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Al Adib Mendiri Miriam - Hablemos de Vaginas
Al Adib Mendiri Miriam - Hablemos de Vaginas
A mis padres, por transmitirnos a los cuatro hermanos que no hay una verdad absoluta y que
para ser honestos hay que aprender y desaprender a partes iguales.
A mi marido y mis hijas, por su amor y la paciencia que tienen con esta cabeza -que parece que
tenga vida propia con tanto leer, estudiar, escribir y trabajar- sois el motor de mi corazón.
A mis profesores, desde el colegio a la facultad, por plantar la semilla y respetar mi espíritu
crítico, y a mis adjuntos por enseñarme esta profesión, especialmente a mis adjuntas por abrirnos
paso a las que vinimos detrás.
A Luisa y María por estar siempre ahí y quererme solo porque sí, sabéis que yo también os quiero
muchísimo.
A mis amigas de la infancia y la adolescencia, a mis amigas del colegio, la vida está construida
de recuerdos y en los primeros ladrillitos siempre estáis vosotras.
A las mujeres que me han inspirado porque comparten su sabiduría en las redes sociales, ¡qué
cantidad de mujeres inteligentes y espléndidas hay aportando tanto!
A mis pacientes, sin vosotras no tendría razón de ser mis ganas de seguir estudiando y no sería la
que soy.
A Pedro Santos, por contar conmigo para la guía “Atención profesional a la pérdida y el duelo
durante la maternidad”. Gracias a ti conocí a la sexóloga Ana Yáñez, también coautora de esta
guía, gracias Ana por todo lo compartido y por tenerme como docente cada año en el Máster de
Sexología que impartimos en Mérida.
A mi amigo filósofo y escritor Juan Pedro Viñuela, por todo lo compartido durante nuestras
eternas conversaciones que me han hecho crecer intelectual y espiritualmente, me encanta cuando
dices que no solo se aprende en la Academia sino también en el Ágora (como dirían los griegos).
A las mujeres de la tierra extremeña en la que vivo, Tierra de Barros, mujeres con las que he
podido compartir el mismo entusiasmo por muchos de los temas que me apasionan: Ana T., Blanca,
Mercedes, Camino, Maria Victoria, María, Rita, M. Rita, Paloma, Mariana, Ana G., Juani, Carmen,
Macu, Esther, Josefina, Esperanza, Gema, Auxi, Reyes, Chelo, Inés, Laly..., os agradezco los ratitos
compartidos.
A Eva Margarita, autora del prólogo y mi editora, te doy las gracias porque sin ti este libro
sencillamente no hubiera existido, y por seguir ahí cada vez que te he necesitado después de que
saliera la primera edición.
A mi hija mayor, Nur, que publicó con sus 12 primaveras su primer libro de literatura fantástica, y
ahora recientemente su segundo libro “Las aventuras de Nur y Valeria”, por compartirnos su ilusión
por la escritura.
Al poeta Daniel Casado, gran maestro, pronto termino el poemario que tengo entre manos y que,
en cierta medida, algo tiene que ver con este libro ;)
Índice
Prólogo
A mis padres
La sexualidad humana
La dicotomía no resuelta y la educación sexual
La desexualización de la reproducción
La menopausia, ¿una enfermedad?
Hipersexualización y violencia simbólica
El orgasmo
Un poco de historia sobre el misterio del orgasmo femenino
Entonces, ¿hay diferentes tipos de orgasmos?
La eyaculación femenina y el squirting
Capítulo 6. El mundo de lo que tenemos entre las piernas. Sobre
la vagina y sus alrededores
Créditos
Prólogo
Soy investigadora sobre temas de salud femenina, y conocí a Miriam
porque ella se interesó por los resultados de mi tesis doctoral, una
etnografía sobre la violencia asistencial en el embarazo y el parto en
España. Miriam me explicó con toda su generosidad cómo fue su propio
despertar dentro de la medicina hegemónica, cómo está en proceso continuo
de des-aprendizaje de muchas de las rutinas transmitidas por una ciencia
paternalista y que en demasiadas ocasiones no contempla que las mujeres
puedan decidir sobre sus propios procesos fisiológicos, sobre sus propios
cuerpos. El paso de la medicina basada en la eminencia (pensemos en el
arquetipo de médico canoso y con barba, dueño de todas las verdades y a
quien nadie le rechista) a la medicina basada en la evidencia (hechos
probados a base de estudios serios y rigurosos) es algo a lo que poco a poco
vamos llegando, pero aún nos queda mucho camino.
Y es que, aunque veamos la medicina como algo «objetivo»,
«científico», que trata a mujeres y hombres por igual, esto no es así en
absoluto. La medicina sigue siendo una ciencia profundamente
androcéntrica y plagada de estereotipos y sesgos de género, que tiene al
varón como norma: los estudios clínicos se realizan en mayor medida con
hombres, no interesan las enfermedades «de mujeres» (como la
endometriosis), hay una tendencia excesiva a atribuir una psicologización
de los síntomas en mujeres (así, por ejemplo, en ellas los síntomas de un
infarto pasarán mucho más a menudo por «ansiedad»), etc. Si durante siglos
se ha asumido que estudiar a los varones equivalía a estudiar a los seres
humanos, siendo el cuerpo masculino el modelo «neutral» y extrapolando
los resultados de los ensayos clínicos a las mujeres, esto evidentemente nos
ha situado en una situación histórica de invisibilidad también en este
ámbito. Pero ha llegado el momento de sacar estas diferencias a la luz. Ha
llegado el momento de conocernos.
Este libro ofrece un recorrido absolutamente maravilloso por la
sexualidad femenina de un modo integral, teniendo en cuenta toda una serie
de factores transversales que muchas veces no se analizan en su conjunto.
Así, nos expone la gran importancia que existe en la relación entre cuerpo y
mente en general y con nuestra sexualidad en particular. Realiza un
recorrido riguroso por el aparato reproductor femenino, explicando su
funcionamiento y sus posibles afecciones a lo largo de sus ciclos y sus
distintas etapas de la vida, y relacionando todo esto de un modo global con
el resto del cuerpo, con las experiencias personales de cada cual, con los
aspectos psicobiosociales. La sexualidad femenina es algo de lo que aún
hace falta hablar mucho, muchísimo: va mucho más allá de la visión
coitocéntrica y adultocéntrica que nos transmiten los medios de
comunicación. Va mucho más allá de la hipersexualización de los cuerpos
femeninos.
Muchas mujeres han aprendido desde pequeñas a tener miedo de su
fisiología, perciben sus cuerpos como bombas de relojería a punto de
estallar, se imaginan esclavas de sus hormonas, e incluso sienten asco hacia
sus fluidos, hacia la autoexploración, hacia su cuerpo: el miedo y el asco
son dos estrategias fabulosas de dominación. Así, atrevernos a conocernos
es el primer paso para empoderarnos. Porque la información es poder, y con
la lectura de estas páginas aprenderemos sin ninguna duda muchísimas
cosas sobre nosotras mismas, sobre cómo funcionamos, sobre cómo lo que
nos ocurre es normal y cómo muchas veces nuestros procesos fisiológicos
se ven hipermedicalizados, como si fueran enfermedades. Se da aquí,
además, un hecho curioso: se nos trata como a enfermas cuando tenemos la
menstruación, cuando tenemos la menopausia, o en el embarazo y el parto,
pero sin embargo no se investigan con suficiente interés las enfermedades
que sólo afectan a las mujeres. Atrevernos a conocernos es vivir nuestra
sexualidad, nuestra maternidad, nuestros distintos momentos vitales, en
toda su plenitud. Atrevernos a conocernos es atrevernos a querernos.
Atrevernos a conocernos es respetarnos. Vivir y vivirnos, que de eso se
trata. ¡Hablemos de vaginas!
Dos caminitos
Ejemplo 1.
LOS ANTICONCEPTIVOS Y EL RIESGO DE TROMBOEMBOLISMO
Ejemplo 2.
LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE MAMA CON MAMOGRAFÍAS DE CRIBADO
Información 1:
Las mamografías bienales durante 10 años en mujeres a partir de 50 años
disminuyen en un 20 % la mortalidad por cáncer de mama. En un 30 %
puede ocasionar sobrediagnóstico y sobretratamiento.
Información 2:
De cada 2 000 mujeres cribadas con mamografías bienales durante 10
años, en lugar de morir 5 mujeres por cáncer de mama morirán 4. Es decir,
de cada 2 000 mujeres con mamografías bienales durante 10 años solo una
con cáncer de mama prolongará su vida. Y 10 mujeres sanas, que no se
hubieran diagnosticado si no se les hubiera realizado el cribaje
(screening), se diagnosticarán como pacientes con cáncer de mama y
recibirán tratamiento innecesariamente.
Ejemplo 3.
LA VACUNA CONTRA EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO
Información 1:
María, tienes lesiones premalignas en el cérvix. Son unas lesiones
producidas por el Virus del Papiloma Humano, un virus de transmisión
sexual. Esto puede producir a más largo plazo un cáncer de cérvix, o no,
puede que con tus defensas elimines el virus y las lesiones que tienes.
Dentro de este tipo de virus existen muchos serotipos, hay una vacuna que,
aunque no te sirve para el proceso actual, cubre varios serotipos de este
virus, si más adelante te contagias de algún otro serotipo de los que cubra
la vacuna quizá podríamos evitar que te pase otra vez lo mismo que te ha
pasado ahora. Es una vacuna muy segura, los efectos secundarios son
anecdóticos.
Información 2:
María, tienes unas lesiones premalignas en el cérvix producidas por un
virus: el Virus del Papiloma Humano. Mira, tener este virus no tiene ningún
mérito especial, pues el 80 % de la población sexualmente activa en algún
momento de su vida tiene contacto con él y puede producir lesiones hasta
décadas después de haberlo contraído. A pesar de lo frecuente que es este
virus, a la mayoría de la gente no le hace ningún daño y lo elimina con su
propia inmunidad. Pero si no se elimina, puede que en algún momento de la
vida en el que baje la inmunidad, el virus produzca lesiones como te ha
pasado a ti, en este caso a ti te las ha producido en el cérvix, aunque
también puede producir verrugas en la piel.
Estas lesiones que tienes en tu cérvix, en la mayoría de los casos se
eliminan solas, y si no lo hacen y evolucionaran a lesiones premalignas de
alto grado podrías hacerte una pequeña intervención llamada conización
que consiste en extirpar el trozo de cérvix afectado, lo que evitaría la
posibilidad de un cáncer más a largo plazo. La vacuna no sirve para
curarte del proceso actual. Los que la defienden dicen que como eres
susceptible a que el virus te haga lesiones, si te volvieras a exponer a otro
serotipo que cubra la vacuna evitaríamos que te pase lo mismo, aunque
todavía no está claro esto, hoy en día esta vacuna ni siquiera se ha llegado
a demostrar que baje la mortalidad por cáncer de cérvix. Lo único que sí
está demostrado es que baja la incidencia de lesiones premalignas en
mujeres jóvenes vacunadas, pero de aquí no se puede deducir que baje la
mortalidad por cáncer de cérvix ya que la gran mayoría de las jóvenes
eliminarán espontáneamente esas lesiones y en las pocas que
evolucionarán a lesiones premalignas de alto grado podemos quitarle el
trozo de cérvix afectado con la conización, preservando su fertilidad. Las
citologías periódicas detectan las lesiones premalignas muchos años antes
de que aparezca un cáncer, por lo tanto, el cáncer de cérvix lo podemos
prevenir con estas citologías porque detectamos con mucho tiempo de
antelación las lesiones premalignas y no las dejaríamos evolucionar a un
cáncer.
La vacuna no cubre todos los serotipos del virus, sí los más oncogénicos
y más frecuentes, pero no todos, de hecho, hay mujeres jóvenes se han
puesto la vacuna y han tenido lesiones. Tampoco se sabe el tiempo que dura
la inmunidad de la vacuna, no se sabe si cuando deje de surtir efecto en
otras etapas de la vida quizá sea peor porque es más fácil curarse
espontáneamente las lesiones premalignas en las mujeres jóvenes que en
las mayores. En cuanto a los efectos secundarios, los datos oficiales de la
vacuna aseguran que es excepcional que produzca efectos adversos graves,
pero hay serias dudas sobre si está realizándose una adecuada
farmacovigilancia y se conocen ciertas irregularidades en los estudios
actuales que han denunciado algunos profesionales. La decisión definitiva
de ponértela o no es tuya. Eso sí, conviene cuidar tus hábitos de vida lo
mejor posible: alimentación sana, evitar el estrés, dormir bien, evitar
tabaco u otros hábitos poco saludables... porque de esta manera tus
defensas estarán mejor para poder eliminar al virus y las lesiones.
Las mujeres cuando no están bien informadas pueden salir de una
consulta de este tipo con muchos miedos innecesarios o sensación de culpa
por creencias totalmente erróneas que enumero a continuación:
¿Qué es el paternalismo?
2 . La Cochrane es una organización que reúne a investigadores de la salud de más de 90 países que
aplican un riguroso proceso de revisión de estudios científicos relacionados con la salud para reunir
la mayor evidencia científica disponible. Sus resultados se publican en la Cochrane Library, que es
una base de datos de estudios de alta evidencia científica. Por eso la Cochrane es una entidad
científica con mucho prestigio en el campo de la Medicina Basada en la Evidencia.
1. División horizontal:
CEREBRO DERECHO Y CEREBRO IZQUIERDO
Según la división horizontal tenemos:
♦ Hemisferio izquierdo: es el cerebro lógico, matemático y lingüístico, para que nos
entendamos sería el cerebro «académico».
Si digo una frase como «estás tonto», la lógica de las palabras arroja un significado que siempre
es el mismo para el cerebro izquierdo, sin embargo, el cerebro derecho va más allá de la secuencia
de palabras, de manera que la misma frase tendrá diferentes significados según el tono de voz, la
expresión de la cara, el contexto en que se dice…, es decir, el significado definitivo dependerá del
lenguaje no verbal que acompañe a las palabras. Entonces la frase «estás tonto», si la digo en un
determinado contexto hostil, con un tono y cara de ira, la frase sería interpretada como un insulto,
pero en otro contexto entre risas con una cara y un tono de voz amable su significado sería
completamente diferente, pudiendo ser interpretado como algo cariñoso o bromista. Por eso el
significado de las palabras depende mucho del lenguaje no verbal que las acompaña y este
lenguaje no verbal es propio del cerebro derecho.
Lo ideal es que cerebro derecho e izquierdo «se lleven bien», para ello han de estar bien
integrados, si nos desviásemos excesivamente hacia el izquierdo seríamos lo que diríamos
personas demasiado cerebrales o cuadriculadas, con dificultad para comunicarse, de empatizar,
emocionalmente frías y demasiado literales. En caso contrario, si el derecho fuera el que siempre
tomara el control, seríamos personas a las que las emociones les desbordan por completo, con
poca capacidad de verbalizar los sentimientos o de establecer alguna lógica u orden en la vida.
Pero no es más importante un hemisferio que otro, lo adecuado es que exista un equilibrio entre
ambos, pues no se puede separar la lógica y el lenguaje de las experiencias y las emociones, en el
caso de no estar bien integrados sería como vivir en un desierto emocional (cerebro izquierdo) o
en un diluvio emocional (cerebro derecho). La sabiduría no puede ser exclusivamente racional,
porque en ese caso seríamos como robots, la sabiduría racional va de la mano de la sabiduría
experiencial.
Desde que nace, el bebé se comunica con la madre a través del cerebro derecho (el cerebro no
verbal, emocional). El neurocientífico Allan Schore ha estudiado el cerebro del bebé durante más
de una década a través de pruebas de neuroimagen y ha concluido que su cerebro derecho es
literalmente moldeado a través de la relación de apego con su madre. Desde el mismo nacimiento
se establece una comunicación no verbal entre la madre y su bebé que es crucial en el proceso el
vínculo que se establece madre-bebé, siendo muy importante para el correcto neurodesarrollo de
la criatura sentir que su madre está emocionalmente disponible cuando la necesite. Según Schore,
muchos de los desórdenes psicológicos tienen raíz en la negligencia en este desarrollo temprano
del cerebro.
Desde el nacimiento y en los primeros años de vida, a pesar de que el niño ya haya comenzado a
hablar, todavía no están bien integrados cerebro derecho e izquierdo, y sigue predominando la
comunicación con el cerebro derecho, por eso cuando los niños pequeños tienen una emoción
demasiado intensa, esta les desborda por completo, de ahí las famosas rabietas, pues no son
capaces de verbalizar la ira que sienten, no pueden conectar sus emociones del cerebro derecho
con la coherencia y el lenguaje del izquierdo.
En nuestra cultura existe una tendencia generalizada a reprimir las mal llamadas emociones
negativas como la ira, la tristeza o el miedo. Les decimos a los niños cosas como «no llores que ya
eres mayor», «los niños buenos no dan pataletas»,… y se les recrimina e incluso se les castiga por
sus rabietas, y lo que estamos haciendo con esto es decirles que lo que sienten no es válido, que no
tienen permiso para sentir lo que sienten ni para expresarlo, entonces les estamos diciendo con
esto que tampoco se pueden verbalizar estas emociones. Este tipo de acciones impedirá una
adecuada integración entre cerebro derecho e izquierdo, y muy probablemente en su etapa adulta,
vivirán o bien desviados hacia su cerebro izquierdo (personas distantes, emocionalmente frías) o
bien hacia su cerebro derecho (personas desbordadas por las emociones, emocionalmente
inestables). Por eso, a un niño pequeño no se le debe recriminar su conducta y mucho menos
ignorar cuando está en plena rabieta porque no sabe expresar sus emociones de forma verbal,
entonces ante una situación como esta tenemos la oportunidad para enseñarle a verbalizar y que
así más adelante estén bien integrados cerebro derecho e izquierdo. ¿Y cómo se hace esto? Pues
como dice el psiquiatra Paul C Holinger en su libro Qué dicen los bebés antes de empezar a
hablar , se puede hacer con tres sencillos pasos, primero: validar, segundo: verbalizar y tercero:
aliviar la tensión.
♦ Validar la emoción significa básicamente que su emoción es válida, y por tanto no hay
necesidad de reprimirla. Ejemplo: «Juanito, entiendo que estés enfadado», en cambio, si
decimos frases como «no llores», «eres un niño muy malo» estamos negando su emoción, y le
será más difícil más adelante expresarla verbalmente.
♦ En segundo lugar: verbalizar. Esto es, traducirles con palabras sencillas aquello que están
sintiendo: «Te has enfadado mucho, ¿verdad, cariño? Porque mamá te ha quitado la lata con la
que estabas jugando, pero los bordes pueden cortarte y hacerte pupa, mamá te quiere mucho y
no quiere que te hagas daño», de esta forma el niño irá aprendiendo la equivalencia entre lo
que siente (cerebro derecho) y las secuencias de palabras (cerebro izquierdo). Cuando un niño
pequeño tiene una rabieta es porque es la única forma en que puede expresar su enfado, no
sabe verbalizarlo y por eso lo expresa con toda la intensidad que le permite su lenguaje no
verbal del cerebro derecho. Esta incapacidad de expresar lo que se siente también les puede
pasar a los adultos, probablemente esto se debe a la forma de crianza que tuvieron. Cuando una
persona tiene la capacidad de expresar verbalmente lo que siente, ese sentir no le desbordará
tanto, en cambio, si una persona no es capaz de expresarse con coherencia verbal, la emoción
le supera. ♦ En tercer lugar, aliviaremos la tensión, esto es, distraerlo del foco que le produjo
la tensión, «vamos a jugar con este vaso de plástico, este no hace pupa», «mira aquello, mira
qué cosa tan bonita »…
♦ En tercer lugar, aliviaremos la tensión, esto es, distraerlo del foco que le produjo la tensión,
«vamos a jugar con este vaso de plástico, este no hace pupa», «mira aquello, mira qué cosa tan
bonita »…
Con estos sencillos pasos y manteniendo la calma, estamos validando lo que nos dice con su
cerebro derecho y a su vez traduciendo el lenguaje no verbal del cerebro derecho al lenguaje
verbal del cerebro izquierdo, y así poco a poco irán integrándose el cerebro derecho y el
izquierdo. Cada vez que hacemos esto les estamos ayudando para que en un futuro sean capaces
de validar y verbalizar sus emociones sin que estas se repriman o les desborden, y además, para
que en su comunicación con los demás sean capaces de mantener relaciones sanas, simétricas y
saludables.
En la década de los 90 se extendió la moda de la estimulación precoz para que los hijos fuesen
más inteligentes en el futuro, hubo un diluvio de juguetes sofisticados, de alta tecnología,
programas televisivos con música clásica y todo lujo de estímulos, luego las extraescolares y
actividades para estimular la inteligencia del cerebro izquierdo en los niños. El neurocientífico
Bruce Perry, miembro de la Academia del trauma infantil en Houston, fue muy crítico con esta
moda, en sus propias palabras: «nada de esto promueve un aprendizaje eficiente, pues los niños lo
que necesitan son horas de cuidados positivos y atentos por parte de sus padres, tiempo en
cantidad y calidad, esto es lo que en sí mismo les ayudará a desarrollar su potencial». Es decir, de
nada sirve en el neurodesarrollo estimular el cerebro izquierdo sin más, en estas edades es mucho
más importante la parte afectivo-emocional.
2. División vertical:
CEREBRO SUPERIOR Y CEREBRO INFERIOR
La corteza cerebral
Evolutivamente es la parte del cerebro más reciente, en ella se procesan
las funciones cerebrales superiores, en definitiva, todo aquello que nos
diferencia de los animales como la razón, el juicio, los pensamientos, las
creencias, las ideas, la creatividad, las emociones complejas como la culpa
o la vergüenza...
El sistema límbico
Evolutivamente es más antiguo, de hecho, todos los mamíferos tienen
sistema límbico. Es nuestro cerebro más animal, y aquí se procesa:
♦ El instinto –el instinto sexual y el instinto de supervivencia-.
♦ La intuición.
♦ Las emociones primarias como el miedo y la alegría.
♦ Guarda memoria emocional a largo plazo.
El miedo
Como ya hemos dicho, el sistema límbico, este cerebro más animal, nos
ha permitido sobrevivir como especie, porque reacciona rápido, cuando
necesitamos actuar antes de pensar, cuando hay un peligro literalmente
toma las riendas de la situación. Además, en el sistema límbico,
concretamente en la amígdala, se procesa y almacena la memoria de las
emociones, y así, cuando se vive una situación peligrosa, ese recuerdo
queda guardado, lo que significa que cuando vives una situación parecida,
aunque no haya peligro real en ese momento, la amígdala se anticipa y se
inician los mecanismos de alerta. Esto lo sabemos muy bien las mujeres
cuando vamos por algún lugar donde no hay gente, es de noche y de repente
ves a un hombre, que aunque esté lejos y no vaya con una navaja en la
mano, ya nos ponemos en alerta por si acaso, y ya puede ser ese hombre un
bendito que a nuestro cerebro límbico le importa un bledo, porque lo
primero es el instinto de supervivencia y nuestro cerebro límbico piensa ¿y
si es un violador o un asesino en serie? No esperamos a que nos ataque sino
que hay una anticipación para ponernos a salvo a tiempo y entonces el
corazón comienza a latir más rápido y empezamos a acelerar el paso, y a la
mínima que viéramos algo que nos haga sospechar que nos persigue
saldríamos corriendo como si no hubiera un mañana. ¿Por qué ocurre esto?
Pues porque ya nos hemos visto amenazadas en otras ocasiones o porque
conocemos demasiados casos de otras mujeres han sido violadas o
asesinadas, entonces, esta información está guardada a fuego en nuestro
sistema límbico para asegurar nuestra supervivencia. Cada cual tendrá un
umbral diferente para disparar su miedo, y depende en gran medida de las
experiencias vividas, porque no es lo mismo una mujer que haya sufrido
algún acoso verbal puntual sin que nunca haya visto amenazada su vida que
una mujer que haya sido violada o maltratada, como es lógico en el caso de
la mujer que ha sufrido tal grado de violencia tendrá una memoria en su
sistema límbico que se reactivará a la mínima de cambio. Y mientras no se
supere el trauma (que, desgraciadamente, puede durar toda una vida), esta
memoria se reactivará incluso en situaciones nada peligrosas como pueda
ser su relación íntima con su pareja a pesar de que su pareja nunca le haya
agredido y la respete totalmente. Es lo mismo que ocurre con la fobia: el
sistema límbico toma el control aunque se trate de una situación nada
peligrosa, pero hay una memoria que en ese momento se asocia al hecho
traumático, es decir, sabes racionalmente que tu pareja no te va a agredir,
pero a tu sistema límbico le da igual, y el simple hecho de tener una
relación íntima ya despierta el recuerdo del trauma pasado y se pone todo el
cuerpo en alerta como si hubiera que protegerse de una nueva agresión:
taquicardia, se tensionan los músculos, dolor a la penetración... He
conocido a pacientes que después de una experiencia traumática (por una
violación o hasta por un parto traumático) no eran capaces ni siquiera de ir
a una consulta de ginecología por la sensación de amenazada que le
transmitía la exploración ginecológica, porque se despierta ese miedo a
sentir otra vez la «invasión» sobre su cuerpo. El grado de anticipación al
posible riesgo y el umbral al que se despierta el miedo dependen de la
personalidad, las experiencias vividas en el pasado, la sociedad en la que
vive, la infancia y tipo de crianza que haya tenido la persona...
La amígdala cerebral está en el sistema límbico y es el lugar donde se
procesa el miedo o situaciones de alerta, también se activa cuando vemos a
una persona con una expresión facial de miedo. La amígdala puede llegar a
anticiparse hasta tal punto que tiene la capacidad de reaccionar ante el
estímulo de una imagen visual antes de que seamos conscientes de haberla
visto. Y me explico. Por técnicas de neuroimagen se ha confirmado cómo la
amígdala se activa cuando vemos la cara de una persona con una expresión
facial de miedo, y también se ha comprobado que puede llegar a activarse
incluso antes de que esa imagen haya llegado a nuestro cerebro consciente,
es decir, que reacciona a la imagen antes de tener conciencia de haberla
visto. Así se ha comprobado en algunos experimentos donde a los
participantes se les ponía delante una pantalla en la cual veían pasar a toda
velocidad una secuencia de imágenes con caras de personas con diferentes
expresiones faciales (las imágenes duraban unos milisegundos), se
comprobó que la amígdala se activaba en cuanto pasaba la imagen de una
cara con expresión facial de miedo (a pesar de que la imagen duraba unos
milisegundos), lo curioso es que después de eso se les preguntaba a las
personas si habían visto aquella cara con expresión facial de miedo y decían
que no habían visto tal cosa, muy curioso, no eran conscientes de haber
visto esa cara, pero sin embargo, ¿por qué la amígdala reaccionaba como si
la hubieran visto? Esto sucede porque la imagen, cuando entra por nuestro
sistema visual, hace dos recorridos diferentes: uno más rápido hacia unas
estructuras poco conocidas situadas en el sistema límbico y otro recorrido
más largo hacia la corteza occipital, y realmente somos conscientes de ver
lo que vemos cuando la información visual llega a nuestra corteza occipital.
En el caso del experimento, lo que ocurría es que la imagen a la que
reaccionaba la amígdala duraba pocos milisegundos y entonces la
información no daba tiempo a que llegara al cerebro consciente (en este
caso a la corteza occipital, donde se procesa la información visual) pero sí
llegaba a otras estructuras situadas en el cerebro límbico, de manera que por
un lado no eran conscientes de haber visto nada, pero por otro lado sí que
llegaba la información visual a otra parte del cerebro inconsciente
provocando la reacción de la amígdala. De esto se deduce que existen otras
vías inconscientes de procesar la información visual que son mucho más
rápidas y que podemos reaccionar inconscientemente ante estímulos
visuales sin haberlos visto conscientemente.
A esta forma de ver inconscientemente se le denomina visión ciega, es
decir, nuestro cerebro no consciente ve mucho más y mucho antes que el
consciente pudiendo anticipar la respuesta al estímulo.
♦ Por no haber desarrollado un apego seguro en su infancia, por infancia traumática o haber
sufrido abusos. Ya hemos hablado de la transgeneracionalidad del trauma. Se ha constatado a
través de técnicas de neuroimagen que las personas víctimas de abusos en la infancia tienen un
desarrollo del cerebro diferente y son más vulnerables a padecer patologías mentales. Se ha
constatado también que las mujeres que disfrutaron de un apego seguro tienen determinados
cambios cerebrales tras el parto que les da mayor predisposición a ejercer el mismo vínculo
con sus criaturas. Con todo esto lo que quiero decir es que a veces las alteraciones en el
vínculo vienen de más atrás, de una herencia que se ha transmitido transgeneracionalmente y
que impide que el cerebro materno desarrolle los cambios necesarios para vincularse de forma
saludable con su criatura. La psiquiatra española Ibone Olza, investigadora en salud mental
infantil y perinatal, utiliza el término de «transparencia psíquica» en el embarazo, término
acuñado por la psiquiatra francesa Monique Bydlowski con 30 años de experiencia con
embarazadas en un hospital de París. Este concepto, según Bydlowski y Olza, hace referencia
al estado psíquico que desarrolla la embarazada gradualmente aumentando su sensibilidad
emocional, sobre todo al final del embarazo, y en este periodo hay una necesidad de revisar y
comprender los vínculos primarios para poder vincularse afectivamente con el recién nacido, lo
que conlleva una reactivación de procesos psicológicos anteriores no resueltos, y esto puede
reagudizar duelos anteriores pendientes. Los psicólogos del desarrollo coinciden en que la
gestante necesita regresar de alguna manera a sus recuerdos infantiles para poder vincularse
con su futuro hijo. Una infancia traumática puede generar en esta etapa de transparencia
psíquica una intensa angustia o depresión, en algunos casos deseo de interrumpir el embarazo.
Olza en su recomendadísima obra Maternidad y salud, ciencia, conciencia y experiencia
explica que si la embarazada tuvo una infancia muy dolorosa o una vida muy difícil, es
probable que durante el embarazo no pueda apenas imaginar a su bebé o que incluso viva el
embarazo con intensa angustia, y que por ello, revisar la infancia a lo largo del embarazo puede
servir para incrementar la consciencia y la empatía con el futuro hijo o hija. Sostener a la futura
madre será el papel no solo del padre y la familia sino también de los profesionales sanitarios.
Como bien explica Ibone Olza, las mujeres que han tenido infancias traumáticas o historias de
abandono pueden sentir una intensa angustia (que puede manifestarse con síntomas somáticos)
al estar embarazadas, pero una consecuencia de esta transparencia psíquica puede ser que el
embarazo suponga una oportunidad para que la futura madre pueda resolver conflictos
psíquicos más rápidamente que en otros momentos de la vida, y por esta razón la psicoterapia
centrada en comprender y asumir la propia historia previa vinculada puede ser especialmente
eficaz. Algunos autores como Fraiberg y colegas ya señalaron que la diferencia entre padres
abusados que eran capaces de superar sus traumas y tratar bien a sus bebés y los que repetían el
trauma estaba en la capacidad de recordar el dolor y no utilizar defensas como la evitación, la
negación, la represión o la desconexión.
♦ Otras veces ocurre que, aunque no haya habido separación madre-bebé, aunque el parto haya
sido fisiológico y no intervenido y el cerebro límbico de la madre se haya preparado para el
cuidado del bebé, este se contradice con el cerebro racional bien por problemas con el entorno
(problemas familiares, soledad, poco apoyo, etc.) o bien por las propias creencias culturales
transmitidas, es una vez más esa incoherencia de la que ya hemos hablado: cerebro racional por
un lado y cerebro instintivo-intuitivo por otro. Las creencias sostienen las razones que emanan
de nuestro cerebro racional, que razonemos algo no significa que lo hayamos razonado bien.
¿De dónde vienen tantas creencias que contradicen a nuestro cerebro intuitivo? No hay más
que ver las revistas o anuncios televisivos para embarazadas y madres recientes para darse
cuenta de la información que nos bombardea, todo lo relativo a la maternidad está
completamente focalizado en los intereses del mercado: carritos de última moda, cremas para
las estrías, remedios para volver a la figura de antes, ropa de moda, carruseles, juguetes para
estimular la inteligencia del bebé, famosas que salen de las clínicas con su silueta intacta o
volviendo al trabajo en pocos días y siendo aplaudidas por ello, información engañosa sobre
alimentación infantil y así un larguísimo etcétera. Prácticamente no se habla nada sobre el
vínculo, sobre la crianza con apego seguro, sobre la lactancia y las verdaderas necesidades de
la madre y el bebé, hay muchos mensajes confusos sobre alimentación fomentado por las
grandes marcas. Hasta manuales para adiestrar el sueño infantil se han convertido en
bestsellers ignorando los daños colaterales que estas formas de tratar a los bebés podrían tener
en su neurodesarrollo, daños que a veces se expresan más tarde (preadolescencia o
adolescencia) a través de diversos trastornos de ansiedad en el mejor de los casos. Realmente,
el modelo de maternidad ideal en los masivos medios audiovisuales promueve el desapego
madre-criatura, muy lejos de lo que la naturaleza ha previsto desde tiempos inmemoriales y de
ahí la incoherencia entre lo cultural (que está en la corteza) y lo instintivo (lo que está en el
cerebro límbico) y de esta contradicción, como ya hemos dicho, vienen las alteraciones en el
vínculo y la depresión postparto.
¿Qué hay de esas madres que pierden a su bebé antes de nacer o poco
después del parto? La muerte que ocurre en el útero materno durante la
gestación hasta el segundo trimestre se denomina pérdida gestacional.
Hablamos de pérdida perinatal cuando la muerte ocurre desde el tercer
trimestre hasta los primeros 7 días tras el nacimiento. Cuando la muerte
ocurre durante los 7 y 28 días tras el nacimiento se denomina muerte
neonatal tardía.
El duelo gestacional es algo que hasta hace nada ni siquiera existía para
la ciencia. Personalmente he aprendido mucho de duelo gestacional y
perinatal en los últimos años y me sorprendió mucho lo mal que yo como
profesional manejaba la situación cuando tenía que dar la mala noticia a
algunas parejas, me di cuenta de que repetía el mismo patrón que se hace
socialmente: esquivar el dolor, intentar consolar a la paciente ayudándole a
anestesiar su duelo, lo cual más adelante comprendí que es lo peor que se
puede hacer cuando una persona pasa por esto. Tuve la suerte de ser
coautora junto al matrón Pedro Santos y la psicóloga Ana Yáñez de una
guía para pacientes y profesionales llamada «Atención profesional a la
pérdida y al duelo durante la maternidad» que fue editada por el Servicio
Extremeño de Salud (se puede descargar gratuitamente en internet) con el
objetivo de poder ayudar a las personas que pasan por un duelo de estas
características y para dar pautas para que los profesionales mejoremos en la
atención. Durante aquel tiempo tuve la suerte de aumentar mis
conocimientos sobre el duelo gestacional y perinatal, como profesional es
obvio que conocía perfectamente la parte del manejo ginecológico pero sin
embargo la parte psicosocial no la conocía tan bien.
Para empezar, el duelo (cualquier duelo) es un proceso psicológico tras
una pérdida en el que se pueden sufrir diferentes síntomas emocionales y
físicos. La pérdida no siempre se refiere a una muerte sino también a la
interrupción definitiva de algo, como en un divorcio. La experiencia
emocional de enfrentarse a la ausencia hasta la adaptación a la nueva
situación es lo que se denomina elaboración del duelo, se dice que se ha
superado el duelo cuando está elaborado, esto no significa que se olvide al
ser querido, sino que ya se ha llegado a la aceptación, es decir, que se ha
aprendido a vivir de nuevo con esa ausencia. En la experiencia del duelo se
distinguen diferentes fases o etapas (negación, ira, negociación, depresión,
aceptación), aunque no existe una experiencia única e igual para toda la
gente, depende de cada situación y de cada persona, las fases no han de
seguir una misma secuencia para todo el mundo, su duración varía de unas
personas a otras y pueden solaparse unas fases con otras.
En cualquier caso, el duelo no es una enfermedad sino un proceso
natural que se atraviesa cuando se pierde algo que es muy importante para
la persona. Solamente se considera patológico cuando no se supera y
estanca a la persona en alguna de sus fases impidiéndole avanzar en su vida,
es decir, cuando no puede llegar a la elaboración. Hay quienes dicen que la
aceptación cuando se ha perdido a un ser querido llega cuando se logra
transformar una ausencia externa en una presencia interna. Es primordial
que la persona en duelo pueda expresar su dolor, sin reprimir, contar con el
apoyo y la validación de las emociones por parte de su entorno, porque todo
ello favorece una adecuada elaboración, evitando que se convierta en un
proceso patológico.
Parece obvio decir que un duelo ha de doler, pero en una sociedad donde
las emociones negativas están tan poco aceptadas no es fácil aceptarlo, por
eso muchos duelos no patológicos acaban siendo medicalizados con la
intención de «anestesiar» las emociones, pero al final la propia
medicalización es una trampa porque aunque inicialmente parece que quita
el dolor, esto es solo aparentemente, pues solamente lo adormece, y lo peor
de todo es que esto dificulta avanzar en las diferentes fases. Cuando una
mujer sufría una pérdida de su bebé, lo primero que se nos ocurría a muchos
profesionales era darle ansiolíticos para que pasara la fase de shock lo más
calmada posible, y encima lo hacíamos creyendo que esto le ayudaba, pero
parece ser que vivir el duelo desconectándose de la realidad en esta primera
fase impide la elaboración sana del mismo y aumenta las probabilidades de
que acabe siendo un duelo patológico. Otra cosa que hacíamos muy mal
(ahora me da hasta vergüenza hablarlo) era que después de asistir un parto
de un bebé muerto no animábamos a la madre a que viera a su bebé para
que no sufriera (sobre todo cuando tenía malformaciones), sin embargo esta
es de las cosas por las que más sufren las mujeres que pasan por esta
experiencia, toda su vida se quedan con la pregunta sin respuesta «¿cómo
era mi bebé?», es algo que difícilmente superan, ahora en cambio animamos
a las mujeres y sus parejas a que lo vean y que se despidan de su criatura el
tiempo que necesiten, y si alguna no desea verlo se recomienda guardar en
el historial algunos recuerdos de ese bebé (las huellas, una foto…) para que
si algún día vuelven los padres al hospital puedan llevarse esos recuerdos.
Lo que parece que en un principio es doloroso como ver al bebé, llevarse
recuerdos… claro que es doloroso, pero ese dolor hay que atravesarlo ya
que cuando se invisibiliza o anestesia o cuando se vive con irrealidad, todo
ello hace aún más daño a largo plazo, porque así es mucho más difícil de
superar un duelo.
El duelo que acontece tras la pérdida de un embarazo (en cualquier
momento del mismo), en el momento del parto o tras el nacimiento, tiene
una serie de peculiaridades diferentes de otros duelos, quizás lo más
llamativo es la banalidad con que socialmente es tratado, se trata de un
duelo socialmente desautorizado que se vive en silencio. Quienes sufren
esta pérdida pueden llegar a sentir que no tienen permiso para expresarlo y
vivirlo, es como atravesar una (p)maternidad invisible que se instala en el
dolor, en la negación, en el olvido…
Ser madre o padre no se mide en centímetros o número de células, sin
embargo, con toda la buena intención de consolar a la pareja en el entorno
entonan continuamente frases tan desafortunadas como «eran unas pocas
células de nada», «no te preocupes, hubiera sido peor que lo perdieras una
vez que hubiera nacido», «es mejor que haya pasado ahora y no más tarde»,
«ya tendrás otro, sois jóvenes», etcétera. Poca gente se para a pensar que lo
que realmente sienten estas parejas es que han perdido a quien iba a ser su
hijo/a, y esto causa un dolor que jamás debería banalizarse.
Como profesional, en muchas ocasiones he tenido que informar a parejas
que el corazón de ese bebé que esperaban dejó de latir. En este momento no
se les puede decir que no es nada o que ya tendrán otro, sino que es
fundamental mantener una actitud de calma y de escucha activa, intentando
explicar todo aquello que necesiten saber sobre lo que ha ocurrido. A veces
no es posible dar todas las respuestas que necesitan, pero si no se sabe por
qué ha ocurrido hay que explicar las causas más probables para evitar que
puedan creer que ha sido por algo que hicieron mal y se sientan culpables.
Cuando hay alguna prueba complementaria para saber algo más hay que
explicar para qué sirve y qué buscamos con esa prueba.
La mayoría de las mujeres comienzan a llorar tras recibir una noticia así
y ahí hay que dejarles claro que es muy normal que se expresen así, porque
nada peor que reprimirse y tragarse para dentro el sufrimiento. En ese
momento los profesionales no podemos banalizar el dolor ni intentar animar
para que no lloren, sino que hemos de validar las emociones, escuchar y
responder a sus inquietudes, además de explicarles el proceso de duelo al
que se van a enfrentar, que como en cualquier otro duelo necesita su tiempo
y su espacio hasta que llegue la aceptación. También es el momento de
hablar de los posibles tratamientos: expectante, tratamiento médico y
tratamiento quirúrgico, aclarando las dudas de los pros y los contras de cada
uno.
Algunas veces he visto a mujeres a las que, tras informarles de la
pérdida, se han quedado bloqueadas con una sonrisa forzada de oreja a oreja
aguantando el tipo, como si quisieran ocultar el sufrimiento, y cuando les
digo «puedes llorar si quieres, estás en todo tu derecho y es de lo más
normal que necesites sacar para fuera lo que te está doliendo», en ese
momento la sonrisa inmediatamente da paso todo un río de lágrimas, y ahí
es cuando comienzan a darse permiso para expresar su dolor, este es el
primer paso para comenzar a transitar las fases del duelo que vendrán a
continuación.
En general, la mayoría de la gente aún cree que no es bueno guardar
algún recuerdo del bebé que no llegó a nacer para evitar la tristeza, y
precisamente es todo lo contrario, es bueno darles su lugar, es sano guardar
algún recuerdo o escribirles una carta o hacer algún ritual, cualquier acto
que materialice la experiencia de la pérdida ayuda mucho porque evita la
invisiblización y facilita la elaboración.
Aunque se trate de una interrupción voluntaria del embarazo, este
también es un duelo negado que en no pocas ocasiones se complica con la
culpa. No vamos a entrar en el tema de aborto sí o no. No es cuestión de
juzgar, sino de entender (sea cual sea nuestro credo o ideología) que estas
mujeres también necesitan ser acompañadas, escuchadas, comprendidas,
ayudadas…
1 . Aborto diferido es aquel en el que el latido cardiaco se para pero no se produce ningún síntoma
porque no se ha iniciado la expulsión de los restos.
2 . Puedes encontrar la guía en la web de El Parto es Nuestro:
https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/recursos/documents/libro_duelo_ses.pdf .
La sexualidad humana
La desexualización de la reproducción
1. Etapa periconcepcional
2. El embarazo
El piel con piel y la lactancia materna son parte esencial del vínculo y
del disfrute de ambos, la lactancia materna es parte de la sexualidad
femenina, es lógico que la sexualidad con la pareja cambie durante esta
etapa, pues tras el parto, la madre se vuelca completamente en el instinto de
cuidado del bebé; por ello normalmente disminuyen las relaciones coitales
durante un tiempo muy variable de una pareja a otra tal y como evidencian
diversos estudios, no solo por los cambios físicos como molestias en periné,
sino también porque se necesita un tiempo (muy variable de una pareja a
otra y de unas circunstancias a otras) para integrar tantísimos cambios que
se han producido en todas las dimensiones de la vida con la nueva llegada
del bebé. Clásicamente se decía que las relaciones coitales se pueden iniciar
tras lo que llamaban la cuarentena, se hablaba de que ya en ese tiempo todo
volvía a su ser y como mucho se hablaba de cómo tratar la sequedad
vaginal en el caso de estar con la lactancia, de manera que todo se ha
enfocado muy desde el cuerpo sin tener en cuenta los aspectos emocionales
que implican esta etapa de la vida tras el nacimiento del bebé, de alguna
manera se ha trasmitido la idea de que tras ese periodo de la cuarentena lo
normal era volver a la misma actividad sexual de antes del embarazo, y
muchas mujeres a se han sentido mal por no recuperar la libido tras ese
tiempo viéndose en la tesitura de o bien complacer a sus parejas aun sin
ganas o bien evitando el contacto íntimo para evitar el coito. No existe un
tiempo determinado igual para todo el mundo porque cada pareja tiene su
ritmo, pero lo más importante para una sexualidad sana de pareja durante el
puerperio es mantener una buena comunicación. Aunque durante un tiempo
(muy variable de unas parejas a otras) no haya relaciones coitales como las
de antes, esto no significa que desaparezca el sexo en la pareja, habiendo
comunicación se podrá vivir otra sexualidad menos genital, ampliando la
sensibilidad erótica a toda la piel, fomentando los encuentros afectivos, la
ternura, las caricias, los masajes, el placer compartido puede que muchas
veces sea sin orgasmos (o sí, pero no es el objetivo prioritario); esta
expresión de la sexualidad en pareja más sensitiva, más a fuego lento, más
afectiva, más tierna… que su vez respeta y cuida el vínculo entre la madre y
el bebé puede ser un sexo muy diferente pero a su vez muy exquisito y tan
satisfactorio como cualquier otro. Cuando además la pareja de la madre
reciente está involucrada y sensibilizada con los cuidados del bebé y es
capaz de ser un buen sostén emocional para la madre, habrá mayor
complicidad, acercamiento, comunicación e intimidad afectiva, pudiendo
redescubrir nuevas formas de sentir conexión y placer en la intimidad.
4. Aceptarse y cuidarse
Lo primero que deberíamos hacer es aceptar los cambios, aceptar no es
resignarse, sino permitir con naturalidad que todo sea lo que es: el cuerpo
cambia, la energía no es la misma, los hijos vuelan del nido, etc. Este es el
punto de partida, pues no podemos vivir negando la evidencia, ya que todo
se volvería contra nosotras mismas.
Aceptar no significa para nada resignarse: cuando aceptas no reprimes,
no niegas lo que te pasa. Aceptar es dejar de lado los juicios que hacemos
contra nosotras mismas, dejar de pensar de forma dicotómica y jerárquica
bueno-malo, joven-vieja, y pensar que somos como somos, así sin más, más
allá de las categorías o juicios de valor, aceptar es algo completamente
compatible con cuidarse. Resignarse, en cambio, es como abandonarse, no
cuidarse para acabar siendo toda una «Doña Rogelia».
Mientras vivimos queda mucho por aprender, por vivir, por crear, por
emprender… Por tanto: aceptar sí, resignarnos y abandonarnos no. Como
ha demostrado Becca R. Levy en sus trabajos, los estereotipos que hacemos
del envejecimiento influyen en el autoconcepto, cuando el autoconcepto del
envejecimiento es negativo puede contribuir a resultados de salud adversos
en personas de edad avanzada, en cambio, el autoconcepto de
envejecimiento positivo reduce el estrés cardiovascular y mejora la salud
física y mental. A muchas mujeres, acostumbradas a cuidar a los demás (a
sus hijos, sus padres u otros familiares) les cuesta mucho dedicar sus
cuidados a sí mismas. Cuidar la salud física, mental, espiritual, tener una
red social de soporte, y también, por qué no: cuidar de la imagen, la belleza,
pero sin la obsesión de permanecer «encorsetada» en un cuerpo joven a
costa de hasta la propia salud. ¿Por qué la belleza en la mujer ha de ser
joven? ¿Acaso una mujer con arrugas no puede ser bella? Vemos a Richard
Gere con sus añitos bien atractivo, con sus canas, con sus arrugas, la belleza
de la madurez, decimos que es interesante. ¿Por qué no mirar de la misma
forma la belleza madura y serena de las mujeres más mayores? ¿Es que no
tenemos derecho a envejecer?
El orgasmo
♦ Orgasmo . Finalmente, desde este tono simpático mantenido en la meseta se produce una
intensificación explosiva del mismo, una descarga máxima de la tensión sexual donde el placer
es muy intenso, esta es la fase del orgasmo, que es una respuesta del sistema nervioso
involuntario mediada por las raíces sacras de la médula espinal. Se producen contracciones
musculares rítmicas involuntarias de los músculos de la pelvis, del esfínter anal, también
contracciones rítmicas del útero y de otros músculos fuera de la pelvis. Se liberan grandes
cantidades de oxitocina.
♦ Resolución . Después de la descarga de la tensión sexual con el orgasmo viene la fase de
resolución, que no es más que la vuelta a la calma, una fase muy agradable y relajante donde se
disfruta de esa cantidad de hormonas y neurotransmisores liberados con el orgasmo:
endorfinas, prolactina, oxitocina…
Tras la fase de resolución existe en los hombres un periodo llamado periodo refractario, es
aquel en el que no puede volver una excitación con la misma intensidad como para producir
nuevos orgasmos, en cambio la mujer sí podría tener nuevos orgasmos, otra diferencia con
respecto al hombre es que las fases de excitación y meseta suelen ser más lentas.
El deseo puede afectarse negativamente por llevar un modo de vida
estresante y/o monótono, también cuando hay problemas en la pareja o
cuando hay problemas de salud como la ansiedad o la depresión.
Realmente, el deseo, si no se trabaja en la pareja a través de un vínculo sano
y manteniendo la fantasía erótica, es algo que en las relaciones de largo
recorrido puede ir perdiéndose, ya que con el tiempo se deja de estar en esa
etapa de enamoramiento que predispone con tanta facilidad al deseo. Una
frase de la doctora Helen Kaplan lo resume así: «no se ha descubierto
ninguna sustancia que pueda rivalizar con el efecto afrodisíaco que provoca
el estar enamorado».
El orgasmo es una respuesta neurofisiológica del sistema nervioso involuntario mediado por la
médula espinal donde se descarga la tensión sexual, en cambio la fase del deseo es dependiente del
cerebro pues intervienen factores afectivos, psicológicos, culturales, fantasías, experiencias previas...
En la parte de neurociencias ya vimos que había una división vertical del cerebro y hablábamos de
cerebro superior (corteza cerebral) y cerebro inferior (sistema límbico), el deseo parte de estos dos
cerebros, de manera que hay una parte consciente en el deseo que podemos provocar
conscientemente (programar un determinado encuentro, leer un libro erótico o una película, utilizar
algún juguete sexual…) y otra parte más inconsciente que sale sin más, sin provocarlo
conscientemente y que dependerá de las experiencias previas, recuerdos guardados, forma de
vincularnos… Esta parte inconsciente del deseo explica esa atracción hacia alguna persona o hacia
algún estímulo sexual concreto así porque sí, sin ninguna explicación lógica o racional, y esto es muy
personal de cada cual. El deseo sexual, si no hay contradicción entre cerebro superior e inferior, aúna
todo el cerebro, predisponiéndose hacia la respuesta sexual, pero si hay contradicción entre las
creencias morales del cerebro superior y el impulso del cerebro inferior pueden surgir bloqueos y
mecanismos de represión. Si bien reprimir deseos no es lo más saludable, está claro que no todo lo
que se desea está permitido, si a una persona le da placer hacer daño a otra este deseo no es aceptable
pero sí se pueden buscar formas para materializar el deseo a través de la fantasía erótica como ya
hemos hablado anteriormente, siempre y cuando se entienda que estamos en el terreno de la fantasía,
exista consenso y respeto entre ambas partes y que la persona que reciba el daño realmente quiera
hacerlo, pueda parar cuando quiera y sea respetada en todo momento.
Compruébalo tú misma
Tipos de prolapsos.
Un truco para el estreñimiento. Cuando hay estreñimiento
porque las heces son demasiado duras y no pueden avanzar,
hay un pequeño truco que se puede hacer: introducir los dos
pulgares dentro de la vagina (igual que para reducir el
rectocele) y masajear con los dedos orientando las yemas
hacia atrás (hacia la pared posterior vaginal), ahí se nota
con los propios dedos el bolo fecal a través de la pared
vaginal y así puedes ablandar las heces por la propia
acción mecánica, y como de esta forma no estás tocando las
heces directamente (pues están los dedos en la vagina)
simplemente hay que lavarse bien las manos antes y después
de la maniobra, no se requiere ningún antiséptico especial
para ello.
¡Qué asco!
Microbiota vaginal
♦ Beber mucho, de 1 a 2 litros de agua al día para que haya buen chorro miccional que arrastre
los gérmenes hacia afuera.
♦ Orinar cada 2 – 3 horas, para evitar sobreproliferación de gérmenes en la orina y para arrastrar
con el chorro miccional las bacterias que puedan estar al acecho.
♦ Orinar tras las relaciones sexuales, sobre todo es beneficioso en esos casos de mujeres con
continuas cistitis de la luna de miel.
♦ Cuidar el suelo pélvico para prevenir prolapsos, cuidar la hidratación de la zona cuando llega
la menopausia para evitar la atrofia genitourinaria.
Seguro que tienes alguna amiga que está desesperada porque cada dos
por tres dice que tiene una infección vulvovaginal, que ha ido a muchos
ginecólogos y que unas veces le dicen que son hongos, otras veces que son
vaginosis y otras veces le dicen que no hay ninguna infección porque el
cultivo de flujo vaginal sale negativo, quizás se haya puesto media farmacia
de medicamentos en la vagina y quizás la derivaron alguna vez al
dermatólogo pensando que pudiera ser una enfermedad dermatológica y
quizás este tampoco le encontró nada y le mandó alguna crema de
corticoides (que es un antiinflamatorio muy potente). El caso es que
después de todo quizás siga con infecciones e irritación/inflamación en los
genitales cada dos por tres (le escuece, le pica, se le irrita…) y no sabe ya
qué ponerse (que si probióticos, que si antifúngicos, que si antisépticos, que
si corticoides…, de todo).
Si vemos este caso desde otra perspectiva más allá de la vagina, desde el
funcionamiento del sistema inmunológico podremos entender mejor qué le
está ocurriendo. El sistema inmunológico es muy complejo, pero para
simplificar vamos a centrarnos en el equilibrio de la inmunidad Th1 y Th2
para comprender este problema tan frecuente de las infecciones e
irritación/inflamación de repetición que no cede a pesar del tratamiento, y
lo explicaré a continuación de una forma muy sencilla para que pueda
entenderlo cualquier persona.
La inmunidad Th1 y la inmunidad Th2 han de estar en equilibrio, y
cuando una de ellas sube la otra baja y viceversa. La Th1 es la que nos
defiende especialmente todo aquello que son «bichos»: hongos, bacterias y
virus. Y la Th2 puede luchar contra algunos microorganismos pero su fuerte
es luchar sobre todo contra todo lo que «no son bichos», por ejemplo, si
entra en el cuerpo algo que es inerte (una mota de polvo, una sustancia
química…), sería la inmunidad Th2 la que se encargaría de neutralizarlo,
dicho en plan facilón: la Th1 va contra lo vivo y la Th2 contra lo inerte.
Vuelvo a insistir que las acciones de Th1 y Th2 son más complejas que lo
que escribo aquí pero trato de hacerlo lo más didáctico y sencillo posible
para que lo pueda entender cualquier persona.
Pues bien, en los casos en los que hay recaídas constantes de infecciones
e irritaciones vaginales, el clásico ejemplo de mujeres que alternan
constantemente episodios de candidiasis de repetición, vaginosis bacteriana,
irritación vaginal sin infección (esto último es que se irrita la vagina/vulva
pero no hay infección), puede ser debido a una disfunción inmunológica por
hiperreactividad Th2 (y por tanto, baja la Th1). Entonces si hay exceso de
Th2 y defecto de Th1 puede ocurrir en sus genitales lo siguiente: por un
lado la vagina y/o la vulva responde inflamándose por cualquier producto
que entre en contacto con ella: geles, excipientes de cremas, determinados
tejidos, preservativos… en ocasiones hasta el mismo semen puede producir
reacción inflamatoria, y por otro lado, como baja la Th2 (la inmunidad que
generalmente ataca los «bichos»), es más fácil que se produzca cualquier
infección por hongos o bacterias.
Estas mujeres acaban por ponerse en su vagina todo tipo de antifúngicos,
probióticos, antiinflamatorios, etc. y unas veces en sus cultivos de flujo
vaginal sale una infección (debido a la bajada de Th1) y otras veces no sale
ninguna infección a pesar de la inflamación (debido al exceso de Th2). Con
frecuencia, estas mujeres, cuando tienen hongos, aunque se traten con el
antifúngico adecuado que mata a ese hongo, reaccionan poniéndose peor,
inflamándose aún más la vagina (más escozor y ardor) y esto sucede por la
propia reacción excesiva Th2 contra los excipientes de la crema u óvulo
vaginal utilizado, debido a que su inmunidad interpreta esos excipientes
como un agente extraño contra el que hay que luchar (hiperreactividad
Th2). Por eso cada vez que se tratan los hongos o vaginosis bacterianas en
estas pacientes lo ideal es escoger los productos que maten al hongo pero
que a su vez lleven los menos químicos posibles en su composición, como
por ejemplo los comprimidos vaginales de ácido bórico.
Normalmente, estas mujeres con recaídas constantes de episodios de
picor, ardor, escozor en sus vaginas/vulvas que acaban poniéndose todo tipo
de tratamientos sin solucionarse su problema, acaban respondiendo bien al
tratamiento cuando dejamos de ver su afección como algo exclusivamente
localizado en su vagina y ampliamos la mirada a su sistema inmunológico y
a su microbiota vaginal e intestinal. Así de entrada, en estas pacientes con
infecciones e irritaciones vaginales recurrentes, suelo sospechar que tienen
hiperreactividad Th2 cuando me cuentan ciertos detalles relacionados con el
exceso de Th2 y el defecto de Th1. El exceso de Th2 se asocia con ciertos
problemas como tener una piel demasiado sensible, dermatitis atópica
(aunque haya sido en la infancia), asma, alergias, migrañas (las migrañas en
muchos casos se relacionan con el exceso de histamina), no es necesario
que tengan todo el listado de lo que he dicho, con que tengan alguno de
estos antecedentes ya es sospechoso. El exceso de Th2 en la zona genital
puede generar ese exceso de respuesta a cualquier gel, fibra sintética,
toallitas húmedas, semen… de manera que se irrita fácilmente la vulva y/o
la vagina, y el defecto de Th1 (la inmunidad contra los «bichos») se
manifiesta en ser muy propensas a infecciones en cualquier parte del
cuerpo: además de sus infecciones vaginales recurrentes, suelen tener más
recurrencia de otras infecciones en otras localizaciones como infecciones
urinarias, catarros, gripes…
Recuperar el equilibrio inmunológico va de la mano con devolver la
microbiota intestinal a su equilibrio, ya que la microbiota es crucial para el
equilibrio inmunológico. Para recuperar la necesaria homeostasis, en primer
lugar habría que evitar los malos hábitos como el tabaco, el alcohol, el
estrés, y además llevar una alimentación saludable rica en antioxidantes
(para disminuir el estrés oxidativo), probióticos y prebióticos, retirar los
alimentos procesados y los azúcares refinados. Varios estudios han revelado
que una dieta más rica en fibra, prebióticos, probióticos y omega-3 puede
mejorar la tolerancia inmunitaria y proteger a los individuos de las alergias.
En mi experiencia, en la mayoría de los casos de pacientes con infecciones
e inflamaciones genitales de repetición por hiperreactividad Th2,
simplemente retirando los alimentos procesados y los azúcares refinados y
suplementando con probióticos, antioxidantes y omega-3, se acaba
solucionando su problema, y en algunos casos en los que no mejoraron del
todo, sí lo hicieron al llevar una dieta aún más estricta a través de una
nutricionista especialista en nutrigenómica que le suele eliminar algunos
alimentos más (individualizándose según cada caso).
La primera vez que utilicé este enfoque con una paciente que tenía
hiperreactividad Th2 (estaba ya desesperada porque llevaba más de cuatro
años con picor y escozor crónico en la vulva y vagina), no me creía ni yo el
resultado obtenido. Aparte de la pauta que le puse con suplementación
(omega 3, probióticos y antioxidantes), retiramos durante tres meses no solo
azúcares y procesados, sino también gluten y lácteos (fuimos a saco a ver
qué pasaba, ya que no había nada que perder) y no solo respondió
positivamente desapareciendo el problema ginecológico en pocas semanas
sino que además desaparecieron sus migrañas y decía que se sentía con más
energía y más saludable. Yo no daba crédito con aquella respuesta tan
rápida y favorable después de pasar más de cuatro años arrastrando ese
problema. Después fuimos reintroduciendo los alimentos poco a poco, ella
decía que no le costaba nada haber cambiado su alimentación dado la
respuesta tan buena que había teniendo, no podía creer que pudiera verse
libre de ese malestar constante que tuvo durante tantos años. Pero lo mejor
de todo era que aprendió a distinguir qué alimentos y qué hábitos le hacían
recaer con los síntomas, por eso cuando alguna vez volvía el picor/escozor
ya no le agobiaba tanto porque sabía perfectamente qué se lo había
provocado y ella misma sabía volver a sus buenos hábitos sin necesitar
acudir nunca más a una consulta de ginecología por este motivo (hasta
entonces estuvo cada dos por tres yendo a consultas por esto).
Esta es la parte más bonita de mi profesión, conseguir que la paciente
logre esa autosuficiencia para que pueda tomar las riendas y la
responsabilidad de cuidar de su salud a través del autoconocimiento, en este
caso literalmente aprendió a curarse ella misma, hasta entonces no había
parado de ir a un rosario de consultas ginecológicas y de recibir múltiples
tratamientos sin éxito.
Si bien es cierto que este enfoque más global desde la inmunología y
estableciendo pautas de autocuidados no es lo que todo el mundo quiere,
hay pacientes que prefieren no poner nada de su parte y que cada vez que
tienen algo quieren solucionarlo tomando medicación, no tengo problema
alguno para hacerlo, cada cual decide cómo quiere enfocar su salud y no
todo el mundo quiere hacerlo de la misma manera, me parece muy
respetable cualquier opción siempre que sea una decisión de la paciente una
vez esté bien informada de las opciones posibles para solucionar su
problema.
Lo bueno es tener claro qué quieres hacer con tu salud, sea lo que sea
pero tenerlo claro y ser parte activa de las decisiones, si eliges tratamientos
más conservadores o más intervencionistas, si prefieres más autocuidados y
menos medicamentos o viceversa, si prefieres tomar más las riendas de tu
salud siendo parte activa o ser parte pasiva… todo esto es completamente
respetable bajo el principio de autonomía del paciente. Pero luego están las
personas (que todo hay que decirlo) que no saben qué quieren, que no
quieren responsabilizarse de nada y que encima piden milagros; les explicas
los abordajes posibles pero demandan lo imposible: no poner nada de su
parte, no cuidarse nada (hasta aquí me parece todo muy respetable), pero
que a su vez exigen les pongas un tratamiento «mágico» que les solucione
su problema de salud (que para eso hay muchos adelantos, eso dicen), y si
no se lo solucionas con una pastillita milagrosa se enfadan con el mundo,
como si tuviéramos la culpa de todos sus males, como si la ciencia médica
fuera pura magia. Esta ignorancia me parece también muy respetable, es el
modelo de atención antiguo de siempre donde es el profesional el que
decide todo, hay gente que por el motivo que sea no quiere saber nada y
prefiere que sea el profesional quien tome todas las decisiones sobre su
salud, pero otra cosa diferente es la mezcla de la ignorancia con exigencias
«mágicas» culpando a todo el mundo mundial de todos sus achaques… esto
ya es distinto, porque como se suele decir, o llueve o no llueve, lo que no se
puede llover y no llover a la vez.
Por qué las mujeres somos cíclicas
1. ACCIÓN EN EL ENDOMETRIO
¿Qué es el hiperestronismo?
2. Los lignanos . En alimentos como las semillas de lino, también ejercen efectos favorables
sobre el metabolismo de los estrógenos: inhiben la aromatasa y reducen la circulación
enterohepática de los estrógenos y sus metabolitos.
5. Alimentos de la familia allium (ajo, cebolla, puerro, cebolletas…). Contienen quertecina, que
ha demostrado disminuir la endometriosis en modelo animal. Son bien conocidos los efectos de
inmunomodulación y el efecto antiinflamatorio del ajo. El extracto de ajo negro envejecido
arroja resultados prometedores en la prevención y tratamiento de la endometriosis, según un
trabajo de Kim, KH y cols. publicado en 2013 y que está disponible en Pubmed.
1 . Los estrógenos son un grupo de hormonas (estrona, estradiol y estriol), los progestágenos otro
(progesterona, pregnenolona, 17-hidroxiprogesterona y 17-hidroxipregnenolona). A veces utilizo la
palabra «progesterona» aunque técnicamente sea más adecuado decir «progestágenos». Pero al ser
la progesterona el progestágeno principal, utilizo indistintamente los términos estrógenos-
progesterona y estrógenos-progestágenos.
2 . Para más información sobre el SOP, puedes consultar el libro Conocer el síndrome de ovarios
poliquísticos, disponible en Amazon: https://www.amazon.es/CONOCER-EL-SÍNDROME-
OVARIOS-POLIQUÍSTICOS/dp/1797056158/ .
La inflamación sistémica de bajo grado y la resistencia a la insulina
2. Resistencia a la insulina
Malos hábitos
inflamación sistémica de bajo grado -tejido adiposo «enfermo» → resistencia a
la insulina → inflamación sistémica de bajo grado.
Este círculo vicioso no se rompe si no se abandonan los malos hábitos de
vida, y a la larga ese hiperinsulinismo e inflamación sistémica mantenidos a
largo plazo favorecería la aparición de las enfermedades crónicas propias del
síndrome metabólico: hipertensión arterial, diabetes mellitus,
arteriosclerosis, obesidad, etc.
Después, toda la glucosa que entra en el interior de las células que no sea
utilizada como combustible se transformará en triglicéridos. Es decir, el
azúcar ingerido que no se «quema» se transforma en grasa. De esta forma,
si no rompemos este círculo vicioso que produce estar comiendo
constantemente azúcares, la hiperinsulinemia mantenida a largo plazo
aumentará los triglicéridos en sangre además de predisponer a todas esas
enfermedades propias del síndrome metabólico: obesidad, hipertensión,
dislipemia, diabetes, con todas sus complicaciones. Aquí en este punto
podemos entender esta frase de moda de «el azúcar es inflamatorio», y esto
es porque la hiperinsulinemia mantenida que produce la constante ingesta
de azúcares, favorece la inflamación sistémica de bajo grado, y esta a su vez
favorece la resistencia a la insulina.
Muchas mujeres refieren estos antojos por comer dulces de una forma
más acentuada en la segunda fase del ciclo, antes de que baje la regla. Esto
sucede porque en el ciclo hormonal en esa alternancia cíclica de la que ya
hemos hablado, en cuanto al metabolismo se refiere, en la primera fase
predomina el anabolismo y en la segunda el catabolismo, la insulina es una
hormona anabolizante, pues bien, en la primera fase del ciclo habrá una
mayor sensibilidad a la insulina y en la segunda fase aumenta la resistencia
a la insulina, de ahí que si ya hay resistencia a la insulina, esto se hará aún
más evidente antes de la regla dando más antojos por los dulces.
La única forma de romper este círculo vicioso sería evitando el exceso
de insulina, la forma de evitar este hiperinsulinismo es a través de dos vías:
1. Disminuyendo la ingesta de azúcares, es obvio que si evitamos excesos de glucosa en sangre
evitaremos esos picos excesivos de insulina.
2. Bajando la resistencia de los receptores de insulina, pues a menor resistencia tengan esos
receptores a la acción de la insulina, menos tiene que aumentar la insulina (menor
hiperinsulinismo compensatorio).
En cuanto al punto primero, en primer lugar decir que los azúcares están
en el grupo de los hidratos de carbono, pero no es lo mismo unos hidratos
de carbono que otros: no es lo mismo los de la pasta o el arroz que los
hidratos de carbono de las verduras. La diferencia fundamental está en que
unos hidratos de carbono se asimilan muy rápido y otros más lentamente.
Los de asimilación rápida (como los azúcares refinados) producen como
consecuencia un aumento brusco de la glucosa en sangre, lo cual
secundariamente generará un pico muy elevado de insulina; los hidratos de
carbono de asimilación lenta elevan la glucosa a la sangre pero de forma
más lenta de manera que no producen estos picos tan bruscos de glucosa e
insulina.
El índice glucémico sirve para indicarnos la capacidad del alimento para
elevar la glucosa en sangre una vez lo ingerimos, de manera que a mayor
índice glucémico del alimento más capacidad para disparar la glucosa y por
tanto más hiperinsulinemia producen. Dentro de los hidratos de carbono de
más índice glucémico están los azúcares refinados como el azúcar de mesa,
las harinas, las pastas…
Hay otra variable a tener en cuenta, y es que el cocinado o preparación
de los alimentos puede modificar el índice glucémico de los mismos, así por
ejemplo una naranja dispara su índice glucémico cuando la tomas en forma
de zumo, pues al exprimirla le quitas toda esa fibra que amortigua la
liberación rápida de glucosa en sangre, y también, en forma líquida tomas
más cantidad que cuando tomas el alimento completo, la fruta siempre
debería tomarse completa (y no en zumos) para evitar disparar el índice
glucémico. La pasta tiene alto índice glucémico pero aún es mayor si
procede de harina blanca y aún mayor cuanto más cocción tenga, la pasta al
dente tiene menor índice glucémico que la pasta muy cocida. La patata está
entre los alimentos de elevado índice glucémico, pero si por ejemplo
cuando después de cocerla se enfría, se mete en el frigorífico y se consume
después fría o levemente recalentada, el almidón que contiene se transforma
en un tipo de hidrato de carbono que llamamos almidón resistente, este es
un hidrato de carbono que no se absorbe, esto significa que no pasa a la
sangre una vez esta llega al intestino y por ello se reduce mucho su índice
glucémico, pero además, el almidón resistente es un buen prebiótico porque
alimenta a las bacterias beneficiosas del intestino.
En cuanto al punto segundo (bajar la resistencia de los receptores de
insulina), se hace a través de dos vías: bajando la inflamación sistémica de
bajo grado, lo cual se consigue eliminando los malos hábitos (sedentarismo,
estrés, insomnio, dietas con excesos de azúcares y procesados…) o
utilizando sensibilizadores de receptores de la insulina. En cuanto a los
sensibilizadores de receptores de insulina, los hay farmacológicos como la
metformina que es un antidiabético oral, y los hay naturales como los que
se encuentran en los alimentos como el magnesio, o el mioinositol.
El ayuno intermitente también puede ser una estrategia para disminuir la
resistencia a la insulina. En la ingesta de alimentos debería respetarse el
ritmo circadiano: la lógica de comer por el día y descansar por la noche
(nada de levantarse a darse un atracón de madrugada), y se puede
aprovechar el natural ayuno nocturno ampliándolo más número de horas
cenando temprano y/o desayunando tarde, pues el ayuno activa otras rutas
metabólicas en las que se utilizan las grasas como combustible (las grasas
no necesitan de insulina para entrar y aportar energía a las células, con lo
cual se rompería ese círculo vicioso de la necesidad constante de azúcar del
que hemos hablado) y, además, con el ayuno se estimula la autofagia,
fenómeno descubierto por el japonés Yoshinori Ohsumi y por lo que fue
galardonado con el Premio Nobel de Medicina 2016. La autofagia es como
un sistema de limpieza para la reparación y regeneración celular en el que
se lucha contra el deterioro del envejecimiento; la autofagia al favorecer la
eliminación de los componentes dañados tiene un impacto positivo en
múltiples enfermedades degenerativas, además de aumentar la sensibilidad
a insulina. En un trabajo muy interesante de la Universidad de California
realizado por Catherine R. Marinac y publicado en JAMA Oncology con
una muestra de 2413 mujeres con cáncer de mama y sin diabetes, se
concluyó que hay una disminución del riesgo de recurrencia del cáncer en
las mujeres que estaban 13 horas o más de ayuno nocturno con respecto a
las que estaban menos de ese tiempo, es decir, pasar 13 horas o más desde
la cena hasta el desayuno del día siguiente disminuía el riesgo de
recurrencia del cáncer, también en el mismo trabajo se vio que había una
mejor regulación del azúcar en sangre. Esto sucede porque el ayuno,
además de favorecer la autofagia, baja la resistencia a la insulina por lo que
se disminuyen esos picos de insulina, recordemos que la insulina tiene un
efecto en la mama aumentando los estrógenos in situ, por lo que si evitamos
el hiperinsulinismo evitaríamos el efecto estrogénico proliferativo que tiene
la insulina en las mamas, y esto a su vez protegería de la recurrencia del
cáncer de mama. En definitiva, el ayuno intermitente podría ser una buena
estrategia para la prevención o mejoría de muchas enfermedades que
derivan de la insulinresistencia y de enfermedades oncológicas.
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