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¡Buenas noches a todxs!

Soy María Laura Russo de Mar del Plata, provincia de Buenos


Aires, Argentina y pertenezco al Frente de Todos.

Respecto del tema en debate, en primer lugar considero que es clave para los países de la
región reforzar los lazos políticos-comerciales-sociales para constituir un bloque
latinoamericano sólido. Los movimientos progresistas están en una constante lucha con
las derechas regionales, las cuales ya han demostrado que no tienen ningún pudor en
explotar todas las herramientas necesarias para deslegitimar a los líderes populares,
impedirles que se presenten a elecciones y recurrir a un golpe de estado en caso que los
resultados electorales no les favorezcan.

Si bien el mundo del siglo XXI está globalizado, es clave que la "inserción" no sea
sometimiento antes los intereses de las potencias del hemisferio norte. Por supuesto que
es una tarea compleja ya que, las potencias mundiales en pugna no ven con beneplácito
un proyecto que pueda dejar a la región y sus miembros, fortalecidos. Por lo tanto, harán
todo lo posible para debilitar la legitimidad de los gobiernos progresistas y quitarlos de la
contienda política.

Sin duda el contexto de pandemia produjo cambios en el tablero geopolítico mundial y


debe ser vista como una oportunidad para buscar un posicionamiento geopolítico de
Latinoamérica como bloque regional. El cual, constituiría una demostración de fuerza y
resignificacion de la importancia que los latinoamericanos le damos a la región. Ya no nos
conforma, ser espectadores mientras las potencias discuten como explotar nuestros
recursos, un aspecto positivo es la revalorización que tomaría la región y los países que la
componen.

Lo complejo de formar un bloque regional es consignar intereses comunes, cada país de


Latinoamérica tiene sus características particulares y si bien sufrimos males comunes
como por ejemplo, la desigualdad. En cada Estado se manifiesta con características y
alcances distintos, Latinoamérica es diversa, es por ello que debemos crecer fortaleciendo
las particularidades de cada miembro de la región. Por ejemplo, priorizando las relaciones
comerciales entre los países, establecer una agenda ambiental sólida que permita el
desarrollo productivo sin que constituya un daño ambiental irreparable en zonas claves de
la región, como el Amazonas en el caso de Brasil.

El progresismo latinoamericano tiene que fortalecer las bases de los movimientos políticos
–sociales que han producido cambios significativos en el continente en los últimos años.
Por ejemplo, el movimiento feminista está creciendo sin parar en distintos lugares del
continente, cada uno a su ritmo pero tomando como referencia el desarrollo de la lucha
del país hermano para adaptarla a las necesidades de cada lugar. Llevar el mensaje a la
calle, hacer a los ciudadanos participes de la disputa política y así contrarrestar el discurso
anti político que impone la derecha.

Creo que es indispensable que los Estados tengan dentro de sus prioridades la inserción al
mundo globalizado, pero sin ceder su soberanía. Para esto tienen el desafío de plantarse
ante los embates internos y externos, ya sea de las potencias extranjeras como de las
derechas que se alinean ideológicamente con las pretensiones de las potencias en
nuestros territorios. Sin duda el modelo neoliberal que las derechas pregonan beneficias a
unos pocos, en base a una matriz productiva de productos primarios. Por consiguiente, el
fortalecimiento de los bloques regionales es una herramienta clave para insertarse en el
mundo, por más fuerte que sea un gobierno progresista, se diluye su potencia si la región
está dispersa o gobernada por la derecha.

Para este fin, los pueblos latinoamericanos deben consignar una agenda común, tratando
de consignar lo mejor posibles medidas que beneficien y alcancen a todos los miembros
del bloque regional. A todo esto, debemos reforzar la cultura latinoamericana, educar la
identidad latina, resignificarla Basta de mirar para el norte para buscar la solución a
nuestros problemas sociales, tenemos que conocer nuestras raíces, las distintas
necesidades de cada población que es parte de la región. Con este fin, los movimientos
sociales son elementales, ya que son los que están en la calle y conocen de primera mano
las necesidades de las distintas minorías en la región.

La discusión política no debe quedar en la academia, tiene que llegar a todos los
ciudadanos. La política no puede quedar asociada a la corrupción, incumplimiento y
desilusión. Si hay algo que aprendimos en la primera década del siglo XXI con los
gobiernos progresistas en América Latina, es que la política en función al pueblo es
transformadora. Por ende, hay que recordar constantemente lo importante que es un
Estado que defiende los derechos de sus ciudadanos, combatir el sentido común que
quiere impone a la antipolítica como regla general en el pensamiento social
latinoamericano.

Históricamente Latinoamérica fue un territorio de disputo geopolítica, los desafíos que


tiene la región son varios. Sin duda que los gobiernos progresistas deben subsanar las
grandes desigualdades históricas que caracterizan la región, teniendo en cuenta las
demandas políticas y sociales de los ciudadanos y constituir un proyecto regional para
afrontar los embates de las potencias mundiales. Todo esto, en este contexto de
pandemia mundial, la cual profundizo los problemas existentes en la región. Pero acelero
el cambio de los actores que dominan la hegemonía mundial, por lo tanto, es una
oportunidad para consolidar un proyecto de integración regional latinoamericano.

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