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El término fue utilizado por primera vez por el analista cultural David Brooks en
el New York Times en 2013.3
Historia
En 2015, el libro del periodista de tecnología del New York Times y parte del
equipo del Premio Pulitzer por Reportaje Explicativo 2013,5 Steve Lohr,67 Data-ism,
examinó cómo el Big Data está transformando la sociedad, utilizando el término para
describir la revolución del Big Data.89
El big data debe liberar el conocimiento del arbitrio subjetivo. Así pues, la
intuición no representa una forma superior del conocimiento. Se trata de algo
meramente subjetivo, de un auxilio necesario que suple la falta de datos objetivos.
En una situación compleja, siguiendo esta argumentación, la intuición es ciega.
Incluso la teoría cae bajo la sospecha de ser una ideología. Cuando hay suficientes
datos, la teoría sobra. La segunda Ilustración es el tiempo del saber puramente
movido por datos. [...] El dataísmo se muestra como un dadaísmo digital. También el
dadaísmo renuncia a un entramado de sentido. Se vacía a la lengua totalmente de su
sentido: «Los sucesos de la vida no tienen ni comienzo ni fin. Todo transcurre de
manera idiota. Por eso todo es igual. La simplicidad se llama dadá». El dataísmo es
nihilismo. Renuncia totalmente al sentido. Los datos y los números no son
narrativos, sino aditivos. El sentido, por el contrario, radica en una narración.
Los datos colman el vacío de sentido.[...] En general, el dataísmo adquiere rasgos
libidinosos, incluso pornográficos. Los dataístas copulan con datos. Así, se habla
de «datasexuales». Son «inexorablemente digitales» y encuentran los datos «sexis».
El dígito se aproxima al falo.
Byung-Chul Han. Psicopolítica, Barcelona, Herder Editorial, 2014, ISBN 978-84-254-
3368-9.
También en una entrevista, dada por la publicación de su libro La desaparición de
los rituales (Barcelona, Herder Editorial, 2020, ISBN 978-84-254-4400-5), concedida
al diario El País dice:10
En Homo Deus, también recomendado por Bill Gates,14 argumenta que todas las
estructuras políticas o sociales competidoras pueden ser vistas como sistemas de
procesamiento de datos: «El dataísmo declara que el universo consiste en flujos de
datos y que el valor de cualquier fenómeno o entidad está determinado por su
contribución al procesamiento de datos».15
Harari plantea que «podemos interpretar que toda la especie humana es un sólo
sistema de procesamiento de datos, siendo cada uno de los seres humanos un chip».16
Después argumenta que el conjunto total de la historia del ser humano puede leerse
como un proceso de mejora de la eficiencia de este sistema incrementando el número
y variedad de procesadores/chips del sistema, incrementando el número de conexiones
entre procesadores e incrementando la libertad de movimiento junto con las
conexiones existentes. Se puede leer una forma resumida de este argumento en el
artículo de Harari en la revista Wired en 2016.17
Harari llega a argumentar que el dataísmo, como cualquier otra religión, tiene
mandamientos prácticos. Un dataísta debería desear «maximizar el flujo de datos
mediante la conexión de cada vez más y más medios»18 y cree que la libertad de la
información es «el mayor bien de todos». Harari también plantea que Aaron Swartz,
quien se suicidó en 2013 después de ser procesado por liberar centenares de miles
de artículos científicos del archivo en línea JSTOR de forma gratuita, podría ser
denominado el «primer mártir» del dataísmo.
Yuval Noah Harari en 2017. Según Harari, para el dataísta el flujo de información
es el valor supremo y la libertad de la información es «el mayor bien de todos».
Según Harari,
Aumento del número de procesadores. Una ciudad de 100.000 habitantes tiene más
potencia de cómputo que un pueblo de 1.000 habitantes.
Aumento de la variedad de procesadores. Diferentes procesadores podrían emplear
maneras diversas de calcular y analizar datos. Por lo tanto, emplear varios tipos
de procesadores en un único sistema podría aumentar su dinamismo y creatividad: una
conversación entre un campesino, un sacerdote y un médico podría producir ideas
nuevas que nunca aparecerían en una conversación entre tres cazadores-recolectores.
Aumento del número de conexiones entre procesadores. Tiene poco sentido aumentar
únicamente el número y la variedad de procesadores si están poco conectados entre
sí. Es probable que una red comercial que conecte diez ciudades produzca más
innovaciones económicas, tecnológicas y sociales que diez ciudades aisladas.
Aumento de la libertad de movimientos a lo largo de las conexiones existentes.
Conectar procesadores apenas es útil si los datos no pueden fluir libremente.
Construir carreteras entre diez ciudades no será muy útil si están plagadas de
ladrones o si algún déspota autócrata no permite que comerciantes y viajeros se
muevan como deseen.
El dataísmo como religión
Los dataístas creen que todo lo bueno (incluido el crecimiento económico) depende
de la libertad de información. De modo que si queremos crear un mundo mejor, la
clave es liberar los datos.20
La religión emergente más interesante es el dataísmo, que no venera ni a dioses ni
al hombre: adora los datos.
Yuval Noah Harari. Homo Deus: Breve historia del mañana, Ed. Debate, 2016, ISBN
978-1945540943.
En el último capítulo de Homo Deus: Breve historia del mañana, titulado "La
religión de los datos", Harari expone cómo al igual que el capitalismo, el dataísmo
empezó como una teoría científica neutral, pero ahora está mutando en una religión
que pretende determinar lo que está bien y lo que está mal. El valor supremo de
esta religión es el "flujo de información". Si la vida es el movimiento de
información y si creemos que la vida es buena, de ahí se infiere que debemos
difundir y profundizar el flujo de información en el universo. Según el dataísmo —
continúa Harari—, las experiencias humanas no son sagradas y Homo sapiens no es la
cúspide de la creación y el precursor de algún futuro Homo Deus. Los humanos son
simplemente herramientas para crear el Internet de Todas las Cosas, que podría
acabar extendiéndose fuera del planeta Tierra para cubrir toda la galaxia e incluso
todo el universo.
Este sistema cósmico de procesamiento de datos será como Dios. Estará en todas
partes y lo controlará todo, y los humanos están destinados a fusionarse con él.
Para Harari, la tecnorreligión más audaz buscará "cortar del todo el cordón
umbilical humanista". Tal tecnorreligión "prevé un mundo que no gire alrededor de
los deseos y las experiencias de ningún ser humanoide. ¿Qué puede sustituir los
deseos y las experiencias como origen de todo sentido y autoridad? En 2016,
únicamente una candidata está sentada en la sala de espera de la historia,
aguardando la entrevista de trabajo. Esta candidata es la información."
Gates responde que "el dataísmo no ayuda a organizar las vidas de las personas,
porque no tiene en cuenta el hecho de que las personas siempre tendrán necesidades
materiales. Incluso en un mundo sin hambrunas ni enfermedades, seguiríamos
valorando el ayudar, interactuar y cuidar los unos de los otros."
Críticas
Al comentar sobre la caracterización de Harari del dataísmo, el analista de
seguridad Daniel Miessler23 cree que este no presenta el desafío a la ideología del
humanismo liberal que Harari dice, porque los humanos serán capaces de creer
simultáneamente en su propia importancia y en la de los datos.24