Está en la página 1de 29

Universidad Yacambú

Facultad de Humanidades
Núcleo Araure
Intervención y Tratamiento Psicológico Escolar (THT-1144)
Sección MC01M0S 2020-2
Prof. Manuel F. Colmenarez Álvarez

T2 - Trastornos del neurodesarrollo expuestos en el DSM-V explicando los


cambios de dichos trastornos con respecto al DSM-IV R y la forma de intervenir
cada uno desde el ámbito del psicólogo escolar

Tarea Semana 2
Realizar un Informe

Yosangi Mui Hps-162-00552 v-27672370

Jun, 2020
TRASTORNOS DEL NEURODESARROLLO EXPUESTOS EN EL
DSM-V - CAMBIOS DE DICHOS TRASTORNOS CON RESPECTO AL DSM-
IV R

El DSM-IV es una clasificación categorial que divide los trastornos mentales en


diversos tipos basándose en series de criterios con rasgos definitorios. MEN: El
DSM-5 salió a la luz en mayo de 2013, generando gran expectativa y controversia por
sus cambios e inclusiones, como la eliminación de los ejes diagnósticos, la
organización del manual en un modelo de “ciclo vital”, la aparición de nuevas
entidades y el ajuste en los criterios de diagnóstico de muchos trastornos.
Los Trastornos del neurodesarrollo “Cambios más importantes”.
• Trastorno del Espectro Autista remplaza al TGD e incluye muchos
especificadores y severidad
• Se incluye el Trastorno de Comunicación Social
• Se consolidan los trastornos del aprendizaje, pero incluyendo los
especificadores para los déficits en lectura, escritura y expresión.
• El trastorno de discapacidad intelectual remplaza al de retraso mental.

Es importante reconocer, que la clasificación previa de los diagnósticos


psiquiátricos (DSM-IVR) tenía una serie de limitaciones, por eso era necesario buscar
una mejor nosología psiquiátrica. Las limitaciones más notables del DSM-IVR eran
entre otras: Altas tasas de comorbilidad entre los diagnósticos, un uso masivo y
extendido de los diagnósticos “no especificados” y una creciente incapacidad para
integrar los diagnósticos del DSM con los hallazgos de la investigación genética y
neurobiológica.
Qué se va a observar en los cambios y que se explican:
1-Se hace una división de la sección de Trastornos afectivos en dos unidades
2-En la categoría de los Trastornos depresivos, el duelo no excluye el
diagnóstico de depresión
3-El espectro Obsesivo Compulsivo, una nueva categoría diagnóstica
4-Los Trastornos somatomorfos sufrieron múltiples modificaciones: En primer
lugar
5-Los Trastornos de personalidad mantienen los mismos subtipos y clusters
6-El trastorno requiere una especificación en función de la gravedad, que se
hace en función del nivel adaptativo y no en función del CI
7-Aparición del retraso global del desarrollo
..otros...
Trastornos del neurodesarrollo expuestos en el DSM-V

A lo largo de la historia de la medicina ha quedado clara la necesidad de


confeccionar una clasificación de los trastornos mentales, pero siempre ha habido
escaso acuerdo sobre qué enfermedades deberían incluirse y sobre cuál sería el
método óptimo para su organización. Las muchas nomenclaturas que se han creado
durante los últimos dos milenios se han diferenciado en su distinto énfasis sobre la
fenomenología, etiología y curso, como rasgos definitorios.
Un primer cambio es la desaparición de los ejes diagnósticos. Los autores han
sustentado el cambio argumentando que se debió en gran parte a su incompatibilidad
con los sistemas de diagnóstico en el resto de la medicina, así como el resultado de
una decisión de colocar los trastornos de la personalidad y la discapacidad intelectual
al mismo nivel que los otros trastornos mentales.
Si bien por un lado tener un sistema multiaxial nos diferencia aún más del resto
de las especialidades médicoquirúrgicas, que suelen ignorar dicha clasificación y
enfocarse en el eje I únicamente; por otro lado, ha permitido que los pacientes sean
considerados de manera integral y única cuando se realiza una valoración
psiquiátrica.
Además, para quienes el sistema multiaxial es importante, los autores aportan
soluciones como emplear un diagnóstico de código V correspondiente (o en la lista
del CIE-10 de código Z) en lugar del eje IV y en vez del puntaje GAF del eje V, se
puede emplear la escala de discapacidad de la OMS (WHODAS 2.0), que se
encuentra en la sección III del DSM-5.
Esta última escala parece un poco más cercana a la realidad que el puntaje GAF
del DSMIVr que implicaba una mayor subjetividad por las descripciones de los
requisitos necesarios para obtener cada puntaje.
El DSM-5 está configurado en 3 secciones. El orden de los capítulos en la
Sección II refleja un enfoque de “ciclo vital”, con los trastornos más frecuentemente
diagnosticados en la infancia al comienzo del manual, el primer capítulo es sobre los
trastornos del neurodesarrollo, y al final del manual se encuentran los trastornos más
frecuentes en las personas de edad avanzada, tales como los trastornos
neurocognitivos.
Se considera que este diseño es más organizado con respecto al anterior y
permite una lectura más estructurada.
Algunos sistemas han incluido sólo unas cuantas categorías diagnósticas; otros
han incluido miles. Es más, la diversidad ha diferido también en función de que su
objetivo principal fuese clínico, de investigación o estadístico. Debido a que la
historia de la clasificación es demasiado extensa para ser resumida aquí, nos
ocuparemos únicamente de aquellos aspectos que han conducido directamente al
desarrollo del MANUAL DIAGNÓSTICO Y ESTADÍSTICO DE LOS
TRASTORNOS MENTALES (DSM) y a las secciones de «Trastornos mentales» en
las diversas ediciones de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).
En el DSM-IV no se asume que cada categoría de trastorno mental sea una
entidad separada, con límites que la diferencian de otros trastornos mentales o no
mentales. Tampoco hay certeza de que todos los individuos que padezcan el mismo
trastorno sean completamente iguales.
El clínico que maneje el DSM-IV debe considerar que es muy probable que las
personas con el mismo diagnóstico sean heterogéneas, incluso respecto a los rasgos
definitorios del diagnóstico, y que los casos límite son difíciles de diagnosticar, como
no sea de forma probabilística. Esta perspectiva permite una mayor flexibilidad en el
uso del sistema, presta más atención a los casos límite y pone énfasis en la necesidad
de recoger mayor información clínica adicional que vaya más allá del diagnóstico.
En reconocimiento a la heterogeneidad de los casos clínicos, el DSM-IV
incluye series de criterios politéticos, en los cuales sólo se necesita presentar unos
pocos síntomas de la amplia lista general (p. ej., el diagnóstico de trastorno límite de
la personalidad requiere sólo 5 de los
9 rasgos definitorios)
Cambios en trastornos con respecto al DSM-IV
El propósito del DSM-IV es proporcionar descripciones claras de las categorías
diagnósticas, con el fin de que los clínicos y los investigadores puedan diagnosticar,
estudiar e intercambiar información y tratar los distintos trastornos mentales.
Hay incorporación de nuevos trastornos: El DSM-5 no es ajeno a esta polémica.
Ya sucedió con el DSM-IV, manual para el cual de 94 nuevos diagnósticos sugeridos,
el grupo de trabajo finalmente agregó sólo 2, pero esto no impidió la aparición
inesperada de 3 modas diagnósticas dirigidas por el mercado (9).
El DSM-5 incorporó nuevos diagnósticos como el Trastorno por atracones,
cuya amplia e incluyente definición parece que aumentará el número de consultas y
derivaciones de personas que comen en exceso, se cree que incluirá un 6% de la
población general.
Asimismo, el nuevo Trastorno de desregulación destructiva del estado de
ánimo, cuya finalidad es reducir el diagnóstico de trastorno bipolar en la infancia,
probablemente conducirá al etiquetamiento de los niños con otra entidad nosológica,
pasando simplemente de tener un diagnóstico a otro (11-12), y cuyo llamativo
nombre no deja de ser polémico.
Además, el paso del apéndice B al cuerpo principal del DSM-5 del Trastorno
disfórico premenstrual también genera controversia, por el posible manejo
farmacológico que implica un diagnóstico nuevo, explicado probablemente por
cambios hormonales fisiológicamente normales. Sin embargo, estudios
epidemiológicos y clínicos han mostrado consistentemente que algunas mujeres
experimentan un patrón de síntomas desagradables que inician en la fase lútea del
ciclo menstrual y terminan rápidamente después del inicio de la menstruación, con
prevalencias medias del 5% en la población general.
Se hace una división de la sección de Trastornos afectivos en dos unidades, una
en Espectro bipolar y trastornos relacionados y la otra en Trastornos depresivos. Este
cambio nos parece que resalta la importancia de separar estas entidades en categorías
diferentes, reconociendo la heterogeneidad que implicaba el término “Trastorno del
estado de ánimo”.
Además, se añadió un especificador de “síntomas de ansiedad” tanto para las
secciones Bipolar y Depresiva, lo cual debería fomentar la atención que merece este
dominio de síntomas y reconocer que esta comorbilidad es bastante frecuente.
• En la categoría de los Trastornos depresivos, el duelo no excluye el
diagnóstico de depresión. Este es quizás uno de los cambios más polémicos. Si bien
los autores han esgrimido múltiples razones para omitir dicha exclusión,
consideramos que la nota aclaratoria que intenta resolver esta difícil distinción entre
duelo y depresión mayor puede resultar insuficiente para el clínico en formación y
podrá llevar a la medicalización innecesaria de una de las experiencias más
comúnmente vividas por todos los seres humanos, especialmente dado que hay
mucha variabilidad individual y cultural en su afrontamiento.
Quizá si queremos eliminar el estigma y los prejuicios que hay alrededor de la
patología psiquiátrica, incluso desde otras ramas de la medicina, es importante evitar
patologizar situaciones normales.
• El espectro Obsesivo Compulsivo, una nueva categoría diagnóstica,
consideramos que reconoce la creciente evidencia que estos trastornos están relacio
nados entre sí en términos de una serie de validadores de diagnóstico.
De hecho, al ser incluido como un subtipo de trastorno de ansiedad, el
Trastorno Obsesivo Compulsivo muchas veces veía reducida su complejidad a la
aparición o no de síntomas ansiosos, desconociendo sus demás diferencias con los
otros trastornos de este grupo. Además, los especificadores de “insight” para el TOC
creemos que han quedado redefinidos de una manera más clara en términos
diagnósticos y terapéuticos.
Los Trastornos somatomorfos sufrieron múltiples modificaciones: En primer
lugar, su nombre cambia por Trastornos por síntomas somáticos, al parecer por el
interés de evitar términos peyorativos y que refuercen el dualismo cartesiano
“mente/cuerpo”. Además, dado que en el DSM-IV, se produjo un solapamiento
significativo entre todos los trastornos somatomorfos y una falta de claridad acerca de
suslímites, se han eliminado los diagnósticos de Trastorno de somatización,
Hipocondriasis, Trastorno por dolor y el Trastorno somatomorfo indiferenciado.
Se considera que este cambio si bien hace una nosología más simplificada,
puede etiquetar como enfermos mentales a muchos individuos con enfermedades
médicas que manifiesten una preocupación y sufrimiento más allá de lo esperable,
que en sistemas de salud como el nuestro puede ser simplemente la consecuencia de
una falta de atención oportuna. Es evidente que se requerirá formación clínica,
experiencia y un juicio basado en las orientaciones como las contenidas en el DSM-5
para reconocer cuando los pensamientos, sentimientos y conductas del paciente son
indicativos de un trastorno mental que pueda beneficiarse de un tratamiento enfocado.
Los Trastornos de personalidad mantienen los mismos subtipos y clusters en la
sección I. Sin embargo, la sección III incluye un enfoque alternativo para el
diagnóstico de trastornos de la personalidad que se llama Modelo dimensional
categórico híbrido alternativo. Este modelo mixto posee una serie de niveles
jerárquicos distintos que permite un diagnóstico categorial y una aproximación al
detalle dimensional sirviéndose de un conjunto de procedimientos estadísticos que se
conocen como análisis factoriales.
¿Qué cambios observamos respecto al DSM-IV?
-Denominación discapacidad intelectual, antes retraso mental.
- Inicio en el periodo de desarrollo, antes inicio antes de los 18 años.
- Las habilidades adaptativas se dividen en conceptuales, sociales y prácticas.
- El trastorno requiere una especificación en función de la gravedad, que se
hace en función del nivel adaptativo y no en función del CI, argumentando que el
nivel adaptativo es el que determina el nivel de apoyos requerido.
- Aparición del retraso global del desarrollo. Menores de 5 años que no
cumplen los hitos evolutivos, pero que no pueden ser evaluados. El diagnostico debe
ser revisado.
- Discapacidad intelectual de gravedad no especificada cuando la inteligencia
del sujeto no puede ser evaluada con los test convencionales.

Una concepción errónea muy frecuente es pensar que la clasificación de los


trastornos mentales clasifica a las personas; lo que realmente hace es clasificar los
trastornos de las personas que los padecen. Por esta razón, el texto del DSM-IV (al
igual que el texto del DSM-III-R) evita el uso de expresiones como «un
esquizofrénico» o «un alcohólico» y emplea las frases «un individuo con
esquizofrenia» o «un individuo con dependencia del alcohol.
Cambios en trastornos con respecto al DSM-IV R
¿Qué consecuencias puede tener este nuevo trastorno (comunicación social) en
nuestra práctica diaria?
- Trastorno que puede confundirse con TEA/Tdh/…
- Parece como si SCD sea esencialmente un cambio de nombre de TGD-ne.
-Trastorno “más fácil” de informar a los padres.

¿Qué cambios observamos respecto al DSM-IV?


- Unificación del trastorno mixto receptivo-expresivo y el trastorno expresivo
en trastorno del lenguaje.
- Habla de lenguaje en todas sus modalidades (hablado, escrito, lenguaje de
signos u otro).
- Inicio de los síntomas en las primeras fases del desarrollo.
- Las dificultades no son atribuibles a condiciones médicas ni neurológicas.
- Tartamudeo pasa a trastorno de la fluidez de inicio en la infancia
(tartamudeo).
- Nuevo trastorno de comunicación social pragmática.

Explicando los cambios de dichos trastornos con respecto al DSM-IV R y


la forma de intervenir cada uno desde el ámbito del psicólogo escolar
¿Qué cambios observamos respecto al DSM-IV?
- Los trastornos son similares, pero agrupados en un solo diagnóstico.
- Amplia los criterios para la evaluación.
- Se puede utilizar dislexia o discalculia como términos alternativos, pero se
debe especificar cualquier dificultad adicional presente, como dificultad de
comprensión de la lectura o del razonamiento matemático.
- Procedimiento de registro. Se debe registrar cada una de las áreas académicas
y subaptitudes afectadas del trastorno
FORMA DE INTERVENIR en TRASTORNOS DEL
NEURODESARROLLO EXPUESTOS EN EL DSM-V y DSM-IV R DESDE
EL AMBITO DEL PSICOLOGO ESCOLAR

El término «trastorno mental», al igual que otros muchos términos en la


medicina y en la ciencia, carece de una definición operacional consistente que
englobe todas las posibilidades. Todas las enfermedades médicas se definen a partir
de diferentes niveles de abstracción —como patología estructural (p. ej., colitis
ulcerosa), forma de presentación de los síntomas (p. ej., migraña), desviación de la
norma fisiológica (p. ej., hipertensión) y etiología (p. ej., neumonía neumocócica).
Los trastornos mentales han sido definidos también mediante una gran variedad
de conceptos (p. ej., malestar, descontrol, limitación, incapacidad, inflexibilidad,
irracionalidad, patrón sindrómico, etiología y desviación estadística). Cada uno es un
indicador útil para un tipo de trastorno mental, pero ninguno equivale al concepto y
cada caso requiere una definición distinta.
Las personas, cuando presentan alguna dificultad de orden psicológico
(conductual, cognitivo o emotivo), encuentran en el psicólogo clínico una alternativa
de atención profesional. El terapeuta tiene la encomienda de escuchar el discurso del
cliente, usuario o paciente para comprender su problemática, para ello hace uso de
diferentes instrumentos y técnicas como test psicológicos, entrevista y observación.
Una vez reunida la información, la ordena según el enfoque teórico al cual
pertenezca, permitiéndole trazar directrices de actuación.
Psicólogo escolar DSM-V y DSM-IV R
Evaluación, diagnóstico e intervención terapéutica son momentos continuos y
que se entrecruzan en el ejercicio de la terapia psicológica. Estos aspectos se pueden
identificar independientemente de la postura teórica, la diferencia está en la linealidad
o no de éstos según la perspectiva.
Estos criterios de diagnóstico proporcionan un lenguaje común entre los
distintos profesionales (psiquiatras, psicólogos clínicos e investigadores de las
ciencias de la salud) que se dedicna a la psicopatología, estableciendo claramente los
criterios que los definen y ayudando a asegurar que el diagnóstico sea preciso y
consistente.
En general, el DSM es el sistema de clasificación de trastornos mentales con
mayor aceptación, tanto para el diagnóstico clínico como para la investigación y la
docencia y es importante tener presente que siempre debe ser utilizado por personas
con experiencia clínica, ya que se usa como una guía que debe ser acompañada de
juicio clínico además de los conocimientos profesionales y criterios éticos necesarios.
Estas categorías se aplican a presentaciones en las que predominan los
síntomas característicos de un trastorno del desarrollo neurológico que causan
deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento, pero que
no cumplen todos los criterios de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica
del desarrollo neurológico.
Según el manual el TDAH se carcateriza por la presencia de una triada
sintomática caracterizada por hiperactividad, impulsividad e inatención. Los síntomas
se presentan de modo heterogéneo en uno u otro paciente, con mayor o menor
intensidad para uno u otro componente de la triada.
De esta heterogeneidad se desprenden los 3 subtipos de TDAH descritos en el
DSM-IV-TR:
 TDAH de predominio inatento (si durante los últimos 6 meses se encuentran
presentes los criterios A1, sin la presencia de los criterios A2).
 TDAH de predominio hiperactivo-impulsivo (si durante los últimos 6
meses se encuentran presentes los criterios A2, sin la presencia de los criterios
A1).
 TDAH de tipo combinado (si durante los últimos 6 meses se encuentran
presentes los criterios A1 y A2)
 Existe un cuarto subtipo "TDAH no especificado" que se usa cuando existe
prominente sintomatología de inatención, hiperactividad/impulsividad sin
reunir los criterios exigidos.
PSICOLOGO ESCOLAR DSM-V y DSM-IV R Evaluación, diagnóstico e
intervención terapéutica
Tratamiento psicopedagógico
El tratamiento debe centrarse en aquellos aspectos deficitarios detectados en la
evaluación previa. No obstante, La reeducación no sólo hay que hacerla sobre el
síntoma identificado sino entendiendo al niño como expresión de un conjunto único
de diferentes factores culturales, familiares, emocionales, etc.
El tratamiento debe estructurarse como un proceso continuo de mejora, desde
los aspectos más simples a los más complejos, para facilitar la reorganización del
proceso o procesos deteriorados. A este respecto normalmente suele ser conveniente
empezar por corregir, desde los inicios de la escritura, la postura junto con una
adecuada prensión y presión del lápiz sobre el papel.
Debe efectuarse respetando las características propias de cada caso y poniendo
más énfasis en aquellas dificultades que se manifiestan de forma más severa.

El tratamiento debe efectuarse en las siguientes áreas:


a) Psicomotriz:
Hay que utilizar ejercicios perceptivo-motores que comprendan:
-Actividades para el conocimiento del esquema corporal, presentando especial
atención a la simetría , las coordenadas espaciales arriba-abajo, delante-detrás,
derecha-izquierda en relación con el propio cuerpo, y el conocimiento de los dedos.
-Actividades que aumenten la coordinación viso-motriz, y proporcionen un
sentido del ritmo y del equilibrio.
-Ejercicios de orientación espacial, ya fuera del esquema propioceptivo, y de
organización temporal en conexión con el ritmo.

b) Cognitiva:
Ejercicios de simbolización, que suponen ir trasladando los aprendizajes desde
un plano concreto hasta uno abstracto, donde se mueve el cálculo:
-Sustitución paulatina de la manipulación directa por representaciones gráficas,
y éstas por símbolos determinados (números, signos, etc.).
-Aumento del vocabulario, sobretodo del relacionado con la matemática hay
que hacer hincapié en las manifestaciones escritas, en el aprendizaje y utilización de
signos matemáticos, en la disposición escrita de las operaciones, etc.
-Hay también que trabajar la atención (en especial la atención sostenida) y la
memoria (memoria de trabajo, memoria inmediata, etc.) como funciones básicas.

c) Pedagógica:
Se efectuarán ejercicios específicos de cálculo, centrándonos en las siguientes
adquisiciones:
Noción de Cantidad, que engloba asociación, número-objeto, conservación de
la materia, con cantidades continuas y discontinuas, y reversibilidad, como base para
la realización de operaciones.
Cálculo concreto, escrito, mental: primero, contar, unir, separar, clasificar, etc.,
con objetos, luego con dibujos, escritura de números, sistemas de numeración,
realización de operaciones con apoyos materiales. Iniciación al cálculo mental con
cantidades pequeñas.
Tratamiento
Los métodos de intervención en el lenguaje han variado desde el trabajo directo
con el niño, en situaciones estructuradas, a otras formas más naturales basadas en el
juego y en su propio ambiente con implicación de los familiares.
Como objetivo general siempre hay que buscar estimular y motivar al niño para
que participe activamente. Desde este punto de vista no se trata tanto de insistir en
que el niño hable o comprenda adecuadamente, sino de crear las condiciones para que
el lenguaje tenga lugar de forma espontánea.
El tratamiento más formal de los diferentes trastornos suele efectuarse a través
de la intervención logopédica. Hoy en día disponemos de numeroso material de
apoyo visual e informático que ofrecen un contexto más amigable para los niños y,
por tanto, mejorar su motivación en la consecución de los diferentes objetivos
marcados.

En los trastornos de pronunciación o fonológicos, la intervención directa del


logopeda con el niño en sesiones estructuradas es muy eficaz. El tratamiento incluye
un entrenamiento en la producción de sonidos mediante ayudas visuales
(gesticulación manual o símbolos que ilustran la forma correcta de pronunciar) y la
imitación del modelo (logopeda). También se incluyen ejercicios para resolver las
confusiones entre diferentes fonemas.
Respecto a los otros trastornos del lenguaje (expresión, comprensión o mixto)
parece que la mejor opción, en general, pasa por combinar el tratamiento logopédica
individual con la intervención mediada por la familia. En este último caso, el
logopeda o profesional, tras identificar el problema y marcar los objetivos, instruye a
los padres en diferentes habilidades para aplicarlas en casa con el niño.
Otro trastorno del desarrollo neurológico especificado
Esta categoría se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por comunicar
el motivo específico por el que la presentación no cumple los criterios de ningún
trastorno del desarrollo neurológico especifico. Esto se hace registrando «otro
trastorno del desarrollo neurológico especificado» y a continuación el motivo
específico (p.e. trastorno del desarrollo neurológico asociado a exposición
intrauterina al alcohol).
Trastorno del desarrollo neurológico no especificado
Esta categoría se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no
especificar el motivo del incumplimiento de los criterios de un trastorno del
desarrollo neurológico especifico e incluye presentaciones en las que no existe
suficiente información para hacer un diagnóstico más específico (p.e. en el ámbito de
urgencias)

El proceso de revisión para su próxima versión (DSM-5), pretende guiarse por


una serie de principios:
1. La prioridad más alta es la "utilidad clínica", es decir, haciendo que el manual
sea útil a la hora de diagnosticar y tratar a las personas con trastornos
mentales.
2. Las revisiones deberán basarse en la evidencia científica.
3. Cuando sea posible, se respetará la continuidad con la anterior edición, DSM-
IV-TR, con el fin de evitar todo entorpecimiento.
¿Cómo afectará esta nueva edición al TDAH?
La publicación de la 5ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (DSM-5) se tiene como uno de los eventos más esperados en el
campo de la salud mental. Como indica el grupo de trabajo para el desarrollo del
DSM-5 su publicación está prevista para mayo de 2013.
El grupo de trabajo para el desarrollo del DSM-5, exponiendo el texto-borrador
en su página web anteriormente mencionada, abrió su puertas a posibles comentarios
por parte de los profesionales de la salud, pacientes, familiares y otros durante un
período abierto de seis semanas desde junio de 2012 con el fin de realizar un continuo
examen y poder perfeccionar dicho texto.
Encontrándonos en estos momentos bajo el cierre de consulta del mismo, los
posibles cambios que realizara el grupo de trabajo del DSM-5 respecto al TDAH
podrían ser:
 Clasificación del TDAH dentro de los trastornos del desarrollo neurológico
junto a los trastornos del espectro autista, dificultades en la comunicación,
dificultades de aprendizaje y dificultades intelectuales.
 Eliminación de los subtipos de TDAH (tipo con predominio del déficit de
atención, tipo con predominio hiperactivo-impulsivo y tipo combinado).
 Se está considerando la posibilidad de crear un nuevo trastorno denominado
"trastorno por déficit de atención".
 Reducir la edad requerida de comienzo hasta los 5 años.
 Permitir el diagnóstico basado sólo en la presencia de síntomas, no
requiriendo discapacidad.
 Reducir a la mitad el número de síntomas requeridos para adultos.
 Permitir el diagnóstico de TDAH en presencia de autismo. 
 Aparecer criterios nuevos específicos para el TDAH adulto que van a ser
cualitativa y cuantitativamente diferente al TDAH infantil.
 Además de la sintomatología clásica se van a valorar aspectos como el
funcionamiento ejecutivo y la función social.
 Tendremos que esperar a la próxima y esperada publicación de este
importante manual de diagnóstico de los trastornos mentales para comprobar
realmente cuales son los cambios definitivos.

Algunas novedades del DSM5 para el contexto escolar


Las siglas DSM, significan Manual De diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales, junto con el Código Internacional de Enfermedades (CIE-11)
elaborado por la Organización Mundial de la Salud, son los dos catálogos más
importantes a la hora de clasificar los trastornos mentales.
Recientemente (2016-2017) se ha publicado la quinta edición, esta nueva
edición trae un nuevo enfoque y una serie de novedades respecto a su predecesor, el
DSM IV TR (DSM 4ª Edición, Texto Revisado).

Para comenzar con este recorrido de las novedades del DSM 5, a modo de
comentario les informo que el manual, ha modificado el esquema en el que se
presenta cada uno de los trastornos. Es una presentación más didáctica y más
ilustrativa.
A continuación, listo algunas de las cambios más significativos:
La primera de las novedades del DSM 5 respecto a sus antecesores, es un
cambio de estructura del manual y en cómo se presentan los trastornos. Brinda un
enfoque basado en el desarrollo, de esta forma los trastornos que se diagnostican con
más frecuencia en los niños aparecen al principio del manual y los trastornos más
aplicables a adultos mayores se presentan al final.
Se integran hallazgos científicos de la neurociencia y de nuevas asociaciones
genéticas. En la mayoría de los trastornos se presenta un espectro de identificadores
que van desde aspectos neurológicos, genéticos, a las exposiciones ambientales más
comunes que pueden hacer más vulnerable a la persona.
Centrándonos en el contexto escolar, una de las novedades del DSM 5 se refiere
a la discapacidad intelectual dejándose de usar el término anterior: retraso mental,
sustituido por discapacidad intelectual o trastorno del desarrollo intelectual.
-El primer criterio alude a deficiencias en las funciones intelectuales, pero con
una valoración más cualitativa, frente a la valoración cuantitativa más detallado en el
DSM IV, en el que se señalaban aproximadamente dos desviaciones típicas por
debajo de la media o el cociente intelectual inferior de 70. Además, el cociente
intelectual no es ahora la referencia principal para sus especificaciones.
-Se habla de una referencia estandarizada en la conducta adaptativa respecto al
desarrollo y a las características socioculturales. La referencia principal para las
diferentes especificaciones, leve, moderado, grave y profundo, ya no es el Cociente
Intelectual, sino el funcionamiento adaptativo y el nivel de apoyo requerido, éste es
uno de los cambios más relevantes.
-Para los que nos dedicamos al diagnóstico y evaluación psicopedagógica, este
cambio tiene importantes implicancias a la hora de poner más peso en la evaluación
de la conducta adaptativa y de necesitar instrumentos estandarizados para valorarla.

-El retraso global del desarrollo es otra de las novedades del DSM-5 para el
contexto escolar. Nos brinda una categoría diagnóstica a lo que hasta ahora se ha
llamado retraso madurativo.
-Otra de las novedades es el trastorno generalizado del desarrollo (TGD) el cual
desaparece como categoría diagnóstica englobándose en los trastornos del espectro
autista. Esto tiene importantes implicaciones:
-Hay un cambio conceptual que ya era manejado por muchos especialistas: se
pasa de hablar de diferentes trastornos englobados en el conjunto de los trastornos
generalizados del desarrollo, a hablar de un espectro, lo cual implica un continuo con
diferentes niveles de gravedad.
-Desparecen categorías diagnósticas como el Síndrome de Asperger, el
trastorno desintegrativo infantil o el trastorno generalizado del desarrollo no
especificado.
-Los niños se sitúan dentro del espectro autista en función del deterioro en los
dos criterios diagnósticos principales: la comunicación social y los patrones de
comportamiento restringidos y restrictivos. De esta forma se establecen grados de
gravedad en esos dos criterios, centrados en el nivel de ayuda que requieren.
-Las novedades del DSM 5 también afectan a los trastornos de la comunicación
estableciéndose una única categoría diagnóstica nueva. El trastorno del lenguaje que
de alguna manera viene a sustituir al trastorno del lenguaje expresivo y al trastorno
mixto del lenguaje receptivo-expresivo que aparecía en la anterior edición, el DSM
IV. Desde el punto de vista clínico, el trastorno del lenguaje del DSM 5, es la
categoría que englobaría el llamado Trastorno Específico del Lenguaje, TEL.
-Dentro de los trastornos de la comunicación se establece una novedosa
categoría: el trastorno de la comunicación social. Se centra especialmente en los
aspectos pragmáticos del lenguaje. Para muchos orientadores y clínicos, diferenciar
este trastorno de los trastornos del espectro autista será en muchas ocasiones una tarea
complicada, ya que comparten muchas características, la diferencia está en la
presencia o no de patrones de comportamiento restringidos y restrictivos. El trastorno
de la comunicación social se caracteriza por una dificultad con el uso social del
lenguaje y la comunicación que causa deficiencias importantes en el funcionamiento
social de la persona. Esta categoría diagnóstica es otra de las novedades del DSM 5.

El TDAH también se ve afectado, en menor medida, por las novedades del


DSM 5. La diferencia no es sustancial. Se especifican y se han actualizado los
síntomas relativos a la inatención, hiperactividad e impulsividad, tanto en niños como
adolescentes. Se han añadido síntomas para identificar en adultos. Ahora se
especifican niveles de gravedad: leve, moderado y grave, tomando como referencia el
número de síntomas y /o el deterioro en el funcionamiento social, escolar o laboral.
También se especifican niveles respecto a la evolución del trastorno.
Los trastornos de la conducta también reciben un nuevo enfoque. Mientras que
en la anterior edición el énfasis se ponía en el comportamiento perturbador, ahora el
enfoque se amplía al control de los impulsos. De esta forma, la categoría que agrupa
diversos trastornos pasa a llamarse trastornos disruptivos, del control de impulsos y
de la conducta y queda excluido de este grupo el TDAH.
Dentro de los trastornos anteriores se encuentra una novedosa incorporación del
DSM 5. el trastorno explosivo intermitente. Viene a cubrir una problemática que
algunos niños y adolescentes presentan y que era complicado ubicarlos dentro de una
categoría diagnóstica. Este trastorno implica un déficit en el control de las emociones,
en arrebatos de ira que son desproporcionados respecto a la provocación o cualquier
factor estresante psicosocial que lo desencadena. El trastorno explosivo intermitente
implica agresión verbal (rabietas, disputas verbales) o agresión física, que no suele
provocar daños materiales o lesiones físicas, en un promedio de dos veces por
semana, durante tres meses.
Los trastornos de ansiedad aparecían divididos en capítulos diferentes: uno de
ellos se refería a los otros trastornos de inicio en la infancia, la niñez y la adolescencia
en la anterior edición. Ahora, una de las novedades del DSM 5 para el ámbito escolar,
es que los trastornos de ansiedad aparecen agrupados en un solo capítulo. Fiel al
enfoque del desarrollo del DSM 5, al que he hecho alusión en la primera de las
novedades, ahora se presentan todos los trastornos de ansiedad, incluidos los que son
más frecuentes de aparecer en la infancia: mutismo selectivo, ansiedad por
separación, etc.
Los trastornos depresivos tienen un carácter más clínico, pero están presentes
también en la escuela, aunque su diagnóstico no suele producirse en el ámbito de la
orientación educativa, sí somos los orientadores profesionales privilegiados para
encontrar signos de sospecha y alarma. Este trastorno forma parte de los trastornos
depresivos:
El trastorno de la desregulación disruptiva del estado de ánimo, es otra de las
novedades del DSM-5. Se ha incorporado para evitar la posibilidad de que el
trastorno bipolar se diagnostique y se trate excesivamente en los niños. Se refiere a
irritabilidad persistente y episodios frecuentes de descontrol conductual extremo en
niños, hasta los 12 años de edad. Por tanto, el rasgo central de este trastorno es una
irritabilidad crónica grave y persistente. Tiene dos manifestaciones clínicas
relevantes: la primera, son los accesos de cólera frecuentes, que tienen lugar en
respuesta a la frustración. Deben ser frecuentes y al menos en dos ambientes. La
segunda manifestación clínica consiste en un estado de ánimo persistentemente
irritable o enfadado, entre los episodios de acceso de cólera.
Trastorno específico del aprendizaje. Los anteriores trastornos de la lectura, del
cálculo, o de la expresión escrita, entre otros, se agrupan en una sola categoría
diagnóstica: el trastorno específico del aprendizaje. La diferencia está en que se
especifican dos aspectos: por un lado, si es con dificultades en la lectura, con
dificultades en la expresión escrita, o con dificultad matemática; y por otro, es
necesario especificar la gravedad actual: leve, moderado y grave, en función del
deterioro y de las necesidades de apoyo.
La edición anterior utilizaba la designación “no especificado”, ahora la nueva
edición, sustituye ese uso por las designaciones “Otro trastorno especificado” y
“Trastorno no especificado”. Esta es otra de las novedades del DSM 5 que quiero
resaltar.
El uso de “Otro trastorno especificado”, se emplea para establecer la razón por
la que el cuadro no cumple los criterios de ninguna categoría específica, dentro de
una clase diagnóstica y se indica la razón por la que no lo cumple: por ejemplo, no se
cumple el criterio de duración, no se cumple el número mínimo de síntomas de un
criterio diagnóstico.
La otra designación, “Trastorno no especificado”, se utiliza cuando no se puede
especificar la razón por la cual no cumple todos los criterios de la categoría
específica, porque no se puede describir con más profundidad el cuadro de
dificultades y por otros motivos que el clínico no quiere reflejar, por ejemplo, en una
consulta de urgencias.
Las 15 novedades del DSM 5 que les he presentado no son una lista exhaustiva.
Por mi condición de psicopedagoga he dejado fuera de esas novedades algunas que
pertenecen más directamente al ámbito de adultos y al ámbito clínico y psiquiátrico,
como por ejemplo las novedades referidas al trastorno bipolar y depresivo.
Como profesionales de la salud y la educación, tenemos el reto de conocer en
profundidad estos trastornos para dignificar nuestra profesión como orientadores,
siendo capaces de detectar la mayoría de las dificultades que afectan a los niños con
los que trabajamos a diario.
El diagnóstico es el paso previo a la intervención, no debemos perder de vista
que lo que hay en juego es el bienestar psicológico de los niños posibilitando adultos
felices y sanos desde el punto de vista mental evitando caer en rótulos y etiquetas que
vulneren sus derechos y arrastren con su personalidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÀFICAS

Flores, J. I.(2010, 27 de diciembre). Guía introductoria para el uso del DSM IV


TR en la práctica de la psicología clínica. Revista PsicologiaCientifica.com, 12(23).
Disponible en: http://www.psicologiacientifica.com/guia-uso-dsm-iv-psicologia-
clinica.
Asociación Americana de Psiquiatría (2014). Guía de consulta de los criterios
diagnósticos del DSM-5.
Silva, F. (2012). Origen y función de los Sistemas de clasificación
Libro Compendio de Psiquiatría de Kraepelin 1883
Precursores del DSM y la CIE (1844). Clasificación estadística de pacientes
mentales institucionalizados
Belloch, A., Sandín,B. y Ramos, F. (2008). "Manual de Psicopatología".
Volumen I. Madrid: McGraw-Hill.
Pichot (). DSM-IV Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
Coordinador general de las ediciones española, francesa e italiana

WEBGRAFÍA
AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION (2011). DSM-5: the future of
psychiatric diagnosis. Disponible en : http://www.dsm5.org
AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION. Disponible en
http://www.apa.org

También podría gustarte