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arriba de la cama, el paciente flexionará las rodillas y apoyará los pies sobre la cama para
elevar la cadera, al mismo tiempo, apoyará los codos y se impulsará.
Fase de sedestación: la fase de sedestación se iniciará precoz e inmediatamente después
de los ejercicios de movilidad en la cama. Es básico que esta fase se desarrolle
correctamente y con la mayor prontitud para prevenir las complicaciones propias del
encamamiento.
Actividades de la vida diaria elementales: una vez sentado, el paciente comenzara a
realizar las AVD mas elementales, las cuales le obligarán a implicar a sus extremidades
superiores. Es fundamental que el paciente realice por sí mismo la actividad de higiene de
la cara y las manos, así como la autoalimentación, dado que son actividades que requieren
poco esfuerzo y ayudan a iniciar el camino hacia la independencia.
Fase de bipedestación: desde un principio este implicará aa sus extremidades inferiores,
aunque necesite la ayuda de una o dos personas y/o algún tipo de producto de apoyo
como, por ejemplo, un plato giratorio. A partir de aquí se pueden iniciar los episodios de
bipedestación.
Fase de deambulación: a partir que el paciente consigue mantener una postura apropiada
y un aceptable equilibrio en bipedestación, se podrá iniciar la deambulación, también de
forma progresiva. Al igual que las otras actividades, la deambulación iniciara precozmente.
Actividades de la vida diaria de higiene y vestido: para la realización de las actividades de
higiene y vestido se requiere una mayor movilidad y capacidad cognitiva. Se realizarán
según evolucione el paciente y paralela y correlativamente a los ejercicios concernientes a
la sedestación y bipedestación.
Calzado: desde el momento en que en el paciente abandona la cama es muy importante el
tipo de calzado que debe utilizar, tanto para iniciar las trasferencias como para las fases
de bipedestación y posterior deambulación. Es corriente observar en la practica cotidiana
como la mayoría de los pacientes utilizan un calzado inapropiado. Para proporcionar al
enfermo una buena base de sustentación y como prevención de posibles caídas, es
aconsejable utilizar zapatillas o zapatos bien ajustados que recojan todo el pie, con tacón
ancho de 1,52 cm de altura y suela antideslizante.