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Fisiología Médica I
2º Grado en Medicina
Facultad de Medicina
Universidad de Sevilla
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
BLOQUE 1 APARATO CARDIOVASCULAR
INTRODUCCIÓN
Podemos considerar las arterias como un sistema de distribución, la microcirculación como un sistema de
difusión y filtración y las venas como un sistema de extracción.
Un dato significativo es que, en cada ramificación del sistema vascular hacia el siguiente nivel de arbori-
zación, la suma del área de sección transversal total de ese nivel de ramificación es la suma de las áreas de
sección transversal por separado de todos los vasos paralelos en dicho nivel. Una ley fundamental al respecto
es que en cada ramificación el área de sección transversal total supera al área de sección transversal del vaso
progenitor. En este proceso de bifurcación el incremento más notable en el área de sección transversal se
produce en la microcirculación.
La magnitud del flujo en un solo vaso, a diferencia del flujo total, varía extraordinariamente. Conside-
rándolo independientemente, el flujo en la aorta es de unos 83 ml/s –el mismo que el gasto cardíaco (∼5
l/min)–, mientras que un capilar típico presenta un flujo de 8 × 10-9 ml/s (8 pl/s), y un promedio de v de
0,03 cm/s.
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conveniente una ramificación en paralelo profusa para irrigar los tejidos que un vaso único de recorrido largo
y tortuoso para esta misma función.
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mento en 16 veces de la resistencia. En la figura de la derecha, el
punto de constricción representa la zona de reducción del radio y,
por lo tanto, de aumento de la resistencia. A partir de esta estre-
chez, por esta razón, la presión cae corriente abajo. No obstante, en la parcela anterógrada –es decir, corriente
arriba–, el fluido se desvía hacia los conductos verticales, de manera que el volumen de líquido en ellos tiende
a proyectarse hacia arriba. Esto ocurre porque aumenta la presión transmural (la que ejerce el líquido hacia
la pared del tubo). Por la misma razón, el volumen de fluido en el tubo vertical después del punto de cons-
tricción baja. En general, en la región posterior al estrechamiento que provoca el tornillo, disminuye el volu-
men (flujo) disponible para esa zona.
Este sistema de canales constituye un símil que representa el modelo de regulación de la presión arterial.
La sangre puede redirigirse hacia la circulación central si aumenta la resistencia de los vasos en la zona peri-
En situaciones de bajada acusada de la tensión por cualquier causa, el organismo disminuye el flujo
de sangre disponible hacia determinados tejidos, como la piel, que puede quedarse horas sin suminis-
tro sin que ello implique un deterioro funcional, y la pone a disposición de tejidos cuyo suministro
es crítico, como el cerebro o el corazón. En este sentido, se puede hablar de territorios prioritarios y
«territorios prescindibles». Esta estrategia la efectúa cerrando las vías que irrigan los órganos no
prioritarios. Así, al aumentar la resistencia, se incrementa el volumen de sangre antes del punto de
estrechamiento.
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capilares. Es observable que, conforme disminuye el diá-
metro vascular, aumenta la resistencia. Por tanto, la re-
sistencia es máxima cuando el diámetro es 7 µm y mí-
nima cuando el diámetro es de 58 µm.
Adviértase que en el eje de las ordenadas la escala
es logarítmica, lo que denota que la relación resisten-
cia-diámetro no es lineal y que el incremento de la re-
sistencia es muy intenso con reducciones escasas del
diámetro. Para una variación de diámetro de 58 a 50
µm, la resistencia varía un 10%. En cambio, de 58 a
26 µm existe una variación del 1000% (de 10 veces) en
VISCOSIDAD DE LA SANGRE
La sangre es un líquido no newtoniano, es decir, su viscosidad no es constante; varía en función de las
dimensiones del tubo y del flujo por el mismo.
La viscosidad implica un incremento de la dificultad de flujo. Se
mide en poise y expresa la resistencia al deslizamiento entre las capas
del fluido. Se debe recordar que la sangre es un líquido que se desplaza
en múltiples capas concéntricas (flujo laminar), donde la capa central es
la más veloz y la periférica, en contacto con el vaso, la que se desplaza
más lentamente. La presión que impulsa la sangre genera el desliza-
miento de unas láminas de sangre sobre otras. En cierta forma, la sangre
se desplaza sobre la propia sangre. La diferencia de velocidad entre capas
se debe a que las capas más próximas a la pared están sometidas a fric-
ción, lo que las enlentece. Esta diferencia de velocidad entre láminas
provoca justamente un roce entre ellas.
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sidad, mayor será también la resistencia de avance del
fluido.
FLUJO TURBULENTO
A pesar de que la modalidad de flujo de sangre es laminar generalmente, en momentos concretos esta forma
de circulación puede desvirtuarse.
Cuando el flujo es elevado y se excede un punto de velocidad crítica, comienzan a producirse cambios
significativos en las características del flujo. Éste se vuelve turbulento, rompiéndose la organización en capas
del líquido, de manera que la sangre discurre de forma caótica. En este escenario, el aumento del flujo es
menos pronunciado y deja de ser proporcional al incremento de la presión, debido a variaciones en la resis-
tencia. Uno de los rasgos más notables del flujo turbulento es que, a diferencia del flujo laminar (silencioso),
En líneas generales, un número de Reynolds por debajo de 2000 determina un flujo laminar; por encima
de 3000, el flujo se vuelve turbulento. A tenor de la ecuación para el número de Reynolds, se deduce que:
A mayor velocidad de flujo, más riesgo hay de que sucedan las turbulencias.
Cuanto mayor sea el calibre de un vaso, tanto más probable será que el flujo se torne turbulento. No
obstante, puede ocurrir también cuando el diámetro se reduce, es decir, en estrechamientos (por ejemplo,
estenosis arterial), debido a que dicha disminución del diámetro aumenta la velocidad de flujo.
El flujo turbulento también puede aparecer como consecuencia de un aumento de la densidad de la sangre.
Cuanto mayor viscosidad presente la sangre, menor será el riesgo de flujo turbulento. La viscosidad refleja
las fuerzas de cohesión que mantienen bien organizadas las capas de sangre.
Como se observa en la figura inferior, cuando surgen los vórtices de las turbulencias, el perfil de la velo-
cidad, antes cónico, se vuelve romo.
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presión de las capas de aire/fluido inferiores –cuya velocidad se mantiene invariable– con respecto a las su-
periores, el gradiente de presión (ΔP) genera una fuerza de succión en sentido superior, que en el caso de los
aviones permite su elevación en el aire durante el despegue.
~ Efecto de Bernoulli aplicado a la circulación
Además de lo explicado en el punto 2.1, el teorema de Bernoulli explica por qué es posible la circulación a
través de las coronarias a pesar de la apertura de la válvula aórtica, cuyas valvas taparían el acceso a las arterias
coronarias.
En la distribución laminar del flujo de sangre, las capas en la proximidad de las paredes de los vasos
circulan a menor velocidad y a mayor presión que las capas centrales. En la raíz de la aorta, este fenómeno
es crucial para que las valvas de la válvula aórtica no ocluyan por completo los orificios hacia las arterias
coronarias, lo que resulta esencial para el mantenimiento del corazón.
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La sangre expelida a gran potencia por el corazón abre la válvula aórtica y sus valvas resultan rechazadas
contra la pared de la aorta, de manera que tienden a cerrar los orificios de las arterias coronarias. Sin em-
bargo, como se ha comentado, las valvas no ocluyen
completamente los orificios coronarios. Eso se debe en
gran medida al gradiente de presión que hay entre la
capa de sangre central del flujo sanguíneo y las capas
en contacto con las valvas de la válvula. La porción de
sangre que circula centralmente tiene mayor velocidad
y menor presión que las capas de sangre en la proximi-
dad de las valvas, que, según el principio de Bernoulli,
tienen menor velocidad y mayor presión en compensa-
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carácter discontinuo del flujo de sangre impulsado por el corazón en un flujo continuo. Cuando la
sangre es propulsada desde los ventrículos durante la sístole, estos vasos se distienden, y durante la
diástole se retraen y propulsan la sangre hacia delante (y también hacia atrás)
Se podría hacer una analogía con un globo: cuando está vacío, se requiere un gran esfuerzo (alta presión)
para insuflar aire en su interior, ya que su pared debe comenzar a distenderse; con un volumen medio de aire,
resulta más fácil llenarlo de aire, es decir, hay que aplicar menos presión, por lo que la complianza es mayor,
y, cerca del límite del estiramiento del globo, próximo a estallar, de nuevo baja la complianza porque el incre-
mento de volumen requiere mucha presión. En una gráfica presión–volumen, se obtendría un trazado sig-
moideo, lo que refleja el comportamiento de la complianza.
Este mismo modelo de comportamiento de la complianza se replica en el sistema circulatorio. Cuando la
presión cae por debajo de un nivel determinado (6–40 mmHg), el vaso se colapsa. La resistencia tiende, en
estas condiciones, al infinito, de manera que hay que aplicar una presión alta para reabrir la luz vascular.
~ Distensibilidad normalizada
Dado que el tamaño sin estiramiento previo de los vasos es variable y conviene considerarlo, es preferible
normalizar el cambio de volumen respecto al volumen inicial no estirado (V0). Este parámetro se denomina
distensibilidad normalizada y se calcula con la siguiente fórmula:
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por elevar la presión arterial (por ejemplo, en una hemorragia severa). La presión crítica de cierre se eleva
hasta 40 mmHg o más y el flujo sanguíneo puede detenerse por completo en la extremidad.
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Reservados todos los derechos.
~ Fibras elásticas y de colágeno
Las fibras elásticas son las responsables del estiramiento de los vasos a presiones normales y constan de
dos componentes: elastina y una matriz de microfibrillas. Cuando cesa la distensión de los vasos, las fibras
elásticas permiten que se recupere la forma original.
Según se observa en la figura:
Las arterias elásticas presentan una alta abundancia de fibras elásticas. Esta proporción disminuye a
medida que las arterias elásticas se ramifican en los tipos sucesivos arteriales, de forma que la abundancia
relativa de fibras elásticas en las arteriolas es baja y muy baja en los esfínteres precapilares.
Los capilares verdaderos no presentan fibras elásticas, sino únicamente una capa células endoteliales.
En el territorio venoso, las fibras elásticas reaparecen a nivel de las venas medianas y las grandes venas,
como la cava. Las vénulas tienen una composición histológica similar a los capilares, basada en células
endoteliales.
En conclusión, las redes de fibras elásticas son abundantes en todos los sitios, salvo en los capilares
verdaderos, en las vénulas y en las anastomosis arteriovenosas.
Por su parte, las fibras de colágeno dan consistencia a la pared vascular y evita su rotura. Disminuyen
en abundancia desde las arterias elásticas hasta los esfínteres precapilares, se ausentan en los capilares y las
vénulas y toman presencia de nuevo en las venas medianas para alcanzar el nivel más alto de todo el sistema
vascular en las grandes venas (cavas). Las fibras de colágeno son menos extensibles que las fibras elásticas.
Como se señaló con anterioridad, las fibras elásticas y de colágeno determinan la distensibilidad y la complianza
de los vasos.
Las arterias tienen una capacidad de volumen baja, pero pueden soportar diferencias de presión
transmurales grandes. Por el contrario, las venas tienen una capacidad volumétrica grande (por eso
actúan de reservorios sanguíneos), pero solo pueden soportar diferencias de presión transmurales
pequeñas. Estas disparidades se deben precisamente a la abundancia relativa diferencial de elemen-
tos estructurales en sus paredes.
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~ Músculo liso
Las células del músculo liso vascular también están presentes en todos los segmentos vasculares, salvo en
los capilares. No contribuyen sustancialmente a la tensión elástica de la pared vascular, determinada fun-
damentalmente por la elastina y por las fibras de colágeno, sino más bien a la tensión activa de los vasos.
En las arterias elásticas, son abundantes y se disponen en espiral, longitudinalmente o de forma trans-
versal (circular).
En las arterias musculares, su proporción es muy alta y están dispuestas en anillos concéntricos.
En arteriolas y esfínteres precapilares, su abundancia es también muy alta, estando el máximo en los
últimos, donde las fibras se disponen circularmente. Por esta razón, los esfínteres precapilares cumplen
la función de desviar el flujo sanguíneo y tienen la capacidad de detenerlo en determinados tejidos.
En el ámbito venoso, como ocurría con las fibras elásticas, las células de músculo liso aparecen a partir
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de las venas medianas y de gran calibre. Su abundancia relativa es muy alta, comparable a la de arterias
musculares, destacando en la vena cava. Esto permite una regulación fina del calibre de los vasos y, por
ende, de la resistencia que oponen al flujo.
~ Grosor de la pared y calibre de los vasos
El grosor de la pared disminuye gradualmente desde la aorta a los esfínteres precapilares en el territorio
arterial. El grosor de la pared es mínimo en los capilares, seguidos de cerca por las vénulas, dado que
esencialmente sólo están formados por la capa endotelial con su membrana basal. Esto resulta esencial
para posibilitar la ruta de intercambio entre la sangre y los tejidos a nivel de los capilares, ya que la difusión
es inversamente proporcional al grosor de membrana (distancia).
Cabe reseñar que la pared de la aorta (2 milímetros) es comparablemente mucho más fina en relación
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los vasos sanguíneos.
Cerca de 2/3 del volumen sanguíneo total reside en las venas sistémicas. Cuando un individuo que está
en decúbito asume una posición de bipedestación, la sangre se desplaza desde los reservorios de volumen
centrales hasta las grandes venas de las extremidades inferiores. Esto tiende a reducir la presión arterial y el
retorno venoso, y, por lo tanto, a disminuir el gasto cardíaco.
En la figura, el tubo en A correspondería a un sujeto en
decúbito y los tubos en B y C a un sujeto en bipedestación,
representado B un sistema circulatorio con alta complianza y
C con baja complianza. Al situarse en posición vertical u or-
tostatismo (B y C), la fuerza de la gravedad actúa sobre la to-
talidad de la columna de líquido (180 cm). Las presiones se-
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Presión impulsora o de perfusión («driving pressure»), en el eje axial, debido al bombeo del corazón. Tiende
a disminuir desde la aorta en adelante.
Presión transmural, en el eje radial, debido a la ΔP dentro y fuera del vaso.
Presión hidrostática, provocada por la densidad de la sangre combinada con la fuerza de la gravedad.
Depende esencialmente de la diferencia de altura (Δh) entre los dos puntos considerados, es decir, la co-
lumna de líquido. Cuanto más alta sea ésta, mayor será el efecto de la gravedad sobre el líquido. Esta forma
de presión actúa aún en ausencia de flujo.
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sistólica (máxima) y diastólica (mínima) del ciclo cardíaco.
La presión arterial media en las arterias sistémicas grandes es de unos 95 mmHg, mientras que el valor
de presión arterial sistólica (correspondiente a la contracción ventricular) es de unos 120 mmHg y el de pre-
sión arterial diastólica (correspondiente a la relajación ventricular) de unos 80 mmHg.
Cabe destacar que la presión arterial media no es la media aritmética de los valores sistólico y diastólico, ya que,
de ser así, entre los valores de 120 y 80 mmHg sería de 100 mmHg. La presión media es, en realidad, el área
bajo la curva (integral) que describe la presión en un solo ciclo cardíaco dividida por la duración de ese ciclo.
Un valor razonable para la presión arterial media es 95 mmHg.
El corazón es el «intermediario» que, consumiendo energía, realiza la transición del sistema de baja
presión a alta presión mediante el bombeo. Esto es fundamental para alejar el riesgo de shock circu-
latorio por baja presión. El corazón debe subir la presión procedente del territorio venoso para
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mantener la apertura de los vasos y que la sangre se distribuya por el territorio capilar para el
intercambio sangre–tejidos.
~ Presiones en bipedestación
Cuando una persona de 180 cm de altura está de pie, al valor de presión media se debe añadir una columna
de líquido de 130 cm de altura (Δh entre el corazón y los pies), tanto en arterias como en venas. Como
una columna de agua de 130 cm equivale aprox. a 95 mmHg (1 mmHg = 1,3595 cm2 de H2O), la presión
media para una arteria en el pie será 90 + 95 = 185 mmHg. Para una vena del pie, en cambio, la presión
media será 5 + 95 = 100 mmHg.
En la cabeza, en cambio, se debe restar una columna de 50 cm (37 mmHg) de sangre de la presión
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existente a ese nivel: la presión en una arteria de la cabeza será 90 − 37 = 53 mmHg. En una vena de la
misma ubicación, será 5 − 37 = − 32 mmHg. El valor negativo implica que la presión en una vena de la
cabeza es 32 mmHg menor que la presión de referencia a la altura del corazón. Por lo tanto, la gravedad
facilita el retorno de sangre cabeza–corazón estando de pie.
En este ejemplo se ha obviado la acción de las válvulas venosas que se verán en el tema 3.
Es muy importante advertir dos aspectos clave en el fenómeno de las presiones:
Aunque los valores de presión en arterias y venas son mayores en el pie que en la cabeza en bipedestación,
la ΔP entre el territorio arterial y el venoso es la misma en ambas regiones extremas: 85 mmHg, puesto
que en la cabeza 53 − (−32) = 85 mmHg, y en el pie 185 − 100 = 85 mmHg. En el corazón la ΔP es de
93 mmHg.
La fuerza de la gravedad no influye prácticamente nada en la presión tisular al estar los tejidos
fuertemente compartimentados (no se crean grandes columnas de líquido).
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noso, se da el proceso contrario.
Se debe recordar que la ramificación en paralelo se
acompaña de una disminución de la resistencia (al au-
mentar el área). Por esta razón, el esfuerzo para mante-
ner la presión en el sistema circulatorio es menor con
la configuración en paralelo.
Resulta destacable que el incremento máximo del
área total coincide con la caída más acusada de la pre-
sión. Esto sucede en las arteriolas, por lo que se consi-
deran las «llaves de paso» del sistema vascular. La pre-
Entre la aorta y los capilares la superficie transversal total aumenta unas 500 veces.
La excepción son los capilares pulmonares, donde los vasos son cortos y tienen resistencia baja y
distensibilidad alta. La pulsación de los capilares sistémicos solo sucede en caso de un aumento
marcado de la presión del pulso (por ejemplo, insuficiencia aórtica o hipertiroidismo) o en casos de
vasodilatación periférica generalizada.
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La velocidad experimenta un proceso casi paralelo a la presión. Es muy alta en las grandes arterias (aorta,
ilíaca, femoral) y cae abruptamente en las arteriolas, incluso a un mayor ritmo que el desplome de la presión
media. Esta disminución de la velocidad tiene lugar en las bifurcaciones masivas de la ramificación arterial.
En el microcircuito capilar la velocidad es mínima, lo cual es un factor esencial para que el intercambio de
la sangre con los tejidos por difusión se produzca de forma apropiada.
Cuando la sangre se incorpora al tramo venoso, la evolución de la velocidad es dispar con respecto a la
presión. Mientras la presión sigue cayendo –siendo mínima en las cavas y en las aurículas– la velocidad au-
menta progresivamente conforme el área de sección total se reduce como consecuencia de la convergencia de
las venas en conductos mayores. El incremento es tal que en la cava la velocidad es muy alta y sólo ligeramente
menor que en su equivalente arterial, la aorta.
Los cambios de la velocidad a nivel de los capilares son graduales ya que, de haber una gran diferencia,
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entre los extremos arteriales (corriente arriba) y los venosos (corriente abajo).
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ligeramente mayor. Por lo tanto, facilita el proceso de filtración a nivel de los tejidos, si bien, una vasodi-
latación muy abrupta podría hacer caer la presión en el territorio capilar, lo que aproxima el riesgo de
colapso vascular.
En la vasodilatación, el gradiente de presión en la región arteriolar, es decir, la caída de presión, es
menos intenso y más disperso.
Aunque los efectos de la vasoconstricción y la vasodilatación son máximos localmente (en las arterio-
las), los efectos se extienden corriente arriba y corriente abajo a partir de ese nivel debido a que el perfil
de presión a lo largo del vaso depende del perfil de la resistencia. Nótese que:
En la vasoconstricción (curva verde), la presión antes de la zona de resistencia (arteriolas) aumenta leve-
mente y después de esa región disminuye moderadamente.
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En la vasodilatación ocurre lo contrario, la presión es inferior antes del segmento de alta resistencia y
con posterioridad al mismo alcanza valores ligeramente más elevados.
ONDAS DE PRESIÓN
La propulsión de la sangre por el corazón hacia los vasos origina un proceso mecánico derivado del aumento
de presión en la pared de los vasos, que es causado por el chorro de sangre incidente a alta presión.
La presión diastólica de la sangre, como ya se ha dicho, no es 0, sino normalmente 80 mmHg. El impacto
del volumen de sangre a alta presión (sistólica) procedente del corazón con la sangre a 80 mmHg de la aorta
genera una onda mecánica que provoca la distensión de la pared aórtica. Por esta razón, se llama onda de
distensión.
El impacto de la sangre a alta presión deforma la pared aórtica, y esta deformación se propaga en forma
Al tomar el pulso, en realidad se palpa el frente de la onda mecánica, que alcanza la región
instantes antes de la llegada de la sangre.
Si las arterias no fueran distensibles, los flujos de sangre procedentes del corazón recorrerían los vasos
periféricos casi instantáneamente durante la sístole, desapareciendo el flujo en la diástole. La com-
plianza permite amortiguar las pulsaciones de presión.
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Debido a estas propiedades, cuanto más alejados estén los vasos de la aorta, más diferentes serán las ondas
de presión y de flujo.
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En la figura se muestran las curvas de presión para la aorta abdominal, la arteria
femoral, la arteria radial y las arteriolas. También se incluyen los capilares.
En concordancia con lo comentado, las curvas de presión de la imagen inferior
reflejan que, al crecer la distancia desde el corazón, la porción ascendente de la onda
se vuelve más pronunciada y el pico se estrecha más. Como el pico aumenta gradual-
mente en altura y la presión mínima disminuye gradualmente, la presión del pulso
cada vez se hace mayor.
Al incrementarse la distancia desde el corazón aparece una segunda oscilación de presión importante
durante la diástole, visible especialmente en el perfil
de presión de la arteria femoral.
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Un resumen de los cambios acontecidos es:
Retraso cada vez mayor en el comienzo del aumento inicial de presión.
La porción sistólica de la curva se hace más estrecha y elevada.
La incisura dícrota se amortigua y desaparece pronto, aunque aún se percibe en la aorta torácica.
Puede aparecer un pequeño incremento de presión (oscilación de presión secundaria) en la porción dias-
tólica de curva.
Por supuesto, la llegada de la onda de pulso a una arteria produce un aumento del diámetro arterial,
que se puede palpar cuando se colocan los dedos obre las arterias superficiales.
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onda de presión se aleja de la aorta, la presión media disminuye gradualmente en el mismo trayecto, como
demuestra el diagrama adjunto.
Este hecho es determinante para que, según ΔP, el flujo de sangre avance anterógradamente en todo el
segmento arterial y, por extensión, en el circuito vascular.
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medio también va cayendo y su desplome es máximo en las ar-
teriolas y capilares.
A pesar de estas variaciones de velocidad, el flujo promedio
es constante, y ésta es la clave del asunto; esto se debe a que el
flujo es igual a la velocidad por el área de sección transversal y,
a medida que la velocidad se enlentece, la sección aumenta con-
forme se ramifican las arterias.
La velocidad del flujo en la aorta es de aproximadamente 33 cm/s y de unos 0.3 cm/s en los capilares. La
alta velocidad en la aorta es responsable de que el flujo se torne momentáneamente turbulento.
En la aorta abdominal aparece un segundo pico de flujo como resultado de la liberación de sangre de las
Es importante distinguir el concepto de flujo (volumen de fluido por unidad de tiempo), que es
constante en todas las secciones del sistema, del de velocidad de flujo (espacio recorrido por unidad
de tiempo).
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por sobreponerse a la regurgitación, de modo que a pesar de la condición adversa se produzca una salida
efectiva de la sangre para mantener la circulación.
La presión arterial media depende del gasto cardíaco, la resistencia periférica, el volumen sistólico y
la complianza arterial, como se señala en el diagrama adjunto. La resistencia periférica es la suma
de las resistencias del conjunto de vasos previo al territorio capilar.
Conviene insistir en que la morfología de la onda de pulso viene determinada fundamentalmente por
dos factores: el volumen de eyección del corazón y la distensibilidad de las arterias.
~ Aproximación del cálculo de la presión media
Para calcular la presión arterial media real, se debe emplear una ecuación en la que se divide el sumatorio
de los cambios de presión entre la diferencia de tiempo. Dado que en la práctica es oneroso realizar este
cálculo, ya que implicaría el uso de catéteres, se trata de estimar este parámetro con fórmulas alternativas:
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nes indicadas el valor de presión arterial
media estimada es 93,33 mmHg.
Hay que considerar que, en realidad,
el valor preciso de la presión arterial me-
dia no es un parámetro tan relevante
como pueda serlo su encaje dentro de un
rango adecuado.
MÉTODO DIRECTO
El método más directo para medir la presión consiste en
introducir una aguja o un catéter en el vaso y colocar la
punta abierta en un punto en concreto.
Se emplea un sistema de conductos lleno de suero sa-
lino que conecta el vaso sanguíneo a un transductor de
presión. El catéter se conecta a un dispositivo que trans-
forma la tensión mecánica en una magnitud cuantifica-
ble, como un cambio de resistencia eléctrica, capacitan-
cia o inductancia, lo cual produce variaciones en un sis-
tema electrónico.
Las señales electrónicas se amplifican y se registran,
ilustrado en la figura a través de un trazado sobre papel.
Lo común en realidad es su registro digital.
El mecanismo de este método reside en la propiedad
física que dicta que la presión se transmite por igual en todo
el volumen de líquido. La solución del catéter se pone en
continuidad con la sangre.
Como se ha comentado, al ser un método invasivo, no está indicado generalmente.
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de la posición del catéter en el interior del vaso, aunque no
de forma muy significativa.
En contra de la circulación (de cara a la corriente): 97
mmHg.
A favor de la circulación (de espaldas a la corriente): 93
mmHg.
En la periferia del vaso y orientado lateralmente: 95
mmHg. La presión registrada es influida también por la
presión transmural y la velocidad de flujo.
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El fonendoscopio debe situarse en la trayectoria de la arteria braquial justo inferior al punto de aplicación
del esfigmomanómetro.
~ Ruidos de Korotkoff
Los sonidos de Korotkoff se producen sólo cuando la presión del manguito es inferior a la sistólica y
superior a la presión diastólica durante la liberación lenta de la presión del mismo. Se pueden dividir en
cinco fases.
Fase 1 (tapping): sonido de gol-
peteo definido que indica que
un chorro de sangre se está esca-
pando por debajo del manguito
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cuando la presión de éste es
justo inferior a la presión sistó-
lica. La presión a la cual se escu-
chan estos golpeteos por primera
vez se aproxima mucho a la pre-
sión sistólica.
Fase 2 (swishing): el ruido se
convierte en un murmullo reso-
plante o sibilante.
Fase 3 (knocking): el sonido se
vuelve un ruido sordo, más ní-
tido e intenso.
El fonendoscopio, además, aporta información útil relativa a las características del pulso. La medida
de presión arterial aconseja realizar varias lecturas y obtener un valor medio.
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La presión sistólica aumenta más que la dias-
tólica. No hay que olvidar que, como se comentó
antes, la presión arterial media se aproxima más
a la presión arterial diastólica.
Bajo recomendación de la OMS, con inde-
pendencia de la edad, la PA debe mantenerse en
un niveles aceptables como medida de protec-
ción frente a accidentes vasculares. Los accidentes vasculares pueden clasificarse, a grandes rasgos, en dos: los
que provocan hemorragia como consecuencia de la rotura de un vaso y los que detienen la circulación y
generan un trombo.
El objetivo debe ser mantener una presión arterial de 120/80, es decir, 120 mmHg de presión
sistólica y 80 mmHg de presión diastólica.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
miento a la izquierda de la curva vendría mediado
por acción del sistema parasimpático, o bien por el
cese de la acción simpática.
¿Qué quiere decir que la curva se desplace a la
derecha con la estimulación simpática? Al contraerse
las fibras musculares lisas de los vasos, se produce un
aumento generalizado de la resistencia en el rango
de presión del diagrama. Los aumentos de la presión
se traducen en incrementos del flujo menos intensos
que en ausencia de la estimulación simpática, de
modo que la relación tiende a hacerse lineal. En co-
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por lo tanto, la resistencia de la arteria no desciende de forma notable. Debido a esta resistencia estable, a
las arterias musculares se las puede llamar vasos de resistencia.
~ Comportamiento de las venas
Como se observa en el diagrama inferior, la distensibilidad de las venas es sumamente alta, bastante más
que en el caso de las «arterias elásticas», al menos en un rango de presión bajo.
Un incremento pequeño de la presión transmural (0 a 10 mmHg) aumenta el volumen en un 200%.
Esta distensibilidad alta en el rango de presión baja no se debe a las fibras elásticas per se; lo que en realidad
tiene lugar es un cambio en la geometría del vaso.
A presiones <6 a 9 mmHg, la sección transversal de la vena tiene una forma elíptica. Un incremento
pequeño en la presión provoca que la vena se redondee, sin aumentar el perímetro, pero con un área de
sección transversal considerablemente aumentada. Así, en su rango de presión normal, las venas pueden
aceptar volúmenes de sangre relativamente grandes con un aumento relativamente pequeño de la presión.
Tanto en las venas como en las arterias, la distensibilidad se reduce conforme aumenta la presión y
el volumen relativo del vaso. Este descenso es mucho más evidente en las venas.
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Como ya se apuntó, esta disminución de la distensibi-
lidad se debe a la pérdida de elasticidad vascular. Esta reali-
dad sugiere que las subidas de la presión arterial entrañan
un riesgo mucho mayor en una persona de 70 años que en
una persona joven. Estas subidas súbitas de la tensión pue-
den darse, p. eje., durante el ejercicio, ante una situación
de estrés, cuando se sostiene la respiración, etc.
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oxidadas constituyen progresivamente una costra sólida bajo
la capa endotelial de los vasos que hace disminuir el diámetro
y se denomina placa de ateroma.
El flujo sanguíneo se enfrenta a un aumento considerable
de la resistencia, debido a una reducción del radio
efectivo del vaso. Como consecuencia, el flujo ten-
derá a enlentecerse a partir de la obstrucción, si bien,
la velocidad será mayor por el centro de dicha oclu-
sión.
El impacto de la sangre contra el abultamiento
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