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EL PROCESO DE EJECUCIÓN

Y LOS HEREDEROS INDETERMINADOS COMO EJECUTADOS

Por: Duberney Grisales Herrera

En la práctica judicial cotidiana es corriente que el operador judicial se enfrente


ante la posibilidad de expedir orden de apremio cuando se trata de demandar una
obligación cuyo deudor ha fallecido, por lo que en algunas demandas se plantean
pretensiones contra herederos determinados e indeterminados; respecto a los
primeros ninguna discusión se ofrece, sin embargo en lo que toca con los
segundos, de tiempo atrás, existen dos posiciones: (i) Quienes sostienen que no
pueden ser ejecutados; y por otra parte (ii) Quienes estiman viable demandarlos, a
pesar de su indeterminación.

El único aspecto en que concuerdan las dos tesis planteadas en torno a la


temática consiste en la rotunda falta de claridad de la redacción del artículo 81 del
Régimen Procedimental Civil, luego de reformado por el Decreto 2282 de 1989,
que justamente es la que ha dado origen a la controversia que aquí se formula.

A continuación, sin aspiraciones de agotar el tema y en cambio sí con el ánimo de


ilustrar mejor la discusión y permitir la adopción de una visión más amplia del
asunto, se presentan las diversas argumentaciones esgrimidas por cada tesis.
 

Oportuno resulta enfatizar, desde ya, que este ejercicio expositivo de las razones
sustentatorias de cada una de las respuestas ensayadas para dar respuesta al
interrogante, tiene como genuino anhelo realzar la cardinal importancia que reviste
conocer el panorama teórico que puede ofrecerse sobre una determinada
temática, antes que asumir posturas radicales animadas por emociones del caso
particular, carentes de criterios razonables que atiendan con suficiencia la
dialéctica constante que constituye la tarea interpretativa de todo operador judicial,
llámese juzgador o litigante. Como adelante se verá, los razonamientos que sirven
de estribo a cada posición son producto de la reflexión sensata, y por contera,
aptos para dar soporte a la línea que se elija.

1. 1.Los argumentos de la tesis sobre la improcedencia de demandar


ejecutivamente a herederos indeterminados

1.1.        Las decisiones del Tribunal Superior de Armenia

La Corporación[1] en providencia del 10-08-2005, con ponencia del Magistrado


Óscar Cardona Pérez y suscrita por la Sala, sin salvamentos de voto, adhirió a
esta doctrina, que puede decirse es la mayoritaria y tradicional.

Se adujo en aquella providencia que “los herederos son asignatarios a título


universal y representan la persona del causante”, así entonces, muerto el deudor
la acción debe encaminarse contra sus herederos, previo el trámite de
enteramiento del título conforme al artículo 1434 del Código Civil, so pena de
nulidad procesal, según estipula el artículo 141-1º del Estatuto Adjetivo Civil.

Luego al explicar el artículo 81 del Código de Procedimiento Civil señala que el


inciso primero es propio de los “procesos de conocimiento”, y en cuanto a la
ejecución indica que hay dos posibilidades: (i) cuando hay proceso de sucesión en
curso, en cuyo evento a pesar de que la norma prescriba la posibilidad de
demandar a los herederos indeterminados “ habrá de entenderse que esta
eventualidad sólo es para el caso de los procesos de conocimiento, porque en tratándose
de los ejecutivos, dado que se vincula a los representantes de la herencia, corresponderá
dirigirla contra el “albacea con tenencia de bienes o el curador de la herencia si fuere el
caso, y contra el cónyuge, si se trata de bienes o deudora sociales.”.

Y la segunda posibilidad (ii) cuando el proceso no se ha iniciado, preceptiva que


luego de la reforma de 1989 en armonía con los artículos 1289 y 1290 del C.C.,
dispone que para efectos procesales se comprende que aceptan la herencia sino
la repudian en la oportunidad allí estatuida, por ende  los ejecutados citados
representan la herencia; por contera, sí debe estar representada cuando hay
indeterminación de los herederos, y en caso contrario no puede adelantarse la
demanda, dada la “naturaleza del proceso ejecutivo”.

Concluye la Colegiatura señalando que en los eventos de indeterminación de los


herederos la demanda se dirigirá contra: (i) el curador de la herencia yacente, (ii)
el albacea con tenencia y administración de bienes, y contra el cónyuge – si son
deudas sociales.
 

El 18-06-2008 se registra una providencia de ponente, y no de la Sala, de la


Colegiatura preindicada, con la cual se prohíja la procedencia de demandar
ejecutivamente a herederos indeterminados, no obstante su examen argumental
se hará con más espacio, en el aparte rotulado para revisar la tesis de quienes así
piensan, ahora basta resaltar el movimiento de la línea de pensamiento en este
sentido.

La cuestión debatida fue retomada en proveído datado el 17-10-2008[2], con


ponencia de la Magistrada Sonya Nates Gavilanes y suscrita por la Sala de
Decisión Civi - Familia - Laboral, en ella se invocaron como antecedentes (i) la
decisión del 10-08-2005, ya reseñada en párrafos anteriores, y (ii) la fechada el
01-08-2007, que citó la de 2005.

Al reiterar la negativa frente a la ejecución de herederos indeterminados, se adujo


que (i) empero que el artículo 1434 del C.C., refiere herederos, “ (…) ello no implica
el demandar a quienes no se conocen, ya que cuentan con varias opciones para hacer
valer sus créditos, como son el demandar la apertura de sucesión del deudor fallecido,
promover la declaratoria de la herencia yacente o demandar ejecutivamente el cobro del
título valor (Sic) contra los herederos conocidos; (…)”; y (ii) la indeterminación de los
ejecutados impide la representación o administración de los bienes de la sucesión.

Finaliza la comentada decisión judicial indicando con claridad su postura negativa


así: “(…) sólo los herederos que la aceptaron (La herencia) les corresponde
administrarla, por lo que los procesos de ejecución siempre deben dirigirse en contra de
personas determinadas.” El paréntesis es extraño al texto original.
 

1.2.        La doctrina nacional

El maestro Jaime Azula Camacho[3]  menciona la posibilidad de demandar sólo


los herederos determinados que hayan aceptado la herencia porque “ (…) es
indispensable que acepten la herencia, lo cual no puede predicarse de los
indeterminados, por cuanto no es viable hacerlo por conducto de un curador ad litem,
pues la ley no ha atribuido a este esa facultad por carecer de la administración de la
herencia. (…)“.

En tratándose de herederos indeterminados no, pues con la aceptación


representan la herencia, mientras tanto carecen de tal facultad (Artículos 1155 y
1297 del Estatuto Sustantivo Civil). También plantea como una razón más para
desechar la demanda contra los herederos indeterminados la “naturaleza especial
del ejecutivo”[4].

Más adelante señala que debe notificarse al albacea con tenencia de bienes, en la
sucesión testada. O debe solicitarse la declaratoria de herencia yacente y
nombramiento de un curador, para notificarle el título.

Por su parte el autor Mario Fernández Herrera[5] rechaza la viabilidad de


demandar a los herederos indeterminados con apoyo en que:

 
 

(…) siempre esta clase de proceso parte del presupuesto lógico


ontológico y jurídico que se desprende de la preexistencia de una
obligación en cabeza de un deudor, en cuyo caso habrá que demandar
a éste, si vive, o a sus herederos determinados si murió; o la cónyuge
sobreviviente si se trata de bienes o deudas sociales (…) quién será
citado solo o conjuntamente, según el caso; o al albacea con tenencia
de bienes; o a los herederos reconocidos en el proceso de sucesión, si
éste ya está en curso; o al curador de la herencia yacente. (…)
 
 

Siguiendo con la revisión del panorama general en la doctrina patria, están las
razones de los autores[6] Luis Augusto Cangrejo Cobos, Ricardo Zopó Méndez,
Alfonso Guarín Ariza y Carlos Fradique Méndez, arguyen:

 Los herederos indeterminados no representan ni administran la herencia,


pues en nuestro sistema jurídico la condición de heredero requiere, a más
de la vocación, la aceptación.

 La orden de apremio sólo puede dirigirse a una persona con capacidad


jurídica de cumplimiento, que únicamente tiene el administrador de bienes
del causante.
 El acreedor tiene vías jurídicas para hacer valer su crédito: a) demandar la
apertura de la sucesión; y b) demandar la declaratoria de herencia yacente.

 La obligación jurídica reclamada, como toda obligación, requiere


determinación en el sujeto deudor “(…) cuando se cita a herederos
indeterminados es tanto como citar a personas desconocidas. A un desconocido
no se puede notificar la existencia de un título ejecutivo, simplemente porque el
vínculo jurídico como elemento esencial de la obligación no se puede establecer
con un ente abstracto, casi imaginario. (…)”, acota el profesor Fradique
Méndez.

 
Finalmente, el tratadista Juan Guillermo Velásquez, en repudio de demandar a los
herederos indeterminados arguye que en el evento que pudiese nombrarse un
curador ad litem, carecería de capacidad de pago puesto que no tiene la
administración de los bienes del causante como tampoco de proponer las
defensas pertinentes; apunta que “(…) en el proceso ejecutivo se parte de la certeza
de la obligación y lo que se pretende en su cobro, (…) de modo que únicamente el
heredero conocido o determinado que la haya aceptado puede ser sujeto pasivo de la
deuda. No se entendería como un heredero indeterminado pudiera pagar y en calidad de
qué.”[7].

Luego, el citado autor, cuestiona la representación que puedan tener los


herederos indeterminados, en razón a que únicamente se obtiene con la
aceptación de la herencia, según enseña la jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia, en sentencias del 27-05-1920, 28-07-1923, y 31-081927.

Para concluir sus estimativos jurídicos resalta la defectuosa redacción del inciso
final, que da a entender la procedencia de la ejecución comentada, sin embargo
aduce que a dicho entendido se opone la certeza de la obligación y el deudor.

En menoscabo de la brevedad, pero por apreciar diferente a las demás


motivaciones examinadas, se cita in extenso, la consideración que hace el
profesor Velásquez Gómez, prevalido de un criterio lógico:

Si se compara, pues, el inciso tercero con el segundo, se concluye


sorprendentemente que cuando existe certeza de quienes son los
herederos (pues existe proceso de sucesión y han sido reconocidos en
él) la ejecución tendría que dirigirse también contra los herederos
indeterminados, pero si no hay tal certeza no habrá que demandar a
éstos. Y si se compara el inciso primero con el tercero se advierte que
éste último no habría sido necesario, ya que habría sido suficiente que
en el primero se hubiera dicho que tendría aplicación igualmente en
procesos de ejecución, exista o no proceso de sucesión en curso.
 
Así, pues, por ilógico y contradictorio, y con apoyo en las reglas de
interpretación, el inciso tercero del artículo 81 comentado, no debería
entenderse en cuanto a que en los procesos ejecutivos la demanda se
dirigirá también contra herederos indeterminados. No obstante la
ligereza que se tuvo en la redacción de la norma, quedan, para su cabal
interpretación y aplicación, sus antecedentes legales, doctrinarios y
jurisprudenciales.

1. 2.Los argumentos de la tesis sobre la procedencia de demandar


ejecutivamente a herederos indeterminados

2.1.        La decisión insular de un magistrado de Tribunal Superior de Armenia

Se trata de una decisión[8] fechada el 18-06-2008, con ponencia del Magistrado


Jorge Maya Cardona, sólo de ponente, pues decretó la nulidad de la actuación
surtida, con fundamento en que han debido ser notificados también, los herederos
indeterminados en el proceso de ejecución.

Al efecto se apoyó en que el artículo 1434 del Código Civil ordena notificar a
“herederos en términos generales” y que como la sucesión no había terminado, la
ejecución no se cumple contra “ (…) personas indeterminadas, sino a unas personas
indeterminadas pero que pueden tener la calidad de herederos de un causante
determinado, pues que se persiguen los bienes de éste y no de aquéllos. ”. Se invalidó la
actuación porque solamente se notificó a la heredera reconocida en el proceso de
sucesión por causa de muerte en curso, y se omitió tal diligencia con los
“herederos indeterminados”.

Pareciera que hubo un giro en la línea de pensamiento de nuestro Tribunal, para


alinearse en las tesis favorables a la posibilidad de ejecutar herederos
indeterminados, sin embargo, resultó ser apenas un criterio insular ya que no tuvo
ocasión de pronunciarse la Sala; ya en el mismo año, ya en el mes de octubre,
nuevamente se alude al tema y la Corporación reitera su posición tradicional,
según se explicó líneas atrás.

2.2.        La doctrina nacional

El profesor López Blanco[9] expone:”(…) hipótesis también aplicable para los procesos


de ejecución (aludiendo al artículo 81), porque si bien es cierto el inciso primero del
artículo en cita inicia su redacción refiriéndose exclusivamente a los procesos  de
conocimiento, el ulterior desarrollo de la norma no permite albergar duda acerca de que
se aplica por igual a los de ejecución al referirse expresamente al mismo en los dos
siguientes incisos (…)”. Agrega que la determinación del demandado no desaparece
por su muerte, dada la regulación colombiana sobre los efectos de tal hecho
jurídico.

 
No admitir, dice el profesor, la demanda en tales términos impide la efectividad de
la acción judicial por los engorrosos trámites que se imponen y las nulidades que
se decretan. Se refiere al estudio del Instituto Colombia de Derecho Procesal,
donde los profesores Ulises Canosa Suárez y Edgardo Villamil Portilla, formularon
una ponencia a favor de esta tesis. Reconoce, el mismo López Blanco, que no
hubo consenso en el seno del Instituto.

Por su parte los profesores Canosa Suárez y Villamil Portilla[10] sostienen que (i)
no hay indeterminación en la parte demandada, porque no se trata de demandar a
“cualquier persona” sino a “los herederos indeterminados de un causante
determinado”, ello no equivale a decir “todos” o “nadie”, la orden de pagar o
excepcionar tiene unos sujetos determinados; se requiere a personas
desconocidas, pero que tiene la calidad de herederos de un causante determinado
para que realicen esos actos, y para ello señala el artículo 332, inciso 5º del
C.P.C.: “(…) En los procesos en que se emplace a personas indeterminadas para que
comparezcan como parte, la cosa juzgada surtirá efectos en relación con todas las
comprendidas en el emplazamiento (…)”. Destacan que hay un importante principio
de determinación en este punto, que brota de la calidad en que son citados los
herederos.

Aducen que (ii) toda sucesión tiene un causante, en últimas el ICBF, sin embargo
concluir que el acreedor ejecutante “(…) está obligado a conocer quiénes son esos
herederos, en qué orden se va a repartir la herencia, quiénes van a aceptar o repudiar,
etc., es obligar a lo imposible y dar la espalda a una palpitante realidad, que demanda
una solución práctica. (…)”. Respecto a la posibilidad legal de la declaratoria de
herencia yacente replican que “ la experiencia de muchos años ha demostrado”, que
se trata de una institución complicada que dilata los procedimientos y hace difícil la
efectividad de los derechos del acreedor.

En torno al (iii) emplazamiento aseveran que cumple la misma finalidad que en


todo proceso y no existe razón para diferenciar entre los procesos de
conocimiento, donde es claro que se admite, y los de ejecución donde se niega.
Que el emplazamiento cumpla o no con su propósito es ajeno a la discusión,
puesto que responder en forma negativa llevará a concluir que no lo cumple en
proceso alguno.

Surtida la notificación, aseguran los profesores, se presume la comunicación a


los herederos “desconocidos” de un causante determinado, el inicio del proceso
ejecutivo al que pueden válidamente concurrir y ejercer las distintas opciones
procesales que ofrece nuestro ordenamiento jurídico; lo anterior, entonces,
salvaguarda el debido proceso y su derivado natural: el derecho de defensa, de
forma efectiva. Ahora, si prefieren no comparecer al proceso, sus bienes
personales no se involucran, pero saben que los bienes del causante están
expuestos a la subasta; y todas estas diligencias quedan garantizadas con la
presencia del curador que los represente.

Por último, expresan que (iv) no existe justificación para diferenciar entre procesos
de conocimiento y ejecutivos porque “ (…) en últimas lo que se presenta es una
pretensión de una persona, demandante en el ordinario o acreedor en el ejecutivo, contra
los herederos de un causante.”. Se preguntan: ¿Cómo consentir el trámite de un
proceso ordinario contra herederos indeterminados, para luego no permitir su
ejecución contra ellos mismos?
 

Si puede instaurarse un proceso de conocimiento contra herederos


indeterminados, sin mediar la declaratoria de yacencia de la herencia, ni discutir la
aceptación o repudiación, con igual fundamento debe aceptarse ejecutar la
sentencia contra los herederos indeterminados.

El doctrinante Luis César Pereira Monsalve[11] tan sólo comenta el artículo 81


ibidem en el sentido de que procede demandar ejecutivamente a los herederos
indeterminados, sin exponer motivación alguna.

A su turno el reconocido procesalista Parra Quijano[12] se muestra partidario de la


posibilidad de demandarlos; explica en esencia, que cuando no se ha iniciado el
proceso de sucesión, se pueden demandar a todos los herederos en forma
indeterminada, en el entendido de que “ (…) la indeterminación no es absoluta, ya que
se trata de llamar a los herederos del señor X”.

Alega el profesor Parra Q. que el artículo 1434 del Código Civil “ (…) lo único que
exige para que haya ese puente, por el cual el mérito ejecutivo pasa contra los herederos,
es noticiar la existencia de los títulos ejecutivos a ellos. ”[13], a lo que se suma que la
norma procesal (Artículo 81 C.P.C.) establece una especie de “ficción”
interpretando el silencio del heredero como aceptación, que solamente tiene
efectos de orden procesal “(…) sin afectar el derecho sustancial o material, por cuanto
el heredero puede no aceptar la herencia, de conformidad con el derecho de fondo.
(…)”[14]; agrega que en respaldo de lo dicho que bien puede el legislador procesal
entender una conducta procesal para atribuirle determinados efectos.
 

1. 3.La posición personal

Revisados los diversos pareceres de la doctrina nacional y las


decisiones judiciales locales, compete afirmar que se comparten los
razonamientos esgrimidos por aquel sector de la doctrina que
estima improcedente demandar ejecutivamente a herederos
indeterminados, pues en verdad, aparte de su indeterminación, que
riñe abiertamente con los caracteres propios del título ejecutivo
(Expresividad y claridad), existe falta de la calidad de
administradores de la herencia, con capacidad de pago válido.

La noción de expresividad como nota distintiva del título de


ejecución, es de central preponderancia, advierte el profesor Parra
Quijano[15]:
 
 
(...) La obligación no es expresa cuando haya que
hacer explicaciones, deducciones, o cualquier otro tipo
de rodeos mentales para explicar qué es lo que
“virtualmente” contiene.  (...) Si se permitiera ingresar
al ejecutivo con una obligación de este tipo,
prácticamente el requisito de expreso habría que
predicarlo del intérprete y no de la obligación, lo que
resultaría atentatorio de los derechos del ejecutado
que tendría que recurrir y defenderse de
construcciones mentales y no de realidades
manifiestas.

 
 

Cuando explica la doctrina que el contenido de la obligación


reclamada debe ser claro está significando que: “(...) sus elementos
aparezcan inequívocamente señalados; tanto su objeto (crédito) como sus sujetos
(acreedor y deudor). (...)”[16].  En el mismo sentido puede leerse el
profesor Azula Camacho[17].

De otro lado, negar la indeterminación de los herederos porque no


se trata de cualquier causante, sino de uno en particular, nada
agrega, pues persiste la indeterminación; la diferencia es apenas de
grado, igual mal puede hablarse de determinación, que es
justamente el carácter reclamado por la “expresividad y claridad” de
todo título ejecutivo. En suma, afirmar que hay menos
indeterminación por tratarse de un causante en particular, no
permite llegar a la noción de “determinación”.

Ahora bien, en lo que atañe al artículo 1434 del C.C., de cuyo texto
derivan algunos autores la ejecutividad del título, resaltando que tan
solo exige notificar a los herederos para reclamarles coactivamente,
dejan de lado que la regla es insuficiente con la mera mención de
“herederos”, pues tratándose de obligaciones su hermenéutica es
restrictiva, por ende mal puede comprenderse que refiere también a
los herederos indeterminados, lo que debe atarse indefectiblemente
a la naturaleza ejecutiva de la acción que se deriva, que demanda
claridad y expresividad en sus extremos obligacionales.

 
En lo que toca con la equiparación de trato del proceso declarativo y
el ejecutivo, baste decir que vano es el esfuerzo puesto que es la
naturaleza de cada trámite procedimental el que nos conduce a la
imperativa conclusión de que son más las diferencias que las
similitudes.

En esencia debe destacarse, como enseña la teórica procesal, que


el declarativo contiene una pretensión incierta, mientras que el de
ejecución está prevalido, desde el umbral, de certeza y ello implica
determinación, que con más precisión aún es: claridad y
expresividad de los sujetos de la relación obligacional contenida en
el título base de ejecución. Nótese que lo anterior exige también, a
diferencia del declarativo - se subraya -, la concurrencia de la
legitimación en ambos extremos para el ejecutivo y a su vez en el
de conocimiento tal examen se pospone para el momento de la
sentencia.

Por otra parte, la consideración de que nuestro ordenamiento


positivo tiene herramientas jurídicas para  lograr la satisfacción de la
acreencia insoluta, no es razón desdeñable ni de poco peso. En
manera alguna el acreedor queda inerme, ya que tiene a su
merced demandar la apertura de la sucesión o la declaratoria de
herencia yacente, y que tales gestiones sean “engorrosas”, es
cuestión de jerarquía inferior para despreciar la normativa en
detrimento de la seguridad jurídica, principio de superior relevancia.
Cabe anotar para concluir, que el tema ha sido debatido en el seno de la Comisión
Redactora del Proyecto de Código General del Proceso del Instituto Colombiano
de Derecho Procesal[18], escenario académico conformado por la gran mayoría
de procesalistas nacionales, y pretende salvar las discrepancias con una
redacción clara y precisa.

La solución acogería la viabilidad de demandar a los herederos indeterminados,


cuando no haya proceso sucesorio en curso, a condición de que se informe al
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para que, si a bien lo tiene, promueva
el proceso de sucesión. El texto pertinente de la preceptiva tendría el siguiente
tenor:

Artículo.--Demanda contra herederos determinados e indeterminados,


demás administradores de la herencia y el cónyuge.
1. Demandados cuando no exista proceso de
sucesión. Cuando se pretenda demandar en procesos de
ejecución o de conocimiento, incluidos los de filiación, a los
herederos de una persona cuyo proceso de sucesión no se
haya iniciado y cuyos nombres se ignoran, la demanda
deberá dirigirse indeterminadamente contra todos los que
tengan dicha calidad, y se dispondrá por el juzgado
emplazarlos en la forma y para los fines dispuestos en el
artículo (318). Si se conoce a alguno de los herederos, la
demanda se dirigirá contra éstos y los indeterminados.
2. Demandados cuando existe proceso de
sucesión. Cuando haya proceso de sucesión en curso, el
demandante, en proceso de conocimiento o ejecutivo,
deberá dirigir la demanda contra los herederos reconocidos
en aquél y los demás indeterminados, o sólo contra éstos si
no existen aquéllos.
3. Demandados adicionales. En todos los casos anteriores,
cuando se persigan en el proceso, directa o indirectamente,
efectos patrimoniales, si hubiere albacea con tenencia de
bienes o curador de la herencia yacente, la demanda
también deberá dirigirse contra éstos y contra el cónyuge si
se trata de bienes o deudas sociales.
4. Citación a entidad oficial. En los procesos de ejecución
cuando no se encuentre abierto proceso de sucesión o en
este no hubiere herederos reconocidos, el juez deberá citar
al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar o a la entidad
oficial que tenga vocación sucesoral de acuerdo con la ley
sustancial.
 

Como epílogo de lo discurrido y al hallar oportunas y acertadas, se traen a


colación las palabras del profesor Zopó Méndez, quien para terminar su discurso
sobre el asunto y colocándose como defensor de la tesis sobre la improcedencia
de la ejecución contra herederos indeterminados, afirma: “ (…) todos estamos
empeñados en facilitar la operancia de la justicia y el reconocimiento de los derechos
sustanciales a los cuales debe servir el orden procesal, pero llegando a ello bajo
parámetros normativos y sistemáticos que desechen la idea de arbitrariedad
circunstancial, por bien intencionada que sea.”.

BIBLIOGRAFÍA

1. 1.AZULA CAMACHO, Jaime. Los procesos ejecutivos, tomo


IV, 2ª edición, Bogotá, editorial Temis, 1994.

 
1. 2.AZULA CAMACHO, Jaime. Manual de derecho procesal
civil, tomo II, 4ª edición, Bogotá, editorial Temis, 1994.

1. 3.CANOSA SUÁREZ, Ulises. Conferencias de la


especialización de derecho procesal y pruebas, Universidad
Libre de Pereira, ponencia conjunta con el doctor Villamil
Portilla, 1998.

1. 4.FERNÁNDEZ HERRERA, Mario. Código de Procedimiento


Civil, El Decreto 2282 de 1989 y algunos aspectos de la
demanda, la interrupción de la prescripción, la contestación y
las nulidades procesales, Bogotá, 1ª edición, Universidad
Externado de Colombia, 1990.

1. 5.INTITUTO COLOMBIANO DE DERECHO PROCESAL


COLOMBIANO. Debate sobre los herederos indeterminados
como ejecutados en los procesos de ejecución (1995),
material de clase del profesor Gabriel Hernández Villarreal,
Especialización en derecho procesal, Universidad del Rosario
y Universidad Alexánder Von Humboltd, Armenia, 2008.

1. 6.INSTITUTO COLOMBIANO DE DERECHO PROCESAL.


Acta No.15 del 10-12-2003 y Acta No.16 del 21-01-
2004, En: www.icdp.org.co.

1. 7.LÓPEZ BLANCO, Hernán Fabio. Procedimiento Civil, parte


general, tomo I, Dupré editores, Bogotá, 9ª edición, 2005.
 

1. 8.PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho procesal civil, parte


especial, ediciones Librería del Profesional, Bogotá, 1995.

1. 9.PEREIRA MONSALVE, Luis César. Código de


Procedimiento Civil comentado, editorial Poligráficas, Medellín,
1996.

1. 10.TRIBUNAL SUPERIOR, Sala de Decisión Civil-Familia.


Providencia del 10-08-2005, proceso ejecutivo hipotecario,
adelantado ante el Juzgado Segundo Civil del Circuito de
Armenia, Q., ejecutante Banco Granahorrar y ejecutados Hugo
Alberto y Diego Restrepo Fierro, radicado No.2003-00212-01
del LL.RR.

1. 11.TRIBUNAL SUPERIOR, Sala de Decisión Civil-Familia-


Laboral. Proceso ejecutivo hipotecario, proceso seguido en el
Juzgado Primero Civil del Circuito de Armenia, Q., ejecutante
BBVA, ejecutados Hugo A. y Diego Restrepo Fierro como
herederos de Elvia Ma. Fierro de R., radicado al No.2003-
00212-01 del LL.RR.

1. 12.TRIBUNAL SUPERIOR, Sala de Decisión Civil-Familia-


Laboral. Providencia sólo de ponente, proceso ejecutivo
hipotecario, adelantado ante el Juzgado Tercero Civil del
Circuito de Armenia, Q., ejecutante Niño Sánchez Hermanos
Ltda., ejecutada Ma. Andrea Arango Isaza.

 
1. 13.VELÁSQUEZ GÓMEZ, Juan Guillermo. Los procesos
ejecutivos, Diké, Medellín, 1994, p.75.

[1] TRIBUNAL SUPERIOR, Sala de Decisión Civil-Familia. Providencia del 10-


08-2005, proceso ejecutivo hipotecario, adelantado ante el Juzgado
Segundo Civil del Circuito de Armenia, Q., ejecutante Banco Granahorrar y
ejecutados Hugo Alberto y Diego Restrepo Fierro, radicado No.2003-
00212-01 del LL.RR.

[2] TRIBUNAL SUPERIOR, Sala de Decisión Civil-Familia-Laboral. Proceso


ejecutivo hipotecario, proceso seguido en el Juzgado Primero Civil del
Circuito de Armenia, Q., ejecutante BBVA, ejecutados Hugo A. y Diego
Restrepo Fierro como herederos de Elvia Ma. Fierro de R., radicado al
No.2003-00212-01 del LL.RR.

[3] AZULACAMACHO, Jaime. Los procesos ejecutivos, tomo IV, 2ª edición,


Bogotá, editorial Temis, 1994, p.39.

[4] AZULA CAMACHO, Jaime. Manual de derecho procesal civil, tomo II, 4ª


edición, Bogotá, editorial Temis, 1994, p.117.

[5] FERNÁNDEZ HERRERA, Mario. Código de Procedimiento Civil, El Decreto


2282 de 1989 y algunos aspectos de la demanda, la interrupción de la
prescripción, la contestación y las nulidades procesales, Bogotá, 1ª
edición, Universidad Externado de Colombia, 1990, p.469.

[6] INTITUTO COLOMBIANO DE DERECHO PROCESAL COLOMBIANO. Debate


sobre los herederos indeterminados como ejecutados en los procesos de
ejecución (1995), material de clase del profesor Gabriel Hernández
Villarreal, Especialización en derecho procesal, Universidad del Rosario y
Universidad Alexánder Von Humboltd, Armenia, 2008.

[7] VELÁSQUEZ GÓMEZ, Juan Guillermo. Los procesos ejecutivos, Diké,


Medellín, 1994, p.75.
[8] TRIBUNALSUPERIOR, Sala de Decisión Civil-Familia-Laboral. Providencia
sólo de ponente, proceso ejecutivo hipotecario, adelantado ante el
Juzgado Tercero Civil del Circuito de Armenia, Q., ejecutante Niño Sánchez
Hermanos Ltda., ejecutada Ma. Andrea Arango Isaza.

[9] LÓPEZ BLANCO, Hernán Fabio. Procedimiento Civil, parte general, tomo


I, Dupré editores, Bogotá, 9ª edición, 2005, p.485.

[10] CANOSA SUÁREZ, Ulises. Conferencias de la especialización de derecho


procesal y pruebas, Universidad Libre de Pereira, ponencia conjunta con el
doctor Villamil Portilla, 1998.

[11] PEREIRAMONSALVE, Luis César. Código de Procedimiento Civil


comentado, editorial Poligráficas, Medellín, 1996, p.187.

[12] PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho procesal civil, parte especial, ediciones


Librería del Profesional, Bogotá, 1995, p.280.

[13] PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho procesal civil, parte especial, ob. Cit.,
p.281.

[14] PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho procesal civil, parte especial, ob. Cit.,
p.282.

[15] PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho procesal civil, ob. Cit., p.265.

[16] VELÁSQUEZ GÓMEZ, Juan Guillermo. Los procesos de ejecución, ob.


Cit., p.49.

[17] AZULA CAMACHO, Jaime. Manual de derecho procesal civil, ob. Cit.,


p.16.

[18] INSTITUTOCOLOMBIANO DE DERECHO PROCESAL. Acta No.15 del 10-


12-2003 y Acta No.16 del 21-01-2004, En: www.icdp.org.co.

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