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Para impulsar las reformas estructurales en la década de los noventas fue un requisito
fundamental la promulgación de diversas leyes destinadas a transformar el funcionamiento
económico se la República Dominicana.
Como parte del esquema de apertura externa, en 1990 se emprendieron fuertes decisiones
para cambiar las reglas para promover la competitividad y mejorar la inserción internacional,
mediante una reducción gradual de la estructura proteccionista, prevalecientes desde la
fundación de la República.
La grandeza revolucionaria de la reforma laboral reside en que el nuevo código laboral brinda
más protección a los trabajadores.
También quedó establecido que el 80% de los trabajadores deben de ser dominicanos.
En 1991 se inició la reorganización del sistema bancario dominicano, con el objetivo de crear
criterios sólidos y menos intervencionistas.
El 2005 la economía logro cerrar con un 9.3% para una tasa promedio histórica de 7.5%.
El crecimiento del PIB con estabilidad prolongada ha sido la base fundamental para que,
durante el periodo 2012-2014 se haya logrado un crecimiento del PIB alrededor de un 4%.