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Facultad de Comunicación
Alumno
Curso
Profesor
Sección
905
Lima, Perú
Diciembre, 2020
Resumen
Abstract
The main objective of this investigation is to analyze the consumption of digital piracy
(like movies and TV series) from two different perspectives: an ethical perspective and
a legal perspective. To fulfill the purpose of this investigation, the author resorted to an
extensive review of bibliographic content. This work also offers a balance of the main
arguments proposed by different authors. All this to reach a consensus on the
consumption of digital piracy and to understand if this behave involves legal problems
or lacks of ethic.
Este aumento tan grande año a año en el número de suscriptores de Netflix, hace
pensar que los consumidores del séptimo arte están abandonando la forma usual
de consumir estos productos, ya que el precio de las entradas de cine cada vez es
más restrictivo, a la vez que el poder adquisitivo de estas personas se ve
reducido. Y por unas condiciones razonables como son un precio asequible y un
catálogo amplio, son receptivos a abrirse a nuevos métodos de consumo.
(Alcázar, 2016).
Hoy en día, los internautas son capaces de ver diferentes tipos de contenido audiovisual
a cualquier hora del día, en el artefacto que crean más conveniente: desde sus celulares
o laptops, hasta en las pantallas de mejor definición que hay en el mercado. Todo
gracias al streaming.
El streaming puede ser entendido como “la acción de escuchar música y ver videos
(series o películas) sin tener que descargarlos completamente de la red (internet) antes
de escucharlos o verlos”. (Gil y Rivera, 2019). Esto resulta en una ventaja muy
agradable para las personas, debido a que ya no necesitan almacenar cientos de gigas de
películas, en los discos duros de sus computadoras.
A pesar de que el mercado ofrezca una gran variedad de servicios de streaming (como
Netflix, Amazon, Disney+, Hulu, HBO GO, etc.), la piratería digital sigue tomando más
fuerza. Pese a que muchos quisieran erradicarla, la tarea es mucho más complicada de lo
que parece.
El mismo informe revisado por Indecopi, citado previamente, hace una observación
muy interesante de la piratería en el Perú:
Las conductas piratas son (en lo que atañe la percepción de los consumidores)
indudablemente ilegales, pero no inmorales o carentes de ética. Esto último
debido al bajo poder adquisitivo del ciudadano promedio de un país en
desarrollo, para el cual los precios de los productos originales serán simplemente
injustos. (Matos, 2006).
Metodología:
Es por esta razón que se recurrirá a diferente material, tanto peruano como extranjero,
como tesis, artículos académicos, artículos periodísticos, informes, reportajes,
estadísticas y estudios que toquen los temas de la piratería, la piratería digital, los
servicios de streaming, las descargas digitales, y el ámbito cinematográfico.
Todo esto con el fin de comprender de mejor manera el mundo de la piratería digital y
poder responder la pregunta que cuestiona las implicancias éticas y legales de esta
práctica.
Resultados:
En el papel, la ley parece muy dura. Sin embargo, el comercio de productos piratas en
nuestro país, en específico el que se refiere a material audiovisual (como películas o
series de televisión) se ha normalizado. Hoy en día es muy común encontrar galerías o
centros comerciales en donde se venden estos productos, casi sin ningún problema.
Otro punto a tomar en cuenta sobre la piratería es que, su práctica, podría traducirse en
pérdidas significativas de dinero para el Estado. En un reporte elaborado por el diario
Gestión, se detalla que “la piratería genera regresión en la economía dado que reduce
los ingresos por recaudación de impuestos por parte del gobierno. Las personas que
piratean no pagan impuestos por elaboración, importación, distribución ni
comercialización de sus productos.” (Redacción Gestión, 2018).
Otro informe sobre la piratería enfocada en el ámbito cinematográfico nos dice que:
Estos argumentos nos dicen que la piratería afecta tanto a los creadores de contenido y a
la economía del Estado, por lo que pueden generar una percepción sumamente negativa.
Incluso se podría considerar una acción que carece de ética. Pero lo cierto es que estas
normativas e informes están dirigidos a productos piratas tangibles. Es decir, en el caso
del material audiovisual, a las copias de DVD o Blu Ray que suplantan la demanda por
los discos originales
Hay quien define este concepto como una lista de contactos, ya que se alimenta
de ella y va tomando fragmentos de lo que otros ya descargaron. Cuando
abrimos un cliente de Torrents, éste comienza a leer los datos que hay en el
archivo pequeño para saber desde dónde tiene que descargar los fragmentos del
contenido. Este sistema utiliza un protocolo P2P, o peer to peer, que significa
"de igual a igual". Con esto se refiere a que en lugar de que los usuarios
descarguen el contenido X desde un servidor central, lo hacen directamente
desde los ordenadores de otros usuarios. (Muñoz, 2017).
Justamente, los torrents han resultado una herramienta muy interesante para que
millones de internautas de todo el mundo puedan piratear libremente diferentes series o
películas. Tal es el caso de una de las series más vistas de la televisión: Game of
Thrones. La popular serie de HBO estrenó su octava y última temporada el 14 de abril
del 2019 y se emitió hasta el 17 de mayo. Con tan solo 8 capítulos, la serie estaba en
boca de todos y batió diversos récords de audiencia. Sin embargo, según cifras de
Torrent Freak, un blog dedicado a mostrar estadísticas y noticias relacionadas al mundo
del Torrent, con el estreno de su capítulo final, Game of Thrones se convirtió en la serie
más pirateada del 2019.
Respecto a lo que opinan los propios consumidores, una investigación realizada por
Luisa Alonso Gábana para la Universidad de Valladolid, nos presenta dos posturas
frente a la piratería, una a favor y otra en contra:
Aunque Netflix y YouTube son todavía las empresas más grandes en el mundo
del streaming, cada vez están apareciendo más proveedores de este servicio que
equiparan la atención de los consumidores. Esta diversidad del servicio de
streaming ha significado un aumento en el intercambio de archivos (descargas
digitales), el cual es una de las mayores fuentes de tráfico de internet. Los
consumidores que no pueden permitirse la suscripción a todos estos servicios,
recurren al intercambio de archivos para conseguir el contenido (series,
películas) más actualizado. Aun cuando diferentes gobiernos intenten prohibir
estos espacios. (…) Con más opciones (en el mercado) y canales (de streaming)
que nunca, los consumidores no tienen buenas opciones para acceder a todo el
contenido en el que están interesados y por ello, recurren a la piratería.
(Sandvine, 2018).
No obstante, contrario a un argumento popular en contra de la piratería, el hecho de que
una persona recurra a la piratería digital, no significa que no invierta su dinero en los
servicios de streaming o productos audiovisuales. Un informe de Torrent Freak, avalado
por El Mundo, detalla que:
La idea de que alguien se descarga algo de Internet para consumirlo sin pagarlo
parece estar muy equivocada. De los encuestados, un 60% asegura haber
pirateado alguna vez música, cine o series, pero de ese mismo porcentaje, un
83% asegura buscar la vía legal y comprar muy a menudo ese mismo contenido.
"La industria del entretenimiento tiende a condenar a las audiencias piratas como
un elemento criminal y consideran que les hacen perder dinero, pero están
equivocados", asegura Paul Briley, CCO de MUSO, la compañía tras el estudio.
"La realidad es que la vasta mayoría de gente [que piratea] son, lo primero de
todo, fans, seguidores que generalmente buscan una vía legal siempre que es
posible”. Las razones que empujan a la piratearía son variadas, pero están muy
equilibradas. Que no esté disponible empuja a un 34,9% de los usuarios, seguido
de la dificultad para acceder a dicho contenido (un 34,7%) y porque no se lo
pueden permitir (un 35,3%). A pesar de esto, un 91% de los piratas cuentan ya
con una suscripción a un servicio de streaming, como Netflix, Amazon Prime,
Spotify o similares. (El Mundo, 2018).
Si bien es cierto que una posición en contra de la piratería puede considerar que, el no
pagar por el visionado de series o películas, puede ser algo negativo para la industria,
tengamos en cuenta que la piratería digital, para el consumo propio, no es igual a la
piratería de bienes tangibles.
Pero es pertinente señalar que no solo se piratea las piezas audiovisuales de las grandes
producciones. La piratería digital también es utilizada para visionar películas o series
más independientes. Como se mencionó con anterioridad, la piratería digital es una
forma que tienen los consumidores de acceder a diferente tipo de contenido, que, de otra
manera, les sería imposible: “BitTorrent no tardó mucho en ser adoptada como una
verdadera alternativa para la distribución de películas, especialmente para títulos
independientes” (Menotti, 2012).
Pero, ¿esto es cierto? Sin la piratería, es muy probable que miles de películas y series no
tengan el alcance que tienen actualmente. Desde un juicio utilitarista, entendido como la
maximización de la libertad y el bien colectivo, el acceso a la cultura se vería
beneficiado con la piratería digital, ya que supone que las películas o series
independientes, puedan ser vistas por una cantidad mucho mayor de espectadores, que
de otra forma no podrían hacerlo. “El halo de ilegalidad que caracteriza a Internet
permite la circulación de ciertas obras que de lo contrario nunca se conocerían, al eludir
la organización legal del medio”. (Menotti, 2012). Tal es el caso de la película
australiana El Túnel y la serie estadounidense Pioneer One. Los autores de estas piezas
audiovisuales le sacaron provecho a los archivos torrent y los utilizaron para estrenar y
promocionar sus respectivas obras:
Uno de los títulos que utilizó esa estrategia fue el largometraje de terror El Túnel
(The Tunnel, Carlo Ledesma, 2011), cuya página web oficial lo anunció incluso
con el eslogan «en Torrent el 19 de mayo». Otro ejemplo es la serie de ciencia-
ficción Pioneer One (Bracey Smith, 2010), también con licencia de Creative
Commons y distribuida usando sobre todo BitTorrent. (…) el intercambio de
archivos peer to peer se ha convertido en un verdadero medio de distribución de
películas. Con esta configuración, las prácticas disruptivas usadas con
anterioridad para la piratería parecen haber encontrado su lugar en el circuito
cinematográfico. (Menotti, 2012).
Discusión:
A modo de conclusión, esta investigación considera pertinente resumir los puntos más
resaltantes de las implicancias éticas y legales de la piratería digital, para tener un
panorama más claro.
Los torrent son muy utilizados por los piratas digitales para descargar contenido
audiovisual de forma gratuita. A pesar de que muchos países y empresas se muestran
muy en contra del uso de estos archivos, poco se puede hacer para impedir que los
internautas les saquen provecho.
Se ha demostrado que la piratería digital puede incluso ser beneficiosa para el mundo
del audiovisual. Diversos estudios demuestran que el pirata digital es el primero en
adquirir una membresía legal a un servicio de streaming y también compra sus entradas
al cine una vez que la película que quiere ver está en cartelera. Esta postura, argumenta
que son otros los factores que dictaminan el éxito de una película, no la piratería digital.
Sin embargo, aún no está del todo claro si estos films y series de menor presupuesto
sufren consecuencias económicas considerables por la piratería digital. En esta
investigación, se encontró el caso de dos piezas audiovisuales que se vieron
beneficiadas por la piratería digital. Se recomienda que una investigación futura indague
si estos casos son excepcionales o hay más títulos independientes que se han
beneficiado con esta práctica.
En el caso del Perú, a pesar de que la piratería esté estipulada como un delito, esta es
una práctica normalizada en nuestra sociedad. También cabe precisar que las leyes que
existen en contra de la piratería, no hacen ningún tipo de alusión en específico a la
piratería digital.
Resulta muy difícil encasillar a la piratería digital como un acto éticamente cuestionable
o éticamente correcto. Los argumentos de ambas posiciones tienen puntos muy
interesantes y pertinentes. En mi opinión, tiendo a inclinarme un poco más por la
posición en la que la piratería digital es una elección más que tiene el consumidor en
uno de los mercados más amplios de la actualidad; esto, maximiza la libertad y hace
más accesible la cultura.
Considero que el consumo de piratería digital debe ser una decisión personal. Cada
persona tiene toda la potestad de expandir su cultura consumiendo las piezas
audiovisuales que quiera y de la forma que pueda. Muchos tendrán la posibilidad de
adquirir todos los servicios de streaming que ofrece el mercado o comprar boletos para
cualquier estreno. Pero no es el caso de todos los consumidores. Sin embargo, también
considero importante que el consumidor de piratería digital deba ser responsable,
sincerarse con sus posibilidades y, por lo menos, tratar de comprender las discusiones
que existen en torno a esta práctica. Por último, mencionar que el hecho de que un acto
pueda ser considerado ilegal, no necesariamente lo convierte en un acto incorrecto.
Referencias: