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10.1.- INTRODUCCIÓN
Los adhesivos se conocen desde tiempos inmemoriales y han sido empleados extensamente a
lo largo de la historia hasta la actualidad. Existen ejemplos naturales de adhesión, como es el caso de
las telas de araña, de los panales de abejas o de los nidos de pájaros. Se han hallado vestigios del uso
de la sangre animal como adhesivo durante la Prehistoria.
Los babilonios empleaban cementos bituminosos hacia el 4000 A.C., mientras que los egipcios
preparaban adhesivos mediante la cocción de huesos de animales para la adhesión de láminas de
madera hacia el 1800 A.C.
Sin embargo, el uso masivo de los adhesivos no comienza hasta finales del siglo XIX, con la
primera emisión de sellos de correos, en 1840. Poco después, Charles Goodyear en 1843 descubre
que mediante los procesos de vulcanización se logra la adhesión directa de caucho sobre metal.
Los adhesivos de base látex aparecen en 1887. Las cintas industriales se empiezan a
comercializar a principios del siglo XX (Drew, 1920), aunque los desarrollos más importantes se
realizan durante la segunda guerra mundial. Así, los epoxis (1943) y los poliuretanos datan de esta
época.
El sector de los adhesivos está en pleno crecimiento y su desarrollo es muy grande, dado que
ofrece rendimientos similares y en ocasiones superiores a las otras soluciones para el ensamblaje y el
sellado ,con ventajas en cuanto a ahorro de costes. Como sistema de unión y/o sellado de materiales,
los adhesivos ocupan un lugar que en ocasiones comparten con otros sistemas de unión más
tradicionales.
No obstante, los adhesivos requieren conocimientos básicos para un uso apropiado y efectivo.
Sólo a través de un diseño adecuado de la unión se logran resultados satisfactorios.
En este tema nos ocuparemos de los adhesivos industriales en la actualidad y de los factores
que inciden en la formación de una junta con adhesivos como alternativa a las uniones atornilladas y a
las uniones por Welding, Brazing o Soldering.
Se puede definir adhesivo como “Aquella sustancia que aplicada entre las superficies de dos
materiales permite una unión resistente a la separación”. Denominamos sustratos o adherentes a los
materiales que pretendemos unir por mediación del adhesivo.
Existen dos hechos básicos acerca de los adhesivos que deben tenerse en cuenta:
✔ No existe un adhesivo que una “cualquiera cosa” con “cualquier cosa” con la misma eficacia.
La industria aeronáutica fue la pionera en el empleo de los adhesivos como unión estructural,
aunque en el resto de actividades industriales cada vez se utilizan de forma más habitual los productos
adhesivos. En la actualidad los valores de resistencia a la tracción de juntas realizadas con adhesivos
están en el intervalo de 150 a 500 Kg/cm2, valores estructuralmente suficientes para múltiples
aplicaciones industriales.
Para la unión de aceros es habitual el empleo de adhesivos de tipo epoxi, epoxi-fenoles, nitrilo-
fenoles, poliamidas, etc., manteniendo valores resistentes hasta temperaturas por encima de 200 ºC
en muchos casos.
Las uniones realizadas con adhesivos, frente a las uniones clásicas, presentan una serie de
limitaciones pero también numerosas ventajas:
● Los adhesivos también actúan como selladores de las uniones, así como de posibles
aislantes entre materiales con diferentes propiedades electroquímicas evitando la corrosión
galvánica (Figura 10.2).
Los avances en tecnología de resinas han conseguido adhesivos con alta resistencia a tracción y
a cortante, al pelado, al desgarramiento, al impacto, y cada vez a temperaturas más elevadas.
La resistencia y la estabilidad de este tipo de uniones, junto con la economía de las mismas, son
su garantía para una mayor difusión y desarrollo de estos materiales.
● Dificultad de desmontaje.
Los estados superficiales de los materiales a unir: rugosidad, actividad, limpieza, etc.
Los adhesivos son puentes entre las superficies de los sustratos, tanto si son del mismo, como si
son de distinto material. El mecanismo de unión depende de:
Se define adhesión como: “La acción de las fuerzas que se oponen a la separación de las
moléculas de diferentes cuerpos en su capa limite”. Adherencia es el conjunto de propiedades
fisicoquímicas que tienen lugar en la interfase adhesivo/adherente su posible adhesión. Por lo tanto, la
adhesión hace referencia a las fuerzas en la intercara de dos materiales (Figura 10.3). En el caso de
una unión adhesiva, es la fuerza de unión del adhesivo al sustrato.
En cambio, cohesión es “la acción de las fuerzas que se oponen a la separación de las
moléculas de un mismo cuerpo”. Coherencia es el conjunto de propiedades fisicoquímicas de un
material que permiten su cohesión. De modo que la cohesión hace referencia a la integridad estructural
de un material (Figura 10.3), a la fuerza interna del adhesivo. Incluye las fuerzas intermoleculares de
atracción (fuerzas de van der Waals) y el enlace entre las moléculas del polímero en sí.
Cuando para la unión de dos o más cuerpos de uno o diferentes materiales empleamos
sustancias que facilitan la adhesión, a estas sustancias las denominamos ADHESIVOS.
Evidentemente, en una estructura compleja, la resistencia de un conjunto o cadena será la resistencia
del elemento o eslabón mas débil.
✔ Ruptura del sustrato: Cuando el propio sustrato rompe antes que la unión adhesiva o que la
interfase sustrato-adhesivo.
Cuando se diseña una unión adhesiva se pretende que la rotura no sea en ningún caso
adhesiva, es decir, que la separación nunca se produzca en la interfase sustrato-adhesivo. Sin
embargo, los modos de rotura adhesiva no son nunca predecibles, puesto que la magnitud de la fuerza
de adhesión depende de un gran número de factores rara vez controlables en su totalidad. Por el
contrario, sí se pueden conocer las características mecánicas del adhesivo y, por tanto, se pueden
predecir las cargas a la rotura en modo cohesivo bajo diferentes tipos de esfuerzos.
Como veremos más adelante, algunos de los mecanismos de adhesión más importantes actúan
a nivel molecular. Es decir, las fuerzas de unión adhesiva son operativas únicamente en distancias muy
limitadas, por lo que para la adhesión de elementos éstos deben aproximarse con separaciones no
superiores a 5 Å, lo que significa tamaños moleculares, del orden de tres veces el diámetro del átomo
de Oxígeno. Estas fuerzas de atracción disminuyen con la sexta potencia al aumentar la distancia, lo
que significa que la fuerza disminuye 64 veces cuando la distancia se dobla.
Cuando un adhesivo se aplica sobre las superficies a unir debe hacer dos cosas:
1. Debe “mojar” la superficie. Es decir, debe extenderse sobre la superficie con ángulo de
contacto entre el adhesivo y el adherente sea cercano a cero, consiguiéndose un contacto
íntimo entre las moléculas de ambos. El adhesivo debe penetrar totalmente en la rugosidad
superficial y dispersarse sobre la superficie a unir, de forma espontánea o con la ayuda de
fuerzas de aplicación, y no debe gotear o descolgarse de la superficie después de la
aplicación.
Todas las superficies tienen una energía libre o tensión superficial. Las moléculas de la
superficie de un líquido tienden a orientarse de forma que minimicen la superficie del área del liquido,
es decir, formando gotas.
De este modo, en los líquidos la tensión superficial se pone de manifiesto por la forma esférica
que de modo natural adoptan los pequeños volúmenes del líquido al formar gotas, esto es, la tensión
superficial del liquido hace que la superficie de la gota adopte la forma esférica de mínima superficie
para el máximo volumen relativo.
Los sólidos también tienen energía libre superficial, que puede provocar la extensión de un
liquido sobre su superficie, fenómeno que se opone a la tendencia del líquido a formar gotas, por lo
que este último tenderá a minimizar el área de contacto entre el líquido y el sólido.
Los efectos debido a la energía o tensión superficial son mucho más reconocible en líquidos que
en sólidos. Una forma de medir la energía superficial libre de un sólido consiste en observar el ángulo
que forma un líquido de tensión superficial conocida en contacto con tal material (Figura 10.5).
De igual modo, para un tandem adhesivo/sólido dado, el adhesivo moja al sólido únicamente
cuando las energías interfaciales son apropiadas. Como regla general la energía libre del sólido no
debe ser inferior a la energía o tensión superficial del adhesivo.
1. Que el líquido presente un elevado nivel de tensión superficial y el sólido un bajo nivel de
energía libre superficial. En ese caso el ángulo σ es prácticamente de 180º y decimos que
el líquido no moja al sólido.
2. Que existiendo una cierta interacción el ángulo σ sea mayor de 90º, en este caso el
mojado resulta mínimo.
3. Existencia de un cierto equilibrio entre la tensión superficial del liquido y la energía libre del
sólido, el ángulo puede ser de 90º, pero el mojado sigue resultando insuficiente.
4. Finalmente, una baja tensión superficial del líquido o, mejor aún, una muy alta energía libre
superficial del sólido permite la formación de un ángulo de contacto inferior a 45º, decimos
en este caso que el líquido moja al sólido.
Generalmente algunas superficies sólidas de muy baja energía superficial, tales como los
fluoropolímeros o las poliolefinas, o superficies mucho más activas pero contaminadas con aceites o
impurezas hidrocarbonadas o siliconas impiden la adhesión de cualquier tipo. Estas sustancias fluidas,
debido a su muy baja energía superficial, se dispersan sobre el sólido, dando lugar a su pasivado y
disminuyendo su energía superficial desde algunos cientos de dinas/cm hasta valores de 20 dinas/cm.
Ya hemos comentado que cuando una sustancia en estado liquido o fluidificada entra en
contacto con un sólido, se producen fenómenos a nivel molecular que determinan los comportamientos
de adhesión. El fenómeno de la adhesión es un fenómeno complejo que ha sido objeto de un profundo
estudio durante las últimas décadas. Para su estudio deben tenerse en cuenta:
✔ La ciencia de superficies.
✔ El diseño de la junta.
Varias teorías han sido desarrolladas para determinar estos comportamientos, pero ninguna
teoría por si sola define completamente los fenómenos asociados a la adhesión, sino que se han
desarrollado diferentes modelos que justifican cada caso particular. Teorías como la de Bickerman que
se basan en la formación de capas límite débiles, o como la teoría electrostática de Derjauguin, la
teoría de difusión molecular de Voyutski o las teorías de adsorción de Schornhorn y Guerra.
En la mayoría de los casos, ninguna de ellas por sí sola sería capaz de explicar plenamente el
fenómeno de la adhesión, por lo que es necesaria la combinación de varias, por lo que en la
bibliografía suelen aparecen descritas todas ellas. En cualquier caso, algo de todas estas teorías se
producen en los fenómenos de adhesión.
Los fenómenos de tipo físico incluye el fenómeno de absorción del adhesivo en la porosidad del
sólido, lo que se denomina frecuentemente como anclaje o adhesión mecánica, denominada también
adhesión por llave y cerradura.
En algunos sólidos (papel, madera, hormigón) los efectos mecánicos pueden resultar
sustanciales pero en otros materiales (metales, vidrio, plásticos) los efectos moleculares predominan.
Cuando el contacto íntimo entre adhesivo y sustrato se consigue a través del mojado, se supone que
tiene lugar la adhesión permanente a través de las fuerzas de atracción moleculares, dando lugar a
uniones de tipo químico. Existen enlaces primarios o de primera valencia (enlaces electrostáticos,
covalentes y metálicos) y enlaces secundarios o de segunda valencia (fuerzas de van der Waals)
1. Teoría de la adsorción.
4. Teoría de la difusión.
5. Teoría electrostática.
Posiblemente el fenómeno de adsorción está presente en todas las uniones adhesivas, siendo la
teoría que se puede aplicar de forma más amplia.
Esta teoría establece que la adhesión se debe al contacto entre dos materiales y las fuerzas
superficiales que se desarrollan. La adhesión es resultado de la adsorción de las moléculas del
adhesivo sobre el sustrato y las fuerzas de atracción resultantes, generalmente fuerzas de van der
Waals o secundarias.
Estas fuerzas aparecen entre todos los átomos y moléculas pero, como ya se ha comentado,
para que sean efectivas las superficies deben aproximarse a menos de 5 Å. A pesar de ser las fuerzas
intermoleculares más débiles, son suficientemente fuertes para formar las uniones adhesivas. Existen
tres tipos de fuerzas de van der Waals:
Las que tienen lugar entre dipolos permanentes, siendo estás las más fuertes.
Las que ocurren entre moléculas no-polares, siendo éstas las más débiles, también llamadas
fuerzas de dispersión o de London.
La superficie de un sólido nunca es realmente pulida, sino que es un “laberinto” de picos y valles.
Durante un tiempo se pensó que la adhesión tenía lugar debido a que el adhesivo fluía y llenaba las
microcavidades del sustrato; cuando el adhesivo se endurecía, los sustratos quedaban anclados
mecánicamente.
Ejemplos en los que se puede aplicar esta teoría es en la reparación del caucho, en los
neumáticos, en la unión de superficies metálicas rugosas con adhesivos epoxi y en general de
materiales porosos como la madera y los textiles. La penetración en los poros de los adhesivos
depende del radio del poro.
Podemos decir que la rugosidad superficial del adherente aporta los siguientes beneficios:
Esta teoría se basa en la idea de que, al igual que las especies moleculares están formadas por
uniones químicas, entre los átomos y moléculas de adhesivo y adherente se forman:
Enlaces iónicos.
Por lo tanto, un buen criterio para determinar una buena adhesión por difusión es cuando el
adhesivo y el sustrato tienen parámetros de solubilidad similares.
Este tipo de fuerzas aparece entre átomos o moléculas cargados electrostáticamente. Ejemplos:
• Bola de goma que al ser frotada adquiere una carga superficial que induce cargas en
elementos no conductores.
Cuando una unión falla en la interfase usualmente es debido a la ruptura cohesiva de una capa
límite débil. Estas capas límite débiles pueden producirse sobre el adhesivo o el adherente si una
impureza se concentra cerca de la superficie de enlace y forma una unión débil con el sustrato.
Cuando ocurre el fallo, es la capa límite la que falla, aunque parezca que ocurre en la interfase
adhesivo/adherente.
Por este motivo, antes de aplicar el adhesivo, la tarea más importante es eliminar las impurezas
o contaminantes que pueden dar lugar a este tipos de capas límite débiles:
• Aire atmosférico.
• Aceites y grasas.
De toda la serie de teorías de adhesión expuestas se pueden sacar las siguientes conclusiones
a la hora de diseñar una buena unión adhesiva:
Las resinas sintéticas han ido desplazando a lo largo del siglo XX a los adhesivos de origen
animal o vegetal. En la actualidad se emplean productos sintéticos poliméricos que podemos clasificar
en dos grandes grupos:
a) En fase líquida
b) En fase sólida
a) Que curan mediante poliadición como los cianoacrilatos, los anaeróbicos o los acrílicos
Los principios de la adhesión que hemos comentado son comunes a todas las familias
adhesivas. Sin embargo, sólo los adhesivos reactivos son capaces de dar soluciones fiables a los
problemas de ingeniería.
El curado se lleva a la práctica por adición de un ácido, o sustancia liberadora, para controlar la
reacción suelen emplearse retardantes. Para evitar agrietamientos suelen aplicarse cargas que limitan la
contracción. Al curar, las cargas suelen estar en la proporción del 10% y además suelen adicionarse
extendedores (almidones, harinas, óxidos o silicatos).
Las resinas de urea son higroscópicas. En polvo suelen llevar un 70% de humedad, si ésta
aumenta se produce un fenómeno de apelmazamiento. Aumentando la proporción de formaldehído, se
consigue una mayor estabilidad, pero se aumenta la susceptibilidad a absorber humedad y el olor a
formaldehído.
Independientemente de que sean del tipo resol o novolaca, estos adhesivos fenólicos se
clasifican:
✔ Curado en frío. Se utilizan menos, generalmente en montajes de madera, con una base de
ácido fuerte.
Al igual que las resinas de urea, las fenólicas también contienen cargas y extendedores. Son
resistentes a los disolventes, al agua fría y caliente, a los ácidos y álcalis débiles. El factor
determinante para la aplicación de estas resinas es el límite de espesor de capa debido a la fragilidad
que presentan.
Las resinas de melamina precisan de una temperatura mínima de curado de 65 ºC, siendo el
adhesivo obtenido muy resistente al agua caliente, por lo que se utilizan como reforzantes en otras
resinas. En húmedo tienen una resistencia próxima a las resinas fenólicas.
Estos adhesivos resisten muy bien las condiciones climatológicas, el agua hirviendo, etc., pero
resultan muy quebradizos, por lo que suele ser usual la adición de cargas. El principal problema de
estas resinas es que manchan por lo que, en según que aplicaciones, hay que tener un cuidado
especial.
Su alta resistencia, así como su relativamente fácil aplicación, dan lugar a una nueva confianza
en aplicaciones estructurales. Su característica principal es la existencia de un puente de Oxígeno
entre dos átomos de Carbono o grupo epoxídico. Dentro de este grupo el de mayor importancia es el
de las resinas de BISFENOL A y una sustancia que contenga un grupo epoxi como la
EPICLORHIDRINA.
Partiendo de estas resinas y mediante un agente de curado que polimerice en los grupos epoxi
mediante reticulado, se obtiene un gran numero de adhesivos modificados. Cuando la resina epoxi y el
endurecedor reaccionan a temperatura ambiente, el producto se presenta como bicomponente; si la
reacción es a mayor temperatura, puede presentarse como monocomponente.
✔ Baja viscosidad.
✔ Buena cohesión.
✔ Resisten la humedad y los disolventes débiles, así como ácidos y álcalis débiles.
✔ No son tóxicas.
Puede ser un catalizador que retícula los grupos epoxi consigo mismos dando lugar a
homopolímeros, o puede tratarse de un reactivo entrecruzado dando lugar a heteropolímeros. Los
endurecedores más efectivos son del grupo aminas o fenólicos, las aminas terciarias actúan solo
como catalizadores para homopolímeros mientras que las primarias y secundarias dan lugar a
heteropolímeros. Estos sistemas de curado dan lugar a adhesivos epoxi, epoxiamina, epoxifenólica,
etc.
En los adhesivos epoxi se suelen emplear cargas inorgánicas, óxidos, silicatos, metales
anódicos. Adicionando Cobre o Plata se obtienen adhesivos conductores, si se emplea Silicio o mica
se obtienen buenos aislantes, con silicato de Zirconio o alúmina hidratada se obtienen muy buenas
resistencias al arco. Además pueden modificarse para disminuir su viscosidad, aumentar su
flexibilidad, o dotarlos de características ignífugas.
El campo de utilización de las resinas epoxi es muy amplio y variado: Unión de metales, vidrio,
metal-plástico, plásticos, hormigón, reparaciones, metal-madera. Posiblemente en la unión de maderas
es el único campo donde el empleo de los epoxi es limitado.
Su principal inconveniente es que son productos muy reactivos y bastante tóxicos. La reacción
de los poliisocianatos con poliésteres con grupos OH y los poliéteres, dan poliuretanos, sustancias
polares y flexibles de elevada resistencia mecánica dando lugar a una familia muy importante de
adhesivos modernos.
Los adhesivos de poliuretano no dan tan buenas prestaciones como los epoxi para la unión de
metales, aunque en aplicaciones concretas pueden ser los de mejores prestaciones. Ciertas familias
de poliuretanos presentan la posibilidad de utilizarse como monocomponentes, con curado por
humedad o por luz ultravioleta (Figura 10.12), al igual que sucede con otras familias de adhesivos.
Son de utilización en la industria del papel, madera, cartón, cuero, utilizándose también en
estado sólido como “hot melt”. Otras aplicaciones son en la unión de hormigón nuevo con viejo, en
materiales no porosos como el celofán, etc.
No son tóxicos, son incoloros, sin sabor, neutros, no corrosivos, tienen buena estabilidad por
debajo de los 100 ºC pero se descomponen entre 200 y 250 ºC. Tienen una cierta flexibilidad que
puede mejorarse con la adición de látex y poseen resistencia a cizalladura del mismo orden que los
adhesivos de urea y fenólicos.
La hidrólisis ácida del acetato de polivinilo da lugar al alcohol polivinílico, si el proceso se limita
se obtienen diferentes composiciones ácido/alcohol. Con un 70% de acetato el producto no es soluble
en agua, con un 30% solo es soluble en agua caliente, con un 12% es soluble en agua fría.
Las propiedades mecánicas aumentan con el peso molecular, el formal es más resistente que el
butiral, aumentando también la viscosidad. Lo más interesante es la combinación con otros adhesivos.
El polivinil butiral es soluble en alcoholes, éteres y disolventes, dando lugar a una familia de
adhesivos disueltos en disolventes orgánicos. Es más flexible que el formal, presentando mejores
propiedades frente al pelado. En presencia de un alcoholato alcalino, son solubles en una amplia
variedad de disolventes industriales. Al perderse el disolvente se convierten en adhesivos de contacto.
El polivinil metil éter (PVM) es soluble en agua por debajo de 30 ºC de forma reversible. El
poliestireno obtenido por polimerización del estireno da lugar a un adhesivo en disolución o dispersión
acuosa. Por ultimo el copolimero de estireno y butadieno da lugar a un adhesivo tipo caucho de
aplicación en la industria del calzado y del caucho.
La adherencia se debe a la presencia del polímero que termina de reticular con el monómero con
la adición de un peróxido orgánico. Los alquil-2-cianocrilatos dan lugar a la familia de los
cianocrilatos, con excelentes propiedades de polimerización por la humedad residual (Figura 10.14) o
por activación con luz UV. Presentan alta velocidad de polimerización y amplia versatilidad. Como
inconveniente tienen baja viscosidad y poco tiempo de posicionamiento, lo cual puede modificarse con
cargas, plastificantes y retardantes.
Tienen elevadas propiedades mecánicas y son estables hasta 80-100 ºC. Las piezas pueden
manipularse a los pocos minutos.
a) Los nylon, fruto de la reacción de ácidos dicarboxílicos con diaminas. Los nylon no son
solubles en disolventes, solo algunos sustituidos presentan alguna solubilidad que puede
aprovecharse para elaborar suspensiones adhesivas. En estado sólido se emplean con un
b) Las versamidas, procedentes del ácido dilinoléico con diamidas. Las versamidas van
desde tipo sólido hasta líquidas muy fluidas. Sus propiedades principales son un punto de
fusión exacto y bajo, viscosidades bajas, resistencia a la humedad y al ataque químico,
buena adherencia, compatibilidad con otras resinas, etc. Suelen emplearse en estado
líquido como mezclas con otras resinas actuando como endurecedores. Las versamidas
sólidas son de aplicación por fusión en caliente.
Muchas de las resinas descritas se pueden utilizar como resinas hot melt, de fusión en caliente.
A temperatura ambiente son sólidos, que funden a un valor determinado, presentando un elevado
grado de humectación. Al enfriarse, el adhesivo solidifica provocando la unión.
La utilización de adhesivos en aplicaciones estructurales ha dado lugar a una demanda cada vez
más adaptada al mercado de adhesivos especiales. Sin embargo, no resulta suficiente el empleo de un
solo polímero para una aplicación concreta, por lo que se recurre a mezclas de polímeros para
conseguir las propiedades que se desean.
La baja resistencia al pelado y la fragilidad de las resinas epoxi se mejora por adición de resinas
de nylon. Los epoxi-nylon son resinas de excelentes propiedades de impacto y elevada resistencia al
pelado.
Las resinas de fenol formaldehído con caucho nitrilo dan excelentes propiedades al pelado que
no poseen las resinas de fenol formaldehído.
Los sistemas de polivinil acetal con fenol formaldehído dan excelentes propiedades de
durabilidad, manteniendo la resistencia en condiciones adversas hasta valores próximos a 500 kg/cm2
en cizalladura.
Tipos de cargas.
Resistencia climatológica.
Flexibilidad.
Problemas de color.
1. Diseñar una unión específica para adhesión. Se debe tener en cuenta el área de unión
necesaria, la forma de aplicación de las cargas, la situación en la aplicación real, la forma de
ejecución de la unión, etc.
3. Ensayar la eficacia de la unión. Se debe realizar, a ser posible, una prueba en un montaje
simple, determinando las dimensiones óptimas y espesor del adhesivo. También es
aconsejable la realización de ensayos mecánicos (Figuras 10.15 y 10.16).
Tanto el diseño como la elección del adhesivo deben acomodarse a la aplicación, evitando en la
medida de lo posible juntas adhesivas sobredimensionadas, que suelen encarecer de forma
desproporcionada e innecesaria los costes de montaje.
Los tecnólogos de la adhesión diseñan normalmente las formulaciones adhesivas para lograr
que las fuerzas adhesivas sean siempre superiores a las cohesivas. De este modo, conociendo las
propiedades mecánicas del adhesivo se puede evaluar y, por tanto predecir, el comportamiento
mecánico de una unión adhesiva. Según este enfoque, las propiedades mecánicas de la unión pueden
estudiarse en base a las propiedades mecánicas del adhesivo que la constituye.
Los fracasos más frecuentes cuando se emplean adhesivos son debidos al desconocimiento de
los esfuerzos a que va a estar sometido el ensamblaje. En la práctica, ésto quiere decir que la
naturaleza y magnitud de las tensiones que se esperan durante el servicio de la unión adhesiva deben
conocerse antes de decidir el tipo de adhesivo que se debe emplear.
Los esfuerzos mecánicos actúan sobre los conjuntos ensamblados como esfuerzos de tracción,
de compresión, de flexión, de torsión y de cortadura, provocando así las tensiones. Aún así, las
tensiones no aparecen únicamente como consecuencia directa de transmitir fuerzas o energías, sino
que también se pueden dar por la aparición de fenómenos secundarios que acompañan a los cambios
de temperatura.
Los adhesivos en general poseen muy alta resistencia a esfuerzos de tracción y de cizalladura,
en cambio su comportamiento a desgarre y pelado son mucho más limitados (Figura 10.17). Para
conseguir ensamblajes correctos hay que plantear durante la etapa de diseño un trazado que evite en
lo posible esfuerzos que no sean de tracción o de cortadura en las uniones adhesivas. En
consecuencia son deseables:
✔ Utilizar siempre la mayor área posible, respetando las limitaciones de costo de la aplicación.
✔ Alinear correctamente las uniones de modo que las tensiones puedan ser absorbidas en la
dirección de mayor resistencia de la unión.
En la Figura 10.18 se muestran una serie de soluciones de diseño orientativas a los problemas
de uniones adhesivas.
✔ La fijación de roscas.
✔ Sellado de juntas.
Hemos visto que la adhesión es un fenómeno de superficie. El espesor dentro del cual tienen
lugar las interacciones entre adhesivo y sustrato (interfase adhesiva) tiene una magnitud del orden de
las distancias intermoleculares.
En el caso de algunos metales, esta superficie exterior renovada permite la formación de puntos
de oxidación que, de ser de la suficiente cohesión, permiten la formación de puentes de unión con las
moléculas del adhesivo. En cualquier caso hay que tener en cuenta la necesidad de un contacto muy
cercano, lo cual puede quedar perjudicado mediante la preparación superficial si la rugosidad resulta
muy alta.
Es importante comprender que las uniones adhesivas serán más fuertes cuanto más limpias y
pretratadas estén las superficies. Es claro suponer que cualquier sustancia intermedia va a interferir en
este fenómeno. Es más, cualquier capa exterior de composición o estructura diferente de la del seno
del sustrato va a afectar la calidad de cualquier adhesión.
Cuando se buscan uniones reproducibles con durabilidad se necesitan procesos que aseguren la
aptitud de la superficie para adherir o, lo que es lo mismo, que se halle exenta de cualquier agente
extraño que provenga del entorno o del mismo sustrato. Estos procesos de denominan tratamientos
superficiales. Los tratamientos superficiales no son siempre imprescindibles. Sin embargo su
aplicación permite optimizar la adhesión y, cuando menos, reproducir las características de la adhesión
en grandes cadenas productivas preservando los niveles de calidad diseñados. Los más utilizados
industrialmente son la limpieza superficial y los tratamientos abrasivos:
1. Limpieza superficial. Para que la unión sea lo más perfecta posible, es necesario eliminar
todo rastro de aceite, grasa, polvo y otro tipo de suciedad residual. Los disolventes que se
evaporan sin dejar residuos son adecuados para este fin. Los sistemas de limpieza acuosos
(alcalinos o ácidos) casi siempre contienen inhibidores de la corrosión, que si permanecieran
sobre las superficies pueden reducir la adhesión o inhibir el curado. Por ese motivo después
de usar estos sistemas de limpieza los sustratos deberán enjuagarse y secarse a fondo.
2. Tratamientos abrasivos. Las superficies metálicas sucias suelen estar cubiertas por una
capa de óxido que no puede eliminarse con el desengrasado. En estos casos es necesario la
aplicación de un tratamiento mecánico como el granallado, el lijado o el uso de un cepillo de
alambre. Después del tratamiento mecánico las piezas deberán desengrasarse a fin de
eliminar todo rastro de suciedad residual.
3. Tratamientos químicos. Para decapar se utilizan productos químicos agresivos (muy ácidos
o alcalinos). Este tratamiento conlleva un cambio de la superficie del sustrato, porque
añaden grupos reactivos y puede formarse cavidades que dan lugar a un enclavamiento
mecánico.
Es posible que los adhesivos rígidos sean más compatibles con superficies suaves a
causa de la ausencia de puntos de rugosidad que eviten la aparición de puntas de tensión
que a su vez podrían actuar como iniciadores de la fractura.
Los adhesivos flexibles pueden deformarse bajo tensiones y resistir la rotura o el desgarro,
de modo que la rugosidad no es un factor crítico para su uso.
Desde el punto de vista de la adhesión son preferibles acabados groseros a acabados finos que
disminuyen la superficie real del material, haciendo más difícil el anclaje mecánico y disminuyendo la
extensión de la interfase adhesivo-sustrato.
La viscosidad del adhesivo debe ser adecuada a la estructura geométrica fina y al estado
energético de la superficie. Esto significa que las desigualdades de la superficie deben ser rellenadas y
que las capas de adhesivo deben tener un espesor capaz de recubrir las holguras entre los sustratos.
De ser así, la totalidad de la superficie podrá participar en la adherencia.
a) ALUMINIO.
◦ Inmersión en una solución alcalina durante 10 minutos. Aclarado con agua destilada.
b) ACERO.
4. Método 4: Desengrasado, chorreado con abrasivo inerte, lavado con solución alcalina,
aclarado con alcohol etílico, secado.
c) ACERO INOXIDABLE.
◦ Desengrasado.
◦ Secado.
d) ACRÍLICOS.
◦ Eliminación de partículas.
e) ACETATOS.
◦ Limpieza de partículas.
f) ACETAL COPOLÍMEROS.
◦ Secado a 40 ºC.
g) POLICARBONATOS.
h) POLIETILENOS.
i) POLIPROPILENOS.
◦ Secado
◦ Método 1: Lijado o pulido. Posterior limpieza con disolvente compatible con el tipo de
caucho, generalmente tolueno o etilmetilcetona.
◦ Método 2: Cloración con hipoclorito sódico en agua activada con ácido clorhídrico.
Aclarado y secado aplicando inmediatamente el adhesivo.
m) VIDRIO.
1. Método 1. Desengrasado con acetona, alcohol, etc.; chorreado con arena fina, limpieza por
vacío con aire filtrado seco.