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1. Introducción
1. Introducción
A lo largo del anterior tema, se han introducido los diferentes conceptos que nos
ayudan a analizar y comprender los sistemas familiares; haciendo referencia a su
estructura y organización.
Dando un paso más, en este tema vamos a introducir la dimensión histórica en los
sistemas familiares. Y es que la perspectiva del ciclo vital nos va a ayudar a
comprender cuáles son los cambios que se producen en las familias, teniendo en
cuenta su evolución como sistema.
La idea básica que subyace a la noción del ciclo vital familiar es que todas las
familias recorren un proceso de desarrollo y experimentan cambios a lo largo del
tiempo. Si observamos detenidamente a las familias, vemos cómo estos cambios
presentan unas determinadas regularidades; es decir, se ajustan a un patrón
previsible que se puede describir en términos de etapas, fases, periodos,
transiciones o crisis.
Así, podemos decir que el paso de una fase a otra supone algo más que un
cambio cuantitativo. Evolucionar a una nueva etapa exige siempre una verdadera
transformación del sistema familiar; implica un replanteamiento del contrato
relacional básico, donde se redefinen las relaciones.
Cada familia además tiene una realidad diferente, y la influencia de los cambios
culturales hacen que coexistan diferentes modelos de ciclo vital familiar. Por
supuesto, los profesionales que trabajamos con familias hemos de ser tolerantes
hacia las diversas formas de vivir, y al mismo tiempo tener una perspectiva
evolutiva de las familias que nos sirva como guía para reconocer las etapas
críticas.
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Ciclo vital individual y familiar Moratalla, T; Carreras, A y Villegas, J.
Los criterios utilizados para la división de las etapas del ciclo vital familiar pueden
ser diversos. Pero tal vez el criterio que con mayor frecuencia se ha utilizado es el
que se refiere a los cambios en el tamaño de la composición familiar. Este criterio
se basa en las adicciones o pérdidas de miembros de la familia. En este sentido,
la etapa de matrimonio sin hijos o la etapa de vejez –que presentaremos a
continuación- son las únicas que permanecen estables, mientras que las etapas
de procreación son de expansión de la familia, y las etapas de emancipación
corresponden a una contracción de la familia. Existen otros criterios, como son la
composición por edades, los cambios laborales o los cambios en la posición de
rol. En general, todos ellos se basan en la edad cronológica del hijo mayor.
Las etapas que clásicamente han sido consideradas como las básicas para
describir el ciclo vital familiar han sido seis, siendo Haley el autor que más ha
trabajado este concepto desde la terapia familiar. Pasamos a presentarlas a
continuación:
• Nacimiento del primer hijo. Corresponde al periodo en que la pareja debe dar cabida
y lugar a un nuevo miembro en la familia a la vez que inicia su parentalidad
• Familia con hijos en edad escolar. Es la etapa de crianza, en la que además del
primer hijo tiene lugar el nacimiento de los hermanos
• Familia con hijos adolescentes. En esta nueva etapa, los hijos inician el proceso de
desvinculación familiar
• Familia con hijos adultos jóvenes. Es la etapa en que los hijos logran su autonomía
personal y profesional y abandonan el núcleo familiar
• Retiro de la vida activa o vejez. En esta etapa los hijos ya tienen su propia familia
nuclear y los padres pasan a ser abuelos
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CONSTRUCCIÓN DE LA PAREJA:
(Desarrollo Fetal)
Definición de la relación. Pertenencia
Negociación de reglas y límites
ADOLESCENCIA:
ADOLESCENCIA:
Crisis de identidad familiar
Crisis de identidad (duelo de la infancia)
Cuestionamiento conyugal y parental. Duelo de
Proceso de individuación
la etapa infantil
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Ciclo vital individual y familiar Moratalla, T; Carreras, A y Villegas, J.
Aunque el primer clínico que introdujo en su trabajo el concepto de ciclo vital fue
Solomon, la primera descripción en términos de terapia familiar de debe a Scherz
(1971). Ambos autores ya describieron tareas familiares recurrentes y universales
que se distribuyen a lo largo de las etapas del desarrollo.
Por otra parte, Pittman señala que las crisis de desarrollo exigen que la familia
modifique su estructura para adaptarse a ellas. En su opinión, los problemas
surgen tanto cuando la familia trata de evitar la crisis en vez de adaptarse a ella
como cuando parte de la familia trata de apresurar la crisis.
Pero aunque esta propuesta sea atractiva, tampoco podemos hacer un análisis
reduccionista y decir que todo problema clínico tiene su origen en un atasco
evolutivo. Existen otros eventos estresantes que sumados a los anteriores
precipitan disfunciones. Sin embargo, siempre es importante contextualizar los
problemas en el ciclo vital familiar, porque interactúan y se influyen mutuamente.
Conocer el momento de desarrollo que vive la familia nos permite hacer hipótesis
sobre posibles dificultades, disfunciones, etc.; así como entender de forma amplia
las variables que intervienen en cada etapa que vive la familia. Además, también
nos permite tener en cuenta los periodos de crisis, relacionados con las
transiciones de una etapa a otra.
En el último punto del artículo continuaremos con este tema, analizando cómo el
ciclo vital familiar puede ser utilizado como instrumento terapéutico.
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Ciclo vital individual y familiar Moratalla, T; Carreras, A y Villegas, J.
• Cuando nace el primer hijo, la familia se enfrenta a una nueva posición de rol,
que es la parentalidad, y por tanto a las tareas en las que el cuidado del hijo
pasa a ser lo prioritario. Con el nacimiento del niño, la pareja pasa de ser dos
personas a configurar un triángulo; lo que pone en cuestión la intimidad de la
pareja y sus relaciones conyugales. De esta manera, vemos cómo la llegada de
un nuevo miembro a la familia conlleva una desestabilización de las reglas y
roles acordados en un primer momento.
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Ciclo vital individual y familiar Moratalla, T; Carreras, A y Villegas, J.
• Cuando los hijos ya son autónomos y los padres dejan la vida activa, los padres
deben transitar ese cambio fundamental en la vida al que se llama “ser
abuelos”. Deben aprender cómo llegar a ser buenos abuelos, elaborar reglas a
fin de participar en la vida de sus hijos, y arreglárselas para funcionar solos en
su propio hogar. Con el tiempo se va poniendo en cuestión la necesidad de
dependencia y cuidados, y se va haciendo frente a la vejez y a la idea de
muerte. A menudo, en este periodo tienen que enfrentar la pérdida de su propio
cónyuge y el dolor consiguiente.
• Cuando nacen los hijos, en las familias de origen aparecen nuevos roles –
padre, madre, abuelos, tíos, primos, etc.-. Una adecuada formación y
mantenimiento de estos roles va a ser una nueva tarea evolutiva. En muchas
ocasiones, a lo largo de esta etapa del ciclo vital las familias de origen ejercen
de soporte a los nuevos padres. De nuevo, hay que volver a poner en cuestión
los límites entre ambos sistemas.
• El rol de las familias de origen cambia cuando estos abuelos entran en la etapa
de vejez. Si requieren de cuidados y se incrementa su dependencia respecto de
sus hijos, vemos cómo se invierten los roles. Será pues necesario encontrar
nuevas pautas de funcionamiento.
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Ciclo vital individual y familiar Moratalla, T; Carreras, A y Villegas, J.
Un tercer ámbito relacionado con los cambios en las relaciones a lo largo del ciclo
vital familiar se refiere a los contactos con otros sistemas: amigos, trabajo,
vecindario, escuela de los hijos, etc. Y es que en todo el proceso, y a lo largo de
toda la vida van apareciendo otros sistemas que también pasan a formar parte de
la vida familiar y que intervienen de una forma u otra en la misma.
Los otros sistemas influyen más o menos según la etapa del ciclo. Por ejemplo, el
contexto laboral pasa a ser prioritario y muy importante en las primeras etapas del
ciclo vital familiar, dado que es cuando el crecimiento profesional y económico se
pone de manifiesto. Pero sigue manteniendo su importancia durante la vida activa
de los padres.
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Los momentos de mayor riesgo aparecen por tanto en los periodos de transición
de una etapa a otra, ya que en ellos la familia debe afrontar nuevas tareas y
nuevos desafíos que impone la transición, generándose una crisis en el status quo
de la familia que necesariamente debe superarse.
Recapitulando lo visto hasta ahora, podemos afirmar a la hora de intervenir con las
familias, va a ser importante valorar y tener en cuenta los periodos de transición
de etapa. Las dificultades de adaptación a las diferentes etapas dependerán de (a)
los desafíos que se planteen a lo largo de las etapas; (b) los aspectos no resueltos
en etapas anteriores y (c) de los aspectos no resueltos en anteriores
generaciones. Habrá que analizar tolos ellos a la hora de evaluar posibles crisis en
la familia.
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Pero las mitologías familiares no han de ser estáticas. Por el contrario, en estos
periodos de transición, lo que debe negociarse es precisamente ese gran paquete
formado por el sistema de creencias compartido y las reglas que lo mantienen,
unidos ambos términos en un proceso de retroalimentación continua. Por ello, en
épocas de crisis los cambios en el funcionamiento y en la organización de la
familia han de suponer el primer paso para cambios más importantes. Así, no sólo
se han de reelaborar las reglas del sistema en la búsqueda de alternativas;
también los valores y las creencias deben reelaborarse.
Para finalizar, de todo lo dicho en este punto, podemos deducir que una familia
funcional es aquella cuyas reglas y sistemas de creencias son lo suficientemente
flexibles como para que su funcionalidad no se vea lesionada en el pasaje. Son
familias capaces de acomodarse a las nuevas situaciones evolutivas a través de la
negociación y el establecimiento de nuevas reglas, que sean satisfactorias para
cada uno de sus miembros.
Los rituales son una forma de dramatizar la mitología familiar. Son una
comunicación simbólica, versiones condensadas de la vida familiar; y su práctica
deja patente los roles, delinea las fronteras y define las reglas familiares. Por todo
ello, vemos cómo los rituales son acontecimientos muy importantes en la vida
familiar, que contribuyen en la estabilidad de la familia, y que afirman sus
creencias compartidas.
Pero los rituales no son sólo importantes en la rutina familiar. En los periodos de
transición, la puesta en marcha de rituales ayuda también a la familia a realizar los
cambios necesarios en sus reglas y funcionamiento.
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• Rituales de ciclo vital. Esta categoría engloba los ritos de pasaje, es decir los
acontecimientos, rituales, que marcan las transiciones de una etapa del ciclo vital a
otra, como bodas, bautizos, funerales, etc.
Vemos por ejemplo que la familia tiene un rol muy importante en el proceso de
formación de la identidad de uno de sus miembros así como en la forma que tiene
y/o tendrá de percibirse a sí mismo. Por ejemplo, las expectativas que tengan de
él los demás miembros de la familia, los roles que le asignen y las creencias que
compartan van a ser ingredientes básicos en la elaboración de su identidad.
De estas palabras se deduce que cuando un hijo llega a la edad adulta y debe
desvincularse de la familia, no estarán en juego únicamente sus recursos
individuales, sino que toda la familia participará en este proceso –unas veces
facilitándolo y otras dificultándolo-. Los padres y hermanos deben de adaptarse a
la nueva identidad y respetarla y las pautas relacionales deben de modificarse.
Con el tiempo, cada vez tendrán a adquirir formas de igual a igual.
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Y es que las tareas y actividades evolutivas individuales cuentan con una estrecha
interrelación con las tareas y actividades familiares.
Fases del ciclo vital familiar, fases del ciclo vital individual y actividades evolutivas
Fases del ciclo vital familiar Fases del ciclo vital individual Actividades evolutivas
1. Desarrollo de la autonomía
2. Adaptación al nuevo papel y a la
I. Formación de la familia Transición a la edad adulta
nueva persona
3. Establecimiento del lazo de pareja
1. Expandir límites
V. Familia con hijos adolescentes 2. Expandir responsabilidades
Transición a la edad media
(hijo mayor, 13-18 años) 3. Prepararse para la marcha de los
hijos
1.Afrontar la jubilación
VII. Pareja anciana o nueva pareja Edad adulta avanzada 2. Afrontar la edad (límites de salud)
3. Redefinición de la relación de pareja
Modificado de: Roberts L. The family life cycle in medical practice. En Crouch MA y Roberts L (eds.). The Family in Medical
Practice: A Family Systems Primer. Nueva York, Springer-Verlag, 1987.
Hasta el momento, hemos visto las transiciones previsibles en nuestra cultura por
las que discurre una familia a lo largo de su ciclo vital. Sin embargo, algunas
familias sufren situaciones imprevisibles y que afectan hasta tal punto al ciclo vital
familiar, que se pueden considerar como transiciones hacia otras etapas.
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Un ejemplo de ello pueden ser los cambios generados por la enfermedad grave o
la pérdida de uno de los miembros familiares. En estas situaciones aparecen
nuevos retos y nuevos momentos de crisis que requieren de evaluaciones
específicas.
Otros factores que de forma externa afectan a la familia son los relacionados con
cuestiones intrínsecas a la misma.
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Como característica común, podemos decir que todas estas cuestiones externas a
la familia plantean nuevos retos que requieren de reorganizaciones profundas y de
cambios importantes. Suponen nuevos procesos de transición que se añaden a
los ya previsibles del ciclo vital familiar vitos anteriormente.
Para concluir este tema, podemos decir que el esquema del ciclo vital familiar se
ha convertido en un concepto esencial y en un instrumento útil para los
profesionales que trabajan desde un enfoque sistémico. Y es que una de sus
características es su aplicabilidad desde todas las posiciones teóricas.
De hecho, todos los grandes modelos sistémicos lo han incorporado de una u otra
forma. Para todos ellos representa una variable más a tener en cuenta en el
momento de realizar una hipótesis. Es un factor que nos permite contextualizar a
la familia a la vez que evaluar las situaciones que nos describen.
Por otra parte, puesto que cada fase del ciclo vital aparece unida a ciertos riesgos
y a ciertas oportunidades, el situar correctamente el momento evolutivo de la
familia permite conocer a priori, de una forma aproximada, cuáles pueden ser las
debilidades y los recursos de la familia en ese momento.
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Para finalizar este tema, simplemente nos gustaría comentar que disponer de un
modelo coherente del ciclo vital familiar puede en un momento dado hacer un
diagnóstico diferencial entre lo que puede ser el estrés familiar normal asociado a
un cambio evolutivo, y lo que constituye un “verdadero” problema clínico.
Bibliografía
Carter, E.; Mc.Goldrick, M. (1980): The family life circle: a framework for family
therapy. Nueva York: Gardner Press
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