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Universidad de Lima

Facultad de Comunicación

Implicancias éticas y legales en el consumo de material


audiovisual mediante la piratería digital

Alumno

Luis Alvaro Chávez Hinojosa

Curso

Legislación y Ética Profesional

Profesor

Carlos Alberto de la Puente Arbaiza

Sección

905

Lima, Perú

Diciembre, 2020
Resumen

En el presente trabajo de investigación, se tiene como objetivo principal analizar el


consumo de piratería digital, de películas y series de televisión, desde dos perspectivas:
una ética y otra legal. Para cumplir con el propósito de este trabajo, se recurrió a una
extensa revisión de contenido bibliográfico. Luego, se hizo un balance de los
argumentos principales que proponen los diferentes autores, tanto a favor como en
contra. Todo esto para llegar a una especie de consenso sobre la piratería digital y
entender si su consumo es un acto que carece de ética o implica problemas legales.

Abstract

The main objective of this investigation is to analyze the consumption of digital piracy
(like movies and TV series) from two different perspectives: an ethical perspective and
a legal perspective. To fulfill the purpose of this investigation, the author resorted to an
extensive review of bibliographic content. This work also offers a balance of the main
arguments proposed by different authors. All this to reach a consensus on the
consumption of digital piracy and to understand if this behave involves legal problems
or lacks of ethic.

Palabras clave: Piratería, piratería digital, streaming, torrent, ética, leyes


Introducción

El mundo del entretenimiento audiovisual está cambiando. Ya no es necesario acudir a


los cines para ver las películas en estreno o adquirir un servicio de cable para
deleitarnos con las series del momento. Internet ha sido un factor muy importante para
que millones de personas en todo el mundo, puedan tener acceso a cualquier tipo de
películas o series de televisión.

Este aumento tan grande año a año en el número de suscriptores de Netflix, hace
pensar que los consumidores del séptimo arte están abandonando la forma usual
de consumir estos productos, ya que el precio de las entradas de cine cada vez es
más restrictivo, a la vez que el poder adquisitivo de estas personas se ve
reducido. Y por unas condiciones razonables como son un precio asequible y un
catálogo amplio, son receptivos a abrirse a nuevos métodos de consumo.
(Alcázar, 2016).

Hoy en día, los internautas son capaces de ver diferentes tipos de contenido audiovisual
a cualquier hora del día, en el artefacto que crean más conveniente: desde sus celulares
o laptops, hasta en las pantallas de mejor definición que hay en el mercado. Todo
gracias al streaming.

El streaming puede ser entendido como “la acción de escuchar música y ver videos
(series o películas) sin tener que descargarlos completamente de la red (internet) antes
de escucharlos o verlos”. (Gil y Rivera, 2019). Esto resulta en una ventaja muy
agradable para las personas, debido a que ya no necesitan almacenar cientos de gigas de
películas, en los discos duros de sus computadoras.

A pesar de que el mercado ofrezca una gran variedad de servicios de streaming (como
Netflix, Amazon, Disney+, Hulu, HBO GO, etc.), la piratería digital sigue tomando más
fuerza. Pese a que muchos quisieran erradicarla, la tarea es mucho más complicada de lo
que parece.

En los últimos años se ha dicho mucho respecto a la piratería. La Organización Mundial


del Comercio la define como la “reproducción no autorizada de materiales protegidos
por derechos de propiedad intelectual (como derecho de autor, marcas de fábrica o de
comercio, patentes, indicaciones geográficas, etc.) hecha con fines comerciales, y
comercio no autorizado de los materiales reproducidos”.
En el caso del Perú, el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la
Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI), se muestra muy en contra de la
piratería:

Con el proceso de masificación de la tecnología y la cultura en el Perú, los


derechos de autor han ido cobrando mayor relevancia. El respeto de los derechos
de autor se encuentra en el plano de lo “legal”; sin embargo, existen situaciones
que no se encuentran incluidas en éste y que constituyen el plano de lo ilegal.
Una manifestación de esto último es el fenómeno de la “piratería”. Este
fenómeno ha motivado que las acciones dirigidas a la afirmación de los derechos
de autor se hayan convertido, en la última década, en una de las prioridades del
Estado. (Matos, 2006).

Contrariamente a estas aseveraciones, otros autores consideran que el fenómeno de la


piratería es una alternativa que tienen los consumidores, que no pueden pagar una
entrada al cine o un servicio de streaming, para visualizar diferentes piezas
cinematográficas. Y no solo eso, sino que, después de haberlos visto de forma pirata,
buscarían la manera de apoyar la película legalmente:

De hecho, los individuos que no disponen de los recursos suficientes para


visualizar todos los largometrajes que quisieran, en muchos casos gracias a la
posibilidad que les da la piratería de visualizarlos, acaban consumiéndolos en el
mercado de una manera legal, es decir, generan ventas que de no ser por lo que
la piratería les ofrece jamás repercutiría en unos ingresos para la industria.
(Alcázar, 2016).

El mismo informe revisado por Indecopi, citado previamente, hace una observación
muy interesante de la piratería en el Perú:

Las conductas piratas son (en lo que atañe la percepción de los consumidores)
indudablemente ilegales, pero no inmorales o carentes de ética. Esto último
debido al bajo poder adquisitivo del ciudadano promedio de un país en
desarrollo, para el cual los precios de los productos originales serán simplemente
injustos. (Matos, 2006).

En el caso de la parte legal, para muchos países, incluyendo al Perú, la piratería es un


delito. El 2019 se actualizó la ley N°28289, para precisar ciertos artículos y
complementar sus disposiciones sobre la reproducción no autorizada de obras. Sin
embargo, como veremos más adelante, las leyes peruanas aún presentan carencias
respecto a lo que involucra la piratería digital, como en la mayoría de países del mundo.

Es aquí donde uno se pregunta si consumir piratería, siendo un acto presuntamente


ilegal, podría, a la vez, ser un acto en donde la ética humana pueda no verse afectada,
por el derecho que tienen las personas de nutrirse de cualquier elemento cultural, como
las piezas audiovisuales. Este informe, buscará encontrar una respuesta.

Pregunta de investigación: ¿De qué manera se puede analizar el consumo de material


audiovisual pirata por internet desde una perspectiva ética y legal?

Objetivo de investigación: Analizar el consumo de material audiovisual pirata por


internet desde una perspectiva ética y legal.

Metodología:

Para el presente trabajo de investigación se recurrirá a la investigación de tipo


cualitativo. Para ello, se recurrirá a una extensa revisión bibliográfica y, posteriormente,
al análisis de contenido correspondiente.

Es por esta razón que se recurrirá a diferente material, tanto peruano como extranjero,
como tesis, artículos académicos, artículos periodísticos, informes, reportajes,
estadísticas y estudios que toquen los temas de la piratería, la piratería digital, los
servicios de streaming, las descargas digitales, y el ámbito cinematográfico.

Todo esto con el fin de comprender de mejor manera el mundo de la piratería digital y
poder responder la pregunta que cuestiona las implicancias éticas y legales de esta
práctica.
Resultados:

En el Perú, la piratería está considerada como un delito. En el 2019 se actualizó la Ley


de lucha contra la piratería. Una ley que nos detalla una serie de medidas que el Estado
dispone para todas aquellas personas que incurran en la comercialización o distribución
de obras piratas:

Reproducción, distribución, comunicación o difusión de la obra infringiendo las


normas de la materia: Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos
ni mayor de seis años y con treinta a noventa días-multa, el que, infringiendo las
normas de la materia, realiza respecto a una obra, una interpretación o ejecución
artística, un fonograma o una emisión o transmisión de radiodifusión, o una
grabación audiovisual o una imagen fotográfica expresada en cualquier forma,
alguno de los siguientes actos;

a) La modifique total o parcialmente.


b) La distribuya, total o parcialmente, mediante venta, alquiler o préstamo
público.
c) La comunique o difunda, transmita o retransmita, total o parcialmente, por
cualquiera de los medios o procedimientos reservados al titular del
respectivo derecho.
d) La reproduzca, distribuya o comunique, total o parcialmente, por cualquier
medio o procedimiento.
e) La reproduzca, distribuya o comunique, total o parcialmente, por cualquier
medio o procedimiento, en mayor número que el autorizado. (Ley N°28289,
2019, art. 217)

En el papel, la ley parece muy dura. Sin embargo, el comercio de productos piratas en
nuestro país, en específico el que se refiere a material audiovisual (como películas o
series de televisión) se ha normalizado. Hoy en día es muy común encontrar galerías o
centros comerciales en donde se venden estos productos, casi sin ningún problema.

En el Perú, la piratería es un delito contra el derecho de autor, pero con el


transcurso del tiempo, su expansión y su potencial económico, se percibe como
algo normal. Ello quiere decir que se ha aprendido a convivir con dicho delito
como si fuera algo usual y cotidiano verlo en cualquier lugar o situación en el
país. (…) Para el caso de piratería de películas y series, se pueden encontrar
material ilícito en distintos puntos de venta como galerías, mercados, tiendas y
en ocasiones de manera ambulatoria. (Gil y Rivera, 2019).

Otro punto a tomar en cuenta sobre la piratería es que, su práctica, podría traducirse en
pérdidas significativas de dinero para el Estado. En un reporte elaborado por el diario
Gestión, se detalla que “la piratería genera regresión en la economía dado que reduce
los ingresos por recaudación de impuestos por parte del gobierno. Las personas que
piratean no pagan impuestos por elaboración, importación, distribución ni
comercialización de sus productos.” (Redacción Gestión, 2018).

Otro informe sobre la piratería enfocada en el ámbito cinematográfico nos dice que:

La piratería es considerada como un problema fundamental en la industria


audiovisual afectando principalmente a los creadores, puesto que sus ideas
tienen el riesgo de ser vulneradas, modificadas o plagiadas y sus obras pueden
ser vendidas de forma ilegal, limitando sus ingresos; a los trabajadores de las
industrias culturales, ya que la piratería condiciona sus puestos de empleo
reduciéndolos; y al Estado en última instancia, puesto que la piratería es una
actividad realizada fuera del ámbito legal establecido. (…) A esto hay que
añadirle la posible pérdida de innumerables ingresos que derivan de la venta
directa en formato DVD o Blu Ray una vez explotada la ventana de exhibición
en sala. (Lacarra, et al., 2019).

Estos argumentos nos dicen que la piratería afecta tanto a los creadores de contenido y a
la economía del Estado, por lo que pueden generar una percepción sumamente negativa.
Incluso se podría considerar una acción que carece de ética. Pero lo cierto es que estas
normativas e informes están dirigidos a productos piratas tangibles. Es decir, en el caso
del material audiovisual, a las copias de DVD o Blu Ray que suplantan la demanda por
los discos originales

Cuando la ley N°28289 utiliza palabras como transmita, difunda, o reproduzca, la


piratería digital se puede dar por aludida, pero de una manera muy superflua. Lo cierto
es que las actualizaciones hechas a la ley en el 2019, fueron hechas pensando, casi
exclusivamente, en las grabaciones de películas dentro de las salas de cine, para su
posterior venta mediante un disco. No en otras formas de piratería como la descarga de
torrents.

Se prevé que la implementación de la Propuesta Normativa generará una


reducción de la cantidad de grabaciones no autorizadas de las películas
proyectadas en cines y por ende una menor disponibilidad de fuentes de acceso
indebido a dichas películas, lo que finalmente terminará por incrementar la
demanda de salas de cine en el Perú y de los productos y servicios de empresas
formales que permiten acceder a dichas películas en línea, como en el caso del
servicio de streaming de Netflix y Amazon. (2019).

Un torrent es un archivo de poco peso, pero con bastante información acerca de un


contenido externo que el usuario quiere descargar. Cada torrent funciona como una red
de personas, y cada una de ellas descarga una pequeña parte del contenido externo.
Mientras más personas acceden a un mismo torrent, la descarga del contenido externo,
como una película, será más rápido para los siguientes usuarios.

Hay quien define este concepto como una lista de contactos, ya que se alimenta
de ella y va tomando fragmentos de lo que otros ya descargaron. Cuando
abrimos un cliente de Torrents, éste comienza a leer los datos que hay en el
archivo pequeño para saber desde dónde tiene que descargar los fragmentos del
contenido. Este sistema utiliza un protocolo P2P, o peer to peer, que significa
"de igual a igual". Con esto se refiere a que en lugar de que los usuarios
descarguen el contenido X desde un servidor central, lo hacen directamente
desde los ordenadores de otros usuarios. (Muñoz, 2017).

Justamente, los torrents han resultado una herramienta muy interesante para que
millones de internautas de todo el mundo puedan piratear libremente diferentes series o
películas. Tal es el caso de una de las series más vistas de la televisión: Game of
Thrones. La popular serie de HBO estrenó su octava y última temporada el 14 de abril
del 2019 y se emitió hasta el 17 de mayo. Con tan solo 8 capítulos, la serie estaba en
boca de todos y batió diversos récords de audiencia. Sin embargo, según cifras de
Torrent Freak, un blog dedicado a mostrar estadísticas y noticias relacionadas al mundo
del Torrent, con el estreno de su capítulo final, Game of Thrones se convirtió en la serie
más pirateada del 2019.
Respecto a lo que opinan los propios consumidores, una investigación realizada por
Luisa Alonso Gábana para la Universidad de Valladolid, nos presenta dos posturas
frente a la piratería, una a favor y otra en contra:

Se han detectado dos tipos de discursos: los de personas favorables a descargar


contenidos de forma ilegal, definidos como piratas, y los de los contrarios a esa
práctica porque la consideran un delito, a los que hemos denominado antipiratas.
Todos ellos perciben a la piratería como una práctica normalizada y extendida en
nuestra sociedad, debido al avance de las nuevas tecnologías. (…) La
connotación más frecuente que se relaciona con la piratería es la gratuidad.
Mientras que las personas a favor de la piratería lo ven como una práctica
inofensiva, los antipiratas lo consideran algo perjudicial. Ambas posturas hablan
de permisividad, pero tratan el concepto de forma diferente. Mientras que las
personas antipiratas piensan que es el problema primordial de que la piratería no
cese, para los piratas es positivo porque esto supone el consumo ilegal de
contenido sin represalias. (Alonso, 2017).

Definitivamente, los consumidores que están a favor de la piratería sacan mucho


provecho de ella, accediendo de una manera más sencilla a diferentes títulos. Según el
Informe Global sobre los Fenómenos de Internet, realizado por Sandvine, la piratería es
vista como una opción viable para los consumidores que no tienen acceso total al
contenido que desean:

Aunque Netflix y YouTube son todavía las empresas más grandes en el mundo
del streaming, cada vez están apareciendo más proveedores de este servicio que
equiparan la atención de los consumidores. Esta diversidad del servicio de
streaming ha significado un aumento en el intercambio de archivos (descargas
digitales), el cual es una de las mayores fuentes de tráfico de internet. Los
consumidores que no pueden permitirse la suscripción a todos estos servicios,
recurren al intercambio de archivos para conseguir el contenido (series,
películas) más actualizado. Aun cuando diferentes gobiernos intenten prohibir
estos espacios. (…) Con más opciones (en el mercado) y canales (de streaming)
que nunca, los consumidores no tienen buenas opciones para acceder a todo el
contenido en el que están interesados y por ello, recurren a la piratería.
(Sandvine, 2018).
No obstante, contrario a un argumento popular en contra de la piratería, el hecho de que
una persona recurra a la piratería digital, no significa que no invierta su dinero en los
servicios de streaming o productos audiovisuales. Un informe de Torrent Freak, avalado
por El Mundo, detalla que:

La idea de que alguien se descarga algo de Internet para consumirlo sin pagarlo
parece estar muy equivocada. De los encuestados, un 60% asegura haber
pirateado alguna vez música, cine o series, pero de ese mismo porcentaje, un
83% asegura buscar la vía legal y comprar muy a menudo ese mismo contenido.
"La industria del entretenimiento tiende a condenar a las audiencias piratas como
un elemento criminal y consideran que les hacen perder dinero, pero están
equivocados", asegura Paul Briley, CCO de MUSO, la compañía tras el estudio.
"La realidad es que la vasta mayoría de gente [que piratea] son, lo primero de
todo, fans, seguidores que generalmente buscan una vía legal siempre que es
posible”. Las razones que empujan a la piratearía son variadas, pero están muy
equilibradas. Que no esté disponible empuja a un 34,9% de los usuarios, seguido
de la dificultad para acceder a dicho contenido (un 34,7%) y porque no se lo
pueden permitir (un 35,3%). A pesar de esto, un 91% de los piratas cuentan ya
con una suscripción a un servicio de streaming, como Netflix, Amazon Prime,
Spotify o similares. (El Mundo, 2018).

Si bien es cierto que una posición en contra de la piratería puede considerar que, el no
pagar por el visionado de series o películas, puede ser algo negativo para la industria,
tengamos en cuenta que la piratería digital, para el consumo propio, no es igual a la
piratería de bienes tangibles.

El no tener que exponerse públicamente, la intimidad de poder visualizar


cualquier contenido desde casa, hace que el acto de consumo sea más personal.
A diferencia de los productos físicos, como en el caso de la ropa, en la que tanto
su compra como su uso posterior suponen una exposición social. Es decir, en el
caso de las copias ilegales de un producto físico, el aspecto y la baja calidad es
mucho más visible tanto para la propia persona, como para los de alrededor.
(Alonso, 2017).

Otro estudio señala que, el consumo de piezas audiovisuales de forma pirata, no


necesariamente impacta negativamente a una película en lo económico:
Hay que tener en cuenta que el consumo de un film en internet puede beneficiar
a la película que se encuentra paralelamente de estreno en las salas
cinematográficas, puesto que se logra crear con ello mayores expectativas y
favorecen a que los espectadores, preocupados en malgastar su dinero por
adquirir una entrada para ver una película y que luego resulte que no les guste,
finalmente decidan ir a consumir el producto. A esto hay que añadirle que
algunos investigadores han expuesto que las pérdidas de los ingresos en las
industrias cinematográficas no se deben a la piratería, ya que, se ha procedido en
los últimos años al cierre de numerosas páginas web que ofrecían enlaces y, aun
así, no se ha producido un incremento de sus plataformas digitales donde se
ofrezcan productos por un precio considerable. (…) Normalmente, las copias
anticipadas de las películas antes de su estreno, son versiones de peor calidad a
la de la original. (…) Cuando una obra pirata se distribuye y comercializa en la
Red antes del estreno del original puede crear expectativas en los espectadores y
ganas de ver la película en sí, en condiciones óptimas. (…) Lo que hace que una
película goce de éxito es, la adaptación de una novela, la popularidad de los
actores, un director reconocido, una banda sonora exitosa, un tráiler o teaser
impactante, buenas campañas de publicidad, etc. (…) Por muchas copias ilegales
que haya por la Red, si una persona siente necesidad de visionar una película va
a acudir a verla dejando las copias al margen. (Lacarra, et al., 2019).

Pero es pertinente señalar que no solo se piratea las piezas audiovisuales de las grandes
producciones. La piratería digital también es utilizada para visionar películas o series
más independientes. Como se mencionó con anterioridad, la piratería digital es una
forma que tienen los consumidores de acceder a diferente tipo de contenido, que, de otra
manera, les sería imposible: “BitTorrent no tardó mucho en ser adoptada como una
verdadera alternativa para la distribución de películas, especialmente para títulos
independientes” (Menotti, 2012).

Se considera por tanto que las grandes producciones obviamente no deberían


verse afectadas por le circulación de copias ilegales, puesto que por los motivos
que se acaban de exponer podrían tener sus óptimos ingresos de taquilla. No
obstante, fuera de este ámbito quedarían las pequeñas y medianas producciones,
que desafortunadamente al no contar con estos avales de producción quedarían
más expuestas y sufrirían más de cerca el impacto y daño de la piratería.
(Lacarra, et al., 2019).

Pero, ¿esto es cierto? Sin la piratería, es muy probable que miles de películas y series no
tengan el alcance que tienen actualmente. Desde un juicio utilitarista, entendido como la
maximización de la libertad y el bien colectivo, el acceso a la cultura se vería
beneficiado con la piratería digital, ya que supone que las películas o series
independientes, puedan ser vistas por una cantidad mucho mayor de espectadores, que
de otra forma no podrían hacerlo. “El halo de ilegalidad que caracteriza a Internet
permite la circulación de ciertas obras que de lo contrario nunca se conocerían, al eludir
la organización legal del medio”. (Menotti, 2012). Tal es el caso de la película
australiana El Túnel y la serie estadounidense Pioneer One. Los autores de estas piezas
audiovisuales le sacaron provecho a los archivos torrent y los utilizaron para estrenar y
promocionar sus respectivas obras:

Uno de los títulos que utilizó esa estrategia fue el largometraje de terror El Túnel
(The Tunnel, Carlo Ledesma, 2011), cuya página web oficial lo anunció incluso
con el eslogan «en Torrent el 19 de mayo». Otro ejemplo es la serie de ciencia-
ficción Pioneer One (Bracey Smith, 2010), también con licencia de Creative
Commons y distribuida usando sobre todo BitTorrent. (…) el intercambio de
archivos peer to peer se ha convertido en un verdadero medio de distribución de
películas. Con esta configuración, las prácticas disruptivas usadas con
anterioridad para la piratería parecen haber encontrado su lugar en el circuito
cinematográfico. (Menotti, 2012).
Discusión:

A modo de conclusión, esta investigación considera pertinente resumir los puntos más
resaltantes de las implicancias éticas y legales de la piratería digital, para tener un
panorama más claro.

En primer lugar, la piratería digital debe desentenderse de la piratería convencional.


Esta última implica comprar, vender, distribuir bienes tangibles que suplantan la
demanda de los originales y que definitivamente generan pérdidas económicas, tanto a
los manufactureros, autores de la obra y al Estado.

La piratería digital implica la visualización de diverso contenido audiovisual mediante


la descarga online. Todo esto para el consumo propio, no para generar algún tipo de
ganancia económica. Una forma de descargar estos contenidos, que se ha popularizado
en los últimos años, es mediante los archivos torrent.

Los torrent son muy utilizados por los piratas digitales para descargar contenido
audiovisual de forma gratuita. A pesar de que muchos países y empresas se muestran
muy en contra del uso de estos archivos, poco se puede hacer para impedir que los
internautas les saquen provecho.

Se ha demostrado que la piratería digital puede incluso ser beneficiosa para el mundo
del audiovisual. Diversos estudios demuestran que el pirata digital es el primero en
adquirir una membresía legal a un servicio de streaming y también compra sus entradas
al cine una vez que la película que quiere ver está en cartelera. Esta postura, argumenta
que son otros los factores que dictaminan el éxito de una película, no la piratería digital.

Asimismo, diferentes investigaciones subrayan que la piratería digital ayuda a que


diversas piezas audiovisuales independientes, que no tienen el mismo alcance que las
grandes producciones, puedan llegar a más personas, lo que facilita el acceso a la
cultura.

Sin embargo, aún no está del todo claro si estos films y series de menor presupuesto
sufren consecuencias económicas considerables por la piratería digital. En esta
investigación, se encontró el caso de dos piezas audiovisuales que se vieron
beneficiadas por la piratería digital. Se recomienda que una investigación futura indague
si estos casos son excepcionales o hay más títulos independientes que se han
beneficiado con esta práctica.
En el caso del Perú, a pesar de que la piratería esté estipulada como un delito, esta es
una práctica normalizada en nuestra sociedad. También cabe precisar que las leyes que
existen en contra de la piratería, no hacen ningún tipo de alusión en específico a la
piratería digital.

Resulta muy difícil encasillar a la piratería digital como un acto éticamente cuestionable
o éticamente correcto. Los argumentos de ambas posiciones tienen puntos muy
interesantes y pertinentes. En mi opinión, tiendo a inclinarme un poco más por la
posición en la que la piratería digital es una elección más que tiene el consumidor en
uno de los mercados más amplios de la actualidad; esto, maximiza la libertad y hace
más accesible la cultura.

Estemos de acuerdo con ella o no, la piratería digital contribuye a la difusión de


expresiones culturales mediante internet. Actualmente, gracias al internet podemos tener
acceso a las películas y series que se hacen en cualquier parte del mundo.

Considero que el consumo de piratería digital debe ser una decisión personal. Cada
persona tiene toda la potestad de expandir su cultura consumiendo las piezas
audiovisuales que quiera y de la forma que pueda. Muchos tendrán la posibilidad de
adquirir todos los servicios de streaming que ofrece el mercado o comprar boletos para
cualquier estreno. Pero no es el caso de todos los consumidores. Sin embargo, también
considero importante que el consumidor de piratería digital deba ser responsable,
sincerarse con sus posibilidades y, por lo menos, tratar de comprender las discusiones
que existen en torno a esta práctica. Por último, mencionar que el hecho de que un acto
pueda ser considerado ilegal, no necesariamente lo convierte en un acto incorrecto.
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