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Sistema Neuroendocrino

Hormonas: principios Contenidos


generales 1 Hormonas: principios generales
2 Glándulas endocrinas
Además del SN, el sistema endocrino 3 Hormonas hipofisarias y su relación con el hipotálamo
interviene en la regulación y el control de 4 Hormonas liberadas por acción de las hormonas
diferentes procesos del organismo mediante adenohipofisarias
señales químicas, las hormonas, que se 5 Algunas glándulas y hormonas más
difunden a través de la circulación 6 Regulación de la secreción hormonal
sanguínea.  7 Interacciones entre el sistema neuroendocrino y la conducta

La Psicoendocrinología es la disciplina de la
Psicobiología que tiene como objetivo conocer los mecanismos por los que las hormonas afectan a
la conducta y los procesos psicológicos, y cómo éstos a su vez pueden influir en la liberación y
funcionamiento de las hormonas.

El SN y el sistema endocrino, estrechamente relacionados entre sí, son dos sistemas de


coordinación interna y de interacción con el exterior desarrollados en el curso de la evolución para
dar una respuesta adaptativa a las variaciones del medio interno y a los estímulos del entorno.
Según avanza el conocimiento sobre la relación funcional entre SN y sistema endocrino, la
distinción entre ambos sistemas está menos clara, lo que lleva a considerarlos en su conjunto
como Sistema Neuroendocrino.

Las hormonas son moléculas orgánicas producidas y liberadas fundamentalmente por las
glándulas endocrinas. Las glándulas endocrinas liberan las hormonas en sangre y a través de la
circulación sanguínea se difunden hacia otras zonas del cuerpo donde actúan sobre determinados
órganos o tejidos diana. Sus efectos se producen únicamente en aquellas células (denominadas
células blanco) que disponen de receptores a los que las hormonas se unen de forma específica
para realizar su función. 

Podemos distinguir tres clases de hormonas


según su estructura química:

1. hormonas esteroides

2. hormonas peptídicas, y

3. hormonas monoamínicas

De las propiedades químicas de las hormonas


van a depender los mecanismos de interacción
de éstas con sus receptores. Algunas
hormonas actúan a través de receptores que se
sitúan en la cara externa de la membrana de la
célula diana. La activación del receptor puede
producir un mensajero molecular intracelular
conocido como segundo mensajero que afecta
a la actividad de otras moléculas de la célula.
Otras hormonas se enlazan con receptores
intracelulares y este complejo hormona-
receptor actúa uniéndose a secuencias
reguladoras de ADN adyacentes a genes
específicos y de esta manera influyen
directamente en la expresión génica.

La acción hormonal es más amplia y más lenta


que la transmisión neuronal, ya que las
hormonas se difunden generalmente por todo
el cuerpo a través de la sangre pudiendo llegar
a múltiples lugares y actuar sobre cualquier
célula que disponga de receptores. Pero, aunque existan diferencias entre la transmisión neuronal
y la comunicación hormonal, también comparten muchas características. Las mismas neuronas
pueden actuar como células endocrinas que secretan sustancias que llegan hasta las células
receptoras a través de la circulación sanguínea y algunas hormonas del sistema endocrino actúan
en el SN como neurotransmisores o como neuromoduladores.

Glándulas endocrinas
Son los órganos cuya función principal es la liberación de hormonas en la circulación sanguínea
para actuar sobre células y órganos situados en otra parte del organismo. Están repartidas por
todo el cuerpo.

El hipotálamo ejerce la coordinación de muchos tejidos que segregan hormonas. Las hormonas
que produce llegan a la hipófisis, que es una estructura que consta de dos partes: el lóbulo
posterior o neurohipófisis, que almacena y libera a la circulación general dos hormonas
sintetizadas en el hipotálamo, y el lóbulo anterior o adenohipófisis, que segrega numerosas
hormonas que tienen como diana otras glándulas endocrinas u otros tejidos del organismo.

Hormonas hipofisarias y su relación con el hipotálamo


En la interrelación que se establece entre SN y sistema endocrino, el hipotálamo ejerce un papel
fundamental como integrador de la información que recibe desde diferentes zonas del encéfalo y la
que le llega a través de la circulación sanguínea. Del hipotálamo depende el funcionamiento de la
hipófisis.

La hipófisis consta de dos partes funcionalmente diferenciadas: el lóbulo posterior o neurohipófisis,


que almacena y libera a la circulación general dos hormonas sintetizadas en el hipotálamo, y el
lóbulo anterior o adenohipófisis, que segrega numerosas hormonas que tienen como diana otras
glándulas endocrinas (corteza adrenal, tiroides, ovarios y testículos) o diferentes tejidos del
organismo.

Desde la neurohipófisis se liberan las hormonas oxitocina y vasopresina, producidas en las


neuronas de los núcleos supraóptico y para ventricular del hipotálamo, cuyos axones se dirigen a
través de la eminencia media y el tallo hipofisario hasta la neurohipófisis, donde terminan en
numerosas ramificaciones que entran en contacto con los capilares sanguíneos.
La oxitocina está involucrada
fundamentalmente en la función
reproductora de los mamíferos, tanto
en la fecundación, como en el parto y la
lactancia. A la vasopresina se la
conoce también como hormona
antidiurética (ADH). Su efecto principal
es inducir un descenso en la
producción de orina. También produce
la contracción de los vasos sanguíneos
en casos de hemorragia.

La adenohipófisis es una glándula


endocrina, compuesta de células
secretoras, que a su vez está bajo un
estricto control de las hormonas
sintetizados por las neuronas del hipotalámo y segregadas en el sistema porta hipotalámico-
hipofisario. A través de este circuito sanguíneo llegan hasta la adenohipófisis donde estimulan o
inhiben la actividad secretora de las células de la adenohipófisis. 

La adenohipófisis libera cuatro hormonas trópicas, esto es, hormonas que tienen como diana otra
glándula sobre la que actúan para regular su producción hormonal. Es el caso de la hormona
estimulante del tiroides (TSH), la hormona adrenocorticotrópica (ACTH) y las gonadotropinas, que
incluyen la hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH). Además de estas
hormonas trópicas, la adenohipófisis segrega la hormona del crecimiento (GH) y la prolactina.

La hormona estimulante del tiroides (TSH) o tirotropina estimula la liberación de hormonas


tiroideas. La secreción de TSH está regulada por la hormona liberadora de tirotropina (TRH),
hormona hipotalámica que estimula su síntesis y secreción, y por los niveles plasmáticos de
hormonas tiroideas. Las gonadotropinas (FSH y LH) controlan las funciones ováricas y
testiculares. La secreción de estas hormonas está controlada tanto por la liberación periódica de
una hormona hipotalámica, la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), como por los
niveles circulantes de hormonas gonadales.

La hormona adrenocorticotrópica o corticotropina (ACTH) tiene como función principal regular la


secreción de glucocorticoides de la corteza suprarrenal. La secreción de ACTH se halla bajo el
control ejercido conjuntamente por el hipotalámo a través de la liberación de hormona liberadora
de corticotropina (CRH) y por el efecto regulador de los glucocorticoides circulantes.

La hormona del crecimiento (GH), llamada también somatotropina, estimula el crecimiento del
cuerpo mediante la producción hepática de diferentes sustancias, las somatomedinas, que regulan
el crecimiento de los huesos.

La secreción de GH está regulada por dos hormonas hipotalámicas, una que facilita su liberación,
la hormona liberadora de hormona del crecimiento (GHRH), y otra que la inhibe, la hormona
inhibidora de hormona del crecimiento o somatostatina.

La prolactina es una hormona hipofisaria que


toma su nombre de su efecto estimulador de la
producción de leche en los mamíferos tras el
parto. El factor liberador de tirotropina (TRH)
parece potenciar la liberación de prolactina,
aunque está fundamentalmente controlada por
un factor de inhibición hipotalámico: la
dopamina.
Hormonas liberadas por
acción de las hormonas
adenohipofisarias
Hay una serie de hormonas que son
producidas y liberadas en respuesta a la acción
de las hormonas trópicas adenohipofisarias.
Éstas son las hormonas tiroideas,
corticosuprarrenales y gonadales.

Las hormonas tiroideas, tiroxina o


tetrayodotironina (T4) y triyodotironina (T3),
liberadas por la glándula tiroides, mantienen la
tasa metabólica basal a un nivel normal y la
temperatura corporal. También contribuyen a
regular los procesos de crecimiento celular y diferenciación de los tejidos. Su falta durante el
desarrollo produce importantes daños en el SNC. La secreción de estas hormonas depende de la
acción que sobre la glándula tiroides ejerce la hormona estimulante del tiroides (TSH) liberada
desde la adenohipófisis. La secreción de TSH está en función, tanto del nivel circulante de
hormonas tiroideas, como de la acción estimulante ejercida por la hormona liberadora de
tirotropina (TRH) producida por el hipotálamo.

Las hormonas corticosuprarrenales (o adrenocorticales) se producen en la corteza de las


glándulas suprarrenales (o adrenales). Ésta libera tres tipos de hormonas esteroides:
mineralocorticoides, glucocorticoides y esteroides sexuales. La aldosterona es el principal
mineralocorticoide e interviene en la regulación de la concentración de iones en sangre. La
secreción de glucocorticoides depende de la liberación de ACTH (hormona adrenocorticotrópica o
corticotropina) que, a su vez, está controlada por la CRH (hormona liberadora de corticotropina).
La secreción de CRH y ACTH cesa si la concentración plasmática de glucocorticoides es alta. El
cortisol es el principal glucocorticoide que segregan los humanos. Hay receptores de
glucocorticoides en prácticamente todas las células del cuerpo. Estas hormonas intervienen en la
regulación de procesos metabólicos que conducen al consumo de la energía almacenada en el
organismo. Incrementan los niveles de glucosa en la circulación sanguínea a través de diferentes
procesos. La liberación de glucocorticoides aumenta de forma notable en situaciones de estrés.
Además, los glucocorticoides suprimen la respuesta del sistema inmunitario, por lo que es estrés
mantenido durante un tiempo prolongado incrementa la vulnerabilidad a desarrollar enfermedades.

Las hormonas gonadales, andrógenos y los estrógenos, son esteroides sintetizados en los
órganos reproductores. Los testículos tienen dos funciones principales: la espermatogénesis y la
producción de andrógenos, siendo la testosterona uno de los principales. 

Los andrógenos son los responsables de la inducción del fenotipo masculino durante la
embriogénesis. En estas primeras etapas de la vida no solo masculinizan los genitales, sino
también organizan los circuitos del SN que generan los patrones conductuales típicos del macho. 

Los androgenos inducen los cambios anatómicos y funcionales que se producen en la pubertad y
regulan en adultos la función reproductora masculina.

Tanto la producción de espermatozoides como la síntesis y liberación de andrógenos está


regulada por las gonadotropinas (LH y FSH) secretadas por la hipófisis anterior, cuya liberación
está determinada por la secreción desde el hipotálamo de la hormona liberadora de
gonadotropinas (GnRH).
La hormona luteinizante (LH) actúa sobre las células intersticiales, donde estimula la producción
de testosterona, mientras que la hormona folículoestimulante (FSH) actúa sobre las células de
Sertoli, interviniendo de esta manera en el desarrollo de los espermatozoides.

Los ovarios también tienen dos funciones distintas pero relacionadas, la producción de gametos y
la síntesis de hormonas esteroides. Las hormonas ováricas son los estrógenos, principalmente el
estradiol, y la progesterona.

La cantidad relativa de cada una de las hormonas ováricas varía a lo largo del ciclo menstrual y
durante la gestación. En la primera fase del ciclo menstrual (fase folicular), la secreción de
gonadotropinas promueve el crecimiento del folículo ovárico y la liberación de estrógenos. La
elevada secreción de estrogenos dispara la secreción de la LH, la cual produce la rotura del
folículo y la ovulación. Después de la ovulación, el folículo se convierte por acción de la LH en
cuerpo lúteo (fase luteínica). El cuerpo lúteo libera gran cantidad de progesterona, hormona que
tiene una función favorecedora de la gestación. Los estrógenos también intervienen en el
desarrollo temprano del fenotipo femenino.

En la pubertad se produce un aumento gradual en la secreción de estrógenos que va a promover


el desarrollo y mantenimiento de los órganos reproductores femeninos, así como la aparición de
los caracteres sexuales secundarios.

La variación cíclica en el nivel de estrógenos que se produce durante los ciclos menstruales
continúa con una disminución progresiva hacia el final de la vida reproductora, no existiendo
apenas secreción después de la menopausia.

Los estrógenos también actúan sobre estructuras del SN donde intervienen en su organización
específica según el sexo y afectan a su actividad neural.

Algunas glándulas y hormonas más


Se han explicado algunas hormonas cuya secreción está bajo la influencia del SN e implicadas en
diferentes procesos conductuales.

La región interna de las glándulas adrenales, la médula adrenal, libera adrenalina y noradrenalina.
Estas hormonas afectan a la mayoría de los tejidos e influyen en muchas funciones. La finalidad
de sus efectos es preparar nuestro organismo para un esfuerzo importante.

La médula adrenal está inervada por el SN simpático y es en respuesta a estas señales cuando
libera sus hormonas a la circulación general.

La médula adrenal y el SN simpático forman una unidad fisiológica y funcional conocida como
sistema simpaticoadrenal que se halla bajo el control del SNC.

La adrenalina y la noradrenalina, junto con los glucocorticoides, son las hormonas que se liberan
en situaciones de estrés. Los rápidos efectos que las catecolaminas producen preparan al
organismo para el aumento de actividad requerido ante una situación de tensión.

El páncreas libera las hormonas peptídicas: insulina, glucagón y somatostatina.

La insulina y el glucagón ejercen acciones recíprocas que contribuyen a que el nivel de glucosa en
sangre sea el adecuado para un correcto funcionamiento del cerebro y de los demás órganos de
nuestro cuerpo.

La insulina se libera como consecuencia de una elevación de los niveles de azúcar en sangre y su
función consiste en estimular la captación de glucosa por los tejidos y transformar el exceso tanto
en glucógeno, en el hígado y en el
músculo, como en grasa.

La acción del glucagón es la opuesta a


la de la insulina ya que produce un
incremento de los niveles de glucosa
en sangre. Además del efecto directo
que los niveles de glucosa ejercen
sobre la liberación de insulina, ésta se
encuentra bajo control neural (a través
del nervio vago). Tanto los estímulos
gustativos, como otros estímulos
asociados a la comida, desencadenan
la liberación de insulina antes de que la
glucosa llegue al torrente sanguíneo.

La glándula pineal o epífisis libera melatonina en respuesta a la información luminosa. Esta


glándula está inervada por fibras del SN simpático que se encuentran bajo control del núcleo
supraquiasmático del hipotálamo. Este núcleo hipotalámico recibe información desde las células
ganglionares de la retina de la intensidad y duración de la luz.

La glándula pineal interviene en el control de los ritmos biológicos. La melatonina parece estar
implicada en la regulación de los ciclos circadianos y en el inicio del sueño.

En otras especies es fundamental en el control de los ciclos reproductores estacionales. En


humanos también se ha implicado en la maduración sexual y se está investigando sus efectos en
algunas alteraciones del comportamiento como es el caso de un tipo de depresión a la que se ha
denominado trastorno afectivo estacional.

Regulación de la secreción hormonal


La secreción de las diferentes hormonas es regulada constantemente para ajustarse a las
necesidades del organismo. Estos sistemas hormonales forman parte de un circuito de
retroalimentación en el que la variable controlada -nivel en sangre- determina la magnitud de
secreción.

Mecanismos de retroalimentación que controlan la secreción hormonal:

1. Cuando la concentración en sangre de hormonas producidas por estas glándulas diana


aumenta, el hipotálamo detiene la secreción de hormonas liberadoras.

2. El nivel de hormona en sangre también puede regular la secreción de hormonas


adenohipofisarias. La adenohipófisis ajusta la liberación de hormonas trópicas para controlar
la secreción de las glándulas sobre las que actúan.

3. Las hormonas hipofisarias constituyen


una señal de retroalimentación que puede
afectar a la liberación de hormonas
hipotalámicas -sistema de control de
bucle corto-.

4. La presencia de hormona liberadora en la


eminencia media proporciona una señal
al hipotálamo para controlar su secreción
-autorregulación-.

Interacciones entre el
sistema neuroendocrino y la
conducta
Los humanos, como muchas otras especies,
muestran diferencias en función del sexo en
cuanto a sus características fisiológicas y al
tamaño y a la forma de su cuerpo. Estas
diferencias también se manifiestan a nivel
conductual, por lo que se ha planteado que las
hormonas sexuales pueden desempeñar un
importante papel en la regulación de diferentes
aspectos de la conducta.

En lo que se refiere a la conducta sexual, los estudios realizados con animales han puesto de
manifiesto que, con una adecuada manipulación hormonal en fases tempranas del desarrollo, los
machos pueden expresar conductas normalmente manifestadas por las hembras y, viceversa.

Las hormonas también participan en la regulación de la conducta parental -paternal y maternal-,


fundamental para la supervivencia de las crías de muchas especies.

En otros tipos de conductas, como las agresivas, también se ha comprobado el papel regulador de
las hormonas.

Las hormonas tiroideas desempeñan un importante papel en el desarrollo y maduración del SN y,


por tanto, son fundamentales para la adecuada expresión de la conducta.

Algunos estudios han puesto de manifiesto la relación entre las hormonas y el estado de ánimo.
Así mismo,  numerosos estudios han puesto de manifiesto el papel regulador que las hormonas
ejercen sobre los procesos de aprendizaje y memoria.

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