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MANUAL CURSO BÁSICO DE TRABAJO EN

ALTURA PARA BOMBEROS

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MANUAL CURSO BÁSICO DE TRABAJO EN
ALTURA PARA BOMBEROS

Manual Curso Básico de Trabajo y Rescate en Altura Para Bomberos


Quinta edición marzo de 2013
Unidad de Sistemas de Información – Escuela de Formación
Grupo de Trabajo y Rescate en Altura: Bombers Ajuntament de València

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índice
00. PRÓLOGO

01. MARCO LEGAL

1.1. Ámbito legislativo en el que desarrollamos nuestro trabajo


1.2. Equipos de Protección Individual
1.3. Real Decreto 2177/2004

02. SEGURIDAD EN LAS INTERVENCIONES

2.1. Introducción.
2.2. Clasificación de las intervenciones: valoración del servicio
2.3. Procedimientos básicos de intervención
2.4. Equipos y materiales
2.5. Zona de Intervención

03. MATERIAL PERSONAL Y COLECTIVO

3.1. Cuerdas
3.1.1. Características, tipos y usos
3.1.2. Precauciones, mantenimiento y almacenaje
3.2. Cordinos y Cintas
3.3. Mosquetones (conectores)
- Definición y tipos de mosquetones
- Mosquetones de cierre
- Utilización de los mosquetones
3.4. Equipos de progresión
- Arneses
- Cabos de anclaje y seguro
- Descensores
- Bloqueadores
- Colocación del equipo personal
3.5. Poleas

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04. INSTALACIONES BÁSICAS

4.1. Los nudos


4.2. Instalaciones
- Anclajes
- Anclaje humano
- Nudo final de cuerda
- Recomendaciones generales para realizar una instalación

05. ASEGURAMIENTO BÁSICO

5.1. Conceptos previos


- Factor de caída y fuerza choque
5.2. Encordamientos
5.3. Autoseguros
5.4. Seguros

06. PROGRESIÓN POR CUERDA

6.1. Descenso por cuerda


6.2. Ascenso por cuerda
6.3. Cambio de sentido

07. PROGRESIÓN POR OTROS MEDIOS

7.1. Ascenso en libre


7.2. Escala flexible
7.3. Escalera de ganchos (asalto o ataque)
7.4. Escalera corredera
7.5. Vehículos de altura
- Paso cesta-balcón-cesta
- Progresión por los tramos de escalera
- Anclaje de cuerdas para rápel y otras maniobras

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08. SISTEMAS DE TRACCIÓN

8.1. Polifrenos
8.2. Polipastos
8.3. Tensado de cuerdas
8.4. Tracción directa
8.5. Trácteles y cabrestantes

09. AUTORRESCATE

- Concepto de autorrescate
- Justificación: síndrome del arnés
- Descenso del herido: técnicas

10. NOCIONES BÁSICAS DE RESCATE Y EVACUACIÓN

10.1. Materiales y equipos de rescate


- Triángulo de evacuación
- Arnés inmovilizador
- Tabla de rescate
- La camilla
10.2. Transporte de camillas:
10.3. Rescate con vehículos de altura.

11. BIBLIOGRAFÍA

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00. PRÓLOGO

El curso Básico de Trabajo en Altura pretende formar al bombero para todas


aquellas situaciones en las que se hace necesario el uso de materiales y
técnicas propias del trabajo vertical; esto incluye las maniobras de progresión
sobre cuerda, las realizadas con escalas y escaleras de mano que precisen
aseguración, el ascenso por estructuras de diversa tipología y las maniobras
que se realizan con vehículos de altura.

El curso parte del nivel más elemental con el objetivo de crear conciencia
sobre la problemática de este tipo de actuaciones y la necesidad de llevarlas a
cabo con unas condiciones de seguridad razonables.

Para alcanzar estos objetivos el curso, además de las enseñanzas específicas


sobre los materiales y técnicas propias del trabajo vertical, pretende establecer
una serie de principios básicos de actuación para nuestro servicio; lo que
incluye tanto el equipo básico de intervención, los procedimientos a emplear y
las medidas de seguridad a adoptar.

El curso Básico de Trabajo en Altura se impartirá como formación inicial en


el curso de acceso de las nuevas promociones de bomberos.

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01. MARCO LEGAL

1.1. Ámbito legislativo en el que desarrollamos nuestro trabajo

Hasta la entrada en vigor del Real Decreto 67/2010, de 29 de Enero, de


adaptación de la legislación de Prevención de Riesgos Laborales a la
Administración General del Estado, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales
no era de aplicación para aquellas actividades cuyas particularidades impedían
su aplicación en el ámbito de las funciones públicas, en particular en los
servicios de bomberos (Art. 3). Es decir, de la lectura de la citada ley se podía
deducir que, en el ámbito de los servicios de bomberos, estaban exentas del
cumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales aquellas
actividades calificadas como urgentes, mientras que las actividades no
urgentes estaban sujetas a la ley. Mediante el citado decreto, se modifica la
ley, de manera que solamente están exentas del cumplimiento de la ley
únicamente aquellas actividades indispensables para proteger la
seguridad, salud y orden público, en circunstancias de excepcional
gravedad y magnitud. Es decir, en todas aquellas actividades dentro de
nuestro trabajo distintas de las señaladas en negrita, los servicios de
bomberos están obligados a cumplir la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales. Por lo tanto, en todas aquellas actividades que no representen una
circunstancia de excepcional gravedad y magnitud, los servicios de bomberos
están sujetos a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y por ello existe
una necesidad real y una obligación legal de protegernos, como bomberos,
frente a los riesgos derivados de nuestra actividad, que en el caso de la
disciplina de rescate en altura, es el riesgo de caídas en altura, lo que implica
el uso de los EPI correspondientes.

Así pues, el ámbito legislativo en el que desarrollamos nuestro trabajo es el


siguiente:

► Art.40.2 de la Constitución Española

“…encomienda a los poderes públicos, como uno de los principios rectores de la


política social y económica, velar por la seguridad e higiene en el trabajo”. Para
cumplir este mandato constitucional está la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales.

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► Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL)

● Art. 2. Objeto de la norma: La Ley de Prevención de Riegos Laborales


(Ley 31/1995, de 8 de noviembre) tiene por objeto promover la seguridad y
la salud de los trabajadores mediante la aplicación de medidas y el
desarrollo de las actividades necesarias para la prevención de riesgos
derivados del trabajo.

● Art.3. Ámbito de aplicación: La presente Ley no será de aplicación en


aquellas actividades cuyas particularidades lo impidan en el ámbito de las
funciones públicas de:
- Policía, seguridad y resguardo aduanero.
- Servicios operativos de protección civil y peritaje forense en los casos
de grave riesgo, catástrofe y calamidad pública.
- Fuerzas Armadas y actividades militares de la Guardia Civil.

● Art.17. Equipos de trabajo y medios de protección: El empresario deberá


proporcionar a sus trabajadores equipos de protección individual adecuados
para el desempeño de sus funciones y velar por el uso efectivo de los mismos
cuando, por la naturaleza de los trabajos realizados, sean necesarios. Los
equipos de protección individual deberán utilizarse cuando los riesgos no se
puedan evitar o no puedan limitarse suficientemente por medios técnicos de
protección colectiva o mediante medidas, métodos o procedimientos de
organización del trabajo.

● Art.29 Obligaciones de los trabajadores en materia de prevención


de riesgos: Los trabajadores, con arreglo a su formación y siguiendo las
instrucciones del empresario, deberán en particular: utilizar correctamente
los medios y equipos de protección facilitados por el empresario, de acuerdo
con las instrucciones recibidas de éste.

1.2. Equipos de protección individual.

En cuanto a los EPI o Equipos de Protección Individual, vamos a tratar de


explicar, a groso modo, qué son y cuál es su papel en la prevención.

► Definición de EPI

Se define como EPI cualquier equipo destinado a ser llevado o sujetado por
el trabajador para que le proteja de uno o varios riesgos que puedan amenazar
su seguridad o su salud en el trabajo, así como cualquier complemento o
accesorio destinado a tal fin.

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Por lo tanto, los EPI se crean por la necesidad de proteger al trabajador cuando
los riesgos no se puedan evitar o no puedan limitarse suficientemente por medios
técnicos de protección colectiva o mediante medidas, métodos o procedimientos
de organización del trabajo. El hecho de que se recurra a los equipos de
protección individual como “último escalón” de la acción preventiva no se debe a
que este tipo de medida sea menos importante que las demás. El principal motivo
para anteponer otro tipo de medidas a la protección individual se debe a que la
utilización de una protección individual supone establecer un contacto directo del
trabajador con el riesgo, sin que exista otra “barrera” detrás para eliminar o
disminuir las consecuencias del daño en caso de que el peligro se materialice y,
en estas condiciones, si el equipo de protección individual falla o resulta ineficaz,
el trabajador sufrirá las consecuencias del daño con toda su severidad.

► Clasificación de los EPI:

Categoría I: Son E.P.Is de diseño sencillo. El usuario puede juzgar por sí


mismo su eficacia contra riesgos mínimos, y sus efectos, cuando sean
graduales, pueden ser percibidos a tiempo y sin peligro para el usuario.
Categoría II: Son modelos de E.P.I que, no reuniendo las condiciones de
la Categoría 1, no están diseñados de la forma y para la magnitud de
riesgo que se indica en la Categoría III.
Categoría III: Son modelos de E.P.I de diseño complejo, destinados a
proteger al usuario de todo peligro mortal o que puede dañar
gravemente y de forma irreversible la salud, sin que pueda descubrir a
tiempo su efecto inmediato.

► Marcado de los EPI

Categorías I y II: El marcado estará constituido por el


logotipo de las siglas "CE".
Categoría III: El marcado será igual al de los E.P.I. de
Categoría II más el número distintivo de cuatro dígitos Para identificar un EPI
del organismo de control notificado para el control de la de Categoría III solo
fase de producción. tenemos que fijarnos en
que lleve este distintivo

1.3. Real Decreto 2177/2004, de 12 de noviembre


Este Real Decreto establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud
para la utilización de los equipos de trabajo en altura y de los procedimientos
para realizar dichos trabajos. El apartado 4.4 está dedicado a las disposiciones
específicas sobre la utilización de las técnicas de acceso y de posicionamiento
mediante cuerdas, en donde se dice:

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4.4.1 La utilización de las técnicas de acceso y de posicionamiento mediante


cuerdas cumplirá las siguientes condiciones:

a) El sistema constará como mínimo de dos cuerdas con sujeción


independiente, una como medio de acceso, descenso y de apoyo (cuerda
de trabajo) y la otra como medio de emergencia (cuerda de seguridad).
b) Se facilitará a los trabajadores unos arneses adecuados, que deberán
utilizar y conectar a la cuerda de seguridad.
c) La cuerda de trabajo estará equipada con un mecanismo seguro de
ascenso y descenso y dispondrá de un sistema de bloqueo automático con
el fin de impedir la caída en caso de que el usuario pierda el control de su
movimiento. La cuerda de seguridad estará equipada con un dispositivo
móvil contra caídas que siga los desplazamientos del trabajador.
d) Las herramientas y demás accesorios que deba utilizar el trabajador
deberán estar sujetos al arnés o al asiento del trabajador o sujetos por
otros medios adecuados.
e) El trabajo deberá planificarse y supervisarse correctamente, de
manera que, en caso de emergencia, se pueda socorrer
inmediatamente al trabajador.
f) De acuerdo con las disposiciones del artículo 5, se impartirá a los
trabajadores afectados una formación adecuada y específica para las
operaciones previstas, destinada, en particular, a:

1º Las técnicas para la progresión mediante cuerdas y sobre


estructuras.
2º Los sistemas de sujeción.
3º Los sistemas anticaídas.
4º Las normas sobre el cuidado, mantenimiento y verificación del
equipo de trabajo y de seguridad.
5° Las técnicas de salvamento de personas accidentadas en
suspensión.
6° Las medidas de seguridad ante condiciones meteorológicas que
puedan afectar a la seguridad.
7° Las técnicas seguras de manipulación de cargas en altura.

4.4.2 En circunstancias excepcionales en las que, habida cuenta de la


evaluación del riesgo, la utilización de una segunda cuerda haga más peligroso
el trabajo, podrá admitirse la utilización de una sola cuerda, siempre que se
justifiquen las razones técnicas que lo motiven y se tomen las medidas
adecuadas para garantizar la seguridad.»

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02. SEGURIDAD EN LAS INTERVENCIONES

2.1. Introducción

El las intervenciones en altura, al igual que en otras, la seguridad personal y


colectiva debe plantearse como un objetivo primordial. La seguridad es labor
de todos, aunque debe ser el mando de la intervención, como responsable de
la misma, el que determine las acciones a realizar para que la actuación
resulte segura. Cuando hablamos de seguridad nos referimos tanto a la de los
bomberos que realizan la actuación, las posibles víctimas a las que vamos a
socorrer y todas aquellas otras personas que de una u otra manera puedan
verse implicadas en el siniestro. Por último, no debemos olvidar que también
tenemos una responsabilidad sobre el salvamento de bienes, lo que habrá que
valorar en su justa medida.

La seguridad en una intervención en altura se basa, además de en la


competencia de los intervinientes, en cuatro pilares fundamentales: la
adecuada valoración del servicio, los procedimientos de actuación, los equipos
y materiales a utilizar y la delimitación y condiciones que debe reunir la zona
de intervención.

2.2. Clasificación de las intervenciones: valoración del servicio

► Servicios urgentes y servicios poco urgentes.

Los servicios urgentes son aquellos que no pueden demorarse en el


tiempo sin que ello suponga un daño irreparable o nos conduzca a una
situación irreversible, por ello deben acometerse de manera inmediata y
empleando el menor tiempo posible. La calificación de “urgente” depende de
muchos factores, desde el tipo de servicio, la información previa disponible,
los datos que se obtengan una vez en el lugar, la posible evolución del
siniestro o el estado físico en que se encuentren las personas implicadas.
Por ejemplo, el típico servicio de apertura de puerta puede variar de
calificación según sea una persona caída en el interior, un posible cadáver o
un niño que se encuentra sólo.

Al final será el mando de la intervención el que, en base a los datos de que


dispone, valore de una u otra manera la actuación. El hecho de considerar un
servicio como urgente no implica el abandono de las medidas de seguridad
exigibles, sino la adecuación de las mismas a la nueva situación.

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2.3. Procedimientos básicos de intervención

Para que una intervención sea eficaz y segura se deben priorizar las
actuaciones y debe existir un reparto de las funciones y del trabajo. Los
procedimientos o protocolos de actuación son la herramienta que nos permite
disponer de esta organización previa y deben adaptarse tanto al tipo de
siniestro como a los recursos de que disponemos. Los procedimientos de
actuación son fruto del estudio, la comparación y la práctica de las diversas
técnicas que podemos utilizar para la solución de un mismo problema, de
manera que podamos definir el que mejor se adapte a nuestras necesidades.
Un procedimiento de actuación no es más que una relación detallada y
ordenada en el tiempo de todos los pasos que debemos dar en respuesta ante
una determinada situación. El procedimiento debe contemplar qué se debe
hacer, cuándo hay que hacerlo y quién debe hacerlo; también debe incluir que
materiales y equipos son precisos para poder llevarlo a cabo. Los
procedimientos son especialmente útiles en la resolución de intervenciones de
carácter urgente ya que nos proporcionan de manera directa una metodología
de actuación. Todo procedimiento debe buscar la resolución del problema de la
manera más eficaz y segura posible.

Si hablamos de intervenciones en altura podemos distinguir entre un


procedimiento de carácter general y los procedimientos específicos. El
procedimiento general hace hincapié en todas aquellas medidas tendentes a
homogeneizar las técnicas de actuación en este tipo de servicios con el fin de
garantizar la seguridad. Puede resumirse en los siguientes puntos:
- Las actuaciones en altura se realizarán contando con dos medios de
soporte-seguro (cuerda + cuerda o cuerda + escala).
- El anclaje de cada uno de los medios de soporte-seguro será
independiente.
- Todas las maniobras que se realicen en altura deben ser reversibles, es
decir, si estamos bajando hemos de ser capaces de subir y al contrario.
- En todas las intervenciones en altura habrá un mínimo de dos bomberos
totalmente equipados, aún en el caso de que la intervención sea realizada
solamente por uno de ellos (hay que prever la posibilidad de que el
compañero necesite ayuda).
- Debe existir una vigilancia entre los actuantes, tanto del equipo
personal como de las maniobras que se realicen.
- En cualquier intervención en altura, además del material de progresión
vertical, se debe utilizar el casco como elemento de protección.
- Queda a criterio del mando la adecuación de estas consideraciones en
aquellas actuaciones de carácter urgente.

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Los procedimientos específicos dan respuesta a una maniobra concreta.


Gracias a ellos podremos actuar de forma rápida y segura ya que son el
resultado de un estudio previo, en donde a base de prácticas y ensayos se ha
puesto de manifiesto las distintas variables e inconvenientes y se les ha dado
una adecuada solución. En el apartado “07. Progresión por otros Medios” se
describen algunos de estos procedimientos.

2.4. Equipos y materiales

Los equipos y materiales a utilizar son parte esencial de la cadena de


seguridad. Se deberán escoger aquellos que mejor se adapten al escenario
en donde se realiza el servicio, al tipo de actuación y a la urgencia de la
misma. Otro punto a tener en cuenta es conseguir un nivel de seguridad
homogéneo, es decir, que todos los eslabones que forman la cadena de
seguridad tengan un comportamiento similar. El material para trabajo en
altura del servicio de bomberos se puede dividir en tres niveles: el material
personal de que dispone cada bombero, los equipos de progresión y
evacuación ubicados en los vehículos y el material específico de rescate. En
todo caso el equipo mínimo para cualquier intervención de trabajo o rescate
en altura estará compuesto por: arnés, cabo de anclaje con mosquetón con
seguro, casco, guantes y botas.

2.5. Zona de intervención

La zona de intervención, al igual que en otro tipo de servicio, debe ser


delimitada y balizada con cinta o cualquier otro medio que no ofrezca
confusión; además se debe ejercer una vigilancia sobre las misma, bien sea
por los propios bomberos o encargando esta tarea a las fuerzas de seguridad
(policía). La zona de intervención cubrirá todo el espacio en el que exista
riesgo y aquel necesario para la adecuada labor de los equipos de intervención,
también nos servirá de barrera ante los curiosos y para preservar la intimidad
de las víctimas. En la zona de intervención sólo habrá personal de los distintos
servicios que intervengan en el siniestro (bomberos, policía, sanitarios, etc.),
en caso de riesgo sólo debe permanecer en la zona el personal que esté
debidamente preparado y equipado.

La zona de intervención se establece según la tipología del servicio, a


continuación se ofrecen algunas ideas sobre la misma.

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- La zona que queda bajo la vertical del lugar en donde se está trabajando
debe balizarse siempre, esto incluye prácticamente todo tipo de servicios;
desde los saneados de edificación, el acceso a viviendas mediante rápel o
escaleras, el abordaje por medio de vehículos de altura, etc. Con esta simple
precaución evitaremos que cualquier objeto que pueda caer (desde un
cascote a un destornillador) alcance a las personas que se encuentran bajo.
Para calcular correctamente la zona se debe contemplar el posible rebote de
los objetos contra la fachada u otras estructuras. En base al mismo
razonamiento no se permitirá la presencia de curiosos en los balcones y
ventanas. Cuando puedan verse afectados bienes materiales (vehículos,
cristaleras, farolas, etc.) tenemos dos opciones: retirar el objeto en cuestión
o protegerlo de la mejor manera posible.

- En el lugar desde donde se realiza el acceso (terraza, balcón, etc.) tampoco


debe haber personal ajeno al servicio, por ello se invitará a los vecinos y
curiosos a que abandonen la zona; de esta manera evitamos que las personas
se acerquen a la vertical al tiempo que los equipos de intervención quedan
fuera del alcance de la mirada (fotos, videos…) de los curiosos.

- Hay que evitar la presencia de curiosos siempre que se utilicen técnicas


que puedan ser aprovechadas por personal ajeno al servicio, es el típico caso
de las aperturas de puertas por medio de radiografías o a través de la
manipulación de la cerradura.

- Si no nos es posible realizar un completo balizado de la zona de


intervención, caso de algunos servicios urgentes, mantendremos como
mínimo la vigilancia de la misma.

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03. MATERIAL PERSONAL Y COLECTIVO

3.1. Cuerdas

3.1.1. Características, tipos y usos.

Las cuerdas destinadas para las actividades verticales se dividen en tres


grandes grupos según su capacidad de elongación:

Dinámicas: Han sido especialmente diseñadas para actividades que


utilizan la escalada como medio de progresión, absorben la energía
producida durante una caída. En cualquier actividad que se prevean
factores de caída superior a 0,3 será necesario utilizar, obligatoriamente,
una cuerda dinámica (EN 892). Dependiendo de las características de la
actividad se utilizan tres tipos de cuerdas dinámicas: simples, dobles y
gemelas.
Semiestáticas: Especialmente diseñadas para maniobras de
suspensión y progresión con aparatos mecánicos (bloqueadores y
descensores). Son las cuerdas utilizadas mayoritariamente en trabajo
vertical, rescate y en actividades deportivas como la espeleología. La
elongación no debe superar el 5%. Se dividen en 4 categorías: Tipo A,
B, C y L (EN 1891 y EN 564).
Estáticas: Estas cuerdas no deben utilizarse habitualmente como cuerdas
de progresión ya que su bajo coeficiente de alargamiento las hace
peligrosas ante una eventual caída. (Cuerdas no consideradas parte del
Equipo de Protección Individual). Actualmente se utilizan para el montaje
de tirolinas, puentes de cuerdas y diferentes usos en parques de aventura.

Los materiales más comunes en la composición de las cuerdas y cordinos


que hoy en día se comercializan para realizar actividades en altura son:

Poliamida. Es el material más utilizado en la fabricación de todo tipo de


cuerdas (para actividades verticales). Buena relación
resistencia/durabilidad.
Aramida y Para-Aramida. De la familia del Nylon incluyendo el Kevlar, alta
fuerza extensible, resistencia excepcional a la rotura y de muy baja rigidez
estructural. Utilizada para cordinos y cuerdas de diámetros pequeños.
Poliéster. Se utiliza para las cuerdas de izado y retención en trabajos de
altura. Se usa casi exclusivamente para la fabricación de las cuerdas
americanas de escalada en árboles, no estando su uso muy extendido en
otros países.

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Polipropileno. Este material se utiliza casi exclusivamente para las cuerdas


de cañones (tipo C) ya que flota en el agua, como contrapartida presenta
una baja resistencia a la abrasión y un punto de fusión muy bajo.
Dyneema. Fibra muy ligera y extremadamente fuerte construida con
polietileno de alta calidad. Utilizada para cordinos y cuerdas de diámetros
pequeños

● Partes de la cuerda.

En la actualidad las cuerdas están compuestas del alma (o núcleo) y de la


camisa (o funda).

El alma representa aproximadamente dos tercios de la resistencia total y


dependiendo del tipo de trenzado de las fibras y cordones la cuerda presenta
unas características determinadas. Si se colocan los hilos de manera
longitudinal y en paralelo se crea una cuerda estática, girando los hilos a
izquierda o derecha aumentará su
elasticidad (semiestática) y
trenzándolos entre si de manera
adecuada se convertirá en una
cuerda dinámica.

La camisa cumple la importante


función de proteger de los
diferentes agentes agresivos,
aportando el tercio restante a la
resistencia total de la cuerda.
(algunos modelos de cuerda, por
ejemplo las flotantes, pueden tener
una proporción diferente).

Además del trenzado las


características de una cuerda
también se ven modificadas por el material empleado en su fabricación
(poliamida, poliéster, aramida, etc.) y por los tratamientos recibidos
(hidrófugos, térmicos…).

Nota: En el interior de las cuerdas homologadas hay una banda donde se informa
del fabricante, del nº de la norma que satisface, año de fabricación y del tipo de
material de construcción. Además, algunos fabricantes añaden un hilo testigo en
su interior de diferentes colores que nos indica el año de fabricación.

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Tabla de colores del hilo interno que identifica el año de fabricación (2000-2009)

Negro Marrón Rojo Naranja Amarillo Verde Azul Violeta Gris Rosa
‘00 ‘01 ‘02 ‘03 ‘04 ‘05 ‘06 ‘07 ‘08 ‘09

● Nomenclaturas y significados de marcados

CE: Conforme a exigencias europeas.


0120: Número del organismo certificador.
A 10.5: Cuerda tipo A de 10,5 mm de
diámetro
B 9.0: Cuerda tipo B de 9 mm de diámetro
Nº de lote: dos últimas cifras indican el año
de fabricación.

Cuerda dinámica simple.

Cuerda dinámica doble.

Cuerda dinámica gemela.

EN 1891: Norma europea cuedas semiestáticas.


EN 892: Norma europea cuerdas dinámicas.
EN 564: Norma europea cuerdas auxiliares y cordinos.
EN 565: Norma europea referida a las cintas.
EN 566: Norma europea referida a los anillos realizados con cinta.
UIAA: Conformidad exigencias de la Unión Internacional de Alpinistas
Asociados.

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► Cuerdas Semiestáticas

● Tipo A y B. Norma EN 1891. Tipología y características

Fabricadas generalmente en poliamida, estas cuerdas están diseñadas para


realizar trabajos de suspensión y de progresión por ellas, con la mejor relación
en el binomio seguridad/comodidad. Aunque su uso habitual no sea el de
detener caídas, ofrecen un margen de seguridad hasta caídas de factor 1. Se
han definido dos tipos:

- Tipo A: Es la máxima categoría de esta norma, ofrece un amplio


margen de seguridad al usuario. Es el tipo de cuerda a utilizar en
espeleología (grupos numerosos), en grupos de rescate y todo tipo de
trabajos verticales.
- Tipo B: Cuerdas de diámetros inferiores, ofrecen un menor margen de
seguridad y exigen una mayor atención al trabajar con ellas. Es el tipo de
cuerda a utilizar por grupos de espeleología experimentados, para descenso
de cañones y otros deportes de montaña.

A continuación se expone una tabla de la norma EN 1891. El número de


caídas de factor 1 indicada en la tabla de prestaciones es la obtenida con una
cuerda con nudos de ocho en los extremos a la que se le aplica cinco caídas
sucesivas en un intervalo de 3 minutos con 100 kg a las de tipo A, y 80 kg a
las de tipo B.

Tipo A B
Diámetro 9 a 16 mm
Resistencia estática mínimo 2200 daN mínimo 1800 daN
Resistencia estática con nudo ocho 1500 daN 3 minutos 1200 daN 3 minutos
Número de caídas 5 caídas Fc1 con 100 kg 5 caídas Fc1 con 80 Kg
Fuerza choque (factor 0,3) 600 daN
Alargamiento entre 50 y 150 kg <-5% <-5%
Deslizamiento de la funda Máximo 20–50 mm Máximo 15 mm (0,66%)
Encogimiento al agua No hay limitación

● Tipo L (Norma EN 564): Son cuerdas semiestáticas de diámetro inferior a


8,5 mm, de gran ligereza pero con unos márgenes de seguridad muy reducidos
(choques, abrasión…). Esta norma es sólo aplicable en Francia, en los demás
países de la UE actualmente se consideran “cordinos auxiliares”. En trabajo
vertical no deben utilizarse como cuerdas de progresión y/o seguro.

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● Tipo C. (Cuerdas flotantes): Las cuerdas semiestáticas flotantes de tipo C


son un proyecto de norma aplicable a todos los países de la Unión Europea.
Las más comercializadas están construidas en 9,5 mm de diámetro, con el
alma en polipropileno, lo que les permite flotar, y con la camisa (funda) en
poliéster o poliamida que les confiere mayor resistencia a la abrasión y a las
altas temperaturas (por el roce del descensor). Aunque no cumplen la Norma
EN 1891 se puede emplear con garantías en actividades como el descenso de
cañones siempre que se utilice solamente para rapelar y en doble.

► Cuerdas Dinámicas.

Tipo Dinámica Simple. Norma EN 892: Fabricadas generalmente


en poliamida en diámetros comprendidos entre 9,1 y 13 mm, estas
cuerdas se utilizan específicamente para detener posibles caídas. Están
especialmente diseñadas para absorber y disipar la mayor cantidad de
energía cuando se produce la caída. Se utilizan en todas las actividades en
las que se usa la escalada como medio de progresión. La cuerda dinámica
simple es capaz de absorber y detener la caída de una persona por si sola
(como parte de la cadena de seguridad). Su gran dinamismo no las hace
recomendables para realizar trabajos de progresión por ellas, ya que
ocasiona un rápido desgaste ante el rozamiento y son muy incomodas en
largas verticales.

Tipo Dinámica doble. Norma EN 892: Estas cuerdas son de


diámetros inferiores a las utilizadas en simple (tipo 1). Son capaces
de detener la caída de una persona cuando se usan en doble, hay que ir
pasándolas por los seguros de forma alternativa. Esta cuerda es
especialmente interesante para:
- Los recorridos sinuosos ya que optimiza la dirección vertical de la cuerda
y el rozamiento de esta en los anclajes.
- Para cordadas de tres personas, ya que el primero de cordada puede
asegurar simultáneamente a dos personas.
- Rutas de escalada en la que se prevean grandes rápeles, caídas sobre
aristas o grietas.

Nota: La fuerza choque especialmente baja de estas cuerdas reduce la carga


sobre los anclajes en vías comprometidas, ofreciendo una seguridad máxima
en todo tipo de ascensiones con seguros de dudosa resistencia.

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ALTURA PARA BOMBEROS

Tipo Dinámica Gemela. Norma EN 892: Son las cuerdas de escalada


de menor diámetro, su ventaja respecto a las cuerdas en simple es que
permite rapelar la longitud máxima de la cuerda y recuperarla. Es más ligera
que la cuerda doble pero no permite separar los cabos (mosquetonaje
obligatorio de los dos cabos en cada seguro). Se utiliza para escalada en
cascadas de hielo, glaciares y alpinismo.

Nota: La norma EN 892 impone un fuerza choque máxima de 12 kN durante la


primera caída de factor 1,77 con una masa de 80 Kg tanto para las cuerdas
simples como para las gemelas (en las gemelas se prueba sobre los dos
cabos). Para una cuerda tipo doble, la fuerza de choque debe ser
obligatoriamente inferior a 8 KN cuando se le aplica un factor de 1,77 con una
masa de 55 Kg.

La fuerza de choque aumenta con el número de caídas y el uso


Fuerza de choque mínima = seguridad máxima

Tipo 1 1/2 00
Fuerza choque < 12 kN < 8 kN < 12 kN
Número de caídas UIAA ≥5 ≥ 12
Alargamiento dinámico ≤ 40%
Deslizamiento de la funda UIAA ≤ 20 mm
Alargamiento bajo 80 kg ≤ 10% ≤ 12% ≤ 10%
Cuadro resumen de la norma EN 892

► Cuerdas estáticas

Las cuerdas estáticas no están homologadas como parte del EPI para
ninguna actividad en altura dada su baja elasticidad que hace que absorba
muy poca energía en caso de producirse una caída. Su uso queda relegado al
montaje de tirolinas, parques de aventura y eventualmente en rescates, nunca
como cuerda principal de aseguramiento. Su construcción y tratamientos de
serie hacen que tenga unos valores altos de resistencia, sea tolerante a la
intemperie y no pierda solidez incluso mojadas.

Las cuerdas estáticas no cumplen ninguna normativa oficial y son


exclusivamente de uso auxiliar. No deben utilizarse para asegurar personas

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ALTURA PARA BOMBEROS

3.1.2. Precauciones, mantenimiento y almacenaje

La vida útil de las cuerdas es igual al tiempo de almacenamiento (antes de la


primera utilización) + tiempo de utilización. La vida útil depende de la forma y
frecuencia de utilización. Los rayos ultravioletas, la humedad, los rozamientos
y los esfuerzos mecánicos disminuyen poco a poco las propiedades de la
cuerda (máximo de 15 años para las cuerdas, cordinos y arneses).

● Tiempo de almacenamiento y utilización: en condiciones óptimas de


almacenamiento las cuerdas pueden guardarse 5 años antes de su primer uso
sin afectar a su futuro tiempo de utilización. El tiempo de utilización
recomendado por los fabricantes es el que sigue:
- Utilización intensiva: de 3 a 6 meses.
- Utilización de fin de semana: de 1 a 3 años. (Uso normal).
- Utilización ocasional: de 4 a 5 años.
- Utilización muy ocasional: de 8 a 10 años. (Máximo 10 años).

● Precauciones

- Una cuerda puede destruirse en su primera utilización por un mal uso.


- Evitar rápeles a más de 2 metros por segundo.
- Usuarios de más de 80 Kg no deberían utilizar cuerdas de diámetros
inferiores a 9 mm.
- Antes y después de cada utilización han de ser revisadas
minuciosamente de manera visual y táctil.
- Cualquier signo de desgaste, aplastamiento o zona deshilachada ha de
ser inmediatamente saneadas (si ha sido localmente) y si el deterioro
afecta a varios tramos es mejor sustituirla directamente.
- Antes del primer uso es aconsejable mojar la cuerda y dejarla secar
lentamente a la sombra y en un lugar aireado. De esta forma se encogerá
aproximadamente un 5%, se reducirá el riesgo de deslizamiento de la
funda y aumentará su resistencia a la abrasión.
- Antes de su primera utilización, y después del primer remojo, se debe
proceder al marcado de las cuerdas (ambos extremos). La información
mínima que debe aparecer en el marcado es la longitud de la cuerda y el
año de puesta en utilización.
- El almacenamiento entre utilizaciones es también muy importante,
deben estar en un lugar limpio, protegidas de la luz solar, la humedad
y sobre todo de cualquier agente corrosivo (Carburo, baterías,
disolventes, etc.).

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● Factores a tener en cuenta a la hora de


revisar una cuerda

A. Verificar visualmente el estado de la camisa en


toda su longitud, localizar zonas deshilachadas o
con signos de desgaste, revisar posibles
deslizamientos de la camisa con el alma. El
decoloramiento excesivo de la camisa es un signo
claro de la degradación del material,
generalmente producido por la exposición
prolongada de la cuerda a los rayos del sol.

B. Control táctil del alma: realizar un bucle de


curvatura regular revisando toda la longitud de
la cuerda, analizar: zonas blandas, aplastadas,
ángulos marcados y bultos tipo “hernia”. Si
como aparece en la imagen B1, el bucle es lo
suficientemente blando que permite que se
junten los dos cabos, quiere decir que el alma
puede estar seriamente deteriorada. Aunque la
camisa no presente daños el alma puede haber
sufrido algún desperfecto.

C. Revisar la zona de los nudos en ambos


extremos, localizar zonas de desgaste o cualquier
daño producido por el uso continuado de los nudos
en esta misma zona.

D. Control de la longitud de la cuerda: revisar la


longitud periódicamente ya que han podido ser
saneados algunos tramos y como consecuencia
haber disminuido la longitud de la cuerda.

No dudéis en desechar una cuerda vieja o con signos evidentes de


deterioro. El barro y la tierra acumulada en el interior de la cuerda,
pueden producir pequeños cortes en los hilos internos del alma que
disminuyen su resistencia notablemente. La cuerda es uno de los
elementos más importantes en la cadena de seguridad, han de estar
en perfecto estado de conservación para que no pierda sus
propiedades y así trabajar con los mayores márgenes de seguridad.

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● Plegado de las cuerdas.

Las cuerdas se plegaran atendiendo a los


siguientes objetivos:
- Evitar el rizado y la formación de nudos a la
hora de utilizarla
- Facilitar el transporte

Dos métodos:

a) Plegado: se utiliza para guardar la cuerda


en una funda o para el transporte ocasional.
Para el plegado hay que ir realizando bucles
uniformes a un lado y otro de la mano
b) Ensacado: Usaremos éste método cuando
al lanzar la cuerda haya posibilidad de que no
quede bien extendida, ya sea por obstáculos,
formación de nudos, viento ó cuando no
tengamos visión de toda la cuerda.
- Se realiza el correspondiente nudo de ocho al final de la cuerda con un
nudo de aviso unos 2 m antes, en el cabo que vamos a introducir primero
- Se comienza a introducir en la saca con pequeños bucles (de forma
similar a la cuerda guía utilizada en buceo en humos)
- En el otro extremo realizamos otro nudo de ocho para facilitar su
localización en el interior de la saca.

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3.2. Cordinos y cintas

► Cordinos auxiliares (EN-564)

Son cuerdas de pequeño diámetro utilizadas para


múltiples funciones en las actividades verticales
(pedales y estribos, sujeción del material auxiliar,
evitar roces de la cuerda principal, instalar
desviadores, como cuerda de recuperación, etc.).

Los cordinos no deben utilizarse como cuerda de progresión o seguro.

Los cordinos de 4 a 8 mm de diámetro generalmente están homologados


(CE EN-564. Cuerda auxiliar) y cumplen las exigencias de la UIAA.

En la actualidad la combinación de poliamida/para-aramida en la confección


de cordinos es la que ofrece mejores resultados, ya que presenta una
excelente relación peso/resistencia y los nudos trabajan mejor que con otros
materiales, como el kevlar, la aramida o el dynemema.

El dyneema (polietileno) también es una fibra muy resistente, pero funde


mucho antes que la poliamida y la para-aramida frente a un calentamiento.

Temperaturas de fusión
Poliamida 230 ºC
Dyneema 145 ºC
Poliéster 260 ºC.

Tabla de prestaciones. Comparación de diferentes cordinos.

Peso/metro Carga rotura


Diámetro Norma Certificación Material
(g/m) (daN)
3 ---------- ---------- 8 225-250 Poliamida
4 EN564 CE/UIAA 11-12 330-370 Poliamida
5 EN564 CE/UIAA 18-19 580-590 Poliamida
6 EN564 CE/UIAA 23-27 750-770 Poliamida
7 EN564 CE/UIAA 31-33 1050-1200 Poliamida
8 EN564 CE/UIAA 39-40 1400-1550 Poliamida

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► Cintas (EN-565)

Definición según la norma: “Banda larga,


estrecha y de estructura textil destinada a
soportar fuerzas y no destinadas a absorber
energía”. Las cintas son especialmente
utilizadas como anillos para anclaje y en la
confección de material auxiliar de seguridad.
Según la norma EN-565 la resistencia mínima
que debe tener una cinta es de 500 Kg. Los
anillos de cinta (no cosidos) han de efectuarse
obligatoriamente mediante el llamado “nudo de
cinta plana”. Existen dos tipos de cinta: las
tubulares y las planas.

● Cinta tubular:
Las cintas tubulares pueden separarse formando un hueco en su
interior. Son flexibles y de fácil manejo, están fabricadas generalmente en
poliamida o poliéster. Las más utilizadas (uso convencional) son las
comprendidas entre 15 mm y 26 mm de ancho.

Comparación entre cintas tubulares. Norma EN 565. Certif. CE/UIAA

Ancho Carga de rotura


Peso/metro Material
(mm) (daN)
15 26 1080 Poliamida
16 31 1350 Poliamida
19 38 1600 Poliamida
25 43 1870 Poliamida

● Cinta plana.
Las cintas planas forman una sola tela,
son algo más rígidas que las tubulares
pero a cambio presentan una mayor
resistencia a la abrasión. Se utilizan
principalmente como elemento auxiliar de
anclaje y en la confección de anillos de
cinta cosida.

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Comparación entre cintas planas. Norma EN 565. Certificación CE/UIAA

Ancho Peso/metro Carga de rotura


Material
(mm) (g) (daN)
15 25 1050 Poliamida
16 39 1600 Poliéster
19 37 1600 Poliamida
25 41 1645 Poliamida
45 55 2200 Poliamida
50 60 2800 Poliamida

► Factores a tener en cuenta en la revisión de las cintas:

La resistencia de las cintas viene


indicada por unos hilos de color situados
longitudinalmente por una sola cara de la
cinta. Cada hilo supone una resistencia de
500 daN (en la figura A se pueden
observar tres hilos que se corresponde
con una resistencia de 1500 daN.
Los anillos de cinta cosida ofrecen
mayor resistencia a la rotura que los
elaborados con “nudo de cinta”.
Una cinta mojada o helada pierde
resistencia y se comporta peor ante los
roces, cuestión que habrá que tener en
cuenta al trabajar en estas condiciones.
Toda cinta con signos evidentes de
desgaste debe ser sustituida.
Revisar toda la longitud de la cinta,
localizar zonas deshilachadas, blandas o
aplastadas, prestar especial atención a
la zona de los nudos y al desgaste de
los bordes de la cinta.
La cinta de la viñeta B ha sufrido una
decoloración excesiva producida por una
larga exposición a los rayos ultravioletas.

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3.3. Mosquetones (conectores UNE-EN 362)

► Definición y tipos de mosquetones.

El mosquetón es un anillo o eslabón metálico con un gatillo, a modo de


puerta pivotante, que se mantiene cerrado gracias a un resorte o muelle.
Los mosquetones se utilizan para unir de forma rápida y segura los
diversos equipos y materiales que intervienen en las maniobras de trabajo
en altura: como cuerdas, aparatos de progresión, elementos del equipo
personal, camillas, etc.

Existen multitud de modelos y tipos de mosquetón en función del trabajo


para el que han sido diseñados. De igual forma los podemos encontrar en
diversos materiales, cada uno de ellos con sus características específicas. De
acuerdo con las Directivas PPE 89/686/EEC (PPE: Personal Protective
Equipment, en español EPI: Equipo de Protección Individual) que clasifica
todos los materiales, los mosquetones son EPI´s de categoría III, que
protegen de los riesgos de caída desde altura. Los mosquetones deben
cumplir la norma UNE EN-362, que entre otras cuestiones obliga a que
dispongan de un sistema de bloqueo del cierre (manual o automático). Los
mosquetones deben llevar grabado en su cuerpo, entre otras, el número de
la norma que satisface, la resistencia en diferentes posiciones de uso y el
tipo de mosquetón. Además cada mosquetón debe ir acompañado de un
manual en donde se indique los cuidados y forma de utilización (por lo
menos en el idioma del país de destino). Algunos mosquetones pueden
utilizar el sistema de normas UIAA, que es más exigente que el CE pero
menos adoptado a nivel internacional por los fabricantes.

Los mosquetones se fabrican principalmente en aleaciones de aluminio,


aunque también podemos encontrarlos en acero, acero inoxidable e incluso en
Titanio; lo importante es escoger el que mejor se adapte al trabajo que vamos
a realizar. Por norma general los mosquetones de acero poseen mayor
resistencia mecánica (a la tracción y abrasión) que los de aluminio, aunque
estos últimos se han acabado imponiendo gracias a su excelente relación
resistencia/peso.

Los mosquetones están diseñados para soportar preferentemente cargas


longitudinales (eje mayor). Poseen un tratamiento térmico que mejora sus
propiedades resistentes, aunque ese mismo tratamiento los vuelve más
frágiles ante golpes y caídas.

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● Resistencia

La resistencia de un mosquetón es la capacidad que posee para soportar


cargas o tracciones estáticas y dinámicas sin sufrir una deformación
permanente (deformación plástica), por lo que es altamente recomendable
conocer el uso que tendrá el mosquetón antes de decidir usar un modelo en
específico. La unidad utilizada para indicar la resistencia de los conectores es el
Newton (N), que se define como la fuerza necesaria para proporcionar una
aceleración de 1 m/s2 a un objeto de 1 kg de masa (1 kgf = 10 N). La
resistencia de los mosquetones viene grabada en el cuerpo en kilo Newtons
(kN); una forma rápida de hacer la conversión es añadir dos ceros a los kN y
tendremos el resultado en kgf.

La resistencia de los mosquetones varía mucho según el tipo y modelo


utilizado. Los mosquetones para trabajo en altura presentan resistencias que
van desde los 22 hasta los 45 kN en el eje mayor o longitudinal, y entre 6 y 12
kN en el eje menor o transversal. Otro punto a tener en cuenta es la
resistencia con el cierre abierto (entre 7 y 8 kN), esto es especialmente
importantes cuando se utilizan mosquetones sin seguro, que son propensos a
abrirse ante un esfuerzo violento de tracción, o bien cuando se prevea que el
mosquetón deba abrirse en carga.

● Partes de un mosquetón y principales características

En el dibujo se muestran las partes de un mosquetón de seguridad, y se


señalan sus ejes de resistencia principales y el ancho de la apertura.

1. Cuerpo
2. Puerta o Gatillo
3. Bisagra con muelle
4. Gancho de cierre
5. Seguro
6. Resistencia y norma
7. Eje longitudinal
8. Eje transversal
9. Apertura máxima

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● Nomenclatura (Norma EN 12275 Mosquetones de alpinismo y escalada)

N- Resisten más de 9 kn abiertos


L- solo resisten 6 kn abiertos
K- aptos para su uso en vías ferratas
H o HMS- únicos para el uso del nudo dinámico, Estos mosquetones son
de curvatura más abierta, más “planos” en el lado de la cuerda, para que
el nudo dinámico actúe igual en todo su recorrido.

Los mosquetones se pueden dividir en dos grandes grupos en función de que


dispongan o no de sistema de cierre.

● Mosquetones sin seguro

Se caracterizan por ser ligeros y resistentes,


aunque no pueden ser usados para lugares donde
se considere que existe peligro de apertura
accidental. En trabajo vertical y operaciones de
rescate se reservarán para maniobras auxiliares,
aseguramiento del material… (no cumplen la norma
UNE-EN 362). Existen básicamente tres tipos de
estos mosquetones, los de cierre recto, los de cierre
curvo y los de cierre de alambre o ultraligeros.

● Mosquetón de seguridad

Es un mosquetón al que se le ha añadido un cierre automático o de rosca


para evitar que se abra accidentalmente. Son los mosquetones usados en
trabajo vertical, salvamentos, y en general en todos aquellos lugares de
responsabilidad. Son los únicos que están normalizados como equipos de
protección individual contra caídas (UNE-EN 362). Existen principalmente dos
tipos de cierre:

- Manual o de rosca: Se trata de una rosca que se desplaza por el eje


del cierre hasta conseguir su bloqueo. Hasta hace poco era el sistema más
extendido, aunque en la actualidad se están viendo desplazados por los
mosquetones con seguro automático. El principal inconveniente es que el
bloqueo depende de que el usuario cierre la rosca, por lo que pueden
quedar abiertos en caso de olvido (muchos modelos disponen de una
marca roja que cuando es visible nos indica que la rosca no está en la
posición de bloqueo).

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- Automáticos: Presentan la particularidad de que el sistema de bloqueo


se activa automáticamente al soltar el gatillo de apertura, con lo que el
mosquetón siempre queda cerrado y bloqueado. Se manejan de forma
fácil y rápida, aunque existe la posibilidad de que se abran de forma
accidental con los golpes o roces con otros elementos. Dentro de los
automáticos tenemos los de doble seguridad (conocidos también como de
bayoneta), en este caso la apertura del mosquetón requiere de dos
movimientos diferentes. Aunque algo más engorrosos de manipular que
los automáticos son los mosquetones más seguros ya que la posibilidad de
apertura accidental queda prácticamente anulada.

● Características de algunos mosquetones (casa Petzl)

Tipo de mosquetón Peso

Spirit 20 m/m 23 KN 10 KN 9,5 KN 49 g

Attache 23 KN 6 KN 7 KN 80 g

OK
Screw- 19 m/m 24 Kn 10 KN 7 KN 75 g
lock

A´mD
Screw- 21 m/m 28 KN 7 KN 8 KN 75 g
lock

A´mD
22 m/m 28 KN 7 KN 8 KN 75 g
Ball-lock

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● Forma y uso de los mosquetones

Existen tan diversas formas como aplicaciones, algunas versiones son


polivalentes, otros son de uso exclusivos para una actividad específica.
Atendiendo a la forma de los mosquetones podemos realizar dos grandes
grupos: mosquetones simétricos y asimétricos.

- Simétricos: Como su nombre indica poseen la misma


forma a ambos lados de los ejes del mosquetón. Se
utilizan en instalaciones de cuerda y en general para
cualquier tipo de anclaje, siendo insustituibles cuando se
trabaja con bloqueadores y poleas ya que permiten un
apoyo correcto de estos elementos. Para la misma sección
son menos resistentes que los asimétricos. Las formas más
comunes son las ovaladas, triangulares y de pera.

- Asimétricos: En la actualidad la mayor parte de mosquetones pertenecen a


este grupo. A igualdad de condiciones (diámetro, sección, material, etc.)
presentan mayor resistencia que los simétricos, tanto sobre el eje longitudinal
como con el gatillo de cierre abierto. Las formas más comunes son:

- Forma en D y D asimétrica. Son los más resistentes y se


usan principalmente en anclajes principales y donde se
precisa la máxima seguridad, como por ejemplo la conexión
del descensor con el arnés de cintura. Su forma dirige el
esfuerzo mayor hacia el eje longitudinal del mosquetón, que
es el más resistente, y evita la carga excesiva en los
alrededores de la puerta o gatillo.

- Mosquetones HMS. Son de forma triangular y su diseño los


hace especialmente adecuados para trabajar con nudo
dinámico y en aquellos lugares en el que debamos alojar
varios elementos en el mismo mosquetón (por ejemplo
reuniones).

- Mosquetones para vias ferratas. Son mosquetones


sobredimensionados, tanto en lo que se refiere a su
resistencia como a las dimensiones de paso con el cierre
abierto. Son adecuados para conectarse a estructuras y en
general a anclajes que requieran una gran apertura del
mosquetón.

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► Mosquetones de cierre.

También llamados maillones, son conectores y se diferencian de los


mosquetones en que el cierre se realiza por medio de una tuerca. Su principal
característica (norma UNE-EN 362, clase Q) es que una vez cerrados el mismo
cierre es una parte del conector que soporta carga. Esta peculiaridad los hace
especialmente adecuados para soportar esfuerzos multidireccionales y en
general en todos aquellos lugares en donde, en un momento dado, la carga
puede recaer en el sistema de cierre (cierre del arnés, instalaciones fijas,
anclaje pulpo de camilla, etc.). En su contra presentan que son más lentos de
manipular que los mosquetones convencionales.

Modelo Material Sección C. Trabajo C. Rotura Peso


Simétrico Acero Inox. 7 mm 900 kg 4500 kg 52 g
zicral 7 mm 250 kg 1250 kg 18 g
Acero Inox. 8 mm 1100 kg 5500 kg 79 g
Delta Acero 10 mm 900 kg 4500 kg 152 g
Acero Inox. 10 mm 1250 kg 6250 kg 156 g
Zicral 10 mm 350 kg 1750 kg 55 g
Semicircular Acero 10 mm 900 kg 4500 kg(1) 152 g
Acero Inox. 10 mm 1100 kg 5500 kg(1) 156 g
Zicral 10 mm 350 kg 1750 kg(1) 54 g
(1) En tracción sobre el eje menor la carga de rotura baja considerablemente

► Utilización de los mosquetones

El mosquetón es un elemento esencial en la cadena de seguridad pero


vulnerable en caso de mala utilización. A continuación se enumeran una
serie de normas de utilización y unas recomendaciones para efectuar su
revisión y mantenimiento:

- La carga debe recaer sobre el eje longitudinal del mosquetón.


- Los mosquetones de seguridad tendrán siempre el seguro cerrado ya que
abiertos reducen considerablemente su carga de rotura y existe la
posibilidad de que la cuerda se salga.
- No abrir el cierre del mosquetón mientras éste se encuentra en carga.

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- Los mosquetones con seguro de rosca los colocaremos


de forma que ésta no pueda abrirse con las vibraciones o
movimientos de la cuerda (cierre hacía abajo).
- Los mosquetones sin seguro se reservarán para usos
auxiliares de los que no dependa directamente la
seguridad de la maniobra.
- Prever que el mosquetón no golpee la pared o roca
cuando entre en carga o que pueda trabajar en palanca.
- En los mosquetones del equipo personal colocaremos el
sistema de seguro en el lado del cuerpo para evitar que se
golpee contra la pared.
- Todos los mosquetones en los que se aprecien
deformaciones o aquellos que hayan sufrido un esfuerzo
extremo deben ser desechados.
- Desechar cualquier mosquetón que haya caído de una
altura considerable.
- Revisar visualmente los mosquetones, no deben
presentar fisuras ni marcas profundas (más de 1 mm),
tampoco debe haber zonas con un excesivo desgaste ni
corrosiones en la zona del cierre.

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- Comprobar regularmente el gatillo: apertura y cierre sin rozamiento, buen


funcionamiento del muelle y de la articulación, ausencia de piedras o barro y
correcto funcionamiento del sistema de bloqueo.
- Evitar que los mosquetones entren en contacto con productos químicos.
- Lavar los mosquetones cuando se encuentren sucios (agua y cepillo) y
engrasar las piezas móviles (aceite de máquina de coser).
- No guardar los mosquetones húmedos
- Hay que elegir el mosquetón en función del uso que se le va a dar:
Simétricos: uso con poleas y en el montaje de aparejos.
HMS: para usar con nudo dinámico y en aquellos puntos en donde el
mosquetón deba albergar varios elementos.
Asimétricos: uso con aparatos, anclajes, y en general en todos aquellos
lugares de responsabilidad (debido a su mayor carga de rotura a
igualdad de condiciones).

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3.4 Equipos de progresión

► Arneses

Elemento para la sustentación del usuario y para la detención de caídas, de


forma que las fuerzas generadas queden distribuidas por distintas zonas del
cuerpo (piernas, caderas y tórax), a fin de que resulte ergonómico, confortable y
seguro. Según la posición que ocupan sobre el cuerpo se distinguen varios tipos
de arnés.

- Cintura: Abarca cadera y piernas y es el


principal elemento de sustentación y sobre el
que recae la mayor parte de los esfuerzos.
- Pecho: Complementa al arnés de cintura y
cumple básicamente dos funciones: mantener el
bloqueador de pecho ajustado sobre el cuerpo y
así facilitar el ascenso por cuerda y evitar que el
usuario pueda voltear en caso de caída.
-Integral: Arnés de cintura y de pecho
confeccionado como un solo elemento.

Anclaje
frontal Anclaje dorsal

Bloqueador de
pecho Croll
Anclaje ventral
Cintura

Anclaje
Anclaje posicionamiento
posicionamiento trabajo
trabajo

Anillo
Perneras portamateriales

Navaho Bod Croll Fast: Arnés integral en una sola pieza y que integra el bloqueador
de pecho (Croll). Cumple la Norma UNE-EN 361, 358, 813 y 12841 tipo B. Disponible
en los vehículos de Bomberos del Ayuntamiento de Valencia

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ALTURA PARA BOMBEROS

► Cabo de anclaje y seguro

El cabo de anclaje es el elemento


de nuestro Epi que se sitúa entre el
arnés y el anclaje o cuerda. El cabo
de anclaje es un elemento obligatorio
en trabajos verticales que nos sirve
para unir nuestro arnés a los SAS,
cuerdas, bloqueadores, líneas de
vida, etc. El cabo de anclaje puede
ser de cuerda o cinta y conviene que
tenga cierto dinamismo con el fin de
que pueda absorber la energía
producida por una caída. Por su
configuración pueden ser simples o
dobles, a su vez los dobles pueden
ser simétricos (igual longitud) o
asimétricos (distinta longitud).

El cabo de seguro es aquel que une el arnés de cintura con el bloqueador de


progresión en las maniobras de ascenso por cuerda. Para este cometido
podemos utilizar el cabo de anclaje largo o bien disponer de un tercer cabo,
opción que resulta mucho más versátil.

► Descensores

Son aparatos que nos permiten controlar la velocidad de descenso cuando


efectuamos un rápel. Esto se consigue transformando la energía que se
produce durante el descenso en calor, principalmente por medio de dos
mecanismos: rozamientos superficiales cuerda-descensor y rozamientos
internos de las fibras de las cuerda entre ellas.

● Descensor ID: Descensor-asegurador auto-frenante para cuerda.


Satisface la norma europea: EN 12841/2007. Dispositivos de regulación de
cuerda. Tipo C: Dispositivo de descenso para línea de trabajo. EN
341/2007. Equipos de protección individual contra caídas de altura.
Dispositivos de descenso para rescate. Tipo A.

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ALTURA PARA BOMBEROS

- Características principales

- Descensor-asegurador son sistema de bloqueo automático.


- Para cuerdas de 10 a 11,5 mm de diámetro
- Testado individualmente
- Peso 530 gramos.
- Función anti-pánico que se activa si el usuario tira demasiado fuerte de
la empuñadura.
- Leva indicadora de error para limitar el riesgo de accidente por
colocación incorrecta de la cuerda.
- Botón de desplazamiento horizontal para progresar más fácilmente por
planos inclinados y para manejo de cargas poco pesadas.
- Posición de bloqueo del aparato sin necesidad de recurrir a efectuar una
llave de bloqueo con la cuerda.

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ALTURA PARA BOMBEROS

- Posiciones de la palanca multifunción

A) Transporte: sólo disponible cuando no está


colocada la cuerda.
B) Bloqueo: bloquear la cuerda para posicionarse sin
necesidad de realizar una llave de bloqueo.
C) Aseguramiento: asegurar la progresión en todas
las circunstancias.
D) Descenso: liberar la cuerda y controlar el
descenso con la mano que sujeta el cabo libre
(¡utilizar guantes!).
E) Antipánico: se activa si el usuario tira demasiado
fuerte de la empuñadura.

► Bloqueadores

Son aparatos mecánicos que debidamente introducidos en la cuerda deslizan


en un sentido y quedan bloqueados de forma automática en el otro. Se utilizan
en las maniobras de progresión y seguro.

● Puño: Bloqueador de progresión diseñado


especialmente para los ascensos por cuerda.
Empuñadura ergonómica que garantiza un buen agarre.
Orificios en la parte inferior para conectar un elemento
de amarre y fijar un pedal y en la parte superior para el
montaje de aparejos y otras utilidades. Leva dentada
con ranura de evacuación para optimizar el
funcionamiento en cualquier condición (barro, hielo).
Disponible en dos versiones, mano derecha y mano
izquierda. Trabaja con cuerdas de entre 8 y 13 mm,
con una carga de rotura que va desde 4 a 6,5 kN
(según diámetro cuerda).

● Croll: Bloqueador de pecho (sustentación) que


junto con el puño posibilita el ascenso por cuerda.
Permanece anclado de forma simultánea al arnés de
cintura y pecho y su forma anatómica lo mantiene
pegado al cuerpo. Gatillo de abertura de fácil
manipulación e integrado en el cuerpo del bloqueador
para limitar los rozamientos. Leva dentada con ranura
de evacuación. Al igual que el puño, trabaja con
cuerdas de entre 8 y 13 mm y presenta unas cargas
de rotura similares.

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● Pedal: Unido al bloqueador de puño nos


permite un apoyo para traccionar con la pierna y
así posibilitar el ascenso por la cuerda. Podemos
encontrarlos de cordino o cinta, algunos modelos
disponen de una hebilla para regular su longitud
de forma rápida.

● Anticaídas “ASAP”: Se trata de un aparato de autoseguro automático.


Detiene una caída, un deslizamiento o un descenso no controlado. Bloquea
incluso si el usuario lo agarra durante la caída. Funciona con cuerda vertical
o inclinada. Se desplaza a lo largo de la cuerda (hacia arriba y hacia abajo)
sin intervención manual. Se instala y desinstala fácilmente en cualquier
punto de la cuerda. Debe completarse con un elemento de amarre
absorbedor de energía y fijarse al anclaje ventral, frontal o dorsal del arnés,
según los casos. Para usar con cuerda semi-estática (EN 1891 tipo A) de
10,5 a 13 mm certificada con el aparato.

Orificio de Tope de seguridad


conexión

Rueda bloqueadora

Tapa de protección

Mosquetón OK
Orificio para unión
TRIACT incluido
imperdible

● Absorbedor de energía “Asap’Sorber”:

Diseñado para trabajar conjuntamente con el


ASAP, absorbe la energía de la caída mediante
el desgarro de sus costuras, de modo que limita
la fuerza de choque a 6 kN. Disponibles en 20
y 40 cm de longitud.

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► Colocación del equipo personal

En la figura se muestra un bombero con el equipo completo de progresión


vertical. Se indica también, por medio de flechas, el material de que consta
dicho equipo así como la forma de colocación.

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3.5 Poleas

Las poleas son máquinas simples constituidas por un disco o rueda


acanalada que gira alrededor de un eje central, fijado a una pieza llamada
armadura. La misión de las poleas es disminuir el rozamiento y cambiar el
sentido de una fuerza. Se utilizan principalmente en maniobras de izado de
material, maniobras de fuerza, rescates, y en general en todas aquellas
instalaciones que requieran de la utilización de polifrenos y polipastos.

Si definimos el rendimiento de una polea como el nivel de


aprovechamiento de la fuerza que aplicamos sobre la cuerda, dos factores son
determinantes:
- La medida de la roldana: cuanto mayor es el diámetro de la roldana
(rueda acanalada por donde corre la cuerda) mejor es el rendimiento.
- El soporte de la roldana: los cojinetes autolubricantes aseguran un buen
rendimiento, pero deben lubricarse regularmente mientras que los
rodamientos de bolas estancos garantizan un rendimiento mayor y no
necesitan mantenimiento.

A continuación se exponen las características de las poleas más habituales


usadas en trabajos verticales y rescate:

● Poleas simples

- Fixe: Polea de placas laterales fijas diseñada para polipastos y desviadores


de carga. Polea compacta y ligera que permite un rápido montaje y la
combinación con bloqueadores mecánicos. Roldana montada sobre cojinete
autolubricante. Rendimiento de la polea 71%. Peso 90 g.

- Rescue: Polea de placas laterales móviles diseñada para cargas pesadas y


utilización intensiva (rescate). Roldana de gran diámetro montada sobre
rodamiento de bolas estanco. Puede admitir hasta tres mosquetones para
facilitar las maniobras. Rendimiento 95%. Peso 186 g.

- Minder: Polea de placas laterales móviles. Es la polea de mayor


rendimiento de la casa Petzl (97%). Roldana de gran diámetro montada
sobre rodamiento de bolas estanco. Puede admitir hasta tres mosquetones
para facilitar las maniobras. Peso 310 g.

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● Poleas con bloqueador (polifrenos)

Disponen de un sistema antirretorno incorporado que permiten sustituir el


montaje tradicional polea/bloqueador.

- Mini Traxion: Polea con bloqueador integrado que puede utilizarse como
polea simple o como bloqueador. Gatillo de apertura ergonómico y fácil de
manipular, incluso con guantes. Leva de bloqueo con dientes y ranura de
evacuación (barro, hielo). Ligera y compacta, ideal para los equipos de
trabajo o rescate. Roldana de aluminio montada sobre cojinete
autolubricante. Peso 165 g.

- Pro Traxion: Igual que la minitraxion pero diseñada para maniobras de


fuerza y uso intensivo. Roldana de alumino de gran diámetro montada sobre
rodamiento de bolas estanco. Placa lateral móvil desbloqueable que permite
colocar fácilmente la cuerda con la polea fija en el anclaje. Punto de
enganche auxiliar par montaje de diferentes aparejos. Peso 235 g.

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● Poleas de desplazamiento

Disponen de dos roldanas en línea y están diseñadas especialmente para


desplazarse por cuerda o cable. Se utilizan principalmente para el
desplazamiento sobre tirolinas, ya sea en progresión normal o para la camilla
en operaciones de rescata. También se pueden emplear para
el montaje de polipastos.

- Tandem: Polea doble para tirolina de cuerda.


Roldanas de alumino montadas sobre cojinetes
autolubricantes. Admite hasta tres mosquetones para
facilitar las maniobras. Peso 195 g.

- Tandem Speed: Polea doble para tirolinas de cable o


de cuerda. Roldanas de acero inoxidable resistentes al
desgaste montadas sobre rodamientos de bolas
estancos. Admite hasta tres mosquetones para facilitar
las maniobras. Peso 270 g.

Tabla con las características técnicas de las poleas señaladas.

Polea Cuerda Roldana Rod. Rend. Carga trabajo


(Ø mm) (Ø mm) bolas (daN)
Fixe ≤ 13 21 NO 71 % 250 x 2 = 500
Rescue ≤ 13 38 SI 95 % 400 x 2 = 800
Minder ≤ 13 51 SI 97 % 400 x 2 = 800

Mini Traxion 8-13 19 NO 71 % Simple 250 x 2 = 500


Bloqueador 250
Pro Traxion 8-13 38 SI 95 % Simple 300 x 2 = 600
Bloqueador 250
Tandem ≤ 13 21 NO 71 % 1000
Cuerda ≤ 13
Tandem Speed 26 SI 95 % 1000
Cable ≤ 12

● Poleas especiales

Existe una gran variedad de poleas con aplicaciones especiales como


pueden ser: poleas con doble roldana en paralelo (para realización de
polipastos complejos); poleas pasanudos (con placas laterales muy
separadas para el paso de nudos); poleas para desplazamientos por cables
de remontes mecánicos, etc.

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04. INSTALACIONES BÁSICAS

La instalación es el soporte físico que nos va a permitir superar las distintas


dificultades que se nos presenten en lo que a trabajo y rescate en altura se
refiere. La instalación está compuesta por las cuerdas de progresión y seguro,
los anclajes y todos los medios que utilizamos para la unión entre ambos
elementos, como pueden ser los nudos, las cordinos y cintas auxiliares,
mosquetones, etc. La instalación es la piedra angular de todo el trabajo en
altura, de ella dependerá la seguridad de la operación y el éxito de la misma.

4.1. Los nudos

Los nudos son el medio del que nos valemos para unir una cuerda, o similar,
con otra, una cuerda consigo misma o una cuerda con cualquier elemento
ajena a ella (anclaje, arnés, herramienta, etc.).

Los nudos debilitan inevitablemente las cuerdas, cuando se somete a una


cuerda a tracción se observa que siempre rompe por el nudo (a excepción de
casos especiales), por ello una de las características que se les debe exigir es
que sean capaces de resistir los esfuerzos a los que van a ser sometidos. En
nuestro trabajo, además, se debe pedir a los nudos que cumplan con otras
características, como son: no deshacerse bajo carga, deben de ser sencillos de
realizar, fáciles de identificar y multifuncionales, de manera que conociendo un
pequeño número de ellos podamos cubrir todas las necesidades que se
presentan en el servicio.

La única forma de dominar los nudos es practicándolos, se deben saber


hacer tanto si se dispone del extremo de la cuerda como si hay que hacerlos
a mitad de ella (por chicote y por seno) y en posturas y sobre elementos
diversos. Además la mayor parte de ellos pueden hacerse con la cuerda en
doble, que aunque ocupan mucho más volumen pueden sernos muy útiles
en determinadas situaciones. Otra cuestión a tener en cuenta es que el nudo
debe estar correctamente ejecutado (peinado), de no ser así perderá
propiedades resistentes e incluso puede llegar a no cumplir la función para
el que ha sido realizado.

A continuación se relacionan, agrupados por la función que realizan, los


nudos básicos que todo bombero debe conocer para acometer las distintas
maniobras de trabajo en altura. La mayor parte de ellos nos serán también de
utilidad para otros cometidos dentro del servicio.

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► Nudos de anclaje

● Ocho: Nudo resistente (pérdida del 20-30%), seguro y fácil de revisar


visualmente. Es el nudo por excelencia para realizar todo tipo de anclajes.
También lo utilizaremos como nudo de encordamiento (al arnés) y en las
maniobras de rescate.

● Ocho doble gaza (ocho doble):


Nudo ideal para realizar anclajes
sobre dos puntos distintos ya que
nos permite, una vez realizado,
ajustar la longitud de las gazas y así
repartir la carga. Se utiliza en
instalaciones de cabecera, SAS, para
centrar la cuerda en grietas o lugares
estrechos, etc. Pérdida de resistencia
alrededor del 20%.

● Alondra: Nudo auxiliar, rápido y


sencillo de ejecutar, que se utiliza
principalmente para la unión de
anillos de cinta, cuerda o cordino con
cualquier otro elemento y entre ellos
mismos. Disminye la resistencia de la
cuerda aproximadamente un 50%.

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● Ballestrinque: Nudo auxiliar que podemos aplicarlo en distintas


maniobras (porteo de material, atado de victimas a camillas, anclajes
especiales, etc.). Su principal ventaja reside en que es rápido de ejecutar y
que, una vez realizado, se tensa con mucha facilidad. Su aparente sencillez
no debe llevarnos a engaño pues es un nudo que se olvida con facilidad si no
se practica regularmente. La resistencia del ballestrinque es difícil de
cuantificar ya que resbala con cargas superiores a 450 daN.

► Nudos de unión

● Ocho inverso: Lo utilizaremos para unir cualquier tipo de cuerda, ya sean


las de progresión o las utilizadas para la realización de anillos de anclaje. Se
puede emplear para unir cuerdas del mismo o diferente diámetro. Disminuye
la resistencia de la cuerda aproximadamente un 45%.

● Nudo de cinta: Es el único nudo recomendado para unir cintas, ya


sean las tubulares o las planas. Se debe realizar de forma que los
extremos sobresalgan unos 10 cm (el nudo se comprime y podrían
salirse). Pérdida de resistencia 36%.

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► Nudos bloqueadores

● Prusik: Al igual que otros nudos bloqueadores el


Prusik se desliza por la cuerda mientras sobre él no
recaiga la carga, momento en que queda bloqueado (el
Prusik bloquea en ambos sentidos). Se puede utilizar
para realizar seguros, autoseguros, y para la progresión
y otras maniobras sobre cuerda (en sustitución de los
bloqueadores mecánicos). Se realiza a partir de un aro
de cordino, su eficacia aumenta si incrementamos el
número de vueltas (mínimo tres) y cuanto mayor es la
diferencia de diámetro entre el cordino y la cuerda.
Ocasionalmente pude realizarse también con cinta.

► Nudos especiales

● Dinámico: Nudo imprescindible y de gran versatilidad, utilizable en todas


aquellas situaciones en las que precisemos ejercer un frenado sobre la
cuerda: rápel, aseguramientos, tensado de tirolinas, etc. Se recomienda
realizarlo sobre un mosquetón tipo HMS y hacerlo de tal manera que el cabo
de cuerda sobre el que se ejerce el freno salga por el lado contrario del
cierre (así evitaremos que éste se abra de forma accidental). El principal
inconveniente del nudo Dinámico es que riza mucho las cuerdas y que
somete a éstas a un envejecimiento prematuro. El Dinámico se puede
bloquear mediante un nudo de fuga.

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4.2. Instalaciones

Como ya se apuntó en el principio del capítulo la instalación está compuesta


por las cuerdas, los anclajes y los medios y materiales que posibilitan la unión
entre ambos. Los anclajes, y especialmente los de cabecera o inicio de la
instalación, son quizá el punto más importante y también el que entraña más
dificultad a la hora de realizar una instalación. Pensemos por un momento que
debemos realizar un descenso desde una azotea en la que no disponemos más
que de unas pequeñas chimeneas, un poste de luz y unos cuantos mástiles de
antena; pues bien, con estos elementos deberemos conseguir un anclaje lo
suficientemente fiable para realizar la maniobra.

► Anclajes

Entendemos por anclaje todo punto fijo de soporte de la instalación o de


seguro de la misma, por su naturaleza pueden ser naturales o artificiales. Los
naturales son todos aquellos que forman parte del paisaje y de la estructura o
morfología del lugar: árboles, puentes de roca, vigas, barandillas, etc. Los
anclajes artificiales son aquellos utensilios, aparatos o accesorios diseñados
expresamente para este fin y que nos sirven para crear un punto de anclaje en
un lugar determinado (anclajes químicos, tacos expansivos, picas, etc.).
Dentro de los anclajes artificiales incluiremos los construidos, que son aquellos
que realizamos aprovechando algún elemento que haremos valer como punto
de anclaje; por ejemplo un tablero atravesado en el hueco de una puerta o un
orificio realizado en un muro con el fin de poder sujetar la cuerda.
Todo anclaje debe cumplir básicamente dos condiciones: soportar las cargas
y esfuerzos para el que ha sido diseñado y estar colocado de manera que
facilite al máximo la maniobra que vamos a realizar.

Denominaremos genericamene como Sistema de Anclaje de Seguridad


(SAS) aquel anclaje que en su conjunto cumpla con las condiciones expuestas.
Todo SAS constará como mínimo de dos puntos de anclaje, aumentando este
número en función de conseguir las condiciones de resistencia y posición
requeridas. Para realizar un SAS disponemos básicamente de dos opciones:
anclajes en línea y triángulo de fuerzas.

● Anclajes en línea: Es el método más sencillo para construir un SAS.


Constan de un anclaje principal, de donde se suspende la carga, y de un
seguro, que actuará en caso de fallo del principal. Son especialemente útiles
para unir puntos de anclaje distantes entre sí y cuando estos presentan una
solidez suficiente.

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● Triángulo de fuerzas: En este caso se trata


de repartir la carga entre varios puntos.
Podemos utilizarlos cuando un solo punto no
ofrece suficiente solidez y es preciso recurrir a
unir varios de ellos. También son de utilidad en
la realización de anclajes en los que los puntos
de fijación son heterogeneos en cuanto a
resistencia se refiere. Los triángulos de fuerzas
podemos hacerlos con la propia cuerda de
instalación o bien con una cuerda o cinta
auxiliar. En este tipo de instalación hay que
vigilar el ángulo que forman las cuerdas para
evitar sobrecargas en los puntos de anclaje.

Ángulo (α) Carga en cada anclaje


30º 52%
60º 58%
90º 71%
120º 100%
150º 193%
180º Infinito…

Los triángulos de fuerza podemos realizarlos fijos o autorregulables.

Los anclajes autorregulables los emplearemos en los casos en que los puntos
de anclaje tengan una resistencia similar, en los casos que pueda cambiar la
dirección de la tracción durante la maniobra o cuando nos interese repartir la
carga de la manera más equitativa posible. En los autorregulables deberemos
girar 180º todas las gazas de las cuerdas que participan en el anclaje para evitar
que pueda desmontarse el sistema en caso de fallo de alguno de los puntos.

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Los triángulos de fuerza bloqueados los emplearemos cuando los puntos de


anclaje presenten una resistencia muy dispar o cuando se encuentren muy
distantes entre sí (para evitar caer hasta ser detenidos por el otro ancjaje).

Otras consideraciones a tener en cuenta a la hora de montar un SAS son:

- Un mínimo de dos anclajes. Lo ideal es que lo formen tres.


- Resistencia adecuada al trabajo que va a realizar. Para hacernos una
idea la UIAA (Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo) considera
una reunión segura cuando es capaz de soportar el doble de la carga real
que puede generar una caída de factor 2, estipulada en unos 1.200 daN.
Por lo tanto el anclaje deberá tener una resistencia de unos 2.400 daN,
aunque se consideran aceptables resistencias por encima de 1.400 daN.
- Mosquetones de seguridad (a rosca o automáticos) y una resistencia
longitudinal superior a 22 kN.
- Se utilizarán anillos de cinta y cuerda en buen estado de uso; en todo
caso se les debe exigir una resistencia superior a 1.400 daN.
- Si creemos que el SAS puede recibir cargas dinámicas o choques
emplearemos cuerdas en vez de cintas, ya que éstas no son dinámicas. Otra
posibilidad es incluir absorbedores o disipadores de energía en el sistema
- Si realizamos anclajes sobre elementos verticales, como farolas o
barandillas, los realizaremos cerca de la base ya que es el lugar más
resistente (no se produce efecto palanca).
- Siempre que se pueda se realizarán los anclajes sobre elementos
estructurales, como vigas, pilares, etc.

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► Anclaje humano

En determinadas circunstancias, como


ausencia total de ningún tipo de anclaje o
máxima urgencia de la maniobra, podemos
recurrir a lo que se conoce como anclaje
humano. El método consiste en aprovechar a
los propios bomberos (minimo dos) como
punto de anclaje. El anclaje humano es rápido
de montar y, si se realiza convenientemente,
ofrece plenas garantías. Básicamente consiste
en realizar un anclaje múltiple sobre dos o
tres bomberos por medio de un ocho doble o
un triángulo de fuerzas. Una vez realizado los
bomberos se sentarán de cara a la vertical, lo más lejos posible de ésta y con
los talones clavados contra el suelo. Siempre que exista algún punto de apoyo
será utilizado para incrementar la seguridad de la maniobra (pared, marcos de
puerta, escalones, etc.). Ni que decir tiene que los bomberos de mayor peso
serán los que actuarán como anclaje y el más ligero realizará la maniobra.

► Nudo final de cuerda

El nudo final es un elemento de seguridad que en caso


de distracción, descenso incontrolado o pérdida de
conocimiento impedirá que los aparatos de progresión,
especialmente el descensor, se salgan de la cuerda;
evitando así la caída de la persona que realiza la
maniobra. Aunque existen diferentes opciones lo más
práctico es realizar un nudo de ocho (por seno) en el
extremo de la cuerda y a 1,5-2 m de éste un nudo de
aviso. La ventaja de este método es que si precisamos
unir otra cuerda lo haremos directamente sobre el nudo
de ocho que tenemos en el extremo (ocho triple). Todas
las cuerdas que intervengan en una maniobra deberán
llevar un nudo final, independientemente de que lleguen
al final de la vertical o que se tenga o no que progresar
por ellas. Del mismo modo a todos los sobrantes de
cuerda que queden en la instalación se les realizará un
nudo final. A la hora de ensacar una cuerda previamente
le habremos realizado el nudo final de cuerda.

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► Recomendaciones generales para realizar una instalación.


- Adecuar la instalación en función del uso al que esté destinada
- Con carácter general toda instalación contará con dos cuerdas, la de
soporte-progresión y la de seguro. Los anclajes de cada una de ellas serán
independientes.
- Anclajes de inicio de instalación (S.A.S) fiables al 100 %: mínimo dos
puntos.
- Como norma general las cuerdas deberán llegar hasta el suelo en previsión
de un posible rescate o cualquier otra situación de urgencia, en su defecto
deberemos haber previsto un sistema de evacuación desde arriba.
- Evitar los roces de la cuerda, especialmente en los desplazamientos
laterales.
- Evitar instalaciones y maniobras que puedan provocar fuerzas choque
importantes
- No superar nunca con cuerdas semiestáticas el factor de caída uno y con
dinámicas el factor de caída dos.
- Todas las cuerdas llevarán nudo final y estarán convenientemente
ancladas, se tenga o no que progresar por ellas
- Toda aproximación a una vertical, ya sea para montar una instalación o
para comenzar la progresión, se realizará debidamente asegurado (asegurar
el acceso a los anclajes de inicio de instalación mediante pasamanos).
- No lanzar las cuerdas desde la parte alta de las instalaciones y recoger el
sobrante al pie de las verticales.
- Evitar las instalaciones tipo “quitamiedos” e inseguras. Toda instalación
debe prever su uso en el caso más desfavorable.
- En los anclajes naturales eliminar en lo posible todo lo que pudiera dañar
la cuerda.
- Los nudos deben de estar bien realizados (peinados) para que mantengan
sus características. Realizar las gazas de los nudos lo más cortas posibles.
- En las instalaciones de rescate, al igual que el resto, todas las cuerdas
estarán debidamente identificadas, llevarán nudos en sus extremos y
permanecerán convenientemente ancladas, independientemente de que se
progrese o no por ellas.
- En las instalaciones de rescate se utilizarán cuerdas semi-estáticas de 10,5
mm. La cuerda de seguro será igualmente semi-estática.
- Evitar que los mosquetones trabajen con el cierre apoyado contra la pared
y que hagan palanca contra la misma.
- Proteger los puntos de abrasión y roce.
- No utilizar elementos cortantes cerca de cuerdas o cintas en carga
(navajas, tijeras, motosierras, cortadoras de disco, cables de acero…).

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5. ASEGURAMIENTO BÁSICO

5.1 Conceptos previos

Entendemos por aseguramiento todo aquel método o sistema que sirve


para evitar o minimizar el peligro que conlleva la ejecución de ciertas
maniobras o la superación de zonas de gran dificultad. Todas las maniobras
en altura deben ser aseguradas, bien sea por el propio bombero que las
realiza (auto-seguro) o bien por un compañero que será el encargado de
manejar el sistema de seguro. El seguro debe, además de impedir la caída
del asegurado, limitar al máximo las fuerzas que recibe, ya que de lo
contrario se pueden ocasionar lesiones de gravedad. Para valorar la
gravedad de una caída y sus consecuencias sobre el bombero y los
elementos de la instalación se deben tener presentes dos conceptos
fundamentales: el factor de caída y la fuerza choque o fuerza de frenado.

► Factor de caída y fuerza de choque

El factor de caída determina la dureza o gravedad de una caída. Su valor


se sitúa entre 0 y 2 (en determinadas instalaciones se puede superar el Fc=2).
Para calcularlo no hay más que dividir el desnivel de la caída por la cuerda libre
que interviene en su detención.

Altura de la caída
Fc =
Longitud de la cuerda

- Factor 0: estando suspendido no existe


factor de caída.

- Factor 1: longitud de la cuerda


desplegada igual a longitud de caída. El Fc
1 supone el límite de utilización de las
cuerdas semi-estáticas y todos los
elementos que trabajan con ellas.

- Factor 2: longitud de la caída doble de la


longitud de la cuerda desplegada para
retenerla. El Fc 2 supone el límite de
trabajo de las cuerdas dinámicas y de todos
los elementos que trabajan con ellas.

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Según lo explicado tendrá las mismas consecuencias, en lo que a fuerzas


generadas se refiere, una caída de 2 m retenida por 2 m de cuerda que una de
10 m retenida por 10 m de cuerda, ya que en ambos casos el Fc = 1. En la
práctica el riesgo aumenta con el desnivel de caída debido a factores como:
posibilidad de volteo, golpes contra elementos del terreno o la estructura,
llegada al suelo, etc.

La Fuerza choque es la fuerza que la cuerda no absorbe y es transmitida al


bombero y demás elementos de la cadena en el momento en que es detenida
la caída. En el transcurso de una caída el bombero adquiere una energía que
deberá ser contrarrestada por la cuerda hasta su total detención. La cuerda se
va alargando aumentando su tensión hasta el punto que detiene la caída, en
este momento la tensión en la cuerda es máxima, así como la fuerza que
soporta el cuerpo del bombero y el resto de la instalación. La fuerza choque, o
fuerza de frenado máxima, depende del peso del bombero, del factor de caída
y de las características de la cuerda empleada. Cuanto menor sea la fuerza
choque mayor seguridad para el bombero que sufre la caída. La instalación de
progresión y la de seguro deben realizarse de manera que minimicen al
máximo estas fuerzas. La Norma EN-892 impone una valor máximo para la
fuerza de frenado de 1200 daN para las cuerdas dinámicas utilizadas en simple
(Fc=1,77, masa 80 kg); para las cuerdas semiestáticas tipo A y B la norma
EN-1891 establece que la fuerza de frenado se mantendrá por debajo de 600
daN (Fc=0,3, masa 100 kg para cuerdas tipo A y 80 kg para cuerdas tipo B).

5.2. Encordamientos

En su significado más amplio entendemos


por encordamiento la acción y el efecto de
sujetarse a la cuerda, y debe realizarse de
forma que ofrezca plenas garantías. De
manera general nos encordaremos
directamente al arnés por medio de un
nudo ocho. Excepcionalmente podemos
realizar encordamientos por medio de
mosquetones, como puede ser el rescate
urgente de personas (para evitar realizar el
nudo por cada individuo que evacuemos) o
cuando la cuerda de seguro se fije al
anclaje dorsal del arnés y el usuario no
pueda acceder a él para deshacer el nudo;
en todos estos casos habrá que tener en
cuenta lo siguiente:

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- Sólo nos encordaremos con mosquetón en el caso de que no haya


posibilidad de caída, es decir, que la cuerda de seguro permanezca
siempre en tensión.
- Se utilizarán mosquetones de seguridad y a ser posible con seguros
automáticos de doble accionamiento.

En las maniobras de rescate la conexión de las cuerdas con la camilla o


similar se realiza por medio de mosquetones de seguridad. Se debe colocar un
mosquetón por cada cuerda que intervenga en la maniobra para así poder
operar con ellas de forma independiente.

5.3. Auto-seguros

Los autoseguros son todas aquellas


maniobras (o materiales) que utilizamos
para asegurarnos sin tener que
depender del resto del equipo. Es la
maniobra que más repercute en la
seguridad en lo que a progresión
individual por cuerda se refiere. Dentro
del apartado auto-seguros podemos
distinguir dos tipos: los estáticos y los
dinámicos. Los estáticos son aquellos
que nos sirven para permanecer
asegurados en un determinado lugar
mientras estamos parados o realizamos
alguna maniobra; se realizan
normalmente por medio de los cabos de
anclaje. Los dinámicos son aquellos que
nos acompañan mientras ascendemos o
descendemos por la cuerda, para este
tipo se suelen emplear aparatos
diseñados especialmente para este fin
(Shunt, Asap, Basic, etc.), aunque en
caso de necesidad podemos emplear
algún tipo de nudo bloqueador (Prusik).

En el equipo personal dispondremos


de un cabo de anclaje, a ser posible
doble asimétrico, con dos mosquetones
con seguro en sus extremos.

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Una norma básica de seguridad es que todo el


mundo permanecerá debidamente asegurado
mientras se realizan las maniobras en altura, aún
en aquellos lugares que a priori no parece que
presenten especial riesgo. De igual modo
procuraremos permanecer anclados de forma que si
caemos no superemos el factor de caída uno.
Siempre que se prevea un factor de caída peligroso
habrá que complementar el sistema de anclaje con
un absorbedor de energía. Los cabos de anclaje nos
servirán, además, para unir al arnés los aparatos
que utilizamos como autoseguros durante el
ascenso-descenso por cuerda.

Para los auto-seguros en el ascenso-descenso


por cuerda disponemos de varias posibilidades. El
ASAP de Petzl, por ejemplo, es un anti-caídas
automático que nos sirve tanto para asegurar el
ascenso como el descenso por cuerda, además
funciona igualmente en posición vertical e inclinada. Este aparato se desliza
por la cuerda sin precisar la intervención del usuario, en caso de choque o
aceleración súbita el Asap se bloquea para detener la caída. Para asegurar el
ascenso por cuerda podemos servirnos de cualquier bloqueador (Puño, Croll,
Básic…), es importante que el aparato no quede por debajo de nosotros
mientras ascendemos para evitar factores de caía peligrosos.

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5.4. Seguros

Al igual que ocurre con los auto-seguros tenemos seguros en el descenso y


seguros en el ascenso, aunque en el caso que nos ocupa la maniobra es realizada
por otra persona, que será la encargada de operar el sistema de seguro.

Existen básicamente cuatro tipos de seguro: seguros dinámicos y estáticos


y seguros directos e indirectos. Los seguros dinámicos son aquellos en los que
el asegurador intenta dejar correr cierta cantidad de cuerda antes de detener
totalmente la caída. Con este tipo de aseguración se disminuyen
considerablemente las fuerzas generadas, por lo que puede ser adecuado para
aquellas situaciones en las que los anclajes no ofrecen una fiabilidad del 100 %.
Por el contrario los seguros estáticos bloquean de inmediato la cuerda por lo
que todos los esfuerzos son transmitidos directamente a los diferentes
elementos de la instalación (cuerda, anclajes, mosquetones…). Los seguros
realizados con ID o cualquier otro aparato auto-blocante son de este último
tipo. Los seguros directos son aquellos en los cuales la cuerda de seguro va
directamente desde el asegurado hasta el asegurador, que será quien soporte
el sistema de freno. En los seguros indirectos el sistema de freno se coloca
sobre un anclaje, que será el que soporte todo el esfuerzo en caso de caída.
Los seguros indirectos tienen la gran ventaja de que el asegurador puede
bloquear el sistema de freno y abandonar momentáneamente la maniobra para
dedicarse a otros menesteres (aporte de
material, socorro al compañero, etc.). Los
seguros podemos realizarlos sobre una persona
que desciende, ya sea por cuerda o destrepando,
o bien sobre una que realiza una maniobra de
ascenso (fachada edificio, torre grúa, antena…);
siendo este ultimo caso el mas complicado de
ejecutar. En todo caso es condición indispensable
que el asegurador permanezca siempre
debidamente anclado (auto-seguros).

Los seguros en el descenso tienen la gran


ventaja de que la cuerda va siempre por encima
del asegurado y, por tanto, en caso de que éste
pierda el equilibrio, resbale o se suelte del
amarre, pasará a colgar directamente de la
cuerda de seguro. En los seguros en el descenso
no hay caída (a no ser que el asegurador no esté
atento a la maniobra y ceda más cuerda de la
necesaria), por ello podremos realizarlos con
cuerdas semi-estáticas.

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El ascenso en libre, en general, es una


maniobra delicada y sólo la realizaremos en
caso de no disponer de otro medio para
llegar al lugar. En estos casos la cuerda de
seguro permanece por debajo del
asegurado, por lo que en caso de caída se
producirán esfuerzos muy importantes que
tendrán que ser absorbidos por la cuerda,
los anclajes y, en el caso de los seguros
directos, por el propio asegurador. Además
durante la caída el asegurado se puede
enganchar o golpear contra objetos que
sobresalen de la estructura con fatales
consecuencia. Los seguros en el ascenso
requieren obligatoriamente el uso de
cuerdas dinámicas.
La técnica consiste en ir colocando unos
seguros intermedios mientras realizamos el
ascenso, si se produce una caída ésta será
detenida por el último punto colocado. Se
debe colocar un primer seguro intermedio a
los pocos metros de haber comenzado el
ascenso (contar a partir de nuestra altura),
el segundo y tercer seguro lo colocaremos a
la mitad de distancia que el primero (para
evitar llegar hasta el suelo en caso de
caída) y el cuarto a la misma distancia que
el primero. El quinto seguro y los siguientes
podremos distanciarlos más en función de
las características de la estructura por la
que progresemos. Por ejemplo, podemos
colocar el primer seguro a unos 2 m (que
sería más o menos a unos 4 m del suelo), el
segundo a 1 m, el tercero igualmente a 1 m
y el cuarto a 2 m. Para colocar los seguros
nos valdremos de un anillo de cinta y uno o
dos mosquetones, según los casos.
Una vez alcanzado el objetivo
montaremos un anclaje fijo para que el
resto de compañeros suban auto-
asegurados sobre la propia cuerda o sobre
una semi-estática que habremos porteado
para tal fin.

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06. PROGRESIÓN POR CUERDA

6.1. Técnica de descenso por cuerda: rápel

El rápel (del francés rappel) es la técnica de descenso por cuerda más


ampliamente utilizada. Básicamente se trata de crear una fricción entre la
cuerda y otro elemento (propio cuerpo, mosquetón, descensor…) para así
poder controlar la velocidad de descenso. La técnica del rápel viene siendo
empleada por los montañeros desde finales del siglo XVIII, en la actualidad,
además de para las actividades deportivas, se emplea con profusión en todo
tipo de trabajos en altura y en las operaciones de rescate en entornos
verticales. Aunque existen multitud de técnicas y materiales para realizar un
rápel, en nuestro caso (bomberos) vamos a utilizar un descensor mecánico
autoblocante para realizar los descensos por cuerda. Estos aparatos permiten
un control muy preciso del descenso, la posibilidad de quedarse bloqueados a
mitad cuerda y la detención automática del descenso en caso de que nos
ocurra cualquier circunstancia adversa (pérdida del conocimiento, distracción,
soltarse accidentalmente del aparto, etc.).

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A la hora de acometer un descenso por cuerda tendremos en cuenta una


serie de normas y precauciones como las que se detallan a continuación:

- Anclar el descensor al arnés con un mosquetón de seguridad.


- Pasar la cuerda por el descensor estando convenientemente anclados.
- Antes de iniciar el descenso asegurarse de que la cuerda está bien
colocada sobre el rapelador.
- Controlar la velocidad ejerciendo más o menos presión sobre la cuerda de
control y/o variando el ángulo que ésta adopta sobre el descensor.
- Utilizar mosquetón de freno siempre que sea necesario.
- Mantener un ángulo correcto del cuerpo respecto a la pared; cuanto más
vertical sea la pared más deberemos tirar el cuerpo hacia atrás.
- Mantener las piernas ligeramente abiertas para mejorar el equilibrio.
- Mientras se desciende mirar hacia abajo para ver lo que nos vamos a
encontrar.
- Evitar descender a tirones o con una velocidad muy alta.
- En descensos prolongados evitar que el descensor alcance temperaturas
peligrosas para la cuerda.

6.2. Ascenso por cuerda

- Ascenso con bloqueadores

Aunque existen diversas técnicas de ascenso


por cuerda todas ellas tienen en común que la
fuerza necesaria para conseguir la progresión
se realiza con las piernas. En nuestro caso
vamos a utilizar el método conocido como
DED, este método está basado en el
movimiento sentado-de pie y se encuadra
dentro de los conocidos como sistemas oruga.

Para ascender con el método DED se


precisan dos bloqueadores, el de progresión
(puño), de donde parte el pedal que nos
servirá como punto de apoyo; y el de pecho
o ventral, que nos permitirá quedar
bloqueados en la cuerda mientras elevamos
el bloqueador de progresión. El puño,
además, debe permanecer unido al arnés de
cintura por medio de un trozo de cuerda o
cinta (cabo de seguro).

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La maniobra es como sigue:

- Colocar los bloqueadores en la cuerda, el ventral (Croll) por debajo del de


progresión (Puño).
- Colocar un pie en la gaza del pedal. La longitud del pedal a de ser tal
que con la pierna totalmente estirada el puño quede justo encima del
bloqueador ventral.
- Subir el bloqueador de progresión al tiempo que flexionamos la pierna.
- Extender la pierna para elevarnos, al llegar al máximo recorrido
descargaremos nuestro peso sobre el bloqueador de pecho.
- Repetir la operación tantas veces como sea necesario.

El ascenso por cuerda, pese a lo que pueda parecer, es una maniobra en la


que debe primar la técnica sobre la fuerza. La única forma de adquirir destreza
es practicando, comenzando por verticales de poca envergadura para
paulatinamente pasar a realizar ascensos de varios cientos de metros. A
continuación se ofrecen algunas consideraciones al respecto:

- Adecuar la velocidad de ascenso a la cantidad de metros a superar, la


dificultad de los mismos y a nuestra forma física. Hay que evitar a toda
costa quedar bloqueados a mitad cuerda o con las fuerzas muy justas
(fatiga, agotamiento…).

- Hay que recordar que la fuerza para conseguir el ascenso hay que
realizarla con las piernas y utilizar los brazos sólo para equilibrarse.

- De manera general introduciremos un sólo pie en el pedal cuando


progresemos pegados a la pared (con el otro nos separaremos de ella) y
los dos en los tramos en aéreo.

- Hay que tener en cuenta que las primeras pedaladas nos servirán para
recuperar la elasticidad de la cuerda, y solamente después de algunas de
ellas (que dependerá de la longitud de la vertical) conseguiremos quedar
colgados de la cuerda.

- Es posible que en los primeros metros de ascenso la cuerda no corra por


el bloqueador de pecho debido al poco peso del tramo que queda por
debajo. Para paliar este inconveniente habrá que tirar de la cuerda por
debajo del Croll, pinzarla con los pies o bien que un compañero la sujete
hasta que deslice por si misma. En ningún caso ataremos la cuerda en la
base de la vertical.

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- Ascenso con ID más bloqueador

Si durante la realización de un rápel queremos


remontar unos pocos metros de cuerda (corregir un
anclaje, salvar un roce, etc.) podemos hacer valer el
descensor autoblocante (tipo ID) como bloqueador de
pecho, y ayudados por el puño y el pedal ascender por la
cuerda. Esta opción nos evita realizar un cambio de
aparatos aunque sólo es válida para pequeños recorridos.

6.3. Cambio de sentido

Maniobra fundamental que consiste en cambiar los aparatos de descenso por


los de ascenso, o al contrario, con el fin de invertir el sentido de la progresión
por la cuerda. La operación de cambio de sentido no presenta ninguna
dificultad aunque requiere que el bombero lleve consigo todo el material
personal de progresión vertical y debidamente colocado. Ninguna persona que
desconozca esta maniobra debe progresar por la cuerda. El cambio de sentido
presenta dos posibilidades:

- Paso de descenso a ascenso

Detenerse y bloquear el descensor.


Colocar el puño por encima del descensor.
Elevarnos con el pedal hasta colocar el croll por encima del descensor.
Desmontar el descensor e iniciar el ascenso.

- Paso de ascenso a descenso

Acercar el croll al puño y detenerse.


Colocar el descensor por debajo del croll y bloquearlo.
Elevarnos sobre el pedal, abrir el croll y transferir el peso al descensor.
Retirar el bloqueador de puño de la cuerda.
Desbloquear el descensor e iniciar el descenso.

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07. PROGRESIÓN POR OTROS MEDIOS

7.1 Ascenso en libre

El ascenso en libre, o escalada libre, es la


maniobra por la cual progresamos sirviéndonos de
manos y pies y aprovechando los agarres y
apoyos existentes en el lugar (presas). La cuerda,
en este caso, queda únicamente como medio de
seguro y se debe ir pasando por unos anclajes —
seguros intermedios— que se van colocando
conforme progresamos por la estructura o pared.
La distancia de caída dependerá de lo cerca o
lejos que nos encontremos por encima del último
seguro colocado.

Esta técnica la utilizaremos siempre que


deseemos alcanzar lugares en los que no es posible
instalar previamente una cuerda: paredes de roca,
fachadas, torres eléctricas, grúas, postes…, y en
general siempre que la progresión se realice de
abajo hacia arriba. También se emplea para realizar
desplazamientos laterales por cornisas, tejados, etc.

Para el ascenso en libre precisaremos de una


cuerda dinámica y de cierta cantidad de anillos de
cinta y mosquetones. La maniobra es como sigue:
- El equipo estará compuesto por dos bomberos,
el que realiza el ascenso (nº1) y el que asegura
la maniobra (nº2).
- El primer bombero se ata la cuerda a su arnés
(nudo de ocho) y se provee de cintas y
mosquetones para la instalación de los seguros
intermedios.
- El segundo bombero toma la cuerda, la pasa
por su asegurador autoblocante (I’D) y realiza las
comprobaciones oportunas.
- El primer bombero inicia la maniobra y el
asegurador le va facilitando cuerda.

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- El primer bombero colocará los seguros intermedios en función de la


dificultad del ascenso y de las posibles consecuencias de una caída (ver
apartado 5.4, seguros en el ascenso).
- Si la distancia a salvar es tal que no tenemos suficiente cuerda habrá que
montar un SAS en mitad de la pared o estructura (reunión) y asegurar al
compañero que está debajo hasta él. Una vez los dos bomberos juntos el
proceso se repite. Hay que tener presente que no se debe ascender más
distancia que la mitad de metros de cuerda disponible, todo ello en previsión
de que por circunstancias diversas haya que descender al compañero.
- El bombero que asegura debe permanecer atento en todo momento,
facilitará la cuerda necesaria de manera que quede con la menor holgura
posible pero que no dificulte la progresión del bombero que realiza el
ascenso. También debe informar de la cuerda que queda y de todo aquello
que sea relevante para la maniobra.
- Llegados al destino hay que montar un SAS y asegurarse a él. Una vez
disponemos de un anclaje fiable tenemos dos opciones: asegurar con la
misma cuerda el ascenso del bombero que está debajo, o bien montar una
cuerda semiestática en fijo y que el compañero suba autoasegurado o con
los aparatos de progresión. En nuestro caso, bomberos, la segunda opción
suele ser la más adecuada.

● Aspectos a considerar

- Repasar todo el equipo propio y del compañero. La inspección debe


contemplar tanto el material personal como el colectivo.
- Si se prevé el porteo de material o la realización de una segunda
instalación la persona que asciende en primer lugar llevará, además de la
cuerda dinámica de seguro, una cuerda semiestática; esta cuerda no debe
pasar por los seguros intermedios.
- Tener en cuenta los peligros propios del medio en que realizamos el
ascenso. En los medios naturales hay que tener especial cuidado con la
caída de piedras y la solidez de presas y anclajes. En estructuras artificiales
habrá que valorar también otro tipo de riesgos; como la presencia de
tensión en torres eléctricas, los posibles movimientos de una grúa si está en
posición veleta, etc.
- Como norma general la persona que asegura debe mantenerse
convenientemente anclada. En caso de seguros directos, cuando el
asegurador se encuentra en una posición inestable, si el asegurado es de
peso muy superior al asegurador o si el que asegura se encuentra en un
lugar expuesto esta precaución resulta imprescindible.

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- Los seguros intermedios se montarán de forma que queden lo más


alineados posible, con esta precaución conseguimos que la cuerda “corra”
mejor por los mosquetones, evitamos péndulos peligrosos en caso de caída
y la disminución de la fuerza choque.
- Al pasar la cuerda por los mosquetones de los seguros intermedios se hará
desde la pared hacia fuera para evitar que el gatillo del mosquetón se abra
en caso de caída. En desplazamientos horizontales colocar el gatillo del
mosquetón hacia el lado contrario al que nos desplazamos.
- Los mosquetones deben colocarse de manera que no golpeen contra la
pared en caso de caída, y si esto no es posible se colocarán de forma que no
sea el cierre el que se lleve el impacto.
- La persona que asciende procurará no llevar la cuerda de seguro entre las
piernas (a excepción de cuando la cuerda está totalmente vertical) ya que
en caso de caída podría voltearlo.
- En caso de caída se frenará de la manera más dinámica posible (esta
posibilidad no existe con los aseguradores autoblocantes tipo Grigri o I’D).
- En caso de caída adoptar una posición encorvada con manos y piernas al
frente para amortiguar el golpe contra la estructura.
- Prestar especial atención a las aristas y otros puntos abrasivos o cortantes.
Pensar que en el momento de detener la caída la cuerda soporta mucha
tensión y el roce podría llegar a dañarla.

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7.2. Ascenso-descenso con escala de acero-aluminio:

La maniobra de descenso con escala


flexible (cuerda-madera o acero-aluminio)
se utiliza para acceder desde un nivel
superior hasta uno inferior. La principal
ventaja de esta maniobra es su sencillez y
rapidez de ejecución, además cumple con
todas las normas de seguridad propuestas
para los trabajos en altura (dos soportes,
reversibilidad…). Para llevarla a cabo se
precisa una escala (preferiblemente de
acero-aluminio), una cuerda dinámica o
semiestática y el equipo personal del
bombero (arnés + cabo de anclaje +
mosquetones). El procedimiento es el que
sigue (tres personas):

1. El bombero que va a descender se


ata un extremo de la cuerda de seguro
(nudo ocho) al anclaje ventral o frontal
del arnés.
2. El bombero que realiza el seguro se colocará un dispositivo de freno sobre
su arnés y buscará una posición desde la cual pueda detener una posible
caída (marco de puerta, sentado en el suelo y pies contra la pared, etc.). El
asegurador procurará mantener la cuerda lo más tensa posible sin llegar a
molestar al bombero que realiza el descenso. Siempre que pueda deberá
permanecer debidamente asegurado, en caso de riesgo es obligatorio.
3. Se despliega la escala de manera que sobrepase el lugar al que se quiere
acceder. Una vez en el lugar deseado se pisa un peldaño de la escala de
forma que quede contra el suelo (hay que descargar todo el peso), la escala
debe estar lo más pegada posible a la pared. El bombero que pisa el peldaño
(el mando en equipos de tres) debe evitar los roces de la cuerda de seguro y
controlar la maniobra. Siempre que pueda deberá permanecer debidamente
asegurado, en caso de riesgo es obligatorio.
4. El tercer bombero inicia el descenso, una vez en el lugar se podrá
asegurar sobre el cable vertical de la escalera y así disponer de las dos
manos libres para trabajar.
5. Una vez habilitado un acceso al domicilio se accederá a él y solamente
cuando estemos en sitio seguro nos retiraremos la cuerda, avisando al resto
de la dotación.

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● Aspectos a considerar

- Toda la dotación deberá ir correctamente equipada.


- Los ganchos de la escala, en caso de tenerlos, deben quedar arriba.
- En caso de utilizar escalas de acero conviene proteger la zona de
contacto del cable con el muro o ventana.
- Protección aristas en cuerda de seguro.
- En progresión sobre pared llevaremos manos y pies por la parte frontal
de la escala y aprovecharemos la punta de las botas para separarnos de la
pared; en los tramos en aéreo llevaremos una pierna y un brazo por la
parte posterior de la escala con el fin de no bascular hacia atrás.

7.3. Ascenso con escalera de asalto (de ganchos)

El ascenso con escalera de asalto es una maniobra en la que se asume un


riesgo elevado, por ello su uso sólo queda justificado en actuaciones de
máxima urgencia. El principal problema de este material reside en que la
escalera se sujeta a las barandillas de los balcones, antepechos o elementos
similares, con lo que en caso de que estas estructuras fallen caeremos de
forma irremediable. Por otra parte asegurar con unas mínimas garantías este
tipo de maniobras es prácticamente imposible, y en caso de hacerlo se
requeriría tal cantidad de tiempo que no se correspondería con una actuación
declarada como urgente. En todo caso el ascenso por escalera de ganchos será
realizado por un solo bombero, de esta manera se aumenta la rapidez de la
maniobra (urgencia) al tiempo que se expone a menos personal (seguridad). Si
en la zona se requiere la presencia de más bomberos estos ya accederán a la
misma con un sistema de seguro que habrá sido montado por el primer
interviniente. Se proponen dos métodos para el uso de la escalera de ganchos,
utilizando uno u otro en función de las circunstancias del servicio y de las
preferencias de los actuantes.

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● Método 1: Este método, a nuestro entender, es el más realista y fija sus


objetivos en la eficacia de la maniobra, dejando en un segundo plano la
seguridad de la misma.

El ascenso por fachada con escalera de asalto será realizado por un equipo
de dos bomberos, uno trepará por la escalera mientras que el otro
permanecerá bajo para asistir al compañero (aseguración, aporte de material,
etc.). El material necesario consta de una cuerda dinámica, tres-cuatro anillos
de cinta con mosquetón, el arnés de seguridad del bombero y una escala de
ganchos, a ser posible de madera o aluminio (las de fibra pesan 19 kg frente a
los 12 kg de las de aluminio o los 9 kg de las de madera).
La secuencia de la maniobra es la siguiente:

1. Se aporta todo el material hasta la zona.


Mientras que el bombero nº 2 prepara la
escala el bombero que va a trepar se ata al
arnés un extremo de la cuerda y coge los
anillos de cinta.

2. El bombero nº 1 inicia el ascenso por la


escala mientras que el bombero nº 2 lo
asegura desde abajo (I’D, dinámico). En los
casos en que la escala de ataque no llegue
hasta la primera planta el primer acceso lo
realizaremos con una escalera corredera.

3. El paso de una planta a otra puede


hacerse de dos modos: entrando el bombero
en el balcón y desde aquí recuperar la
escalera y fijarla al balcón del piso superior;
o bien anclarse a la barandilla por la parte
exterior y desde aquí realizar la maniobra.

4. Durante el ascenso el bombero nº 1


podrá, a su criterio, ir colocando seguros
intermedios sobre anclajes que resulten
fiables; en caso de hacerlo deberá calcular
su posición teniendo en cuenta que en
ningún caso pueda, en caso de caída, llegar
hasta el suelo (ver ascenso en libre).

5. Una vez en el destino el bombero valorará


las necesidades y actuará en consecuencia.

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La defensa del método propuesto se basa en criterios realistas y de


optimización de los recursos y del tiempo disponible. De un lado la
consideración de maniobra de máxima urgencia nos va a imponer una
respuesta adecuada en el mínimo tiempo posible, consideración que con el
método propuesto se cumple a la perfección. Por otro lado para que la
maniobra una vez realizada resulte útil, es preciso que exista una conexión, la
cuerda, entre el rescatador y el resto de la dotación. Así, una vez el bombero
nº 1 ha alcanzado el objetivo podrá, gracias a la cuerda: asegurar a las
personas que se encuentran en el balcón para bajarlas por la propia escalera
de ganchos o por fachada, realizar un rápel de escape desde cualquier lugar,
subir material desde el suelo (una manguera con agua, una manta de
protección…), etc. Además podrá anclar la cuerda a un punto fijo y así, en
caso de subir otros compañeros, lo harán autoasegurados.

● Método 2: Este método se basa en el aseguramiento del bombero sobre la


propia escalera, de manera que queda cubierta una posible caída por descuido
o por desfallecimiento, aunque en caso de fallo de la estructura de apoyo
(balcón, antepecho, etc.) el accidente será inevitable. Por contra el método
resulta algo más lento y físico que el anterior, ya que al subir la escalera de
balcón a balcón hay que ir arrastrando la cuerda. Además requiere de mayor
coordinación entre la persona que asciende y la que asegura. La maniobra se
desarrolla de forma idéntica a la anterior y con la misma dotación de material.
La diferencia estriba en que debe realizarse un anclaje (con una cinta y un
mosquetón) sobre el extremo superior de la escalera y pasar por él la cuerda
de seguro, en un extremo de la cuerda se situará el bombero que asegura y en
el otro el que realiza el ascenso.

7.4. Ascenso con escalera corredera

Operación habitual en multitud de servicios: acceso a viviendas, rescate de


personas, árboles, cableado en fachada, etc. Maniobra engañosamente sencilla
y a la que no siempre se le presta la atención que se debiera. No debemos
olvidar que con una escalera corredera podemos acceder hasta una segunda
planta, lo que supone 6-8 metros de altura. Si nos fijamos en la legislación se
considera trabajo en altura todo aquel en el que los pies del trabajador quedan
a una altura superior a los dos metros (RD 1627/1997), por tanto los servicios
realizados con escaleras correderas entran dentro de esta clasificación. La
mayor parte de servicios con escalera de corredera se hacen sin asegurar al
bombero que sube por ella, lo que puede resultar aceptable en la mayor parte
de los casos siempre que la escalera se encuentre bien posicionada: ángulo
adecuado (75º), enclavamiento del sistema de bloqueo y atado de la cuerda de
elevación, sujeción de la base, etc.

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Si tenemos alguna duda sobre la maniobra


a realizar o consideramos que entraña peligro
habrá que asegurar a los intervinientes
(himenópteros, caída de cascotes, riesgo
eléctrico, etc.). Para ello no precisamos más
que un anillo de cinta, un mosquetón y dos
cuerdas. El procedimiento es el que sigue (la
maniobra hay que adaptarla al número de
bomberos de la dotación):
1. Se aporta todo el material hasta la zona,
se realiza un anclaje (triángulo de fuerzas)
con el anillo de cinta sobre la parte superior
de la escalera y se fija un mosquetón.
2. Se pasa la cuerda de seguro sobre el
mosquetón (seguro en polea), en un
extremo de la cuerda se situará el
bombero que asegura y en el otro el que
realiza el ascenso.
3. Se busca la mitad de la otra cuerda y se
fija por medio de ballestrinques sobre la
parte superior de la escalera (sobre la punta de los largueros). En base a
otras circunstancias se pueden situar los tirantes más bajos.
4. Se procede a elevar la escalera, una vez en el lugar deseado se enclavan
los peldaños y se ata la cuerda de elevación.
5. Dos bomberos sujetan los vientos laterales (en caso de poco personal se
pueden buscar anclajes para los vientos: farolas, vehículos, rejas, etc.)
mientras que otro bombero se sitúa entre la escalera y el muro y tracciona
de los largueros como si quisiera acercar la escalera hacia él. Otra forma de
sujetar la escalera en sujetándola por la parte frontal y con la punta de la
bota hacer tope en la base de uno de los largueros (para evitar que la
escalera resbale). Siempre que podamos ataremos la punta de la escalera a
un lugar fiable, en este caso los vientos dejarían de ser necesarios.
6. El bombero que va a realizar el trabajo asciende por la escalera mientras
que otro le asegura. Una vez en el lugar puede utilizar el cabo de anclaje
para disponer de las dos manos libres para trabajar (en caso de riesgo
eléctrico es mejor no emplear los cabos de anclaje con el fin de que el
compañero pueda descender al accidentado sin necesidad de acceder hasta él).

Si nos vemos en la necesidad de utilizar escaleras correderas para la


evacuación de personas, caso de algunos servicios urgentes, respetaremos las
normas generales de posicionamiento y sujeción de la escalera y aseguraremos
a las personas que bajen por ella o en su defecto les proporcionaremos
protección a base de acompañarles situándonos por debajo de ellas.

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ALTURA PARA BOMBEROS

7.5. Vehículos de altura

7.5.1. Paso cesta-balcón-cesta (vehículos de altura)

El paso desde la cesta de los vehículos de altura a balcones, terrazas o


ventanas es una de las operaciones que con más frecuencia se realiza en los
servicios en los que intervienen estos vehículos. Aunque es una maniobra en la
que aparentemente no existe peligro no debemos por ello dejara de tomar las
medidas de seguridad propias de cualquier trabajo en altura. A continuación se
propone un método que a la vez que simple cumple con todos los requisitos
exigibles a un correcto aseguramiento.

1. Los bomberos que vayan en la cesta deberán disponer de arnés, cabo de


anclaje y mosquetón.
2. Mientras maniobra la escalera hacia el objetivo se monta un anillo de cinta
(nudo Alondra) sobre un elemento sólido de la cesta y orientado hacia el
lugar por el que vamos a saltar (no montar sobre elementos móviles de la
cesta, como puertas o similar).
3. Un vez en el lugar aproximaremos la cesta lo máximo posible, eso sí, para
evitar impactos tendremos en cuenta las diferencia de carga que se produce
al subir y bajar de la cesta o al incorporar a otra persona, camilla o similar.
4. Nos anclaremos por medio del mosquetón al anillo de cordino/cinta
colocada en la cesta y realizaremos la maniobra (avisar al conductor para
que libere el pedal de hombre muerto y si lo cree necesario active el botón
de stop). Para saltar del balcón a la cesta procederemos del mismo modo.

Las ventajas de este método son:

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- El anillo auxiliar de cordino/cinta nos proporciona más libertad de


movimientos y permite fijar cualquier mosquetón de manera correcta, sin
recurrir a posiciones poco adecuadas.
- En la cesta siempre disponemos de un punto de anclaje, cosa que no
ocurre en balcones o ventanas.
- La solidez y resistencia de la cesta la conocemos, no así la de las
barandillas de los edificios o estructuras de anclaje similares.
- En caso de caída del bombero la elasticidad que proporcionan los tramos
de la escalera (o brazo) absorberá la energía de la caída, disminuyendo
las consecuencias del choque (cabo de anclaje, cintas, propio bombero…).
- En caso de caída el bombero quedará colgado de la cesta, con lo que
maniobrando la escalera podremos bajarlo hasta un lugar seguro o la calle
(si quedara colgando del balcón no podríamos prestarle ayuda).

7.5.2. Progresión por los tramos de escalera

Aunque con la incorporación de las cestas fijas en los VA la progresión por


los tramos de escalera ha quedado relegado a un segundo término, no hay que
olvidar que hay situaciones en las que tendremos que realizar este tipo de
maniobra, por lo tanto deberemos disponer de una metodología adecuada para
poderla realizar con seguridad. Algunas de estas situaciones son: accesos con
el VA emplazado y en situaciones que no interese su recogida (por ejemplo con
instalaciones de agua ya establecidas); evacuaciones de gran cantidad de
personal disponiendo de poco tiempo; avería del VA que nos obligue a
descender por los tramos de escalera; escalera apoyada (escalera en puente)
para aumentar la carga máxima permitida; prácticas en los parques, etc.

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Para que la progresión por los tramos de


escalera resulte segura deben conjugarse
dos partes, la pericia del bombero que
realiza la maniobra y la situación en la que
debe encontrarse el vehículo de altura,
responsabilidad ésta que recae sobre el
conductor del vehículo. Queda claro, por lo
tanto, que debe existir una total
coordinación entre la persona que realiza la
maniobra y el conductor del VA. De manera
general se seguirán las siguientes
recomendaciones:

- El mando o bombero que realiza la


maniobra comunicará al conductor los
pormenores de la misma: lugar al que se
tiene que acceder, trabajo a efectuar, etc.
- El conductor del VA realizará el
emplazamiento del vehículo y el
despliegue de los tramos de escalera
hasta el lugar indicado, alineará los
peldaños (con la escalera en horizontal puede ser más conveniente
trabajar con los peldaños alternativos) y liberará el pedal de hombre
muerto. Si prevé que puede producirse algún movimiento accidental de la
escalera, por ejemplo porque hay personas en cesta, accionará el botón
de parada de emergencia; una vez la escalera se encuentre en
condiciones de ser utilizada el conductor informará al bombero de que ya
puede iniciar la maniobra.
- Nadie accederá a los tramos y cestas de los vehículos de altura sin
conocimiento del conductor.
- En caso de que la parada de emergencia sea activada por el bombero que
está en la cesta, caso de algunos pasos cesta-balcón, es indispensable avisar
al conductor del vehículo y que éste conozca el sistema de recogida de
emergencia cuando este botón está activado.
- Al finalizar la maniobra se debe avisar al conductor del VA y éste
confirmará la información recibida.
- Cuando se evacue a personas por los tramos de escalera se les debe
asegurar debidamente o en su defecto proporcionarles protección a base de
acompañarles situándonos por debajo de ellas.
- En la progresión por los tramos de escalera se deber llevar el cabo de
anclaje en disposición de ser utilizado de forma inmediata.

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7.5.3. Anclaje de cuerdas para rápel u otras maniobras desde V.A.

No es extraño el montaje de cuerdas


desde la cesta o la parte superior de los
vehículos de altura. En muchas ocasiones
los vehículos de altura son utilizados a
modo de grúa en el rescate de personas o
como soportes para fijar los sistemas de
izado (puentes, pozos y zonas verticales
en general); en otras ocasiones se realizan
rápeles desde ellos, bien por necesidades
del servicio o bien en simulacros o
exhibiciones. Si el vehículo dispone de
soportes o anclajes diseñados
específicamente para esta función serán
los que utilicemos de manera prioritaria. Para el resto de casos se deberán
buscar los puntos de anclaje teniendo en cuenta que deben cumplir todas las
características exigibles a un SAS (anclajes fiables y duplicados…) y además
habrá que prestar atención a los propios condicionantes del vehículo de altura
empleado. De manera general deberemos:

- Siempre que se pueda utilizaremos los anclajes diseñados para este tipo de
maniobras, con la gran ventaja, entre otras, de que siempre sabremos la
carga máxima que podremos elevar.
Estos anclajes suelen encontrarse en el
extremo del tramo cama de las auto-
escaleras y en la parte inferior de las
cestas (no hay que sobrepasar la carga
máxima facilitada por el fabricante en
cada caso).
- Los anclajes nunca se situarán en
zonas en donde puedan ser dañados o
cizallados por los movimientos del
vehículo de altura.
- Nunca se fijarán los anclajes a dos
tramos distintos del brazo o escalera,
de manera que en ningún caso la
cuerda pueda ser partida por el
movimiento de éstos.
- Al igual que en otro tipo de
instalaciones se montará una cuerda de
soporte-progresión y otra de seguro.

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08. SISTEMAS DE TRACCIÓN

Son todos aquellos sistemas que nos van a permitir desplazar cargas o
mantener elementos en tensión; además, según el aparejo empleado
podremos aplicar fuerzas muy superiores a las que normalmente
conseguiríamos con una tracción convencional. La mayor parte de los sistemas
de tracción se basan en la combinación de poleas, tanto fijas como móviles
(polipastos), y de algún sistema de retención.

► Polea fija: Como su propio nombre indica es una


polea anclada a un punto fijo, la principal función es
disminuir el rozamiento y cambiar el sentido de la
fuerza aplicada. En la polea fija si queremos elevar un
peso de 100 daN deberemos realizar también una
fuerza de 100 daN. En la práctica, y debido a los
rozamientos y a otro tipo de pérdidas, la fuerza a
ejercer deberá ser algo mayor. En la polea fija el
anclaje deberá soportar la suma de las dos fuerzas (100
daN + 100 daN = 200 daN). En resumen, con la polea
fija no conseguimos una disminución de la fuerza a
aplicar y lo único que hacemos es cambiar el sentido en
que se realiza.

► Polea móvil: Se denomina así a la polea que, durante su trabajo, sufre un


desplazamiento. En la polea móvil un extremo de la cuerda (cable o cadena) se
sujeta a un punto fijo, se hace pasar la cuerda por la polea, de la cual está
suspendida la carga, y en el otro extremo se aplica la fuerza.

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Con la polea móvil conseguimos una ganancia mecánica de 2/1, es decir, si


queremos elevar un peso de 100 daN deberemos hacer una fuerza de 50 daN
(despreciando rozamientos y otras pérdidas). En este caso al anclaje se
transmite la misma fuerza que la aplicada en el extremo de tracción. Para
evitar la dificultad que supone realizar la fuerza en sentido ascendente se suele
colocar una polea fija con el fin de cambiar el sentido de la tracción. En la
práctica los sistemas de tracción están representados por los polifrenos y
polipastos, con sus múltiples variantes.

8.1 Polifrenos

Se trata de un aparejo formado por la unión de un una polea y un


bloqueador (freno), con sus respectivos mosquetones. Con la polea
conseguimos reducir el rozamiento y un cambio en el sentido de la fuerza
mientras que el bloqueador evita que la carga retroceda. Se utilizan como
base en el montaje de polipastos, izado de material, aseguramientos,
contrapesos… En caso de no disponer de poleas podemos sustituirlas por
mosquetones, aunque en este caso, y debido al rozamiento, el esfuerzo para
mover la carga será mucho mayor. En el mercado existen aparatos que
cumplen está función, como por ejemplo las poleas con bloqueador Mini
Traxion y Pro Traxion de la casa Petzl.

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8.2. Polipastos

Según el Diccionario de la Real


Academia Española de la Lengua, un
polipasto es un aparejo de dos grupos de
poleas, uno fijo y otro móvil. Son pues,
aparejos que tienen por objeto disminuir
el esfuerzo que se debe realizar para
elevar una carga. Según el montaje,
cantidad y tipo de poleas a utilizar,
ángulos formados por la cuerda etc., el
rendimiento del polipasto puede variar de
forma considerable. En la práctica los
polipastos más utilizados son los 2:1 y
3:1, con sus múltiples variantes.

● Polipasto 3:1

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8.3. Tensado de cuerdas

Básicamente un sistema de tensado no es más que un polipasto,


normalmente tipo 3:1, en el que uno de los extremos se encuentra anclado a
un punto fijo y en el otro se dispone de un sistema de bloqueo. Puede
resultarnos útil en multitud de servicios, como el talado de árboles o ramas,
amarrar elementos y estructuras con peligro de caída (carteles, farolas…),
estabilizar vehículos, etc. En las siguientes imágenes se pueden ver algunos de
los sistema de tensado de cuerdas que podemos utilizar.

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8.4. Tracción directa

En determinadas ocasiones de máxima


urgencia, disponiendo de un número
suficiente de bomberos y siempre que la
carga no sea muy pesada (normalmente
personas), se puede recurrir a realizar
una extracción por el método de tracción
directa. Supongamos que tenemos a una
persona en el interior de un pozo, a unos
10 m de profundidad, y que por motivos
diversos urge su extracción; la maniobra
sería la siguiente. Un bombero desciende
hasta la víctima provisto de cuatro tramos
de cuerda (pueden ser 4 cuerdas
independientes, 2 cuerdas en doble o
incluso 1 en cuadruple), una vez en el
lugar coloca al accidentado un triángulo
de evacuación o similar (caso de no
llevarlo) y le ancla las cuatro cuerdas al
mismo punto. Hecho esto da la orden de
tracción a los compañeros que se
encuentran arriba (uno por cuerda). El
método descrito, aunque nos pueda
parecer poco ortodoxo, es rápido de
ejecutar, precisa de muy poco material y
de un mínimo de conocimientos. Además
de la maniobra descrita con el sistema de
tracción directa podemos resolver muchas
otras situaciones (descenso de camillas, acarreo de material, etc.).

8.5. Tracteles y cabrestantes

En el mercado existen trácteles y tornos de cuerda para su uso en


trabajo y rescate vertical. Los servicios de bomberos, por su parte, suelen
disponer de trácteles y cabrestantes (montados en los vehículos) de cable
de acero. La gran ventaja de estos equipos es que poseen una elevada
capacidad de tracción/elevación, sin embargo si los usamos para maniobras
de rescate vertical deberemos de prestar especial atención ya que el cable
de acero es incompatible con el material de trabajo en altura, y
especialmente con las cuerdas.

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09. AUTORRESCATE

9.1. Concepto de autorrescate. Justificación. Síndrome del arnés

Entendemos por autorrescate (o autosocorro) a todas aquellas maniobras


destinadas a prestar auxilio a un compañero que se encuentra en dificultades.
El autorrescate, además, se caracteriza por llevarse a cabo con los medios y
equipos que tenemos en el lugar y por que para que sea eficaz debe realizarse
en el menor tiempo posible. El autorrescate se diferencia del rescate en que,
en el primer caso, el accidente se produce en el mismo momento en que
estamos actuando y le sucede a alguien de nuestro equipo. Un ejemplo lo
tendríamos en el supuesto de que hubiera que bajar a socorrer a un
compañero que se ha quedado inconsciente en mitad de la cuerda cuando, por
poner un caso, realizaba rápel para acceder a un domicilio.

El conocido como “síndrome del arnés” es un cuadro patológico que se


manifiesta cuando una persona permanece colgada de forma inerte del arnés
durante un tiempo determinado. Diversos estudios demuestran que a partir de
5 minutos de suspensión la persona puede mostrar alteraciones circulatorias
de carácter grave, y como consecuencia de ellas sufrir una parada cardiaca y la
muerte. De todo esto podemos extraer tres claras conclusiones:
- No se puede dejar a una persona inconsciente o con dificultades en
mitad de una cuerda.
- El rescate debe realizarse en el mínimo tiempo posible.
- Todo bombero debe conocer las técnicas de autorrescate que le
permitan descolgar a un compañero bloqueado a mitad cuerda.

9.2. Descenso del herido: técnicas

Puesto que una de las premisas para que el autorrescate tenga éxito es la
rapidez con el que se realiza vamos a describir una de las técnicas más rápidas
de ejecutar, que consiste en el acceso hasta la víctima con cuerda adicional,
desbloqueo por medio del corte de cuerda y el posterior descenso del
accidentado hasta lugar seguro. La maniobra es la que sigue:

1. Acceso hasta el accidentado. Podemos utilizar las instalaciones


existentes (si son fiables) o bien colocar nuestras propias cuerdas. Si
estamos por encima del accidentado descenderemos hasta él con nuestro
ID; si estamos por debajo ascenderemos con los bloqueadores y una vez
superada a la víctima nos colocaremos nuestro descensor.

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2. Anclaje de la víctima. Llegados a la víctima nos situaremos por


encima de ella y bloquearemos tanto nuestro ID como el suyo; hecho esto
anclaremos al accidentado a nuestro arnés por medio de nuestro cabo de
anclaje corto. El anclaje debe realizarse sobre el punto del que está
suspendido el accidentado y debe quedar lo más tenso posible. A su vez
anclaremos el cabo de anclaje largo de la víctima a nosotros.
3. Desbloqueo del accidentado. Por medio de una navaja cortaremos la
cuerda por encima del punto de donde se encuentra suspendida la víctima
(anclaje directo, bloqueador de pecho…). El corte debe realizarse de
manera que nunca pueda verse afectada la cuerda sobre la que estamos
suspendidos (hacia fuera). En el caso de que el accidentado estuviera
colgando de su ID, en vez de cortar la cuerda no tendremos más que
apretar la palanca del aparato para que el rescatado pase a colgar de
nosotros. Si el accidentado dispusiera de una cuerda de seguro adicional
deberemos liberarlo previamente de ella.
4. Descenso del herido. Una vez el herido está colgando de nuestro
arnés lo bajaremos hasta un lugar en donde podamos atenderle
debidamente. El descenso lo realizaremos con la víctima entre nuestras
piernas y utilizando siempre un mosquetón de freno para limitar la
velocidad de descenso. Tras el rescate colocaremos a la víctima en
posición semi-sentada (en “cuclillas”); en caso de victimas inconscientes y
una vez asegurada la permeabilidad de la vía aérea la posición fetal
parece ser la ideal. Se recomienda mantener esta posición unos 20 a 40
minutos y posteriormente pasar gradualmente a la posición horizontal. El
objetivo de esta maniobra es evitar la sobrecarga aguda del ventrículo
derecho por aflujo masivo de la sangre acumulada en las extremidades.

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10. NOCIONES BÁSICAS DE RESCATE Y EVACUACIÓN

10.1. Materiales y equipos de rescate

Si algo tienen en común todas las maniobras de rescate es que a la víctima


se le debe proporcionar un medio de soporte que nos permita su evacuación de
forma segura y sin que se produzca un agravamiento de su estado. Para la
evacuación de víctimas conscientes y que no presentan lesiones un arnés
completo o un triángulo de evacuación suele resultar la solución más sencilla y
rápida; en rescates de máxima urgencia estos materiales se presentan
prácticamente como la única solución. En caso de personas con lesiones habrá
que recurrir al transporte sobre camillas. Una camilla diseñada para al rescate
vertical cumple perfectamente esta función, en caso de no disponer de ellas
podremos recurrir a otro tipo de camillas o a tablas de rescate, eso sí, ambas
debidamente adaptadas al tipo de transporte que se va a realizar. Otra posible
solución es emplear arneses inmovilizadores.

► Triángulo de evacuación

Elemento de gran versatilidad para el rescate.


Ligero, poco voluminosos y de fácil colocación, lo
usaremos en maniobras rápidas en la que no
podamos colocar un arnés o utilizar otro medio de
evacuación (por ejemplo en pozos en los que no sea
posible acceder con una camilla). Tiene forma
triangular, como de “pañal”, y se ancla recogiendo las
tres cintas de que dispone; una a cada lado de la
cintura y otra por debajo de las piernas. Dispone de
anclajes para adultos y para niños.

► Arnés inmovilizador

En el mercado disponemos de arneses que hacen al


tiempo la función de inmovilizador dorsal y cervical,
de manera similar a los conocidos “Ferno”. Disponen
de una estructura en la parte trasera que les confiere
rigidez y de un sistema de anclaje (un puente rígido
sobre ambos hombros) que permite la elevación de la
víctima en posición totalmente vertical. Resultan
interesantes para el rescate en zonas verticales y
estrechas, como pozos, tubos, etc.

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► Tabla de rescate

Pensada más como un medio de movilización y extracción de víctimas y para


pequeñas evacuaciones, podemos vernos, por motivos diversos, en la
necesidad de utilizarla en el porteo tanto horizontal como vertical:

- Que no dispongamos de otro medio de evacuación.


- Que la victima ya esté en la tabla y tan solo se requiera de un pequeño
transporte (por ejemplo después de la extracción del interior de un
vehículo y que haya que subirla por un talud o similar).
- Que por causas de espacio no podamos acceder con una camilla tipo
nido (mucho más voluminosa).

Siempre que exista la posibilidad de que la víctima se salga de la tabla y


obligatoriamente cuando la utilicemos como medio de evacuación en zonas de
predominio vertical habrá que realizar un “atado” del accidentado, de manera
que mantenga su posición sobre la tabla y haga imposible su caída.
Para el atado precisaremos de una cuerda o cordino de unos 20 metros de
longitud que fijaremos a la tabla por medio de nudos ballestrinques
debidamente reasegurados. La secuencia para el atado es la que sigue:

1. Se coloca la tabla en el suelo, se reservan unos 5 m de cuerda (que será


la que posteriormente utilicemos para el cosido final) y se hace un primer
nudo junto a la cabeza de la víctima (toda la maniobra puede realizarse
sobre la tabla vacía y después acondicionar al accidentado, o bien hacerlo
con el herido ya colocado sobre ella, que es la opción más habitual).
2. Se van realizando pequeñas vagas de cuerda sobre todas las asas de la
tabla hasta llegar al extremo de los pies. Llegados aquí se ata la cuerda
sobre el último orificio de la tabla. Es importante que las vagas sean cortas
para posibilitar el posterior ajuste de la cuerda sobre el cuerpo de la víctima.
3. Se sujetan los pies del accidentado dándoles un par de vueltas con la
cuerda (a modo de estribo), a continuación se ata sobre el último orificio del
otro lado de la tabla. En caso de que la víctima no se encuentre sobre la
tabla dejaremos un tramo de cuerda para posteriormente realizar el estribo.
4. Se vuelven a realizar las vagas en el otro lateral de la tabla hasta llegar a
la cabeza de la víctima. Se fija la cuerda por medio de un ballestrinque (el
sobrante de cuerda se plegará y colocará en un lugar adecuado).
5. Hecho esto no tenemos más que coser las vagas de ambos laterales de la
tabla por medio de la cuerda que hemos reservado para este fin (el primer
cosido debe quedar por debajo de las axilas del accidentado). Finalizado el
cosido se vuelve a atar la cuerda. Es importante ajustar la cuerda sobre el
herido pero sin que llegue a apretarle.

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En caso de disponer de cintas con cierre por hebilla o velcro serán éstas las
primeras que coloquemos al accidentado. Esta primera sujeción no resulta
segura para el transporte vertical pero mejora el confort de la víctima ya que
las cintas reparten mejor el peso que las cuerdas (debido a su mayor anchura).
Ante cualquier duda sobre el estado del accidentado colocarle collarín e
inmovilizador cervical
Hay que tener también en cuenta las consideraciones para el traslado de
accidentados realizadas en el apartado de “Transporte de Camillas” (10.2.).

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► La camilla

La camilla es el elemento sobre el que gira todo el rescate. Cualquier víctima


que presente lesiones, que esté inconsciente, débil, etc., no habrá más
remedio que evacuarla por medio de una camilla.
La camilla cumple la doble función de transporte y protección del herido.
Para ello debe disponer de una base que presente cierta rigidez, algún
elemento que envuelva a la víctima y de unos puntos para poder ser
transportada. Las camillas diseñadas para rescate vertical poseen anclajes
para poder ser transportadas tanto en vertical como en horizontal, además
deben incorporar un juego de cintas o un arnés integrado de manera que el
accidentado quede debidamente sujeto a la camilla. Disponen también de un
número determinado de asas (en laterales y extremos) para posibilitar el
transporte a mano. En la figura se muestra la camilla Nest para espacios
confinados de la casa Petzl.

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El Ayuntamiento de Valencia dispone en sus vehículos de altura de la camilla


tipo “nido” de la casa Spencer. La camilla está realizada en plástico de alta
resistencia (Polietileno de alta densidad) y dispone en su perímetro de una
barra metálica que le confiere mayor resistencia y rigidez. Tiene cuatro
anclajes reforzados (2 a cada lado) para el anclaje del pulpo y de la tracción
superior. Dispone además de 12 asas de transporte (2 delante, 2 detrás y 4 en
cada lateral) y de un apoya pies de longitud regulable. Aunque no es una
camilla específica para rescate vertical con unas pequeñas adaptaciones puede
resultar adecuada para la resolución de prácticamente todo tipo de servicios.

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● Acondicionamiento de heridos en la camilla Nido

- Trasladar al herido a la camilla respetando las normas básicas de


movilización: eje cabeza, cuello, tronco.
- Si es necesario colocar un inmovilizador cervical al accidentado.
- Siempre que sea posible se colocará un casco a la víctima y se le
proporcionará protección ocular.
- Colocar algún elemento (manta enrollada, una botella de agua vacía, etc.)
bajo las rodillas del accidentado generando una ligera flexión de las piernas
(para no forzar las articulaciones).
- Colocar bajo la nuca de la víctima algún elemento de apoyo.
- Utilizar el apoya pies siempre que la camilla vaya a ser transportada en
posición inclinada (por ejemplo por escaleras). Si el accidentado sufre una
rotura de pierna o similar este elemento no puede utilizarse.
- Sujetar siempre al herido, como mínimo, por medio de las tres cintas que
vienen con la camilla.
- Siempre que exista la posibilidad de que el accidentado pueda moverse o
salirse de la camilla habrá que realizar una “atado” de la víctima, tal y como
viene descrito en el apartado tabla de rescate (el resto de consideraciones
también son aplicables a la camilla).
- Hay que tener presente las condiciones climatológicas. Proteger a la
víctima de los rayos directos del Sol, del frío y de la lluvia, según los casos.
- Siempre que el transporte de la camilla se realice por lugares en donde
haya riesgo de caída se deber asegurar por medio de cuerdas. Para ello se
dotará a la camilla, como mínimo, de un anclaje en la parte superior
(triángulo de cinta más mosquetón de seguridad).

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10.2. Transporte de camillas: porteo

Entendemos por porteo o transporte horizontal todo aquel en el que los


socorristas llevan directamente la camilla. El porteo se realiza por zonas en
donde la camilla puede circular sin la ayuda de cuerdas o utilizando éstas como
medio auxiliar de seguro y tracción.

Para el porteo de una camilla se precisa un equipo mínimo de seis personas,


aunque lo ideal es que dispongamos de por los menos diez socorristas (según
la dificultad a salvar, la distancia, etc.). En un principio la camilla es
transportada por seis socorristas de los cuales uno actuará como coordinador
del equipo. El Jefe de Grupo o Coordinador se sitúa en una de las asas
delanteras y es el encargado de dar las órdenes dentro del grupo. Debe
controlar que se efectúe el transporte de forma adecuada (inclinación correcta,
sin tirones, golpes…), velar por la seguridad del equipo y guiar la camilla por
las distintas zonas. Para esta última función puede ayudarse de la figura del
guía, que va unos metros por delante de la camilla analizando las dificultades y
valorando el mejor recorrido a seguir. El guía, además, irá provisto de una
cuerda (unos 10 m), un polifreno, unos cuantos anillos de cinta y algunos
mosquetones y anclajes; con este material montará las instalaciones que sean
necesarias para asegurar la camilla o facilitar su desplazamiento.

El Coordinador es el encargado de dar las órdenes e indicaciones precisas


para mover la camilla. Para ello comunicará al equipo el movimiento o
maniobra a realizar, esperará a que todos los socorristas tomen posiciones,
dará la voz de PREPARADOS y transcurridos algunos segundos dará la voz de
YA. Por ejemplo, si la camilla hay que bajarla al suelo la secuencia sería la
siguiente: bajamos camilla…, preparados…, ya. Las órdenes únicamente
serán dadas por el Coordinador del grupo pero cualquier socorrista podrá parar
la maniobra en cualquier momento con la voz de STOP.

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En porteo horizontal presenta básicamente dos modalidades, el transporte a


bloque y el pasacamillas o correcamillas.

► Transporte a bloque: Se utiliza


en zonas de predominio horizontal y
en donde no existan obstáculos que
impidan avanzar de manera regular y
simultánea a los socorristas. El
transporte es realizado por seis
socorristas (tres a cada lado) que
llevarán el paso cambiado para evitar
balanceos de la camilla. Los más
altos deben situarse en la parte del
la cabeza del accidentado para que
ésta permanezca ligeramente
elevada. El Coordinador irá
cambiando a los socorristas de lado
para repartir el esfuerzo.

► Pasacamillas: Técnica de transporte horizontal en la que la camilla pasa


de unos socorristas a otros sin que estos se muevan. La técnica del
pasacamillas se utiliza en tramos conflictivos o cuando interesa que la
camilla se desplace sin brusquedades. Para realizarlo es preciso disponer de
un equipo mínimo de seis socorristas. Los cuatro de delante sujetan la
camilla mientras que los dos de atrás abandonan su posición para situarse
en la parte delantera y recibirla. El proceso se repite hasta superar la
dificultad en cuestión. La gran ventaja de este método es que los socorristas
permanecen parados y estabilizados, por lo que nos permite mover la
camilla por zonas inestables, con escalones, desniveles, bloques, etc.

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► Superación de dificultades

El porteo, pese a lo que pueda parecer, es una maniobra delicada. Transportar


una camilla por los restos de un derrumbamiento, entre grietas y bloques o
bajarla por una angosta escalera, son maniobras que requieren un adecuado
adiestramiento de los socorristas y un buen nivel de coordinación. La mayor parte
de las dificultades que nos vamos a encontrar se superan con la técnica del
pasacamillas o alguna variante de la misma, es decir, los socorristas tomaran
posiciones y una vez colocados se procederá a mover la camilla. Siempre que
exista peligro se utilizará una cuerda de seguro, que podrá utilizarse también
como apoyo a la tracción. El tipo de anclaje a utilizar estará en función de la
maniobra a realizar y del nivel de riesgo que conlleve, pudiendo ser desde una
aseguración directa a los propios socorristas hasta el montaje de un SAS.

● Zonas a distinto nivel

Las zonas a distinto nivel podemos encontrarlas tanto en sentido ascendente


como descendente (forjados entre plantas, escalones de roca, zanjas, etc.). La
limitación de la altura a superar vendrá dada por la distancia máxima que
podemos mover la camilla sin que pierda el contacto con los socorristas que se
encuentran bajo y en la parte superior. Para el descenso apoyaremos la camilla
en el suelo y la iremos deslizando por el borde del obstáculo hasta que sea
recogida por los socorristas que se encuentran bajo; en el ascenso deberemos
levantar la camilla a pulso hasta que pueda ser recogida por los que se
encuentran en la parte superior. Con carácter general se situarán más
socorristas en el lugar que haya que realizar mayor esfuerzo (por ejemplo en
un ascenso cuatro bajo y dos arriba), teniendo en cuenta que si así lo exige la
maniobra a mitad de ella podemos trasladar a algunos de un lugar a otro.

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● Zonas estrechas o de escasa altura

En los lugares estrechos en los que es posible que la victima roce con algún
punto hay que manejar la camilla con especial suavidad, realizando
movimientos lentos y progresivos. Siempre que sea posible la camilla será
acompañada por dos personas, que deberán situarse a ambos laterales de la
camilla o en la parte delantera y trasera, según los casos (en función de las
dimensiones del lugar). El socorrista que vaya por delante realizará funciones
de coordinación. En las zonas estrechas se debe dotar a la camilla de una
cuerda de tracción y a ser posible de una longitud tal que pueda ser manejada
desde ambas partes.

● Escaleras de edificios

El porteo por escaleras combina las dificultades del porteo a distinto nivel
con el de zonas estrechas. Una escalera presenta básicamente tres
dificultades: el ancho de la misma, la inclinación y los giros. Lo primero que
hay que hacer es adecuar el número de socorristas a las dimensiones de la
escalera (4 o 2 según los casos). En segundo lugar hay que valorar la
inclinación; si la escalera presenta mucha pendiente destinaremos a un
socorrista a sujetar al compañero situado a los pies de la víctima. Para los
giros tenemos dos opciones: levantar la camilla en posición horizontal por
encima de la barandilla, o bien colocar la camilla en posición vertical en cada
rellano y maniobrar hasta realizar el giro. La primera opción es la más rápida
ya que no precisa de un cambio en las condiciones del transporte, en su contra
tiene que es más física y mas expuesta, ya que al accidentado hay que
portearlo por encima del hueco de la escalera. La segunda opción es la más
segura y es la que utilizaremos de forma preferente, además resulta mucho
más tranquilizadora para víctimas conscientes.

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● Otras consideraciones

- Todos los movimientos se realizarán de forma coordinada y con suavidad,


evitando zarandear y golpear la camilla.
- Los socorristas deben colocar el material que llevan colgando del arnés en el
lado contrario de la camilla par evitar golpear con él al accidentado.
- Si el accidentado precisa atención sanitaria pararemos la maniobra para que
pueda ser atendida en las debidas condiciones, no olvidar que el objetivo
principal de cualquier operación de rescate es la salud de la víctima.
- No olvidar el apoyo psicológico a la víctima, labor que en principio será
realizada por uno de los socorristas que mueve la camilla.
- Trabajar en silencio para que todo el mundo escuche las instrucciones dadas
por el Coordinador. Abstenerse de realizar debates y valoraciones sobre la
maniobra a realizar, cualquier sugerencia o idea debe ser comunicada al
coordinador, que será quien valore y decida la técnica a emplear. Comunicar
siempre cualquier situación que entrañe peligro.
- Es importante abstenerse de realizar comentarios “cómicos” o “graciosos”
durante el rescate. Esta situación se da con frecuencia en las prácticas, en
donde deberemos comportarnos como si de una situación real se tratara.
- Si algún miembro del equipo resbala y cae debe soltar la camilla para no
arrastrar a ésta y al resto del equipo.
- En las paradas dejaremos la camilla en un lugar “cómodo” y seguro para el
accidentado (en superficie plana, a salvo de caída de piedras, del sol, etc.).

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10.3. Rescate con vehículos de altura

► Paso de camillas desde balcones y ventanas a la cesta de los


vehículos de altura

Este tipo de maniobra resulta


bastante habitual en el servicio y en
determinadas circunstancias (peso del
rescatado, distancia desde la cesta a la
ventana o balcón, tipo de vehículo de
altura empleado, etc.) presenta un
riesgo elevado para la víctima. El
rescate de personas en camilla a través
de balcones, ventanas o similares, debe
reservarse para aquellas situaciones en
las que el resto de sistemas resulten
inaplicables o desaconsejados (escaleras
y pasillos estrechos, prescripción
sanitaria de transporte horizontal,
realización de r.c.p, etc.). El rescate con
VA requiere un conocimiento adecuado
sobre estos vehículos y la utilización de
aquellos que mejor se adapten a la
maniobra que vamos a realizar. En la
actualidad disponemos de auto-
escaleras y auto-brazos que disponen de
soporte para camillas, en estos casos
será obligado conocer las características de maniobra y carga de estos
accesorios así como las propias limitaciones del vehículo de altura empleado.
En los vehículos que no disponen de soporte o cuando éste no se pueda
utilizar habrá que establecer un procedimiento que haga segura la maniobra.
De manera general los auto-brazos se adaptan mejor a este tipo de rescates
ya que disponen de cestas más amplias y con mayor capacidad de carga,
además el hecho de que la cesta sea giratoria nos permitirá una mayor
aproximación a la zona del rescate: esta última condición, la proximidad, es
lo que va a determinar en mayor medida el éxito y la seguridad de la
actuación y es por tanto donde deberemos centrar nuestra atención. A
continuación se relacionan una serie de recomendaciones y normas en
relación a este tipo de actuaciones:

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- Como en cualquier servicio de trabajo o rescate en altura hay que balizar


debidamente la zona de intervención.
- El equipo mínimo para este tipo de intervenciones será: arnés, cabo de
anclaje con mosquetón, casco, botas y guantes.
- Ubicar el vehículo de altura de manera que nos permita la mayor
aproximación de la cesta a la zona del rescate.
- La persona rescatada permanecerá siempre debidamente sujeta a la
camilla por medio de cinchas (tantas como sean necesarias) y ésta a su
vez se sujetará al soporte de la cesta o a la propia cesta.
- El conductor del VA debe asegurarse de que una vez cargada la camilla
en la cesta ésta no golpeará o se enganchará con ninguna parte de la
estructura; hay que evitar a toda costa el bloqueo del VA una vez la
víctima se encuentra en él.
- Pulsar la parada de emergencia para evitar que el vehículo de altura
pueda realizar movimientos indeseados.
- Los soportes de camilla se introducirán todo lo que sea posible en el
interior de la vivienda, de manera que la camilla no realice ningún paso
sobre la vertical.
- Como norma general el paso de la vivienda (o similar) a la cesta del
vehículo de altura será asegurado por medio de una cuerda; en caso de
no poder introducir los soportes de camilla en las viviendas, cuando exista
cierta distancia entre la fachada y la cesta o cuando trabajemos con
personas de gran peso el aseguramiento será obligatorio.
- Si la distancia a salvar entre el lugar del rescate y la cesta del V.A es
considerable se puede utilizar una escalera de ganchos (o la escalera
auxiliar de acceso a los tramos de los vehículos de altura) colocada entre
la cesta y la vivienda y deslizar la camilla por ella. La escalera se atará
solamente sobre uno de los extremos, o cesta o lugar del rescate. En
estos casos de deberá emplear una camilla de rescate tipo nido y colocar
todos los medios de seguridad necesarios (siempre que se pueda esta
maniobra se asegurará desde una planta superior para que no exista
peligro de caída de la camilla).
- En ocasiones un pequeño traslado de la víctima hasta otro lugar
puede hacer viable o más segura una maniobra de rescate de este tipo
(trasladarla a un balcón u otra habitación, en últimas viviendas subida
a la terraza, etc.).

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► Rescate de personas en zonas verticales utilizando el vehículo de


altura a modo de grúa

Los vehículos de altura podemos aprovecharlos para realizar rescates en


zonas verticales de forma rápida, segura, y sin que el personal que interviene
posea unos conocimientos exhaustivos de las técnicas de evacuación vertical.
Para ello haremos valer el vehículo de altura a modo de grúa, utilizando los
movimientos de giro, elevación y
extensión para conseguir tanto la posición
requerida como la elevación o descenso de
las cuerdas que vamos a utilizar.

Básicamente se trata de montar un


anclaje en el extremo de la escalera
(mismas condiciones que un SAS) y sobre
él fijar dos cuerdas de una determinada
longitud, en el otro extremo de la cuerda
se fijará la camilla. Terminado el montaje
se elevará la escalera hasta que la cuerda
quede tensa, en este momento dos
bomberos se anclarán junto a la camilla;
hecho esto el conductor de la escalera maniobrará para trasladar a los
rescatadores hasta el lugar en donde se encuentra la víctima. Llegados hasta
el accidentado se le colocará sobre la camilla y una vez debidamente sujeto se
dará la orden de izado. La principal ventaja que presenta esta técnica es que
un equipo reducido de bomberos (1 conductor y dos rescatistas) y sin
conocimientos específicos de rescate vertical (incluso podríamos trasladar a un
sanitario) pueden acometer una operación de este tipo con rapidez y de una
forma segura. El hecho de que todo el
trabajo vaya a ser realizado por el
vehículo simplifica mucho la maniobra ya
que nos evita buscar anclajes adecuados
y el montaje de polipastos o contrapesos
como sistemas de tracción.

Aunque en un principio este sistema


está pensado para realizar rescates por
debajo de nuestra posición (puentes,
barrancos, ríos, etc.) puede utilizarse
igualmente para evacuaciones en lugares
elevados, aunque para esos casos habrá
que ser más preciso a la hora de medir
las cuerdas que van a intervenir.

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En el caso de rescates por debajo de nuestra cota basta con medir las cuerdas
de manera que lleguen desde el punto en donde se encuentra la víctima hasta la
posición más baja a la que la punta de la escalera pueda llegar (los sobrantes de
cuerda deben quedar en el lado de la camilla por si hubiera que realizar alguna
rectificación). La limitación de esta maniobra vendrá dada por el vehículo de
altura utilizado, teniendo que dejar un margen de seguridad con respecto a las
prestaciones máximas de dicho vehículo (por ejemplo, si utilizamos una escalera
de 30 m podremos realizar rescates hasta unos 20 m).

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11. BIBLIOGRAFÍA

Autorrescate. Ediciones Desnivel. Año 1998. David J. Fasulo.

Bolsa de Rescate. Material y técnicas básicas de rescate en altura. RR.OO.


Relaciones y acciones formativas. Bomberos Ayuntamiento de Valencia.

Catálogos: Petzl deportivo y profesional, Roca, Beal deportivo y profesional,


Fixe, Faders, Kordas

Curso de Progresión y Rescate Vertical para Bomberos de Primera


Intervención. Escuela de Protección Civil de la Comunidad Valenciana. Año
2008. Salvador Guinot Castelló.

Curso Técnicas de Tracción con cuerda para bomberos. Rajadell


Viciano.Gustavo

Curso Técnico Deportivo en espeleología. Federación Española de espeleología.

Diccionario de Técnica Espeleológica. Año 1998. Federación Española de


Espeleología. Federación de Espeleología de la Comunidad Valenciana. Luis
Gisbert Roger.

Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Ley 31/1995, de 8 de noviembre

Manual del Espeleosocorristas. 2008. Spéléo Secours FranÇais.

Manual de Espeleo-Socorro. 2005. Servicio Central de Publicaciones del


Gobierno Vasco.

Manual de Técnicas de Trabajo Vertical. Concuerda. Asociación Nacional de


Empresas de Trabajos Verticales (Anetva).

Material y Técnica I. 1997. Escola Valenciana d’Espeleología. Federació


D’Espeleogogia de la Comunitat Valenciana.

Normas EN (las relacionadas con el material de trabajo en altura).

Notas Técnicas de Prevención (682, 683, 684 y 789). Instituto Nacional de


Seguridad e Higiene en el Trabajo.

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ALTURA PARA BOMBEROS

Obligaciones para los bomberos en el Código Penal. Manuel Portero Henares.


S.E.P.E.I. Diputación de Albacete

Prevención, seguridad y autorescate. Año 1996. Ediciones Desnivel. Máximo


Murcia.

Prevención y seguridad en trabajos verticales. Jon Redondo. Ediciones Desnivel


2005.

Real Decreto 67/2010, de 29 de enero, de adaptación de la legislación de


Prevención de Riesgos Laborales a la Administración General del Estado.

Real decreto 2177/2004, de 12 de noviembre. Disposiciones mínimas de


seguridad y salud para la utilización por los trabajadores de los equipos de
trabajo, en materia de trabajos temporales en altura.

Rescate en Espacios Confinados. Año 2006. Manuales Desnivel. Delfín Delgado.

Rescate Urbano en Altura. Año 2002. Ediciones Desnivel. Delfín Delgado.

Seguridad. Manuales Desnivel.

Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. Latasa Undagoitia,Iñaki.

Taller “Rescate con Vehículos de Altura”. Bomberos Béjar 2006.

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