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Introducción: Tradicionalmente, se ha considerado que el sexo y la sexualidad son condiciones

relacionadas con la juventud, el poder y la capacidad en general, y se ha visto al adulto mayor


«asexuado» o se ha pensado que las relaciones sexuales son infrecuentes en esta población.
Afortunadamente, gracias a la evolución que hemos experimentado como sociedad y
probablemente por el mismo envejecimiento poblacional, hoy en día consideramos que la
sexualidad también forma parte del envejecimiento y hemos dejado de tener esa visión de
anormalidad o perversión que acompañaba al binomio «sexo-anciano». Además, sabemos que la
fisiología sexual cambia con el paso de los años. Es por esto que valorar la sexualidad solo desde
el punto de vista del coito conlleva que únicamente abordemos a los individuos heterosexuales
con pareja, sin tomar en cuenta otras conductas e inclusive otras preferencias sexuales.
Cambios en la fisiología sexual con el envejecimiento: Así como la sexualidad es mucho más que
el coito, en la fisiología de la sexualidad están implicados varios órganos y sistemas, no solo el
urogenital. Además, los mismos, con el paso de los años, pueden verse afectados no solo por el
envejecimiento, sino que también la enfermedad, los trastornos mentales e incluso los fármacos.
Conocemos bien los cambios que se producen en el sistema genitourinario y sabemos que, en su
mayor parte, afectan, de una u otra manera, a la vagina. Generalmente, esto se traduce en
molestia o franco dolor con la penetración vaginal, ya sea por inversión o hipersensibilidad del
orificio uretral, por prolapso vaginal, uterino o rectal, o simplemente por una falta de lubricación
adecuada. No solo la deficiencia estrogénica es importante; también lo es la disminución en la
producción de testosterona y deshidroepiandrosterona que presenta la mujer adulta mayor y
que se relaciona con la reducción de la libido. Gran parte de los cambios en la fisiología sexual
que se producen son secundarios a la disminución en la producción de testosterona, aunque hay
otros que son independientes de este fenómeno.
Barreras en el abordaje de la sexualidad en el adulto mayor y estrategias para superarlas: hay
poca información sobre la conducta sexual del adulto mayor, y los estudios que se han realizado
al respecto se han enfrentado a barreras importantes, como bajos índices de respuesta. Aun así,
parece evidente que uno de los principales cambios que se producen en la sexualidad del adulto
mayor es la pérdida de interés por las relaciones sexuales, lo cual es más marcado en las mujeres
que en los hombres.
Problemas en la función sexual: Una vez que hemos logrado obtener información suficiente y
veraz de los problemas que aquejan la salud sexual del adulto mayor, observaremos que los
mismos varían según el sexo de nuestros pacientes.
Disfunción eréctil: Se llama «disfunción eréctil» a la incapacidad recurrente o permanente para
alcanzar o mantener una erección suficiente como para poder realizar el acto sexual. Este
problema tiene diversas causas, y no es raro que varias estén presentes en un mismo paciente.
Dentro de las más frecuentes se encuentran la enfermedad vascular, la diabetes mellitus, los
problemas hormonales, las enfermedades neurológicas, el abuso de sustancias, la cirugía de
próstata o pélvica, los traumatismos, la radioterapia y los medicamentos.
Hipogonadismo de inicio tardío: Aunque es una causa de disfunción eréctil, el hipogonadismo es
tan complejo que merece mención aparte. Debido a esta complejidad, conocer la prevalencia de
este trastorno es difícil. Sin embargo, se estima que después de los 45 años de edad más del 30%
de los varones podrían padecerlo. Decimos que un hombre tiene hipogonadismo cuando
presenta déficit androgénico e inactividad gonadal. Entre las posibles causas están los trastornos
del hipotálamo, de la hipófisis y de los testículos. En el adulto mayor, se correlaciona con
fatigabilidad, somnolencia, depresión e, inclusive, problemas cognoscitivos, además de con
disminución de la libido, así como con un incremento de la masa grasa y una disminución de la
ósea.
Disfunción sexual en la mujer Evaluar la función sexual es mucho más difícil en la mujer que en el
hombre. La disfunción sexual en la mujer incluye disminución de la excitación o del deseo sexual,
anorgasmia y dispareunia, y son muchos los factores o las causas involucrados.

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