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Carta abierta a Rafaela Baroni

Jorge Valero

16/03/21

Mi apreciada Rafaela:

Se me enciman infaustos interrogantes ya que desde los predios de


nuestro lar nativo me comentan que has "muerto". Me resisto a creerlo.
No lo creo en absoluto porque tú nunca mueres y, más bien, siempre
resucitas tributando carcajadas que se escuchan en todos los confines
del globo terrestre.

De las ceremonias ecuménicas del altar Timoto-Cuica viene tu


deslumbrante obra plástica, que ha sabido rescatar nuestros sueños
ancestrales. De allí, tu encuentro permanente con dioses y deidades.
Comes arepas con la Virgen del Espejo; rezas rosarios con José
Gregorio, quien porta su alado sombrero y negro maletín. Entonces,
llegan guacharacas cantando sus melodías.

Cuando me hablan de tu "muerte" vuela mi imaginación por los anales


historiográficos de los inmortales. Veo a San Gerónimo caminando con
su cabeza bajo el brazo, después de que fuera guillotinado en
tempranos tiempos de la Inquisición, cuando Valeriano, Emperador de
Roma (190-259 d.c.), desató una sangrienta persecución contra los
cristianos. El pontífice romano había enviado al Obispo a la Galia
(Francia).

El mártir avanzó, calmo, hacia Montmartre en la ciudad de París. Y él


resucitó una sola vez, pero tú, en cambio, has resucitado varias veces.

Tu no necesitas que se cumplan las rigurosas prescripciones del


derecho canónico, para ser beatificada o canonizada, porque nuestro
pueblo ya te ha santificado y te ha elevado a las cumbres de nuestros
ancestros.

¿Cómo puede "morir" quien -como tu- se burla de la muerte


convirtiéndola en una obra de arte?

Se dice que resucitas. Yo también lo creo. Y resucitas en la perpetuidad


de tu obra plástica, que está alojada en el corazón del común pueblo.

Me contenta saber que estás muy feliz en el Paraíso de Aleafar; el


cadáver del amor nunca muere.

Y, según se dice, sueles resucitar con la parsimonia ritual del canto de


los gallos. "La resurrección es una victoria revolucionaria porque con
ella se da muerte a la muerte". Esta sabia afirmación, del Presbítero
Pablo Urquiaga, un verdadero Ministro de Cristo, calza perfectamente
a tu existencia que se proyecta ad infinitum en los dominios de Dios.
(Véase: Revista Todas Adentro. Edición 853).

Sé que has sido muy feliz, ya que naciste en la Mesa de Esnujaque,


(1°noviembre de 1935), cuando se realizaban ceremonias religiosas,
que recordaban al Padre Chés (Dios sol). En esos tiempos, la
religiosidad se expresaba en los bailes de los Giros de San Benito. Me
han comentado también que tus padres, aunque de origen italiano,
solían unirse a aquellas cayapas danzarinas, y que tú las disfrutabas en
sus brazos cariñosos.

Ahora habitas en la capilla que construiste en tu propio Paraíso, y la


imagen del Cristo redentor, que tallaste con devoción, te cobija con
candorosa mirada.

Mi admirada Rafaela:

Has escuchado en estos días, cuando se ha rendido tributo a tu legado


artístico, el hermoso vals del eximio músico y poeta Luis Mario
Madriz: "Subiendo viene ya por Las Trincheras / a ritmo de tambor el
Santo Negro /…danzando los chimbangueles una oración bendita/ que
todo Betijoque se arrodilla al pasar".

Y vas, enjundiosa, cantando coplas con el arpegio de tambores: "San


Benito es negro / pero delicao / el que lo desprecie téngale cuidao".

Continua, mi apreciada Rafaela, creando las obras de arte que brotan


de tu memoria e imaginación: Niñodioses, Sanjoses, Sanisidros,
Luisgonzagas, Sanjuanes.

Cuando concluya tu sueño enarbola la navaja y comienza a tallar, para


que tu alma siga alumbrando prodigios de creación.

Tu filosofía me convoca cuando exclamas: "Lo mío es imaginario y es


sentido, como la devoción, que usté no tiene que decirla, sino llevarla
adentro metida como sentimiento".

Cuando recibiste el Premio Nacional de Cultura (Edición 2004-2005)


los miembros del Jurado estamparon en su dictamen que él se
otorgaba a Rafaela Baroni "…en virtud de su amplísima trayectoria en
ese quehacer artístico y en reconocimiento a la alta calidad de su
imaginario, su prodigioso lenguaje plástico, pleno de hechizos y
maravillamientos".

Sobrada razón tuvieron los intelectuales y poetas Luis Alberto Crespo,


Benito Irady y Heufife Carrasco, cuando emitieron tan justo
pronunciamiento.

Que suerte tienes, mi admirada oficiante de iluminaciones, de haberte


encontrado ya, en la bóveda celeste, con diamantinos imagineros de
nuestra terredad: Ramón Palomares, Salvador Valero, Adriano
González León, Eloisa Torres, Rafael Cabrera, Ana Enriqueta Terán,
Antonio José Fernández, (el "Hombre del Anillo"), Pepe Barroeta,
Antonio Pérez Carmona…! ¡Allá nos veremos!
Mientras tanto, me posterno reverente ante los reinos del díctamo real,
donde comparto con la tribu tus artes de hechicera. Toco la ermita del
enigmático Jumí, y vuelo en silencio hacia el Convite de Momoes que
nos espera, cuando la brisa del aire no cesa de cantar.

Rafaela:

En el Paraíso de Aleafar, se Cosecha tu fértil siembra / cual colmena de


ambrosía / y en tus manos ¡qué prodigios! / regalando profecías.

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