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CAP. II
SISTEMA DE FUENTES
CAP. III
CAP. V
CAP. VI
CAP. VII
CAP. VIII
CAP. XXI
Toda rama del Derecho con vocación de autonomía, tal como lo hemos des-
crito en el capítulo precedente, posee un sistema de fuentes, necesario para CAP. XXII
determinar el insumo a partir del cual los operadores de dicha rama del Dere- CAP. XXIII
cho pueden aplicar el mismo. Ello permite generar un subsistema organizado
en el cual resulte difícil encontrar vacíos; y si los hay, cubrirlos con elementos CAP. XXIV
miento administrativo, razón por la cual emplearemos dicha norma como guía
CAP. XXVIII
CAP. XIX
INSTITUTO PACÍFICO 63
MANUAL DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL
CAP. I
para determinar los instrumentos normativos que se emplean para regular el
funcionamiento de la Administración Pública y su relación con los particulares.
CAP. II
CAP. XII
1.1. La Constitución como fuente de Derecho
En este orden de ideas, la Constitución es fuente de derecho en el ámbito for-
CAP. XIII
mal y en el ámbito material. En el ámbito formal en tanto define como es que
CAP. XIV el Estado puede válidamente crear el derecho, como nacen las expresiones
normativas143. La constitución señala los órganos y organismos legítimos para
CAP. XV
gobernar, su estructura, la competencia, el procedimiento que deben seguir,
CAP. XVI Ergo, si una norma no es aprobada según la constitución, la misma es inválida.
Para Kelsen, dicha norma no es en buena cuenta una norma jurídica144.
CAP. XVII
Además, en un ámbito más bien material, la Constitución establece los pará-
CAP. XVIII
metros o estándares respecto de los cuales debe encuadrarse las normas. La
CAP. XIX constitución contiene principios y derechos que no pueden ser vulnerados por
normas de inferior jerarquía. Ejemplos de ello son conceptos como la familia,
CAP. XX
la salud, la educación, el Estado, la propiedad, la economía social de mercado
CAP. XXI y otras más. En general, dichos conceptos constituyen lo que se denomina
instituciones constitucionalmente garantizadas.
CAP. XXII
CAP. XXVIII
143 García de Enterría, Eduardo, La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional,
CAP. XIX
3.ª ed. (reimpr.), Civitas, Madrid, 1991, pp. 49-50.
144 Rubio Llorente, Francisco, La forma de poder: estudio sobre la Constitución, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, p. 81.
Sin embargo, muchos de los principios fundamentales del derecho Administrati- CAP. I
vo no se encuentran consagrados expresamente en la Constitución Política del
Perú, puesto que la misma no establece definiciones ni contiene afirmaciones CAP. II
respecto a los principios a los cuales hemos hecho referencia en el capítulo CAP. III
precedente. Sin embargo, es justo señalar que principios como el de legalidad
CAP. IV
o el de debido procedimiento pueden deducirse del texto fundamental, tal como
lo ha hecho el Tribunal Constitucional, en reiterada jurisprudencia. CAP. V
limitarlos a menos que exista ley expresa que lo permita en uso del principio CAP. VIII
de legalidad, el mismo que se ha expresado en importante jurisprudencia del
Tribunal Constitucional145. CAP. IX
CAP. XVIII
145 Una sentencia de nuestro Tribunal Constitucional que resulta de particular importancia a
este nivel es la emitida en la Acción de Amparo seguida por Editora Sport S.A. contra la Mu- CAP. XIX
nicipalidad Distrital de Lince (Exp. Nº 57-98-AA/TC), la cual señala entre otras cuestiones:
“(...) CAP. XX
5. Que, a este respecto, y aun cuando este Tribunal ya ha esbozado una primera aproxi-
mación en los fundamentos 9 y 10 de la Sentencia recaída en el Expediente N.º 1211-99- CAP. XXI
AA/TC, conviene recalcar aquí que cuando la Constitución deja abierta la posibilidad de
CAP. XXII
que se regulen o reglamenten los derechos fundamentales o los ámbitos dentro de los
cuales éstos puedan ejercerse, tal opción no puede entenderse sino como la necesidad
CAP. XXIII
de que el tratamiento regulativo a dispensar sea por principio igual en todas las circunstan-
cias. Para cumplir con dicho objetivo, es sólo la ley (o en casos excepcionales, el decreto CAP. XXIV
legislativo) la única forma normativa que, como expresión de la voluntad general de toda la
colectividad, puede asegurar por sus alcances universales, el cumplimiento de un principio CAP. XXV
tan elemental como el de igualdad. No ocurre lo mismo con la ordenanza municipal o, en
definitiva, con cualquier otra expresión normativa circunscrita sobre ámbitos territoriales CAP. XXVI
más o menos amplios o reducidos, pues independientemente de que su jerarquía o rango
sea el mismo que el de una ley, es un hecho inobjetable que sus efectos (los de la orde- CAP. XXVII
nanza u otras variables similares) no se aplican sobre todos los individuos que conforman
CAP. XXVIII
la colectividad de un Estado, sino tan sólo sobre aquéllos que integran la respectiva repar-
tición descentralizada.
CAP. XIX
(...)” (el subrayado es nuestro).
146 Cassagne, Derecho administrativo I, cit., p. 127.
INSTITUTO PACÍFICO 65
MANUAL DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL
CAP. I
existencia del Poder Legislativo o Parlamento, su composición, funciones y
limitaciones; la existencia del Poder Ejecutivo, su composición y funciones, así
CAP. II como la organización del Poder Judicial. La Constitución además establece
CAP. III
las funciones de los organismos constitucionales autónomos. Estos preceptos
constitucionales funcionan no solo como normas fundantes de la Administración
CAP. IV
Pública, sino que además constituyen limitaciones evidentes a la actuación de
CAP. V la misma.
CAP. VI
1.3. Interpretación constitucional e interpretación conforme a la
CAP. VII Constitución
CAP. VIII La interpretación constitucional ofrece interesantes materias de discusión, en
especial si consideramos que la citada norma debe interpretarse de manera
CAP. IX
especial a fin de cautelar los derechos de los particulares y tutelar el Estado
CAP. X de derecho. En primer lugar, la Constitución debe interpretarse considerando
que existe en su interior coherencia. No pueden existir normas constitucionales
CAP. XI
que se contradigan entre sí, aun cuando se muestren valores contrapuestos. La
CAP. XII Constitución se muestra al ordenamiento jurídico entonces como una unidad147.
CAP. XIII Asimismo, la Constitución debe interpretarse de manera preferente al ser huma-
no, no al Estado. Esta interpretación, denominada favor homine, se encuentra
CAP. XIV
presente en todo el derecho público. En caso de duda sobre el alcance de una
CAP. XV norma de derecho público, debe emplearse la interpretación que resulte ser
más favorable al particular.
CAP. XVI
Por otro lado, las normas jurídicas, y en especial la Ley, máxime si las mis-
CAP. XVII
mas se aplican a los particulares, deberán interpretarse en armonía con la
CAP. XVIII Constitución. Si existen varias interpretaciones posibles de lo señalado por
la ley debe escogerse la que resulte más consistente con lo señalado en el
CAP. XIX
texto constitucional148. Ello significa que el control de constitucionalidad, y en
CAP. XX particular el control concentrado, se ejercen una vez que dicha interpretación
conforme no resulta posible.
CAP. XXI
CAP. XXVIII
147 García Belaunde, Domingo, “La interpretación constitucional como problema”, en Pen-
CAP. XIX
samiento Constitucional, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1994, p. 31.
148 Fernández Segado, Francisco, El sistema constitucional español, Dykinson, Madrid,
1992, pp. 79-80.
En el caso europeo, la evolución fue diferente, puesto que se determinó la CAP. III
cuestión, a través del uso del denominado control concentrado. CAP. VIII
con una norma que el mismo considera que se encuentra en conflicto con la CAP. XVIII
constitución dicho funcionario debe recurrir al Tribunal o Corte Constitucional
a través de un mecanismo denominado cuestión de constitucionalidad151. CAP. XIX
CAP. XX
tratados son obligatorios entre las partes que lo suscriben152 —principio básico
CAP. XXIV
CAP. XXV
149 García de Enterría, La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, cit., pp.
54-55. CAP. XXVI
150 Parada Vásquez, Derecho administrativo, cit., T. I, p. 46.
151 Pesole, Luciana, “El acceso por vía incidental en la justicia constitucional italiana”, en CAP. XXVII
Revista de Derecho, vol. 12, N.º 1, Universidad Austral de Chile, Valdivia, 2001, pp. 261 y
CAP. XXVIII
ss.; Parejo Alfonso, Manual de derecho administrativo. Parte general, cit., p. 203.
152 Convención de Viena sobre el derecho de los tratados:
CAP. XIX
26. “Pacta sunt servanda”. Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido
por ellas de buena fe.
INSTITUTO PACÍFICO 67
MANUAL DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL
CAP. I
del derecho internacional público—, sino además la subordinación del derecho
nacional a la normativa supranacional, al señalar que los Estados no pueden
CAP. II ampararse en su derecho interno para incumplir un tratado internacional153.
CAP. III Por lo antes señalado, la discusión respecto del rango de los tratados conforme
CAP. IV
a la Constitución ha caído en el terreno de la irrelevancia, puesto que el Estado
en cuestión debe cumplir con el tratado no siendo importante para ello el rango
CAP. V
que su constitución le otorgue al mismo154. Es necesario señalar en este sentido
CAP. VI que la Ley de Procedimiento Administrativo General no se pronuncia respecto
al rango de los tratados internacionales, puesto que se consideró que era un
CAP. VII
tema opinable en el ámbito de la Constitución de 1993155.
CAP. VIII
En tal sentido, resulta de especial importancia lo señalado por la Cuarta Dis-
CAP. IX posición Final y Transitoria de la Constitución, que señala que las normas
sobre derechos y libertades reconocidas por la Constitución se interpretan de
CAP. X
conformidad con los tratados internacionales de los cuales el Perú es parte.
CAP. XI Asimismo, el artículo 55º de la Constitución de 1993 establece que los tratados
internacionales en vigor se incorporan de manera inmediata al ordenamiento
CAP. XII
jurídico interno, pues forman parte del derecho nacional156.
CAP. XIII
Ahora bien, los tratados internacionales sobre derechos humanos poseen una
CAP. XIV particular importancia para el derecho administrativo en tanto constituyen lími-
tes evidentes al comportamiento de la Administración Pública. Las entidades
CAP. XV
administrativas no pueden desplazar derechos fundamentales, ni limitarlos más
CAP. XVI allá de lo establecido por el tratado en mención.
CAP. XVII Gran parte de las limitaciones establecidas para la Administración respecto a
CAP. XVIII
derechos fundamentales proviene de tratados sobre derechos humanos, en
particular de la Convención Americana. Ejemplos de ello son las limitaciones
CAP. XIX impuestas en el caso de las libertades de conciencia y de religión, estable-
CAP. XX
ciéndose en su artículo 12º que nadie puede ser objeto de medidas restrictivas
que puedan menoscabar la libertad de conservar o de cambiar su religión o
CAP. XXI
sus creencias. Asimismo, otro ejemplo de particular importancia es el referido
CAP. XXII a las libertades informativas, que no admiten censura previa, señaladas en el
artículo 13º del citado acuerdo internacional.
CAP. XXIII
CAP. XXIV
CAP. XXV
153 Convención de Viena sobre el derecho de los tratados:
27. El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las dis-
CAP. XXVI posiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado.
Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46.
CAP. XXVII 154 Para una posición distinta: Parejo Alfonso, Manual de derecho administrativo. Parte
general, cit., pp. 252-253.
CAP. XXVIII
155 Morón Urbina, Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General, cit., p. 50.
CAP. XIX
156 Constitución de 1993:
“Artículo 55º.- Los tratados celebrados por el Estado y en vigor forman parte del derecho
nacional”.
Pero, por otro lado, existen tratados internacionales que tienen un efecto directo CAP. II
en la organización administrativa o que obligan a la autoridad administrativa
CAP. III
a hacer algo157, como pueden ser los tratados de integración. De hecho, la
pertenencia del Perú a la Comunidad Andina genera efectos administrativos, CAP. IV
en general en términos de las decisiones que forman parte del ordenamiento
CAP. V
jurídico de la comunidad. Dichas decisiones tratan de los temas más diversos,
desde libre competencia hasta medio ambiente, incluyendo evidentemente CAP. VI
materia aduanera.
CAP. VII
Un ejemplo sumamente interesante de la influencia del ordenamiento supra-
nacional puede encontrarse en el derecho comunitario158, que ya adquirió CAP. VIII
liquidadas —como es el caso de los bancos centrales de los países de la Zona CAP. XI
Euro— a fin de que el ordenamiento administrativo de los Estados en cuestión
guarde coherencia con la organización comunitaria. CAP. XII
CAP. XIII
lamento159. Ahora bien, dentro de la categoría de ley en sentido formal debe CAP. XVII
incluirse no solo la ley ordinaria, sino también la llamada Ley Orgánica, la misma
que regula la organización del Estado y es aprobada a través de una votación CAP. XVIII
calificada en el Parlamento, así como las leyes presupuestarias, que poseen CAP. XIX
características propias y las leyes de reforma constitucional.
CAP. XX
Asimismo, cuando la Ley habla de disposiciones de jerarquía equivalente debe
incluirse a la mal llamada ley en sentido material. Es decir, aquellas normas CAP. XXI
que, sin ser leyes, se le otorga el rango de tales. En este orden de ideas, debe CAP. XXII
incluirse también los decretos legislativos, los decretos de urgencia, el Regla-
mento del Congreso y, con la debida reserva, a las normas regionales y locales CAP. XXIII
de alcance general, a las cuales haremos referencia más adelante. CAP. XXIV
La norma con rango de ley es una norma que goza de generalidad, en con- CAP. XXVI
CAP. XXVIII
157 Cassagne, Derecho administrativo I, cit., p. 158.
158 García de Enterría, Eduardo y Fernández, Tomás Ramón, Curso de derecho admi- CAP. XIX
nistrativo, Civitas, Madrid, 2000, T. I, pp. 152 y ss.
159 Cosculluela Montaner, Manual de derecho administrativo, cit., pp. 73-74.
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MANUAL DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL
CAP. I
a todo un conjunto de personas indeterminado160. Ello implica además que
puede emitirse leyes especiales solo por la naturaleza de las cosas y no por la
CAP. II diferencia de personas, como lo señala la Constitución.
CAP. III Por otro lado, la Ley es de cumplimiento obligatorio por parte de las entidades,
así como los particulares, salvo inaplicación declarada expresamente por el ór-
CAP. IV
gano jurisdiccional, a través del empleo del control difuso, el mismo que también
CAP. V puede ser empleado por los órganos y organismos administrativos que realizan
CAP. VI
actividad cuasijurisdiccional, a través de un discutible precedente emanado del
Tribunal Constitucional, al cual nos vamos a referir con detalle más adelante.
CAP. VII
Asimismo, la publicidad es un elemento inmanente a la ley, vale decir, se pre-
CAP. VIII sume que las personas tienen conocimiento de la ley no pudiendo ampararse
en su desconocimiento para incumplirla; razón por la cual, la publicidad es
CAP. IX
esencial para la validez de la Ley161. Por ello las leyes son obligatorias desde el
CAP. X día siguiente al de su publicación en el diario oficial, salvo disposición contraria
de la misma ley, que pospone su vigencia en todo o en parte162.
CAP. XI
Por otro lado, la ley no tiene efectos retroactivos, salvo en materia penal y
CAP. XII
cuando favorece al reo163. De la misma manera, similar efecto retroactivo posee
CAP. XIII la declaración de inconstitucionalidad de una norma legal en materia penal.
En este orden de ideas, es necesario señalar que el artículo 230º de la Ley
CAP. XIV
N.º 27444 establece que existe retroactividad en materia sancionadora y cuando
CAP. XV la norma resulta más favorable al administrado, lo cual podría ser considerado
inconstitucional ante un análisis superficial de dicho artículo.
CAP. XVI
CAP. XXIV
Lo que ocurre es que la competencia administrativa tiene su fuente en la Cons-
titución y en la Ley165, y es reglamentada por las normas administrativas que
CAP. XXV son derivadas por ellas. Ello implica, de manera directa, que no podría crearse
CAP. XXVI
160 Cassagne, Derecho administrativo I, cit., p. 129.
CAP. XXVII 161 García de Enterría/Fernández, Curso de derecho administrativo, cit., T. I, p. 120.
162 Artículo 109º de la Constitución de 1993.
CAP. XXVIII
163 Artículo 103º de la Constitución de 1993.
CAP. XIX
164 Santamaría Pastor, Principios de derecho administrativo, cit., p. 412.
165 Brewer-Carías, Allan R., Principios del régimen jurídico de la organización administrati-
va venezolana, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, 1994, p. 62.
Como resultado de lo antes señalado, las diversas potestades administrativas CAP. III
deben ser determinadas por la ley, y con mayor razón si las mismas incluyen CAP. IV
la posibilidad de aplicar sanciones168. En materia sancionadora, por ejemplo, la
ley adquiere una especial importancia, puesto que solo a través de norma con CAP. V
sido expresamente señaladas por la ley y su ejercicio no debe transgredir las CAP. VIII
normas legales que regulan el sector al cual pertenece la entidad en cuestión.
CAP. IX
fundamentales solo puede determinarse a través de ley expresa, emanada del CAP. XIII
Congreso170. En general, la regulación de los mismos se encuentra destinada
a la ley. Clara muestra de ello es la expropiación, que únicamente puede ser CAP. XIV
establecida por ley expresa, de conformidad con lo establecido por el artículo CAP. XV
70º de la norma constitucional.
CAP. XVI
Por otro lado, solo mediante ley expresa, el Estado puede desempeñar actividad
empresarial, al amparo del segundo párrafo del artículo 60º de la Constitución y CAP. XVII
en aplicación del denominado principio de subsidiaridad. Una situación curiosa CAP. XVIII
es la contenida en el artículo 4º del Decreto Legislativo N.º 757, Ley Marco para
el Crecimiento de la Inversión Privada171, el mismo que establece la llamada CAP. XIX
publicatio, por la cual únicamente a través de una ley expresa puede configu- CAP. XX
rarse una actividad económica como un servicio público. Y es una situación
curiosa porque tenemos un decreto legislativo estableciendo una reserva legal, CAP. XXI
CAP. XXIII
“Artículo 4º.- La libre competencia implica que los precios en la economía resultan de la
CAP. XXVIII
oferta y la demanda, de acuerdo con lo dispuesto en la Constitución y las Leyes.
Los únicos precios que pueden fijarse administrativamente son las tarifas de los servicios CAP. XIX
públicos, conforme a lo que se disponga expresamente por Ley del Congreso de la Repú-
blica”.
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MANUAL DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL
CAP. I
Finalmente, las leyes orgánicas únicamente pueden ser emitidas por el Par-
lamento, dada su particular naturaleza y su aplicación a regular la estructura
CAP. II del Estado y ciertas materias establecidas por la Constitución, como son los
CAP. III
procesos constitucionales172. En algunos casos, sin embargo, el Estado ha
regulado entidades públicas establecidas en la Constitución a través de leyes
CAP. IV comunes, e incluso, a través de decretos legislativos.
CAP. V
3.4. Los decretos legislativos
CAP. VI
Los decretos legislativos son normas emitidas por el Poder Ejecutivo previa
CAP. VII autorización por parte del Congreso. Dicha autorización expresa las materias a
regular y el plazo durante el cual puede hacerse uso de la facultad delegada. A
CAP. VIII
diferencia de la normatividad existente en el derecho comparado, en el Perú no
CAP. IX resulta obligatorio que el Congreso determine parámetros adicionales para el
ejercicio de la legislación delegada. Finalmente, no se establece la necesidad
CAP. X
pública como un requisito adicional para el otorgamiento de la autorización
CAP. XI legislativa, previsión que sí se encuentra consignada en el derecho comparado.
CAP. XII
Los decretos legislativos fueron por primera vez regulados expresamente en
nuestro país en la Constitución de 1979, no obstante encontrarse algunos
CAP. XIII antecedentes de los mismos en la aplicación de la Constitución de 1933, an-
tecedentes que se configuraron como inconstitucionales. La Constitución de
CAP. XIV
1993 los consagró nuevamente de manera expresa, consignando ciertos pa-
CAP. XV rámetros adicionales a tener en cuenta. Y es que, a efectos de lo que venimos
tratando, es preciso tomar en cuenta las limitaciones dentro de las cuales se
CAP. XVI
ha encuadrado esta figura en la actualidad173.
CAP. XVII
Lo que ocurre es que, como resultado del segundo párrafo del artículo 104º
CAP. XVIII de la Constitución de 1993, existen determinadas materias que resultan ser
indelegables a favor del Poder Ejecutivo. Estas materias son las mismas que
CAP. XIX
no pueden delegarse a la Comisión Permanente174, lo cual incluye la imposi-
CAP. XX
CAP. XXI
172 Constitución de 1993:
“Artículo 106º.- Mediante leyes orgánicas se regulan la estructura y el funcionamiento de
CAP. XXII las entidades del Estado previstas en la Constitución, así como también las otras materias
cuya regulación por ley orgánica está establecida en la Constitución.
CAP. XXIII Los proyectos de ley orgánica se tramitan como cualquiera otra ley. Para su aprobación o mo-
dificación, se requiere el voto de más de la mitad del número legal de miembros del Congreso”.
CAP. XXIV
173 Eguiguren Praeli, Francisco, “La legislación delegada y los decretos de urgencia”, en
La Constitución de 1993: análisis y comentarios, Comisión Andina de Juristas, Lima, 1994,
CAP. XXV
p. 182.
CAP. XXVI 174 De la Constitución de 1993:
Artículo 101º. Son atribuciones de la Comisión Permanente:
CAP. XXVII (...)
4. Ejercitar la delegación de facultades legislativas que el Congreso le otorgue.
CAP. XXVIII
No pueden delegarse a la Comisión Permanente materias relativas a reforma constitu-
CAP. XIX
cional, ni a la aprobación de tratados internacionales, leyes orgánicas, Ley de Presu-
puesto y Ley de la Cuenta General de la República.
(...).
antes reseñadas, las cuales de por sí resultan evidentes, adquiere una particular CAP. III
importancia que vale la pena resaltar para los temas que venimos tratando.
CAP. IV
Como lo hemos señalado líneas arriba, leyes orgánicas son las que regulan
la estructura y funcionamiento del Estado, así como otras materias cuya re- CAP. V
Resulta claro entonces, que el Ejecutivo no puede regular dichas materias, ni CAP. IX
siquiera mediante decretos legislativos y en consecuencia una ley autoritativa
de esta posibilidad devendría en inconstitucional. Esta es pues una novedad CAP. X
embargo, puesto que debían aprobarse por el Congreso, pareciera, que aprobar CAP. XVIII
o modificar leyes orgánicas a través de decretos legislativos era inconstitucional,
opinión que suscribimos. CAP. XIX
CAP. XXV
3.5. Los decretos de urgencia
CAP. XXVI
La legislación de urgencia implica la posibilidad que tiene el Gobierno de emitir
normas con rango de Ley, sin necesidad de autorización alguna, y ante situa- CAP. XXVII
CAP. XIX
175 Eguiguren Praeli, “La legislación delegada y los decretos de urgencia”, cit., pp.
415‑416.
INSTITUTO PACÍFICO 73
MANUAL DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL
CAP. I
comparado, en especial en el caso europeo176. La Constitución de 1979 no
regulaba expresamente la existencia de los decretos de urgencia, pero el inci-
CAP. II so 20) del artículo 211º de la misma señalaba la posibilidad de emitir normas
CAP. III
extraordinarias en materia económica y financiera, norma que fue interpretada
indebidamente como precepto habilitante para emitir los llamados decretos
CAP. IV
supremos extraordinarios, práctica que se hizo común durante la vigencia de
CAP. V dicha constitución.
CAP. VI
La Carta de 1993, pretendiendo reparar el uso anómalo de lo previsto en la
Constitución de 1979 respecto a los decretos de urgencia, prescribe que las
CAP. VII medidas extraordinarias que el Jefe de Estado puede dictar, en materia eco-
CAP. VIII
nómica o financiera, debían ser expedidas a través de dichos mecanismos
normativos177, con cargo de dar cuenta al Congreso y cuando lo requiera el
CAP. IX interés nacional, previsión que desde ya resulta ser sumamente permisiva.
CAP. X
3.5.1. Las limitaciones de los decretos de urgencia
CAP. XI
Es necesario señalar que la norma constitucional ha establecido indispensables
CAP. XII
limitaciones a institución a fin de evitar usos anómalos de la misma, los cuales
CAP. XIII no obstante se han dado en la realidad política concreta. Dichas limitaciones
son las siguientes:
CAP. XIV
1) Los decretos de urgencia no pueden ser utilizados para facultar al
CAP. XV Estado a la intervención en la actividad económica, tal como podía
CAP. XVI
hacerse de conformidad con el artículo 132º de la Constitución de
1979178. Esto, debido a que no se encuentra artículo similar en la actual
CAP. XVII Constitución ni es posible que el Estado intervenga en la economía,
CAP. XVIII
dado el papel subsidiario que ahora tiene de resultas del régimen
económico implantado en la Constitución de 1993179.
CAP. XIX
CAP. XX
CAP. XXI 176 En el caso español e italiano se habla de decretos leyes. Sobre el particular: Parada
Vásquez, Derecho administrativo, cit., T. I, p. 53; Vergottini, Giuseppe, Derecho cons-
CAP. XXII titucional comparado, Espasa‑Calpe, Madrid, 1983, p. 466.
177 De la Constitución de 1993:
CAP. XXIII “Artículo 118º. Corresponde al Presidente de la República:
(...)
CAP. XXIV
19. Dictar medidas extraordinarias, mediante decretos de urgencia con fuerza de ley, en
CAP. XXV materia económica y financiera, cuando así lo requiera el interés nacional y con cargo
de dar cuenta al Congreso. El Congreso puede modificar o derogar los referidos de-
CAP. XXVI cretos de urgencia.
(...)”.
CAP. XXVII 178 El artículo 132º de la Constitución de 1979 facultaba al Ejecutivo a tomar medidas de in-
tervención en la economía, medidas de carácter extraordinario y transitorio.
CAP. XXVIII
179 Esta es quizá una de las mayores incongruencias de la Carta de 1993, la coexistencia de
CAP. XIX
un aparente régimen de libre mercado y una amplia enumeración de derechos fundamen-
tales, mezclado con un sobredimensionado bagaje de atribuciones a favor del Estado en
general y del Gobierno en particular.
en la cual los decretos antes aludidos, lejos de ser la excepción, han CAP. III
resultado de la regla general en la práctica política concreta.
CAP. IV
2) El uso de los decretos de urgencia se restringe a materias econó-
micas y financieras y solamente se produce cuando así lo requiera CAP. V
el interés nacional. Sin embargo, no queda muy claro cómo debe CAP. VI
definirse el “interés nacional” ni tampoco como debemos conceptuar
“materias económicas y financieras”. Aun cuando dichos conceptos CAP. VII
deberían aclarase como resultado de una posterior ley de desarrollo CAP. VIII
constitucional, sería oportuno no dejar pasar mucho tiempo más sin
efectuar algunas necesarias precisiones, pues una definición muy CAP. IX
5) A su vez, a nivel del derecho administrativo, los decretos de urgencia CAP. XXIII
CAP. XXVIII
180 Zolezzi Möller, Armando, “El régimen tributario en la nueva Constitución”, en La Cons- CAP. XIX
titución de 1993: análisis y comentarios. Comisión Andina de Juristas, Lima, 1994, p. 148.
181 Parada Vásquez, Derecho administrativo, cit., T. I, p. 53.
INSTITUTO PACÍFICO 75
MANUAL DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL
CAP. I
Sin embargo, existen serias deficiencias en el tratamiento normativo de la le-
gislación de urgencia en nuestro país. En primer lugar, la Constitución de 1993
CAP. II señala que durante el interregno resultante de la disolución del Congreso, el
CAP. III
Gobierno legisla mediante decretos de urgencia. Es decir, el Gobierno en dicho
periodo solo podría legislar sobre materias económicas y financieras, estando
CAP. IV
imposibilitado de regular otros asuntos de enorme relevancia que pudieran
CAP. V presentarse mientras no exista un Congreso en funciones. A nuestro parecer,
una posible solución a esta deficiencia podría encontrarse en la delegación
CAP. VI
automática de facultades legislativas a la Comisión Permanente, aun cuando
CAP. VII esta idea pueda parecer muy discutible, dado el carácter definitivo de la diso-
lución parlamentaria en el caso peruano.
CAP. VIII
Asimismo, la falta de verdadero control, sea este efectivo o legal, ha generado
CAP. IX un gran abuso en la emisión de decretos de urgencia, los mismos que, en pri-
CAP. X
mer lugar, no incluían materia económica o financiera, y además, en la gran
mayoría de los casos, no obedecían a una situación de urgencia. El decreto de
CAP. XI
urgencia, por definición, posee una vigencia temporal. Sin embargo, los decretos
CAP. XII de urgencia en el Perú han tenido siempre una gran vocación de permanencia.
Finalmente, la emisión de decretos de urgencia ha sido realmente excesiva,
CAP. XIII
durante todo el periodo de tiempo en el que se han utilizado182.
CAP. XIV Por otro lado, el vigente Reglamento del Congreso de la República no corrige
CAP. XV
la situación que venimos describiendo. El inciso c) del artículo 91º del mismo
hace referencia a la “urgencia de normar situaciones extraordinarias e imprevi-
CAP. XVI sibles cuyo riesgo inminente de que se extiendan constituye un peligro para la
CAP. XVII
economía nacional o las finanzas públicas”, referencia que no crea parámetros
adecuados a las facultades presidenciales respecto a la legislación de urgencia.
CAP. XVIII
Similar disposición se encuentra contenida en el artículo 11º de la Ley Orgánica
CAP. XIX del Poder Ejecutivo, el mismo que establece la aprobación por el Consejo de
CAP. XX
Ministros y el refrendo del presidente del Consejo de Ministros, que ya estaban
contenidos en la Constitución; incorporando el refrendo del ministro de Econo-
CAP. XXI mía y Finanzas y, en los casos que corresponda, el refrendo de los ministros
CAP. XXII
a cuyo ámbito de competencia esté referido.
En primer lugar, las previsiones contenidas en el reglamento del Congreso y
CAP. XXIII
la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo deberían tener rango constitucional y no
CAP. XXIV solamente legal. Además, dicha norma en realidad no permite un control ade-
cuado por parte del Congreso. En el Derecho Comparado se da, por ejemplo, la
CAP. XXV
obligatoriedad de la ratificación, por parte del Parlamento, del decreto expedido.
CAP. XXVI Caso contrario, el mismo pierde vigencia183.
CAP. XXVII
CAP. XXVIII
182 Sobre el particular: Guzmán Napurí, Christian, “¿Es realmente necesario que el Dobierno
CAP. XIX
legisle?: apuntes acerca del uso de la legislación delegada y la legislación de urgencia en
el Perú”, en Revista Jurídica del Perú, Año 51, N.º 21, Trujillo, 2001, p. viii.
183 García de Enterría/Fernández, Curso de derecho administrativo, cit., T. I, p. 148.
tal y como está diseñada la facultad en la Constitución, puede regir en forma CAP. III
indefinida. Como lo hemos indicado líneas arriba, la lógica de las atribuciones ex-
CAP. IV
cepcionales es su vigencia durante el tiempo que dure la situación excepcional.
CAP. V
3.6. Las normas regionales y locales de alcance general
CAP. VI
Asimismo, en el ámbito de los gobiernos regionales y locales y en mérito a
CAP. VII
la organización descentralizada del Estado peruano, existen normas que se
reconocen de rango legal, como las ordenanzas regionales y las ordenanzas CAP. VIII
municipales, respectivamente. Dichas normas poseen rango de ley al interior de
CAP. IX
su ámbitox y resultan ser susceptibles de control jurídico a través de la acción de
inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional y el control difuso por parte CAP. X
del Poder Judicial, únicos controles normativos que el sistema jurídico provee
CAP. XI
en la actualidad. La atribución de facultades a los entes territoriales a fin de que
puedan emitir normas generales procede de la autonomía normativa que se les CAP. XII
concede184.
CAP. XIII
Es necesario señalar que la relación que estas normas mantienen con las emiti-
das por el Gobierno central es una relación de coordinación y de distribución de CAP. XIV
tancia para el derecho administrativo en tanto contienen regulaciones del fun- CAP. XX
cionamiento de dichos gobiernos descentralizados y afectan a los particulares
sometidos a su competencia. Sin embargo, y dada la reserva de ley existente CAP. XXI
respecto a ciertas materias, las ordenanzas adolecen de mayores limitaciones CAP. XXII
que las aplicables a las leyes propiamente dichas, pudiendo regular únicamente
las materias contenidas en sus respectivas leyes orgánicas y dentro de los CAP. XXIII
En primer término, la Ley regula las actuaciones de la función administrativa del CAP. XXVI
CAP. XXVIII
184 Sobre el particular: Zas Friz Burga, Johnny, “La autonomía política y sus elementos. CAP. XIX
Una introducción conceptual para el estudio de los gobiernos subnacionales”, en Derecho-
PUC, N.º 52, Lima, 1999, p. 478.
INSTITUTO PACÍFICO 77
MANUAL DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL
CAP. I
administrativo185. Todo procedimiento administrativo de carácter general deberá
regirse por la ley de materia de comentario, siempre y cuando no exista norma
CAP. II con rango de ley que regule dicho procedimiento de manera especial.
CAP. III Ahora bien, los procedimientos especiales creados y regulados como tales por
ley expresa, atendiendo a la singularidad de la materia, se rigen supletoriamen-
CAP. IV
te por la Ley en aquellos aspectos no previstos y en los que no son tratados
CAP. V expresamente de modo distinto186. Es necesario señalar que existen diversos
criterios para el establecimiento de procedimientos especiales, no siendo posible
CAP. VI
que dicha previsión se realice de manera arbitraria187.
CAP. VII Todo lo antes señalado implica, en primer lugar, que no cabe la creación de
CAP. VIII
procedimientos especiales a través de reglamentos, sean estos ejecutivos o
autónomos. Esto, que es resultado de la aplicación del principio de legalidad,
CAP. IX impide que las entidades públicas, por decisión propia, puedan establecer
CAP. X
mecanismos de tramitación no establecidos expresamente por la Ley.
En segundo lugar, la creación de procedimientos especiales únicamente se
CAP. XI
justificaría en situaciones singulares, que justifican una tramitación diferente
CAP. XII a la general, establecida por la Ley. Además, debe tenerse claro que la Ley
de Procedimiento Administrativo General regula necesariamente aquello no
CAP. XIII
regulado por la norma especial. No obstante lo anteriormente señalado, existen
CAP. XIV ciertos procedimientos especiales que se encuentran regulados en reglamentos,
incluso tipificados como autónomos, como el procedimiento registral regulado
CAP. XV
en el Reglamento General de Registros Públicos o los procedimientos al inte-
CAP. XVI rior de los organismos reguladores. Es en consecuencia evidente que dichos
reglamentos devendrían en ilegales.
CAP. XVII
Finalmente, la norma materia de estudio prescribe que las autoridades adminis-
CAP. XVIII trativas, al reglamentar los procedimientos especiales a través de las normas
CAP. XIX
administrativas pertinentes, y al elaborar los denominados textos únicos de
procedimientos administrativos (TUPA), cumplirán con seguir los principios
CAP. XX administrativos, así como los derechos y deberes de los sujetos del procedi-
CAP. XXI
miento, establecidos en la Ley188.
CAP. XXVII
185 Artículo II del Título Preliminar de la Ley.
CAP. XXVIII
186 Artículo II, inciso 2 del Título Preliminar de la Ley.
CAP. XIX
187 Morón Urbina, Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General, cit., p. 22.
188 Artículo II, inciso 3 del Título Preliminar de la Ley.
189 Artículo III del Título Preliminar de la Ley N.º 27444.