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Sobreendeudamiento del Consumidor

Por Adriana Besso(*)

1.- Uno de los temas que nos debe de preocupar en la actualidad es el referido al sobreendeudamiento
del deudor civil, que se vio incrementado durante los últimos meses como consecuencia de la crisis
financiera que afecta alos consumidores y, particularmente, a aquellos que se han visto imposibilitados
de abonar préstamos en sus diferentes modalidades.
Esta situación se maximiza en los casos en que el préstamo está garantizado con una hipoteca que reace
sobre la vivienda habitual o por una prenda que recae sobre el cocheque es usado como modalidadde
trabajo, siendo su medio de subsistencia.

También esta situación aflige cuando una persona presenta un déficit económico por deudas contraídas
por el consumo de bienes y servicios, lo que puede conducir al sobreendeudamiento del consumidor o la
insolvencia familiar.

La problemática del crédito y del consumo no es nueva en el ámbito de la protección del consumidor y
los antecedentes en nuestra región latinoamericana son, aunque no extensos, sí significativos. Valga
señalar como ejemplo que todas las leyes de defensa del consumidor han incorporado en sus textos
regulaciones relacionadas con el crédito al consumo y que la reciente oleada de reformas a dichas leyes
se ha extendido respecto a un punto clave como lo es la información y condiciones de oferta de créditos.
Asimismo, se han sancionado leyes específicas vinculadas con el tema, como las de tarjetas de crédito y
las de crédito en general.

El endeudamiento del consumidor se define como un estado de exceso de deudas, que no implica
necesariamente el incumplimiento de sus obligaciones que llevan a situaciones de ingresos insuficientes
para cubrir necesidades básicas.
La condición del consumidor sobreendeudado se da por encontrarse en crisis o bancarrota, siendo que
su salario se ve mermado con retenciones diversas, resultando el remanente insuficiente para solventar
sus necesidades vitales diarias.

Al menos el consumidor carece de activos y si los posee, éstos son mínimos y su capacidad económica
para generar ingresos y/o retribuciones de su trabajo son insuficientes para una vida digna.

El sobreendeudamiento se desencadena cuando el consumidor contrae una serie de obligaciones


crediticias que al final del mes no puede pagar con sus ingresos mensuales.

En otras palabras, el sobreendeudamiento ocurre “cuando el ingreso de la persona, restando las


obligaciones básicas, no alcanza para pagar la deuda” (Alcaíno y Gutiérrez).

El concepto de préstamo responsable no debe implicar un “derecho al crédito” si la evaluación de la


solvencia es positiva, ni un impedimento al mismo si el informe es negativo.

Los diferentes autores al referirse al tema manifiestan, por una parte, la orientación hacia el consumo
exorbitante en lo que se ha llamado “sociedad de consumo”; y por otra parte, la ausencia de una
normativa que garantice a la persona física, consumidor, seguridad jurídica al momento de verse incurso
en una situación de sobreendeudamiento.

A veces se tiende a obtenerpréstamos por unanecesidad que genera la sociedad actual. Y por tanto, en
ese contexto, nos debemos de preguntar, ¿Condiciona la sociedad de consumo al consumidor?Entiendo
quesí.

El consumo, en esos casos, se convierte en consumismo, porque hay un flagelo que es la publicidad. La
publicidad, guste o no guste, entra en la cabeza.

La publicidad está estudiada de manera tal de llegar al público objetivo al cual está destinado. Hay hasta
publicidades (según estudios en Estados Unidos) que son subliminales, y que están prohibidas, y son
aquellas que condicionan a su destinatario.

La neurociencia ahora está estudiando todos estos fenómenos porque por algo hay gente que después
de que compró piensa, ¿para qué quiero esto? ¿para qué lo compré?. O curre que algunas personas van
a tiendas y supermercados aa comprar una cosa y adquieren siete. ¿Por qué ocurre esto?. La publicidad
y la sociedad crean los estímulos para esas conductas.

2.-En el Derecho comparado, en las últimas décadas ha surgido un gran interés por legislar sobre el
Derecho del consumidor, sin embargo, aún existe cierta imprecisión para su delimitación, en tanto es una
disciplina reciente, incorporada incluso por algunos autores a los llamados “derechos de la tercera
generación”. Ni siquiera existe unanimidad para definir a quién debe considerarse como consumidor.

En consecuencia, su protección en la regulación del llamado sobreendeudamiento tampoco ha logrado


materializarse de forma uniforme.

Se dice que el Derecho del consumidor empieza a desarrollarse en el mundo jurídico en los años 60, a
partir del reconocimiento del status de consumidor en el célebre discurso pronunciado por el Presidente
de los Estados Unidos de América, John F. Kennedy, el 15 de marzo de 1962, y de las incipientes
relaciones de consumo que comenzaron a perfilarse y que hicieron posible diferenciarlas de las
tradicionales relaciones jurídicas civiles o comerciales.

Entonces tenemos que para algunos autores Estados Unidos inicia la legislatura con la primera Ley de
Defensa del Consumidor, mientras que, para otros, fue a partir del Tratado de Roma, en 1957, en el cual
se hace referencia a los consumidores, en todo caso fue en 1972 que la Asamblea Consultiva del Consejo
de Europa editó la Carta Europea de Protección al Consumidor, 9 y en 1985 se aprueban Directrices para
la Protección del Consumidor en la Resolución Nº 39/248 dictada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas.

Las Directivas de la Comunidad Europea, no dan respuesta a una armonización legislativa de la


protección que merece el consumidor sobreendeudado. No se ha abordado desde un punto de vista
comunitario su protección integral.

Podemos decir que es la la Directiva 2008/48/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa a los
contratos de crédito al consumo, que hizo mención en su considerando 26, al endeudamiento excesivo
procurando orientar las bases del otorgamiento de préstamos al consumo responsable, aun cuando no
da soluciones al sobreendeudamiento.

Tampoco lo hizo la Comisión de Defensa del Usuario y del Consumidor del Parlamento Latinoamericano
durante la 5ta. sesión Ordinaria realizada en Panamá el 04 de mayo de 2006, en la cual presentó un
proyecto de Ley Marco de Defensa del Usuario y Consumidor.
2.1.- En América Latina y en particular en los países del MERCOSUR, el acceso al crédito ha fluctuado
entre la casi inexistencia de este mecanismo hasta el escenario actual donde predomina una fuerte
oferta de créditos y una inducción al endeudamiento.

La historia de los créditos ofrecidos a los consumidores, tanto en el aspecto del acceso a los mismos
como en el relacionado a las situaciones en las cuales las deudas pasan a ser un serio problema para el
desarrollo personal y familiar ha seguido en los países latinoamericanos un derrotero similar que
presenta características comunes. Es así como es posible identificar estadios iniciales en los cuales el
acceso al crédito estaba relacionado con el acceso a la vivienda – y de allí el auge de bancos e
instituciones financieras principalmente del Estado que entregaban préstamos con garantía hipotecarias
a plazos extensos y con tasas de interés que podríamos llamar “sociales” -, los cuales dieron pie luego a
un escenario muy diferente, primero con el constante aumento de la masividad del acceso a las tarjetas
de crédito, un mundo al que unos treinta años atrás sólo accedían los estratos sociales con ingresos
medios altos y altos, y que hoy ha derivado en la entrega indiscriminada de plásticos y al nacimiento de
tarjetas emitidas por comercios o redes comerciales que financian las compras en las tiendas.

Este fenómeno está asociado de manera directa al aumento del riesgo de endeudamiento dentro de
parámetros que podríamos denominar alarmantes.

En este cuadro, el bienestar de los consumidores se pone en riesgo al producirse situaciones peligrosas
como son las relacionadas con el sobreendeudamiento de las personas y de las familias, lo que conlleva
a crisis sociales tanto en el ámbito privado como en el público.

En el ámbito del Mercosur, nada se establece en la normativa comunitaria acerca del


sobreendeudamiento. No obstante, se cuenta con una Ley Modelo de Insolvencia Familiar para América
Latina y el Caribe del 2011, elaborada por Consumers International, la cual en su artículo 1º establece un
procedimiento administrativo y judicial que permite a las personas usuarias de productos y servicios
financieros que se encuentren en situación de insolvencia celebrar un acuerdo de pago con sus
acreedores y cumplir así con sus obligaciones pecuniarias pendientes de naturaleza no comercial.
Asimismo, busca promover la recuperación de la economía familiar o personal, normalizar su situación
financiera, y evitar cualquier situación de exclusión social o laboral persiguiendo el desarrollo de una
cultura de acceso al crédito responsable, a través de la información y la educación financiera. Quedando
sometidas a la ley, las personas usuarias de servicios financieros y los proveedores de dichos productos o
servicios.
2.2.- En Uruguay, la situación del sobreendeudamiento del consumidor no ha sido objeto de estudios
particulares ni de medidas administrativas ni legales destinadas a prevenirlo ni a contrarrestarlo.

El deudor civil queda sometido al Código General del Proceso y al Código Civil, en cuanto el artículo 2 de
la Ley de Declaración Judicial de Concurso y Reorganización Empresarial Nº 18387 del 23 de octubre de
2008, dispone su aplicabilidad a todas las personas jurídicas, comerciales o civiles.

Destaca de la norma la incorporación del principio del fresh start americano estableciendo la cancelación
de la deuda residual aun cuando al largo plazo de 10 años, limita los privilegios de créditos laborales y
fiscales, que tienden a evadir al principio de colectividad, en forma casi unánime en todos los
ordenamientos.

Por su parte, la ley que regula la protección al consumidor, Ley de Relaciones de Consumo Nº 17250, del
año 2000, reglamentada por el Poder Ejecutivo mediante el decreto 244/00, publicado en el Diario
Oficial el día 31 de agosto del 2000 no considera el sobreendeudamiento.

La Ley Nº 18.507 promulgada por el Poder Ejecutivo el 26 de junio de 2009 creó un procedimiento ágil
para que el Poder Judicial, a través de los Juzgados de Paz, reciban y atiendan los reclamos presentados
por los consumidores, donde no requiere patrocinio legal, derivados de relaciones de consumo que no
superen las 100 Unidades Reajustables.

2.3.- En Chile, a partir del 09 de enero de 2014, entró en vigencia la Nueva Ley de quiebras, Ley de
Reorganización y Liquidación de Activos de Empresas y Personas con un plazo de 9 meses (octubre) para
entrar en funcionamiento, aplicable tanto al deudor civil como al comerciante, sin embargo, ha sido
duramente criticada en cuanto no da respuesta al sobreendeudamiento del consumidor o la quiebra
familiar.

La principal norma sobre defensa del consumidor es la Ley Nº 19.496 de 2004 que establece los deberes
y derechos que tienen mutuamente productores y consumidores.

2.4.- En Perú, la Ley Nº 29571, Código de Protección y Defensa del Consumidor de octubre 2010,
contiene normas de obligatorio cumplimiento sobre el deber de información e idoneidad de los
proveedores, disposiciones sobre contratos de consumo y la prohibición de utilizar cláusulas abusivas,
métodos comerciales coercitivos, entre otros.
Disponiendo además de la Ley Nº 28587, Complementaria a la Ley de Protección al Consumidor en
Materia de Servicios Financieros. También Perú en 2012 propone la “Ley de Insolvencia Familiar” a fin de
brindar una segunda oportunidad mediante un procedimiento conciliador siguiendo el modelo francés, a
los consumidores o usuarios del sistema financiero en situación de sobreendeudamiento por causa
excepcional.

2.5.- Brasil, siendo uno de los más avanzados en la materia, dispone del Código de Protección y Defensa
del Consumidor Ley Nº 8078 de 11 de septiembre de 1990, incluyendo a personas físicas y jurídicas, y en
materia concursal, la Ley Nº 11.101 del 09 de febrero de 2005, sobre Recuperación Judicial y Extrajudicial
y Quiebra del Empresario y de Sociedad Empresaria, aplicable únicamente a empresarios, sean personas
físicas o jurídicas, lo cual ha sido mayoritariamente criticado, no obstante no regula el
sobreendeudamiento del consumidor.

2.6.- Ahora bien, independientemente de las diferentes tendencias anteriormente citadas, Estados
Unidos y la mayoría de los países europeos, regulan el sobreendeudamiento del consumidor, ya sea
desde el ámbito del Derecho de la Insolvencia como desde el ámbito del Derecho del consumidor, al
contrario de lo que sucede en el Derecho Latinoamericano, aun cuando los proyectos mencionados
buscan la posibilidad de regular a través de un régimen diferencial -con la promulgación de leyes
especiales- el sobreendeudamiento del consumidor.

Por lo cual, si bien es cierto, una parte de la doctrina internacional justifica la regulación del
sobreendeudamiento del consumidor dentro del ámbito del Derecho concursal, tomando en cuenta que
el consumidor va a enfrentarse a una pluralidad de acreedores -aun cuando la posibilidad del
procedimiento concursal con un único acreedor ya ha sido aceptada- y que en la mayoría de los
ordenamientos jurídicos la aplicabilidad exclusiva hacia los comerciantes ha desaparecido prácticamente,
con lo cual el deudor civil forma parte del presupuesto subjetivo en el procedimiento concursal; no
obstante, se comienza a reclamar la necesidad de un procedimiento especial para las personas físicas
que obtienen sus ingresos del trabajo personal (en relación de dependencia o no) y con escaso o nulo
activo, por resultar evidente que los procedimientos concursales, no dan respuesta satisfactoria a todos
los intereses involucrados en el concurso personal o familiar de los consumidores.

Es así que en legislaciones como Estados Unidos, Alemania, Italia, entre otros, resulta un común
denominador la regulación de la situación del sobreendeudamiento del consumidor, desde el ámbito del
régimen de la insolvencia, con la posibilidad de liberación, condonación o repactación de la deuda
residual o discharge, en virtud del cual, todas las obligaciones anteriores quedan automáticamente
extinguidas, reconocido para los deudores que cumplan determinados requisitos de honestidad y buena
fe, teniendo derecho a un nuevo comienzo, un fresh start, libre de cargas que la insolvencia anterior le
provocó; pero no puede obviarse que los procedimientos relativos al sobreendeudamiento de los
particulares deben tener un objetivo humanitario, 49 y el mismo solo se cumple satisfactoriamente
solucionando la crisis del consumidor en el ámbito de la regulación de protección y defensa del
consumidor (modelo francés).

3.- Necesito hacer las compras para la semana y me dispongo a revisar cuánto dinero tengo en efectivo y
me doy cuenta que no tengo lo suficiente. Ante esta situación decido utilizar mi tarjeta de crédito y me
dirijo al supermercado para hacer las compras necesarias.

Sé que lo voy a pagar, dentro de 15 o 20 días dependiendo de las fechas, y no me es imposible llegar a
hasta el día que me depositan mi sueldo; sin embargo, no me había dado cuenta que mi recibo de luz
había llegado y lo debo pagar.

Otra vez utilizo mi otra tarjeta de crédito. Continúo utilizando otros medios de crédito financieros hasta
llegar a un sobreendeudamiento por consumo.

El ejemplo recreado nos introduce al tema principal de la rehabilitación financiera de los consumidores y
usuarios sobreendeudados por créditos de consumo.

El consumo exacerbado, es incluso respaldado y potenciado por la publicidad, que invade la sociedad
desde cualquier medio de comunicación, promoviendo el continuo consumo.

Esta sobreproducción descontrolada y la vorágine consumista, no sólo han afectado en el ámbito


político, económico y social, sino que además comienzan a intervenir hasta en aquellos aspectos tan
vitales como lo son el medio que sostiene la vida humana- el medio ambiente-

Evidentemente se genera, en ocasiones, uncírculo vicioso, la persona a veces no tiene esa libertad, pues
es muy fácil criticar al otro y decir, ¿para qué pediste un préstamo?. Y la respuesta puede ser: En ese
momento lo necesité y estaba seguro que lo iba a poder pagar. Pero en ese momento no se consideran
diversas situaciones como que pudo haberle ido mal económicamentea la persona, pues perdió el
trabajo o se enfermó.Y en ese contexto, la persona pierde el rumbo y no encuentra solución.

No tenemos un sistema como en otros países. Por ejemplo, ¿qué pasa si a una empresa le va mal? Puede
pedir un concordato. Se pedirá el concurso y se le hará una quita, una espera. Se buscará una forma para
que pueda salir y pagar a los acreedores y además para salvar la empresa. Pero esto no se aplica al
particular. Hay una exclusión del consumo y exclusión social.
4.- Se debe tomar en cuenta que el sobreendeudamiento tiene un matiz claramente financiero, y voces
autorizadas indican que “el endeudamiento excesivo se produce, cuando el nivel de deuda de un
individuo no es sostenible en relación con los ingresos actuales y los recursos adicionales recaudados por
la venta de activos reales o financieros” , en concordancia con ello podemos decir que una persona ya
sea natural o jurídica estará sobreendeudada siempre y cuando la deuda obtenida exceda a la
posibilidad de pagar y aun teniendo bienes, no tener la capacidad suficiente de pago. De esta manera se
genera un problema en las finanzas personales sociales.

En ese orden de ideas, al integrar el sobrendeudamiento del consumidor o usuario, nos encontramos
ante la figura del consumidor sobreendeudado, esto en palabras de Anchaval, es “aquella persona física,
destinatario final del producto, que se encuentra imposibilitado de cumplir con aquellas obligaciones
asumidas como consecuencia de su actuar”, sin embargo no basta esta definición, pues no indica si dicha
persona está endeudada o no, por ello Anchávalseñala que el consumidor sobreendeudado “es aquella
persona física, que atraviesa una situación duradera de imposibilidad de pagar el conjunto de deudas
exigibles o no, que las haya contraído en el marco de la buena fe y originadas en relaciones de consumo”,
con esta definición se aterriza y se es más explícito respecto de las circunstancias, en que se encuentra el
consumidor-usuario, pero para el presente estudio, nos hemos direccionado a la persona natural o física,
pues ésta es la que más sufre al tratar de reinsertarse al mercado económico-financiero.

En otro sentido, pero en alineación, se debe integrar un elemento el concepto de insolvencia, que no es
lo mismo que estar sobreendeudado, ya que la insolvencia es un estado económico, en el cual el deudor
se encuentra por no poder cumplir regularmente sus obligaciones exigibles.

En opinión propia, la insolvencia tiene que ver con la situación jurídica en relación a la falta de
cumplimiento de las obligaciones dinerarias a la que se haya comprometido el deudor, en donde éste, no
tenga la posibilidad de pagar o extinguir la obligación por temas de escasez de recursos económicos. Con
ello se quiere decir que el sobreendeudamiento es un elemento de la insolvencia.

Es así, que podemos decir, que hay una relación estrecha (vinculante) entre la insolvencia y el
sobreendeudamiento.

Es posible sostener que el sobreendeudamiento no se establece como un emergente problema social,


sino más bien se vincula únicamente a una problemática individual y/o personal que sólo se remite a la
insolvencia financiera, empero es posible asociarla también con repercusiones familiares, sociales e
incluso laborales, además de desequilibrios en la salud. Esto ha quedado demostrado en una encuesta
realizada en EE.UU que “mostró que las personas más endeudadas triplicaban los problemas digestivos,
dolores de cabeza y, migraña respecto de los menos endeudados” (González)

4.1.- En países como España, Colombia y Chile, se han tomado medidas para una rehabilitación
financiera de consumidores-usuarios sobreendeudados por créditos en especial los de consumo.

Es oportuno que nuestro país (Uruguay) tome como ejemplo esas regulaciones, es decir que debe existir
una posición a favor de estas personas que se han endeudado por créditos de consumo en el sistema
financiero.

Con ello no se quiere incentivar que el Estado deba asumir un rol protagónico y paternalista sobre los
ciudadanos, por el contrario debe asumir un rol, en el cual ayude a que las personas naturales
internalicen estos problemas de una mejor manera, es decir que la función que deba cumplir el Estado,
es que estos problemas se resuelvan en una esfera privada y luego frente a una solución poco probable,
fijar una regulación específica.

Es importante que el mercado primero entre a regularse por sí solo y después que el Estado se vincule a
éste, de manera que genere confianza en la ciudadanía.

Hemos de advertir que el Estado no debe olvidar ese rol de preventor debiendo a modo de comentario,
existir un control ex ante o previo a los contratos de créditos de consumo, debiendo esta prevención ser
del Estado y no de gobierno.

En concordancia con todo lo indicado, cabe preguntarse, nuevamente, cuál es la importancia de abordar
el tema de la rehabilitación financiera.

La razón se encuentra en que hoy en día, como ya se mencionó, el mundo se compone de la interacción
económica de las personas, además, cada vez es más común la bancarización de las actividades
económicas, entre ellas la de consumo, ello podría decirse que no es relevante, sin embargo es
trascendental para el crecimiento de la sociedad y como personas no cabe excluir a cierto grupo de la
población.

Ahora bien, echemos un vistazo a cómo abordan la rehabilitación financiera aquellos países donde se ha
regulado el tema.
En España, la rehabilitación financiera se regula en el Real Decreto 1/2015. En esta norma la
rehabilitación de las personas se considera como un mecanismo de segunda oportunidad, esto funciona
en la medida que “una persona física, a pesar de un fracaso económico empresarial o personal, tenga la
posibilidad de encarrilar nuevamente su vida e incluso de arriesgarse a nuevas iniciativas, sin tener que
arrastrar indefinidamente una losa de deuda que nunca podrá satisfacer.

Al profundizar el estudio del fenómeno y en el afán de desbrozar el concepto, la doctrina suele distinguir
el llamado sobreendeudamiento activo del sobreendeudamiento pasivo.

5.- El sobreendeudamiento activo se refiere a una situación de base, originaria.

El particular acude al financiamiento y se endeuda en exceso. El deudor contrae más obligaciones de las
que puede afrontar. Esta especie comprende tanto a aquellos que incurren en esta práctica de modo
deliberado y hasta doloso -computando la posibilidad de transitar un procedimiento de insolvencia
posterior- como a aquellos que, de modo irreflexivo, sin hacer las debidas previsiones, sin asesorarse y
hasta en forma negligente, asumen obligaciones que exceden su capacidad de pago. Subyace en este
subtipo, un juicio de reproche sobre la conducta desplegada por el deudor.

El sobreendeudamiento pasivo es el que se desencadena como consecuencia de acontecimientos


sobrevenidos al nacimiento de las obligaciones asumidas por el deudor y por causas no imputables al
particular afectado. Entre ellos, se ha considerado conveniente distinguir, a su vez, los sucesos directos
(la pérdida del empleo, la jubilación, el fallecimiento de un miembro de la familia cuyo aporte era
indispensable para la economía familiar, la enfermedad del deudor o la de uno de los integrantes del
grupo familiar -que altera las previsiones presupuestarias-, el divorcio del deudor, el nacimiento de hijos
no esperados -especialmente los casos de partos múltiples-, etc.) de los llamados sucesos indirectos (el
otorgamiento de garantías a familiares o afines que luego se ejecutan, afectando la economía doméstica
del particular, etc.).

Nos preguntamos, en efecto, si aquellas variables vinculadas a las causas del endeudamiento excesivo
-culpable o fortuito/inculpable- deben condicionar la decisión del legislador.

6.- Pensamos si acaso sólo merece la atención de los operadores jurídicos aquel consumidor
sobreendeudado por causas sobrevenidas y ajenas a su voluntad o si las políticas públicas y la regulación
del fenómeno han de contemplar también al consumidor que cae en esta situación de modo irreflexivo y
hasta deliberado. Consideramos que los dispositivos que se diseñen para prevenir el
sobreendeudamiento deben tener al consumidor y a su familia, como destinatarios, sin restricciones, y
que las medidas de saneamiento y rehabilitación especiales –y cuyo diseño se propugna- estarán
destinadas a aquellos que justifiquen el merecimiento de las mismas.
En nuestra opinión se venía vislumbrando que luego de esta crisis y de la pandemia habría un aumento
descontrolado y desbalanceado del crédito.

Si bien ya venía de otras crisis, pero aquí el sistema financiero ha salido a ofrecer todo tipo de préstamos
al consumidor de todas las maneras posibles.

Es más, está en la génesis y en el basamento de ella que se haya abusado de la oferta de créditos a los
consumidores sin contrapartidas necesarias y hasta obligatorias: información adecuada, capacitación
constante, represión de prácticas abusivas y de violaciones a derechos básicos de los consumidores,
ordenamiento del mercado y, sobre todo, control de las actividades de bancos y de empresas financieras,
avance en la legislación protectora de los derechos de los consumidores en relación a sus finanzas y en la
solución de los problemas de endeudamiento y sobreendeudamiento.

Podemos señalar que es tiempo de extraer experiencias y conclusiones de esta crisis que nos permita
reducir sus efectos negativos para la mayoría de los afectados – si no para todos – y a la vez obtener
enseñanzas que eviten situaciones similares en el futuro. Es fundamental que se entienda que detrás de
promedios y estadísticas hay personas, que ninguna mano invisible del mercado vendrá a poner orden y
a encausar su derrotero sino que serán las acciones concretas y correctas de aquellos que tienen la
responsabilidad de conducir los destinos de los países y del mundo lo que hará que el bienestar de los
consumidores sea una realidad y no una mera quimera.

Estamos ante un mercado que acusa rasgos de irresponsabilidad en el otorgamiento de los créditos de
consumo, lo que es el resultado de la conjunción de, al menos, tres factores: por un lado, una facilitación
exacerbada e inducida del acceso a los créditos de consumo y a medios de crédito; por otro las prácticas
y cláusulas abusivas en los contratos; y, por último, la exclusión y fragilidad de amplios sectores de la
población que buscan posibilidades de acceso al mercado de consumo.

Ante esta situación es indispensable implementar acciones que promuevan un crédito responsable. O
sea, un crédito que se concede con criterios correctos y racionales, donde el consumidor puede hacer
una elección que cuente con información clara sobre las condiciones y las consecuencias no sólo de lo
que implica asumir un crédito sino también de lo que ese crédito significará para el futuro de esa
persona o familia, y donde existan mecanismos que permitan que las personas puedan salir de
situaciones extremas que afecten su ámbito familiar, laboral y social.
En este último sentido, es imperioso que de la misma manera en que se ha expandido la oferta de
créditos y se ha potenciado por parte de los estados y de la banca y el comercio esa oferta, existan
también mecanismos que auxilien y pongan a salvo de situaciones que se generen por el uso
inconveniente de esos créditos, ya sea a través de amplios programas de educación e información a los
consumidores como de legislación que los ampare cuando esas infortunadas situaciones acaecen.

Es por ello que, si se quiere lograr un ambiente de esta naturaleza, la información y la educación, están
llamadas a jugar un rol principal. La información que actualmente reciben los consumidores en relación
con los créditos de consumo proviene casi exclusivamente de los datos y la publicidad que realizan los
bancos y otras entidades financieras.
Se trata de una información que, en muchos casos, es poco clara y carece de la objetividad,
transparencia y suficiencia que exigen las leyes de protección del consumidor.

Si a la ausencia de una información responsable se agrega la insuficiente oferta de programas o políticas


que se orienten a capacitar al consumidor en aspectos relacionados con el manejo de sus finanzas y del
presupuesto familiar, es evidente que estamos ante un cuadro donde la posibilidad que un consumidor
llegue a situaciones de endeudamiento insostenible tiene una alta probabilidad.

(*) Abogada por la Universidad de la Frontera (UFRO), Chile, de la República Oriental del Uruguay.
Consultora especializada en temas de defensa de derechos de consumidores y usuarios, brindando
asesoramiento a entes gubernamentales, estudios jurídicos y organizaciones de los derechos del
consumidor en diferentes países. Master en Educación Financiera.
Conferencista y organizadora en diferentes cursos y seminarios de la especialidad en distintos países.
Presidenta de la Asociación Nacional de Defensa en los derechos de Consumidores y Usuarios y
Presidenta Internacional Defensa Derechos del Consumidor de la República Oriental del Uruguay.
Consultora del Banco Interamericano de Desarrollo, Consultora de Naciones Unidas. Asesora en
diferentes Asociaciones de la materia en Chile y España. Trabaja en temas puntuales en Consumer
International, organismo de derechos del consumidor con sede en Santiago de Chile para América Latina
y sede en Londres para el resto del mundo. Miembro integrante de la Fundación de España para
Consumidores. Participa activamente en el Instituto de Derecho Comercial de la Universidad de Chile en
cuestiones sobre consumidores y usuarios. Es miembro de nuestra A.A.J.C.
Citar: elDial DC2D63
Publicado el: 05/03/2021
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