tenemos claro, lo hemos reservado
para otros ámbitos, no para el del Patrimonio Cultural.
Y el problema es que ahí también debería preva-
lecer: es mucho lo que nos queda por hacer.
H ay un contexto concreto, el del Patrimonio ar-
queológico y la Arqueología, en el que también puede
verse con claridad la gran distancia que existe entre lo
que la sociedad piensa que es y lo que «realmente» es
(mundos académico y jurídico). Vicenre (200 1) nos
informa sobre el proyecto «Diáspora», realizado por la
Universidad Autónoma de Barcelona, que analizó la
información contenida en 350 páginas web selecciona-
das, con un buscador especializado, por co nrener el
término «Arqueología». En el 20 por 100 de los casos
los co ntenidos eran de carácter pseudocienúfico y pa-
ranormal. Otro curioso y largo estudio es el publicado
por Almansa (2006) sobre la imagen que la gente de
Madrid tiene de la Arqueología, la profesión arqueoló-
gica y el propio Patrimonio arqueológico.
En todos estos casos, lo que opina la sociedad y lo
que dice la academia sobre la Arqueología son dos
CUADRO 24.4
Ideas sobre la Arqueología: punto de vista popular y profesional (Querol 2000b)
Idea popular
La Arqueología consiste en descubrir valiosos y bellos ob-
jecos del remoco pasado.
Lo imporcanre de la Arqueología son los objecos.
El objetivo de la Arqueología es la aventura y el coleccionismo.
La Arqueología es una afició n que codo el mundo puede
practicar.
Cualquier persona puede hacer excavacio nes y prospec-
ctones.
Los objetos arqueológicos son de quien se los encuentra.
Quien descubra un objeco arqueológico tiene derecho a
un prem io y a un reconocimiento social.
E~ca. conocimiento y Patrimonio Cultural 1 469
mundos diferentes. Para expresarlo medianre una in-
vescigacion p ropia (Querol 2000b), presento el cua-
dro ~-t.-. . En él pueden verse, en la columna de la iz-
quierda. las opiniones más extendidas en nuestra
sociedad , inducidas sobre todo por las películas de
aventuras. los cómics y los juegos de ordenador. En la
columna de la derecha, la realidad académica y admi-
nistrativa de la Arqueología. Evidentemente, para que
el Patrimonio arqueológico sea realmente Patrimonio
Cultural, se requiere que la sociedad vaya pasando,
aunque sea poco a poco y a su pesar, porque resulta
mucho menos divertida, a la columna d e la derecha.
Para ello, y como de costumbre, la mejor arma es la
información y la educación.
¿Qué es lo que estamos enseñando en nuesn as es-
cuelas y en nuestras universidades? ¿Cómo es posible
que, cuando nos va en ello tanta «idemidad» y tanta
economía, Indiana Jones, el renacido abuelo, nos esté
sacando la delantera de este modo?
¿Es en este conrexto de incorrecciones y de descono-
cimiento en el que cenemos que encajar ese <<nuevo» y
espectacular concepto de Patrimonio C ulmral como cri-
sol de culturas presidido por el respero?
Idea profesional
La Arqueología es la ciencia de la reconstrucción de las so-
ciedades del pasado, desde el origen de la humanidad hasta
el pasado inmediato, mediante el anál isis de sus rescos.
Lo importante de la Arqueología son los contextos.
El objetivo de la Arqueología es hacer historia.
La Arqueología es una ciencia compleja, para cuyo ejercí-
cío hace falca formación especial izada.
Todas las actividades arqueológicas requieren una autori-
zación de la adm inistración competente (Com unidad
Autónoma).
Los bienes arqueológicos son de dominio público.
Quien sin la debida autorización descubra de forma in-
rencio nada un bien arqueológico, comete un deliro.
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 25 1 El uso social
del Patrimonio
Cultural
Introducción: los usos sociales
Con o sin cambios en los co ncepros y las ideas, lo
que sf es cierro es que los bienes culturales han sido
siempre un atractivo para los viajes y las visiras. Y
aunqu e esca tendencia se ha acenruado debido a la
ampliación de esos viajes y visiras a un mayo r núme-
ro de personas, con el nacimienro del turismo y el
desarrollo del turismo d e masas rambién se han ido
aposentando otros morivos para «usar» el Patrimonio
C ultural.
García Canclini nos dice que ya no se traca sólo de
las dos cuestiones que siempre han monopolizad o las
discusiones sobre el Patrimon io Culrural, su conserva-
ción y su restau ración por un lado, y su protecció n
por el otro; ahora, las administraciones y los grupos
responsables de este Parrimonio se ven desbo rdados
porque, «pese a la enorme importancia que aún rienen
la preservación y la defensa, el problema más desafian-
te es ahora el de los usos sociales del Patrim onio. En
él es necesario concentrar los mayores esfuerzos de in-
vesógación, reconceprualización y política cultural»
(1999, p. 22).
Bailan (1997, p. 65 y ss.), enumerando los <<Valo-
res» que pueden atribuirse al Patrimonio C ultural,
distingue entre uno «d e uso», otro «formal» y un ter-
cero «simbólico», en el que la inreresamísima obra de
Lowemhal ( 1998) p rofundiza.
Cencrándome en el primer cipo de valo r de Ba-
ilan, esos «usos sociales» podrían reducirse a eres:
- Uso de visita: es el turístico por excelencia. Se
pasea por él dura nte un periodo de tiem po limitado.
Se aprende o tal vez no, se disfruta o cal vez no. Es el
más rracado e investigado, aunque m ucho menos de
lo que sería necesario para analizarlo a fondo. Por
ejemplo, como también señala Canclini en la obra ci-
rada, apenas existen trabajos sobre lo que opina el pú-
blico q ue visita esos sitios. En los últimos años se es-
tán comenzando a po ner en práctica programas de
evaluación como HERJTY, del que luego hablare-
mos (recuadro 49).
- Uso de vida: es el que hacemos, obligaroriamen-
te, las personas que vivimos en el interior o junto a
los bienes patrimoniales. Afecta principalmente a las
ciudades declaradas Conjuntos Históricos, con una
no rmativa de protección (véase capítulo 10) que obli-
ga a no hacer o a hace r cosas, obligaciones que si no
se rracara d e un bien patrimonial no exisrirían. Por
ejemplo, receja r con cejas viejas en la ciudad de Tole-
do -y sin duda en muchas otras-, ten iendo en cuen-
ta que la teja vieja es más cara que la nueva.
En este contexto viene bien medicar sobre una fra-
se de M ingoce (2004, p. 113): «El intento por manre-
ner unos compo rtamientos fuera de los condicionan-
res que exisdan cuando la sociedad los creó, es
problemático. España ya no es un país rural y el pre-
tender fosilizar un sector productivo o un paisaje que
respondía a una estructura económica concreta y di-
námica no riene mucho sentido. Y, además, creo que
con esro se reíleja una visión exterior a la realidad ana-
lizada. i acudimos al rema de la arqui tectu ra popu-
lar, por no mencionar más que un ejemplo, en nin-
gún lugar se dice que se deba mantener el interior de
la vivienda con arreglo a como fue creada. Y una casa
no es sólo una fachada. U na casa es el lugar donde se
vive, no el sirio que se ve u n fin de semana cuando se
pasea po r un pueblo rfpico. La imagen que se p reten-
de conservar de la arqu irecrura popular implica una
\•isio n de rurisra que uriliza el campo en su tiem po li-
bre. pero no riene que ver con la realidad de la comu-
nidad en la que está construida. Las Leyes de Patri-
monio Culrural no reílejan las necesidades y los
problemas del usuario».
472 1 El Patrimonio Cultural : un asunto social
- Uso de trabajo: quienes «vivimos» del Patrimo-
nio C ultural, de su gestión, de su investigación, de su
manufacturación -así como un alfarero tradicional, o
cualquier elaboración artesana, o los oficios relacio-
nados con la restauración arquitectónica, o quienes
tienen tiendas de recuerdos, o quienes los diseñan-,
etcétera.
En este último tipo de «USO» está el colectivo que
gestiona, interviene, restaura, investiga, enseña o bus-
ca bienes culturales; sus posibilidades para acceder a
esos trabajos, en cuanto a formación y en cuanto a
sistema de acceso, las hemos estado viendo en cada
uno de los capítulos de este libro, en las secciones ti-
tuladas «¿Cómo se trabaja en esto?» o similares.
A veces conocemos excepciones en las que un
bien cultural patrimonial es al mismo tiempo visita-
do, utilizado y «trabajado», y todo ello con acierto,
equilibrio y dignidad. Un ejemplo paradigmático de
este tipo es el Balneario de Alange, situado cerca de la
ciudad de Mérida, en Extremadura. Fue balneario ya
en época romana, cuando florecía Emérita Augusta
como capital de una de las provincias romanas, y vol-
vió a serlo cuando a finales del XIX y principios del XX
se revitalizó la moda de es tos sitios como beneficiosos
para la salud. Hoy conserva tanto sus elementos ro-
manos como los modernistas, y ambos se asocian con
elegancia a las necesidades actuales. Casi un milagro.
Por supuesto, en unas mismas personas pueden
darse a un tiempo los tres usos, y yo podría ser un
ejemplo de ello: visito bienes culturales cuando quie-
ro o puedo, tengo mi domicilio en el Conjunto His-
tórico de la ciudad de Madrid y además trabajo en la
gestión - la educación/difusión- del Patrimonio Cul-
tural.
No hay duda de que me gustaría poder hablar en
este capítulo del segundo grupo, de la gente que vive
dentro de los bienes culturales y está o no contenta
con ello. Pero apenas hay publicaciones al respecto;
por ejemplo, en el amplio abanico de temas tratados
sobre el Patrimonio Cultural en el Boletín del IAPH
(véase capítulo 21 ), ningún artículo o trabajo se cen-
traba en esto. Algo muy semejante ocurre con el ter-
cer tipo de uso; como he venido repitiendo a lo largo
de este m anual, son muy escasos los trabajos de inves-
tigación sobre la propia Gestión del Patrimonio Cul-
tural, sobre quién la realiza y qué resultados obtiene.
Por lo tanto, en este capítulo vamos a centrarnos
en el «uso de visita», es decir, en el turismo. Es el más
impactante potencialmente y el que está sujeto a más
discusiones en el momento actual.
Pues bien, la visita a un bien cultural está moti'c-
da principalmente por dos razones: educación por ._::.
lado y placer por otro. Es evidente que las dos pc:-
den y deben estar unidas, pero me estoy refiriendo ~
motivo «principal» de la visita, no al único.
Las visitas con fines educativos están relaciona~
con la enseñanza en los ciclos escolares sobre Sociale!
Historia o Historia del Arte. A este contexto ya n
referimos en el capítulo 8 y también lo traram
cuando hablamos de museos, en el capítulo 17.
En cuanto a la visita por la visita, se inserta en ::..
llamado «turismo cultural». Vamos a analizar sus ca-
racterísticas, ventajas y problemas.
De acuerdo con esto, hablaré en primer lugar e=.
concepto de turismo cultural; después de cómo ~
manifiesta en nuestro país; a continuación me refen-
ré a los problemas que acompañan a la llamada •SO-
breexplotación» de los bienes, es decir, a su excesi·
«USO de visita», entre otras cosas y, por último, inten-
taré responder a la pregunta de si es razonable pen:s.r
y hablar de los bienes culturales como «productos
Qué es el turismo cultural
H ay que comenzar este apartado recordando q ue e
turism o es un fenómeno tan incidente en n uesc:.-;.
forma de vida y en nuestra economía que cada un•
de las CCAA han publicado en las últimas década,
leyes destinadas a su ordenación y control. En elh.:;
se cita siempre el Patrimonio Cultural en d istincc
contextos. Por ejemplo, en la Ley 14/2008 de Turis-
mo de Galicia ya en el preámbulo o exposición c.
motivos se recuerda el gran potencial del rurismc
para la preservación del Patrimonio Cultural y Nan.-
ral; entre sus objetivos se sitúa el de garantizar la sos-
tenibilidad del desarrollo turístico y la difusión de.
Patrimonio de Galicia e incluso existe un artículo, e.
26, dedicado a la «Protección del Patrimonio Hist<>-
rico-Arrístico, Natural y Cultural de Galicia». Es ah.
donde se aborda el principal problema de este co n-
texto dual: la difícil convivencia entre las actividades
turísticas y la preservación y el respeto por los bienes
culturales.
Pero, ¿qué es el turismo? Definiciones hay m u-
chas, porque incluso existen en la actualidad estudio<
especializados en este tema. La más común es: «D es-
plazamiento temporal fuera de nuestra residencia ha-
bitual por motivos de ocio» (Prats 1997, p. 40).
Las dos palabras clave de esta definición sor.
«temporal» y «ocio». La primera significa que vamos

a volver, que no nos vamos a quedar a vivir en el si-
tio visitado por mucho que nos guste, lo cual nos di-
ferencia de la emigración. Lo segundo significa que
tenemos tiempo libre para el «ocio» y además tene-
mos dinero para gastarlo en viajes. Esto nos diferen-
cia de una buena parte del mundo, esa que no tiene
medios para viajar como turista, aunque sí renga
tiempo li bre -a veces, todo el tiempo-. Por lo tanto,
volvemos a repetir algo que en este libro se ha podi-
do leer muchas veces: no estamos hablando del mun-
do entero, sino tan sólo de la parte privilegiada en la
que vivimos.
Durante la segu nda mitad del siglo XX, sobre todo
a partir d e los años sesenta, el turismo inicia su «ge-
neralización», convirtiéndose en el fenómeno de ma-
sas más imporrance para algunos países como el nues-
tro, que, prácticamente, vive de él.
Este afán de viajar afecta al Patrimonio Cultural,
aunque mucho menos en nuesuas regiones que en
otras como, por ejemplo, Italia. En nuestro país, el fac-
tor desencadename del turismo ha sido durante cua-
renta años el sol y las playas. Ha hecho falta que la de-
gradación producida por su sobreexplotación se hiciera
evidente, para que los temas cLLlturales -tanto de «cul-
tura» en general como de carácter patrimonial- co-
menzaran a introducirse en los «paquetes» rurísticos, es
decir, a convertirse en «productos» para las empresas
del sector: nace así el llamado «rurismo culturak
CUADRO 25.1
Las tres formas o productos turísticos
bajo las que aparece el Patrimonio Cultural
(tomado de Prats 1997, pp. 42-43)
l. Como producco turístico por sí mismo, capaz de ser
un motivo de compra autónomo. P. e., los viajes a las pi-
rámides egipcias, a los palacios minoicos de Creta o a la
Acrópolis de Arenas.
2. Como producco turístico asociado a o tro (en un «pa-
quete»). P. e., los viajes organizados por varias ciudades
de Europa, en los que las visitas a los elemencos patri-
moniales se combinan con el disfrute de otro tipo de
productos.
3. El Parrimonio como valor añadido para destinos tu-
rísticos que no lo tienen co mo objetivo. Este es el tipo
más común, el que más ha proliferado durante los úl-
timos años. P. e., un fin de semana en la Costa Brava;
y, de paso, una visita a Ampurias.
E uso social del Patrimonio Cultural j 473
Huelga señalar que podríamos aprovecha r la lec-
ción para que e a degradación no se produjera en
nuesm. ~ bienes c ulru rales. Hablaré de ello en el ú lti-
mo aparrado de es te capítulo.
En 19- 6 ICOMOS publicaba la «Carta del Turis-
mo Cultural•. En su an. 13 lo define como aquella
famw de turismo que tiene por objeto, entre otros fines,
el conocimiento de monumentos y sitios histórico-artísti-
cos. E¡erce un efecto realmente positivo sobre éstos en
tanto en cuanto contribuye -para satisfacer sus propios
fines- a m mantenimiento y protección. Esta forma de
rurismo justifica, de hecho, Los esfuerzos que tal mante-
nimiento y protección exigen de La comunidad humana,
debido a los beneficios socio-culturales y económicos que
comporta para toda La población implicada.
Considero que, más de 30 afios después de esta
definición tan optimista y por o tro lado reductora del
turismo cultural y sus objetivos, hoy día es más prác-
rico distinguir emre dos versiones de turismo cultu-
ral: la primera tendría co mo finalidad la participación
en o co nremplación de elementos culrurales actuales
(que no son Parrimonio C ultural o que al menos ro-
davía no lo son), como fesrivales, actuaciones teatra-
les, conciertos, etc. La segLmda variante, que también
es «turismo cultural», centra sus deseos en la visita y
el disfrute de los bienes patrimon iales. Podemos de-
cir, por lo tanto, que este i'.Llrimo, el «turismo patri-
monial» o «turismo cul tural patrimonial», es una es-
pecialidad del primero. Además, habría otra variante
de «turismo cultural», el que se d irige hacia el medi o
ambienre; a este último también se le llama «turismo
medioambiental o ecológico».
Para ampl iar conocimientos sobre la h isroria, Jos
tipos y los problemas del turismo cultu ral, en el con-
texto de la gestión del patrimon io, recomiendo la lec-
tura d e Hernández i Martí 2005, así como el capítu-
lo 8 del libro de Ballart y Tresserras 2005 (o 200 l en
su l. ª edición).
En nuestras tierras es excepcional que el motivo
del turismo sea tan sólo de carácter cultural y mucho
menos aú n de carácter patrimonial. Según Prats
(1997, pp. 42-43) el Patrimonio, como recurso t urís-
tico, puede presentarse bajo tres formas o producros.
Podemos verlos en el c uadro 25 .1.
¿Se puede considerar «turismo cultural » cualquier
visi ra a un lugar que no sea precisamente una playa?
En realidad, el concepto de cultura es tan amplio que
resulra difícil, si no imposible, encontrar algo que ver
o que disfrutar, incluida la propia playa, por supues-
ro. que no sea un «bien cultural o natural». Es que no
hay más bienes en nuesrro reducido entorno. No obs-
474 I El Patrimonio Cultural: un asunto social

presión común «morir de éxito», pues, de haber segll'-

do así, los bisontes habrían llegado a fallecer, a desa-
Altamira, o cómo parecer definitivamente por su gran atractivo.
Lo que llamamos arte rupestre son dibujos y pintu-
no morir de éxito ras hechos sobre la roca con carbón , agua y ocre; no
es algo particularmente inalterable o resistente. Si ha
perdurado durante quince o veinte mil años se debe a
Con frecuencia, distintos colegas -conservadores, que en las cavernas se dan condiciones favorables }'
gestores, prehistoriadores o profesores- en su activi- estables para su conservación. Por el contrario, los
dad, sus publicaciones o en encuentros profesionales, efectos que la acción humana en el exterior provocan
relacionan la reproducción facsímil de Altamira, la Neo- en el interior de la cueva, la presencia dentro de ella de
cueva, como la bauticé en el proyecto, con la conserva- personas y las obras para facilitar la visita generan en
ción del original. Y podría estarse de acuerdo, pues algo toda cueva condiciones cambiantes, poco estables y
tuvo que ver la fragilidad del arte paleolítico y su limita- desfavorables: aumento de la temperatura, descenso
da accesibilidad en sus remotos precedentes. Sin em- de la humedad relativa, penetración de polvo y aeroso-
bargo, hay una buena razón para manifestar desacuer- les, alteraciones de la actividad microbiológica (algas.
do: cuando se inició este proyecto en 1997 Altamira hongos y bacterias). En fin, que la concentración de
llevaba veinte años de acceso público muy limitado, casi muchas personas en una cueva provoca inevitable-
cerrada, y hacer un facsímil no iba a afectar ni a mejorar mente cambios ambientales perjudiciales para este
en nada su conservación. También discrepamos con arte rupestre.
quienes -antes más que ahora- consideran que se tra- En Altamira, las obras para hacer cómoda la visita
ta de un producto para «turistas» (léase con el tono pe- (caminos, escaleras, iluminación «artística", vaciado o
yorativo que tiene esta palabra en medios cultos o eru- relleno de galerías) y los muros y pilares hechos entre
ditos), pues concebimos la Neocueva como un vehículo 1925 y 1960 para evitar derrumbes alteraron mucho la
de información y conocimiento para personas con curio- cueva y dejaron el gran techo pintado aislado en una
sidad o interés por una obra de arte excepcional, con in- pequeña sala, lo que intensificaba y agravaba el im-
dependencia del lugar de residencia de estas personas.
En 1880 Marcelino Sanz de Sautuola publicó un libro
sobre su descubrimiento del arte paleolítico en Altami-
ra, e informó también en la prensa diaria. Previamente,
consciente del valor y la fragilidad de aquellas figuras,
instaló una puerta en la cueva, previendo los riegos de
muchas visitas y poco cuidado. Ambas cosas ocurrie-
ron: hubo visitas desde el principio, y se incrementaron
sin cesar, así como los cuidados parece que no siem-
pre fueron los más adecuados.
La gráfica que representa el aumento de visitas des-
de 1952 hasta 1977, de 25.000 a 177.000 personas al
año, es paralela a la del incremento del parque móvil
español, a la del PIB, a la de renta per cápita, y a la de
tantos y tantos otros indicadores económicos, sociales
o culturales. Altamira recibía más del doble de visitan-
tes que el Museo Español de Arte Contemporáneo (an-
tecedente del Centro Reina Sofía) o que el Museo Ar-
queológico Nacional y eso que, entonces, entre Madrid
(ciudad más poblada y visitada de España) y Altamira
había un día de viaje (... para llegar adonde no había ni
sol ni playa). A lo anterior bien podría aplicársele la ex-

pacto de las visitas: su presencia aumentaba la tempe-
ratura y disminuía la humedad relativa, provocaba con-
densación de agua sobre las pinturas y favorecía la
proliferación de microorganismos perjudiciales. «Alta·
mira se muere», llegó a publicarse en la prensa.
Para evitarlo, el Ministerio de Cultura adquirió la cue-
va en 1978, creó el Museo Nacional y Centro de lnves·
ligación de Allamira como herramienta para su gestión
(conservación, investigación, divulgación, etc.) y, con
gran polémica, la cerró para analizar científicamente
su estado de conservación. En 1982 la cueva se rea-
brió a un número fijo de personas -25 al día; 8.000 al
año- y con limitado tiempo de permanencia en el inte·
rior; de este modo los parámetros ambientales perma·
necían estables y adecuados a la conservación de las
muestras artísticas. En esos mismos años hubo varias
propuestas para hacer una réplica, que fueron deses-
timadas y no prosperaron.
El proyecto museológico realizado entre 1997 y 2001
mejoró objetivamente las condiciones de conservación
de Altamira suprimiendo o previendo los riesgos exis·
tentes: se triplicó el recinto del museo hasta los más de
160.000 m2 actuales (incluyen el área impluvial y cons-
tituyen el entorno de protección absoluta); se suprimió
el camino sobre la cueva; el tráfico fue definitivamente
alejado; y se eliminaron las viviendas e instalaciones
El uso social del Patrimonio Cultural l 475
ganaderas existentes junto a la vertical de la cueva, en·
tre otras acciones de conservación preventiva.
En e1 actual Museo de Altamira, como parte del mis-
mo proyecto museológico, se integra la reproducción
facs1md la Neocueva. La llamamos así para expresar la
idea de hacer de nuevo la cueva tal como fue, y no tal
como es en nuestros días; porque restituye con preci·
s1ón milimétrica la arquitectura natural de la cavidad, y
porque reproduce la cueva habitada durante el paleo-
lítico y no el monumento del siglo xx (travestido con de-
rrumbes, obras y artificios). El rigor museológíco del
proyecto y las innovadoras aplicaciones tecnológicas
sirvieron para crear un instrumento preciso de informa-
ción y conocimiento, como si se tratara de un libro
abierto, con pocas palabras y una única ilustración tri-
dimensional en la que pueden sumergirse muchas per-
sonas a la vez; un instrumento con el que se ofrece in·
formación científica de la Prehistoria accesible física e
intelectualmente para todos, de modo atractivo, motiva-
dor y estimulante, incluso emocionante. La Neocueva
es, en cierto modo, incluso más fiel al original paleolíti-
co que la cueva original tal como ha llegado a nuestros
días. Más de dos millones de personas han visitado el
museo desde su inauguración en 2001 , aceptando esta
forma de conocer Altamira y la Prehistoria, y valorando
la experiencia como muy satisfactoria.
476 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
Actualmente la cueva está cerrada. Fue necesario
programar un cierre temporal para analizar de nue-
vo, tras veinte años, los parámetros que afectan a su
conservación. A partir de los resultados alcanzados,
podrán adoptarse las medidas más adecuadas para
la conservación de Altamira y establecer un régimen
de visitas compatible.
Conservamos el Patrimonio para usarlo con fines
educativos, recreativos, científicos e identitarios, y
es el conocimiento científico del Patrimonio y la co-
rrecta aplicación de este conocimiento en su gestión
la garantía de su conservación y uso responsable.
Cada vez es más frecuente recurrir a reproduc-
ciones en la restauración de elementos arquitectó-
nicos o en sustitución de un original en las exposi-
ciones en museos y centros afines. La reproducción
facsímil integrada en la exposición del Museo de Al-
tamira ¿desempeña algún papel en la conservación
de la cueva de Altamira? La respuesta será la mis-
ma que al preguntarnos si los pósters que reprodu-
cen el Guernica o las postales que reproducen La
Gioconda hacen mejores las condiciones de con-
servación de estos cuadros; si los libros dedicados
a la catedral de León o Milán reducen el mal que
afecta a sus piedras; o si las guías ilustradas impi-
den el deterioro que producen los visitantes en las
tumbas del Valle de los Reyes, o en Pompeya, o en
Ve rsalles.
Es preciso analizar el valor de las reproducciones
como vehículo de información, o como lamentable
sucedáneo; ver los límites éticos o razonables de su
uso o función, y exigir rigor y calidad en todo caso:
respeto a la obra y al público usuario. También es ya
normal acordar los criterios para fijar límites cuantita-
tivos de acceso al Patrimonio apelando a su conser-
vación: cuántas personas pueden acceder personal-
mente al uso directo del Patrimonio. Puede discutirse
la capacidad de acogida de un monumento; o hablar
de la capacidad de carga, del uso sostenible del Pa-
trimonio, o de su cambio aceptable ... O bien ser cla-
ros y dejar los eufemismos a un lado: hablemos de
gestionar el deterioro que en cada caso estamos dis-
puestos a asumir, y de hacerlo de la mejor forma po-
sible.
J OSÉ A. LASHERAS
Director del Museo Nacional
y Centro de Investigación de Altamira.
tante, han comenzado a publicarse algunos comem .. -
rios y ensayos sob re qué es lo que se puede llamar r ...
rismo cultural pacrimonial -es decir, con esta inclin_-
ción e n primer lugar- y qué es lo que no. Así, p a-
Garrod y Fyall (2000), existen una serie d e co ndici -
nes para su existencia, las cinco que pued en verse e
el cuadro 25.2.
Esta misma idea de las condiciones la expre
H ernández i Maní (2005, pp. 186-192) llamán do1_
«límites de la patrimon ialización cu ltural», siemp-
en relación con el turismo. D espués de en umerar 1
beneficios del turismo patrimonial, afirma que la 1r-
dusrria turística impone normalmente su lógica ec -
nómica sobre los aspectos históricos o h umanistas.
que puede causar dañ os irreparables, además de
aceleración de la homogeneización, el empobre.. -
miento d e las tradiciones, conven id as en recuerc
pintorescos, el saqueo de los yacim ientos arqueolo~
cos, el tráfico ilícito de bienes culturales, etcétera.
En todo caso, para este autor, la difusión del Par-
mo nio C ultu ral de cara al turismo está restringida P'
una serie de límites que, con algunos añadidos m •.
serían los siguientes:
1. Hibridació n enrre el pasado y el presenre.
decir, e ntre los materiales provenie ntes de la tradic1
cultural y los usos diversos de la sociedad moderr
El resultado de esta mezcla es u n producto híb rido
diferente, en el que la memoria personal y la social
funden.
2. Peligro de banalización; en muchas ocasione
la apertura al público de un bien cultural supo ne
posibilidad de que el público visitante se conren-
con los elemenros superficiales, sin profundizar, en ~
significado del pasado. Hay que reconocer q ue a '~­
ces tampoco es posible esa profu ndización porque
puesta en escena es, por sí misma, superficial.
3 . La hibridació n y banalización anreriores gene-
ran una visión acrítica del pasado, una visión po
ti va y ligera en la que aspectos como los d e la expt
ración, el esclavismo, el racismo y todo aquello q~
sea problemático se eliminan en aras d e «pasar
bien».
4. El verdadero «Patrimon io» somos las persona..
así es que el límite mayo r de la d ifusión de estos bu::-
nes estaría en el respeto hacia las perso nas, sus form_
d e vida y sus costumbres. A veces, en nombre de
conservación, de la habilitación o de la puesta en '
lor, se desaloja a las personas, se las priva de sus er-
tornos e incluso se les da un trato degradante. Por s_

puesto, estos maltratos en nombre de la uadición se
dan también con animales, sobre todo en algunos pai-
ses co mo el nuestro. Esto supone, verdaderamente,
una frontera d ifíci l.
5. Otro límite es la sostenibilidad. Es decir, ¿cuán-
to Patrimonio C ultural podemos soportar? O ¿cuán-
tas personas puede soportar un determinado bien
cultural? Po rq ue un excesivo desarrollo o uso de los
sitios visitables podría ser insostenible. Este aspecto,
al que se le llama «sobreexplotación», será analizado
luego.
Utilidades del turismo cultural patrimonial
El turismo patrimonial es «Útil» -cuando lo es- para
las perso nas que lo realizan, para los bienes que se vi-
sitan y para quienes viven dentro o en el entorno d e
CUADR025.2
Condiciones para la existencia
de un verdadero turismo cultural
(tomado de Garrod y Fyall 2000)
l. Conservación del Parrimonio Cultural: no puede ha-
ber oposición enrre la visita pública y la conservación
del bien; de lo conrrario, se produce sobreexplotación,
dando lugar a extremos como el de Altamira.
2. Accesibilidad al bien cultural. En todos los casos de·
ben existir explicaciones, rutas y facilidades para que el
turismo consiga comprender, y por lo tanto disfrutar, lo
que está viendo.
3. Educación cultural. El turismo debe disfrutar, de
acuerdo, pero también debe aprender; y el «aprendizaje»
sobre Patri monio Cultural está muy conectado a la for-
mación previa, a los sistemas de explicación y exposición,
y al desarrollo de un talante comprensivo e incluso admi-
rativo frenre a «otras» culru ras.
4. Financiación. Las ganancias provocadas por la explo-
ración rurística de un si tio histórico deben revenir, de
un modo u otro, en la protección, conservación y difu-
sión de los propios bienes.
5. Apoyo público. Las diferentes instituciones han de apo-
yar el rurismo cultural, que, al menos para ellas, supone
siempre una ventaja o un beneficio.
El uso social del Patrimonio Cultural 1 477
eso~ bienes. También, au nque esto ya es mucho más
excepcional. puede ser beneficioso para la conserva-
ción del medio ambiente o Patrimonio Natural que
rodea el bie n que se visita.
1. Beneficios para quienes visitan los bienes: son
fundam ental mente de carácter educativo y, como ya
se ha apuntado en este libro más de una vez, va.11 a de-
pe nder de factores «internos» (la educación de la per-
sona, sus ganas de aprender o de aumentar sus cono-
cimientos, la atracción que pueda sentir por distintas
culturas o manifestaciones culturales, etc.) y de facto-
res «externos» (el nivel de «presentación» del sirio, los
lenguajes utilizados, la carcelería ... Es decir, los recur-
sos didácticos en general, incluyendo en ellos la cohe-
rencia y claridad del d iscurso expositivo).
2. Beneficios para los prop ios bienes. Al haber
sido seleccio nados para convertirse en «productos tu-
rísticos», han de haber recibido un tratamiento espe-
cial. Por ejemplo, imagi nemos que la administración
de C ul rura de una Comunidad Autónoma decide
abrir al público un yacimiento arqueológico con un
Centro de Presentación, com o los muchos que vimos
en el capítulo 17. Pues bien, para ello ese yacimiento
ha tenido que ser investigado, interpretado, pu blica-
d o y acondjcionado. Y todo eso es una magnífica op-
ción para un yacimiento arqueológico. Casi lo mejor
que le puede pasar.
Los beneficios para los prop ios bienes también
debería n se r de carácter eco nómico, ya q ue sería
razo nable que las ganancias obtenidas por las em -
presas turísticas revirti era n d e algú n modo en el
ma ntenimiento o adecuación del sitio. Lo veremos
después.
3. Ventajas para qujenes viven denrro o en el entor-
no de los bienes patrim o niales abiertos al turismo: son
sob re rodo económicas, como creación de puesros de
trabajo directos e indi rectos relacionados con el sitio,
desarrollo de los servicios de la w na (hoteles, casas ru-
rales, restaurantes, ere.), implantación de empresas co-
merciales específicas, como las de ventas de recuerdos
o de reproducciones, etc. Puede constituir un buen
ejemplo el desarrollo del «ttuismo rural)) de los últimos
años (Ballart y Tresserras 2005, pp. 220-221).
Evidentemente, cualquiera de estos «beneficios»
pueden convertirse en todo lo contrari o si la gestión
general es negativa: visirantes que se aburren, que se
cansan o que no entienden nada, a los q ue todo les
parece caro, feo y de m ala calidad; sirios abiertos al
478 J El Patrimonio Cultural: un asunto social
público sin haber sido previamence investigados, sin
discursos exposirivos o bien con recursos didácticos
de tan mala calidad que sólo funcionan el primer año
y luego no hay presupuesto para arreglarlos o para
mantenerlos ... Así como una larga lista en la que des-
de luego no quiero abundar.
Investigaciones y publicaciones sobre este tipo es-
pecífico de rurismo apenas existen, ya que en el sector
se habla de «turismo cultu ral» en general, sin disti n-
guir, como aquí hemos hecho, encre éste y el patrimo-
nial. D esde luego, los informes que existen sobre la in-
cidencia econó mica del turismo cultural so n muy
positivos. Según la Consejería de Turismo y Deportes
de Andalucía (2002), el Consejo Mundial de Turismo
esrima que el 37 por 100 de los viajes internacionales
se encuentran motivados por aspectos cul tu rales.
Dentro de este sector, Eu ropa se configura como una
potencia mundial, ya que el 30 por 100 del consumo
rurístico europeo depende de sus recursos cultu rales y
el 80 por 100 de las/los turistas eügen este destino en
función de los espacios culturales y naturales.
Así, al menos en principio, el turismo cultural
patrimonial debe servir para conseguir dotaciones
para la co nservació n de propio bien y, al mismo tiem-
po, para desarrollar económicamence el área en la que
el bien se encuencra y las anexas, es d ecir, su «entor-
no económico».
¿Qué pide el público al turismo cultural
patrimonial?
La primera respuesta a esta pregunta sería: au tenci-
cidad. Según García Canclini (1999, p. 29), se tra-
ta de un cri terio que se juzga como fundamental,
que se proclama en guías y carteles y que fo rma par-
re de las razones políticas de la gestión del Patrimo-
nio C ultural.
Pero es, comradictoriameme con su propio enun-
ciado, un criterio muy falso: lo autémico es cualquier
cosa, cualquier producto, cualquier manufactura, sea
de la época que sea y del estilo que se quiera. Es aurén-
rico porque ha sido hecho, po rque existe, simplemen-
te. Además, en palabras de Yalcuende del Río (2003,
p. 100) «La cada vez mayor diversificación de la oferta
turística y el abaratamiento de la oferta en países "exó-
ticos" obliga a las potencias turísticas como España a
recrear su propio exotismo». ¿Cómo buscar en ese con-
texto la «autenticidad»? Prats, en su libro de 1997, in-
cluye unos interesantes comentarios sobre esre rema
(pp. 54-5 5).
Ante este evidente peligro de dislocación del sigr:
ficado, se utiliza el adjetivo «original>>, que genera
misma situación: si yo bordo una mantelería, el resw-
tado es «auténtico» y es «original» (puede que has-_
demasiad o original, dada mi mala mano en el bordar
De modo que hay que seguir buscando palabra,.
a veces enco ntramos el adjetivo «único» para design-;
a un bien cultural. Es evidente que mi célebre man-
telería es también única, pero aquí ya dejaríamos e:
lad o codas las producciones fab riles, que por su pr,,._
pia esencia se repiten, no son únicas (aunque sí au-
ténticas y originales).
Otra cuestión es que «sea propio de una época de-
terminada» (y desde luego pasada), es decir, que ya n
se fabrique y que incluso el sistema de fab ricación cr
cuestión se haya olvidado, tanto en lo rela tivo a re-c-
nicas como en materiales. En el Patrimonio materU..
esta propiedad puede darse en algunos casos, no e::
muchos, porque casi codos los edificios han sido re-
hechos en algú n momento, los yacimien tos arqueo] >-
gicos arruinados y enterrados, los puentes apu ntala-
dos, los cuadros repintados o barnizados y un larg...,
etcétera.
En el Patrimonio inmaterial esta cuestió n sen..
sustiruida por la «tradición», es d ecir, que la costum-
bre, el rito o la fiesta sea algo que «viene de lejos», que
«no se acaba de inventar» o que «ha sido siempre as1
En la mayoría de estos conceptos hay trampas: a.
igual que los bienes materiales no pasan incólumes
través del tiempo, tampoco las fiestas, los ricos o I~
costumbres lo hacen. El paso d e los años les afecra, 10<
modifica, los adapta a los nuevos ambiences o concex-
tos; por otra parre, muchas de las fiestas co nsideradas
«tradicionales» en pueblos y ciudades no tienen mu-
cho más de 20 años (el mejor ejemplo que conozco es
el Carnaval de Badajoz, que acaba d e cumplir 25 año•
y que muy poca gente de la participante - que es mu-
chísima y entusiasta- dejaría de considerar «eradicio-
nal»).
A pesar de ello, si reunimos los adjetivos analiza-
dos, tendremos una imagen bastante clara de lo que
el turismo patrimonial demanda: que lo que esrá d is-
frutando sea auténtico, original, propio de una época
determinada y, por supu esto, tradicional.
Si, además lo que se está visitando es evocador y
provoca la nostalgia del pasado (Lowenthal 1998, ca-
pítulo 1), el orgullo de haber tenido como antepasa-
das a las personas que lo hicieron, o de haber nacido
en el lugar o país en el que ese bien está; si además no
hay ruido, ni mucha gente, ni demasiadas prisas, hace
buen tiempo y la entrada es barata - nunca gratis; lo

regalado no se aprecia-; si además se está aprendien-
do cómo vivían y cómo se relacionaban los grupos
que lo hicieron o lo protagonizaron ... Entonces el ru-
rismo patrimonial se sentirá satisfecho y estará cum-
pliendo sus objetivos.
El turismo patrimonial en España
Es ya un tópico afirmar que el tradicio nal turismo es-
pañol de sol y playa está siendo sustituido o , mejor,
El uso social del Patrimonio Cultural l 479
complecado. con el rurismo llamado «cultural». Esto
es lo que escá convirtiendo a los bienes culturales en
un elemento económico de cierta imporcancia, un ca-
p1rulo específico dentro d e los ingresos curfsticos y,
sobre codo, una fuente de creación de empleo. Y tam-
bién de beneficios fiscales.
No obstante, es también muy conocido y publica-
do el hecho de que algunos de los factores negativos
del rurismo de sol y playa se están copiando en el cul-
rural , sobre todo lo relacionado con dos tipos d e can-
tidades: la cantidad de gente y la cantidad de tiempo.
480 1 El Patrimonio Cultural: un asunto socia l
HERITY para
la cal id ad en la
gestión de los
bienes culturales
HERITY, acrónimo formado por la unión de dos pala-
bras, Heritage (Patrimonio) y Quality (Calidad), es una
organización no gubernamental (ONG) con sede en
Roma (www.herity.it). Fue fundada el 9 de diciembre de
2002, como resultado de siete años de trabajo del Co-
mité Internacional Para la Gestión de Calidad del Patri-
monio Cultural, a su vez creado por iniciativa del DRI ,
organización privada italiana sin ánimo de lucro, que
trabaja en la investigación y promoción del Patrimonio
Cultural y del turismo en colaboración con administra-
ciones públicas y entidades privadas.
El cometido fundamental de HERITY fue definir una
metodología de evaluación de la calidad en la gestión
de bienes culturales abiertos al público aplicable a tipos
y situaciones diversas del Patrimonio Cultural. Éste es
el HERITY Global Evaluation System, un sistema de
evaluación de la calidad en la gestión de monumentos
abiertos al público (museos, bibliotecas, yacimientos
arqueológicos, archivos y monumentos en general) que,
desde criterios científicamente aceptados:
- Ofrece información para permitir que el público de-
cida si visitar o no un lugar cultural;
- aporta información a propietarios/as y gestores/as
de monumentos y bienes culturales sobre los aspectos
positivos o mejorables de su gestión;
- anima a propietarios/as y gestores/as de centros
de Patrimonio Cultural a fomentar el aprecio y la pre-
servación de los bienes que gestionan;
- subsana una carencia, como es la falta de informa-
ción actualizada y veraz sobre la calidad que encontra-
rá el público que decide visitar un monumento.
La evaluación HERITY y su resultado son fácilmente
reconocibles. En efecto, a la entrada de cada museo, de
cada yacimiento, de cada biblioteca, archivo público o
privado, abierto al público, el símbolo HERITY, a modo
de diana, indica de antemano y con claridad el nivel al-
canzado por el lugar para el año en curso, consideran-
do los cuatro criterios siguientes:
- valor cultural percibido;
- estado de conservación, mantenimiento y restau-
ración ;
- información ofrecida al público visitante;
- calidad de la recepción y servicios ofrecidos.
Para valorar estos cuatro ámbitos se delimitaron 16 pa-
rámetros o áreas homogéneas en las que se pueden in-
dividualizar determinado número de requisitos (186 en su
conjunto) o entidades singulares de evaluación, cuan-
titativa y cualitativa, a través de las que se pueden definir
las condiciones imprescindibles para alcanzar el objetivo
final del criterio que se desea medir. Estos parámetros
fueron definidos a lo largo de varios años por el Comité
internacional de especialistas en diversos sectores, des-
de gestión de calidad a legislación, arqueología, arquitec-
tura, conservación , etcétera.
Dichos criterios se formalizaron en dos resoluciones,
en 1998 y 2001 , firmadas por profesionales de 27 países.
El sistema de evaluación HERITY tiene múltiples
ventajas: innovación, simplicidad, puesta al día, exce-
lencia, racionalización del proceso de análisis, evalua-
ción independiente:
- La diana de HERITY supone una mejora respecto
a clasificaciones previas del Patrimonio Cultural, basa-
das apenas en un solo criterio. Además, resulta muy vi-
sual y fácilmente reconocible a nivel internacional.
- La evaluación HERITY es independiente y realiza-
da desde los distintos sectores que se relacionan con
el Patrimonio (gestores/as del lugar, público, especia-
listas de HERITY y otros sectores con intereses en el
patrimonio: asociaciones locales, sector turístico... ).
- La calificación de HERITY se revisa periódicamen-
te, cada 3 años, y no es fija o inamovible, como en otros
sistemas.
- El reconocimiento o calificación HERITY anima a
quienes son responsables de los bienes a continuar
mejorando en los criterios evaluados.
- La adjudicación de la certificación de HERITY esti-
mula la innovación y desarrollo en un sector que siem-
pre ha sido confuso en cuanto a sistemas y procedi-
mientos de gestión, tanto como reacio a unificar criterios
en la definición de tales procedimientos.
 E uso social del Patrimonio Cultural 1 481

HERITY da su reconocimiento al lugar evaluado du-
rante un periodo de 3 años. Al comienzo de este periodo,
el lugar recibe el símbolo que se mostrará a la entrada.
El sistema de control y reevaluación, al final de los 3
años, verifica el nivel anterior y ajusta la valoración. La
nueva valoración considerará las aportaciones de instan-
cias locales y organizaciones de usuarios/as como guias
de turismo.
HERITY se ha aplicado con éxito en diferentes zonas
y tipos de bienes. Desde 2004, en que se abordó la eva-
luación piloto de todos los ecomuseos de la provincia de
Turín, se han evaluado diferentes monumentos y luga-
res que van desde un itinerario por la ciudad de Roma,
al conjunto patrimonial de la villa de Sardara (Cerdeña),
pa.sandO por una cuarentena de museos en la región del
Lazio. En España, comienza la certificación HERITY con
la evaluación de cuatro museos.
En cuanto a su organización, HERITY funciona a partir
de un Comité Internacional, con un/a Presidente/a y dos
Vicepresidentes/as renovables cada 3 años y un/a secre-
taflO/a-coordinador/a permanente con oficinas en DRI. De
este comité dependen las distintas Comisiones Naciona-
les, como es el caso de España. El contacto de HERITY
en España es: patrimonio-calidad@mundo-r.com.
COMITÉ INTERNACIONAL HERITY.

Organisation for
HERITY Organización
Ouality Management www.herity.org para Ja gestión de calidad
of Cultural Heritage del Patrimonio Cultural

5
Relevancia
Perceived va/ue

( llllUlll tC-ltll Conservación

Transmltted mformat Preservation capability

3
482 1 El Patrimonio C ultural: un asunto social
La fórmula ideal para la economía es «mucha gente,
poco tiempo». La id eal para el Patrimonio Cultural es
«poca gente, mucho tiempo». ¿Cuál es la ideal para
las personas, realmente lo que interesa en todo este
movimiento? La lógica respuesta es: algo intermedio,
donde los adjetivos no sean importantes: gente, la
justa; tiempo, el necesario. Y así, como de costumbre,
buscando el difícil punto medio, el soñado equjlibrio.
En el Informe de la Consejería andaluza antes ci-
tado, se dice que el segundo tipo de turismo interna-
cional que recibe España, después del vacacional de
sol y playa, es el cultural. Y continúa: en 2004, de los
43, 8 millones d e turistas recibidos por ocio o vaca-
ciones, un 16,7 por 100 d eclaró viaj ar a España por
motivos culturales. En 2003 este porcentaje se había
situado en el 2 1 por 100 de los 43 millones de turis-

ras e~tranjeras/os que llegaron a España por ocio o
vacaciones.
Además de la importancia numérica, el rurismo
culrural tiene una co nsiderable importancia econó-
mica, ya que su gaseo medio es superior al del con-
junto de ruristas.
A pesar de es tas cifras, llama la atención la lecru-
ra de los informes que aparecen en la página web de
Turespaña, el Instituto de Turismo de España cuya
función principal es promocionar el rurismo de nues-
tro país en los mercados internacionales.
En los «Resultados 2005 del Plan de Objetivos de
Promoción Exterior del Turismo» el contexto del Pa-
trimonio C ultural aparece una sola vez, relacionado
con la promoción del co njunto d e ciudades declara-
das Patrimonio Mundial (véase capítulo 22) . Se apo-
yan también otros dos «productos» que son parrimo-
niales: el Camino de Santiago y la Ruta V ía de la
Plata. En el informe «Balance del Turismo en Espa-
ña en 2006» no aparece ni una sola mención al Pa-
trimonio.
Esro parece realmente muy poco para la verdad e-
ra o ferta patrimonial que tiene España, con 40 bienes
culturales y narurales d eclarados Patrimonio Mundial
por la UNESCO, lo que nos convierte en el segundo
país del mundo, después de Italia. Además, está claro
que la mayoría, si no la total idad, de los sitios d ecla-
rados Patrimonio Mundial utilizan esa denominación
c?mo «gancho» o como «etiqueta» para atraer al tu-
nsmo.
En España, el atractivo principal del turismo pa-
trimonial está compuesto por las ciudades o Conjun-
tos Históricos, sobre todo, como acabamos de ver,
CUADRO 25.3
Ofertas de «turismo cultural» en la página web de Castilla y León
Castillos
Monasterios
Catedrales
Reales Sirios
Patrimonio de la Humanidad
Arqueologla
Arquitectura popular (palomares, bodegas subterráneas,
chows de pastor, molinos, cruceros, puences, juderlas,
E uso social del Patrimonio Cultural 1 483
aquellas que han sido declaradas Pat ri mon io de la
Humanidad . .-\ ellas se están uniendo en los últimos
añ • ciudades de tamaño medio o incluso pequeño,
apovad:b en su publicidad y en su presentación por
las adminisrraciones locales o regionales; en un im-
portante segundo lugar se sirúan los grandes museos,
como el Reina Sofía en Madrid, el NAM en Valencia
o el Guggenheim en Bilbao.
De acuerdo con los informes de Turespaña, el tipo
medio de turista cultural en nuestro país presen ta
cualquier tramo de edad, con un peso importante de
las personas menores de 50 años. Posee un nivel de
es tudios airo (el 70 por 100 es universitario), viaja
mayoritariamente en pareja (52 por 100) y tiene un
poder adquisitivo medio (47 por 100) o medio-alto
(20 por 100). Su nivel de repetición es bueno (36 por
100) sobre codo el procedente de Francia, Alemania
y el Reino Unido. Respecto a la forma en la que o r-
ganizan el viaje, predomina la autónoma o propia.
Apenas existen datos publicados sobre el número
de visitantes de los lugares patrimoniales, aunque en
las páginas web de cualquier Comunidad Autónoma
pueden observarse las numerosas ofertas. Por ejem-
plo, en la d e Castilla y León, en la sección «Turismo
cultural», aparecen 13 apartados, cuya diversa natura-
leza podemos ver en el cuadro 25.3.
C uando analizamos el papel de la UNESCO y del
Consejo de Europa en el conrexro de la protección de
los bienes inmuebles, ya pudimos notar la importan-
cia que ambas instituciones internacionales le dan a la
conservación, rehabilitación y adecuación de las ciu-
dades antiguas. Su reto principal es adapta rlas a la
vida moderna, como es lógico, porque de lo contra-
hórreos, pueblos .. .)
C ulrura popular (folclore, tradiciones, artesanías,
leyendas, dichos, ritos, creencias ... )
Fiestas
Semana Sanca
Espacios Culrurales
Museos
Universidades
484 I El Patrimonio Cultural: un asunto social

río se convertirían en inhabirables, y al mismo tiem-
po conservar las características que las convierten en
«histó ricas» y, por supuest0, patrimoniales.
Es un ret0 difícil. Tienen que enfrentarse a la espe-
culación inmobiliaria, a la escasez de suelo libre, a las di-
ficultades de ampliaciones subterráneas debidas a la pre-
sencia de Patrimonio arqueológico, al envejecimiento
de la población, a su «huída» a otros barrios periféricos
más modernos y normalmente más baratos, etcétera.
En el dossier del número 36 del PH Boletín t:Úi
MPH hay casi un centenar de páginas dedicadas al • tu-
rismo en las ciudades históricas», con diez artículos de
gran interés, muchos urilizados y cirados en este libro
Entre ellos, Lobo Montero (2001) anal iza, por un
lado, las iniciativas de promoción o difusión de las ciu-
dades rustóricas, concluyendo que han mejorado mu-
cho en los últimos años, produciéndose una gran di-
versificación de los medios publicitarios empleados en

Plaz.a del Cabildo, Sa11/iícar de Barrameda (Cádiz).

Fondo gráfico IAPH.

ello, sobre todo con el uso de las nuevas tecnologías;
sin embargo, no Uega a una conclusión tan positiva
cuando analiza la gestión de la comercialización rurís-
tica, que en su opinión permanece casi igual que en el
pasado, con una oferta m uy concentrada en la ciudad
de Mad rid, con predominio de visitas breves o excur-
siones, sin pem ocración, y con un fuerte desequilibrio
entre destinos, insistiendo en algunas ciudades del sur
y en las que se encuentran alrededor de Madrid.
En su opinión, este secto r debería enfremarse a
una profunda reorientación.
Un análisis muy detallado puede encontrarse tam-
bién en el libro La ciudad histórica como destino turísti-
co, del profesor Calle Vaquero (2002). En él se anali-
zan aspectos tan interesantes como el flujo de
visitantes, los perfiles de las personas viajeras, las acti-
vidades económicas relacionadas con el turismo en es-
tas ciudades, etc. Nos explica el significado del término
«turistificación» o primada absoluta de las actividades
relacionadas con el turismo en la ciudad o sector urba-
no considerado. Está relacionado con la «musealiza-
ción» - la idea de «mundo-museo» que vimos en el ca-
pítulo 17- y supone un verdadero peligro para la vida
normal de una ciudad, que es multifuncional y que, en
estos casos, deja de serlo. Este autor desarrolla, como
ejemplos, los casos de las ciudades de Toledo y de G ra-
nada.
Pero si queremos ver realmente cómo marcha el
turismo cultural en n uestras regiones, hemos de en-
trar en la red y buscar. Ahí encontraremos cientos de
propuestas, algunas tan sorprendentes como la «Ruca
de los CasciUos y las Batallas», q ue es capaz de reunir
fortalezas, restos arqueológicos y ciudades amuralla-
das de eres provincias (Ciudad Real, Jaén y Granada),
invitarnos a «volver a la Edad Media» y presentarlo
codo como una «apuesta para la paw .
Los peligros de la sobreexplotación
¿Cómo influye en los bienes culturales el «turismo de
masas»? Según Agudo Torrico (2003, p. 19) en su to-
davía corta trayectoria, este moderno turismo ha te-
nido sobre el Patrimo nio Cultural un efecto paradó-
jico. Por una parte, en sus inicios fue uno más entre
los factores que contribuyeron a la degradación de los
lugares visitados, pero en el momento actual este tu-
rismo cultural especializado se está comenzando a ver
como una alternativa de desarrollo económico: luga-
res que antes no se visitaban por carecer de atractivo,
ahora se presentan como tranq uilos, distintos, lejanos
El uso social del Patrimonio Cultural 1 485
de las aglomeraciones playeras o de las de los grandes
monumentos. Para eso, lógicamente, ni el turismo
puede ser realmente masivo ni los lugares en cuestión
podrían soportarlo, ya que, desde luego, dejarían al
menos de ser <<tranquilos».
Para Hernández i Martí (2005, p. 192), hay expe-
riencias rurísticas que tratan la cultura «como depósico
de porciones rápidamente consumibles, empaqueta-
bles y digeribles. Explotar n uestro Patrimonio Cultural
requiere probablemente otra concepción del término
"explotar", ya que una explotación puramente mercan-
til puede Uevar al estallido (a la explosión) del terriro-
rio que da sustento al Patrimonio, que además fo rma
parre de él».
Los problemas de la sobreexploración se han ob-
servado más claramente en las ciudades o Conjun tos
H istóricos que en otros sirios del Patrimonio Cultu-
ral abiertos al público. Para el autor citado, en esca es-
pecial idad surgen d os problemas: por un lado, el con-
sumo masivo de historia significa la congestión de los
centros histó ricos, la contaminación visual como re-
sultado del tipo de actividades económicas relacio na-
das, la transformación radical del tejido social y de los
modos de vida de los barrios y de la tradición; por
o tro lado, existe el riesgo de «crear» o «inventar» ele-
mentos «tradicionales», como arq uitectura, gastrono-
mía o folclore, que poco o nada tengan que ver con
la realidad.
El profesor Troitifio, especialista en Geografía
Humana, nos habla (2002) de un concepto concre-
to, «capacidad de acogida». Se trata de una herra-
mienta para la gestión del n úmero de visitantes en
función de las capacidades reales de cada destino tu-
rístico.
Uno de los indicadores de que tal capacidad está
desbordada o superada es que las personas residentes
comiencen a percibir el turismo como algo negativo.
Las soluciones pueden comenzar con las denomina-
das «medidas blandas», como la comercialización del
tráfico, la coord inació n o la planificación; pero hay
ocasiones en las que no hay más remedio que aplicar
medidas más d uras, de carácter restrictivo.
García Hernández (2001 y 2003) publicó los re-
sultados de un estudio sobre estas capacidades relati-
vo a La Alhambra. En el célebre monum ento grana-
di no, durante el año 2002, el n úmero de visitantes
alcanzó los 2,3 millones, cuando su capacidad de
acogida se había estimado en 2,9. Dentro del Con-
junto, los Palacios Nazaríes se convirtieron en el hito
de referencia para la gestión del fl ujo de visitantes. Se
estimó que su capacidad física era de 444 visitantes
486 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
cada media hora, pero había días y horas en las que
esa cifra llegaba a duplicarse. Como resultado de es-
tos estudios, se estableció un riguroso control para
no dejar acceder a más de 350 cada media hora.
De este rema de la Capacidad de Acogida habla
también Troitiño en una entrevista publicada por el
número 60 de la revista PH Boletín del IAPH
(2006, pp. 182-183). Se nos presenta este especia-
lista como director de un grupo de investigación so-
bre «turismo, patrimonio y desarrollo» que se plan-
tea sobre todo encontrar los caminos necesarios
para armonizar la conservación del Patrimonio Cul-
tural y su rentabilización. Para ello, propugna la
existencia de una gestión de naturaleza transversal ,
en la que las políticas de urbanismo, de patrimonio
y de turismo, aparezcan integradas. Añade, además,
un dato fundamental: no todo el patrimonio puede
ni debe tener una función turística y, cuando la ten-

ga, és ta siempre tendrá algún tipo de li mitación.
H ay razo nes éticas, d e fragilidad o d e multiplica-
ción de riesgos que in validan la posibilidad de abrir
al público muchos sitios patrimoniales. A escas ra-
zones habría que añadirle o tras dos importantes: las
d erivadas del desconocimiento (sólo se puede pre-
sencar aquello qu e se conoce) y las de la inviabilidad
econó mica.
Tro iciño pone como ejemplos d e in novación de
políticas d e gestión patrimo nial la ciudad de Santia-
go de Co mpostela (ya la analizamos, en este concex-
co, en el capítulo 20), las de Gerona y Vitoria, la pro-
pia Alhambra y la muralla de Ávila.
Es evidente que los peligros de la sob reexplora-
ción, consistentes en pedirle a un sirio más rentabili-
d ad turística de la que puede y debe dar, están en
funció n de la concepción del turismo como una in-
dustria (que lo es) en la que lo imporcance son las ga-
nan cias. Como esta actitud es la que ha llevado a la
degradació n a nuescras costas, el propio secto r turís-
tico debería comprender que es necesario poner un
lími te, ya que, de lo co ntrario, el bien puede acelerar
su propia destrucción y ad emás la situació n se hace
insostenible.
Durante los años 2 007 y 2008 la Asociación His-
pan ia Nostra (véase capítulo 20) ha venido organi-
zando una serie de «D ebates del Patrimo nio» d edica-
dos precisamence al cerna de la sobreexplotación,
celebrados en la Real Acad emia de Bellas Artes de
San Fernando, en Madrid, y financiados por esta úl-
tima, la Fundació n Telefónica y, sobre codo, el Mi-
nisterio d e C ultura. Las diferentes sesiones se d edica-
ron a los museos, al Patrim onio arqueológico, a la
rehabilitación de monumencos, a las exposiciones
tempo rales, ere. Lo más im portan te, en mi opinió n,
es que q uedaron de manifies to, de manera general,
dos cuestio nes:
l. Las grandes desigualdades existences en nuestras
regiones respecto a la «explotación» d e los bienes cul-
turales. Mientras algunos, como los grandes museos o
los sitios del Patrimonio Mundial, reciben w1a enor-
me canridad de visitas y corren muchos riesgos de «so-
breexplotación», otros (mucho más nwnerosos que
los anteriores) apenas se visitan, languidecen en sole-
dad y abandono y, por lo tanto, se van arruinando. D e
hecho, al menos dos de las personas conferenciantes
(Antonio Limón y yo misma) insistimos en que en Es-
paña no se «exploraba» el Patrimonio C ultural, por lo
que, po r supuesto, tampoco se «sobreexploraba», sal-
vo en casos muy puntuales.
El uso social del Patrimonio Cultu ral 1 487
2. La sobreexplotació n no es sólo un número exce-
sivo de visitantes. También se produce cuand o los bie-
nes culrurales han de ser apresuradamenre restaurados
para su exposición, cuando los tratamientos didácti-
cos no se investigan ni se diseiian debidamente por las
prisas, cuando las piezas viajan en condiciones d udo-
sas, corriendo riesgos, o bien cuando la apertura al pú-
blico o p resentación del sitio, de la exposición o del
centro se convierte en un ejercicio de exhibición de
poder, o en un pretexto para promover operaciones
mercantiles o de especulación de los bienes. E n pala-
bras de Araceli Pereda, la responsable de la organiza-
ción de estos debates, y su moderadora, «Se apoya un
p rod ucto mercantil, pensado para la obtención de be-
neficios económicos, ajeno a la di fusión del conoci-
mienro y al beneficio de un colectivo lo más amplio
posible» (www.hispanianosrra.es).
En uno d e los recuadros que acompañan a este ca-
pfculo, el número 48, se explica el caso más famoso
de sobreexplo tació n de un bien cultural en nuestro
país: el de las C uevas de Alramira, Patrimonio M un-
dial.
Rentabilidad, o ¿existe un mercado
de bienes culturales?
Para que los bienes culturales, sobre todo los de carác-
ter inmueble, sean «productos turísticos», es decir,
puedan ser visitados de fo rma lúdica y d idáctica, an-
tes tiene que realizarse en ellos una gran inversión
económica. Hay que investigarlos para conocerlos al
máximo, hay que diseñar luego estrategias expositi-
vas, de acceso, etc., y po r último Llevarlas a la prácti-
ca. C uando en 1993 se publicó el resul tad o d el Semi-
nario sobre Parques Arqueológicos que el M inisterio
de C ultura había celebrado en 1989, quedó claro
que, d e todas las variadas dificultades de la p uesta en
práctica del p rograma, incluyendo la ausencia de coor-
dinación entre administraciones implicadas, la más im-
portante era la económica. ¿Quién debe pagar esta cla-
se de gastos?
La respuesta, al menos en nuestro país, la sabemos
de sobra: han de pagarlos las administracio nes d e C ul-
tura con los impuestos que proceden de toda la socie-
dad. Por lo tanto, q uien lo paga es la sociedad. A veces,
pero excepcionalm ente, concurren fo ndos privados
procedentes de fundaciones o asociaciones (véase capí-
culo 20). Pero lo normal es lo primero. ¿Pueden o de-
ben las administraciones que pagan estos trabajos con-
488 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
siderarlo como una «inversión» y, por lo tanto, esperar
ganancias?
La respuesta también la sabemos: no. En otros
países tal vez el dinero obtenido por el cobro de en-
tradas o por el uso de infraestructuras asociadas re-
vierta en el propio sitio patrimonial y en su man-
tenimiento, llegando incluso a ser rentable; en
Espafia no. Ni siquiera el Museo del Prado podría
subsistir con la recaudación diaria de las entradas, y
eso que es el bien cultural que m ás visitas recibe en
nuestro país (casi dos millones y medio durante el
año 2007).
¿Quién se lucra, entonces, con el desarrollo del
turismo cultural patrimonial? O, con o tras palabras,
¿quién saca rendimientos de la puesta en valor de los
sitios? Pues, curiosamente, la respuesta es: también la
sociedad. Por un lado, porque accede al conocimien-
to y al disfrute que ello puede causarle; por otro, por-
que, como ya vimos antes, se crean puestos de traba-
jo y florecen empresas de servicios turísticos en el en-
torno de los sitios más visitados.
Parece razonable proponer que las ganancias, tan-
to directas como indirectas, que genera el turismo
cultural de un lugar patrimonial reviertan de alguna
manera en la conservación del propio sitio y en la me-
jo ra de sus infraestrucruras y servicios; pero para eso
haría falta el establecimiento de un tipo especial de
impuesto, sobre codo para lugares como los hoteles,
que reciben beneficios claros por estar instalados en
áreas patrimoniales; si bien en nuestro contexto ese
«impuesto especial» nunca se ha planteado.
Ballart y Tresserras (2005, p. 156) nos recuerdan
que en una reciente mesa redonda organizada por la
UNESCO se reconocieron las grandes posibilidades
del turismo, pero también se advirtió que hay que
abordarlo en el contexto de una estrategia global para
que la población local pueda extraer beneficios econó-
micos, además del sentimiento de orgullo o satisfac-

ción que es propio. Esta «tasa de recomo» (p. 218) nun-
ca ha pasado de ser una buena idea a ser una realidad.
En el informe de ICOMOS del año 2000, citado
también por estos aucores, se subraya que «el turismo
explora el Patrimonio C ultu ral mediante un uso ex-
cesivo, a veces ruinoso, pero no aporca nin guna ayu-
da financiera para la protección y preservación del
Patrimonio C ulcurall> (p. 15 7) .
¿Cuánto deben pagar las/los turistas para ver o
disfrutar d e un bien histórico? El precio d ebería ser
fijado por la ley de la oferta y la demanda partiendo
de dos principios: lo que se necesita para conservar
los bienes y la cantidad de visi tas que escos bienes
soportan o «número máximo de visitantes». Tam-
bién hay que pensar en las actividades paralelas, que
se verían muy afectadas si el precio de la entrada
fue~a can aleo que disminuyera mucho el número de
cunscas.
¿Existe o debe existir un mercado de bienes cul-
turales? El sector del turismo, un sector evidence-
mence comercial -a veces incluso demasiado comer-
cial- , así lo asume; desde este otro lado -el lado de
la protección y la Gestión del Patrimonio C ultural-
se han dejado oír reciencemence algunas opiniones
en contra. Es el caso de Bermejo Barrera (2006).
Este au tor parce d e la idea d e que los bienes cultura-
les no cumplen las reglas normales del mercado, por
una parce, y, por otra, de que los bienes culturales
tienen unos «valores» no cuantificables, como son
los escécicos, históricos, tradicionales, simbólicos o
religiosos. Su conclusión está clara: la ideología del
«mercado de los bienes culturales fo rma parce de un
proceso de trivialización de la propia cultura, unido
al desarrollo de unas ideologías políticas que preten-
d en justificar la omnipresencia del mercado y la
transformación del ciudadano en mero consumidor»
(p. 69) .
Otro trabajo muy crítico respecto a esta mercan-
cilización es el de Senabre (2006) , en el que afirma
que «la fina línea q ue separa lo que es un divertimen-
to ligero, de consumo efímero, propio del ocio y sin
ninguna intenció n de profundizar más, en un extre-
mo, del conjunto de rasgos que definían el afán por
construir personas con mejores conocimientos y ma-
yor sentido crítico de la sociedad en la que se inser-
tan, la culcura, en el otro, ha terminado por desapa-
recer>> (p. 136).
Pero el proceso de mercantilización de los bienes
culturales no es evitable; es sólo discutible y, por su-
puesto, limitable. Como dice Valcuende del Río
(2003, p. 109): «Realmente, el debate patrimo nial es
El uso social del Patrimonio Cultural 1 489
en el fondo un planteam iento pol ítico. Se erara d e
apostar po r una forma de encend er el Patrimonio,
pero también po r una fo rma de entender la sociedad
y la cultura».
Reflexión final: la utopía del difícil límite
Aunque sepamos que es difícil mantener ese equili-
brio entre la conservación d e los bienes culturales y su
exploración turística, sabemos tamb ién que se trata
de un reto necesario. En nuestro mundo actual (que
es sólo «el nuestro», no «todo» el mundo, reco rdé-
moslo), capitalista y avasal lado r, pocos bienes cultu-
rales saldrían airosos de un enfrencamienco con el
«d esarrollo» económico.
Pero en el un futu ro próximo las cosas cambiarán;
por un lado, la ciudadanía recibirá una educación
disrinca -ya lo está haciendo, lo vimos en el capítulo
8- y por otro, los bienes culturales se afianzarán
como «productos» turísticos. Esos dos fenó menos
juncos darán un buen resultado: conservación, respe-
co, disfrute, aprendizaje ...
Uno de los principales apoyos para que todo
esto se cumpla está co nstituido por los sistemas de
evaluación de los sirios patrimoniales ab iertos al
público. Evidencemenre, si una persona o un grupo
quiere organizar una serie de visitas o un viaje cul-
tural patrimonial, ri ene mucho adelantado si sabe
d e antemano qué <<nota» se le da a ese sitio o a esos
sirios en cuanto a presentación, servicios, accesos,
ere. Anee cal evidencia, han empezado a surgir en
los últimos años grupos d e personas expertas que se
constituyen en asociacio nes y que «ofrecen» evaluar
un sitio, o esperan que los sirios les pida n la evalua-
ción .
U no de los más co nocid os es HERITY, cuya pre-
sentación aparece en uno de los recuadros que acom-
pañan a esce capírulo (recuad ro 49). Se puede obte-
ner mayor información sobre esta ONG y sus labores
en González Méndez (2008).
En palabras d e Martínez Cezano (200 l , p p. 80-
81 ): «Debemos creer profundamente en la solidari-
dad. Trabajar para mejorar el Patrimonio tiene que
ser un o de los veccores que o rienten el desarrollo de
una ciudad, de una comarca, de modo que la comu-
nidad recupere su identidad sin verse forzada al aban-
dono de sus raíces. Así se sentirá fuerte para plantear-
se metas de superación de la exclusión, de la pobreza,
d e la desorientación».
Pues vamos a ello.
Balneario de Alm1ge, Badajoz, piscina ro1111111a.
Foto G. Sa11to11j11.

"
 26 1 Presente
y futuro
del Patrimonio
Cultural
Introducción
En este último capítulo voy a centrarme en los pro-
blemas profesionales de las perso nas que desean d edi-
car sus vidas -su trabajo- a la Gestión del Patrimonio
C ultural, así como en comen tar algunos de los aspec-
tos que me parecen más importantes de cara al futu-
ro. En la mayoría de los capítulos d e este manual he
dedicado el último de sus aparcados a explicar cómo
se puede trabajar en las distintas áreas en las que se di-
vide la Gestión del Patrimonio C ultural. Así lo hemos
visco en cada una de las actividades de Gestió n, en
cada w10 de los tipos de Patrimo nio y en casi codas las
instituciones. Aquí voy a unificar ese conjunto de sa-
lidas profesionales agrupándolas en tres grandes áreas,
la enseñanza/investigación, la administración y el
mundo empresarial. A este último le dedicaré un es-
pacio mayor porque en las últimas décadas se han dis-
cutido y comentad o nuevos y originales códigos fo-
cos (d e la Arqueología o de la propia Gestión del
Patrimonio C ultural), cuyo contenido merece la pena
destacar.
Hablaré después del «futuro» del Patrimonio C ul-
tural, sobre todo de su necesaria conexión con el Pa-
trimonio Natural o medioambiental y del igualmen-
te necesario cambio en su incidencia social y en la
concepción de su investigación.
En la tercera parte, y final , de este capfrulo - y de
este libro- me despediré a la más tradicional d e las
usanzas: con un regalo.
Las salidas erofesionales relacionadas con
el Patrimoruo Cultural y con su gestión
Otra vez quiero insistir en la existencia de dos ámbi-
tos que muchas veces se confunden porque, en la
realidad, están muy ligad os. Po r un lado se sit úa11 los
trabajos y las perso nas que enseñan, investigan e in-
tervienen en bienes culturales, pero no se dedican a
la gestión d e esos bienes. Los ejemplos más clásicos
so n:
- U na p rofesora o profesor de Histo ria del Arte
(enseña p. e., pintura barroca, pero no cómo se ges-
tio na o se protege administrativa y socialmente esa
pintura) .
- Una arquitecta o arquitecto (proyecta y ejecuta
la restauración del tejado de una catedral, está inter-
viniendo en un bien cultural, pero no lo está gestio-
nando).
- Una perso na arqueóloga (excava e investiga un
yacimiento, es decir, un elem en to del Patrimonio ar-
queológico; pero no lo gestiona).
- Una restauradora/restaurador de bienes mue-
bles (interviene en la obra devolviéndole práctica-
mente su aspecto original, pero no está realizando la-
bores de gestión).
Y aunque podría poner muchos más, creo que
basta para comprender la diferencia con el otro lado,
con las personas que también manejan los bienes cul-
LUrales, pero d esde el punro de vista -variadísimo,
como hemos visto- de su gestión: en un museo, en
un archivo o biblioteca, en una empresa de turismo,
en una universidad o, sobre todo en n uestro país, en
una administración pública.
Por supuesto, también en una fundación o asocia-
ción de carácter patrimonial, organizando movimien-
tos vecinales a favor de la conservación de un bien
histórico o realizando los trabajos propios de esta área
en las oficinas d e la UNESCO.
En realid ad, para que cada una de las personas
del primer grupo pueda trabajar en sus labores, am es
492 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
tales labores tienen que haber sido gestionadas. Por
ejemplo, para realizar una excavación arqueológica la
administración responsable del Patrimonio Cultural
de la región (la Comunidad Autónoma, Consejería
de Cultura, Dirección General de Patrimonio C ultu-
ral o Histórico o denominación similar) ha tenido
que realizar una importante labor de gestión: estu-
diar la propuesta y el proyecto del equipo arqueoló-
gico (porque las excavaciones no se realizan en soli-
tario, al estilo de Indiana, sino que son labores de
equipo), ver si se ajusta a la política establecida, por
ejemplo, en los programas de Arqueología Preventi-
va, establecer una serie de condiciones (referentes a
tratamiento del lugar, entrega de d ocumentación y
materiales, informes y memorias finales) y ocuparse
luego de que se cumplan. Quienes realizan estas úl-
timas acciones no trabajan como arqueólogas/os (por
supuesto, pueden serlo académicamente hablando y
muchas veces lo son), sino que lo hacen como gesto-
ras/es.
A la pregunta de si no es posible que una misma
persona realice los dos tipos de trabajos, la respuesta
es afirmativa, pero nunca, salvo excepciones, al mis-
mo tiempo. Es bastante frecuente que una persona
funcio naria cuyo trabajo cotidiano tenga algo que
ver con el Patrimonio Cultural o con la gestión en
general (por ejemplo, el profesorado universitario de
Historia, de Historia del Arte, de Arquitectura o de
Derecho, el personal de los cuerpos de museos, ar-
chivos o bibliotecas, etc.) sea designada para ejercer
temporalmente los puestos «de confianza» en la ges-
tión del Patrimo nio Cultural: direcciones generales
y similares. Yo misma he pasado gran parte de mi
vida oscilando entre una función y la otra: tres años
como profesora universitaria e investigado ra de ma-
terias históricas que nada tenían que ver con la ges-
tión de los bienes culturales (aunque sí con los bie-
nes culturales); otros tres como directora de un
museo provincial tras haber ingresado en el Cuerpo
de Conservadoras/es; seis afios de nuevo en la uni-
versidad, ensenando paleolítico; tres después como
subdirectora general de Arqueología en el Ministerio
de Cultura; y luego muchos afias metida ya de lleno
en la ensefianza de la Gestión del Patrimonio Cultu-
ral, fo rmando parte de comités o consejos especiali-
zados en la gestión del Patrimonio arqueológico de
algunas CCAA.
En cuanto a los casos excepcionales, incluyen aque-
llos que, siendo pura investigación o intervención,
«sirven» para la gestión. Se trata sobre codo de la ela-
boración de inventarios, carras o evaluaciones. Por
ejemplo, podemos imaginar que alguien, para finali-
zar su grado de Historia del Arte, realiza un trabajo
académico consistente en inventariar los monumen-
tos de carácter religioso de determinada época en una
región. Ese inventario, que está planteado y sirve
como investigación histórica, también puede servir
como herramienta de gestión, en el aparrado que de-
nominamos «Conocer» en este libro. Es evidente que
para que «sirva» a la gestión tiene que existir un
acuerdo y coordinación entre ambas instituciones, la
universidad donde el trabajo se lleva a cabo y la Direc-
ción General de Patrimonio Cultural que podría apro-
vecharlo para su gestión; esto es algo que está llama-
do a darse mucho en el futuro, aunque hasta ahora no
haya sido así.
En el resumen sobre salidas profesionales que voy
a desarrollar a continuación sólo me voy a referir a
los trabajos relacio nados con la materia de este lib ro,
es decir, con la gestión. Los caminos para llegar a
esos trabajos son prácticamente los mismos que los
que existen para llegar al otro grupo, y la decisión fi-
nal a veces no está programad a, sino que simple-
mente se da. Por ejemplo, tú has estudiado una ca-
rrera de Historia con la in tención de crear una
empresa de excavaciones arqueológicas; pero no re
sale bien y decides «diversificar»: preparas oposicio-
nes a bibliotecas. Y las apruebas. Bueno, pues ya has
pasado a convertirte en un gestor/gestora del Patri-
monio Cultural. Claro está, a veces el camino no es
tan aparentemente fácil.
En el cuadro 26. l aparecen, en esencia, los tres
campos a los que a continuación voy a referirme.
CUADRO 26.1
Salidas profesionales relacionadas
1
con la gestión del Patrimonio Cultural
1. La Academia
- Enseñanza
- Investigación
2. La Administración
- Museos, archivos y bibliotecas
- Gestión administrativa: AGE, CCAA y ayunta-
mientos
3. Las profesiones liberales
- Empresas y autónomas/os
- Arqueología, EIA, Turismo, gestoras/es culturales, etc.

La Academia
Aunque el nombre pueda parecer rimbombante, es eJ
que se usa para hacer referencia a este contexto en el
que se incluye la enseñanza y la investigación; es un
contexto real mente escaso en lo que se refiere a la ges-
tió n del Patrimonio Cultural, como hemos porudo
ver en muchos de los capftulos de este libro.
Por lo que respecta a la enseñanza, las posibilida-
des, como en rodas las materias, son dos: las básicas y
medias, y las universitarias.
En el primer grupo, enseñanza obligatoria y ba-
chillerato, apenas ex isten asignaturas de «Gesción del
Presente y futuro del Patrimonio Cultural 1 493
Parrimomo CuJruraJ,. en los currículos, pero hay ma-
terias como Sociales, Educación artísrica, Historia o
Hiscona del Ane, en las que este tema puede y debe
inrroducirsc con facilidad (lo vimos en el capítulo 8).
Para hacerlo sólo hay que tener formación, ocasión y
deseo. Ni siquiera es necesario «organizar» clases se-
paradas o accividades especiales -aunque, desde lue-
go, podría ser conveniente-, sino que en el trabajo
coriruano, cuando se esrá enseñando, por ejemplo, un
rema de Historia de España, se puede hacer alusión a
los monumentos o tradiciones que aún sobreviven
procedentes de ese momento hjsrórico y cómo se era-
ran admi nisrrariva y socialmente. Puede ser ésa la
494 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
La formación
en Gestión del
Patrimonio
y turismo cultural
en la Universitat
de Barcelona
A finales de los años ochenta se empiezan a estruc-
turar las primeras propuestas de formación en gestión
cultural en la Universitat de Barcelona, que consideran
la Gestión del Patrimonio como área de atención espe-
cial. Desde la Facultad de Geografía e Historia se fue
consolidando un programa específico centrado en patri-
monio y museología y desde la Facultad de Ciencias
Económicas se forjó un programa de gestión cultural
que contemplaba varias especialidades: Gestión del Pa-
trimonio, producción artística, industrias culturales y coo-
peración cultural internacional.
Progresivamente se fue fraguando un programa inter-
disciplinar en el que hoy participan las facultades de Bellas
Artes, Biblioteconomía, Ciencias Económicas, Derecho y
Geografía e Historia, y se cuenta con la colaboración de
varias administraciones públicas, empresas y organizacio-
nes del tercer sector.
En la actualidad, la Universitat de Barcelo-
na se ha consolidado como uno de los pri-
meros centros europeos de formación en el
sector cultural. Cuenta con dos másters eu-
ropeos oficiales, el Máster en Gestión del
Patrimonio y el Máster en Gestión Cultural,
dirigidos respectivamente por el Dr. Xavier
Roigé y el Dr. Lluís Bonet. La mayor novedad
es el primer programa conjunto de doctorado
en Gestión de la cultura y el patrimonio.
En relación con los títulos propios, desta-
can el Máster en Gestión de Empresas e
Instituciones Culturales (en formato pre-
sencial y a distancia) y los cursos de post-
grado en Gestión y Políticas Culturales,
Gestión y Producción de Espectáculos, Co-
operación Cu ltural Internacional (con las especialida -
des eurointernacional e iberoamericana) y Turismo
Cultural. Entre sus iniciativas destaca el portal iberoa-
mericano de gestión cultural: www.gestioncultural.org
El programa de postgrado en Turismo Cultural se pre-
sentó en el curso 2000-2001 . fruto de la necesidad de
establecer sinergias y consolidar una alianza estratégi-
ca entre profesionales del sector cultural y turístico ante
el desarrollo y la consolidación del turismo cultural como
segmento de mercado específico. Obviamente, se abrían
nuevos yacimientos de empleo y oportunidades de ne-
gocio para tales profesionales, en especial, del sector
del Patrimonio Cultural. Se contó con el apoyo del Minis-
terio de Cultura, la Agencia Española de Cooperación
Internacional y Turespaña. De esta forma se consolidó
un programa que tiene tres ejes: la investigación, la for-
mación y el desarrollo de proyectos.
Este curso tiene como objetivo incidir sobre el turis-
mo cultural desde una perspectiva interdisciplinar, con
especial atención a los cinco principales productos del
turismo cultural:
- Turismo patrimonial, asociado tanto con el patrimo-
nio tangible (yacimientos arqueológicos, monumentos
y sitios históricos, museos ...) como con el intangible
(celebraciones y manifestaciones de cultura popular y
tradicional , entre las que se incluye el Patrimonio gas-
tronómico).
- Turismo e industrias culturales, que incluye la pro-
ducción artesanal y artística y su gestión, presentación
y comercialización como producto turístico. Destaca en
 Presente y futuro del Patrimon io Cultural l 495

especial el turismo de festivales y eventos culturales ganizado en Cartagena de Indias por la Organización
significativos. de Estados Iberoamericanos.
- Turismo comunitario o vivencia!, tanto en medio ru- La red se consolidó gracias al programa ALFA de la
ral como urbano. Unión Europea, del que disfrutó entre 2003 y 2005. Hoy
- La gestión turística de paisajes culturales y de los cuenta con 35 universidades adheridas. Uno de los pro-
recursos culturales en espacios naturales y áreas pro- yectos más significativos es el Portal de Turismo Ar-
tegidas, asociada directamente con el ecoturismo. queológico www.arqueotur.org, nacido en el año 2007 y
- La gestión de redes e itinerarios y rutas turístico- que cuenta hoy con más de 10.000 visitas diarias. La ori-
culturales de tipo local o regional , o proyectos interre- ginalidad de la propuesta ha propiciado la obtención del
gionales o transnacionales. premio Yahoo! 2007 a la web innovación en turismo, así
como el premio Alimara que otorga el Salón Inter-
Por descontado se tiene también en cuenta la relación nacional de Turismo de Catalunya y el Grupo CETT.
de estos productos con las tipologías de destinos (urba- Eh 2005, en colaboración con la Université de Paris
nos, zonas rurales, espacios naturales y áreas protegidas, 1- Sorbonne, titular de la Cátedra UNESCO «Cultura,
de sol y playa ...), las políticas y estrategias de turismo cul- Turismo, Desarrollo», se consolida la red UNITWIN so-
tural, la especificidad de su promoción y comercialización, bre el tema y se fortalece una línea de acción centra-
los modelos de gestión o los emprendimientos e iniciati- da especialmente en el ámbito iberoamericano.
vas empresariales. Los impactos del turismo sobre la cul- En el año 2006 se contribuyó a la creación de la Red
tura y las estrategias para mitigarlos son también uno de Europea de Turismo Cultural, que se consolidó en 2008,
los objetos de estudio de este programa. asumiendo desde ese momento la coordinación del gru-
El programa del curso se estructura en tres partes: po de investigación.
marcos conceptuales, estrategias de turismo cultural y
gestión de proyectos de turismo cultural. El curso se de- J ORDI TRESSERRAS J UAN
sarrolla mediante sesiones presenciales y el seguimiento Coordinador del postgrado de Turismo Cultural.
tutorizado, que combina lecturas de dossiers y artículos, Universitat de Barcelona.
debates en grupo y ejercicios y activi-
dades de evaluación. Las sesiones
presenciales se realizan durante dos
semanas intensivas en el mes de fe- Aljibe. Nija,. (Almerí11). Fondo g,.dfico IAPH.
brero, en las que tienen lugar algunas
sesiones teóricas, pero principalmen-
te presentaciones de casos y proyec-
tos por parte de sus propios gestores
y gestoras, algunas conferencias de
personas expertas y de representan-
tes institucionales del turismo y la cul-
tura, así como visitas para conocer
proyectos reales y un viaje de estudio
de tres días de duración.
Otro de los aspectos que tiene el
programa es el fortalecimiento del
trabajo en red. En esta línea, en
diciembre de 2001 se consolidaba
IBERTUR (Red de Patrimonio, Turis-
mo y Desarrollo Sostenible), iniciati-
va promovida por la Universitat de
Barcelona en el marco del Campus
de Cooperación Euroamericana or-
496 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
ocasión para que el alumnado sepa qué es y qué sig-
nifica ser un BIC, o formar parte del Parrimonio
Mundial, o a qué administración le corresponde la
tutela d e ese bien en particular, o cómo la sociedad
puede disfrutar de él.
Por supuesto, también puede ser la ocasión para ir
introduciendo al alumnado en la idea de que ese bien
en particular, tan resistente al tiempo, tan admirable
o tan lúdico, ha de ser disfrutado por igual por toda
.la sociedad, tanto las personas que han nacido aquí
como las que vienen de fuera; así como esa otra idea,
tan aparentemente difícil, de que el mismo respeto y
admiración -y sentimiento de protección- que pue-
de despertarnos ese bien («nuestro»), es necesario que
lo sintamos frente a los bienes de otros lugares, de
otros países y de otras culturas.
Que no es coherente protestar porque unas «per-
sonas extranjeras» se han llevado a sus países <<nues-
tros tesoros históricos», y al mismo tiempo volver ale-
gres d e Perú porque hemos conseguido traemos esa
preciosa imagen antigua que nos han vendido como
auténtica.
Que tampoco vale, aunque nos pueda parecer in-
sólito, el viejo «coleccionismo» d e objetos patrimo-
niales basado en una cuestión de «Cantidad »: anti-
guamente, en el siglo XlX sobre todo, cuando la
burguesía puso de moda la acumulación de objetos
artísticos, antiguos o simplemente originales, había
muy poca gente que viajara y coleccionara, porque
había pocos medios para ello. Se trataba de una acti-
vidad elitista y poco extendida y, por lo tanto, no
causaba un verdadero empobrecimiento en los luga-
res de origen.
Pero después del paso del avasallador siglo XX, la
situación ha cambiado mucho, cuestión esta que
también hemos analizado en los últimos capítulos. El
turismo, las visitas, los viajes se han hecho masivos en
nuestra parte del mundo (que, recordemos, no es
«todo el mundo»); las posibilidades d e movernos han
aumentado enormemente y, por lo tanto, casi cual-
quier persona de nuestro entorno podría «acumular
recuerdos» en su casa hasta que ésta se llenara por
completo, en pocos años.
Pero, ¿qué ocurriría con los lugares de origen?
Pues que quedarían arrasados. Pongo un ejemplo del
Patrimonio Natural: existen algunas playas en el lito-
ral adántico donde la erosión marina ha provocado la
existencia de grandes amontonamientos de cantos ro-
dados de formas y colores originales. Son pequeños,
bonitos, fáciles de coger y d e transportar. Es difícil
sustraerse a la tentación de hacerlo: tanto criaturas
como adultos pasan horas buscando y eligiendo los
que más les gustan. Y luego se los llevan.
El problema es que son miles de personas las que
hacen esto cada año. En pocas décadas esas playas han
perdido sus piedras rodadas, lo cual ha afectado no
sólo a su personalidad su aspecto y sus atractivos, sino
también a la propia erosión marina, que ahora discu-
rre por otros caminos. Una historia geológica de m i-
llones de años ha sido destruida en sólo unos pocos.
El ejemplo podría ampliarse a muchos tipos de
bienes culturales, sobre todo los de carácter arqueoló-
gico situados en la superficie de los campos, piedras
talladas o fragmentos de cerámicas que por supuesto
vemos, cogemos y nos llevarnos a casa porque nos pa-
recen bonitos, raros o simplemente decorativos. Po-
dríamos pensar que es posible hacerlo en ocasiones
contadas, que no pasa nada, que el campo es grande.
pero resulta que ahora somos miles y miles de perso-
nas las que hacemos senderismo, las que visitamos los
sitios, las que viajamos por placer a lugares más o me-
nos lejanos .. . Si rodas nosotras «nos trajéramos» esos
fragmentos o esas piedras, ya no quedaría nada.
Por esto, las organizaciones, asociaciones y clubes
d e excursionistas, d e espeleología o de senderismo
dan instrucciones bastante estrictas respecto a esre
tema: del campo lo único que puedes traerte es la fo-
tografía o el recuerdo en tu mente. No toques nada.
no cojas nada, no rompas nada, procura que tu paso
por ahí no se note o apenas se note, porque no eres
tú sola, somos m iles.
Se trata también de una cuestión de cooperación.
de respeto y de equilibrio: nuestros principales retos
en este nuevo siglo.
Así, además de los duros y a veces aburridos temas
de Historia, en las clases se pueden enseñar muchas
cuestiones que tienen que ver con el Patrimonio Cul-
tural y su protección, es decir, con su gestión.
En cuanto a cómo entrar a trabajar en esos cam-
pos, ya lo hemos visto y sólo hay que recordarlo: me-
diante oposiciones la mayoría de las veces; con con-
tratos o «sustituciones» excepcionalmente. En todo
caso, trabajando y manejando información.
Por su parte, la enseñanza universitaria resulta bá-
sicamente muy parecida en cuanto a sus posibilida-
des. Hay muchas materias (las de Historia y las de
Historia del Arte, las de Arquitectura, las de Derecho
Administrativo, las de Turismo, las de Geografía, las
de Ordenación territorial, las de Ciencias Políticas "
de la Administración, las de Sociología y Antropol¿-
gía, etc.) en las que resulta posible e incluso deseable
introducir conceptos no sólo sobre la naturaleza anís-

tica e histórica d e determi nados bienes, sino adenas
sobre sus mecan ismos d e gestión. Las cuestione::; ~
bre respero o equilibrio a las que antes he aludido en
el conrexro d e las enseñanzas básicas y medias. en el
de las superiores podrían repetirse pWl ro por punro:
pero lo razonable es que además existan asignaruras.
en muchas d e estas carreras o grados, que desarrollen
d e fo rma específica el contenido de este manual.
En codo caso, como ya se ha apuntado en los 1.-a-
pírulos 8 y 21 , no existe el área de conocimienro de
Gestión del Patrimonio C ultural ni tampoco, por lo
ta nto, cátedras, titularidades o deparcamencos con
este nombre. Es una situación que tiene que modifi-
carse en un futuro muy próximo, probablemenre
=>-es.eme y futuro del Patrimonio Cultural 1 497
2?í0\~:u.nc los cambios que en la actualidad está
......~n.:o la uni,·ersidad española en su adaptació n al
EEES.
B campo más prometedor para este tipo de ense-
ría.'1U5 o el del postgrado. Ya hemos visro tam bién
... m proliferan (y están destinados a aumentar en
lo, prox.imos años) este tipo de ofertas, y cómo se
''2Il haciend o cada vez más especializadas. C omo
ejemplo de un inreresame co njun to de iniciativas, el
profesor Jordi Tresserras nos explica, en el recuadro
'\{,, las pro puestas de la Universidad d e Barcelona al
respecco.
eguir la carrera para percenecer al profesorado
universitario puede parecer algo muy difícil, pero tal
R11i11as del templo roma110 e11 Boho11al de lbo1·
(Cáceres). Foto More// Rodríguez.
498 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
vez no lo sea canco. Para empezar, hay que recordar
que las generaciones se suceden indefectiblemente y
que los puescos de trabajo que ahora ocupamos quie-
nes nos dedicamos a esco, en el futuro, y no muy le-
jano en muchos casos, estarán ocupados por las per-
sonas que estáis leyendo este libro como estudiantes.
Por otro lado, también hay que tener en cuenca
que las universidades españolas han multiplicado su
número enormemente en las últimas décadas, inclu-
yéndose las privadas. En la Comunidad de Madrid,
por ejemplo, funcionan 14 universidades, la mirad pú-
blicas (Alcalá de Henares, Autónoma, Carlos Il1 ,
Complutense, Politécnica, Rey Juan Carlos y la UNED)
y la otra mirad privadas (Alfonso X el Sabio, Anconio
de Nebrija, Camilo José Cela, CEU S. Pablo, Europea
de Madrid, Francisco de Vicoria y Pontificia de Comi-
llas). En codas ellas se ofrecen en la actualidad titula-
ciones que tienen que ver (o que deberían tener que
ver) con la Gestión del Pacrimonio Culrural, como
Hiscoria, Human idades, Bellas Artes, Arquitecrura.
Turismo, Derecho, C iencias Polícicas y de la Adminis-
tración, etc. Y en codas ellas, por lo tanto, existen
puescos de trabajo relacionados con lo que aquí nos in-
teresa.
¿Qué hay que hacer para entrar a trabajar como
profesora/profesor de una universidad?
La carrera comienza el primer día en el que se
asiste a clase como alumna/o universitario. Ya en ese
mo mento es necesario saber que, si se consigue una
nota media bastante alta (entre notable y sobresalien-
te, más de escos últimos que de los primeros) y se tie-
ne clara cuál va a ser la especialidad elegida (de las
muchas que ofrece una titulación) y quién puede ser
la tucora o tutor de enrre el profesorado que se va co-

nociendo, al acabar la carrera o grado, y durante cua-
tro años, se podrá optar a una beca de formación de
personal in vestigador o docente. Si la consigues, pa-
sarás rres o cuarro años recibiendo un sueldo sólo por
investigar y realizar cu doctorado, y además iniciarás
un cu rrículo un iversi cario.
D e hecho, esa beca y 1.os trabajos a los que normal-
mente te obliga (trabajos de doctorado o másters, tesis,
asistencia a congresos, presentación de comunicaciones,
pertenencia a equipos de investigación, publicaciones)
formarán cu primer currículo, con el que podrás pre-
sencar rus papeles a los concursos de plazas canto de in-
vestigación (llamadas Juan de la Cierva Ramón y Cajal,
o lo que corresponda), como de docencia (Profesorado
Ayudante, Contratado, Asociado ... ) y más tarde, ya
por medio de oposición, como Profesorado Titular y,
por úlrimo, Catedrática o Catedrático.
Presente y futuro del Patrimonio Cultural 1 499
Los sistemas de acceso a estos últimos cuerpos de
funcionariado están modificándose también en el
momento actual. En todo caso, siemp re se han hecho
oposiciones, esa palabra a la que solemos asociar lar-
gas y casi eternas horas de estudio.
El caso es que, en realidad, no ha sido asf en las
úkimas décadas en el contexto de la universidad pú-
blica. Los ejercicios de oposición no incluyen «temas
sorpresivos», ni «Sorteos de temas», como las oposi-
cio nes de museos, archivos o bibliotecas, d e las que
hablé en su momento. En la universidad, lo verdade-
ramente importante es el currículo. El cómo realices
los ejercicios, que por orra parte puedes haber ensa-
yado mi l veces en tu casa, influye poco.
Recordar por último que, aunque se consiga entrar
a formar parte del personal docente d e una universi-
dad pública o privada, eso no significa que se tenga fá-
cil el camino para enseñar Gestión del Patrimonio C ul-
tural. Una vez dentro, hay que luchar por ello. Lo que
sí parece más plausible es investigar - la otra misión
del profesorado universitario- en esta gestión. Para
ello, hay que organizar eq uipos, inventar y diseñar
proyectos y presentarlos a las convocatorias de I + O.
Y co nseguirlos, lo que no siempre ocurre. Un ejemplo
positivo lo hemos visto en el recuadro 43.
El mundo de la Academia que estamos tratan do
ofrece también los escasos puestos de trabajo que
existen en nuestro país en los que se recibe un sueldo
por d edicarse a la investigación. En el capítulo 21 ya
vimos cómo son bastante raros los proyectos de inves-
tigación d e I + O que tengan que ver con la gestión
de los bienes culturales; pero este extremo está llama-
do también a modificarse mucho en el futu ro. Hoy
por hoy, el lugar de España en el q ue este ripo de tra-
bajo se realiza es el CSIC. Entrar a rrabajar en él pre-
senta un camino paralelo al que hemos descrito para
las universidades, incluidas las buenas notas, las be-
cas, los currículos y las oposiciones. Pero ya vimos en
el capfrulo citad o que dentro del CSIC la Gestió n de
los bienes culturales propiamen te d icha (la que se ha
explicado en este libro) no tiene ningú n instituto o
lugar en el que pudiera insertarse. Sin duda, esto tam-
bién ha de modificarse en un futuro próximo.
La Administración
tsce es el conrexto que más se ha explicado al final de
los distintos capítulos, por lo que aquí tan sólo vamos
a recordarlo por encima. En nuestro país, los lugares
por excelencia en los que se gestionan los bienes cul-
500 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
rurales patrimoniales son las administraciones públi-
cas y éstas han creado cuerpos de funcionariado pro-
pios para este tipo de gestión. Los clásicos, en reali-
dad desde hace más de un siglo, son los de museos,
archivos y bibliotecas, cuyos sistemas de acceso, las
célebres oposiciones, se explicaron en el capítulo 17 y
siguientes. Hay CCAA que han creado cuerpos o sec-
ciones específicos, como vimos: Andalucía, Galicia,
Cataluña, ercérera.
Pero además es posible entrar a trabajar en las ad-
ministraciones públicas opositando a los cuerpos ge-
nerales de la administración y solicitando destinos
que tengan algo que ver con lo que nos in teresa. Tam-
bién hay que explorar en las administraciones locales
y ver qué tipo de ofertas, contratos, etc., existen u
ofrecen.
En todo caso, una vez dentro de estos destinos, la
situación anterior no vuelve a repetirse: en las admi-
nistraciones no se investiga ni se interviene en el Pa-
trimonio C ultural, salvo casos realmente excepciona-
les, como en los puestos de trabajo técnicos de los
Institutos de Patrimonio Cultural o Histórico que vi-
mos en el capítulo 2 1. Lo que se hace es gestionarlo.
A veces la labor concreta de un determinado puesto
de trabajo puede convertiISe en rminaria: por ejem-
plo, si has conseguido entrar en la Dirección General
de Patrimonio Culrural de una Comunidad Autóno-
ma y re han destinado a la Sección de Inven tarios,
puedes pasarte rodas las horas de un tercio de ru vida
haciéndolos, corrigiéndolos o informándolos. Como
esto puede convertirse en algo tedioso, conviene soli-
citar cambios de destino cada cierto tiempo. Pero eso
ya es algo que depende del gusto, la paciencia y el en-
tusiasmo de cada cual.
No hay que olvidar que también son administra-
ción los Cuerpos de Vigilancia y de Seguridad, a cuya
especialidad en el control del expolio del Patrimonio
Cultural hemos hecho alusión en el capítulo 7. Tam-
bién ahí se puede trabajar en esta área.
La Empresa
&re es el campo más nuevo y cal vez también el más
interesante entre las salidas profesionales relacionadas
con la gestión del Patrimonio Cultural. La creación
de empresas de «servicios patrimoniales» no estaba
prevista en el sentir general hace pocas décadas, pero
han estado ocurriendo cosas, muchas de las cuales ya
las hemos visto en este libro, can importantes como la
transferencia de competencias a las CCAA en materia
de Patrimonio Culrural, o el inicio de la consolida-
ción de los bienes patrimoniales como destinos o
atractivos turísticos.
Existen dos campos en los que este tipo de empre-
sas (que incluyen personas dadas de alta como autóno-
mas, Sociedades Limitadas y cooperativas, ya que las
exigencias de las Sociedades Anónimas son caneas que
apenas se ha llegado a eso en el contexto del Patrimo-
nio Cultural) se han multiplicado de una forma muy
visible: la Arqueología y el perfil denominado «gesror/a
cultural» especializado en bienes patrimoniales.
Por lo que respecta a la Arqueología o Patrimonio
arqueológico, el fenómeno de la aparición de empre-
sas privadas, a partir de los años ochenta del pasado
siglo, se explica de la siguiente forma.
H asta esos años, y desde al menos un siglo atrás,
el ejercicio de la Arqueología se traducía en proyectos
de investigación y de excavación dirigidos por perso-
nal de las universidades y de los museos. Las tradicio-
nales y ya casi nostálgicas «campañas de excavación,.
solían desarrollarse durante los meses de vacaciones,
sobre todo en verano, y la mano de obra era el estu-
diantado. Los trabajos no estaban presionados por
obras, precio del suelo o planificación urbana, de
modo que se podían permitir el lujo de estar años y
años campaña tras campaña.
 Presente y futuro del Patrimonio Cultural 1 501

Este tipo de Arqueología, que yo denomino · de yan hecho tamo, ahora ya no tienen m ás remedio que
campos tranquilos», aún existe: son pocos los casos. asumirlo.
los yacimientos suelen haber sido adquiridos por las ¿Cómo controlar o coordin ar una profesión naci-
adm inistraciones para que no haya problemas con la da casi de repente, sin epistemología propia, si n
propiedad particular y, al menos en principio, no se compromisos éticos discutidos o consensuados?, Y
prevé su finalización. En este libro aparece un recua- sobre roda, ¿cómo puede existir una profesión que
dro dedicado a un o de ellos: el de Numancia (capíru- no está respaldada por tirulaciones académicas espe-
lo 11, recuadro 20). Otro ejemplo paradigmático se- cíficas? En definitiva, ¿quién puede ser arqueóloga o
ría Atapuerca, ese famoso yacimiento arqueológico al arqueólogo?
que los periódicos suelen llamar «paleontológico». La respuesta a todas estas preguntas se ha intenta-
Pero en la década citada, la de los ochenta, pasan do dar de muchas formas (véase, p. e., Querol 2000b),
muchas cosas: las CCAA asumen sus competencias en y a lo largo de las últimas tres décadas las soluciones
materia de Gestión del Patrimonio Cultural, incluido, conseguidas han discurrido por caminos a veces dis-
por supuesto, el arqueológico; se publica la LPHE, tinros. Lo importante en este conrexro son dos cosas:
con un artículo en el que se permite a la administra- una es que comienzan a existir universidades españo-
ción realizar excavaciones o prospecciones en los luga- las que ofrecen el grado en Arqueología (véase recua-
res en los que se sospeche la existencia de restos arqueo- dro 51 ), por lo que esta actividad pasará por fin a ser
lógicos; se inicia un movimiento corporativista con la considerada, con todos los condicionantes, como una
formalización de asociaciones y Secciones de Arqueo- profesión. Otra es que en el año 2002, después de
logía en los colegios profesionales de la educación y, muchos y variados trabajos por parre de varios grupos,
sobre todo, las CCAA asumen sus competencias en se aprobó el Código Ético de la Arqueología (en reali-
esta materia y comienzan a poner en práctica sus pro- dad «del profesional de la Arqueología»), que en el
pios modelos de gestión; en la mayoría, incluyen la momento actual está vigente para la mayoría de los
necesidad de proceder a excavaciones arqueológicas colectivos implicados.
antes de que una obra pública o privada destroce con Se recomienda su lectura como ejemplo de los in-
sus máquinas los yacimientos - tanto los conocidos tentos de regulación de una profesión nueva y muy
como los sospechados; sobre todo los primeros-. Y lo relacionada con la Gestión del Patrimonio Cultural
más original: estos trabajos arqueológicos serán finan- (sobre codo con la Arqueología Preventiva, esa espe-
ciados por las promotoras de las obras. Quien la hace,
la paga, al mejor estilo anglosajón.
Y, ¿quién puede realizar esos trabajos? Son muy
numerosos, porque los lugares con restos abundan y
el montante de obras y movimientos de tierras crece
cada día. El profesorado de las universidades y el per-
sonal de los museos (el tradicional de «los campos
tranquilos») no pueden ocuparse de ese rema, consi-
derado casi siempre «menor» y «de urgencias». Es ahí,
en ese contexto, cuando comienzan a crearse, a imi-
tación de otros países europeos, las empresas de Ar-
queología o de servicios arqueológicos o incluso pa-
trimoniales.
Y así nace la Arqueología como profesión «liberal»,
con la entrada de capital privado -obligado, no volun-
tario- en actividades arqueológicas que, como expli-
qué en el capírulo 11, comenzaron por ser «urgen-
cias», pasaron a considerarse «de salvamento» y ahora
".ª empiezan a asumirse como «Arqueología Preven-
nva».
No es un fenómeno generalizado de man era simi-
lar; hay CCAA como la de Madrid, que ha promovi-
do su desarrollo, junto a otras que, aunque no lo ha-
502 I El Patrimonio Cultural: un asunto social

cialidad de la gestión del Patrimonio arqueológico) .
En el cuadro 26.2 pueden verse los artículos que se
refieren a las relaciones con la sociedad que deben es-
tar presente en roda persona que se dediqu e profesio-
nalmente a la Arqueología, en el desarrollo de su tra-
bajo.
Además de este apartado existen otros también
interesantes, como el que se refiere a las relaciones in-
terprofesionales o con otros agentes, al intrusismo y a
la competencia. El más amplio, como es lógico, es el
dedicado al ejercicio de la profesión, y en cuanto a la
definición o la decisión sobre una de las preguntas
anteriores, la de qué persona puede ser considerada
«arqueóloga», este Código establece en su are. 1 que
entiende por tal a todo/a profesional de la arqueología
con titulación superior reconocida y un desarrollo curri-
cular suficiente en dicho campo. Si se compara esta de-
flnición con la publicada en el Estatuto de la APAE
(Asociación Profesional de Arqueólogos/as de Espa-
ña, fundada en 1984), veremos que son prácticamen-
te idénticas; solo que en la segunda se insiste en que
la titulación adecuada es la de Historia, o Geografía e
Historia, o incluso Filosofía y Letras, teniendo en
cuenta las mudanzas de estas denominaciones, y se
añade que esté especializado/a en Arqueología o que
acredite una formación en la disciplina arqueológica.
Este pequeño repaso por el código ético de una
profesión «nueva» y además relacionada con la G es-
tión del Patrimonio Cultural nos puede servir de in-
troducción para hablar de otra profesión, que en rea-
lidad incluye a la anterior: la de las gestoras y gestores
culturales.
Roselló (2007) define la gestión cultural como «la
gestión de los recursos en todos aquellos campos que

CUADR026.2
1
Código Ético del profesional de la Arqueología: Relaciones con la sociedad

Artículo 33
El/la Arqueólogo/a participará en sociedades, fundaciones, insticuciones o en cualquier otra actividad colectiva o in-
dividual para promover la defensa, el escudio y el desarrollo del Parrimonio arqueológico.
Artículo 34
El/la Arqueólogo/a, en el desarrollo de su trabajo y en la medida que no contradiga el presente Código ni los derechos
fundamentales del ser humano, deberá respetar los usos y costumbres sociales de cualquier comunidad en la que trabaje.
Artículo 35
El/la Arqueólogo/a procurará, en la medida de lo posible, que la salvaguarda del Parrimonio material del pasado, su
documentación científica y/o su puesta en valor sirva no sólo para el conocimiento científico, sino también para el
desarrollo sostenible de la comunidad y para la potenciación económica de la zona donde se desarrollen los trabajos.
Artículo 36
El/la Arqueólogo/a reconoce su responsabilidad en la formación educativa de la población, especialmente de la ju-
ventud y de los aspectos de sensibilización sobre el Patrimonio.
Artículo 37
a. El/la Arqueólogo/a participará en charlas divulgativas, conferencias y demás actos de carácter público, de mane-
ra especial en la zona en la q ue se ha desarrollado la actividad arqueológica.
b. Con ig ual objeto, se procurará, dentro de lo posible, que los proyectos de revalorización de los yacimientos o las
reconstrucciones arq ueológicas fruto de su musealización contemplen su accesibilidad para los discapacitados y,
en todos los casos, que éstos puedan acceder a la información.
c. El derecho de visita a los yacimientos arqueológicos debe conciliarse con la obligación de preservación de los mis-
mos, por lo que debe quedar garantizada su conservación. En este sentido deberán realizarse estudios para eva-
luar el estado del Bien Patrimonial y un escudio de impacto medioambiental en el que se incluyan las medidas
correctoras previstas para garantizar su correcto uso.
Artículo 38
El/la Arqueólogo/a intentará que las conclusiones de sus rrabajos o estudios históricos no sean utilizadas con fines
políticos, partidistas, discriminantes en razón del sexo, raza o religión, o que no atenren conrra derechos fundamen-
tales del ser humano.

tienen que ver con la culrura». Ahora bien , la culrL-
ra» es amplísima, y lo hemos visco varias veces a lo
largo de este libro: quien gestiona (d iseña, organiza.
ejecura) un festival d e mlisica o de ceacro, una expo -
sición itinerante de escul tu ra co ntemporánea o un
concu rso d e fuegos arrificiales, está «gestionando la
cu ltura.
También lo están haciendo las personas que se de-
dican a cuaJq uiera d e las cuatro á reas en las que he-
mos d ividido la Gestión del Parrimon io Culru ral:
quien dirige o colabora e n la direcció n de un museo.
d e una biblioteca o de un archivo; qui en t rabaja en
una Direcció n General de Patrimonio CulturaJ infor-
mando sobre las EfA; q uien d iseña y defiende una
nueva titulación de grado que se denomine «Gestión
del Patrimonio Culm raJ », etcétera.
Por lo canto, queda claro que dentro de las gesto-
ras/es culturales existe la especialidad de Parrimonio
Cultural (y también la d e Patrimonio l arura l), de
manera que los esrudios que desde hace años se están
imparciendo bajo la for ma de másteres, que ya hemos
visco en cap ítulos anteriores, han de incluir el cono-
c imiento de la nacuraJeza, las necesidades y los meca-
nismos de ges tión ele los bienes culturales pacrimo-
niaJes.
=>·esen e y futuro del Patrimonio Cultural 1 503
E. ll.!:Or .:Hado se plantea un proble ma que pa-
re... e eterno: ¿qué formación es la más adecuada, la
de §'.e,rión o la de un ripo específico de Patrimo-
nio Culru ral? Teniendo en cuenta que la de «ges-
cion no ha existido hasta hace poco (y tod avía no
como licenciatura o grado , saJvo alguna excepció n),
lo que ha ocu rrido a lo largo del siglo pasado es que
la per onas expertas o formadas en Historia, Histo-
ria del Arre o Anrropo logía pasaban a gestionar bie-
nes culturales patrimoniales sin for mación específi-
ca para esto último . Hoy día , lo razon able es que al
menos se realice al g(1n escudio especializado en la
ge ción (de cualqu ier tipo, por supuesto incluso la
em presa rial) después de haber estudiado un grad o
de Humanidades o Sociales qu e haya servido para
«conocer». la naturaleza de esos bienes que luego se
van a gesnona r.
Esta nueva profesión también h a publicado un
Código Deonrológico, el de la Asociació n Española
de Gestoras/es del Patrimonio Cultural. La existencia
de esca Asociación ya fue presentada, en un recuadro
específico (recuadro 4): retine a las personas que se
dedican a la gestión de los bienes culcuraJes patrimo-
ni ales y, por lo tanto, tie ne un gran interés para el ob-
jetivo de este li bro.
504 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
Cómo nace un nuevo
título universitario:
el Grado en
Arqueología
En las últimas décadas la Arqueología ha ampliado
extraordinariamente sus fronteras en muchas direccio-
nes, pero dos parecen las más importantes: la gestión
del Patrimonio arqueológico en todas sus dimensiones
y su enseñanza en las universidades. Por otro lado, la
Arqueología ofrece hoy una dualidad práctica: estudia
el pasado a través de los restos materiales y a la vez
los preserva para futuras generaciones. Todo eso y
mucho más aspiran a enseñar las universidades del si-
glo XXI.
En el momento actual, parece que al menos unas
pocas universidades españolas - Autónoma de Bar-
celona, Autónoma y Complutense de Madrid- van a
implantar, por primera vez en España, nuevos grados
de Arqueología. Eso significa que por fin existirá una
titulación específica en Arqueología para el futuro es-
tudiantado de este país. Con ello se conseguirá una
mejor formación para las/os arqueólogos/as -al me-
nos en teoría- y una equiparación con los numerosos
países europeos que ya cuentan con títulos en Ar-
queología. Pero esta novedad tiene detrás una larga
historia.
En la década de los ochenta del pasado siglo se
inició en España un movimiento laboral y académico
destinado a conseguir que la Arqueología se convi r-
tiera en una verdadera profesión; es decir, en una
profesión titulada. Algo fundamental para poder for-
mar a personas expertas que trabajen adecuada-
mente.
En los años noventa, aprovechando la posibilidad
de títulos propios de las universidades, tanto la de
Barcelona como la Revira i Virgili de Tarragona pu-
sieron en marcha sendos títulos con la denominación
de Arqueología. Pero la obligatoriedad de que el
alumnado cursara también Historia o Humanidades
para obtener una licenciatura oficial reavivó el pro-
yecto, de modo que en 1997 una amplia representa-
 J •esente y futu ro del Patrimonio Cultural 1 505

ción del profesorado universitario del área de Preh1s·
toria, procedente de 16 universidades públicas. se
reunió en la UCM con el fin de tomar acuerdos al res-
pecto.
Desde aquella reunión se decidió trabajar para ela·
borar y proponer un título de segundo ciclo, conecta·
do con la titulación de Historia, asumido principal·
mente por las áreas de Prehistoria y de Arqueología
de las universidades. Durante los cinco años siguien·
tes se celebraron reuniones, se discutieron modelos
1 se realizaron estudios y encuestas destinados a
fundamentar la necesidad y la conveniencia del titu lo
de Arqueología. Todo este proceso ha sido sostenido
e impulsado, fundamentalmente, por el proverbial en-
tusiasmo y constancia de la profesora M. ª Ángeles
Q uerol, que ha sabido mantener -y transmitir- el áni-
mo cuando otros desfallecíamos o simplemente veía-
mos negra la situación.

Facultad de
Geografía e
GRADO EN Historia
ARQUEOLOGfA
.,,..,,,
UCM
Arqueología Optativa 1 Optativa 4
romana y PRÁCTICAS TRABAJO FIN
Afio 4 Optativa 2 Optativa 5 60 créditos
Arqueología EXTERNAS DEGRADO
medieval Optativa 3 Optativa 6

Arqueología profesional: ética y procedimientos; Formación y recuperación

del Registro Arqueológico; Arqueomecría 1: reconSlrucción medioambiental
y geocronología; Arqueología de la Edad del Hierro; Arqueología de Egipto
Año 3 60 créditos
y Próximo Oriente; Estudio de materiales arqueológicos; Arqueomerría U:
anal ítica; Historia de América Prehispánica; Arqueología de Grecia
y Topografía y Dibujo Arqueológico

Gestión del Patrimonio arqueológico; Geografía Humana; Paleoecología;

Afio 2 Historia Medieval 1; Historia Medieval II H istoria Moderna; Historia Contemporánea; 60 créditos
y Teoría Arqueológica Inglés y Arqueología Cuanrirariva

Introducción a la Arqueología;
Evolución Humana; Arqueología del
Afio 1 Paleolítico; Historia Antigua !;
Historia Antigua 11 y Aqueología
del Neolítico y Edad del Bronce
Geografía Física; Antropología Cultural;
Epistemología e Historia de las C iencias 60 créditos
e Lnformárica en Arqueología
506 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
En enero de 2003 se entregó el proyecto al Conse-
jo de Coordinación Universitaria, pero el desarrollo
del proceso de Bolonia aconsejó la necesidad de es-
perar la publicación de los decretos sobre grados y
postgrados para adecuar la propuesta al Espacio Eu-
ropeo de Educación Superior. Desde entonces el pa-
norama se modificó de forma drástica: las opciones
de grado o postgrado (máster) llevaron a las distintas
universidades por caminos diferentes, de modo que
en el momento actual sólo las tres universidades se-
ñaladas más arriba están iniciando los nuevos gra-
dos de Arq ueología. El resto ha optado, por ahora, o
bien por no considerar esta materia sus ofertas for-
mativas, o bien en centrarla en los postgrados o más-
teres.
La elaboración de los nuevos grados en Arqueología
se produce también en un nuevo contexto de la propia
enseñanza de la Arqueología en nuestro país. Un nue-
vo contexto que, en mi opinión, viene marcado por los
siguientes factores: 1) la creciente internacionalización
de la Arqueología española; 2) el fuerte crecimiento de
la profesión arqueológica en el campo de la gestión y
como actividad liberal; y 3) el «tapón» en los cuerpos
docentes universitarios, que en muy escasa medida
han incorporado a jóvenes investigadores/as en las
dos últimas décadas. Estos tres factores son cruciales
para entender lo que deberían ser los nuevos grados
de Arqueología.
El profesorado de Prehistoria y Arqueología de la
UCM optó por defender la existencia de un grado de
Arqueología, petición que, con el apoyo del Decanato,
fue aprobada en Junta de Facultad en enero de 2005
y entregada al Rectorado. Una vez publicados los de-
cretos necesarios para seguir adelante, se trabajó en
el contenido del grado, que se comienza a impartir en
el curso 2010/2011 .
Los objetivos de este nuevo grado se centran en
conseguir que el alumnado adquiera los conocimientos
teóricos, metodológicos y técnicos de la Arqueología,
así como aquellos que le faciliten el acceso y la prácti-
ca de la gestión, protección y difusión del Patrimonio
arqueológico.
Su duración es de cuatro años y se cursarán 240
créditos ECTS (cada uno de ellos compuesto por 1O
horas lectivas presenciales, 1O no presenciales y 5
de trabajo independiente del alumnado). Cada asig-
natura tendrá un valor de 6 créditos, al igual que la
Práctica Externa y el Trabajo de Fin de Grado, ambos
obligatorios. Del resto de los créditos, 192 son igual-
mente obligatorios (32 asignaturas) y los restantes
36 son optativos, pudiéndose elegir, para reali zarlos,
entre 16 asignaturas (de las que habrán de cursar 6).
Desde el inicio del crecimiento de la entonces llama-
da Arqueología de Gestión en España, a comienzos de
los años ochenta, hoy Arqueolog ía Preventiva, han ido
levantándose voces que señalaban -con toda razón-
la existencia de un desajuste entre los curricu/a tradi-
cionales de Arqueología (en las licenciaturas de Filo-
sofía y Letras e Historia) y las realidades del nuevo
mercado de trabajo. Se criticaba sobre todo la ense-
ñanza fuertemente «libresca» y orientada a la investi-
gación académica y la desatención de los conocimien-
tos y las habilidades necesarios para introducirse en el
trabajo de la Arqueología Preventiva. Lo cierto es que
los nuevos planes de estudio de mediados de los no-
venta y del 2000 poco hicieron en ese sentido.
Por otra parte, es verdad que la práctica arqueológi-
ca contemporánea exige conocer cuestiones de legis-
lación, nuevas metodologías de trabajo de campo y
sistemas de documentación y maneras de trabajar en
difusión y divulgación arqueológica que nunca han
sido enseñadas; al mismo tiempo, los métodos de
conservación de colecciones arqueológicas y de es-
tructuras y yacimientos son cada vez más sofisticados
y exigen subespecialidades propias. Todo eso es cier-
to, pero al mismo tiempo creo que es importante de -
fender la unicidad de la Arqueología como disciplina,
por más que presente múltiples facetas y prácticas la-
borales. Esto es lo que persiguen los nuevos grados
de Arqueología: una formación básica que se extienda
a todos los temas señalados, al menos de forma intro-
ductoria.
En el futuro los masteres en Arqueología deberán ir
abordando la enseñanza formal de especializaciones
que la Arqueología del s. xx1 ya ha desarrollado. Y sin
duda alguna, la necesidad de una Formación Profesio-
nal Continua inspirará la creación y mantenimiento de
esos másteres. Sólo así, mejorando continuamente la
formación de los profesionales de la Arqueología, es
como nuestra disciplina tendrá posibilidades de seguir
siendo creativa y crítica y, por tanto, relevante para las
sociedades de nuestro siglo.
GONZALO Ru1z ZAPATERO
Catedrático de Prehistoria.
Universidad Complutense de Madrid.

Ese código, publicado hace unos años, parre de
un principio muy inceresante: quien gestiona estos
bienes tiene en sus manos una gran responsabilidad;
por ello, no sólo debe poseer aptitudes especiales y
una amplia formación, sino que además debe acruar
con un alto sentido de responsabilidad m oral.
Se define la función del gestor/a como la eficien-
te administración de recursos ordenada a la consecución
de objetivos sociales que afecten al Patrimonio Cultu-
ral. Especifica que la persona que se dedica a esta ta-
rea no es una artista, ni una conservadora de museos,
ni una arqueóloga, ni historiadora del arre, ni restau-
radora ni arquitecta, aunque, por supuesto, puede
provenir de cualquiera de estas o de otras profesio-
nes; se trata, sobre todo, de una administradora de
recursos con una función multidisciplinar y una am-
plia responsabilidad: sobre los bienes que maneja,
respecto a quienes los poseen o los custodian, respec-
to a sus colegas, con la sociedad y con las fururas ge-
neraciones.
El Código, cuyo incumplimiento consticuye una
falta de profesionalidad y socava el prestigio de la
profesión y de la Asociación, establece que se trata
ésta de una actividad de interés público, que debe
practicarse con estricta observancia de la normativa, y
que ha de ser efectuada sin interferencias ni amena-
zas, pudiendo rehusar un trabajo o encargo que con-
tradiga al propio Código.
Las obligaciones establecidas se dividen en una se-
rie de apartados según hacia quién o qué se dirijan.
Pueden verse en el cuadro 26.3.
Además de todos estos principios y obligacio-
nes, hay que recordar que son muchas las cuestio-
nes que deben saber y manejar las personas que se
dediquen a la Gestión del Patrimonio Cultural. Res-
pecto a este tema, a cómo se ha de organizar el tra-
bajo y cuáles son los perfiles adecuados para quien
dirija alguno de estos proyectos culturales especia-
lizados, puede leerse la detallada obra de Campillo
(1998).
El futuro del Patrimonio Cultural:
su conexión con el Patrimonio Natural
y los cambios necesarios en su incidencia
social y en su investigación
Es evidente que el futuro del Patrimonio Cultural, en
la medida en la que podemos imaginarlo, se podría
deducir de las variadas cuestiones que hemos plancea-
Presente y futuro del Patrimonio Cultural 1 507
do ,. analizado en este libro. Es mucho, muchísimo,
lo que se ha avanzado, lo que se ha discutido y publi-
cado sobre el tema en las últimas décadas; de hecho,
gracias a es te trabajo, fundamencalmente adm inistra-
CUADR026.3
O bligaciones establecidas p or el Código D eonto-
lógico de Gestores/ as del Patrimonio C ultural
l. Obligaciones para con el Patrimonio Cultural:
- Respetar su integridad
- Consultar en caso de duda
- No participar en actuaciones que supongan un pe-
ligro para los bienes
- Proteger y conservar los bienes que se le confíen
2. Obligaciones ante clientes y empleadoras/ es:
- Trabajar de acuerdo con las reglas de eficiencia, eco-
nomía y rentabilidad social
- Guardar la confidencialidad profesio nal necesaria
- Que sus contratos profesionales no contravengan a
este Código
- No presionar a sus contratadoras/es, respetando su
libertad de elección
- No cancelar los contratos antes del tiempo estable-
cido, a no ser que exista mutuo acuerdo
- Que el contrato especifique claramente el trabajo
que se va a realizar, para lo que es recomendable la
existencia de un Proyecto Técnico (con Memoria,
Pliego de condiciones, Planos y Presupuesto)
- Que sus honorarios sean proporcionales al servicio
prestado
3. Obligaciones para con colegas:
- Respeto
- Compartir conocimientos
- Recomendar sólo en caso de conocimiento directo
- No pagar por referencias de clientes/as
- No difamar
4. Obligaciones para con la sociedad:
- Difundir la profesión y su Código entre el público
- Salvaguardar los intereses públicos
- Evitar prácticas ajenas a la profes ión
- La mejor propaganda: una bien merecida repuración
- Uso de las siglas AEGPC sólo para miembros
508 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
tivo, existe esta especialidad y hemos podido rrararla
con ampli tud.
De las cuestiones que sin la menor duda van a
formar parte de un próximo futuro , hay tres que
me gustaría resaltar: la primera es la necesari a cone-
xión de dos gestiones: la del Patrimonio Cultural y
la del Patrimonio Natural; la segunda es otra nece-
sidad: la de que el conocimiento y el aprecio por
parte de la sociedad hacia los bienes patrimoniales
cambie de rumbo; por último, la tercera, muy co-
nectada con las otras dos, se centra en conseguir
q ue la investigación que se realiza sobre los bienes
culturales - tanto acerca de su naturaleza como de
su gestión- modifique sus aspectos estructurales,
teóricos y fácticos.
Respecto a lo primero, como se ha visto aquí des-
de el principio, la separación entre ambos conceptos
- lo cultural y lo natural- es muy básica: lo que los se-
para es la mano o la mente humanas; pero también
hemos analizado cómo en nuestra vieja y poblada pe-
nínsula pocas cosas quedarán sin tocar, alterar o mo-
dificar por esa mano y esa mente. De acuerdo sobre
todo con las iniciativas de la UE, parece que ya exis-
te una verdadera voluntad de cooperación en los tra-
bajos de protección, puesta en valor o presentación
de los bienes naturales y culturales en su conjunto,
como ha incentado, por ejemplo, la UNESCO, al
unir los dos tipos de razones por las que un bien pue-
de ser admitido para formar parte del Patrimonio
Mundial.
Pero la realidad evidente es que en España ambos
ripos de bienes están realmente separados, se tratan de
forma diversa y, sobre todo, presentan una incidencia
social muy distinta en cuanto a calidad y a cantidad.
Es mucho mayor y más insertada en la educación la
que tiene el Patrimonio Natural o medioambiental,
sobre todo en los últimos años. La principal prueba
-y, desde luego, poco positiva para nuestros intereses-
es la ausencia total de la expresión «cultural» en la re-
ciente Ley de la Biodiversidad que analizarnos en el
capítulo 6.
La solución a este problema pasa por la conside-
ración de un «Patrimonio Integral», el compuesto
tanto por la obra humana, nunca independiente de
la naturaleza, como por la obra de la propia natura-
leza, pocas veces independiente de la de los seres hu-
manos.
La posibilidad de rehacer leyes, modificar concep-
tos y alterar políticas educativas queda demasiado le-
jos como para ser operativa. En realidad, para trabajar
en la línea propuesta de Patrimonio Integral, bastaría
con una cooperación sistemática entre las institucio-
nes encargadas en nuestros gobiernos de la gestión del
Patrimonio Cultural y las responsables de la gestión
del Patrimonio Natural, cooperación que debería cu-
brir muchos aspectos, entre los cuales destaco:
1. Integración de ambos patrimonios en los In-
ventarios.
2. Unificación de declaraciones en sus diferentes
niveles.
3. Coordinación en las políticas de puesta en va-
lor de espacios naturales y de bienes culturales.
4. Unificación en los programas de difusión cales
como rutas turísticas, visitas guiadas, excursiones, et-
cétera.
Y aunque esto nos pueda parecer lejano y difícil
de conseguir, no lo es. Como de costumbre, lo que
hace falta es una cierta educación/información y una
voluntad determinada de hacerlo (Querol 1995 y
2003).
En el momento actual de nuestra historia como
seres sociales hemos asumido ya, a través sobre codo
de la educación, que no podemos permitirnos el lujo
de seguir maltratando nuestro planeta; ahora ya nos
preocupa la capa de ozono, la polución, las especies
en peligro de extinción y los bosques quemados. Y
nos parece muy bien, perfectamente razonable, que
los gobiernos redacten normas y prevean fondos para
solucionar cuanto se pueda al respecto.
Pero el Patrimonio Cultural tiene también espe-
cies (bienes) en peligro de extinción, que no son re-
generables, y que fo rman asimismo nuestros paisajes.
además de sostener las raíces de nuestra historia. Te-
ner separadas, dándose la espalda, las iniciativas de
protección de ambos tipos de bienes no es en absolu-
to operativo.
En cuanto al segundo de los necesarios cambios,
el que tiene que ver con la incidencia social del
Patrimonio Cultural y de su gestió n, la cuestión
está clara: la gente tiene que conocerlo para valorar-
lo, tiene que valorarlo para protegerlo, y me temo
que tiene que protegerlo no sólo porque, como aca-
bo de decir, se trata de bienes en peligro de extin-
ción, sino también, por supuesto, porque son o
pueden ser beneficiosos para nuestra men te y para
nuestros bolsillos.
La cuestión de la investigación resulta aparente-
mente más ardua: nuestro mundo académico está
acostumbrado a la compartimentación de áreas, de
especialidades y de saberes. Muy forzosamente han

comenzado a existir proyectos de investigación/inter-
vención en los bienes culturales en los que la respon-
sabilidad recae en personas de diferentes formaciones
y profesiones, como es el caso de la Arquitectura y la
Arqueología. La mulcidisciplinariedad, consiscence en
trabajar en grupo pero de forma separada, ha de sus-
ticuirse por la interdisciplinariedad: todo el mundo
junto de verdad, es decir, con las mismas ideas bási-
cas e idénticas finalidades. Además, los esrudios de
Patrimonio Cultural, ya sean de Arqueología como
de bienes artísticos, de Arquitectura, etc., tienen que
estar iluminados por su dimensión pública; es decir,
en ellos, la incidencia social ha de ser un factor deter-
mmante.
En nuestro país han comenzado a existir algunos
proyectos patri moniales que cumplen con estos nue-
vos requisitos. Ejemplo de uno verdaderamente ex-
cepcional es el que se realiza en la Catedral de Sanca
María, en la bella ciudad de Vitoria-Gasteiz. Uno de
los recuadros que se incluyen en este libro (el recua-
dro 13, en el capítulo 8) va dedicado a él.
¿Cómo conseguir superar todos estos retos? Ya lo
sabemos: mediante la educación, la información, la
reflexión y la .investigación.
Y, para terminar, más preguntas
A lo largo de este lib ro creo que ya he contestado a
muchas de las preguntas iniciales. AJ menos lo he
intentado sinceramente, con la inestimable ayuda
de mis 52 «cooperantes», las personas que contrib u-
yeron con los «recuadros» que acom pañan a cada ca-
pítulo.
Supongo que una de las cosas que más ha podi-
do sorprender al público lector novel es la dureza y
complejidad del contexto administrativo y legal en el
que se inserta el Patrimonio C ultural en nuestro
país. En efecto, son muchas las administraciones res-
ponsables, porque vivimos en el Estado de las Auto-
nomías y eso, aunque aporte dificultades a la hora de
estudiar este tema, resul ta muy beneficioso para la
gestión de los bienes culturales: ahora estos bienes
tienen más tratamiento que nunca en su historia y
más personas trabajando en su gestión y en su inves-
tigación o mejora que nunca. En contrapartida, nos
puede parecer que tales bienes son «culpables» de ha-
ber nacido en un lugar o en otro, de modo que son
tratados de maneras distintas según su cuna, en un
caso muy especial de incumplimiento de un are. 1 de
una Constitución del Patr imonio C ultu ral que toda-
Presente y futuro del Patrimonio Cultural 1 509
' ia no existe. Pero no hay que exagerar: las diferen-
cias no son can grandes.
Además, para unificar, tenemos los documentos
internacionales de UNESCO, del Consejo de Euro-
pa e incluso de la Unión Europea, para quienes nues-
tro Patrimonio Cultural es sólo uno, no dieciocho.
También parecen demasiadas las normas: al me-
nos una general, una básica en cada CA y luego de-
cenas de decretos o de órdenes de rango menor que
se refieren a asuntos concretos (cómo declarar un
BIC, por ejem plo) y que aquí apenas hemos tratado.
En este caso, aunque tengamos razones para afi rmar
que «son distintas», en realidad tampoco lo son tan-
to. Su definición y objetivos son los mismos, aunque
sus propios nombres varíen; las diferencias son pun-
tuales y, sin duda, a veces muy interesantes. Si he lo-
grado que alguna persona de las que leen o consultan
este libro se aficione canto como yo a la compara-
ción normativa, le aconsejo que contraponga la úl-
tima norma publicada (Andalucía, 2007) a alguna
de las de la primera generación (p. e., Castilla-La
Mancha, 1990). Ahí podrá ver la plasmación prác-
tica de más de 15 años de historia y de administra-
ción. Pero claro, tampoco hay que ilusionarse dema-
siado, ya que a veces encontramos que una ley muy
reciente resul ta «peor» - menos detallada, con ausen-
cias evidentes, con falta de coherencia- que otra
más antigua.
A este respecto, he publicado alguna vez (Querol
2000a) que, antes de que muchas CCAA redactaran
su norma sobre Patrimonio Cultural o Histórico,
para que este esfuerzo mereciera realmente la pena,
había que hacer un profundo trabajo previo con al
menos estos cuatro puntos:
l. Conocer (como en el capítulo 5) los bienes cul-
turales que se tienen, saber en qué estado están y qué
es lo que necesitan.
2. En función de los años de experiencia en la
aplicación de la Ley anterior, saber dónde están sus
fallos, qué le hace falta y qué le sobra.
3. Estudiar las normas de las regiones colindantes
o incluso de los países cercanos y observar si sus ori-
ginalidades o aporraciones han servido realm ente
para algo.
4. Y, desde luego lo más difícil, tener claro el mo-
delo de gestión que se desea apücar en la nueva etapa
y saber cuál va a ser el grado de aceptación y de pues-
ta en práctica de lo establecido en la nueva norma por
parte tanto de las instituciones implicadas como de la
propia sociedad.
51O 1 El Patrimonio Cultural: un asunto social
Porque, ¿de qué sirve rener una magn ífica y dera-
llada ley si no exisre posibilidad d e ponerla en prácri-
ca porque las insrirucio nes no esrán por la labor, la so-
ciedad no la conoce o, como ranras veces se dice, «no
hay din ero»?
Orra cuesrión con la que espero haber llamado la
atenció n de mi público lector es la naruraleza d e la
Gestión de esre singular y complejo Patrimo nio. Co-
nocer, planificar, conrrolar y difundir no so n sólo,
como h e explicado, unos simples verbos: sign ifican
trabajo, especial ización, cientos de personas implica-
das y una dificilísima mentalidad común que tendría
que rener clara la respuesta a la pregunta «¿qué que-
remos realmente hacer con esto?».
Y aun que n o exis te ninguna área de esta gestión
m ás importa n te que las o tras, he de recon ocer,
como ca ntas veces h e hecho a lo largo de es te ma-
nual, que la que p refiero o la q ue coloco en prime r
lugar, dada la naturaleza de mi propio trabajo, es la
educació n o información so bre el rema. Me deses-
pera enco ntrar generaciones en la universidad que
terminan sus grados d e H istoria o incluso d e His-
tor ia del Arre y qu e, si trabajan en lo suyo, va n a
m anejar bienes c ulturales en codos los casos (en a r-
ch ivos, bibliotecas, museos, exposicio nes, yaci-
mientos a rqu eológicos, etc.) sin saber qué repre-
senta ser un BIC, qué es lo que está p ro hib ido o
p ermitido respecto a co mercio y exportación, qué
tien e q ue ver la ETA con la protección de los bie-
nes c ulturales inmuebles o si lo que hace el íncl ito
Indiana es realme nte proteger el Patrimonio arqueo-
lógico o destrozarlo.
Y, claro está, también me desespera observar cómo
en la educación obligatoria el tema «transversal» de los
bienes culturales se tergiversa o, sim plemente, se igno-
ra. M i esperan za, como hemos visco en el capítulo 8,
es que los más recientes cu rrículos insisten canto en la
natu raleza y las ventajas del conocimiento y manejo
del Patrimonio C ultural, que parece difícil saltárselo,
por muy t ransversal que sea. Me cu esta imaginar un
m undo en el que desde la infancia se sepa que hacer
una excavación arqueológica sin permiso es un deliro
o que tanto respeco y admiració n merece el Palacio de
Oriente como la técnica de tallar la madera en la isla
de Madagascar.
Pero ahí esrá ese mundo. Ahí viene.
El re paso por los cipos específicos de Patrimon io
C ultu ral, realizado en la secció n III de este libro, cal
vez haya dejado también una impresión de comple-
j idad, pero es to es exactamente lo que yo me pro-
ponía: basta ya de pensa r en la AJhambra y El Es-
corial c uando se piensa en Pa trimonio C ultural. Es
cierro, esos grandes monume nros lo son y lo serán
siempre -es de esperar-, pero la riqueza, va riedad r
d iversidad d e los bie nes culturales que h emos here-
dado del pasado y que hemos d ecidido o estamos
decidiendo que m erece la pe na valorar, estudiar,
compre nder e incluso conservar (en algunos casos.
no en codos) para el futuro es tan grande, tan im-
pacta nte, que sólo ella en sí es una parce de ese Pa-
trimonio C ultural y como cal hemos de ve rla. La
oleada de Patrimonio inma terial que estamos vi-
vie ndo actualmente supone un magnífico caldo de
cultivo para dar a luz a esa «nueva» idea de Patri-
monio C ultural en la que entra casi todo, lo propio
y lo ajeno, hasta la die ta mediterrán ea (propuesra
como BIC en varias ocasio nes y recientemen te de-
clarada como cal ) o la siesta (con la que ya vere mos
lo q ue pueda suceder).
Ade más, esa oleada significa ta mbién qu e la
profesió n de la Antropología ha de entrar, por fin ,
a formar pa rre fundamental en la gestión del Patri-
mon io C ultural, jun co con o tras tradicionalmente
asentadas como la Arquitectura, la Arqueología o
la Histo ri a del Arce. Pa ra que esto se cumpla, las
propias personas que es tá n estudiand o ese grado
han de ser co nscientes, han d e esta r educadas y for-
madas en ello y tal vez tengan que leer algún lib ro
como éste.
Y luego están las instituciones, el objetivo d e la
secció n IV Seguro qu e cualquier p ersona in fo rm a-
da sabía ya de la existencia de los archivos, de las
bibl iotecas o d e los museos, pero qui zá n o te n ía
can claro cuáles eran sus obligaciones y objetivos y,
sobre LOdo, cal vez no supiera que la llamada socie-
dad civil tiene much o que hacer en la gestió n de
los bie nes cul tura les, sobre todo ese papel de vigi-
lante que desempeñan los «Salvem>l levantinos o la
Lista Roja de la asociación Hispania Nosrra. Por-
que a la pregunta «¿qué podemos hacer?», la res-
puesta va a ser siempre esa: asóciate, luch a por los
derechos del Patrimonio Cultural, que son «t us» de-
rechos. H ay mucho por h acer y t ú cie nes un papel
en ello , aunqu e no te ngas un puesto d e trabajo re-
lacionado co n la ges ti ón o la interve nción en los
bienes c ultu rales, aunque re dediques a algo total-
mente difere nte.
Sobrevolando por codo lo aquí explicado se percibe
siempre una sensación de peligro, de fragilidad, de de-
saparición irremediable. Tal vez se deba a que estamos
tratando con productos de la mano humana y todos es-
tos, pongamos el empeño que pongamos en su conser-

vación, son finitos (bueno, los productos de la narura-
leza también lo son, pero eso parece que lo admitimos
con más tranquilidad; al fin y al cabo, «es ley de vida• .
En efecto, los seres y los bienes, e incluso los ma-
les, nacen, viven y luego mueren. A veces queda su re-
cuerdo unas cuantas generaciones, más cuanto más
importancia le dan las personas a ese recuerdo. Pero
es evidente que <<podemos» realizar acciones para
conseguir que ~ererminados bienes duren algo más
de lo previsto. Esa es la decisión que esrá por derrás
del co ncepto actual de Patrimonio Cultural, ese con-
cepto gestado en el siglo XIX pero evidenciado en el
XX, con el que apenas sabemos qué hacer en el XXI.
También podemos, y a veces así lo hacemos, contri-
buir a que desaparezcan antes de tiempo, a que <<mue-
ran jóvenes». Porque es evidente que los bienes cultu-
rales en general, y algunos más q ue orros, son frágiles,
y cualquier tipo de sobreexplo tación o d e mal uso
p ued e llevarlos a la d esaparición.
H ay otro <<peligro»: que esos bienes cambien. Que
se mod ifique su naturaleza, que se le añadan construc-
ciones, que se reconstruyan edificios arqueológicos,
que la antigua usanza de una fiesta o de una técnica
sea sustituida por otra nueva ... Pero, en mi opinión,
eso no es tan peligroso; lo que es, es inevitable. Como
cualquier expresión cultural, los bienes patrimoniales
están sujetos a un ciclo de vida y de modificaciones a
lo largo de esa vida. Lo que ha llegado hasta nuesuos
días no ha llegado tal cual era en su origen, pues aun-
que el bien en sí no hubiera cambiado mucho -excep-
ciones que se p ueden contar con los dedos de las ma-
nos; por ejemplo: las pinruras de Altamira- , sí ha
cambiado su enromo medioambiental y, sobre todo,
ha cambiado la sociedad que lo mi ra, que lo admi ra o
que lo usa.
En mi opinión, el mayor peligro que co rren los
bienes patrimoniales que, milagrosamenre, han lle-
gado hasta nosotras, ti ene que ver con el desfase en-
tre la información que la sociedad recibe y su propia
naturaleza. En definitiva, vuelvo con el rema de la
educación /información. Como vimos en el capírulo
24 para el caso de la Arqueología, hay mucha dis-
tancia, d emasiada, entre lo que la gente piensa y lo
que ocurre realmenre con la naturaleza y la gesrión
de los bienes cul turales. Eso significa q ue las posibi-
lidades de que la sociedad participe en esca úlrima
son muy escasas, ya q ue vive d e espaldas a ellos.
Puede ser que los visite, que incluso los admire o
sienta orgullo, pero si no conoce sus deberes y sus
derechos al respecto, muy difíci lmenre podrá ejer-
cerlos.
Presente y futuro del Patrimonio Cultu ral 1 511
Y en este contexto de complicaciones, ¿cómo será
el futuro del Pauimonio C ultural? Es evidente que
estamos en un momento de paso -cualquiera lo es;
pero parece siempre que el que estamos viviendo o re-
latando, sea el que sea, lo es más-, que muchas cosas
están cambiando y entre ellas destaco:
- La formació n universitaria: los nuevos grados y
postgrados, su multiplicación y su implantación su-
ponen la posibilidad, por primera vez en la historia
de la enseñanza superior espafiola, de que existan una
o varias formaciones especializadas en la gestión de
los bienes culturales. Además, la implantación y desa-
rrollo de carreras de Turismo abre también la puerta
a que el colectivo profesional de este sector esté más
concienciado ante los valores, que no son sólo econó-
micos, de los bienes cultu rales.
- La diversidad de los componentes patrimonia-
les: lo material y lo inmaterial, lo n uestro y lo ajeno,
aquello que nos gusta y eso otro que no tanto, lo que
riene verdadero valor en el mercado y aquello que tan
sólo se valora porque se instala en la tradición ... Evi-
dentemente, lo que abarca el concepto actual de
Patrimonio C ultural es mucho más de lo q ue antes
abarcaba. Y si anees era difícil y casi milagrosa su su-
pervivencia, ¿qué va a pasar al1ora?
- El canlbio eco nómico a nivel occiden tal: aun-
que nos cueste, vamos a te ner que adaptarnos a pasar
de la «bonanza» económica al «equilibrio». No es sos-
tenible una sociedad cuya única meca visible sea el
au mento del consumo. Tal vez rengamos que tardar
más tiempo en llegar a los sirios, en vez de menos; tal
vez haya que dejar de jugar y trabajar un poco más
para aprender, para profu ndizar en los temas que nos
inte resan y para ofrecer y poner nuestros paniculares
granos de arena en ese soñado y difícil equilibrio que
supone un más razo nable reparto de la riqueza entre
los pueblos del mundo.
De estos cambios y de otros muchos, por lo q ue
respecta al Patrimonio C ultural las palabras que que-
dan florando tienen que ver con el respeto, la educa-
ción, la coordinación, la mirada global, los valores d e
las actitudes de servicio .. .
¿Cómo lo conseguiremos?
Tenemos muchas herramientas para hacerlo. Os
he señalado algunas, pero las más importantes están
en vuestra imagi nación, en vuestra inteligencia y en
vuestra volunrad.
Porque el futuro está en vuestras manos. Es mi
(inevitable) regalo.
Siglas
utilizadas

AEC: Asociació n Española para la Calidad CEHOPU: Cenero de Esrudios Históricos de

AEGPC: Asociación Española de Gescoras/es Obras Públicas y Urbanismo
del Patri monio Culrural CEP: Convenio Europeo del Paisaje
AGA: Archivo General de la Administración CH: Conjunto Histórico
AGE: Administración General del Estado CIA: Consejo Internacional de Archivos
AGUCM: Archjvo General de la Universidad CIDA: Centro de Información Documental
Complumese CPHE: Consejo de Patrimonio Histórico
APAE: Asociació n Profesional de Español
Arqueólogas/os de España CSIC: Consejo Superior de Investigaciones
APre: Arqueología Preventiva Científicas
ARQUA: Museo Nacional de Arqueología DBBC: Dirección General de Bienes
Subacuática Culturales de Andalucía
AVPIOP: Asociación Vasca de Patrimonio DIA: Declaración de Impacto Ambiental
Industrial y Obra Pública DL: D epósico Legal
BIC: Bien de Interés Cultural EAE: Evaluación Ambiental Estratégica
BNE: Biblioteca Nacional de España EEES: Espacio Europeo de Educación
BOE: Boletín O ficial del Estado Superio r
CA: Comunidad Autónoma EIA: Evaluación de Impacto Ambiental
CAIB: Comunidad Autónoma de las Islas FMAM: Federación Mundial de Amigas/os de
Baleares los Museos
CALRE: Congreso de Administraciones Locales I+D: Investigación y Desarrollo
y Regionales de Europa IAPH: Instituro Andaluz de Patrim onio
CAAS: Centro Andaluz de Arqueología Histórico
Subacuática ICAHM: Consejo fnternacional para la Gestión
CASC: Centro de Arqueología Subacuática del Patrimonio Arqueológico
de Cataluíia ICCROM: Centro Internacional de Estudios para
CASCV: Centro de Arqueología Subacuática la Conservación y Restauración de
de la Comunidad Valenciana O bjeros de Museos
CCAA: Comunidades Autónomas ICOM: Consejo In ternacional de Museos
CCPB: Catálogo Colectivo de Patrimonio !COMOS: Consejo Internacional de
Bibliográfico Monumentos y Sitios
514 1 Manual de gestión del Patrimonio Cultural

IFLA: Federación Internacional de POTA: Plan de Ordenación del Territorio de

Asociaciones de Bibliotecarias/os y Andalucía
Bibliotecas RAAC: Registro Andaluz de Arquitectura
INCUNA: Asociación de Arqueología Industrial, Contemporánea
Patrimonio Cultural y Natural de RAE: Repertorios de Arqueología Española
Asturias
RD: Real Decreto
IPCE: Instituto de Patrimonio Cultural de
España REDIPAC: Red Iberoamericana para la Gestión
del Patrimonio Cultural
ISBN: fnternationaf Standard Book Number
SEDPGYM: Sociedad Española para la Defensa del
LPHA: Ley de Patrimonio Histórico de
Patrimonio Geológico y Minero
Andalucía
SEPRONA: Servicio de Protección de la
LPHE: Ley de Patrimonio Histórico
Naturaleza
Español
SRD: Servicio de Reproducción
MCA: Marcos Comunitarios de Apoyo
Documental
MNCT: Museo Nacional de Ciencia y
Tecnología
STC: Sentencia del Tribunal Constitucional
OCPM: Organización de las C iudades del TIC: Tecnologías de la Información y la
Patrimonio Mundial Comunicación
OPHE: Observatorio de Patrimonio Histórico TICCIH: Comité Internacional para la
Español Conservación del Patrimonio
Industrial
PCS: Patrimonio Cultural Subacuático
UCM: Universidad Complutense de Madrid
PARES: Portal de Archivos Españoles
VE: Unión Europea
PECHT: Plan Especial del Casco Histórico de
Toledo UNESCO: Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la
PGOU: Plan General de Ordenación Urbana
Cultura
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Indice 11

PARA EMPEZAR: PREGUNTAS ... ... ........... ...... ........... ... ........... ... ........................................................... .. 5

SECCIÓN 1

Capítulo 1 Qué es el Patrimonio Cultural .. .. .. .. . ... ... ... .. . .. .. . ... .. . .. . .. .. . ... .. . .. .. . ... .... .. .. .. .. .. ... ... ... . 11
D efinición ........... ... ... ..... ... ... .... .. . ..... .. . .. . .. ..... .................. ... .............. ... .. . .. .. .. .. .. ...... ......... .. . ...... 11
Caracteres básicos ... .. ... ... .. . .. . .. . .. .. . ... ... .. .. . ... ... ... .. ... ... ... ... ... .... . ... ... ..... ... ... ... ..... ... . .. ... ... .. . .. ... . .. . 13
¿Para qué sirve el Patrimonio Cultural? ............... ................. ... ................................................. 18
¿Quién protege el Patrimon io Cultural? .. .... .. ..... ... ......... ...... ..... ... ...... .. .............. ...... ............ .. . 19
Cómo nace y evoluciona el concepto de Patrimonio Cultural ............ ... ... .... .. .. ... . .. ... ... .. ... ... ... . 20

Recuadro 1: «El expolio del Patrimonio español durante la invasión napoleónica».

Francisca Hernández, profesora titular del Departamento de Prehistoria. UCM .......... ............ 16

Capítulo 2 La palabra «Patrimonio» y sus múltiples apellidos y usos ... .. .. . ... ... ... .. . .. ... ... ... ... 23
¿Patrimonio C ultural o Histórico? ... ...... .. ....................... ... ........... ... ... ........ ... ... ... ................... 23
Patrimonio Cultural frente a Patrimonio Na rural ........ .. .... . ... .... ... .... .......... ... ................. ......... 24
El Patrimonio Nacional .. ... ... .. . .. ... ... .. . .. .. . . .. ... ... .. . .. ... ... ... .. . ..... ... ... ... .... . ... .. . .. .. . . .. ... ... ... .. . .. ... ... 28
Los Patimonios específicos o especiales ... .. .... ..... .. ............ ... ............. .... .. . ..... ..... .... .. ........ ... . ..... 29

Recuadro 2: «El Patrimonio Nacional como administración cultural».

Javier García Fernández, catedrático de Derecho Constitucional. UCM 26
 530 1 Manual de gestión del Patrimonio Cultural

Capítulo 3 La legislación sobre el Patrimonio Cultural .. .. ... .. . .. .. . .. . ... ... .. . .. .. . . .. ... ... .. .. . ... ... ... . 33
La importancia de la legislación .... .... ...... .... .... .... .......................... .... ... .............. ............ ......... 33
La normativa internacional .... ............ ... ... ........ .......... .... .. .............. .... ... ........... ... . .. ........ ... . ...... 34
La normativa española ......... ....... ........ ... ... ........ .............. .. .................. ... ........ ... ........... ............. 37
Recapitulación: unos mismos bienes, un trato diferente .. ..................... .............. ........ .... ......... 47

Recuadro 3: «La Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985: significado en la evolución

del derecho español de los bienes históricos». J. M . Alegre Ávila, catedrático de Derecho
... Administrativo, Universidad de Cantabria. Ex letrado del Tribunal Constitucional.................... 38

SECCIÓN 11

Capítulo 4 Qué es la gestión del Patrimonio Cultural .. .. .... .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ...... .. . .. .. 51

Introducción ... .............. ........................... .............. ............... ........................... ....... .......... ....... 51
Gestión frente a Intervención .................. ... ........... .... ........................... ........... .................... .... 57
La organización administrativa para la Gestión del Patrimonio Cultural .................................. 61

Recuadro 4: «La Asociación Española de Gestores/as de Patrimonio Cultural».

Junta directiva de la AEGPC ......................................... .................... ..... .... .. .......................... 54

Capítulo 5 Conocer .... ... .............. ... ... ... ................... ...... ... ..... ... ... ........... ... ... .............. ........... ... 63
Conocer: una especialidad de la Gestión del Patrimonio Cultural .. .. ........ .................... ............ 63
Los inventarios y catálogos: una vieja obsesión ............................................. .... ....................... 64
Los grados o categorías de declaración .. ........................................................... .............. .... .. ... 67
Consecuencias de las declaraciones ..... . .......... ...... . .......... ........... ...... ........... ... ...... ........ ... .... .. ... 69
Los cipos de BIC ..................................................................................... .................... ............. 71
El procedimiento de introducción de los bienes en los inventarios o catálogos . ............. .......... 75
El procedimiento de declaración de BIC ................................................................. ............ .. ... 78
¿Cuántos BIC hay en España? .................................................................................................. 81
Las Cartas Municipales ...... ... .. .. ....... .. .... ......... ..... ................................................ .. ............ ...... 86
¿Cómo se puede trabajar en «conocen> el Patrimonio Cultural? .............................................. 87
 Índice 1 531

Recuadro 5: «El Inventario de Bienes Muebles de la Iglesia católica en Andalucía (1989-2008)».

Juan Antonio Arenillas, Centro de Documemación. IAPH ...................................................... 76

Recuadro 6: «Menorca, una isla BIC»

J. Simón Gornés Hachero y Joana M. Gual Cerdó. Servei de Patrimoni Historie del Consell
Insular de Menorca ... .... .... ... . .. . .. .. . ... ... .. . .. . .. ..... . .. ..... .. ... ... .. .. ..... .. .... . .. . .. .. ... ... ... . .. . ............. . .. .... 84

Capítulo 6 Planificar .. ... ... .......... .... .. ..... . .. ............ ......... ... .. .. .. .. ... ....... ... . ... .. ..... ... . .. . .. .. ... . .. . .. . ... 89
Introducción: planificar para prevenir .. .. ... .. . .. .. . ... ... .. . .. .. .. ... . . .. . .. .. .. ... ... . .. .. .. .. .. .. .. .. ... . .. .. .. .... ... . . 89
La Ordenación territorial y la protección de los bienes culturales inmuebles:
un mundo en crecimiento ... ... .... .... ... ... ... .. ... .. .. ... . .. . .. .... ... .... ... .... ... ... .... ........ .. .... .. .. .. .. .. .. ..... . .. . 89
La Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) ............................................................................ 97
Las obligaciones de la propiedad de los bienes culturales .................................... .................... 108
La planificación de la financiación .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. . .. .. .. .. .. . .. ... . .. .. .. .. .. . .. . .. . .. .. .. .. .. . .. .. .. .. . .. .. .. 110
¿Cómo trabajar en la planificación del Patrimonio C ultural? .. .. ...... .. .. .... ........ ..... .... .. ........ .. .. . 11 1

Recuadro 7: «La gestión del impacro sobre un paisaje cultural: el caso de la Sierra de O Suído».
David Barreiro, Laboratorio de Patrimonio (LaPa) ....... ...... ................... .. ............. .. .. ...... .... ..... 100

Capítulo 7 Controlar ........................................................ .. ........ .... ..... ..... .... .. .......................... 113
El expolio: una lucha sin fin ......................... ........................ .... .............. .......... ...... ...... ........... 11 3
Los tipos de infracciones: la vía administrativa .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 11 7
La vía penal ..... ................................... .. .... ............... .. .............................. .. ... ......................... . 118
Los cuerpos especializados .. .. . . .. .. .. . .. . . .. . .. .. .. .. .... . . .. .. .. ... ... . .. . .. .. ... . .. . . .. . .. . .. .. .. .. .. . .. . .. .. .. .. .. . .. . .. .. .. .. 11 9
Comercio y exportación de los bienes del Patrimonio C ultural .............. .................................. 123
La exportación de los bienes culturales y el mercado único europeo ...... ........... ........ ... ...... ...... 127
El comercio interior ........................ .......................... ............................ ............................... ... 129
Los hallazgos casuales .... ... . .. .. .. . .. .. .. . .. . . .. .. .. .. .... .. .. .. .. .. .. .. . .. . .. .. .. .. .. . .. .. .. . .. .. .. . .. . . .. . .. .. .. .. .. . .. . .. .. .. .. 130
La legislación y consideración del Tesoro ................. ....... ........... ......................... ............ .. ...... 131
Apararas para el expolio: los detectores de metales ............ ...... ................................................ 132
¿Cómo trabajar en el control del Patrimonio Cultural? ..................................................... ....... 133

Recuadro 8: «La venta de obras de arte en subasta y la protección del Patrimonio Cultural».
Paloma Díaz de Aguilar, Ansorena, S. A. ..................................... ........................................... 120

Recuadro 9: «La tasación de los bienes culturales muebles». M.ª Teresa Elósegui, directora de
Trine!, S. L. Licenciada en Historia del Arte. Perito judicial .................................................... 124
532 1 Manual de gestión del Patri monio Cultural

Recuadro 10: «Un caso concreto de expolio arqueológico». Ana Yáñez, profesora de Derecho
Administrativo. UCM .... ..... ........ ... ... ...... ... ... ......... ... .... ... .. ..... ... . .. . .. ... . .... ... ............... ... .. . ........ 134

Capítulo 8 Difundir .................................................................................................................. 137

La razón del Patrimonio Cultural: la difusión ............ .............................................................. 137
La educación/difusió n en las normas sobre Patrimonio Cultural ................. ...... ... ... ........ ... ...... 138
La educación formal ..... .. ... . ........... .. . .......... .. ............ ... . .. . ....... . ... .. ........... . .. .............. ........... .. .. 139
La educación no formal, informal o difusión .......................... ... ... ... ........ ... ... ........... ... ..... ...... 144
Otras actividades de difusión .. ... .. . .. ... ... ... ... ..... ... ... ..... ... ... ... ... .. .. . ... ... ... .. .. . .. . ... ... ... ... .. ... ... ... ... 154
¿Cómo trabajar en la enseñanza del Patrimonio Cultural y su Gestión? ............. .... ......... ....... . 154

Recuadro 11: «El Parque Arqueológico de Carranque, Toledo». Belén Patón, directora
técnica del Parque . .. .. . .. . .. . .. . .. ... ... .. . .. . .. ... ... .. . .. ... ... .. . .. . .. . .. . .. ... .. . .. . .. ... ... ... .. . .. ... . .. ... ... .. . .. ... .. . .. . .. . 140

Recuadro 12: «Entre la hostelería y la museografía: los "castillos"». Fernando Sáez,

conservador del Museo de Artes Decorativas. Especialista en fortificaciones . ............. ....... ... ... .. 146

Recuadro 13: «Por un modelo de conocimiento socialmente distribuido: "abierto por obras"
en Vitoria-Gasteiw . Agustín Azkárate, catedrático de Arqueología. UPV/EHU .... .................. 156

SECCIÓN 111

Capítulo 9 lntroducci6n a los tipos de Patrimonio Cultural ... ... ... ... ..... ... ... ... ... ..... ... ... ... ..... 161
Un mundo muy diverso .. ......... ........ ... ... ... ........ ........ ... ....................... .............. ... ........ ... ........ 161
La división básica: muebles, inmuebles e inmateriales ........................................................ ...... 161
La unión básica: muebles, inmuebles e inmateriales ........ ..................................... .............. ..... 163
Los tipos de Patrimonio Cultural por su especialidad o los «patrimonios específicos» ... ... ........ 166
El Patrimonio «artístico» o «mueble» .. ............................................ ... ........... ... .... .. ......... ..... ... 166
El Patrimonio paleontológico: un intruso .. ....... .. .. .. . ... ....... ... .... ................ ........ .............. .... ..... 167
El Patrimonio paisajístico: las zonas patrimoniales .. .. ... . .... .... .. . ... ..... ..... .... ........... ... ................ 170
Otros patrimonios culturales ........ .......... ... ... ......... ... .. . .......... . .. .............. .................. ................ 171

Recuadro 14: «El Patrimonio paleontológico». Jorge Morales, paleontólogo. CSIC ................ 164
 Índice j 533

Recuadro 15: «El paisaje como Patrimonio Cultural,.. Silvia Fernández-Cacho, arqueóloga.
IAPH .... ....................................... ... ........................................................................................ 168

Recuadro 16: «La protección del Patrimo nio culrural sumergido». Belén Martfnez Díaz,
directora general de Archivos, Bibliotecas y Museos del Ayuntamiento de Madrid ..... .. .... ..... .. 172

Capítulo 10 El Patrimonio arquitectónico ......... ... ... ........ ... . .. . .. ... ... .. . ... ...... ........ ... ............. .... 175
Presentación: el poder monumental de la Arquitectura ...... ... ...... ........ ... ........... ....................... 175
Terminología y tratamiento del Patrimonio arquitectónico: no sólo otra cuestión de palabras 177
La restauración del Patrimonio arquitectónico: criterios .......................................................... 178
Los Jardines Históricos ........................................... ........... ... ........... ................. ....................... 182
Los Conjuntos Históricos ................ ........... ............ ............................ .............. ... .................... 184
Los Planes Especiales de los BIC inmuebles ............................................................................ 19 1
El caso del Teatro de Sagunto: una intervención muy singular ................................................ 197
¿Cómo se trabaja en esto? .. ...... ..... ............... ............................ ... ................. ..... ... ... ................. 199

Recuadro 17: «Las ciudades históricas. El planeamiento especial de protección». Pedro

Salmerón, arquitecto ........................... ........ . .. ... ......... ................ ... ... ........ ... . .. ........ ... . ... .. ... ..... . 186

Recuadro 18: «La ensefianza de la Arquitectura para la restauració n». Susana Mora, profesora
titular de Arquitectura. UPM............... ..................................................... ............... ................. 194

Capítulo 11 El Patrimonio arqueológico .............................. .................................................. 201

¿Q ue' es e1 p atnmonio
. . arqueo log1co.
' . ) .... ..... .. ................................................ ...... ...................... . 201
La relación entre el planeamiento y la protección del Patrimonio arqueológico ..................... . 205
Breve historia de la Gestión del Patrimonio arqueológico ...................... ... ........ ... ................... . 206
Arqueología frente a Patrimonio arqueológico .......................... ............................................. . 214
La gestión del Pacrimonio arqueológico en la actualidad: la Arqueología Preventiva ............... . 214
El concepto de Arqueología Preventiva ........................ ............ .............. .............. ... ................ . 216
La Arqueología Preventiva hoy ... ............................................................................................ . 2 18
Las estrategias de la Arqueología Preventiva ............................ ... ..... ...... ... ........... ................... . 218
Los procedimientos de la APre ........................................................... ... ............ ..................... . 223
La Arqueología Urbana ............. .... ........ .... ... ....................... ..... .................................... ...... ..... . 225
La sociedad frente a los restos arqueológicos, o ¿para qué sirve la Arqueología Preventiva? ..... . 226
Balance final: hacia el fu curo ....................... ............... ........................................ .. ................... . 227
La práctica arqueológica: dónde se aprende, cómo se ejerce ...... ............................................. . 227
534 1 Manual de gestión del Patrimonio Cultural

Recuadro 19: «Mi trabajo como Gestor del Patrimonio arqueológico>>. José Castiñeira,
arqueólogo. Junta de Andalucía .............................................................................................. 202

Recuadro 20: «Más de 200 años de investigación arqueológica en Numancia». Alfredo Jimeno,
Plan Director de Numancia. UCM. .. ...................................................................................... 210

Recuadro 21: «Historia arqueológica de la Vega Baja, Toledo». Arturo Ruiz Taboada, arqueólogo 228

Capítulo 12 El Patrimonio etnológico .................................................................................... 231

Entre el ser y el no ser ... .. ... .. .. ... .. ... .. ... ... ... ... ..... ... ... ... .. . ... .. ... ... .. . ... .. ... .. . .. . ..... ... .. . ... ..... ... ... ... ... 23 1
El Patrimonio etnológico en la normativa española ... ... .. .. ...... ... .. ... ... . ... ... ... .. ... ............. ......... 232
Terminología .. ... . .. . ... ... .... . .. . ........... ... ............ .... .............. ... ..... .. .. .. .... .. . ..... .. . .. . ...... ..... ... .. ... ...... 233
Diferente desarrollo ..... .... .. ... .. ...... .. .. .. .. ............ ............. ........... .. ... .... . ...... ... ... .. .. .... ... .... ......... 234
Tipos de BIC específicos para el Patrimonio etnológico ..... .............. ....................................... 236
La realidad de la protección del Patrimonio etnológico .. .. ... .. . ... .. .. . ... ... ..... .... ... .. ... ... .. ... .. . ... ... .. 241
Entre el aprecio y el desprecio .. .................. .. ......... .. . .. ............ ........... .... ........... ... ... .. ............. ... 242
Dónde se aprende, cómo se ejerce .. ... ... ... ... .. . .. ... ... .. . .. . .. ... ... .. . .. . ... .. .. .. .. ... .. .. . ... ... ... ... .... . ... ... ... .. 243

Recuadro 22: «Recuperación y difusión del Caserío Igartubeiti, del siglo XVI, Gipuzkoa».
Manu Izaguirre, técnico de cultura. Diputación Foral de Gipuzkoa .. ... ... .... . .. . ........... ............. 238

Capítulo 13 El Patrimonio Cultural inmaterial .. .. ............. ... . ............................. ... .. ............. .. 247
Introducción: ¿qué es? . . ... ............. ....... ........... ....... .. .. .. . .. . ...... .... . ... .. . ....... ...... .............. ... ... ....... 247
El «Convenio para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial» .................................... 248
El Patrimonio inmaterial en las normas españolas ............................................. ... ........ ... ... ... ... 254
El Patrimonio inmaterial lingüístico .................................................................... .................... 258
Otras especialidades del Patrimonio inmaterial .... .................................................................... 258
La situación real en la AGE y las CCAA .................................. ..... ........................................... 259
El Patrimonio inmaterial español declarado por la UNESCO .................................................. 26 1
Dónde se aprende, cómo se ejerce ...................................... ... .......................................... ......... 263

Recuadro 23: «Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía». Gema Carrera, antropóloga.
Centro de Documentación del IAPH ...................................................................................... 250

Recuadro 24: «Los toques de campanas manuales: la normalización del Patrimonio Inmaterial».
Francesc Llop i Bayo, etnólogo. Generalitat Valenciana ..... ..................................................... 262
 Índice l 535

Capítulo 14 El Patrimonio industrial, cienrifico y técnico ... ... ... ... .. ...... ... ... . .. . .. . ..... .. . .. . .. . ..... 265
Definición y características: un patrimonio oxidado ..................... ... .... ....... ............................. 265
Una historia complicada: la consideración dd Parrimonio industrial en las normas .. .. ... ... ...... 267
A vueltas con las palabras: Arqueología indusrrial o Pauimonio industrial .............................. 275
El Plan Nacional de Patrimonio indusrrial ...................... .............. ...... .. ....... .. .. ... ....... ..... .. ...... 276
La realidad del Patrimonio indusrrial en España .. .... .. . ... ... .. .. . .. .. ...... ... .......... .... ... ... ..... .. .... ... ... 278
Para aprender y trabajar en la gestión del Patrimonio industrial .. .... ... ........ ... .... .. ........ ... ... ...... 281

Recuadro 25: «Museos de ciencia y tecnología. Un ejemplo en el panorama español:

el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de Madrid». Amparo Sebastián, vicepresidenta
de la Fundación de Apoyo al MNCT .............................................. .. .................... ..... ... ..... ..... 268

Recuadro 26: «Lo inmaterial en el Patrimonio industrial: un aspecto necesario para su

comprensión y su difusión». María Pía T imón, emóloga. IPCE .... ....... .... .......... ..................... 282

Capítulo 15 El Patrimonio documental y bibliográfico .. ..... ... .............. .... ...... .... .......... .... .. .. .. 285
Presentación ..................................................... ...... .......................................... ... .................... 285
El Patrimonio documental ................... ..... .. ..... .. ..................................................................... 285
El «ciclo vital» de los documentos .. ... .... ... .. .. .... .... .. .... ... ... .... ... .. .. ... ........ ... .................. ......... .... 287
El expurgo .. ... ... . .. . ........... .. . .. ... ... .. ... . .. .. .. ... .. .... .. .. .... .. .. . .. . .. .. ... . ... .. ............ ... .... .. ... ... ........ ... ... . 287
Las comisiones para la selección de documentos .. ... .. .. .. ... .... .... ... ... ... ... .... .. .. ... ........... ... ........... 289
El Patromonio documental y las nuevas tecnologías .. .. ......... .. .... ... ... ... .... .... ... .............. ....... .... 292
El Patrimonio bibliográfico . . ...... .. .. . .. . .. ..... ... .. ... .. ... ... .... . .. . .. ..... .. .. .. . ..... ... .. . .. . .. . ...... ... ..... .......... 292
El Depósito Legal ............... ...................... .. .. .. ........ .. ... .. .. .... .... ... ... ... ...... .. .... .. ............ .. ........... 297
El ISBN y el copyright . .. .... ... .... .. .. .. ..... .. ... .... .... ... ... .... ... . .. ..... . .. . .. . .. .... ... .. .. . .. .... ... .................. ... 298
Los Catálogos Colectivos del Patrimonio Bibliográfico . .... .. .. ... ... ......... .. ... ........... ..... ...... .. .... ... 299
Reflexión final: un mundo de frágil papel ... ..... ...... ... .... ........ ... ...... ... .... .... ... ...... ................. ..... 299
¿Cómo trabajar en la gestión de estos patrimonios? .. ... .... .... ...... .... .. ........ .... .. .......... .... ... ........ 299

Recuadro 27: «El expurgo en un archivo público». Teresa Díaz, Archivo Central del IPCE .... 290

Recuadro 28: «Administración electrónica y Patrimonio documental». Margarita Vázquez

de Parga, informática El Corte Inglés .. .. .. .... .......... .. .. ........... ... ... .............. ................ ............... 294
536 1 Manual de gestión del Patri monio Cultural

SECCIÓN IV

Capítulo 16 Los gobiernos y el Patrimonio Cultural .. ... ... ... ... .. ... . .. ... ... .. . .. .. . ... ... ... ... .. ... ... ... .. . 303
Las instituciones para el Patrimonio Cultural: un mundo cada vez más diverso ....... .... .. ......... 303
Los modelos adm inistrativos de los gobiernos para el Patrimo nio Cultural :
la Administración General del Estado (AGE) ........... ......................... .................. ...................... 305
Las Comunidades Autónomas (CCAA) .................................................. ... ......... ........... ...... ..... 312
Los ayuntamientos .... ... ... ............................ ..... ... ...... ... ........ ... ... ............................................. 314
Municipios o ayuntamientos en las normas sobre Patrimo nio Cultural o Histórico ............... . 317
El Consejo de Patrimonio Histórico Espaiiol ................................ ... ... ..... ... ... ............. .... ........ 322
Los Planes Nacionales: el ejemplo del Plan de Catedrales .. ....... .. .. ... . ... ........... .. . .. . .. . .... ... . .. . .. ... 323
¿Cómo trabajar en la gestión administrativa del Patrimonio Cultural? .... ......... ....................... 325

Recuadro 29: «Administración pública del Patrimonio Cultural en las Comunidades

Autónomas: el ejemplo de Castilla y León». J. Javier Fernández Moreno, ex coordinador
de la Direcció n General de Patrimo nio Cultural de Castilla y León ... ........ .... .. ......... ... ..... ...... 308

Recuadro 30: «Dirección General de Patrimonio Cultural del gobierno del Principado
de Asturias». José Adolfo Rodríguez Asensio, director general de Patrimonio C ultural .... ... ..... 318

Capítulo 17 Los museos .. ... ... .. . .. ... ... ... .. . .. ... ... ... .. . .. ... ... ... ... .. ... ... ... ... ... ..... ... ... ... ... ... .. ... ... ... .. . .. 327
Introducción: de lo que más se sabe ...... .. .. .. . .......... ... . .. . ........ .. . .. . ........... ... .............................. 327
Qué es un museo .. .. .. . .. ... .. .. ........ ... .............. ... .... ... . .. . .. . .. . ..... .. . .. . .. ......... .. . .. ........... ... .............. 328
Clasificación de los museos .. .. .... .. .. .... ....... ... ........ .. ....... ... ...... ...... .. . .. . .. . .. .. ....... ... .. . ... .. .. . .. . .. ..... 330
La gestión de un museo ... .. ........ .............. .. ... ............ ... ... ... .... .... .... .. ........ ... . .. .... ... ... ..... ... ....... 331
Los Sistemas de Museos .. ............ .. . ............ ... ........... ... ... ...... .. ... .... .... .......... ... ... ......... .. ........... 334
¿El mundo como museo? ... ...... ... .. . .. .................... ...... ...... ........... ..... ......... ... .. .... ........ ..... . .. ..... 336
La aparente inocencia de los discursos expositivos: el caso del Patrimonio prehistórico ............ 337
Las nuevas fó rmulas de museos: el ejemplo del Patrimonio arqueológico ................... ... .......... 339
Cómo trabajar en Museología: el Cuerpo de Conservadoras/es de Museos ... .............. ... .......... 347

Recuadro 31: «El Museo Arqueológico Nacional. Entre la tradición y la renovación». Rubí Sanz,
directora del MAN ........ ... ... ... ... ..... ... ... ... ..... ... ... ... .. ... ... .............. ... ...... ........ ...... ... .................. 332
 Índice 1537

Recuadro 32: «Los museos municipales y el Patrimonio Cultural». María Luisa Rovira,
directora del Museo Arqueológico de La Val! d'Uixó, Castellón ................................ ......... ... .. 342

Capítulo 18 Los archivos ... ... ... .. ... ... ... ... .. . .. ... ... .... . ... ... ... ... ..... .. . ... ... ... ... .. ... ... ... ... .. . .. ... ... ... ... .. .. 349
Introducció n: la historia en papeles ......... ... .... .. .. ... ... ...... ................. ... ........... ............ ............... 349
Acerca de la definición de «Archivo» ... ..................................................................................... 350
La relación entre los arch ivos y el Patrimonio documental .. ......... ... ... ..... ................................ 351
Los tipos básicos de archivos .......................................... .............. ..................... ...... ........ ... ...... 351
Los Sistemas de Archivos ........ ..... ........................................ .. ............................ ..................... 354
Los Archivos Estatales .................................... ............... ..... ......... ............................................. 354
Los Consejos de Archivos ....................... .... ........... ... ............................................................... 358
El Consejo Internacional de Archivos ......................................................... .. ........................... 359
Los archivos: lugares de trabajo y de consulta ... . .. . ... .. ..... .... .. ... ...... ..... ... ...... ... ........ ........ ...... ... 360
¿Cómo se puede trabajar en un archivo? .. .... . .... ..... .. ........... .. . .. . ....... .. ... .. .......... .. .. .. .... ..... ........ 360

Recuadro 33: «La Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional». Aránzazu Lafuenre,
directora de la Sección Nobleza del AHN .... ........... ......... ..... .. .. .. ... ... ..... .. .. .. . .. . ........ ................ 391

Recuadro 34: «El Archivo General de la Universidad Complurense de Madrid». Blanca

Pascual Gonzalo, archivera del Archivo General de la UCM ........... ...... ...................... ............. 356

Capítulo 19 Las bibliotecas ... .. . .. ... ... ... .. ... ... ..... .... .. ... ... .... . ... ... ... ... ... .. . .. ... ... .. . .. . .. ... ... .. . .. . .. . .. ... . 363
Qué son ................. .. ... ....................... .............................. ..... ....... ... ... ........ ... ........... ... ... ......... 363
Las bibliotecas públicas y el manifiesto de la lJ, 'ESCO ...................................... .............. ... ... 369
El caso de la Biblioteca Nacional: una excepción ......... ........ ........ ...... ................ ... ........ ... .. ..... 370
Los Sistemas de Bibliotecas ............. ....... ............................... ... ............ .. ................. ................. 370
La cooperación bibliotecaria: los Consejos de Bibliocecas ....... ...... ......................... .................. 37 1
Catálogos y bases de datos ....... ............................................... ..... .... .. ..................... ............ .... 375
Bibliotecas e incernet ......................... ........ .............................. .... ... ... ...... .. .................... ........... 376
¿Cómo se puede trabajar en una biblioteca? .................................... ... ........ ..... .... ..... ............... 3T7

Recuadro 35: «Las bibliotecas universitarias: ¿Qué son? ¿Cómo funcionan? ¿Qué papel
desempeñan en la universidad?». Isabel Carreira Delgado. directora de la Biblioteca de la
Facultad de Geografía e Historia. UCM ................................. ... .. .. . ........ .. ........ .. .... .............. . .. 36-:

Recuadro 36: «Qué es y para qué sirve una Biblioceca. .. , acional» Milagros del Corral,
Oi_recrora General de la BNE ···· ········ ··············-········································ ····· .. ······················· .3- -
538 1 Manual de gestión del Patrimonio Cultural

Capítulo 20 Consorcios, fundaciones y asociaciones ... ... .. ... ... .. . .. . .. . .. . .. ... .. . .. . .. . .. . .. ... .. . .. . .. . .. . .. 379
Presentación ......... .............. ...... ..... ... ....................................................................................... 379
Qué es un consorcio ..................................................... ............................... ....................... ..... 379
Los Consorcios de las Ciudades Históricas .......... ... .... .. ......................... ........... ....................... 379
El primer Consorcio de una C iudad Histórica: Santiago de Compostela ........... .... ........... ... . .. 380
Otros consorcios relacionados con la Gestión del Patrimonio Cultural ............ ...... ........... .... ... 384
Fundaciones y asociacio nes culturales ......................... .. ......... .................................................. 388
Qué es una Fundación Culcural .. .. . .. ... ... ... .. . ..... ... ... .. . ... .. ... ... .. ... ... ... ... ... .. ... ... ... ... ... .. ... ... ... ... .. 388
Fundaciones C ulturales en España .... .................. ...... ...... ........ .... ...... .. ......... .. ......................... 389
Qué es una Asociación C ultural .... .... .............. ............. ... ......... ..... .... .. ..... ... ... ... ......... .. . .. ........ 390
Las asociaciones de amigos/as de los museos ............... ... ............. .. .... ... ....... .... ... ........... ... ........ 394
Un ejemplo: la Asociación de Amigos/as del Museo de Arte Romano de Mérida .................... 394
Otras asociaciones ligadas al Patrimonio Cultural . . .. .......... .. ... ....... .................... ... ... .... .... ........ 395
Reflexión final: la voluntad de t rabajar en este ámbito ........ ............ ...................... .. ................ 395

Recuadro 37: «El Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida: diez años d e

gestión del Patrimonio Histórico emeritense». Pedro Mareos C ruz, director científico del
Consorcio d e Mérida .......... ............................ .......... ............... ..................... ........ .................. 382

Recuadro 38: «El Consorcio de la Ciudad de Toledo». Soledad Sánchez-Chiquito,

Departamento de Arqueología y Patrimonio. Consorcio de la Ciudad de Toledo ................... . 386

Recuadro 39: «La Asociación Hispania Nosml». Carlos Morenés, vicepresidence de la

Asociación Hispania Noscra ............ ..... ......... ...... .. ........ ... ..... ................. ................. ............... .. . 392

Recuadro 40: «La Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León». Ramón Álvarez
Vega, director gerence de la Fundación ................ ...... ............................................................. . 396

Capítulo 21 Institutos, universidades y centros de investigación 399

Presentación: investigación y aprendizaje del Patrimonio Cultural ...... ................. .................. . 399
Los Institutos de Patrimo nio C ultural o H istórico ................................................................. . 399
El Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) ............. ............................................. .. 399
El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) ................. ........................................ .... . 401
O tros Institutos d e Patrimonio C ultural ............... .................... ....................... ................. ...... . 405
Centros de investigació n: el CSIC y la Gestión del Patrimonio C ultural ............................... . 407
U niversidades: centros d e enseñanza de la Gestión del Patrimonio C ultural ........................... . 407
U n caso especial: el aprendizaje de la Gestión del Patrimonio arqueológico .......................... .. 413
Los proyectos d e investigación sobre Gestión del Patrimo nio Cultural .................................. .. 41 7
 Índice J 539

Recuadro 41: «Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, de 1989 a 2007». Román
Fernández-Baca, director del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico .......... .. .................... 402

Recuadro 42: «Instituto de Patrimonio C ultural de España». María Domingo Fominaya, jefa
del Servicio de Difusión del IPCE ....... ........................................................ ...... .... .. ..... ... ...... . 408

Recuadro 43: «Un proyecto de Investigación (l+D) sobre Gestión del Patrimonio Cultural».
Alicia Castillo, investigado ra principal del proyecto. UCM .. ............................ ......... ........ ....... 4 14

Capítulo 22 La UNFSCO: el Patrimonio Mundial .................. .............................................. 419

Presentación: un mundo a favor del Patrimonio Cultural ................................. ....................... 419
La UNESCO y el Patrimonio Cultural ................ .. .................................................................. 420
Los documentos de la UNESCO sobre el Patrimonio Cultural ............................... ............... 420
El Patrimonio Mundial ........................................................... .................... ............................. 428
La OCPM .......... ... .............. ....................... ............. ............................................................... 437
España y el Patrimonio Mundial ...... ........................ ....... ........... ... ........................................... 437
Medicación final .. . .. ..... ... ....... ....... .. .. .. .......... .............. .... .. ............ ........... ... ... . .. .............. ... ...... 438

Recuadro 44: «Arte rupestre del Arco Mediterráneo de la península Ibérica, Patrimonio Mundial».
Julián Martínez, Cenero de Investigación del IAPH ................................................................ 422

Recuadro 45: «¿Qué es el ICOM?». Rafael Azuar Ruiz, presidente del Comité Ejecutivo
ICOM-España. ...................... .. ................................................................................................ 426

Recuadro 46: «El Comité Español de ICOMOS». Víctor Fernández Salinas, secretario
adjunto del Comité Español de ICOMOS .............................................................................. 434

Capítulo 23 El Consejo de Ewopa ............................. ............. .. .............................................. 441

Qué es el Consejo de Europa .. .. .. .. .. .... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ............................ ... .. ... . .. . .. . ... .. .. . .. .. ... .. .. 441
Cómo trabaja el Consejo de Europa en Patrimonio Cultu ral ................................................ .. 442
Documentos del Consejo de Europa sobre el Patrimonio Cultural ...... ................. ................... 443
El Consejo de Europa y la creación de empleo relacionado con la Gestión del Parrimonio Cultural 45 1
Otras iniciativas del Consejo de Europa relacionadas con el Patrimonio Cultural .................... 452
540 1 Manual de gestión del Patrimonio Cultural

SECCIÓN V

Capítulo 24 Ética, conocimiento y Patrimonio Cultural ... ... .. .. . ... ... ... .. . .. . .. ... ... ... .. . .. .. . .. . ... .. . .. 457
Introducción: un contexto complicado .... ................................................. ........................ ...... . 457
El difícil cambio conceptual ...................................................................... .............................. 457
¿De quién es Patrimonio el Patrimonio Cultural? .. .... ... ... ...... .. ... .............. ....... .... ... ... ........ ... . .. 466
Ensayo sobre el conocimiento: lo que la sociedad opina, frente a lo que la sociedad sabe
sobre Patrimonio Cultural . ... ........... .. . .......... ... ........... ... ... . .. .... .. ... .. . .. . ........ .. . .. . ........................ 468

Recuadro 47: «La experiencia de la interculturalidad». Mohamed El Morabet, coordinador

del Grupo IN {Intercultural NEKOR) ................. ................................................................... 460

Capítulo 25 El uso social del Patrimonio Cultural ............................... ........... .... .. ... ..... ... ... .. 471
Introducción: los usos sociales .................. .. . ... .... ... . .. . .. . .. ......... ................. ............ .... ....... ... .... . . 471
Qué es el turismo cultural ........................................................................................................ 472
Utilidades del turismo cultural patrimonial .............................................. ................................ 477
¿Qué pide el público al turismo cultural patrimonial? ................................ ................ ........... ... 478
El turismo patrimonial en España. .......................................................................................... 479
Los peligros de la sobreexplotación ........ ... ... ......... .. ... .. .. ........ .................... .... ............ ............ .. 485
Rentabilidad, o ¿existe un mercado de bienes culturales? ..... .... ................ ............................... 487
Reflexión final: la utopía del difícil límite ........... ... .................................................................. 489

Recuadro 48: <A!tamira, o cómo no morir de éxito». José A. Lasheras, director del Museo
Nacional y Centro de Investigación de Altamira .... .................................. ... ............................. 474

Recuadro 49: «HERITY para la calidad en la gestión de los bienes culturales». Comité
Internacional HERJTY ................................................................................................ ..... ......... 480

Capítulo 26 Presente y futuro del Patrimonio Cultural ........................................................ 491

Introducción ............. ............................................................................................................... 491
Las salidas profesionales relacionadas con el Patrimonio Cultural y con su gestión .................. 491
 Índice l 541

El futuro del Patrimonio C ultural: su conexión con el Parrimonio Natural y los cambios
necesarios en su incidencia social y en su im·esrigación ........ ........ ...... ..... ............ ........ ...... ....... 50
Y, para terminar, más preguncas .................................................. .... ....... ... ... ............... .. . ... ...... 509

Recuadro 50: «La formación en Gesrión del Pacrimonio y turismo cultural en la Universitat de
Barcelona» Jordi Tresserras Juan, coordinador del postgrado de Turismo C ultural. UB ............ 494

Recuadro 51: «Cómo nace un nuevo tículo universitario: el Grado en Arqueología». Gonzalo
Ruiz Zapatero, catedrárico de Prehistoria. UCM ................ ........... ... .. ...... ...... .... .. ........ .. .... .... 504

SIGLAS UTILIZADAS . . .. .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . ... ... ...... .. . . .. . . .. . . . . . . . . .• . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . .. . .. . . 513

BIBLIOGRAFÍA CITADA . ..... . .. . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 515