Está en la página 1de 6

1.

- Titulo de la investigación

¿Qué consecuencias se presentan en adultos jóvenes que fueron víctimas de


bullying durante su escolaridad?

2.- Planteamiento del problema

Justificación

Durante los últimos años la violencia entre los jóvenes estudiantes ha


traspasado las aulas de los establecimientos educacionales, tantos a nivel
internacional como a nivel nacional. Los simples juegos de bromas que se
observaban en los años 80 y 90 se transformaron en juegos que afectan a los
jóvenes a nivel físico y psicológico llevándolos a desarrollar una personalidad
retraída y distante de la sociedad. A esta conducta catalogada de matonesca se
le llama bullying.

En el año 1983 Olweus definió este tipo de violencia como “conducta de


persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro, al que
escoge como víctima de repetidos ataques”.

Según el estudio anual de la ONG Internacional bullying sin fronteras,


durante el año 2018 se incrementaron las denuncias en un 40% en comparación al
año anterior. Así mismo, un estudio realizado por Cadem y publicado por el diario
El Mercurio, reveló que el 37 % de los chilenos ha sido victimas de bullying, pero
solo el 15% de ellos ha denunciado el hecho en los estamentos correspondientes.

Entre las consecuencias que afectan a los jóvenes que han sufrido de
acoso escolar se encuentran desde bajo rendimiento académico, pesadillas
reiteradas, disminución de la autoestima, fobia escolar, ansiedad, trastornos
alimenticios e intentos de suicidios, con repercusiones en el desarrollo de la
personalidad, conductas delictivas, socialización y la salud mental en general.
Tanto los agresores como los espectadores o cómplices pueden llegar a
insensibilizarse ante las agresiones que sus pares realizan cotidianamente a sus
compañeros y a no reaccionar ante situaciones injustificadas que ocurren a su
alrededor.

Estas consecuencias, pueden repercutir inclusive en la vida adulta,


haciendo que el adulto sufra de impulsividad e intolerancia, dependencia o
supeditación, inseguridad, fobia social, depresión, ansiedad social y falta de
regulación emocional en todos los contextos en que se desenvuelva el sujeto;
sentimental, familiar y/o laboral.

Desde estos datos cobra relevancia preguntarse, ¿Cuáles son las


consecuencias que se presentan en adultos que fueron víctimas de bullying
durante su etapa escolar?

3.- Objetivo general

Determinar y analizar cuales son las consecuencias que psicológicas que


presentan los adultos que han sido victimas de bullying durante su etapa escolar

4.- Objetivos específicos

 Determinar cuáles son los factores asociadas al acoso escolar.


 Identificar cuáles son las consecuencias que presentan los adultos víctimas
de bullying durante su escolaridad.
 Identificar cuáles son las consecuencias que presentan los adultos
(agresores) que ejercieron acoso hacia sus pares en edad escolar

5.- Marco teórico

El bullying o acoso escolar es una forma de violencia que se desarrollo


dentro de un contexto escolar que se caracteriza por ser sostenido en un tiempo
continuo y estar basado en el abuso de poder que ejerce el o los agresor(es)
sobre su víctima. Durante los últimos años ha aumentado la preocupación por
este fenómeno social, derivando en una serie de investigaciones, pues ha tenido
un creciente aumento entre el contexto académico formativo y también se ha
puesto énfasis en el efecto adverso que ejerce sobre el desarrollo psicosocial de
niños y jóvenes. Por otro lado, es importante también revisar y establecer cual es
el impacto psicopatológico en las victimas ya que este puede permanecer desde
su edad escolar hasta la edad adulta. pues cada experiencia traumática vivida por
cada sujeto produce un daño psicológico a corto y a largo plazo.

Olweus (1983) definió el acoso escolar como la “persecución física y/o psicológica
que realiza un alumno contra otro, al que escoge como víctima de repetidos
ataques; esta acción, negativa e intencionada, sitúa a la víctima en una posición
de la que difícilmente puede escapar por sus propios medios”. Desde esta
definición de violencia unidireccional, que puede ser física o psicológica de forma
continua y estable en el tiempo es de donde nos vamos a centrar en los efectos
que tiene el bullying sobre las víctimas.

El trastorno de ansiedad es el primera manifestación que aparece en la victimas,


pues estas se encuentra expuestos a un estado de miedo o agitación
acompañados de una activación fisiológica ante diversos estímulos violentos.
Estos han presentados síntomas generales como ansiedad aguda o síntomas más
específicos como ansiedad social.

En cuanto a los efectos del bullying sobre la ansiedad social a largo plazo Boulton
(2013), relacionó el nivel de ansiedad social de 582 universitarios víctimas de
bullying en su etapa escolar. Este autor, clasificó la experiencia de victimización de
los estudiantes en cuatro categorías: Exclusión social, victimización relacional,
física y verbal. Demostró que los cuatro

tipos de acoso en su conjunto predecían positivamente el nivel de ansiedad social


actual y que la exclusión social y la victimización relacional tenían potencial
predictivo por separado. Los efectos encontrados por este autor en estos jóvenes
universitarios parecían estar condicionado por ciertos factores como el
afrontamiento y las atribuciones.

Existe estudios, realizados en adultos que han demostrado la asociación entre


ser víctima de bullying en la niñez y trastornos ansiosos desarrollados en la edad
adulta como ansiedad generalizada, pánico, agorafobia, fobias específicas y
trastorno obsesivo compulsivo, Copeland et al (2013) y el de Lereya et al (2015).
Cabe señalar que en el estudio de Copeland se vio el efecto de la victimización
infantil sobre la sintomatología ansiosa adulta permanecía aún controlando la
influencia de la psicopatología previa, hecho que no ocurría con la sintomatología
depresiva. También destaca en el estudio que los jóvenes que eran víctimas
también eran acosadores y estos también eran afectados por trastornos de
ansiedad generalizada y pánico.

La depresión es uno de los trastornos más común y el más estudiado en las


víctimas de bullying. Definido por la OMS como; un trastorno mental frecuente
que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer,
sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito,
sensación de cansancio y falta de concentración. Si bien, este trastorno puede
manifestarse en la población infantojuvenil se ha buscado la relación que existe
con la experiencia del acoso escolar y con el desarrollo de la sintomatología
depresiva en la edad adulta. Es así como Lereya, Copeland, Costello y Wolke
(2015) realizaron un estudio prospectivo con 5446 sujetos y demostraron que los
niños y adolescentes que sufrieron acoso escolar se encontraban en mayor riesgo
de desarrollar en la adultez trastornos depresivos que los no expuestos a este tipo
de violencia escolar.

Otro estudio llevado a cabo por Copeland, Wolke, Angold, y Costello (2013) con
una muestra de 1420 participantes, sobre la vulnerabilidad depresiva en adultos,
encontró que existe mayor probabilidad de desarrollo de trastornos depresivos en
quienes sufrieron bullying en la infancia. Pero que, este efecto se disminuye
cuando se controla la sintomatología previa a la victimización.

Sin duda, uno de los aspectos más preocupantes del bullying es la elevada cifra
de suicidios asociada, relacionada con la depresión que suele acompañar a las
víctimas. Por consiguiente, en varios de los estudios que investigan el impacto
del acoso escolar, se ha incorporado la variable de tendencias suicidas, en forma
de ideaciones suicidas y autolesiones, para comprobar hasta qué punto se
relacionan dichas conductas con la victimización por bullying. Es por ello, que en
un estudio llevado a cabo por Rigby (2001) exploró la ideación suicida en 1103
adolescentes y encontró que aquellos que sufrían acoso escolar, estaban en
mayor probabilidad de presentar ideas de suicidio.

Así también, se presentaba mayor porcentaje de autolesiones, lo que fue


demostrado por Lereya et al (2015) en un estudio longitudinal.

Cuando un sujeto experimenta una situación traumática, se encuentra en riesgo


de desarrollar un cuadro sintomático, su característica principal es el malestar que
experimenta cuando reexperimenta subjetivamente el hecho traumático o la
situación estresante sufrida.
Esto se se le debe sumar variados síntomas anímicos, cognitivos e
interpersonales constituyendo en su conjunto lo que se denomina como trastorno
por estrés postraumático. Esto fue investigado por, Mynard, Joseph y Alexander
(2000) quienes observaron que el 37% de los estudiantes de Secundaria que
sufrían bullying obtenían una puntuación clínicamente significativa en una escala
de síntomas de estrés postraumático.

El trastorno límite es un patrón de personalidad caracterizado por la inestabilidad


emocional y la impulsividad que se parece asociarse la vivencia de experiencias
traumáticas. Además la predisposición genética y un ambiente adverso propician
el generar dicho cuadro de personalidad patológica que interfiere en el normal
desarrollo personal y social del sujeto.

Investigadores como Sansone, Lam y Wiederman (2010) se interesaron en


buscar la relación entre bullying y dicho patrón de personalidad. Mediante un
estudio retrospectivo en adultos se observó una correlación entre víctimas de
bullying en la escuela y el trastorno límite de la personalidad. También se observó
que la victimización se relacionaba con el uso en la adultez de los servicios de
salud mental y una amplia gama de problemas externalizantes de conducta.

Así también, se aborda la relación entre haber sufrido acoso escolar y presentar
sintomatología psicótica, a través del metaanálisis de Van dam et al (2012). Se
analizaron 14 estudios donde se encontró la presentación de síntomas psicóticos
en adultos la cual se relacionaba con que estos adultos fueron víctimas de
bullying en su etapa escolar durante la infancia.

Otro estudio realizado por Bebbington et al (2004), evidencia los síntomas


psicóticos clínicos en pacientes psiquiátricos, entre los cuales se cuadruplicaba el
riesgo de haber sufrido bullying en la infancia.

No obstante, existen estudios que apoyan la relación entre psicosis y acoso


escolar, cabe mencionar que este cuadro patológico desaparece cuando se
controlan las variables de condicionantes patológicas y familiares previas al una
situación de violencia escolar (Van dam et al, 2012).

6.- Marco conceptual

También podría gustarte