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EN LA MISION DE LA IGLESIA*
Pedro Arrupe, S.f.
Superior General de la Compañ IÍl de Jesús
* Arreglo de nuestra redacción sobre una Carta acerca del Apostolado Intelectual. del 25 de diciem-
bre de 1976.
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- 1. EL APOSTOLADO INTELECTUAL "de los grandes problemas a los que la
EN LAS OPCIONES ACTUALES DE Iglesia y la humanidad deben hoy ha-
LA IGLESIA cer frente" (no. 60).
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manidad: el servicio de la fe y la promo- Claro que no podemos hacerlo to-
ción de la justicia. Yesos mismos crite- do. No daríamos abasto y caeríamos
rios han de condicionar la orientación en la dispersión. Pero debemos tener
hacia el apostolado de las personas en ante los ojos el amplio abanico de posi-
formación o preparación. Porque no bilidades que se abre ante nuestro apos-
cualquier tipo de quehacer intelectual tolado y la lista de áreas de trabajo que
o de investigación encaja de la misma -en función de las necesidades y de nues-
manera en nuestra misión. Y por otra tros recursos- son compatibles con nues-
parte, todavía no estamos eficazmente tra vocación. Sé que a lo citado hasta
presentes en algunas áreas del mundo in- ahora habría que añadir el mundo de la
telectual donde deberíamos hallarnos. literatura y de las artes, y el de los me-
dios de comunicación social, sectores
En cuanto a las especialidades, los todos ellos en los que la colaboración
criterios de urgencia deben reservar los entre los apóstoles de la Iglesia ha ex-
primeros puestos a las ciencias sagradas perimentado en los últimos tiempos
(exégesis, teología, moral, espirituali- un consolador incremento.
dad). Nuestra responsabilidad es tanto
mayor cuanto que no son muchas las Para una elección más segura, habrá
personas que pueden prestar este ser- que tener en cuenta el talento y la voca-
vicio a la Iglesia. ción personal de cada uno y discernir
qué es lo más urgente en talo cual cir-
cunstancia y qué es lo más necesario en
La filosofía (cuya situación debe ser
una prospectiva de futuro.
revisada en más de un sitio) sigue en el
orden de preferencias, junto con las
ciencias antropológicas y, concretamen-
te, las sociales. 2. Investigación, Enseñanza, Otras
Areas de Apostolado Intelectual
Sigue siendo conveniente que algu-
nos, por lo menos, se dediquen a otras Idénticos criterios deben inspirar
ramas de las ciencias, a las matemáticas, también la distribución y justo equili-
a las ciencias naturales. Su elección ha brio de las fuerzas de la Iglesia entre in-
de ir precedida de un discernimiento vestigación, enseñanza, y otras formas
más exigente que el utilizado en el caso de presencia apostólica entre los inte-
de la teología y ciencias humanas que lectuales.
son opciones preferentes. Más de una
razón hay para dedicarse a ello. Recor- La investigación apunta a largo plazo,
demos la influencia de las ciencias de ti- criterio siempre privilegiado en la Iglesia
po natural en la formación de la menta- puesto que favorece bienes más durade-
lidad moderna. Por lo demás, cómo se ros. La educación de la juventud es uno
puede llevar a cabo una reflexión teoló- de los "campos en que está en juego to-
gica que sea inteligible sin un profundo da la persona humana". En cuanto a
conocimiento de las raíces científicas otras formas de presencia apostólica en-
de esa mentalidad? Más aún: cómo ha- tre los intelectuales, su importancia de-
cer presente la Iglesia y mantener los riva de que permite establecer trascen-
indispensables contactos personales en delltales contactos con hombres y mu-
un sector mundial de tan vital importan- jeres que tienen un influjo enorme sobre
cia como el cientffico y técnico, sin con- sus contemporáneos por no decir sobre
ceder a las ciencias el valor que les co- toda la sociedad y sus estructuras.
rresponde? No olvidemos, además, que
las conquistas de las ciencias exactas y Permítaseme añadir que todo centro
naturales son con frecuencia excelentes de estudios superiores de la Iglesia, muy
aportaciones a la victoria contra calami- especialmente los de estudios teológicos
dades y miserias de todo tipo. La cari- y filosóficos tienen la responsabilidad de
dad también llama por aquí. mantenerse en un alto nivel no solo
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docente, sino también de investigación, verdad interdisciplinario. Sabemos qué
al menos en una especialidad cuidadosa- difícil es en la práctica el trabajo inter-
mente bien elegida. Y los programas de disciplinario que supere al superficiali-
esta investigación deberán ser sometidos dad. Puede ocurrir, inciuso, que se co-
a constante evaluación no menos que mience a trabajar sin que cada uno vea
los programas docentes. claros y acepte los planteamientos de
otras disciplinas diferentes a la suya. Por
Por lo que toca al apostolado entre ello la Iglesia necesita investigadores de
los intelectuales -que ni es actividad un tipo nuevo: con gran capacidad de
científica a jornada completa ni activi- síntesis que les permita presentar solu-
dad docente propiamente dicha- querría ciones globales, de fondo, articuladas,
señalar que es importantísimo que los que son las que exigen los grandes
que se ded ican a él tengan suficiente problemas actuales de la humani-
preparación, incluso científica, en la dad. Hará falta también, hablando en
materia que cultivan aquellos entre quie- general, superar el individualismo y el
_nes se mueven y que actualicen constan- egocentrismo de quien se encastilla en
temente sus conocimientos -y también su propia especialidad.
los teológicos- para mantenerse a la altu-
ra de los problemas que se les presenten. Hemos de tener especial cuidado
al analizar una situación local concreta
a la luz Ge varias disciplinas. No será
3. Formación Continua de los Ope· suficiente el contar con especialistas
rarios Intelectuales. en varias cosas, sino que junto a quienes
enfocan el problema desde el ángulo in-
N i siquiera los investigadores y do- telectual, hay que tener en cuenta a
centes están inmunizados contra el in- aquellos que lo conocen experimental-
exorable envejecimiento de la primera mente, por ejemplo, uesde la experien-
formación. Todos, pues, deberían hacer- cia real de la pobreza.
se esta pregunta: he abandonado en to-
do o en parte el estudio serio y mi pues- Dada la uiversificación de especiali-
ta al día intelectual, quizás también la zaciones intelectuales, la extensión geo-
espiritual, desde que acabé mi doctora- gráfica ae la misma Iglesia, la amplitud
do o puco después? de contactos con grupos y culturas tan
diversas, tenemos posibilidades excep-
La llamada insistente a la formación cionales para actividades interdisciplina-
continua no se dirige sólo a los operarios rias. Y por lo mismo nuestra responsabi-
dedicados al ministerio pastoral. Esta lidad es mayor y estamos tanto más
formación continua en el terreno de lo obligados a colaborar como cuerpo a la
intelectual requiere de una fina percep- solución "de los grandes problemas con
ción acerca de la evolución de la teolo- que se enfrentan noy la humanidad y la
gía y, en no menor medida, capacidad misma Iglesia": problemas que casi
de asimilación de cuanto otros han ex- siempre son multidisciplinarios. Y cuán-
perimentado en sus contactos más direc- tas veces intentamos resolverlos de ma-
tos o más numerosos o más diversifica- nera claramente autosuficiente, porque
dos con todo tipo de gente. los atacamos sólo desde el ángulo de
nuestra propia e individual especialidad!
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Para ello es necesario que cese en compromiso apostólico intelectual. Pero
nosotros -y contribuir a que cese en tor- a todos los apóstoles de la Iglesia afecta
no nuestro- la arrogancia, el desprecio el llamamiento a una conversión de su
por los no-intelectuales, y cierta insen- estilo o modo de vida. Aun reconocien-
sibilidad que, como consecuencia de "Ia do las legítimas necesidades del trabajo
objetividad" puede afectar a veces alas propio de un intelectual, no hay por qué
intelectuales. vivir en todo como aquellos con quienes
trabajamos. No faltan intelectuales, de
Es ilusorio aspirar a abolir toda dife- credos muy diferentes, que lejos de
rencia entre las profesiones humanas: la comportarse como gente de recursos,
intelectual y la manual, por ejemplo. Pe- dan en esto un magnífico ejemplo. No-
ro es justo exigir que desaparezca el or- sotros que ansiamos identificarnos con
gullo o el desprecio que van asociados a Cristo pobre, podremos quedarnos atrás?
esas diferencias, y que se supriman los
privilegios que se fundan en ellas. No Un testimonio de pobreza adaptado
ha recibido de la sociedad cuanto tiene a las circunstancias es no solo posible,
cada uno de nosotros? Y no caemos fre- sino necesario en el apostolado intelec-
cuentemente en esa presunción de supe- tual.
rioridad? No nos aprovechamos, llegado
el caso, de lo que prácticamente es un
privilegio cuando lo que de nosotros se 6. Motivaciones Evangélicas del Com-
esperaba era un ejemplo de lo contrario? promiso Intelectual
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