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AL FINAL DE LA ESCAPADA

Entorno
siniestro
de mujeres
Más negro que la noche de
Carlos Enrique Taboada
En México, las películas de Carlos Enrique Taboada (1929-
1996) han sido recientemente revaloradas a causa de una serie
de flojos remakes para público juvenil. Es casi un desconocido
en América Latina, y gracias a una reedición en DVD de sus
filmes, nos podemos acercar al universo ominoso y femenino
de este interesante cineasta del género fantástico.
Mónica Delgado

E
n las atmósferas de horror y extrañeza locura irrefrenable parece estar pre- escolar, para en un dos por tres hacer
del cine del desaparecido Carlos En- sente de modo surreal en las fauces visible lo oculto: el ente de una estu-
rique Taboada, lo desconocido atenta de sus protagonistas sino a partir de diante suicida que quiere vengarse
contra el espacio íntimo, familiar y, encuentros inesperados en plena nor- de la directora de su colegio, una tía
sobre todo, femenino. El horror sur- malidad, donde el más allá es encar- muerta que quiere dar un escarmiento
ge cerrado y confrontado, solo entre nado por una entelequia vengativa, a las nuevas inquilinas de la mansión
“ellas”. Las mujeres en el cine de Ta- virgen o anciana, o por la imaginación que han heredado, una pequeña que
boada (refiriéndome en este breve en- infantil que desequilibra el orden. El tiene un amigo imaginario nada santo
sayo solamente a sus cuatro películas mal viene en vestidos de blondas o en o la niña que se inventa su “otro” como
de horror de entornos góticos) abren pijamas de adolescentes. bruja. Y es así como Taboada plantea
las puertas a lo sinuoso y siniestro, En sus películas, Taboada subvierte con maestría lugares comunes del gé-
pero no a la manera de Mario Bava, lo real, lo casero, la vida en familia, la nero, como señala Rosemary Jackson,
Darío Argento o Lucio Fulci, donde la convivencia entre amigas o la etapa al emplear una “función transgresiva

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al poner en descubierto cosas que de- maleficios vudú (El libro de piedra, de las inquilinas muere de manera es-
berían permanecer a oscuras”1, o al 1969), la irrupción de la muerte desde trepitosa, sin explicación, y hasta en-
proponer la intromisión de lo que está el más allá, que vendría a ser lo más contrar esa respuesta es que Taboada
fuera de la realidad: la irrupción del primario en cuanto a superstición nos va llevando a los interiores de la
fantasma. (Hasta el viento tiene miedo, 1968, casa, a la sospecha del ama de llaves y
o Más negro que la noche, 1974) o el al cuestionamiento de la vida en apa-
Carlos Enrique Taboada (1929-1996) riencia relajada de las jóvenes.
tema del doble (Veneno para las ha-
permanece en la historia del cine
das, 1984). En todas estas películas
mexicano como uno de los autores que
encontramos lo que Freud, dentro de
logró consolidar un mundo coherente
del horror a través de sutilezas en la
lo ominoso, alude como el regreso del 1. El gato
“fantasma que no descansa hasta en-
puesta en escena, escasa sangre, a di- El filme comienza con un artefacto tí-
contrar solución y liberación”, que Ta-
ferencia de otras filmografías de moda pico de Taboada, una secuencia intro-
boada sabe muy bien poner en escena
entre los años 60 y 70, y por centrar sus ductoria donde va echando señas del
sin mayores artificios.
historias en protagonistas femeninas, devenir del relato (y que es sello en las
ya sea como elementos de una maqui- Más negro que la noche (1974), la cuatro cintas mencionadas): Un gato,
naria de la sospecha o como prodigios película que analizaremos por con- más negro que la noche, es el objeto de
de una psicología malsana. Carlos En- tener algunos motivos paradigmáti- afecto de una anciana soltera, quien le
rique Taboada dirigió 17 películas a lo cos que se extienden a los otros tres habla y llena de atenciones como si se
largo de toda su carrera, comenzando filmes de la tetralogía de horror de tratara de un pariente fiel. A la vez, el
a trabajar en cine desde el año 1950, Taboada, cuenta la historia de Ofelia felino es testigo impávido de su cotidia-
haciendo guiones y dirigiendo filmes (Claudia Islas) y sus amigas Aurora nidad en una gran mansión, es leal en
de bajo presupuesto que no tuvieron (Susana Dosamantes), Pilar (Helena la medida en que mantiene la atención
éxito y que fueron vapuleados por la Rojo) y Marta (Lucía Méndez), quie- si se le habla de moda, de flores enfer-
crítica. Pero no es hasta la realización nes heredan una casa, que pertenecía mas o del clima. No hay nada más en
de sus cuatro cintas de horror gótico a la tía anciana de Ofelia, con la con- ese universo casero que ella y el gato.
(sobre todo denominados así por el dición de que vivan ahí y cuiden de
su gato negro Bécquer. Al llegar a la A través de cuatro breves viñe-
tipo de escenografías que utiliza), que tas, donde jamás se ve el rostro de
alcanzó notoriedad como director de mansión (un ardid típico del cine de
terror como el de las casas encanta- la dama, Taboada nos sumerge en
culto y como un exponente del fantás- un entorno anacrónico a partir del
tico en América Latina. das recibidas en herencia) las asiste
un ama de llaves oscura y reticente a fragmento: planos de una mano ave-
Las protagonistas de Taboada en- las costumbres actuales de las recién jentada que luce un anillo llamativo,
tran en contacto avasallador con llegadas, que también será foco de in- el rostro del gato preocupado por los
lo ominoso, en términos de Freud: comodidad y de extrañeza, y que se movimientos de su ama, flores afecta-
“Aquella suerte de espanto que afecta convierte en la salvaguarda del legado das por el moho, un vestido negro a
las cosas conocidas y familiares desde de la anciana. Pero todo se trastorna la antigua usanza, una vasija que se
tiempo atrás”2. Vemos historias sobre con la desaparición del gato: cada una llena de leche, o los brazos tendidos,
que sueltan los palos de tejer, señalan
el último aliento de la madura mujer.
Susana Dosamantes. Y el gato erizado, que lanza un mau-
llido de crispación, anuncia el paso de
la muerte. De esta manera, Taboada
nos vaticina, mientras se presentan
los créditos del filme, que la historia
está centrada en estos dos personajes,
la ausente y su amigo leal y mudo.
El paso del color al contraste entre
rojo y azul, capturando la imagen del
gato para ceder a los créditos, no va a
ser comprendido hasta el final del fil-
me, en que una de las protagonistas na-
rra la manera en que murió el gato, en
un flashback que se convierte en uno
de los recursos más interesantes que
Taboada haya empleado en su cine.
A diferencia del gato de los mitos
populares, donde se dice que trae
mala suerte o es mensajero de infor-
tunio, o de aquel que construyera Poe
para su famoso relato y que tuvo adap-
taciones en el cine como la que hiciera

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Lucio Fulci, el animal que describe


Taboada en Más negro que la noche
(México, 1974) es dócil y no encarna
ningún ente del mal, sino, tal como lo
mencionara, es un testigo paciente y
sereno, cuya vida dependerá absolu-
tamente de la voluntad humana.
Mientras transcurre el filme el ani-
mal, si bien no es maltratado, es obje-
to de burlas, de rechazo: es la prueba
que la anciana fantasma está dejando
para ver el actuar de las muchachas.
El ama de llaves, que se viste igual
de negro, emparentándose así con el
lado “diferente” del gato y la ausen-
te, se convierte en el otro pesar, la
molestia, el lado “antiguo” que no es
percibido como amable por las chicas,
despertando entre ellas una relación
tirante entre lo generacional, que en el
siguiente punto detallaremos.
Helena Rojo y Claudia Islas.

2. Las mujeres tenía claro que el filme podía ser apre- hay una intención del cineasta al hacer
El argumento de Más negro que la ciado mayormente por hombres, de víctimas a las muchachas por el hecho
noche se desarrolla en un ambiente allí la exarcebación de la belleza de las de ser veinteañeras, independientes y
de personajes femeninos dispares. protagonistas, de sus trajes y de sus seguras y al hacer atormentadoras y
Taboada nos presenta a las cuatro desnudos sugeridos. Taboada inscri- triunfantes a las mujeres que pertene-
amigas jóvenes viviendo en un de- be a las chicas de esta cinta también cen a una tradición más conservado-
partamento rentado, donde oímos como objeto erótico, puntal del deseo ra, que “guarda las formas”. Lo anti-
diálogos sobre infidelidades o desem- masculino. Ya que no existe en la tra- guo termina perdurando.
pleo, demostrando aires de despreo- ma un hombre como elemento activo
Por otro lado, el fantasma de la tía,
cupación propio de la juventud. Todas que desarrolle esta mirada, Taboada
que asusta por el solo hecho de ser
veinteañeras, una modelo, otra actriz, emplea escenas que pueden dar fe de
“vieja”, se arma a partir de recuerdos:
una bibliotecaria y otra ama de casa esta necesidad y producir algún tipo
un vestido de novia que relata la frus-
divorciada, que comparten no solo el de gratificación simbólica.
tración de un casamiento y de allí la
techo sino la tranquilidad de una vida Por otro lado, la iluminación clara soledad y la opción de vivir sola con su
sin estrecheces ni hombres, a pesar de y el ritmo de comedia ligera e inge- gato, y un retrato que se luce en la sala
que tienen novios o ex maridos ron- nua de estos primeros minutos se va donde se desprende una figura adus-
dando. Todas aparecen desinhibidas, a confrontar con la oscuridad de la ta e implacable. Que tiene como álter
frescas, y con buen humor. Han arma- casa heredada y con los personajes ego al ama de llaves, que parece por
do una cofradía. tenebrosos que la habitan: el ama de momentos convertirse en su sosias.
llaves madura y rígida y el fantasma
Taboada delinea con perfil bajo este Hay una escena en el sótano (el
iracundo y quejoso de la anciana.
lado “bueno”, claro o cotidiano, uti- descenso) que gráfica bien el lado de
lizando lugares comunes propios del Desde el encuentro con el ama de esta confrontación generacional. Al
género, y de subgéneros sobre todo llaves, Taboada plantea un desacuer- rebuscar en las viejas cajas de la tía,
del giallo o del exploitation estado- do generacional, pues las jóvenes no las muchachas irrumpen por curio-
unidense de esas mismas épocas, a son solo vistas por la regenta como sidad (a la manera de Pandora) en
través de la contemplación de la sen- intrusas sino como ejemplo de la in- un pasado clandestino y demodé, de
sualidad de los cuerpos de las prota- tromisión de nuevas modas (estamos ropas de los años veinte y de objetos
gonistas (aunque con mucha pacate- a mediados de los setentas, época de venerados. Esta idea de entrar en otro
ría y modosidad). Taboada no perderá minifaldas, música disco y liberación “mundo” al abrir un baúl sellado, tal
la oportunidad para que el espectador femenina) que no son aprobadas por como lo señala Juan Eduardo Cirlot,
masculino se deleite con planos de las la mujer de aspecto reprimido. “El que es como “todos los objetos que
chicas en ropa interior, derrières pro- modernismo ha degenerado el gusto sirven para guardar o contener algo,
vocadores, baby dolls coquetos, (as- de las personas”, exclama secamente símbolo femenino, que puede referir-
pecto que también se repite en Hasta alterada el ama de llaves al sentir la se al inconsciente o al mismo cuerpo
el viento tiene miedo, si se recuerda incomprensión de las herederas ante materno”3, nos remite también al in-
el striptease de una de las colegialas el estilo clásico y de “alta cultura” que greso a lo ominoso y a una suerte de
delante de sus amigas horrorizadas), evidencian los decorados de la man- lucha entre mujeres. La puerta para
dejando entrever así que el cineasta sión. Y es aquí donde me pregunto si someterse a las reglas de la fallecida.

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Un punto aparte. Si bien el mundo Taboada ha Pero existe otro punto que revela el
de las mujeres es definido por estilos ingenio de Taboada para adentrarnos
de vida (lo moderno de la actualidad en el terreno de lo fantasmal y omi-
frente a los gustos y costumbres de
prodigado a sus noso, que tiene que ver más con la
antaño), los hombres son apenas es- visión de los vivos como puente de
bozados en dos personajes, el novio
cintas de una los muertos que buscan algún tipo de
de Ofelia y el ex marido de Pilar. Ella justicia. Hasta el viento tiene miedo
en algún momento señala, al hablar
marca personal, fácilmente se engrana con el imagi-
del gato que deben cuidar a la fuerza, nario del humano que es contactado
que “A excepción del marido no existe reconocible en el inexplicablemente por una fuerza so-
animal más ingrato”. brenatural, con el fin de develar una
uso de los colores verdad oculta donde existen culpables
Y este mundo de mujeres dentro de
(como las víctimas/verdugo de Más
un tira y afloja generacional también para alcanzar el negro que la noche, solo que aquí no
es descrito de manera similar en Has- existen puentes). El fantasma no solo
ta el viento tiene miedo, una historia efecto de irrealidad, quiere vengarse sino tener un descan-
del fantasma de una estudiante suici- so en paz justo. Si pensamos en cintas
da que cobra venganza en el contex-
to de un internado de adolescentes.
o insuflar de recientes como El ojo de los herma-
nos Pang, en Aguas oscuras de Hi-
Las escolares aparecen como curio-
sas, atentas al romance, al juego, a la
una atmósfera deo Nakata o en Llamada perdida de
Takashi Miike, los fantasmas quieren
afrenta hacia sus superiores, donde enrarecida a transmitir algún mensaje que cuesta
la presencia de la directora es castra- descifrar, dan pautas a los soñantes, a
dora y severa. Sin embargo, en cintas
como El libro de piedra o la estupen-
situaciones de los elegidos de manera agresiva para
que los ayuden. O sino basta recor-
da Veneno para las hadas, el asunto
se centra más en entornos familiares
normalidad. dar también la estadounidense Sexto
sentido de M. Night Shyamalan en la
donde los adultos no sospechan o no década pasada, que traía este tema de
tienen control de la imaginación des- piedra, aunque los introitos a sus cin- manera original. Pero si ubicamos a
mesurada de las niñas protagonistas. tas también poseen una carga pecu- Taboada cuatro décadas antes, ya te-
Y esto tiene más énfasis en Veneno…, liar, ya sea la secuencia en que la niña nía una propuesta similar, a la mane-
ya que debido a un juego de punto de (Patricia Rojo) degolla a una mujer que ra de las cintas fundacionales de fan-
vista Taboada jamás permite ver el duerme (donde la sangre adquiere ar- tasmas asiáticos, como en El más allá
rostro de los adultos sino apenas sus tificialidad de manera sorprendente) de Masaki Kobayashi, que se estrenó
sinuosidades, sus espaldas, sus cintu- cuatro años antes, en 1964 (donde la
en Veneno para las hadas, o el ahor-
ras, sus manos. figura del ente de cabello largo y ne-
camiento sorpresivo que se presencia
en Hasta el viento tiene miedo. gro quedó patentada).

3. Taboada Las referencias de Taboada son reco- De esta manera, Taboada se centró
nocibles, desde el cine de la Hammer y en una puesta en escena clásica, ex-
Estas cuatro películas de Carlos En- elementos del cine de Roger Corman, plotando los recursos que encontró
rique Taboada muestran el cuidado en el uso de los decorados (mansiones, apropiados con maestría, como el uso
para elaborar un universo de lo oculto de panorámicos, el lucimiento de la
internados, casas de campo, de arqui-
con códigos propios. Si bien el cineas- sensualidad de sus personajes, con-
tecturas sombrías, si bien no existen
ta se alimenta de los elementos más trapicados para los puntos de vista,
planos generales de estos espacios,
usados del género fantástico como las exploración de las sombras, la curio-
la parte por el todo, va armando es-
casas embrujadas, los muertos que re- sidad de las mujeres en las escenas de
pacios de espíritu antiguo y sombrío),
tornan por alguna razón del más allá, búsquedas nocturnas y una dirección
así como de las referencias a ese en-
el niño como encarnación del mal y los de actrices sobria, sin excesos, como
modus operandi usuales para el asesi- torno familiar que se envilece a partir la que muestran Marga López o Patri-
nato, ha prodigado a sus cintas de una de la llegada de un extraño, como en el cia Rojo. Pero lo más importante, por
marca personal que es reconocible clásico de Jack Clayton, Los inocentes configurar un proceso de antagonis-
en el uso de los colores en secuencias (1960), que tiene muchas similitudes mos donde las mujeres se ven pesca-
específicas para alcanzar el efecto de con El libro de piedra. das entre ellas.
irrealidad, por ejemplo, y en el hecho Tampoco es inevitable asociar Ve-
de insuflar de una atmósfera enrare- neno para las hadas a cintas como La
cida a situaciones de normalidad. mala semilla (1956) de Melvin LeRoy,
Taboada usa los contrapicados no sobre todo reconociendo a las rubias Bibliografía
solo para deformar la realidad sino protagonistas y sus bondades en apa- 1
Jackson, Rosemary. Fantasy: literatura y sub-
versión. Buenos Aires: Catálogos, 1986, p. 70.
para denotar el punto de vista de los riencia, o a El otro (1972) de Robert 2
Freud Sigmund. Obras completas. Vol. XVII,
protagonistas, ya sea la mirada del Mulligan, para mencionar algunos “Lo ominoso”. Buenos Aires: Amorrortu Edito-
res, 1976.
gato en Más negro que la noche, o los ejemplos de cómo representar a la in- 3
Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbo-
momentos de tensión en El libro de fancia como posibilidad de maldad. los. Barcelona: Siruela, 2007, p. 122.

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