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Facultad de Ingeniería
Escuela de Ingeniería Geológica
Cátedra: Ambientes Sedimentarios
Sistemas Fluviales
Realizado por:
ESCALONA LUIS M. C.I. 17.663.683
SANDOVAL LARRY C.I 18.564.724
Para entender los diferentes productos resultantes de los ambientes aluviales es necesario
tener una idea de los principales factores que controlan el desarrollo de la morfología
fluvial, principalmente en cuanto al tipo de canal.
Factores que controlan la sedimentación aluvial según Schumm & Lichty (1965):
Tiempo
Relieve inicial
Geología (litología-estructura)
Clima
Vegetación
Relieve o volumen del sistema sobre el nivel base
Hidrología (escorrentía y carga sedimentaria en la parte superior del sistema, Figura
1, Zona 1)
Red de drenajes
Morfología de la pendientes
Hidrología (descarga de agua y sedimento hacia las zonas medias e inferior del
fluvial, Figura 1, Zona 2 y 3)
Morfología del canal y del valle y características del sedimento (Figura 1, Zona 2)
Morfología del sistema deposicional y características del sedimento (Figura 1, Zona
3)
Figura 1. Esquema idealizado del sistema fluvial según Schumm (1977). (Tomado de Arche, 1992)
Los sistemas fluviales pueden clasificarse teniendo en cuenta el número de canales activos
y su sinuosidad. Teniendo en cuenta estas dos variables se pueden diferenciar, por un lado
los sistemas multicanal de los unicanal, y por el otro los formados por canales de alta y baja
sinuosidad. La sinuosidad S del canal en un tramo determinado se puede definir como el
cociente entre la distancia entre dos puntos medida a lo largo del thalweg del canal (l) sobre
la distancia en línea recta (D, por lo tanto S = l/D. Figura 2). Teniendo en cuenta estos dos
parámetros se puede tener cuatro tipos (Ver figura 3)
Figura 2. Obtención de la sinuosidad en función de la longitud del canal (l) y la distancia del valle (D)
El parámetro “braiding” (BP) estaría en función del número de islas o barras dentro de los
canales, variando su obtención según diferentes autores.
La sinuosidad del canal es función de varios factores entre los que pueden citarse: la
pendiente, el tamaño de grano del sedimento transportado, la presencia de vegetación, el
tipo de sustrato atravesado, la existencia de estructuras geológicas... En la figura 4 se
muestra la morfología de los canales en función del tipo de carga transportada, el tamaño de
grano, la pendiente y la estabilidad relativa.
Figura 4. Clasificación de canales basada en la configuración de los canales y el tipo de carga, con
indicación de las variables asociadas y a estabilidad relativa (Schumm y Meyer, 1979, en Schumm,
1981)
Los cauces rectos son relativamente raros. En este tipo de canal la sinuosidad del cauce, en
épocas de avenida, es despreciable; son los menos frecuentes y además en ellos sólo se
depositan pequeñas cantidades de sedimentos. Las corrientes que fluyen en valles
fácilmente erosionables tiene cauces rectos que pocas veces llegan a tener más de 10 veces
el ancho del canal; en valles estrechos los cauces pueden extenderse por varias millas. El
flujo de estos cauces rectos generalmente toma un curso sinuoso y llega a producir
pequeñas barras (barras de meandros) en los lados del canal. El relleno de estos canales
puede ser vertical o lateral, y puede además ser similar a los depósitos de barras de
meandros o a los de complejos de ríos entrelazados.
Los ríos rectos a menudo resultan del control de estructuras geológicas (fallas, pliegues,
etc.) y no son frecuentes en la naturaleza.
Corriente entrelazada
Los canales entrelazados y anastomosados son característicos de las corrientes que tienen
grandes fluctuaciones en el flujo y en la carga de sedimentos.
En las épocas cuando el nivel de las aguas es bajo, el flujo de la corriente queda confinado
a los canales, los cuales están separados por barras de sedimentos. Estas barras se forman
durante la época de descenso del rio, cuando los sedimentos se acumulan alrededor de
alguna obstrucción o de los restos de una antigua barra. Los cuerpos de arena depositados
por las corrientes anastomosadas se adaptan a la geometría del valle del rio. Durante la
época de creciente, todo el valle está frecuentemente sujeto a socavación, la corriente crea
nuevos cauces en los sedimentos del fondo y los canales últimamente rellenos se
desarrollan a lo ancho.
Los sedimentos de corrientes entrelazadas son de excelente calidad como rocas almacén;
son muy porosos y permeables, y la existencia de barreras de permeabilidad, o de
restricción al flujo de los fluidos, es mínima.
Corriente Meandrica
Las corrientes que desarrollan meandros son usualmente aquellas de baja pendiente, con
moderada carga de sedimentos y con fluctuaciones moderadas en la descarga. La velocidad
de la corriente es mayor a lo largo del "talweg" y también aquí es mayor el transporte de
sedimentos, especialmente el de material más grueso. El transporte más activo de
sedimentos ocurre cuando el rio está crecido y simultáneamente se produce la mayor
erosión en la orilla de socavación.
Las barras de meandro se desarrollan, al disminuir la crecida del río, en las zonas internas
de los meandros. En una barra de meandros existe una reducción en el tamaño del grano
desde la base al tope, así como también una disminución en la magnitud de las estructuras
sedimentarias, desde estratificación cruzada en gran escala hasta pequeñas rizaduras con
láminas entrecruzadas. La sedimentación se efectúa sobre toda la superficie de la barra y a
medida que se acentúa el meandro, las arenas de barra se amplían por un proceso de
acreción lateral.
Este tipo de corriente es muy común y por lo general se encuentran en áreas de llanura o
baja pendiente
Básicamente se reconocen dentro de los sistemas fluviales dos tipos principales de sub-
ambientes, aquellos emplazados en áreas de canal y los correspondientes a planicies de
inundación (Tabla 1).
Dentro del ambiente de canal las principales formas de acumulación son las barras. Una
clasificación preliminar de los distintos tipos de barras, sobre la base de su ubicación dentro
del canal es mostrada en la tabla 2. En el esquema de la tabla 1 los núcleos de barras (core
bars) representan pequeñas acumulaciones, generalmente de grava y arena, que
corresponden a las etapas iniciales de generación de las barras.
Las barras en espolón (point bars) son características de sistemas fluviales meandrosos y
frecuentes en sistemas anastomosados. Se caracterizan por su disposición sobre el margen
interno de los meandros y su crecimiento en dirección perpendicular a los canales. Las
barras laterales incluyen a las side barsy a las attached bars de diferentes autores y se
caracterizan por presentarse anexadas a los bordes de los canales, al menos durante
períodos de descarga normal. El crecimiento de este tipo de barras, a diferencia de lo que
ocurre con las barras en espolón se produce mayormente en dirección aguas abajo.
Las barras ubicadas en el interior de los canales (también llamadas barras centrales) son
frecuentes en ríos entrelazados, anastomosados y rectos. En el caso particular de las
longitudinales se presentan con mayor asiduidad en sistemas entrelazados, especialmente
cuando resultan gravosas.
El albardón conforma una acumulación discontinua que separa los canales del área de
cuenca de inundación. Se genera como resultado de la rápida depositación de sedimentos
alrededor de los cursos durante las crecientes. En ocasiones los albardones son seccionados,
formándose canales de desbordamiento (crevasse channels) que alimentan pequeños
lóbulos de desbordamiento (crevasse splay). Finalmente, lagunas y pantanos son frecuentes
en el área de cuenca de inundación y que, en muchos casos, representan meandros
abandonados súbitamente durante el desplazamiento lateral de los canales.
Los ríos anastomosados (Figura 11) presentan una distribución de subambientes en muchos
aspectos similar a los ríos meandriformes, aunque difieren de ellos en el carácter
multicanalizado del sistema, en la existencia de islas, en la amplia diversidad de tipos de
barras y en el caracter más estable de los canales.
Figura 11. Representación esquemática de los subambientes identificados en ríos anastomosados.
Los ríos rectos (Figura 12) no son frecuentes y en muchas ocasiones resultan del control
que estructuras geológicas (tales como fallas, pliegues, fracturas, etc.) ejercen sobre el
diseño de los canales. Con asiduidad muestran barras laterales y pueden desarrollar o no
albardones y extensas planicies de inundación.
Los ríos entrelazados presentan un diseño multicanalizado de baja sinuosidad (Figura 13).
En este caso es poco frecuente el desarrollo de extensas planicies y barras en espolón y por
lo general no se forman albardones. Barras internas de canal del tipo longitudinal dominan
en los sistemas entrelazados proximales y barras transversales en los distales.
Los abanicos aluviales son cuerpos sedimentarios, en forma de abanico, que se desarrollan
al frente de los macizos montañosos. Básicamente se originan cuando los cursos fluviales
emergen desde el frente montañoso a zonas de menor pendiente. Estos recuerdan a la
disposición planimétrica de la letra griega delta. Fig. 14.
Los abanicos aluviales presentan las siguientes partes: cabecera, cuerpo y pie, que algunos
autores llaman zona proximal, zonal media y zona distal, respectivamente. Fig 15.
Figura 15. Vista de planta (superior) y perfil longitudinal de un modelo de abanico aluvial.
En la cabecera de los abanicos aluviales se encuentran las partículas más gruesas y en el pie
las más finas.
Facies proximal: Esta facies está representada por los sedimentos más gruesos y
pobremente clasificados y angulosos del sistema. Los sedimentos consisten principalmente
de conglomerados con una textura soportada por la matríz, originados por flujos de detritos,
y depósitos de tamíz; sobre los canales pueden depositarse conglomerados con una textura
soportada por los clastos. Dentro de esta facies están incluidos los depósitos de
deslizamiento que se desarrollan asociados a los escarpes de los altos morfológicos.
Facies media: Está caracterizada por sedimentos originados en la parte media del sistema,
tanto por flujos de corriente como por flujos de detritos. Los sedimentos que predominan en
esta facies son depósitos lateralmente continuos de arena y grava, los cuales pueden llegar a
presentar estratificación cruzada plana y cóncava. Los conglomerados dentro de esta facies
presentan una imbricación de clastos bien desarrollada, con la inclinación hacia la parte
proximal.
Facies distal: Los depósitos dentro de esta facies presentan una continuidad lateral mucho
más marcada que en la facies anterior, y son mucho más finos. Predominan capas de arena
y limo con estratificación horizontal y estratificación cruzada recta de bajo ángulo, así
como algunos conglomerados mejor clasificados que en las dos facies anteriores.
Figura 16
Es frecuente, sobre todo en el abanico proximal que alternen depósitos de flujos de detritos
y aquellos producidos por flujos fluidos (Fig. 17)
Figura 17.
Al levantar columnas sedimentarias de antiguos abanicos aluviales es importante dibujar a
detalle la relación entre los clastos y la matriz, su morfología, tamaño, color, imbricación
para identificar el proceso de transporte y así determinar a que zona del abanico
corresponde el depósito en estudio.