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Nehiesmy Navarro Araya 1

Democracia y capitalismo: Un matrimonio que legitima la consolidación de las élites


costarricenses en el poder estatal

“La burguesía ha hecho de la dignidad personal


un simple valor de cambio”.- Karl Marx (1848).

Las élites buscan el poder como fin porque ya poseen el poder como medio. Parte de
ese poder es el propio sistema político, el cual le sirve a los burgueses como plataforma para
adquirir mejor posición en el estrato social. Las fallas de la democracia se le pueden atribuir,
en grandes rasgos, a las instituciones constitutivas de la misma; por ejemplo, los partidos
políticos. Esto por dos razones: Son entidades inoperantes, u operan pero solo a favor de muy
pocos (los verdaderamente privilegiados). El Estado de la República de Costa Rica enfrenta
grandes retos. Los obstáculos que nos separan del desarrollo integral tienen que ver con un
modelo de producción opresor y socavante de las libertades psíquicas del proletariado.
Además, la estrecha relación entre el capitalismo y la “democracia fallida” o democracia
corrupta, hace posible la alienación política.
El capitalismo y la democracia costarricense, tan unidos como en un matrimonio,
tienen la particularidad de consolidar a las élites no solo en el dominio económico del país,
sino también en la esfera política. Eso genera, en palabras de Blanco (2010), una fuerte
política corporativa compuesta por redes de poder, y controlada por los sectores
empresariales y sus respectivos tecnócratas. Sucede, no por casualidad, que estos grupos de
poder se encuentran insertos en los partidos políticos.
La economía, según Pignataro & Treminio (2019), es un tema de valencia en la
nación. Esto quiere decir que la estabilidad monetaria y la economía personal preocupan
enormemente a los costarricenses. Los autores señalan que esta valencia reluce cuando se
valora la retrospectiva de la gobernanza. Esto es así porque tanto la política como la
economía son “fuerzas sociales históricas concretas, que se encuentran imbricadas, actúan y
deciden con recursos de poder, estrategias discursivas, estrategias de dominación y
legitimación extraordinariamente complejas” (Blanco, 2010, p. 164).
En otras palabras, los costarricenses exigen gobernantes que mejoren la situación
monetaria. Por ello, en las pasadas elecciones buscaron, (al menos en la primera etapa),
partidos políticos cuyos planes de gobierno incluyeron medidas resolutivas en esta materia
(Pignataro & Treminio, 2019). En este punto cabe resaltar que el pueblo está agotado de
pagar el 20% en las tasas de interés, hartos de las políticas fiscales y monetarias que no han
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resultado del todo eficientes, y sobre todo desesperados por el empleo nunca resuelto
(Barquero, 2011).
Es entonces, donde aquellos partidos políticos que a lo largo de los años han tenido
como socios a los mencionados tecnócratas, se aprovechan de la buena voluntad y de la
necesidad del pueblo para formular proyectos de ley presupuestarios y tributarios. Proyectos
que, se supone, deberían beneficiar a todos los ciudadanos, y por esto obtienen su apoyo. No
obstante, la realidad es que a largo plazo, solo enriquecen a los que ya se encuentran en la
cúspide del poder.
Estos burgueses ven la democracia como un mero trámite, como un proceso que
legitima su control sobre el aparato estatal. Es necesario criticar el tráfico de influencias que
ejercen los empresarios sobre las instituciones que conectan al pueblo con el gobierno.
Blanco (2010), asegura que el Partido Liberación Nacional (PLN) y el Partido Unión
Social Cristiana (PUSC), han concedido por años, cargos de administración pública a socios
de corporaciones, tales como la Academia de Centroamérica, la empresa Consultores
Económicos y Financieros Sociedad Anónima (CEFSA) y la Coalición Costarricense de
Iniciativas de Desarrollo (CINDE). Con esto, queda en evidencia que las instituciones
públicas responden a intereses del sector privado.
Urge señalar que el CINDE ha sido respaldada por la Agencia para el Desarrollo
Internacional (AID) de Estados Unidos (Blanco, 2010); lo que causa gran revuelo en medida
que los partidos políticos con mayor incidencia en la historia de la gobernación, no sólo han
perpetuado las élites, sino que también se han dejado manipular por fuerzas extranjeras
neoimperialistas. No deberíamos celebrar la independencia en un día como hoy, 15 de
septiembre, cuando descubrimos que los políticos del país son títeres de intereses ajenos:
marionetas del liberalismo norteamericano.
El liberalismo es el hijo pródigo del matrimonio entre el capitalismo y la democracia.
Es la condena para los pueblos latinoamericanos que están cayendo en la derecha radical
populista. La socialización política de Costa Rica divide al país entre conservadores y
progresistas (Gómez, 2015), y los gobernantes que fuerzan la implementación de dichas
políticas neoliberales, ponen en riesgo la participación y economía activa de los trabajadores
del país.
De acuerdo con Madriz (2020), la pobreza podría alcanzar entre el 24% y el 29% de
la población por causa de la cuarentena y el COVID-19 en el presente año. ¿Quién está
defendiendo los intereses de ese sector? Es totalmente racional dudar que sean los diputados
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relacionados con la burguesía empresarial. Estas personalidades lo único que hacen es


aumentar la brecha de la desigualdad.
En cuanto a los partidos políticos desapegados de tal aberración, se espera que pronto
culmine su proceso de reconfiguración para que así retomen el liderazgo, de la mano de
aquellos marginados e históricamente olvidados. Por ahora, lamentablemente, son
“organizaciones partidarias débiles y poco preparadas para la acción política coordinada, lo
cual suma mayor incertidumbre al sistema político y a los gobiernos de turno” (Gómez, 2016,
p. 307).
Ha llegado la hora de presenciar el divorcio entre la democracia y el capitalismo. La
pandemia visibilizó las debilidades de los sistemas políticos de occidente, los cuales se están
transformando en democracias autoritarias. Asimismo, el SARS CoV-2 recalca la necesidad
de distribuir los bienes de producción entre los trabajadores. Los países donde existe la
producción a escala pero con propiedad de sociedades mercantiles, tales como China, Taiwán
y Singapur, han demostrado que la integración y la equidad siempre serán ventajas político-
económicas contra los fenómenos sin precedentes (Žižek, 2015).
Costa Rica, y Latinoamérica en general, debe dejar de culpar a los organismos
financieros internacionales por el caos económico interno. Debe enfrentar su realidad y tomar
las decisiones correctas para solucionar todos los daños causados.
En ese sentido, cabe mencionar que aunque el Estado ha optado por la ruptura del
monopolio con el fin de abrirse y competir en el mercado (Barquero, 2011), se ha equivocado
al creer que tal ruptura disminuiría las injusticias sociales o que generaría mayor empleo. Por
el contrario, si una empresa monopolística le pertenece a los trabajadores, los resultados a
largo plazo son cuantificables en el sentido positivo de la palabra, ya que el capital
acumulativo va a ser su herencia y habilitará su sistema de pensiones y/o jubilación (Marx,
1848).
De esta forma, se asegura que todo el capital pertenezca justamente a quienes lo
ganan por su labor y que no quede en manos de aquellos que no han trabajado; ilusos
oligarcas que se creen dueños de todo, cuando no son dueños ni de su conciencia.

En conclusión, el Estado debería buscar ser una unidad parcial de los individuos y
debe optar por representar la voluntad general del pueblo. Mientras Costa Rica continúe
permitiendo que la política corporativa gobierne, no habrá esperanza de progreso.

Referencias:
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Barquero, A. (2011). Política económica en Costa Rica: Un análisis en retrospectiva.


Ciencias económicas, 29 (1), 97-136.
Blanco, R. (2010). Partidos Políticos, redes corporativas y formación de gabinetes en Costa
Rica: 1986-2010. Revista Ciencias Sociales, 130 (1), 161-172.
Gómez, S. (2015). La organización partidaria importa: una aproximación a los partidos
políticos costarricenses. Revista Derecho Electoral, 2 (20), 276-308.
Madriz, A. (4 de mayo de 2020). Pobreza en Costa Rica podría alcanzar al 29 % de la
población, señala estudio de la UCR. El Periódico Costa Rica.
https://elperiodicocr.com/pobreza-en-costa-rica-podria-alcanzar-al-29-de-la-
poblacion-senala-estudio-de-la-ucr/
Marx, K. (1848). Manifesto Comunista. San José, Costa Rica: Editorial Alma Mater.
Pignataro, A. & Treminio I. (2019). Reto económico, valores y religión en las elecciones
nacionales de Costa Rica 2018. Revista de Ciencia Política, 39 (2), 239-264.
Žižek, S. (2015). Democracy and Capitalism Are Destined to Split Up [video].
YouTube. https://youtu.be/AXVEnxtZe_w

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