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Buena Vida 2020

CURSO DE

COORDINADOR DE TERAPIAS GRUPALES

CECILIA IMBASTARI
Antecedentes históricos de la terapia grupal

Ya Platón en La República y Aristóteles en la Política aparecen hipótesis y análisis de


los fenómenos colectivos.

Pero es a comienzos del Siglo XX cuando los estudios de los grupos y las relaciones
humanas adquieren carácter experimental.

Así mismo el término grupo es más reciente aún. Deriva del italiano groppo o grupo
que designa a varios individuos, pintados o esculpidos, que componen un tema.

Jacob Levy Moreno es quien acuñó el término Psicoterapia de Gripo en 1931,


utilizándolo por primera vez en el Congreso de la Asociación Americana de Psiquiatría
celebrado en Filadelfia en 1932. Posteriormente crea la Sociedad Americana de
Psicoterapia de Grupo y Psicodrama. El psicodrama utiliza técnicas dramáticas,
además de verbales, como medio de comunicación y de elaboración. Por
dramatización se entiende la representación de escenas significativas para el paciente;
en la escena, éste interviene como actor y propone el argumento. El psicodrama de
Moreno se compone de cinco elementos: “el director, el yo – auxiliar, el actor paciente,
los espectadores y el escenario”. La escena representa el conflicto del paciente y el
resto del grupo interviene al final de la dramatización, acerca de la problemática del
paciente o de lo que se ha movilizado en el resto de los integrantes.

Conceptos importantes de su teoría son las nociones de “catarsis, espontaneidad, rol y


telé”. Se propone como tarea curar al grupo como un todo y al miembro individual a
través del grupo. Este método sirve para tratar tanto las relaciones interpersonales
como los problemas psíquicos de los individuos de un grupo. Propone ideas
interesantes que luego desarrollarán otros autores, por ejemplo, que el grupo tiene una
estructura y que en él los pacientes son agentes terapéuticos unos de otros, asimismo
que “grupo” significa estar juntos y que es algo más que la suma de los individuos. El
aporte del Psicodrama a la Psicoterapia Grupal ha sido la comprensión del grupo como
una unidad interviniente en la acción. Este autor, en el año 1944 propone el
“Psicodrama Psicoanalítico” que resulta de la fértil unión de la teoría psicoanalítica con
los aportes del psicodrama, corriente grupal que ha alcanzado interesantes desarrollos
en Francia y en Argentina. De este modo, se consigue la unión de dos marcos teóricos
de gran interés que se han aplicado al grupo, superando la confrontación entre el
psicoanálisis y el psicodrama. Se integra “la dramatización y la verbalización”, siendo
el espacio dramático el instrumento que permite exteriorizar los objetos y los vínculos
internos del sujeto.

Fourier define al hombre como en ser social o grupal. Durkheim define los términos
solidaridad, anomia y crea la hipótesis de una conciencia colectiva, de una “dinámica
social” y define al grupo como algo más que la suma de las partes. Esto último lo

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reafirma Lewin cuando plantea que el grupo es una totalidad diferente a la suma de las
partes.

Homans en 1977 define al grupo: “serie de personas que durante un lapso de tiempo
tienen un trato mutuo frecuente, y cuyo número es suficientemente reducido como para
que cada uno pueda entrar en relación con los demás, frente a fente.”

Luego de la 2° guerra mundial ante la necesidad de tantos psiquiatras militares, los


mismos utilizaron la terapia grupal por necesidad. Entre ellos se encuentran E.James
Anthony, S.H. Foulkes, W.R.Bion, A.Wolf y Eric Berne

Perlz desarrolló su propio modelo de terapia individual en grupo. El paciente se


transforma en figura mientras que el grupo pasa a ser el fondo. Difería poco de la
individual. Pero dentro de la Gestáltica de Perlz también proponía los “grupos de
encuentro”, donde se enfatiza en todo momento el concepto existencial del aquí y
ahora, unido al cómo. En este tipo de encuentros se parte del principio de que cada
uno es responsable de su propia conducta y existencia; en ellos la persona vive, siente
y experimenta nuevas conductas. En la Gestalt el terapeuta es quién propone y guía el
grupo a diferencia de otros métodos como el Rogeriano donde el rol del terapeuta no
es directivo como en la Gestalt.

Este tipo de grupo fue desarrollado por el Gestalt Institute of Cleveland. Aquí al grupo
se le mira con una doble atención: enfocando el desarrollo de los individuos en el
grupo y, al mismo tiempo, el desarrollo del grupo como un sistema social. Es una
síntesis entre la gestalt individual y la dinámica de grupos lewiniana. Este modelo
afirma que el grupo pasa por cuatro fases denominadas:

Fase de Identidad (que remitiría a la pseudoidentidad o dependencia)

Fase de Influencia (que alude a los fenómenos de autoridad, normas, etcétera y nos
remitiría a la contradependencia)

Fase de Intimidad (que alude a las interacciones grupales, a la interdependencia)

Fase de Cierre (que alude a la recogida de la experiencia)

Desde la Gestalt también se puede trabajar en grupo mediante la propuesta de


visualizaciones, fantasías dirigidas, juegos u otras herramientas que movilicen a la
persona para trabajar después individualmente (Castanedo, 1990), adoptando aquí el
terapeuta un rol más activo. Por otro lado también se pueden trabajar las dinámicas y
movimientos que acontecen y que tienen que ver con las relaciones que se establecen
entre los participantes.

Rogers habla de una terapia grupal basada en el cliente (no lo llamó paciente) o
centrada en la persona.

Dos rasgos principales de la terapia centrada en el cliente:

La confianza radical en la persona del cliente (paciente).

El rechazo al papel directivo del terapeuta.

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En esto último difiere de Perlz y el conductismo. Prefiere dar libertad a los integrantes
del grupo.

Define el grupo como: “un conjunto de personas reunidas en torno de un facilitador o


varios con el propósito de resolver sus problemas psicológicos personales e
interpersonales en el marco de una comunidad de ayuda.”

Hace hincapié en una COMUNIDAD y de AYUDA. Y tender hacia una ayuda mutua.

Su enfoque centrado en la persona se centra en:

— Empatia o Comprensión Empática;

— Respeto incondicional; y

— Congruencia y/o autenticidad del profesional actuante.

Para él la función del terapeuta era ser uno más dentro del grupo, para facilitar, en
forma no directiva, que los miembros sientan confianza recíproca y hallen maneras de
apoyarse unos en otros.

El grupo, de esta manera, determina su propio destino, aclara y sigue su propia


dirección. Quien como líder facilita esta tarea se atiene a la marcha de la situación, en
vez de inventar nuevos hechos que el grupo ha de ampliar, desarrollar, aclarar y
explorar. Para Rogers los integrantes tienen el mismo poder del terapeuta o líder,
otorgando una máxima potencia al grupo y sus procesos.

El terapeuta, en su Actitud empática, genera un encuadre de trabajo en el que la


incondicionalidad es la esencia y el objetivo, la libertad experiencial.

Un nuevo abordaje de la terapia grupal

Creemos que no hace falta ir a ningún extremo sobre la intervención del terapeuta y su
rol. Podemos formar coordinadores que den tanta importancia a la libertad del grupo
como así también tener actividades programadas como disparadores de temas a tratar.

Es decir una modalidad integradora.

Sí reconocer que hay pasos importantes a seguir como grupo como ser:

- Etapa de identificación y reconocimiento del otro y exploración del territorio:


conocerse mutuamente, conocer las reglas y el acuerdo, conocer al
coordinador, conocer a los compañeros, conocer el lugar.
- Etapa de interacción con el otro: acciones de choque o conflicto o acciones de
ayuda. Conocer nuevas formas de relacionarse sin sentirse amenazadas
- Etapa reflexiva: verme, mirarme en el otro, mirarme a mí mismo. Introspección.
- Etapa de fusión: tomo noción del grupo como grupo.
- Etapa de cierre: finalización del grupo.

Organización del grupo

Los grupos se pueden organizar de diferentes maneras:

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- Una es por temáticas: es decir centrados en un tema a tratar, edades, tipos de


conflictos, tipos de objetivos etc. aunque esto no impide la libertad dentro del
grupo.
- Grupos heterogéneos: formados por temáticas generales.

Es conveniente formar el grupo luego de tener sesiones individuales con cada


participante.

En cualquiera de los dos casos el número de integrantes tendrá que ser entre 6 y 15
personas que se reunirán una vez por semana (lo más aconsejable) o en su defecto
una vez cada 15 días.

La reunión tendrá una duración desde 1 ½ hora si son pocos hasta 2 ½ horas si son
muchos.

La asistencia será responsable hasta terminar el trabajo grupal y cuando el


coordinador y/o el grupo lo determina ese paciente puede tener el “alta”. Si los
asistentes ya reconfirmados no llegan a ser por lo menos 6/10 es conveniente
reemplazar a los miembros que decidieron no venir más.

Es recomendable que dentro del mismo grupo no haya parientes cercanos o amigos
cercanos. Pero no es una condición sine qua non. Esto depende también de la
temática del grupo.

También pueden hacerse grupos totalmente abiertos a la incorporación y baja y sin


tiempos de finalización. Pero volvemos a repetir, esto dependerá del tipo de grupo.

El Acuerdo

En el caso de trabajar con grupos cerrados es indispensable


formalizar el acuerdo inicial. En los grupos abiertos es recomendable
con algunas modificaciones.

Algunas pautas del acuerdo:

Puntualidad. Las sesiones comienzan a horario y deben concluir a


tiempo, para cumplir con las responsabilidades profesionales del centro y sus
terapeutas.

Asistencia. Venir a las sesiones con una predisposición activa y se recomienda


mantener el compromiso de asistencia a todos los grupos. En caso de tener que faltar
por fuerza mayor informar 24 hs. Antes o en su defecto lo antes posible para resrvar su
lugar ya que inmediatamente será cubierto nuevamente y se verá imposiblilitado de
recuperar el mismo grupo.

Respeto. Las observaciones, comentarios y críticas en el grupo se harán dentro del


marco del respeto mutuo.

Ropa de colores claros, no sintética y cómoda que facilita la expresión emocional. No


llevar cinturón, sujetador, pendientes, relojes, pulseras ni nada metálico.

Cuidar la higiene personal: venir a la sesión limpios

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Apagar los móviles.

. Nadie está obligado a hacer lo que no quiera: puedes negarte a realizar algo o hablar.

En el contrato de terapia, se incluyen las reglas de obligado cumplimiento:

No violencia: durante la terapia NO hagas conscientemente daño ni a ti, ni a nada, ni a


nadie. No auto agredirse. No romper nada que no haya sido preparado para ser roto.
No agredir a persona alguna, ni hacerle daño intencionadamente.

No sexualización: no sexualizar mientras dure la terapia, ni tener relaciones sexuales


con nadie que conozcas dentro de una actividad terapéutica de la Escuela, ya sea de
tu mismo grupo o de otro, de tu mismo terapeuta o de otro, o le hayas conocido en un
taller. Si se produce el comienzo de un proceso de enamoramiento, lo más importante
será trabajarlo cuanto antes en terapia, para poder analizar lo más posible el proceso y
buscar una solución.

Confidencialidad: no contar nada de lo que pasa dentro de la terapia a nadie. Cada


uno puede hablar de sí mismo sin revelar datos de sus compañeros, de los terapeutas,
ni de los procedimientos que se emplean en terapia. Los terapeutas así mismo,
cumplirán con el secreto profesional y no revelaran datos de los pacientes a personas
ajenas al equipo terapéutico o sus supervisores.

Acabar la sesión: el compromiso es no marcharse antes de que acabe la sesión, sin


haber cerrado el trabajo que se ha estado realizando durante la misma.

El acuerdo también deberá constar de:

- Cobro: formas de pago de las sesiones, lugar y tiempo.


- Consultas telefónicas o por redes: el coordinador podrá dar su
teléfono privado para cualquier consulta de urgencia sea por medio escrito
u oral pero siempre que supere los 10 minutos deberá abonar un canon
aparte en la próxima sesión.
- Especificar feriados, vacaciones etc. Deberán constar en el contrato como se
compensará la sesión durante esos períodos. Los cambios de fecha se
pactarán por unanimidad del grupo.

Clases de grupos

- Grupos abiertos: Encuentros semanales o quincenales. Temas abiertos con


guía del coordinador. El coordinador no debe perder el Orden de trabajo.
- Grupos cerrados: son grupos de determinadas temáticas (adicciones,
accidentes, adelgazar, miedos, etc)
- Grupos de autoayuda: Encuentros semanales o quincenales con temas
prefijados por el coordinador: enojo o ira, culpa, etc)

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- Grupos de encuentros intensivos: se llevan a cabo en jornadas completas de


un día o dos. Para coordinarlos hay que realizar la especialización ya que
requiere de características propias.

Las características de las sesiones en general

La sesión debe comenzar a los 10 minutos exactos de la hora prefijada. Estén los que
estén. Aclarar en la primera que luego de ese horario no se podrá ingresar más y que
no pidan excepciones porque la puntualidad forma parte de la terapia.

Si hay menos de cuatro participantes sin aviso se realizará la sesión igual pero
deberemos cubrir los lugares de los que faltaron sin aviso de manera urgente como
coordinadores.

El cierre deberá ser hecho en el horario especificado ni antes ni después.

Tendrán el formato:

- Presentación de participantes: “Yo soy…”


- Quien quiere trabajar o contar algo
- Ejercicios del aquí y ahora.

Etapas de los participantes

Primera etapa: prevalece la estructura y la libertad sin compromiso de los


participantes, etapa de Rodeos diría Rogers. No hay mucha continuidad entre
las exposiciones. Los participantes se enfrentan a: No nos conocemos, no
sabemos qué hacer, no sabemos nuestro propósito y el del grupo.
Segunda etapa: Hay una resistencia a la expresión o a la exploración personal.
Hay un yo público y un yo privado. Este último es el que se resiste a salir.
Todavía no hay confianza y se teme revelar aspectos de sí mismo.
Tercera etapa: descripción de sentimientos del pasado. Comienzan a animarse
a hablar de sí pero con historias del pasado, momentos conflictivos “de antes”.
Cuarta etapa: expresión de sentimientos negativos (censura, enojo) Puede
haber ataques a personas que se expresaron anteriormente o al mismo
coordinador por no poner algún límite o no dar una orientación adecuada. En
este caso el coordinador debe controlar la situación para evitar violencias
expresas. El coordinador puede y debe callar a personas que hablan
demasiado o hacer hablar a quienes no lo hacen. Acá se mide la importancia
del acuerdo. De todas maneras es un buen momento para ver las expresiones
del aquí y ahora mostrando nuestros aspectos negativos.
Quinta etapa: expresión y exploración de material personalmente significativo.
Algún individuo se puede revelar ante el grupo de una manera más
significativa. Roger lo llama “un viaje hacia el centro de sí mismo”. La
exploración interior comienza a construirse porque es mayor la confianza del
grupo están dispuestos a correr el riesgo de mostrarse.
Sexta etapa: expresión de sentimientos interpersonales inmediatos los
participantes se animan a manifestar lo que experimentan entre sí: sentimientos
de índole positiva o negativa. Es decir me animo a decirle al otro lo que siento
respecto de un decir o hacer.

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Etapa séptima: Desarrollo en el grupo de la capacidad de aliviar el dolor ajeno.


Algunos miembros comienzan a manifestar deseos o ganas de ayudar a otros
miembros. Para llegar a esta etapa deben haberse podido superar los pasos
anteriores.
Octava etapa: Aceptación de sí y comienzo del cambio. Autoaceptación, se
revee de una manera diferente y se plantea modificaciones en su vida
interpersonal. Comienza el cambio. El grupo ya no tolerará más actitudes de no
apertura, que haya miembros del grupo que no se den a conocer.
Novena etapa: resquebrajamiento de las fachadas. Esta exigencia de mostrar
su verdadero interior se hace a veces en forma muy violenta y otras en forma
sensible y delicada.
Décima etapa: el individuo recibe realimentación. Las personas se rearman
solamente y constructivamente al observar la preocupación de sus compañeros
por su propio desarrollo personal. Esto genera una retroalimentación poderosa
intra e interpersonal.
Undécima etapa: enfrentamiento. Ya que no siempre la retroalimentación es
amable y cariñosa, muchas veces implica agresiones (no destructivas sino para
confrontar al otro con la realidad)
Decimosegunda etapa: relación asistencial fuera de las sesiones. Se ayudan
psicológicamente entre ellos, fuera de la sesión programada. Es uno de los
aspectos más positivos y curativos de la terapia.
Decimotercera etapa: el encuentro básico: lograr un contacto intimo y directo
que no se da habitualmente en la vida corriente. Es el aspecto más generador
de cambios de la terapia grupal. Las personas pueden llegar a contar
situaciones de sus vidas nunca antes compartidas.
Decimocuarta etapa: expresión de sentimientos positivos y acercamiento
mutuo. Las personas han logrado aceptarse como tales, aún en sus aspectos
más negativos y se dan, se escuchan y se expresan y reciben sentimientos
positivos, aún cerca de los aspectos que hasta ese momento uno ha
considerado negativo acerca de sí mismo. En estas últimas instancias dice
Rogers que no está mal si el coordinador se emociona junto a sus integrantes.
Esto puede ser criticado por muchos pero dice Rogers que esto solo representa
una prueba más de que cuando las personas se muestran unas a otras tales
como son, adquieren y poseen una habilidad importante para aliviar a su
prójimo con un amor real y comprensivo. Sin importar que esta persona sea o
coordinador de grupo.
Decimoquinta etapa: lo principal será que el coordinador deberá analizar en
cada integrante si estos cambios serán perdurables tras la relación intensiva
grupal.

La importancia de la 1° reunión

Es de destacar que el primer día como todo encuentro social implica desconocimiento,
inseguridad, tensiones, ansiedad, miedos y un sinfín de emociones encontradas
pueden surgir ese primer día.

Temas a tratar:

- El acuerdo

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- Presentación “Yo soy…” incluido el coordinador

Al arribo de los pacientes damos las primeras consignas: que se ubiquen según su
preferencia y que no comenten nada entre ellos que revista carácter personal antes
de comenzar la sesión. Nuestro objetivo es favorecer desde el inicio el sentido
grupal. Nosotros, los coordinadores, acostumbramos sentarnos juntos para poder
mantener intercambios si el proceso grupal lo reclamase.

Iniciamos la tarea pidiendo que cada uno diga su nombre bajo la fórmula: "yo
soy..." apuntando con ésto a un modelo de trabajo donde el compromiso personal
esté remarcado. Nos incluimos en esta consigna.

Una vez presentados, el silencio inunda la sala; percibimos un clima expectante,


surgen algunas preguntas dirigidas a nosotros en función de saber cómo se va a
trabajar.

- Ejercicio de exploración del territorio y de las personas (sin palabras)

Proponemos una exploración del "territorio" en donde nos vamos a reunir


semanalmente. Mientras uno de nosotros se ocupa de colocar un cd y comienza a
oírse la música, el otro pregunta: ¿"quisieran pararse"? El grupo acepta la invitación,
"empiecen a caminar por el salón, por favor..., déjense llevar por la música. . ."incluidos
en esta tarea, sugerimos mientras transcurre el ejercicio, que usen todos sus sentidos
para conocer el lugar. Que miren, toquen y huelan paredes, cuadros, almohadones,
etc. Siguiendo la consigna, los integrantes se dispersan por la habitación realizando la
exploración individualmente. Algunos amplían su campo entreabriendo puertas
adyacentes que comunican con la cocina, el baño y un pequeño patio.

A esta actividad sigue, por nuestra sugerencia, una toma de contacto interpersonal
utilizando el mismo modo exploratorio. La consigna es "ahora vamos a intentar
conocernos entre todos..., utilicemos nuevamente nuestros sentidos...,
acerquémonos..., mirémonos a los ojos ..., toquémonos, si sentimos ganas..., no nos
olvidemos del olfato..., estemos abiertos a escuchar y escucharnos..., si deseamos
expresarnos hagámoslo sin palabras".

Aclaramos al grupo que nadie está "obligado a..." y desde nuestra participación, que
implica un "permiso" desde el compromiso, damos las indicaciones respetando el
tiempo de las interaccciones y las modalidades personales Las personas se desplazan
entremezclándose lentamente influidos por el clima que genera la música seleccionada
para este ejercicio. Surgen risitas nerviosas, gestos de incomodidad, movimientos
torpes y dubitativos, acercamientos y alejamientos, aislamientos. Aparecen intentos de
comentarios que desalentamos induciendo al uso total del cuerpo pues las palabras en
este caso dificultarían la toma de contacto con la vivencia. Promovemos el
acercamiento acercándonos a alguien, tocando su cabeza, acariciando su pelo,
mirándolo a los ojos, oliéndolo, y así nuestra participación se convierte en estímulo y
también en un modelo. Además somos observadores desde la participación.
Aclaramos que las intervenciones no deben constituirse en exigencias que fomenten
"actuaciones" ni dependencias. Una adecuada prudencia logra que el ejercicio
transcurra por canales "socialmente aceptables". Es parte de

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nuestra responsabilidad. Luego de esta experiencia, que duró alrededor de veinte


minutos, el grupo es invitado a sentarse. Mientras cada persona se ubica en su lugar
inicial (por propia elección), notamos que la mayoría presenta posturas relajadas, lo
cual indica que hubo una adecuada descarga de energía que implica probablemente
disminución de los temores iniciales

- Exposición verbal de la experiencia

Se les pide que comenten lo que les fue sucediendo. Los primeros comentarios se
focalizan en el alivio que representa, ahora sí, poder usar las palabras. El grupo se
refiere al impacto de lo inesperado y al temor por contactar con desconocidos,
surgiendo la sensación de que ya no lo son tanto. Algunos entran en detalles sobre lo
que les fue pasando en y con el grupo, otros se manifiestan más globalmente. El
germen de la Fusión comienza a percibirse.

Nuestra tarea sigue siendo la de un escuchar basado en la Empatía y la Aceptación


incondicional. No nos preocupan todavía las intervenciones terapéuticas verbales.
Procuramos facilitar un contacto más pleno con las sensaciones que emergen de las
experiencias vividas.

En un momento percibimos que la energía grupai puesta en los relatos va


disminuyendo, aumentando simultáneamente el deseo y la necesidad de conocer a
"ese otro" con el cual se tuvo una comunicación significativa. Debemos recordar que
nuestro objetivo es favorecer la creación de una comunidad de ayuda psicológica. A

- Presentarse nuevamente de la forma que quieran (nombrando algo de sus


vidas, sus gustos, sus profesiones etc)

A continuación sugerimos que se presenten del modo que elijan. Cada uno va
contando quién es, qué hace, con quien vive, datos familiares, edad, intereses, gustos,
etc. Estas comunicaciones derivan en el por qué y para qué están en este grupo.
Facilitamos la intervención de cada uno sin que esto implique un interrogatorio, sino
que todos puedan decir algo de sí mismo que ayude a los demás a conocerlo (re-
conocerlo). Nosotros también nos presentamos y brindamos alguna información
referida a aspectos profesionales y personales puesto que algunos pacientes conocen
previamente a uno de nosotros pero no al otro.

- Avisos sobre el acuerdo y la sesión anual prolongada

Aprovechamos este momento para dar pautas del encuadre tales como horarios,
monto de los honorarios, ajuste de los mismos, forma de pago, vacaciones, etc.
Hacemos también referencia a la sesión anual prolongada (tema que trataremos en
otro número de esta publicación).

Si bien estos tópicos eran del conocimiento de cada uno de los miembros por las
entrevistas consideramos conveniente explicitarlos en común.

- Ejercicios varios:
• Círculo con las manos:

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Para fortalecer el contacto grupal, aún endeble, proponemos un nuevo ejercicio.


Solicitamos que se levanten y formen un círculo en el centro de la sala, tomándose
de las manos y cerrando los ojos. Disminuimos la intensidad de la luz, mientras se
escuchan los compases iniciales de la melodía. Les pedimos que intenten
compenetrarse con sus compañeros a través de las manos; la derecha
transmitiendo y la izquierda recibiendo un mensaje de presencia. Acercándonos al
final de este ejercicio, que coincide con la conclusión de la obra musical, sugerimos
que se despidan con el "lenguaje" de las manos. Indicamos que abran sus ojos y,
sin mostramos interesados por los comentarios, los despedimos hasta la próxima
sesión.

En esta experiencia, para favorecer la integración, no nos incluimos, como


tampoco hicimos un análisis grupal de la misma.

El grupo culmina su primer encuentro. Quedamos a solas y nos preguntamos: los


objetivos propuestos ¿han sido alcanzados?; ¿se habrán sentido cómodos en este
lugar, entre ellos y con nosotros?; la planificación previa ¿habrá servido para
facilitar una integración fluida?; ¿ésta favoreció la expresión de sentimientos e
ideas del Sí mismo?; ¿habrá ayudado a disminuir las expectativas amenazantes?,
¿se estará gestando en ellos la sensación de pertenencia a este grupo?

También nos preguntamos por nosotros mismos: ¿nos hemos sentido cómodos el
uno con el otro?; nos ayudamos mutuamente en la tarea de enfrentar nuestras
propias "escenas temidas", inherentes a este grupo y de su probable evolución.
Aquí termina para nosotros esta primera sesión.

- Otros ejercicios para la primer clase que rompen el hielo:


- Ovillo de lana: en ronda les facilitamos a uno de ellos un ovillo de lana que
deberá tirarlo a otro miembro de la ronda repitiendo: “Hola soy Cecilia y se/me
gusta hacer/decir/...” y tiro el ovillo habiendo previamente sostenido la punta. Y
así sucesivamente. Al finalizar aproximadamente 10 o 12 o más tiradas todos
sostienen los extremos para sostener la red. Allí podemos intentar hacer salir a
alguien del grupo y que vean lo que pasa con la red. Hacemos que dos suelten
y vemos que pasa. Luego hacemos soltar a todos y la red se va enredando y
desarmando. Así funcionará nuestro grupo. Demostramos con esto el
compromiso tomado en el acuerdo. Y comenzamos a vernos como grupo,
como sistema.
- Asistir a la fiesta: Escribir en un cartoncito una descripción propia, prendérselo
en el pecho, “ir a la fiesta” y caminar en silencio conociéndonos a través de la
lectura de los cartelitos. SIN HABLAR. Volver a aquellos que nos llamaron la
atención y volver a sentarme.
- Romper el hielo: Realizar grupos de a dos. Uno realiza la entrevista primero
averiguando todo de la vida del otro incluido alguna vivencia importante para
luego presentarlo en público. Luego intercambian roles. Por último cada uno
presenta en público a su compañero. Les enseña también a escuchar.
- Tocar y dejarse tocar: Damos la consigna de que se pongan de a dos. Uno toca
y el otro se deja tocar. Primero puede ser con el codo: es decir uno toca al otro

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por todo el cuerpo pero con el codo derecho o izquierdo (contrario a la mano
más usada). Luego se le da la orden al otro que toque pero esta vez con la
cabeza.

Lo importante de la 1° reunión:

1) Darse cuenta de sí mismo


2) Darse cuenta del exterior
3) Darse cuenta de la zona intermedia o de fantasía.

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