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Como cuestión previa debo decir que el concepto “Derecho Electoral” tiene una acepción
restringida, la cual “hace referencia a un derecho subjetivo del individuo de elegir y ser
elegido”, y otra amplia, que “alude al derecho que regula la elección de órganos
representativos” y de gobierno1.
Ahora bien, debe tenerse en cuenta que el derecho electoral “forma parte del derecho
público de un Estado”, pues sus normas regulan “relaciones que se establecen entre los
particulares y el Estado”, específicamente la forma en que ellos “pueden erigirse en
titulares de los dos poderes estatales”. Asimismo, regula las relaciones entre los
diferentes órganos del Estado que tienen vinculación con la actividad electoral y que son
fenómenos “que interesan al orden público de un país en razón de comprometer el interés
general de la comunidad”2.
Siguiendo a Flavio Galván Rivera, Nohlen y Sabsay plantean que el derecho electoral es
autónomo por los siguientes criterios:
A pesar de ello, como precisa Fernando Tuesta, en nuestro país, a diferencia de otros de
nuestra región, “las normas referidas al campo de la competencia reglada por el poder
(elecciones) y sus actores principales (partidos, candidatos y electores) se encuentran
dispersas en un número alto de leyes, reglamentos y resoluciones. Esta situación crea
vacíos, contradicciones y confusión en el momento del desarrollo de un proceso
electoral”3. Por esta razón, resulta muy conveniente el que nuestro país cuente con un
cuerpo normativo electoral unificado. En esa medida, es muy positivo que se haya
presentado los proyectos de Código Electoral (derecho material, sustantivo o primario) y
de Código Procesal Electoral (derecho instrumental, adjetivo o secundario). Así lo
entendía el propio Jurado Nacional de Elecciones que señalaba que la existencia de esos
Códigos permitiría integrar todas las leyes y, así, “evaluar los efectos de su aprobación de
manera integral y armónica, a la luz de los principios, derechos, bienes jurídicos,
instituciones, procesos y procedimientos regulados en el ordenamiento jurídico”4.
1
Cfr. NOHLEN, Dieter y SABSAY, Daniel. Derecho Electoral, en “Tratado de Derecho Electoral
Comparado en América Latina”, International IDEA, 2007, p. 27. Ver en
http://www.idea.int/publications/electoral_law_la/upload/I.pdf.
2
Ibidem, pp. 34-35
3
TUESTA, Fernando. Polítika. Verhttp://blog.pucp.edu.pe/fernandotuesta/el-codigo-electoral.
4
Ver en http://www.codigoselectoralesperu.pe/Boletin-CE-01-abril-2012.pdf.
administración de justicia, razón por la que se prevé la necesidad de recurrir a otras
fuentes del Derecho. Los principios del Derecho, en la concepción jurídica clásica, “son
una fuente formal del derecho, cuya finalidad es suplir las lagunas de la ley, su
fundamento se encuentra en el principio de la plenitud hermética del derecho, que
consiste en que ninguna controversia jurídica puede dejar de resolverse aun cuando no
haya una ley aplicable al caso, y que es aceptado por la mayoría de los sistemas
jurídicos. Al respecto, cada Estado establece su propia forma de integración, siendo las
más comunes: la costumbre jurídica, la analogía (en materia civil) y los principios
generales del derecho”5. En su versión actual, el Derecho entiende que los principios “se
han ido reconociendo en las constituciones, considerándoseles como una especie de
axiomas, de los cuales, a través de un razonamiento lógico-deductivo se pueden
encontrar las soluciones a los conflictos; creando una posibilidad de fomentar la
creatividad que debe ser la característica principal en la actuación de los jueces;
permitiendo superar el automatismo característico del Poder Judicial, en el que en su
actuación prevalecía la tesis de la subsunción, pretendiendo cambiarla por una actuación
no simplemente legalista, sino acorde con la tesis de la ponderación, en la que las
resoluciones deben estar basadas en juicios de validez”6.
En el Proyecto de Código Electoral, que “regula los mecanismos, a través de los cuales,
los ciudadanos ejercen su derecho a la participación política en los procesos y
procedimientos que este determina, así como el funcionamiento de los distintos
organismos y órganos electorales” (artículo I), se ha recogido 9 principios (artículo II) los
que, conforme a la Exposición de Motivos, “cumplen un rol informativo y su interpretación
[…] se realiza según ‘las posibilidades jurídicas y reales existentes’. En efecto, los
principios a diferencia de las reglas no se basan en el criterio ‘todo o nada’, sino en el del
‘peso’, por lo que, más importante que establecer su contenido normativo, es identificar su
relación con los valores constitucionales en cada caso concreto”. Y en materia electoral
“se relacionan con el derecho a la participación y la igualdad. De ambos resultan
garantías como la de imparcialidad y secreto del voto, o como la de preclusión y
transparencia. Ahora bien, hay que dejar en claro que los principios (a la participación y a
la igualdad) no se encuentran en el mismo grado, ni normativo ni teórico, que sus
garantías. La diferencia radica en que los principios remiten a valores constitucionales,
mientras que las garantías a la concretización de dichos valores en el ámbito electoral”.
De manera concluyente se señala en esa Exposición de Motivos que los principios “son
normas vinculantes y como tales pueden ser aplicadas por cualquier juez al momento de
resolver un conflicto jurídico”.
El principio de publicidad y transparencia (artículo II-a) prescribe que los actos que
derivan del proceso de lectoral “se presumen públicos y los documentos en los cuales
constan se encuentran a disposición de todos los ciudadanos”. De acuerdo a la
Exposición de Motivos, el principio de transparencia “tiene como finalidad garantizar la
participación más amplia de los ciudadanos durante el proceso electoral a través del
acceso a la información pública”.
5
MORENO LUCE, Marta Silvia. La importancia de los valores y principios del derecho en la
administración de justicia. Ver en http://www.letrasjuridicas.com/Volumenes/6/moreno6.pdf, p. 3.
6
Ibidem, p. 5
El principio de secreto del voto (artículo II-f) establece que el voto es secreto “y es deber
de las autoridades garantizar que los ciudadanos ejerzan este derecho sin limitaciones ni
impedimentos de ningún tipo”. En la exposición de Motivos se precisa que “no se agota en
garantizar que los ciudadanos estarán libres de presiones externas al momento de acudir
a la urna de sufragio, significa también que el Estado, a través de los órganos electorales
competentes, se compromete a llevar a cabo los actos necesarios a fin de que este
derecho se ejerza de manera objetiva, informada y responsable”.
Finalmente, el principio de legalidad señala que los actos electorales “se rigen por lo
dispuesto por la Constitución y la normativa vigente, sin que sea posible sanción o
procedimiento alguno, jurisdiccional o administrativo, del Estado o de terceros, por fuera
de estas”. La Exposición de Motivos precisa que este principio constituye uno de los
pilares esenciales del moderno estado de derecho y “su importancia radica en que
permite establecer, con un nivel alto de predictibilidad, la actuación de los poderes
públicos, dinamizando el ejercicio armónico de los derechos fundamentales”.
2. El principio de secreto del voto se ubica en la esfera de acción del ciudadano, pues
busca que este tenga toda la posibilidad de ejercer su derecho en un contexto de
libertad; de esa manera, no se genera ningún tipo de contradicción con el principio de
publicidad.
DERECHO
ELECTORAL
Titularidades y conflictos: el
Órgano competente resuelve a
partir:
Derecho positivo
Otras fuentes: costumbre,
analogía, principios.
Publicidad y transparencia
Principios del
Código
Secreto del voto
Electoral
Legalidad