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Políticas económicas implementadas entre 1990 y 2000

En 1990 sucedió en el ámbito internacional un acontecimiento que


aceleró la crisis económica del país, cuando estallo la Guerra del Golfo que
inició el gobierno de los Estados Unidos contra Iraq, luego que este último
país invadiera a su vecino Kuwait bajo el argumento de que su territorio le
pertenecía, y con ello, los grandes depósitos de petróleo de esa nación. La
Guerra del Golfo se llevó a cabo en la zona del mundo con mayores
reservas de petróleo, por lo que el precio internacional de los
hidrocarburos se elevó súbitamente pasando de 16.8 dólares el barril, a
35.9 dólares en apenas cuatro meses.
Como consecuencia de esto, el Gobierno dominicano había recrudecido
sus controles y se estaba procediendo a cerrar los bancos de cambio y a
perseguir a sus propietarios, dentro de lo que se llamó “Operación
Duarte”. Esta famosa medida del Gobierno buscaba devolver a la moneda
dominicana el valor que había perdido.
Las medidas económicas del Gobierno del Dr. Balaguer para finales del
1990 se podían resumir en: desmantelar la “Operación Duarte”, flexibilizar
los controles cambiarios, se eliminaron los controles de precios y los
sometimientos a comerciantes y se adoptaron otras medidas económicas
que podían implementarse por la vía administrativa. jugó también un
importante papel, el hecho de que el aumento de los precios
internacionales del petróleo sólo duró unos pocos meses y la economía
entró en un largo periodo de prosperidad la cual se mantuvo hasta finales
de esa década.
PIB en el gobierno de Joaquín Balaguer

Bastaría con señalar, que del 1986 al 1988 comenzaron a operar 101
nuevas empresas, lo que fue creando las bases para un aumento
importante de estas exportaciones, que se reflejó con más intensidad a
partir del 1992, cuando las exportaciones de zonas francas pasaron de los
1,194 millones de dólares, que se registraron en ese año, a 4,100 millones
para 1998. Para 1998 ya el país contaba con 496 empresas en operación
dentro de los 43 parques industriales que existían en esos momentos.

Contreras M Ramon
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Estas empresas ofrecían empleos directos a 195,200 personas, sin contar
los cientos de miles de empleos indirectos.
Así como las zonas francas dieron un formidable impulso a las actividades
económicas en los últimos ocho años de la década del 1990, también el
sector turismo hizo su aporte en la misma dirección. En la década del
1980, se construyeron en todo el país 13,654 nuevas habitaciones. En
contraste, durante la década del 1990 se construyeron 32,873 nuevas
habitaciones, es decir casi dos veces y media más.
De acuerdo con estimados del Banco Central, en 1990 la actividad turística
proporcionaba a la economía dominicana aproximadamente 725 millones
de dólares. En apenas cinco años estos ingresos se habían más que
duplicado, y ya para el año 2000, habían llegado a unos 2,895 millones, es
decir, cuatro veces más, en apenas una década. Para el año 2000 la
Republica Dominicana contaba con 51,916 habitaciones hoteleras
concentradas principalmente en las provincias de La Altagracia y Puerto
Plata.
PIB en el gobierno de Leonel Fernández

Desde su primer gobierno en el período 1996-2000 el presidente Leonel


Fernández ha exhibido entre sus principales logros el crecimiento y
estabilidad de la economía, expansión del sector turístico, reducción del
desempleo, gobernabilidad democrática, planes sociales, inversión
extranjera, acuerdos de libre comercio, construcción de grandes obras de
infraestructura y becas a jóvenes estudiantes. Sin embargo, muchas de
estas acciones comienzan a tambalearse por el impacto negativo que
tendrían para nuestra economía los incrementos internacionales de los
precios del petróleo y la materia prima de muchos rubros.
Según estadísticas del Banco Central, la agricultura aporta poco más de un
11 por ciento al PIB, pero en valores nominales los ingresos de
exportación de los productos agropecuarios, En 1986, sobre la base de la
nueva estructura y dinámica productiva de la exportación de servicios, se
intenta aplicar una política económica que correspondía más al esquema
de los 12 años de Balaguer. Se intentó controlar el tipo de cambio y la tasa
de interés, se aplicó un activo programa de inversiones públicas, se

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intentaron controlar los precios, así como se decidió el no pago de la
deuda en pesos, pero si en dólares lo cual aumentó la emisión de dinero.
El resultado fue la crisis más profunda de la economía dominicana desde
que se registran cifras macroeconómicas: el desempleo subió a 20%, más
de 600 mil personas desempleadas, el nivel de precio había aumentado en
un 250% entre 1986-1990 mientras que la moneda se había depreciado en
casi un 200%, los apagones, la escasez de combustibles y alimentos
convirtieron las colas en una cotidianidad para la población y el PIB per
cápita había caído en -7.2% en 1990. Al final, la población había pagado un
alto costo del invento de política económica del Dr. Balaguer.

En 1990 en el marco de una profunda crisis política Balaguer negocia con


las “fuerzas vivas de la nación” su permanencia en el poder a cambio de
iniciar la aplicación de las reformas neoliberales, que habían sido
sintetizadas en el Consenso de Washington. Entre 1990 a 1996 se aplicó
básicamente la parte fiscal mientras que de 1996 hasta 2000 se aplicó con
entusiasmo la liberalización y privatización. Era evidente que las reformas
neoliberales no reestructuraban los ingresos de divisas (cosa que había
ocurrido a mediando de la década de 1980), sino que desmontaban lo que
quedaba de la sustitución de importaciones materiales incluyendo los
productos manufacturados correspondientes han disminuido.

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Los años de 1992 al 2000 fueron de crecimiento económico (casi 7%). Este
crecimiento estuvo asociado a un ambiente internacional de expansión (el
crecimiento de EE. UU. fue de 3.84%), a la Iniciativa de la Cuenca del
Caribe, a las leyes de incentivo del turismo y zonas francas y a la
estabilidad macroeconómica después del pacto de Balaguer en 1990
(Gráfico 4).

La dinámica de la economía había cambiado en la década del noventa. Los


ingresos de divisas (exportaciones no tradicionales y servicios) eran
apropiadas por los grupos privados creando una dinámica de
concentración del ingreso y poder que captura al Estado, debilitando aún
más la deficiente institucionalidad. Ello influye en la estructura del gasto
público y en el régimen impositivo, lo cual afecta la competitividad
sistémica del país. Esta dinámica conduce a mayor concentración del
ingreso, a un ajuste en el salario real (individual y social) a la baja, a una
reducida elasticidad producto empleo y pobreza. Además, contribuye a
fortalecer la “paradoja del progreso” donde el desarrollo del país se mide
por las cosas y no por la calidad de vida de la gente, convirtiendo al
clientelismo político en el mecanismo de inclusión social.

Contreras M Ramon
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